Professional Documents
Culture Documents
Adicciones Espirituales, Mente, Etc - Posts
Adicciones Espirituales, Mente, Etc - Posts
Simplemente significa que si este deseo de sentirte bien es más fuerte que el
deseo de ver, conocer, y experimentar la Verdad, entonces este deseo estará
siempre distorsionando la percepción de lo que es Real, corrompiendo la
integridad más profunda de uno.
Por mi experiencia, todos dicen que quieren descubrir la Verdad, justo hasta que
se dan cuenta de que la Verdad les despojará de sus ideas arraigadas más
profundas, sus creencias, esperanzas y sueños. La libertad de la iluminación es
mucho más que la experiencia de amor y de paz. Significa descubrir una Verdad
que dará un vuelco a tu visión de tí mismo y de la vida. Para alguien que está
realmente preparado, será algo increíblemente liberador. Pero para alguien que
todavía está aferrado de un modo u otro, será extremadamente desafiante. ¿Cómo
saber si estás preparado? Uno está preparado cuando está dispuesto a ser
absolutamente consumido, cuando está dispuesto a ser el combustible para un
fuego sin fin.
Las personas espirituales pueden ser algunas de las personas más violentas que
nunca hayas conocido. En su mayoría, son violentas hacia sí mismas. Tratan
violentamente de controlar su mente, sus emociones y sus cuerpos. Se enfurecen
consigo mismas y se maltratan a sí mismas por no rebelarse ante la idea de la
mente condicionada de lo que cree ser la iluminación. Nadie nunca se ha liberado
a través de este tipo de violencia. ¿Por qué es que tan pocas personas son
realmente libres? Porque tratan de amoldarse a las ideas, conceptos y creencias
en sus cabezas. Tratan de concentrarse en su camino al cielo. Pero la libertad
trata sobre el estado natural, la expresión espontánea y natural del ser. Si deseas
encontrarla, observa que la idea misma de una persona que tiene el control es un
concepto creado por la mente. Da un paso atrás en lo desconocido.
La iluminación no tiene nada que ver con los estados de consciencia. Que estés
en la consciencia del ego o en la consciencia de la unidad no es realmente la
cuestión. He conocido a muchas personas que tienen fácil acceso a estados
avanzados de consciencia. Aunque para algunas personas esto puede lograrse
fácilmente, también me doy cuenta de que muchas de estas personas no son más
libres que cualquier otra persona. Si no crees que el ego pueda existir en estados
muy avanzados de consciencia, te equivocas. La cuestión no es el estado de
consciencia, incluso los muy avanzados, sino el misterio despierto que es la
fuente de todos los estados de consciencia. Es incluso la fuente de la presencia y
del ser. Está más allá de toda percepción y toda experiencia. Yo lo llamo
―conciencia despierta‖ (1). Para averiguar que estás vacío de la vacuidad tienes
que morir en el misterio consciente, que es la fuente de toda existencia. Lo que
pasa es que ese misterio está enamorado de toda su manifestación y no
manifestación. Encuentras tu Ser dando un paso atrás fuera de ti mismo.
21:20:00
El centro está siempre aquí mismo. El centro ha estado aquí desde siempre.
El buscador era el único que insistía en intentar llegar al centro
de la experiencia espiritual del subidón... Aunque tu experiencia emocional
o psicológica sea muy ordinaria, infeliz o extraordinaria, el centro seguirá
estando aquí mismo. Y sólo desde aquí podrás empezar a asimilar que
todo es una expresión del centro. Todo. Ninguna expresión es más auténtica que
otra,
pues en su centro no existe buscador alguno. Aquí mismo no hay nada.
Todo es Uno.
Adyashanti.
Y con la búsqueda llega la identificación con ―el que busca‖. Toda búsqueda
implica un buscador. Pero buscando el final del buscador, el buscador ignora la
evidencia de que el ―problema‖ reside en la búsqueda, porque toda búsqueda
implica que ahora hay algo equivocado. La búsqueda implica una resistencia a
lo que es, una resistencia que es idéntica al yo, a ―mí‖.
Pero la paz, el amor y la alegría ya están aquí, ahora mismo, La paz, el amor
y la alegría son muy simples.
Y se presentan como:
ste es el milagro que tanto nos hemos esforzado en buscar a lo largo de toda
nuestra vida... y que siempre ha estado delante de nuestras narices.
Lo único que el buscador ve es su propio mundo, foster
Jeff Foster, autor de Una ausencia muy presente, pone en duda que la búsqueda
espiritual del despertar o la liberación sean algo realizable. Describe este anhelo
a través de la figura del buscador, cuya búsqueda le dejará, inevitablemente,
dentro de su propio mundo (aunque este tenga infinidad de caminos). En lo que
Foster denomina como el ―mundo onírico‖ es donde e isten las relaciones entre
maestro y discípulo que, según él, intentan enseñar algo que no puede ser
mostrado. Solo cuando la figura del que busca se diluye junto al objeto que
persigue lograremos, en cierto modo, asentarnos en lo que ha estado aquí desde
el mismo comienzo.
Dentro del mundo del buscador todo es posible. Dentro del mundo del
buscador hay un millón de caminos, procesos, prácticas y objetivos
espirituales diferentes. Un millón de cosas que hacer y un millón de cosas
que ofrecer. Dentro del mundo del buscador buscas la iluminación, buscas la
liberación y buscas cualquier tipo de transformación energética. Dentro del
mundo del buscador puedes ir a reuniones y escuchar hablar de eventos
futuros que pueden ocurrirte o no. se es un mundo lleno de creencias, un
mundo lleno de conceptos de segunda mano transmitidos por personas
bienintencionadas que creen a pies juntillas lo que dicen.
En el mun
alguien en lugar de nadie, en el intento de que nuestra vida funcione, siempre
tropezamos con nuestro propio reflejo.
¡Son tantas las cosas que nos prometen los maestros! Nos prometen un evento
futuro llamado iluminación, despertar o algún tipo de cambio o modificación
de la percepción que jamás podemos obtener ni dejar de obtener.
P
vamos a hablar de algo que trasciende por completo todo eso, d
.
―No hay nadie‖ y ―hay alguien‖ son, de hecho, afirmaciones igualmente
equivocadas. Y lo mismo podríamos decir con respecto a ―hay elección‖ y
―no hay elección‖. Dentro del mundo del sueño, esos pares de opuestos
emergen y se desvanecen simultáneamente. Pero ninguno de ellos puede
llevarnos a donde realmente queremos ir, es decir, a nuestra propia ausencia.
Más allá de los opuestos de la crispación sobre uno mismo se encuentra la
gracia, la sorpresa que siempre resplandece. Y sólo por ella, de hecho, la
contracción en uno mismo parece manifestarse. El ser desempeña todos los
papeles, incluido el papel de quien parece ignorar el ser. sa es la sorprendente
revelación... una revelación que, no obstante, se despliega ante nadie.
Más allá de los inútiles intentos realizados por el personaje para transmitir y
defender este mensaje, una intimidad que, pese a ser desmesurada, es
completamente ordinaria, yace, desde el mismo comienzo, en segundo plano,
susurrándonos quedamente que todo está bien y que no hay nada que
defender... nada que defender... nada que defender».
La búsqueda espiritual
En cierto sentido, todos tenemos la sensación de que hay algo más allá.
Algo más allá del ir y venir de las cosas, más allá de quien creemos que
somos, más allá del interminable ciclo de la vida y la muerte, más allá de
nuestros logros, de nuestros nombres. Más allá de todos los "más allá",
existe la sensación de unidad, de Unicidad, de plenitud.
De pequeños, cuando aún somos bebés, todavía no estamos desligados
de la vida y existe en nosotros una inocencia, un sentirnos maravillados
ante el mundo, como una sensación muy viva, muy evidente. Pero, por
alguna razón, cuando somos adultos perdemos esa inocencia, esa
sensación de estar completamente presentes, plenamente vinculados a lo
que está sucediendo en ese momento, sea lo que sea. Nos volvemos muy
rígidos, muy pesados, nos empachamos de conocimientos, de
remordimientos, de ansiedad por el futuro. Nos sentimos desligados de
la vida. Caemos presos de la dualidad. Hablamos en términos de "mi
vida y yo", "mi pasado y yo", "mis objetivos y yo", como si hubiera algo
que nos separara de esas cosas. A diferencia del recién nacido, tenemos
una idea fija de quiénes somos. La vida, tal y como es, ya no nos
sorprende. Dejamos de jugar. Nos convertimos en unas criaturas muy
complejas.
Hoy no hablaremos de ningún mensaje nuevo, sino de un mensaje que se
encuentra por todas partes. Todas las religiones y las tradiciones
espirituales, en el fondo, hacen referencia a esta Unidad ―a esta
Unicidad― y la llaman Dios, o Espíritu, o Energía, o incluso pueden
negarse a hablar o a pensar en ella.
Si has llegado hasta este punto es porque sabes qué quieren decir estas
palabras. ¡Y cómo no lo vas a saber si no se trata de nada distinto de lo
que tú eres!
No obstante, nos perdemos mucho en nuestra búsqueda, ¿no creéis?
Tanto en nuestra búsqueda espiritual como en la búsqueda material. La
mente nunca deja de buscar algo más. Nunca acabamos de sentirnos
satisfechos con lo que hay, con lo que sucede en este momento. Como
nunca nos basta con eso, intentamos recuperar esa sensación de Unidad
de mil formas porque estamos convencidos de que la hemos perdido por
el camino.
Como todos hemos sido recién nacidos en algún momento, todos hemos
saboreado esa sencillez, esa libertad. Por eso, intentamos recobrarla (aun
sin darnos cuenta de que lo estamos haciendo) meditando,
entregándonos a nuestra profesión, dándonos a la bebida o al consumo
de drogas para olvidamos de nosotros mismos, leyendo libros
espirituales y de autoayuda, enamorándonos y desenamorándonos, o
gastándonos el dinero en cosas que realmente no necesitamos.
Nos pasamos la vida intentando que todo vuelva a su ser. Eso es lo que
realmente queremos: regresar a la esencia, sencillamente, regresar a la
esencia.
Hoy estamos hablando de la posibilidad de que nunca nos hayamos
apartado realmente de esa esencia, de la posibilidad de que esa sensación
de ser un individuo distinto de todos los demás no sea más que un
espejismo, y de la posibilidad de que ese espejismo desaparezca. Cuando
ese espejismo desaparece, se ve, con absoluta claridad, que lo que queda
es Unidad. Sí, se ve que todo es eso. No existe nada que no sea la
Unidad. ¡De lo contrario, no sería Unidad!
Se puede ver con claridad que nuestra búsqueda no es más que un juego
en el que la Unidad juega consigo misma al intentar encontrarse a sí
misma ― la ola que intenta convertirse en mar. No es más que un juego
inofensivo: el entretenimiento cósmico. Cuando se ve Esto, nos puede
dar un ataque de risa. Una vez visto, Esto se libera.
No es extraño que nuestra desesperada búsqueda de Unidad sólo nos
aporte frustración y decepción, una sensación de no acabar de
conseguirlo, de no acabar de ser uno mismo, de no acabar de sentimos
plenos. Esto se debe a que, al esforzarnos
por encontrar eso, alimentamos la sensación de separación, la sensación
de que no acabamos de llegar a la meta, lo cual constituye un círculo
vicioso.
Por tanto, hoy no vamos a aprender ninguna práctica nueva. Esto no es
más que una descripción de lo que ya existe, de lo que está sucediendo
ahora mismo. ¡Pero la pobre mente no consigue darse cuenta! ¡No
conseguimos verlo! ¡Lógico! ¿Cómo lo vas a ver tú? ¡Si tú (ese
individuo que cree estar separado de la Totalidad) no existes! ¡Tú no
eres más que un pensamiento que está brotando ahora mismo, que
brota en Esto!
Hoy no hablamos de palabras. Podríamos perdernos en palabras y
conceptos. Sin embargo, no nos vamos a dedicar, ni hoy ni nunca, a
hablar de conceptos, aunque no pase nada por entretenerse con palabras
y conceptos porque también forman parte del juego de la Unidad. No
hace falta que rechacemos ni las palabras, ni los conceptos, ni las
prácticas espirituales. Sencillamente, señalamos la posibilidad de que
quizás ya haya Unidad justamente en el núcleo de las cosas (¿dónde iba
a estar si no?). Y, quizás, al ver eso, se desvanezcan las prácticas, así
como el esfuerzo y el anhelo de que se revele la claridad que se
encuentra más allá de la mente.
No se trata de una idea complicada que deba
comprenderse intelectualmente. No son necesarios nuevos conceptos ni
más conocimientos. ¡Ya tenemos suficiente con los conocimientos que
poseemos! Así que hoy no nos dedicaremos a hablar de palabras, ni a
comprenderlas, sino que esta reunión tratará de algo ―y por el mero
hecho de decirlo ya lo estamos convirtiendo en algo― que está
irremediablemente presente cuando cesa la búsqueda: una energía, algo
que se remueve por dentro. A simple vista, lo que sucede aquí es que un
grupo de personas se ha reunido en una sala para escuchar a una persona
que va a hablar de la no dualidad y del despertar espiritual.
Pero lo que de verdad está ocurriendo es completamente asombroso, y
es que la Unidad se ha reunido consigo misma... Y eso es lo que siempre
hace. Aquí lo único que hacemos es volver a recordarlo, volver a señalar
que, en el centro de tu vida, no existe ningún "tú" consistente; en eso
consiste el espejismo, la ilusión, la pesadumbre. Lo único que existe es
la vida que se vive a sí misma.
¡Pero para la mente esto es una herejía! La mente piensa: "¡Soy yo quien
lo controla todo! ¡Soy yo quien hace esto! ¡Soy yo la responsable de lo
que sucede!". Por tanto, este mensaje puede suponer toda una amenaza
para una mente aferrada a las ideas de opción y control. Sin embargo, la
libertad radica en que la vida se vive a sí misma. No somos seres
individuales sentados en una sala. Sólo existe una totalidad que
resplandece constantemente.
Algunas enseñanzas espirituales hablan del despertar, de la iluminación
o de la liberación, y pueden dar a entender que se trata de algo que se
puede conseguir con el paso del tiempo, de algo que se puede poseer.
Pero lo que Esto tiene de bonito es que es tan abierto, tan libre, que
ningún individuo puede poseerlo, ni lo puede capturar, ni lo puede tener.
Así de libre es.
La frustración que se siente durante la búsqueda espiritual es la
consecuencia de intentar captarlo, de capturar lo incapturable, lo que no
necesita ser capturado pues ya se está presentando a sí mismo. Y aun así,
en Esto, la interminable búsqueda de la mente puede durar todo el
tiempo necesario. En Esto, hasta la búsqueda está permitida.
La búsqueda tiene tanto de Unidad como cualquier otra cosa, y ése es el
secreto fundamental, ésa es la verdad. Podemos pasamos toda la vida
intentando llegar al final de nuestra búsqueda, intentando parar la mente,
pero lo cierto es que nunca ha sido necesario pararla. Eso es lo
que Esto tiene de bonito, que no hace falta parar nada. La Unidad lo
abarca todo, permite que todo continúe hasta que ya no puede continuar
más. A cierto nivel, ya se reconoce que esto es así. Todos hemos sido
recién nacidos. De hecho, seguimos siéndolo ―inocentes, completos―,
tan sólo llevamos un rato confundidos. En definitiva, no es algo que se
pueda comprender, por eso es tan libre. Por eso resulta tan bonito.
JEFF FOSTER
10/03/2019
Si te das cuenta que te has perdido en una historia, que te has desconectado,
celébralo. Simplemente te has despertado de un sueño. Una gran inteligencia está
viva en ti, un poder que te permite darte cuenta y conectarte. Has salido de
millones de años de condicionamiento. No te castigues por haber olvidado, mejor
celebra tu capacidad de recordar. ¡A este momento no le interesa si te olvidaste
de él! Olvidar es una parte perfecta de la película. ¡Permítete olvidar, a veces!
Deja que el camino te haga más humilde, en lugar de tratar de ser “ ”. La
duda, la decepción y la desilusión serán tus constantes compañeros a lo largo de
este camino sin camino. No hay ningún destino en la Presencia, no hay ninguna
imagen de “ ” que tenga que defenderse. No puedes equivocarte, cuando no
hay ninguna imagen de lo que es “ ”.
NUNCA TE COMPARES
El agradable.
El espiritual.
El iluminado.
El perfecto.
El indigno.
El fracasado.
El culpable.
¡No eres una imagen! Estás despierto. Estás vivo. Eres indefinible. Eres la Vida
Misma. Nada más importa, solo esto.
Los agravios son parte del juego. Estás descubriendo día a día quiénes son tus
verdaderos amigos.
T “ ” n tu victoria.
Puedes sentir miedo, el futuro puede parecer incierto ahora, pero nunca te
sentiste tan vivo, tan salvaje y libre, tan preñado de potencial.
Durante los últimos años he platicado con cientos de personas de todo el mundo
que se autodenominan ―adictos‖. Seamos claros – no sólo los ―adictos‖ son
adictos. Todos somos adictos de diferentes maneras, al trabajo, al alcohol, a la
pornografía, al juego, al sexo, al poder, a tener siempre la razón, a probar nuestra
valía, a revisar nuestro correo electrónico cada 5 minutos.
En realidad no quería comida, por supuesto, sino amor y aceptación. Comía para
que el dolor de vivir desapareciera. Incluso a esa temprana edad, ¡comía para
vivir! Pero, por supuesto, no tenía forma de articular esto en ese momento.
¡Simplemente me sentía hambriento! sólo tenía la urgencia de comer. No era
realmente comida lo que yo quería – era amor, y vida. Tenía deseos de sentirme
vivo. Estaba intentando y fallando al comerme la vida. Estaba tratando de
comerme a mí mismo.
Ésta era un hambre cósmica, un anhelo muy profundo de ser tomado en cuenta,
de ser incluido, de ser visto, de ser validado. Y si los otros no podían hacerlo, tal
vez los chocolates sí. Todo eso era una expresión de una profunda hambre por la
vida, hambre de recordar lo que yo era realmente – ese vasto océano de
consciencia en donde las olas de pensamiento, sensaciones y sentimientos tienen
absoluta libertad para surgir y desaparecer. Yo estaba ignorando mi verdadera
adicción – con el deseo de recordar lo que yo era me estaba volviendo falsamente
adicto a algo. Me tomó años y años darme cuenta de esto y empezar a enfrentar
mi dolor en lugar de huir de él, a recordar en lugar de olvidarme de mí mismo, a
descubrir que eso que realmente soy, jamás podría ser adicto a nada.
Más tarde, mis adicciones cambiaron hacia otros objetos y hacia otras personas y
después, finalmente, todo este asunto se proyectó hacia mi búsqueda por la
iluminación. La iluminación se convirtió en el objeto de adicción final. Vivía y
respiraba enseñanzas espirituales hasta que empezaron a generar efectos
secundarios. Pero no estuve satisfecho hasta que todo ese ciclo se rompió, justo
en donde había comenzado.
Como individuos, todos somos adictos, en el sentido en que huimos del momento
presente en cierto grado. Todos evitamos pensamientos y sentimientos, tratamos
de no sentirlos, los ignoramos, nos distraemos de ellos, nos medicamos o
meditamos o nos vamos de compras. Por un instante, pareciera como si la
comida, el alcohol, el se o, el gurú, la droga, la fama, tuvieran el ―poder‖ de
eliminar la tristeza, el dolor; el sentimiento de soledad, de vulnerabilidad y de
aislamiento, y por último, la muerte misma.
Y después también permitir la ira – con esa extraña superstición primaria de que
si permitimos que la urgencia permanezca ahí terminaremos ―actuando en
consecuencia‖, o que nos quedaremos ―atascados‖ y nunca saldremos de ello, o
que simplemente nos vencerá. Todos los juicios rondando. Sintiendo que
necesitamos de inmediato ―hacer algo‖ sobre esa urgencia. Y, después de todo
esto, recordarte como ese amplio espacio abierto, el vasto océano de la vida en
donde todas las olas ya han sido aceptadas. Y saber, después, que ninguna
cantidad de alcohol, sexo, drogas, chocolate, palabras, imágenes o sentimientos
puede generarte una profunda aceptación en este momento – porque eso es lo que
tú ya eres y lo que siempre has sido. Aquello que tanto deseas, en un nivel más
profundo, ya está aquí. Tú ya eres eso que buscas, como todas las enseñanzas
espirituales a través de los años nos han estado recordando.
Tarsila Murguía
***
―No somos en realidad adictos a los objetos o a las personas; somos adictos al
sentimiento de liberación que parecen traer consigo.‖
(C x ‘ Má P A ’)
El ego es un movimiento
por Adyashanti Extracto de: LA DANZA DEL VACÍO
Convertirse en nada
Nuestro mayor temor es que cuando muramos nos convertiremos en
nada. Muchos de nosotros creemos que toda nuestra existencia es solo
una vida que comienza en el momento en que nacemos o que somos
concebidos y termina en el momento en que morimos. Creemos que
nacemos de la nada y que nos convertiremos en nada cuando muramos.
Y así sentimos un profundo miedo a la aniquilación.
El Buda tiene una comprensión muy diferente de nuestra existencia. Es
la comprensión de que el nacimiento y la muerte son solo ideas. No son
reales. El hecho de que creamos que son verdaderas crea una poderosa
ilusión que causa nuestro sufrimiento.
El Buda enseñó que no hay nacimiento; no hay muerte; no hay venida;
no hay marcha; no hay lo mismo; no hay diferente; no hay un yo
permanente; no hay aniquilación. Solo creemos que hay eso. Cuando
comprendemos que no podemos ser destruidos, nos liberamos del miedo.
Es un gran alivio. Podemos disfrutar de la vida y apreciarla de una
manera nueva.
La naturaleza de la mente
por Rupert SpiraUn fragmento de: LA NATURALEZA DE LA CONCIENCIA
¿Qué hay de malo en mí?
¿Por qué mi dolor no se ha ido aún?
Y tal vez una invitación a la gratitud, por la vida que has llevado, por cada
precioso aliento, por el alimento que se te ha dado,
por la capacidad de amar, de perdonar, de conectarte, por ser capaz de encontrar
el descanso, incluso en los momentos más oscuros.
– Jeff Foster
«No luches contra ti mismo». Si luchas contra tu ego, obviamente crees que tu
ego es real. Eso es lo que significa la línea bíblica «no resistáis al mal», que es
una línea maravillosa en lo que se refiere al Curso. Cuando resistes al mal,
cuando resistes al ego, lo has hecho real. Obviamente, si opones resistencia a
algo, has de creer que está ahí. Si crees que el ego o tu especialismo están ahí,
has hecho exactamente lo que tu ego quiere. Eso es lo que hace que este curso
sea una espiritualidad tan diferente, ciertamente en lo que toca al mundo
occidental. No dice nada sobre tratar de cambiar a tu ego, o luchar contra tu ego,
o vociferar más fuerte que tu ego. Simplemente dice: «Mira a tu ego y sonríe,
porque no es nada». Cuando luchas contra el ego en ti mismo, lo estás haciendo
real. Así que no se sorprendan cuando olviden su lección diaria del libro de
ejercicios ni cuando olviden lo muy simples que son estas reglas básicas. No se
enojen. No se depriman. No se sientan culpables. Simplemente digan: «Ah, ese
es mi ego en acción. Por lo visto todavía tengo miedo del Amor y de la paz de
Dios». Entonces están siendo absolutamente honestos. Y habrán ganado mil años
por simplemente hacer eso, porque están aprendiendo el proceso de dar un paso
atrás y mirar a su ego sin juzgarlo, sin luchar contra él, sin oponerle resistencia,
sin tratar de cambiarlo, sino simplemente mirándolo y diciendo: «Este es mi ego,
no quiero soltarlo y eso no es un pecado».
Al practicar esto cada momento de cada día, estás aprendiendo a deshacer el error
original, que fue mirar la diminuta idea loca y armar un gran alboroto al respecto.
En eso radica su importancia. Esa es la razón por la cual esta sección es tan
importante, si se lee correcta y detenidamente. Te entrenará, en el mundo y en la
esfera de experiencia en la que crees encontrarte, a revivir ese momento original
en el que, como parte de ese único Hijo, miraste las dos opciones y escogiste en
contra del Espíritu Santo. Miraste a tu ego y te lo tomaste muy, pero muy en
serio. Hiciste que el pensamiento del ego fuese un pensamiento serio en lugar de
una tonta ocurrencia. Un par de líneas después de la línea sobre la «diminuta idea
loca, de la que el Hijo de Dios olvidó reírse», Jesús dice: «Es motivo de risa
[textualmente, eso es lo que dice] pensar que el tiempo pudiese llegar a
circunscribir a la eternidad, lo cual significa que el tiempo no existe» (T-
27.VIII.6:5). Es un chiste pensar que esta diminuta idea loca tenga el poder de
interferir con la eternidad. Quieres cultivar, como una disciplina constante, mirar
a tu ego y no tomarlo en serio. Si luchas contra ti mismo, lo estás haciendo real.
Si experimentas una gran resistencia a elegir a Jesús y ves que tu dedicación a él
y a su curso flaquea, simplemente reconócelo y di: «Todavía le tengo demasiado
miedo al Amor de Dios, pero está bien». Esas palabras, «está bien», son las más
importantes de todas, porque ya no estás juzgando que tu ego es terrible,
pecaminoso, malvado o perverso. Estás mirando a tu ego y estás diciendo: «Esto
es lo que estoy eligiendo, pero no afecta al amor de Jesús por mí ni afecta al
Amor del Espíritu Santo por mí».
¡No tiene efecto alguno! Solo tendrá algún efecto si le adjudicas un efecto dentro
de tu sueño, porque dentro de tu sueño puedes hacer lo que quieras. Jesús dice
anteriormente en el texto que «Los sueños son desahogos emocionales en el nivel
de la percepción en los que literalmente profieres a gritos: "¡Quiero que las cosas
sean como yo quiero!"» (T-18.II.4:1). Como una criatura que no para de brincar
y gritar: «¡Mamá, lo quiero! ¡Dámelo!». De eso se tratan todos los sueños,
estemos dormidos o despiertos. Así que lo que quieres hacer es poder mirar lo
que estás haciendo y decir: «Eso es lo que estoy eligiendo activamente, pero está
bien. No es nada terrible. Simplemente estoy haciendo lo que quiero, porque
tengo miedo de lo que yace más allá de ello: el final de mi especialismo. En este
momento estoy perfectamente dispuesto a elegir la demencia, porque no quiero
soltar mi especialismo —pero está bien». Esa será la manera de reflejar la
elección original que todos no hicimos, pero que ahora podemos volver a elegir:
mirar la diminuta idea loca —la idea de estar separados de Dios— y decir: «Esto
no es nada. Este es un sueño tonto. Es un chiste». Miramos ese pensamiento,
como dice el Curso, con una risa apacible. Sea cual sea ese pensamiento dentro
de ti mismo: no lo justifiques, no lo racionalices, no te sientas culpable por ello,
no lo juzgues. Basta con mirar lo que es y lo que representa, pero sonreírle. De
eso se trata realmente.
Al menos, entonces, estás siendo honesto y franco contigo mismo y, por lo tanto,
con Jesús. Eso es lo que te ahorrará miles de años. El objetivo no es estar sin tu
especialismo, sin tu culpabilidad, sin tus pensamientos de ataque o sin tu
enfermedad. El objetivo es ser consciente de que los has elegido, y
que puedes hacer otra elección cuando estés listo para hacerla. Nadie está
apuntándote a la cabeza con una pistola y exigiendo que la hagas hoy. Si creen
que Jesús está haciendo eso, están leyendo el libro equivocado con el autor
equivocado. Eso no es lo que Jesús hace. Nunca le hizo eso a Helen. No se lo
hace a nadie. Él no es más que un apacible recordatorio. Justo al final del texto
dice: «En toda dificultad, disgusto o confusión Cristo te llama y te dice
apaciblemente: "Hermano mío, elige de nuevo"» (T-31.VIII.3:2).
Una vez más, eso es lo que hay detrás de estas declaraciones. Son
extremadamente importantes. Si realmente las entiendes y las aprendes, tu
experiencia de Jesús será mucho más amorosa, mucho más apacible; por lo
tanto, tú serás mucho más amoroso y apacible contigo mismo. Y todas las
personas que te rodean estarán muy agradecidas, porque inevitablemente serás
más amoroso y apacible con ellas. Habrás experimentado el amor y la
apacibilidad del Cielo, y ese amor y esa apacibilidad se convertirá más y más en
una parte de ti, que inevitablemente compartirás con todos los demás. Así que no
luches contra tu especialismo. Está bien decir que no estás listo para soltarlo. Al
menos eres consciente de cuál es el problema.
(T-30.I.1:8-9) Piensa más bien en la clase de día que te gustaría tener y dite a
ti mismo que hay una manera muy fácil de que este mismo día pueda
transcurrir así. Trata entonces una vez más de tener la clase de día que
deseas.
Jesús simplemente está diciendo: «Recuérdate que tienes una opción». Cuando
dice que puedes tener el día que deseas, no está hablando de un día en el que te
sacas la lotería, o en el que una relación de pronto se resuelve, o en el que
obtienes el ascenso o el empleo que deseas. El día que deseas es un día de paz o
un día de conflicto; un día de perdón o un día de culpa. Estas son las únicas
posibilidades que cualquiera puede tener en un momento dado.
Este curso es tan simple porque solo existen dos emociones: el miedo y el amor.
Solo existen dos opciones: la culpa o el perdón, el ataque o la paz, el ego o el
Espíritu Santo, la crucifixión o la resurrección, etc. Todos estos son símbolos
diferentes para la misma idea. Así que el día que deseas es un día en el que
realmente conocerás la paz de Dios, o un día en el que sentirás ansiedad. Cuando
te aferras a tus resentimientos en contra de alguien, estás diciendo: «Quiero un
día en el que tendré ansiedad, en el que tendré inquietud, en el que me sienta
agitado. Y eso está bien. Digo que quiero un día de paz, pero obviamente no lo
quiero. ¿Cómo sabes que no quieres paz? ¡Porque te estás aferrando a los
resentimientos! Te estás aferrando a la ansiedad por una reunión que vas a tener
hoy. Te estás aferrando al dolor para que no te sientas bien. Eso te está diciendo
que no quieres paz. Así darte un porrazo con Un curso de milagros, diciéndote a
ti mismo que sí quieres la paz no ayuda. Lo que sí ayuda es darte cuenta de
que cualquier tipo de malestar —emocional o físico— proviene de la elección de
estar con tu ego en lugar de estar con Jesús, que es una elección de estar en
conflicto en lugar de estar en paz, y que está bien.
Ahí es donde nace la culpabilidad, y de ahí vendrá todo el dolor. Así que cada
vez que busques placer fuera de ti mismo y lo hagas real para ti mismo, sentirás
culpa y, por lo tanto, dolor. Esto no significa que como buen estudiante de Un
curso de milagros no puedas disfrutar las cosas en el mundo. Pero cuando te
tomas el mundo en serio y conviertes algo del mundo en la salvación, en lo único
que te importa en tu existencia, pagarás un precio. Pero, nuevamente, no significa
que no puedas disfrutar las cosas físicas, o las cosas psicológicas emotivas en tu
mundo. Simplemente date cuenta de que hay una parte de ti que prefiere eso que
la paz de Dios. Si puedes ser consciente de eso, no te sentirás culpable. Y si no
hay culpa, no pagarás un precio.
Una vez más, solo para terminar esto ahora: cuando te das cuenta de que tu
resistencia es fuerte y tu dedicación es débil, simplemente estás diciendo: «No
estoy listo». Pero también quieres decirte: «Sé que mi especialismo no me dará el
día que realmente quiero. Me dará el día que mi ego quiere, pero no el día que
yo realmente quiero, lo cual significa que todavía tengo una mente escindida. Y
eso no me hace malvado, malo o pecaminoso, pero sí quiere decir que hoy no
encontraré la verdadera felicidad. Y no la encontraré porque no
la quiero encontrar. Y está bien».
SOBRE LA CULPA
Sentirse culpable no es lo mismo
Que ser culpable,
La culpa es sólo un sentimiento en el cuerpo
Hasta que te identificas con ella,
Y entonces se pega al ―Yo Soy‖,
Y se convierte en ―Yo Soy ulpable‖.
Sí, a veces hemos dicho o actuado inconscientemente,
Y hemos lastimado a otros.
Sí, a veces no hemos sido lo suficientemente habilidosos
O conscientes, o buenos como hubiésemos querido.
Algunas veces no hemos actuado desde nuestra integridad,
Algunas veces no hemos alcanzado nuestro potencial.
Y la culpa viene para recordarnos de nuestra exquisita imperfección,
No para castigarnos, sino para recordarnos,
Para que podamos aprender, crecer,
reparar, volver a equilibrar las cosas,
Decir ―Lo siento‖, abrir nuestros corazones,
Encontrar un sentido más profundo de amor propio,
Sanar.
Otras veces, la culpa surge como un antiguo recuerdo corporal,
Un sentido antiguo de ―Hice algo M LO‖.
Como un temor primario,
Una sensación de un final inminente.
Nos encontramos esperando ser castigados,
abandonados, culpados, ridiculizados en público,
a ser olvidados y abandonados para morir.
¡Se trata de un antiguo trauma que anhela amor!
¡Sé consciente de éste cuando surja!
Dale permiso para vivir,
Y recuerda que es sólo un sentimiento,
No un hecho.
Se trata de voces en la cabeza,
Y sensaciones en el cuerpo,
Es un terror de niño.
La culpa te controlará
Hasta que puedas brindarle el amor que anhela,
Hasta que puedas voltearte hacia ella con curiosidad,
Respirarla, inundarla con comprensión y empatía,
Sostenerla como si fuese un niño asustado,
En la seguridad de la Presencia.
Tú no eres culpable,
Aunque ahora te sientas culpable.
Tú eres el espacio para esta culpa,
Su santuario, su hogar,
Su maestro, no su esclavo,
Su padre/madre amoroso,
Su lugar de descanso.
Todos cometemos errores a veces,
Pero no somos errores. Nunca.
- Jeff Foster
El latido de lo absoluto
En la Biblia cristiana se dice: "Al principio, dios creó al hombre de barro
y agua y luego insufló vida en él, y el hombre se convirtió en un ser
vivo". Entonces, ¿qué es el hombre, el cuerpo o el hálito?
Ambos. El vehículo para el espíritu se formó de la tierra. Cuando estuvo
terminado, el Ser supremo sopló en la forma inerte y esa forma cobró
vida. Empezó funcionando como un cuerpo biológico y una entidad
pensante —un ser psicosomático—, una integridad. Aparece bellamente
expresado en la Biblia. El hálito, el soplo de dios, es la fuerza vital, que
se anuncia en la sensación de yo-soy —la conciencia—, yo-existo. Sólo
entonces pudo aparecer el conocimiento de ser. Por ello, la sensación yo-
soy es el soplo o latido de lo absoluto.
Pero has dicho que lo absoluto está más allá del proceso creativo.
Sí, aunque toda la manifestación mana sólo de ahí. Primero debe
manifestarse la conciencia, el Ser fluido. Para anunciar su presencia y
expresarse a sí mismo necesita un cuerpo. Una vez que se ha preparado
adecuadamente el cuerpo, aparece el conductor inteligente, el yo-soy-
conciencia, junto con el hálito o fuerza vital, y se pone en marcha el
potencial para un funcionamiento armonioso e inteligente. Así pues, lo
absoluto, aunque no provoca deliberadamente la aparición de la
manifestación, debe considerarse como el origen de la aparición de toda
manifestación, aunque él mismo no sea causado. La conciencia y la
fuerza vital son, juntas, el soplo o latido de dios. Aquí me tomo la
libertad de referirme a dios como lo absoluto.
¿Desde qué lugar hablas?
La comprensión pura surge del intelecto de lo absoluto manifestado. Es
el hijo (conciencia) de dios; el saber intuitivo del universo apareciendo
en el cuerpo de un ser humano.
¿En ese caso podrías decir que eres dios?
El yo-soy también es dios. No en un sentido de separación o arrogancia,
no personalmente, pero como dios es el único, anunciándose a sí mismo
a través de la intuición o el saber —yo-soy— en el interior del cuerpo de
todos y cada uno de los seres conscientes, ninguno puede existir
separado de él. La persona tiene su ser en dios, pues dios es
omnipresente. Es el único Ser consciente. En la India, el dicho "jiva es
Shiva" se acepta con facilidad. Aquí jiva se refiere al individuo y Shiva
al Ser supremo.
El término dios evoca muchas connotaciones incómodas para mí.
Puedes utilizar el término conciencia en su lugar.
En efecto, si algo tienen en común todas las crisis ―cualquiera que sea el
aspecto afectado― es el hecho de que el yo se ve debilitado. Es él quien
realmente se siente cuestionado y revuelto cuando tiene un contratiempo en sus
bienes, en su salud, en sus afectos, en sus proyectos, en su imagen.
Al entrar en crisis, caen las «certezas» anteriores, se hace presente un oleaje
emocional más o menos intenso, y se producen reacciones que, en un primer
momento, serán un reflejo de la historia psicológica del sujeto. Poco a poco, si la
persona no huye, se empieza a percibir la extrema fragilidad y vulnerabilidad del
propio yo.
Indudablemente, la inercia mental sigue siendo fuerte. Por eso habrá que poner
todo el cuidado en no perder ya esa distancia con respecto a ella, o lo que es lo
mismo, aprender a anclarse en la nueva identidad descubierta, que tiene color de
misterio y sabor de ecuanimidad.
Desde ese «lugar», se descubren dos cosas: que uno solo puede vivirse como
cauce a través del cual todo fluye ―ya no e iste un yo protagónico―, y que
esa identidad no-dual es «compartida»: nadie ni nada quedan fuera de ella.
Quien ve esto, ha salido del sueño mental, ha dejado de lado las obsesiones del
yo; ha despertado.
Pero, para llegar aquí, normalmente el yo ha tenido que «debilitarse», verse frágil
y vulnerable. Porque el paso de un nivel de consciencia al otro ―del mental al
transpersonal― es una muerte . De nuevo la paradoja: no podemos nacer a
quienes somos sin «morir» a lo que creíamos ser.
omo nadie quiere la propia muerte ―ni siquiera, o mucho menos, el yo―, es
comprensible que aparezcan numerosas y poderosas resistencias, algunas de ellas
muy rebuscadas: son estratagemas del yo para no desaparecer.
Por eso, en esta etapa, se necesita mucha lucidez y fuerte motivación. Para
empezar, es importante no olvidar que se trata de una muerte, la muerte de la
identificación con aquello que creíamos ser: no hay ascesis mayor. Cuando el yo
grita por sus derechos ―sobre todo cuando, en medio de la crisis, se siente
devaluado, despreciado, utilizado…―, es necesario saber acompañarlo , con
amor compasivo, en ese proceso de muerte: el hecho mismo de favorecer un
sentimiento amoroso hacia él hará que la capacidad de amar se despliegue en
nosotros. Desde esa actitud amorosa, hay que comprender sus gritos, pero
sabiendo que no contienen la verdad; con mucho respeto, pero con firmeza: ese
yo que grita y e ige… necesita y merece mi cuídado, pero… no soy yo.
Ser conscientes de ello nos permitirá mostrarnos pacientes con el proceso y con
nosotros mismos, aceptar mejor las dificultades y resistencias que conlleva, y
asumir el dolor y la desesperación que toda muerte implica.
«No podemos nacer a quienes somos sin «morir» a lo que creíamos
ser.»
Ese es el significado del coránico «morir antes de morir»: dejar todo aquello
(material o inmaterial) a lo que estás apegado. El desapego siempre cuesta y
duele; puede llevar aparejadas, inicialmente, sensaciones de pérdida, tristeza,
apatía…, que serán más o menos intensas según haya sido la historia psicológica
de la persona, fundamentalmente sus primeras experiencias afectivas. Es bueno
saberlo y aceptar el «duelo» que el desapego suponga.
Dicho de otro modo: la muerte del yo solo es posible cuando y porque la persona
ya se ha desidentificado de él, es decir, vive en la nueva identidad que lo
trasciende. Morimos a lo menos porque hemos experimentado lo mas.
Y esa fue la Mentira Original, la Caída de la gracia divina, siendo niñas quizás
nos enseñaron que nuestro enojo, nuestros deseos poderosos, resistirnos o
desafiar, o nuestros sentimientos sexuales no eran algo correcto – no eran
naturales, estaban mal, o era algo enfermo, o pecaminoso, peligroso, vergonzoso
o ―no propio de mujeres‖.
Como niños tal vez nos enseñaron que no estaba bien sentir tristeza, o expresar
nuestra vulnerabilidad, nuestros miedos y dudas, nuestras angustias y anhelos.
Que si lo hacíamos, si mostrábamos nuestro ser auténtico, seríamos castigados, o
ridiculizados, comparados con otros; o simplemente rechazados, olvidados, que
se burlarían de nosotros, o nos abandonarían.
Así que de jóvenes, de una manera brillante y creativa hicimos lo que pudimos
para empujar, reprimir, silenciar o destruir nuestros pensamientos y sentimientos
‗peligrosos, amenazantes, y negativos‘, deprimiendo así nuestro verdadero ser, y
creando una falsa máscara para agradar al mundo, y evitar el castigo y el ridículo.
Fingíamos ser fuertes cuando nos sentíamos débiles, fingíamos ser positivos
cuando nos sentíamos negativos, seguros cuando teníamos dudas, felices cuando
sentíamos un profundo sentimiento de desesperación.
Aquieta la mente
por Alan WattsUn extracto del libro: STILL THE MIND
La meditación sucede
Lo que realmente estoy diciendo es que ustedes
no necesitan hacer nada,
porque si se ven de la manera correcta,
todos son un fenómeno de la naturaleza
tan extraordinario como los árboles, las nubes, los patrones
del agua que corre, el resplandor del fuego,
la disposición de las estrellas,
y la forma de una galaxia. Todos ustedes son así,
y no hay absolutamente nada de malo en ustedes.
―A W
Tú no puedes meditar
Las palabras son realidad en la medida en que son ruidos, pero incluso
eso es decir demasiado. Para meditar, podrías pensar que debes intentar
suprimir el pensamiento, pero no lo haces porque no puedes meditar.
Permíteme repetirlo enfáticamente: no puedes meditar. Tú, tu imagen del
ego, solo puede parlotear, porque cuando se detiene, no está allí.
Cuando no estás pensando, no tienes ego, porque tu ego no es más que
un concepto habitual. El pensador detrás de los pensamientos y
el sentidor detrás de los sentimientos son solo pensamientos; cada uno
de estos es una idea de algún punto de referencia al que le suceden todas
nuestras experiencias. Ese pensamiento, sin embargo, nos separa de lo
que experimentamos y crea la ilusión de una brecha entre el conocedor y
lo conocido.
Esto a su vez es responsable de la sensación de alienación que tenemos
del mundo y, como resultado, sufrimos de conflicto y odio. El espíritu de
dominación surge de esa división básica que se ha construido en el
pensamiento, y las sociedades modernas están típicamente obsesionadas
con esta ilusión altamente destructiva.
Cuando llegas al final del pensamiento, no sabes cómo meditar, y no
sabes qué hacer con tu mente, y nadie puede decírtelo. Pero aun así, el
pensamiento llega a su fin de forma natural, y tú simplemente observas.
No tienes que preguntar quién observa, porque esa pregunta
simplemente surge del hecho de que en la gramática cada verbo tiene
que tener un sujeto por regla, pero esa no es una regla de la naturaleza,
es una regla de la gramática. En la naturaleza puede haber observación
sin un observador separado.
Muy rara vez uso la palabra "no-dualidad" en estos días. La palabra está
tan profundamente mal comprendida, y tan a menudo mal utilizada, que
parece inútil siquiera pronunciarla. Utilizaré la palabra de vez en
cuando, pero con mucho cuidado.
Sólo pasa un par de minutos en Facebook o en foros de internet y
encontrarás mucha gente discutiendo sobre si hay o no hay un yo, sobre
qué maestro no-dual es el más claro, y cuan libres de historias personales
están ellos o sus maestros ― lo cual todo es profunda y fascinantemente
irónico, por supuesto.
Como siempre he dicho: "¡Eso es sólo una historia!" Es la historia más
grande de todas, y la mejor manera de invalidar por completo la
experiencia de otra persona, validando mientras tanto tu propia historia.
La ironía se profundiza...
El descubrimiento de la ausencia de un yo separado puede ser una visión
impactante que a menudo cambia nuestra vida dejándonos sin apoyos
donde agarrarnos. Pero muchos ahora están tomando esta visión
momentánea como si fuera el destino, el objetivo, en lugar de un nuevo
comienzo. Muchos están tomando el "no hay un yo" como una especie
de verdad final, o como un acontecimiento, estado o experiencia final,
en lugar de una visión temporal que necesita ser integrada con su
reflexión. Sin el equilibrio, la no-dualidad sólo es una cierta
comprensión conceptual que realmente no trae reposo al cansado
buscador. Simplemente se convierte en una carga más que llevar para el
buscador. Se convierte en un nuevo dogma. Y provoca un nuevo
conflicto, tanto internamente como entre unos y otros.
Hay tantas personas ―tanto maestros como estudiantes― que creen
haber terminado, conseguido, completado, despertar totalmente y
librarse del yo. Y a menudo, celebrando esta conclusión mental, se
convierten en misioneros de una verdad no-dual, entrando en guerra con
cualquiera que no vea las cosas de la misma manera, ya sea en
Facebook, o en público, o detrás de la escena donde nadie está
escuchando y la imagen del pacífico maestro no necesita ser mantenida.
Oh, si tan sólo pudiéramos ver cómo se comportan los "despiertos"
detrás de la escena, podría romper muchas de nuestras ilusiones
espirituales.
Sí, la no-dualidad entra tan fácilmente en guerra contra la dualidad:
"¡Estás atrapado en tu individualidad! ¡Eso es sólo un cuento! ¡Eso es
tan dualista!" Tan profundamente irónico, una vez más.
Hablo por experiencia. Yo mismo he estado ahí. Pasé mucho tiempo
atrapado en ese lugar nihilista donde nada importa, donde no hay mundo
y no hay relación y todo está desconectado. He escrito sobre este
"Advaita Trampa" ampliamente. En ese momento, pensaba que era la
libertad. Ahora me doy cuenta que no es más que otra identificación. Era
algo totalmente carente de amor y compasión. Al final, no fue la no-
dualidad lo que me salvó y terminó con la búsqueda. Fue el
descubrimiento de este amor más allá de la forma, más allá de las
palabras.
Hace unos seis años más o menos, cuando empecé a escribir y hablar en
público, mi lenguaje era mucho más "no-dual", en un sentido. Hablaba
acerca de la ausencia del yo, de cómo la vida no tenía centro, y que la
elección no era más que una ilusión. En realidad no estaba hablando
desde conclusiones mentales, sino desde un nuevo ver en tiempo real,
vivo, momento a momento. Era un lenguaje poético para una
experiencia (¡o no experiencia! ) No tenía palabras para describirlo.
Mis palabras no estaban destinadas a ser tomadas como un dogma, como
la verdad, ya que siempre me esmeraba mucho en explicarlas.
Simplemente estaba compartiendo mi propia experiencia, sin tratar de
convertir a los demás. No me veía a mí mismo como un maestro, sino
como un ser humano, que tal vez veía las cosas de una manera fresca y
quería compartir esa frescura. Nunca quise que la gente creyera
ciegamente lo que decía, o tomara mis palabras como una nueva
religión. Yo quería que vieran por sí mismos, que descubrieran lo que
había descubierto, eso es todo.
No me identificaba mucho como un "maestro". Era más como un
músico, cantando mi canción para los demás que se sentían atraídos por
ella. Otros me llamaban "maestro no-dual", pero realmente no tenía ni
idea de lo que eso significaba. Yo mismo nunca había tenido un
"maestro" formal y por lo tanto no era parte de mi condicionamiento.
Me llevó mucho tiempo darme cuenta de que había toda una comunidad
"no-dual" por ahí, un club no-dual, por así decirlo, con un cierto
lenguaje, con reglas sobre lo que era no-dual y lo que no era, lo que era
verdad y real y lo que no era, con líderes y seguidores, ¡e incluso con su
propia fuerza de policía! No me había dado cuenta de que la no-dualidad
se estaba convirtiendo silenciosamente en una nueva religión y en un
punto final para la gente. No me había dado cuenta de que mis palabras
eran escuchadas a través de una lente no-dual. No me había dado cuenta
cuánto había sido juzgado.
Había conocido realmente tanta gente en los últimos años para quienes
la no-dualidad se ha convertido en una nueva religión. Ellos creen que
no tienen un yo, que no hay elección y que todo es sólo una historia, y
repiten estas frases memorizadas interminablemente. ¡Incluso luchan
con otras personas que no ven las cosas de la misma manera! No pueden
ver que están atrapados en un nuevo dogma, que no es la liberación de
su sufrimiento, sino que simplemente lo justifican e incluso lo
alimentan. "Estoy sufriendo, pero no hay nadie aquí sufriendo, y no hay
nada que pueda hacer de todas formas, y no hay elección de de todos
modos. ¡Y todo el resto de ustedes son dualista! Y si usted piensa que
estoy enojado, eso es sólo su proyección. Aquí no hay nadie que se
enoje". Una receta para la devastación, y la ceguera profunda de la
verdad. Y un conflicto interminable.
De lo que en realidad estamos hablando aquí ―y lo que siempre he
venido señalando― es del verdadero fin del sufrimiento y el conflicto,
no como una posición de duración determinada, sino como una valiente
y radical apertura a la vida. No como un refugio (como mi amigo Scott
Kiloby dice) en un nuevo punto de reposo mental "no-dual", sino un
nuevo descubrimiento del misterio. Esto tiene que ver con descubrir
nuestra total inseparabilidad de la vida, conocernos a nosotros mismos
como la inmensidad en la que cada pensamiento, sensación, sentimiento
y sonido es un bienvenido amigo. No estamos hablando acerca de la
creencia de que no hay yo ni elección, no estamos hablando de las
nuevas conclusiones, sino de llegar a reconocer esta libertad y reposo a
cada momento, sin importar lo que está sucediendo en nuestras vidas.
Esto no es una religión, sino un reconocimiento en tiempo real. Un
nuevo y curioso mirar a nuestra experiencia, sin conclusiones, sin
historia, sin memoria, incluso la memoria de la no-dualidad.
Con los años, empecé a cambiar mi forma de comunicarme. Si en los
primeros días, hacía hincapié en el océano en mis charlas y escritos,
empecé a hacer hincapié cada vez más en las olas que surgen en ese
océano, y en acoger sin miedo esas olas, y no rechazarlas. Es este
acogimiento, este abrazo, este SÍ a la vida, lo que de verdad nos libera y
proporciona un profundo descanso interior. Sí, el descubrimiento de la
ausencia del yo separado ―el océano ilimitado― es una visión
profunda. Algunos incluso lo llaman un "evento" o una "visión final".
Pero el despertar no se detiene ahí. No puede. La vida no es de duración
determinada. De hecho, el descubrimiento del "no yo" es sólo el
comienzo. Como siempre he estado diciendo, la ausencia de "yo" no es
realmente una ausencia en absoluto. Es una extraordinaria ausencia,
llena de vida. ¡Es un océano salvaje, lleno de olas! La ausencia de un yo
separado es el abrazo total de la experiencia presente. El vacío esforma.
El vacío es desbordante. Es abundante en el momento.
Hablo en estos días no acerca de la no-dualidad (aunque mi enseñanza
está todavía basada en esa profunda verdad no-dual ), sino de
la invitación de la vida. Es un movimiento que se aleja de los dogmas, y
va hacia lo que está realmente vivo.
La vida es una invitación constante a reconocerse como el vasto océano
de consciencia en el que cada ola individual ―cada pensamiento,
sensación, sentimiento, sonido― es profundamente bienvenida, acogida.
Lo que eres puede ser un océano de conciencia no-dual, pero como tal
océano, acoges ―de antemano― cada ola sin condiciones. Este no es un
logro, sino tu propia naturaleza, la forma como estás realmente
construido. Despertar no es un logro; es un recuerdo en tiempo real de
cómo estás "construido".
Podemos creer que nos despertamos ayer. Podemos creer que no
tenemos yo, o que somos expertos en la consciencia, o que somos el
perfecto discípulo de nuestro maestro perfecto y todos los demás son
ignorantes. Pero la vida siempre nos está invitando a abandonar todas las
conclusiones acerca de nosotros mismos y ver de nuevo.
La vida susurra suavemente, siempre, "¿Hasta qué profundidad podemos
encontrarnos?"
Lo que me interesa en estos días no es el "evento" o la historia del
despertar, sino cómo ese reconocimiento de lo que realmente somos se
mueve en nuestras vidas. Sí, puede que no tengas un yo, y sí, puedes
reconocer que no hay otros. Pero eso son sólo palabras, en estos
momentos. Dime, ¿cómo se mueve ese conocimiento en tus relaciones
íntimas con tu pareja, tu madre, tu padre, a tus seres queridos, tus amigos
y conocidos en facebook y en el lugar de trabajo? Cuando alguien está
en desacuerdo con lo que dices, ¿te lanzas a defender una posición
conceptual, una imagen de ti mismo, o eres capaz de permanecer
radicalmente abierto, profundamente escuchando desde un lugar de no-
resistencia? ¿O te sientes herido, y te apresuras a hacer daño a alguien?
¿Te sientes atacado, y te apresuras a defenderte, olvidando que lo que
eres nunca es una imagen, y no necesita defenderse? ¿Te acuerdas de
que lo que eres es la inmensidad del océano, profundamente siempre en
reposo, profundamente siempre permitiendo que surjan pensamientos y
sentimientos? ¿O caes de nuevo en algún cliché espiritual, escupiendo
palabras como "no hay ningún yo" o "la elección es una ilusión",
secretamente sufriendo e hirviendo de dolor e ira, pero reacio a tener una
nueva mirada de eso? ¿Has llegado a conclusiones, o estás dispuesto a
dejar todas las conclusiones y mirar de nuevo? ¿Estás dispuesto a
abandonar todas las historias acerca de ti mismo, incluyendo la historia
de que estás despierto, y acoger este momento como un amigo muy
querido y abrazarlo, en lugar de un enemigo que hay que rechazar?
¿Eres capaz de atender a quienes están delante de ti, y por un momento,
no tratar de corregirlos, o sanarlos, o recitarles clichés no-duales, o tratar
de ganar alguna discusión, que acredite tu identidad? ¿Hasta qué
profundidad podemos encontrarnos?
¿Es posible que te bajes de tu posición elevada de "yo no soy nadie ",
abandones tu castillo de "Yo soy la consciencia pura", dejes de
protegerte a ti mismo con la identidad personal de "yo no soy una
persona", y redescubrir tu profunda humanidad?
Oh, sí, no hay duda ― esto es un llamado a la humildad total.
Y así, mis amigos, esto es lo que yo diría. La no-dualidad en sí misma
no proporciona verdadero descanso y paz. No te conformes con menos
de lo que mereces. Sí, la no-dualidad es una hermosa visión y filosofía,
pero no una forma de vivir. Más allá de todas nuestras nociones de no-
dualidad, más allá de todas nuestras historias, esta verdadera paz viene a
través de una disposición en tiempo real de acoger radicalmente nuestra
experiencia. El conocimiento no-dual entonces no se estanca y se
convierten en dogma, sino que se mueve profunda y libremente en
nuestras vidas, extinguiendo el sufrimiento en sus múltiples formas,
trayendo la luz de la profunda aceptación a cada pequeño hueco sutil de
sufrimiento. Estamos despiertos, y seguimos despertando, sin
contradicción. Ambas cosas son ciertas. Somos a la vez el
océano, y todas las innumerables olas que surgen y se disuelven, sin
contradicción. La no-dualidad no niega el asombroso juego de la
dualidad. Y esta constante acogida de la experiencia presente no es algo
que "hacemos" ― es lo que somos. Simplemente lo que hacemos
es recordar quienes somos realmente, en tiempo real, no importa lo que
esté sucediendo. No mentalmente, sino experiencialmente. Ahora.
Siempre vuelvo a esta declaración del ilustre Nisargadatta Maharaj:
"La sabiduría dice yo soy nada. El amor dice yo soy todo. Entre ambos
fluye mi vida."
La claridad no-dual sin amor no vale realmente la pena hablar más de
ella.
Y así, la certeza mental y todos esos conceptos no-duales de segunda
mano se funden en este amor y aceptación y compasión más allá de las
palabras, y todo lo que queda es una invitación, constantemente
renovándose en el horno de la intimidad...
Acércate, acércate...
J F ―L (Parte 1 de 2)
Entrevista por Iain McNay Conscious TV
J F ―L (Parte 2 de 2)
Entrevista por Iain McNay Conscious TV
Iain: ¡Estabas muy motivado!
Jeff: Bastante. Cuando la gente viene a mis reuniones, y me hacen
preguntas, previamente ya me las había formulado yo mismo. ¡He
pasado por esta cosa de la búsqueda! Me hice todas las preguntas
conocidas por el hombre, y nunca encontré las respuestas. Bueno, si lo
hice. Encontré un montón de respuestas ... y luego la búsqueda
comenzaba de nuevo. Parecía como un movimiento incesante hacia el
futuro. Esta constante búsqueda de algo que pensé que había perdido.
Lo veo tan claro ahora: mientras que hubiera una persona separada
buscando el despertar, ¡había una persona separada ahí! Y no era capaz
de quitármela de encima: a la persona separada. No importa lo mucho
que lo intentara, no era capaz de deshacerme de este "yo", este "yo"
separado. En un momento dado, lo veía tan claramente: mientras el "yo"
estuviera ahí, no podía despertar. Entonces el foco se centró el
deshacerme de este "yo". Deshacerme del yo desde la raíz. Pero
entonces lo que no podía ver era que se trataba de un yo tratando de
deshacerse de un yo. ¡Esos círculos viciosos de pensamiento!
Y esos círculos se hicieron más y más sutiles. La búsqueda se dirigió por
caminos más y más sutiles. En cuanto la búsqueda fue vista en cierto
sentido, cambió la forma y proseguía de una manera más suave. Era
como si la mente no quisiera darse por vencida. No quería renunciar a la
idea de que finalmente un día "yo" podría despertar. Y todo lo que
puedo decir es que de alguna manera, en medio de todo eso, todo el
asunto se desvaneció. Pero claramente no puedo decir que fue debido a
algo que hice en particular. En mi esfuerzo por lograr desprenderme,
había estado reforzando el sentido del "yo".
Iain: Pero si no hubieras hecho ese esfuerzo, ¿igual se hubiera
desvanecido?
Jeff: Bueno, esa es la pregunta central, ¿no crees?. Claramente lo que vi
era que ya estaba aquí, ya estaba completo. El despertar, la Unidad,
como lo quieras llamar, ya estaba aquí. Pero no era algo que
pudiera tener. No podía poseerlo, no podía capturarlo. Y fue en el
intento de capturarlo, en el intento de tomar posesión de eso, que
aparentemente lo había perdido.
Iain: Es un gran dilema para un buscador espiritual. Por un lado, no lo
puedes conseguir. Por otro lado, no puedes dejar de intentar. Todavía
tienes una vida que vivir, seguir tu corazón, ir a donde la vida te lleve;
todavía tienes que hacerlo, y esa es la aventura increíble. Y es muy
inspirador conocer a alguien como tu que hizo todo esto, y entonces algo
se abrió, algo cambió. Y tu infelicidad, tu depresión, desaparecieron, por
la razón que sea.
Jeff: Pero mira la belleza de esto, se ve justo en medio de la
desesperación.
Iain: Si, lo entiendo.
Jeff: Pensé que tenía que superar la desesperación antes de poder
despertar. Vi que ya estaba aquí, justo en el corazón de lo que había
tomado para que fuera mi vida, justo en el corazón de la desesperación.
Vi que no era "mi vida" en absoluto. Que no importaba lo que estuviera
pasando, había una libertad que no se podía ir porque no era algo que
yo tenía. Era algo que estaba ahí y no tenia nada que ver "conmigo".
Es algo como sentarte aquí y permitir que la búsqueda se desarrolle por
si misma. A lo largo de toda mi búsqueda y del sufrimiento, sólo había
existido Unidad, y sin embargo no había sido capaz de verlo. Y a pesar
de no haberlo visto, siempre había sido Unidad. Y sin embargo todo este
juego del sufrimiento y la búsqueda, habían jugado a la perfección.
También noté que no podía haber sido de otra manera. La búsqueda se
había agotado por si misma cuando estuviera lista. Y no tenía nada que
ver conmigo.
Recuerdo cuando lo vi por primera vez en una silla. Estaba en mi casa,
en la habitación, mirando la silla, y me di cuenta que nunca antes había
visto una silla. Había estado demasiado ocupado buscando algo más.
Algo para mi. Algo más que la silla. Había estado buscando la
iluminación, la liberación, el despertar. Siempre en el futuro. Y por eso
me había perdido la silla. Y algo divertido sucedió. Era como si la silla
revelara sus secretos. En la desaparición de la búsqueda, la silla reveló
sus secretos. ¡Era la Unidad disfrazada de silla! ¡No era para nada una
silla! La llamamos así para no tener que verla. "Oh, ya sé que es una
silla, sé que es una mesa ..." Pero cuando todo eso se derrumba, es como
si no pudieras saber nada al respecto. No es una silla. Es lo que es. Todo
se vuelve muy vivo. Y sin embargo, todavía podemos llamarla una silla.
Todavía podemos utilizar el lenguaje cotidiano. Todavía podemos
funcionar como si estuviéramos llevando una vida cotidiana. Sin
embargo, por debajo, todo es un milagro. No es nada como pensabas que
sería. En el momento en que tienes una idea de lo que es esto, es sólo
una idea. Está demasiado vivo para ser capturado, para ser conocido.
https://www.youtube.com/watch?v=E7bnXYoLP4A
https://www.youtube.com/watch?v=0YPMs8NlgWQ
https://www.youtube.com/watch?v=B6-mv4y1nEo
https://www.youtube.com/watch?v=ozG_FnOJQqc
(259) El Sadhana Tras El Despertar
https://www.youtube.com/watch?v=ATZLUTqmXEU
https://www.youtube.com/watch?v=3s4U8LD0-LI
https://www.youtube.com/watch?v=2aT_hZJO5aU}
para sumar:
"recuerda quien es tu enemigo" los juegos del hambre
disney
casnaneda
lomar
miyo
adams
tolle
annamalai
https://www.diarioinformacion.com/cultura/2017/01/25/controlas-mente-
parasita/1852791.html