You are on page 1of 17

Enseñanza de las ciencias y las matemáticas

Artículos

Revista Educación y Pedagogía, vol. XVIII, núm. 45 7


8 Revista Educación y Pedagogía, vol. XVIII, núm. 45
Enseñanza de las ciencias y las matemáticas

Historia de la ciencia, ciudadanía y valores:


claves de una orientación realista pragmática
de la enseñanza de las ciencias

Mario Quintanilla Gatica

Alexander Calder, Flor, óleo sobre


lienzo, 1947.

Revista Educación y Pedagogía, vol. XVIII, núm. 45 9


Resumen
Historia de la ciencia, ciudadanía y valores: claves de
una orientación realista pragmática de la enseñanza de
las ciencias
En este artículo se presentan y discuten algunos aspectos
teórico-conceptuales acerca del sentido que tiene incorporar la
historia de la ciencia en la educación científica en particular y
en la formación docente en general, con el fin de promover
algunas directrices orientadoras para considerar el análisis de la
génesis y evolución del conocimiento científico, así como su divul-
gación y enseñanza, desde una aproximación realista pragmá-
tica, frente a los desafíos que nos impone una nueva cultura
docente y ciudadana.

Résumé
Histoire des sciences, citoyenneté et valeurs: clés d'une
orientation réaliste pragmatique de l'enseignement des
sciences
Dans cet article nous présentons et examinons quelques
aspects théoriques et conceptuels concernant le fait
d'incorporer l'histoire des sciences dans l'éducation scienti-
fique en particulier et dans la formation enseignante en gé-
néral, à fin de promouvoir quelques directives d'orientation
pour considérer l'analyse de la genèse et l'évolution de la
connaissance scientifique, ainsi que sa divulgation et en-
seignement, basé sur une approche réaliste pragmatique,
face aux défis que nous impose une nouvelle culture enseig-
nante et des citoyens. Il intéresse spécialement, que le pro-
fesseur de sciences naturelles dispose de nouveaux éléments
théoriques et pragmatiques pour fonder une position épisté-
mologique face au développement historique de la connais-
sance scientifique, sur la manière dont on peut la re signi-
fier pour l'enseigner conceptuellement et pragmatiquement,
la divulguer et l'évaluer à l'école ou ailleurs, à partir d'une
approche rationaliste modérée ou hypothétique.

Abstract
History of Science, Citizenship and Values: realistic
pragmatic orientation keys of science teaching
This article presents and discusses some conceptual-tech-
nical aspects regarding the meaning of incorporating the
history of science in scientific education and in teachers
formation. This aims at promoting some directresses poin-
ting towards considering the analysis of the genesis and
evolution of scientific knowledge. Also its divulgation and
teaching from a realistic pragmatic approximation facing the
challenges imposed by a teaching and citizenhood culture,
are presented and discussed.

Palabras clave
Enseñanza de las ciencias, historia de la ciencia, la ciencia y su
público, cultura ciudadana.
Teaching of sciences, history of sciences, science and its public,
citizenship culture.

10 Revista Educación y Pedagogía, vol. XVIII, núm. 45


Enseñanza de las ciencias y las matemáticas

Historia de la ciencia, ciudadanía y valores:


claves de una orientación realista pragmática
de la enseñanza de las ciencias*

Mario Quintanilla Gatica**

Introducción

E l impacto científico y tecnológico en


nuestras vidas ha sido de tal magni-
tud que, de alguna manera, nos ha en-
contrado sumidos en un asombro casi acrítico
o, diríamos, ahistórico. Sin embargo, la mayo-
ciones de pobreza extrema, sino que, además,
los avances científicos deben ser bien utiliza-
dos por los ciudadanos y ciudadanas, y para
que esto sea posible deben conocerlos, com-
prenderlos y valorarlos adecuadamente. Es
ría de los beneficios de la ciencia y de la tec- decir, la educación científica ocupa un lugar
nología están desigualmente distribuidos; esto clave para promover la calidad de vida y la
se traduce en inequidad e injusticia entre paí- participación ciudadana en los procesos de
ses y, dentro de ellos, se conoce la existencia y crecimiento y desarrollo (Quintanilla, Macedo
permanencia de grupos excluidos del cono- y Katzkowicz, 2005).
cimiento científico y del uso de sus beneficios, ex-
clusión por pertenencia a etnias, género, gru- En esta perspectiva, los esfuerzos por abor-
pos sociales o geográficos (Quintanilla et al., dar los problemas específicos de la comuni-
2006). En este sentido, me parece que la cien- cación y educación de la “nueva enseñanza
cia y la tecnología deben responder hoy día de las ciencias naturales”, han sido significa-
no sólo a las necesidades de la sociedad, para tivos y crecientes en las últimas décadas. Es-
posibilitar mejorar las condiciones de vida de tos esfuerzos han estado motivados predomi-
la mayoría de la población que vive en situa- nantemente por innovaciones prácticas o ins-

* Producto científico del Proyecto Interno núm. 01-2005/2006: Imagen de ciencia de profesores en servicio, financiado
por la Facultad de Educación de la Pontificia Universidad Católica (PUC) de Chile y en el que participan Alberto
Labarrere, Janet Cadiz, Gerardo Saffer, Luigi Cuellar y Johanna Camacho. Agradezco muy sinceramente a Mercé
Izquierdo, de la Universidad Autónoma de Barcelona, sus reflexiones y conversaciones en torno a este artículo.
** Doctor en Didáctica de las Ciencias Experimentales de la Universidad Autónoma de Barcelona, España. Director
del Grupo de Reflexión en Enseñanza de las Ciencias e Investigación Aplicada (GRECIA) de la PUC. Profesor del
Departamento de Didáctica de la PUC.
E-mail: mquintag@puc.cl

Revista Educación y Pedagogía, vol. XVIII, núm. 45 11


Historia de la ciencia, ciudadanía y valores...

trumentales que circulan alrededor del uso ferenciación de las ideas en la propia historia
de los medios y las nuevas tecnologías en el de la ciencia y de los diferentes puntos de vis-
trabajo escolar, así como su incidencia en la ta de los estudiantes frente al conocimiento;
constitución de una nueva cultura docente pero, además, en la propia historia del sujeto
de la ciencia, su enseñanza y aprendizaje. Sin que aprende a comprender la ciencia bajo cier-
embargo, estos esfuerzos no han renovado la tos supuestos epistemológicos que están im-
mirada epistemológica acerca de la naturale- plícitos (o explícitos) en el discurso del profe-
za de la ciencia, sus métodos y lenguajes, para sor. Estas investigaciones del campo didac-
abordarla y comunicarla apropiadamente, tológico1 concluyen que la transmisión y divul-
mejorando así su comprensión. Pensar, enton- gación de la ciencia en las instituciones for-
ces, “una nueva comunicación y educación” males (escuelas, universidades) y no formales
de las ciencias naturales, es incursionar en un o informales (medios de comunicación masi-
espacio de redes y nociones conceptuales, así va) ignoran, diríamos, de manera espontánea,
como metodológicas y culturales acerca de el devenir histórico del conocimiento cientí-
prácticas pedagógicas diversas que se consti- fico o simplemente “enfatizan algunos hitos
tuyen racional y razonablemente al interior relevantes” que, debido a la tradición o a la
de una determinada comunidad y cultura es- relevancia de determinados contenidos o “for-
colar. mas de entender la historia de la ciencia”, así
lo permiten (Izquierdo et al., 2006; Gribbin,
Hacer decir a las prácticas científicas escolares 2005). De esta manera, queda en evidencia que
es proponer una apuesta intencionada de las el profesorado de ciencias naturales y también
relaciones teóricas que en ellas se tejen siste- un número no despreciable de divulgadores de
máticamente, con un sentido humano que no la ciencia en los medios de comunicación ma-
comienza ni termina en la sala de clases. En siva, transmiten sistemáticamente una imagen
cualquier caso, no se está hablando de proce- de ciencia normativa y determinista, bastante
sos educativos ingenuos, dado que partimos alejada de los contextos culturales, sociales o
de la base de que en ellos se construye la vida de políticos (e inclusive ideológico-filosóficos) en
las personas y de los grupos sociales con al- que los científicos y las científicas han contri-
guna ideología determinada (Quintanilla et al., buido al desarrollo sistemático, permanente
2006). En las últimas décadas, diversos inves- y continuo del conocimiento en distintas épo-
tigadores han insistido en señalar que la pers- cas, distorsionando así los modelos teóricos
pectiva del análisis histórico, acerca de la cien- de la ciencia y su enseñanza (Solsona y Quinta-
cia y sobre la ciencia, se halla ausente de la edu- nilla, 2005).
cación científica en particular, y de la formación
docente en general, en diferentes contextos cul-
turales y académicos. Un ejemplo es, al me- El escenario educativo mundial y
nos en Chile, desde la orientación de los mo- cultural de la educación científica hoy
delos tradicionales de formación de científi-
cos y de profesores de ciencias naturales, la Hay que insistir, sin embargo, que las recien-
falta de reflexión epistemológica e histórica tes crisis políticas, sociales y ambientales de
en los proyectos curriculares que sustentan los países industrializados como Japón, Esta-
la construcción de conocimiento profesional dos Unidos, Canadá y la Unión Europea, de-
(Labarrere y Quintanilla, 2006). Partimos del muestran que la productividad económica y
hecho de que el aprendizaje de las ciencias los avances del conocimiento humano requie-
naturales tiene que ver con la evolución y di- ren que los programas de formación inicial y

1 Nos referimos en particular a la investigación en didáctica de las ciencias naturales.

12 Revista Educación y Pedagogía, vol. XVIII, núm. 45


Enseñanza de las ciencias y las matemáticas

continua de los profesores de ciencias natu- los procesos cognitivos tanto en el aprendiza-
rales, basen su actividad educativa —deriva- je de los estudiantes como en la propia for-
da de una consistente fundamentación episte- mación docente. En ambos casos, se está re-
mológica— en un contexto civilizador, cuyo conociendo que éste no es un dato menor, ni
fin ha de ser el bienestar social y el respeto despojado de relaciones de poder en la cons-
por la vida, la educación para la paz, la aten- trucción de una nueva cultura docente y ciu-
ción a la diversidad, la educación étnica, la dadana, porque así como la ciencia no educa
educación ambiental, la comunicación social, ni comunica por sí sola, tampoco se “home-
entre otros. Esta lección de opción paradig- geiniza” y mucho menos se “democratiza” por
mático-teórica no sólo es relevante y necesa- el solo efecto casi mágico de la globalización,
ria, sino que imprescindible, puesto que nos como bien lo señala Aníbal Ford:
conduce al tema de “equidad y calidad” que,
desde la óptica de la innovación científico- […] aunque cada pueblito tenga su an-
tecnológica, debería traducirse en ciencia y tec- tena parabólica, crece la diferencia entre
nología para todos y para todas. Señala que el inforricos e infopobres [...] Por el con-
desarrollo, como avance económico, social, trario, el control informático parece avan-
político y cultural, debe significar y promo- zar con más fuerza sobre los que vagan
ver un legado humano de información per- por el mundo. Y esto provoca una de las
manente y continua, al servicio de estilos de discusiones más fuertes de la cultura
vida inteligentes y garantes del talento y la (1996: 15).
creatividad para futuras generaciones de ciu-
dadanos(as) comprometidos(as) con la conso- Lo cultural acerca de y sobre la ciencia y la tecno-
lidación de los valores democráticos, la justi- logía emerge así como otro lugar de conflic-
cia social y el desarrollo armónico de nues- tos, pero también de constantes y necesarias
tros pueblos (Quintanilla, 2006b). Me parece búsquedas de identidad y, por tanto, como
que la consolidación ciudadana de los valores un espacio en el que los educadores de la cien-
democráticos en los diferentes niveles o cia, en tanto comunicadores dinámicos del
interfases de los sistemas educativos va liga- conocimiento, tienen un aporte relevante que
da irreduciblemente con la producción, trans- promover en la comunidad. O sea, nos referi-
ferencia, impacto, divulgación y enseñanza mos a un espacio al que estudiantes, profeso-
del conocimiento científico con todas sus de- res, científicos y profanos están convocados a
bilidades y fortalezas. Quien no entienda y aportar y al que no pueden renunciar si pre-
promueva convincentemente esta idea, se tenden consolidar la relevancia irreducible de
transforma en ciudadano(a) de segunda clase la ciencia en el tejido social y político (Quinta-
o esclavo(a) de la dependencia científico-tec- nilla, 2006a).
nológica de manera ahistórica y alienante. En
definitiva, a partir de la denominada revolu- América Latina es una zona del mundo con
ción científico-tecnológica, los desafíos se han gran porcentaje de fracaso escolar, particular-
incrementado paulatinamente, diversificán- mente en la enseñanza de las ciencias natura-
dose los factores que están interviniendo en les. A ello se puede agregar el deterioro de la
la equidad y calidad de la educación científi- calidad de la enseñanza, que se pone de ma-
co-tecnológica en América Latina. Más allá de nifiesto en constataciones tales como la de-
los “fascinados o integrados” —en términos serción creciente de estudiantes en los nive-
de Umberto Eco— por las nuevas tecnologías, les secundarios superiores, el desaliento de los
interesa rescatar la importancia que éstas tie- docentes, la falta de articulación con la reali-
nen en los procesos de construcción social de dad de los procesos de formación del profe-
la realidad, en los procesos de producción y sorado, la escasez de recursos y la inarticula-
circulación del conocimiento científico, y en ción de las tecnologías adecuadas para acom-

Revista Educación y Pedagogía, vol. XVIII, núm. 45 13


Historia de la ciencia, ciudadanía y valores...

pañar los procesos educativos desde una vi- portancia social de la ciencia y se generó pau-
sión realista pragmática de la naturaleza de la latinamente una nueva filosofía de la ciencia
ciencia y su inserción en la sociedad. Miran- que pretendía llegar a convertirse en una suer-
do la misma realidad desde otra perspectiva, te de “conciencia crítica del saber científico”
se podría decir, además, que es cada día más vigente (Baraona, 1994). Es indudable el ca-
grande la brecha que separa a esta zona del rácter histórico de la ciencia, es decir, la idea
mundo de la producción de ciencia y tecno- de que el conocimiento está vivo, que la cien-
logía, llamada de punta. Nada de esto es ajeno cia es dinámica y progresivamente mutable,
al modelo neoliberal asentado entre nosotros, que los conceptos, modelos y teorías científi-
el cual pretende instalar la marginalidad como cas terminan siendo reemplazados por otros,
inevitable y necesaria, lo que incide decidida- y que los marcos ideológicos que fundamen-
mente —de manera negativa— en las preten- tan el conocimiento en cada época sufren igual-
siones de lograr y potenciar una educación mente un proceso de cambio conceptual o pa-
científica sobre la base de la calidad con equi- radigmático natural, sistemático, continuo e
dad, de manera sostenida, racional y razonable irreversible, que puede ser comprendido a la
en el espacio ciudadano de toma de decisiones. luz de ciertos principios teóricos y caracteri-
zado con criterios metodológicos específicos
(Toulmin, 1977).
La historia de la ciencia como estrategia
educativa de promoción ciudadana En lo que los sociólogos de la ciencia denomi-
nan la posmodernidad, la consolidación de las
La historia de las ciencias como disciplina me- relaciones permanentes e irrefutables entre fi-
tacientífica, me parece, tiene sus orígenes en losofía e historia es lo que da origen a las teo-
el siglo XVIII, en la Ilustración2 y en las últi- rías actuales de la ciencia. Se construyen una
mas décadas ha despertado interés creciente serie de modelos de ciencia en los cuales ya no
en la comunidad de historiadores, sociólogos sólo interesa la justificación del conocimiento,
y científicos, y en particular en los didactó- sino que se habla también de cómo se descu-
logos de la ciencia, de tal manera que se han bre. Hasta hace algún tiempo atrás, la filoso-
incrementado sistemática y progresivamente fía de la ciencia creía que el descubrimiento
las publicaciones en este ámbito, junto a la era algo psicológico, que no se podía estudiar
celebración de prestigiosos congresos y semi- desde el punto de vista de la filosofía y que,
narios internacionales,3 donde se aborda el en definitiva, correspondía a la psicología pre-
tema de la historia de la ciencia y sus aportes ocuparse de este campo problémico. Pero, hoy
teóricos y metodológicos, tanto en la perspec- en día, sabemos con demasiados argumentos
tiva de la formación profesional como en la a favor que no es así, puesto que los filósofos,
educación científica formal y en la divulga- con ayuda de la historia de la ciencia, comien-
ción científica en general. Desde entonces, se zan a promover el desarrollo de modelos de
fue haciendo cada vez más relevante la im- descubrimiento científico que son dinámicos,

2 Corriente cultural y filosófica europea que se caracterizó por la revisión del mundo y del hombre en todos los
aspectos desde el punto de vista de la razón y de la experiencia. Fue un movimiento intelectual y también artístico
que partió de las transformaciones ideológicas del Renacimiento, que se vio potenciado por las revoluciones
políticas y económicas acaecidas en Inglaterra durante los siglos XVII y XVIII, respectivamente. Se considera que
se “originó” en Gran Bretaña, desde donde pasó a Francia y se extendió luego al resto de Europa. En América
contribuyó a promover los movimientos emancipadores de las monarquías del viejo continente. Algunos perso-
najes relevantes de esa época fueron Montesquieu, Voltaire y Rosseau, entre otros.
3 El más importante quizá es el Internacional History, Philosophy, Sociology Conference (IHPST) que se celebra
cada tres años. El 2005, la sede del 8.° IHPST fue la Universidad de Leeds, Inglaterra.

14 Revista Educación y Pedagogía, vol. XVIII, núm. 45


Enseñanza de las ciencias y las matemáticas

complejos y comprensivos (Baraona, 1994; teorías más precisas y específicas (Crombie,


Chalmers, 1993). 2000; Baraona, 1994). En la línea de las ideas
anteriores, Izquierdo (2000) plantea la necesi-
En razón de lo anterior, la idea de historicidad dad de generar un trabajo científico escolar
de la ciencia, a propósito de su validación, va- que profundice en la historia de la ciencia,
loración y legitimidad, admite siempre inter- puesto que esta disciplina permitiría relacio-
pretaciones encontradas en la comunidad nar el entramado conceptual que se está a-
científica: unas intentan explicar la evolución prendiendo y el problema que se intenta solu-
del conocimiento científico desde una mira- cionar con diversas miradas, estrategias y ra-
da reduccionista u objetivable al dato históri- cionalidades en la clase de ciencias. Con esta
co mismo (la visión anacrónica); otras quieren finalidad en mente, revisar la historia de “los
generar modelos interpretativos que surgen de la científicos y las científicas” y de sus respecti-
valoración de la época y el contexto en que di- vas épocas no resulta para nada fácil, si se quie-
cho conocimiento se “socializó” en una comu- re encontrar sentido educativo a la compren-
nidad científica determinada (la visión diacró- sión y valoración de la evolución del cono-
nica). Esta última forma de entender la histo- cimiento y su auténtico protagonismo en la
ria de la ciencia, valiosa a nuestro juicio para historia humana (Saffer y Quintanilla, 2004).
los profesores de ciencias naturales, genera plan-
teamientos que distinguen de manera sustan-
Desde esta perspectiva, la historia de la cien-
cial entre los llamados hechos del pasado y los
cia alerta a los profesores sobre la necesidad
hechos históricos (Kragh, 1989; Baraona, 1994).
de una aproximación fenomenológica de las
Recoger el dato objetivable e interpretarlo sin
representaciones, concepciones y creencias:
valorar el sentido que tiene en la época, las
los estudiantes necesitan saber con qué y cómo
expectativas socioculturales y los conflictos
se relacionan dichos modelos teórico-concep-
político-religiosos que condicionaron los des-
tuales y poderlos así confrontar con situacio-
cubrimientos e invenciones científicas, ele-
nes de su vida cotidiana, o mejor aún, con
mentos todos que también forman parte del
llamado dato histórico, contribuye a una inter- situaciones de la vida real en otros momentos
pretación restrictiva del desarrollo del cono- de la evolución de la ciencia misma (García
cimiento y la actividad científicas que, para 2003; Solar y Quintanilla, 2005). Haciendo uso
muchos autores, no sería la más adecuada para de una analogía, planteamos que la historia de
comprender el mundo a través de la educa- la ciencia se convierte en un vehículo para
ción científica (Matthews, 1994). En muchos formar a los profesores en ejercicio, ya que
casos, científicos y profesores de ciencias na- no sólo están estudiando su disciplina, sino
turales consideramos la ciencia como un con- que se están cuestionando la manera como se
junto de acontecimientos desconectados que genera el conocimiento en ella (epistemolo-
refuerzan esta idea ahistórica y dogmática, es gía), promoviendo cambios futuros que se
decir, transmitimos una ciencia reducida a los espera queden reflejados en la manera en que
formalismos categóricos propios de la mirada abordan los conceptos y / o modelos científi-
neopositivista, “neutral” y determinista. Sin cos con sus estudiantes, desde una visión na-
embargo, investigaciones rigurosas en la ma- turalizada o realista pragmática de la ciencia
teria señalan que la ciencia es un proceso con- (Quintanilla y García, 2005; Merino y Quinta-
tinuo de constitución de saberes eruditos con nilla, 2005).
dimensiones no sólo históricas, sino también
sociales, políticas, económicas y culturales, es Como lo hemos planteado en otros trabajos
decir, es el producto de una actividad social (Quintanilla, Izquierdo y Adúriz-Bravo, 2005),
que excede con mucho los actos individuales en la actualidad, muchas escuelas de pensamien-
de descubrimiento o de creación de nuevas to, corrientes teóricas, investigadores y auto-

Revista Educación y Pedagogía, vol. XVIII, núm. 45 15


Historia de la ciencia, ciudadanía y valores...

res situados en las disciplinas de carácter me- vadores o las máquinas avanzadas se validan me-
tacientífico —como la epistemología, la his- diante complejas redes sociales, constituidas
toria de la ciencia y la didactología de las cien- por los grandes expertos de la investigación
cias naturales— ven a la ciencia como una ac- básica, del mismo modo que por aquellos “vi-
tividad humana de producción, evaluación, sitantes anónimos” de un museo de ciencia
aplicación y difusión de saberes eruditos, in- en una ciudad periférica de alguno de nues-
mersa en un contexto histórico, social, políti- tros países. En esta lógica distintiva, asumir la
co y cultural que le da sentido a la llamada incorporación de la historia de la ciencia en
actividad científica, al precisar las finalidades la enseñanza y en la formación docente, per-
de intervención que se persiguen y los valo- mite delimitar un amplio espacio de libertad
res que se sostienen o están en juego en las para el profesor (y también para el divulga-
comunidades e instituciones científicas. En dor) que diseña, aplica y evalúa el currículo,
este sentido de análisis, me parece que consoli- las diversas actividades de aprendizaje, las es-
dan su valor educativo la perspectiva sociológi- trategias de evaluación y los medios de trans-
ca (Bordieu, 2003; Hilgartner, 1990; Shapin y misión y comprensión del saber científico,
Barnes, 1977), la perspectiva filosófica (Ben- puesto que le permite explorar, de manera na-
saude-Vincent, 2000; Estany, 1993), la perspectiva turalista y no normativa, la validez (y legiti-
axiológica (Echeverría, 2002) y la perspectiva di- mación) de las complejas relaciones que se
dáctico-epistemológica (Izquierdo, 2000; Quin- establecen entre los modelos teóricos que enseña
tanilla, Izquierdo y Adúriz-Bravo, 2005) de la y los fenómenos, y entre ambos y el lenguaje
historia de la ciencia, su divulgación y ense- que utiliza para comunicar este conocimien-
ñanza. to a ciudadanos y ciudadanas cada vez más
alfabetizados científicamente (Izquierdo, 2000).

La ciencia y su público. El dilema de los Según la mayoría de investigaciones en este


expertos y los profanos campo de la didactología (Álvarez, Nuño y Sol-
sona, 2004), diversas han sido las causas que
Para nadie resulta desconocido que nuestra explicarían, en gran medida, el desconocimiento
cultura tecnocientífica ha cambiado de ma- de la historia de la ciencia (HC) en la enseñanza
nera espectacular en las últimas décadas del y en la formación docente (FD). Entre ellas se
siglo XX. Hoy forma parte cada vez más im- destacan sistemáticamente:
portante de los proyectos educativos, de di-
vulgación, institucionales y culturales, cons- — La ausencia de la historia HC en los con-
tituyéndose en un elemento relevante de las tenidos de enseñanza de la formación ini-
agendas políticas de los diferentes organismos cial y permanente de científicos y profe-
responsables de la producción, gestión y di- sores.
vulgación del conocimiento. Debido a ello, los
estudiosos de las ciencias naturales (historia- — La casi total inexistencia de la HC en los
dores, didactólogos, filósofos, sociólogos, etc.) planes de enseñanza secundaria y en la
han desdibujado progresivamente las fronte- mayor parte de los planes de formación
ras entre la llamada ciencia de los expertos pro- universitarios de la mayoría (sino de to-
piamente tal y la sociedad receptora de la mis- das) las carreras científicas.
ma, de manera que, para muchos, las estrate-
gias de los científicos para ganarse audiencias — La persistencia de una concepción dog-
nuevas y legitimar así su prestigio y su poder mática, neopositivista, utilitarista e instru-
son factores inequívocos de la propia prácti- mental de la ciencia, paradigma dominan-
ca científica cotidiana (Bordieu, 2003). Así, las te en los centros docentes y en la investi-
llamadas nuevas teorías, los experimentos inno- gación en ciencias básicas y aplicadas.

16 Revista Educación y Pedagogía, vol. XVIII, núm. 45


Enseñanza de las ciencias y las matemáticas

— El desinterés de profesores y científicos de prender marcos teóricos diversos para inter-


asumir “el análisis y la reflexión” de los pretar fenómenos científicos que hoy compren-
acontecimientos históricos como parte de demos bien y que se explican mediante teorías
la clase de ciencia y de la formación pro- vigentes, las que continúan evolucionando
fesional, favoreciendo la formalización y vertiginosamente; pero, además, permite co-
el tratamiento algorítmico de la inmensa nocer la relación entre la ciencia y la cultura
mayoría de los contenidos científicos, aun de una época específica, analizando así la in-
en el caso que sea imprescindible hacerlo. fluencia de éstas en el desarrollo y consolida-
ción de una sociedad determinada que com-
— Escasas publicaciones en el área de histo- parte unos valores que se resignifican sistemá-
ria de la ciencia y la enseñanza, lo que di- ticamente (Baraona, 1994; Quintanilla, 2005;
ficulta el acceso a documentos y sistemati- Solsona, 1997). Para dar una respuesta racio-
zaciones de calidad en tópicos particula- nal y razonable, además de consistente en este
res en ámbitos específicos. sentido, la hipótesis que sustento es que es
posible utilizar aspectos concretos de la histo-
— Desprecio “espontáneo”, por la comuni- ria de la ciencia de manera que se plantee el
dad científica y educativa, de la historia de origen histórico de las principales líneas de
la ciencia, que la percibe como “un con- investigación, se muestre el proceso de crea-
ción y desarrollo de los principales concep-
junto de acontecimientos puntuales” des-
tos, sus teorías y metodologías, como fruto
conectados de los contenidos “relevantes”
de un trabajo colectivo y de una construcción
que se “tienen que enseñar obligatoria-
humana, en la que hay polémicas, tensiones
mente”.
y distensiones, y se analice así la complejidad
de las relaciones ciencia-tecnología-sociedad-
¿Qué historia de la ciencia divulgar y ense-
comunicación (CTSC) a lo largo de la histo-
ñar para promover una cultura ciudadana?
ria, con las implicaciones de transformación
de los procesos sociales y de convivencia que
Me parece importante insistir en el hecho de ello ha generado para la humanidad en gene-
que la ciencia es un proceso de constitución ral y para la comunidad científica en particu-
del saber erudito con dimensiones no sólo his- lar (Izquierdo et al., 2006).
tóricas, sino también sociales, políticas y cul-
turales, que derivan en posicionamientos o En un sentido aún más complejo, me parece
paradigmas específicos (modelos) de su epis- que el camino de la formación científica re-
temología y enseñanza, con una finalidad es- quiere necesariamente una argumentación
pecífica. En consecuencia, para potenciar estas epistemológica de la ciencia y de la didáctica
ideas, resulta relevante valorar la incorpora- de las ciencias conectada al análisis de los di-
ción de la historia de la ciencia en los procesos de versos factores que han condicionado, sino
formación inicial y continua de profesores y determinado, las maneras en que se aprende
divulgadores (periodistas científicos, monito- a enseñar y a divulgar el conocimiento cientí-
res de museos de ciencia, investigadores), puesto fico, en distintas épocas y culturas. Por tanto,
que permite relacionar el tejido teórico-con- si asumimos el carácter “dinámico y cambian-
ceptual que se constituye en un “momento par- te” del conocimiento, es evidente que la re-
ticular de la historia” y el “problema científi- flexión y análisis de estos cambios debieran
co” que se intenta solucionar con las teorías y estar integrados en la formación inicial y per-
los instrumentos disponibles en ese momen- manente del profesorado de ciencias natura-
to (Camacho, 2005; Solar y Quintanilla, 2005). les, puesto que favorecen la comprensión de
Esta idea de formación y enseñanza de las una racionalidad moderada acerca de la natu-
ciencias naturales desde una orientación de raleza de la ciencia, su método y objeto de
ciudadanía y valores, permite releer y com- estudio.

Revista Educación y Pedagogía, vol. XVIII, núm. 45 17


Historia de la ciencia, ciudadanía y valores...

En esta perspectiva epistemológico-didáctica, ciertos aspectos particulares del mundo, y no


la ciencia sería, entonces, una actividad huma- otros. En consecuencia, al incorporar la his-
na no neutral, que contribuye a la génesis, de- toria de la ciencia en la enseñanza y la divul-
sarrollo y divulgación del conocimiento, ba- gación, debiéramos entender que en el desa-
sado en el fenómeno cognitivo humano. Por rrollo del conocimiento no siempre se valoró
tanto, la interpretación, modelización y expli- a la ciencia de la misma manera como la valo-
cación de la ciencia escolar ha de contribuir a ramos ahora, y con las mismas intenciones y
la convergencia de los conceptos que históri- finalidades (Quintanilla, 2006).
camente han estado en “tensión”: el descu-
brimiento y la justificación del hecho científico,
que ya hemos venido analizando en otras pu- ¿Cómo divulgar y enseñar historia de la
blicaciones (Quintanilla, 1999). Los teóricos ciencia para aprender a ser ciudadanos
cognoscitivos de la ciencia cuestionan la lla- responsables?
mada filosofía clásica, por configurar ideales
de ciencia con los cuales los científicos no tra- Según Crombie (2000), los historiadores racio-
bajan y, en consecuencia, con los que no se nalistas del siglo XVIII, guiados por el genio
sienten identificados. Toman, así, distancia de de Voltaire, negaban la posibilidad de una
la filosofía y de la sociología, intentando esta- necesaria conexión entre la filosofía medieval
blecer una disciplina, sin otra finalidad que y el llamado “triunfo de la razón científica”,4
no sea la de explicar la ciencia como construc- que situaban culturalmente en la época de
ción humana en permanente cambio (Giere, Galileo, Harvey, Descartes y Newton. Sin em-
1992). bargo, un siglo más tarde, Compte propon-
drá a sus seguidores la peligrosa fórmula de
Para las concepciones realistas pragmáticas o reclamar como precedentes de la ilustración
naturalistas de la ciencia, las teorías científi- positivista, no lo que Galileo o Newton podían
cas describen e interpretan cómo es realmen- haber afirmado acerca de cuáles eran sus pro-
te el mundo. Esto significa que, en él, hay co- pósitos y métodos con respecto a la elabora-
sas o entidades que se pueden caracterizar ción de sus teorías, sino lo que éstos debían
generalmente por sus propiedades específi- haber sido realmente, aunque ellos quizá lo ig-
cas, estructura y función: sustancias, anima- noraran en su época (Crombie, 2000). Este en-
les, vegetales, tipos de energía, etc.; es decir, foque nos parece el más acertado y también
según este principio, las teorías científicas son el más difícil de trabajar en la enseñanza, la
descripciones verdaderas de lo que pasa en el formación docente y la divulgación científi-
mundo real. Como insistiré en más de una ca, y que hemos investigado en alguna opor-
ocasión, es una postura mucho más estimu- tunidad, utilizando, para este propósito, fuen-
lante en el análisis e interpretación de los he- tes escritas e iconográficas de distinta natura-
chos y de las teorías científicas. Su principal leza (Cuellar, Pérez y Quintanilla, 2005; Uribe
dificultad es que dos teorías pueden dar ex- y Quintanilla, 2005).
plicaciones o interpretaciones equivalentes de
un mismo fenómeno, provocando la duda Ronald Giere (1992) afirma que la selección
de cuál de las dos interpretaciones realizadas científica de las teorías se realiza mediante un
es “más real”. En este sentido, Chalmers (1993) proceso complejo, que incluye la interacción
plantea lo que llama el realismo no representa- social, cultural y el juicio personal de los cientí-
tivo, asumiendo que las teorías científicas tie- ficos. Se plantea así la racionalidad como ins-
nen determinadas finalidades y representan trumental, en tanto se puede manifestar en

4 El destacado es nuestro.

18 Revista Educación y Pedagogía, vol. XVIII, núm. 45


Enseñanza de las ciencias y las matemáticas

diversos grados, dependiendo del contexto y — El mundo se interpreta con teorías.


las variables que se estudien con dispositivos — El método de interpretación es evolutivo
teóricos específicos. Las leyes de la ciencia no y natural, y por tanto, muy diverso.
serían, entonces, generalizaciones empíricas — El modelo y su interpretación han de te-
bien confirmadas, sino que dependerían del ner un “sentido humano”.
juicio del científico y del contexto en el que se
analiza la ley. Este autor se opone así a la con- Hasta ahora he planteado la idea central de
cepción clásica de la racionalidad categórica, enseñar y divulgar una historia de la ciencia
que no admite la valoración del juicio cientí- cuya naturaleza epistemológica define muy
bien el realismo pragmático o naturalismo, al
fico en la toma de decisiones ni en la gestión
que hacía alusión en el párrafo anterior, y que
del conocimiento. En una concepción natu-
tiene ciertos atributos que la hacen distintiva
ralista de la ciencia existe una constante apro-
de otras visiones epistemológicas, diríamos
ximación a la verdad, que es parte de la esen-
tradicionales o más dogmáticas (Quintanilla,
cia misma de la actividad científica humana, 1999). Del mismo modo, y debido a la gran com-
lo que se conoce como racionalidad moderada. plejidad y rigor científico que plantea cual-
El modelo cognitivo de ciencia se ajusta muy bien quier análisis o postura de esta naturaleza, los
al modelo de ciencia que enseñamos o ciencia historiadores han desarrollado su labor de
escolar. Giere (1994) utiliza este modelo para acuerdo con una doble perspectiva de los su-
la ciencia que construyen los científicos, pro- cesos, las épocas y las formas de abordarlos,
poniendo que para saber cómo es una teoría es decir, desde la llamada historiografía verti-
científica determinada, es necesario saber có- cal o desde una historiografía horizontal. La
mo las utilizan, de hecho, los científicos en su historiografía vertical o sincrónica es la que se
cotidianeidad. De esta manera, analiza cómo caracteriza fundamentalmente por la delimi-
aparecen las teorías en los libros de texto es- tación de un tema problemático o contenido
pecializados y cómo usan de ellas los científi- del problema científico, y el seguimiento de
cos en sus diferentes discusiones y contextos su evolución y transformación a lo largo de la
(Izquierdo, 1994; 1995). Califica, así, su postu- historia de la ciencia. Por otro lado, la historia
ra como realismo naturalista o realismo prag- horizontal o diacrónica se interesa por la cien-
mático. Es realista al considerar que la ciencia cia del pasado en sí misma, por sus concep-
intenta representar e interpretar el mundo tos, su organización y toda la compleja trama
con determinadas ideas. Es naturalista, por- de influencias intelectuales que se tejen en ella
en cada situación histórica, coincidiendo con
que pretende explicar los juicios y decisiones
marcos valóricos que se comparten en las
científicas a partir de los criterios propios de
comunidades científicas de una determinada
los científicos y no de principios racionales
época (Baraona, 1994). En este sentido, me
de carácter general, tal y como lo plantean los
parece interesante la idea de Crombie, que
positivistas más dogmáticos en la propia his- vincula las preguntas, las respuestas y los con-
toria de la ciencia. Esta sería, por así decirlo, textos a toda meta de un historiador científi-
la novedad epistemológica de este modelo, ya co. Al respecto nos orienta:
que los didactólogos apropiamos estas orien-
taciones para una propuesta de la enseñanza La meta del historiador de la ciencia […]
de las ciencias naturales, basada en el “fenó- es encontrar qué problemas preocupa-
meno cognitivo humano”. Los planteamien- ban a los científicos antes de que fueran
tos de este modelo, citados a continuación, resueltos, cuáles eran sus hipótesis y
permiten, así, más o menos “modelizar ” la expectativas, y qué es lo que ellos con-
ciencia del aula o ciencia escolar, con algunos sideraban como respuesta y explicación
principios esenciales e irreducibles: […] (Crombie, 2000: 19).

Revista Educación y Pedagogía, vol. XVIII, núm. 45 19


Historia de la ciencia, ciudadanía y valores...

En definitiva, la educación científica y tecno- del profesorado científico, el currículo, el co-


lógica actual, ya no puede tener como refe- nocimiento escolar y la formación ciudadana.
rente curricular la imagen de ciencia y de en- El norte de mis reflexiones fue proporcionar
señanza de las ciencias restrictivo-determinis- algunos elementos de análisis que permitan
ta que se fue configurando desde la sociedad comprender la situación actual de la historia
industrial europea a fines del siglo XVIII, vin- de la ciencia como una metaciencia que refiere
culada al control social de las clases dominan- un campo de conocimiento y de investigación
tes, tal como lo plantean algunos historiado-
específica en la formación del profesorado, par-
res de la ciencia a propósito de la enseñanza
ticularmente en la educación científica.
tecnocientífica en la Inglaterra victoriana del
siglo XIX (Shapin y Barnes, 1977).
En la actualidad, estamos trabajando en el di-
seño de cursos completos de formación do-
Conclusiones cente centrados en los aportes de las metacien-
cias a la enseñanza de las ciencias naturales, y
Resulta imprescindible que los profesores de en la elaboración de materiales prácticos para
ciencias naturales comprendan y asuman las incorporar temas de epistemología e historia
nuevas categorías teóricas y praxiológicas de- de la ciencia en la formación inicial y conti-
rivadas de una concepción de ciencia y de nuada del profesorado, desde una perspecti-
enseñanza de las ciencias generada y consoli- va de ciencia, ciudadanía y valores (Quintanilla,
dada en la llamada sociedad del conocimiento. Macedo y Katzkowicz, 2005). Al mismo tiem-
En este ámbito de una “nueva cultura docen- po, continuamos trabajando en la formulación
te de la educación científica” habría que decir de modelos teóricos para fundamentar estas
que la transferencia de conocimiento en el aula propuestas de innovación formadora. Muchos
debe superar las opciones reduccionistas y de nuestros materiales ya han sido publica-
dogmáticas de los modelos de formación ini- dos y se están utilizando en nuestros países,
cial y continua del profesorado, y del apren- aunque a escala más bien restringida. En dife-
dizaje de las ciencias naturales, para promo- rentes eventos científicos hemos ampliado, me-
ver el desarrollo de competencias y habilida- diante ejemplos concretos, avances de la pro-
des cognitivo-lingüísticas en los estudiantes, puesta aquí presentada, retomando trabajos
facilitando la integración cultural, el desarro- adelantados y puestos en ejecución en Chile,
llo del pensamiento creador y de unos ciuda- Argentina, Colombia y España (Quintanilla,
danos comprometidos con el complejo tejido Izquierdo y Adúriz-Bravo, 2005; Quintanilla,
social y el dinámico engranaje del crecimien- 2005; García, 2003; Quintanilla y García, 2005,
to económico, así como la promoción y conso- Solsona y Quintanilla, 2005, Álvarez et al.,
lidación de los valores democráticos en nues-
2005). Al respecto, hay un fértil camino que
tros países.
recién se comienza a recorrer. Pienso que una
prioridad, en este sentido, es el desarrollo de
En este artículo quise desarrollar dos ideas
un modelo teórico-metodológico para incor-
fundamentales. En primer lugar, orientar al-
porar la historia de la ciencia en la formación
gunas reflexiones teóricas acerca de la ciencia
construida y de la ciencia enseñada, es decir, docente, que enfatice los elementos anterior-
el fenómeno histórico y epistemológico reco- mente analizados con una teoría didáctica de
gido por la didactología y su ámbito de cono- los contenidos científicos escolares y una episte-
cimiento e investigación. La otra idea que pre- mología naturalizada, tal y cual lo he plantea-
tendí compartir fue establecer las tendencias do en este artículo. En esta área de análisis
actuales en relación a los aportes que la histo- me encuentro trabajando hoy en día y será el
ria de la ciencia puede hacer a la formación contenido de un próximo texto.

20 Revista Educación y Pedagogía, vol. XVIII, núm. 45


Enseñanza de las ciencias y las matemáticas

Agradecimientos Crombie, A., 2000, Historia de la ciencia: de san


Agustín a Galileo, 1. Siglos V-XIII, Barcelona,
Deseo expresar mi cariño y gratitud a la doc- Alianza.
tora Fanny Angulo Delgado, académica e in-
vestigadora de la Universidad de Antioquia, Cuellar, L.; Pérez, R. y Quintanilla, M., 2005,
por invitarme a formalizar estas ideas, algu- La propuesta de Ernest Rutherford en los libros
nas de las cuales compartí con ella y su equi- de texto en Colombia: un análisis desde la histo-
po docente en una videoconferencia desde ria de las ciencias y la visión de transposición
Santiago de Chile, el día 20 de abril del 2006 didáctica en ellos, Actas del VII Congreso In-
como parte de las actividades del Primer En- ternacional de Enseñanza de las Ciencias, Gra-
cuentro Iberoamericano de Investigación so- nada, España.
bre Enseñanza de las Ciencias y las Matemá-
ticas, celebrado en Medellín, Colombia.
Etcheverría, J., 2002, Ciencia y valores, Barce-
lona, Destino.
Referencias bibliográficas
Estany, A., 1993, Introducción a la filosofía de la
ciencia, Barcelona, Crítica.
Álvarez, L. M.; Nuño, T. y Solsona, N., 2004,
Las científicas y su historia en el aula, Madrid,
Ford, Aníbal, 1996, “Paradoja de la aldea glo-
Síntesis.
bal”, Diario Clarín, Buenos Aires, 28 de jul.
Álvarez, L. M.; Quintanilla, M.; Pérez, U. y
García, A., 2003, “Aportes del estudio históri-
Solsona, N., 2005, Educar en los derechos huma-
co de instrumentos científicos a la formación
nos a través de la historia de la ciencia: una expe-
del profesorado de ciencias”, Tesis de maes-
riencia de innovación en la enseñanza secunda-
tría, Universitat Autonoma de Barcelona.
ria, Actas del Congreso “Sin ciencia no hay cul-
tura”, A. Coruña, Galicia, España.
Giere, R., 1992, “What the Cognitive Study of
Science is not?”, en: Cognitive Models of Scien-
Baraona, 1994, Ciencia e historia, España, SEC,
ce, Minessota, R.Giere, pp. 481-484.
Universidad de Valencia.
_______________, 1994, “The Cognitive Structure of
Bensaude-Vincent, B., 2000, “L’opinion publi- Scientific Theories”, Philosophy of Science, núm.
que et la science. A chascan son ignorant”, 61, pp. 276-296.
Intitut d’édition scenofi-synthélabo, París, pp. 7-19.
Gribbin, J., 2005, Historia de la ciencia, Barce-
Bordieu, P., 2003, El oficio del científico, Barcelo- lona, Crítica.
na, Anagrama.
Hilgartner, S., 1990, “The Dominant view of
Camacho, J., 2005, “Ley periódica. Una re- Popularisation: Conceptual Problems, Political
flexión didáctica desde la historia de la cien- Issues”, Social Studies of Science, núm. 20,
cia”, Tesis de Maestría en Docencia de la Quí- pp. 519-539.
mica (publicada), Bogotá, Universidad Peda-
gógica Nacional. Izquierdo, M., 1994, Algunes reflexions sobre el
llenguatge simbòlic químic. “El somni de Lavoi-
Chalmers, 1993, ¿Qué es esa cosa llamada cien- sier”, XII Jornadas de Historia y Filosofía de la
cia?, Madrid, Siglo XXI. Ciencia, Vigo, Galicia.

Revista Educación y Pedagogía, vol. XVIII, núm. 45 21


Historia de la ciencia, ciudadanía y valores...

_______________, 1995, La función de las fórmulas en la _______________, 2006a, Educación científica de calidad
formación y divulgación del conocimiento cientí- hoy, ciudadanía para el mañana, Actas del IV
fico, XIII Jornadas de Historia y Filosofía de la Congreso Internacional de Didáctica de las
Ciencia, Vigo, Galicia. Ciencias, La Habana, Cuba.

_______________, 2000, “Fundamentos epistemoló- _______________, 2006b, “Identificación, caracteriza-


gicos”, en: Perales, F. J. y Cañal, P., eds., Didác- ción y evaluación de competencias científicas
tica de las ciencias experimentales. Teoría y práctica desde una imagen naturalizada de la ciencia”,
en: Quintanilla, M. y Adúriz-Bravo, A., eds.,
de la enseñanza de las ciencias, Madrid, Marfil,
Enseñar ciencias en el nuevo milenio: retos y pro-
Alcoy, pp. 35-64.
puestas, Santiago de Chile, Universidad Cató-
lica de Chile, pp. 17-42,
Izquierdo, M.; Valverdú, I.; Quintanilla, M. y Me-
rino, C., 2006, “Relación entre la historia y la Quintanilla, M. y García, A., 2005, Historia de
filosofía de la ciencia”, Alambique, núm. 48, la ciencia y formación docente. Algunos elemen-
pp. 78-91. tos para el debate didáctico, Actas de las IV Jor-
nadas Internacionales para la enseñanza pre-
Kragh, H., 1989, Introducción a la historia de la universitaria y universitaria de la Química,
ciencia, Barcelona, Crítica. México, Universidad Autónoma de México.

Labarrere, A. y Quintanilla, M., 2006, “La eva- Quintanilla, M.; Izquierdo, M. y Adúriz-Bra-
luación de los profesores de ciencia desde la vo, A., 2005, Characteristics and Methodological
profesionalidad emergente”, en: Enseñar cien- Discussion about a Theoretical Model that intro-
cias en el nuevo milenio: retos y propuestas, San- duces the History of Science at an Early Stage of
tiago de Chile, PUC. The Experimental Science Teachers’ Professional
Formation, Proceedings of IHPST Internatio-
nal Conference of History and Philosophy of
Matthews, M., 1994, Science Teaching. The Role
Science and Science Teaching, England, Uni-
of History and Philosophy of Science, Nueva
versity of Leeds.
York, Routledge.
Quintanilla, M.; Macedo, B. y Katzkowitcz,
Merino, C. y Quintanilla, M., 2005, Propuesta R., 2005, La educación de los derechos humanos
de un instrumento de evaluación para establecer desde la perspectiva de ciencia, ciudadanía y valo-
criterios sobre uso de la historia de la ciencia en res, Actas del VII Congreso Internacional de
la enseñanza, Actas del VII Congreso Interna- Didáctica de las Ciencias, Granada, España.
cional de Enseñanza de las Ciencias, Grana-
da, España. Quintanilla, M.; Romero, M.; Salduondo, J. y
Etchegaray, F., 2006, Innovación científica y tec-
Quintanilla, M., 1999, “El dilema epistemoló- nológica en un mundo global: ciudadanía y valo-
gico y didáctico del curriculum de la ense- res para una nueva cultura docente, Actas del
ñanza de las ciencias: ¿cómo abordarlo en un XXXIII Congreso Mundial de Escuelas de Tra-
enfoque CTS?”, Pensamiento Educativo, San- bajo Social, Santiago de Chile.
tiago, Chile, núm. 25, pp. 299-334.
Saffer, G. y Quintanilla, M., 2004, Aportes para
un debate sobre la historia de la física en la ense-
_______________, 2005, “Historia de la ciencia y for- ñanza: las leyes de Kepler, Actas del VIII Con-
mación docente: una necesidad irreducible”, greso Iberoamericano de Enseñanza de las
Revista TED, Universidad Pedagógica Nacio- Ciencias Experimentales, Ciudad de Gua-
nal de Bogotá, número extra, pp. 34-43. temala.

22 Revista Educación y Pedagogía, vol. XVIII, núm. 45


Enseñanza de las ciencias y las matemáticas

Shapin, S. y Barnes, B., 1977, “Science, Nature a la història de la ciencia, Actas de las II Jorna-
and Control: Interpreting Mechanics Institu- da sobre la Història de Ciència i l’Ensenyament,
tes”, Social Studies of Science, vol. 7, pp. 31-74. Barcelona, Societat Catalan d’Història de la
Ciencia.
Solar, H. y Quintanilla, M., 2005, Algunas re-
flexiones para considerar la historia de la mate-
mática en la formación inicial y continua del pro- Toulmin, S. 1977, La comprensión humana, Ma-
fesorado, Actas de las II Jornadas sobre la drid, Alianza.
Història de Ciència i l’Ensenyament, Societat
Catalan d’Història de la Ciencia, Barcelona. Uribe, M. y Quintanilla, M., 2005, Aplicación
del modelo de Toulmin a la evolución del concep-
Solsona, N., 1997, Mujeres científicas de todos
to de sangre en la historia de la ciencia. Perspecti-
los tiempos, Barcelona, Talasa.
vas didácticas, Actas del VII Congreso Inter-
Solsona, N. y Quintanilla, M., 2005, Reflexions nacional de Enseñanza de las Ciencias, Grana-
i propostes per al debat educatiu – diàctic entorn da, España.

Referencia
Quintanilla Gatica, Mario, "Historia de la ciencia, ciudadanía y valores: cla-
ves de una orientación realista pragmática de la enseñanza de las ciencias",
Revista Educación y Pedagogía, Medellín, Universidad de Antioquia, Facultad
de Educación, vol. XVIII, núm. 45, (mayo-agosto), 2006, pp. 9-23.

Original recibido: abril 2006


Aceptado: junio 2006

Se autoriza la reproducción del artículo citando la fuente y los créditos de los


autores.

Revista Educación y Pedagogía, vol. XVIII, núm. 45 23

You might also like