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PROBLEMAS DE LA IRONIA SABER LA FAMILIA MODERNA ea Pa = Fo a Cy) s = = is} = Fe ~ ° = a s 5 i) a = 4 RE Escaneado con CamScanner OSCAR MASOITTA. Los Y LA “PASION" PSICOANALISTAS DEL OLVIDO por MARCELO IZAGUIRRE En un medio como Buenos Aires y en los tiempos que corren, ambos tan vidos de no- vedades, no resulta extrafio que entre perso- nas lan entendidas en productos reprimidos como los psicoanalistas, haya quedado olvi. dado en alguna esquina un nombre. Del tiempo y las novedades Oscar Maso- lta decia: “El sentimiento doloroso de que verdaderamente hay un tiempo y de que hay Cosas novedosas es un sentimiento de nega- cién de la identidad estatica de ese ser de llamada devorante que es la madre, el obje- tode amor”. En su caso, el tiempo sirvi6 para que los psicoanalistas tomaran distancia con su nombre y ensefianza. En los afios 80, co- trelativo a la invasion del psicoanilisis en la universidad, se produce el olvido-ignorancia de Masotta. Lo que planteaba Freud respec- todela sexualidad, “si todo es sexual, yanada lo es”, podemos trasladarlo ala universidad, cuando el psicoandlisis se ha transformado en su discurso oficial, dando actualidad a una pregunta que formulé J. Lacan: “iEn qué se transforma el psicoandlisis allf dentro?”. Si hay calles del olvido, también estén las avenidas del encuentro. Asf, en la esquina de los bal- cones sin flores, cualquiera podia encontrar el espiritu masottiano, que no implicaba de ninguna manera el desprecio por las tiltimas novedades, todo lo contrario; pero ademas de estar al dfa se trataba de entender los en- Wecruzamientos discursivos del psicoandlisis. Hay un libro que ha caracterizado el idio- ma de los psicoanalistas, de los académicos Y los otros. Alli se rescatan pocas personas que escapan a la jerga del lacanés ambien- EL CALDERO DE fe. Entre ellas se menciona una que siempre ha planteado en su ensefianza, continuando la de Masotta, un interrogante: ise puede Practicar el psicoanélisis cuando el tinico idioma que se ha aprendido y se habla es el lacanés? Ese entrecruzamiento discursivo en el cual consiste el psicoanalisis es lo que per- mitié, seguramente, que fuera Oscar Maso- lta el encargado de introducir el pensamien- to de Lacan en Buenos Aires. El proyecto del Centro Descartes, sin duda, contintia el espi- itu de su ensefianza. Es sabido que en el Centro hay diferentes instancias, pero tam- bién lecturas criticas que no descuidan las novedades, y ellas permiten entender las ex- presiones de Germén Garcia en el nimero anterior de Etcétera: actividades clinicas, si tratamos de reflexio- nar sobre lo que hacemos, también nos en- teramos de lo que efectivamente ocurre”. Pero las novedades no siempre son lo tiltimo acontecido; a veces se trata de una lectura distinta, y nadie deberia estar mejor dispuesto a entender eso que un psicoana- lista, Para enterarnos de lo que ocurre y ha ‘ocurrido en la introduccién del psicoandlisis lacaniano en Buenos Aires, he realizado la compilacién de un libro sobre Oscar Masotta de préxima aparicién. Ese libro, trabajo de investigacién que no puede ser pensado sino entelacién con el Centro Descartes, trata de mostrar su caracter fundacional y ciertos ava- tares a los que estuvo sometida su figura. Sus viejos amigos, sin aceptar su pasaje al psi- coanilisis, son ellos y gente de otros campos LA ESCUELA 13 Escaneado con CamScanner ~ ACTUALIDAD quienes al mismo tiempo rescatan su nom- bre. Podemos enterarnos de que el primer grupo de estudio lacaniano no se correspon de con cierta difusidn existente en el imagi- nario colectivo, lo que no podia ser de otro modo tuando un miembro fundador sostu- vo que “ninguna persona del grupo origina- rio participé de la fundaci6n” (por lo expre- sado por Nicolas Peyceré y Juan D. Nasio queda claro que los que se excluyen de la fundacién de la Escuela formaban parte del segundo grupo) y el propio Masotta, en la pre- sentacién que hace de la Escuela en Paris, habla de ellos en esos términos. Para pensar lo acontecido con la Escue- la Freudiana de Buenos Aires estén los docu- mentos y también algunos testimonios. Mi hipétesis es que se discutié poniendo en duda el papel de Masotta como diferente del res- to, cuando -como ha expresado muy bien Roberto Jacoby- dejé una huella importante por cada lugar que transit6, marcando su di- ferencia respecto del resto. Llama la atencién, de todos modos, el silencio en el que fue sumido su nombre a comienzos de los 80, es decir, al poco tiem- pode su desaparicién. Las pasiones de amor- odio-ignorancia puestas en juego condujeron a acallar su figura. Primero, entre quienes participaron de la operacién Caracas. Hay que coincidir con quienes sostienen que esa ‘operacién fue el intento de borrar el nombre de Masotta. Prueba de ello son los diferentes reportajes que le realizan entonces, en dife- rentes medios, a J.-A. Miller (en algunos ca- 0s acompatiado de E. Laurent): Vezzetti en La Opinién, Macci en La Nacién, algiin otro en “el Gran Diario Argentino” y otro en Ac- tualidad Psicolégica. Todos reportajes que se realizan con motivo de la reunién de Cara- cas, y en ningiin caso es mencionado el psi- coanalista argentino. Cuando el periédico de “divulgacién” Actuatidad Psicot6gicq 7 rndimero homenaje con motivo de la my, de Lacan, hay treinta y seis pagina gn” por veintidés analistas distintos, y esq recordado, en pocas lineas, por dos a has. Elafio anterior (1979), con motivg qa nuevo aniversario de la muerte de Freyy. publicaba un nimero en el cual la ausers® del nombre es tan absoluta como surecien te muerte, Lo mismo ocurre con os artic publicados en “el Gran Diario”. Entonces Garcia publicé un articulo en La Opinin tulado “El deseo de la palabra”, en el que se puede leer que O. Masotta no sélo tomabals palabra, sino que tenia algo para decir. Tam, poco es extensa la bibliografia sobre élenls biblioteca de la EOL, aunque hay un analisa de la Escuela que en 1981, cuando la mayo. ria habia olvidado, discute con otro analista que aprovechaba la existencia de los textos para afirmar la inexistencia de Masotta. Si -como decfa- hay que acordar con quienes opinan que Caracas fue el intentode bortarlo de la escena, no siempre fueron ellos quienes transmitieron una ensefianza en su nombre, esto es, su nombre en la ensefian- za. Tal ignorancia en algiin caso puede pe sarse como un descuido, como ocurre ent reportaje realizado en 1993, en el suplemen to cultural del diario que representa a la pt tria, cuando ante la pregunta del periodis ta: “ZA qué se debe el auge del lacanismo en la Argentina?", un analista cercano 4 Masotta —que se cuenta entre los fundad> res de la Escuela y que continus en la rene” vacién del pacto junto a él- olvida mencio narlo. Igual o menor descuido resulta el ol™- do de la revista Conjetural, aunque luego, °° 1990, realiza un niimero en su homenaje; > publicacién que ha dedicado un editorials la literatura lacaniana en la Argentina Y 2 modo de citar (N° 10), en el N° I (agosto d* 14 AGOSTO / 1999 Escaneado con CamScanner gg ACTUALIDAD 1983), donde hay diversos trabajos sobre el tema del nombre, también de la negacién, no hay ninguna referencia a él, ninguna cita suya. Y no porque falten citas, ya que en el trabajo sobre la negacién se dice: “Cr. el tra- bajo de Fulana en este niimero o el de Sulta- no en el préximo”, Han cambiado las refe- rencias, y cualquier nuevo lector de psicoa- nélisis argentino que tome dicha revista po- dria no enterarse de la existencia de Maso- lta, Esté claro entonces que no por ese lado debe encontrarse la explicacién de que em- piece a ser mencionado por J.-A. Miller (lo que ocurre en el Tercer Congreso del Cam- po Freudiano, en 1984, en un reportaje reali zado en Gaceta Psicoldgica) y en otros sitios. Se sabe -pero para el que nolo sepa hay que decirlo-: hay que buscar las razones de esas variaciones en Espajia, en una persona que habfa intentado cambiar los modos de designacién de los AE (analista de la Escue- Ja) que habia llevado adelante Masotta. Lo que implicé para ese analista la expulsi6n de la Escuela Freudiana de la Argentina. Conti- nuar la transmisi6n no implicaba seguir al pie de la letra sus pasos, pero nunca fallé en esa ensefianza dicha referencia; seguramente Porque, como expresaen un reportaje, noera un par para él, sino un maestro. En el N° 1 de la revista Descartes puede leerse el articulo de Miquel Bassols -no es el tinico que recuer- daa Masotta allt-, donde, refiriéndose a quie- nes lo habfan olvidado, dice algo que noesta mal: “El olvido es, para el psicoanidlisis, la mejor forma del recuerdo”. Por un lado, el exterior, que es donde se conduce obligado y deja su impronta fundacional; por el otro, la extimidad cultural, donde también habia dejado su huella, representan para Masotta os caminos por los cuales retorna a la esce- na portefia: en el libro de John King sobre el Di Tella aparece evocado por Beatriz Sarlo, y en septiembre de 1985 se realiza con motivo del aniversario de su muerte una mesa re- donda en el Centro Cultural Ricardo Rojas con diversas personas del campo cultural, en la que participaron, entre otros, Roberto Ja- coby y German Garcfa, y cuyo puiblico conta- ba con la presencia de Marta Minyjin, Clau- dia Schwartz y otros escritores y artistas. A ello habria que agregar la fiesta masottiana que en su homenaje se realizé en Paladium en 1986, en ocasion de la cual se publica un ejemplar con diversos articulos y reportajes donde Jorge Romero Brest, Carlos Cobas, ‘Tomas Abraham, German Garcia, Rubén de Le6n, Hugo Pratt, Emilio de Ipola, y otros ha- blan de él. Luego encontramos, en los 90, el retomo de su figura, ahora mejor recordado por gente de otros campos: Silvia Sigal, Bea- ttiz Sarlo, Hugo Vezzetti, Oscar Terdn, etc., quienes se agregan a los psicoanalistas que rescatan el nombre de Masotta para que por una vez sus palabras nose correspondan con Jo que acontece y la Argentina comience a tener maestros, 0 al menos, como dirfa Ni- colds Peyceré, se lo reconozca como el ceptor. Ellibro fue pensado como parte del even- to que impulsa el Centro Descartes para el mes de septiembre en conmemoracién del vigésimo aniversario de su muerte yla vigen- cia de Oscar Masotta, para quien ha sabido leer en el psicoanilisis algo mas que la tlti- ma novedad del mercado. @ EL CALDERO DE LA ESCUELA 15 Escaneado con CamScanner Pi s ile sd a sitet pate deisel inion? noes soz JOYCE aration dans le n° B1 de Tel Quel ugg) d'un article de Jean-Louis ile Joyce et Jung me donne de faire écho au séminaire du Seco Lacan intitle Le Sinthéme Dect en question conte en wn lecture wi fun article de Jung qu’on trouve ci en frangas dans Problémes de Tame tagrce (Buchet-Chastel, p. 407-489) et neve lukméme un compterendu de Tee- rede Uiysses de James Joyce. ‘cet article, para en 1992, est la reprise yar Jung do texte que Tui avait commandé Bey ans auparavant l'éditeur zurichois de ft traduction allemande de Ulysses en guise de préface A la troisiéme édition du livre. La préface ne fut pas acceptée. A cette occasion Joyce nota dans une lettre + tl (Jung) semble avoir lu Ulysses d'un bout A Tautre sans un sourire. La seule chose & faire en parel cas est de lui changer f2 consommation. » (1). Jung trouvait que Uiynes éaitun écrit schizophrénique. Certs a1 y avait bien de la schizophrénie dans tx famille Joyce, mais cétait plutot du cOté de 1 fille, Lucia, Ses troubles venaient dappa- raitre, & Tige de 21 ans, mettant un terme A une caritre prometteuse de danseuse modeme (A la maniére d'Isadora Duncan). Us prdudtrent une, sre Fhospitalisa ions auxquelles Joyce mit toujours luk méme fin pour confier sa fille & de now veaux prychiatres ou bien a des amis de la famille ‘Joyce affermit avec les années sa convie- tion que Lucia n’était pas malade mais & roprement parler extraucide ; dans une lettre il la ‘compare méme A Cassandre; En 1934, alors que Joyce se trouve & Zurich, Lucia. est hospitalisée dans Jac nique de Forel ;mais a la suite d'une impul sion pyromaniaque, on décide son transfert fu Burghlali, Vasile cantonal de Zurich oi Jung avait été le premier assistant, oe Bleuler, Tinventeur de a schizophrénic, be Howden ecasion IC, bfemcur Maier qui examina alot ts Lucia « la classa parm les catatonique Elle était comme chaque fois d'une agita 5 6 (Ga) in Ellman, op. 1) R Ellmann, James J0¥et, G (ae Sujet Vincent Brome, RElimann, op. elt B68 ) eae opr, P68 JOURNAL se premiers disciples 4 croisante 3 mesure que son pie dari croene 1 Veaconee du poyclate ul Rlolgnat. Eten septembre 1934, oyee pit 1a Wedsion, en devexpois de case, de confer Tela 1 Jang. aul twat alors. comme Rédedn atch A Is clinique du Docteur Boomer A Kussnacht, 1 était fe vngttme poveine con se Soe amelioration pasate, Jun ings comme tus es preaernca Dat sedge rune interminable dispute avec 5Joybe marta nature des nfologismes de Luca er Fan. premalt pour des productions Siaopbréaiquestandis que Taute les te Sat tour Tet signes avantcourcurs dune nouvel literate (8) ‘Ce inlogue de sourds aboutit la mip- ture et Jung rout pus quel Tis

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