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Pintores en la Como digno colofén del afio de Velazquez, el Museo del Prado ha reunido en una gran exposicion a tres grandes pintores cortesanos: Velazquez, Rubens y Van Dyck. Los tres fueron stibditos de la Corona espafiola JonaTHan Brown Autorretrato, por ees forte eer eet oa ad es Perens) Viena, ce freed eee Sead oars Carte cra eee) con Corte 6 de lap glaterra. de In para una teccion Carlos La exposi jestros de la pintura europea, recientemente ugurada en el Museo del explora las di similitudes entre ellos para lograr una mprensién de la forma en que se amol jeron a su posicién en tres de las s de Europa: Madrid, Londres i6n, que conmemora el 4 del nacimiento de implia exposiciér fiuseo del Prado en 1 ca celebrada en el ito de aquella muestra de dentro aproximadamente ci6n existente de V Incluso mientras 1990, la exp cativo de bien esc mbién se ha felazquez, én del artista. A Museo del alec e alcat ciento de la pr rado se un adjetivo que pa a diferencia de lebrado el ani su nacimiento, era un artista notoria poco productivo, intadas por torno a 120 obras comparar las en lazquez con las incluso mi brevivié a quez ¢ que dife ba de una dedicada a Una idea cobra qui 1 Muss de la que tuv 0¢0 tiempo, sobre to n_sobre del Prado tiene lugar hace tan e en cuenta que dias en Felipe 1V en pardo y plata, pr Velazaue, hacia 1632, Londres, National Gallery 40 monarca al que iba a servir fielmente hasta su muerte, casi 37 afios después. Hace ya mucho que se reconocié que el contexto de la corte es pafola era crucial para determinar el curso de la carrera del artista Sin duda, a principios de la Edad Moderna (el Renacimiento y el Barroco), la Corte era el centro mas importante de actividad cultural. Esta expo- sicién se basa en esa premisa. Sin embargo, en ln esfuerzo para alcanzar una comprensién mas profunda del pintor espafil y de la cor- te en que se desenvolvia, hay que dar un paso més audaz, que es el de com- parar a Velazquez con sus colegas fla mencos, Rubens y Van Dyck. Las expo- siciones comparativas son raras, qui 74s debido a que plantean preguntas para las que hay muchas respuestas. Sin embargo, su propésito se puede establecer con claridad: al recontex tualizar el arte de Velazquez desbor- dando el enfoque monogréfico tradi cional es posible comprender de forma mas completa las cualidades Gnicas del artista La imagen del rey. Para un pin tor de Corte, la responsabilidad mas importante era crear la imagen del mo- narca y su familia, El concepto de “construcci6n de la propia imagen” se hha puesto ahora de moda. Con él se alude a la imagen que una persona construye cuidadosamente de si mis: ma para presentarse ante el mundo, mediante una cuidadosa selecci6n de trajes, comportamientos y adornos. La gente hace afirmaciones sobre su iden: tidad y define su lugar en la sociedad. El concepto de “construccién de la pro- pia imagen” fue fundamental para la creacién de una imagen monarquica. Los retratos del gobernante solian ex. hibirse en sus palacios y se enviaban a cortes extranjeras como medio para comunicar su posicién y su poder. En: tonces, zc6mo hay que interpretar uno de los mas famosos retratos de Veléz ‘quez, el denominado Felipe IV en pardo ¥ plata (Londres, National Gallery)? Si es verdad que esta imagen se envid a la corte de Carlos | de Inglaterra tan pronto como se pinto, en torno a 1632, fa reaccién inicial debié ser de perple: jidad. Por supuesto, se reconocerfa el rostro de Felipe IV: era el monarca mas pode- roso de Europa. Sin embargo, justa mente en ese momento, Van Dyck acababa de en: trar al servicio de Carlos | y estaba empezando a crear imagenes que podrian servir para definir la Corte de los Caballeros. Muy inspirado en las ide: as neoplat6nicas que permeaban la corte de los Estuardo, y que enfatizaban la gracia inefable del espiritu, Van Dyck hizo su Retrato de Carles / co: ‘mo caballero de la Orden de la Jarretera (Dresde, Gemaldegalerie) exactamente en el mismo afio de 1632. El retrato representa al rey imbuido de una es: tudiada elegancia. El rey Carlos posa en diagonal yy se gira de forma que la Estrella de la Jarretera resplandezca sobre su hombro izquierdo. Una mano descansa sobre una mesa. Con la otra sos. tiene descuidadamente un par de guantes de cue- ro. En suma, Van Dyck dota a Carlos | de un cier to aire de despreocupada elegancia que revela @ tuna persona de espiritu superior, ala vez oue ha- ce una obvia exhibicién del emblema de la princi. pal orden de caballeria de Inglaterra. Por contraste, el Felipe IV en pardo y plata de Velazquez parece contenido e inexpresivo. El rey se presenta frontalmente, sosteniendo una peti- cién (con la firma del artista) en una mano y des. cansando la otra en |a empufiadura de su espada. Por supuesto, el traje es espléndido, con un bri: llante despliegue de bordados de plata. La insig: nia del Tois6n de Oro, la orden de la que Carlos | sacé el modelo para la Orden de la Jarretera, cuelga discretamente de una cadena de oro en torno al cuetlo del rey. Sin embargo, y dicho esto, :quién podia ima ginar que Felipe IV era un monarca mucho més oderoso que Carlos | o que sus territorios se ex ‘endian por todo el globo, mientras su equivalen: te inglés luchaba para mantener su autoridad apenas sobre las islas Briténicas e Irlanda? La respuesta se encuentra en la formula de re- trato empleada por Velazquez, que hered6 de los retratos de Carlos | y Felipe II (Antonio Moro, Fe- line I, Bilbao, Museo de Bellas Artes) y que se ha- bia convertido en el modelo canénico para repre: sentar al rey de Espafa. Los cortesanos que es: taban familiarizados con esta tradicién, tanto en Londres como en Madrid, habrfan entendido in- mediatamente que Felipe 1V en pardo y plata evo- aba toda la gloriosa historia de la dinastia de los Austrias en Espafa. Van Dyck tuvo éxito al inven: Para un pintor de Corte, la responsabilidad mas importante era crear la imagen del monarca y su familia, lo que ahora se suele denominar “construccion de la propia imagen” Captura de Paris por Enrique 1, por Pedro Pablo Rubens, Berlin, Gemaldegelerie, a La fragua de ‘uleano, por Anton Van Dyck, Postdam, Susting Proussicche ScholSsser und (Garten, derecha, Matrimonio mistico de santa Catalina, por Ped Pablo Rubens, Toledo, Ohio, Museum of At, abajo, cerecha, La ejecucion del bordado de plata le ofrece una oportunidad tnica para desplegar su técnica innovadora. Utilizando toques de pigmento blanco, da vida al traje del rey y crea un centelleo de luz 42 tar una iconogratia, Velazquez lo tuvo porque se remitid a una iconografia venerable. ‘Sin embargo, el peso de la tradicién no sofocé el genio de Veldzquez. La ejecucién del bordado de plata le otrece una oportunidad dnica para desplegar su técnica innovaciora. Utilizando innu: merables toques de pigmento blanco, aplicados en disefos irregulares, da vida al traje del rey y crea la impresin.de un centelleo de luz sobre la superficie. Junto a este tour de force técnico, la imagen de Carlos | por Van Dyck resulta bastante convencional. Como demuestra este ejemplo, el enfoque comparativo abre nuevos caminos a la compren: sién de los logros especiales de estos grandes maestros del arte cortesano. Velazquez y Rubens. Rezresemos ahora a Velézquez y Rubens. La visita de Rubens a la Cor- te espafiola en 1628-29 fue uno de los aconteci- mientos artisticos més significativos del reinado de Felipe IV, que inspiré el primer viaje de Velaz- quez @ Italia y también la profunda admiracion del monarca por el arte de su stibdito flamenco. Sin embargo, las consecuencias de esta visita son en cierta medida inesperadas. Todavia pasarian varios afios antes de que Felipe IV encergera un ciclo importante de cuadros de Rubens; este grur o es el de la cincuentena de pinturas para deco. rar la Torre de la Parada, disefiadas por Rubens y ejecutadas por el maestro y varios de sus disci pulos. El conjunto se complet en 1638. Los cuadros para la Torre son ilustraciones de las Metamorfosis de Ovidio, una fuente literaria que era popular entre los artistas del Renaci miento y del Barroco. Sin embargo, la eleccién del texto narrative merece una explicacién. Ru: bens era el gran maestro del arte alegorico, que ‘con frecuencia ponia al servicio de la glorificacién de la monarquia, Poco después de abandonar Madrid, Rubens viajé a Londres en una misicn di plomética a la corte de Carlos |. Ademés de cum: plir con el recado politico, Rubens acept6 un en- Cargo para decorar el techo de la Sala de los Ban quetes del palacio de Whitehall, que se completo ‘en 1635. Como se ve en el modello para el com: partimento central, la Apoteasis de Jacobo | (San Petersburgo, Museo del Ermitage), Rubens des: plegé todos los recursos de su arte para conver: tir al padre de Carlos I en una criatura de apa- riencia divina, dotado de las virtudes de un go bernante sabio. Felipe IV jamas encargé un ciclo semejante de glorificacién. El rey espafiol desdefiaba los gran- des dones retéricos de Rubens y en su lugar en- cargé ilustraciones cel venerable, pero totalmen. te convencional, texto cldsico de Ovidio. Rubens estuvo a la altura de la ocasién y disefé el gran ciclo de cuadros que ahora se conservan en el Museo del Prado. Como se puede ver en Mercurio y Aigos (Madrid, Museo del Prado), Rubens, cons: Ciente de las unidades clésicas de tiempo, lugar y accion, refuerza el impacto de la historia esco: giendo ilustrar su climax, la decapitacién de Ar gos mientras duerme. El golpe fatal da alo, a la ue Juno ha convertido en una vaca, la oportuni dad de escapar. Veinte afios mas tarde, Veldzquez recibio el encargo de pintar un cuadro de la misma escena para el Salon de Espejos del Alcézar de Madrid, actualmente en el Museo del Prado. Velézquez es taba familiarizado con la versién anterior de su amigo y rival y procedid a reconstruirla evitando deliberadamente el climax de la historia, Repre- senta a Mercurio avanzando en silencio hacia Ar- g0s a fin de sorprenderle con el golpe fatal. Reina €l silencio; Mercurio avanza a cuatro patas para no hacer fuido. Tras él acecha lo, que aguerda, como hacemos nosotros, el desentace de la his toria. La interpretacién oblicua y original que Ve- lazquez hace de este texto se ve reforzada por su técnica extraordinaria, que se basa en pinceladas sueltas, que se deslizan por el lienzo en una for ma que desmaterializa a las figuras. En su cuadro de aspecto modesto, Velézquez subvierte de mo: do brillante la narrativa de Ovidio y el clasicismo del arte de Rubens Como nos permite ver esta comparacin, Ve- lézquez era un artista muy poco convencional. Rubens y su pupilo Van Dyck se situaron en la gran tradicién del arte del Renacimiento italiano, al que insuflaron nueva vida y gloria. Velazquez, aunque acept6 algunas de estas tradiciones, las criticé despiadadamente y descubrié sus propias soluciones. Esta es la gran paradoja ce la pintu ra de Velazquez: como pintor de Felipe IV, here: 6 férmulas venera: bles para la produc: cién de un arte cor- tesano que no po: dia cambiar. ¥, sin embargo, dentro de los estrechos limi tes de estas for: mas, abrié un espa cio para una crea cidn artistica de la mayor originalidad @ innovacién. La tentacién de ‘santo Toms de ‘Aquino, por Diego Velézquez, Orihuel, Museo Diecesano. Datos sobre la exposicion _ Desde 17 de diciembre al 5 de marzo, puede visitarse la exposici6n Velézquez, Ru- bens, Van Dyek. Pintores cortesanos del si- glo XVII, que se exhibe en el Museo del Pre: o de Madrid. Horario: de martes a sabado: de 9 a 19 horas, Domingos y festivos: de 9 a 14 horas, Lunes, 25 de diciembre y 1 de enero: cerrado. Entrada: Puerta de Goya al ta, Teléfono de informacién: 91 3302800. 43

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