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INTRODUCCION La continuidad de a vda Las formas en nosotns |. NACIMIENTOS ‘Todo yoes un olvido. Una sola y misma vida Nacimiento y naturaleza Gomelaridad césmica Dar nacimiento ola migracién del vida El camaval de os ioses La palabra dela Terra Lametamorfosis como destino. Espejo del mundo .CAPULLOS Transformaciones Insectos Todo vivientees una quimera Un huevo posnatal Rejuvenecimientos Una nueva idea de técnica, La metamorfosis de as plantas. Elcapullo del mundo. 9 2 a 2 35 39 B a 53 59 65 n B 83 IML REENCARNACIONES ‘Aimentacin y metamarfoss. Ser comidis Latransmigracion del yoy lareencamaciin Genética yreencamacion Lasombra delas especies, IV. MIGRACIONES Lamigracin planetaria Teoria del veiculo lagranarca Todosalacasa Lavvida domestica de os no-humanos Invasiones V.ASOCIACIONES Laciudad multiespecfica Laarqitectura interespecfica Nuestra mente estéen el cuerpo delas otras especies Lanaturaleza contemporsnea CONCLUSION 1 saberplanetario Futuro, Bibliografa Agradecimientos 95 103 107 % mM i 15) 161 165, 69 mB 7 187, A Colette reina de las metamorfosis Soy todo porque solo soy una corriente de vida sin ninguna falla sy inmortal ‘porque todas las muertesconfluyen en ‘mi, desde la del pez de hace un instante hasta la de Zeus, y reunidas en mi vuelven a ser una vida ya no individual ydeterminada, sino pdnica y por lo tanto libre. Giuseppe Tomasi di Lampedusa INTRODUCCION La continuidad de la vida En el comienzo éramos todas y todos el mismo viviente. Hemos compartido el mismo cuerpo y la misma experiencia. Las cosas no han cambiado tanto desde entonces. Hemos multiplicado las formas y las maneras de existir, pero todavia hoy somos la misma vida. Desdle hace millones de afios, esta vida se transmite de cuerpo en cuerpo, de individuo en individ 3s, de especie en especies, de reino en reino. Desde luego, ella se desplaza, se transforma. Pero la vida de cualquier 8 P ser vivo no comienza con su propio nacimiento: es mucho més antigua, Consideremos nuestras existencias. Nuestra vida, lo que imagina- ‘mos como lo que hay de mis intimo ¢ incomunicable en nosotrxs, no viene de nosotrxs, no tiene nada de exclusivo ni de personal: nos fue transmitida por otrx, animé otros cuerpos, otras parcelas de materia Durante nueve meses, la inapropiabili- y nos despierta fueron distinta ala que nos dade inasignabilidad di una evidencia fisica, material. Fuimos el mismo cuerpo, los mismos a vida que nos ani humores; los mismos itomos que nuestra madre. Somos esa vida, que comparte el cuerpo de otrx, prolongada y dirigida a otra parte. 0 Elaliento de otrx se prolonga en el nuestro, la sangre de otrx circula en nuestras venas, el ADN que otrx nos did esculpe y cincela nuestro cuerpo, Si nuestra vida comienza mucho antes de nuestro nacimiento, ambi se termina mucho después de nuestra muerte. Nuestro aliento no se agota en nuestro cadive alimentard a todxs lxs que encuentren en él una Cena sagrad: Nuestra humanidad tampoco es un producto originario y auténo- mo. También ¢s la prolongacién y la metamorfosis de una vida anterior. Mas precisamente, es una invencién que algunos primates ~otra forma de vida~ supieron extraer de su propio cuerpo —de su aliento, de su apn, de su manera de vivir~ para hacer existir de otra manera la vida que los habitaba y los animaba. Son ellas y ellos quienes nos transmi- tieron esta forma ~y quienes a través de la forma humana conti viviendo en nosotrxs—. Los primates mismos, de hecho, también son una experimentacién, una apuesta lanzada por otras especies, por otras formas de vida. La evolucién es una mascarada que se desplicga en el tiempo y no en el espacio; que permite a cualquier especie, de era en ra, portar una mascara nueva en relacidn ala especie que la engendrd, yaa las hijas e hijos, no dejarse reconocer por ni reconocer mas a sus padres. Y, sin embargo, a pesar de ese cambio de méscata, especies- madres y especies-hijas son una metamorfosis de la misma vida. Cada especie es un mosaico de pedazos sacados de otras especies. Nosotrrs, las especies vivientes, jams hemos dejado de intercambiar piczas, lineas, drganos, y lo que cada unx de nosotrxs es, lo que llamamos “especie”, es solo el conjunto de las técnicas que cada ser vivo tomé prestado de bss otrxs. A causa de esta continuidad en la transformacién, toda especie comparte con centenares de otras una infinidad de rasgos. El hecho de tener ojos, orejas, pulmones, una nari, sangre cali Jo compartimos con millones de otros individuos, con miles de otras espec ~y en todas esas formas somos humanos solo parcialmente-. Cada especie es la metamorfosis de todas las que la precedieron. U misma vida que se improvisa un cuerpo nuevo y una forma nueva con fin de existir de manera diferente Esla fica dela evo- n mas profunda de la teorfa darwin que la biologia y el discurso piiblico no las especies no son sustancias, no son entidades reales. Son “juegos de vida’ (en el mismo sentido en que para el discurso se habla de “juegos de lenguaje’), configuraciones inestables y necesariamente efimeras de tuna vida que ama transitar y circular de una forma a la otra. Todavia consecuencias de la intuicién darwiniana: ligica gran fa no hemos extraido todas la afirmar que las especies estin vinculadas por una relacién geni no significa simplemente que los vivientes constituyen un milia o un clan. Significa, sobre todo, establecer que la identidad de cada especie es puramente relativa: si los monos son los padres y los hombres los hijos, solo somos humanos por y de cara a los monos, asi como cada unx de nosotrxs no ¢s hija 0 hijo en sentido absoluto, sino solamente en relacién con su madre y su padre, ‘Toda identidad specifica define exclusivamente la formula de la continuidad ~y de la metamorfosis~ con las otras especies. Estas consideraciones se aplican también al conjunto de los vi- vientes. No hay ninguna oposicién entre lo viviente y lo no-viviente Todo viviente esti en continuidad no solamente con lo no-viviente, sino que también es su prolongacién, su metamorfosis, su expresién mas extrem: La vida es siempre la reencarnacién de lo no-viviente, el bricolaje el carnaval de la sustancia teliriea de un planeta ~Gaia, Ia Tierra us modos de ser que no cesa de multiplicar sus rostros y cn Ia particula minima de su cuerpo dispar, heterdclito, Cada yo es un vehiculo para la'Tierra, un navio que permite que el planeta viaje sin desplazarse Las formas en nosotrxs Fue mucho antes de la era de las redes sociales. Las fotos personales ran raras: salvaban del olvido instantes escasos y absorbian en ellas an, Se las conservaba en el ya escasamente se mostraban ~como si se tratara de libros sagrados que 1 color y la luz de la vida que encarn: interior de grandes cuadernos que raramente se hojeabs iamos derecho a revelar Gnicamente a lxs iniciadxs~. Por lo general, estos voltimenes apenas contenian escrituras, pero fan largas ignificaba una evidencia que preferimos olvidar. cxplicaciones orales, ya que sumergirse en sus pi redescubrir en cada oc: En esas priginas, la vida tomaba la forma de un largo desfile de siluetas auténomas, separadas por anchos halos de oscuridad. A pe- sar de la desemejanza de las formas, era mas que ficil reconocerse en «sa hilera extrafia de exuvias de nuestro pasado. Y, sin embargo, un escalofrio acompafiaba la sucesién de personajes que se aprestaban a decir “yo” en nuestro lugar. Ese élbum parecia anular la diferencia de tiempos, y exponer las imagenes como en el poliptico de una familia muy numerosa: por una extraa disociacién, los transformaba en 6 gemelos casi idénticos que parecfan llevar vidas paralelas. De golpe, nuestra existencia aparecia como el esfuerzo titénico de pasar de ina vida a la otra, de una forma a la otra, un viaje de reencarnacién en pos y en esas situac nes no obstante tan alejadas entre si como lo esté la cucaracha del cuerpo humano de Gregorio Samsa. Otras veces, por el contrario, la magia operaba en sentido inverso: hojear el dlbum significaba experimentar la embriaguez de una equi- valencia perfecta entre las formas mas dispares. Nuestro yo actual, sin ser idéntico, se revelaba perfectamente equivalente al que teniamos cuando no mediamos mis de un metro, apenas capaces de caminar en un prado, o al adolescente mal peinado, de rostro masacrado por el acné. Las diferencias son enormes y sin embargo cada una de esas formas expresa la misma vida, segiin la misma potencia. Esos libros de imagenes eran la representacién mas exacta de la coincidencia entre Vida y metamorfosis. Siempre nos impresiona la forma del viviente en la edad adulta, Le Feconocemos a esa etapa una perfeccién y una madurez que negamos a las demés, Todo lo que precede seria solamente una preparacién para esta siltueta a la cual estibamos destinadxs; todo lo que le sigue es solamente decadenci destruccién. Sin embargo, nada es més fals. Nuestra vida adulta no es mis perfe ay mas nuestra, mas humana, mds lograda que la del embrién bicelular que sigue a la fecundacién del cigoto o la del viejo que esté al borde de la muerte. Cualquier vida, para desplegarse, necesita pasar por una multiplicidad irreductible de formas, un pueblo de cuerpos que asume y del que se desprende con la misma facilidad con la que cambia de vestuario de una estacién a la da viviente es legién. Cada unx cose cuerpos y yoe sastre, como un body artist que no cesa de tallar su apatiencia, ‘Toda vida es un desfik atémico prolongado sobre un tiempo variable. Pensar la relacién entre esta multiplicidad de formas en términos de metamorfosis y no de evolucién, de progreso o de sus contrarios, no significa solamente libs arse de toda teleologia. Significa también ys sobre todo, que cada una de esas formas tiene el mismo peso, la misma importancia, el mismo valor: la metamorfosis es el principio de equivalencia entre todas las naturalezas y el proceso que permite producir dicha equivalencia. Toda forma, toda naturaleza proviene de otra y es equivalente a ella, ‘Todas existen sobre el mismo plano. " Tienen lo que las otras comparten con ella, pero de modos diferentes. La variacién es horizontal. No es ficil sostener la mirada ante esta liturgia de siluetas, ningu retener y modificar la vida que le fue na de las cuales parece a k transmitida. En este carnaval incesante de figuras que se codean y se suceden, las formas se difirminan unas en otras, sevierten unasen otras, di unas a otras. Cada w se engend las es como un extranjero «que parece venir de otra parte y que, una vez que nos familiarizamos con dl, transforma en extranjeras a todas las demas. Eso que llamamos vida ~sea desde el punto de vista del individuo, de la especie o del conjunto de los reinos~ es solo un proceso de domesticacién de for- mas sucesivas, Dia tras dia domesticamos al foréneo hasta perdernos definitivamente en su cuerpo. Llamamos metamorfosis a esta doble evidencia: todo viviente es en si mismo una pluralidad de formas ~simultaneamente presentes y su- pero ninguna de ellas existe realmente de manera auténoma, separada, ya que la forma se define en continuidad inmediata con una infinidad de otras, que estin antes y después de ella. La metamorfosis esalavez ta fi za que permite que todo viviente se desplicgue sobre varias formas de manera simultinea y sucesiva y el aliento que permite que estas formas se conecten entre si, que pasen una en la otra, 1. NACIMIENTOS Todo yo es un olvido Como todas y todos, he olvidado. Fl gusto y el olor d momento, las personas alrededor mio, los objetos que poblaban la habitacién Olvidé el diay la hora, mis pe samientos y emociones, la de la luz en los primerisimos instantes. ;Puede ser que solo pudiera oh ar? Todo se me aparecia por primera vez: demasiado di iado nuevo, demasiado intenso como para que pudiera al cenarlo, Debi olvidar, y olvidar todo, Hacer vacfo para abrir al resto: a las cosas Futura de a lo que muy pronto sera mi pasado, al mundo entero. Hacer vacio para volver posible toda experiencia. Debi olvidar y olvidar todo, para poder percibirme a mi mismo. El nacimiento es el limite absoluto del reconocimiento. Es el umbral donde decir “yo” significa confundirse con otrx. Imposible decir si el aliento que nos permite pronunciar esta silaba realmente nos pertenece o si es la prolongacién del cuerpo de nuestra madre; imposible decir siesta silaba nombra nuestro cuerpo o aquel de donde salimos. El nacimiento es a fuerza que solo permite de: 'yo" a riesgo. de negar toda memoria: hay que olvidar de dénde se viene, hay que 19 Nacinientos olvidar el cuctpo otro que nos albergé por tan largo tiempo, hay que desidentificarse de él ‘Como todas y todos, he olvidado, Me olvidé de mi mi mo, pero también, y sobre todo, he olvidado todo lo que vivia en mi y conti rtia haciéndolo. Olvidé, por ejemplo, que durante nueve meses fui cl cuerpo de mi madre. No simplemente que estuve en ella: yo fui su ‘cuerpo, litetalmente. Fui una porcién de su vientre, materialmente inseparable de él. Came de su carne, vida de su vida. El olvido no es accidental, ¢s la condicién de posibilidad para comenzar a vernos de manera diferes nitiva del acto de devenir Es la contrapartida cog otrx que nuestra madre, de prolongar su vida y su aliento, en relacién ademas con su vientre y su conciencia Como todas y todos, he olvidado que fui el cuerpo de mi padre Lo fui y lo soy siempre, y no desde el mero punto de vista material Por nacimi £0, llevo en mi la forma de mi padre y la forma de mi mad éticamente, soy el improbable y bullicioso dislogo entre sus cucrpos y sus formas, Este olvido que coincide con el nacimiento nento mas profundo de ka memoria. También mis padres son, por su parte, el fruto de ese olvido y de esa mezcla, ‘Tener en i el cuerpo de mi padre y de mi madre, tener sus formas, tener su vida, significa por lo tanto tener en mi el cuerpo y la vida de una serie innumerable de vivientes, wolos nacidos de otros vivie las fronteras dela humanidad y todavia més lejos, hasta las fronteras de lo vivo, y todavia més lejos. El nacimiento no es simplemente cl surgimiento de lo nuevo, es también el extravio del futuro en un pasado sin limite. ‘Como todas y todos, he olvidado, No podria haber hecho otra cosa. + significa olvidar lo viviendo en nosotrxs Debi olvidar todo para volverme lo que era que éramos antes. Olvidar que lo otto contin: Nosotrxs ya comienzo absoluto. Ya habia algo antes de nosotrxs, ya é ramos, pero de manera diferente: el nacimiento.no es un 20s algo Jo antes que yo. El nacimiento no es més que 30, la imposibilidad de ser por fuera de una relacién de continuidad el yo de Ixs otrxs, entre la vida humana y la vida indo. no humana, entre la vida y la materia del 20 Ted yoes un ob He nacido. Transporto siempre algo distinto a mi mismx. El yo es un vehiculo de materia extrafia, que viene de otra parte y que esté destinada a llegar mis lejos que yo. Poco importa que se trate de pa- labras, de olores, de visiones, de moléculas. He nacido. La materia de la que estoy hecho no tiene nada de puramente pres te. Transporto pasado ancestral y estoy destinado nconciliable, no y un tiempo heterdclito, al futuro inimaginable. § ssignablea una época oa un momento. Soy la reaccién de los miiltiples tiempos sobre la superficie de Gaia He nacido, y es casi una rautologéa. Volverse un yo es nacer, y nacer es el dinamismo propio de todo ego. Hay un “yo” solamente para los seres de nacimiento 0, a la inversa, el yo no es mis que un vehiculo: algo que siempre transporta otra cosa distinta a él Una sola y misma vida La describimos como el proceso que cone a padres ¢ hijxs. Nos ordenan segiin relaciones es imaginamos con esto que los cuerpo: pecificas. Describimos sus resultados como la sucesién de generaciones ~de madres y padres a hijas e hijos-. La imaginamos como algo que da lugar a un inmenso arbol que se extiende a través de primos y primas, Y tas, abuelos y abuelas, y esxs préximxs para quienes no tenemos nombres que definan su grado de parentesco y a quienes llamamos de modo impreciso parientes politicos. Hablamos de vinculos de sangre y de came. Pero olvidamos lo que hay de mas extrafo en el nacimiento la vida se constituye de manera a la vez mucho més sal je y mucho mas intima de lo que quisiera nuestro bricolaje conceptual, Miremos a nuestrxs hijxs: una parte de nuestro cuerpo ha devenido otrx. En primer lugar, se unié a un cuerpo ajeno y engendré una vida distinta, auténoma y separada de nosotrxs. Se podria decir lo mismo dela conciencia. Una parte le nuestro yo se nos ha escapado y se con virtié en otrx, indisponible, Nuestro yo existe ahora afuera de nosotrxs, distintamente a \osotrxs, por siempre inapropiable por nosotrxs. Esa B otra vida que era la nuestra dic 'yo", exactamente como nosotrxs, y es literalmente el mismo trozo de materia y de espiritu que era nuestro mbargo, esta vida se despliega en obre, en, a través de otro cuerpo, 0, por decirlo de otro “yo” y el de nuestro partner. Sin otra par modo, en nuestro cuerpo y nuestro espiritu vueltos otros. Todx nifix es yo irreconocible. Todx nifix es un cuerpo que materia de origen. L de los cuerpos y de los yo lo que llamamos Impuso una metamorfosis multiplicacién proceso de transformacién de los cuerpos exist Lo que experi- ‘mentamos como olvido, como limite insuperable del reconocimiento y de ka me netamorfosis. Gracias al nacimiento, todo cuerpo viviente, indiferentemente de su forma, de su dimensién, de su situacién, pero ta bién de la especie y del reino al cual pertenece, es una metamorfosis: una transformacién de cuerpos preced modificacién de una forma que existfa antes que él, usta mu tuna mirada que ya habia tocado el mundo. Si nacemos es porque cada unx de nosotrxs, canto en su cuerpo como la prucba de que no somos otra cosa que la metamorfosis, una pequeiia modificacién de una i ,€s solamente una parte del mundo, Nacer se resume a arte infima de la carne del mundo, Peto la parte del cuerpo de nuestra madre que incorporamos al nuestro la parte apar mente mis pequena de nuestro padre es solamente «en una cadena sin fin de transformaciones e incorporaciones: for mos parte de s cuerpos antes de devenir lo que somos, pero también de lo que cada uno de los dos cuerpos era antes de nuestro ‘engendramiento. Tei de la Tierra, de la histo mos un pasado ancestral que hace de cada uno nuestros cuerpos una porcién limitada ¢ infiniea de la historia de a del planeta, de su suelo, de su n ‘Todos los eres vivos son, de cierta manera, un mismo cuerpo, una misma vida y un mismo yo que cont sia pasando de forma en forma, de sujeto en sujeto, de existencia en existencia. Esta misma vida es la que anima el planeta, también dl nacido, escapado de un cuerpo pre- existente ~el Sol y engendrado por metamorfosis de su materia hace 4,5 miles de millones de aiios. Todxs nosotrxs somos un fragmento, un destello de luz. Energia, materia solar que intenta vivir de otro 4 modo a como lo hizo en sus innumerables existencias anteriores. Y sin embargo, este origen comiin, 0 por decirlo mejor, el hecho de que seamos la carne dela Tierra y la luz del Sol que reinventan una neva manera de decir yo, no nos condena a una identidad. Porel cont sa causa de este parentesco mucho més profundo ¢ intimo (somos ol, somos su cuerpo, su vida) que estamos destinadss tra identidad, y naturaleza, sino la Tierra y el S a negar, en cada instante, nuestra naturale forzadxs a elaborar nuevas. Jamis la diferencia es un un destino y una tarea, Estamos obligadxs a devenir diferentes, estamos obligadxs a metamorfoscarnos. & Nacimiento y naturaleza EI nacimiento es el proceso més individual ¢ individualizante que pueda experimentar un ser vivo. No solamente es el umbral de lo intimo, sino también lo que vuelve posible la intimidad y delimira sus fronteras. Ahora bien, no hay nada més universal: no solamente todas las mujeres y los hombres nacen, presentes, pasados y futuros, indiferentemente del género, de la clase, de la cultura, dea orientacién, wtemente de iase, del reino. Un roble, un gato, un hongo, una sino que sucede igual para todos los seres vivos, indifer ta especie, de la bacteria, son todos seres definidos por el nacimiento. El nacimiento es la primera de todas nuestras experiencias, su forma trascendental. Pero es también aquella que compartimos con cada set deste planeta, la experiencia que vuelvea nuestro yo indiscernible del de los dems vivientes; poco importa su posicién en el gran arbol de la evolucién. Lo que compartimos no es una rafz comin, un origen ario la condicién de posibilidad y la forma de la continuidad de todos los vivientes, de todas las especies vivas, lejano, sino por el con pero también de la vida y su ambiente. El nacimiento es un pasillo: a acne a forn tun canal de transformacién que conduce la vida de w de una especie a otra, de un teino a otto. En ese pasillo, de hecho, in ividuo, especie y planeta pueden comunicarse y metamorfosearse entte si El nacimiento vuelve indis cernibles a los individuos que per ‘especies entre siya la toralidad de los vivientes con la Tierra. Nuestra genealogia, por lo canto, es siempre de orden césmico y no meramente familiar. El ombligo sefiala nuestro vinculo con la‘Tierra y con todos los setes vivos, no exclusivamente con el cuerpo de nuestra madre. Esto puede suceder, como hemos experimentado nosotrss, en el vientre de una madre. Puede suceder en el interior de una esfera cuyas paredes estan hechas de piedra caliza, Puede suceder a cielo abierto oen el mar, a través de la unin de dos cuerpos unicelulares que comparten su patrimonio genético. Puede tomar la forma de la ocupacién y la ‘manipulacién de la esencia quimica de un cuerpo ajeno, como en los Siempre se nace en otto cuerpo: exactamente a eso llamamos aturaleza. Mis que tejer solamente un lazo de sangre con padres, -safiadir un eslabén a la cadena de u acer n de la vida Por lo tanto, nacer es ser naturaleza, y llamamos natitraleza al modo de ser de todo lo que ha nacido: es natural todo lo que existe solo por, a través y gracias al nacimiento, Naturaleza no es sinénimo de esencia. Nosottos, los seres naturales, somos quienes hemos venido al mundo por ese lento proceso de migracién y asimilacién de los cucrpos. Haber nacido significa no ser sino una reconfiguracién, us morfosis de otra cosa. Haber nacido, es decir ser la naturaleza, significa tener que construir, edificar el propio cuerpo a partir de la Tierra, a partir de toda la materia del mundo disponible en este planeta del que somos a la vez modificacién y expresidn, articulacién y pliegue de la que estin Haber nacido significa estar hecho de la misma mat hechas todas las cosas ante nosotns. te manera distinea odo el planeta toda su Todo lo que tenemos que hacer es explotar la memoria material y Para cualquier ser vivo, nacer es hacer la experiencia de ser un: de la materia infinita del mundo, que invent de decir “yo”. No tenemos necesidad de remov: rt nidad. sentir el mundo, para verlo, para experimentarlo a Nace yraturalera spiritual de nuestro cuerpo. Cada unx de nosotrxs es la historia de a Tie Nacer, para cada ser vivo, es no ser capaz de separar la historia propia de la del mundo, no ser capaz de hacer la distincién entre lo local y nplazable, nacido una versién de ella, un desenlace posible. lo global. Nacemos en un cuerpo especifico ¢ itt y engendrado por otro cuerpo especifico ¢ irremplazable, pero cada viviente expresa la vida del planeta entero, pasado, presente y futuro, Jaia la que dice “yo” en nosotrss. Somos mundo y cada Siempre e tunx de nosotrxs es mundanx a su manera. Juntxs somos su contenido, pero también y sobre todo su forma, Nunca el “yo” es una funeién 0 una actividad puramente personal: ¢s una fuerza tel 9 Gemelaridad césmica Los nacimientos son los que dibujan el mundo. Solamente por el nacimiento y porque nacimos es que los lugares, el aire, el agua, el 3s y Las me pertenecer unxs a otrxs, volverse coherentes, hacerse carni fuego, las personas, los recuerdos, los su iras, pueden Solamente porque nacimos es que hay mundo y no un simple conjunto dispar de objetos. El nacimiento es un proceso doble, paralelo y simulténeo, compartido ente el yo y el mundo, No solo lo viviente nace: el mun- do nace tambi , de modo diferente con la aparicién de cada nuevo individuo. Todo nacimiento es gemelar: mundo y sujeto son gemelos hecerocigotos, nacidos simulténeamente e incapaces de definirseel uno sin el otro, A cambio, todo en el mundo se define por una relacién de gemelaridad con el resto. El nacimiento no solo es un acontecimiento de distincién y sepa racién, Bs tambi n un movimiento de confluencia y de asimilacién colectiva. Todo nacis niento es una penetracién en un cuerpo extrafio: es su domesticac .costumbramiento, El orden de nacimiento no hace més que redistribuir el cuerpo de la Tierra. A causa de este 3 cents orden, a causa de la naturaleza, todos los seres nacidos, todos los vivientes presentes, pasados y futuros, fueron, son y serin hechos de la misma materia. Los helechos que acarician nuestros pies cuando caminamos en el bosque, las gallinas que comemos, los alamos y los plitanos que bordean las calles de nuestras ciudades, los insectos que 1nos importunan y los microbios en nuestros intestinos estin ligados por una consanguinidad césmica. Siameses que no pueden dejar de utilizar, de tegrar el cuerpo de Ixs otrxs o de reencarnarse unxs en, el cuerpo de otrxs. Nacer significa tomar cada ver un cuerpo que era el de otre (su madre, su padre, pero también todos los demés a través suyo) y hacer de ellos nuestra propia carne. Nunca somos simplemente hijas € hijos, como no somos solamente hermanos y hermanas. Com- partimos el mismo rostro. No tenemos la necesidad de parecernos, Los. oles no se nos parecen, tampoco un microbio o una cebra. Y sin embargo todos, porque compartimos un nacimiento, vivimos del mismo cuerpo. Compartir esta estructura trascendental de nuestro ser-en-el-mundo no se deja rest nir por la necesidad de penetraren y apropiarse de un cuerpo comin. Por sobre todas las cosas, significa tener una relacién de gemelaridad con los otros seres vivos. Ser naturalcza significa ser gemela y gemelo de todo lo que vive. La gemelaridad no es una relacién definida por una semejanza fisica o ge partieron el nacimiento -mismo momento, mismo vientre, misma ica. Es la relacién que mantienen dos o varios seres que com: madre-. Ellas y ellos pueden ser genéticamente di rentes —las gemelas ‘o gemelos heterocigotos-, pueden no parecerse en absoluto. Pero desde el momento en que comparten un vientre y Hlegan al mundo, desde el momento en que coinciden en y por su nacimicnto, su existe estard marcada por un compartir més profundo que el de una forma una identidad. Observar a todos los seres como unidos en y por el nacimiento —observar a todos los seres como seres naturales significa considerarlos como gemelas y gemelos edsmicos. En la gemelaridad, la relacidn horizontal que conccta a las gemelas © los gemelos trasciende la mediacién de los padres: es intensa que el simple hecho de tener los mismos padres. Esta ini R de todas las diferencias I que con el otro. La gemela o el gemelo es el ser que esté expuesto ala evi- sidad deriva de la evidencia de que, a p materiales y formales, la continuidad de dos cuerpos cualquier afirmacién del yo es contemporinea una identifi dencia de la contingencia del yo y de su diferencia: cada uno 0 cada tuna podria haberse encontrado en el cuerpo del otrx Lejos de ser un hecho paraddjico y raro, el nacimiento gemelar es Todos los el paradigma mismo del nacimiento, a escala planctaria vivientes nen una tinica y misma madre, Gaia, que comparten con millones de otros seres. No solo todos los seres de la misma espec 2 gemelos sino que 10, hormigas, robles, cianobac- ‘odas las especies son gemelas: hu: terias y virus no son mas que gemelos heterocigotos que no cesan de duplicar la realidad del mundo del que son cuerpo y espititu. Dar nacimiento o la migracién de la vida Todas y todos olvidan que han nacido. Vivimos en una cultura pro- ducida y domi ada por quienes, por definicién, nunca tuvieron la experienc de dar nacimiento a lxs demis: los machos. Es por eso, sin la muerte y el envejecimiento, El culto de los muertos est todavia en el fundamento de nuestra dudas, que estamos obsesionados con sociedad: conservamos cuidadosamente sus cuerpos en cajas selladas, les erigimos mausoleos, no cesamos de cultivar su memoria. Llena ‘mos estantes completos de bibliotecas con nuestras reflexiones sobre la muerte. El nacimiento, por el contrario, sigue siendo un misterio yun tabi, La exclusién milenaria de las mujeres de los campos de la palabra y del arte han vuelto esc y la reparticién del asombro ante el surgimiento de un nuevo yo. El celebrado de manera colectiva. Apenas hablamos, apenas lo festejamos, apenas prestamos ate ss, dificiles, inaudibles, la expresion de ién alas huellas que semejante acontecimiento deja en nuestros cuerpos y almas. Todas y todos olvidan. Y sin embargo, algunas personas incuban cn su cuerpo la posibilidad de aprender posteriormente lo que nacer puede querer decir. Se trata para ellas de una experiencia fisica, evi- dente, inmediata, Dar nacimiento a otrx significa revivir hacia acris 35 Nacmientos cl propio acto de nacimiento: la verdadera antitesis del nacimiento no ¢s la muerte, sino ver el propio cuerpo engendrar otros cuerpos. Ver el cuerpo transformado en matriz atravesada por una vida que ya no tiene nada de personal o individual porque transita y se eransmite de un individuo al otro, de un cuerpo al otro, sin negar no obstante la individualidad y la auronomia de los dos. Ver el cuerpo que se desdobl forma tras forma, 6r no por Grgano, respiracién tras respiracién. Ver el cuerpo ttansformarse en un mar donde la vida migra de yo en yo, de individuo en individuo, de género en género. Este segundo cuerpo, que hacemos nacer y que nace de manera alienigena y un cuerpo gemelo. Tiene un rostro diferente, rasgos extrafios, pues n nosotrss, ela ver un cuerpo extranjero, nace de la fusién de dos rostros. Uno de cada dos es de un género diferente. Sin embargo, lo que el recién nacido subyuga y don «s nuestro cuerpo: no se trata solamente de una analo} gia morfolégica, sino de una continuidad fisica, material spiritual entre ambos cuer- pos. Madre e hijx son, durante nueve n q ses, coextensivxs: al tiempo son dos seres, dos sujetos ~incluso juridicamente-, dos vidas, sus ‘cuerpos coinciden en la res extensa, ocupan el mismo espacio, « constituidos por los mismos stomos, son una éinica y misma carne, que ya no pertenece de manera exclusi continuidad a ninguno de los dos. Esta na coincidencia espacial que se acompafa de una au- tonom(a- es la forma trascendental de lo que llamamos metamorfosis y el misterio metafisico de todo nacimiento. La vida que nos anima no ¢s exclusivamente nuestra, puede pa- sar salva veritate a un cuerpo y aun individuo que nada —las ent no comparte medades los gustos, las experiencias, las opiniones, la muerte~ con nosotrxs. Desborda nuestro cuerpo, migra, puede mul: de nosotrxs como una semilla se aleja del dérbol que la engendrd y del que forma parte. Esta vida esta siempre lista para irse a otra parte, para construir otros cuerpos a partir de nuestros de esta multiplic. ir su cuerpo como la cuerpos. El embarazo no es més que la experienc dad originaria que es intrinseca a toda vida: vi coextensién de al menos dos sujetos, dos g eros, dos respi que comparten y tironean de una tinica y misma vida, aquella que 36 bar racine ola migacn dea via antes animé a los millares de cuerpos que nos engendraron. Nuestra vida ja 4s es puramente singular, tinica, indivisible, Por eso no hay y nunca podria haber una forma de vida, una unidad trascendental imiento es justamente la negacién sntre una vida y su forma: el n: de esta sintesis trascendental. Venimos siempre de otra forma, somos su deformacién, su variacién, su anamorfosis. A la inversa, los cuerpos mas potentes de entre los nuestros pueden forma diferente que comparta ka cengendrar de st propia forma un: vida que los anima. La multiplicidad es la verdad més profunda de la Vida. Pero esta mul la unidad profunda -material, ea Si hay miiltiple en lo viviente es porque la vida conoce una continui- dad en la transformacién: imposible prolor sin deshacer la propia forma y hacer habitar la propia vida, la més plicidad no es simple ce aritmeética, y no niega |, psiquica~ de todos los vivientes. arse indefinidamente {ntima, la mas personal, la mas cercana a si mismx, en algo diferente. jén no multiplican la vida, que de hecho es la misma para todos los vivientes (de otro modo posibles), Hacer la experiencia del embarazo Ia experiencia de ver el propio La multiplicacién de los seres vivos y su va cuerpo renacer en el cuerpo de otrx- es singular también por otra ra se despliega en una temporalidad particular. Toco embarazo injerta en nncia de un tiempo prehistérico, que coincide con a presente la copr los origenes de una especie (ya que todo nacimiento coincide con el nacimiento y la creacién de la especie humana), y un futuro absoluto, mds alli de los suefios de ciencia ficcién. EI nacimiento es una contrac- cidn delos tiempos: presente, pasado, futuro, Esté en el umbral entre la historia y aquello que se ubica irremediablemente en su exterior. Dar nacimie personal), de presentey del pasado, para construir una suerte de pre 10 significa deshacer la historia (y la propia historia mpo del cial, po en gestacién es un cuerpo que construye una juventud no puramente acer la edad del propio cuerpo, deshacer el al, que es comin a la madre y al (@ la) hijx. Un cu hist6rica, ya que no esté al comienzo de la vida de la madre sino en un momento arbitrario, Por un instante, el cuerpo de la madre deviene algo que esti més acd de la juventud y de la veje7, una especie de nticleo 0 Nacimientos de vida que germina en su cuerpo. Yen ese miicleo, la como reconducida a un tiempo y a una modalidad del ser anteriores su propio nacimiento. género predefinido es un laboratorio a la ver intimo y univer cespaci Ia especie hum: 'e iicleo preindividual, prepersonal y sin I, un empo de metamorfosis que modifica a la madre, al nifio, a ay también al planeta. No es y engendra a los vivientes, sino los vivientes quienes por su gestacién Terra la que incuba dan a luz de manera diferente a la Tietta. Dar nacimiento significa entonces dejar que la ‘Tierra pase en ef cuerpo de unx para Hevarla a otra rnuacién de la tecténica de las placas, del movimiento que permite a re. Todo parto es una conti- ia cambiar su lugar. Desde este punto de vista, el nacimiento es un proceso de migraciGn: parir significa dejar migrar la vida, la respira- n, el yo, hacia otro lugar y hacia otro cuerpo, Ser madre (o padre) significa saber migrar de cuerpo en cuerpo, dejar migrar ese yo que Hlegé a nosotrxs de otra parte hacia otros destinos y otras formas de Vida. Todo yo es un migrante y ese yo divino jams podra identificarse una sola de sus identidades. Es por eso que la maternidad es una experiencia que no se i tun inico género. No tiene lazo esencial con lof hace a la madre y no a la inversa, La maternidad no es ni un destino, ni una esencia, ni una determinacién de género: es el resultado de lo que el nacimiento hace a ciertos cuerpos. Este caractet no esencial del ia en el parto, Hace falta un trabajo para devenir madre, y no solamente en el parto. El nacimiento abre nacimiento muestra su evider siempre un espacio técnico, un lugar donde trabajo ¢ imaginacién, fuerza y conciencia, esfuerzo psiquico y esfuerzo fisico, se deben reu- niry pueden hacerlo de manera diferente. Inversamente, deberiamos empezar a ver en aquello que llamamos técnica, en principio, una iacién de lo que ocurre en la maternida Es porque los s son capaces de dar nacimiento (porque pueden devenir madres) que podemos mangjar el mundo, transformarlo, hacer participar al mundo de este impulso metamérfico que llamamos vida. El nacimiento, el trabajo de mediacién de una forma a otra en que la vida se encarna, «8 lo que vuelve posible toda manipulacién t6 8 El carnaval de los dioses Nos faltan escritos en torno al nacimiento, y cuando existen, estin ‘nobles”. Los testimonios ico- relegados al margen de los saberes mis nogrificos abundan y nutrieron las reflexiones alrededor de este fené: meno durante siglos. La natividad, de hecho, es uno de los temas n frecuentemente abordados por la pintura europea, pero la mirada de los pintores esté sesgada por el prisma teoldgico. Lo que se pinta no es un nacimiento ordinario sino un acontecimiento tinico, no reproducible y contranatura, La teologia cristiana contribuyé a volver impensable el nacimiento dejindolo salir de todo marco naturalista, Hegando a oponer nacimiento y naturaleza al pensatlo como un milagro. imiento se convierte en el sinénimo de que trasciende En el mito cristiano, el na tuna novedad absoluta: la experiencia de una poten: todo orden natural. La nacuraleza entera queda fuera de juego. Como puede leerse en un evangelio apécrifo: “En esa hora, un gran silencio descendié con espanto. Pues incluso los vientos se detuvieron, no produjeron siquiera brisa, no hubo ni movimiento de las hojas de los drboles, ni ruido de agua; los arroyos no flufan, no habfa movimiento 0 del mar; todas las cosas nacidas en el mar estaban silenciosas; nin: guna voz humana resond y hubo un gran silencio. El polo mismo interrumpié su velox trayecto a partir de aquella hora. La medida del tiempo casi se detuvo, Todo el mundo se colmé de un gran miedo y guards silencio; aguardébamos el advenimiento del altisimo Dios, el fin del mundo” Si este nacimi raleza, tambi nto se despega de se despega la maternidad: hay una desposesién reciproca de madre ¢ hijo a di isioldgica y metafisica. La madre se encuentra en adoracién frente al nifio. “Cuando la luz-se elev6, Maria adoré a aquel que trajo al mundo. des lumbrante y con una gran alegrfa de ver; pues solo él aparecié como la paz, que aporta la paz. en todas partes” Esta teologia de la natividad redujo el propio nifio, como el sol, brillaba con una bellez acimiento a una cuestién pu- ramente femenina: la mujer tendrfa la capacidad de dar vida ignorando al macho (nesciens virum) y sin la simiente masculina (non ex semine iri) El trabajo, por lo tanto, corresponde exclusivamente a la mujer. La natividad del Dios, el paradigma de toda natividad, diferen las demas (verbum caro frctum non ut eaeteri nascuntur infantes, en las palabras de Pascasio Radberto), ocurre sin pecado, sin dolor, liberada del deseo, de la mex y de la metamorfosis. Poco a poco este acon- tecimiento extraordinario se secularizé y se convieti6, por extens en ef nacimiento hu ano. Encontramos el ejemplo més evidente de esto en las obras de Hannah Arendt, quien, en oposicién ala doctrina de su maestro Heidegger, segiin el cual solamente el hombre hace la experiencia de la muerte, hizo del nacimiento la experiencia humana por excelencia (parafraseando la teologia medieval, 10 como nacen los demas” —homo caro fuctus non ut eaeteri nascuntur viventes-). Asi, al referirse a l se podria escribir que “el hombre se hace car igloga de Virgilio, en la cual v. n himno ala natividad, 1 el nacimiento de un nifio y la legada de una nueva generacién’, Arendt habla de “la cualidad divina del nacimiento en si”. El nacimiento es entonces “el ingreso de una criatura nueva que hace su a tun canto de gracia p: icién en medio del continuo temporal como algo completamente nuevo". En esto, sobre todo, concierne alos humanos: 40 solamente los hombres nacen, pues solamente ellos son “initium, re- ign llegados ¢ innovadores en virtud de su nacimiento”, y solamente ellos “toman iniciativas, son llevadosa la accién’. Es solamente con la 1 principio de comienzo legé al mundo”. Solo el hombre puede nacer realmente, pues solo aparicién del hombre, segsin Arendt, que les capaz de comienzo y de accién. A la inversa, es el nacimiento el que nos hace conocer realmente la novedad propia de la accién: “sin el hecho de nacer no sabrfamos siquiera lo que es la novedad”, No es ficil liberarse de esta herencia milenaria, Para hacerlo, antes a, quizas habria que imaginar que invertimos, 6 mas biep que radicalizamos hasta los confines de lo imaginable l ral del dogma cris no: combatir el Fuego con el fue- nala forma de teologia con una mejor. Habria que imaginar entonces que, si Dios participa del nacimiento, deberi encar cualquier ser natural: un buey, un roble, una hor Sie nacimiento trae la salvacién, es en cualquier nacimien- «co, en cualquier momento, en cualquier lugar. Deberiamos i aginar entonces que todo nacimiento es a la vez una forma de divinizacién, de transmisién de la sustancia divina, pero también y sobre todo de metamorfosis de los dioses. Dios comprenderia entonces en su unidad a todos los vivientes, y, a la inversa, cada vivier divinidad, cual palidecerian todas las religiones histéricas. seria una experiencia al teolégico frente al de multiplicacion de Esta perspectiva fue considerada por Samuel Butler, el célebre escri tor inglés autor de Erewhon y gran lector de Darwin. “Dios ~escribe Butler en su libro Dios conocido y Dios desconocido- no pucde volverse hombre de modo mas especial de lo que se puede volver otras for ‘mas vivientes, al igual que nosotros no podemos ser nuestros ojos de modo especial que cualquier otro de nuestros drganos”. En esta nueva economia de la encai in, el hombre no puede y no debe cupar un sitio privilegiado. “No podemos admitir que una forma viviente sea més semejante a Dios que otra”: la unidad de lo viviente cs la huella de la divinidad. “Es cierto entonces -escribe Butler que on en realidad un todas las formas vivientes, animales o vegetales, Ainico animal; nosotros y los musgos no formamos parte de a Naciintos y misma persona en sentido figurado, sino con tanta verdad literal auténtica como cuando decimos que las ufias de los dedos y los ojos de Persona podemos Persona, el misterio un hombre forman parte del mismo hombre. ierpo de Dios, y en la evolucién de es de su Encarnacién”, Si el nacimiento ~y la metamorfosis~ es la fuerza que une a los inculo de continuidad a la ver. biolégico, genético, carnal, no se lo puede interpretar, como hace Butler, en términos de una unidad personal u org’ vivientes entre si en un ica. Esta perspectiva des- cuida o rechaza el punto de vista de las y los que dan nacimiento. Ya no es Dios el que da nacimiento al mundo, ni el mundo el que da a luz.a.un dios de forma humana. Todo nacimiento es el proceso de migracién de los dioses. 2 La palabra de la Tierra Todas y todos somos la repeticién de una vida anterior. En cuanto que debe constituirse a través del nacimiento, la vida es siempre repeticién. No hay origen posible: la vida es una nueva versién de lo que la prece- de, Es por eso que cada pregunta en torno al origen de lo viviente es aporética relacién ambigua con el pasado. Bs a la ver su ida vida mantiene una bolo y su indice: lo contiene en ella y es su expresién encarnada. Sin embargo, en esta paradojal. En cuanto repetici expresi6n, el p recuerdo, sino también remodelado, reconstituido de ma ria, transfigu jo no cs simplemente significado como memoria y arbitra: ido. Por la misma razén, toda vida tiene una naturaleza simbélica. No tuvimos que esperar la aparicién del lenguaje verbal: toda vida, en su cuerpo, ya es lenguaje. El nacimiento es el que hace de las formas anatémicas y fsiol6gicas algo que tiene el estatus de signo. A partir de esta evidencia se articula una de las e \cimiento, que fue entregada por uno de los alumnos y asas reflexiones geniales y heterodoxos de Freud, Séndor Ferenczi. E escrito sorprendente, Thalasca: una teorta dela genitalidad, aparecido 4B Nacinints por primera vez.en alemsin en 1924, Ferencei presenta la idea de que toda forma de vida es “la repeticidn de formas de existencia arcaicas” que intentan redimirse de esa manera de un traumatismo inmemorial, Asi, el nacimiento representaria “la recapitulacién individual de la gran catéstrofe que, durante la sequia de los océanos, obligé a tantas especies animales y ciertamente a nuestros propios ancestros animales a adaptarse a la vida terrestre”. De hecho, “tras la sequia, los primeros intentos de apare niento entre peces tenian por ob: jetivo recobrar en un cuerpo animal el antiguo medio ambiente familiar, hiimedo y rico en alimento, el mat. Una catéstrofe similar pero todavia més arcaica, pudo incitar a los unicelulares a devorarse centre si, pero ninguno de los adversarios logré aniquilar al otro. De a unién fundada er esta manera pudo realizar compromiso, tuna especie de simbiosis que, tras un periodo de coexistencia vuelve siempre a la forma arcaica, la la fecundada que produce y libera nucvamente células pi mitivas (las primeras oélulas germinales)” Ya en Lamarck, medio ambiente y anatomia de lo viviente estan en relacién simbélica: la anatomia es sie pre simbolo del entorno pasado que determiné su formacién, y, a la inversa, el entorno es fabricado por los setes que lo han habitado. Aqui, el simbolismo yeracional: cada forma de vida es a la una cualidad transg bolo de wn cavistrofe y de un craumatismo, y el signo d 0 que la cransferencia a la descendencia de la mayor parte de la tarea penosa de liquidar los traumatismos”, Nuestra identidad “representa la suma de las impresiones traumiticas leg das por nues tros ancestros y retransmitidas por los individuos”: nuestro ADN es tuna coleccién de “engramas”, de jeroglificos de todas las batallas, y sobre todo de las derrotas, vividas por todos los vivientes cuya voluntad de redencién y de salvacién encarnamos. Entonces, desde este punto de vista el del simbolismo del que todo cuerpo viviente es ala ver lengua y palabra, es siempre el planeta mismo, Segrin Ferenczi, hay una “identidad simbélica que existe, por una aquel que habla, el sujeto que toma la parte, entre el vientre materno, el acéano y la tierra, y por otra parte 4 centre el pene, el nifio y el pez”. La maternidad es un hecho eésmico: La madre es [...] en realidad un simbolo y un sustituto parcial del ‘océano, y no lo inverso”, No solamente la maternidad es siempre una funcién geolégica y planetaria, sino que el viviente mismo es d simbolo de la Tierra entera. Asi pues, la vida ha permitido que el cosmos se exprese 5 La metamorfosis como destino Una ver nacidxs ya no tenemos eleccién. El nacimiento hace de la metamorfosis un destino. Estamos el mundo solo porque nacimos. Lo contrario también es verdad. Haber nacido significa que somos un pedazo de este mundo: coincidimos for Ly materialmente con cextrafio y complejo qui en nuestro cuerpo. Somos ciertamente un pedazo de este mundo, pero un pedazo cuya forma tuvimos que cambiar. Somos un pufiado de dtomos y de cuerpos que estaban —todos- ya ahi y a los cuales qui- simos, pudimos y debimos imponer una nueva direccién, un nuevo de vida. Somos una metamorfosis de este planeta ~cada unx de nosotrxs lo es, y solo a través de la metamorfosis destino, una nueva for tuvimos acceso a nosotrxs mismxs y al resto de los cuerpos-. Hemos cambiado el trozo de materia que nos alberga para llegar al mundo. Nos apropiamos de los cuerpos y las vidas de nuestros padres y mo- dificamos su curso: su ADN, st yo, su sonrisa, su voz, su acento, estén corrompidos y como ebrios en nuestro cuerpo. a Naciientos Nuestra vida comenzé por un acto de metamorfosis de la vida de otrx. Ser hijas 0 hijos -es decir, haber nacido~ significa sobre todo «sto: estar obligadosa convertirnos en agentes de metamorfosis de los ccuerpos del projimo el de los padres y el del mundo-. Este acto no se termina con el parto y ef nacimiento: la metamorfosis nunca tiene mino. El yo es siempre un diferencial Solo prolongando ese mismo gesto podremos continuar viviendo. La mi morfosis no se detendra jamais. No es solo una cicatriz de nacimiento, es un destino, No es un acontecimi nto pasado e indis- ponible, sino el modo de vida de todo cuerpo viviente. No define wi forma de pasividad, es el espacio infinito de la actividad de lo viviente de cara a si mismo y al mundo. La metamorfosis es la adhesién y la coincidencia con un cuerpo distinto el cuerpo de otrx que adoptamos, que acondicionamos poco a poco-, Atrave ia metamorfosis significa poder decir “yo” en el cuerpo de otrx. Todo ser metamérfico, todo ser nacido, esté compuesto yha ido por esa alteridad que jamés podré borrarse. Aun cuando constratimos algo muy alejado de aquello de lo cual hemos partido —lo que llamamos herencia-, lo otro permanece en nosotrxs. El concepto de herencia expresa perfectamente este aspecto: lo que hay en nosotrxs de més intimo y mis profundo, nuestra identidad genética, proviene de ‘otrx, fte preparada por oux. Nuestra forma jamais se dejar conjugar por el verbo ser, pues solo define una posesién: algo que tenemos, un habitus. Jamés podremos integrarlo, permanecerd siempre en nosotrxs tuna marca de alteridad. Pero esta alteridad nos fue dada: ahora es sus- ceptible de suftir modificaciones. Una herencia expresa la posibilidad de apropiatse y de modificar lo que pertenecia a otrx. Desde: a incubar lo otro en uno mismo, sin ser enteramente uno mismo ni te punto de vista, la metamorfosis es la condicién que obliga confuundirse 0 fundirse enteramente en otto. Haber nacido significa «to: no ser puro, no ser uno mismo, tener en si mismo algo que vi de otra parte, algo extrafio que nos impulsa a devenir extraiixs a noso- trxs mismxs cada vez. ‘Transportamos en nosotrxs mismxs a nuestros adres, a nuestros abuelos, asus padres, alos simios prehumano: peces, a las bacrerias, hasta los minimos étomos de carbono, hidrdgy B ‘oxigeno, nitrégeno, etc. Jamas seremos homogéneos, transparentes, reconocibles. perfectamer morfosis no es simplemente la sucesién de dos diferencias, osibilidad de reempla de los posibles mis alejados en una ti al otto, la coexistencia paradojal 49 Espejo del mundo Como todas y todos, he olvidado todo. Ninguna imagen me viene a la mente, Recolectamos imagenes, las almacenamos, las archivamos. Las des de nuestras habitaciones, las colecci colgamos en las pa mos cs, las consideramos como un sustituto de nuestro ado, Ja verdad del mundo, Sin embargo, no sabemos nada de lo que oimos, sentimos y vimos en los primeros momentos de nuestra existencia y nada queremos saber. La primera imagen del mundo. Lo que vimos y rostro, Hacemos de todo lo que hemos visto, oido, sentido y « sentimos apenas salidos del vientre. Con ojos siempre incapaces de ver. todas y todos, he olvidado todo. O quizas no haya olvidado. Con Puede ser que ese gusto y exe olor, esa luz y esas primerisimas is genes se hayan vuelto el tejido y la carne de toda percepcién. Quiad es gracias a esa imagen que todo parece estar en el mundo. Quizs sea esa imagen la que transforma las cosas en cosas, colores, formas y realidades de este mundo. Cuando pensamos en una imagen del cosmos pensamos en una foto, la ast7-148-2272, 0 Blue Marble, tomada el 7 de diciembre de 5 acini 1972 en el espacio, a una distancia de alrededor de 29,000 kilmetros de nuestro mundo, C Ja vez que pensamos en la'Tierra, pensamos en sa esfera perdida en la nada. Sin embargo, no necesitamos abandonar la érbita ¢ ir hacia el espacio para obtener una imagen del planeta. Cada unx de nosorrxs lo es. Nacer no solo es formar parte del mundo. Es también y sobre todo devenir un atlas abierto del mundo: todo ser vivo es no solo un mundo sino un espejo llamado a acoger en si mismo, como una imagen, al mundo mismo. Somos el mundo como sujeto y como imagen. La vida no es solo una transformacién del mundo: es el momento cen que el mundo se refleja en una de sus partes, deviene una imagen conservada por una de sus partes. Lo que llamamos conciencia no es imais que esta reflexién de la Tierra sobre s{ misma, y cada ser vivo es nnte conciencia del mundo: imagen del mundo no como sino como espejo. Ni siqui percibir: todo ser vivo no es otra cosa qu sa capacidad de refleja la toralidad del mundo en todo lo que hace, de convertirse en la imagen del pl neta entero y de preservarla, No hace falta la globalizacién para encontrar la totalidad: en el corazén de cada ser vivo hay una pers pectiva de todas las cosas. Y esta perspectiva, esta total id, no es la de un objeto sino la de una vida posible. Una forma de permitir que el mundo recobre un hogar: Como todas y todos, he olvidado todo. No podia mis que olvi dar. Toda vida n -va es una nueva casa para el planeta, una nueva ‘manera para él de decir “yo”, y para hacerlo necesita olvidar. En cada nacimiento, en cada unx de nosotrxs, en cada tno de sus vivientes, la Tierra olvida lo que es lo que fate hasta entonces para fabricar de otra manera su rostro, para construir de otra manera su historia, Poco en el cuerpo de un arce 0 de un aguila, Todo viviente es la reencarnacién misma de la Tierra, 52 I, CAPULLOS Transformaciones me en un capullo ~poco importa Sofié a menudo con ello. Encert nde mid ceudl-: una habitac artamento, una casa de campo en un pais lejano, un submarino en el fondo del mar. Cortar toda relacign con el mundo y abandonarme al trabajo de la materia. Sentic que mi se suelda otra vez bajo una forma nueva. Experimentar que la modifica de principio a fin. Desper- que me pertenecia, de lo una fuerza que la cince da de lo que c tarme y no encon ser yo. Despei me rodea es irremediablet queer aarme y darme cuenta de que el mundo que rence diferente: en textura, en intensidad, cn luminosidad. Soiié a menudo con ello. Enrollarme en la seda hasta separarme del mundo durante dias. Construir un huevo suave y cindido al interior ala tal del cual dejar trabajar a mi cuerpo. Atravesar un cambio rad punto que el mundo mismo ya no sea el mismo. Ya no poder ver de Ja misma manera. Ya no poder oir de la misma manera. Ya no poder irreconocible, Habitar un mundo vivir de la misma manera. Dever que se haya vuelto él mismo irreconocible 38 apts menudo con ello. Tener la potencia de ls orugas. Ver surgi las alas de mi cuerpo de gusano. Volar en lugar de reptar. Apoyarme en el aire y no sobre la tierra. Pasar de una existencia a otra sin tener que mori por es0 mismo inclinar el mundo sin tocarlo. La forma més peligrosa de la magia. La vida més préxima a la muerte, renacer, La metamorfosis. Me pregunté por mucho tiempo por qué aquello era solo un sueio. Por qué nunca lo vivo en estado de vigilia. En primer lugar, hay una dificultad en torno al cambio. Hemos hecho del movimiento y de la transform: dos fetiches Sin embargo, se hace de todo para volver imposible el movimi Aspiramos a movernos, a cambiar de sitio en la sociedad, a mutar hacia otro lugar de la habitacién, a pasar de un estado a otto. Pero todos estos cambios son una ilusién: desplazamos la misma vida hacia un nuevo decorado, una agradable fachada que oculta las telas de arafia en el auténtico, viejo mobiliario intacto y envejecido de ‘nuestras almas. La mundializacién haba prometido una movilidad inaudita en la historia de la humanidad. Resulté una variante a escala global del juego de la oca: los desplazamientos son febriles, pero todxs Ixs participantes siguen siendo las y los que eran. Los ticxs siguen siendo ricxs, Ixs pobres permanecen en Ia linea de llegada sin mayores oportunidades que en la partida. Lxs occidentales siguen siendo occidenrales donde sea que estén, Ixs africanxs continiian siendo excluidxs y castigadxs en Occidente. Si es0s movimientos Hegan a alterar la sociedad o la geografia mundiales, es porque son caras de un mismo cubo rubik: la naturaleza y el ntimero de colores siguen siendo los mismos, simplemente permutan su posicidn. Pregonamos un amor inquebrantable por la tra formacién del mundo, por su progreso y su mejora, pero cualquier cambio real hos aterroriza. Preconizamos el reemplazo de los objetos que nos rodean, pero ecretamente esperamos que eso no altere nuestra He. y sin embargo ese identidad: tenemos terror de perder aquello que nos sost ‘mos transformado el mundo hasta la médula cambio nos paraliza: nos negamos a acomp: cen nosotrxs mismxs, lo con un cambio 4 Trarforacines Cada ver, la transformacién es solo simulada. Cada vez, el movi: miento se estanca. Hay algo que nos retiene, algo que nos aleja de la metamorfosis, Estamos habituadxs a pensar la transformacién y el cambio siguien- do dos modelos: la conversién y la revolucién, La metamorfosis no es ni una ni la otra En ka conversién, el que cambia es exclusivamente el sujeto: sus opiniones, sus actitudes, su manera de ser se transforman, pero el debe permanecer~ idéntico. ién puede ser testigo del cam- Solo un mundo mundo permanece que no haya sido tocado por la convers bio del converso. La conversién es a menudo la consecuencia de un ‘camino interior, hecho de pruebas y revelaciones, de largos ejercicios de abstinencia y ascetismo; presupone un dominio absoluto y total de si mismo. No hay nada més alejado de la metamorfosis que una conversi La conversién seduce, da prueba y testimonio de la omnipotencia del sujeto. El converso estard obligado a decir a sus amigxs ego nom suum ego: *Ya no soy la persona que conociste”. Estaré obligado a re- todos sus recuerdos, a rechazar su vida y a amputar una parte de si mismo. Deberé asumir un nuevo rostro y una nueva identidad, cambiar de habitos y de costumbres, no recuperar ya nada de su pasado, inmolado al fuego de su voluntad de cambio. Siempre se podré convencer de que ese cambio proviene de él, y solamente de A. La nueva identidad artificial, enteramente producida por ese “yo” 1» cotidiana de esa sin rostro que se oculta en él, solo es la celebraci potencia totalmente domesticada con la cual uno gusta identificarse para protegerse de todo lo que pasa en el mundo. En una metamorfosis, la potencia que nos atraviesa y nos transforma no ¢s en absoluto un acto de voluntad consciente y personal. Viene de otra parte, ¢s mas antigua que el cuerpo que ella fabrica y opera as alli de toda decision. Y, sobre todo, no hay ningiin movimiento de rechazo 0 negacién de un pasado o de una identidad. Un ser me- tamérfico es, por el contrario, un ser que depuso toda ambicién de pretender reconocerse en un tinico rostro. La vida que atraviesa a la oruga y a la mariposa no puede reducirse nia una ni ala otra. Es una 55 apis vida capaz de habitar y de albergar simule yeamente varias Formas, y que hace de ese caricter anfibio su potencia. EI segundo modelo, el de la revolucién, es mas ocido y exten= dido. En este, el que cambia es el mundo; el sujeto que es su causa Y que encarna al garante del pasaje de un mundo al otro no puede tigo dela La revolucién es la forma de cambio mas apreciada por la técnica y la transformarse, ya que es el nico, ansformacién en curso, politica moder ambas parecen pensar su relacién con el mundo exclusivamente bajo el signo de su transformacién radical, La técnica cs el paradigma mismo de un cambio que no puede ni debe afectar al sujeto: un instrumento técnico debe, sobre todo, no modificarse al cnidad mbio. Esta es la razén por la cual toda técnica sigue siendo una transformar al objeto que toca. Lo que mide su eficacia es sua prictica de exaltacién del técnico, del sujeto de la prictica, més que un verdadero proceso de mejoramiento del objeto sobre el que se podria hacer la politicas que hac aplica. S na observacién a propésito de todas las dela revolucién su propio horizonte y su objetivo principal, ya que en el suefio de un mundo constituido enteramente a partir de un acto de voluntad definido hay muy poco amor por la materia y el mundo, muy poco interés por el cambio, y mucho narci= sismo y tentativa de transformar la realidad en su propio espejo. Toda revolucidn, en este sentido, esté mucho més préxima a la conversion, de lo que se podria imaginar: en ambos casos, el sujeto contempla su propia pocenci La revolucién esti tan alejada de la metamorfosis como la conver- sin. Desde hace més de dos siglos, hemos pensado la técnica como tuna proyeceién de un érgano anatémico en un doble sentido. En primer lugar, el objeto técnico seria la reproduccién fuera del cuerpo de ka fos dle uno de los érganos que compon n nuestro cuerpo: el martillo no ¢s otra cosa que la imitacién del antebrazo y del pufios los lentes, la imitacién del cristalino; la computadora, la del nervioso. En un segundo sentido, se supone que todo objeto técnico reproduce al sujeto y a su voluntad hacia el crior de su cuerpo: el mundo deviene asi una prolongacién del yo. Es exactamente lo inverso delo que sucede en la metamorfosis. Un capullo nto. 56 de proyeccién de uno mismo fuera de los limites del cuerpo anatémico. Corresponde, por el contratio, ala construccién de un umbral donde todas las fronteras y las identidades ~tanto del yo como del mundo- sma que hace del estan suspendidas de manera temporaria. Es el q mundo el laboratorio de génesis del yo y hace del yo la materia mas quella que no cesa de transformarse. preciosa del mundo, 6) Insectos Estan en todas partes. Son numerosos. Son capaces de diferenciarse unos de otros como ninguna otra clase de ser vivo. Una aplastante mayorfa (90%) de la biodiversidad animal se deber natémico: se estima que hay entre seis y diez millones de especies. Su imaginacién somatica, sin embargo, no se limita la invencién de nue- vas identidades especi s; también tienen la capacidad de fabricarse ccuerpos tan diferentes en el transcurso de una mist ndividual que durante mucho tiempo aptos para pasar de u cn la pluralidad forn el impulso ha distintas espec imaginé que se trataba de seres m. especie a otra, Es como sillegaran a condensar I de una tinica y misma existencia individual ia la multiplicacién de las formas que existe entre las es: los insectos hacer de la biodiversidad planetaria un asunto de virtuosismo personal. Al transformarse en mariposa, la oruga produce en su vida, y a partir de ella misma, una diversidad morfoldgica tan marcada como Ia que existe entre especies diferentes. Los insectos logran domesticar en su propio modo de vida la diferencia a la que solo nos da acceso la experiencia interespecifica, De hecho, para definir su modo de 59 Capues vida es que se empleé luego en biologia el término que Ovidio habia introducido en la lengua latina: metamorfosis. El naturalista Thomas Moffet fue el primero en tomarlo prestado, Su obra Insectorum sive minimorum animalium theatrum tuvo profundas repercusiones hasta en la filosofia politica moderna, pues hacia de la vida social de los insectos un modelo para pensar la de los hombres. Si toda politica es ciencia de la diversidad, esa los maestros de la diversifica iéna quienes hay que pregu cémo vivir juntos, Ellos son los maestros de In metamorfosis, pero no siempre fue asi: no han “nacido” con ese talento, sino que supieron fabricarselo alo largo del tiempo, lo que vuelve aiin més increible su proeza. Los primeros insectos no posefan alas y no conocian la transformacién, No hay nada tural, original, espontineo en esta habilidad. Aquello que se debe censurar es la piel. Imaginen tenet, en lugar de vuestra piel, tan flexible y vellosa, algo que se aproxima al chasis de tun auto 0 ala armadura de acero de Goldorak o de Astro, l pequefio robot. Imaginen que pueden apoyarse sobre su piel como se apoyan sobre su esqueleto: imaginen que pueden pedirle que los proteja, « les dé forma y escruc Cambiar de piel significarfa entonces literal- mente cambiar de forma: con un cuerpo de ese tipo, todo creci iento s metamorfosis, Cac la ficcién que nos permite pensar que nuestra vida se da por satisfecha con una sola forma y que los cambios solo conciernen al tamafo de dicha silueta Desde el punto de vista del insecto, todo es forma y todo cambio de nueva forma, No hay distinciones entre fenémenos cuantitativos y cualitativos, todo crecimiento es dimensiones es produccién de u metamorfosis. Su estructura anatémica vuelve visible lo que apenas es perceptible en el cuerpo de los otros vivientes: la forma nunca ¢s aquello que se nos da de una vez y para siempre en el nacimiento, lo continuamos construyendo y deshaciendo en cada instante de nuestra existencia, ¥ si bien el nacimiento es el proceso de constitucién de la I nacimiento ya no es, nla mecamorfosis, un acontecimiento puntual, sino una forma trascendent Es por eso que, partir del siglo xv1, los inscctos se vuelven el banco Jeza de lo viviente y su relacién de la vida como tal, de pruebas para comprender la 60 con el cambio de forma. Por un lado, la metamorfosis de los insectos radigma para pensar la més radical de jones. Asi, Jan Goedart ve en la metamorfosis el simbolo o la alegoria de la resurreccién de los muertos. Tras haber abandonado la existencia terrestre, los insectos desarrollan alas y vuelan en el cielo, Como los resucitados, antes de llegar a esta “vida nue y més feliz”, deben estar y permanecer en reposo cierto tiempo, “como los muertos, c, sin comer, hasta que puedan adquirir una nueva forma vo cuerpo. La metamorfosis es también una alegoria de purificacién: asf como de vida’ y un nu los insectos deponen sus viejos cuerpos y adquieren un nuevo modo de vida, los hombres deben deponer su antiguo modo de vida para adoptar uno nuevo. La comparacién, muy radical, se deja invertir ficilmente: la meta morfosis serfa una resurreccién intramundana, que tiene lugar cada vez. que nuestro cuerpo cambia de forma. Por esta razén, Voltaire se las “metamorfosis que colman la tierra” como a una figuracién “Nuestras almas pasaban de ‘uerpo al otro; un punto casi imperceptible deviene un gusano, ese gusano devi we, el agua deviene nube y trueno; la madera se transforma en fuego mpsicosis y la reencarnacién: ariposa; una bellora se transforma en roble, un huevo y ceniza; finalmente todo parece metamorfoscado en la natutaleza’ En la entomologéa contemporinea, esta resurreccidn 0 re 4 un giro completamente distinto. En 1958, por ejemplo, el c logo Carroll M. Williams comparaba la vida de los insectos con la yuxta- iviendo como dos vidas sucesivas”: nacién que tiene lugar en una sinica y misma vida to1 ebre er posicién de dos formas opuestas un primer organismo consagrado “a la nutricién y al porvenir del individuo”, que consiste en “enormes vias digestivas transportadas en patas de orugas”, y segundo, consagrado “al porvenir de la especie”, que consiste en “una maquina voladora consagtada al sexo” La metamorfosis e ismo que permitiria que los dos cuerpos incompatibles pertenezcan al mismo individu. De manera opuesta, otros intentaron concebir la metamorfosis, la de los insectos como la més banal de las transformaciones. Asi a aps preocupacién por encontrar una continuidad y una unidad de todas las formas de transformaciones, Jan Swammerdam se esforzé por demos- trar que ese " plantas y las flores’; “el animal esta encerrado en lacrisélida como una flor en su capullo”. “Ese cambio ~continéia~ que por cierto se nombra ‘mal, a veces como una transformacién y a veces como una muerte y una resurreccién, no tiene en si nada més oculto ni més sorprendente que ambio no tiene nada de mis sorprendente que el de las hierbas més mis ables y enclenques que cruzan nuestros campos, y que uno puede despreciar hasta llegar a pisotearlas”. Y, contra toda posicién que quiera seftalar una fuerte discontinuidad formal entre las diferentes formas que adquiere el insecto, Swammerdam repite hasta el cansancio que todas las formas sucesivas estin “ocultas en el gusano, 0 mas bien bajo su piel, de la misma manera en que una tierna flor que comienza a crecer esté encerrada en su capullo, ya que los miembros de la ninfa que crecen poco a poco bajo la piel que los cubre legan luego aextenderse de tal sti como obligada a estallar por incontinencia para abrirle el paso; del mismo modo que una flor al crecer hace resquebrajar el capullo donde estaba contenida, la esencia verdadera de la ninfa consiste especificamente en ese estado en que se encuentra el animal cuando los miembros que antes estaban ocultos Hegan a aparecer”. La metamorfosis seria simplemente un movimiento de revelacién, de expansi6n paroxistica del vi na comparacién, lo veremos, se nera que la piel iente, al mismo nivel que la loracién. Pero en esta mi cocultard una manera todavia més radical de pensar la multiplicidad de las formas al interior de lo viviente. En ambos casos, interesarse por los insectos significa describir las diversas estrategias con el fin de componer las formas més dispares en tuna tinica y misma vida. Su vida parece no conformarse con expresarse de una dni insecto ¢s la vida de las formas mas que una a decit lo mismo de los mundos. Se t forma: el forma de vida. Se pod ede una multiplicidad de edades, de situaciones o de verdaderas siluetas anatémicas, todo insecto es un desfiladero de mundos. La tamor- ecte varios mundos incompatibles: el yo deviene la sintesis de varios universos y no el reflejo 0 cl espejo de lo que lo rodea. Asi, la biologia contemporinea explica a menudo la fosis permite que una vida co & coexistencia de dos formas anatémica y fisioldgicamente tan distantes como la larva y el adulto mediante la hipdtesis de la ventaja ecol6gica: idulto y crfa no viven en el mismo mundo, no se cruzan, no entran en competencia, Encarnan una vida que no se repliega sobre un mundo especifico, una ccologfa, un paisaje. El viviente es siempre el que com- pone mundos incompatibles y distantes, el que migra de un paisaje al otro, el elemento que esté siempre fuera de ecologia. 8 Todo viviente es una quimera a vida de los insectos es un poliptico: imposible captarla a través de un retrato. Hay que asociar varios cuadros, uno al lado de otro. Por eso, la fenomenologia mas exacta de su vida es mucho més Ficil cuando se emprende pot la via visual o picwirica que por el rodeo de tuna categorizacién puramente verbal. La clasificacién canénica de la multiplicidad de esas formas ~y su nombre- fue dada por Linneo en a triple forma ademas su Systema Naturaeen 1767. Linneo distingue u de la del huevos la larva, la pupa -sindnimo de ninfa y de crisélida solo y el imago. Las tres etapas definen ya una forma de teleologia la etapa final sera revelado el aspecto real del insecto, La entomologfa moderna distinguiré tres casos. Esta habla de ametabolia cuando el cambio parece involucrar exclusivamente a las dimensiones, cen los Archacognatha y los Zygentoma. Por el contratio, habla de he- mimetabolia o “metamorfosis incompleta” cuando, como sucede en Jos ortépteros, isGpteros y hemipteros, las larvas se parecen mucho a Jos adultos incluso si su tamaio es diferente; no tienen alas ni partes genitales, pero poseen ciertas caracteristicas que la forma adulta no 65 pals presenta, Los cientificos hablan en cambio de holometabolia o “meta morfosis completa’, como en el caso entre otros de los coledpreros 0 de los lepidépreros —las mariposa mente muy diferentes al adulto y esti presente un estadio intermedio + cuando las larvas son somatica~ (el de la pupacién), Sin embargo, orientarse por este catdlogo de ases, de los diferentes instar y de los momentos de confluencia entre una y otra silueta no es ficil. No es casualidad que el progreso del conocimiento en torno ala etamorfosis haya pasado no solamente por la escritura sino también por la investigacién visual de una de las mas grandes ilustradoras eu= ropeas, Maria Sibylla Merian. Nacida en Frankfurt en 1647, hija del gran grabador y editor Matthius Me ala observacidn de la vida de los insectos y a los trcinta y un afios estos animales: La maravillosa sransformacién y la extra alimentacién floral de la oruga. Mis adelante, relaté haberse fascinado por la observacién de los insectos desde su mas ¢ dedicé desde su nitiex publicé su primera obra consagra temprana edad: “Comencé por el gusano de seda al que descubri en mi ciudad natal de Frankfurt am Main, Luego, una ver. que descubri que las mariposas més bellas, de dia como de noche, son producidas por las orugas, me vi impulsada a recolectar todas las orugas que pudiera encontrar y observar su metamorfosis". Por lo tanto, no es por war que la primera kimina del libro ponga en escena al gusano de seda. Veintisin afios mas tarde, en junio de 1699, emprendié un viaje de hija mas joven. Permane alli veincidin s estudiando la fauna y la flora local: los resultados de estas in- -tigaciones se materializaron en su obra maestra, la Metamorphosis insectorum Surinamensium. En las Kiri ambos libros, se produce una revolucin gréfica y conceptual. Para pintar la mecamorfoss, ella dibuja una especie de dlbum diacrénico que hace del viviente mismo tun mundo. Asi, el retrato de un insecto ineluye en un marco tinico “las plantas que repre an el alimento para las orugas, los gus aves veraniegas, las mariposas nocturnas, las moscas, y otros pequefios ssinale y-su transformacién en el tiempo, en el lugar y en las pro- piedade Lo que constitufa el fondo vuelve al centro de la imagen: la metamorfosis es la diseminacién de una vida en los mundos y en 66 Todor es uma quimera las formas que ella retine en un cuadro unitario, Puede representarse de 1 de los cuales esti poblado de una panoplia de for- tinicamente como un atlas a cielo abierto que articula una ser mundos, cada mas, Como fuerza metamérfica, toda vida es un atlas desplegindose: no habita un territorio, sino que es el mapa del territorio en su propia carne. El espacio ya no es el continente de la vida sino que la vida misma despliega varias formas y mundos a partir de un tinico cuerpo, que encarna en él una cartografia diferida, diacrénica, del cosmos. Toda metamorfosis corresponde a la obligacién de la vida de hacer de si misma un lugar, un espacio habitado, un territorio a explorar y a desplegar: anatomia y geografia coinciden. Se podria decir también que la metamorfosis es lo que permite componer una serie dispar de mundos y de formas en wna sola tinea de vide: a través de esas formas se expresa un tinico yo. Toda forma, cen su espesor més intimo e individual, parece ser la pura realidad de la transmisién, Por eso, el trabajo del yo es sobre todo transmitir una forma a la otra y transmitirse de un cuerpo al otro, de un mundo al otro. La metamorfosis hace de la vida una forma de transmisién de si misma. Se trata de un movimiento a la vez préximo y opuesto al del embarazo. Si en todo embarazo un dos mundos, aqui una tinica vida se reparte entre dos cuerpos, entre 0 cuerpo alberga dos vidas y dos mundos. La idea de que la metamorfosis sea la composicién en una tinica linea de vida de dos formas y dos mundos radicalmente diferentes fue expresada en su férmula més radical por un bidlogo briténico contemporineo, Donald Irving Williamson. En una serie de articulos ‘The Origins of Larvae, presenta la tesis de que la diferencia morfol6gica entre larva y adulto, tanto en los insectos como en muchos invertebrados marinos, depende del hecho de que “las larvas fueron afiadidas a los ciclos bio- compilados en una monografia publicada en 200: ip grafia pi légicos més tarde, y nacieron de adultos de animales emparentados de lejos”. No se trata de fendmenos aislados: “Diferentes especies se han hibridado en ocasiones para producir nuevos animales que nacieron bajo una forma semejante a un padre y luego se metamorfosearon en una forma semejante al otro”. La distancia entre larva y adulto es o patos entonces la distancia entre dos especies diferentes: “La larva y el adulto tien su propio genoma cada uno, y la metamorfosis es el pasaje de la expresién de un genoma al otro”. Cuando “algunos huevos de una especie fueron fecundados por espermatozoides de otra especie”, se engendré lo que Williamson llama un hibrido en el c quimera secuencial, “un I las formas de los padres respectivos se expresan sucesivamente”: “Cada una comienza su desarrollo como miembro de un grupo de animales y lu 0 se metamorfosea para devenir miembro de un grupo totalmente diferente, a menudo de un filum diferente” La tesis que se verificé para algunos equinodermos pero que no pudo encontrar una confirmacién experimental para los insectos, esti lejos de ser sorprendente. De las hipétesis de Merejkowski sobre la simbiogénesis de los cloroplastos a las de Ivan Wallin a propésito del origen simbiético de las mitocondrias, p de Lynn Margulis sobre la genes como motor fundador del proceso evolutivo, la biologéa ha aceptado que ap. de vida superior la célula eucariota~, hay una simbiogénesis entre wsando por as investigaciones gul ralizacién del mecanismo simbiético una tes 1as metaboliz6: sien la célula base de todas las formas dos individuos que pertenecen a clados muy distantes ~bacterias y archaea, toda especie es entonces, en su naturaleza mas profunday tuna quimera. La totalidad de la vida tiene una naturaleza quimérica, Lo que afiade Williamson 3 hibrie dacién habria desempefiado un papel vital no solamente en las etapas primitivas de la vida, sino también “en la historia evolutiva posterior y actual de varios grupos de animales”: “Un gran niimero de animales son aucénticas quimeras’. Will n componente u Srgano larvario contribuye directamente intuicién es la idea de que mson parte de laevidencia de alos componentes u drganos adultos” y que entonces “un ciclo biolé= sgico que implica el desmantelamiento de una larva compleja y luego el nuevo comienzo en que se diferencia un adulto” es mas dificil de explicar a través de la hipdtesis de la “metamorfosis por sustitucién! “en la cual una forma corporal es reemplazada por otra”, que por ladé la “metamorfosis por adicién”, por transferencia larvaria, “en la cual primera forma corporal deviene parte de la segunda’. Por lo tanto, ef lugar de pensar que “ clo bioljgico de un animal ‘todas las fases del 68 debian haber evolucionado siempre en conjunto”, se tata de pe que un ciclo de vida resine a menudo historias evolutivas diferentes yea la inversa, expresa de manera secuencial evoluciones distintas Mis a alli del grado de homog¢ del grado comp tido de lo genético y morfolégico, més dad taxonémica, pensar que cr ma gk bservacién distante de las co to no comparten la m walogia es una idea extremadamente prolifica incluso para u id cstrictamente biolégicas. La infancia es u pecie de recuerdo reac izado de una especie, de una vida otra (asi como la edad adulta) vida, incluso la humana, que parece desarrollarse sobre una linea morfoldgica y anatémica mucho menos azarosa que la de los insectos, es la reunién de formas tan alejadas que tendriamos necesidad de construir capullos para volver posible el pasaje de una a la otra, te, dentro de una misma linea de vida, termina pasando por las experienc La metamorfosis existe porque todo vivi y los mundos més dliversos: es un callején que permite que el viviente no esté obligndo a vivie varias vidas simulta samente, y que las dos formas cohabiten sin fundirse enteramente. Un huevo posnatal Lil crecimiento es la repeticién del misterio del nacimiento. Las ‘eausas que definen el desarrollo de un individuo son las mismas que determinan su nacimiento. Desde hace siglos, la metamorfosis de Jos insectos ha sido el lugar del asombro y la dificultad para pensar esta evidencia. La vida jamés abandona enteramente su estado em- brionario 0 viceversa, lo que llamamos estado embri + el insecto es la forma de vida en la q huevo no solo esti en el comienzo, sino que prolonga su existent rio es una condicién per recorna bajo diferentes formas, es algo que sigue al nacimiento y no se limita a precederlo. Como diré Carroll William, ‘se metamorfosea, el mecanismo embrionario se vuelve accesible en un, entorno postembrionario conveniente”: la metamorfosis no seria otra ‘cosa que la transposicién del “mecanismo morfogenético del embrién cen la vida postembrionaria del insecto”. El primero en formular tal idea, durante mucho tiempo acariciada por la entomologéa moderna, fue William Harvey. Llama “principio vegetal” (primordium vegetale) a esta “sustancia corporal especifica en la cual a vida esté potencialmente encerrada como algo que existe en si pero que sigue siendo capaz de transformarse en una forma de vida n pul vegetativa gra n principio presente intrinsec: illa de las plantas son las for! estos primordia. Harvey considera a la oruga como una forma de este BI huevo y la ser as mds extendi principio vegetativo, siguiendo con ello la tradicién aristotélica, que fue la primera en considerar a la larva como “un huevo blando toda~ 1 crecimiento” y por lo tanto todavia imperfecta (De generatione animalium, 7580): la larva es una especie de huevo puesto antes de tiempo, un proceso embriogenético que se desarrolla fuera del c po de la madre, o para de Antonio Berlese, “ lo con un gran entomélogo moderno, brién libre”, Para Harvey, “un gusano 0 una oruga constituyen una via intermedia entre el huevo perfecto y el huevo imperfecto: respecto al huevo mismo, es decir, a su origen, se novimiento, de sentido y de n con la mosca y la mariposa ga es un huevo que repta y que trata en efecto de un animal dotado de Ja capacidad de alimentarse; en rel cuyo principio en potencia es, u puede crecer solo” ste huevo ambulante, aio deseado, se transforma en La paradoja de la vida de los insectos es que ta oruga, “una vez que alea huevo perfecto y, al dejar de se, se vuelve un ser en potencia’. La crisilida, el capullo construido por la larva (segiin otras termino= adio de la pupacién), es una especie de puevo posnatal La vida de los insectos es la de un huevo que conseruye otros huevos. logias, el e Como lo escribfa Henson en 1946, la metamorfosis es la “repeticion del proceso de desarrollo que se produce durante la embriogénesis": la vida de los insectos es “una serie de ciclos de repeticiones de desarrollo que se asemejan de manera esencial a la embriogénesis", En esta hipétesis, que hoy n dia es compartida solo por una parte de los cientificos, la metamorfosis es la evidenci de la imposibilidad de alejarse de la fase de gest destinadxs a la metamorfe ‘én. Si estamos is por nacimiento, todo ser vivo, por condenado a permanecer en parce como infantes la infancia jamés podri abandonarnos y nosotrxs jamés podremos ignifica tener siempre la fuerza de hacer del cuerpo un huevo capa de creat nueva identidad. Todo yo es un huevo, y solo arnos de ella. Cambiar de forma ~metamorfosearsi y de vehiculizar un: Rn ra todo viviente | ‘Untuev postal somos un yo porque conservamos en nosotrxs esta potencia meta- mérfica cuy: n es el huevo. a expr Es como si la metamorfosis permitiera interiorizar la capacidad de estaci y dirigiela no simplemente al otto, sino también asu propio viviente. Tanto nos obsesiona la muerte, la decadencia, el declive, a de mos cuenta de que todo viviente es una fi acién ~da vida a sus propias formas y a una infinidad de otras La metamorfosis es ante todo esa potencia de todo viviente de incu que ya no nos d bar en su seno la capacidad de hacer vi iar a vida que lo anima. El p reaparecer en el curso de la vida, se vuelve asi el médium absoluto, el huevo, que los insectos liberan de su segregacié tal y hacen intermediario entre todas las formas que la vida atraviesa y produce. EI huevo es el emblema del estado metamérfico: un estado —como dice Harvey- intermediario entre “el ser animado y el ser inanimado, ya que no esté dotado de una vida verdadera y propia, pero no carece completamente de ell” El huevo, como la gestacién, también es un jeros fico que rees- Harvey, “a la ver el comienzo y el final”, “como un puente que une a los padres con los ‘Como perpetuacién de la ia del huevo, toda metamorfosis corresponde a un movimi to de contraccién de los tiempos. La infancia ~poco importa que tra fancia, de la de la especie, de la vida o de la cribe la relacién entre pasado y futuro. Es, di hijos, a quienes eran con quienes se experie e de nuestra prop Ticrra~ ya no ¢s un acontecimiento prchistérico, no cesa de volver, de tropezarse con el presente, de obligarlo a trazarse nuevamente. Por otra parte, gracias al huevo posnatal, el futuro parece llegar y desviar cl presente gracias a una infancia que no se quiere considerar pasada. La imagen de la infancia o de la juventud cambia: la infan yanoes Hién de aque la cualquier viviente cuestién de edad o de falta de experiencia, sino una cui ‘én entre el hacer y la forma, Es joven cualquier vida forma sigue siendo el objeto de un trabajo poié que no puede reconocerse enteramente en la forma que lo alberga El huevo, como obra y médium de la metamorfosis, ¢s también la paradoja de un cuerpo cuyo primer fin es unir al individuo con su entorno de manera indisoluble. En todo huevo, en efecto, lo viviente B

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