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E amin PRODUCTOR de Hhollvar Echeverr | presente texto es antecedente directo del famoso ensayo del autor La obra de arte en fa épaca de sui reproductibil dad técnica, Fue lefdo por Benjamin él 27 de abril de 1934. en el Institute para el Estudio del Fascismo que los emi grantes alemanes, expulsados por la persecucién nacional socialista, habian fundado en Paris. En él Benjamin se hace portavoz del "vanguardismo” revolucionario més ra- dical y llama a sus interlecutores —intelectuales politicos de izquierda— a depositar toda la confianza en la espon- taneidad del cardcter revolucionaria de la producclin ar- Uistica, Seguin él, la “alta calidad” de una obra de arte es garantia suficlente de ese cardcter. nque la izquierda no tenga hoy una presencia decisi- va en el escenario de la politica, a actitud de izquierda no ha dejado de ser necesaria, Los artistas, las productores de oportunidades piblicas de experiencia estétiea, no han st perado su disfuncionalidad respecto de |p establecido perdido la capacidad de sentir que el campo de sus posib- lades de accidn les estd siendo achicado y maleado siste- maticamente por el funcionamiento emnlabarcante de la Industria cultural. En un nuevo escenario de realizacion de lo politico, la izquierda, como resistencia ¥ rebelidn frente ala modernidad capitalista, podra hacerse visible, y en él pueden recobrar su validez los suefios vanquardistas de una relacién liberada entre el arte y la vida, ‘Titulo original: Walter Benjamin, “Der Autor als Produzent”, Verswehe tiber Brecht, Subrkamp, Francfort a, M., 1966, pp. 96-117. La presente traducci6n fue publicada original- mente en La Cultura en México, ntim, 547, pp. mie vit, suplomenta de la revista Siempre! nim, 997, México, agosto de 1972, dirigido por Carlos Monsivais. Se trate de ganar a tos inteleetuales para Jo carso obrera, haciéndoies tomar coneiencio de fa identidad que hay enive su quehacer capiritue? y su condicida de Primera edicién, 2004. produ Editorial Itaca Pirafia 16, Colonia del Mar C. P, 13270, Méxioo, D. F. Tels, 58 40 54 62 y 01 785 35 35262 Ramén Fernandes itacaitaca@prodigy.net.mx Portada: diseio de Efrain Herrera. © 2004 de la traduceién y de la introduceié: Bolivar Echeverria © 2004 Editorial Itaea # David Moreno Soto ISBN; 968-7943-64-8 Impreso y hecho en México PRESENTACION ntecedente directo de su famoso en- sayo sobre la obra de arte (La obra de urle en la époce de ste reproductibilidad técni- fH), ol presente texto fue lefdo por Benjamin | 27 de abril de 1934 en el Instituto para el ay del Faseisme que los emigrantes ale- Hanes, expulsados por la persecucién nacio- \ulista, habian fundade en Paris. lo# muchos aspectos notables que ofte- eonferencia destaca de manera espe- quo tiene que ver con Ia vocacién de ln de critico de Ja literatura y el jumin, hombre cereano al proceso de de bantos literatos y artistas eon 1 12 Bouiva t PrexseneraciOn los que mantenia lazos de amistad, llama a posicién, por mis brillante que sea, del dis- sus interlocutores —intelectuales politicos de curso politico al lenguaje artistico— resulta _izquierda— a depositary toda la confianga en én no sélo falsa ¢ inofensi- _ ln espontaneidad del caracter revolucionario va, sino del toda contraprodueente ¢ incluso de la produccién artistica, Segiin él, la “alta reaccionaria, Si el Ulises de Joyce es una alidad” de una obra de arte es garantia sufi- obra revolucionaria ne es purque en ella esté ciente de ese earéeter. Aunque hay que asa cifrado un mensaje pro-comunista, sino dir que, para él, la calidad se mide de acuerdo porque ea una obra litevaria cuya construc- aun criterio muy especial: la capacidad que cién va con la revolucién, esta dentro de ella muestra una obra de arte para dar cuenta de dado que “refuncionaliza’’ en sentido Jos problemas téenicos que la historia de su — “demoeriitico” la relacién entre narrador y oficio, como un proceso conectade intima- Heo or consagrada por la técnica narrativa de mente con el devenir del conjunto de la so- Jon grandes novelistas del siglo xix. ciedad, le plantea en general, y partiew- Jarmente en el case de una teenologfa y una sociedad modernas, enfrentadas a la inmi- je actualidad de esta conferencia ooo evidente. Se trata de una exposicién du a escritores, artistas e intelectuales a neneia de un cambio radical, jis, por lo que se desprende de la lectu: Benjamin se haee portavoz del “vanguardis- Ayece Importarles el pertenecer o no al ma” revolucionario mas radical. Segtin él, la ie In izquierda, el ser o no considera: afirmacidn revolucionaria en la obra de arte Juivionarios”; una especie de interlo- sino es ella endégena, es decir, si no resulta quo no existe ya ode la que quedan de su consistencia misma y del mado en que eumntos ejemplares dispersos, la téenica es empleada en su produceién —y ‘por low estragos de la extempor no es solamente una traduccién o trans: }y el Aislamiento. La lectura de su uM Bonivar Ecneveneda texto setenta afios después de que fuera escu- chado en Paris resulta, sin duda, extraiia, So- bre todo porque lleva al lector a sorprender a Ja utopia en el momento mismo en que ella, cree ostar realiztindoge, Es un texto que doeu- menta la presencia de wna corriente historica bastante poderosa en la vida social en el mo- mento en que se enfrentaba, con notables posibilidades de éxito, a la organizacian capi- talista del mundo moderno, Presencia que, al hacer falta en nuestros dias, parece extender en medio de la afioranza, si se quiere— una vaciedad de sentido actual sobre toda lo que se hizo y se pensé entences, Cabe sin embargo preguntarse: éla actuali- dad de textos como este de Benjamin se agata en verdad con su pertenencia a la figura con- creta del discurso piblico que prevalecia cuando fue eserito, a la eoyuntura histérica del enfrentamiento entre revelucién y con trarrevolucién en la Europa de los primeros decenios del siglo xx? {Se han vuelto en ver- dad vacias sus afirmaciones en una situacién Prusnxracion discursiva tan diferente a la de entonces como es la actual? Del conjunte de problemas estéticas y artisti- cos propios de las “vanguardias” de finales | siglo xix ¥ comienzos del Xx puede deeirse Jo que Theodor W, Adorno solia decir de la filosoffa: que, aunque alguna vez pudo pare- cor un modo de reflexién superado por el pro- revo de la vida real, sigue sin embargo ac- (unl porque el instante de su realizacién, “ulocuada dentro de esa vida Neg, pero pass quie fuera aprovechado. En efeeto, e ho de que la izquierda no tenga hoy en dia ‘Preseneia que entonces tuve en el escena- ilo ln (os, artistas e intelectuales les pueda litica y de que, por Jo tanto, a los. in cuidado una bipotética militancia ieionaria no implica necesariamente wetitud de izquierda haya dejado de ha: do superada por Ja inte- i el funcionamiento de lo estable- jue, por ejemplo, los artistas, los pro- le eportunidades piblicas de , hayan superado su 16 Boulvar Romvernia disfuncionalidad respecto de Io establecido y perdido la capacidad de sentir que el campo de sus posibilidades de aecién les esta siendo achicado y maleado aistematicamente por el funcionamiento omniabareante de la indus tria cultural. Bien puede ser, por el contrario, que estemoa viviendo la gestacién de un nue- vo escenarin de realizacién de le politico, den- tro del cual la izquierda, come resistencia y rebelién frente ala modernidad capitalista, podra hacerse visible, y en el que puedan re- cobrar eu valides los suefios vanguardistas de una relacién liberada entre el arte y la vida. Bolivar Echeverria EL AUTOR COMO PRODUCTOR stedes recuerdan cémo procede Platén. con los poctas en el proyecto de su Es- tado. Les prohibe permanecer en él, en in- terés de la eomunidad. conto elevade del poder de la poesia, Pero la consideraba dafiina, superflua: en una comu- ‘latém tenia un con: nidad perfecta, se entiende, Desde entonces no ha side freenente que la curstién ncerea del derecha de existencia del pocta! se plan- teara con igual énfasis, Sélo pecas weces Hoga a plantearse en esta forma, y precisamente ahora vuelve a plantearse asi. A tados nos es en general, “ereador literario’, 19 20 muis 0 menos conocida coma la cucatién acer- ca de la autonomia del poeta, de su libertad para escribir lo que quiera, Y ustedes no se sienten inclinados a reconocerle esta au- tonomia; piensan que la situacién social pre- sente le fuerza a decidir al servicio de quién quiere 6] poner su aetividad, gués de literatura para el entretenimiento no escritor bur- reconoce esta alternativa. Ustedes le com: prueban que, aunque no le acepte, trabaja al servicio de determinados intereses de clase. Otro tipode-eseritor, mas avanzado, reconoce esta alternativa, Al ponerse de parte de pro- letariado, toma su deeisién con base en la lucha de clases, Y se-acaba entonces suau: tonomfa. Sw actividad se orienta por aquello que.es(titil)al proletariado en Ja lucha de cla- ses. Como suele de se, se vuelve un es de tendencia, He aqui la frase en torno a la cual gird desde hace algiin tiempo un debate que a ustedes I porque les es familiar, lo estéril que ha re- in efecta, no pudo Liberarse del 2 es familiar y del que saben, precisamente sultado. 21 aburride “par un lado..., pero par él otro...” Porcun lado, se debe reclamar que el desem- petio del poeta presente la tendencia correcta; or otro lado, se esta en el derecho de espe ue tal desemperio sea de calidad, Como es evidente, se trata de una [érmula que seguira. siendo insuficiente mientras no se comprenda Al es la velacién que existe entre los dos factores:\tendencia-y calidad}-Por supmesto, la relacion’ puede establecerse por deereto. Puede declararse: una obra que presente la jendeneia correcta no net ita poseer ningu- na otra cualidad, Puede también decretarse: ] una obra-que presente la tendencia correcta poseera necesariamente toda-otra cualidad Esta segunda formulaciém no deja de ser in- teresante; atin mas, es correcta. La suscribo como propia. Pero, al hacerlo, me niego a deeretarla, Bs una afirmacién que debe ser demostrada, Si ocupo la atencién de ustedes es para intentar demostrarla, Me objetardn tal vey: “Se trata de un tema por demas espe- cial, demasiado lejano. ¢Con esa demostraciin 24 Watrer Bexrxny necesariamente al campo dela vaguedad. Co- mo sabemoa, las relaciones sociales estdn condicionadas por las relaciones de produc cién, Asi, al abordar una obra, ha sido usual que la critica materialista pregunte por la ac. titud que ella mantiene con respecte a las re- laciones sociales de produecci de la época Se trata de una pregunta importante. Pero también muy dificil. No siempre es posible que su respuesta quede a sake de malenten- didos. Por ello, quisiera propmerles una pre- gunta mas cereana, Una pregunta mis mo- desta, de menor aleance perague, en mi opinion, tiene mas probabilidades de obtener una respuesta, Asi, en lugar de proguntar: “cuales la actitud que mantione una obra con respecto a las relaciones sociales de produe | cidn de la época’, cesti de acordo con ellas, es reaceionaria, o tiende a su superac 108 \revolucionaria’; en lugar desta pregunta o por lo menos antes de ella, qusiexa propo- nerles otra. Antes de la pregunta: cual es la actitud de una obra frente als relaciones de produceién de la époea?, quisiera proguntar: #, ADTOR COMO FRODECTOR 25 {cudl-es-ewposicién dentrode ellas? Esta pre- gunta apunta directamente hacia la funcién. que tiene la obra dentro de las relaciones de produceién literarias de una époea, Con otras cia la téoni- palabras, apunta directamente caliteraria de las obras. AL mencionar el concepto de téenica je tacado cl concepto que permite someler los produe- tos literavios « un andlisis directamente so cial y por lo tanto materialista. KE] concepto de técnica oftece al mismo tiempo el punto dialéctico inicial a partir del cual es posible superar la oposicién estéril entre forma y con- tenido. Este concepte de técnica contiene ademuis la indicacién que permite determinar de manera correcta la relacién entre tenden- cia y calidad, aquella relacion por la eval nos preguntébamas al principio. Asi pues, sin. ) teriormente pudimos afirmar que la tenden- cia politica correcta de una obra implica su calidad literaria debido a que ineluye su ten dencia literaria, ahora podemos precisar que esta tendencia literaria puede consistir en un | progres o un retrocese de la téeniva literaria. | 26 Bens Cumpliré sin duda con el deseo de ustedes si paso ahora —de manera sélo aparentemente ineonexa— a tratar de situaciones literarias muy concretas. Situaciones rusas, Quisiera dirigir au atencion hacia Serguei Tretiakov y elmodelo de escritor “operante”, definide y en- carnado por él mismo. Este eseritor operante constituye el ejemple mas concrete de la de- pendencia funcional en que se hallan siempre vy en cualquier cireunstaneia la tendencia politica correcta y In técnica literaria avanza- da, Se trata, por supuesto, sélo de un ejem- plo; aunque me reservo otros mas. Tretiakov distingue al ‘itor que opera del escritor que informa. Su-misién.no.ee-dar-cuenta-sino combatir; ne consiste en hacer de-espectador sino.en intervenir-activamente, Los datos que nos da de au actividad precigan el sentido de esta misién. Hn 1928, en la época de la colec- nm total de la agricultura, cuando se lanzé la consigna “jEscritores, a los koljoses!", ‘Tretiakov viajé a la comuna El Faro Comu- nista y emprendié alli durante dos largas es- tadias, los siguientes trabajos: amamientos EL. aurog cox rRoneeroR: 7 a concentraciones populares; recolecelon de fondos para la adquisicién de tractores; ac- ones de convencimiente entre los carnpesi- nos aislados para que entraran en el koljés: inspeceién de salas de lectura; elaboracién de periddicos murales y direceién del periédice del koljés: redaecidn de reportajes para los periddicos de Moseti; introduceion de la radio y del cine ambulante, eteétera, No es sorpren- dente que el libro Comandantes de campo, es- evito por Tretiakov a partir de esta experien- ible ja, haya tenido una influencia consid en la marcha posterior de la conformacién de las granjas colectivas. ra es posible admirar a Tretiakoy y con- siderar Ja vez, sin embargo, que su ejemplo no significa mayor cosa para el asunto que nos interes, Ustedes objetaran tal vez que las ta- reas de las que se encargé en el koljés son tareas de periodista o de propagandista; que todo ello poto tiene que ver con la creacién literaria. Pero si escogi el eiemplo de Tretiakov fue con una in- tencién: sefalarles la amplitud del hovizonte a partir del eval deben ser repensadas, teniendo 28 , Wat Bus. encuenta las realidades técnicas de nuestra situacion actual, las nociones de forma 0 gé- nero literarios, cuando se trata de llegar a ubicar aquellas formas de expresién en las que encuentran sw punto de insereién las energias literarias de nuestro tiempo. No siempre hubo novelas en el pasado, no siem- pre debera haberlas. No siempre hubo trage- dias; no siempre paemas épicos. Las formas de comentario, de traduecién c incluso de plagio no siempre fueron variantes marginales de la literatura: tuvieron su funeién, y no séla en Ja eseritura filoséfica sino también en la escri- tura poétiea de Arabia o de China. La retérica no fue siempre una forma secundaria; por el contrario, grandes provincias de la literatura en la Antigiiedad reeibieron su sello, Les men- ciono todo esto para familiarizarles eon la idea de que nos encontramos en medio de un nmense preceso de fusi¢m de las formas lite- arias, un proceso en el que muchas de las ‘oposiciones que nos han servido para pensar podrian perder su vigor, Permitanme darles un ejemplo de la estevilidad de tales opasi- Br xvTor como pRopUCTOR, 29 ciones y del proceso de su-superacién dialée tied. Llegaremos asi nuevamente al caso de ‘Tretiakov. El ejemplo al que me vefiexo es cl del periéai En nuestra literatura —escribe un autor de izquierda®— ciertas oposiciones, que en épa- cas mas felices se fecundaban mutuamente, se han vuelto antinomias insolubles. Bs asi que cieneia, por un lado, y bellas letras, por otro; critica y produccién, eultura y politica, siguen sentides divergentes sin orden ni re- lacién entre ei. Bl escenario de esta confusion literaria es el periédico, Su contenido es un material’ que se resiste a toda forma de orga- nizacién, a no ser la que le impone la impa- cieneia del lector, Y esta impaciencia no es solo la del politico que espera una inforn cién o la del espeeulador que busca un tip por debajo de éstas arde la del que estd ex- chuido y cree toner el derecho de expresar por si mismo sus propios intereses, Fl hecho de que nada hay que ate al lector mas firmemente * £1 propio Benjamin defr. Sehvifien, Surhkamy, Frankfurt a, ML, 1956, 17, p. 38, 30 Bena a su periddico que esta jinpacieneia, cotidia- namente Avida de nuevo alimento, ha sido aproveehado desde hace mucho tiempo por Jaa redacciones mediante la apertura de mas y mds columnas para sus preguntas, opinio- nes y pratestas. La asimilacién indiserimi- nada de hechos va asi de Ja mano con la asimilacién igualmente indiscriminada de lectores que se ven repentinamente elevados al rango de colaboradores, Pero esto esconde un momento dialéctieo: la ruina de la litera. tura_en la prensa-burguesa se muestra como la formula de su recuperaciém en la prensa soviética, En efecto, en la medida en que la literatura gana cn amplitud lo que piorde en profundidad, la distincién entre autor y piblico, que la prensa burguesa manticne de manera convencional, comienza.adesapare- cer en la prensa soviética, La persona que lee est lista on todo momento para volverse una persona que escribe, es decir, que describe o que prescribe. Su calidad de experto —aun- que no lo sea en una especialidad sino so- lamente en e] puesto que ocupa— le abre el FL. avTOk CoN FRONCTOR 31 acceso a la calidad de autor, El trabajo en cuanto tal toma la palabra. ¥ su expasicién ses una parte de la pericia neee- en palabi saria para su realizacién. La competoncia literaria no descansa ya en una edueacién e pecializada sino en una formacién politéeni- ca: se vuelve un bien comtin, En resumen, la j lite turizacién de las condiciones de vida es a. que eupera antinomias que de otro modo son insolubles; y es en el escenario del mas desenfrenado envilecimiento de la palabra —es ceeir, en el periédieo— en donde se prepara el reseate de la misma’. Con este espero haber mostrado que la con: sideracidn del autor como productor debe remontarse hasta su situacién en el caso de la prensa, Pues en el caso de la prensa, de la prensa soviética al menos, es posible recanoce: que aquel inmenso proceso de fusién del que hablaba hago un momenta, no silo pasa por sobre las separaciones convencionales.entre géneros, entre escritor ¥ poeta, entre investiga. dor y-vulgarizador, sino que somete a re- visién incluso la ceparacién- entre autor ylee- 32 Bexsavan tor. La prensa es la instancia mas definitiva dentro de este proceso; es por elle que toda consideracién del autor como productor debe avanzar hasta ella. Pero no debe quedarse alli. Pues, en Europa occident: el periddico no constituye todavia un instrumento de produccién eficaa en manos del escritor, El periédieo pertenece t davia al capital. Ahora bien, puesta que, por una parte, el periddico representa, en térmi- mas im: nos de técnica, la posicién literar portante, pero, por otra, esta pasicién se halla ocupada por el adversario, no es sorprendente que la comprensién par parte del eacritor de su condicionamiento social, de sus medios técnieos y su tare politica tenga que vencer enormes.dificultades. Entre los acontecimien. tos decisivos de los Gllimos diez afios en Ale- mania se cuenta el hecho de que, bajo la presién de las condiciones econémicas, una parte considerable de sus intelectuales pro- ductivos ha cumplide un desarrollo vevolucio- nario en el plane ideolagico, pero no ha esta- do al mismo tiempo en capacidad de someter ero 33, AuTOR COM aun examen verdaderamente revolucionaria su propio trabajo, la relacién de éste con los medios de produecién: su técnica, Como uste- des ven, hablo de los intelectuales llamados de juquierda, y me limitaré a las intelectuales Iburgueses de izquierda. Kn Alemania, los movimientes politice-literarios determinantes en el decenio pasado salieron de esta intelec- tualidad de izquierda. Escojo dos de ellos, el “activisme’” (Aftiaism: vidad” (Neue Sachlichket#), para mostrar me- ) y la “nueva objeti- diante su ejemplo que, mientras el escritor experimente su solidaridad con el proletaria- do sélo como sujeto ideolégico, y no como pro- ductor, la tendencia palitiea de su obra, por mas revolucionaria que pueda parecer, cum- pliré una funcién contrarrevolucionaria. La consigna que resume laa exigencias del ae- tivismo es la de “logocracia’, es decir, “dominio del espfritu”, Muchos gustan traducirla como “dominio de los hombres de espivitu’, Esta idea de los hombres de espiritu ha logrado im- ponerse en el campo de la intelectualidad de izquierda, y resulta predominante en sus. 34 Wa gm BENJAMIN nifiestas politicos, de Heinrich Mann fred Dablin. No es dificil notar en esta idea que ha sido acuiiada sin tener en cuenta para nada la posicién de la inteleetualidad en el in, Kurt Hiller, del “activismo”, quiere incluso que no se con- tedrica proceso de produc sidere a los hombres de espiritu como pertenecientes a ciertas ramas profesiona- les” sino camo “representantes de un cierto tipo caracterolégico”, En cuanto tal, este tipo caracteroldgieo se encuentra por supuesto en un espacio ubicado entre las clases. Incluye una cantidad cualquiera de destinos privados, sin ofrecer el menor punto de apoyo para su orga. nizacién, Cuando Hiller formula au rechazo de los dirigentes del partide, no deja de re- conocerles ciertas cualidades; pueden “saber mis de cuestiones importantes... hablar de manera mas comprensible para el pueblo... luchar con mas valencia” que él, pero de una cosa esta segura: “su pensamiento es més de- fectuosa”. Es posible, {pero de qué vale sien la politica lo decisive no es el pensamiento privado sino —eomo dijo Brecht alguna vez— 1. ATOR coMD el arte de pensar en la cabeza de los otros? El “activismo" ha emprendido la tarea de ve- emplazar la dialéctiea materialista por una magnitud que es indefimible en términos de clase: el sano entendimiento comtin, Sus hombres de espiritu representan, en el mejor de los casos, una casta. En otras palabras: el principio de formacién de oste colectivo es en si reaccionario; nada de extraiio tiene, por ello, que la aceién de este colective nunca haya po- dido ser revolucionaria, Pero el principio funeste de este tipo de for- macién de un colective sigue adn aetivo. Pudimos darnos cuenta de ello hace tres afios, con la publicacién de Saber y dransformar!, de A. Débliit. Como es sabido, este escrito fue redactada como “respuesta a un hombre * En esta parte del manuserito se encuentra le. guiente frase, tachada por el autor; “O pitta decirla con palabras de Trotsky: ‘Cuando los hacen el intento de suprimit la vera sitviéndoso de argumentos racionallistas, el efecto que producen es simplemente ridieule, Pero. cuanda as masas en armas comienaan a esgrimi contra In guerra los urgumentas de la vavin, ello sige ea entonces el fin de la guerra” joven” —Déblin lo llama Sr, Hocke— que se habria dirigido al famoso autor con la pre- gunta “,Qué hacer?” Dablin le invita a deci- dirse por la causa del socialismo, pero bajo condiciones bastante dudosas, E] secialismo, segtin Déblin, es “libertad, asociacion espon- tdnea de los hombres, rechazo de toda coer- cidm, indignacién contra la injusticia y la co- ercién, humanitarismo, tolerancia, conviceién pacifista”. Sea esto lo que sea, lo cierto es que Déblin se basa en este socialismo para en. frentarse contra la teoria y la practica del movimiento obrero radical, “Nada puede re- sultar de una cosa, opina Déblin, que no se encuentre ya contenido en ella; de la lucha de clases Nevada a extremos sangrientos puede . Us: ted, estimade senor —formula Déblin la re- ‘surgir la justicia, pero no el socialism. comencdacién que por esta y otras razones le hace el Sr. Hocke—, no puede poner en ejecu- cién su “Si de principio a la lucha (del pro- letariado) si se integra al Prente Proletavio Debe pormanecer en la aprobaeién irritada y amarga de esta lucha, peroa sabiendas de que ir m: is alld significa dejar vacia una ar posicién de enorme importancia...: la posieién del comunismo primitivo, de la libertad hu- mana individual, de la solidaridad y asi cién espontaneas de los hombres... Esta posicién, ostimado seiior, es la tinica que le corresponde a usted", Aqui puede verse, de ma- nera mas que evidente, adonde eonduce la concepcién del “hombre de espiritu” como tipo humano definide segtin sus opiniones, convic- ciones o disposiciones, ¥ no segtin su posicién, en el proceso de produccién, Como ln dice Dablin, este tipo humano debe encontrar su lugar junto‘ul proletariado. ;Y qué lugar es ése? El de un bienhechor, el de un mecenas ideolégico, Un lugar imposible. ¥ asi regresa- mos a la tesis planteada al principio: el lugar del inteloctuaben la lucha de clases adlo pide, establecerse —o mejor: elegirse—con base en su ubicacién dentro del proceso de producsién. Para referirse a la transfermacién cle las for- instrumentes de mas de produceién y de produccién en el sentido de una intelectua- lidad progresista —interesada por tanto en la liberacién de los medios de produceién, wtil 38 Wai fe BRSJAMIN, por tanto en la lucha de clases—, Breeht ha claborado cl concepto de refuncionalizacion. Til fue el primero en plantear a los intelec- tuales esta exigencia de gran aleance: no abastecer al aparato de produccién sin transformarto al mismo tiempo, en la medi- da de lo posible, en el sentido del socialiame, ‘La publicaciin de estos Jntentos —esevibe el autor en la introduccién a la serie de cuadernos que Hevaran ese nombre— tiene lugar en un momento en que determinados trabajos ya no pretenden ser ante todo neias individuales (tener un cardeter de creacién), sino que se dirigen mas bien hacia la (etilizacién (remodelacién) de determinados instiLutos @ institugiones”, No se desea una renovacién espiritual como la proclamada por los fascistas; se proponen innovaciones téc cag, De estas innovaciones hablaré mas ade lante, Quisiera limitarme per e] momento a indicar la diferencia decisiva entre el simple abastecimiento de un aparate de produceién y fo comenzar mis su transfinmacién, ¥ qui consideraciones sobye la “nueva objetividad” con Ia siguiente afirmaeidn: abastecer un EL auror como prope’ om 39 aparate de praduceién sin transformarlo en la medida de lo posible es un procedimienta sumamente impugnable incluso cuando los materiales con que se le abastece pareeen ser de naturaleza revolucionaria, Estamos, en efecto, ante el hecho —del cual hubo pruebas en abundancia durante el pasa- do decenio en Alemani - de que el aparato burgnés de produecién y publicacién tiene capacidad de agimilar e incluso propagar ean- tidades sorprendentes de temas revoluciona- vios sin poner por ello seriamente en euestion ni su propia existencia ni la existencia de la elase que lo tiene en propiedad. Psta es la realidad, y Io ser por lo menos mientras el aparato de produecién siga sienda abastecido por rutineros, aunque se trate de rutineros revolucionarios, Defina al putinerd come el hombre que renuncia basicamente a intro- ducir en el aparate de produccién inne lo ajeno a la ek dominante ¥ Iavorable al socialisme. Afirmo, ciones dirigidas a volv © ademas, que una parte considerable de la | teratura Hamada de izquierda no ha tenido a a otra funcién social que la de extraer de la situacién pelitica cada vez nuevos efectos para el entretenimiento del publico, Llego asi al caso de Ja “nueva objetividad”. La que puso en boga el reportaje, Preguntémonos: 4 quién sirvié esta técnica? Para mayer elaridad, pondré en primer plano Ja forma fotografica de esta técnica, Lo que vale para ella vale también para su forma li- teraria, Ambas deben su extraordinario éxito ala técnica de la publieacién: a la radio y ala prensa ilustrada. Recordemos el dadaismo. La fuerza revolucionaria del dadaismo consis- tié en poner a prueba la autenticidad del arte. Para componer una naturaleza muerla bastaban un boleto, un carrete de hilo y una colilla reunidos mediante unos cuantos trazos pictéricos, Todo ello en un maveo, Y se mos- traba entonces al publica: “;Miren cémo basta un mareo para hacer estallar al tiempo! El mas pequeno trazo auténtice de la vida eoti diana dice mas que la pintura’, Tal como la huella de sangre dejada por los dedos de un asesino sobre la pagina de un libro dice mas 4 que el texto, Muchos aspectos de esta inten- catados en el montaje fotogrdfico, Basta pensar en los tra- bajos de John Heartfield, cuya técniea ha convertide Las cubiertas de Los libros en ins: trumento politico. Pera observemos la trayec- cién revolucionaria han sido r a que sigue la fotografia, ¢¥ qué podemos ver? Se vuelve cada vez mas diferenciada, mas moderna, y el resultado es que ya no puede reprodueiy una casa de vecindad, un mentén de basura, sin sublimarlos. Pa no mencionar el hecho de que, al reproducis un. dique o una fabriea de cables, seria incapaz de decir otra cosa que “el mundo es hermose! Et mundo es hermoso es el titulo de la famosa coleccién de fotografias de Renger-Patsh, en donde el arte fotografieo de La “nueva objeti- vidad" aleanza su apogeo. En efecto, con su procedimiento perfeccionado a la moda, la ‘a objetividad” halogrado hacer incluso de la miseria un objeto.de disfrute. Pues si “nue una funeién econémica de la fotografia con- siste en entregar a las masaa, mediante wna elaboracién a la moda, ciertos contenidos que 42 Wauter Basuanin antes estaban excluidos de su consumo —la primavera, los grandes personajes, los paises Jejanos—, una de sus funciones politicas con- siste en renovar desde dentro —es decir, a la moda— el mundo tal como resulta que es. Tenemos aqui un ejemplo contundente de lo que significa abastecer un aparata de pre- duceién sin transformarlo. Transformarlo habria significado vencer nuevamente uno de aquellos limites, superar una de aquellas oposiciones que mantienen atada la produc: cin de los intelectuales. En este caso, el limite entre la escritura y laimagen. Lo que dehomos exigir del fotografo es la posibilidad de dara su placa una leyenda capag de sus- traerla del consumo de moda y de conferivle un valor de uso revolucionario. Bs una exigen- ‘itares, plantearemos i que nosotras, los e: encia cuando nesotras incluso eon mayor in: mismos nos pongamos a fotografiar. Asi pues, ambién aqui el progreso técnico es, para el autor como produetor, la base de su progreso politica. En otras palabras; eélola-superacién de-losambitos-de-competencia en el proceso pbUCTER aa de produceién intelectual —que constituirian su orden, segiin la coneepeidn burguesa— vuelve politicamente eficaz esta produccién; y las dos fuerzas productivas que estén aiendo sep: das por el limite de competenciaa le- vantado entre ellas son precisamente las que deben derribarle conjuntamente, Al exper mentar su solidaridad con el proletariade, el autor come produetor experimenta al mismo tiempo y de manera inmediata su solidaridad con otros productores que anteriormente tenian pogo que ver con él, He hablado del etégrafo; quisiera ahora intercalar breve- mente una reflexién de Hans Kisler sobre el mitsico: “También en el desarrollo de la misi- ea, tanto en su produccién como en su repro- duccién, debemas habituarnes a reconncer un proceso cada vez mas fuerte de racionaliza- cién... El disco, el ne sonoro, la musica au- tomatiea se pueden expender en conserva, como mercancias, 1 lizaviones musicales de alta calidad. La eonsecueneia de este praceso de racionalizacién es que la reproduecién de Ja misiea se limita a grupos cada vex mas Brsanenn 4 pequefios, pero también altamente califica- dos, de espocialistas. La crisis de la actividad concertistica es la crisis de una forma de pro. duceién caduea, rebasada por nuevas inven- . La tarea conaistia por tante ciones técnics en una refuncionalizacion de la forma con- cierto para cumplir dos condiciones; suprimir la opoaicién entre el cjecutante y el oyente y suprimir la oposicién entre la técnica y el contenido. Es instructiva la siguiente ubser- yacién de Hisler sobre este punto: “Hay que | cuidarse de no sobreestimar la miisica / orquestal, de no teatarla como si fuora ol tini- co arte elevado, La musica sin palabras séle \ adquirié su gran importancia y alcanzé su pleno desenvolvimiento con el capitalisme”. Ks decir, la tarea.de transformar el concierto f | ) no es realizable sin la colaboracién de Ja pala- G bra, Sélo esta colaboracién puede dar lugar, como lo explica Tisler, a la transformaecién de un concierto en un mitin politico. Por lo demas, el hecho de que semejante transfor- macién implica efeetivamente wi apogeo de la téenica musical y de la literaria ha queda- 4 do comprobado ¢on la picza diddctica La de- ciston, de Brecht ¥ Eisler Sia partir de esto consideran ustedes nueva- mente el proceso de fusién de las formas lito- rarias que mencioné anteriormente, pueden observar e imaginar el modo en que la foto: grafia y la mdsica, entre otras cosas, conflu- yen.en aquella masa en fusién con la cual se modelan las nuevas formas, Pueden ver con- firmado que Ja literaturizacién de todas las condiciones de vida es la tinica perspectiva valida para juzgar la amplitud de este procesa de fusién, tal como el estado en que se encuen- tra la lucha de clases es la instancia determi- nante de la temperatura en que él se Heva a cabo, de manera més 0 menos acabada. He hablado del procedimiento utilizade por una cierta fotografia de moda para hacer de la miseria un objeto de consumo, Al valverme ahora hacia Ja “nueva objetividad” come mo- vimiento literario, debo dar un paso mas y decir que éste convirtié.a-la lucha ¢ontra la mmisorla en un objeto de consumo, En efecto, | Ee Wy) 46 Watanr Besoamiy au funeidn politica se reduje en muchos casos ala conversidn de ciertos reflejs revoluciona- rios que podian presentarse dentro de la burguesia en abjetos de distraccién, de diver- sién, ficilmente integrables en el sistema de espectaculos de variedades de la gran ciudad. Lo caracteristico de esta literatura consiste en convertir la lucha politica, de una exigen- cia a tomar decisiones, en wn objeta de satis- faceién contemplativa: de un medio de pro- duceién, en un articule de consumo, Un critico juicioso* ha explicado esto de la sigu- nte manera, tomando como ejemplo a Erich Kastner: “Esta intelectualidad izquierdista no tiene nada que ver con el movimiento | obrero, Es mas bien, como fendmeno de | descomposicién burguesa, el equivalents de aquella corriente imitadora de lo feudal que admiraba al imperio en la figura del teniente de reserva. Los eseritores izquierdistas del tipe de Kistner, W. Mehwing a Tuebolsky re- a imitacié sultan de de lo proletario por "BL prapio Benjamin. Cita modificada de Melementia fe izerurerdder (L931). ero ar parte de las capas burguesas en decadencia. Su funcién es, en lo politico, formar eapillas y no partidos; en lo literaria, crear modas y no escuelas; en lo econdmico, preparar servidores ¥ no productores, Servideres o rutineros, que hacen gran ostentacién de su pobreza y con- vierten al vacio total en una fiesta, En verda que ea la mejor manera de inatalarse c6moda- mente en una situacién incémoda’ Decia que esta corriente mo eran ostentae nde su pobreza. Bvadié asi la tarea mas urgente del escritor contempordneo: com- prender lo pobre que es y lo pobre que tiene que ser para poder comenzar desde el prin- cipio. Porque de esto se trata, Si bien el Eata- do soviético ne expulsaré al poeta —y por esta razon mencioné inicialmente el Estado de Platén—, le asignard tareas que no per- miten sacar a relueir, en nuevas obras maes- tras, la riqueza ya hace tiempo adulterada de Ja personalidad creadora, Es privilegio del faseismo esperar una renovacién de ese tipo de obras dirigida en el sentido de esas perso- nalidades; sélo el fascisme puede permitirse 48, WALTER BESJAMIN, formulaciones tan disparatadas como las que cierran el apartado sobre literatura en Le misién de da joven generaciéu, de Giinther Grimdel: “No podemos concluir de mejor manera esta... revisién en per- y supra-spec- tiva que con la observacion de que el Witelm Meister 0 el Criiner Heinrich de nuestra gen- eracion no han side eseritos todavia”, Al au- tor que haya meditado sobre las condiciones de la produecion actual nada le eer4 mas ajeno que esperar o incluso desear obras de este tipo. Su trabajo no se limitaré nunca a ser un trabajo sobre ol producto; se ejercera siempre, al mismo tiempo, como un trabajo sabre los medios de la produecién, En otras palabras: sus praductos deben poseer, ade- mas y antes de su caracter operative, una funcién organizadera. Y sus posibilidades de ser empleados coma elementos organiza- dores no deben Himitarse de ninguna manera al plano propagandistice, La-tendeneia por si sola no es suficiente, Come lo dijo admira- blemente Lichtenberg, no importan las opiniones que alguien pueda tener, sino le I 49 que ellas hacen de él. Ahora bien, no ca duda » que las opiniones tienen una gran importancia; pero la mejor opinién puede ser imiatil si now Ive titiles a quienes la com- parten. La mejor tendencia es falsa si no ins cluye el ejemplo de la(actitud don la cual ea posible seguirla, ¥-el esctitor sdlo pude ejem- plifiear esta actitud alli. donde hace.algo real- mente: en su accién de escribir, La tendencia es la condicién necesaria pero munca la cond cidn suficiente de la funcién organizadora de la obra. Esta exige ademas que el escritor tenga un comportamiento capaz de ovientar e instruix; un comportamiento que hoy mis que nunea es necesario exigir, Un autor que no ensefia nada a los escritores, no ensefia a nadie, Como podemos ver, el eardcter de mo- delo de la produceién es determinante; ea ca- paz de guiar a otres productores hacia la pro- duccién y de poner a su digposicién un.aparato mejorado. Y este aparato es mejor mientas mayor es su capacidad de trasladar consumidores hacia la produccién, de convertir-a-los-lectorea‘o espectadores en eol@boradores, Un modelo de este tipo se encuentra ya a nuestra disposi+ cin; pero sélo puede hablar brevemente de A, Rg el watro épico de Brecht No dejan de escribirse tragedias y Gperas que aparentemente tendrian a su servicio un aparato de oscenificacién probade por el tiem- po pero que en realidad no hacen otra cosa que abastecer a un aparate teatral que amenava ruina, “Esta falta de claridad im- perante entre ciertos musicos, escritores ¥ criticos sobre su propia situacién —dice Brecht— tiene enormes consecuencias, que no han vecibido la ateneién que merecen. Creyendo encontrarse en posesién de algo que en realidad los posee, defienden un aparato sobre el cual ya no tienen ningtin control, que ya no es un medio para cl pro- ductor, como ellos piensan todavia, sine que se ha vuelto un media contra los producto- res". Una de las razones importantes de que este teatro de maquinas complicadas, repar- tos inmensos y efectas sutiles se haya con- vertido en un medio contra los productores AUTOR COMO PRODL esta en que intenta gandrselos para su causa en la competencia perdida de antemano con elcine y la radio, Bate teatro —tratese de su versidn cultural o de su versién recreativa, que son complementarias entre si— es el tea- tro de una capa social hastiada, que convierte todo lo que toea en objeto de excitaciin. FE. suyo es un caso perdido. No asi el de un tea- tro que, en lugar de entrar en competencia con esos nuevos medios de eomunicacié in- tenta servirse de ellos, aprender de ellos, Elteatro épico ha hecho suya esta polémica, Medido de acuerdo al nivel actual de desarrollo del cine entablar una polémica con elli y la radio, hay que decir que es el teatro que esta a la altura de los tiempos. Para efectos de esa polémica, Brecht se retird hasta los elementos mas originarios del tea- tro. En cierto modo tuvo suficiente con un es- trado. Renuncié a las acciones de gran alcan- ce, De esta manera logré-transformar la conexién funcional entre e] escenario y el putblico, el texto ¥ la representacién, el director yel actor. Dice Brecht:.mas.que desayrollar 52 Wat acciones, el teatro épico debe representar estados de cosas. Son estadas de cosas que obtiene, como lo vamos a ver enseguida, me- diante la intorrupeién de las.aceionos. Ad- viertan ustedes que la fancién principal de Jas canciones en sus piezas es la de interrum- pir la aceién. El teatro épico retoma de esta manera —con el principio de la interrup- cién— wn procedimiento que, como ustedes saben, se nos ha vuelto familiar en los tlti- mes aiios gracias al cine y ala radio, ala prensa y a la fotografia. Me refiero al pro- cedimiento del(montaje! En efecto, el elemen- to montado interrumpe el conjunto en que ha sido montado. Y me permito una breve indi- cacion a fin de subrayar el hecho de que eate procedimiento Liene su justificacién especial —y tal vez la mas completa— en el caso del teatra épico. La interrupeién de la accién —la earacteristi- ca que Brecht tuyo en cuenta para calificar de épico a su teatro— se dirige constante- mente contra una ilusién que se presenta en. el piblico,una ilusién que earece de funcién 5a en. un teatro que se propone tratar los ele mentos de lo real en el sentido de una serie de experimentos. Los eatados de cosas no se encuentran al principio sing en el resultada de este proceso experimental. Son siempre —bajo una figura u otra— estados de cosas que nos conciernen pero que el teatro épico, lejos de acercarlos al espectador, los aleja de 41 Bste los reconoce coma estades de cosas reales: pero no con arrogancia, como en el teatro del naturalisma, sino con sorpresa, ‘Mas que reproducir estados de cosas, el tea: ire épico los deseubre. Su descubrimiento se lleva a cabo mediante la interrupcién de las secuencias. Sélo que la-interrupcién-no-tiene aquiun cardeter excitante sino una funcién organizadoxa, Detiene el curso dela accién para forzar al espectador-al tomar posicién| respecto de lo que acontece y para forzar al actor a tomar posicién respecto de su propio papel. Quisier mostrar a ustedes, con la ayu- da de un ejemplo, que el descubrimiento y la elaboracién de la nocién brechtiana de lo ges- tual implica uma reconversién de los métados BE Wa enna de montaje —decisivos para el cine y la ra- dio— de simples pracedimientos instrumen- tales de moda en sucesos propiamente hu- manos, [maginen una escena de familia: la madre se dispone a tomar de la mesa una es- tatuilla de bronce para arvojarla sobre su hija; el padre se dispone a abrir la ventana para pedir auxilio, En ese instante entra wna. persona ajena, El curso de Ja aceiin se inte- rrumpe;en-su lugar se-hace manifiesto el es- tadode cosas, y sobre él recac la mirada de la persona ajena: rostros descampuestos, ven- tana abierla, muebles destrazados, ¥ hay u mirada para Ia ual incluso las escenas mas habituales de la existencia aetual no difieren mucho de la anterior. Hs la mirada del autor de teatro épico Frente a la obra dramatica total (Gesant- kunstwerk), pone él su laboratorio dramatieo. Vuelve con nuevos modes de realizacién sobre la gran oportunidad antigua del teatro: la de exponerdopresente. El ser humang es el pun- rhu- mano de hoy: disminuido, reducide al silencio to de referencia de sus esfuerzos. E] a Reon on un mundo haldio, pero que, dado que es el tinica que tenemos a mans, despierta en nesotros el interés de conocerlo; uno al que se somete 2 pruebas, a oxdmenes, El resul- tado es éste: el acontecer no es transformable en sus momentos clevados, mediante virtud y determinacién, sino en-su transeurso estricta- mente habitual, mediante raciocinio y entre- namiento, He aqui el sentido del teatro épico: construir lo que la dramaturgia aristotélica lama “aceién® a partir de los elementos més pequefios de los medos de comportamiento Sus medios son por tanto mds modestos que los del teatro tradicional; sus fines lo con también, Sirviéndose persiatentemente del pensamiento, tiende menos a satisfacer al ptiblico con sentimientos —aunque se trate de sentimientos de rebelién—, que a volverlo ajeno a las condiciones en que vive. ¥ para el pensamiento, digdmosta de paso, no hay me- jor punto de partida que {a risa_yPor lo menos en lo que respecta a las ideas, las mociones del diafragma parecen ser mas productivas que las conmociones del alma, Lo tinico que el BexsanN tealxo épico posee en abundancia son opertu- nidades para las carcajadas. ‘Pal vez hayan notado ustedes que estas con- le sideraciones —que estan ya por terminar. presentan al escriter sélo una exigencia: la de reflexionar, preguntarse por su posicién en el proceso de produccién, Podemos tener con- fianza: en el caao de los escritores que impor: tan, es decir, de los mejores técnicos en su es- pecialidad, esta reflexién les conduee tarde o temprano a dotorminadas constataciones que fundamentan de la manera mas serena su solidaridad.con el-proletariads. Para concluir, quisie Laportar una prueba actual de esto: un corto pasaje de la revista Commune, edita- da aqui en Paris. Commune ha organizado una encuesta: “gPara quién escribe usted?” Cito una parte de la respuesta de René Mau- blanc y de las abservaciones de Aragon que la acompamian. “No cabe duda, dice Maublane, que yo escribo casi exclusivamente para un pubblico burgués. Sea porque estay obligado a ello, como cuando se me encarga escribir un discurso para la distribucién de premios en la auron come escuela secundaria donde soy profesor; sea porque, de nacimiento burgués, de educacién burguesa, de ambiente burgués, me incline naturalmente a dirigirme a la clase a la que pertenezco, que mejor conozeo y ala que soy quien mejor puede comprender. Bata na quie- re decir que escriba para halagarla, para darle gusto o para apoyarla, Convencido de que la revolucién proletaria es necesaria y deseahle, creo que sera tanto mas rapido facil » segura, y tanto menos sangrienta, cuanto menor sea la resistencia de la bur- Avagon observa sobre este punto: “Nuestro camarada plantea aqui un problema que es el de un gran ndimeyo de eseritores en la actua- Iidad. No todos tienen la valentia de mirarlo de frente... Raros son los que tienen ante si miismes Ja franqueza de René Maublane: pero es justamente a ellos a quienes les debemos 58 BrMAMs Noe la burguesia desde dentro, hay que saber exigir avin m: sufieiente debilitar a combatirla junto eon el proletariado... Y ante René Maublane, como ante todos nuestros ca- maradas todavia indecisos en el dominie de eseritura, se levanta el ejemplo de los exeri- tores sovidticos salidos de la burguesia rusa que se han convertido en pioneres de la cons- truceién del socialismo! Hasta aqui Aragon. {De qué manera se han vuelto pioneros? Ciertamente no sin luchas muy duras ¥ conflictos sumamente dificiles, Las reflexiones que he presentado ante uste- des hacen el intento de recoger un fruto de »stas luchas. Se basan en el concepto al que a del debate sicidn de los intelectuales rusos 1 jada —en esto se debe la clarificacién decisi sobre la pi el coneepto de especialista, La solidari del especialista con el prole! onsiste el primer paso de esa clarificacion— élo puede ser una solidaridadmediada. Los “activistas" y los representantes de la “nue- va_objetividad”, pose a todes sus intentos, no pudieron eliminar el hecho de que incluso c 59 la proletarizacién del intelectual no lo trans- forma casi nunca en un proletario, {Por qué? Porque 1a elase burguesa le ha entregado, en forma de educacién, un medio de produecion, y porque éste —en virtud del cardcter de privilegio que tiene la educacién— lo une a ellaen una relacién de solidaridad reeipreca Por ello Aragon esta indudablemente en lo justo cuando afirma; “BLintelectual revolu- cionario aparece en primer lugar y ante todo como traidor a su clase-de origen”. Esta-trai- idm consiste, en el-caso'delescritor, en un comportamiento que lotransforma, de abas- tecedor del aparato-de-produceién, en inge- niera dedicado a la tarea de\adaptarlo’a los fines de la revolucién proletaria, Se trata de una efectividad indireeta, peto que saca al intelectual de aquella tarea puramente des- tructiva a la que quieren limitarlo Maublane y olros camaradas. ,Logra impulsar la socia- lizacién de log medios de produccion intelec- tual? {Descubre procedimientos para organizar a los trabajadores intelectuales en el propio proceso de produccién? et Wa sugerencias para la refuncionalizacién de La. novela, del drama, de la poesfa? Cuante me- jor logre encauzar su actividad en estas ta- reas, mas correcta sera la tendencia y mas alta serd necesariamente la calidad téenica de su trabajo. Y por otra parte: mientras mas preciso sea su conocimiento del Ingar que ocupa en el proceso de producciém, menor serd la tentacién de hacerse pasar por un “hombre de espiritu”, EL Espiritu que se deja oir en nombre del fascismo debe desaparecer. El Espiritu que se enfrenta al fascismo con- fiado en su propia fuerza milagrosa desapare- cera, Pues la lucha revolucienaria no es una lucha entre el capitalism y el Espiritu, sina entre el capitalismo y el proletariade. Inpicr

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