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CONTRIBUCION TOMISTA 4 LA FILOSOFIA DEL DERECHO 3, NATURALEZA — FINALIDAD la politica, es decir, de la vida humana aso. rse de |i A ost bid que la naturaleza es fin: 4 8¢ girs cédog ciada, Aristételes escril argiv.'9 No més. causalidad sino causa final. Y com eficiente. ciega, necesitante o necesitada, o el fin de cada ser puede genéricamente adscribirse a su perfeccién, entonces resulta natural a un sujeto lo que sirve a su perfeccionamiento. En la idea de fin se adquiere asf un criterio distinto y valorativo, por el cual Ja naturalidad pierde aquel cardcter universal, necesario, uniforme, que tenfa en la acep. cién causal. Dejan de ser naturales y resultan antinaturales las mons- truosidades, las enfermedades, los vicios; asi en el campo mismo de la naturalidad pueden distinguirse grados y valorarse lo més y Jo menos natural; asi resulta casi imposible caer en las tenazas del mecanismo, porque el fin es un constante reclamo a la adaptacién libre de quien lo debe alcanzar. En el campo del derecho Mamaremos entonces natural ya no mas a toda norma de vida, y tanto: menos a todo hecho cumplido, sino sélo a aquellas manifestaciones juridicas en Jas que divisamos un medio capaz de impulsar al hombre por Jos caminos de su per || | feccionamiento. : i ‘Asi nos hemos elevado por encima del plano uniforme de la causalidad eficiente. Pero la altura ganada no carece de peligros, el mas grave de los cuales es el de dejar abierto el acceso a lo que | alguno gustaria lamar, con lenguaje kantiano, heteronomia, y que | nosotros Hamaremos mejor extrinsecismo. De hecho, en filosofia y en teologia se habla también de un fin extrinseco y de una periec- cién sobreafiadida a la que requeriria el sujeto. Luego pudimos tener normas de vida que representen un valor de perfeccionamiento bu- mano, y sin embargo excedan las capacidades y las exigencias 0¢ nuestra naturaleza. Todo el mundo sobrenatural, en el cual ponemos nuestro ultimo fin, sirve maravillosamente para nuestra perfeccion y, sin embargo, no es natural; por lo cual los tedlogos y Jos cano- nistas conocen reglas de derecho divino que nos guian al fi de Ja beatitud eterna, que es la suma perfeccién, pero fe llaman derecho divino-positivo, no natural, precisamente porque le falta el cain de mii adherencia a la exigencia innata, que €s nota es! que surja de la naturaleza. “picimus es paturgm uniuscutusque rei, quod convenit ei quando est eius generat, Poy ecta” (llamamos naturaleza de cada cosa a lo que le conviene © Beneracién es perfecta] (lect. 1). 86 } 1° Aristételes, Politica, lib. I; y Santo Tomas comenta:

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