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Lauciones aero ne Gata Edad Media: La iglesia de la historia ERMELINDO PORTELA, Mi CARMEN PALLARES Unionidae de Stiga de Compostela Si la historia es el conjunto de los testimonios det pasado, la historia _medieval, la historia medieval de Galicia, es principalmente historia de la Iglesia, Se sabe bien que las frentes escritas, en las que se hasan las paiginas que siguen, son el dominio casi exclusive dle los clérigos, que las han prodluicide en mayor cantidad que los laicos , ademas, han sabido conservarlas mejor. Y, sila cecesia es la reanidn de los creyentes, la historia de la eclesie en el Occidente latino, en Galicia, es, puesto que pocos se reconocian fuera de ella, Ia historia. En estas condiciones, no es extrafio que la propuesta del coordinador de este volumen, Mateo Garcia Quintela, de esceibi, en pocas paginas, una visiGn de conjunto de la historia de la Iglesia en Galicia nos pareciera deshordante. De mode que censeguida propuisimas, a nuestra vez, mites, perfiles, acotaciones que fueron, igenerosamente aceptados, Es preciso que expongamos al comienzo los mis importantes. Desde el principio estuvo clara que, en un libro de historia de las religiones, nuestra enfoque no atendia directamente al fendmeno religioso coma tal, a la doctrina religiosa o a la vivencia de la religién; en el punto de partida, hos situabamos ya en la historia de determinados aspectos de la sociatizacion religiosa o de la religién socializada, es decir, alendiamos a la historia de la institucién eclesisica, en tanto que organizacidn social de base religiosa. Pero, comienzan los limites, el rscorrido posterior no incluye Ia institucién velesitstica ‘como tal, es deci, el andlisis de su estructura organizativa y de su evolucion intema, Bs la proyeeciéin social de la Iglesia, a través de sus Insituiciones mas importantes y que mejor pueden conocerse - las sedes episcopales, los 2 Emwexispo PoRriLs YM. Carats PaLuanes _monasterios, los conventos - Io que constituye nuestxo objeto de examen. Claro. que no se sabe bien si es esto un limite o, mas bien, una ampliacién del tema; asi que no hemos intentado, es claro, abarcar todos sus aspectos, La acotacién. real del campo de analisis la determina nuestro método de trabajo. Hemos escogido solamente algunos puntos de vista, procurando, eso si, que todos ellos abarcaran campos de observacién amplios en los que estuvieran incluidas cuestiones medulares de la reflxién que proponemos; pero, dentro de ellos, hemos recurrido, mas que a las exposiciones generales, a la presentaci6n de casos significativos, como medio més eficaz para acceder a la comprension de los problemas planteados. La Iglesia, que ha sido definida como la fuerza motriz principal del Feudalismo, encuentra en el propio sistema social y en su proyeccisn territorial, el Occidente latino, Furopa, la plenituel de su marco explicativo, Cabe preguntarse si tiene sentido, entonces, una reduecién del espacio de andlisis ‘como la que proponemos aqui, Esa reduccidn no podra justificarse ciertamente, en Ia condicién de apostolica de la sede compostelana y en los pensamientos de equiparacién con la sede de Roma que, sobre esa base, asaltaron a algiin obispo, de Iria-Compostela, No se trata de eso; y no sélo por la enorme distancia entre pensamientos y realidad, sino también porque no debe confundirse la historia de la Iglesia, tal como Ja entenclemos aqui, con la historia del papado, con la historia de su centro rector. Ahora bien, es evidente que la equiparacién de la Iglesia con el feudalismo hace que una gran paste de los hechos considerados ~ entre ellos la propia influencia de los sumos pontifices - sean en buena medida ‘comunes ala cristiandad. Aunque nonos ocuparemos agi del mas caracteristico, el culto de Santiago, ubjeto ce un estudio especifico en este mismo volumen, no leben dscartarse los fendmenos singulares; pero son mas bien los testimonios cespecificos de los hechos comunes los que nos importan, En ese sentido, puede decirse que la plenitud del marco terttorial silo es aleanzable mediante los anilisis parciales que enriquezcan y profundicen la visién de conjunto. Y, sobre todo, cualquier acercamiento a la sociedad medieval gallega que ignore o quite importancia a la influencia eclesidstica no se sitda en la perspectiva adecuada; al revé la proyecciin social de las instituciones eclesidsticas es uno de los mejores observatorios que pueden escogerse en el intento de comprender la ‘organizacion social de Galicia en la Edad Mi las piyinas que siguen se ocupan de la Iglesia de la historia, edia. Mas que de historia dela Iglesia 1. Los clérigos y los laicos. EI distanciamento. A finos del siglo XI y a comienzos del XII, a Iglesia latina conoce las fases| decisivas de un amplio y profundo movimiento de reforma que tiene en la a ges deli 93 regeneracién de Las costumbres de los elérigos y en su independizacién frente a los laicos los dos objetivos principales. Fl fortalecimiento de Ia autoridad de los obispos de Roma y, demanera especial, las manifestaciones erecientes de su ejercicio préctico se conviztieron en el instrumento principal de la difusiéin general de los cambios. Las implicaciones de esta reforma, conocida como, ‘gregoriana por el nombre lel pontifice, Gregorio VIL, que la expres en sus. formulas mas radicales, se produjeron en todos los planos de Ia vida social, aungue sea el politico el que, por fa participacion de papas y emperadores en Tos conflictos derivados de la discusién acerca cel nambramiento de los cargos ‘eclesidsticos y, en definitiva, acerca del papel de cada uno en la dlireccién de la sociedad cristiana, el que se haya incorporado de manera casi exclusiva en las exposiciones manualisticas sobre este asunto. La historia de ta Iglesia en Galicia entre 1050 y 1150 puede explicarse tambin en clave reformist y también en esa explicacién cabria otorgar a los problemas politicos - volveremos mas adelante sobre algunos de ellos = una importancia sustancial. No son nuestro objetivo ahora esas explicaciones, Nos limitaremos, de aewerdo con los que nos hemos propuesto, a destacar un aspecto {que en si mismo contenga capacidad expresiva suficiente. A ese respecto, no pparece que sea dificil corwenir en que uno de los resultados principales de la actividad reformista a que nos referimos es el apartamiento, el distanciamiento {que permite una mas nitida distincién y una mas tajante separacién, dentro de la ecclesia, entre clerigos y laicos. Los procesos de control social que més adelante cestudiaremos no se entenderian bien sin esta innovactén, resultado, entre otros, del fundamental punto de inflexién que la Iglesia vive en los aos anteriores ¥ posteriores al 1100, Si la materia de reflexién tiene que ver con la historia de la Iglesia en Galicia - y, a decir verdad, no s6lo con la historia eclesistica y no slo con la Edad Media gallega -, nedie discutiré a Ia Historia Compostelana, el extenso relato de los acontecimientos del pontificado de Diego Gelmirez, st condicién, pesea las dificultades de interpretacién que con frecuencia suscita, de testimonio estelar, La propia decisiéa de su elaboracidn y, desde luego, buena parte de sus ccontenidos mantienen relacién estrecha con el impulso reformador a que atendemos, La usaremos como primer apoyo de esta reflexion acerca del cambio de la posicion relativa de clérigos y laicos. Diego Geimirez fueelegido obispo de Santiago en el ano 1100. La memoria del acontecimiento ha side guarelada por Historia Compostelana en dos relatos Giferentes y de distintos autores, Esta construida el primero [libro 1, capitulos ‘octavo y noveno} con las palabras de Nuto Alfonso; es obra el segundo libro 1, capitulo segundo] de Giraldo de Beauvais. R.A. Fletcher ha sefalado que algunas de las diferencias observables entre las dos versiones pueden explicarse oo Eyacisb Powst.a y M* Cary Patnanes cen raz6n de que Giraldo, extranjero y - tal vez por eso? - reformista @ la page, elude, a propésito del papel del rey y de los nobles en este asunto, cualquier mmanifestacién que pueda interpretarse como sintoma de la investidura laica. Es posible, Sin embargo, Nufto Alfonso, et autor de la primera parte de la historia, da abundantes muestras en su relato de gue no interpreta mal los signos de los tiempos; la exposicidn de los hethos de los ubispes anteriores a Gelmirez, que dlebe atribuirsele segiin las investigaciones mas recientes, contrasta vivamente con la descripeidn de la realidad que & mismo hace de los tiempos préximos a la elecciGn episcopal, vividos personalmente, Confesemos que leer e interpreta las paginas de la Historia Compostelana, tantas veces leidas ¢ interpretadas por mentes tan penetrantes, no deja de producir cierto azoramiento. Conviene que, como remedio alentador, insistamos fen los limites de nuestro acercamiento. Nos interesa el texto, el fragmento que ahora consideramos, en cuanto tal; es decir, como testimonio directo del tiempo ‘en que se escribid; no lo considerames, o lo consideramos mucho menos, como testimonio indirecto, esto es, como instrumento de conuaiacién, mas o menos fiable, de acontecimientos ocurridos en el pasado. Es en el texto en cuanto tal donde resalta ol contraste por el que nos preguntamos, donde se dice que lo que ‘ocurrfa antes no es lo mismo que To que se dive que sucede en el presente, donde Nufo Allonso, antes que Giraldo de Beauvais, muestra que lag cosas han cambiado o estin cambiando aceleradamente, desde su punto de vista En Jo mis alto del oreen jerarquico de la sociedad, la posicin relativa de los obispos y de los reyes no es, segtin la lectura que puede hacerse de los capitulos iniciales dle 1a Historia Compostelana, la misma en los tiempos de Alfonso II y Teesiomiro que en los de Diego Peléez y Alfonso VI. Los obispos y los reyes. Teodomiro, el prelado de Iria que hallé, entre malezas y arbustos, {a domueuta en a que estaba la tumba marmirea que no duds en identificar con el sepulero del apéstol Santiago el Mayor, dio inmediata cuenta de todoa Alfonso el Casto, el rey de Asturias que, para el candnigo Nuno Alfonso, es el rey de Espana, La iniciativa de cuanto a partir de ese momento acontece es del rey y ya no del obispo; es el rey el que restaura la iglesia en honor de Santiago y el que decide trasladar la residencia episcopal de Iria a Compostela, Las Intervenciones de los reyes de Hispania sucesores de Alfonso Il en los asuntos eclesidsticos compostelanos no fueron menos decisivas: atendiendo sélo a la actuacién directa sobre el ejercicio de la funcidn episcopal, comienzan con el castigo del obispo Adaulfo Il, acusado de sodloma, siguen con el encarcelamiento de Sisnando Il y su sustitucion por Rosendo de Celanova, la expulsidn de Pelayo, la nueva prision de Vistruario y culminan con la elevacién de Diego Peléez a la citedra episcopal por obra de Sancho Hl La iglesia dea istvia 95 En [a historia que cuenta Nudo Alfonso se perciben, a propésite de la posicidn que en ella ocupen los reyes, los ecos de una vieja tradicién de hondas. taices hispanicas, la de la monarquia teocritica que, nacida y elaborada en las ‘asambleas conciiares toledanas y plasmada simbslicamente en la ceremonia de Ja uncidn regia, hacia del monarea un personaje sagrado con amplia capacidad dle decisién en los asuntos de la ecclesia. El tesorera de la iglesia compostelana no desconoce esa tradiedn - a la que recurticron, por cierto y citindola expresamente, algunos dels que se opusieron a las versiones extremistns de las tesis hieroersticas - y tampoco ignara que ha Hegado o esta Tlegando a su fin Noes del todo itrelevante, tesde este punto de vista, que inmeditamente despues dle escribir que Diego Peliez fue elevado a la eétedra por el rey Sancho, anote ‘que, entre los hispanos, fue en ese tiempo abandonado el rito toledano (lex foletona) y aceptado el rity romano. YY en la narracisin cel auitor de esta primera parte de la Historia cambia sustancialmente, a partir de ahora, la relacidn entre reyes y abispos. Alfonso VI ccontinué Ia tradicional encarcelar a Diego Peliez; pero encontré muy seins resistencias para conseguir que fuera depuesto come obispo de Iria. La fe ronrina ‘comenzaba a hacet sentir st peso en el finisterre peninsular. Recordemos que hhablamos siempre del relato de In Compostelana, En la asamblea celebrada en Husillos, es a Ricardo, cordenal y legaclo de Ia iglesia de Roma, a quien Diego Peléez entrega anillo y biculo, los simbolos de su digntdad episcopal; y es el propio cardenal quien autoriza que ocupe la eatedra Pedro de Cadet, Mis Significativo auin: Urbano ll desautoriza ast legado y le repronde acremente por haber cedido a la presior de Alfonso VI, quien s6lo puede sostener en la sede alabad de Cardena hasta que un nuevo legado del pontifice - Rainerio el futuro Pascual Il - lo depone «justa y candnicamenten en concilio celebrada en Leén. Es claro; los asuntos de la Iglesia se discuten en Roma y alli se toman las decisfones; la ireupcion de la reformada y reforzada autoridad romana tiene lugar, segtin el relato de Nuno Alfonso, durante el accidentado. pontificado iriense de Diego Peliez. Desde entonces, pese a las reticencias 0 a la resistencias ue puedan descubrizse, en el breve epispocado del chmiacense Dalmacio ¥ en l largo proceso que conduce a la eleccién y consagracion ce Diego Gelmirez, la autoridad del obispo de Roma no cesa de ser reafirmada en el texto de la crénica gelmiriana recurtiendo, desde la Veteran Synodatiumn de Urbano I, a la inclusion en él de las bulas pontificias como fundamentacién ultima de las actuaciones que se levana cabo. Para Nufo Alfonso, por encima de mas o menos Finos ajustes en las disposiciones candnicas la eleccion y el refrendo de los cargos eclesidsticos, por més queno pueda ignorarse -ni ahora, ni después la capacidad de influencia de los monarcas, es asunto de los clérigos. En el relato del tesorero, de la iglesia de Santiago y futuro obispo de la de Mondoviedo, et encuentro de Ia realeza teocrética con la hierocracia pontificia es el primer sintoma y a primera ol Eraunoo Powis ¥ M2 Canaan ‘causa del distanciamiento, de la separacién - en la ctispide, deciamos - entre létigos y laicos La tuptura es observable también en niveles inferiores, en el entorno de eyes y obispos. Porque, a lo largo de la primera parte del relato de Nuto Alfonso, en ese entoro, la distincién y la separacion entre clérigos y laicos, i atendemos al origen, a las relaciones y a las funciones desempentadas, no es en. absolute ficil de establecer, Comenzando por Io iiltimo, del obispo Sisnando 1 alaba el cronista su dedicacién a la predicacién y a la contemplacién, que antepuso a las preocupaciones seculares; algiin tiempo le qued6, sin embargo, para, por ejemplo, reducir, con la autoridad del rey, a la condicidn servil a ‘aantos parientes de los acusadores de su tio el obispo Adaiilfo pudo encontrar; indicio revelador de rivalidades entre grupos con las que vol encontrarnos. Fueron precisamente las preocupaciones seculares las que concentrarom la atencidn de los obispos Gundesindlo, Pelayo Diaz 0 Diego Peléez. En sentido inverso, algunos pasajes del capitulo segundo de la ctGnica ponen al descubierto la intervenci6n directa no ya del rey sino de los aristécratas en los asuntos eclesidsticos. De manera un tanto velada se alule a la intervencién del poder secular en 1a elevacion al episcopado de Sisnando Tl; con mucha mas , se ve en la necesidad de hacerse cargo de la situacién, es decir, «de las funciones regias en lo secular y de las episcopales en lo eclesiistico». Para el ‘monje del siglo Xl ya no hay cludas: la distincion de campos y funciones entee clérigos y laicos es clara; el dislanciamiento ya se ha producido. Velvamos a la Historia Compostelana en busca de nuevos testimonios de ‘este proceso de fractura, Entre la destitucidn de Pedro de Cardona en el concilio de Ledn_y el comienzo del pontificado de Diego Gelmirez, se suceden, s6l0 interrumpidos por el breve pontificado de Dalmacio, tres administradores, rnombrados por el rey 0 su representante, al frente del sefiorio de Santiago. Los dos primeros, Pedro Vimara y Arias Diaz, son laicos; el tervero, el propio Diego Gelmirez, es un elérigo en los comienzos de su cursus eclesiistico, que desarrolla swactividad como zillcus del seiturie de Santiago antes y despuce del pontificado dle Dalmacio, Abundan en esta parte de la nartacién de Nuiio Alfonso, que ocupa Jos capitulos Ill al IX dle su historia, los indicios de la evolucidn a que atendemes. El primero, bien claro, es el fuerte contraste con que son presentaclas las administraciones de los dos laivos frente a la del joven clérigo Diego. He aqui un elenco de palabras sobre las que se constzuye la vesefta de la actuacién de Pedro Vimara y Arias Diaz: crueldad, depredacion, asolar, saquear, artebatar, dlespojar, codicia insaciable, opresiOn intolerable, acesbisiga amargura. Por el contrario, Gelmirez, que no hace sino continuar una admirable tradicion de gobierno inaugurada por su padre, actia con inexpugnable rectitud de intencién, se apoya en el consejo de los prudentes y restaura lo destruide, conserva lo restaurado y perf contraste violento, de esta oposiciin sin matices: las iglesias, también en lo temporal, en las propiedades y seorios, estén mejor en manos de los eclesiasticos. Esté aqui contenida una parte del nicleo det programa gelmiviano; ona lo conservado. Noes dificil adivinar la intencidn de este La iglesia de a sto 99 para su cumplimiento, falts asin un largo camino por recorrer. Por el momento, fs preciso no ya garantizar el gobiemo de las cosas det mundo, sino, antes, dlesbrozar los caminos que conducen al gobierno de los espiritis, Hemos visto, en el asunte de la eleccién y destituciéin de Pedro de Cardena, que a Alfonso VI le costaba abandonar las vigjas costumbres, En ese sentido, st resistencia a los cambios parece cada vez més débil. Todavia puede dar la impresién, de acuerdo coro siempre con Ta versidn de Nufio Alfonso, de que el ey tuvo tn cierto peso en el nombramiento de Dalmacio. Sin embargo, hay cambios y cambios que parecen decisives, He aqui la wersién del canénige de Santiago: Pasado un af, Ponte. v M. Cars Patt anes Santo Tirso y Villanueva, en el entorno de la confluencia de los tios Esla y Cea, y los enclaves de Villafranca y Molinaseea, en Et Bierzo, dirigieron las propiedades del monasterio en esos espaciosy ofrecieron una buena muestra con a especializacén de cacla una de elas la sal el trigo, el vino -, de ordenacion productiva, Dentro de Galicia, esa ordenaci6n encuentra el mejor testimonio en la ereacion de la granja de Constantin, dedicada exclusivamente a la produccisn de hierro; pero la multiplicacion de las vias propiedad de Sobrado en el Mino medio, que exigié la creacion, unto a la granja de San Lorenzo, de las de Tibianes y Recheda, y la constitucidn de un nuevo enclave costeto,alredestor de la ria de Corme y centrado por la granja de Almerezo, muestran la repeticisn, ampliada, dd los intereses iniciales. Por fin, el espacio monastico continta ereciendo en el Ambito urbano; desde Villafranca a la meta compostelana, ambos extremos incluidos, précticamente en todos los burgos del siltimo tramo del camino a Santiago las casas de los monjes de Sobrado atestiguan la presencia y a relacion sdel monasterio con las actividadles propias de la ciudad: los privilegios reales que Je son concedidos en los puertos de Noya, La Corufa y Betanzos vienen a ‘conficmarla. Aunque la monotonia del contenido de los tumbos y a consideracién aislada de cada una de sus piezas documentales tiendan a hacer pensar fo contrario, es dificil creer que todo esto es el simple frato de la casualidad, que nada tiene que ver con que, pese al apartamiento del mundo, los monjes son capaces de comprenderlo, En el fenémeno de la adquisicién de propiedades, el_ monasterio cisterciense de Sobrado, de acuerdo con lo que hasta alora ha sido investigado yen relacidn con otras instituciones eclesidsticas de Galicia, a todas se adelanta eneltiempoya todas gana en intensidad. Desde este punto de vista, su historia puede calilicarse de excepcional; peto en modo alguno ha de ser considerada una anomalia. Alli donde ha sido estudiado, el crecimiento de la propiedad eclesisstica es rasgo que, si bien con matices temporales y diferencias de grado, se comprucba con caracter general La seleccién de datos en que, a titulo de muestra, nos fijaremos. es suficientemente expresiva de esta realidad. Hemos escogido exclusivamente las adquisiciones por compra; demuestean, sin las ambigedades a que da lugar la interpretacion de las donaciones, que el crecimiento de la propiedad eclesiastica yno tiene lugar sin la voluntad expresa de participacién de las propias instituciones; no es un fenémeno directamente resultante de condicionamientos sjenos, sino que, por lo menos en parte, se busca. Se ha pracurado, de otro lado, reuniendo monasterioscistercienses y benedictinos junto alcabildo compostelano, ‘mostrar la variedad de situaciones institucionales conocidas. Los. cenobios benedictinos estén representados, con cifras absolutas, por San Salvador de Celanova y San Martin Pinario; en el primer periodo, esas cifras corresponden 109 cexclusivamente a Celanova y, en los tres sitios, casi exclusivamente a San Martin, Para los monasterins cistercienses, se ha tenico en cuenta In eifea media resultante de las adquisiciones por compra Hevadas 4 cabo por Santa Maria de ‘Oya, Santa Maria de Oscira y Santa Maria dle Meira, NUMERO DE COMPRAS Benedictines Cistecenses cable To00-t050 800 i i 1051-1100 3.00 i i uot -1150 19.00 i : ist - 1200 28.00 2740 2.40 101-1250 3.00 4.00 vo400 1251-13001, L200 600 tat -1350 : 49.00 3,00 1351-1400 i 00 11.90 Compras 0, =| me Cobids = 1B cise = B deters “it FE i ll 3000.) Tos Oh 1181. 208 Yas). TaD) 1351 0 ruts Pontria y MC Pauanes Subrayemos, en primer lugar, la participacin general en el proceso de acumulacié en funcidn de la norma de vida religiosa, tanto si se atiende al miimero como a la distribucidn temporal, Desdeestetitimo punto de vista, el sighs XII semuestea como la fase expansiva mas caracteristica en la evoluecién del nimero de compras. Configurada ya ta red urbana y definitivamente asentada la. circulacién onetaria, la evolucién del patrimonio eclesidstico - tdavia en fase ascendente ~ no hace sino adaptarse a las nuevas circunstanias econsmicas. Mucho antes, en las primeras decadas del siglo XI, un monasterio de fundacién altomedieval ‘como Celanova continuaba, con el recurso a los procedimientos econsinicos de la época - el 82 “% de los bienes adquirides fueron pagaclos en especie ~ redondeando el dominio Wwrritorial en las areas mas proximas al lugar de st emplazamiento y, como contrapartida ineludible, erosionando el grupo de los equeiios propietarios, En el otro extremo del arco cronoligico que en nuestra muestra cubren los monjes negros, el cenobio compostelano de San Martin Pinario se caracteriza por un considerable crecimiento del udanero de compras que, en el altimo cuarto de siglo XIH, constituyen el 81% del total de las adquisiciones. Al margen de cazones concielas que se nos escapan, es muy probable que el aprovechamiento de la favorable coyuntura general, al que seguramente no es ajena la situaci6n urbana del monasterio,esté entre las causa, el impulso que conduce hasta el final la creacion del patrimonio monastico; el que, en la totalidad de estas compras, se use el instrumento monetario es indicio que apunta en la ditevcidn sefialada y que contrasta vivamente con la realidad de los tiempos en que Celanova ampliaba su dominio territorial de bienes inmuebles; las diferencias no son, en efecto, sustanciales Por loqueese refiere a los monasterios cistercienses, la cifra media de adqui- siciones por compra de los que agui se examinan sigue, aungue por detrés en el tiempo y por debajo en la canticlad, el camino sefslado por Sobrado, Un ‘camino, y es esto lo que conviene subrayar, que no se apasta significativamente del que recorren otsas insttuciones; los cistercienses compan algo mas, pero no ‘mucho mis, que los monjes negros de San Martin o que los candnigos de Santiago, Estos tiltimos, a titulo individual, son los gestores principales del dominio. del eabildo de la sede compostelana, El regimen de prestimenios y tenencias, en virtud del cual se distribuye entre los miembros de la comunidad capitular el control y ef aprovechamiento de las propiedades de Ia institucion, es la causa dle que, Segiin los estuclios mas revientes, la cifra de adquisiciones y, en general, los datos referentes al dominio catedralicio hayan quedado s6lo parcialmente recogidos en la documentacisn conservada. Aun asf, la primera demuestra muy claramente la participacién del cabildo, en tn nivel no inferior al de la mayoria de los monasterios, en la apropiacisn de bienes inmucbles; y los segundos bastan ais deta histria para confirmat la realidad de un muy considerable patrimonio que, particularmente denso en Ta ciad de Santiago y su entorno proximo, se cextendia por la mitad accidental de Galicia, de modo notablemente parecido en la distribuién espacial al que perteneci6 al monasteria de San Martin Pinario, desde el Ribeito del Avia hasta la costa norte. La muestra parece suficiente. Monasterios y catecrales patticiparon de forma intensa en la concentracién de bienes y en Ja correlativa y fuerte disminucién de la pequefa y mediana propiedad que conocieron, durante los siglos XII y XIIL sus fases de accleracién definitiva. De acuerdo con los datos {que nos ofrecen las fuentes disponibles, cabildos y_monasterios son los. Deneficiarios principales de ese proceso; y lo que se conace para 6pocas pposteriores a la Edad Media no parece desmentir In esencial de esa conclusién, En todo caso, no hay duds de que estas clérigos, que se sintieran diferentes de los laicos, de los hombres det mundo, estos monjes, que desearon vivamente huir de él, parecen haber decidido que, frente al mundo enemigo, no hay mejor defensa que un buen ataque. Un ataque que hemos visto desarrollarse en el control de los espacios eecnémicos: pero que abre simulténeamente un segunda frente no menos importante, el del control de Ins espacies politicos. ee A comicnzos del siglo XIII, don Lorenzo, abad del monasterio Oseira, se ‘ocups de clarficar y fijar por escrito los aspectos mis relevantes de la relacisn, {que su monasterio habia de mantener con las vecinos - catorce y dieciacho, respectivamente - de los cotos de Aguada y Torrecela. La capacidad de dministrar justicia, plasmada en el nombramiento por parte del monasterio de los jueces correspondientes, Ia obligacién por parte de los vecinos de entregar cada afio, en reconocimiento del scfiorio abacial, una parte de los frutos de su trabajo y la entrega del trabajo mismo en prestaciones que hablan de Hlevarse a cabo principalmente en las granjas préximas son, junto a las contribuciones extraordinarias por luctuesa y gaudios las normas bisicas por las que se regula la dependencia politica de los habitantes de estos dos coles respecto al monasterio de Oseira, No puede denominarsesino politica una relaciin en la que las obligaciones de origen fiscal a jurisdiccional son evilentes y dominantes; en el espacio acotado, el monasterio de Oseira se erigia en intermediario ineluclible en la relacisn entre Tos habitantes - excluyendo, clara esta, Ios que’ ahora o en el futuro tuvieran una condicién personal privilegiada, cosa que, como en ottas muchas, no parece plantearse en estas dos aldens- y el poder del rey. Sea como fuere, se trata de una selacion iniciales del XI, el propio abad Lorenzo estipulaba en los primeros contratos srente de aquella otra que, por los mismas anos 1m Eieunoo onsets v M” Camus Paucanes {que venian a regular las condiciones de Ia explotacién por otros de las tierras dle propiedad monéstica; la exigencia de una sustanciosa renta = hasta la mitad dela producciiinen el caso de las plantaciones de vid -era el nticleo fundamental de la contraprestacién exigida a cambio del usufructo de la propiedad, por mas que los contratos de foro, generalizados en ol inmediato futuro como norma de este tipo de cesiones, fueran el marco juridico escogide por los sefiores tclesidsticns para extender presrogativas de vasallaje propias de los cotos. El tamao reducido de Ios dos a que nos hemos referido - ana pequena aldea en cada caso - y su adquisicin por compra indican que, en 1207 y 1213, fecha de Jos acuerdos sobre Aguada y Torrecela, habian pasado ya los tiempos de las sgrancles concesiones de jurisdiccion por parte de los monarcas leoneses, En el dmbito monsstico, también en el control de los espacies politicos cenobio de Santa Maria de Sobrado habia revorrido ef camino por delante. Los documentos fundacionales de 1142, en los que intervenia, ademais de Fernando y Vermudo Pérez, el rey Alfonso VIL, comenzaban a dibujar un espacio, el del ‘oto de Sobrado - en lo esencial, coincidente con el antigo condado de Présa as -, que diplomas signados en 1151 y 1153 por los mismos personajes venian a procisar en sus limites fisicos y en sus contenidos sociales. Estos tltimos los ;ponia al descubierto el pleto entre el monasterio, de una parte, y el noble Pedro. Maso, ona cum multitine populorum rusticorum, de otra. Pedro Munoz, nieto dle Pedro Froilaz, tenia por el rey la torre y el territorio de Aranga; pero, alamparo, del arzobispo de Santiago, enemistado en ese momento con los cistercienses de Sobrado, habia intentado extender su autoridad al cote mondstico, La reaccién dle los monjes hizo que el asunto fuera sometido a la decisién del rey; Fernando IL encargi al obispo de Lugo y a una comisin de «hombres buenos» las averiguaciones pertinentes, después de as cuales decidieron a favor de Sobrado, Los campesinos, que preferian vivir en la dependencia del noble, tuvieron que reconocer la autoridad del abad y someterse a las exigencias derivadas de ella, entre las que se contaban las aportaciones de trabajo, que, en los anos en que se edificaban iglesia y dependencias monsticas nuevas, tenian que ver Principalmente com las tareas de la construccisin, En el origen de los derechos de Oseira, Sobrado 0 cualquier otro :monasterio sobre sus cotos habia siempre una decisiin del rey; una decisidn que, por via de Las confirmaciones de los sucesores del concedente inicial,tenta de hecho efectos permanentes, Se ha defendido la autenticidad esencial de los diplomas concedlos por los reyes de Asturias y Ledn a los obispos de lria-Santiago desde los tiempos de Alfonso Il y Teodomiro; podria sostenerse, por consiguiente, que el origen primero del control de espacios politicos por la sede compostelana se remonta gles de a tov a. alos que, en esos doctsmentos, xeron sefalados y amplindos sucesivamente en tomo a la iglesia de Santiago por los monareas asturleoneses, A pesar de ello, nos situamos ahora en las primeras décadas del siglo XII, en los afios del pontificado de Diego Gelmirez, es decir, después de esa separacisn entre clérigos. ¥ laicos que fue impulsads por las ideas de la reforma; es entonces cuando el ‘control del espacio que tratamos de explicar se manifest6 en plenitud territorial ¥y conceptual Como soporte de esa madure?, en la Historia Compostelana - volvemos de nuevo al texto en cuanty tal - no faltan consistentes desarrollos de ideologia politica, que se sitian, como era esperable, en la Kinea de tos impulsores de la reforma eclesidstica, De la misma manera que los clérigos reformistas fundamentaban las aspitadiones al onsen ssn? ejercido desde la cvspide de la Iglesia, el primer arzobispo de Santiago y los clérigos de su entomo fundamentaron la aspiracién a dominar su mundo mas préximo. La coronacion de Alfonso Raimniindez, tocavia un niRo, en Ia catedral compostelana el ao 1111 puede entenderse como -nanifestaciin de ese designio, como instrumento elegido por Diego Gelmirez para intervenir en los tiempos de inestabilidad politica por los que pass el reino Jeonés tras la muerte de Alfonso VI. Para, intervenir en el reino. Ese cs en efecto, ef marco que para la actuacién del obispo sefalan los discursos que, pronsinciados en la ciudad de Burgos, pone en su boca la Historia Compostelana. El titulo del primero de ellos, sera episcopi de stat ogni Hispanie, lo expresa bien claramente; en el contenido del segundo, puede encontrarse, ademas, lajustificacidn teérica de la actuacién politica - se trata de frustrar una posibilidad de reconciliacién entre Ta reina Urraca y Alfonso de [Aragon - del obispo. LAMINA2.Obfpaconsu site. Cam ga vl) nu Eng uno Poste v ML! Canis Pat anes “A nosolrus conis Cristo a su esposa a Iglesia, y nos di a su hijos para que Jos ensefsemos. ;Qué nis? Lo ais precioso To mais querido que el Rey de Jos reyes tiene ened mundo, esp lo ha puesto a nuestro cuidado; procurar la salvacién densalmas, defender las ovejas a nosotros encomendadas dela rabia dll Lobo sanguinario, is cuales, i lesgracadamente dieran en el preipicio de tuna vida relsjada, a nosotros toca por eieto atracrlas al eamino de la verdad, Y apacentar la grey encomendadla con pastos de doctrina, A nosotros esti Ssometitas Tos reyes, los caudlls, los principes de la tierra ¥ todo el pueblo reyenerado en Cristo, y levamos sobre nosotros el cuidado de todos Pese a la claridad y a la contundlencia de los argumentos expuestos, elmirez no logr6 convencer a sus oyentes burgaleses, sLavego que o ces6 de hablar, brams eepentinamente todo el pueblo y se originG entae ellos un musmullo disonante. Algines, que procuraban texainar con mis diigencia lo bueno y lo justo, aprobaban lo dicho por el reverendo prelado; pero ottes, a quienes Ia peor causa, ao equlibrada por la justicia, impelia al precipiio, cuye grupo era el més munerose, querian spedrearlo 0 ageedite Fl espacio del seino se mostiaba demasiado amplio para los proyectos de control politico del obispo de Santiago. Galicia, aungue no faltaron resistencias yy compelidores, resullo ser territorie mis propicio para el despliegue desu poder Yu influencia, Sin embargo, el marco tecritorial en el que verdacleramente tiene lugar, ahora y en el futuro, el ejercicio del poder politico de los arzobispos compostelanos es el dle su propio sefiorio, En 1120, la rvina Urraca establecia el mbito territorial que, en lo esencial, seria definitive para la Tierra de Santiago: el rfo Tambre, al norte; el Ulla, al sur; por el este, el rio Iso, y, por et oeste, el _mar, El poder ejercido por los obispos de Santiago sobre los hombres que habitan, ese espacio cuenta también con una potente cobertura ideolégica, nutrida muy claramente en los medios reformistas. La ideologéa de la paz y de la tregua de Dios, como soporte de los objetivos - la defensa de la comunidad y el mantenimiento del orden interno- de qui asambleas conciliares eonvocadas por Gelinirez en Compostela, El arzobispo se incorpora ast ala cotriente de pensamiento que, desde hacia tiempo, promoxian los clérigos reformistas y que habia finalmente desembocado en la predicacion de la cruzada, En la tercera de esas reuniones, la celebrada en 1125, se desarrolla hasta el final, precisamente con la presticacién dela cruzada, el programa de la paz de Dios; Gelmirez, como Urbano Il antes, y Bernardo de Claraval después, se convierte en predicador de la eruzada que, en este caso, se dirige conta los sspésimos sarracenes», pero que se ha de hacer «asi como los caballeros de Cristo y fieleshijos dela Tglesia santa han abierto con mucho trabajo y derramammnento de sangre el camino de Jerusalén» en gobierna es expuesta en tees Ln igen dele historia m5 La proyeccisn politica que, con este programa idealigico, pretende impulsar el primer arzobispo de Santiago desborda, al menos en teoria ~ la proyecciéin sobre el reino na ha sido del todo olvidada -, el marco territorial de su propio seforio; pero, sin duda alguna, lo incluye, Para hacer frente a los ataques de Jos piratas musulmanes, Gelmirez ordené la construccién aparejamiento de naves de guerra; los &xitos alcanzacos por esta flotilla son. celebrados en la Historia Compostelana en el contexte ideotdgien de la Icha contra los infieles, de la guerra santa: En fin, sacinda la espada y enegadas Ine naves de oro, plata y despojs, ‘antando alabanzasa Dios y aSantiago, yuelven gozosos.a se patria. A! (Qué Alegria para los fees cristianos ver conducktes alos surracenos cautivos, y adas fas manos ars, en sss propias naves!s jas que otros yetros sarracenos Yengan muchas veces con fa misma fortuna {a cautivarerstianos; de suerte que lo que ellos suclen hacer com Tos eles de isto se vielve desde ahora contra los ageen En estas operaciones contra los piratas en el slitoral priximo al tertitorioy del seRorion, Diego Gelmirez cumple una de las fanciones que. coma jefe politico dela Tierra de Sontiago, le st4 encomendada: ta defensa de Ta comunidad frente ala agresién de los enemigos exteriores. La otra vertiente de la acciin politica, la garantia del orden interno, exigia actuaciones constantes derivadas de la serie dle prerrogativas la aeuacisn de moneda, la potestad normativa, la recaudacign de tributos, la administiaciin de justicia, la direccién del ejército - que configuraban el més comgleto cuadro de un senorio feudal. Porque prolonga, hacia adentro, la accién exterior, pero también y sobre todo, porque puede resultar chocante y, por tanta, dotnda de mayor fuerza explicativa, escogemos la direcitn del ejérito coma testimanio del ejericio de las atribuciones politicas ln este sefiorio eclesistice Lo mismo que los seRores Iaicos, el obispo de Santiago estaba obligado a acudit, con su auxilio militar, a la llamada de los reyes, El proceso de separacion politica de Portugal dio scasidn a que el ausilio fuera requeride en varias ‘ocasiones. La reina Urraca solicita la ayuda en 1121: sHabiendo deterrinad Ia evina ie Tay para qlebeantar las fuerzas de st hnermana ln reina de Portugal, apreta con may Bandas siplicas al arzobispo ‘pata que, como sefory patrona sya, comost fidelisimoaytadador y protector, orehuse acompafnria ll levandoconsigaa su hueste con loscompostelanes La hueste y los comsostelanos, es decir, la tierra y la ctudad; aparece aqui lucia la distincién principal en la composicisn del ejécito gelmiriana. Cuando, aahos mas tarde, es Alfonse VIL el que Solicita In ayuda del arzobispo para hichar contra Alfonso Enriquez, la distincién no es silo formal, sino quie muestra sus, 16 Engen PosrrLa YM" Cans PALLARES consecuencias pricticas. Et rey, ocupado en la guerra con el rey de Aragén y el conde de Lara, ordend al sefior compostelan, los eénsules, principesy a las emis potestades de la regidn, que fuesen al encuentro del infant y comaiesen contra él de todos los modus posiless El arzobispo, enfermo, no pudo partir al frente de sus tropas; pero si prdené la salida de su ejércit: ‘Mando a su mesino y a todos sus caballeros que marchasen con los condes ‘demas principes en ayuda del sey Sin embargo, los vecinos de Compostela se negaron a formar parte de la expedicion, amparindose en el fueto concedido por Raimundo de Borgofia en 1105, en el que se especificaba que los habitantes de la ciudad no podian set obligados a ira campaia, salvo en caso de que pusieran hacerlo y regresar en el dia. Pero la manifestacion més agudla de esta doble composicién de la hueste sella de Ios afios 1116 y 1117: mientras Ja milicia urbana se vuelve contia Gelmitez, el eéecito, «tanto de a pie como de a caballo de fa provincia de Santiago» le ayuda a poner cerco a la ciudad sublevada: «por la parte de Tria se aproxima el ebispo con wn gran ejéecito de ‘aballeros e infinito niimeto de peones>. sefiorial se nos ofrece con ocasiGa de En 1117, el ejército senorial, la parte de él que obedecia al senor, fue ‘empleado en el restablecimiento del orden interno, profundamente alterado en ‘elniicleo central del sefiorio, la ciudad de Compostela, Esa ucasin y su repeticion, cen os afios 1136 1137 constituyen usta de los mas notables y conocidos ejemplos de contestacidn al yjercicio del poder de un sefior eclesidstico. Las revueltas Urbanas de Compostela son, en efecto, una muy acabada manifestacién de la inestabilidad que produjo el afianzamiento dela ciudad en la sociedad feudal; los grupos dirigentes urbanos estuvieron dispuestos a discutir, en el caso de Santiago, la capacidad de decisién del obispo y se mostraron deseosos, si no de ‘negarla absolutamente, cuando menes de compartirla, Dentro de Galicia, no fue Compostela Ia nica ciudad episcopal que conocié disturbios de orden social en. los siglos centrales de la Fdad Media. En Lugo y en Tuy, se recurrié también ala fuerza en ol intento de limitar las pretrogativas politicas de los obispos. Una breve referencia a los sucesos ocurridos en la segunda de esas dos ciudades nos servird, en este punto, de testimonio Justrative, Et obispo Lucas de Tuy es conocido, ante todo, por ser el autor de la Historia de Espana que conocemos con el titulo de Chronizon Mundi.Una historia, por cierto, que puede ser explicada como una verdadera historia politica, como luna historia del poder; un poder al que, entendido como instrumento de la niga dei historia a7 salvacisin etemna y de origen diving, los eclesisticos no sélo no deben renunciar, ‘sino en el que han de implicarse de modo directo, Laestancia de Lucas, el antiguo, candinigo dicono de la colegiata de San Isidoro de Leén, en Ta ciudad del Minto, dle cuya sede fue elegido obispo en 1239, demuestra gue este clérigo no sélo sostuva esa teoria de poder, sino que la puso en prictica EL hecho, en efecto, desde el punto de vista histérico, més relevante de su actividad episcopal fae el enfrentamionto que rantrca con Tos tudenses, El létigo contra los lacos; el ecesfstco contra los que Seforales, politicos, dela iglesia, La informacidn sobre esos acontocimientos nos ha llegado en el texto del diploma por el que Fernando 1H puso fin, en 1250, el amo siguiente al de la muere del obispo, al conflict, Sabemos, gracias a é, que habia habido palabras y més que palabras los cemutestos al obispo, el asa, com armas, de la iglesia son recriminados por el rey a los del concejoy castigados en sus principale responses, Pero el cabilda el obispo no fueron slo suetes pacientes en a dispute; la razdn por la que los tudenses se fibran de castigos mas dros es el teconocimiento por el monarca de que también ol abispo el eabikde cen agains co set ef cmc, ee not bio fer Equilibrio en el diagnostico y equilibrio en el tratamiento; Fernando Ill reconoce el seiorfo cel obispo y el eabildlo, pero sefala sus limites: por encima, el poder del rey; por debajo, los fueros de los habitantes de Tuy. Solocin exqiibrada y también inestable, es deci, origen de nuevos desequilibios futures. Dom Lucas, ya lo hemos dicho, no legs a conocer la sentencia real. Cuando muri, a fines Ge 1249, sus diferencias con ol conejo no estaban zanjadas. Un acontecimiento posterior a su muerte. pace tener relacidn con todo esto alan los derechos nnlos desig El obispo fue enterrado en Ja catedral; él mismo habia decicide que su tumba se dispusiera junto ala del dominico Pedro Gonzilez. Este personaje, mas tarde conocido como San Telmo, pass la tltima parte de st vida predicando en ‘Tuy y en las comarcas cercanas; muri6 en Ta ciudad en 1246 y, por decision de don Lucas, fue sepultaco en la nave central de la iglesia mayor. La Legenda Boot Petri, escrita no mucho después de la muerte de Pedro Gonzalez, refiere la decisién del obispo de entercarse junta cl venerado fray Pedro: ¥ ahiadeel milagro, {que favo lugar inmediatarrente despues de la muerte y sepultura de don Lucas! Tas dos tumbas, al principio juntas, comenzaron a separarse de dia en dia, sin intervencién humana alguna, Manifestacisn celestial de la diversidad ce méritos de los justos, comenta el P Florez en la Fspaia Sagrada; habia que ahadir que aceptada y subrayada por el pueblo, porque ta Legenda cita la frente de la noticia del milagro: ut commniter ab incolis frre ils reraci fertur veltione. Esta tumba _mévil parece el siltimo regalo de Tos tudenses a don Lucas. Y es también un curioso testimonio de les efectos del distanciamiento y del consigniente programa de control politico propugnado por lns létigos reformistas del siglo XIL TELA M* Canaan 8 Exsstsxo0 * EI distanciamiento propicié el control de los espacivs econémicos y politicos, e! dominio del mundo. Es elaro que los espacios de que ablamos son Jos que dependen de los hombres, los que las hombres erean; no es necesario insistir en que el dominio a que nos referimos se ejerce, cualesquiera que sean los instrumentos usados, sobre hombres. Los dos de que, hasta ahora, nos hemos ‘cupado - la tiqueza y ol poder - cunducen, por viay diferentes que es preciso conocer, distinguir y valorar en cada caso, al rsullade final de la dependencia tle unos hombres respecto a otros, En la Galicia de la Edad Media, Ios clérigos, de una paste, y, de otra, los campesinos constituyen las categorias. mis representativas de Tos individuosa que afectan, de muy dlistinta manera, es claro, el conjunto de elementos de diferenciacidn que actiian en el seno de la Sociedad feudal. Ese conjunto no estaria completo sin contar con un tercer elemento de diferenciacién, con un tercer instrument de control, que, dirigido, como los anteriores, a los hombres, ata, podemos decir para entendernos, en su interior, punta ast esencia misma, a la manera ce pensar. Y, acerca de este instrumento, no hay dudas; I ticos especialistas en el uso, rigos fueron los aut 3. La Iglesia y los hombres. a Iglesia y los hombres; habria que decir, mejor, la Iglesia, los hombres ¥ las mujeres. La dlistinciGn tiene, como se sabe bien, una honcla operatividad social, ala que no es ajena La accién mentalizadora de los elérigos. ¥ tambien, cen este punto el movimiento reformista en que hemes comenzadbo, la separacién centre clérigos y laicos a que dio Ingar, mantiene su peso explicativo, En el contexto de la regeneracién de lay costumbres de los eclesidsticos, la exigencia del celibatu y su imposicién general fue uno de los efectos de la reforma; una, situacion que, respecto a las mujeres, agudi26 el distanciamiento y alcanzé a ‘generar un cierto sentimiento de temor, Dessle el relato de la creacidn alas cartas de San Pablo, no faltan apoyos, en los textos biblices, para quiien, por encima dela concepcidn evangelica de la igualdad de todos los seres humanos ante Dios, quiera sostener 1a desigualdad, la inferioridad de la mujer, su posicién dependiente respecto al varén, la necesidad de su custodia. Son estas interpretaciones las que, en los siglos centrales de la Edad Media, cobran fuerza centre pensadores y canonistas y, mas cerca dela sensibilidad popular, impregnan, los sermonarios. Fn Ja provisidn de las situaciones de vida de las mujeres - a consagracién 4 Dios, el matrimonio, la viudedad - hecha por las normas eclesiasticas, la _gradacién jerdrquica entre la consagraci6n a Dios y la virginidad, por una parte, La iglesia de a historia 19 yy el matrimonio y sussitiaciones derivadas, por otra, crea una enorme distancia, Subrayada por Ia tajante oposickén entre las dos figuras modélicas respectivas: Maria y Eva, La literatura gallega medlieval guards, en la cantiga LX de las que ft loor de Santa Maria compuso Alfonso El Sabio, expresivo testimonio poético de esa distancia y de esa oposicién. Esta é de loor de Santa Maria, do departimento que a entre Av'e Eva. Entre Av'e Eva gran departiment’4 Ca Eva nos tolleu (0 Paradys’e Deus, Ave nos y meteu: porend?, amigos meus: Entre Ave Eva gran departiment’s Eva nos fot deitar do dem’en sa prijon, © Ave en sacar: © por esta 19200; Entre Ave Eva grand departiment’s E nos fez perder amor de Deus ¢ ben, © pois Ave aver norlo fez; e poren: Enter Avie Eva gran departiment’s Eva nos ensserzaut ‘os gos sen chav, ‘e Maria britow as portas per Ave Entre Ave Eva grand departiment’a i No faltan en las fuentes medievsles gallegas los testimonios de esta mujer presentada por los clériges, que la desconacen y, en buena medida por eso, la temen, en la descendencia de Eva como inferior, poco fable y peligrosa, Uno de Jos autores de la Histora Compostelana, Giralda de Beauvais, pensando en la 120 Bryetinbo Possrta y MC: ‘eina Urraca, opuesta en la ocasisn a los intereses de Diego Gelmirez, caracteriza en un conocido pasaje, a la mujer abstracta dominante en la mentalidad de los eclesidsticos: “Mas ja qué no se atreve la perversidad moje, qué no prestme la asta dela serpiente”, ca quién no acomete la maliguisiena vibora? En sumaa cunt ‘seatrevan, cudnto presuman y acometan las Ficciones mujeres, demasiado 10 indica el ejemplo de Eva, nuesta primera madre; el ausacisimo Anime dela _mugjer viola lo unis santo; too fees igual, Jo sito y la veda, El temor, cf desconocimiento, Ia duda por parte de los hombres tienen que ver también, en el fondo, con el miedo a In mujer actiltera, con la angustia de la inseguridad de la pertenencia de log hijos al linaje del varén; angustias y mmiedos que podian conducir a pricticas supersticiosas como las que condenaron los elérigos reunidos en el sinodo celebrado en Mondonedo en 1541 Mem 1s consto por la visita que siuchos hombres, que temen poco a Dios, teniendo sospecha que sus mugeres o sus amigas les hacer maleficio ¥ que, para certficarse, quando paren, si paren cellos, lis lleva als igesiaa haze, sobre el Santo Sacramento, juramentory, ols vee, les azen pones las manos sobre una varea de hieeroardiendlor y otras vezes, les lazen moja las masios y meters en un escrito de harina, diciendo que, si se apegs 1a harina las ‘manos mojadas, le hizo malefcio y, sino, ne. Y come esto sen contra ol ‘mandamiento de no tentar a Dios y supersticion diaboliva,anathematizatios, ‘malddecimos y descomulgamos a toes los hombres que tal mandaren y at las mugeres que tal consintier Compendio de las desconfianzas, de los juicios negativos sobre las mujeres y expresién visible de una realidad sucial profundamente asentada y en cuyo asentamiento los clérigos influyeron pocterosamente, la disposicion de lo fieles ‘ena iglesia tal como precisamente la determina el sinodo de Tuy de 1528, revela tuna ordenacién tripartita que depende directamente de la manera de ver de los ceclesidsticos: junto al altar los elérigos; después de una primera raya, la frontera {que separa a los eclesidsticos de los laicos, los hombres; luego, separadas por una segunda linea, relagadas a la parte de atris, las mujeres. ‘Assentamiento de las mugeres ‘Otrosi manames queen las yglesias aya raya donde las mugeres no possen en fa yglesia ni esten mezeladas con los hombres salve por si, y los hombres delat hazia ol altar la gual aya mandamos sefalar alos cuss y asi mistno ppongan raya entre los legos ¥ el altar Los hombres y las mujeres; desiguales y unos en saisto matrimonio, El control de la Iglesia, en tanto que agente de mentalizacién, comienza en el matrimonio, en la estructura bisica del sistema de parentesco, en el hecho Lali de a storia wa fandacional. Durante los siglos centrales de la Edad Media, telogos y canonistas pusieron a punto tin modeo tesrica de matrimonio y desarrollaron las normas que garantizaran su aplicacién préctia, siempre bajo el control de la Iglesia. Al final de la Edad Media, el sinodo de Tuy de 1528, refiriéndose a los siete sactamentos de la Iglesia, define ef matrimonio: -El septim sacramento es matrimonio y debe ser hecho publicamente en cara de Ia yglesia entre al marido y la muger. Y la materia deste sactamento som fos hechos matrimeniales del hombre y de la muger pots hazer generacion: ¥ Ia forma deste snersmento son palabras de presente, ansi como si dize: Yo te ne otorgo porta murda ¢ yo me otorgo por tr muger, y las otras semejantes palabras; y las sefcles por que se muestran es confirmacion matrimonial. EL {que haze este sacrament segun manda Ia santa Yatesio es of sacendote, Y Ta fbca deste sacramenta es hazer la vida en. ung mario y mniger y aver bijos ¥ generacion que srvan a Dios» Losdosraggos massobresientes en esta earacterizacién son, por una parte, ci finaidad ln proereacion, en la que por dos veces se insite, y, por otra, In atoridad de la Iglesia, representada por el sacerdate, que es considerado como el autor del saesamento, y por la comunidad de ficles, ante quien ha de ser piiblicamente realizadn.Con ese objetivo principal y bajo su atenta y constante supervisién, la Iglesia puso ten pie un modelo de matrimonio basado fen la monogamia, Ta exogamia, la indisolubilidad ye mutuo.consen- LAMINA. EImatrinosn aloetacontnteyleHimiento, del que, en Ia estela de Ia ‘comunidad dos es Cantiga CV legislacton general, se perfilan. los contornos en la reuniones. sinodales celebradas en las sedes de Galicin En mis de un aspec’o, ese modelo matrimonial rompia viejas tradiciones, sociales. Entre los aristécra-as, por ejemplo, la prohibicisn de la consanguineidad y de la afinidad eliminabs el recurso a los matrimonios entre parientes, una ‘strategia documentada para los nobles gallegos del period altomedieval, cuyo fin principal, en ausencia de la organizacion linajistica de las estructuras de parentesco, no era otro que el mantenimiento de una base patrimonial suficientemente lida, Porelcontrario, cuando, despucs de! siglo XT, ls linajes se asentaron definitivamente en la nebleza gallega, el mutuo consentimientoy la rsd Me Caras Pauvanas libre voluntad y capacidadl de accién de los contrayentes requerides por a Iglesia se vieron seriamente limitados por el establecimiento de alianzas entre las distintas familias; en ese contexto, los testimonios de la capacidad de decisién del cabeza de linaje sobre las bodas de las hijas son bien claros en los textos bajomedievates; Vasco de Aponte, en su recuento de las casas nobiliares de Galicia los sintetiza en un modo de expresién que no deja lugar a dudas acerea de a quien corresponde la funci6n activa en la determinacién del casariento: « tentonges cas6 él (se refiere @ Ares Pardo) a su hija doa Berenguela con Alonso de Mendoza, y diole en dote la casa de Mesia». Tal vez por esto se haya distinguido y, descle luego, conviene distinguir entre, de una parte, los contratos ‘o-acuerdos de casamiento, asunto preferentemente de los lavos, de las familias, cen el que se dilucidan las alianzas y su plasmaciGn material en forma de dote ¥ arras,y, de otra, las bodas, donde la influencia de los clérigos es dominante ¥ se despliega en un conjunto de normas que preceden y sucecen al acto sacramental mismo, Las normas precedentes atienden, en primer lugar, a la preparacion de los futuros conyuges en el cono lérigos reunidos en el sinodo orensano de 1543. Ese conocimiento no exigia Ciertamente abismarseen la reflexion teoligica, sino queese reducta la explicacion consta en 1a misma disposicion sinodal, a saber sel Pater Noster y el Ave yeel Credo y la Sulze Regina» y a ser «instruydos en los Articulos y Mandamientos de nuestra madre sancta Yglesia»; pero bastaba, sobre todo en razén de esto iltimo, del nivel de instruccidn en los articulos y mandamientes de la Iglesia, para hacer del matrimonio un medio de control della recepeidn social del mensaje de los elérigos. La preparacidn del sacramento atiende, en segundo lugar, al cumplimiento de la exigencia de publicidad, a requerimicnto eclesiastico de que el matrimonio no sea’ un acto clandestinn - «que ninguna honbre se case ascondidamente», dispone el sinodo tusdense de 1482 - o simplemente privado, sino que, por el contrario, sea bien conoxidlo por la comunidad. La comunidad debe, por tanto, conocer y conocer cle antemano la tealizacién de un casamiento, con el fin principal de establecer la existencia o no de impedimentos; ese es el objetivo perseguido por las amonestaciones, que han de haverse, segin el sinado que acabamos de cilar, en «tres domingos o fiestas que sean de guardar, cada dla la suya, e que se fagan en la iglesia, a la ora de misa, quando la mayor parte del pueblo ende suele estar imiento de slas cosas de la fe», tal como pedian los Despuds dela realizacin del sacramento, la lglesia vigil su indisolubilidad, su perturacin, reservindose a capacidad de anulatlo, Esta posibilidad ‘excepcional se contempla cuando se incumple, por ineapacidlad de uno de los cGnyuges, el fin principal del matrimonio, 1a procreacién, 0 cuando se ha transgredido la prolibicién de las uniones entre parientes. En todos los casos, ails de a historia are} las causas matrimoniales han de ser sometidas al juicio de los clérigos, para ‘quienes, a mediaclos del siglo XV, una constitucién sinodal de Mondostedo, tstablece, en orden a la intervencién en estos astintos, ef doble requisito de la dliscrecién y la pericia irre envionico. Fs propable que reuniera las dos Vasco Pérez, rector de la iglesia de Santo Tomé de Maside, ante quien, en audiencia piiblica y en presencia del aotario Joan Goncalves, presentaron peticién de anulacidn Lopo Nimes y st espasa Teresa Lorenza; se alega, desde Iuego, una ‘causa suficiente, la no consumacién del matrimonio y la imposibilidad de procrear; pero se afladen ademas, y son tenicas en cuenta, otras razones como Ia falta de consentimiento por parte de la mujer y el date fisico y psiquico ~ st thos aimas como dos corps, dice el documento que La convivencia podia generar. El conjunto de ideas y normas acerca del matrimonio perfila una realidad cen la que los clérigos alcanzan una posicién dominante, desde la que es posible tun control riguroso de Ia preparacién, la realizacidn y el cumplimiento del sacramento matrimonial y, por tanto, de la base le las relaciones de parentesca, dle una verdadera clave del edificio social del hecho, deciamos, fandaciona [A partir de ese hecho fundacional, la influencia de la Iglesia se hace presente alo largo de toda h vida dels individuos, mediante un vasto programa Ue ritos y actos que se desarrolla entre el nacimiento y la muerte, entre el bhautismo y la extremauncisn. Los saeramentas, los cinco sactamentos de nocesidad, aquillos que so1 de abligado cumplimiento para todos los eristianos- el bautismo, la confirmacién, la penitencia, la comunién, la extremauincién - son los hitos principales de un secorvido, en ef que los actos Tihingicos. - la misa dominical, en primer lugar -, reforzados por la predicacién, constituian el hilo conductor, El bautismo, sacrarrento de Ia iniciacién cristiana, abria las puertas de la ecclesia, de la comunidad de los creyentes.Temamos de nueva su definicion de las constituciones sinodales del obispado de Tuy de 1528: “Otros es saber que los sacraments de I Yalesia son siete. EL primero es bautismo, par el qual se haze el hombre chistiana. La materia de este sacramento es 4g. verdacera y no agua artificial, ansi como agua rosada © fediente, ca en tal agaa no se puede hazer el Raptisma; y Ia forma de este “heeamento son estas palabras: “Ego te baptizg in. nomine Patrs et Fill et Spirits Sancti’ que quiere dezir, yo te hautizo.en nombre del Pare y del Hijo Y del Spiitu Santo. Y el que puede hncer este sacramento, ya de bautizar, es ‘acerdote propio a quien pertenege de bautizar desu oficiepeto si temiere peligra ce muerte puede bautizar el diacano, y todo hombre o muget;y abun Liseio y el morn y el eree rede bautzar solamente que aya intengion de fazer lo que haze la santa madie Yglesin. Y sifuere dada de alguna si es [pnutizada'o no, develo batizar diriende estas palabras: Sita eres bautizado, ray ‘ego non te bautizo, y si ta no heres bautizado, ego te baptizo en el nombre del Pcie y del Hijo y del Spitita Santo. Y la ubva deste sacramento, y I peo que nos viene del que se pentona en el todo pecado, de culpa y de pena El saverdote es el ministro ordinario del bautismo; el peligro ce muerte, fenmeno que no puede considerarse excepcional en épocas en aque los indices ee mortalidad asociada al parto y de mortalidad infantil son elevados, justifies que cualquier persona, hombre © mujer, cristiano 0 pagano, puede hacer las veces del clérigo y convertisse en ministro del bautisme permitiendo el acceso a la Iglesia y, por ese medio, a la salvacién eterna: Pero es la proyescién social lo que importa. A este respecto, el LAMINAS Rout deunsjucaysusdashion, autism, To mismo que el matrimonio Gaga EXRND en el parentesco natural, cample la funcion reguladora del. parentesco autifiial. Los padrnes, que «no han de 0s ni monjas, nl marido © muger juntamenter (sinudo orensano de 549-44), contraen la obigacion de insteuir l bautizado en la doctzina crstana, Pero, adeinis, son una garantia de seguridad en caso de desapaticion de los padres y, en ocasiones, constituyen la. via para la adopcion. Los lazos de pparentesco espiritual que se establecen en tomo a la pila bautismal son considerados por la Iglesia equivalentes a las relaciones de parentesco natural, cn la medida en que como éstas constituyen impedimento para el matrimonio Y son, por tanto, causa de disulusion. Las constituciones antiguas de Orense, que recogen disposiciones sinodales de tiempo de varios ebispos de los siglos XIV y XV, y las de 1544 se hacen eco. todavia de la resistencia de viejas tradiciones sobre las que los clérigos trataban de imponer la uniformidad en ef cumplimiento de su norma: “«Mandamnos so pens dexcomunion a tod honibre o muger que non tenga por \abtizar su hijo o fia desde ocho dias en adelante e que lo vablise dentro en Ja iglesia salvo en tlenpo de nesgesidad o£ ansimismo cen en otro herror grande, que muchas persona dexan de buptizar sus hjas por tiempo de un mes, ¥ aun acerca dean afo, haziendo acerca desto ceria consideraciones vans y supersticiosas; lo qual todo que dicho es contradize ala orden que esta puesta en la Yghesia de los files cristianos» i de fa histori ws Resultado de la administracién det bautismo en tiempo muy proxime al nacimiento, su asociaciér con la imposicién del nombre propio y, como consecuencia directa, la cristianizacién de este tltime conocieron Jos momentos dlecisivos del éxito que condujoa su difusiin general en los siltimos afos del siglo XLy los primetos del XI, en el marco general de las modificaciones del sistema Antroponimico. El analisis de este timo revela que en Galicia - lo mismo que te el conjunto del accidente latina - tiene lugar, a partir del siglo XI, un cambio ten la manera con que se denomina a los individas; frente a la designacién _mediante un tinico nombre, forma habitual durante los siglos altomedievales, se .generaliza, durante los sigs centrales de la edad media, la designacion de los individuos mediante dos nombres, el nombre propio y un segundo nombre, formado generalmente en suesteo caso a partir del nombre del pactre. Ahora bien, cesta secuencia cronoligica conoce una segunda evolucién: frente a una amplia variedad de nombres diferentes de origen mayoritariamente germénico, desde fines del siglo XI se impone el uso de wna reducida gama de nombres cristianos, que encabezan Peciro y Juen para los varones y Maria para las mujeres. Los dos, fenémenos - el paso de sistema de nombre tinico a sistema de nombre coble y Ia concentracisn en el uso de determinados nombres ~ estén relacionados, en la medida en que el nombre doble facilita la concentracién y ésta, a fin de evitar la homonimia, evige el uso de aquél. Antes de fines det siglo XI, a baja ‘concentracién de los nombres hace dificil pensar en una relacisn decausa a efecto, ‘con respecto al cambio de sistema; pero, durante los siglos XIy XIII, es imposible desvincular la presién creciente de los nombres cristianos del triunfo final de los nombres dobles y compleos, como tinica solucisn para evitar los problemas ‘casionadas por la homonimia creciente. Por lo que se refiere la eristianizaciéin del nombre propio, parece clara la relacién entre su general fines del siglo XI, con al fortslecimiento de la iglesia gregoriana y sus consecuencias especificas en el Ambito hispinico, No silo el nuevo prestigio de la sede de Roma - el nombre del principe de los apéstoles concentra la elecciéin dde nombre hasta niveles que Hlegan a superar ol 23% -, la propia sustitucigin del rio mozérabe por el rito latino, inclidas los cambios en In préetica del bautisma = la aptoximacisn al nacimiento a que nos referiamos y la consiguiente asociacisn con la imposicién del nombre propio pueden estar entre ellos -, ha podido ‘ondicionar Ia asignacién de los nombres. Sea como fuere, el uso dominante de. Tos nombres cristianas, con sus connotaciones de patrocinio individual, es testimonio, en los siglos eentrales de la Edad Media, del peso creciente de la Iglesia como agente de mentalizacién colectiva. A mediados del siglo XVI, la carta del obispo de Orense Francisco Manrique de Lara que prececle a sus cconstituciones sinodales da cuenta de la importancia concedida por los clérigos ala cristinnizacién del nombre, de su sentido de patrocinio y funcisn intercesora y.por otra parte, de la persistencia de otras fuentes de inspiracién, en este caso, Titerarias: jin, iniciada a 26 Enyutavee PonstLa v M2 Cavs FE pons los nombres de los santos e santas que estan en el ceo, porque se les deis por sbogados, © no Hector ni Roldan ni otros que haveis scostumbrado a les poner La confirmacivin, sacramento cuyo ministro ordinario eta el obispo, se auministraba por lo general inmediatamente después del bautismo; pero, a lo largo de la Edad Media, se produce su separacin en el tiempo, estableciéndose la norma de recibit la contirmacion a partie de los siete ais. En los sinodos de de 1543 y 154, presididos en Orense por el obispo Manrique de Lara, se record expresivamente el sentido de este sacramento: E los baplizados en Meganlo a stys @ siete afios procuradl que podiendo resciban el sacramento de la confrmacion, de manera gue se puedan acordar, porque sesciben firmeza ese confieman en Ja fe. Tien mas armas contea los ‘enemigos. No puede dar este sacramento si no es perlado consagrado obispo ‘a semejanga de que Nuestro Seior confime a sus disipalos el dia sancto de Penthecostes quand les dio el Spiritu Sancty, Fste sacramento no se puede reiterar porque se imprimne en eb alma Evitar que se borre el recuerdo de esa sefial impresa en el alma es precisamente la funcigin de los sacramentos wviterados, la penitencia y la comuni6n; son ellos los que, junto con las celebraciones litirgicas y la predicacisn, configuran el marco en que se desaerolla, entre el bautismo y la extremauncidn, entre el nacimiento y 1a muerte, la acci6n de a Iglesia sobre los individuos, sobre la conciencia individual. En esa tarea, la predicacisn adquiere, fen los siglos centrales de la Edad Media, una importancia decisiva como instrumento de un programa de reforma que aspiraba a asegurar el triunfo de Ja religién no solamente en la direccién de la sociedad entera sino en 1a orientacion personal de cada uno desus miembros, Para conseguitlo, los elérigos, depositarios cast dnicos de la cultura esctia, hubieron de adaptarse ala cultura de los laicos, esencialmente oral. Desde comienzos del siglo XIIL, superando las ceclesidstica acepta y apoya plenamente a los nuevos frailes mendicantes, que tentan en la predicacidn un objetivo primordial; expresiin de las mismas inguietudes, el canon décimo del cuarto concilio de Letrin prescribia a los obispos predicar o hacer predicar a los clérigos de sus didcesis, dlescofianzas iniciales, Ia jerarg Frailes y clérigos seculares impulsaron, mediante el uso de la palabra, una labor de orientaciGn e instruccién que tuvo repercusiones directas en la nueva sensibilidad religiosas de los siglos XIV y XV, cuye rasyo mis caracteristico es la interiorizaciGn, la individualizaciGn del hecho religioso. A los mendicantes correspondia no s6lo, pero sf principalmente, el serman exteaoudinario, el de las ‘ocasiones solemnes, dentro y fuera de sus iglesias 0 en alguna otra de las de las ciudad - en Galicia como en general en Occidente, los micleos urbanos de mas

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