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SCIO. Revista de Filosofía, n.

º 18, Julio de 2020, 333-338, ISSN: 1887-9853

Cassin, B. (2019). Elogio de la traducción. Complicar el uni-


versal. Buenos Aires: El cuenco de plata.
Juan María Díez Sanza

Esta obra constituye una reflexión por el nombre de los príncipes viajeros,
sobre el sentido filosófico y cultural que en sus travesías descubrían lo que
profundo que la labor de la traducción no buscaban, como Cristóbal Colón en-
de textos clásicos descubre y posibilita contró América o Fleming la penicilina
(p. 13).
desde una perspectiva posmoderna.
La autora, Barbara Cassin, filóloga
y filósofa francesa (Boulogne-Billan- Hay búsquedas que no sabemos de
court, 1947), es directora de investiga- antemano a qué resultados nos pueden
ción  en el  CNRS (Centre National de conducir: ¿qué se puede aprender o des-
la Recherche Scientifique), centro de cubrir traduciendo textos clásicos grie-
investigación análogo a nuestro CSIC gos? Cassin indaga en las motivaciones
(Consejo Superior de Investigaciones de su vocación:
Científicas) en España. ¿Por qué estudias griego?, me pregun-
Cassin comienza su exposición con taron siendo yo muy joven. Como tú
una disquisición introductoria sobre el cuando miras las fotos de tus abuelos:
sentido de las humanidades, unos sabe- para ver qué cara tengo, recuerdo ha-
res que parecen prima facie inútiles: ber respondido. El griego como el latín
forma parte de nuestra historia, de nues-
Comencemos por la utilidad de lo in- tra cultura, de la formación de nuestra
útil; sin duda, eso es fundamental para la lengua, aun cuando yo desconfíe de un
búsqueda; hoy se llama “serendipidad”, “nosotros” que excluye a algunos y no a

a
Cátedra Fides et Ratio. Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir.
E-mail: jm.diez@ucv.es
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otros, y aun cuando les tema a los pose- orden de las estructuras lingüísticas que
sivos. Traducir del griego me hizo sentir nos permiten referirlo para poder com-
y comprender las deslumbrantes singu- prenderlo. Lo interesante no es realmen-
laridades de esa lengua a través de textos te aprender griego, sino lo que podemos
de una fuerza poco común y sin embargo
aprender a partir de él. La filosofía tra-
decisivamente variada, Homero, Parmé-
nides, Gorgias, Esquilo, Platón, Eurípi-
baja a partir del lenguaje, pero desde el
des, Aristóteles, Tucídides, Epicteto, o lenguaje. Cassin alude al linguistic turn
Caritón, y amo compartir eso (p. 16). (p. 47); quizá nadie ha expresado me-
jor esa relevancia que Wittgenstein en
Los griegos le enseñaron –confiesa– el Tractatus cuando afirma: “Los lími-
“lo que es una lengua y lo que es una tes de mi lenguaje son los límites de mi
cultura” (p. 17). En los clásicos griegos mundo” (p. 5-6).
descubrió la forma en que se configura La homonimia y la sofística son dos
la cultura, entretejiendo unos textos a líneas de fuerza que Cassin confiesa que
partir de otros, enriqueciéndose y des- le sirvieron para refinar su destreza con la
tilándose un acervo cultural que se va traducción, como teoría y como práctica:
perfilando y condensando. Por ello sen-
tencia: “No hay que impedir, sino facili- Ambas están ligadas. El juego con los
equívocos es lo que hace insoportables
tar el acceso de la mayoría a ese espesor
los textos sofísticos a los filósofos nor-
de la lengua y la cultura” (ibídem). males. Para Aristóteles mismo, es algo
La investigadora francesa recuerda así como el mal radial del lenguaje; le es
cómo los poetas griegos precedieron a preciso inventar todo el tiempo palabras
los grandes filósofos: nuevas para que dejemos de confundir
las cosas y podamos seguir filosofando,
Parménides, el padre y “el primero en” separando, por ejemplo, la esencia de la
(dice Platón), escribe con Homero, un existencia, como la inventiva latinidad va
nombre que conoce hasta quienes no a traducir después. Hay que prohibir ser-
contemplan el mismo cielo; transforma virse de la escasez de palabras para razo-
así el mithos, mito y relato de la epo- nar como a uno le venga en gana (p. 21)
peya en logos, discurso de la razón. Y
Gorgias, cuando dinamita la tranquila Aristóteles tiene una clarividente con-
seguridad de la fenomenología y la on-
cepción de la importancia del lenguaje;
tología –querer decir lo que es tal como
es–, debe, para demolerlas, dejar fluir las
en ciertos pasajes, casi obsesiva: no duda
palabras y su sintaxis en las palabras y la en refinar y crear los términos que la ex-
sintaxis que las hacen reinar (p. 18). presión de su pensamiento precisa.
Cassin remite su enfoque a una obra
La sintaxis, en efecto, no expresa filológica que supuso un punto de in-
propiamente el orden de lo real, sino el flexión en su carrera:

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El Dictionnaire des intraduisibles [Dicc- del término logos ahorró a los griegos,
cionario de intraducibles] tiene hoy algo que eran orgullosamente monolingües
más de diez años, la edad de la razón. –como ha referido el historiador Momi-
Pienso (me parece, me dicen) que este gliano–, tener que distinguir entre dis-
libro improbable ha cambiado cosas no
cursividad y racionalidad, por ello, los
solo en cuanto al lugar de la traducción
en filosofía, sino, más globalmente, en
griegos en lugar de hablar su lengua,
cuanto a la idea de traducción y su prác- más bien “dejaban que su lengua habla-
tica (pp. 23- 24). se por ellos” (ibídem).
El logos amplía decisivamente su
La investigadora parte del fenómeno ámbito de referencialidad e instaura el
de la irreductible variedad de lenguas y universal al ser referido a todo hombre:
sus repercusiones sobre el pensamiento “El logos instaura, a semejanza del sen-
y la ontología. El hecho incuestionable tido, un todo o nada: todo hombre está
de que “filosofamos en lenguas” (p. 25). dotado de logos, «si es un hombre»”
Vivimos y experimentamos el mundo – (pp. 27-28). El logos delimita positiva-
desde y en– lenguas distintas. Respecto mente lo que es un hombre; pero nega-
del fenómeno del lenguaje, Cassin con- tivamente, también, lo que no lo es, lo
fiesa que nunca se encontró con el len- que queda bajo la amplia y difusa de-
guaje, “solo me encontré con lenguas” nominación del bárbaro. Cassin se pre-
(ibídem) y recuerda la afirmación de gunta:
Von Humboldt: “El lenguaje se mani-
¿Qué es, exactamente, un bárbaro? Bla-
fiesta en la realidad únicamente como
bla-bla, balbus (“tartamudo”), Babel,
diversidad” (ibídem). El pluralismo lin- balbuceo. Se entiende: se trata de una
güístico tiene consecuencias profundas, onomatopeya para designar la confusión
puesto que conforma una multiplicidad de una lengua que no se comprende. Un
de formas de ver y pensar el mundo. bárbaro es alguien del cual no estamos
Cassin se instala en esa perspecti- seguros de qué habla. Y puesto que la
va filosófica del pensar en lenguas, un definición del hombre es ser un “animal
pensar ontolingüístico en plural, pues dotado de logos”, ¿es el bárbaro real-
las lenguas son reconfigurantes del mente un hombre? Los latinos traducen
mundo bajo ópticas dispares, que con- perfectamente logos por ratio et oratio,
“razón y discurso”: en el mismo término
trasta con la entronización referencial
griego se conjugan la manera en que se
que hizo Heidegger de la lengua griega habla, para el caso la lengua griega, y la
como vehículo paradigmático para la razón. En esa intrincación lengua-len-
expresión del pensamiento y según la guaje-razón, hablar es hablar como yo,
cual: “la lengua griega y ella sola es el ser un hombre es “ser un hombre como
logos” (p. 27). Para Cassin la polisemia yo” (pp. 28-29).

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Ligada a la cuestión de definir qué es domina: “El éxito del imperialismo ro-
un ser humano está la cuestión de si es mano se debe, pues, a su manera de in-
lícita la esclavitud. Se pregunta Cassin: cluir la alteridad en el lugar del logos, de
inscribirla efectivamente en ciudadanos
¿Qué es exactamente un esclavo? Un trilingües, (que emplean) el latín para la
esclavo, al menos un “esclavo por na- política, el griego para la cultura, más
turaleza” y no un guerrero cautivo, dice lo vernáculo materno o grado cero de la
Aristóteles, es un “objeto de propiedad
propia lengua de cada cual” (p. 32).
animado”, es decir, un instrumento, una
herramienta o un órgano –la palabra En ese interesante recorrido por la
griega organon quiere decir las tres co- historia, Cassin pasa, con notoria omi-
sas– que sabe servirse de los otros ins- sión, del pensamiento medieval a la
trumentos, así como la mano, ella misma filosofía moderna, particularmente al
“herramienta de herramientas” y “órga- racionalismo como filosofía paradig-
no de órganos” sabe servirse de las otras mática y hegemónica de la Europa con-
herramientas. Un esclavo no es solamen- tinental, que se inicia con el filósofo y
te el esclavo de un amo, es el hombre geómetra Descartes, pero tiene un hito
de otro hombre, un objeto destinado a la fundamental en G. W. Leibniz, filósofo
acción práctica, y separable (p. 30).
y matemático, que descubre el cálculo
infinitesimal y que, como embajador
Cassin refiere las dudas del propio
erudito y políglota, escribe su obra en
Aristóteles sobre si podía haber “escla-
latín, francés y alemán. En Leibniz se
vos por naturaleza”, puesto que el hom-
evidencia que en la modernidad el logos
bre de otro hombre, “¿no es primero un
se universaliza al tiempo que se mate-
hombre?” (ibídem).
matiza. Las controversias se resuelven
Cicerón tradujo el término logos, del
mediante la razón matemática que en-
griego al latín, “mediante un juego de
troniza el “calculemus” (p. 33).
palabras admirablemente inventivo”,
La moral formalizadora kantiana
por ratio et oratio (p. 31). Logos es un
–válida para todo hombre– represen-
término polisémico, con una amplísima
ta otro hito universalizador de primera
diversidad de acepciones que no preci-
magnitud, sobre el que tampoco se de-
san ni agotan la amplia referencialidad
tiene excesivamente la autora, aunque
y riqueza semántica que encierra el tér-
desde luego es particularmente relevan-
mino original. Pero la idea de lengua
te para una fundamentación de los dere-
no cobra sentido propiamente hasta que
chos humanos.
aparece la noción latina del patrius ser-
Frente a esta deriva universalizadora
mo que emplea Virgilio en la Eneida.
del logos, que Cassin identifica con la
Roma triunfa incorporando la alte-
conformación misma de la civilización
ridad que representan los pueblos que
occidental desde su génesis –aunque

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trastocada en ideología, a ojos de la el enfoque que recorre la historia de la


autora– bajo el paradigma del hombre- filosofía de los presocráticos a Heide-
universal, la autora desliza su crítica y gger, en esa perspectiva filosófica pre-
siembra sus dudas, “del que ya la mera dominante que tiene el ser como punto
problemática del género nos enseña a de partida para recuperar que el ser nun-
desconfiar” (p. 35). Para esa tarea, “para ca es sino un efecto del decir, tal como
cambiar el rumbo” (p. 36), Cassin recu- había postulado Gorgias.
rre a la sofística para situarse en la origi- Cassin rememora la lección de
nal perspectiva de los bárbaros. Nietzsche en la Universidad de Basilea
¿Qué novedosa perspectiva filosófi- (1869), que lleva por título Homero y la
ca y lingüística es esta que la sofística y filología clásica: “El que encuentra el
la reivindicación de ese barbarismo sui lenguaje interesante en sí, es distinto del
generis nos descubren? Cassin lo expo- que solo lo reconoce como transmisor
ne así: de pensamientos interesantes” (p. 39).
Y añade: “Recogiendo la frase fetiche
La sofística es, de hecho, un sorpren- de Gorgias en su Hencomio de Helena:
dente punto de entrada en la traducción, El logos es un gran soberano que, por
porque lo hace notar todo. Ella pone a medio del más pequeño y del más inapa-
distancia la lengua, digamos, “natural”;
rente de los cuerpos, perfecciona com-
va contra su inclinación “normal”, la de
la percepción, la del natural filósofo, del pleta [apotelei] los actos más divinos”
fenomenólogo, del ontólogo, que dice (ibídem). Una vez asumida la pluralidad
lo que ve con las palabras y la sintaxis de lenguas, en vez del Hay ser de Hei-
predicativa, que describe el mundo en su degger, lo que cabe es el Hay lenguas.
verdad, que obra como si la percepción, Desde esta perspectiva, “traducir ya
el discurso, la adecuación cayeran por su no es dolmetschen, como un intérpre-
peso, pero que se sirve, sin saberlo o sin te, sino übersetzen, como un traductor:
decirlo, de lo que la singularidad-lengua comprender que las diferentes lenguas
le aporta. La sofística vuelve cruelmente producen mundos diferentes, mundos
visible todo esto, muestra de qué modo
del que ellas son a la vez causa y efecto
jugamos con la lengua poniéndola a su
vez en juego (p. 36). (…)” (ibídem).
La investigadora se plantea qué fue
Esta perspectiva subvierte la tenta- antes si la palabra o el concepto: “¿Par-
tiva de partir de las cosas y reivindica timos del concepto para hablar de las
partir de las palabras. Con ello, la tra- palabras, o partimos de las palabras
ducción ya no es lo que Schleiermacher para pensar los conceptos?” (p. 40). En
llamó dolmetschen, una mera “media- el Dictionnaire, ante una duda análoga
ción” (truchement), sino que se invierte sobre si las entradas debían responder
a conceptos o a palabras, se decantaron

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por las palabras. Para Cassin representó de sacralizar lo intraducible, lo retradu-


la opción por la logología: cimos: no es esta clase de intraducibili-
dad lo que necesitamos (p. 50).
Deriva de esto una definición de los in-
traducibles, en plural: los intraducibles La autora reivindica las referencias
son síntomas, semánticos y/o sintácti- de Derrida y Lacan. De estos autores
cos, de la diferencia entre las lenguas, no le interesan sobre todo los diagnósticos
lo que se traduce, sino lo que no se cesa que estos pensadores realizan de sí mis-
de (no) traducir (p. 43).
mos, como los nuevos sofistas de nues-
tro tiempo.
En el trasfondo de la reflexión late la Dada la necesaria redefinición de la
gran pregunta de qué Europa lingüísti- filosofía en cada época, Cassin propone
co-filosófica queremos. El inglés parece el método de los intraducibles como en-
imponerse en la actualidad en todos los foque, partiendo de lo que Scheleierma-
ámbitos. No es el inglés, sino un deriva- cher denominaba el Faktum de la her-
do estandarizado, el global English –al menéutica:
que Cassin denomina globish– y del que
todas las lenguas europeas vienen a ser El “método” para afrontar la no com-
como dialectos. Lo deseable sería “ni prensión es no armonizar, sobre todo no
todo-al-inglés, ni nacionalismo ontoló- hacerlo demasiado o demasiado pronto,
gico” (ibídem). Umberto Eco afirmaba sino trasladarse a la “zona de traduc-
que “la lengua de Europa es la traduc- ción” y permanecer el máximo tiempo
ción”, lo cual sirve “para recordarle a la posible en ese in-between, entre-dos o
institución europea sus propias reglas, más de dos, hasta convertirse un poco
en mejores pasadores, en mejores go-
o sea, veinticuatro lenguas oficiales en
betweens (p. 61).
2013 y tres lenguas de trabajo –in varie-
tate concordia” (ibídem).
La obra ofrece así una original pers-
Cassin no quiere entronizar el uni-
pectiva desde la que repensar los con-
versal, pero tampoco el intraducible
ceptos y su deriva universalizadora en la
como referencia. Ambos constituyen los
búsqueda de nuevos espacios en la inter-
límites entre los que discurre su labor:
sección entre la filosofía y la filología,
Al sostener que nuestras entradas son siendo conscientes de la necesaria arti-
palabras, palabras en lenguas, y no con- culación lingüística que para el pensa-
ceptos, nos apartamos claramente de la miento representan las diversas lenguas,
filosofía analítica: lo intraducible no se con el repertorio de posibilidades que
reduce a una opacidad contextual. Y nos ellas mismas nos ofrecen y las limitacio-
apartamos claramente de la jerarquía on- nes que comportan, y que solo el que co-
tológica de las lenguas cuando, en lugar noce otras lenguas realmente descubre.

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