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¡ Al fin solo !

Sufre el dolor de la soledad

por Osho Estraído de: EL LIBRO DE LOS SECRETOS, Charla #70

Enfrentarte a la soledad es aterrador y doloroso, pero tienes que


padecerla. No debes hacer nada para evitarla, no debes hacer nada para
desviar la mente y no debes hacer nada para escapar de ella. Tienes que
sufrirla y pasar por ella. Este sufrimiento y este dolor es una buena señal
de que estás cerca de un nuevo nacimiento, porque todo nacimiento es
precedido por el dolor. No puedes evitarlo y no debes evitarlo porque
forma parte de tu crecimiento.
Pero, ¿Por qué hay este dolor? Esto debería comprenderse, porque
comprenderlo te ayudará a pasar por ello, y si pasas por ello, saldrás más
fácil y rápidamente de ello.
¿Por qué hay este dolor cuando estás solo? La primera razón es porque
el ego se pone enfermo. El ego solo puede existir con los demás, cuando
hay otros. Ha crecido en relación, no puede existir solo. Entonces, si hay
una situación en la que ya no puede existir, se siente asfixiado, se siente
al borde de la muerte.
Este es el sufrimiento más profundo. Te sientes como si estuvieras
muriendo. Pero no eres tú quien está muriendo, sino sólo el ego, al que
has tomado como tú mismo, con el que te has identificado. No puede
existir porque te lo han dado los demás. Es una contribución. Cuando
dejas a los demás, no puedes llevarlo contigo.
Así que, en soledad, todo lo que sabes acerca de ti se vendrá abajo; poco
a poco desaparecerá. Puedes prolongar tu ego durante un cierto período
―y eso también tendrás que hacerlo con la imaginación― pero no
puedes prolongarlo por mucho tiempo. Sin la sociedad estás
desarraigado; el suelo que te nutre ha desaparecido. Este es el dolor
básico. Ya no estás seguro de quién eres: eres sólo una personalidad que
se disgrega, una personalidad que se disuelve. Pero esto es bueno,
porque a no ser que este falso tú desaparezca, lo real no puede aflorar. A
no ser que seas completamente lavado y quedes limpio de nuevo, lo real
no puede aflorar.
Este falso tú está ocupando el trono. Debe ser destronado. Viviendo en
soledad, todo lo que es falso puede irse. Y todo lo que es dado por la
sociedad es falso. En realidad, todo lo que es dado es falso; todo lo que
nace contigo es real. Todo lo que eres por ti mismo, a lo que no ha
contribuido nadie más, es real, auténtico. Pero lo falso debe irse y lo
falso es una gran inversión; has invertido tanto en ello; has estado
cuidándolo tanto; todas tus esperanzas dependen de ello. De manera que,
cuando comience a disolverse, te sentirás atemorizado, asustado y
tembloroso: ¿Qué te estás haciendo a ti mismo? Estás destruyendo toda
tu vida, toda la estructura.
Habrá miedo. Pero tienes que pasar por este miedo; solo entonces
dejarás de tener miedo. No digo que te volverás valiente, no. Digo que
dejarás de tener miedo. La valentía es solo parte del miedo.
Independientemente de lo valiente que seas, el miedo se esconde detrás.
Yo digo que dejarás de tener miedo. No serás valiente; no hay necesidad
de ser valiente cuando no hay miedo. Tanto la valentía como el miedo se
vuelven irrelevantes. Ambos son las caras de la misma moneda. De
modo que vuestros valientes no son otra cosa que vosotros cabeza abajo,
haciendo shirshasana. Tu valentía está escondida dentro de ti mientras
que tu miedo está en la superficie; su miedo está escondido dentro de
ellos y su valentía está en la superficie. De modo que cuando estás solo
eres muy valiente, cuando piensas en algo eres muy valiente, pero
cuando se presenta una situación real eres miedoso.
Uno sólo deja de tener miedo cuando ha pasado por el miedo más
profundo de todos, el de la disolución del ego, la disolución de la
imagen, la disolución de la personalidad.
Esto es la muerte, porque no sabes si una nueva vida va a surgir de ello.
Durante el proceso, solo conocerás la muerte. Solo cuando estés muerto
como eres, como la entidad falsa, solo entonces sabrás que la muerte fue
solo una puerta a la inmortalidad. Pero eso será al final; durante el
proceso simplemente estás muriendo.
Todo lo que apreciabas tanto te está siendo arrebatado ― tu
personalidad, tus ideas, todo lo que creías que era hermoso. Todo te está
dejando. Estás siendo desnudado. Todos los roles y vestimentas te están
siendo arrebatados. En el proceso, habrá miedo, pero ese miedo es
básico, necesario e inevitable ― tienes que pasar por eso. Tienes que
comprenderlo pero no trates de evitarlo, no trates de escaparte de él,
porque toda escapada te traerá de vuelta otra vez. Volverás a la
personalidad.
Aquellos que entran en un silencio y soledad profundos, siempre me
preguntan: "Habrá miedo, así que ¿qué se puede hacer?" Les digo que no
hagan nada, que simplemente vivan el miedo. Si llega el
estremecimiento, te estremeces. ¿Por qué impedirlo? Si hay un miedo
interno y estás temblando con él, tiembla con él. No hagas nada. Deja
que suceda. Se irá por sí solo. Si lo evitas... y puedes evitarlo, puedes
cantar "Rama, Rama, Rama"; puedes aferrarte a un mantra para distraer
la mente. Te apaciguarás y no sentirás el miedo; lo has empujado al
inconsciente. Estaba saliendo ―lo cual era bueno, ibas a liberarte de
él―, estaba abandonándote, y cuando te abandona, tiemblas.
Esto es natural porque desde cada célula del cuerpo, de la mente, está
saliendo una energía que siempre había estado ahí comprimida. Habrá
agitación y estremecimiento; será como un terremoto. Toda el alma se
agitará por ello. Pero deja que suceda. No hagas nada. Ese es mi consejo.
Ni siquiera cantes. No intentes hacer nada con ello, porque lo único que
puedas hacer es, de nuevo, represión. Permitiendo que suceda, dejando
que sea, saldrá de ti ― y cuando haya saldio, serás un hombre
completamente diferente.

La Iluminación no te hace Especial


por Adyashanti

Muchos buscadores no asumen toda la responsabilidad de su propia liberación,


sino que esperan una gran experiencia espiritual final que les catapultará
plenamente hacia ella. Es esta búsqueda de la experiencia liberadora final la que
da lugar a una forma de consumismo espiritual desenfrenado en el que los
buscadores van de un maestro a otro, van de compras de la iluminación como si
fueran a comprar golosinas en una tienda de dulces. Esta promiscuidad espiritual
está convirtiendo rápidamente la búsqueda de la iluminación en un culto de
buscadores de experiencias. Y, aunque muchas personas sí que tienen fabulosas
experiencias, en la mayoría de los casos éstas no conducen a la profunda
transformación del individuo, que es la expresión de la iluminación.

Hablando regularmente con buscadores espirituales, me di cuenta un día cuán


adictos son muchos de ellos al poder del carisma. Se intercambian historias sobre
cuán poderoso es este o aquel maestro y comparan experiencias. Pagan un precio
por ello, confundiendo el carisma con la iluminación. El carisma atrae a todos los
niveles: político, sexual, espiritual, etc, y se alimenta del deseo del ego de
sentirse especial. Al ego le encanta recibir golpes de autoestima, es como una
forma de caramelo espiritual. El caramelo puede ser dulce, pero ¿se puede vivir
de él? ¿Te hace libre?
La libertad no es necesariamente emocionante; es sólo libre. Muy apacible y
silenciosa, así que muy tranquila. Por supuesto, también está llena de alegría y
asombro, pero no es lo que te imaginas. Es mucho, mucho menos. Muchos
confunden el poder embriagador del llamado carisma espiritualista con la
iluminación. La mayoría de las veces es simplemente espiritualista, y no
necesariamente libre o iluminado. Para ser verdaderamente libre, debes desear
conocer la verdad más de lo que deseas sentirte bien. Porque si sentirte bien es tu
meta, entonces tan pronto como te sientas mejor, perderás el interés por lo
verdadero. Esto no quiere decir que sentirse bien o experimentar amor y felicidad
sea una cosa mala. Si se pudiera elegir, cada uno elegiría sentirse feliz en lugar
de triste.

Simplemente significa que si este deseo de sentirte bien es más fuerte que el
deseo de ver, conocer, y experimentar la Verdad, entonces este deseo estará
siempre distorsionando la percepción de lo que es Real, corrompiendo la
integridad más profunda de uno.

Por mi experiencia, todos dicen que quieren descubrir la Verdad, justo hasta que
se dan cuenta de que la Verdad les despojará de sus ideas arraigadas más
profundas, sus creencias, esperanzas y sueños. La libertad de la iluminación es
mucho más que la experiencia de amor y de paz. Significa descubrir una Verdad
que dará un vuelco a tu visión de tí mismo y de la vida. Para alguien que está
realmente preparado, será algo increíblemente liberador. Pero para alguien que
todavía está aferrado de un modo u otro, será extremadamente desafiante. ¿Cómo
saber si estás preparado? Uno está preparado cuando está dispuesto a ser
absolutamente consumido, cuando está dispuesto a ser el combustible para un
fuego sin fin.

Si comienzas a jugar el juego de ser ―alguien iluminado‖, el verdadero maestro


pondrá su atención en ti. Él o ella te va a desenmascarar, y este
desenmascaramiento te va a doler. Debido a que el ego estará allí, ante la luz de
la Verdad, desenmascarado y humillado. Por supuesto, el ego ―¡protestará!‖. Dirá
que el maestro ha cometido un error y comenzará a justificarse en un esfuerzo
para ponerse su coraza protectora. Comenzará a inventar justificaciones con una
sutileza engañosa increíble. Aquí es donde comienza la verdadera sadhana
(práctica) espiritual. Aquí es donde todo se vuelve muy real y el estudiante
descubre si él o ella realmente quiere ser libre, o simplemente quiere seguir
siendo un ego falso, independiente y auto-justificante. Se presenta
inevitablemente esta encrucijada y siempre es un reto. Separa al verdadero
buscador del falso. El verdadero buscador estará dispuesto a abrirse a la gracia de
la humildad, mientras que el buscador falso huirá de ella. Así comienza el
verdadero camino hacia la iluminación, otorgado sólo a aquellos que estén
dispuestos a ser nadie. El descubrimiento de tu ―nadie-dad‖ abre la puerta a
despertar como ser, y más allá hacia la Fuente de todo ser.

No creo que la iluminación te vaya a hacer especial, no. Si te sientes especial de


alguna manera, entonces la iluminación no se ha producido. Me encuentro con
muchas personas que piensan que están iluminados y despiertos, simplemente
porque han tenido una experiencia espiritual muy conmovedora. Llevan su
iluminación en su manga como una medalla al honor. Se sientan entre amigos y
hablan de lo despiertos que están mientras se toma un café en una cafetería.

Lo curioso es que cuando la iluminación es auténtica, no hay nadie que la


reclame. La iluminación es muy normal; no es nada especial. En lugar de hacerte
más especial, va a hacerte menos especial. Te coloca justo en el centro de una
maravillosa humildad e inocencia. Todos los demás pueden o no llamarte
iluminado, pero cuando estás iluminado toda la idea de la iluminación y de
alguien que está iluminado es una gran broma. Yo uso la palabra iluminación
todo el tiempo – no para dirigirte hacia ella sino para que vayas más allá. No te
atasques en la iluminación.

El ego es el movimiento de la mente hacia los objetos de percepción en la forma


de apego, y de rechazo de los objetos en la forma de aversión. Esto es
fundamentalmente todo el ego. Este movimiento de apego y aversión da lugar a
la sensación de un ―yo‖ separado, y a su vez la sensación del ―yo‖ se fortalece de
esta manera. Es este bucle continuo de causalidad lo que embauca a la conciencia
en un trance de identificación. ¿Identificación con qué? La identificación con el
continuo bucle del sufrimiento. Después de todo, ¿quién sufre? El ―yo‖ es el que
sufre. ¿Y quién es este yo? No es nada más que una sensación de ser originada
por la identificación con el apego y la aversión. Ya ves, todo es una creación de
la mente, una película sin fin, un sueño terrible. No trates de cambiar el sueño,
porque el tratar de cambiarlo no es más que otro movimiento en el sueño. Mira el
sueño. Sé consciente del sueño. Esa conciencia es Ello. Interésate más en la
conciencia del sueño que en el sueño mismo. ¿Qué es esa conciencia? ¿Quién es
esa conciencia? No sueltes una respuesta, sólo sé la respuesta. Sé Ello.

La iluminación significa el fin de toda división. No es simplemente tener una


experiencia ocasional de unidad más allá de toda división, en realidad es ser
indiviso. Esto es lo que realmente significa no-dualidad. Significa que hay un
solo Ser, sin una diferencia o brecha entre la revelación profunda de la Unidad y
la forma en que se percibe y se vive cada momento de la vida. No-dualidad
significa que la revelación interior y la expresión exterior de la personalidad son
una y la misma. Muy pocos parecen estar interesados en la mayor implicación
contenida en las profundas experiencias espirituales, ya que es la contemplación
de estas implicaciones lo que rápidamente trae a la conciencia las divisiones
internas existentes en la mayoría de los buscadores.

Las personas espirituales pueden ser algunas de las personas más violentas que
nunca hayas conocido. En su mayoría, son violentas hacia sí mismas. Tratan
violentamente de controlar su mente, sus emociones y sus cuerpos. Se enfurecen
consigo mismas y se maltratan a sí mismas por no rebelarse ante la idea de la
mente condicionada de lo que cree ser la iluminación. Nadie nunca se ha liberado
a través de este tipo de violencia. ¿Por qué es que tan pocas personas son
realmente libres? Porque tratan de amoldarse a las ideas, conceptos y creencias
en sus cabezas. Tratan de concentrarse en su camino al cielo. Pero la libertad
trata sobre el estado natural, la expresión espontánea y natural del ser. Si deseas
encontrarla, observa que la idea misma de una persona que tiene el control es un
concepto creado por la mente. Da un paso atrás en lo desconocido.

No hay nada más insidiosamente destructivo para el logro de la liberación que


dudar de uno mismo y el cinismo. La duda es un movimiento de la mente
condicionada que siempre dice que ―no es posible‖, que ―la libertad no es posible
para mí‖. La duda siempre sabe; ella ―sabe‖ que nada es posible. Y en este saber,
la duda te roba la posibilidad de que te ocurra algo realmente nuevo o
transformador. Por otra parte, la duda siempre va acompañada de un cinismo
generalizado que inconscientemente le da un giro negativo a todo lo que toca. El
cinismo es una visión del mundo que protege al ego del escrutinio, manteniendo
una postura negativa en relación a lo que no conoce, no quiere conocer, o no
puede conocer. Muchos buscadores espirituales no tienen ni idea realmente de lo
cínicos que son y lo cargados de dudas que están. Es esta ceguera y negación de
la presencia de la duda y el cinismo lo que hace imposible el nacimiento de una
profunda confianza, una confianza sin la cual la liberación final siempre será
simplemente un sueño.

Todo miedo viene del pensamiento en la forma de memoria (pasado) o de


proyección (futuro). El pensamiento crea el tiempo: pasado, presente y futuro.
Así que el miedo existe y proviene de la percepción de la existencia del tiempo.
Estar libre del temor es estar libre del tiempo. Puesto que el tiempo es una
creación del pensamiento, para estar libre del temor debes estar libre del
pensamiento. Por consiguiente, es importante despertar y experimentar tu Ser
fuera del pensamiento, existiendo como eternidad. Así que pon en duda todas las
ideas de ti mismo que sean creaciones del pensamiento y del tiempo – del
pasado, presente y futuro. Experimenta tu eternidad, tu divinidad, tu despertar
hasta que estés convencido de que nunca estás sujeto al movimiento del
pensamiento, del miedo o del tiempo. Estar libre del miedo es estar lleno de
Amor.

Muchos buscadores espirituales se quedan ―atrapados en el vacío‖, en lo


absoluto, en la trascendencia. Se aferran a la felicidad, o la paz, o la indiferencia.
Cuando la motivación egoísta de vivir desaparece, muchos buscadores se vuelven
indiferentes. Ellos ven la perfección de toda la existencia y no encuentran razón
para hacer nada, incluyendo el cuidado de sí mismos o de otros. Yo llamo a esto
―tomar un refugio falso‖. Es una trampa del ego muy sutil. Esta fijación en lo
absoluto y toda forma inconsciente de apego se pretende hacer pasar por la
liberación. Puede ser muy difícil despertar a alguien de esta fijación engañosa, ya
que literalmente no tienen ninguna motivación para soltarla. Atascados en una
forma de indiferencia divina, estas personas creen que han llegado a la cima de la
montaña, cuando en realidad se esconden en la mitad de su ladera.

La iluminación no quiere decir que uno deba desaparecer en el reino de la


trascendencia. Esta fijación en lo absoluto es simplemente el polo opuesto de
estar fijado en lo relativo. Con la llegada de la verdadera iluminación, hay un
tremendo nacimiento del Amor impersonal y sabiduría que nunca se fija en
ningún ámbito de la experiencia. Despertar a la visión del absoluto es profundo y
transformador, pero despertar de todos los puntos de vista fijos es el nacimiento
de la verdadera no-dualidad. Si el vacío no puede danzar, no es verdadera
vacuidad. Si la luz de la luna no inunda el vacío cielo nocturno y se refleja en
cada gota de agua, en cada brizna de hierba, entonces estás mirando solamente a
tu propio sueño vacío. Yo digo: ―¡Despierta!‖ Entonces tu corazón será inundado
por un Amor que no se puede contener.

Quizás pueda señalarte la gran Realidad dentro de ti. Quizás despiertes a la


experiencia directa de la realización del Ser. Quizás comprendas el fuego de la
transmisión. Pero hay una cosa que nadie puede darte: sólo la integridad y la
honestidad te llevará por completo a la otra orilla. Nadie puede darte la fuerza de
carácter necesaria para la experiencia espiritual profunda que se convertirá en el
catalizador de la transformación evolutiva llamada ―iluminación‖. Sólo tú puedes
descubrir esa pasión que arde dentro con una integridad que no se conformará
con nada menos que la Verdad.

La iluminación no tiene nada que ver con los estados de consciencia. Que estés
en la consciencia del ego o en la consciencia de la unidad no es realmente la
cuestión. He conocido a muchas personas que tienen fácil acceso a estados
avanzados de consciencia. Aunque para algunas personas esto puede lograrse
fácilmente, también me doy cuenta de que muchas de estas personas no son más
libres que cualquier otra persona. Si no crees que el ego pueda existir en estados
muy avanzados de consciencia, te equivocas. La cuestión no es el estado de
consciencia, incluso los muy avanzados, sino el misterio despierto que es la
fuente de todos los estados de consciencia. Es incluso la fuente de la presencia y
del ser. Está más allá de toda percepción y toda experiencia. Yo lo llamo
―conciencia despierta‖ (1). Para averiguar que estás vacío de la vacuidad tienes
que morir en el misterio consciente, que es la fuente de toda existencia. Lo que
pasa es que ese misterio está enamorado de toda su manifestación y no
manifestación. Encuentras tu Ser dando un paso atrás fuera de ti mismo.

Adicción espiritual - Adyashanti

21:20:00

Una persona espiritual se puede volver adicta a subidones espirituales,


y de esa forma se pierde la experiencia de la Verdad.
La adicción espiritual aparece cuando sucede algo estupendo
y lo sientes igual que si estuvieses bajo el efecto de una fuerte droga.

En cuanto lo obtienes deseas más.


No hay droga más potente que la experiencia espiritual.
El componente intelectual de esta adicción te
hace creer que si tuvieses suficientes experiencias de este tipo,
te sentirías bien todo el tiempo.

Una persona espiritual está convencida de que no tiene ningún problema,


cree que su ebriedad es distinta de las demás y opina que la solución
reside en seguir espiritualmente ebrio permanentemente...
Este problema perdurará mientras una parte de tí siga esperando
el subidón de la experiencia... Te sientes genial durante un breve período
de tiempo y después experimentas la reacción contraria...

Cuando estas experiencias de subidones y bajones se suceden durante


un tiempo suficientemente largo, empiezas a entender que la experiencia
del subidón no es más que un péndulo al que le sigue un bajón...
Éste es el movimiento del buscador, pero también es el movimiento del yo,
pues siempre está interesado en las reacciones opuestas y en las iguales,
y siempre está intentando mantener una experiencia y evitando otras...
Mientras la identidad siga ligada a este movimiento, aunque estés en un
subidón espiritual que te parezca muy noble, nunca llegarás a ser libre.
Así no podrás ser libre, pues no podrás mantener la experiencia.
Por su propia naturaleza, la libertad no tiene nada que ver con el mantenimiento
de una experiencia concreta, pues la naturaleza de la experiencia
reside en el movimiento... El yo personal cree que cuando se siente mejor está
más
cerca de su verdadera naturaleza y que cuando se siente mal está más lejos

....La naturaleza de la experiencia consiste en cambiar


o agitarse como las olas del mar. Se supone que eso es lo que debe hacer.
La identidad empieza a salir del "yo", del buscador, para perseguir alguna
experiencia en particular, hasta que llega, precisamente, a esto. Precisamente a
esto.

El centro está siempre aquí mismo. El centro ha estado aquí desde siempre.
El buscador era el único que insistía en intentar llegar al centro
de la experiencia espiritual del subidón... Aunque tu experiencia emocional
o psicológica sea muy ordinaria, infeliz o extraordinaria, el centro seguirá
estando aquí mismo. Y sólo desde aquí podrás empezar a asimilar que
todo es una expresión del centro. Todo. Ninguna expresión es más auténtica que
otra,
pues en su centro no existe buscador alguno. Aquí mismo no hay nada.
Todo es Uno.

Descubrirás que en ese centro no hay ningun yo.


Sin ese yo en el centro, nadie puede juzgar si una experiencia determinada
es la adecuada o si es espiritual... Todo es una expresión de ese centro y
no hay nada separado de él. ...Cuando veas que el centro está vacío y que
no contiene a nadie intentando ser otra cosa, te darás cuenta de que es
mucho mejor que el mayor subidón espiritual.
La verdad es igual de agradable, pero infinitamente más libre.

Adyashanti.

LA INFINITA LISTA MENTAL DE COSAS-POR-HACER , nirmala


La mente tiende a etiquetar todo como malo o un problema. Si nos despertamos
tiesos en la mañana, la mente lo etiqueta como algo malo y luego se preocupa por
el envejecimiento. Si nos enteramos de que seremos despedidos de nuestro
empleo, la mente inmediatamente concluye lo peor y se preocupa por el futuro.
Incluso si algo bueno sucede, la mente busca la posible desventaja o se preocupa
por perder lo recién obtenido. La mente considera que su trabajo es rechazar los
sucesos del presente con el fin de sacar lo mejor del futuro. La lógica es que si
estamos felices en el ahora, no haremos nada para alcanzar cosas mejores. Así
que buscamos lo negativo para poder determinar qué pasos tomar para mejorar.
Esto mantiene la mente muy ocupada y nos deja con una sensación permanente
de carencia y de no estar completos. Debido a que siempre hay algo sucediendo
que podría ser etiquetado como malo, siempre hay algo de arreglar o mejorar.
Como resultado, llevamos en nuestra mente una siempre-creciente lista de cosas
por hacer. Sentimos la necesidad de mejorar nuestras dietas, nuestra apariencia,
nuestras finanzas, salud, relaciones y nuestra carrera. De modo más inmediato,
tenemos la necesidad de cambiar como nos sentimos cuando experimentamos
una fuerte emoción o sensación. Incluso tenemos una lista de cosas por hacer
para lograr ser mejores espiritualmente: Debo ser más consciente o presente.
Necesito ser menos crítico. Necesito encontrar un propósito en mi vida. Debo ser
más intuitivo y más compasivo. Necesito tener una experiencia más profunda de
Plenitud. Las enseñanzas espirituales son primordialmente descripciones de
nuestra verdadera naturaleza y afirman que ya somos lo que buscamos; aun así
los buscadores espirituales muchas veces recurren a tales enseñanzas en espera
de hallar prescripciones para alcanzar una mejor realidad. Los buscadores
espirituales no necesariamente 8 ESO ES ESO buscan la verdad, sino una lista
más espiritual de cosas-por-hacer. Incluso cuando se les dice que la consciencia
es todo lo que existe y que la vida ya es amorosa y perfecta, ellos quieren una
lista de pasos a seguir para sentir ese amor y perfección con más frecuencia. Una
pregunta sencilla puede modificar esta tendencia de sentir que necesitamos
arreglar o mejorar el momento: ¿En realidad es tan malo este momento? ¿Hay
algo realmente presente ahora mismo que sea un problema? ¿Qué tal si sentirme
tieso en la mañana no es tan malo, sino solamente una sensación particular? ¿Qué
tal si sentirme tieso está bien? Podemos hacer la misma pregunta sobre cualquier
vivencia: ¿Es la tristeza una mala sensación? ¿Es la confusión una mala
sensación? ¿Es la falta de dinero realmente un problema en este momento? ¿Es la
pérdida de un empleo o una relación realmente un problema en este momento?
En este momento, nunca existe en realidad un problema, solo ideas e historias
sobre un problema. Este tipo de cuestionamiento produce un efecto contrario al
de añadir cosas a nuestra lista de pendientes. Puede reducir la sensación de tener
que actuar en reacción a la actualidad. Incluso cuando necesita hacer algo
pendiente, cuestionar las conclusiones mentales puede poner en perspectiva la
necesidad de hacer. Además reducirá la sensación de estar abrumado, creada por
la infinita letanía de problemas imaginarios y la infinita lista mental de cosas que
pensamos debemos hacer en relación a ellos. Más importante aún, preguntar qué
es real sobre este momento preciso puede ponernos en contacto con la belleza y
el milagro que están siempre presentes en este misterio llamado vida. No hay
nada problemático o malo en el aquí y ahora, al contrario hay una profundidad y
riqueza infinita por descubrir en el momento presente. Todo lo que en realidad
importa, como la paz, alegría, satisfacción, conexión y el amor, lo encuentra en el
aquí y ahora, solamente en este instante. Para sentir esta plenitud y maravilla,
solo debemos poner en duda la idea de Estar en el momento presente 9 que la
paz, alegría, satisfacción y el amor no estén ya aquí y ahora, luego observar a ver
si lo están. ¿Hay paz presente en éste momento? ¿Hay algo de amor en este
momento? ¿Cómo se siente esa paz? ¿Cuál es la naturaleza de ese amor que está
aquí ahora? Hacer este tipo de preguntas es lo único que necesita para ponerse en
contacto con la maravillosa riqueza del momento presente. Y no hay nada que
debemos ―hacer‖ sobre ello.

Rupert: La adicción de cualquier tipo, ya sea la conducta sexual


inapropiada, el alcohol, las drogas, el tabaquismo o cualquier forma más
leve de comportamiento, siempre tiene su origen en la creencia y, lo que
es más importante, en la sensación de estar separados, limitados y
localizados.
La forma más común en la que esta creencia y sensación de separación
se manifiesta es en el sutil o no tan sutil rechazo de la situación de este
momento ― es decir, "no me agrada lo que está ocurriendo" y "quiero
algo diferente a lo que está ocurriendo".
Estas dos actitudes ―tradicionalmente referidas como miedo y deseo―
son las dos caras del aparente yo separado. Son dos de las formas más
comunes de "resistencia a lo que es". En otras palabras, "la aparente
entidad separada", la "resistencia a lo que es", y "la búsqueda de la
felicidad" a través de diversos objetos, sustancias o experiencias, son
sinónimos.
Estos tres estados son, de hecho, uno y el mismo estado y también
podría llamarse "ignorancia" o "ignorar la verdadera naturaleza de la
experiencia". Por lo tanto, "la aparente entidad separada", la "resistencia
a lo que es", y "la búsqueda de la felicidad" son incompatibles con la
comprensión experiencial de la naturaleza no-dual de la experiencia.
Has visto esto claramente y es este "ver" lo que te permite evitar la
trampa del pseudo Advaita que con razón has diagnosticado. Por lo
tanto, vayamos al origen de esta "resistencia a lo que es", porque si
comenzamos en cualquier otro lugar, por ejemplo, si comenzamos con
una causa secundaria, no llegaríamos a la raíz del problema y, tarde o
temprano, nuestra búsqueda volverá a aparecer, a menudo en una forma
más virulenta. De hecho, el término "adicción" se utiliza precisamente
para describir esta forma más virulenta de búsqueda que se ha
convertido en crónica y destructiva.
El origen de la "resistencia a lo que es", es la creencia de que lo que
somos, la Conciencia, está limitada y localizada dentro de un cuerpo.
Esta identificación imaginaria de nuestro Yo con un objeto limitado
(que, después de ser investigado resulta, en sí, ser imaginario) crea una
entidad aparente. El "Yo" real de la Consciencia parece convertirse en el
"yo" limitado de la entidad separada imaginada. Es decir, pensamos y
sentimos que somos un cuerpo.
Esta aparente entidad, aparentemente hecha de un objeto intermitente es,
por definición, inestable y siempre está amenazada por el cambio y la
desaparición. De ahí el miedo que reside en su corazón y su corolario
natural, el deseo.
El miedo viene del presentimiento de que cuando esta sensación
intermitente (la forma en la que el cuerpo está apareciendo en este
momento) desaparece, "yo" desapareceré con él. Y el deseo viene de la
aparente necesidad de sustentar esta entidad fugaz que creemos y
sentimos que somos, para perpetuar su aparente existencia.
Para empezar, este miedo y deseo se manifiestan en las formas más
inocuas de conducta, la más común es el pensamiento innecesario, la
charla o el comentario casi constante con el que la mayoría de nosotros
estamos familiarizados.
Este comentario inocuo es la forma más simple de "rechazo a lo que es".
Es la charla de fondo repetitiva que asegura que la atención se desvíe
casi siempre de "lo que es". Esta es la adicción primaria.
"Lo que es" se considera demasiado aburrido, llano y sin incidentes
como para ser digno de atención y el pensamiento ofrece un mundo de
sueño alternativo hacia el que podemos escapar del sopor o incomodidad
del momento.
Una mirada honesta a nuestro pensamiento mostrará que la mayor parte
de éste no sirve para ningún propósito práctico, inteligente o creativo. Es
simplemente una especie de relleno que sirve para distraer la atención
del aburrimiento de "lo que es".
La gran mayoría de nuestros pensamientos sobre el pasado y el futuro
solo sirven para legitimar y perpetuar este tipo de pensamiento. Sin
embargo, precisamente porque este tipo de pensamiento se considera
inofensivo (en el sentido de que no tiene ningún efecto perjudicial sobre
el cuerpo o sobre la sociedad), pasa, en gran medida, desapercibido, y de
hecho es fomentado por nuestra cultura en general.
Por esta razón, es la forma más común y efectiva de adicción en la que
casi todo el mundo se encuentra involucrado, generalmente sin saberlo.
Y en eso radica su eficiencia al mantener vivo el sentido de separación.
Por lo tanto, es el refugio perfecto para el yo aparentemente separado.
Sin embargo, a medida que crecemos, este pensamiento sutil deja de ser
suficiente para mantener a raya la ansiedad, el mal-estar y la
incomodidad del sentido de separación y comenzamos a recurrir a
formas más poderosas de evasión.
Estas formas más poderosas de evasión son las formas comunes de
adicción con las que estamos familiarizados: el trabajo excesivo, el
comer excesivo, la actividad excesiva, la adicción al dinero, el uso
excesivo de la televisión, el consumo excesivo de alcohol, el
tabaquismo, las drogas, la pornografía, etc. etc.
Todas estas formas son simplemente estrategias de evasión ― evasión
de "lo que es", evasión de "esto". Evasión del "ahora". Son refugios
familiares del sentido de un yo separado.
La sociedad traza una línea basada en si la actividad adictiva en cuestión
es un peligro inmediato en sí misma, en cuanto a la legitimidad de cada
una de estas actividades, de este modo tolera unas y condena otras. Sin
embargo, desde el punto de vista de la ignorancia, todas son
simplemente estrategias de evasión y negación. De hecho, cada una es
simplemente una variación de la evasión raíz ― el pensar incesante que
gira en torno al pensamiento "yo".
Si abordamos honestamente, como tú lo has hecho, nuestra experiencia,
siempre encontraremos este pensamiento y su contrapartida más
profunda en nuestros sentimientos a nivel del cuerpo, por debajo o por
detrás de todas las formas subsiguientes de adicción.
Todo comienza con "yo", el cuerpo. Esa es la raíz de todo el sufrimiento
que nuestras adicciones buscan aliviar.
Si la sociedad condena una forma de adicción más que otra, por
cualquier razón, podemos ser persuadidos a cambiar el rumbo, pero en
nuestros corazones este fuego de incomodidad, de evasión y rechazo, y
su inevitable contrapartida en la búsqueda de la felicidad (que es otro
nombre para la adicción) continuará. Y no descansaremos realmente
hasta que hayamos llegado a la raíz del asunto. Llegar a la raíz del
asunto significa ir a la fuente del aparente "yo" separado, no solo a la
creencia del "yo" separado, sino, lo que es más importante, al
sentimiento de ello.
Solo cuando todo el mecanismo del aparente yo separado ha sido visto
claramente en toda su sutileza, estamos libres de ello, es decir, la
Conciencia se sitúa "conscientemente" en y como Sí misma, sin ser
aparentemente ocultada por la creencia y la sensación de separación.
No es suficiente, como has descubierto, agregar una capa de "En fin,
todo es igualmente una expresión de la Conciencia y por lo tanto nada
importa" sobre nuestras creencias y sentimientos. Este tipo de
pensamiento superficial es uno de los refugios más seguros para el
aparente yo separado en aquellos que han añadido una capa de
espiritualidad a su persona.
El sentido de separación es un maestro a la hora de adueñarse de
cualquier cosa para sus propios propósitos de auto-validación y
justificación, y la espiritualidad superficial es una de sus formas más
difíciles de detectar. De ahí la nueva religión de la no-dualidad.
Sin embargo, este no es tu caso. Tú has visto clara y honestamente que
la adicción, en este caso la pornografía y el sexo, es síntoma de un
malestar más profundo y sutil, el del yo separado.
Has visto que los intentos de la mente para justificar este
comportamiento con argumentos no-dualistas convincentes y
aparentemente irrefutables no son expresiones de verdadera
comprensión, sino más bien los intentos de la mente de manipular y
apropiarse de la enseñanza no-dual para validar sus adicciones.
En este sentido, tu análisis de la pseudo lógica de la mente y tu
observación del proceso del impulso, la acción, la culpabilidad y la
justificación son acertados.
Entonces, ¿qué hacer?
Ir al meollo de la cuestión: el aparente yo separado y la aparente
ocultación de la Conciencia, son la misma cosa.
Explóralos a nivel de la mente, es decir, las creencias que tenemos que
parecen apoyar la existencia de un yo separado. Tienes una buena mente.
Úsala para explorar tu experiencia y saca tus propias conclusiones. Date
cuenta de que no hay absolutamente ninguna evidencia experiencial para
tal creencia.
Esta convicción iniciará una exploración mucho más profunda del
sentido de separación a nivel de los sentimientos, que es la verdadera
morada del yo aparente.
He hablado y escrito mucho acerca de esta exploración más profunda y
este no es el lugar para abordarlo en detalle. Basta con decir que, sin esta
exploración más profunda, la no-dualidad sigue siendo, en la mayoría de
los casos, una creencia y, como resultado, la paz y la felicidad inherentes
a la verdadera comprensión no-dual seguirán siendo difíciles de alcanzar
e inevitablemente generará más episodios de búsqueda.
La buena noticia acerca de la adicción a la pornografía, en contraste con
el alcohol, el tabaco y las drogas, es que la adicción es principalmente a
nivel de los pensamientos y sentimientos y no tiene un efecto duradero
en el cuerpo que, en el caso de la bebida, el tabaco y las drogas, es a
menudo irreparable o, por lo menos, dura mucho tiempo después de que
el impulso para satisfacerlas haya sido disuelto.
Dicho esto, y para facilitar lo anterior, también recomendaría una simple
"disciplina" física: Cada vez que sientas el impulso de ver pornografía,
solo haz una pausa. Incluso si, para empezar, es solo por medio minuto,
pon un poco de espacio entre tú y la satisfacción del impulso. A medida
que pasa el tiempo, este período puede extenderse hasta que te
encuentres siempre a ti mismo como este espacio, por así decirlo.
Sin embargo, no esperes que este espacio sea pacífico en un principio ―
¡Probablemente no lo será! Lo más probable es que el impulso (que es,
de hecho, la cara desnuda del yo separado, el "yo" separado en su forma
cruda) al descubrir que no es aliviado, probablemente se mostrará con
toda su fuerza. Se rebelará.
Mantente atento no solo a los pensamientos que tratarán de persuadirte
de que tus impulsos están perfectamente bien, que solo lo harás una vez
más, que todo es una expresión de la Conciencia, que no hay nadie
haciendo nada, etc., etc., sino más importante aún a todos los
sentimientos incómodos que surgen en el cuerpo, exigiendo que se haga
algo al respecto para ser aliviado.
Observa que todos los pensamientos giran en torno a una entidad
separada que, cuando es buscada, se descubre que no existe. En la
mayoría de los casos es necesario llevar a cabo esta investigación a un
nivel racional muy minucioso, con el fin de llegar a esta convicción.
Si esta convicción no ha sido alcanzada, el "yo" aparentemente separado
seguirá estando muy vivo en tus pensamientos y como resultado no
sentirás la determinación de explorar tus sentimientos completametne.
Aliviado de los pensamientos que aparentan justificar la existencia de
una entidad separada, los sentimientos quedan expuestos como lo que
son ― puras sensaciones corporales.
Estas sensaciones corporales son, de hecho, neutras. Solo adquieren su
aparente negatividad (y por lo tanto su necesidad de evitarse con un
comportamiento adictivo) cuando se combinan con la creencia en un yo
separado. Despojadas de esta creencia son vistas por lo que son,
sensaciones corporales inocuas que, como tales, no tienen ningún poder
sobre nosotros, es decir, ningún poder para hacernos actuar a su favor.
Lo único que el yo aparente y su séquito de actividad estratégica no
pueden soportar es que sean vistos claramente. Puede haber, y
probablemente habrá una tremenda resistencia tanto en tus pensamientos
como en tu cuerpo hacia este suave y nada intrusivo, pero firme enfoque.
Sin embargo, una vez que el mecanismo del yo separado, tanto a nivel
de la mente como a nivel del cuerpo, ha sido realmente visto, su
fundamento se viene abajo y es solo cuestión de tiempo que los patrones
de comportamiento que dependían de su aparente existencia para su
supervivencia, disminuyan y desaparezcan.
Dicho esto, estas adicciones son muy poderosas y en la mayoría de los
casos este enfoque exploratorio profundo se facilita mejor durante un
período de tiempo con alguien cuya paz y comprensión estén bien
establecidos.
Al final, no es la exploración la que facilita la paz y la comprensión, sino
más bien son la paz y la comprensión las que permiten que la
investigación y la exploración se desplieguen y paulatinamente, en la
mayoría de los casos, se reabsorba, por así decirlo, el yo aparentemente
separado y todos sus patrones de pensar, sentir y actuar, de nuevo en sí
mismo.
Una última cosa: mientras estamos permitiendo que surjan estos
pensamientos y, lo que es más importante, los sentimientos incómodos,
es importante no tener ningún plan sutil de acción con ellos, no "hacer
esto" para "deshacernos de ellos". Eso sería más de lo mismo.
Solo permite que toda esta panoplia de pensamientos y sentimientos se
desplieguen en tu permisiva e indiferente presencia. Con el tiempo, su
ferocidad se apagará, revelando capas cada vez más sutiles de
pensamiento y sentimiento a favor de una entidad separada, hasta que
llegues al diminuto, casi inocuo pensamiento de fondo sobre el que
hablábamos antes.
Este es el sentido de separación, el "ego", en su forma aparentemente
más suave y menos detectable. Sé muy sensible a esto. Sé sensible a la
"evitación de lo que es" en sus formas más sutiles. ¡Este es el tierno y
travieso bebé que más tarde se convierte en un monstruo!
Conforme pasa el tiempo nos volvemos más y más sensibles y vemos
cuánto de nuestro pensamiento y sentimiento, sin mencionar nuestras
actividades, se genera con el único propósito de evitar lo que es, de
evitar el "esto" y el "ahora".
Es este permitir todas las cosas, abiertamente, sin juicio, sin rechazo, lo
que, con el tiempo, restaura el "yo" en el lugar que le corresponde, en el
asiento de la Conciencia y que, como corolario natural de esta
permanencia en y como nuestro verdadero Ser, suavemente realinea
nuestros pensamientos, sentimientos y actividades con la paz y felicidad
que es inherente en Ella.

Jeff Foster, la futilidad de la busqueda


Se supone que hay un largo trecho en el camino de la búsqueda espiritual, hacia
esa ansiada liberación. Sin embargo, Jeff Foster, autor de Más allá del
despertar, lo pone en duda. En este breve fragmento del libro describe lo que
siempre ha estado ahí como el verdadero milagro, aunque no nos diésemos
cuenta.

La búsqueda espiritual sólo puede conducir a la frustración, porque lo que se


busca es idéntico a lo que está buscando. Queremos poner fin a la búsqueda
ignorando la deslumbrante evidencia de que toda búsqueda implica la
existencia de algo que debe ser encontrado. En esa creencia, de hecho,
descansa toda búsqueda.
Pero esa creencia, en realidad, es la misma búsqueda. ¿No es sorprendente
que esa búsqueda perdure toda la vida?

Y con la búsqueda llega la identificación con ―el que busca‖. Toda búsqueda
implica un buscador. Pero buscando el final del buscador, el buscador ignora la
evidencia de que el ―problema‖ reside en la búsqueda, porque toda búsqueda
implica que ahora hay algo equivocado. La búsqueda implica una resistencia a
lo que es, una resistencia que es idéntica al yo, a ―mí‖.

La búsqueda implica un futuro en el que el buscador acabe desapareciendo. Y


entonces se busca desesperadamente esa e istencia futura del buscador libre.
Pero, mientras e ista búsqueda, habrá un ―yo‖ que busque, que es
precisamente lo que la búsqueda pretende finalizar. Pero el que busca y el
que se supone que ―ve a través‖ están presentes ahora mismo, en este mismo
instante, como pensamiento. sa es, de hecho, la única realidad que tiene la
persona. Y, aun en el caso de que Esto es todo lo que hay y no es necesario
futuro alguno para ―ver a través de ello‖ ni para ―realizarlo‖. La misma
búsqueda es, de hecho, la que implica que esto no está todo aquí y de que hay
algo más. La búsqueda es la negación de la presencia absolutamente sencilla
y evidente que es idéntica a este momento.

Pero nosotros seguimos empeñados en la búsqueda, esperando el día en que


seamos como esos tipos iluminados que hablan y hablan de la paz, del amor,
de la alegría y del final del sufrimiento, y que nos brindan un camino que
seguir.

Pero la paz, el amor y la alegría ya están aquí, ahora mismo, La paz, el amor
y la alegría son muy simples.
Y se presentan como:

El goteo del grifo.


El zumbido de la lavadora.

Los pensamientos que aparecen.

ste es el milagro que tanto nos hemos esforzado en buscar a lo largo de toda
nuestra vida... y que siempre ha estado delante de nuestras narices.
Lo único que el buscador ve es su propio mundo, foster
Jeff Foster, autor de Una ausencia muy presente, pone en duda que la búsqueda
espiritual del despertar o la liberación sean algo realizable. Describe este anhelo
a través de la figura del buscador, cuya búsqueda le dejará, inevitablemente,
dentro de su propio mundo (aunque este tenga infinidad de caminos). En lo que
Foster denomina como el ―mundo onírico‖ es donde e isten las relaciones entre
maestro y discípulo que, según él, intentan enseñar algo que no puede ser
mostrado. Solo cuando la figura del que busca se diluye junto al objeto que
persigue lograremos, en cierto modo, asentarnos en lo que ha estado aquí desde
el mismo comienzo.

Lo único que el buscador ve es su propio mundo.

Y dentro de ese mundo, el buscador oye hablar del despertar, de la liberación


o de cualquier otra cosa parecida. Y entonces empieza a buscarlo dentro de su
mundo.

Dentro del mundo del buscador todo es posible. Dentro del mundo del
buscador hay un millón de caminos, procesos, prácticas y objetivos
espirituales diferentes. Un millón de cosas que hacer y un millón de cosas
que ofrecer. Dentro del mundo del buscador buscas la iluminación, buscas la
liberación y buscas cualquier tipo de transformación energética. Dentro del
mundo del buscador puedes ir a reuniones y escuchar hablar de eventos
futuros que pueden ocurrirte o no. se es un mundo lleno de creencias, un
mundo lleno de conceptos de segunda mano transmitidos por personas
bienintencionadas que creen a pies juntillas lo que dicen.

Pero la liberación no es algo que el buscador pueda encontrar en su mundo.


La li i i i i
i i . Y la desaparición del buscador y de
su mundo va acompañada de la zambullida en algo mucho más misterioso,
vibrante y vivo que cualquier concepto de segunda mano que alguien pueda
jamás prometernos.

En el mismo momento en que empezamos a hablar de esa zambullida, caemos


de nuevo en el lenguaje del buscador y del mundo. Pero ése es el único
lenguaje que tenemos. Toda enseñanza se mueve dentro del reino del
buscador y de su mundo (al que, hablando de manera global, podríamos
denominar ―mundo onírico‖). Pero aun estas palabras, del mismo modo que
las palabras pronunciadas en mis encuentros, se mueven dentro del mundo
del sueño, motivo por el cual siempre puntualizo que, en el mismo instante en
que lo menciono, deja simplemente de ser cierto. En el mismo instante en que
hablo de esto, lo convierto en algo, en algo propio del mundo onírico, en algo
a lo que el buscador, en un intento de comprensión, pueda aferrarse. Es,
desde otra perspectiva, un intento de convertirlo en algo que pueda alcanzarse
en el futuro.

Si quieres hablar de la no-dualidad también, en cierto sentido, estás


condenado. Debes ser lo suficientemente humilde como para admitir que
jamás podrás e presar esto y que hasta la idea de una comunicación no-
dualista ―perfecta‖ –si es que tal cosa es posible– permanece total y
completamente dentro del mundo onírico.

Todo, en este mundo onírico, se mantiene en un estado de equilibrio perfecto.


La persona deprimida encuentra, vaya adonde vaya, un mundo deprimente; la
persona temerosa también encuentra, vaya adonde vaya, un mundo temible, y el
buscador siempre encontrará maestros que nutran y alimenten su búsqueda.

De hecho, el maestro necesita tanto al discípulo como éste le necesita a él. El


discípulo desempeña, en el mundo del maestro, una función semejante a la
que el maestro cumple en el mundo del discípulo. umple con una necesidad.
fin de cuentas, el maestro no puede conocerse a sí mismo como tal a menos
que, de algún modo, utilice al discípulo para crear y mantener esa
identificación. Por ello se aferran uno a otro con tanta intensidad.

En el mun
alguien en lugar de nadie, en el intento de que nuestra vida funcione, siempre
tropezamos con nuestro propio reflejo.

¡Son tantas las cosas que nos prometen los maestros! Nos prometen un evento
futuro llamado iluminación, despertar o algún tipo de cambio o modificación
de la percepción que jamás podemos obtener ni dejar de obtener.

No obstante, con la desaparición de la crispación sobre uno mismo –y de la


correlativa contracción del espacio del mundo en que se mueven maestros y
enseñanzas– se pone de manifiesto una gracia que no tiene nada que ver con
acontecimientos futuros, con experiencias espirituales, con cambios
perceptivos, con transformaciones de conciencia o con cualquier cosa que los
maestros del sueño puedan ofrecernos. Y eso es sorprendentemente ordinario,
tan ordinario como tomarse una taza de té y comer pescado con patatas fritas.
Pero aquí no hay nadie tomándose una taza de té ni comiendo pescado con
patatas fritas. sencillamente se bebe una taza de té y se come pescado con
patatas fritas. Es como si la taza de té se bebiera a sí misma y el pescado con
patatas fritas se comiese a sí mismo. Esto es lo más pró imo a la verdad que
podemos decir con palabras.

Está completamente más allá de lo que podríamos esperar. Y no es algo que


aparezca de nuevo, sino la revelación de algo que ya estaba ahí, de algo que,
por más oculto que parezca, se hallaba siempre delante de nosotros. La vida
ordinaria siempre ha estado revelándonos sus secretos. El pescado con patatas
fritas y la taza de té –y también, por supuesto, la mierda de perro que acabamos
de pisar– siempre han sido guiños del amado invitándonos a volver a casa.

Pero todo eso no se limita a ser una comprensión meramente intelectual.


astaría, si tal fuera el caso, con que cambiásemos nuestros pensamientos de
―no es esto‖ a ―es esto‖ o de ―no estoy despierto‖ a ―estoy despierto‖. Dentro
del mundo onírico, sin embargo, puede resultar e traordinario cambiar de
pensamientos. ¡es mucho mejor, si vamos a dormir, tener un sueño feliz! ¡Y
también es mucho mejor, si vamos a soñar, pensar positivamente que pensar
negativamente! P

P
vamos a hablar de algo que trasciende por completo todo eso, d
.
―No hay nadie‖ y ―hay alguien‖ son, de hecho, afirmaciones igualmente
equivocadas. Y lo mismo podríamos decir con respecto a ―hay elección‖ y
―no hay elección‖. Dentro del mundo del sueño, esos pares de opuestos
emergen y se desvanecen simultáneamente. Pero ninguno de ellos puede
llevarnos a donde realmente queremos ir, es decir, a nuestra propia ausencia.
Más allá de los opuestos de la crispación sobre uno mismo se encuentra la
gracia, la sorpresa que siempre resplandece. Y sólo por ella, de hecho, la
contracción en uno mismo parece manifestarse. El ser desempeña todos los
papeles, incluido el papel de quien parece ignorar el ser. sa es la sorprendente
revelación... una revelación que, no obstante, se despliega ante nadie.

La persona siempre ha estado, sin darse siquiera cuenta de ello, encarcelada


dentro de su mundo. ¡e imaginaba erróneamente que, dentro de ese mundo,
podía encontrar la libertad! Sin embargo, con la desaparición de la persona y
de su mundo no queda nadie para ser encarcelado. Lo único que queda es lo
que es. La nada siéndolo todo. Sólo esto... y aun eso sería decir demasiado.

Lo único que realmente podemos hacer es tratar de apuntar a esto lo más


clara y sinceramente que podamos y utilizar las palabras para ir más allá de
las palabras. Pero, en el mundo onírico, la discusión continúa en los
siguientes términos:

¡Mi maestro mi enseñanza es mejor que el tuyo la tuya! . ¡La maestra es


muy dualista, porque insiste en dar una práctica espiritual, lo que significa
que todavía ve personas separadas! .
El maestro Y enseña e clusivamente desde el intelecto! . ¡El maestro z
utiliza la palabra "yo", lo que significa que no está liberado!».

¡Te sorprenderías de las veces que escucho este tipo de comentarios!

Es cierto que, en el mundo onírico, algunos de estos argumentos pueden tener


cierta validez. Pero también lo es que, en el fondo, todos están equivocados,
porque nadie puede enseñar esto. No hay personas iluminadas ni personas
despiertas. Nadie ha alcanzado jamás la liberación, porque no hay personas.
La persona es un espejismo. Nadie posee esta libertad.

Y esto es, precisamente, lo más hermoso. Estamos hablando de algo


completamente libre, de algo que continuamente se halla frente a nosotros, de
algo a lo que siempre tenemos un acceso incondicional. Y, cuando realmente
escuchamos este mensaje, cuando la búsqueda se desvanece y la contracción
en uno mismo se relaja, lo que estas palabras señalan se revela con una
claridad absoluta y el juego ―mi-enseñanza-o-mi- maestro-es-mejor-que tu-
maestro-o-tu-enseñanza‖ se revela como lo que siempre fue, un juego
intelectual, una batalla de egos, una distracción de lo que, para este
personaje, siempre ha estado en el mismo corazón de este mensaje, el amor
incondicional y su revelación y e presión.

Más allá de los inútiles intentos realizados por el personaje para transmitir y
defender este mensaje, una intimidad que, pese a ser desmesurada, es
completamente ordinaria, yace, desde el mismo comienzo, en segundo plano,
susurrándonos quedamente que todo está bien y que no hay nada que
defender... nada que defender... nada que defender».

La búsqueda espiritual

por Jeff Foster

En cierto sentido, todos tenemos la sensación de que hay algo más allá.
Algo más allá del ir y venir de las cosas, más allá de quien creemos que
somos, más allá del interminable ciclo de la vida y la muerte, más allá de
nuestros logros, de nuestros nombres. Más allá de todos los "más allá",
existe la sensación de unidad, de Unicidad, de plenitud.
De pequeños, cuando aún somos bebés, todavía no estamos desligados
de la vida y existe en nosotros una inocencia, un sentirnos maravillados
ante el mundo, como una sensación muy viva, muy evidente. Pero, por
alguna razón, cuando somos adultos perdemos esa inocencia, esa
sensación de estar completamente presentes, plenamente vinculados a lo
que está sucediendo en ese momento, sea lo que sea. Nos volvemos muy
rígidos, muy pesados, nos empachamos de conocimientos, de
remordimientos, de ansiedad por el futuro. Nos sentimos desligados de
la vida. Caemos presos de la dualidad. Hablamos en términos de "mi
vida y yo", "mi pasado y yo", "mis objetivos y yo", como si hubiera algo
que nos separara de esas cosas. A diferencia del recién nacido, tenemos
una idea fija de quiénes somos. La vida, tal y como es, ya no nos
sorprende. Dejamos de jugar. Nos convertimos en unas criaturas muy
complejas.
Hoy no hablaremos de ningún mensaje nuevo, sino de un mensaje que se
encuentra por todas partes. Todas las religiones y las tradiciones
espirituales, en el fondo, hacen referencia a esta Unidad ―a esta
Unicidad― y la llaman Dios, o Espíritu, o Energía, o incluso pueden
negarse a hablar o a pensar en ella.
Si has llegado hasta este punto es porque sabes qué quieren decir estas
palabras. ¡Y cómo no lo vas a saber si no se trata de nada distinto de lo
que tú eres!
No obstante, nos perdemos mucho en nuestra búsqueda, ¿no creéis?
Tanto en nuestra búsqueda espiritual como en la búsqueda material. La
mente nunca deja de buscar algo más. Nunca acabamos de sentirnos
satisfechos con lo que hay, con lo que sucede en este momento. Como
nunca nos basta con eso, intentamos recuperar esa sensación de Unidad
de mil formas porque estamos convencidos de que la hemos perdido por
el camino.
Como todos hemos sido recién nacidos en algún momento, todos hemos
saboreado esa sencillez, esa libertad. Por eso, intentamos recobrarla (aun
sin darnos cuenta de que lo estamos haciendo) meditando,
entregándonos a nuestra profesión, dándonos a la bebida o al consumo
de drogas para olvidamos de nosotros mismos, leyendo libros
espirituales y de autoayuda, enamorándonos y desenamorándonos, o
gastándonos el dinero en cosas que realmente no necesitamos.
Nos pasamos la vida intentando que todo vuelva a su ser. Eso es lo que
realmente queremos: regresar a la esencia, sencillamente, regresar a la
esencia.
Hoy estamos hablando de la posibilidad de que nunca nos hayamos
apartado realmente de esa esencia, de la posibilidad de que esa sensación
de ser un individuo distinto de todos los demás no sea más que un
espejismo, y de la posibilidad de que ese espejismo desaparezca. Cuando
ese espejismo desaparece, se ve, con absoluta claridad, que lo que queda
es Unidad. Sí, se ve que todo es eso. No existe nada que no sea la
Unidad. ¡De lo contrario, no sería Unidad!
Se puede ver con claridad que nuestra búsqueda no es más que un juego
en el que la Unidad juega consigo misma al intentar encontrarse a sí
misma ― la ola que intenta convertirse en mar. No es más que un juego
inofensivo: el entretenimiento cósmico. Cuando se ve Esto, nos puede
dar un ataque de risa. Una vez visto, Esto se libera.
No es extraño que nuestra desesperada búsqueda de Unidad sólo nos
aporte frustración y decepción, una sensación de no acabar de
conseguirlo, de no acabar de ser uno mismo, de no acabar de sentimos
plenos. Esto se debe a que, al esforzarnos
por encontrar eso, alimentamos la sensación de separación, la sensación
de que no acabamos de llegar a la meta, lo cual constituye un círculo
vicioso.
Por tanto, hoy no vamos a aprender ninguna práctica nueva. Esto no es
más que una descripción de lo que ya existe, de lo que está sucediendo
ahora mismo. ¡Pero la pobre mente no consigue darse cuenta! ¡No
conseguimos verlo! ¡Lógico! ¿Cómo lo vas a ver tú? ¡Si tú (ese
individuo que cree estar separado de la Totalidad) no existes! ¡Tú no
eres más que un pensamiento que está brotando ahora mismo, que
brota en Esto!
Hoy no hablamos de palabras. Podríamos perdernos en palabras y
conceptos. Sin embargo, no nos vamos a dedicar, ni hoy ni nunca, a
hablar de conceptos, aunque no pase nada por entretenerse con palabras
y conceptos porque también forman parte del juego de la Unidad. No
hace falta que rechacemos ni las palabras, ni los conceptos, ni las
prácticas espirituales. Sencillamente, señalamos la posibilidad de que
quizás ya haya Unidad justamente en el núcleo de las cosas (¿dónde iba
a estar si no?). Y, quizás, al ver eso, se desvanezcan las prácticas, así
como el esfuerzo y el anhelo de que se revele la claridad que se
encuentra más allá de la mente.
No se trata de una idea complicada que deba
comprenderse intelectualmente. No son necesarios nuevos conceptos ni
más conocimientos. ¡Ya tenemos suficiente con los conocimientos que
poseemos! Así que hoy no nos dedicaremos a hablar de palabras, ni a
comprenderlas, sino que esta reunión tratará de algo ―y por el mero
hecho de decirlo ya lo estamos convirtiendo en algo― que está
irremediablemente presente cuando cesa la búsqueda: una energía, algo
que se remueve por dentro. A simple vista, lo que sucede aquí es que un
grupo de personas se ha reunido en una sala para escuchar a una persona
que va a hablar de la no dualidad y del despertar espiritual.
Pero lo que de verdad está ocurriendo es completamente asombroso, y
es que la Unidad se ha reunido consigo misma... Y eso es lo que siempre
hace. Aquí lo único que hacemos es volver a recordarlo, volver a señalar
que, en el centro de tu vida, no existe ningún "tú" consistente; en eso
consiste el espejismo, la ilusión, la pesadumbre. Lo único que existe es
la vida que se vive a sí misma.
¡Pero para la mente esto es una herejía! La mente piensa: "¡Soy yo quien
lo controla todo! ¡Soy yo quien hace esto! ¡Soy yo la responsable de lo
que sucede!". Por tanto, este mensaje puede suponer toda una amenaza
para una mente aferrada a las ideas de opción y control. Sin embargo, la
libertad radica en que la vida se vive a sí misma. No somos seres
individuales sentados en una sala. Sólo existe una totalidad que
resplandece constantemente.
Algunas enseñanzas espirituales hablan del despertar, de la iluminación
o de la liberación, y pueden dar a entender que se trata de algo que se
puede conseguir con el paso del tiempo, de algo que se puede poseer.
Pero lo que Esto tiene de bonito es que es tan abierto, tan libre, que
ningún individuo puede poseerlo, ni lo puede capturar, ni lo puede tener.
Así de libre es.
La frustración que se siente durante la búsqueda espiritual es la
consecuencia de intentar captarlo, de capturar lo incapturable, lo que no
necesita ser capturado pues ya se está presentando a sí mismo. Y aun así,
en Esto, la interminable búsqueda de la mente puede durar todo el
tiempo necesario. En Esto, hasta la búsqueda está permitida.
La búsqueda tiene tanto de Unidad como cualquier otra cosa, y ése es el
secreto fundamental, ésa es la verdad. Podemos pasamos toda la vida
intentando llegar al final de nuestra búsqueda, intentando parar la mente,
pero lo cierto es que nunca ha sido necesario pararla. Eso es lo
que Esto tiene de bonito, que no hace falta parar nada. La Unidad lo
abarca todo, permite que todo continúe hasta que ya no puede continuar
más. A cierto nivel, ya se reconoce que esto es así. Todos hemos sido
recién nacidos. De hecho, seguimos siéndolo ―inocentes, completos―,
tan sólo llevamos un rato confundidos. En definitiva, no es algo que se
pueda comprender, por eso es tan libre. Por eso resulta tan bonito.

LA ESENCIA DEL DESPERTAR ESPIRITUAL

JEFF FOSTER

10/03/2019

Cuando el despertar ocurre, desaparece es el interés por mantener una


imagen constante llamada «yo». La imagen nunca podrá ser lo que
realmente eres.

LA ESENCIA DEL DESPERTAR

La búsqueda espiritual se basa en la asunción de que hay un yo que busca, pero


lo cierto es que el yo es sólo un pensamiento que ocurre en el momento
presente. Más allá del despertar es enfrentarse directamente con tu propia
ausencia; una ausencia que, paradójicamente, también es una presencia perfecta.

NO HAY NINGÚN DESTINO, SÓLO EL MOMENTO PRESENTE

Sólo hay ESTO; la presente escena de la película de tu vida. Sal de la historia


épica del tiempo y el espacio, del pasado y el futuro, de la culpa y la anticipación,
y de la búsqueda de los diferentes estados y experiencias; relaja el foco habitual
que has puesto en “ ”, “ ú ” – cosas que no
puedes controlar desde donde estás. Sal de la historia de “M V ” y date la
oportunidad de sentirte fascinado por lo que está vivo, aquí, en este momento.
Siéntete curioso por esta emocionante danza de pensamientos, sensaciones,
sentimientos e impulsos que están ocurriendo justo en donde estás. Recuerda, el
Ahora es el único lugar desde donde las verdaderas respuestas pueden surgir. El
momento presente es tu verdadero hogar, anterior al tiempo y al espacio.

EL PENSAR GENERA SUFRIMIENTO

El dolor no es el problema, el problema es lo que pensamos acerca del dolor;


nuestra resistencia a la incomodidad, nuestro intento de escapar. El verdadero
problema empieza cuando comenzamos a rumiar nuestro dolor, nuestra tristeza,
nuestros miedos, nuestra ira; cuando nos inquietamos con nuestras molestias,
¡retrasando y adelantando la película! Cuando le damos vueltas en la cabeza a las
tristezas de ayer y mañana, en lugar de explorar y experimentar directamente los
momentos difíciles de hoy conforme van apareciendo. Añadimos una capa
innecesaria de pensamiento y resistencia a la vida, y esto genera sufrimiento. ¿La
invitación? Sal del pasado y el futuro, de la búsqueda y la lucha, y reúnete con la
vida en el crudo e inmediato ahora, sin juicios y sin esperar que la “ ”,
la “ j ”, la “ ” o cualquier tipo de cambio llegue. Únete al
momento bajo sus propios términos; velo como un regalo. Déjate tocar por lo
agradable y lo desagradable, por lo placentero y lo doloroso, sin una agenda.

NI LOS PENSAMIENTOS NI LAS SENSACIONES SON PERSONALES

Ve los pensamientos y sensaciones como eventos neutrales e impersonales que


surgen en la consciencia. Al igual que los sonidos que escuchamos, los
pensamientos y sensaciones físicas surgen y desaparecen en forma espontánea,
como olas en el océano que Eres. De nada de eso te puedes escapar, tampoco
puedes controlarlo o eliminarlo. Esa misma actitud amorosa que tienes para con
los sonidos, cultívala para con los pensamientos y sensaciones. Recíbelos con la
misma actitud de amabilidad y curiosidad. Velos como si fueran tus propios
invitados a tu presencia.

TÚ ERES EL ESPACIO QUE ACOGE A LOS PENSAMIENTOS

Los pensamientos no son tú, y no son la realidad; son sólo sugerencias,


posibilidades, rumores, propaganda, juicios, voces, imágenes, recuerdos o
proyecciones futuras – nubes en el vasto cielo que Eres. No intentes aquietarlos,
silenciarlos o detenerlos, no trates de deshacerte de ellos, ni eliminarlos o
controlarlos. Sé el espacio para ellos, ¡incluso si están demasiado activos en este
momento! Recuerda, si notas los pensamientos, si te haces plenamente
consciente de su movimiento, no te verás atrapado en ellos. Ellos no te definen.
Tú eres el imperturbable contenedor, no el contenido. Sé lo que eres – el
inmutable abrazo para cada pensamiento.

RESPIRA EN EL MALESTAR Y EL DOLOR

Respira en el corazón de las sensaciones de malestar; dales dignidad. Hónralas,


en lugar de cerrarte a ellas y matarlas de hambre y frío. En una inhalación
imagina o siente tu aliento moviéndose a través de las partes involucradas e
imbúyelas con vida y amor. Llena esa región que se siente incómoda en tu cuerpo
con oxígeno, amor y dignidad. No trates de “ ” las sensaciones. Ellas sólo
quieren ser tomadas en cuenta, ser honradas, y ser incluidas en la presente
escena. Asume que incluso el malestar contiene inteligencia; que no está en tu
contra.

LA ACEPTACIÓN NO ES UN “HACER” LA ACEPTACIÓN YA ES

La aceptación no significa que algo desagradable vaya a desaparecer. Eso podría


quedarse un rato. No intentes aceptarlo (porque eso normalmente es resistencia
disfrazada), más bien reconoce que eso YA ha sido aceptado, aquí. Trátalo como
algo que tal vez estaría aquí por siempre. Eso elimina la presión del
tiempo, (tratando de que se vaya, preguntándote por qué “ ig hí”). Eso
ESTÁ aquí, ahora. Haz una reverencia ante ESTA realidad. Sé curioso. Y
permite que cualquier urgencia, cualquier sentimiento de frustración,
aburrimiento, decepción e incluso desesperación aparezca y sea incluida. Todo
ello es parte de la presente escena, no un obstáculo. ¡Incluso la sensación de que
hay algún obstáculo es parte de la escena!

NO EXISTE EL “SIEMPRE” NO EXISTE EL “NUNCA”

En realidad no existe el “ ” ni el “ ” Hazte plenamente consciente


de esas palabras; son mentiras, y pueden crear un sentido de urgencia e
impotencia; alimentan la historia de la búsqueda y la escasez. No hay un “
”, ningún “ ñ ”, ningún “ ”. Sólo hay el Ahora, tu
único lugar de poder. A veces incluso pensar acerca de mañana resulta
demasiado. Sé aquí.
SÓLO PUE ES LLEGAR “ALLÁ” A TRAVÉS E SER “AQUÍ”

Muchas veces nos enfocamos tanto en la meta, en el destino, que olvidamos el


viaje, nos desconectamos de cada precioso paso y generamos estrés. Confía en
que el simple hecho de estar presente te llevará hacia donde tienes que estar.
Retira tu atención de los 10,000 pasos que han de venir, de los 10,000 pasos que
aún no das, y recuerda el paso de este momento, el antiguo y vivo suelo. A
menudo no sabemos hacia dónde nos dirigimos, y eso está bien. Haz amistad con
la incertidumbre, con la duda; aprende a amar este lugar sagrado sin respuestas.
Está vivo y es creativo y está lleno de potencial.

ABRAZA TUS TROPIEZOS

Si te das cuenta que te has perdido en una historia, que te has desconectado,
celébralo. Simplemente te has despertado de un sueño. Una gran inteligencia está
viva en ti, un poder que te permite darte cuenta y conectarte. Has salido de
millones de años de condicionamiento. No te castigues por haber olvidado, mejor
celebra tu capacidad de recordar. ¡A este momento no le interesa si te olvidaste
de él! Olvidar es una parte perfecta de la película. ¡Permítete olvidar, a veces!
Deja que el camino te haga más humilde, en lugar de tratar de ser “ ”. La
duda, la decepción y la desilusión serán tus constantes compañeros a lo largo de
este camino sin camino. No hay ningún destino en la Presencia, no hay ninguna
imagen de “ ” que tenga que defenderse. No puedes equivocarte, cuando no
hay ninguna imagen de lo que es “ ”.

NUNCA TE COMPARES

Eres único; tu viaje es absolutamente original. Todos podemos ser expresiones


del mismo océano de la consciencia, pero al mismo tiempo, todos somos una
expresión única de ese mismo océano, ¡olas absolutamente únicas! ¡Nunca te
compares con nadie! Cuando comienzas a compararte devalúas tus únicos e
irremplazables dones, talentos y verdades, y te desconectas de tu tan singular
experiencia presente. No compares este momento con ninguna imagen de cómo
pudo o debió haber sido. La sanación se hace posible cuando dices SÍ al sitio en
donde te encuentras ahora, incluso si no es en el que habías soñado
estar “ ”. Confía, y confía a veces en que no puedes confiar. Tal vez, aquí,
puedas confiar en tu falta de capacidad para confiar, e incluso la sensación de que
no puedes soportar este momento, esté siendo ya aceptada…
DESPERTAR: ¡TUS ERRORES SON TU VICTORIA!

Descubrirás tu verdadera familia, tu verdadera fuente de apoyo, incluso si tienes


que alejarte de tu familia biológica por un tiempo, o para siempre. Los viejos
amigos podrían desaparecer también. Perdónalos, su infelicidad no es asunto
tuyo. Y tu felicidad no es responsabilidad de ellos.

Esto requerirá de valor y capacidad de estar presente. De respirar. De sentir tus


pies en el suelo. De saber que no tienes otro remedio más que vivir.

Cuando el despertar ocurre, lo que desaparece es el interés por mantener una


imagen constante llamada “ ”. La imagen nunca podrá ser lo que realmente
eres, y cada imagen arde en el horno de la presencia:

 El agradable.
 El espiritual.
 El iluminado.
 El perfecto.
 El indigno.
 El fracasado.
 El culpable.

Todo ilusiones. Todo profunda y rotundamente insatisfactorio.

¡No eres una imagen! Estás despierto. Estás vivo. Eres indefinible. Eres la Vida
Misma. Nada más importa, solo esto.

Ya no tienes miedo de decir tu verdad. Expresas tu verdad no para herir u


ofender o demostrar que “ ”, sino porque vivir una vida de
mentiras y pretensiones estaba aplastando tu espíritu y haciéndote sentir tan
infeliz. Y tu infelicidad estaba infectando a quienes te rodeaban.

Las mentiras te hacen sufrir; solo la verdad te llena de vida.

Ahora, deja que tu sí signifique sí, y que tu no signifique no. Y tu “ ” es


sagrado, también.

Tus seres queridos podrían sentirse decepcionados, heridos, tristes, enojados. Es


posible que quieran al “ ú” de vuelta. Podrían decir que estás
confundido, loco; que eres inadaptado, egoísta, mentiroso. Podrían dejar de
hablarte. Podrían dejar de escucharte para siempre.
Todo eso está bien. Ellos están en su propio camino, y tú en el tuyo. Siente tus
sentimientos, dale la bienvenida a tus propias penas y alegrías. Deja que tus
pensamientos surjan y se disuelvan como nubes en el cielo. Nunca has estado
aquí por la popularidad. Nunca has estado aquí para ser querido, admirado,
aceptado. Nadie tiene que caminar contigo.

Los agravios son parte del juego. Estás descubriendo día a día quiénes son tus
verdaderos amigos.

Descubrirás tu verdadera familia, tu verdadera fuente de apoyo, incluso si tienes


que alejarte de tu familia biológica por un tiempo, o para siempre. Los viejos
amigos podrían desaparecer también. Perdónalos, su infelicidad no es asunto
tuyo. Y tu felicidad no es responsabilidad de ellos.

Esto requerirá de valor y capacidad de estar presente. De respirar. De sentir tus


pies en el suelo. De saber que no tienes otro remedio más que vivir.

Estás liberándote de generaciones y generaciones de culpa y vergüenza.

Nunca podrías ser lo que ellos quieren que seas.

T “ ” n tu victoria.

Puedes sentir miedo, el futuro puede parecer incierto ahora, pero nunca te
sentiste tan vivo, tan salvaje y libre, tan preñado de potencial.

La raíz de las adicciones foster

Durante los últimos años he platicado con cientos de personas de todo el mundo
que se autodenominan ―adictos‖. Seamos claros – no sólo los ―adictos‖ son
adictos. Todos somos adictos de diferentes maneras, al trabajo, al alcohol, a la
pornografía, al juego, al sexo, al poder, a tener siempre la razón, a probar nuestra
valía, a revisar nuestro correo electrónico cada 5 minutos.

Incluso, podemos hacernos adictos a las enseñanzas espirituales, a la meditación,


a los gurús, a los retiros, a libros, a los satsangs. Pero la raíz de toda adicción es
la misma – nuestra adicción hacia nosotros mismos. Nuestra adicción a mantener
y a nutrir ―mi‖ historia. Y subyacente a esto, nuestra adicción a salir de este
momento, a escapar de las molestias buscando alguna clase de liberación.
Nuestra adicción hacia el momento siguiente…
Recuerdo que de pequeño regresaba de la escuela sintiéndome a veces solo, triste
e incomprendido, probablemente después de haber sido intimidado por mis
compañeros o después de que se burlaban de mí en el autobús de la escuela.
Llegaba directamente al refrigerador o a la despensa y, cuando nadie me
observaba, me devoraba cualquier bocadillo que pudiera encontrar. La comida
hacía que mi tristeza se fuera, o así parecía. Por unos pocos y preciosos instantes
me sentía reconfortado, satisfecho, lleno – ya no había ese vacío en mí ni me
sentía incompleto. parentemente la comida hacía que mi ―hambre‖
desapareciera. Había llenado el vacío. Y mi estómago…

En realidad no quería comida, por supuesto, sino amor y aceptación. Comía para
que el dolor de vivir desapareciera. Incluso a esa temprana edad, ¡comía para
vivir! Pero, por supuesto, no tenía forma de articular esto en ese momento.
¡Simplemente me sentía hambriento! sólo tenía la urgencia de comer. No era
realmente comida lo que yo quería – era amor, y vida. Tenía deseos de sentirme
vivo. Estaba intentando y fallando al comerme la vida. Estaba tratando de
comerme a mí mismo.

Ésta era un hambre cósmica, un anhelo muy profundo de ser tomado en cuenta,
de ser incluido, de ser visto, de ser validado. Y si los otros no podían hacerlo, tal
vez los chocolates sí. Todo eso era una expresión de una profunda hambre por la
vida, hambre de recordar lo que yo era realmente – ese vasto océano de
consciencia en donde las olas de pensamiento, sensaciones y sentimientos tienen
absoluta libertad para surgir y desaparecer. Yo estaba ignorando mi verdadera
adicción – con el deseo de recordar lo que yo era me estaba volviendo falsamente
adicto a algo. Me tomó años y años darme cuenta de esto y empezar a enfrentar
mi dolor en lugar de huir de él, a recordar en lugar de olvidarme de mí mismo, a
descubrir que eso que realmente soy, jamás podría ser adicto a nada.

Más tarde, mis adicciones cambiaron hacia otros objetos y hacia otras personas y
después, finalmente, todo este asunto se proyectó hacia mi búsqueda por la
iluminación. La iluminación se convirtió en el objeto de adicción final. Vivía y
respiraba enseñanzas espirituales hasta que empezaron a generar efectos
secundarios. Pero no estuve satisfecho hasta que todo ese ciclo se rompió, justo
en donde había comenzado.

Como individuos, todos somos adictos, en el sentido en que huimos del momento
presente en cierto grado. Todos evitamos pensamientos y sentimientos, tratamos
de no sentirlos, los ignoramos, nos distraemos de ellos, nos medicamos o
meditamos o nos vamos de compras. Por un instante, pareciera como si la
comida, el alcohol, el se o, el gurú, la droga, la fama, tuvieran el ―poder‖ de
eliminar la tristeza, el dolor; el sentimiento de soledad, de vulnerabilidad y de
aislamiento, y por último, la muerte misma.

Pareciera como si la persona, el objeto o la sustancia tuviera el poder de


―arreglar‖ la vida. Pero, por supuesto, pronto el ―efecto‖ desaparece, el ―subidón‖
desaparece y luego viene una especie de bajón, una especie de culpa y todas esas
olas rechazadas y no deseadas regresan, algunas con mayor intensidad, y estamos
de vuelta en esa fuerte identificación. Y después se nos antoja todo de vuelta.
Posteriormente sentimos una mayor necesidad de la persona o de la sustancia. Y
el ciclo continúa. ¿Qué es lo que rompe el ciclo?

RECONOCER NUESTRO MALESTAR EN LUGAR DE HUIR DE ÉL, aunque


suene muy descabellado. Ahí es en donde el ciclo puede empezar a romperse.
Entrar en comunión con esas olas antes rechazadas y darnos cuenta que todas
ellas tienen un hogar en nosotros – la tristeza, la soledad, el miedo, la
vulnerabilidad. Como el océano de la consciencia, somos lo suficientemente
vastos para aceptar cada una de ellas.

Tienen permiso para llegar a nosotros, pero no pueden definirnos. Y así,


enfrentar nuestros impulsos en lugar de evitarlos, encontrando una forma de estar
con nosotros mismos en el ahora sin tener que movernos hacia un ―futuro‖. sí
es como el mecanismo de la adicción puede empezar a disolverse.

Normalmente cuando surge algún impulso o urgencia, o tratamos de ignorarlo,


tratamos de no sentirlo, o bien, actuamos sobre él. Solemos juzgar el impulso
como malo o erróneo o incluso ―enfermo‖. Sin embargo, hay un punto medio – el
encuentro del que yo hablo, esta profunda aceptación, este ―estar con‖, sin una
agenda. Encarar el impulso o la urgencia hace que ésta desaparezca y se rinda sin
tiempo, y además, sin daño. Sentarse con la urgencia, dejando que se queme,
permitiendo que esté allí con toda su intensidad, y después observar cómo todos
esos pensamiento e imágenes surgen – ya sabes, la imagen de un delicioso pastel
de chocolate, de una cerveza; esa película del pensamiento en donde te ves
felizmente comiendo o bebiendo, de cuando tus problemas han desaparecido,
esas películas de una liberación y una salvación inminente, de amor, de paz – y
permitiéndoles estar ahí también. Y estar ahí con todas las sensaciones que
surgen, incluso las incómodas.

Y después también permitir la ira – con esa extraña superstición primaria de que
si permitimos que la urgencia permanezca ahí terminaremos ―actuando en
consecuencia‖, o que nos quedaremos ―atascados‖ y nunca saldremos de ello, o
que simplemente nos vencerá. Todos los juicios rondando. Sintiendo que
necesitamos de inmediato ―hacer algo‖ sobre esa urgencia. Y, después de todo
esto, recordarte como ese amplio espacio abierto, el vasto océano de la vida en
donde todas las olas ya han sido aceptadas. Y saber, después, que ninguna
cantidad de alcohol, sexo, drogas, chocolate, palabras, imágenes o sentimientos
puede generarte una profunda aceptación en este momento – porque eso es lo que
tú ya eres y lo que siempre has sido. Aquello que tanto deseas, en un nivel más
profundo, ya está aquí. Tú ya eres eso que buscas, como todas las enseñanzas
espirituales a través de los años nos han estado recordando.

Lo único que estamos haciendo es buscarnos a nosotros mismos, en millones de


formas diferentes, y el chocolate o el alcohol o los casinos nunca han tenido el
―poder‖ de llevarnos de vuelta a casa, nunca. Nuestros gurús nunca han tenido el
poder que nosotros proyectamos en ellos.

Perdemos la fe en los gurús del cigarro y del alcohol, y regresamos a nosotros,


confiando profundamente en nuestra propia experiencia una vez más, en una
forma en que nunca pudimos hacer cuando éramos pequeños.

La adicción se deshace desde dentro. Ya que lo que somos está naturalmente en


paz, naturalmente no-adicto, naturalmente completo, sin la necesidad de gente
externa u objetos que lo complementen. Es aquí donde el círculo de la adicción –
que es el ciclo del ser – puede ser roto, justo donde empezó. Esta es la
exploración que toda adicción e indudablemente todo sufrimiento nos invita a
hacer, independientemente de que nos veamos a nosotros mismos como ―adictos‖
o no.

JEFF FOSTER: UNAS CUANTAS CITAS SOBRE LAS ADICCIONES

(French River By- Andrzej Pradzynski)

Este preciso y precioso instante desplegándose desde lo que Eres es ya perfecto y


completo. !Es libertad absoluta!… No hay descripción para este instante fugaz y
espontáneo que sólo evoca eternidad. No hay nada en él y sin embargo, toda la
Vida es aquí, perfecta, impoluta, innombrable… ¿Qué o quién se atrevería a
pedir algo diferente? ¿Qué o quién se atrevería a retirar su atención de la belleza
más sutil y cristalina que hay para posarla en un simple ‗objeto‘? Este instante, el
perfume de lo que eres, Es, y está para ti en esta intimidad eterna esperando ser
reconocido. Tu corazón no tiene la menor duda de que no hay nada que cambiar,
nada que conseguir, sólo descansar y respirar en Ti, aquí.

El primer paso, y el único, fuera de tu intimidad genera desasosiego y


confusión… deseo de buscar ‗algo‘ que supuestamente ha sido perdido de vista,
sin darte cuenta que eso que ha sido perdido de vista es justamente la Intimidad
que eres. ¡Vuelve a ti! sólo vuelve a ti y esa búsqueda que es a lo que Jeff Foster
llama adicción se disolverá en este momento… sólo hay este momento, y este
momento eres TÚ.

He aquí unas cuantas citas de Jeff relacionadas con la adicción y el mecanismo


que la sostiene. Unos cuantos recordatorios para reflexionar y sobretodo, para
poner a prueba. Y si me permites sugerirte algo desde el corazón, no te
conformes con sólo leerlas (¡o sí!), aquí hay mucha más profundidad de lo que la
razón y el sentido común pueda llegar a imaginar.

Tarsila Murguía

***

―Somos adictos a objetos materiales, a sustancias, a sistemas de creencia, a otras


personas, pero en la raíz de todas estas adicciones está nuestra adicción principal:
la adicción a nosotros mismos.‖

―Somos adictos al relato de ‗mí.‘ Somos adictos a mantener esa imagen de


nosotros y a defenderla a muerte; a realizar trabajos constantes en esa imagen, a
mejorarla, comparándola y contrastándola con otras imágenes; a crear la imagen
perfecta, a completarla antes de morir y asegurarnos de que los demás tengan esa
imagen de nosotros incluso después de que hayamos muerto.‖

―En cierto sentido, un buscador es siempre un adicto… adicto al futuro, adicto a


escapar de este momento, adicto a encontrar alivio de la forma que pueda.‖

―En cierto modo, el cigarrillo, la copa de vino, la música ensordecedora se


convierten en un amante, una madre, un gurú que proporciona el alivio que ansío.
Me devuelve al vientre materno, Me libera de las cargas que llevo a cuestas. Me
quita el malestar. Me trae a casa… temporalmente.‖
― cierto nivel, el objeto de la adicción nos permite satisfacer el anhelo más
profundo que tiene todo ser humano: desaparecer, dejarnos absorber por la vida,
desintegrarnos en el momento, volver a casa, regresar al vientre materno,
liberarnos del peso de ser un yo separado, disolvernos de nuevo en el océano y
descansar, descansar al fin.‖

―No somos en realidad adictos a los objetos o a las personas; somos adictos al
sentimiento de liberación que parecen traer consigo.‖

―La adicción al alcohol, a sustancias diversas, al juego, al sexo, a las personas, a


los gurús, al dinero, a la fama… parece que hubiera muchos tipos diferentes de
adicción. Pero, de hecho, sólo existe una: la adicción del buscador a la liberación;
y cuando entiendes esto, sea cual sea el objeto de la adicción empieza a ser
menos importante.‖

―Muchas veces, al intentar sanarnos de las adicciones, prestamos demasiada


atención a los detalles del objeto de la adicción y al relato de nuestra adicción, y
no la suficiente al mecanismo esencial que alimenta nuestra necesidad del
objeto.‖

―Ninguna cura, remedio o terapia que se centre en el objeto de la adicción, y no


en la búsqueda a la que está sujeto el adicto, resolverá de verdad la adicción.
Quizá sea una ayuda, pero no sanará al adicto en el verdadero sentido de la
palabra.‖

―Toda adicción sirve al mismo propósito: parece hacer que desaparezca el


malestar de este momento tal como es.‖

―En el fondo, un adicto trata de arreglar un sentimiento esencial de separación, de


incompletud […] El único arreglo para la incompletud es abrazar radical y
totalmente la propia incompletud…, el abrazo que eres en esencia. Eso es lo que
en realidad anhelamos en lo más hondo: la intimidad con nosotros mismos.‖

―Esta idea – de que la completud reside ‗ahí fuera,‘ en el tiempo y el espacio, en


el mundo, y de que algunos objetos y personas la tienen y otros no – es la
proyección que da fuerzas al buscador para seguir adelante.‖
―El buscador debe situar siempre el final de la búsqueda fuera de sí mismo para
poder seguir vivo. El buscador debe proyectar fuentes de un poder invisible en el
e terior, en el mundo visible, y luego buscar ese poder.‖

―El que busca liberarse de su carga proyecta el poder de liberación en un objeto,


de la misma manera que el que busca la iluminación proyecta la propia
iluminación en otra persona y el que busca amor centra en otra persona todo su
anhelo, otorgándole a ese objeto el aparente poder de completarlo.‖

―Nunca entenderemos el deseo hasta que entendamos el mecanismo de búsqueda


que hay detrás de él. Es un mecanismo asombrosamente creativo que parece
impedirnos tener consciencia de quien verdaderamente somos. Cuando no vemos
este mecanismo como lo que es, es cuando nos quedamos atrapados en buscar, en
vez de ver la búsqueda como lo que es y reconocer que somos el espacio de
consciencia plenamente abierto en el que la búsqueda tiene lugar, es entonces
cuando sufrimos y apelamos a lo e terior para escapar del sufrimiento.‖

―Ninguna sustancia o actividad es un problema en sí porque simplemente es parte


de la vida, puede ser algo divertido, agradable e inocente. Es cuando el buscador
empieza a utilizar estas actividades para obtener algo cuando comienza el
problema.‖

―En tu inocencia, en tu búsqueda de completud, proyectaste en un determinado


objeto el poder de darle esa completud. Lo hiciste simbolizar el final de la
búsqueda. Lo convertiste en tu gurú y le otorgaste un poder que nunca había
tenido y que nunca podría tener.‖

(C x ‘ Má P A ’)

El ego es un movimiento
por Adyashanti Extracto de: LA DANZA DEL VACÍO

El ego es el chivo expiatorio de la espiritualidad. Como no podemos


culpar a nadie de todo lo que nos pasa, hemos elaborado este concepto
del ego para echarle las culpas de todo. Esto genera mucha confusión,
pues en realidad el ego no existe. No es más que una idea, la etiqueta
que le ponemos a un movimiento al que hemos vinculado nuestro
sentido del yo.
Si tenemos en cuenta que el ego es una idea que realmente no existe,
veremos que muchas personas "espirituales" le echan la culpa,
injustamente, de todo aquello de lo que les gustaría librarse. Interpretan
erróneamente que lo que surge en ellos (un pensamiento, tal vez, una
sensación, una predisposición o un momento de sufrimiento) es una
prueba del ego, y así justifican su existencia. Creen que el ego existe
porque muchas cosas lo evidencian. Nos encontramos con muchas cosas
que prueban o evidencian la existencia del ego, pero nunca llegamos a
descubrirlo.
Cuando exhorto a la gente a observar su ego, nunca lo encuentran. Un
pensamiento o una emoción de rabia desencadenan lo siguiente: "Vaya,
tengo que librarme de eso, es mi ego". Es como si se utilizase todo lo
que le sucede a las personas, especialmente a las interesadas en la
espiritualidad, para probar la existencia de un ego que hubiese que
aniquilar. Y, sin embargo, nadie lo encuentra. Sigo esperando que
alguien me lo muestre. He visto muchos pensamientos, muchas
sensaciones y emociones. He observado expresiones de rabia, de alegría,
de depresión y de dicha, pero sigo esperando que alguien me enseñe el
ego.
Muchas personas asumen que la existencia de todas esas cosas conlleva
la presencia de un chivo expiatorio en su interior, de algo o alguien a
quien podamos culpar. Así es como entendemos el ego. Pero eso no es el
ego. Las cosas a veces son tan simples como aparentan. A veces un
pensamiento no es más que un pensamiento, una sensación no es más
que una sensación y una acción no es más que una acción, sin ningún
ego de por medio. Pero el ego, si es que existe alguno, es el pensamiento
de que está ahí. Todo surge espontáneamente y si existe algún ego, no es
más que el movimiento concreto de la mente diciendo "es mío".
No obstante, este pensamiento de "es mío" suele surgir después de un
pensamiento o de una emoción, como en el caso de "estoy confundido:
es mío" o "estoy celoso: es mío"; también puede tomar la forma de "me
pertenece", en respuesta a la aparición de cualquier experiencia.
Creemos que el ego estaba presente y que fue el que generó ese
pensamiento, sensación o confusión. Sin embargo, cada vez que nos
ponemos a buscar el ego directamente, descubrimos que no existía con
anterioridad al pensamiento, sino que surgió después de él. Es la
interpretación de un determinado acontecimiento, de un pensamiento o
de una emoción. La suposición que sigue al hecho es lo que "es mío". El
ego es también la interpretación que dice "no es mío" después de un
hecho: el rechazo de un pensamiento o de una sensación. Esa postura
evidencia la existencia de alguien que no es dueño de esos pensamientos
o sensaciones. Es el mundo de la dualidad. Es mi pensamiento, mi
confusión, o lo que sea; o no es mi pensamiento ni mi confusión, no son
míos. Ambos son movimientos o interpretaciones de lo que es. El ego no
es más que esta interpretación, este movimiento de la mente y, por eso,
nadie lo encuentra. Es como un fantasma. No es más que un movimiento
condicionado de la mente.

El ego es un movimiento. Es un verbo. No es algo estático. Es el


movimiento mental que surge después del hecho.

Nosotros también estamos formados por "condicionantes". No es el ego.


Los condicionantes son condicionantes; no son condicionantes del ego.
Son una especie de programas instalados en un ordenador. El hecho de
instalar un programa no implica que el ordenador tenga ego.
Simplemente recibirá unos condicionantes temporales. Al llegar a la
edad adulta, el cuerpo-mente ha sido totalmente condicionado. Ha
culpabilizado al ego de esos condicionantes aunque éstos no procedieran
de él. El ego es lo que surge después del pensamiento y en pos del
condicionante, que es donde se produce la verdadera violencia.
Cuando nos damos cuenta de que los condicionantes son una especie de
programa proporcionado a través de los códigos genéticos, de la
sociedad, de los padres, de los maestros, de los gurús, etc., empezamos a
reconocer que los condicionantes no tienen ser alguno. A la mente le
asusta esto, pues si los condicionantes no tienen ser, no podemos echarle
la culpa a nadie. Autoculparnos o culpar a cualquier otra persona tiene
tan poco sentido como echarle la culpa a nuestro ordenador del disco
que le hemos metido. Observa el momento presente para ver tus
condicionantes y verás que ahí no hay culpa alguna. Los condicionantes
forman parte de la existencia. Si nuestro cuerpo no tuviese
condicionantes ni programación dejaríamos de respirar, el cerebro se
ablandaría y la inteligencia dejaría de existir - eso es otro condicionante.
Los condicionantes se mantienen firmemente anclados en nosotros
porque los interpretamos como algo nuestro. Entonces, evidentemente,
nos inculpamos, culpamos a los demás y procuramos librarnos de ellos
porque pensamos "yo los creé", "yo no los creé" o "puedo librarme de
ellos", y a la mente no le gusta eso. Ésta se engaña creyendo que puede
librarse de los condicionantes, pero cuando la verdad se hace presente,
nos sentimos cada vez menos divididos. Si no reivindicamos los
condicionantes como nuestros, surgirán en un estado no dividido, al que
podríamos denominar estado del ser no dividido. Cuando los
condicionantes se encuentran con un estado no dividido, se produce una
transformación alquímica. Ocurre un milagro sagrado.
[...] En el estado no dividido pueden suceder dos cosas. La primera, un
despertar de nuestra verdadera naturaleza, que es un estado no dividido,
este ser no dividido. Lo segundo que puede ocurrir es que el
condicionante, la confusión heredada inocentemente a través de la
ignorancia, se reunifique consigo mismo. Cuando los condicionantes
surgen en una persona cuyo ser no está dividido, por lo que no se
apropia de ellos ni los niega, puede ocurrir un proceso alquímico
sagrado a través del cual los condicionantes se reunifican solos. Al igual
que el barro en el agua, los condicionantes se hunden sin hacer nada. Es
una especie de milagro natural.

Si no hay muerte, no hay miedo


por Thich Nhat Hanh Extraído de: NO DEATH, NO FEAR: COMFORTING
WISDOM FOR LIFE

En mi ermita en Francia hay un arbusto de japónica, membrillo japonés.


El arbusto suele florecer en la primavera, pero un invierno había sido
bastante cálido y los capullos de las flores brotaron antes de tiempo.
Durante la noche llegó una ola de frío y se produjo una helada. Al día
siguiente, mientras hacía mi meditación caminada, me di cuenta de que
todos los capullos del arbusto habían muerto. Vi esto y pensé, este Año
Nuevo no tendremos suficientes flores para decorar el altar del Buda.
Unas semanas más tarde, el clima volvió a calentarse. Mientras
caminada en mi jardín vi nuevos brotes en el japónica manifestando otra
generación de flores. Le pregunté a las flores del japónica: "¿Sois las
mismas flores que murieron en la helada o sois otras diferentes?" Las
flores me respondieron: "Thay, no somos las mismas y no somos
diferentes. Cuando las condiciones son las adecuadas nos manifestamos
y cuando las condiciones no lo son nos ocultamos. Es tan simple como
eso."
Esto es lo que el Buda enseñó. Cuando las condiciones son adecuadas,
las cosas se manifiestan. Cuando las condiciones ya no son las
adecuadas, las cosas se retiran. Esperan hasta que el momento sea
adecuado para manifestarse de nuevo.

Convertirse en nada
Nuestro mayor temor es que cuando muramos nos convertiremos en
nada. Muchos de nosotros creemos que toda nuestra existencia es solo
una vida que comienza en el momento en que nacemos o que somos
concebidos y termina en el momento en que morimos. Creemos que
nacemos de la nada y que nos convertiremos en nada cuando muramos.
Y así sentimos un profundo miedo a la aniquilación.
El Buda tiene una comprensión muy diferente de nuestra existencia. Es
la comprensión de que el nacimiento y la muerte son solo ideas. No son
reales. El hecho de que creamos que son verdaderas crea una poderosa
ilusión que causa nuestro sufrimiento.
El Buda enseñó que no hay nacimiento; no hay muerte; no hay venida;
no hay marcha; no hay lo mismo; no hay diferente; no hay un yo
permanente; no hay aniquilación. Solo creemos que hay eso. Cuando
comprendemos que no podemos ser destruidos, nos liberamos del miedo.
Es un gran alivio. Podemos disfrutar de la vida y apreciarla de una
manera nueva.

Nada nace, nada muere


Un científico francés, cuyo nombre es Lavosier, declaró, "Rien ne se
cree, rien ne se perd". "Nada se crea, nada se pierde". Aunque nunca
realizó prácticas budistas sino científicas, encontró la misma verdad que
descubrió el Buda.
Nuestra verdadera naturaleza es la naturaleza del no nacimiento y no
muerte. Solo cuando contactamos con nuestra verdadera naturaleza
podemos trascender el miedo de no-ser, el miedo de la aniquilación.
El Buda dijo que cuando las condiciones son adecuadas algo se
manifiesta y decimos que existe. Cuando una o dos condiciones fallan y
la cosa no se manifiesta de la misma manera, entonces decimos que no
existe. Según el Buda, calificar algo como existente o no existente es
incorrecto. En realidad, no hay tal cosa como totalmente existente o
totalmente no existente.
Podemos ver esto muy fácilmente con la televisión y la radio. Podemos
estar en una habitación que no tenga televisión o radio. Y mientras
estamos en esa habitación, podríamos pensar que los programas de
televisión o los programas de radio no existen en esa habitación. Pero
todos sabemos que el espacio en la habitación está repleto de señales.
Las señales de estos programas llenan el aire por todas partes. Solo
necesitamos una condición más, un receptor de (señales de) radio o
televisión, y aparecerán muchas formas, colores y sonidos.
Hubiera sido erróneo decir que las señales no existen porque no
teníamos una radio o un televisor para recibirlas y manifestarlas. Solo
parecían no existir porque las causas y las condiciones no eran
adecuadas o suficientes para que se manifestara el programa de
televisión. Así que en ese momento, en esa habitación, no existen. Solo
porque no percibamos algo, no es correcto decir que no existe. Es solo
nuestra idea de ser y no-ser lo que nos hace pensar que algo existe o no
existe. Las ideas de ser y no-ser no pueden aplicarse a la realidad.

La naturaleza de la mente
por Rupert SpiraUn fragmento de: LA NATURALEZA DE LA CONCIENCIA

Lo único que conocemos o que podemos llegar a conocer es la


experiencia. Por mucho que nos resistamos a las implicaciones de esta
afirmación, es imposible negarla legítimamente. Puesto que es lo único
que puede ser conocido, la experiencia misma ha de ser también la
prueba de la realidad. Si no tomamos la experiencia como la prueba de
la realidad, la única alternativa que nos queda es la creencia. La
experiencia y la creencia (la "via de la verdad" y la "vía de la opinión",
como ya lo expresara Parménides en el siglo v a. C.) son las dos únicas
posibilidades.
Lo único que conocemos es la experiencia, y lo único que conocemos de
la experiencia es la mente. Al usar la palabra mente en este contexto no
me refiero tan solo a los pensamientos y las imágenes internas, tal y
como se emplea dicho término en el lenguaje común, sino
a toda experiencia, lo cual incluye tanto a nuestra así llamada
experiencia interna de pensamientos, imágenes mentales, sentimientos y
sensaciones, como a nuestra así llamada experiencia externa de la
realidad consensual (es decir, el mundo que conocemos a través de las
percepciones que nos llegan mediante los cinco sentidos). Por lo tanto,
en este sentido la mente incluye todo lo que pensamos, imaginamos,
recordamos, sentimos, vemos, oímos, tocamos, saboreamos u olemos.
Si lo único que puede ser conocido es la experiencia y toda experiencia
se conoce en forma de mente, entonces para conocer la naturaleza o la
realidad última de todo lo que es conocido, primero es necesario conocer
la naturaleza de la mente. Es decir, el primer imperativo de cualquier
mente que desee conocer la naturaleza de la realidad ha de ser investigar
y conocer su propia realidad.
Tanto si la mente percibe un mundo externo a sí misma (tal y como se
cree bajo el paradigma materialista imperante) como si proyecta el
mundo dentro de si misma (tal y como afirma el modelo de solo-
conciencia que se propone en este libro), todo lo que se conoce o
e perimenta es conocido o e perimentado a través del medio ―el
instrumento, el vehículo y la "sustancia"― de la mente. Como tal, la
mente impone sus propios límites en todo lo que percibe o conoce, y por
lo tanto todo lo que conoce o experimenta aparece como un reflejo de
sus propias limitaciones. Por esta razón, los científicos nunca
descubrirán la realidad del universo hasta que estén dispuestos a
explorar la naturaleza de su propia mente.

Todo lo que la mente conoce es un reflejo de sus propias limitaciones,


del mismo modo que todo parece naranja cuando llevamos puestas unas
gafas con cristales tintados de ese color. Una vez que nos hemos
acostumbrado a las gafas naranjas, dicha tonalidad se convierte en la
nueva norma (es decir, en lo normal). Entonces, el color naranja que
vemos parece ser una propiedad inherente de la realidad consensuada y
no simplemente el resultado de las limitaciones del medio a través del
cual percibimos. De la misma manera, el conocimiento que la mente
tiene de cualquier cosa es tan bueno como lo sea su propio conocimiento
de sí misma. De hecho, el conocimiento que la mente tiene de las cosas
es un reflejo y una extensión del conocimiento que tiene de sí misma.
Por lo tanto, el conocimiento más elevado que la mente puede alcanzar
es el conocimiento de su propia naturaleza. Cualquier otro conocimiento
está subordinado a ―y aparece de acuerdo con― el conocimiento que la
mente tenga de sí misma.
De hecho, hasta que la mente no conoce su propia naturaleza esencial,
no puede estar segura de que cualquier cosa que conozca o experimente
sea absolutamente cierta y no simplemente un reflejo de sus propias
limitaciones. Consecuentemente, el conocimiento de la naturaleza última
de la mente (a través de la cual se tiene conocimiento de todo lo que se
experimenta) ha de ser la base de todo conocimiento verdadero. Por lo
tanto, la pregunta última o suprema que la mente puede hacerse es
"¿Cuál es la naturaleza de la mente?".
El nombre común que la mente se da a sí misma es "yo". De este modo,
decimos, "(Yo) estoy leyendo", "(Yo) estoy pensando", "(Yo) veo", etc.
Por esta razón, la pregunta "¿Cuál es la naturaleza de la mente?", podría
reformularse como "¿Quién o qué soy yo?". La respuesta a esta pregunta
es el conocimiento más profundo que la mente puede alcanzar. Es la
inteligencia suprema.

LOS INESPERADOS REGALOS DEL DOLOR – JEFF FOSTER




¿Qué hay de malo en mí?
¿Por qué mi dolor no se ha ido aún?

A veces, cuando estás tratando de sanar tu dolor, o perdonarlo, o liberarlo, o


incluso ‗aceptarlo,‘ lo que en secreto estás tratando de hacer es deshacerte de él.
En eso hay resistencia; violencia, incluso. No quieres que este momento sea
como es. Este momento se ha convertido en tu enemigo. Quisieras ser alguien
más o estar en otro lugar.

Te has dividido en dos: yo vs. mi dolor. El dolor es visto como un terrorista


dentro del cuerpo, un obstáculo para la paz, un gran error cósmico. Sientes como
si tu organismo estuviera en tu contra, que has fallado, que el sanar está lejos,
que eres una víctima, una causa perdida.

El dolor es a menudo asociado con sentimientos de fracaso, abandono y


desesperación. Pero el sanar nunca está lejos, amigo, y tú no estás perdido. Y
entiende esto: el sanar no necesariamente implica la desaparición de los
síntomas. ¡No!

«Sanar no necesariamente implica la desaparición de los síntomas.»


Sanar podría implicar la permanencia del dolor, en este momento. Tal vez,
incluso, su intensificación. No estás lejos de sanarte. Verás… …el sanar no es un
destino final, sino una invitación siempre presente a recordar lo que realmente
eres. Es una invitación al amor, en cada momento de nuestras vidas.

En el amor, el dolor no es atacado, sino acogido en su propio hogar. Tú no estás


contenido ‗en‘ el dolor, el dolor está ‗en‘ ti; acogido en tu inmenso corazón. Es
aceptado, incluso honrado por lo que es: una poderosa expresión de la vida
misma, sin importar lo indeseable o inesperado, lo intensa o incómodo que
resulte. No está fundamentalmente en tu contra, más bien se trata de una parte
asustada, dentro de ti mismo, que quiere desesperadamente ser amada, incluida.

«Sanar no es un destino final, sino una invitación siempre presente


a recordar lo que realmente eres.»

El dolor no se trata de una amenaza, sino quizás, de tu más grande maestro, de tu


más poderoso llamado a tu Presencia, a la vida misma. Este es un amor firme, sin
duda. Una invitación muy antigua a soltar todos los sueños con respecto a cómo
debía lucir este día, y honrar la forma en como se ha presentado. Una invitación a
ser inmenso, lo suficientemente inmenso como para recibir a la alegría y al dolor,
a la decepción al aburrimiento.

«En el amor, el dolor no es rechazado, sino acogido en su propio


hogar.»

Y tal vez una invitación a la gratitud, por la vida que has llevado, por cada
precioso aliento, por el alimento que se te ha dado,
por la capacidad de amar, de perdonar, de conectarte, por ser capaz de encontrar
el descanso, incluso en los momentos más oscuros.

Quizás tu dolor contiene tu propia medicina, las tan necesitadas enseñanzas de


serenidad, Presencia, y de no dar nada por sentado. No te apresures a etiquetarlo
como algo ‗negativo‘ y a buscar su trascendencia.
Aquí hay una invitación para ser un poco más amable con él, sin importar lo
cegadora que resulte su apariencia. No galopes hacia su aniquilación, más bien
ve un poco más despacio, sé curioso, siente su fuego, su dignidad está en su
ferocidad.

Tu dolor podría desaparecer mañana. Eso es posible. Aunque la intención no es


aferrarnos a la esperanza. Estamos interesados sólo en la verdad, ahora; el dolor
exige la verdad. Así que por hoy, honremos nuestro dolor, por el tiempo que
permanezca aquí.

La Presencia es la medicina más poderosa, independientemente de la medicina


que estemos tomando o no a la hora de buscar algún tipo de comodidad física. En
Presencia, dejamos de ser las víctimas, porque nos hemos alineado con ‗lo que
es‘, nos hemos puesto del lado de la vida.

Y de eso se trata la verdadera sanación. De aceptar el Ahora. Amigo, tu dolor


podría ser solamente el reflejo de cómo se siente sanar. No se supone que deba
desaparecer en este momento.

– Jeff Foster

(T-30.I.1:6-7) Mas si experimentas una gran resistencia y ves que tu


resolución flaquea, es que todavía no estás listo. No luches contra ti mismo.

Probablemente deberíamos pasar tres días completos en estas dos frases. La


razón de estas frases y la razón por la cual la segunda frase está en letra cursiva
es que Jesús nos está enseñando que no debemos fingir que estamos listos para
algo cuando no lo estamos. Eso es arrogancia, no humildad. Espiritualmente, es
mucho más avanzado poder decir: «Sé lo que estoy haciendo, y ¡demonios!, no
quiero parar. Sé que quiero mi especialismo. Sé que quiero ser diferente. Sé que
quiero culpar a otras personas. Sé que quiero lo que quiero cuando lo quiero, y
¡está bien!».

«No luches contra ti mismo». Si luchas contra tu ego, obviamente crees que tu
ego es real. Eso es lo que significa la línea bíblica «no resistáis al mal», que es
una línea maravillosa en lo que se refiere al Curso. Cuando resistes al mal,
cuando resistes al ego, lo has hecho real. Obviamente, si opones resistencia a
algo, has de creer que está ahí. Si crees que el ego o tu especialismo están ahí,
has hecho exactamente lo que tu ego quiere. Eso es lo que hace que este curso
sea una espiritualidad tan diferente, ciertamente en lo que toca al mundo
occidental. No dice nada sobre tratar de cambiar a tu ego, o luchar contra tu ego,
o vociferar más fuerte que tu ego. Simplemente dice: «Mira a tu ego y sonríe,
porque no es nada». Cuando luchas contra el ego en ti mismo, lo estás haciendo
real. Así que no se sorprendan cuando olviden su lección diaria del libro de
ejercicios ni cuando olviden lo muy simples que son estas reglas básicas. No se
enojen. No se depriman. No se sientan culpables. Simplemente digan: «Ah, ese
es mi ego en acción. Por lo visto todavía tengo miedo del Amor y de la paz de
Dios». Entonces están siendo absolutamente honestos. Y habrán ganado mil años
por simplemente hacer eso, porque están aprendiendo el proceso de dar un paso
atrás y mirar a su ego sin juzgarlo, sin luchar contra él, sin oponerle resistencia,
sin tratar de cambiarlo, sino simplemente mirándolo y diciendo: «Este es mi ego,
no quiero soltarlo y eso no es un pecado».

Al practicar esto cada momento de cada día, estás aprendiendo a deshacer el error
original, que fue mirar la diminuta idea loca y armar un gran alboroto al respecto.
En eso radica su importancia. Esa es la razón por la cual esta sección es tan
importante, si se lee correcta y detenidamente. Te entrenará, en el mundo y en la
esfera de experiencia en la que crees encontrarte, a revivir ese momento original
en el que, como parte de ese único Hijo, miraste las dos opciones y escogiste en
contra del Espíritu Santo. Miraste a tu ego y te lo tomaste muy, pero muy en
serio. Hiciste que el pensamiento del ego fuese un pensamiento serio en lugar de
una tonta ocurrencia. Un par de líneas después de la línea sobre la «diminuta idea
loca, de la que el Hijo de Dios olvidó reírse», Jesús dice: «Es motivo de risa
[textualmente, eso es lo que dice] pensar que el tiempo pudiese llegar a
circunscribir a la eternidad, lo cual significa que el tiempo no existe» (T-
27.VIII.6:5). Es un chiste pensar que esta diminuta idea loca tenga el poder de
interferir con la eternidad. Quieres cultivar, como una disciplina constante, mirar
a tu ego y no tomarlo en serio. Si luchas contra ti mismo, lo estás haciendo real.
Si experimentas una gran resistencia a elegir a Jesús y ves que tu dedicación a él
y a su curso flaquea, simplemente reconócelo y di: «Todavía le tengo demasiado
miedo al Amor de Dios, pero está bien». Esas palabras, «está bien», son las más
importantes de todas, porque ya no estás juzgando que tu ego es terrible,
pecaminoso, malvado o perverso. Estás mirando a tu ego y estás diciendo: «Esto
es lo que estoy eligiendo, pero no afecta al amor de Jesús por mí ni afecta al
Amor del Espíritu Santo por mí».

¡No tiene efecto alguno! Solo tendrá algún efecto si le adjudicas un efecto dentro
de tu sueño, porque dentro de tu sueño puedes hacer lo que quieras. Jesús dice
anteriormente en el texto que «Los sueños son desahogos emocionales en el nivel
de la percepción en los que literalmente profieres a gritos: "¡Quiero que las cosas
sean como yo quiero!"» (T-18.II.4:1). Como una criatura que no para de brincar
y gritar: «¡Mamá, lo quiero! ¡Dámelo!». De eso se tratan todos los sueños,
estemos dormidos o despiertos. Así que lo que quieres hacer es poder mirar lo
que estás haciendo y decir: «Eso es lo que estoy eligiendo activamente, pero está
bien. No es nada terrible. Simplemente estoy haciendo lo que quiero, porque
tengo miedo de lo que yace más allá de ello: el final de mi especialismo. En este
momento estoy perfectamente dispuesto a elegir la demencia, porque no quiero
soltar mi especialismo —pero está bien». Esa será la manera de reflejar la
elección original que todos no hicimos, pero que ahora podemos volver a elegir:
mirar la diminuta idea loca —la idea de estar separados de Dios— y decir: «Esto
no es nada. Este es un sueño tonto. Es un chiste». Miramos ese pensamiento,
como dice el Curso, con una risa apacible. Sea cual sea ese pensamiento dentro
de ti mismo: no lo justifiques, no lo racionalices, no te sientas culpable por ello,
no lo juzgues. Basta con mirar lo que es y lo que representa, pero sonreírle. De
eso se trata realmente.

Al menos, entonces, estás siendo honesto y franco contigo mismo y, por lo tanto,
con Jesús. Eso es lo que te ahorrará miles de años. El objetivo no es estar sin tu
especialismo, sin tu culpabilidad, sin tus pensamientos de ataque o sin tu
enfermedad. El objetivo es ser consciente de que los has elegido, y
que puedes hacer otra elección cuando estés listo para hacerla. Nadie está
apuntándote a la cabeza con una pistola y exigiendo que la hagas hoy. Si creen
que Jesús está haciendo eso, están leyendo el libro equivocado con el autor
equivocado. Eso no es lo que Jesús hace. Nunca le hizo eso a Helen. No se lo
hace a nadie. Él no es más que un apacible recordatorio. Justo al final del texto
dice: «En toda dificultad, disgusto o confusión Cristo te llama y te dice
apaciblemente: "Hermano mío, elige de nuevo"» (T-31.VIII.3:2).

Él no elige por ti. Simplemente dice:


Estás molesto porque estás eligiendo contra la paz de Dios, y está bien. Estaré a
tu lado con mi amor y continuamente te lo recordaré hasta que estés listo. Eres el
único que tiene el derecho a tomar una decisión en cuanto a tu propia
preparación: no lo haré por ti, porque finalmente no importa. No vulneraré el
poder de tu mente para elegir.

Una vez más, eso es lo que hay detrás de estas declaraciones. Son
extremadamente importantes. Si realmente las entiendes y las aprendes, tu
experiencia de Jesús será mucho más amorosa, mucho más apacible; por lo
tanto, tú serás mucho más amoroso y apacible contigo mismo. Y todas las
personas que te rodean estarán muy agradecidas, porque inevitablemente serás
más amoroso y apacible con ellas. Habrás experimentado el amor y la
apacibilidad del Cielo, y ese amor y esa apacibilidad se convertirá más y más en
una parte de ti, que inevitablemente compartirás con todos los demás. Así que no
luches contra tu especialismo. Está bien decir que no estás listo para soltarlo. Al
menos eres consciente de cuál es el problema.

(T-30.I.1:8-9) Piensa más bien en la clase de día que te gustaría tener y dite a
ti mismo que hay una manera muy fácil de que este mismo día pueda
transcurrir así. Trata entonces una vez más de tener la clase de día que
deseas.

Jesús simplemente está diciendo: «Recuérdate que tienes una opción». Cuando
dice que puedes tener el día que deseas, no está hablando de un día en el que te
sacas la lotería, o en el que una relación de pronto se resuelve, o en el que
obtienes el ascenso o el empleo que deseas. El día que deseas es un día de paz o
un día de conflicto; un día de perdón o un día de culpa. Estas son las únicas
posibilidades que cualquiera puede tener en un momento dado.

Este curso es tan simple porque solo existen dos emociones: el miedo y el amor.
Solo existen dos opciones: la culpa o el perdón, el ataque o la paz, el ego o el
Espíritu Santo, la crucifixión o la resurrección, etc. Todos estos son símbolos
diferentes para la misma idea. Así que el día que deseas es un día en el que
realmente conocerás la paz de Dios, o un día en el que sentirás ansiedad. Cuando
te aferras a tus resentimientos en contra de alguien, estás diciendo: «Quiero un
día en el que tendré ansiedad, en el que tendré inquietud, en el que me sienta
agitado. Y eso está bien. Digo que quiero un día de paz, pero obviamente no lo
quiero. ¿Cómo sabes que no quieres paz? ¡Porque te estás aferrando a los
resentimientos! Te estás aferrando a la ansiedad por una reunión que vas a tener
hoy. Te estás aferrando al dolor para que no te sientas bien. Eso te está diciendo
que no quieres paz. Así darte un porrazo con Un curso de milagros, diciéndote a
ti mismo que sí quieres la paz no ayuda. Lo que sí ayuda es darte cuenta de
que cualquier tipo de malestar —emocional o físico— proviene de la elección de
estar con tu ego en lugar de estar con Jesús, que es una elección de estar en
conflicto en lugar de estar en paz, y que está bien.

Con mucha frecuencia se me pregunta cómo categorizaría yo experiencias como


estremecerse de gusto o sentir gran alegría. ¿También son del ego? Empiezo por
preguntar: «¿Estás seguro de que quieres oír la respuesta?», porque a veces dudo
que de veras quieran oírla: sí, estremecerse de gusto, sentirse muy estimulado o
emocionado, el drama, el éxtasis y demás siempre forman parte del ego. Si te
detienes a pensar qué es lo que te estremece, te estimula, te da emoción, te
provoca éxtasis, o incluso te apasiona, siempre resultará que es
algo externo. Algo te estimula, te excita o te hace sentir de maravilla, pero
siempre es algo fuera de ti. Por eso es del ego. Si crees que el cuerpo puede
brindarte placer, dice el Curso, también creerás que puede brindarte dolor (T-
19.IV-A.17:11). Esto no se debe a que Dios te castigue, sino a que, si encuentras
tu placer, tu paz o tu felicidad fuera de ti, ¿qué estás haciendo? Estás
sustituyendo de nuevo a Dios, que es una recreación del momento original
cuando te separaste de Dios y en esencia dijiste: «Quiero algo más que todo. No
me basta el Cielo, yo quiero algo más».

Ahí es donde nace la culpabilidad, y de ahí vendrá todo el dolor. Así que cada
vez que busques placer fuera de ti mismo y lo hagas real para ti mismo, sentirás
culpa y, por lo tanto, dolor. Esto no significa que como buen estudiante de Un
curso de milagros no puedas disfrutar las cosas en el mundo. Pero cuando te
tomas el mundo en serio y conviertes algo del mundo en la salvación, en lo único
que te importa en tu existencia, pagarás un precio. Pero, nuevamente, no significa
que no puedas disfrutar las cosas físicas, o las cosas psicológicas emotivas en tu
mundo. Simplemente date cuenta de que hay una parte de ti que prefiere eso que
la paz de Dios. Si puedes ser consciente de eso, no te sentirás culpable. Y si no
hay culpa, no pagarás un precio.

Una vez más, solo para terminar esto ahora: cuando te das cuenta de que tu
resistencia es fuerte y tu dedicación es débil, simplemente estás diciendo: «No
estoy listo». Pero también quieres decirte: «Sé que mi especialismo no me dará el
día que realmente quiero. Me dará el día que mi ego quiere, pero no el día que
yo realmente quiero, lo cual significa que todavía tengo una mente escindida. Y
eso no me hace malvado, malo o pecaminoso, pero sí quiere decir que hoy no
encontraré la verdadera felicidad. Y no la encontraré porque no
la quiero encontrar. Y está bien».

SOBRE LA CULPA
Sentirse culpable no es lo mismo
Que ser culpable,
La culpa es sólo un sentimiento en el cuerpo
Hasta que te identificas con ella,
Y entonces se pega al ―Yo Soy‖,
Y se convierte en ―Yo Soy ulpable‖.
Sí, a veces hemos dicho o actuado inconscientemente,
Y hemos lastimado a otros.
Sí, a veces no hemos sido lo suficientemente habilidosos
O conscientes, o buenos como hubiésemos querido.
Algunas veces no hemos actuado desde nuestra integridad,
Algunas veces no hemos alcanzado nuestro potencial.
Y la culpa viene para recordarnos de nuestra exquisita imperfección,
No para castigarnos, sino para recordarnos,
Para que podamos aprender, crecer,
reparar, volver a equilibrar las cosas,
Decir ―Lo siento‖, abrir nuestros corazones,
Encontrar un sentido más profundo de amor propio,
Sanar.
Otras veces, la culpa surge como un antiguo recuerdo corporal,
Un sentido antiguo de ―Hice algo M LO‖.
Como un temor primario,
Una sensación de un final inminente.
Nos encontramos esperando ser castigados,
abandonados, culpados, ridiculizados en público,
a ser olvidados y abandonados para morir.
¡Se trata de un antiguo trauma que anhela amor!
¡Sé consciente de éste cuando surja!
Dale permiso para vivir,
Y recuerda que es sólo un sentimiento,
No un hecho.
Se trata de voces en la cabeza,
Y sensaciones en el cuerpo,
Es un terror de niño.
La culpa te controlará
Hasta que puedas brindarle el amor que anhela,
Hasta que puedas voltearte hacia ella con curiosidad,
Respirarla, inundarla con comprensión y empatía,
Sostenerla como si fuese un niño asustado,
En la seguridad de la Presencia.
Tú no eres culpable,
Aunque ahora te sientas culpable.
Tú eres el espacio para esta culpa,
Su santuario, su hogar,
Su maestro, no su esclavo,
Su padre/madre amoroso,
Su lugar de descanso.
Todos cometemos errores a veces,
Pero no somos errores. Nunca.
- Jeff Foster

Texto de la imagen: Todos cometemos errores a veces,


Pero no somos errores. Nunca.

"No necesitas saber nada para ser"


Satsang con Mooji Barcelona, 31 de mayo de 2009

Interlocutor: A veces la meditación me ayuda a salir de un estado de


confusión. Pero no quiero utilizarla como algo a lo que agarrarme. Es un
poco confusa la situación.
Mooji: Pero el estado maduro de la meditación te va a mostrar que
nunca puedes estar confusa. En realidad es la idea que tienes de ti misma
la que está confusa. No es el Ser puro. Simplemente es que estamos
atados y apegados a nuestra identidad. La queremos proteger para que
pase lo que pase pueda sobrevivir. Y ese es el problema.
¿Quién eres tú sin tu identidad?
Interlocutor: Es esto lo que crea la confusión.
Mooji: Pero ahora averigua qué es lo que está observando la confusión.
No te quedes fijada o apegada a la confusión. Observa y mira a la
confusión simplemente como una presencia energética. La tendencia es
a darle demasiada importancia y a tomar demasiado en serio esta
sensación de confusión. Entonces es como si hubiera que atravesar esta
confusión para pasar al otro lado. Pero la conciencia pura no puede estar
al otro lado de sea lo que sea. Porque la conciencia ya está aquí y la
confusión se manifiesta dentro de ella. Es importante entender esta
perspectiva. Porque a partir de la identificación errónea aparecen todos
estos problemas.
Te imaginas que eres un "yo" que está teniendo una vida particular. Que
tiene que tomar decisiones particulares. Evitar errores. Encontrar la
mejor técnica, la mejor estrategia. Esto no es correcto.
La vida aparente está apareciendo en la presencia de Algo. Una especie
de inteligencia que no tiene forma. Es exquisita. Y la vida aparente está
jugando su papel en la conciencia.
El principio Absoluto que tú eres se está experimentando a sí mismo en
el cuerpo como la intuición "yo Soy". Este sabor "yo Soy" es muy
seductor. Esta sensación "yo Soy" se quiere preservar a toda costa. Está
enamorado de experimentar y con el sentido de la existencia. Es
consciente de existencia y no existencia. Lo Absoluto está más allá de
todo esto. Está más allá de existencia y no existencia. Este es el principio
puro y absoluto. Con esto me refiero a lo que tú verdaderamente eres.
No puedes decidir ser esto. Tú eres esto fundamentalmente.
La vida que aparece a partir del sabor "yo Soy" esa es tu expresión
dinámica en la existencia. Pero esta expresión siempre se está moviendo
y es inestable. Y hay el atestiguar de este movimiento inestable. Cuando
este atestiguar ocurre sin apego y sin identidad entonces hay pura paz.
Es el gozo del Ser. Cuando aparece la identificación por la creencia en tu
identidad comienza el sufrimiento y la desilusión. ¿Qué hacer? ¿Y quién
lo va a hacer?
Comprender ya es tu poder. La auto-contemplación, la contemplación
del Ser ya es tu poder. El gozo más elevado del Ser es contemplarse a sí
mismo. Esto es lo que están haciendo los dioses. Contemplarse a sí
mismos. Les encanta.
(Un nuevo interlocutor comenta que lleva cuarenta años en la búsqueda y no está
cansado. Pero ha visto la trampa de que siempre se está preparando para un
futuro.)

Mooji: Claro, si estás viviendo dentro de esta anticipación, entonces sí


que es como una trampa. Si toda tu vida te estás preparando para el
siguiente momento hay una sutil manera de evitación. ¿Qué hay aquí-
ahora? ¿Cómo te sientes ahora sin todas estas preparaciones?
Examínalo. ¿Cómo me siento ahora? ¿Qué me falta si es que algo falta?
¿De dónde viene esta necesidad de estar pensando en el futuro? ¿Esto es
auténtico? ¿Es un hábito?
Interlocutor: Es posible que sea un hábito. Comenta que lleva tiempo
estudiando a Ramana Maharshi.
Mooji: Incluso las palabras de Ramana Maharshi no están apuntando
hacia algo. Es más como un espejo que te está mostrando Lo Que Es. No
hacia dónde ir sino Lo Que Es. Te señala a ti a través de la pregunta
"¿Quién soy yo?" Entonces te das cuenta de que "yo" es la mente. La
mayoría de las veces que decimos "yo" nos referimos a la mente, ni
siquiera a la conciencia. La mente bajo la forma de la intención. Del
tiempo. De la responsabilidad. Del deber. De la imagen de uno mismo.
De la identidad. Del buscador. Del que encuentra. Todo esto son
atributos de este "yo" mental, de este "yo" psicológico.
Pero hay un "yo" que aparece desde el vacío. No tiene un sabor
histórico. No tiene ni hijos ni padres. Es intuición pura. La sensación es
simplemente "Yo-Yo" o "yo Soy". No soy de esta manera o de esta otra.
Es completo y tranquilo.
Interlocutor: Sí, he estado buscando la iluminación. Y durante estos
Satsangs tengo la sorpresa, estoy casi convencido de que ya estoy
iluminado. Es como una impresión muy suave. No es fuerte.
Mooji: Normalmente estamos buscando algún reconocimiento de
manera fenomenal. Como decirnos: "Cuando lo vea lo sabré. Lo sabré
de manera visual o a través de mis sentimientos". Pero, Lo Que Es, es
más allá del sentimiento o pensamiento.
Entonces no podemos reconocerlo de manera fenomenal. Pero a pesar de
ello no podemos dejar esta costumbre. Tú ya eres Esto. Pero estás
buscando una confirmación en la mente. Y la mente siempre está yendo
hacia otra cosa.
El Ser, la Realidad pura, no está diciendo: "Yo soy la Realidad". No
dice: "Yo estoy iluminado". No dice: "Es esto". No dice nada. Es tu
experiencia más profunda. Pero esto no es nada excitante. No es como
un espectáculo de fuegos artificiales. Pero la mente está esperando algo
como un sonido de trompetas, aunque esto parezca una broma la
mayoría de nosotros lo estamos haciendo. Estamos buscando una señal.
Pero el lugar desde el que estás mirando donde, incluso tu mirar está
siendo visto, sé unidad con ello. Estás allí. No está esperando que ocurra
algo.
Interlocutor: Ya casi había olvidado que en el pasado había tenido
experiencias fenoménicas. Algo dentro decía que no era esto.
Mooji: Porque esto pasa. Incluso las cosas más bonitas transcurren. Tú
imaginas que va a haber algo tan fantástico que no pasará.
Si hoy llegaran marcianos aquí a Barcelona eso sería la gran noticia en
todos los lugares. En una semana ya no estará en la primera página de
los periódicos. No busques lo que eres de esta manera. Estas
experiencias de las que hablas puede que ocurran. No quiero descartarlo
de manera simple. Porque a veces aparecen desde unos reconocimientos
muy profundos pero también se van. Y Algo está siendo testigo del ir y
venir de ellos. Mi pregunta es: ¿Qué es Aquello que no es un suceso?
¿Qué es Aquello que no es un fenómeno más?
Lo que decimos puede ser una decepción para la mente debido a lo
natural del Ser. No es ordinario ni extraordinario. No hay ninguna
palabra para definirlo. No es abstracto. Es la única cosa que está
presente. Incluso la conciencia va cambiando en la presencia de lo
Absoluto. Tú eres ese Absoluto. No te agarres a ninguna imagen o
representación de ti mismo. No te agarres a ningún pensamiento o
contenido de la memoria. ¿Quién eres más allá de la memoria? ¿Qué es
lo que hay aquí? ¿Hay alguien que puede hablar sobre Esto? No hay
palabras. Esto se reconoce de manera no fenomenal. Es un conocer sutil.
Un sentir sin sentir. No es delicado. No está escondido. Tampoco está
siendo revelado. Todas estas palabras pertenecen al mundo de los
pensamientos y de la conciencia.
Pero en cuanto lo Absoluto se despierta a sí mismo el potencial para la
ilusión, las dudas, la depresión se acaba. Habrá dolor, porque este cuerpo
siente el dolor y el placer, pero no sufrimiento porque es necesario el
"yo" para sufrir.
A lo mejor lo que decimos no tiene sentido de momento. La Verdad no
tiene que tener sentido en el sentido ordinario de la palabra. Es una
convicción que no puede ser explicada. Es como cuando estás
enamorado que no puedes definirlo pero no cabe ninguna duda. Esto es
todavía más puro.
No imagines porque lo que imaginas también es percibido dentro de
Ello.
Interlocutor: ¿Me recomendarías seguir una práctica o cuál podría ser mi
práctica?
Mooji: Averigua quién practica. Sí, averígualo. ¿Quién quiere practicar?
¿Para qué? ¿Para ser? ¿O para reconocer más allá de la duda? Quizá
practicar es para la convicción. ¿Pero necesitas una práctica para
convencerte de que eres?
Tú eres, pero la confusión viene porque le añades cosas a ese
conocimiento básico, inicial. Estás diciendo que: "yo soy esto", "tengo
que hacer esto otro", "cuando tenía quince años", "tengo un futuro", y
todo este ruido lo estamos superponiendo a este Ser inocente. Entonces
deja de añadir cosas y tocarlas. Vas a contactar a tu Ser espontáneo y tu
convicción espontánea.
No te voy a dar una práctica para darte cuenta de lo que puedes darte
cuenta ahora. Porque lo que estás intentando encontrar está aquí ahora
mismo detrás de tu mente. Pero estamos tratando de averiguarlo con la
mente.
No necesitas saber nada para ser. Todo lo que necesitamos para
conocerlo ya será previsto, ya aparecerá. ¿Cuál es la dificultad? ¿Qué es
lo que es tan difícil de aceptar? Hay algo en la mente que está como
picando. Es una molestia y no podemos soportar ese picor.
¿Qué es lo que estamos buscando? ¿Qué es de manera precisa lo que
estamos buscando? ¿Qué es lo que está faltando?
Interlocutor: Es completo.
Mooji: ¿Estás diciendo que ya estás completo?
Interlocutor: Sí, me viene este sentimiento.
Mooji: No es una frustración, ¿verdad?
Date cuenta de una cosa. Estás aquí y aparecen unos pensamientos
haciendo ruido. Te están proponiendo que necesitas algo. Pero no tienen
ningún poder a no ser que tú estés interesado en ello. Cuando estás
interesado les das poder. Sin tu atención ningún pensamiento tiene
poder. Por eso hay muchos pensamientos que pueden aparecer pero no
se pueden quedar. Vienen y se van. No hay ninguna nube que se pueda
quedar. Está en la naturaleza de las nubes pasar. Pero el cielo no
transcurre.
Cuando pierdes interés por los pensamientos permanece el silencio.
Entonces llega un punto en que ya no importa que los pensamientos
vengan o no. Los pensamientos de orden práctico ocurren pero no dejan
un mal olor. Pero el pensar psicológico va a desaparecer.

Ser sin historia


La última vez que vine para hacer una pregunta, mi corazón empezó a
latir tan deprisa que hoy no me atrevo a hacer otra. Sólo quería venir otra
vez, para sentarme durante dos o tres minutos.
¿Por qué no te quedas eternamente?
Quiero estar aquí eternamente, pero depende mucho de ti.
No, no depende de mí. Eso no depende de mí. No puedes quedarte
eternamente en este plano físico ¿Por qué quieres estar en cualquier
parte durante un tiempo? ¿Por qué no estar en algún lugar eterno? Ni
siquiera decir "estar" es cierto. No puedes estar en ningún sitio que sea
eterno. Debes deshacerte del "tú". Entonces lo que es eterno se
manifestará. Donde hay un "tú" hay tiempo y problemas.
El "yo" personal, el "mí", es como romperse un dedo, allá donde va
causa problemas, todo lo que toca le hace sentir dolor. El que se
identifica con el "yo" piensa que todo lo que sucede en su vida está
causado por su entorno, incluyendo a las personas que lo rodean. Dirá:
"Hay otros que me hacen daño", "las responsables son las circunstancias
de mi vida". Es el cuento de nunca acabar. Muy pocos aprovechan la
oportunidad, o les interesa descubrir el origen de sus problemas, de su
sufrimiento.
Te digo que es "yo". "Yo" es la causa de tus problemas. Como has
construido tu nido dentro de la sensación de un "yo" personal, te ves
destinado a sufrir. No resuelvas tu vida. Encuentra ese "yo" y mira a ver
qué pasa. ¿Cuánto pueden durar tus problemas?
Cuando dices "yo" quiero estar aquí tres minutos, esos tres minutos
llegarán a su fin, ¿y qué habrá obtenido el "yo"?
"Tú", tal como te conozco, eres eterno, y "yo" amo la compañía de Eso.
Habla como conciencia. Háblame como conciencia, y no como una
persona. Más de seis mil millones de seres humanos hablan creyendo ser
personas. Sus conversaciones están ancladas en la idea de que "yo soy
una persona y tú eres una persona", "esta es mi vida", "esto es lo que he
logrado", "te enseñaré mi vida; enséñame la tuya". ¿Y a quién le
importa? ¿Quién tiene una vida tan interesante? ¡Habla como
conciencia¡ ¡Fresca! ¡No hables desde el pasado! ¿Qué tiene de bueno el
pasado? A nadie le interesa. Nadie come comida de ayer. Nadie lee el
periódico de ayer. ¿Por qué deberías hablar del pasado? ¡Tampoco te
pongas a hablar del futuro! Hay algo tan fresco que no puede tener
historia alguna del ahora. ¡Sé aquel sin historia!
No veo a nadie limitado. No dejo de preguntarte qué es lo que te limita.
¿Por qué dices "estoy limitado"? ¿Por qué dices "quiero ser libre?"
Comprendo esa súplica y me siento muy conmovido. Comprobemos si
podemos determinar dónde radica el verdadero problema. Lo que
destaparemos es una convicción de que no todo está bien. Y cuando lo
comprobemos y descubramos por qué, hallaremos que lo que ocurre es
que te identificas con la muerte. Te identificas con algo que no perdura,
que carece de longevidad. Te has enamorado del tiempo. Te has
enamorado de los objetos, de las ideas que sirven a lo que es transitorio.
Así es como llegan los problemas. Así es como la confusión penetró en
tu ser.

El latido de lo absoluto
En la Biblia cristiana se dice: "Al principio, dios creó al hombre de barro
y agua y luego insufló vida en él, y el hombre se convirtió en un ser
vivo". Entonces, ¿qué es el hombre, el cuerpo o el hálito?
Ambos. El vehículo para el espíritu se formó de la tierra. Cuando estuvo
terminado, el Ser supremo sopló en la forma inerte y esa forma cobró
vida. Empezó funcionando como un cuerpo biológico y una entidad
pensante —un ser psicosomático—, una integridad. Aparece bellamente
expresado en la Biblia. El hálito, el soplo de dios, es la fuerza vital, que
se anuncia en la sensación de yo-soy —la conciencia—, yo-existo. Sólo
entonces pudo aparecer el conocimiento de ser. Por ello, la sensación yo-
soy es el soplo o latido de lo absoluto.
Pero has dicho que lo absoluto está más allá del proceso creativo.
Sí, aunque toda la manifestación mana sólo de ahí. Primero debe
manifestarse la conciencia, el Ser fluido. Para anunciar su presencia y
expresarse a sí mismo necesita un cuerpo. Una vez que se ha preparado
adecuadamente el cuerpo, aparece el conductor inteligente, el yo-soy-
conciencia, junto con el hálito o fuerza vital, y se pone en marcha el
potencial para un funcionamiento armonioso e inteligente. Así pues, lo
absoluto, aunque no provoca deliberadamente la aparición de la
manifestación, debe considerarse como el origen de la aparición de toda
manifestación, aunque él mismo no sea causado. La conciencia y la
fuerza vital son, juntas, el soplo o latido de dios. Aquí me tomo la
libertad de referirme a dios como lo absoluto.
¿Desde qué lugar hablas?
La comprensión pura surge del intelecto de lo absoluto manifestado. Es
el hijo (conciencia) de dios; el saber intuitivo del universo apareciendo
en el cuerpo de un ser humano.
¿En ese caso podrías decir que eres dios?
El yo-soy también es dios. No en un sentido de separación o arrogancia,
no personalmente, pero como dios es el único, anunciándose a sí mismo
a través de la intuición o el saber —yo-soy— en el interior del cuerpo de
todos y cada uno de los seres conscientes, ninguno puede existir
separado de él. La persona tiene su ser en dios, pues dios es
omnipresente. Es el único Ser consciente. En la India, el dicho "jiva es
Shiva" se acepta con facilidad. Aquí jiva se refiere al individuo y Shiva
al Ser supremo.
El término dios evoca muchas connotaciones incómodas para mí.
Puedes utilizar el término conciencia en su lugar.

Mooji: ¿Cuál es el sentido de la vida?


por Mooji EXCELLENCE REPORTER - 6 de enero de 2016

Excellence Reporter: Mooji, ¿cuál es el sentido de la vida?


Mooji: Esta es quizás una de las preguntas aparentemente más
profundas dentro del reino humano. Sin embargo, en un examen más
detallado, se revela como una de las más evasivas en cuanto a llegar a
una respuesta satisfactoria.
Imaginemos que se está jugando un partido de fútbol mundial. El partido
solo puede ser lo que es y funciona como lo hace. Sin embargo, si hay
cientos de comentaristas dando comentarios sobre el juego, los oyentes
solo escucharán la interpretación de cada comentarista y cada uno será
diferente. Ahora, ¿qué comentarista ha dado el informe más preciso del
partido? Cada uno hablará desde su preferencia, temperamento,
condicionamiento y perspectiva. Será solo una visión subjetiva y no la
imagen completa, lo cual es imposible de transmitir. Podríamos ir más
allá e imaginar que nosotros mismos estamos en el partido, en vivo. Sin
embargo, nuestra opinión seguirá siendo parcial y se basará en el equipo
que apoyemos, como sería la opinión de todos y cada uno de los
seguidores. Entonces, con una asistencia de mil espectadores, habrá mil
puntos de vista únicos. Tal vez, si algún punto de vista pudiera ser
aceptado como el más universalmente objetivo y genuino, provendrá de
alguien que entienda y disfrute del juego pero que será neutral en
términos del resultado o marcador final del juego.
Es lo mismo con la pregunta sobre el sentido de la vida.
Podemos usar esta simple analogía o metáfora y veremos que ocurre lo
mismo en el caso de un abogado, una madre, un médico, un ladrón, un
político y un religioso. Todos percibimos lo que concebimos consciente
o inconscientemente. Cada uno percibirá y experimentará la vida de
acuerdo con su condicionamiento y el papel con el que se identifica,
pero cada persona solo comprenderá y reflejará una perspectiva limitada
del todo, moldeada por la mente temerosa e inevitablemente obstinada.
Entre los diversos tipos de seres, me parece que un sabio es el que
realmente ha comprendido la vida de una manera integral y holística, y
esto es así porque, como un ser despierto, su mente personal se ha
fusionado en su consciencia universal ― su fuente de ser. Tal persona
mira desde la armonía y la inmensidad de la consciencia incondicionada,
sin interpretación o juicio personal. Se siente uno con la vida en todas
sus expresiones variadas e incluso más allá de esto. Su enorme
compasión y sabiduría surge de su comprensión natural y sin esfuerzo de
las leyes de la naturaleza, el juego universal de la existencia como
tiempo y cambio y el reconocimiento ininterrumpido de su verdadero
Ser como el perceptor central del mundo manifiesto y funcional. Su
mente, libre de condicionamientos, no está atrapada en la burbuja de la
identidad del ego y, por lo tanto, se convierte en el verdadero amigo de
todos los seres vivos. Al verse dentro de todo y todo dentro de sí mismo,
vive la vida completa. Solo el sabio abre la puerta a lo Divino.
LA CRISIS: MORIR PARA NACER – ENRIQUE MARTINEZ
LOZANO



Cuando no le queda otro camino, el anhelo (la vida) se disfraza de crisis,
buscando sacarnos de la provisionalidad en la que nos habíamos instalado como
si fuera nuestra meta definitiva.

En efecto, si algo tienen en común todas las crisis ―cualquiera que sea el
aspecto afectado― es el hecho de que el yo se ve debilitado. Es él quien
realmente se siente cuestionado y revuelto cuando tiene un contratiempo en sus
bienes, en su salud, en sus afectos, en sus proyectos, en su imagen.
Al entrar en crisis, caen las «certezas» anteriores, se hace presente un oleaje
emocional más o menos intenso, y se producen reacciones que, en un primer
momento, serán un reflejo de la historia psicológica del sujeto. Poco a poco, si la
persona no huye, se empieza a percibir la extrema fragilidad y vulnerabilidad del
propio yo.

«Al debilitar el yo, la crisis nos permite ver su inconsistencia.»

Se trata de un momento crucial, que puede decidir el futuro de quien se halla en


esa situación. Si la ve como «oportunidad» y pone los medios adecuados, saldrá
de ella fortalecido y, lo que es más importante, con una consciencia más clara de
su propia identidad.

Al debilitar el yo, la crisis nos permite ver su inconsistencia. Se trata de


aprovechar ahora ese impacto, para tomar distancia de él, y aprender a descansar
en la nueva identidad que se empieza a percibir.

En el momento mismo en que descubro que no soy la mente, empiezo a ser


dueño de ella. Y a partir de ahí, bastará un toque de atención para no reducirme
nunca más a ella ni a sus contenidos (pensamientos, sentimientos, emociones,
reacciones…). Si hasta ese momento era la mente la que gobernaba mi vida, sin
ni siquiera darme cuenta, a partir de los mensajes y hábitos con los que había
crecido, ahora he descubierto y experimentado mi libertad frente a ella, desde la
emergencia de la nueva identidad que se me ha regalado: Eso que la observa.

«En el momento mismo en que descubro que no soy la mente,


empiezo a ser dueño de ella.»

Indudablemente, la inercia mental sigue siendo fuerte. Por eso habrá que poner
todo el cuidado en no perder ya esa distancia con respecto a ella, o lo que es lo
mismo, aprender a anclarse en la nueva identidad descubierta, que tiene color de
misterio y sabor de ecuanimidad.

Una vez experimentado, se trata ahora de un ejercicio constante de


adiestramiento para no dejarse encerrar de nuevo en la identidad egoica, sino
salir de ella en cuanto detectamos el encierro. El objetivo que buscamos no es
«sentirnos bien», sino permanecer en contacto con quienes realmente somos.
Todo lo demás se nos irá dando.
Para la persona que permanece anclada en su verdadera identidad todo está bien.
Permanece ecuánime e inalterable en toda circunstancia, no por un esfuerzo
especial, sino porque se halla en un «territorio» donde no cabe la alteración.

Desde ese «lugar», se descubren dos cosas: que uno solo puede vivirse como
cauce a través del cual todo fluye ―ya no e iste un yo protagónico―, y que
esa identidad no-dual es «compartida»: nadie ni nada quedan fuera de ella.

Quien ve esto, ha salido del sueño mental, ha dejado de lado las obsesiones del
yo; ha despertado.

Pero, para llegar aquí, normalmente el yo ha tenido que «debilitarse», verse frágil
y vulnerable. Porque el paso de un nivel de consciencia al otro ―del mental al
transpersonal― es una muerte . De nuevo la paradoja: no podemos nacer a
quienes somos sin «morir» a lo que creíamos ser.

«El objetivo que buscamos no es «sentirnos bien», sino permanecer


en contacto con quienes realmente somos.»

omo nadie quiere la propia muerte ―ni siquiera, o mucho menos, el yo―, es
comprensible que aparezcan numerosas y poderosas resistencias, algunas de ellas
muy rebuscadas: son estratagemas del yo para no desaparecer.

Por eso, en esta etapa, se necesita mucha lucidez y fuerte motivación. Para
empezar, es importante no olvidar que se trata de una muerte, la muerte de la
identificación con aquello que creíamos ser: no hay ascesis mayor. Cuando el yo
grita por sus derechos ―sobre todo cuando, en medio de la crisis, se siente
devaluado, despreciado, utilizado…―, es necesario saber acompañarlo , con
amor compasivo, en ese proceso de muerte: el hecho mismo de favorecer un
sentimiento amoroso hacia él hará que la capacidad de amar se despliegue en
nosotros. Desde esa actitud amorosa, hay que comprender sus gritos, pero
sabiendo que no contienen la verdad; con mucho respeto, pero con firmeza: ese
yo que grita y e ige… necesita y merece mi cuídado, pero… no soy yo.

Ser conscientes de ello nos permitirá mostrarnos pacientes con el proceso y con
nosotros mismos, aceptar mejor las dificultades y resistencias que conlleva, y
asumir el dolor y la desesperación que toda muerte implica.
«No podemos nacer a quienes somos sin «morir» a lo que creíamos
ser.»

Ese es el significado del coránico «morir antes de morir»: dejar todo aquello
(material o inmaterial) a lo que estás apegado. El desapego siempre cuesta y
duele; puede llevar aparejadas, inicialmente, sensaciones de pérdida, tristeza,
apatía…, que serán más o menos intensas según haya sido la historia psicológica
de la persona, fundamentalmente sus primeras experiencias afectivas. Es bueno
saberlo y aceptar el «duelo» que el desapego suponga.

En ese desapego ―en realidad, siempre que el yo se ve amenazado en lo que cree


que es bueno para él: cuando se ve frustrado en lo que posee, en lo que ama, en
aquello a lo que, quizás sin ser consciente, estaba aferrado―, aparecerán
sensaciones desagradables, cuando no angustiantes y amargas.

Pues bien, desde el propio yo no hay salida definitiva. Se podrá trabajar en la


reeducación, en el ajuste de sus propias «creencias irracionales», como propone
la escuela cognitivo-conductual. Pero la liberación únicamente se produce
cuando es posible la desidentificación del propio yo. Al deshacerse esa
identificación ―ha caído el yo, queda onsciencia―, la persona puede decir:
ahí está la sensación desagradable, no la niego ni la reprimo, pero yo no soy ella,
la puedo observar y no me afecta en quien realmente soy.

«El que muere antes de morir, cuando le llegue la muerte, ya no


morirá.»

Dicho de otro modo: la muerte del yo solo es posible cuando y porque la persona
ya se ha desidentificado de él, es decir, vive en la nueva identidad que lo
trasciende. Morimos a lo menos porque hemos experimentado lo mas.

No se trata, por tanto ―y una vez más―, de voluntarismo, sino de comprensión,


es decir de sabiduría, que nos ha hecho descubrir y reconocernos en nuestra
identidad profunda. Desde ella, el yo ―la mente, como antes el cuerpo― es visto
como un «objeto» que tenemos, pero que no somos. Y la propia muerte es
trascendida, porque ―en línea con el hadid islámico: muere antes de morir ―,
el que muere antes de morir, cuando le llegue la muerte, ya no morirá.

Cómo Ocurre La Verdadera Sanación – Por Jeff Foster

En la niñez, a muchos nos enseñaron que ciertos sentimientos, ciertas


sensaciones corporales, urgencias e impulsos ―no estaban bien‖ sentirse o
expresarse, y ni siquiera pensarse.

Nos enseñaron que eramos pequeños, pecadores, culpables y que estábamos


separados del Amor Divino; rotos, sucios y mortales. Y que debíamos
purificarnos, volver a estar completos, que fuimos hechos para olvidar nuestra
Unidad original con la Vida.

Y esa fue la Mentira Original, la Caída de la gracia divina, siendo niñas quizás
nos enseñaron que nuestro enojo, nuestros deseos poderosos, resistirnos o
desafiar, o nuestros sentimientos sexuales no eran algo correcto – no eran
naturales, estaban mal, o era algo enfermo, o pecaminoso, peligroso, vergonzoso
o ―no propio de mujeres‖.

Como niños tal vez nos enseñaron que no estaba bien sentir tristeza, o expresar
nuestra vulnerabilidad, nuestros miedos y dudas, nuestras angustias y anhelos.
Que si lo hacíamos, si mostrábamos nuestro ser auténtico, seríamos castigados, o
ridiculizados, comparados con otros; o simplemente rechazados, olvidados, que
se burlarían de nosotros, o nos abandonarían.

Esconder nuestros sentimientos, convertirnos en algo que no somos, crear una


―persona‖ para poder ganar amor o aprobación, se convirtió entonces en un
asunto de supervivencia.

Así que de jóvenes, de una manera brillante y creativa hicimos lo que pudimos
para empujar, reprimir, silenciar o destruir nuestros pensamientos y sentimientos
‗peligrosos, amenazantes, y negativos‘, deprimiendo así nuestro verdadero ser, y
creando una falsa máscara para agradar al mundo, y evitar el castigo y el ridículo.

omo un asunto de vida o muerte aprendimos a distraer a otros de la ―oscuridad‖


de nuestra alma. Los sentimientos de culpa, miedo y de odio hacia sí mismos no
resueltos de nuestros padres fueron internalizado en nosotros, y ahora, en un
sentido más profundo, sentimos vergüenza de quien nosotros fuimos.

Fingíamos ser fuertes cuando nos sentíamos débiles, fingíamos ser positivos
cuando nos sentíamos negativos, seguros cuando teníamos dudas, felices cuando
sentíamos un profundo sentimiento de desesperación.

Aquieta la mente
por Alan WattsUn extracto del libro: STILL THE MIND
La meditación sucede
Lo que realmente estoy diciendo es que ustedes
no necesitan hacer nada,
porque si se ven de la manera correcta,
todos son un fenómeno de la naturaleza
tan extraordinario como los árboles, las nubes, los patrones
del agua que corre, el resplandor del fuego,
la disposición de las estrellas,
y la forma de una galaxia. Todos ustedes son así,
y no hay absolutamente nada de malo en ustedes.

―A W

Durante mucho tiempo, el tipo de celebraciones religiosas que hemos


llevado a cabo en Occidente han estado llenas de palabras y son
tremendamente didácticas. Casi todas nuestras observancias religiosas
no son más que palabrería y consisten en decirle a Dios lo que debe
hacer, como si Él o Ella no lo supiera, y en decirle a la gente qué hacer,
como si fueran capaces de o incluso estuvieran dispuestos a cambiar.
Todo esto es recriminar a la gente, y hablarles de la Palabra, y me parece
que ya hemos tenido suficiente de esto.
La historia de la religión en Occidente es casi equivalente a la historia
del fracaso de la predicación. En general, la predicación es un tipo de
violencia moral que excita el sentimiento de culpa de las personas, y no
hay un sentido menos creativo que eso. Ustedes no pueden amar y
sentirse culpables al mismo tiempo, al igual que no pueden tener miedo
y enojarse al mismo tiempo.

Una experiencia espiritual


Lo que me parece que hace falta en nuestras prácticas religiosas
occidentales es algún tipo de ritual que nos brinde la oportunidad de
tener una experiencia espiritual. Por experiencia espiritual me refiero a
una transformación de la consciencia individual para que, de una forma
u otra, el individuo sea capaz de realizar su unidad con la energía eterna
detrás de este universo, que algunas personas llaman Dios y otros
prefieren no nombrarla o concebirla.
Cuando los occidentales oyen que un asiático practica la meditación,
preguntan: "¿En qué meditas?" Pero esa pregunta desconcierta a un
budista o a un hindú, porque uno no medita en nada, como tampoco
respiras en nada. Uno respira, y de la misma manera, medita. El verbo es
de alguna manera intransitivo. La meditación es el acto de permitir que
nuestros pensamientos cesen.

Entrando en contacto con la realidad


En el comienzo del Yoga Sutra, Patanjali describió el yoga ―que
significa unión― como un freno espontáneo a la agitación del
pensamiento. Pensar es hablar consigo mismo o dilucidar para uno
mismo, y es habitual para la mayoría de nosotros. Si hablo todo el
tiempo, sin embargo, no escucho lo que los demás tienen que decir. Del
mismo modo, si hablo conmigo mismo todo el tiempo, no tendré nada en
qué pensar salvo en pensamientos.
No hay ningún intervalo entre los pensamientos durante los cuales pueda
entrar en contacto con la realidad ― es decir, el mundo que mis
pensamientos representan, de la misma manera que las palabras
representan eventos, o el dinero representa riqueza. Si nunca guardo
silencio en mi cabeza, me encontraré viviendo en un mundo de
abstracción total divorciado por completo de la realidad.
Puedes preguntar, "¿Qué es la realidad?" La gente tiene varias teorías
sobre lo que es, pero es importante recordar que todas son teorías.
Aquellos que creen que la realidad es material están proyectando sobre
el mundo una cierta teoría filosófica al respecto, y aquellos que dicen
que es mental o espiritual, están haciendo lo mismo.
La realidad en sí no es ni mental ni espiritual, ni ningún otro concepto
que podamos tener de ella; la realidad es simplemente el momento
presente.

Tú no puedes meditar
Las palabras son realidad en la medida en que son ruidos, pero incluso
eso es decir demasiado. Para meditar, podrías pensar que debes intentar
suprimir el pensamiento, pero no lo haces porque no puedes meditar.
Permíteme repetirlo enfáticamente: no puedes meditar. Tú, tu imagen del
ego, solo puede parlotear, porque cuando se detiene, no está allí.
Cuando no estás pensando, no tienes ego, porque tu ego no es más que
un concepto habitual. El pensador detrás de los pensamientos y
el sentidor detrás de los sentimientos son solo pensamientos; cada uno
de estos es una idea de algún punto de referencia al que le suceden todas
nuestras experiencias. Ese pensamiento, sin embargo, nos separa de lo
que experimentamos y crea la ilusión de una brecha entre el conocedor y
lo conocido.
Esto a su vez es responsable de la sensación de alienación que tenemos
del mundo y, como resultado, sufrimos de conflicto y odio. El espíritu de
dominación surge de esa división básica que se ha construido en el
pensamiento, y las sociedades modernas están típicamente obsesionadas
con esta ilusión altamente destructiva.
Cuando llegas al final del pensamiento, no sabes cómo meditar, y no
sabes qué hacer con tu mente, y nadie puede decírtelo. Pero aun así, el
pensamiento llega a su fin de forma natural, y tú simplemente observas.
No tienes que preguntar quién observa, porque esa pregunta
simplemente surge del hecho de que en la gramática cada verbo tiene
que tener un sujeto por regla, pero esa no es una regla de la naturaleza,
es una regla de la gramática. En la naturaleza puede haber observación
sin un observador separado.

Y entonces comienzas a meditar


Cuando te das cuenta de que no puedes hacer nada, puedes comenzar la
meditación. O la meditación sucede, y sucede simplemente al observar
lo que es, toda la información que te transmiten tus sentidos externos e
internos, e incluso los pensamientos que continúan parloteando al
respecto.
No trates de detener esos pensamientos, simplemente déjalos pasar como
si fueran pájaros que gorjean afuera, y finalmente se cansarán y
detendrán.
Pero no te preocupes si se detienen o no. Simplemente observa lo que
sientes, piensas o experimentas: eso es todo. Solo obsérvalo, y no te
desvíes intentando buscar algún nombre que ponerle. Esto es realmente
lo que es la meditación.
Estás en meditación en un presente eterno y no esperas ningún resultado.
No haces esto para mejorar, porque descubriste que no puedes mejorar.
Tu ego no puede posiblemente mejorarte porque es lo que necesita
mejorar, y tu ego no puede soltarse porque es un conjunto de
pensamientos llamado "aferrarse al yo". Cuando finalmente se entiende
que eso es incapaz de lograr una transformación de la consciencia, o el
vívido sentido de unión del individuo y el cosmos, simplemente se
evapora.

Una de las formas más fáciles de entrar


Una de las formas más fáciles de entrar en estado de meditación, por lo
tanto, es escuchar lo que es, y experimentar las cualidades del sonido.
Curiosamente, el sonido es un sentido que nos aburre con menos
facilidad que la vista. Cuando escuches, simplemente escucha los
sonidos aleatorios que sabes que están sucediendo en la habitación, o en
la calle. Escucha como si estuvieras oyendo música, sin tratar de
identificar su origen, sin tratar de nombrarlo ni ponerle ninguna etiqueta.
Simplemente disfruta de cualquier sonido que esté surgiendo, ya sea
afuera o en el área donde estás sentado. Eso es parte del ritual: solo
escucha.

Despertar del sueño de la no-dualidad

por Jeff Foster

Muy rara vez uso la palabra "no-dualidad" en estos días. La palabra está
tan profundamente mal comprendida, y tan a menudo mal utilizada, que
parece inútil siquiera pronunciarla. Utilizaré la palabra de vez en
cuando, pero con mucho cuidado.
Sólo pasa un par de minutos en Facebook o en foros de internet y
encontrarás mucha gente discutiendo sobre si hay o no hay un yo, sobre
qué maestro no-dual es el más claro, y cuan libres de historias personales
están ellos o sus maestros ― lo cual todo es profunda y fascinantemente
irónico, por supuesto.
Como siempre he dicho: "¡Eso es sólo una historia!" Es la historia más
grande de todas, y la mejor manera de invalidar por completo la
experiencia de otra persona, validando mientras tanto tu propia historia.
La ironía se profundiza...
El descubrimiento de la ausencia de un yo separado puede ser una visión
impactante que a menudo cambia nuestra vida dejándonos sin apoyos
donde agarrarnos. Pero muchos ahora están tomando esta visión
momentánea como si fuera el destino, el objetivo, en lugar de un nuevo
comienzo. Muchos están tomando el "no hay un yo" como una especie
de verdad final, o como un acontecimiento, estado o experiencia final,
en lugar de una visión temporal que necesita ser integrada con su
reflexión. Sin el equilibrio, la no-dualidad sólo es una cierta
comprensión conceptual que realmente no trae reposo al cansado
buscador. Simplemente se convierte en una carga más que llevar para el
buscador. Se convierte en un nuevo dogma. Y provoca un nuevo
conflicto, tanto internamente como entre unos y otros.
Hay tantas personas ―tanto maestros como estudiantes― que creen
haber terminado, conseguido, completado, despertar totalmente y
librarse del yo. Y a menudo, celebrando esta conclusión mental, se
convierten en misioneros de una verdad no-dual, entrando en guerra con
cualquiera que no vea las cosas de la misma manera, ya sea en
Facebook, o en público, o detrás de la escena donde nadie está
escuchando y la imagen del pacífico maestro no necesita ser mantenida.
Oh, si tan sólo pudiéramos ver cómo se comportan los "despiertos"
detrás de la escena, podría romper muchas de nuestras ilusiones
espirituales.
Sí, la no-dualidad entra tan fácilmente en guerra contra la dualidad:
"¡Estás atrapado en tu individualidad! ¡Eso es sólo un cuento! ¡Eso es
tan dualista!" Tan profundamente irónico, una vez más.
Hablo por experiencia. Yo mismo he estado ahí. Pasé mucho tiempo
atrapado en ese lugar nihilista donde nada importa, donde no hay mundo
y no hay relación y todo está desconectado. He escrito sobre este
"Advaita Trampa" ampliamente. En ese momento, pensaba que era la
libertad. Ahora me doy cuenta que no es más que otra identificación. Era
algo totalmente carente de amor y compasión. Al final, no fue la no-
dualidad lo que me salvó y terminó con la búsqueda. Fue el
descubrimiento de este amor más allá de la forma, más allá de las
palabras.
Hace unos seis años más o menos, cuando empecé a escribir y hablar en
público, mi lenguaje era mucho más "no-dual", en un sentido. Hablaba
acerca de la ausencia del yo, de cómo la vida no tenía centro, y que la
elección no era más que una ilusión. En realidad no estaba hablando
desde conclusiones mentales, sino desde un nuevo ver en tiempo real,
vivo, momento a momento. Era un lenguaje poético para una
experiencia (¡o no experiencia! ) No tenía palabras para describirlo.
Mis palabras no estaban destinadas a ser tomadas como un dogma, como
la verdad, ya que siempre me esmeraba mucho en explicarlas.
Simplemente estaba compartiendo mi propia experiencia, sin tratar de
convertir a los demás. No me veía a mí mismo como un maestro, sino
como un ser humano, que tal vez veía las cosas de una manera fresca y
quería compartir esa frescura. Nunca quise que la gente creyera
ciegamente lo que decía, o tomara mis palabras como una nueva
religión. Yo quería que vieran por sí mismos, que descubrieran lo que
había descubierto, eso es todo.
No me identificaba mucho como un "maestro". Era más como un
músico, cantando mi canción para los demás que se sentían atraídos por
ella. Otros me llamaban "maestro no-dual", pero realmente no tenía ni
idea de lo que eso significaba. Yo mismo nunca había tenido un
"maestro" formal y por lo tanto no era parte de mi condicionamiento.
Me llevó mucho tiempo darme cuenta de que había toda una comunidad
"no-dual" por ahí, un club no-dual, por así decirlo, con un cierto
lenguaje, con reglas sobre lo que era no-dual y lo que no era, lo que era
verdad y real y lo que no era, con líderes y seguidores, ¡e incluso con su
propia fuerza de policía! No me había dado cuenta de que la no-dualidad
se estaba convirtiendo silenciosamente en una nueva religión y en un
punto final para la gente. No me había dado cuenta de que mis palabras
eran escuchadas a través de una lente no-dual. No me había dado cuenta
cuánto había sido juzgado.
Había conocido realmente tanta gente en los últimos años para quienes
la no-dualidad se ha convertido en una nueva religión. Ellos creen que
no tienen un yo, que no hay elección y que todo es sólo una historia, y
repiten estas frases memorizadas interminablemente. ¡Incluso luchan
con otras personas que no ven las cosas de la misma manera! No pueden
ver que están atrapados en un nuevo dogma, que no es la liberación de
su sufrimiento, sino que simplemente lo justifican e incluso lo
alimentan. "Estoy sufriendo, pero no hay nadie aquí sufriendo, y no hay
nada que pueda hacer de todas formas, y no hay elección de de todos
modos. ¡Y todo el resto de ustedes son dualista! Y si usted piensa que
estoy enojado, eso es sólo su proyección. Aquí no hay nadie que se
enoje". Una receta para la devastación, y la ceguera profunda de la
verdad. Y un conflicto interminable.
De lo que en realidad estamos hablando aquí ―y lo que siempre he
venido señalando― es del verdadero fin del sufrimiento y el conflicto,
no como una posición de duración determinada, sino como una valiente
y radical apertura a la vida. No como un refugio (como mi amigo Scott
Kiloby dice) en un nuevo punto de reposo mental "no-dual", sino un
nuevo descubrimiento del misterio. Esto tiene que ver con descubrir
nuestra total inseparabilidad de la vida, conocernos a nosotros mismos
como la inmensidad en la que cada pensamiento, sensación, sentimiento
y sonido es un bienvenido amigo. No estamos hablando acerca de la
creencia de que no hay yo ni elección, no estamos hablando de las
nuevas conclusiones, sino de llegar a reconocer esta libertad y reposo a
cada momento, sin importar lo que está sucediendo en nuestras vidas.
Esto no es una religión, sino un reconocimiento en tiempo real. Un
nuevo y curioso mirar a nuestra experiencia, sin conclusiones, sin
historia, sin memoria, incluso la memoria de la no-dualidad.
Con los años, empecé a cambiar mi forma de comunicarme. Si en los
primeros días, hacía hincapié en el océano en mis charlas y escritos,
empecé a hacer hincapié cada vez más en las olas que surgen en ese
océano, y en acoger sin miedo esas olas, y no rechazarlas. Es este
acogimiento, este abrazo, este SÍ a la vida, lo que de verdad nos libera y
proporciona un profundo descanso interior. Sí, el descubrimiento de la
ausencia del yo separado ―el océano ilimitado― es una visión
profunda. Algunos incluso lo llaman un "evento" o una "visión final".
Pero el despertar no se detiene ahí. No puede. La vida no es de duración
determinada. De hecho, el descubrimiento del "no yo" es sólo el
comienzo. Como siempre he estado diciendo, la ausencia de "yo" no es
realmente una ausencia en absoluto. Es una extraordinaria ausencia,
llena de vida. ¡Es un océano salvaje, lleno de olas! La ausencia de un yo
separado es el abrazo total de la experiencia presente. El vacío esforma.
El vacío es desbordante. Es abundante en el momento.
Hablo en estos días no acerca de la no-dualidad (aunque mi enseñanza
está todavía basada en esa profunda verdad no-dual ), sino de
la invitación de la vida. Es un movimiento que se aleja de los dogmas, y
va hacia lo que está realmente vivo.
La vida es una invitación constante a reconocerse como el vasto océano
de consciencia en el que cada ola individual ―cada pensamiento,
sensación, sentimiento, sonido― es profundamente bienvenida, acogida.
Lo que eres puede ser un océano de conciencia no-dual, pero como tal
océano, acoges ―de antemano― cada ola sin condiciones. Este no es un
logro, sino tu propia naturaleza, la forma como estás realmente
construido. Despertar no es un logro; es un recuerdo en tiempo real de
cómo estás "construido".
Podemos creer que nos despertamos ayer. Podemos creer que no
tenemos yo, o que somos expertos en la consciencia, o que somos el
perfecto discípulo de nuestro maestro perfecto y todos los demás son
ignorantes. Pero la vida siempre nos está invitando a abandonar todas las
conclusiones acerca de nosotros mismos y ver de nuevo.
La vida susurra suavemente, siempre, "¿Hasta qué profundidad podemos
encontrarnos?"
Lo que me interesa en estos días no es el "evento" o la historia del
despertar, sino cómo ese reconocimiento de lo que realmente somos se
mueve en nuestras vidas. Sí, puede que no tengas un yo, y sí, puedes
reconocer que no hay otros. Pero eso son sólo palabras, en estos
momentos. Dime, ¿cómo se mueve ese conocimiento en tus relaciones
íntimas con tu pareja, tu madre, tu padre, a tus seres queridos, tus amigos
y conocidos en facebook y en el lugar de trabajo? Cuando alguien está
en desacuerdo con lo que dices, ¿te lanzas a defender una posición
conceptual, una imagen de ti mismo, o eres capaz de permanecer
radicalmente abierto, profundamente escuchando desde un lugar de no-
resistencia? ¿O te sientes herido, y te apresuras a hacer daño a alguien?
¿Te sientes atacado, y te apresuras a defenderte, olvidando que lo que
eres nunca es una imagen, y no necesita defenderse? ¿Te acuerdas de
que lo que eres es la inmensidad del océano, profundamente siempre en
reposo, profundamente siempre permitiendo que surjan pensamientos y
sentimientos? ¿O caes de nuevo en algún cliché espiritual, escupiendo
palabras como "no hay ningún yo" o "la elección es una ilusión",
secretamente sufriendo e hirviendo de dolor e ira, pero reacio a tener una
nueva mirada de eso? ¿Has llegado a conclusiones, o estás dispuesto a
dejar todas las conclusiones y mirar de nuevo? ¿Estás dispuesto a
abandonar todas las historias acerca de ti mismo, incluyendo la historia
de que estás despierto, y acoger este momento como un amigo muy
querido y abrazarlo, en lugar de un enemigo que hay que rechazar?
¿Eres capaz de atender a quienes están delante de ti, y por un momento,
no tratar de corregirlos, o sanarlos, o recitarles clichés no-duales, o tratar
de ganar alguna discusión, que acredite tu identidad? ¿Hasta qué
profundidad podemos encontrarnos?
¿Es posible que te bajes de tu posición elevada de "yo no soy nadie ",
abandones tu castillo de "Yo soy la consciencia pura", dejes de
protegerte a ti mismo con la identidad personal de "yo no soy una
persona", y redescubrir tu profunda humanidad?
Oh, sí, no hay duda ― esto es un llamado a la humildad total.
Y así, mis amigos, esto es lo que yo diría. La no-dualidad en sí misma
no proporciona verdadero descanso y paz. No te conformes con menos
de lo que mereces. Sí, la no-dualidad es una hermosa visión y filosofía,
pero no una forma de vivir. Más allá de todas nuestras nociones de no-
dualidad, más allá de todas nuestras historias, esta verdadera paz viene a
través de una disposición en tiempo real de acoger radicalmente nuestra
experiencia. El conocimiento no-dual entonces no se estanca y se
convierten en dogma, sino que se mueve profunda y libremente en
nuestras vidas, extinguiendo el sufrimiento en sus múltiples formas,
trayendo la luz de la profunda aceptación a cada pequeño hueco sutil de
sufrimiento. Estamos despiertos, y seguimos despertando, sin
contradicción. Ambas cosas son ciertas. Somos a la vez el
océano, y todas las innumerables olas que surgen y se disuelven, sin
contradicción. La no-dualidad no niega el asombroso juego de la
dualidad. Y esta constante acogida de la experiencia presente no es algo
que "hacemos" ― es lo que somos. Simplemente lo que hacemos
es recordar quienes somos realmente, en tiempo real, no importa lo que
esté sucediendo. No mentalmente, sino experiencialmente. Ahora.
Siempre vuelvo a esta declaración del ilustre Nisargadatta Maharaj:
"La sabiduría dice yo soy nada. El amor dice yo soy todo. Entre ambos
fluye mi vida."
La claridad no-dual sin amor no vale realmente la pena hablar más de
ella.
Y así, la certeza mental y todos esos conceptos no-duales de segunda
mano se funden en este amor y aceptación y compasión más allá de las
palabras, y todo lo que queda es una invitación, constantemente
renovándose en el horno de la intimidad...
Acércate, acércate...
J F ―L (Parte 1 de 2)
Entrevista por Iain McNay Conscious TV

Iain: Jeff, que es la no-dualidad?


Jeff: Bueno, esa es la pregunta, ¿no es así? Para mí, la palabra "no-
dualidad" significa "no dos" y apunta al hecho que de alguna manera
todo es Uno. Aunque parece que hay cosas separadas en el mundo,
personas separadas, individuos separados; aunque parece que hay un
pasado y un futuro, y objetos separados, en realidad todo es Uno. Y la
Unidad no está separada de lo que está sucediendo. La búsqueda
espiritual es realmente la búsqueda de la Unidad, la búsqueda de la
culminación.
Iain: Somos conscientes que deseamos algo más para sentirnos
completos. De alguna manera, es algo muy humano.
Jeff: Lo es. Y la búsqueda comienza con una sensación sentida de la
separación. Es cuando me siento separado que empiezo a buscar. Y en el
mundo material, es la búsqueda del dinero, la fama, mejores relaciones,
un sentido más fuerte de mí mismo. En el mundo espiritual, es la
búsqueda del despertar, la iluminación o la liberación. Pero en realidad
todo es la misma búsqueda.
Es la búsqueda de completitud. La búsqueda del hogar. En primer lugar,
lo que trato de decir es que nunca abandonaste tu hogar. La unidad es
todo lo que hay. Y esta aquí y ahora, no estamos separados de ella. Y al
verlo, toda la búsqueda de algo mas, desaparece.
Iain: Y cuando eso sucede, ¿como se siente?
Jeff: [risas] Ya sabes, ¡es muy difícil hablar del tema! Cuando sucede
―la desaparición del yo separado― ¡no estás ahí para e perimentarlo!
Iain: Cuando dices, "no estas ahí", a que te refieres exactamente?
Jeff: En pocas palabras, el pasado y el futuro no están en ese momento.
Este fuerte sentido de mí mismo como persona separada en el mundo, no
está ahí. Solo está lo que acontece en ese instante. Y no hay nadie ahí
para saberlo. Simplemente no puede ser conocido. Es un paso hacia lo
desconocido, que de todos modos es donde estamos siempre.
Iain: ¿Pero todavía piensas?, ¿el pensar todavía sucede?
Jeff: Bueno, los pensamientos todavía surgen. Los pensamientos pueden
surgir. Pero ya no representan un problema, porque ya no hay nadie ahí
utilizando pensamientos para construir una identidad.
Crecemos en el mundo, y nos aferramos a las cosas. Tratamos de hacer
algo de nosotros mismos. Esa es la condición humana realmente. Se
podría decir: el intento de ser alguien, de ser algo, de poseer, de obtener.
Cuando todo eso se derrumba, todo se libera, finalmente puedo ser yo
mismo, sin poseer. Y en ese instante, cualquier cosa puede surgir, por
supuesto. Pensamientos, sonidos, olores, sensaciones en el cuerpo. Pero
no hay ese sentido de que algo me pertenece, ya no siento que soy una
entidad separada en control de nada.
Por lo tanto, hay sonidos, pero no hay nadie que los escuche. No hay
nadie que piense; "¡yo estoy haciendo esto¡ ¡yo estoy escuchando!". El
"yo" como el centro de mi vida se ve ahora como una ilusión. La vida se
ve como si no tuviera un centro. Pero no significa que la vida se detenga.
La gente tiene la idea de que cuando ocurre la liberación, todo se
detiene. No, absolutamente no. Se trata de una apertura. Una apertura a
lo que es. Permitir lo que es. Pero no es algo que estás haciendo. ¡Y eso
es lo más difícil de oír!
Iain: ¿Qué ocurre con tu personalidad?
Jeff: Es la personalidad a través de la cual ves. Lo que se ve es que no
hay nada fijo allí que se llame "yo".
Iain: Pero todavía tienes lo que te gusta y lo que no, ¿sólo que no te
domina?
Jeff: Sí. Todo se vuelve muy divertido. Juegas a ser Jeff, cuando es
necesario. Este personaje Jeff, ¿dónde está?. No es más que un
pensamiento sucediendo en este momento. No es un estado especial en
el cual estoy. Es verdad para todos nosotros: eres sólo un pensamiento.
Todo tu pasado y futuro es sólo un pensamiento que surge ahora.
Iain: ¿Eres consciente de cómo la personalidad cambia con el tiempo?
¿Se vuelve más refinada? ¿Pierdes ciertas cargas?
Jeff: Es muy difícil hablar del tema sin hacer que parezca especial el
personaje Jeff. Esto es muy común. Es un colapso a lo que ya era.
Siempre ha estado aquí, pero no podíamos verlo. Estábamos tan
perdidos en el juego de la búsqueda, que no podíamos ver lo que había
delante de nosotros.
Iain: He pasado algún tiempo con personas que sienten que están en un
espacio iluminado, el espacio despertado, o como se llame. Y no hay
duda que sucede algo especial. Sin embargo, a veces me parece ver que
su personalidad toma el control. Estoy interesado en la posibilidad de
que tal vez la personalidad en desarrollo no tenga ninguna influencia en
absoluto.
Jeff: Al observar esto, y ver que no hay ningún "yo" en el centro de mi
vida ―y esto es el fundamento sobre el cual están construidas nuestras
vidas― en este alejamiento, la mente, o pensamiento, o la personalidad,
como quieras llamarlo, parece todavía tener un impulso sobre ella (la
mente). Toda lo que la mente ha conocido es la búsqueda. Por lo que
puede volver a aparecer de nuevo. Es como si, en el momento que crees
que estás despierto, en realidad no lo estas. Debido a que la mente va a
volver.
Iain: Porque piensas que estas despierto, crees que eres especial y
piensas que estás separado.
Jeff: Cierto. Mientras crees que estás despierto, o iluminado, o liberado,
hay un tú, que lo piensa. Esa idea de realización personal es lo más
difícil de dejar ir. Durante mucho tiempo, pensé que estaba iluminado. Y
como sabrás, fue sólo una creencia. Eso era separación. "¡Estoy
iluminado, tú no!" Separación. Y había una sensación de superioridad
ahí. Pensé que tenía algo especial. Pero todo eso se desvaneció también.
No era real. Era la ilusión final que debía dejar ir. Pero era una ilusión.
Al ego le gusta sentir que está iluminado. ¡Entonces puede ir diciendo
por ahí a todos que está iluminado!
Iain: Por supuesto, ¡es un gran truco!
Jeff: Lo es. Y vemos que no hay un "yo" que pueda estar iluminado, o
no.
Iain: ¿Esta etapa tiene desarrollo?, y sé que no es la palabra correcta,
pero ¿cómo evoluciona? ¿Se sienten cambios? ¿Hay algún movimiento?
Jeff: Es sólo lo que está ocurriendo, y todo lo demás pasa a un segundo
plano. En esto, ya está completo. Se ve que la vida ya es completa. Y en
ese ver, las cosas que no son reales simplemente desaparecen, se
queman. Y pareciera que toma tiempo. Pero lo que claramente se ve es
que sólo existe el ahora, no hay más que eso. Y hablando del Jeff que
cambia, simplemente eso ya no se siente real para mí.
Iain: Recuerdo haber hablado con algunas personas a quienes les
sucedió algo muy significativo. Para ellos, era como si el segundo plano
se convirtiera en el primer plano y el primer plano en el segundo. Los
puntos de referencia cambiaron y empezaron a ver la vida desde un
punto de vista diferente.
Jeff: Pero esto siempre ha estado aquí. No es un punto de referencia
nuevo. Siempre digo esto: los bebés lo ven. Los bebés recién nacidos
ven esto.
Iain: ¿Porque cuando nacen, no se sienten separados? ¿Sólo sienten la
interconexión?
Jeff: Ni siquiera sienten eso. Solo hay lo que esta ocurriendo. No hay
nadie ahí que dice: "Me siento conectado, me siento uno con el todo".
No, es sólo espontaneidad, solo lo que está ocurriendo. Mientras que los
adultos parecemos estar muy lejos de esa espontaneidad, de la sensación
de vitalidad, de la simplicidad. En nuestra búsqueda de ser alguien, nos
volvemos muy pesados, muy serios. Perdemos esto, lo que acontece en
este instante, porque estamos tan ocupados buscando algo más, algo
para mí.
Iain: ¿No es ese el juego?
Jeff: Ese es el juego.
Iain: ¿Hay alguna manera de salir? ¿Pueden los bebés permanecer en
ese espacio?
Jeff: Esperaría que pudiera ser posible. Pero mira, no hay errores en la
Unidad. El juego tiene que ser jugado. La separación, el sufrimiento
tiene que mostrar sus efectos, con el fin de ser visto. Es como si el
sufrimiento y la separación estuvieran ahí para despertarnos. Miro hacia
atrás en mi vida y el sufrimiento intenso y la búsqueda intensa, y el
momento que era horrible, sólo tenían que suceder de esa manera. No
hubo errores. Estaban ahí para que me despertara. Punto.
Iain: Anteriormente estábamos hablando acerca de la historia de tu vida.
Pasaste por períodos difíciles cuando eras muy infeliz. Y como es
comprensible, te refugiaste en la meditación y la auto-indagación con el
fin de encontrar una salida.
Jeff: Absolutamente. La búsqueda fue el intento de escapar de la miseria
que estaba experimentando. Toda mi vida había sido bastante
lamentable, pero alcancé un punto de ruptura alrededor de los 25 años.
Era tal la intensidad del sufrimiento y la miseria que vi la inutilidad de
todo.
Iain: La inutilidad de la vida, ¿fue el centro de tu miseria?
Jeff: Fue la pesadez de sentirme una persona separada. Realmente lo
sentí intensamente. Estaba muy solo. Sentía que el mundo no se
preocupaba por mí. Nunca pude encontrar ninguna relación. Yo estaba
muy solo.
Iain: ¿El juego no funcionó para ti?
Jeff: No funcionó. Fui bendecido con un intelecto agudo; Era muy
inteligente supongo. Pero aparte de eso, me odiaba a mí mismo, así de
simple. Odiaba mi forma ver las cosas. La vida se sentía como una
carga. No quería salir de la cama por la mañana. Todo era demasiado. Y
creo que experimenté eso la mayor parte de mi vida. Por supuesto, nunca
me di cuenta lo mal que estaba. En ese momento pensé: "Esto es lo que
soy, ésta es mi suerte".
Iain: ¿Trabajaste en tu personalidad? La gente podría argumentar que tu
personalidad no se formó correctamente, tal vez debido a malas
experiencias en la infancia.
Jeff: Así por encima puedo decir que tuve una infancia bastante feliz.
Para mi, mis padres eran afectuosos. Siempre tenía todo lo que
necesitaba. Pero en el interior todo era demasiado para mí. Odiaba quien
era.
Iain: Cuando dices que odiabas quién eras, ¿cómo veías quién eras tú?
Jeff: Pues ese es el problema. ¡Sabía quién era yo!
Iain: ¿Entonces te sentías separado de todos los demás, y sentiste que
había algo más por ahí con lo que no podías ponerte en contacto?
Jeff: Siempre me sentí como una persona muy pequeña en un mundo
grande. Me sentía totalmente insignificante. Y creo que esa es la
separación llevada al extremo. Ahí es donde acabé. Todos sentimos eso
hasta cierto punto. Todos nos sentimos pequeños dentro de un mundo
grande, un mundo de nacimiento y de sufrimiento, de vejez y muerte.
Iain: Sabemos que vamos a morir, pero pensamos "¡Yo no!" Para la
mayoría de nosotros la muerte parece un largo camino por recorrer.
Jeff: Tratamos de hacerlo a un lado. Tratamos de no pensar en ello. Pero
viene de otras maneras, como ves, sale a la luz en forma de sufrimiento
y ansiedad. El intento de escapar de la muerte es esencialmente el
intento de escapar de ser nada. Es por eso que tememos a la muerte: es
literalmente una caída en la nada. Y la nada no puede ser conocida. La
mente opera en el campo de lo conocido. Tememos a lo que no
conocemos.
Iain: ¿Tememos a lo que no entendemos?
Jeff: Sí, es lo mismo. Podemos controlar aquello que conocemos y
entendemos. Y lo que la muerte nos muestra es que no hay control. La
muerte y la enfermedad tienen una manera divertida de mostrarnos que
hay algo más en juego aquí, algo que está mas allá de nuestro control.
sí que por eso es que pasamos la vida ―y por supuesto no
reconocemos que lo estamos haciendo― tratando de escapar de la idea
de que no somos nada.
En algún nivel, sabemos que no somos nada. Todos hemos sido bebés
recién nacidos. Todos hemos sentido esa inocencia, esa falta de solidez,
esa apertura, esa sensación de no ser nada en particular. Y especialmente
esa inocencia, esa frescura, esa apertura, no se han perdido.
Aparentemente, solo se ha ensombrecido por el juego de la búsqueda.
Por jugar a ser una persona separada del mundo. Y al estar en esa
ilusión, esa suposición, es que todo el sufrimiento comienza. Para mí, el
sufrimiento y la separación habían llegado a un punto crítico, y es
entonces cuando esta otra posibilidad comenzó a brillar. En este caso en
particular, tuve que llegar a ese punto de absoluta desesperación.
Iain: Entonces al llegar a ese extremo, algo dio un giro?
Jeff: Sí, o se transformaba o había suicidio. No había otra opción.
Iain: ¡Eso suena muy dramático!
Jeff: Sí. Era cambiar o suicidarse.
Iain: ¿Esa era una decisión que tenías que tomar?
Jeff: Al contar la historia, siempre parece como si tuviéramos una
elección. Pero por supuesto no la tenemos. Tenía que pasar de la forma
que pasó. No hay error en esto. Esa es la ilusión, es donde todo el
sufrimiento comienza; con la sensación de que soy una persona separada
que puede elegir. Con la sensación de que las cosas en el pasado podrían
haber sucedido de otra manera. Lo que implica que esto ―lo que está
sucediendo ahora― no debería ser tal como es. Por el contrario, cuando
te das cuenta que nada podía haber sucedido de otra manera, es lo
mismo que decir que lo que sucede en ese momento, es exactamente de
la forma que tiene que ser. Que esto no podía ser de otra manera.
Iain: ¿Que sucedió después de llegar a ese punto crítico?
Jeff: Bueno, me enfermé, tuve una fiebre glandular grave, y una noche
me desplomé en el baño. Había estado vomitando sangre y me desmayé.
Cuando me desperté, estaba en un charco de sangre, traté de moverme
pero me di cuenta que estaba paralizado. Pensé que eso era todo y que
me iba a morir. Se quedó conmigo esa sensación acerca de lo bella que
es la vida, y la rapidez con la que se puede ir. Unos días más tarde,
estaba acostado en el hospital, me sentía mucho mejor, pero había algo
acerca de esa experiencia que permanecía en mi. Durante toda mi vida,
nunca me había dado cuenta de lo maravilloso que era estar vivo. Había
dado por sentado la simplicidad de eso, del hecho de estar vivo, lo había
ignorado en mi intento por ser alguien en el mundo. Algo acerca de esa
experiencia en el baño me había tocado, el sabor de la muerte y lo cerca
que estuvo, y la facilidad con que todo esto podía acabar. Algo sobre la
impermanencia de nuestras vidas. La enfermedad había venido de la
nada. En ese momento, eso me aterró: la facilidad con la que todo esto
podía ser quitado.
Durante toda mi vida había sido un ateo declarado. La palabra
"espiritualidad" no significaba nada para mí. ¡Solo significaba brujas,
duendes y demonios!. La religión me parecía ridícula. Y recuerdo que en
el hospital había una biblia al lado de mi cama, y me encontré
tomándola, pasando las páginas, y leyendo las palabras de Jesús. Por
primera vez en mi vida sentí que no eran sólo palabras vacías, que no era
sólo una tontería hecha por el hombre, había algo en la biblia, algo
acerca de la vida eterna, algo sobre lo precioso de esto, bueno, de algo
más allá. No sabía en el momento lo que era, pero había
una resonancia ahí. No tenía elección. Ahí es donde comenzó la
búsqueda espiritual. Tenía que averiguar qué era eso, esa resonancia. Y
tenía que encontrarlo "ahí fuera".
Iain: Y cuando dices que la búsqueda comenzó, ¿qué forma tomó?
Jeff: Bueno, yo había sido un buscador durante toda mi vida. El
individuo es un buscador. Pero fue en ese momento que la búsqueda
espiritual comenzó. Me encontré a mi mismo haciéndolo. Una vez que el
fuego se encendió, no había vuelta atrás. Regresé a Manchester para
quedarme con mis padres mientras me recuperaba de mi enfermedad.
Me encerré en mi habitación alrededor de un año.
Iain: ¡Eso es bastante extremo!
Jeff: Yo era una persona muy extrema [risas]! Fui bendecido ―o
maldecido, no lo sé― con un intelecto muy fuerte. Había sido educado
en la Universidad de Cambridge. Era bastante inteligente, y cuando tenia
algo entre manos, tenía que destrozarlo. Tuve que ir directo a eso; esa
era mi naturaleza. Una vez que el fuego comenzó, era tan intenso, que
empezaba a quemar y no podía apagarlo. Empecé con libros básicos
sobre budismo, cristianismo, libros acerca de la meditación, la auto-
indagación, y luego, !oh, todo, me refiero a todo! ¡Probé de todo!
Iain: ¿Quieres decir que probabas durante un tiempo una técnica de
meditación, y luego durante un tiempo cierta religión...?
Jeff: Sí, y empecé a tener todo tipo de "experiencias espirituales"".
Vislumbres de la Unidad, la disolución del yo, una compasión intensa; A
veces empezaba a llorar durante horas ante la belleza de todo. También
hubo momentos de gran desesperación al ver la impermanencia de las
cosas, al ver que yo no estaba ahí. De hecho, ver que toda la búsqueda
podría ser inútil. Fue un tiempo muy dramático. Las antiguas creencias
empezaron a desvanecerse, las creencias que había tenido durante toda la
vida. Empecé a ver que yo no era lo que había pensado.
Iain: ¿Básicamente te sentiste positivo sobre lo que te estaba pasando?
Jeff: No puedo decir que me sentía positivo al respecto. Al principio
todo fue muy emocionante, pero se volvió muy desagradable hacia el
final. La búsqueda se hizo muy intensa. Pero yo sabía que no podía
renunciar a ella. Lo sabía.
Iain: Cuando dices intensa, ¿lo que quieres decir es que harías cosas más
extremas? ¿Debiste meditar durante períodos cada vez más largos?
Jeff: Fue intenso en el sentido en que me alejé de la vida cotidiana. De
las relaciones humanas comunes. De las cosas simples. Para ser honesto,
no me acuerdo mucho de esa época. Sucedieron tantas cosas, tanto se
desprendió. ¡Creo que me convertí en un vegano* comprometido en
cierto momento! Estaba explorando de todo, buscando las respuestas.
Sabía que las respuestas no se podían encontrar de la forma en que había
estado viviendo mi vida. Y no las podía encontrar teniendo un buen
trabajo, o encontrando una buena chica para casarme. No podían ser
encontradas en los camino o lugares que había pensado que se podían
encontrar. Era un claro ver de eso.
Se llegó a un punto de tal intensidad que toda mi identidad fue
consumida por el hecho de que yo era un buscador espiritual. Ese era yo.
Había intercambiado mi antigua identidad por una nueva. Pensé que me
estaba liberando de toda identidad, pero lo que no podía ver era que el
"yo soy un buscador espiritual", ahora mas que nunca, se estaba
convirtiendo en una identidad. Era algo más a lo que me aferraba.
Iain: Pero eso había abierto tu mundo. Dándote nuevos horizontes.
Jeff: La búsqueda espiritual había abierto bastante. Pero aún tenia un
sentimiento de ser un individuo separado. De alguna manera creo que en
ese punto, el sentido era más fuerte que nunca. Ya no era tan miserable,
pero supongo que era miserable de una manera diferente. Ahora era
miserable porque no había alcanzado la iluminación. Era
"espiritualmente" miserable.

J F ―L (Parte 2 de 2)
Entrevista por Iain McNay Conscious TV
Iain: ¡Estabas muy motivado!
Jeff: Bastante. Cuando la gente viene a mis reuniones, y me hacen
preguntas, previamente ya me las había formulado yo mismo. ¡He
pasado por esta cosa de la búsqueda! Me hice todas las preguntas
conocidas por el hombre, y nunca encontré las respuestas. Bueno, si lo
hice. Encontré un montón de respuestas ... y luego la búsqueda
comenzaba de nuevo. Parecía como un movimiento incesante hacia el
futuro. Esta constante búsqueda de algo que pensé que había perdido.
Lo veo tan claro ahora: mientras que hubiera una persona separada
buscando el despertar, ¡había una persona separada ahí! Y no era capaz
de quitármela de encima: a la persona separada. No importa lo mucho
que lo intentara, no era capaz de deshacerme de este "yo", este "yo"
separado. En un momento dado, lo veía tan claramente: mientras el "yo"
estuviera ahí, no podía despertar. Entonces el foco se centró el
deshacerme de este "yo". Deshacerme del yo desde la raíz. Pero
entonces lo que no podía ver era que se trataba de un yo tratando de
deshacerse de un yo. ¡Esos círculos viciosos de pensamiento!
Y esos círculos se hicieron más y más sutiles. La búsqueda se dirigió por
caminos más y más sutiles. En cuanto la búsqueda fue vista en cierto
sentido, cambió la forma y proseguía de una manera más suave. Era
como si la mente no quisiera darse por vencida. No quería renunciar a la
idea de que finalmente un día "yo" podría despertar. Y todo lo que
puedo decir es que de alguna manera, en medio de todo eso, todo el
asunto se desvaneció. Pero claramente no puedo decir que fue debido a
algo que hice en particular. En mi esfuerzo por lograr desprenderme,
había estado reforzando el sentido del "yo".
Iain: Pero si no hubieras hecho ese esfuerzo, ¿igual se hubiera
desvanecido?
Jeff: Bueno, esa es la pregunta central, ¿no crees?. Claramente lo que vi
era que ya estaba aquí, ya estaba completo. El despertar, la Unidad,
como lo quieras llamar, ya estaba aquí. Pero no era algo que
pudiera tener. No podía poseerlo, no podía capturarlo. Y fue en el
intento de capturarlo, en el intento de tomar posesión de eso, que
aparentemente lo había perdido.
Iain: Es un gran dilema para un buscador espiritual. Por un lado, no lo
puedes conseguir. Por otro lado, no puedes dejar de intentar. Todavía
tienes una vida que vivir, seguir tu corazón, ir a donde la vida te lleve;
todavía tienes que hacerlo, y esa es la aventura increíble. Y es muy
inspirador conocer a alguien como tu que hizo todo esto, y entonces algo
se abrió, algo cambió. Y tu infelicidad, tu depresión, desaparecieron, por
la razón que sea.
Jeff: Pero mira la belleza de esto, se ve justo en medio de la
desesperación.
Iain: Si, lo entiendo.
Jeff: Pensé que tenía que superar la desesperación antes de poder
despertar. Vi que ya estaba aquí, justo en el corazón de lo que había
tomado para que fuera mi vida, justo en el corazón de la desesperación.
Vi que no era "mi vida" en absoluto. Que no importaba lo que estuviera
pasando, había una libertad que no se podía ir porque no era algo que
yo tenía. Era algo que estaba ahí y no tenia nada que ver "conmigo".
Es algo como sentarte aquí y permitir que la búsqueda se desarrolle por
si misma. A lo largo de toda mi búsqueda y del sufrimiento, sólo había
existido Unidad, y sin embargo no había sido capaz de verlo. Y a pesar
de no haberlo visto, siempre había sido Unidad. Y sin embargo todo este
juego del sufrimiento y la búsqueda, habían jugado a la perfección.
También noté que no podía haber sido de otra manera. La búsqueda se
había agotado por si misma cuando estuviera lista. Y no tenía nada que
ver conmigo.
Recuerdo cuando lo vi por primera vez en una silla. Estaba en mi casa,
en la habitación, mirando la silla, y me di cuenta que nunca antes había
visto una silla. Había estado demasiado ocupado buscando algo más.
Algo para mi. Algo más que la silla. Había estado buscando la
iluminación, la liberación, el despertar. Siempre en el futuro. Y por eso
me había perdido la silla. Y algo divertido sucedió. Era como si la silla
revelara sus secretos. En la desaparición de la búsqueda, la silla reveló
sus secretos. ¡Era la Unidad disfrazada de silla! ¡No era para nada una
silla! La llamamos así para no tener que verla. "Oh, ya sé que es una
silla, sé que es una mesa ..." Pero cuando todo eso se derrumba, es como
si no pudieras saber nada al respecto. No es una silla. Es lo que es. Todo
se vuelve muy vivo. Y sin embargo, todavía podemos llamarla una silla.
Todavía podemos utilizar el lenguaje cotidiano. Todavía podemos
funcionar como si estuviéramos llevando una vida cotidiana. Sin
embargo, por debajo, todo es un milagro. No es nada como pensabas que
sería. En el momento en que tienes una idea de lo que es esto, es sólo
una idea. Está demasiado vivo para ser capturado, para ser conocido.

Iain: Y de hecho has tenido algunas experiencias de estas. En tu


libro, MÁS ALLÁ DEL DESPERTAR, mencionaste que un día ibas
caminando en Oxford, bajo la lluvia, y te diste cuenta que lo eras todo y
que estabas en casa. ¿Estas situaciones surgieron con mayor frecuencia y
se volvieron más fuertes?
Jeff: Cuando vi esto por primera vez, todo fue muy dramático. Fue
impactante ver que el secreto había estado aquí desde el principio, justo
en el corazón de una vida muy normal. Que lo extraordinario siempre
había estado escondido en lo cotidiano, en la más cotidiana de las cosas.
Y cuando lo vi por primera vez, hubo una gran emoción, hubo un drama
al respecto.
Por estos días, todo se ha vuelto muy normal. Se ha tornado muy
apacible. Siempre está ahí en el fondo. No es tan dramático. De todos
modos, es como si en la superficie todo esto se colapsara en una vida
muy ordinaria. En ese momento, había todo tipo de experiencias. Había
solo amor al caminar bajo la lluvia ese día en Oxford. Era todo lo que
había. Todo era una manifestación de eso, y nada estaba separado de lo
que creía que era yo mismo. Para ese entonces todo era muy nuevo y
dramático. Pero al final se extinguió y es muy sutil ahora.
Iain: ¿Había algo de miedo cuando eso sucedió?
Jeff: Cuando la persona se desvanece, solo queda lo que es, todo es muy
claro y evidente. No puede ser conocido, no puede ser hablado, pero es
innegable. Y entonces la mente puede volver. Solo entonces comienzas a
escribir y a hablar del tema. y dices, "tuve una experiencia. Eso me pasó
a mí". ¡Pero en realidad tú no estabas allí en absoluto! ¡No te sucedió
a ti! Es por temor que la mente regresa y trata de capturarlo. Trata de
crear con eso una estructura, para poder sentirse segura.
Iain: La razón por la que pregunto, es porque hace unos años leí el libro
la COLISIÓN CON EL INFINITO de Suzanne Segal y al parecer tuvo una
experiencia similar. Pero también tenía una ansiedad tremenda. ¿No se
supone que la ansiedad tiene algo que ver con la mente?
Jeff: Sí, es todavía la mente tratando de aferrarse. Tal vez es la última
táctica que usa. Usa la técnica del miedo. "¡Hay algo que temer! ¡Hay
algo que temer!" En realidad, sólo hay el miedo. Sólo miedo surgiendo.
No hay nada que temer.
Iain:¿Hoy en día sientes algo de miedo o ansiedad?
Jeff: Cualquier cosa puede surgir. Miedo y ansiedad en realidad ya no.
Pero la cuestión es que todo está permitido. La ira, el miedo, la alegría,
la tristeza ... todo. Todo puede venir. Es como si todo estuviera
permitido para que surja exactamente cuando debe surgir, porque no hay
nadie ahí tratando de resistirse, de luchar en contra u obtener una
identidad aparte. Por ejemplo, si tu madre muriera, habría tristeza. La
gente tiene la idea de que la liberación es un estado en el que no sientes
nada. Que es un lugar de nadedad, donde nada puede afectarte. ¡Son un
montón de tonterías! Esa es otra idea, otro concepto. La Unidad permite
todo. ¿Cómo no podría? ¡Lo es todo! Así que la tristeza puede estar ahí.
¡Y cuando hay tristeza, hay tristeza! Pero no hay nadie tratando de hacer
algo con la tristeza. Y a continuación, algo divertido sucede: la tristeza
vive su propia vida pequeña, y se quema a sí misma, en su propio
tiempo.
Iain: ¿No hay carga en eso?
Jeff: No hay ninguna carga. Y en eso, ¡la tristeza puede ser totalmente
triste! En medio de la tristeza, se puede observar que hay tristeza y sin
embargo no la hay. Este es un lugar donde la mente nunca podría ir. Hay
tristeza porque no hay nadie que este triste ―no hay ninguna persona
triste― en realidad la tristeza no está ahí en absoluto. Incluso para
llamarla tristeza, tendría que haber una persona que la llame así, que le
de una etiqueta. Es imposible hablar del tema, e imposible de entender si
hay o no tristeza al mismo tiempo.
Iain: Es una falta de identificación, ¿No es así? ¿Es como si estuvieras
simplemente observando?
Jeff: Todo está siendo registrado sin esfuerzo. Pensamos que estamos
haciendo el oír, haciendo el ver, haciendo el respirar. En realidad todo
esto sólo está ocurriendo sin esfuerzo. Hay una inteligencia que está mas
allá de la mente. La mente no tiene ninguna esperanza de comprenderlo.
Es lo que está latiendo el corazón. Es lo que está respirando.
Iain: El cuerpo humano es un mecanismo muy complejo ..
Jeff: Y lo más difícil de oír es que el cuerpo no nos necesita. No necesita
de nuestra búsqueda, no necesita nuestro sufrimiento, no necesita nuestra
identidad. Funciona sin esfuerzo, sin nosotros. Es lo más difícil de oír
para alguien que está tan apegado a sus enseñanzas, a sus juegos de
convertirse en algo mas, oír que eres irrelevante, que estás ausente. Sin
embargo, no es una ausencia fría, muerta y separada. Es una ausencia
muy viva y completa. Es una ausencia que está llena de todo lo que está
ocurriendo. En realidad, esa ausencia es una presencia perfecta.
Hablamos de estar presentes, estar en el ahora. Pero cuando tú estás
plenamente presente, "tú" no estás ahí. Así que en realidad "tú" no
puedes estar presente. No es algo que "tú" puedas hacer. La presencia
está ahí en la ausencia de "ti".
Iain: Esa es una de las primeras cosas que aprendes cuando vas por el
camino espiritual: estar presente.
Jeff: Sí, pero lo que vemos aquí es que sólo hay presencia. No es algo
que puedas tener, o estas mas cerca de ello. Y todo ya está sucediendo
dentro de esa presencia. Incluso la búsqueda y el no-estar-presente, están
sucediendo en la presencia más perfecta. La presencia está abrazando
todo. No niega nada, no se resiste a nada. Incluso permite que se lleve a
cabo el sufrimiento más intenso.
En la imagen de Jesús en la cruz, vemos que en el corazón del
sufrimiento mas intenso conocido por el hombre, justo en el corazón de
eso, está la eternidad. La eternidad no se puede encontrar a través de
escapar del sufrimiento ― está justo en el corazón del sufrimiento. sí
que es ahí donde se puede ver que no hay nadie que sufre.
Iain: Pero parece que hay una gran cantidad de sufrimiento en el mundo.
Recientemente en la televisión hemos visto una gran cantidad de
sufrimiento en Birmania y China, con el ciclón y el terremoto. Las
personas han perdido sus hogares y sus seres queridos, la gente está
herdida y no hay ayuda médica. ¿Te afecta en algo?
Jeff: Soy yo mismo en Birmania, yo mismo en el terremoto. Soy yo
mismo muriendo de hambre en Africa. La gente a veces escucha el
mensaje de la no-dualidad y piensa que se trata de sentarse y de no hacer
nada. Creen que se trata de sentarse a decir arrogantemente: "Oh, es sólo
un sueño, es sólo una historia, no hay nadie ahí sufriendo, así que cuál es
la razón para hacer algo?"
En realidad, en la clara visión de que no hay nadie aquí que sufre, y que
el sufrimiento es sólo una historia, puede haber acción sin esfuerzo para
ayudar donde se necesite. Pero viene de un lugar en el que simplemente
no conoces. Surge del no-saber. La Unidad se reconoce a sí misma en la
cara de ese niño que muere de hambre y puede moverse para ayudarse a
sí misma, no por piedad, no porque tenga que ser una buena persona, eso
no tiene nada que ver. No viene de una moral establecida. Pero al ver
que todo es Uno ―y este es el misterio del universo― de alguna manera
se mueve para ayudarse a sí mismo. Porque sólo se ve a sí mismo, como
el niño que muere de hambre, como la víctima del terremoto. Entonces
se mueve para hacer algo, si eso es posible. O no. Puede ser que no se
mueva, ya ves. Simplemente no hay forma de saberlo. Viene de un lugar
de no pensamiento. No viene de un lugar donde estoy separado de ti y yo
estoy sufriendo porque tu estás sufriendo y siento lástima por ti, y quiero
ser una buena persona. No, el universo no necesita eso. No necesita
nuestra compasión. No necesita nuestro sufrimiento encima de su
sufrimiento.
Por lo tanto, verlo claramente es finalizarlo. Y entonces puede haber un
movimiento para ayudar, o no.
Iain: ¿Y qué forma podría tomar ese movimiento?
Jeff: No hay manera de saber de antemano. En el momento en que tienes
una idea de lo que debes hacer para ayudar, en el momento en que tienes
una agenda establecida, dejas de ver. Por ejemplo, si piensas que lo más
importante en el mundo es salvar las selvas tropicales del Amazonas, y
eso es todo en lo que piensas, es posible que no te fijes en la señora
mayor que está cruzando la calle ahora mismo y necesita de tu ayuda
en este momento. Debido a que tienes ya una idea establecida de lo que
está bien y de lo que está mal, es posible que no te des cuenta de esa
señora que es más importante que toda la selva tropical junta, porque
ella está aquí delante de ti, y ella eres tu mismo también. Así que no hay
estructura para eso, y no lo entiendo, nadie lo entiende, es sólo el
misterio de la creación. De alguna manera se reconoce a sí misma. Es
Dios viéndose a sí mismo en todas partes.
Iain: Entonces, ¿qué te motiva? Haces charlas, y escribes libros. ¿Qué te
mantiene en marcha?
Jeff: Realmente no sé de dónde viene. Siendo honesto, la forma en que
se siente es que todo está ocurriendo. Todo está fuera de mi control. Jeff
nunca podría haber hecho esto. En el momento en que Jeff hubiera
tratado de hacer que esto ocurriera, tristemente habría fracasado. Y
puede que al decirlo suene como si estuviera tratando de ser inteligente,
pero realmente es así como se siente. Realmente se siente sin esfuerzo.
Es sólo desenvolvimiento, evolución, y realmente no sé cómo está
sucediendo o por qué está sucediendo, pero está sucediendo. Esta
expresión de la no-dualidad parece salir de esta boca, y es siempre una
sorpresa.
Iain: Decías hace un momento que solías ser muy tímido. Que estudiaste
astrofísica en Cambridge y que en parte lo hiciste debido a que no
querías tener que comunicarte con la gente. ¡Y aquí estás hablando sin
problema!
Jeff: [Risas] ¡Lo sé! Es asombroso. No sé, me siento en mis reuniones, y
te hablo a ti ahora, y las palabras salen solas. Si pudiera ponerlo en
palabras, es como si me sentara y observara salir las palabras. A veces
me sorprenden. A veces me sorprendo de lo que sale. Ahí está el sentido
de que yo no podría haberlo hecho, no lo habría dicho.
Iain: Cuando uno escucha a los verdaderos genios de nuestro tiempo, los
Einstein de este mundo, ellos dicen que realmente no crean sus propias
ideas, que sus ideas sólo vienen de la nada.
Jeff: Todo emerge de la nada
Iain: Eres como un vehículo.
Jeff: Pero no tiene nada que ver conmigo. Todo parece surgir sin
esfuerzo. ¡Se está hablando de sí mismo! No hay un esfuerzo en hablar
de esto porque no hay nada de que hablar. Lo que estamos hablando aquí
no es nada. No hay propósito. No puede ser inmovilizado. En el
momento en que pronunciamos la primera palabra sobre esto, ya
estamos en el sueño. Y cuando lo vemos claramente, cuando notamos
que no se puede hablar al respeto, de nuevo las palabras simplemente
salen libremente, ¡y no me preguntes cómo!, parecen venir. Si pudiera
ponerlo en palabras, seria algo como sentarme y mirar las palabras salir,
sin saber lo que va a venir después. Una gran cantidad de artistas hablan
del tema: cuando están fluyendo, cuando están concentrados en lo que
están haciendo, el arte sale de la nada, lo hace por sí mismo, surge de la
nada.
Es como si estuviéramos en el punto de la creación y la destrucción,
todo sucediendo ahora mismo. Esta es la creación y la destrucción, y no
puede ser conocida. Esa es su belleza: si pudiera ser entendido, sería una
cosa, sería un concepto. Este es el no-saber puro. En ausencia de la
búsqueda, el misterio se revela por si mismo, no en el hablar, sino en
todo. En estas flores, en este piso, en esta silla, y en esta mesa. Es todo.
Todo es el misterio. Es algo que viene de la nada. El hecho de que todo
esto está sucediendo, este es el milagro.
Iain: Desde un punto de vista matemático, si nuestro planeta fuera sólo
un poco diferente de la forma que es ahora, no podría albergar la vida
humana. Y esa es una de las cosas que olvidamos: el delicado equilibrio
de todo. Esta es la sensación que tengo de ti: las cosas solo suceden, y no
sabemos por qué, pero es la manera como se dan. Y hace unos años te
ocurrió algún tipo de cambio, y no pasó mucho, pero fue muy
importante. Se trata de darse cuenta de lo complejo y delicado y fino que
es todo.
Jeff: Y lo hermoso que es.
Iain: Si.
Jeff: Y cuánto nos alejamos de eso en nuestra búsqueda de ser alguien.
La preciosidad justo en el corazón de la vida. La preciosidad que
siempre está ahí, nos la perdemos. Estamos demasiado ocupados
buscando algo. En realidad nada me ocurrió a mí. Nada cambió. Es
todavía una vida normal siendo vivida. Es solo que no hay nadie
viviéndola. Está siendo vivida. Se vive por si misma. Es la Unidad
desarrollándose a sí misma en la forma de una persona aparentemente
separada. Esencialmente no hay diferencia entre tú y yo. Es la Unidad
"mirando" a través de estos ojos y la Unidad "mirando" a través
de esos ojos. La Unidad no tiene preferencias. Es igualmente "feliz"
mirando a través de estos ojos o escuchando a través de estos oídos, así
como mirando a través de esos ojos o escuchando a través de esos oídos.
Aparentemente lo único que nos separa, es la historia del "yo". Una
historia que es tan frágil que se puede caer así nada mas, quedando sólo
la presencia. Es el milagro que está en el corazón de las cosas, allí
mismo en medio de la confusión de la vida humana. Y cuando esto se ve
es impactante porque destruye toda búsqueda, dejándote aquí, totalmente
presente y totalmente ausente.
Iain: Las personas están tan perdidas. De alguna manera es triste, y de
otra manera sorprendente.
Jeff: Pero en realidad no podría ser de otra manera. Quizá el sufrimiento
y la búsqueda están ahí para mostrarnos esto. Puede que nada esté fuera
de lugar, y desde el Big Bang y la preciosidad y la fragilidad de eso,
nada ha estado fuera de lugar. Y nos deja aquí. Aquí mismo.
Iain: Esa es una gran manera de terminar Jeff. Realmente aprecio que
hayas venido.
Recursos:

Joan Tollifson acerca de la No-Dualidad


https://www.youtube.com/watch?v=LqHtzOWJYMU

Andreas Müller: "Apagar el comentarista de fondo" Conversación con Teresa


Arrieta

https://www.youtube.com/watch?v=E7bnXYoLP4A

Voz conocimiento, ruiz

Iluminación para gente perezoza

Mas alla del despertar, Foster

Nirmala lista mentales

DEJAR DE BUSCAR . Sergi Torres.

https://www.youtube.com/watch?v=0YPMs8NlgWQ

Sergi Torres - La falsa espiritualidad

https://www.youtube.com/watch?v=B6-mv4y1nEo

Las Adicciones: ¿Son Efecto de Nuestro Auto Rechazo Sergi Torres?

https://www.youtube.com/watch?v=ozG_FnOJQqc
(259) El Sadhana Tras El Despertar

https://www.youtube.com/watch?v=ATZLUTqmXEU

La sencillez de la espiritualidad auténtica

https://www.youtube.com/watch?v=3s4U8LD0-LI

Satsang con mooji"la muerte de la muerte"


https://www.youtube.com/watch?time_continue=268&v=IV7XHl1FsAs&feature
=emb_logo

Scott Kiloby en Español - The Unfindable Inquiry (La Investigación de lo


Inencontrable)
https://www.youtube.com/watch?v=tf4J0IkhL-o

Disolviendo el Vínculo Entre el Trauma y la Adicción a Través de la Presencia -


Scott Kiloby

https://www.youtube.com/watch?v=2aT_hZJO5aU}

para sumar:
"recuerda quien es tu enemigo" los juegos del hambre

disney

casnaneda
lomar

miyo

adams

tolle

annamalai

https://www.diarioinformacion.com/cultura/2017/01/25/controlas-mente-
parasita/1852791.html

lado activo infinito

soy yo, soy libre

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