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TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA

SECRETARÍA CONTENCIOSO ADMINISTRATIVA

PROTOCOLO DE ……...…………..…… RESOLUCIÓN N°: …………


AÑO ……………………… TOMO ….…………………………
FOLIOS …………................................................................

ESTEBAN JOSÉ PERACCA MARTINEZ


SECRETARIO DEL T.S.J.
SALA CONTENCIOSO ADMINISTRATIVA

SENTENCIA NÚMERO: CINCUENTA Y CINCO

En la ciudad de Córdoba, a los treinta días del mes de mayo de dos mil diecinueve, siendo las

doce horas, se reúnen en Acuerdo Público los Señores Vocales integrantes de la Sala

Contencioso Administrativa del Tribunal Superior de Justicia, Doctores Domingo Juan Sesin,

Aída Lucía Teresa Tarditti y Luis Enrique Rubio, bajo la Presidencia del primero, a fin de

dictar sentencia en estos autos caratulados: "FARA, JOSÉ AMADO C/ PROVINCIA DE

CÓRDOBA - DIRECCIÓN GENERAL DE RENTAS - DEMANDA CONTENCIOSO

ADMINISTRATIVA - RECURSO DE APELACIÓN" (Expte. N° 391469), con motivo del

recurso de apelación interpuesto por la parte actora (fs. 555).

Seguidamente se fijan las cuestiones a resolver:

PRIMERA CUESTIÓN: ¿Es procedente el recurso de apelación?

SEGUNDA CUESTIÓN: ¿Qué pronunciamiento corresponde?

Conforme al sorteo que en este acto se realiza los Señores Vocales votan en el

siguiente orden: Doctores Domingo Juan Sesin, Aída Lucía Teresa Tarditti y Luis Enrique

Rubio.

A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DOCTOR DOMINGO

JUAN SESIN, DIJO:

1.- A fs. 555 la parte actora interpone recurso de apelación en contra de la Sentencia

Número Treinta y nueve, dictada por la Cámara de Apelaciones Civil, Comercial y

Contencioso Administrativa de Primera Nominación de la Segunda Circunscripción Judicial

con sede en la ciudad de Río Cuarto, el dieciséis de mayo de dos mil dieciséis (fs.

546/554vta.), mediante la cual se resolvió: "I) No hacer lugar a la demanda contencioso

administrativa de plena jurisdicción incoada por el Sr. José Amado Fara (hoy sus herederos)

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en contra de la Provincia de Córdoba - Dirección General de Rentas. II) Disponer que las

costas sean soportadas por el orden causado…".

2.- Mediante Decreto fundado del veintiséis de mayo de dos mil dieciséis, el

Presidente del Tribunal a quo concede el recurso (fs. 556) y los autos se elevaron a este

Tribunal (fs. 560).

3.- No obstante no haberse dado el trámite legalmente dispuesto al recurso de

apelación, no mediando oposición alguna por parte de la contraria y por razones de economía

procesal, se corrió traslado a la apelante para que exprese agravios (fs. 562), quien lo evacuó a

fs. 563/580, solicitando se haga lugar al recurso con costas.

4.- Los agravios planteados merecen el siguiente compendio:

Denuncia que los argumentos esgrimidos por la Sentenciante son meras afirmaciones

generales y que omitió valorar las constancias de la causa.

Relata que mantenía dos deudas judiciales del Impuesto Inmobiliario provincial que

fueron canceladas en el año mil novecientos noventa y cinco y en el año mil novecientos

noventa y ocho y acreditados los pagos efectuados en el Banco de la Provincia de Córdoba

ante la Dirección General de Rentas conforme surge de la documental incorporada a los

presentes autos. Describe las constancias mencionadas.

Alega que el acto administrativo impugnado carece de la debida motivación en razón

de que la demandada asevera que con respecto al sello inserto en el comprobante de pago,

escapa a su órbita, debiéndose recurrir por la vía y ante quien corresponda, pero no desplegó

ninguna tarea a los efectos de determinar la falsedad de los sellos.

Considera que de conformidad a la prueba aportada, no se encuentra razón valedera

para que la Dirección General de Rentas, después de varios años de cancelados los importes

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hipotéticamente adeudados, decidiera unilateralmente considerar como no efectuados los

pagos correspondientes a la liquidación del impuesto en cuestión.

Afirma que resulta acreditado documentalmente que el difunto Señor Fara en el año

dos mil dos no adeudaba suma alguna en concepto del Impuesto Inmobiliario al Fisco

provincial por los períodos mencionados, pero ocho años después el mismo contribuyente

figura como deudor en los registros de la demandada.

Plantea que los pagos efectuados, cuyo anoticiamiento a la Dirección General de

Rentas fue concretado apenas se materializaron, no fueron observados por la demandada y su

objeción aparece en el mundo jurídico más de diez años después de haber sido oblados.

Señala que la Cámara a quo incurrió en un error al sostener que no era carga de la

Dirección General de Rentas arbitrar los medios para justificar la falsedad del sello que indicó

como apócrifo. Agrega que tampoco se dieron las razones de dicha afirmación.

Manifiesta que la Sentenciante omitió considerar la jurisprudencia especializada en la

materia y que fuera oportunamente citada.

Alega que si bien en los casos particulares de dos testimonios que fueron citados en la

sentencia que fueron víctimas de este tipo de conducta administrativa, se hizo cargo el Banco,

advierte que es un caso aislado y no implica que esa solución sea jurídicamente correcta y

conforme a derecho o que se hayan resuelto de esa manera los numerosos casos que hubo en

la Provincia con relación a los sellos apócrifos.

Relata que otros testigos tuvieron su mismo problema, que la demandada reconoció

que presentó los comprobantes de pago del Impuesto Inmobiliario y que manifestó que "…no

se puede brindar un dato exacto de la cantidad de causas administrativas y/o judiciales en las

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que la Dirección General ha intervenido respecto de conflictos con comprobantes de pago

falsos".

Manifiesta que de conformidad a la doctrina de la carga dinámica de la prueba, si la

demandada invocó la circunstancia de la falsedad de los sellos, debería haber acreditado y

probado lo alegado y no desligarse de responsabilidad manifestando que el actor debería

haber acudido ante quien corresponda.

Advierte que la sentencia recurrida violentó el principio de congruencia por fallar

extra petita. Precisa que el Tribunal de Mérito se excedió en su competencia al rechazar la

demanda con argumentos que expresan implícitamente que la acción entablada debió

promoverse en contra del Banco de la Provincia de Córdoba y no de la Dirección General de

Rentas, ya que dicha pretensión no fue peticionada por la accionada al contestar la demanda,

siendo que podía articular la excepción de falta de legitimación pasiva o citar al Banco como

tercero interesado.

Hace presente que al interponer la demanda contencioso administrativa el difunto

Señor Fara solicitó se condene a la parte demandada al pago de la suma total de Pesos Treinta

mil ($30.000.-) en concepto de daño moral, con más sus intereses. Hace presente las pruebas

producidas y solicita que se revoque la sentencia apelada en todas sus partes, se declare la

nulidad de los actos administrativos impugnados y se condene a la Provincia de Córdoba a

abonar la suma mencionada en concepto de daño moral, con más los intereses, honorarios y

costas.

Hace reserva del caso federal (art. 14, Ley 48).

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5.- A fs. 583 se corre traslado del recurso interpuesto a la demandada, quien lo evacua

a fs. 587/594vta., solicitando -por los motivos que allí expresa- se rechace el recurso de

apelación, con costas.

6.- A fs. 595 se dicta el decreto de autos, el que firme y consentido (fs. 596 y vta.),

deja a la presente causa en condiciones de ser resuelta.

7.- El recurso bajo análisis ha sido oportunamente interpuesto, por parte legitimada y

en contra de una sentencia definitiva, razón por la cual corresponde su tratamiento (arts. 43,

CPCA y 366, CPCC, aplicable por remisión del art. 13, Ley 7182).

8.- Mediante el pronunciamiento recaído en autos, el Tribunal de Mérito rechazó la

demanda contencioso administrativa de plena jurisdicción planteada por el Señor José Amado

Fara -hoy sus herederos- en contra de la Provincia de Córdoba y confirmó la decisión de la

Administración de no extender la constancia de libre deuda reclamada oportunamente por el

actor debido a que el Banco de la Provincia de Córdoba informó que el sello inserto en el

comprobante de pago del Impuesto Inmobiliario -períodos 10/1992 a 40/1993 y 20/1994 a

40/1995- no concuerda con el registrado en la institución bancaria y difiere con el sello

original en tipo de letra y tamaño (Resolución sin número del veinte de agosto de dos mil

diez, fs. 165). Asimismo, confirmó la legitimidad de las Resoluciones Número SJRRC-R-

0067/2011 dictada por la Dirección General de Rentas - Subdirección de Jurisdicción Región

Río Cuarto el diez de diciembre de dos mil diez, por la que se rechazó el recurso de

reconsideración interpuesto por el actor en contra del rechazo de su reclamo (fs. 259/260).

Para así resolver, la Sentenciante sostuvo que:

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a) No se advierte que el acto adolezca del vicio de arbitrariedad ya que frente al pago

invocado por el actor, la Administración arguyó que en base a los informes bancarios, el

mencionado pago no fue imputado y por tanto, el monto pertinente se adeuda (cfr. fs. 551).

b) No se advierte contradicción en la conducta de la Administración, ya que la

observación en el comprobante del reclamo del actor, en el sentido de que los periodos

1992/10 a 1995/40 se encuentran cancelados, alude a las constancias que surgen de la misma

postulación (cfr. fs. 551vta.).

c) Surge de las actuaciones que el Señor Fara fue notificado del informe bancario el

doce de diciembre de dos mil siete, consignándose en la misma notificación que la

certificación bancaria se encontraba a su disposición (cfr. fs. 551vta.).

d) La entidad que cuestionó la autenticidad de los sellos fue el Banco de la Provincia

de Córdoba, por lo que el contribuyente debió efectuar el reclamo a la entidad bancaria donde

afirmó haber realizado el pago, a (cfr. fs. 552).

e) Si la acreditación a favor de la Dirección General de Rentas no se produjo, el pago

no se puede considerar perfeccionado y, por ende, la obligación tributaria subsiste incumplida,

tal como lo expresa el acto administrativo objeto de tratamiento (cfr. fs. 552vta.).

Contra dicha decisión alza su embate recursivo la apelante en los términos reseñados

supra.

9.- Corresponde analizar la entidad y trascendencia de los agravios expuestos por la

parte impugnante con relación a la resolución judicial de que se trata, por cuanto la

competencia asumida por el Superior lo es sólo dentro de los límites del mismo (arts. 332 y

356 del CPCC, por remisión expresa del art. 13 del CPCA).

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Ello es así, por cuanto la segunda instancia, tal como señala Couture (Fundamentos de

Derecho Procesal Civil, Edición Póstuma, págs. 354 y sgtes.; cc. RAMACCIOTTI, H. y

LÓPEZ CARUSILLO, A. I., Compendio de Derecho Procesal Civil y Comercial de Córdoba,

T. III, Bs. As. 1981, pág. 446), no constituye un nuevo juicio, sino que su objeto consiste en

verificar, sobre la base de la resolución impugnada y en los límites de los agravios

formulados, el acierto o error de lo resuelto por el Tribunal a quo (Sent. Nro. 94/1998

"Caballero, Susana B. ...").

10.- Conforme quedara trabada la litis, la Dirección General de Rentas de la Provincia

de Córdoba rechazó la solicitud del Señor Fara, de que le sea extendido un comprobante de

libre deuda, con fundamento en la falta de imputación de los pagos que el actor efectuara

respecto de los períodos 1993/10 a 1995/30 y 1994/20 a 1995/30, en virtud de que el Banco

de la Provincia de Córdoba informó que los sellos obrantes en los comprobantes acreditativos

del pago, difieren del sello original.

Es menester advertir que el actor en oportunidad de interponer formal reclamo

administrativo señaló que "…las dos únicas deudas por atrasos que tuvo respecto del tributo

en cuestión fueron canceladas::

a) Liq. de Deuda Jud. 09-008466/94, mediante pago total de $2.626,25 en el mes de

marzo de 1995, que incluyó los períodos 01 /02/03 y 04 de 1992 y 01/02 y 03 de 1995, con

más honorarios y costas judiciales. La acreditación de dicho pago efectuado en el Banco

provincia de Córdoba se presentó ante la DGR el 08/03/95 .

b) Liq. de Deuda Jud. 09-010101/96 (períodos 2/3 y 4 de 1994 y 1, 2, 3 y de 1993,

honorarios y costas judiciales), mediante la cancelación del total de las 18 cuotas de la

moratoria nro. 75900662-3 (relacionada con Nro. de Juicio 093628) (…)

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Que ya ha presentado en numerosas oportunidades la documentación que acredita lo

expuesto sin obtener respuestas fidedignas…" (cfr. fs. 10).

La afirmación del actor fue reiterada en su demanda (fs. 60/74) y acompañada de los

respectivos comprobantes (cfr. fs. 31/43), de donde surge el pago de las tasas de justicia,

honorarios y períodos mencionados de la deuda judicial y que, conforme el sello obrante a fs.

31vta., 32vta., 40vta., 42vta. y 43, fueron presentados ante la Delegación Río Cuarto de la

Dirección General de Rentas. Asimismo, se destaca la documental de fs. 04 "comprobante de

reclamo" de donde surge "Comentario: SEGÚN COPIA EMITIDA POR JUDICIALES LOS

PERIODOS 1992/10 A 1993/40 FUERON CANCELADOS BAJO COMPROBANTE 09-

008466/94 Y LOS PERIODOS 1994/20 A 1995/40 FUERON CANCELADOS BAJO

COMPROBANTE 09-010101/96 PLAN 75900662-3. JUDICIALES ARGUMENTA QUE

DESDE 1984 NO SE DESCARGAN LOS PAGOS"

Los hechos expuestos en el reclamo administrativo y reiterados en libelo introductorio

no fueron controvertidos, ni la documentación acompañada fue impugnada en la contestación

de la demanda (cfr. fs. 301/302vta.), oportunidad en que la demandada se limitó a negar los

vicios imputados a los actos administrativos cuestionados remitiéndose a los fundamentos de

estos y a reiterar que "…los pagos que dice haber efectuado son ineficaces a todo evento, por

las contundentes razones que oportunamente le fueran explicitadas y que fundamentalmente

consistieran en que los sellos de los comprobantes de pago que pretendiera hacer valer eran

apócrifos, conforme lo informara el Banco de la Provincia de Córdoba" (énfasis agregado, fs.

302).

La demandada desplegó la misma conducta en su escrito sobre el mérito de la prueba

(cfr. fs. 472/475) donde esgrimió que "…los pagos que dice haber efectuado son ineficaces a

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todo evento, por las contundentes razones que oportunamente le fueran explicitadas y que

fundamentalmente consistieran en que los sellos de los comprobantes de pago que

pretendiera hacer valer eran apócrifos, conforme lo informara el Banco de la Provincia de

Córdoba" (fs. 473vta.).

10.1.- De los términos reseñados de los escritos de la demandada como así también de

las constancias de la causa no cabe sino tener por cierto que se iniciaron dos juicios en contra

del actor procurando el cobro del Impuesto Inmobiliario por los períodos por los que se niega

el comprobante de libre deuda y que tales juicios concluyeron con motivo del pago de la

liquidación judicial del impuesto con más la tasa de justicia y los honorarios judiciales

efectuado en los años mil novecientos noventa y cuatro y mil novecientos noventa y seis en el

Banco de la Provincia de Córdoba (cfr. fs. 31/43).

En el marco de las circunstancias expuestas, carece de razonabilidad la motivación del

acto administrativo impugnado (resolución sin número de fecha veinte de agosto de dos mil

diez) que, dictado más de diez años después de presentados los comprobantes en la Dirección

General de Rentas que dieron por concluidos los juicios en contra del actor, le niega una

constancia de libre deuda en los siguientes términos: "…con respecto a la expedición de una

constancia de acredite que no tiene deuda alguna con ésta repartición vinculada al Impuesto

Inmobiliario de la cuenta N° 240502779657 se le deberá notificar al contribuyente que

previo al análisis de los extremos invocados y de los informes acompañados a fs. 51/53 por la

Gerencia de Operaciones-Oficina de Impuestos Provinciales y Pagos del Banco de la

Provincia de Córdoba, el cual reza textual en su parte pertinente: ‘…27) Nota del 17/05/07,

reclamo DCD N° 970/07 a Sucursal Río Cuarto Sud por comprobante no concuerda con el

registrado en el banco…’ (fs. 51), y ‘…el sello inserto en el comprobante de pago adjunto

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según nuestro criterio difiere con el Sello original en tipo de letra y tamaño…’ No se

encuentran imputados y por lo tanto se adeuda el monto indicado en el punto a) de sus

fundamentos, atento estar subsistente la deuda mencionada" (fs. 165).

10.2.- Sabido es que la Administración debe sujetar su actuación al principio de

juridicidad cuyo contenido deriva de los principios generales del derecho, los preceptos

constitucionales, los tratados internacionales pertinentes, los que, junto con la ley, pasan a

integrar el marco jurídico que sirve de fuente de la actividad administrativa (TSJ, Sala Cont.

Adm., "Lotería de la Provincia de Córdoba (S.E.)…", Sent. Nro. 86/2004).

El principio cardinal de la buena fe informa y fundamenta todo nuestro ordenamiento

jurídico, tanto público como privado, al enraizarlo en las más sólidas tradiciones éticas y

sociales de nuestra cultura. La buena fe impone un deber de coherencia del comportamiento,

que consiste en la necesidad de observar en el futuro la conducta que los actos anteriores

hacían prever (doctrina de esta Sala: Sentencias Nro. 168/2000 "Cobiera S.A…."; Nro.

69/2004 "Comisión Liquidadora Gorriones Rugby Club…"; Nro. 25/2008 "Telefónica

Comunicaciones Personales S.A….", entre otras).

10.3.- Con esas proyecciones, la Cámara a quo, incurre en una valoración fragmentada

de las pruebas incorporadas al afirmar que no existe contradicción en el actuar administrativo

(fs. 552vta.) que luego de más de diez años de acompañados los comprobantes de los períodos

que se dicen adeudados y que dieron por concluidos los juicios iniciados en contra del

contribuyente, se niega un comprobante de libre deuda por no encontrarse imputados dichos

pagos en razón de que el Banco de la Provincia de Córdoba informó recién en el año dos mil

siete y en virtud del requerimiento de la Dirección General de Rentas que "…el sello inserto

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en el comprobante de pago adjunto según nuestro criterio difiere con el Sello original…"(cfr.

Resolución sin número de fecha 20 de agosto de 2010, fs. 165).

De lo expuesto no cabe otra solución, en virtud del principio de juridicidad, que

entender que ha transcurrido un tiempo suficiente -que excede con creces el plazo de

prescripción- para entender que ese pago efectuado -liquidación de deuda judicial- en una

entidad habilitada a tal fin y presentado en las oficias del organismo fiscal oportunamente, ha

sido consentido. Así lo requieren la intangibilidad de los derechos adquiridos y la seguridad

jurídica, que tienen jerarquía constitucional (Fallos 253:47).

Admitir lo contrario significaría premiar la actitud negligente de la Administración que

omitió realizar los controles oportunamente de los pagos realizados con motivo de

liquidaciones judiciales, máxime cuando la demandada no alegó ni acreditó la mala fe del

contribuyente (Fallos 211:389; 224:935; 228:72; 299:378, entre otros).

10.4.- El principio de protección de la confianza legítima, según el cual deben

mantenerse los efectos de determinadas situaciones, se justifica por la protección que merece

el particular que confió legítimamente en la estabilidad de la situación jurídica creada por la

propia Administración (doct. Sala Contencioso Administrativa, Auto Nro. 18/1999

"Asociación Vecinal..." y Sentencias Nro. 117/2001 "Abrahin, Carlos Eduardo..."; Nro.

74/2005 "Aguas Cordobesas..."; Nro. 14/2007 "Sideco..."; Nro. 102/2007 "Ciar..."; Nro.

109/2008 "Internacional Dina...", entre otras y COVIELLO, Pedro José Jorge, "La confianza

Legítima", E.D. N° 9495, de fecha 04/05/1998, pág. 1 y autor cit., La protección de la

confianza del administrado, Derecho Argentino y Derecho Comparado, Lexis Nexis,

Abeledo-Perrot, Buenos Aires 2004, págs. 391 y ss.).

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Se ha precisado que "La doctrina alemana -teniendo en cuenta el uso que ha hecho la

jurisprudencia del principio de la protección de la confianza legítima y, por tanto, sus

requisitos de aplicación- ha definido el principio de confianza legítima como ‘aquel principio

general del Derecho en virtud del cual algunas expectativas, derivadas de las situaciones de

confianza creadas por la conducta o el comportamiento de los poderes públicos producen

efectos jurídicos cuando la confianza cuya protección se demanda prevalece sobre el interés

público en la modificación de la conducta o del comportamiento de los poderes públicos’…"

(CALMES, S. Du príncipe de protection de la confiance légitime en droits allemand,

communautaire et français, Ed. Dalloz, París, 2001 p. 31, citado en DÍAZ RUBIO, Patricia,

El principio de confianza legítima en materia tributaria, Ed. Tirant Lo Blanch, Valencia,

2014, p. 103).

Elementales imperativos de seguridad jurídica, vinculados sustancialmente con la

certeza jurídica, exigen la previsibilidad en los actos de la Administración pues ello

contribuye precisamente a crear esa confianza legítima de los ciudadanos, que en el presente

caso se vería lesionada por la desarmonía objetiva entre una conducta pasiva frente a la

acreditación del pago y las consecuencias lógicas de un razonable obrar posterior.

10.5.- En este contexto, el silencio de la Administración por más de diez años exigía

coherencia con esa pasividad y asumir los perjuicios de su propia negligencia, con

fundamento en razones de buena fe y confianza legítima. En la especie, la adopción de un

criterio diferente alteraría la seguridad jurídica que impone el Estado de Derecho.

Por lo expuesto, asiste razón a la apelante cuando denuncia una errónea valoración de

las constancias de la causa y alega la arbitrariedad en el obrar de la Provincia demandada.

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En definitiva y atento las razones esgrimidas, resulta ilegítimo el proceder de la

Administración en cuanto negó una constancia de libre deuda al actor, con fundamento en la

falta de imputación de los pagos realizados más de diez años antes.

11.- Por todo lo expresado corresponde hacer lugar al recurso de apelación interpuesto

por la parte actora y en consecuencia, revocar la Sentencia dictada por la Cámara a quo en

cuanto confirmó la legitimidad de la Resolución sin número de fecha veinte de agosto de dos

mil diez (fs. 165) y su confirmatoria, la Resolución Número SJRRC-R-0067/2011 dictada el

diez de diciembre de dos mil diez, ambas de la Dirección General de Rentas - Subdirección de

Jurisdicción Región Río Cuarto (fs. 259/260).

12.- En virtud de la solución dada al asunto precedente corresponde adentrarse al

análisis de la pretensión indemnizatoria del presunto daño moral que le habría ocasionado el

acto administrativo impugnado (cfr. escrito de demanda fs. 71vta./73vta. y recurso de

apelación, fs. 575vta./579).

12.1.- Como es sabido el daño moral se caracteriza por ser una minoración en la

subjetividad de la persona, derivada de la lesión a un interés no patrimonial, una modificación

disvaliosa del espíritu, en el desenvolvimiento de su capacidad de entender, querer o sentir,

consecuencia de una lesión a un interés no patrimonial, que habrá de traducirse en un modo de

estar diferente de aquél al que se hallaba antes del hecho, como consecuencia de éste y

anímicamente perjudicial (cfr. Sent. Nro. 37/2004 "Conte, Ivonne...").

Por otra parte, resulta insoslayable considerar que el daño moral está constituido por la

lesión a las afecciones legítimas del sujeto, entendidas por lo general como el dolor o

padecimiento experimentado (BREBBIA, Roberto "La Lesión al Patrimonio Moral",

13 - SAC N° 391469
publicado en Derecho de Daños, Primera Parte, Bs. As. 1991, pág. 236) y el Código Civil

dispensa una tutela amplia al patrimonio moral a través de los artículos 1738, 1741 y 1744.

La mera ausencia de sensibilidad o de comprensión del dolor no excluyen la

posibilidad de existencia de daño moral, ni el carácter axiológicamente negativo de esa

minoración, ya que aun cuando no exista conciencia del agravio, el disvalor subjetivo puede

configurarse y ser resarcido (conf. autor y op. cit., pág. 27). Pero ello no empece a que "los

hechos mismos" de los cuales surge la existencia del perjuicio moral deban resultar probados

de modo incontrovertible" (cfr. GONZÁLEZ, José E., El daño moral por incumplimiento

contractual, en A.A. V.V., Daño Moral, Alveroni Ediciones, Córdoba, Mayo 1994, pág. 103).

Sin perjuicio de lo señalado, este Tribunal Superior de Justicia a través de su Sala

Penal, ha sostenido que la existencia del daño moral algunas veces se tiene por acreditada in

re ipsa, por el solo hecho de la acción antijurídica, al puntualizar que "respecto a la

indemnización por daño moral, se ha dicho que el mismo no requiere prueba directa y se

infiere, por lo común, in re ipsa, a partir de una determinada situación objetiva, siempre que

ésta permita deducir un menoscabo en las afecciones legítimas a las víctimas..." (Sent. Nro.

32 del 20/05/2002 "Nicolini..." y Sent. Nro. 21 del 10-04-2003 "López, Julio César..."

publicada en Zeus Córdoba, Revista N° 58, Tomo 2-2003, págs. 537 y ss.).

En similar sentido, la doctrina de la Cámara Nacional en lo Contencioso

Administrativo señala que "...La reparación del daño moral cumple una función de justicia

correctiva o sinalagmática que conjuga o sintetiza a la vez la naturaleza resarcitoria de la

indemnización del daño moral para la víctima y la naturaleza punitoria o sancionatoria de la

reparación para el agente del daño (del voto del juez Licht in re "Rava", del 30/11/95, y sus

citas). También es jurisprudencia del fuero que el daño moral se caracteriza por los

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padecimientos de quienes lo sufren, que configura una prueba "in re ipsa", puesto que surge

de los hechos mismos (Sala II, in re "Castiak", del 3/2/94 y "Gómez", del 23/6/95), que

consiste en el desmedro o desconsideración que el agravio pueda causar en la persona

agraviada o los padecimientos físicos, la pena moral, las inquietudes o cualquier otra

molestia que pueda ser consecuencia del hecho perjudicial, sin que ello pueda significar que

se constituya en una fuente de beneficios o enriquecimiento injusto (Sala IV in re "Solá", del

13/12/96 y sus citas), y cuya valoración no está sujeta a cánones estrictos, correspondiendo a

los jueces de la causa establecer su procedencia y el quantum indemnizatorio, tomando en

consideración para ello la gravedad de la lesión sufrida, y el hecho generador de la

responsabilidad..." (CNACAF, Sala II, in re: "Gómez", cit. y "Aramburu" del 29/09/1994 y

sus respectivas citas; Sala V in re: "Donato" del 09/12/1996 y sus citas, entre muchos otros;

Sala I, del voto del Juez Coviello, consid. V.3 in re: "Sandez, Marta Susana c/ Consejo

Federal de Inversiones s/ empleo público" 17/08/1997).

12.2.- La proyección de esos conceptos al caso bajo estudio, justifica una decisión

adversa a la procedencia de la pretensión de la parte actora respecto de atribuir a la

Administración la obligación de resarcir un daño moral, con fundamento en dos razones.

Es que, merced al principio de individualización del daño, que requiere que en su

valoración se estimen las circunstancias del caso, tanto las de naturaleza subjetiva (situación

personal de la víctima), como las objetivas (índole del hecho lesivo y sus repercusiones), es

dable concluir que este rubro debe ser desestimado por falta de una relación de causalidad

adecuada atribuible al sólo obrar administrativo.

En efecto, la ilegitimidad del acto administrativo impugnado se deriva de un error

cometido por la Administración en la apreciación de las circunstancias de hecho que dan

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fundamento a la decisión, toda vez que resulta incontrovertido que los pagos efectuados por el

actor no fueron imputados por el Banco de la Provincia de Córdoba entidad que afirmó que la

causa de la falta de imputación radica en que los sellos de los comprobantes difieren de los

que se encontraban en la sucursal.

De este modo, dado que los pagos no se imputaron por causas ajenas a la propia

Administración, la decisión que deniega el comprobante de libre deuda se asienta sobre un

antecedente de hecho que, valorado aisladamente, torna comprensible el actuar

administrativo, tal como lo consideró el propio Tribunal de Mérito.

Sin embargo, aunque elementales principios de justicia justifican la revocación de los

actos impugnados cuando se contextualiza el proceder administrativo en relación al transcurso

del tiempo, no concurren circunstancias para hacer lugar a la indemnización reclamada

cuando quien omitió imputar los pagos ha sido la entidad bancaria.

Asimismo, la actora tampoco logró acreditar mediante la suficiente producción de

prueba, la adecuada relación de causalidad entre las alteraciones y afecciones en su vida

personal con el acto por el que se le negó una constancia de libre deuda, máxime cuando las

afecciones a su salud física y síquica son anteriores al evento.

Ello se corrobora con la declaración testimonial del Doctor Alberto Lo Giudice -

clínica médica- tomada el veintiuno de diciembre de dos mil doce en la que expresa que el

Señor Fara "…es paciente de él, desde hace 10 años, o tal vez más…" y que padece de

hipertensión arterial y arritmia y tiene una patología siquiátrica siendo un paciente de riesgo

(énfasis agregado, cfr. fs. 413 y vta.).

Por su parte, el Doctor Víctor Raúl Lovell -neurología- declaró el diecinueve de abril

de dos mil trece que el Señor Fara era paciente de él desde hacía más de quince años y señaló

16 - SAC N° 391469
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que el actor tenía "…una depresión en un trastorno obsesivo compulsivo, TOC…" con

"…frecuentes recaídas por sus características de personalidad, depresiones, angustia,

ansiedad, irritabilidad, abatimiento…" (cfr. fs. 435 y vta.).

Las declaraciones de los profesionales que atendían al Señor Fara impiden otorgar

fuerza de convicción a la pericia sicológica producida en autos (cfr. fs. 437/441).

12.3.- Es que, como se ha sostenido a la luz de la jurisprudencia de esta Sala

("Macagno..." Sent. 53/1998; "Ciar..." Sent. 51/2000), el Juzgador tiene -en principio-

facultad para decidir el valor probatorio de la pericia y estimar su fuerza de convicción a

través de la verificación de las conclusiones explicitadas por los expertos, conforme a la

necesaria apreciación que realice de acuerdo a las reglas de la sana crítica del dictamen

rendido tanto por el perito oficial, cuanto por los peritos de control, si los hubiera.

Cierto es también, que dicha libertad no significa reconocer un margen de absoluta

discrecionalidad al Juez. Aun cuando el dictamen pericial no resulte vinculante para el órgano

jurisdiccional, el apartamiento de las conclusiones arribadas por los peritos debe encontrar

apoyo en razones serias, es decir en fundamentos verificables a través de los principios

lógicos o de las máximas de la experiencia, o bien, cuando en el proceso exista un acervo

probatorio de mayor eficacia para producir en el Juzgador una convicción fundada acerca de

la certeza, o bien, razonable probabilidad de los hechos controvertidos.

En este marco y con este alcance, el deber del Juez importa asimismo la posibilidad de

apartarse del dictamen e incluso rechazarlo cuando éste no está debidamente fundamentado,

es absurdo o carente de credibilidad, dado que el mismo está dirigido al juez a fin de lograr su

adecuado conocimiento e interpretación de los "hechos" (FERREYRA DE DE LA RUA -

GONZALEZ DE LA VEGA DE OPL, Medios de Prueba, Ed. Advocatus, Córdoba, 1996,

17 - SAC N° 391469
pág. 137, VENICA O. H., Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba -

Ley 8465, Comentado, Anotado, Concordancias, Jurisprudencia, T. II, Córdoba, 1998, pág.

486/487 y 499/504 citado en Sent. Nro. 134/02 "Ledesma…").

12.4.- En efecto, los elementos de juicio incorporados al litigio, no permiten extraer

conclusiones provistas de certeza absoluta sobre la necesaria relación de causalidad entre el

acto que se declara ilegítimo en este resolutorio y los padecimientos que alegara el actor.

Surge de autos que el perito oficial expresó que "…En el caso del Sr. Fara, se puede

afirmar que presenta en la actualidad síntomas traumáticos de orden psicológico, como

consecuencia del litigio iniciado contra Dirección General de Rentas. Es decir, se puede

afirmar que existe una relación causal entre el objeto de ese pleito con el estado emocional

que presenta el Sr. Fara (…)

Todo comienza cuando le informan que estaba en juicio con Rentas por una presunta

deuda que se remontaba a los años 1993 y 1994.

Dicha causa ya estaba prescripta. El Sr. Fara presenta los comprobantes de pago, los

ha presentado ocho veces hasta la fecha, y le responden que los sellos son apócrifos, "Eso

dicen ellos, la gente de Córdoba me robó, son empleados infieles, me estafaron", manifiesta

el Sr. Fara.

A partir de aquí comienza su estado de ánimo depresivo, de hecho tiene un

diagnóstico de Depresión Mayor, siente mucha angustia y desazón" (fs. 437/438).

Sin embargo, la ausencia de todo análisis sobre los antecedentes médicos del Señor

Fara, aunado al hecho de que el primer reclamo del Señor Fara data del año dos mil seis y

conforme a la testimonial del neurólogo, sus padecimientos datan de fecha anterior al año dos

mil, privan de sustento al informe pericial.

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13.- A mérito de las razones desarrolladas, corresponde hacer lugar parcialmente al

recurso de apelación interpuesto por la parte actora (fs. 555) y consecuentemente, revocar la

sentencia de mérito (fs. 154/164), sólo en cuanto declaró la legitimidad de los actos

administrativos impugnados.

Por lo expuesto, corresponde hacer lugar parcialmente a la demanda contencioso

administrativa de plena jurisdicción interpuesta por el Señor José Amado Fara -hoy sus

herederos- en contra de la Provincia de Córdoba (fs. 60/74) y en consecuencia revocar la

Resolución sin número del veinte de agosto de dos mil diez (fs. 165) y la Resolución Número

SJRRC-R-0067/2011 del diez de diciembre de dos mil diez, (fs. 259/260) dictadas por la

Dirección General de Rentas, Subdirección de Jurisdicción Región Río Cuarto y rechazar la

pretensión de resarcimiento del daño moral .

En virtud de la solución dada al sub examine, la Provincia demanda deberá dictar un

nuevo acto administrativo por el que se extienda un comprobante de libre deuda a los

herederos del Señor Fara del Impuesto Inmobiliario respecto al inmueble identificado bajo el

número de cuenta 240502779657 y por los períodos involucrados en autos -1992/10 a

1993/40 y 1994/20 a 1995/40- (cfr. fs. 04/43).

14.- En cuanto a las costas, corresponde que sean impuestas por el orden causado

atento al vencimiento recíproco operado en autos (art. 132, CPCC, aplicable por remisión del

art. 13, Ley 7182).

Así voto.

A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA LA SEÑORA VOCAL DOCTORA AÍDA

LUCÍA TERESA TARDITTI, DIJO:

19 - SAC N° 391469
Adhiero al voto del Señor Vocal preopinante, que a mi juicio ha expresado los

fundamentos necesarios para resolver en forma correcta la presente cuestión. Por ello, me

expido en igual sentido.

A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DOCTOR LUIS

ENRIQUE RUBIO, DIJO:

Comparto en un todo lo expresado por el Señor Vocal Doctor Domingo Juan Sesin,

votando en consecuencia, de igual forma.

A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DOCTOR DOMINGO

JUAN SESIN, DIJO:

Corresponde: I) Hacer lugar al recurso de apelación interpuesto por la parte actora (fs.

555) en contra de la Sentencia Número Treinta y nueve, dictada por la Cámara de

Apelaciones Civil, Comercial y Contencioso Administrativa de Primera Nominación de la

Segunda Circunscripción con sede en la ciudad de Río Cuarto, el dieciséis de mayo de dos mil

dieciséis (fs. 546/554vta.) y, en consecuencia, revocar dicho pronunciamiento en cuanto

declaró la legitimidad de los actos administrativos impugnados.

II) Hacer lugar parcialmente a la demanda contencioso administrativa de plena

jurisdicción interpuesta por el Señor José Amado Fara -hoy sus herederos- en contra de la

Provincia de Córdoba (fs. 60/74) y declarar la nulidad de la Resolución sin número del veinte

de agosto de dos mil diez (fs. 165) y de la Resolución Número SJRRC-R-0067/2011 del diez

de diciembre de dos mil diez, confirmatoria de la anterior (fs. 259/260), ambas dictadas por la

Dirección General de Rentas - Subdirección de Jurisdicción Región Río Cuarto.

III) Ordenar a la Provincia demandada que en el plazo de veinte (20) días hábiles

administrativos computados desde que la presente resolución quede firme, dicte un nuevo acto

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administrativo mediante el cual se reconozca a la parte actora libre de deuda del Impuesto

Inmobiliario respecto del inmueble identificado con el número de cuenta 240502779657 y por

los períodos involucrados en autos -1992/10 a 1993/40 y 1994/20 a 1995/40-.

IV) Rechazar parcialmente la demanda contencioso administrativa de plena

jurisdicción en cuanto pretende una indemnización en concepto de daño moral.

V) Imponer las costas por el orden causado (art. 130 del CPCC, aplicable por

remisión del art. 13 de la Ley 7182).

VI) Disponer que los honorarios profesionales de la Doctora María Carolina García

Soriano -parte actora-, por los trabajos efectuados en la presente instancia, sean regulados por

el Tribunal a quo, si correspondiere (arts. 1 y 26, Ley 9459), previo emplazamiento en los

términos del artículo 27 ib., en el treinta y uno por ciento (31%) del mínimo de la escala del

artículo 36 de la Ley Arancelaria (art. 40 de la Ley 9459), teniendo en cuenta las pautas

establecidas en el artículo 31 ib.

Así voto.

A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA LA SEÑORA VOCAL DOCTORA AÍDA

LUCÍA TERESA TARDITTI, DIJO:

Voto en igual sentido que el Señor Vocal preopinante, por haber expresado la

conclusión que se desprende lógicamente de los fundamentos vertidos en la respuesta a la

primera cuestión, compartiéndola plenamente.

A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DOCTOR LUIS

ENRIQUE RUBIO, DIJO:

21 - SAC N° 391469
Estimo que la respuesta proporcionada por el Señor Vocal Doctor Domingo Juan

Sesin, expresa la solución acertada a la presente cuestión. Por ello, me pronuncio en idéntica

forma.

Por el resultado de los votos emitidos, previo acuerdo, el Tribunal Superior de Justicia,

por intermedio de su Sala Contencioso Administrativa,

RESUELVE:

I) Hacer lugar al recurso de apelación interpuesto por la parte actora (fs. 555) en

contra de la Sentencia Número Treinta y nueve, dictada por la Cámara de Apelación Civil,

Comercial y Contencioso Administrativa de Primera Nominación de la Segunda

Circunscripción con sede en la ciudad de Río Cuarto, el dieciséis de mayo de dos mil dieciséis

(fs. 546/554vta.) y, en consecuencia, revocar dicho pronunciamiento en cuanto declaró la

legitimidad de los actos administrativos impugnados.

II) Hacer lugar parcialmente a la demanda contencioso administrativa de plena

jurisdicción interpuesta por el Señor José Amado Fara -hoy sus herederos- en contra de la

Provincia de Córdoba (fs. 60/74) y declarar la nulidad de la Resolución sin número del veinte

de agosto de dos mil diez (fs. 165) y de la Resolución Número SJRRC-R-0067/2011 del diez

de diciembre de dos mil diez, confirmatoria de la anterior (fs. 259/260), ambas dictadas por la

Dirección General de Rentas - Subdirección de Jurisdicción Región Río Cuarto.

III) Ordenar a la Provincia demandada que en el plazo de veinte (20) días hábiles

administrativos computados desde que la presente resolución quede firme, dicte un nuevo acto

administrativo mediante el cual se reconozca a la parte actora libre de deuda del Impuesto

Inmobiliario respecto del inmueble identificado con el número de cuenta 240502779657 y por

los períodos involucrados en autos -1992/10 a 1993/40 y 1994/20 a 1995/40-.

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IV) Rechazar parcialmente la demanda contencioso administrativa de plena

jurisdicción en cuanto pretende una indemnización en concepto de daño moral.

V) Imponer las costas por el orden causado (art. 130 del CPCC, aplicable por

remisión del art. 13 de la Ley 7182).

VI) Disponer que los honorarios profesionales de la Doctora María Carolina García

Soriano -parte actora-, por los trabajos efectuados en la presente instancia, sean regulados por

el Tribunal a quo, si correspondiere (arts. 1 y 26, Ley 9459), previo emplazamiento en los

términos del artículo 27 ib., en el treinta y uno por ciento (31%) del mínimo de la escala del

artículo 36 de la Ley Arancelaria (art. 40 de la Ley 9459), teniendo en cuenta las pautas

establecidas en el artículo 31 ib.

Protocolizar, dar copia y bajar.-

DR. DOMINGO JUAN SESIN


PRESIDENTE SALA CONTENCIOSO ADMINISTRATIVA
TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA

Dra. AIDA TARDITTI DR. LUIS ENRIQUE RUBIO


VOCAL DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA VOCAL DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA

ESTEBAN JOSÉ PERACCA MARTINEZ


SECRETARIO DEL T.S.J.
SALA CONTENCIOSO ADMINISTRATIVA

23 - SAC N° 391469

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