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ee ee Ree ee ad calumniado que Pio Xii. Lo menos que se ha dicho CeCe i ie ie eae cee Ce eet Omit a et Ad del inglés John Cornwell, exseminarista, autor de E pe aman to meta ke r tae} Te Mel eM Oe eg Bs cold rela oo So RUM Mee Wet ect te Pe en Rose kee) eR OC net ae TO NM eee erate ty Dee a eae et eae Sete eae Rt ae mee) chivo expiatorio, fuera de Alemania, en la figura de eigen eS ey Fem eR met) See eR en Ree ay Nem ete Reece cag ello su titulo: Pio Xil versus Hitler y Mussolini | Ain TTT) Carlos Ros Pio XI versus tler y Mussolini PIO Xu Versus FITLER y MUSSOLINI Carlos Ros (© 2014 by Carlos Ros Carballar (© 2014 by Editorial Monte Carmelo del Empecinad, 1; Apdo. 19 09080 Burgos Tino: 947 25 60 61; Fax: 947 25 60.62 hnttpv/wwwwernontecarmeto.com editorialemontecarmela.com lmpreso en Espafa, Printed in Spain ISBN: 978 -84-8353-659-9 Depésito Legal: BU 254-2014 Lmpresin y Encuadernacién: “monte Carmelo” Burgos Queda prohibida, salvo excepcon prevsta en la ley, cualquier forma de reproduccin,distrbucion, comunicacén publica Y tansfarmacin de esa obre sin cantar con ia autoizacion| de los tiulares dela propiedad intelectual la infacién de los derechos mencionada puede ser constitutva de delt contra la propiedad intelectual (ats 270 y ss. del Cdigo Penal. La lolesia no teme fa luz de la verdad 1ni por el pasado, ni por el presente, ni pore futuro. Pio XI, 13 unio 1943 Indice Motivacin Cap.1: Ser4un gran Papa . . Cap. 2: Hombre de paz, Papa de guerra .... Cap. 3: Los papas visten de blanco Cap. 4: Lanariz de Hitler yla mandfbula de Mussolini Cap. 5: Elinfierno ha tomado el poder . Cap. 6: Negociar con el diablo ....... Cap. 7: €Una Iglesia de cruz gamada? Cap. 8: La enciclica «escondida» .. Cap. 9: Nada se pierde con la paz... Cap. 10: Hora de tinieblas . Cap. 11: Complot contra Hitler ........ Cap. 12: Con palabras de fuego .. Cap. 13: No tenemos ni camisas para los soldados Cap.14: Por respeto al Papa y... ala ciudad santa . Cap. 15: Un diablo caza al otro Cap. 16: La «Solucién final> .... Cap. 17: Elsilencio del Papa y los jarabes de pico . 15 3t a7 63, 8 97 uy 141 157 175 193 205 229 245 259 279 299 ° Po XI VERSUS HITLER Y MUSSOLIN! Cap. 18: Han cerrado un ojo... Cap. 19: Roma ha sido violada ... Cap.20: «Operacién Vaticano»: Secuestrar al Papa Cap. 21: El Nuevo Testamento no puede abandonar AVAMUQUO «ee eeeeeeeseeeeeteeeteee Cap. 22: Estrechas elausuras cayeron sin ser violadas Cap. 23: Nacen nifios en el dormitorio del Papa ... Cap. 24: «Defensor civitatis» . Cap. 25: iAl fin ha terminado esta guerral .......- Cap. 26: Bste hombre que fue un gigante .. Cap. 27: La leyenda negra .. Epilogo Bibliografia ........ indice de nombres 317 335 353 374 387 403 425 445 461 477 493 503 519 Motivacion No ha habido un papa del siglo XX més calumniado que Pio XII. Lo menos que se ha dicho de él es que fue «el Papa del silencio», por no denunciar los erimenes de Hitler, y quizés lo més, ese insulto del inglés John Cornwell, exseminarista, autor de El Papa de Hitler (menudo titulo!), cuando califie6 a Pfo XII como «el clérigo mas peligroso de la Historia moderna». En 2004, Cornwell se retract6, reconociendo que «Pio XII tenfa tan poca libertad de accién en la Roma bajo el talén de Mussolini y mas tarde ocupada por los alemanes, que es imposible juzgar los motivos de su silencio». Pero el dafio esta hecho y la caricatura que pinté de él es inadmisible. ‘Todo comenzé en 1963, cinco afios después de la muerte de Pio XII, con una obra de teatro titulada El Vicario de un tal Rolf Hochhuth, que fuera de las ju- ventudes hitlerianas y que, para descargar toda la ba- sura de mala conciencia de un pueblo alemén en con- nivencia con ese monstruo de Hitler, bused un chivo expiatorio, fuera de Alemania, en la figura de Pio XII, como el artifice del mal. $i Pfo XII hubiera hablado, Hitler no hubiera hecho lo que hizo. iQué simpleza! Jean d'Hospital, corresponsal en Roma durante veinte afios del periédico francés Le Monde y que si- guid dia a dia las vivencias de Pfo XII, Juan XXII y Pablo V1, afirma que el papa Pacelli «ha sido repren- ido, deformado, emponzofiado por gentes mal inten- 0 7 Xl VERSUS HITLER Y MUSSOLIN cionadas y notablemente por un dramaturgo alemén, Hochhuth, que lo ha condimentado con repugnantes ultrajes». -Presentar a Pfo XII, cuando se le anuneia la de~ portacién de los judios de Roma, preocupado més bien por las aeciones de bolsa, iqué ignominia! Segiin un cronista inglés, su silencio seria debido al miedo que tenfa de ser arrestado por las tropas del Reich que ope~ raban en Italia y deportado a Alemania. Insultoy men- tira. La fuerza de cardcter y la firmeza de alma de Pio XII no pueden ser puestas en discusién’. A rafz de la polémica suscitada por esta obra de teatro, comenzaron a salir cientos de libros y miles de articulos sobre Pio XII, muchos de ellos infamantes. Me ha dado grima comprar y leer los mas significati vos, pero es la tinica manera de saber qué dicen y en qué se fundamentan. ‘También han salido muchos otros libros en defensa de Pio XII. Referiré en principio solo dos: el del rabino norteamericano David G. Dalin con el titulo: El mito del papa de Hitler. Cémo Pio XII salvé a los judios de los nazis. ¥ el de Pinchas Lapide, judfo canadien- se y diplomatico israeli: Los tres titimos papas y los judios, Pinchas Lapide afirma que «Pfo XII salv6 més jjudios que todos los politicos del mundo occidental juntos». Una bibliografia extensa y testimonios vera- ‘ces espero aportar a lo largo de la lectura de este libro. Esta polémica impulsé al papa Pablo VI ~colabo- rador inmediato de Pio XII y coparticipe de aquellos momentos criticos de a guerra— a abrir los archivos de Ia Secretaria de Estado del Vaticano del periodo 1939 a 1945 referentes a las relaciones con Alemania y la Segunda Guerra Mundial. Fruto de ello fueron 11 vo- 1 DiHoserra, Juan, Trois papes, au tournant de 'Histoire. Pie XT, Jean XXIII, Paul VI, Pavis 1969, p. 548. MaTNAcION " Iimenes en 12 tomos, de 600 a 800 paginas cada uno, trabajo confiado a los jesuitas Angelo Martini, Pierre Blet, Burkhart Schneider y Robert Graham, y publica- dos porla Libreria Editrice Vaticana entre 1965 y 1981. €¥ quién se compray se lee esos tomos?, me diréis. No hace falta, estan en internet, sin cortapisas, de libre acceso a cualquier investigador. Su titulo gene- rales: Actes et documents du Saint-Siége relatifs & la période de la Seconde Guerre Mondiale (ADSS). Los estudios previos de cada tomo estan escritos en fran- és; los documentos, en sus lenguas originales: latin, italiano y alemén preferentemente. éQué motivacién me ha Tlevado a estudiar este tema y plasmarlo en el presente libro? Es consecuencia de la biografia que he publicado ‘iltimamente sobre la figura de Edith Stein, judfa, fl6- sofa insigne, asistenta de Husser!, convertida al catoli- cismo, carmelita descalza y mértir en Auschwitz’. Hoy es santa Teresa Benedicta de la Cruz y es copatrona de Europa con santa Brigida de Suecia y santa Catalina de Siena. Conocié al papa Pacelli cuando era nuncic en Alemania y escribié una profética carta a Pio XI en abril de 1933, a la subida de Hitler al poder, en la que predecia lo que iba a pasar a su pueblo hebreo y tam- bién a la Iglesia. Acusan a Pio XII de silencio ante el Holocausto. Podria responder con Emile Poulat, uno de los mayo- res historiadores del siglo: —Este silencio que el Papa no habria roto, équién lo ha roto? Quiénes son los politicos «democraticos» 3 Ros, Catios, Edith Stein, mértir en Auschwitz, Monte Carmelo, Burgos 2013. 2 Plo Xi VERSUS HITLER Y¥ MUSSOLINI que entonces protestaron? éCudles son las fronteras que fueron abiertas para acoger a los perseguidos?® Es curioso que fuese la prensa alemana la que le atacase ~ya desde sus tiempos de secretario de Estado de Pio XI- de ser antinazi y amigo de los judios. En junio de 1937, al término del undécimo Congreso Eu- caristico Nacional de Francia, el cardenal Pacelli ben- ijo solemnemente la basflica que se habia levando en Lisieux en honor de santa Teresita del Nifio Jestis. Dos aiios antes, Pacelli habia visitado Lourdes, pero esta vez era una visita de Estado, recibido en Paris por un gobierno francés, compuesto mayoritariamente de so- cialistas y masones. En su presencia y en la catedral de Notre Dame, pronuncié una homilia en la que resalt6 Jos valores cristianos y conden todos los «falsos pro- fetas que han devuelto al mundo a una nueva era de tinieblas, peor que la precristiana». La prensa francesa recogié estas palabras como di- rectamente dirigidas a Alemania. El diario Humanité dird que el texto de la homilfa estaba dirigido a «aque- la noble nacién conducida por malos pastores a una absurda divinizacién de la raza». La prensa alemana, por su parte, definié al cardenal Pacelli como «amigo Ge los judios» y «cardenal comunista» y lo caricatu- rizaban en vifietas donde aparecia de forma ridicula*. Es curioso que el prestigio que Pio XII tuvo en vida y las muestras de condolencia a su muerte de los mas Giversos lideres mundiales se haya convertido afios después en una condena de su persona. En agosto de 3 Casavn, Juprm, Il rabino che si arrese a Cristo. La storia di Eugenio Zoli, abino capo a Roma durante la Seconda Guerra ‘Mondiale, Edizioni San Paolo, Torino 2002, p. 85. 4 Hasenas, Mrciaet, Pio XI, il papa che si oppose a Hitler, Milano 2009, p. 164; Guipvees, Pek Lusi, Il Terzo Reich contro ‘Pio XII, Papa Pacelli nei documenti nazisti, San Paolo, Torino 2013, p. 80s. MonvACION 8 1943, la revista Time le dedieé la portada en reconoci- miento de sus esfuerzos en pro dela paz. Poco antes de acabar su misién como nuncio en Berlin, en el verano de 1929, el nuncio en Viena, mon- sefior Enrico Sibilia, pidié informacién a Pacelli so- bre un «cierto Hitler». ¥ Pacelli le respondié el 5 de agosto: —Se trata de un agitador politico mal afamado que leva por nombre Adolf Hitler... En 1923, organizé mi- litarmente a sus partisanos en lo que se llam6 Sturma- bieilung y tenté con el general Ludendorff de hacer un putsch que tuvo el resultado desafortunado que me- recia. Bl1 de abril, fue condenado a cinco afios de pri- si6n, pero fue liberado a finales de ese afio. En febrero de 1925, fund6 el Partido nacionalsocialista de los tra- bajadores alemanes, lo que le ha permitido reunir en torno a si a sus partisanos que, durante su detencién, se habjan unido de mal grado en el DeutschVélkische Freiheitspartei (partido de extrema derecha). Y concluiré: —Inditil afiadir que yo, durante mi estaneia en Mu- nich, jamas tuve contacto personal con él. No se verén nunea las caras, pero aquellos mo- mentos histéricos les hard vivir frente uno del otro. También Mussolini, pero el Duce es otra cosa. Con él se vio una sola ver, en el Vaticano, cuando Pacelli era secretario de Estado. Pero jamas desde que subié al ‘trono pontificio. De todo esto y del ambiente maléfico que se vivi6 en aquellos aiios pretendo que trate este libro. Y por ello lo he titulado: Pio XII versus Hitler y Mussolini, 5 Wour, Hussnr, Le pape et le diable, CNRS Editions, Paris 2009, pega. Capitulo 1 Sera un gran Papa Pio XI arrastra un cuerpo enfermo desde 1936. La navidad de ese affo, todo el mundo pensaba que el final estaba pr6ximo. De hecho, desde noviembre se hallaba postrado en cama. El5deenero de1937, L/Osservatore Romano dio un parte sobre la salud del Papa: sufria enfermedad cardiaca ¢ insuficiencia respiratoria. Un mes después, el 6 de febrero, el mismo periédico vati- cano publicaba un comunicado mas reconfortante: En el feliz. aniversario de la eleceién de Su San- tidad al solio pontificio, somos dichosos de anunciar que las condiciones de salud del Santo Padre han me- jorado notablemente. El ritmo cardiaco se ha normali- zado; también el trastorno de los miembros inferiores mejora, con la casi total cicatrizacién de las tlceras, que han sido causa de tantos sufrimientos. El 28 de marzo ya aparece en piiblico y da la ben- dicién apostélica desde la logia exterior de la basilica de San Pedro. Escribiré meses después una enefclica donde atribuird su curacién a la intercesién de Teresa de Lisieux, la joven carmelita francesa a la que beatifi- 6 y canoniz6. Pfo XI consideraba a Teresa de Lisieux como la «gloria de su pontificado» y no ahorr6 ealifi- cativos a la hora de expresar sus sentimientos respecto de ella, La llamé «La nifia querida del mundo», «Una obra de arte de la naturaleza y de la gracia», «Una pa- 6 Po XII VERSUS HITLER Y MUSSOUN! labra de Dios para el mundo», «Miniatura exquisita de santidad»... En la eneiclica Ingravescentibus malis (29 sep- tiembre 1937), dedicada al Santo Rosario, ofreceré una cita de su estado de salud, caso insélito en las en- ciclicas papales. Dird en la exhortacién final: —Deseamos que todos cuantos son nuestros hijos en Jesucristo se unan con Nos a dar gracias ala excelsa Madre de Dios por la salud que felizmente hemos re- cuperado. Esta gracia, Nos la atribuimos a la especial intercesién de la virgen de Lisieux, santa Teresa del Nifio Jestis, mas es sabido que todo nos lo concede el Sumo y Omnipotente Dios por las manos de la Virgen. ‘A pesar de sus enfermedades, Pio XI, desde su le- cho, ordené al cardenal Pacelli, su secretario de Es- tado, que invitase a Roma a cinco prelados alemanes para examinar la situacién de la Iglesia en Alemania y decidir qué postura adoptar. Fueron convocados los ‘res cardenal alemanes: Bertram de Breslau, Schulte de Colonia y Faulhaber de Munich, y dos obispos: von Galen de Miinster y von Preysing de Berlin. El sabado 16 de enero de 1937, los cinco prelados fueron recibidos por el cardenal Pacelliy al dia siguien- te por Pio XI en su dormitorio. Todos estan de acuerdo en que ya no bastan las protestas oficiales del Vaticano contra las violaciones del eoncordato y las vejaciones que sufre la Iglesia catdlica en Alemania. Es necesario algo més: una carta personal a Hitler, una enciclica, un acto piblico... El cardenal Faulhaber seré encargado de poner por escrito un texto solemne como para una eneiclica, que sera matizado en muchos aspectos por el cardenal Pacelli. La enciclica, llamada Mit brennender sorge (Con ardiente preocupacién), escrita en alemén y no en la- tin, leva fecha oficial de 14 de marzo de 1937, domin- go de Pasion. Pero no se conoceré hasta una semana CCAP.1 -SERAUN GRAN PAPA w después, 21 de matzo, domingo de Ramos. Darla a co- nocer en Roma por los canales normales hubiera sido baldio. La censura nazi hubiera hecho imposible que egara a conocimiento del pueblo alemén. Se utiliz6 un método de suspense cinematogréfico. Un sacerdote introdujo clandestinamente en Alemania 25 opias de la enciclica y las entregé al nuncio en Berlin, con orden de ser lefda en las 11.000 iglesias catélicas alemanas lo antes posible. Habfa que proceder con el mayor sigilo para es- quivar el control de la Gestapo. Se imprimieron o ci- clostilaron millares de copias, que en correos discretos Iegaron a todas las parroquias de Alemania. Hubo pi- Toco que la escondié en la caja fuerte, donde guarda- ba los objetos valiosos de culto, 0 en el mismo Sagra- rio, para mayor seguridad. Cémo se logré su lectura en la mayor parte de los templos alemanes es casi un milagro, un dia el domin- g0 de Ramos especialmente coneurrido por los fieles. La policia y la Gestapo trataron de impedir su difu- sién y lo lograron en algunos lugares. En Aquisgrén, en conereto, secuestraron millares de ejemplares. Pero la enciclica se ley6 y tuvo una resonancia enorme, no solo en Alemania, también en el exterior. —Con ardiente preocupacién y con desénimo cre- ciente hemos observado las tribulaciones de la Iglesia catdlica en Alemania... S6lo las mentes superficiales pueden caer vietimas del concepto erréneo de una dei- dad nacional o de una religi6n nacional. El Creador del universo y Legislador de todos los pueblos no puede ser encerrado dentro de las fronteras de un solo pue- blo; dentro del rbol genealégico de una sola raza... Quienquiera que exalte la raza o la nacién 0 el Estado, elevindolo a la categoria de maxima norma y venerén- dolo como a un fdolo, pervierte y tergiversa el orden de las cosas ereadas por Dios... El verdadero cristianismo se demuestra en el amor a Dios y en el amor activo al 8 Po Xi VERSUS HTLER Y MUSSOLIN préjimo... Las leyes humanas que van en contra de las leyes naturales no obligan a nadie en conciencia... So- lamente la ignorancia y la arrogancia pueden cegarle ‘a uno ante los tesoros que encierta el Antiguo Testa~ mento... El que quiera probibir el Antiguo Testamento enlas escuelas y las iglesias comete una blasfemia con- tra la Palabra de Dios... Monsefior von Galen, obispo de Miinster, escribe a Pio XI: —Por primera vez. después de 400 afios los pro- testantes han reconocido que el pontifice ha hablado «también por ellos». La prensa nazi se vole6 al dia siguiente en censu- ras y amenazas desafiantes. El periddico Voelkischer Beobachter inserté un artfeulo con un titulo envene- nado: «El Dios judio y su representante en Roma». Y comienzan las represalias. Doce imprentas fueron cerradas por haber impreso la eneiclica. El jesuita Rupert Mayer es arrestado y encarcelado por haber comentado la enciclica en ei ptllpito. Los obispos de Rottenburg (monsefior Sproll), de Friburgo (monse- fior Gréber) y de Munich (cardenal Faulhaber) sufren el saqueo de sus obispados por las juventudes hitleria- nas. Mas de mil sacerdotes y religiosos y una centena de catélicos son arrestados y condenados. Las tiltimas organizaciones catdlicas son disueltas... Eliz de abril, el gobierno aleman entreg6 una nota oficial de protesta a través de su embajador en Roma Querfa «dejar constancia de su absoluta condena de aquel gesto de la Santa Sede y declarar que lo recha~ zaba categéricamente». Juzgaba que la enefclica Mit brennender sorge era un «documento politico» y tra- taba de «soliviantar al mundo contra la nueva Alema- nia», El1 de mayo, Hitler acusé a la Iglesia catélica de inmiscuirse en los asuntos internos de Alemania en un discurso en el Lustgarten de Berlin, el sitio de reunio- nes masivas de los nazis. (CAP. - SERA UN GRAN PAPA, 9 —No podemos soportar que esta autoridad, que es la autoridad del pueblo aleman, sea atacada por cualquiera. ¥ esto vale también para todas las Iglesias. ‘Mientras se ocupen de sus problemas religiosos, el Es- tado no se ocupard de ellos. Pero cuando intenten, con medidas de cualquier naturaleza, con escritos, encicl cas, etc., de arrogarse derechos que son de la exclusiva competencia del Estado, los expulsaremos hacia el in- terior de sus actividades espirituales del cuidado de las almas que es su competencia'. Pfo XI, de una tacada, en un mes, no solo condend €l nazismo, también el comunismo ruso y la legitimi dad de la insurreccién de los eristeros de México. Fue la «Pascua de las tres enefelicas», expresi6n acertada de L’Osservatore Romano. El14 de marzo, la enefelica Mit brennender sorge sobre la situacién de la Iglesia catélica en el Reich alemén; el 19 de marzo, la enefcli- ca Divini Redemptoris, sobre el comunismo ateo; y el 28 de marzo, la enefelica Firmissimam constantiam, sobre la situacién religiosa en México. ‘A pesar de Tlevar una fecha posterior, la enciclica Divini Redemptoris fue publicada a su tiempo y cono- cida antes de la Mit brennender sorge. Quiza responda esto ala intencién de Pio XI para quien el comunismo permanecia siendo «el primer peligro, el mas grande y el més general», como lo ser también para su sucesor Pio XII. En diciembre de ese afio, Pio XI hablar4 de nuevo de la situacién de Alemania en el tradicional discurso navidefio al Sacro Colegio: —Queremos Ilamar las cosas por su nombre; por lo tanto, en Alemania se vive en medio de persecucio- nes. Se ha dicho y se trata de hacer creer que no hay * Cumos, Yves, Po XI. Il papa dei Patti Lateranensie dellopposi- zione ai totalitarismi, Milano 2006, p. 433. 2 Plo 2 VERSUS HITLER ¥ MUSSOLIN persecuciones. Pero Nos sabemos que las cosas no son asf y que se trata de persecuciones que jamds han sido tan terribles, graves y penosas, y que han tenido tristes efectos. Son persecuciones, yes triste decirlo, a las que no falta la brutalidad de la violencia, ni las presiones de la amenaza, ni los engatios de la falsedad y de la mentira? La denuncia de la ideologta nazi: racismo, divini- zacién del sistema, ete., por parte del Vaticano tendré un coste duro en los catélicos alemanes. Por eso, cuan- do se acuse al cardenal Pacelli, convertido en el papa Pio XII, de sus silencios, habré que tener en cuenta To que en su conciencia y responsabilidad pesaban las represalias brutales del régimen nazi. —Cuando un millén de judios fueron apartados de la vida politica, perseguidos, despojados, humillados —cuenta Pinchas Lapide, diplomatico israeli—, cuan- do sus sinagogas fueron incendiadas, no se tomé nin- guna medida diplomatica; ni una sola protesta oficial salié de ninguno de los Estados europeos, ni de la Liga de Naciones. A medida que el abismo moral entre el hitlerismo y las naciones civilizadas iba ensanchéndo- se afio tras afio, ni un solo Gobierno levanté la voz en defensa de los derechos humanos y de la més elemen- tal decencia, Mejor dicho, uno solo lo hizo. Era una voz débil, porque la tinica fuerza de que disponta era una compaiifa de soldados suizos, un Estado mas pequefio atin que Lichtenstein y sin apenas prestigio politico. Pero cuando el mundo entero se cruzé de brazos y ce- 176 la boca, el Papa alz6 la vor.3 En abril de 1938, un afio después de la publicacién de la enciclica contra el nazismo y el comunismo, el Sandey Express escri * hid. p. 435. 2 Pivciiss Larbe, E., Los tres iltimos papas y los judios, Taurus, ‘Madrid 1969, p. 127 (CAP. - SERA UN GRAN PAPA, a —Hay un hombre que sin fuerza, sin proteccién, se atreve a reprender a Hitler por su persecucién reli- giosa. Este hombre es Pio XI, un viejo ochentén... dé- Dil, postrado en cama, que trabaja veintidés horas al dia, vive de caféyy leche, y duerme solo de las tres a las cuatro de la mafiana. Se puede amenazarle; pero nada se puede contra el Papa. fil representa la fuerza de la religion. Si al menos nosotros pudiésemos restaurar tal fuerza en los asuntos del mundo, resolverfamos los problemas de la humanidad.t Ese hombre sin fuerzas va. a rendirse al fin. fo XI ha convocado en Roma para los dias 11 y 12 de febrero de 1939 a todos los obispos italianos. Va a pronunciar ante ellos un discurso que viene preparan- do de meses atras. Se dijo que se disponia a denunciar él fascismo italiano, las persecuciones racistas en Ale- ‘mania y los preparativos alemanes de guerra. Ese dia 11 de febrero se conmemoraba el décimo aniversario de la firma de los Pactos de Letran o Pactos lateranenses, firmados diez afios antes por el cardenal Gasparti, secretario de Estado de la Santa Sede, y el primer ministro de Italia, Benito Mussolini. En ellos el Reino de Italia reconoefa a la Santa Sede como Estado soberano y sujeto de derecho internacional. Se quiere celebrar en el Vaticano con fastos espe Ciales el llamado Decennale de la Conciliacién, Repre- sentaré a la familia real italiana el principe Humberto. ‘Mussolini, el Duce, en cambio, no ira y piensa mandar al acto personajes de menor importancia. Pero Boni- + Tonsieits, Aso, Pfo XII. Eugenio Pacelli, un uomo sul trono di Pietro, Mondadori 2007, p. 290. 2 Plo Xi VERSUS HATER ¥ MUSSOLIN facio Pignatti, embajador del gobierno italiano en el Vaticano, le rog6 que no lo hiciese para no herir la sus- ceptibilidad del Papa. Seré el conde Ciano, ministro de Asuntos Exteriores y yerno de Mussolini, quien lo represente. Ciano eseribira en su diario el 1 de febrero: ~Aire turbio por la celebracién del Decennale. El Duce no piensa contestar a la carta del Papa ni conce- der las modificaciones a la ley sobre los matrimonios ‘mixtos. Ha encargado a Pignatti que sondee el terreno cn el Vaticano, porque, antes de aceptar invitaciones en San Pedro, hay que estar seguros de que el Papa, al hablar a los obispos, no ha de tener una de esas salidas suyas que complican la situacion.5 Pero en la tarde del 9 de febrero, corre por Roma la noticia de la gravedad del Papa. Ciano eseribiré en su diario: —Su muerte seria ahora muy intempestiva. Irfamos al cénclave en un ambiente prevenido y sustancial- mente hostil. Podriamos tener sorpresas no agrada- bles. El Duce, a quien durante la sesién de la Comisién Suprema de Defensa entregué los fonogramas de Pig- natti relativos a la nueva crisis cardfaca que ha sufrido el Papa, se encogié de hombros con absoluta indife- rencia. Es extrafio; desde hace algin tiempo, Mussoli- ni ostenta un apartamiento cada ver. més evidente en Jo que concierne a la Iglesia. Antes no era asf. E17 de febrero, Pio XI no pudo levantarse del le- cho. Pero suplieé a su médico, Aminta Milani, que lo tuviese con vida hasta el dia 11 para poder leer a los obispos italianos un discurso que seria como su testa- mento espiritual. La muerte se lo impidi 5 Caso, Conor Gauzazzo, Diario 1939-1943, Barcelona 1946, P.70. © Ibid, p. 76, CAP 1 -SERA UN GRAN PAPA a ~Pio XI dedicé sus titimas fuerzas a este discurso, sin lograr acabarlo. Segin el profesor Cesa Bianchi, «. Alas 5,31 de la madrugada del 10 de febrero, murié de un ataque cardiaco, visperas del encuentro con los obispos italianos. En la habitacién contigua, el carde- nal Pacelli habia pasado la noche rezando el breviario ya cada momento entraba a observar el estado del pa- ciente. Pio XI vivié 81 afios, 8 meses y 10 dias y gober- n6 la Iglesia durante 17 afios. —Quien haya visto al cardenal Pacelli, tan pronto ‘como el Papa hubo expirado, inclinarse sobre su lecho de muerte y besarle la frente y las manos, comprende- 4 lo mucho que le querfa. En aquel momento su cora- z6n no habia podido callar. Cosa euriosa, aquel gesto fue comentado inmediatamente y por mucho tiempo enel Vaticano, pese a que los lazos de afecto que unfan a ambos hombres eran harto conocidos. En realidad, lahistoria del papado ofrece pocos ejemplos de una re- lacién tan profunda entre un pontifice y su secretario de Estado como la que fue estrechandose entre Pio XI y el cardenal Pacelli. La firme personalidad de Po XI encontré en su colaborador un alma amiga y admiré su fidelidad inmutable” Pronto la noticia salt6 a los noticieros del mundo, Pero meinteresa recoger solamente algunas reacciones. El cardenal Verdier, arzobispo de Paris, confesaré tras el anuncio de la muerte del Papa: —La Iglesia camina hacia tiempos tan agitados, que el sucesor de Pio XI tendra que ser 0 un héroe o un santo. 7 Papattano, Nazaneno, Plo XI, Barcelona 1953, p. 240 © Baxomint, Pero, Il pastore angelico. Pio XII, Sansoni, Firenze 1948, p. 120. 2 Plo 2 VERSUS HITLER ¥ MUSSOLIN Julien Weil, rabino jefe de Paris, escribié a la ma- fiana siguiente de la muerte del Papa: —Ala veneraci6n universal que rodeaba al augusto pontifice, el judaismo se asocia con todo el corazén, admirando y honrando en él un gran siervo de Dios, un verdadero apéstol de la justicia social, de la paz y de la fraternidad humana. Varias veces Pio XI ha de- nuneiado, con una firmeza y una claridad luminosa, los perniciosos errores del paganismo racista, y ha condenado el antisemitismo como irreconciliable con lafe cristiana? Das Schwarze Korps califieé a Pio XI de «enemigo jurado del nacionalsocialismo>..° Y la salida de tono de Mussolini al tener noticia de su muerte: —Quel veechio ostinato e morto. Ya se murié el vie~ jo terco ese." Mussolini no acudird a rendir homenaje al cadé- ver del Papa. Ciano le lamaré por teléfono para de- cirle que, segiin el embajador Pignatti, la Santa Sede esperaria un acto suyo de homenaje al cadaver de Pio XI. Mussolini le contesté que ya es demasiado tarde. Y solt6 un exabrupto: -El cénclave no me interesa lo més minimo. Si el papa es italiano, bien; y si es extranjero, bien igualmente.# Sera Ciano, ministro de Asuntos Exteriores, quien cexprese oficialmente «la condolencia en nombre del Gobierno y del pueblo fascista, diciendo que el Papa © Fourcans, Mucus, Pio XI. Nazisme et communisme, Dewe encyeliques de mars 1997, Paris 1991, p. 28. © Pascss Lavine, p. 146. © Cunmanns, Cams, La politica exterior del Vaticano. El Vaticano y la guerra, Buenos Aires 1944, p.12- % Cuno, p. 70; véase también Passeizcg, Georces ~ Sucmncr, Bunsaap, Unsilencia dela Iglesia frente al fascismo. Laeneielica de Pio XI que Pio XII no publied, PPC, Madtid 1997, p.1778. (CAP 1 SERAUN GRAN PAPA 25 desaparecido ha legado, para la eternidad, su nombre ala historia a través de los pactos lateraneses». Ciano fue recibido por Pacelli, como cardenal de- ‘cano y camarlengo dela Santa Romana Iglesia. Cuenta ensu diario: ~Pacelli, al acompafiarme a la Capilla Sixtina, don- deel Pontffice descansa sobre un alto catafaleo, me ha- lade las relaciones entre el Estado y la Iglesia en tono conciliador y confiado. Del Papa no se ven mas que las, enormes sandalias blancas y un poco del habito. Pero Ja sugestién del lugar es infinita.™ Por Roma circulaba un rumor, convertido en pre- gunta inguietante: ~éMuerto precisamente en visperas de un discurso que se cree importante? Y se dispararon los murmullos. Porque se decia que Pfo XI dirigiria duras criticas contra Hitler y el nazismo y contra Mussolini y su fascismo, que Musso- lini seria excomulgado, que el Duce se habria dirigido al profesor Francesco Petacci, uno de los médicos del Papa y al mismo tiempo padre de Claretta Petacci, la amante de Mussolini, y le habria pedido suprimir al pontifice con una inyeccién de veneno... En 1972, las tevistas Paris-Match y Panorama publicaron un me- morial atribuido al cardenal Tisserant, que aseguraba que Pio XI habia sido asesinado por el profesor Fran- cesco Petacci, padre de Claretta, por orden de Mussoli ni, ante el temor de ser excomulgado. El cardenal Con- falonieri, secretario particular del Papa, afirmé que todo esto eran «puras patrafias». El caso fue conocido como el «giallo Tisserant». Murmuraciones, habladurias... El profesor Petacci no atendié al Papa en sus tiltimos dias. Aunque tenia ® Thid,,p.76. Wid 26 Plo 2 VERSUS HITLER Y MUSSOUN! pacientes dentro del Vaticano, jamés tuvo acceso al ca bezal del pontifice. Y el discurso de Pio XI, inconcluso, sera despejado por un sucesor suyo, Juan XXIII, en febrero de 1959, al recordar el vigésimo aniversario de Ia muerte de Pfo XI y el trigésimo aniversario de los acuerdos lateranenses. Estas hipétesis fantasiosas ~afirma Yves Chiron refiriéndose al discurso del Papa- han sido desmen- tidas por los manuscritos incompletos que han sido publicados, veinte afios después, por uno de sus su- cesores, Juan XXIII. Contienen consideraciones sobre los seminarios, argumento que siempre ha estado en el centro de su atencién durante todo su pontificado. Y también advertencias a los obispos sobre la palabra de la Iglesia que muchas veces es desnaturalizada (en Italia y en otros sitios) y poco eseuchada. Por fin, una larga exaltacién de la Ala muerte del Papa, el cardenal Pacelli ces6 au- tomiticamente de su cargo de secretario de Estado y se convirtié en camarlengo de la Iglesia catélica, cuya funcién consiste en dirigir la Iglesia en el perfodo de sede vacante, con las funciones prineipales de organi- zar los preparativos del entierro del Papa difunto y de convocar el cénclave para la eleccién del nuevo Papa. Lavoz comtin es que Pacelli seré el sucesor. El mis- ‘mo Pfo XI lo habia sefialado como su heredero. Cuan- do Pacelli recorrié en el otofio de 1936 parte de los % Chaos, p- 463. (CAP SERA UN GRAN PARA a Estados Unidos, Pio XI dijo a monsefior Tardini, se- cretario para los asuntos eclesidsticos extraordinario: —Lo hago viajar para que conozca el mundo y para que el mundo le conozea, Después de una pausa, afiadié: —Seré un gran Papa."* En 1934, habia sido enviado como legado pontifi- cio al Congreso Eucaristico de Buenos Aires. En 1935, a Lourdes, para la clausura del Jubileo de la Reden- cién. En octubre y noviembre de 1936, a los Estados Unidos en un viaje privado de informacién. En julio de 1997, a Francia para la inauguracién de la basilica de santa Teresa de Lisieux. Y en 1938, al congreso euca- ristico internacional de Budapest. No se habia visto hasta entonces que un secretario de Estado viajase tanto a capitales extranjeras. Y por supuesto, jams cruzar el océano. Pacelli lo hizo por dos veces, primero a América del Sur y luego a la del Norte. Después de la muerte de Pio XI y antes del inicio del cénclave, la prensa alemana se lanz6 a una campa- a feroz para evitar la elecci6n del cardenal Pacelli. El diario Das Reich escribié esta mentira grosera: —Pio XI era un medio judio, porque su madre era ‘una judia holandesa, pero el cardenal Pacelli es ente- ramente judio. El Berliner Morgenpost, 6rgano del movimiento nazi, relata el 3 de marzo, cuando ya habfa sido elegi- do Papa: —La cleceién de Pacelli no es acogida favorable- ‘mente por Alemania, porque él ha sido siempre hostil al nacionalsocialismo. * Tanon, Dowssico, Pio XII, Libreria Baitrice Vaticana 1960, p 105. 28 Plo 201 VERSUS HTLER ¥ MUSSOLIN El Frankfurter Zeitung sostiene: —Muchos de los discursos [de Pacelli] han mos- trado claramente que él no comprendia los motivos politicos e ideolégicos que han iniciado su marcha vie- toriosa en Alemania. Yel nazista Danziger Vorposten anota: —Pio XII no es un Pastor Angelicus... Pacelli no ha sido munca un pastor de almas, un sacerdote de piilpi- to. Durante casi cuarenta afios ha sido un diplomatico, un ministro de la politica temporal vaticana..” Aquella mafiana, poco después de la muerte del Papa, el cardenal Pacelli bajé en el ascensor a su resi- dencia en el Palacio Apost6lico. Al verse con sor Pas- calina y las otras dos hermanas que lo atendfan, les comunicé la muerte del pontifice. ¥ sefialando el as- censor dijo: “Hace nueve afios exactamente que comencé a trabajar con el Santo Padre como cardenal secretario de Estado y tomé por vez primera este ascensor para acudir a la primera audiencia. Y les pidié que prepararan la mudanza empaque- tando sus papeles y sus libros porque inmediatamen- te después del cénclave dejaria su apartamento en el Vaticano. ~éTienen los pasaportes en regla? ~Emineneia -respondié sor Pascalina-, habra tiempo todavia. Tonnuna, p. 3078. (CAP.1 -SERAUN GRAN PAPA ‘oe El mio esta al dfa y eon el visado suizo. Es mejor no tener que esperar cuando Ilegue el momento de la partida."* Pacelli tiene pensado descansar, al concluir el cén- clave, en el Instituto de Stella Maris de Rorschach, en Suiza, donde ha veraneado no pocas veees cuando era nuncio en Baviera, antes de volver a sus estudios y al tranquilo oficio de arcipreste de la Basilica Vaticana, No queria que le pasara como al cardenal Merry del Val. Respondiendo a alguien que le arguyé excesiva tanta prontitud, le respondié: ~Recuerdo lo que sucedié a la muerte de Pio X. A su secretario de Estado, el cardenal Merry del Val, no se le dio tiempo suficiente para recoger sus papeles y archivos. No quisiera exponerme a pasar el mismo dis- gusto que afligié a aquel santo var6n. En Suiza podria respirar el aire de las montafias y saludar a los habitantes del lugar y responder a los chavales como antafio cuando le saludaban: ~Buenos dias, sefior capellén. Un futuro muy inmediato determinaré que el tal sefior capellan lo sera, no de una capilla, sino de toda la Iglesia catdlica. Laraverr, Pascauina, Al servicio de Pio XII. Cuarenta aftos de recuerdos, BAC, Madrid 1984, p. 84. ° PapELLaRo, p. 243. Capitulo 2 Hombre de paz, Papa de guerra E] cardenal Pacelli no se consideraba papable. El subdirector de L*Osservatore Romano abordé al cardenal camarlengo para pedirle algunos datos de su biografia y lo justificé diciendo que habia una am- plia opinién de que serfa el préximo papa. Pacelli le respondié: ~Jamés un seeretario de Estado ha sido nombrado papa. Tengo preparada la visa para ir a Suiza y esta vez descansaré sin llevarme papeles y cartas. ‘Ya hemos visto cémo el Papa difunto envié a su secretario de Estado por diversos paises para darlo a conocer. En el Consistorio del 15 de diciembre de 1937, en la ceremonia de la imposicién de la birreta a los nuevos cardenales, Pio XI les dijo que seguramente seria el iiltimo Consistorio, recordando su edad de 81 afios. ¥ afiadié: =Medius vestrum stetit quem vos nescitis, En me- dio de vosotros esté uno a quien no conocéis. Todos entendieron con esta cita del Evangelio de san Juan (1, 26), que anunciaba enigméticamente a su. sucesor. En la sala estaban presentes los cinco nuevos purpurados y el secretario de Estado, cardenal Pacelli Evidentemente, se referia a él. Pero dos dias més tar- de, 17 de diciembre, L’Osservatore Romano pretendi6 atenuar las palabras del Papa puntualizando que alu- 2 Plo XI VERSUS HTLER Y MUSSOLINI dia... a todo el Colegio de cardenales.' En otra ocasion el Papa dijo a su secretario de Estado: “Conviene que no olvide esto... Quizé le sea titil si un dia desempefia mi cargo. Y le daba consejos de lo que deberia hacer si él fal- taba, Pacelli le contesté: “Ese serd cl momento en el que Vuestra Santidad no podré mandarme. Y Pio XI le replicé: —Tiene raz6n, Eminencia, pero se lo diré al tinico que manda, al Espiritu Santo? Ta figura de Pacelli estaba en todas las quinielas. En unas para bien, en otras para mal. éQué figura de Papa deseaban los gobiernos democraticos y los to- talitarios? La historia de los cénclaves presenta con frecuencia no pocas paginas turbulentas en las que los cardenales sufrieron presiones de todo signo. ¢Ocurri- 4 también ahora? Europa huele a conflagracién. Los acuerdos de Munich, firmados meses antes (30 sep- tiembre 1938) por los jefes de gobierno de Reino Uni- do, Francia, Italia y Alemania, lograron paralizar de momento la contienda. Como anotaba acertadamen- te L'Osservatore Romano, Munich no habia dado la paz a Europa sino que, sencillamente, habia evitado Ja guerra. De momento. Por eso, la pregunta que muchos se hacfan: —éQué perfil de Papa conviene? éUn Papa santo 0 un Papa politico? © “Taxon, Dowtavicn, Pio XII, Libreria Editrie Vaticana 1960, p 105. - 2 Lvenr, Pascaumsa, Al servicio de Pfo X11. Cuarenta aftos de recuerdos, BAC, Madrid 1984, p. 79. CAP.2 HOMBRE DE PAZ, PAPA GE GUERRA 2 En el ministerio inglés de Asuntos Exteriores, sir Robert Vansittart comenté: ~Es una cuestién de suprema importancia que eli- jan a nuestro hombre y no a un hombre de paja del totalitarismo.? Y Osborne, ministro de Gran Bretafia ante la Santa Sede, envié esta nota a su gobierno: ~Parece emerger claramente que la cuestién que domina la eleccién es escoger entre un Papa religioso yun Papa politico. En general, de Inglaterra, Francia y Estados Uni- dos, las manifestaciones eran favorables a la figura de Pacelli. Seria para ellos una victoria contra las poten- cias totalitarias. Manchester Guardian, por ejemplo, escribié: Pacelli es un hombre suficientemente grande y fuerte como para dejarse arrastrar por partido algu- no... permaneceré por encima de todos ellos. Le Popuilaire, del partido socialista francés, prefe- ria a Pacelli, al que consideraba un Papa politico frente a un Papa simplemente religioso, porque se deci =No tenemos necesidad de que se fulmine a los dictadores el dia en que se haya declarado la guerra Lo que nosotros pedimos ardientemente es que nos ayude a impedir que se desencadene.s La prensa italiana, por su parte, ponfa sus prefe- rencias en el cardenal dalla Costa, arzobispo de Flo- reneia, a quien el ministro inglés Osborne describié ‘como «muy aseético y hombre de oracién». De hecho, tras la Segunda Guerra Mundial, recibira el titulo de 8 Ropes, Axrmowy, Bl Vaticano en la era de los dictadores, Barcelona 1975, p.207. 4 Cuanwter, Own, Gran Bretagna e Vaticano durante la seeonda ‘guerra mondiale, Torino 2007, p65. © Le Populaire, 3 marzo 1939, p.3 4 Plo Xi VERSUS HER Y MUSSOLIN «cardenal de la caridad> por ayudar a salvar miles de italianos de Ja ejecucién bajo el régimen fascista. Pa- celli, para la prensa italiana, estaba demasiado vineu- lado al Papa difunto, considerado como irreductible al fascismo y la bestia negra de los estados totalitarios. Y para Osborne también. Aunque deseable desde el punto de vista briténico, no era un candidato proba- Dle, Porque ha sido secretario de Estado y porque los italianos son mayorfa en el cOnclave y lo consideran apegado fuertemente a la figura del Papa difunto. Pero Osborne se cuestiona: Hoy, aparte del cardenal Pacelli, no hay persona- lidades eminentes.* Segiin la revista fascista Relazioni Internazionali, ‘el nuevo Papa debfa ser «un homo novus», un hombre que «en sus actividades anteriores no haya vivido si- ‘tuaciones u ocasiones propicias para aprobar un factor politico, cualquiera que sea, u oponerse a él».” Mussolini estaba convencido de que se cumpliria latradici6n, es decir, que el Papa habia de ser italiano. Y se mostraba tranquilo al pensar que no serfa Pace- Ili, puesto que ningiin secretario de Estado lo ha sido hasta ahora No habia duda en Italia: de los 62 cardenales que se darfan cita en el c6nclave, 35 eran italianos (56 por ciento del total). Los briténicos tenian un solo carde- nal, Arthur Hinsley, arzobispo de Westminster, bueno y contrario a toda dietadura, pero nuevo y poco cono- ‘ido para poder optar al papado. Los franceses con- taban con un néimero superior: seis cardenales a los que se podfan aiiadir dos més, el cardenal Villeneuve de Quebec y el cardenal Tappouni, de Siria, ambos de habla francesa. Y tal vez, el cardenal Vidal y Barra~ © Guapw, p. 66. 7 Ruonss, p.207. (CAP 2 HOMBRE OE PAZ paPA DE GUERRA 25 quer, arzobispo de Tarragona, exiliado por la guerra civil espafiola. Alemania tenia tres, a los que se afiadia el cardenal de Viena, anexionada Austria a Alemania tras el Anschluss de 1938. Y en su érea de influencia, Polonia, con un eardenal, Hungria, también con uno, y Espaiia, con tres. La prensa alemana en general era hostil al carde- nal Pacelli. Pero, a diferencia de la prensa italiana, mostraba més bien un cierto despecho al considerar que los papas ya no contaban nada y que la influencia de la Iglesia catélica era précticamente inexistente en Ja juventud alemana. La opinién oficial nazi fue expresada por el em- bajador aleman Diego von Bergen. Le tocé —al ser el decano-, presentar el pésame del cuerpo diplomético por la muerte del Papa. El 16 de febrero, en presencia de cuarenta cardenales y de los diplomaticos vatica- nos, manifest6: —Estamos viviendo uno de los periodos decisivos de la Historia. Asistimos a la elaboraci6n de un mundo nuevo que tiende a deshacerse de las ruinas del pasa- do, porque en su mayor parte no tiene razén alguna de subsistir. Queremos ver esta evolucién desarro- Tada en la paz, y el pontificado romano tiene en ella una importante misién a cumplir. En este momento, Eminentisimos Sefiores, todos estamos convencidos de que una delicada responsabilidad pesa sobre el Sa- ero Colegio: la de dar una digna sucesién a Pio XI, de escoger tin pontifice hacia el cual la humanidad entera pueda orientarse como hacia un faro donde brille, en medio de la tempestad y del espanto, el comin ideal del progreso y la paz. Sus palabras crearon malestar en el cuerpo diplomatico. —Dejando de lado su fraseologia diplomética ~afir- ma Rhodes-, lo que von Bergen dijo, o habia recibido 26 Plo VERSUS HTLER Y MUSSOLIN orden de decir, fue que los cardenales debian elegir a ‘un Papa que apoyara al «mundo nuevo» (de los dic- tadores) y no al mundo antiguo (de las demoeracias). El hecho de que von Bergen no consultara en aquella ‘ocasion a sus chers collégues del cuerpo diplomatico, como era habitual, sobre el discurso que iba a pro- nuneiar en nombre de todos ellos parece indicar que obedecta érdenes. Tampoco lo pronuncié en la lengua diplomatica habitual, el francés, sino en italiano, una lengua del Eje. También es poco probable que von Ber- gen hiciera insinuaciones contra el cardenal Pacelli por iniciativa propia, pues habia expresado siempre la mayor consideracién y admiracién hacia é1.* Respondié al decano de los embajadores el decano de los cardenales, Granito Pignatelli di Belmonte, in- dicando claramente que la Iglesia no se guia por consi- deraciones politicas: -E] Sacro Colegio, en comunién espiritual con los fieles del mundo entero, eleva la més ferviente stiplica al Sefior, a fin de que se digne conceder a su Iglesia por su bien y por los intereses de las naciones, que tan dignamente representdis, un pastor supremo acorde a Su Propio Coraz6n.? El c6nclave comenzé el 1 de marzo. A las tres de la tarde todos los cardenales deben de hallarse en el Vaticano. Se ha dado un plazo mayor de dias para que los purpurados americanos pudieran llegar a Roma. Elcardenal O'Connell, de Boston, protesté del céncla- Tid. z © Crantanna, Carats, La politica exterior del Vaticano. El Vati- ‘cano y la guerra, Buenos Aires 1944, P15. (CAP.2 HOMBRE DE PAZ, PAPA DE GUERRA ar ve anterior, porque cuando lleg6 a Roma ya se habia celebrado. Esta vez lleg6 por los pelos. Se hallaba en Honoluli cuando murié Pio XI. Pero el presidente Roosevelt puso a su disposicién un barco que lo lle- v6 a Nueva York, en donde empalmé con la motonave Neptunia que lo desembareé en Napoles el 1 de marzo alas 8 de la mafiana. O'Connell partié répidamente en ‘un automévil puesto por la embajada norteamericana ylllegé a Roma antes del mediodia. Los dos cardenales sudamericanos, Leme, de Rio de Janeiro, y Coppello, de Buenos Aires, legaron dias antes, lo mismo que el cardenal Mundelein, de Chicago, y el cardenal Doug- herty, de Filadelfia. la hora de entrada en el cénclave, estaban presentes todos los cardenales previstos, 62 provenientes de 15 paises. Un éxito de la modernidad y de la medicina. En los cénelaves anteriores, siempre faltaba algiin que otro cardenal, o bien por la distancia o bien por enfermedad. En este cénclave asisten todos Jos cardenales. Esa tarde del 1 de marzo se eubrira con Jos reconocimientos y juramentos de los eonclavistas. Al dia siguiente, comenzarén las votaciones. En los dfas previos, los operarios vaticanos han preparado el lugar de celebraci6n del cénclave, inte- grado por la Capilla Sixtina, donde se celebrarén las sesiones, yel Patio de San Damaso en cuyo tercer piso, alrededor del patio, fueron habilitados aposentos para Jos cardenales y sus secretarios, mas un pequefio des- pacho. El palacio apostélico entraba también dentro del recinto del cénclave. Por eso Pacelli no tuvo nece- sidad de dejar su resideneia, asignada como la habita- cién nimero 13, al hallarse dentro del espacio asigna- do al cénclave. De los institutos religiosos de Roma, trajeron camas y colchones para que los cardenales pudiesen dormir en aquellas grandes salas, con no poca incomodidad, aunque bajo los frescos de Rafael y el Pinturiechio. Mientras en la sala de Alejandro VI 38 Plo 20 VERSUS HITLER ¥ MUSSOLIN fueron colocadas unas grandes tablas sobre caballetes como mesas de refeetorio. En Ia Capilla Sixtina se levantaron, a uno y otro lado, 62 tronos bajo baldaquinos que podian ser aba- +idos por unos cordones al ser elegido el nuevo Papa. Solo el del nuevo pontifice quedara enhiesto. En cada aldaquino hay una silla y una pequefia mesa cubierta de un pafio verde. En un rine6n de la Sixtina, una es~ ‘tufa de hierro con un largo tubo, que por una ventana Tegaré al tejado que da ala Plaza de San Pedro, servir& para quemar las papeletas de los escrutinios y mos- trard mafiana y tarde al pueblo romano si hay fumata nera o fumata bianca. Bajo la imponente pared que muestra el Juicio Fi- nal de Miguel Angel, se halla una mesa grande para los eserutadores y un baldaquino mayor que acogeré al elegido, después de pasar a una pequefia habita~ cién contigua donde se hallan preparadas tres sotanas blancas de varias medidas y tres pares de zapatos de color escarlata de diverso néimero. Porque el elegido puede ser alto o bajo, magro o grueso. ~iQué contento se mostré en la tarde del 1 de marzo ~cuenta sor Pascalina— cuando, acabados los ‘trabajos de camarlengo, pudo volver a su vivienda y comer y descansar tranquilamente, aunque aparecia desangelada y estaba vacia! Hubo momentos diverti- dos buscando en vano cosas que estaban ya metidas en alguno de los cajones y batiles. No obstante, Su Emineneia estaba contento de que todo estuviera ya empaquetado y de que, una vez terminado el enclave, no quedara por recoger més que los muebles, que eran de su propiedad. Aquella tarde, vispera de la eleceién, fue como otra cualquiera. El rezo del rosario en comtin significé para nosotras la terminacién de la jornada, CAP.2 HONORE DE PAZ, PAPA OE GUERRA 38 mientras él siguié orando y trabajé como siempre has- tala madrugada.” El apartamento de Pacelli era asignado como la «Celda n. 13». Tenfa la comodidad que no tenfan los demas purpurados: vivir en su propia casa y atendido por sus monjas. Estas, enclaustradas, sin poder salir ni siquiera asomarse a los balcones que dan a la Plaza de San Pedro, se hallan dentro del recinto del cénelave. ~Los postigos y los balcones estaban cerrados ~ confiesa sor Pascalina~. Ademés, existia prohibicién de asomarse. Por otra parte, tenfamos mucho que ha- cer, porque el cardenal queria ver listos los tiltimos ca- jones y batiles para cuando volviera. La tarta de eum- pleatios con las 63 velitas debfa estar también prepa- ada, aunque no la probara. Al dia siguiente, 2 de marzo, el cardenal Pacelli cumplia 63 afios. Este dia comenzaron las votaciones: dos por la mafiana y dos por la tarde. Alea iacta est, la suerte esta echada, que dirfa Julio César antes de pasar el Rubic6n. De los secretos de un cénelave solo asoman ru- mores. Y esos rumores apuntaban que en la primera votacién de la maiiana Pacelli obtuvo 28 votos y que los otros fueron para Maglione y Dalla Costa. Se nece- sitaba una mayoria de dos tercios, es decir, 42 votos. En la segunda votacién, los cardenales de Dalla Costa se inclinaron por Pacelli, que obtuvo 35 votos. Sobre las doce y media, un humo en principio de un blanco esperanzador se convirtié seguidamente en negro in- dudable y anunciador a los expectantes en la Plaza de San Pedro de que atin no habia Papa. Charles-Roux, embajador francés ante la Santa Sede, estaba convencido de que si el cOnclave era ré- pido saldria el cardenal Pacelli, pero si se alargaba du- % Lavavern,p. 85. “0 Plo Xi VERSUS HITLER Y MUSSOLN! rante varios dias serfa indicio de que no saldria Papa, segtin el adagio que dice: «Quien entra en el conclave Papa sale cardenaly. Pacelli comié en su apartamento ese mediodia y no con los dems cardenales. Sor Pascalina sefiala que lo encontré «tranquilo y sereno como siempre. Aunque la curiosidad hubiera hurgado de buena gana, qued6 muda ante la seriedad y gravedad que rodeaban a su persona». A la hora del paseo, antes de la tercera votacién por la tarde, lo realiz6 por el patio de San Démaso. No se podia salir a los jardines vaticanos. En el trayecto hacia la Capilla Sixtina, Pacelli resbal6 en la escalera de la Sala Ducal que comunicaba con la Capilla Sixtina y cay6, El cardenal Verdier de Paris exclamé: 1 vieario de Cristo por tierra! Le tuvieron que vendar un brazo."* Aquella tarde, en la tercera votacién, Pacelli obtu- vo 48 votos.* Hubo por tanto 14 votos en contra: el del propio Pacelli, el del francés Tisserant, quien confes6 que habia votado siempre por el cardenal de Génova, el jesuita Boetto, y doce mas, entre los que tal vez se encontrase el cardenal Segura, arzobispo de Sevilla. Circulé también otro rumor que afirmaba que Pacelli obtuvo en el tercer escrutinio el pleno: 61 votos, salvo el suyo propio. No es crefble tanta unanimidad. Ast lo pensaban los embajadores Charles-Roux de Francia y Osborne de Gran Bretafia. Este cénclave fue el mas rapido de los iiltimos tiempos. Al tercer escrutinio, esa misma tarde, hubo fumata bianea. El cardenal Eugenio Pacelli asumié el ® Hastuais, Miciaet, Pio XII, il papa che si oppose a Hitler, Milano 2009, p.176. 2 Cuapyncx,p. 76, (CAP. 2 HOMBRE OE PAZ, RAPA DE GUERRA a nombre de Pfo XII. Cuando el cardenal decano le pre- gunté qué nombre deseaba tener, respondié: —Pio XII, porque toda mi vida espiritual y mi ca- rrera han transcurrido bajo papas con este nombre; y en particular, por gratitud a Pio XI, que me ha demos- trado siempre su afecto.!® Un poco después de las seis de la tarde de ese jue- ves 2 de matzo, el decano de los cardenales didconos, Camillo Caccia Dominioni, anuncié desde la logia cen- tral, con su voz, musical que resonaba en los veinte al- tavoces repartidos por la Plaza de San Pedro, a la mu- chedumbre que aguardaba expectante: -Nuntio vobis gaudium magnum: habemus pa- pam. Eminentissimum et Reverendissimum Domi- num Bugenium Pacelli, quis sibi nomen imposuit Pium XII. Un aplauso estruendoso acompaiié a este anuncio. Era un papa romano, nacido en Roma. Las monjas de Pacelli, asomadas a las ventanas de su apartamento, contemplaban gozosas las expresiones de jiibilo del pueblo romano. Resonaban sus voces en la plaza: -Viva il Papa! Viva, viva il Papa Romano di Roma! Felices porque uno de los suyos, después de mu- chos afios, un romano de nacimiento y de familia, haya sido encumbrado a la eétedra de San Pedro. Las campanas de la basflica de San Pedro y de toda Roma repicaron de jibilo. Apenas elegido, en el inte- rior mismo del cénelave, se acered a la cabecera del cardenal Marchetti Selvagiani, vicario de Roma, que se hallaba enfermo, Al verlo vestido de blanco, el car- denal Marchetti le dijo: * Tonwmmusr, noua, Plo XII. Bugenio Pacelli, un uomo sul trono di Pietro, Mondadori 2007, p. 305- 2 PO XI VERSUS HITLER Y MUSSOLIN ~iQué bien le sienta esa sotana blanca! Y Pio XII le respondié: “Significa que ya no podré viajar y ello me disgusta.™ Los pafses democraticos vieron con buenos auspi- cios la eleccién del nuevo Papa. No asi los pafses tota- litarios. Buena acogida se mostré en Ginebra, donde reside la Sociedad de Naciones, que entiende que Pio XII es un diplomatico, conocedor de los asuntos in- ternacionales. Los sentimientos franceses estan reco- sgidos en el telegrama que el embajador Charles-Roux envi6 al ministro de Asuntos Exteriores francés el 2 de marzo: “La eleccién del cardenal Pacelli como Papa es ex- celente. Era, en el estado actual del Sacro Colegio, la eleccién que mejor podia mantener la situacién moral de la Santa Sede al nivel en que Pfo XI la habia eleva- do. Desde el punto de vista franeés, no podemos de- sear mas, puesto que las pruebas de afecto y de buena voluntad dados a nuestro pais por el cardenal Pacelli han sido bastante manifiestas para acarrearle descon- fianzas extrafias, por lo demas inmerecidas, y conver- tirlo en éxito problematico. Afiadiria que las exclusi- vas pronunciadas contra él por la prensa alemana y los diarios italianos parecen ser hoy torpezas que se Vuel- ‘ven en detrimento de sus autores y acenttian el éxito de los partidarios del elegido. 1% DiHosprra, Juan, Trois papes, au tournant de 'Histoire. Pie XI, Jean XXII, Paul VI, Paris 1969, p- 52. © Cyaniss-Rocx, Frascors, Hult ans au Vatican, 19921940, Flammarion, Paris 1947, p. 282. (CAP.2 HOMBRE OE PAZ PAPA DE GUERRA «8 El embajador britanico se mostré més lirico en su telegrama: —Cardcter extremamente pfo... ingenio agudo. gran experiencia politica... gran don de oratoria... lin- aliista experto... encanto personal extraordinario... probablemente una desilusién para el gobierno ale- man... el género de gobierno que el Pastor Angelicus deberd representar. A pesar de todas estas cualidades, no estoy del todo seguro de su fuerza de caréeter; tra- bajando, como ha hecho, bajo un autécrata como Pio XI, es dificil de evaluar. Tal vez seria bueno que no fue- se resueltamente intransigente como su predecesor, 0 sea, que fuese igualmente firme y valiente, pero un poco més diplomético. Los alemanes estaran muy in- dignados. No estoy seguro respecto a los italianos... The Manchester Guardian saludé al nuevo ponti- fice como «el mas experto y pulero diplomatico de la curia romana», y The Tablet como «el alter ego de Pio XD». El New York Times recoge el ambiente que se res- pira en Estados Unidos: ~Pio XII no es el Papa que los totalitarios desea ban. Este aliado de la democracia occidental defende- 14 los derechos de la personalidad y de la fraternidad humanas contra una multitud de enemigos.” éEstén descontentos los italianos? A Mussolini parece importarle poco quién haya sido elegido. Pero el conde Ciano, su ministro de Asuntos Exteriores, se Jacta de haber acertado la quiniela y muestra en pi- blico un rostro amable ante una situacién que no se puede modificar. Quiz la actitud del gobierno italia- no la describiera Guido Rocco, jefe de la Oficina de Informacién del Ministerio de Prensa y Propaganda, Cuapwee, p76. 7 Ruooes, p. 208. “ Plo 20 VERSUS HITLER Y MUSSOLIN cuando se le pregunté qué pensaba sobre la eleccién. Contest ~Podia haber sido peor.* La prensa nazi, aunque muestra su rechazo a la eleccién de Pacelli, se jacta de que la Iglesia catélica no tiene especial relevancia en la juventud alemana. El periédico nazi de Graz. calificé al nuevo Papa como un «servil continuador de la infeliz politica de Pio XI... La buena educacién internacional nos obliga a salu- dar al nuevo jefe de la Iglesia... Pero para el pueblo alemén no tiene ninguna importancia si un Pio XI 0 un Pio XII se sienta en el Vaticano». El Berliner Mor- ‘genpost, drgano del partido nazi, escribié que «la elec- cin del cardenal Pacelli no es aceptada con gusto por Alemania porque siempre se ha opuesto al nazismo>. Pero los catélicos alemanes acogieron la noticia con satisfaccién. A Portugal, curiosamente, le senté mal la eleceién. La Repiiblica portuguesa, bajo el gobierno del dictador Oliveira Salazar, tenfa fundadas esperanzas de que el nuevo pontifice serfa un no italiano y confiaba en que el patriarca de Lisboa, Cerejeira, el cardenal més jo- ven, 50 afios, seria el elegido, Vana ilusién en los por- tugueses y en el mismo cardenal que se quejaba de la prolongacidn del periodo que precede al conclave. En Espafia, la guerra civil est a punto de termi- nar. La parte nacional, bajo el mando de Franco, aco- gi6 con cierta frialdad la eleceién de Pio XII. Achaca- ‘ban al secretario de Estado la imparcialidad que habia mostrado Pfo XI durante la contienda. Serrano Stifier, ministro de Asuntos Exteriores, lleg6 a soltar una ex- presién impublicable, y jévenes falangistas apunta- ban incluso -remedo del nazismo- de la necesidad de ® Cuananna, p4, Ciapwes,P-798. CCAP.2 HOMBRE DE PAZ, PAPA DE GUERRA “6 crear una Iglesia nacional. Pero Franco envié un tele- grama de felicitacin bastante efusi ~Transmito a Su Santidad filial felicitacién y los mis fervientes votos de un préspero y largo Pontifi- cado, en mi nombre y en el de esta Espafia eminen- temente catélica que tanto esta luchando en su actual contienda contra los enemigos de la fe. Francisco Franco, Jefe del Estado.” En general, la prensa del mundo entero acogié con satisfacci6n la eleccién de Pio XII. Palestine Post, pu- blicado por colonos judios, escribi —Las reacciones entusiastas a la eleccién, en parti- cular en Francia, Inglaterra y en América, no sorpren- den, si pensamos en el papel importante desarrollado por Pacelli en la reciente oposicién del papado a las devastadoras teorias de la raza. Pero atencién a lo que Goebbels, ministro de pro- paganda de la Alemania nazi, apunté el 3 de marzo en su Diario: -Un Papa politicastro, un Papa guerrero, refinado y hébil. iPor tanto, ojo! Yal dfa siguiente: ~A mediodia con el Filhrer. Est pensando si no deberfamos abrogar el concordato con Roma, ala vista de la eleceién de Pacelli al papado. Esto sucederd cier- tamente, cuando Pacelli lleve a cabo su primera accién hostil.2* _ Pondremos colofén a tantas expresiones de ji- bilo o desencanto, con el recuerdo que nos ofrece un hombre que estar intimamente unido a Pio XII en el gobierno de su pontificado como encargado de los % Diario ABC de Sevilla, 4 marzo 1939, p.13. % Hisseauns,p.178. = Guvccs, Pi Lie, Il Terz0 Reich contro Pio XII. Papa Pacelli nei document nazisti, San Paolo, Torino 2013, p. 93 «s Plo i VERSUS HITLER ¥ MUSSOUN! asuntos exteriores de la Secretaria de Estado. Cuenta Domenico Tardini: —Cuando el 2 de marzo de 1939, Eugenio Pacelli su- bié al supremo Pontificado, circulé la voz (tal vez uno de esos chismes que giran siempre en ciertos momen- tos) que algunos Eminentisimos se habian mostrado, de principio, un poco reacios a darle el voto porque, considerando la amenazante situacién internacional, observaban: «El cardenal Pacelli es un hombre de paz y el mundo tiene necesidad de un Papa de guerra». Humanamente hablando, el juicio era exacto. Euge- nio Pacelli era verdaderamente un hombre de paz. La finura de sus sentimientos, su innata gentileza, su mansedumbre indulgente le levaban a veneer las difi- cultades con la paciencia y la perseverancia, evitando palabras fuertes, frases 4speras, gestos bruscos. Todo esto lo disponia a amar, desear y procurar la paz... Sin embargo a este hombre, pacifico por temperamento, por educacién, por conviccién, tocé un pontificado que podrfamos lamar de guerra. Caliente o fria, mundial o local, pero siempre guerra. Asi el hombre més pacifico no tuvo un momento de paz.# © Tannin, p.378 Capitulo 3 Los papas visten de blanco Pio XII era el preferido de los cardenales no italia- nos, que estos andaban divididos en principio. Pero no habfa en aquel cénclave nadie con una personalidad tan viva y preparada como él para dirigir la nave de Ja Iglesia en la dificil situaci6n de la Europa de enton- ces, abocada a la guerra. Pacelli estaba destinado por educacién y conocimientos a ocupar el alto puesto al que ha sido llamado en la Iglesia. Venia de una familia romana, llamada de la nobleza «negra», cuyos miem- bros recibjan los titulos del papa y no del rey, en la que su abuelo, Marcantonio, fue subsecretario en el minis- terio del interior del Estado pontificio e intervino en el lanzamiento de L’Osservatore Romano. Su padre, Filippo Pacelli, catélico austero y terciario francisca- no, fue el decano de los abogados de la curia papal. Su madre, Virginia Graziosi, de la alta burguesfa romana, era el refugio de Pacelli en sus timideces. A ella, a la que venerd con locura, dedieé todos sus éxitos escola res. Su hermano mayor Francesco fue el abogado del Vaticano que negocié el concordato de 1929 con Mus- solini. Y sus dos hermanas casaron con funcionarios del Vaticano.’ © Ruopis, ANmioss, BI Vaticano en la era de los dlictadores, Barcelona 1975, p. 203, «6 Plo Xi VERSUS HITLER ¥ MUSSOLN Nacié el 2 de marzo de 1876, seis afios después de que el Papa se convirtiese en «prisionero» en el Vati- cano tras la toma de Roma por las tropas de Garibal- di. Y asi se considerarian los sucesivos papas —Leén XIII, Pio X, Benedicto XV y Pfo XI— hasta la firma de los Pactos de Letrén en 1929. Pacelli crecié en esta at- mésfera de papas enclaustrados que los indueia a ser més inaccesibles al rodearse de cierta sacralidad. Esa ‘misma sacralidad desprenderd en su persona el propio Pacelli, aunque el Vaticano que lo recibe como Papa sea ya Estado soberano. Alto de estatura, 1,82 m., de carnes magras, 57 kilos, rostro pélido y enjuto y nariz aquilina, mirada aseética en unos ojos negros penetrantes tras los cris- tales redondos de las gafas, manos diafanas sobre el pecho, y un porte sefiorial que impresionaba cuando aparecia en la basflica de San Pedro subido en la silla gestatoria. © cuando abria sus brazos en cruz, transfi- gurado e inhiesto como el Cristo de Corcovado de Rio de Janeiro. Era una presencia que imponfa. Como di- Hia el escritor francés Henri Bordeaux, «tiene la subli- me grandeza de un cuerpo mortificado, casi trastiicido, que parece destinado a servir solo de cubierta para su alma»? Con una ret6rica barroca a base de cireunlocucio- nes y parrafos largos y apretados, hacia dificil sinteti- zar su pensamiento, denso y profundo por otra parte. El embajador francés Wladimir D'Ormesson, que co- noeié bien a Pio XI y a su sueesor, afirmé que el mas grande favor que Juan XXIII dio a la Iglesia fue lamar Jas cosas por su nombre.s F Cuwsranes, Couns, La politica exterior del Vaticano. Bt Vaticano y ta guerra, Buenos Aires 1944, . 78: 3 Cuapwacx, Owns, Gran Bretagna e Vaticano durante la seconda ‘guerra mondiale, Torino 2007, p. 80. CCAP. LOS PAPAS VISTEN DE BLANCO « D’Ormesson, lo mismo que el inglés Osborne o el franeés Charles-Roux, admiraban en Pio XII su pie- dad y su finura, pero les hnubiera gustado que en los, momentos de grave crisis, como la guerra mundial, hubiera mostrado un poco menos de equilibrio y pru- dencia diplomética. Lo que més le achacaban era su lenguaje barroco, lleno de florituras. Pero en la con- versacién, se mostraba, segin el ministro Osborne, fascinante, natural y muy genti Harold Tittmann, diplomatico norteamericano, refugiado en el Vaticano durante la Segunda Guerra Mundial, redacté unas memorias muy interesantes del Vaticano de Pio XII. Al describir la figura del Papa, dice: —La caracteristica que més descollaba en el Papa era la fascinacién que emanaba. La cabeza y los ras- g0s finamente cincelados, con vivos ojos negros con- vertidos en mas grandes por las lentes de sus gafas, hacian pensar en un Savonarola. Cuando estaba sere- no, su expresién era ascética, pero cuando se acalora- ba se hacia siibitamente humano y sonriente. Alto y delgado, se movia con gracia y armonia. Tal impresi6n favorable venfa acentuada por una sotana de corte im- pecable que parecia danzarle alrededor ritmicamente a cada movimiento. Las manos de dedos largos y hue- sudos eran muy bellas y no dudaba en hacer gran uso deellas cuando hablaba. El Papa era sabedor de la pro- pia faseinacién personal y sabia e6mo sacar provecho deello.t Para que no pareciese que solo describfa a Pfo XII bajo su aspecto exterior sin acentuar «sus inmensas cualidades espirituales», Tittmann aiiade: #Turmaawn, Havox, If Vaticano di Pio XIZ. Uno sguardo daltin- ferno, Corbaccio, Milano 2005, p.93- 50 Plo 2: VERSUS HITLER ¥ MUSSOLN —Quien se encontrase fisicamente cercano @ él, advertia siempre su presencia. A mf me parecia un hombre seguramente dotado de gran espiritualidad, si bien no fuese un santo como lo fue Pio X. El papa Pio “XII era descrito con frecuencia como un papa politico, yen aquella époea me parecfa una descripcién correc- ta. Es muy probable que en el futuro ser reconocido como santo. Solo el tiempo lo diré.s Tenfa una memoria prodigiosa y dominaba a la perfeccién el alemén, el francés y algo menos el inglés, el espaiioly el portugués, amén de ser un buen latinis- ta, Texto que lefa, sabia recordarlo de memoria. Sor Pascalina, que estuvo a su servicio durante cuarenta afios, desde los tiempos de nuncio en Munich hasta su muerte, cuen! —Pio XII escribia sus discursos y alocuciones con aquella caligrafia tan preciosa. Decia a menudo que facilmente le quedaba grabado en la memoria lo que escribia. En los primeros quince afios de pontificado no necesit6 papeles para pronunciarlos. Con su pri- vilegiada memoria era eapaz de recitarlos al pie de la letra, Fueran cuarenta 0 més las péginas, la retentiva le era fiel, pero tenfa que elaborarlas y escribirlas per- sonalmente, sobre todo a mano.* Escribia sus discursos escuchando misica. Le con- fesé a un prelado: Cuando preparo mis discursos tengo necesidad de mtisica. Siento entonces que algo de aquellos soni- dos y de aquellos cantos se trasmite en mi. 5 Wid. p06. : © Limovers, Pascautss, Al servicio de Pio XIZ. Cuarenta afios de recuerdos, BAC, Madrid 1984, p. 100. CAR 2 LOS PAPAS VSTEN DE BLANCO 5 ‘Sus compositores preferidos eran Hiindel, Beetho- ven, Mendelssohn y Wagner.” Sor Pascalina puso por escrito los recuerdos vivi- dos a la sombra de su querido Papa, que en verdad re- sultan apasionantes. Escrito poco después de la muer- te de Pio XII, no aparecié editado hasta el afio 1982 en Viena con el titulo: Pfo XII. El privilegio de servirlo. Pablo VI no autoriz6 su publicacién ante el temor de «que dijera intimidades de uma Curia en la que todavia vivian muchos. Se publicé en tiempos de Juan Pablo IL, quien leyé el manuscrito y se dio cuenta de que solo contenfa un panegirico de su jefe sin meterse con na- die, Pio XII hablaba en alemén con las monjas que lo cuidaban y a sor Pascalina la llamaba «der gute Engel des Vatikans», el 4ngel bueno del Vaticano. Aunque muchos en la Curia pensaban que en realidad era el Angel despético. ‘Supo aprovechar también la nueva tecnologia de la radio, montada en el Vaticano en tiempos de su prede- cesor por el mismo Marconi. Sus radiomensajes eran ofdos en Europa y estudiados con atencién por los go- biernos. Tan duefio de si era que pocas veces mostraba ‘vehemencia en sus palabras. Pero sus alocuciones eran entendidas, porque cuando condenaba genéricamente Jos gobiernos totalitarios, estos se daban por aludidos, yen cambio los democréticos pensaban que habia ha- lado con excesiva parquedad de palabras. éEra hierdtico, frio, insensible? Cierta literatu- ra, surgida después de su muerte fuera de la Iglesia, muestra una caricatura de hombre insensible ante el holocausto judio, el Papa del silencio lo han apodado. Pero también dentro de la misma Iglesia, hay quienes al resaltar la bondad de su sucesor Juan XXIII y la 7 Tonsieits, Axons, Pio XII. Eugenio Pacelli, un uomo sul trono di Pietro, Mondadori 2007, p. 31. 52 fo x VERSUS HITLER Y MUSSOLIN! apertura del posconcilio, lo sefialan como contrapunto de la Iglesia preconciliar. Y muestran a Pio XII como ‘un papa ultramontano, cuando en realidad no se po- dria coneebir el concilio Vaticano II sin la contribucién enorme de su magisterio. Tenia sus defectos y sus limitaciones, como todo ser humano. Pero hay que situarlos, para no desvir- tuar su imagen, en el contexto de su tiempo. Quizas el mejor retrato sea de aquel que convivi6 con él tan- tos afios, Domenico Tardini. Lo describié como «fino, amable, afable, afectuoso». También dubitativo, como diciéndose siempre: €Es asf 0 no es asi? Pero a pesar de la seriedad, que a simple vista parece mostrar, Tar- ini afirma que tenfa una risa sonora, a boca abierta. ¥ gustaba contar historias amenas. Pio XII tenia como lema: Opus iustitae, pax, la paz, obra de la justicia, 0 la paz como fruto de la justicia, to- mado del libro de Isafas 32, 27.* Paz que fue el norte de su vida. Su propio apellido parecia decirlo: Pacelli, en semejanza con la locucién latina, pax coeli, paz del cielo. En su escudo papal, aparece también el simbolo de la paz. Sobre unas estilizadas colinas de Roma, que se elevan sobre el agua, posa una paloma sobre fondo azul con un ramo de olivo en el pico. Pacelli tratara de ser consecuente con los simbolos que ha elegido. E13 de marzo, primer dia de su pontificado, ama- necié claro y despejado, pero frio. Se levanté a la hora de siempre, 6 de la mafiana. A las 7, la misa en la ca- pilla de su apartamento con las monjas. Después, un * Tsalas gaii7 + Bt erit opus iustitiae pax et cultus iustitiae silentium et securitas usque in sempiternum. CAP. LOS PAPAS VISTEN DE BLANCO 8 trabajo exhaustivo le espera. A las miiltiples condo- lencias que habia tenido que atender por la muerte de su predecesor y en calidad de cardenal camarlengo se unfa ahora los no menos numerosos parabienes llega- dos de todas las partes del mundo a los que habia que dar respuesta. -El papa no tenia minuto que perder para ojear y leer por lo menos las més importantes y significativas. En grandes cestos trafan los telegramas y cartas, ame- nudo tres veces al dia. Las respuestas tenfan que llevar su visto bueno o ser corregidas, habia que distribuir las audiencias.> Esa maifiana, hablé al Colegio de cardenales y al mundo entero, transmitido su discurso por Radio Vaticana. Pfo XII traz6 aqui las lineas programaticas de su propio pontificado. Su alocucién, titulada Dum gravissimum, era una desconsolada llamada a favor de la paz: —Hablamos de la paz que nuestro predecesor, de pia memoria, aconsejaba a los hombres con tanta in- sistencia, invocaba con tan ardientes plegarias, y por la que ofrecié espontaneamente su vida a Dios. De esa paz, don sublime de Dios, que es el deseo de todas Jas almas sabias y fruto de la caridad y de la justici Rogamos a Dios por todos los que ejercen autoridad y soportan la carga de encaminar a sus pueblos por el camino de la paz."° Aquella tarde salié a los jardines vaticanos para hacer el paseo diario. De cardenal, solia tomar el co- che y se iba lejos, a la Villa Borghese. No le gustaban Jos jardines vaticanos, los sentia como un cementerio. Pero comprendia que de papa ya no podia salir. Solo tendria de ahora en adelante para su paseo de tarde los, ° Lerner, p. 88. %© LOsservatore Romano, 4 marzo 1939. 0 VERSUS HITLER Y MUSSOUN! jardines del Vaticano. Tan solo disponfa de una sotana blanca todavia, que se ajustaba mal a su figura enju- ta. El sastre no habfa tenido tiempo de proporcionarle ‘un armario apropiado. Pidié a sor Pascalina su dulleta negra (abrigo clerical) y con ella salié a pasear. Un jar- dinero se hallaba detrés de un seto, aténito y sorpren- dido de lo que vefa. éDe verdad era el Papa? Salié a su presencia, se arrodill6 para besarle la mano, y le dijo: No podia creer que era usted, Santidad; los papas visten de blanco, no de blanco y negro. Usted lo sabe, everdad? Pfo XII sonrié Ja buena ocurrencia de aquel traba- jador y le dijo: “Lo tendré en cuenta." E14 de marzo, segundo dia de papa, Pignatti, em- bajador de Italia ante la Santa Sede, comunic6 al mi- nistro Ciano que por el Vaticano corrfa la voz de que se dibujaba una maniobra afin de hacer creer que Ita~ lia se oponfa al nombramiento del cardenal Maglione como secretario de Estado, nombramiento que desea ba el Papa. Ciano hablé con Mussolini y éste le contes- t6 con un exabrupto: Dia Pignatti que amino me importa ni el Papa ni el cardenal secretario ni quienes ocupen tales puestos. Y Ciano se apresuré a desmentir la noticia."* Este dfa, el embajador aleman Diego von Bergen se acercé al Vaticano y se vio con monsefior Tardini para expresarle que Hitler le habia encargado presen- tar personalmente a Su Santidad sus felicitaciones. Pregunté si el Papa le podria recibir personalmente o darfa una audiencia coleetiva al Cuerpo diplomatico. ‘Tardini le respondié que muy probablemente el Papa © Leno, p. 885 = Ciao, Coxps, Diario 2939-1949, Barcelona 1946, P: 89. CCAP. 3 LOS PAPAS VISTEN DE BLANCO 6 preferiré recibir individualmente a los diplométicos. Enterado el Papa, aquella tarde dio orden de telefo~ near al embajador alemén para informarle que le reci- birfa a la mafiana siguiente. Y el 5 de marzo, von Ber- gen fue recibido por Pio XII. Una visita de cortesta, que podia ser considerada como el primer paso de una detente en las relaciones diplométicas entre el Reich y la Iglesia. En ese momento, la situacién de la Iglesia eatélica en Alemania era el problema més espinoso al que ten- dria que enfrentarse el nuevo pontifice. Podria decirse que se hallaba en la situacién ya denuneiada por Pio XI en su alocucién navidefia de 1937: ~Para llamar a las cosas por su nombre: en Alema- nia, hay persecucién religiosa... Una persecucién reli- siosa a la que no falta ni la fuerza nila violencia, ni las presiones y amenazas, ni las artimafias de la astucia y dela mentira. La visita del embajador alemén ésignificaria una atmésfera nueva de distensién? Habria que intentar- lo. Al dia siguiente, 6 de marzo, se reunié el Papa con Jos cuatro cardenales alemanes —Bertram de Breslau, Faulhaber de Munich, Schulte de Colonia e Innitzer de Viena— para examinar la situacién. Les conté cémo, en tiempos anteriores, al subir al trono de San Pedro un nuevo Papa, se inicié una nue- va orientacién en las relaciones con Alemania, que dio sus frutos. Era en los tiempos de Bismarck y su tris te célebre Kulturkampf, campafia dirigida a recortar Ja reciente influencia de los catdlicos en el Imperio. Le6n XII, al suceder a Pio IX, dirigié un mensaje con- ciliatorio a Bismarck que tuvo efectos de distensién. Pfo XII pregunta a los cardenales alemanes si no se- ria conveniente también un cambio de actitud con la 5 ADSS, IL. Lettres aux Evéques Allemands, p.19. 58 io xi VERSUS HITLER Y MUSSOUN! esperanza de lograr una distensién en la persecucién que sufre Ia Iglesia en Alemania. Qué se puede ha- cer? Lo primero, escribir una carta a Hitler anuncian- dole su subida al solio pontificio. Es por lo demés lo cortecto, ya que la diplomacia obliga a la Santa Sede anunciarlo oficialmente a todos los Estados que tienen relacion con ella. jo XII ya lleva escrita la carta a Hitler en latin. ds correcta? éNecesita algtin cambio? 20 una ampliacién? Agradeceria infinitamente el consejo de ‘vuestras eminencias. Faulhaber de Munich dijo: En una carta de este tipo no se puede expresar un deseo conereto. Solo una bendicién. Pero tengo una duda. éDebe ir redactada en latin? El Fihrer es muy susceptible con respecto a las lenguas extranjeras. No ereo que dese recurtir a los tedlogos para que se la expliquen. =Podria enviarse en aleman -le respondié Pio XII. Sila consideraran como una simple cuestién de protocolo, podria pasar inadvertida la connotaci6n so- bre el mal estado de cosas para la Iglesia. Y nuestra mayor preocupacién es el bien de la Iglesia en Alema- nia. Para mi, esa es la cuestion mas importante. Quiz podria redactarse en latin y en aleman. Se decidié enviarla en latin y en alemén. ‘Surge un nuevo problema. éCémo dirigirse a Hit- ler? éIlustre o Tlustrisimo? El cardenal Schulte comenta: -dIlustrisimo? Seria ir demasiado lejos. No se lo merece. Cardenal Innitzer: —éHlay que usar el plural para dirigirse a él? -Es lo normal - le contestan. CCAP. LOS PAPAS VISTEN DE BLANCO a En didlogo distendido se planteé si Hamarlo de us- ted o de tu. Cardenal Bertram: ~Una regla del III Reich permite no usar titulos. Yo pondrfa Sie (td). ~Actualmente —intervino Pio XII— en italiano se dice ti 0 vosotros. Personalmente, yo dirfa usted. éDe acuerdo? Cardenal Bertram: No os habéis referido a él con la expresién Dilecte Fili (Amado Hijo). (En broma) Le gustarfa que el San- to Padre gritara: Heil! Heil! El texto definitivo, redactado en latin y en alemén, rezaba asi: ~Al Ilustre Her Adolf Hitler, Fiihrer y Canciller del Reich alemén. Al comienzo de Nuestro pontifica- do, deseamos aseguraros que seguimos consagrados al bienestar del pueblo alemén confiado a vuestra di- reccién. Por él imploramos a Dios Todopoderoso para que le conceda la felicidad auténtica que emana de Ia religi6n. Recordamos con sumo gusto los muchos dias que pasamos en Alemania en calidad de Nuncio apostélico, época en la que hicimos todo lo que esta~ ba dentro de nuestro poder para establecer relaciones armoniosas entre la Iglesia y el Estado. Ahora que las responsabilidades de Nuestra funcién pastoral han aumentado Nuestras oportunidades, rezamos mucho mas fervorosamente para conseguir ese objetivo. Ha- cemos votos porque, con la ayuda de Dios, el pueblo alemén disfrute de prosperidad y progreso. Fechada el dia 6 de marzo de 1939 en Roma, en la basflica de San Pedro en el primer afio de nuestro pontificado. Decidido el texto de la carta, Pfo XII coment6 alos cardenales alemanes: 50 Plo Xi VERSUS HTLER Y MUSSOLUN Nos hemos atriesgado a hacer un nuevo intento. Si quieren pelea, no nos asustaremos. Pero el mundo vera que hemos intentado todos los medios para vivir en paz.con Alemania. Discutieron los eardenales la posibilidad de rom- per las relaciones si Hitler no respondia, éSe deberia lamar al nuncio de Berlin? Pero Pio XII les dijo: Pio XI estaba tan indignado con lo que ocurria en Alemania, que una vez me dijo: «éCémo puede la Santa Sede seguir teniendo un nuncio alli? iEs algo que estd refiido con nuestro honor!». El Santo Padre temfa que el mundo no entendiera cémo era posible que siguiéramos manteniendo relaciones diplomati- cas con un régimen que trataba a la Iglesia de aque- lla forma. Asi que le respondi: «Santidad, éde qué nos serviria eso? Si mandéramos llamar al nuncio, éc6mo podriamos mantener contacto con los obispos alema- nes?». El Santo Padre entendié y se calmé un poco. No, es mejor asi. $i el Gobierno alemén tiene a bien romper las relaciones, tanto mejor. Pero no dariamos prueba de demasiada inteligencia si las rompiéramos nosotros. Elcardenal Bertram asinti6: Si, no debe parecer que es la Santa Sede la que las rompe. Y continué el Papa: —Algunos cardenales se han acercado a mf y me han preguntado por qué sigo concediendo audiencias al embajador alemén, después de todo esto. Y yo les respondo: «éQué otra cosa puedo hacer? Romper las Telaciones es facil. Pero isolo Dios sabe las coneesiones que tendriamos que hacer para volver a entablarlas! (CAP 9 LOS PAPAS VISTEN DE BLANCO peat Podéis estar seguros de que el régimen no las reanuda- ria sin concesiones por nuestra parte.'4 Tres dias més tarde, 9 de marzo, los cardenales alemanes volvieron a entrevistarse con Pio XII para una consulta complementaria. Lacarta enviada a Hitler recibié respuesta casi dos meses después. Fechada el 29 de abril, venta redacta- ba en términos vagos: —Vuestra Santidad ha tenido la bondad de comu- nicarme su elevacién al Trono papal, en el escrito de fecha 6 de marzo de este afio. Al agradecer esta co- municacién me congratulo con Vuestra Santidad por el hecho de que los votos del Colegio Cardenalicio se hayan reunido sobre su persona y sinceramente Le deseo un pontificado rico en éxitos. Con satisfaccién me entero de que Vuestra Santidad conserva un gra- to recuerdo de los afios de su actividad como nuncio apostélico en Alemania, y de que Vos abrigdis el de- seo, que es también el mio, de regularizar y desarrollar ulteriormente las relaciones entre el Reich alemén y la Iglesia catdlica, en forma vit y ventajosa para am- bas partes. Al mismo tiempo, he deeidido confirmar en el cargo de embajador y enviado plenipotenciario del Reich alemén al sefior doctor von Bergen, acreditado have muchos aos como embajador ceres de la Santa acne % Ruopes, p. 211, Este encuentro de Pio XII con los cardenales alemanes fue dactilografiado, recogido en su original alemén, : ADSS, II. Lettres aux Evéques Allemands, p. 4073. * Grovaxern, Aussx0, El Vaticano y la Guerra 1939-1940. Notas ‘historicas, Espasa-Calpe, Madrid 1961, p. 32. Ca P10 Xi VERSUS HITLER ¥ MUSSOLN El 11 de marzo, Pio XII nombré secretario de Es- tado el cardenal Luigi Maglione. Un afio menor que Pacelli, nacido el mismo dia que el Papa, 2 de mar- 20, Maglione es un diplomtico de gran experiencia, nuncio en Suiza y en Francia, e inclinado abiertamente hacia las potencias democraticas occidentales. Bl sub- secretario de Estado de los Estados Unidos, Summer ‘Welles, dird al cardenal Magtione cuando se encuentre con él el 18 de marzo de 1940: Me han dicho en Paris que cuando le viese me en- contrarfa con el més grande diplomitico dela Europa moderna.® Maglione acompaiié a Pfo XII en los dificiles afios de la Segunda Guerra Mundial. iLéstima que muriese prematuramente! El 22 de agosto de 1944. Seré el tini- co secretario de Estado de Pio XII, porque a su muer- te, el Papa decidié no nombrar un sucesor sino que se sirvié de Domenico Tardini, como secretario de la Congregacién de Asuntos Eclesidsticos Extraordina- ios, y de Giovanni Battista Montini, como sustituto de Ia Secretaria de Estado para los asuntos internos. En 1946, pasada la guerra, algunos cardenales le hicie~ ron observar respetuosamente que la ausencia de un «primer ministro» crearia dificultades protocolarias en relacién con él. Pero Pio XII les respondié que «no queria colaboradores sino ejecutores». E112 de marzo, tuvo lugar la coronacién papal. Se dieron cita delegaciones de 35 naciones. Hitler no en- -vi6 representacion. Se conformé con la presencia desu embajador. Tampoco estuvieron México y Uruguay. ¥ or supuesto, Rusia. Francia envié una delegaci6n de ministros y senadores, en la que sobresalia el ilustre escritor catdlico Paul Claudel. Suiza envié dos corone- les, uno de ellos habfa sido comandante de la guardia ‘ADSS, I p-6. CCAP. 3 LOS PAPAS VISTENOE BLANCO 6 pontificia, Inglaterra mandé al duque de Norfort, ca- t6lico, en representacién del rey Jorge y del Gobierno britanico. El primer ministro de Irlanda, Edmon De Valera, estuvo presente. Checoslovaquia envié a su ministro de agricultura en representacién del presi- dente de la Reptiblica y del Gobierno. China y Japon se hallaban también representadas. Estados Unidos, {que no tenia relaciones diplomaticas con el Vaticano, envié a Joseph Kennedy, catélico, embajador en Lon- res, Italia, a su principe heredero Humberto y al mi- nistro de Asuntos Exteriores, el conde Ciano. La coronacién brillé por su. magnificeneia. Era ademés la primera coronacién después de los Pactos de Letrén. Pero al conde Ciano la ceremonia le parecié desordenada. Cuenta en su diari __ ~Coronacién del Santo Padre. Asisto a la ceremo- nia a la cabeza de la delegacién italiana. Hace mucho firfo, y el desorden reina sobremanera en la organi- zacién del protocolo pontificio. El Papa est solem- ne, como una estatua, Recuerdo que hace un mes era cardenal; era entonces un hombre entre los hombres. Hoy parece, en verdad, tocado por un soplo divino que lo espiritualiza y lo eleva.” La queja de Ciano tiene una humana explicacién. Se ofendié porque el puesto que le asignaron se halla- ba detras del duque de Norfort, representante inglés. Después del solemne pontifical en la basflica, Pio ‘XII fue coronado en la logia externa de San Pedro. El cardenal Camilo Caccia Dominioni le impuso la tiara de las tres coronas mientras pronunciaba la siguiente oracién: —Recibe la tiara adornada de las tres coronas y sepa que eres el padre de los principes y de los reyes, regidor del orbe, vicario del Salvador nuestro Jesucris- ® Guano, p- 928. ee Plo 2 VERSUS HTLER ¥ MUSSOLIN to, de quien es el honor y la gloria por los siglos de los siglos. Poco antes habfa sido quemado en la basflica un puiiado de estopa para recordarle al electo que «sit transit gloria mundi», asi pasa la gloria del mundo. Ta tiara era pesada. Antes de la ceremonia, en st apartamento, Pio XII se la probé y sor Marfa Konrada Grabmeier, una de sus monjas, mostr6 su satisfaccién. Pero el Papa le dijo con gesto serio: =No entiendo cémo le gusta tanto, cuando debo soportar tna tal responsabilidad.'® Al terminar la ceremonia, Pio XII formul6é nuevos votos por la paz: =No confiando en Nuestros méritos y capacidades, sino en la gracia de Dios, tomamos en Nuestras ma- nos el timén de la barca de Pedro con la intencién de guiarla, a través de tantos vientos y tempestades, hasta el puerto de la paz."® ‘Tres dfas después de la entronizacién de Pfo XII, Jos tambores de guerra resuenan de nuevo en Europa. #145 de marzo, las tropas alemanas entran en Praga y Hitler se apresur6 a proclamar el protectorado de Bo- hemia y Moravia. 3 Masa Kowtaba Grapnie, Summarium, p. 190. % Grovaxern, p. 36. Capitulo 4 La nariz de Hitler y la mandibula de Mussolini No le es ajena a Pfo XII la figura amenazadora de Hitler. Ha seguido su trayectoria politica, ya desde sus inicios, cuando era nuncio en Munich. Y ha tenido que lidiar con él ya en Roma, como secretario de Estado dela Santa Sede, desde su ascensién al poder en 1933. En Alemania leyé su libro Mein Kampf (Mi lucha), pu- blicado en 1925, donde expone su ideologia, centrada en la exaltacién de la raza aria, el militarismo y el an- tisemitismo, que seria después la base de su programa de gobierno, y pudo comprender la baba viscosa que desprendian sus paginas, su hostilidad hacia el cristia- nismo y su teorfa racial. Uno se pregunta, a la distancia de los afios, emo un hombre de presencia tan ridicula, bigotito como un moscardén bajo la nariz, flequillo sobre la frente, rostro moreno — lo contrario de la suspirada raza aria rubia y esbelta que pregonaba-, austriaco, puesto que no tenia la ciudadanfa alemana, haya sostenido una meteérica carrera hacia el poder y aduefiarse en pocos afios del mando absoluto de Alemania. éC6mo fue po- sible que la ideologfa de un hombre asi haya derivado ena terrible tragedia humana del siglo XX que propi- cié la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto? 6 Plo i VERSUS HITLER ¥ MUSSOUN! 2Qué impresién produefa Hitler a los que se acer~ caban a él? Hermann Rauschning, colaborador de Hit- lery distanciado de éla tiempo, dejé en un libro, edita- do en 1940, sus conversaciones y confesiones intimas del dictador. Confiesa tras su decepcién, ya exiliado en Jos Estados Unidos: Hitler no tiene realmente nada que pueda atraer. ‘Todo el mundo lo sabe muy bien hoy, pero en esa €po- ca, entre los miembros del partido y los simpatizantes, no era cuestién sino de sus ojos profundos y azules. Lo cierto es que sus ojos no son ni azules ni profundos. Les falta ese destello, esa luz que es el reflejo del alma. Su mirada ora es fja, ora apagada. Su voz sombria, de timbre extrafio, es chocante para un alemén del Norte. ‘Su entonacién es lena, pero silbante, como si tuviese Tas narices obstruidas, Con todo, esa vor gritona, gutu- ral, amenazadora y frenética se ha vuelto célebre en el mundo entero. Encama el tormento contemporaneo, y por mucho tiempo quedara como el simbolo de una @poca demencial sin que nadie comprenda cémo pudo emanar de ella algtin encanto. Y describiendo su fisonomta, escribe: Bl aspecto fisico de Hitler no contribuye cierta~ mente a realzar su capacidad de seduccién. Su frente es huidiza y desgarbada. El mechén de cabellos que le cae sobre los ojos, st pequefia talla sin prestancia, 1a desproporcién de sus miembros, su falta de atractivo, sus pies planos de largo desmedido, su nariz horrible, ‘su boca sin expresi6n y su pequefio mostacho hacen de €l.un ser més bien sin gracia. Nada atrae en él, salvo quiz4 sus manos, que son notablemente bien formadas y expresivas. iQué diferencia con el rostro maravillo- ‘samente joven e inteligente de Napoleén, por lo menos tal cual lo representa la mascara tomada después de su muerte! Qué dictador autoritario harfa este hombre hosco, de rostro crispado y asimétrico? Le falta, sin (CAP. 4 -LANARIZOE HITLER LA MENDIBULA DE MUSSOLIN « duda alguna, el equilibrio que caracteriza al jefe. Le falta, sobre todo, el sello de la virilidad.* Quien retraté a Hitler magistralmente fue Charles Chaplin en El gran dictador, pelicula estadouniden- se, escrita, dirigida y protagonizada por él mismo, su primera pelicula sonora y la de mayor éxito. No me he cansado de ver numerosas veces esta feroz y contro- vertida condena contra el nazismo, el fascismo y el an- tisemitismo desde el humor acerado de Chaplin. Nun- camejor dicho aqu{ que una imagen denuncia més que mil palabras. Al igual que Chaplin, que interpreta un doble pa- pel: el de Hitler y el de un barbero judio, que se pa- rece fisicamente al dictador, es notable también la actuacién del actor Jack Oakie, parodiando a Benito ‘Mussolini. Se filma en 1940, primer afio de la Segunda Guerra Mundial, cuando todavia no ha entrado en ella los Estados Unidos. No podia sospecharse entonces en el mundo libre hasta qué punto estos dos dictadores, —més Hitler que Mussolini, quien, a la postre, solo fue una marioneta del dictador aleman-, podian ocultar cataduras tan siniestras tras sus caretas e6micas, que entintaron de sangre la vida de tantos seres humanos. El periodista y escritor norteamericano John Gunther, autor de libros sobre los regimenes totalita- rios, afirma que «todos los dictadores son anormales. La mayoria de ellos son neuréticos». Al menos, Adolf Hitler cumple en demasia los dos eonceptos: la anor- malidad y la neurosis. ~éBra «anormal» Hitler? Ron Rosenbaun, ensayista americano judo, dedi- a todo un capitulo, de su libro Explicar a Hitler. Los origenes de su maldad, a dilucidar la anormalidad del + Rauscuniie, Hermann, Hitler. Confesiones intimas 1932-1 Barcelona 2006, p. 23s. ones 68 10 Xi VERSUS HITLER Y MUSSOUN! dictador alemén. Viene a afirmar que Hitler padecia ‘una psicopatologia sexual extremadamente perversa... que fue origen de su patologia politica asesina porque «lo aislaba del amor normal de los seres humanos». Y recoge la tesis que otros muchos analistas apuntan: “Hitler practicaba una perversi6n sexual extrema tan repelente que empujaba a las mujeres al suicidio. De las siete mujeres que podemos tener una certe- za razonable de que tuvieron relaciones {ntimas con Hitler, seis se suicidaron o hicieron intentos serios de suicidarse2 Entre ellas, su propia sobrina Geli Raubal. Un dia confesé a una amiga: -Mi tio es un monstruo, nadie puede imaginarse las cosas que me exige. EL 18 de septiembre de 1931 se suicidé con la pis- tola del dictador en la propia residencia de Hitler en Munich. La anormalidad sexual de Hitler ya circulaba por ‘Munich en los afios veinte. El fotografo Nachum Tim Gidal le tom6 una fotografia no autorizada, de Hitler desprevenido en su intimidad, que se publicd en el periddico Munich Illustrated News. Tim Gidal pudo escapar a Jerusalén en 1933 cuando Hitler subié al po- der. Le hubiera costado la vida, como ocurrié a otros muchos. Afios después confesaré a Rosenbaun que «en Minich todo el mundo sabia» que Hitler era «al- ‘gin tipo de pervertido sexual»? Peor suerte le cupo al periodista Fritz Gerlich, que ‘tuvo la ocurrencia en julio de 1932, apenas seis meses antes de que Hitler llegara al poder, de hacer un foto- montaje de Hitler, con sombrero de copa y levita, del = Rosesuatns, Rox, Explicar a Hitler. Los origenes de su maldad, Barcelona 2012, p. 248. ® Ibid. p. 240. (CAP 4-LANARIZ DE HITLER Y LA MANDIBULA DE MUSSOLN or brazo de una novia negra. Como titulo de la «foto de boda» puso: ~éTiene Hitler sangre mongélica? El texto de Fritz Gerlich, que es toda una sdtira, juega con las teorias raciales de Hans Friedrich Karl Giinther, idedlogo del nazismo, quien en Los elemen- tos raciales del pueblo alemén desarrolla una teorfa en la que destaca sobre todas la raza nérdica, la mas noble y la més ereativa de la historia. Opuesto a los pafses nérdicos fueron los judios, que eran «una cosa de fermento y perturbacién, una cufia impulsada por Asia en la estructura europea. Giinther argumentaba que los pueblos nérdicos debian unirse para asegurar su dominio, Es el primero de una serie de «cientificos raciales» que pretendian dar un matiz académico al racismo nazi. Para Gtinther, la nariz. de un ser humano es «el sintoma més importante de la ascendencia racial de ‘una persona» y especifica que la nariz.de raza aria nér- dica tiene el puente y la base pequefios. Gerlich, apoyandose en la investigacién racial de Giinther y de otros cientificos raciales de la misma es- cuela, muestra en su escrito satirico dos fotografias de individuos arios con sus narices de puente y base pe- quetios y las compara con la nariz de Hitler. =Las narices de los tipos éstico [oriental] y mon- B6lico tienen la base ancha y el puente chato y, en ge- neral, tienen en el puente una pequefia fractura que hace que la punta de la nariz.quede un poco més hacia delante y hacia arriba. Concluye Gerlich que la nariz de Hitler, inconfun- Giblemente, concuerda con la deseripeién dada por los te6ricos raciales de la nariz, mongélica. Luego no es ario, sino de una clase de la raza esla- va que refleja las invasiones de Europa por las hordas mong(licas de Atila, rey de los hunos. Por lo tanto, la 88 Plo x8 VERSUS HITLER Y MUSSOUN nariz de Hitler ni siquiera es compatible con la sangre eslava pura aunque «inferior», sino con la sangte mestiza, mezclada, del tipo eslavo, los bastardos naci- dos de la violacién de las mujeres eslavas por los jine- tes mongoles invasores. Y se atreve a decir mas en la parodia periodfstica que ha montado: —En la estrategia bélica de aquellos tiempos era costumbre de los soldados vencedores tener relacio- nes sexuales con las mujeres y nifias de los pueblos vencidos... Tenemos que suponer que en la regién del hogar ancestral de la familia Hitler no qued6 sangre nérdica pura. Como remate final, saca a relueir también la nariz de Stalin. Stalin, el Anticristo bolchevique dice Gerlich~, tiene en comtin con Hitler tanto los rasgos asiaticos como un alma asiatica, y gobierna Rusia como un dés- pota oun kan# Es decir, que Hitler tiene rasgos asiatticos mas co- ‘munes con su archienemigo marxista que con la raza germénica. En los afios previos a su subida al poder, Hitler fue objeto de miltiples burlas y caricaturas en los medios periodisticos, traténdolo generalmente con desprecio, ‘como un payaso que no Tlegaré a ninguna parte, pero nada le dolié mas que esta cruel parodia de su sangrey nariz mongélica y de su casamiento con una negra. No se lo perdonaré, Al llegar Hitler al poder, Fritz Gerlich preparé una nueva historia donde lo vinculaba con la muerte de su sobrina Geli. El articulo no legé a salir, confiscado por la Gestapo, y su autor detenido el 9 de ‘marzo de 1933 y llevado a la cércel de Munich. El 30 de junio de 1934 fue enviado al campo de concentracién id. p. 3448. CCAP. 4A NAROZ DE HITLER Y LA MANDIGULA DE MUSSOLN 6 de Dachau, donde fue asesinado el 1 de julio durante la noche de los cuchillos largos. Su esposa recibié la confirmacién de la muerte de Fritz Gerlich cuando sus lentes salpicados de sangre les fueron entregados. Laliteratura psiquitrica ha tenido especial interés en estudiar a Hitler como un caso tipico de personali- dad bipolar, con paranoias miitiples y manias hipo- condriacas. No viajaba sin un maletin de medicinas que le proporcionaba su médico Theo Morell -més pa- recido a un charlatan que a un médico, maniaco de la glucosa y de los extractos hormonales- porque no po- dia vivir sin pfldoras e inyecciones de todo tipo. Pero no nos podemos entretener en hacer un diagnéstico mis exhaustivo de su cuadro clinico, que ciertamente incidié en su inelinacién hacia la crueldad. Su secretaria Christa Schroeder confiesa en sus memorias la impresién que le causaba Hitler: -No tenfa delante de mf al Fulbrer de la Gran Ale- ‘mania, sino a una pobre piltrafa Y recoge de uno de sus mondlogos nocturnos en los que se deleitaba ante los suyos esta sentencia: =Lo tinico que queda tras la vida de un hombre son sus sombras y el recuerdo que deja. Pues serd este su pestilente recuerdo quien aso- me en estas paginas como sombras tenebrosas de un Hitler, joven pintor frustrado en Viena, convertido en Hitler. ScamorDer, Crista, Doce aos juntoa Hitler, Testimonto inédito de la seeretaria privada del Flihrer (19331945), Milenio, Lleida 2005, p. 213. © Ibid, p.277: n PO XI VERSUS HTLER ¥ MUSSOLINI Su libro Mein Kampf batié todos los récords de tiradas de libros en Alemania y fue «la base del cate- cismo civico ensefiado, de la escuela primaria a la uni- versidad, en todos los establecimientos de enseftanza publica, durante doce afios».” “La ideologia hitleriana —afirma Francois-Poncet— plantea en realidad que las leyes que la naturaleza dicta al reino animal se aplican igualmente a los humanos. La naturaleza no gusta de los bastardos, los hibridos, los «sangre mezclada». Gusta de las razas auténticas ¥y no revueltas. Por otra parte, la concurrencia, la Iu- cha por la vida, son su regla, Solamente, las especies mas valientes, las més armadas para el combate, so- breviven y establecen su dominio sobre las otras. Las razas humanas son desiguales. Las mejores son aque- Tas cuya sangre es la ms pura; y aquellas cuya sangre es la més pura son también las que se revelan, en la guerra, mas valerosas, mas templadas, en fin, que son creadoras de civilizacién; porque las civilizaciones son exclusivamente la obra de razas fuertes y batalladoras. ‘La guerra es pues un fenémeno natural y normal. Ella es la piedra del valor de los pueblos. Es la que los ca~ lifica para tomar la cabeza y ejercer el mando de los humanos.* Para Hitler, la raza humana més eminente es la aria, que esté en el origen de la civilizacién europea. Desgraciadamente, los descendientes no han sabi- do guardar la pureza primitiva de la sangre. Pero los ‘menos corrompidos, los mas puros, son los nérdicos, os germanos, grandes, rubios, dolicocéfalos, y los descendientes actuales de los germanos, es decir, los alemanes. Estos estén Iamados a dominar Europa y 7 Fhangoi-Poxcer, Axpae, De Versailles & Potsdam. La France et le probléme allemand contemporain 1919-1945, Flammarion, Paris 1948, p. 165. 8” hid, p. 1658 | | | | CCAP 4 -LANARIZ;DE HITLER Y LA MANDIBULA OE MUSSOLN! n el mundo y que los pueblos inferiores reconozcan su superioridad. Al gobierno alemn compete proteger la integridad de la raza germana, mejorarla, perfeccio- narla, como se perfecciona una raza de caballos o de perros. éCual es el enemigo principal de la raza aria? ~se pregunta Hitler-. La judia, raza inferior, corruptora del mundo, ~Tened en mente ~cuenta en Mein Kampf- las de- vastaciones que la bastardia judia causa cada dia en nuestra nacién... Considerad cémo la desintegracién racial merma y a menudo destruye los tiltimos valores arios de nuestro pueblo alemén... Esta contaminacién de nuestra sangre, ignorada ciegamente por centena- res de miles de personas de nuestro pueblo, es lleva- da a cabo de manera sistematica por el judio de hoy. Sistematicamente estos pardsitos negros de la nacién contaminan a nuestras inexpertas y j6venes mucha- chas rubias y de esta manera destruyen algo que ya no puede ser reemplazado en este mundo. Ambas, si, am- bas confesiones cristianas miran con indiferencia esa abominacién y la destruccién de una criatura noble y ‘inica, concedida a la tierra por la gracia de Dios. Y el cristianismo, una excrecencia del judaismo. El cristianismo ha sido alterado por la influencia nefasta del judio san Pablo. ~San Pablo le ha impreso su marca deletérea —in- terpreta Frangois-Poncet a Hitler-, al extender una mancha, que, bajo el nombre de caridad, de piedad, de amor al préjimo, de perdén de las injurias, exalta en realidad la ausencia de cardcter, la cobardfa, la ser- vidumbre. En las sociedades modernas, es él quien ha introducido todos los venenos que los nazis combaten sisteméticamente: el individualismo, el liberalismo, el intelectualismo, el parlamentarismo, el marxismo o- cialista y comunista. De donde, para un gobierno a la altura de su misién, un triple deber: perseguir, exter- 2 lo Xi VERSUS HITLER Y MUSSOLIN| minar al judo, y su aliado el francmasén, abolir las, instituciones que ha inspirado, es decir, el conjunto de instituciones democraticas, instaurar una moral rege~ nerada, una nueva tabla de valores que, repudiando todo vano sentimentalismo, honrar y desarrollaré por nuevos métodos de educacién, las virtudes viriles ¥y marciales, la firmeza inflexible del cardcter, el des- precio de los débiles, el coraje heroico, la disciplina, la préctica de la obediencia ciega y del mandato sin réplica, la absorcién del individuo en el servicio de la comunidad nacional. La religién, hecha «positiva», es decir, desembarazada de una gran parte del dogma cristiano y honrando los viejos ritos germénicos, seré Ta que devolverd a la raza y ala sangre alemana, al pue- lo y al suelo alemén, a la patria alemana.? ‘Como tenia que casar la existencia de Cristo con su odio al cristianismo, a Hitler se le ocurre afirmar, en esas tertulias de mantel y mesa con sus intimos cama- radas, que en realidad Cristo no era judfo, sino un ario que «atacé el capitalismo judio» y por ello fue ajusti- ciado. No descarta que la madre de Jestis fuera judfa, pero el padre ciertamente no. A saber si, en el fondo, Hitler reconoefa la paternidad divina 0 emo me expli- ca que san José no fuera judio. =La historia de la Virgen Marfa ~cuenta la secre- taria de Hitler, Christa Schroeder-, tal como es pre- sentada por la Iglesia, era para Hitler un tema favorito de chanzas. Su espiritu eéustico le llevaba a trazar una linea divisoria entre la fe y la raz6n. Tengo que admitir que sus cinicos argumentos llegaban a impresionar in- cluso a los mis ereyentes."® La «falsificacién de la doctrina de Jest» fue obra del judio san Pablo. Este es —confiesa Hitler— el verda- > Ibid. p-167. "© ScanOEDER, D. 190. CCAP. 4-LA NARIZDE HITLER VLA MANDIBLILA DE HUSSOLIN ca dero creador de la religion eristiana, queno es mas que una forma de bolchevismo ante litteram. El cristianismo se ha puesto ala cabeza delos mas miserables, de los esclavos, de los malogrados, con su teoria «igualitaria» nacida para «conquistar una enor- me masa de gente privada de rafcés»; «ha movido la hez» para «organizar asf un prebolchevismo>.* Para Hitler, la ecuacién judaismocristianismo se une a la de cristianismobolchevismo: el judio Sau- loy el judio Marx son creadores de dos ideologias de muerte equivalentes entre si. EI golpe ms duro que la humanidad haya recibi- do ~confiesa Hitler es el advenimiento del cristiani: mo. El bolchevismo es hijo ilegitimo del cristianismo. Uno y otro son invencién de los judios.® _ IY afirma este paranoico, precisamente él, que el cristianismo es una ideologia de muerte! -La doctrina nacionalsocialista es integramente antijudfa, es decir, anticomunista y anticristiana. La culpa histérica de la Iglesia catélica es haber hecho caer el Imperio romano, reino del arte, de la toleran- cia y de la civilizacién. ¥ de haberlo sustituido con el arte barbaro de las catacumbas, con la oscuridad de la Edad Media, la época mAs insignificante de la historia humana. Yafiade: —Estoy seguro que Nerén no incendié Roma. Han sido los cristianosbolcheviques. Y alaba a Juliano el Apéstata y echa pestes contra el emperador Constantino. El concepto es siempre el mismo: los cristianos, hijos espirituales del judio Pa- * Aoxou, Francesco, Novecento, il seeolo senza eroce, Milano 200, p-72 = Tid, m PO Xi VERSUS HITLER Y MUSSOLIN blo, son la causa de la cafda del Imperio y de toda bar- barie de los tiltimos veinte siglos."* ‘Que yo sepa, la caida del Imperio romano se debié alla invasién de los barbaros, es decir, venidos de tie~ rras n6rdicas (éarios, tal vez, sefior Hitler?), que atra~ vesaron el Rin e invadieron en el siglo V los pueblos meridionales del Imperio. Pero Hitler sostiene que el Imperio romano cay6 por los hijos espirituales del ju- dio Pablo. Mussolini, otro visionario, no dudaba tampoco de la existencia de Cristo. Es més, lo ensalz6 por encima de Julio César. En 1932, cuando se consideraba en la gloria de su poder, el escritor Emil Ludwig tuvo una larga conversacién con él, que reflejé en un libro. Le pregunta al Duce: Hace poco puso usted a César por las nubes, pero ha colocado a Jestis por encima de él. He compren- dido mal? César viene en segundo lugar ~repuso convenci- do-. iJestis es el mayor, no lo dude usted! iProvocar un movimiento que dura dos mil afios! iCuatrocien- ‘os millones de adeptos, entre ellos poetas y filésofos! ifste es un ejemplo que perduraré eternamente! IY ha irradiado de aqui! Lo curioso del caso es que pre~ cisamente fueron los emperadores romanos mas hu- manos los que con mayor dureza persiguieron a los, cristianos.* En otro momento, navidad de 1937, Mussolini abre sus sentimientos religiosos a su amante Claretta Pe- tacci y compara sus diferencias con el pueblo alemén: “Es un pueblo muy fuerte Alemania, atacan la reli- gidn porque dicen que Jesucristo es judio. No atacan el ahs i “Lape, Bun, Conversacones con Muslin, Bator Juven- tud, Barcelona 1979, p-165. (CAP. ¢- LA NARIZ DE HITLER Y LA MANDIBULA DE MUSSOLINI 5 catolicismo, atacan el cristianismo. Si, hay diferencia, Yo, por ejemplo, soy catdlico, apostélico, romano, pero no cristiano. El cristianismo no se adapta a nuestras, ideas y costumbres: es demasiado restringido, limi- tado, es un efrculo cerrado. En cambio, el catolicismo es una forma modificada y adaptada a los espiritus de hoy. Los alemanes dicen que Cristo era judio, y ellos persiguen a todos los que proceden de esta raza. Estén haciendo estudios y conferencias en las escuelas para decir que Cristo era ario, porque era rubio con los ojos azules y, por tanto, fisicamente distinto. Lo convierten en una cuestién de raza: dicen que los hombres no son todos iguales, no son hermanos, puesto que el mismo Dios creé las razas. Los nazis tienen su propia forma de paganismo, los ritos de sangre, etc. Sin duda, yo intento suavizar las cosas, tienes toda la razon, Pero si ellos piensan asf... No obstante, creen en Dios. El pueblo aleman es discutidory siempre tiene que poner objeciones a todo. Si nos ponemos, ellos y nosotros, ante dos puertas que pongan una «Paraiso» y la otra «Conferencia sobre el Paraiso», seguro que entran en Ja que pone Conferencia. EI italiano, en cambio, lee «Paraiso» y, sin pensado mas, dice «Bien» y entra co- rriendo. Se pasan la vida haciendo conferencias. Por la noche van a las cervecerias, se retinen y discuten, discuten, ante enormes jarras de cerveza. Fuman en pipa. Es un gran pueblo. Filosofia, misica, poesta, es un pueblo que ha dado mucho y que dara. Si Hitler era parodiado por su nariz. mongélica, Mussolini lo sera por su mandibula prognata. Peque- Bo de estatura, afirmaba su personalidad inflando sus pulmones y echando el pecho hacia atras. © Peracer, Cans, Mussolini seereto, Critica, Barcelona 2010, p. 109. 76 Pio 21 VERSUS HATER Y MUSSOLIN Los caricaturistas italianos no dejaron de escapar ningin aspecto de la fisonomia de Mussolini. Lo re- presentaban, siempre negativamente, como un oso, un gorila, un pigil, un globo... pero resaltaban espe- cialmente la mandibula de su rostro. Un célebre cari- caturista, trazando su perfil en una vifieta, puso al pie: Esta mandibula es la garantia de Italia." Confesé el Duce a su yerno el conde Ciano, minis- tro de Asuntos Exteriores: Sobre mi tumba quiero este epitafio: aqui yace uno de los animales més inteligentes que vivieron en este mundo.” Por de pronto ya sabemos que era bastante animal, no soy yo quien le insulta. Como también confiesa su yerno por ese tiempo de 1937 en su Diario los proféti- ‘cos pensamientos de su suegro: -El Duce tuvo un arrebato de ira contra los Es- tados Unidos, pais de negros y judios, elemento per- judicial para la civilizacién. Quiere eseribir un libro: Europa en el aiio 2000. Los pueblos que gozaran del predominio serdn el italiano, el alemén, el ruso y el japonés. Los demés pueblos seran aniquilados por el fcido de la corrupeién judaica. Hasta se niegan a tener hijos porque cuesta cierto dolor. No saben que el dolor es el inico elemento creativo en la vida de los pueblos. Y también en la de los hombres.® En 1938, el Duce llegé al maximo de su gloria. Fue el afio en que recibié a Hitler y quiso mostrar al dicta- dor alemén las bellezas del arte romano. Llevado del trastorno narcisista de la personalidad que padecia, regalé a Hitler el Discdbolo de Mirén, 36 Banta Bottose, Prnsxrc, La psicologia di Mussolini, Mondadori, Milano 2007, p51. : % Gaxzazzo Cuaxo, Conde, Diario 1997-1938, Barcelona 1951, P-73- Ibid, p. 23. CCAP. 4 -LANARIZE HITLER VLA MANOIBULA OE MUSSOLIN 7 una de las obras maestras del arte griego. Menos mal que, pasada la Segunda Guerra Mundial, Talia lo pudo reeuperar. Nace en Turin un nuevo diario. El director quie- re comenzar con una pregunta impactante para los lectores: —éQuién es Benito Mussolini? Y¥ los lectores se lanzaron a enviar respuestas y el director a publicarlas sin tener en cuenta su contenido Positivo o negativo. Mussolini se irrité y envié el si- guiente telegrama al prefecto de la ciudad: —Diga al director de ese diario y le ruega que clau- sure el referéndum con esta autodefinicién: «Pues- to que el honorable Mussolini declara que no sabe exactamente quién es é1, dificilmente lo podrén saber otros», Hecha esta declaracién, y publicada, suspenda el referéndum, que podra ser tomado, en todo caso, tras cincuenta afios."9 E11 de febrero de 1938, en una ceremonia militar en el Coliseo romano, fue presentado oficialmente el paso romano», imitacién del «paso de la oca» nazi. Y una circular dirigida a todas las organizaciones del partido fascista ordenaba el uso del «ti» y la prohibi- cién del «usted» en la lengua hablada y escrita, Otra circular posterior, prohibia

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