Pintores en la
Como digno colofén del afio de Velazquez, el Museo del
Prado ha reunido en una gran exposicion a tres grandes
pintores cortesanos: Velazquez, Rubens y Van Dyck.
Los tres fueron stibditos de la Corona espafiola
JonaTHan BrownAutorretrato, por
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La exposi
jestros de la pintura europea, recientemente
ugurada en el Museo del explora las di
similitudes entre ellos para lograr una
mprensién de la forma en que se amol
jeron a su posicién en tres de las
s de Europa: Madrid, Londres
i6n, que conmemora el 4
del nacimiento de
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fiuseo del Prado en 1
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del Prado tiene
lugar hace tan
e en cuenta que
dias enFelipe 1V en pardo y
plata, pr Velazaue,
hacia 1632, Londres,
National Gallery
40
monarca al que iba a servir fielmente hasta su
muerte, casi 37 afios después. Hace ya mucho
que se reconocié que el contexto de la corte es
pafola era crucial para determinar el curso de la
carrera del artista
Sin duda, a principios de la Edad Moderna (el
Renacimiento y el Barroco), la Corte era el centro
mas importante de actividad cultural. Esta expo-
sicién se basa en esa premisa. Sin embargo, en
ln esfuerzo para alcanzar una comprensién mas
profunda del pintor espafil y de la cor-
te en que se desenvolvia, hay que dar
un paso més audaz, que es el de com-
parar a Velazquez con sus colegas fla
mencos, Rubens y Van Dyck. Las expo-
siciones comparativas son raras, qui
74s debido a que plantean preguntas
para las que hay muchas respuestas.
Sin embargo, su propésito se puede
establecer con claridad: al recontex
tualizar el arte de Velazquez desbor-
dando el enfoque monogréfico tradi
cional es posible comprender de forma
mas completa las cualidades Gnicas
del artista
La imagen del rey. Para un pin
tor de Corte, la responsabilidad mas
importante era crear la imagen del mo-
narca y su familia, El concepto de
“construcci6n de la propia imagen” se
hha puesto ahora de moda. Con él se
alude a la imagen que una persona
construye cuidadosamente de si mis:
ma para presentarse ante el mundo,
mediante una cuidadosa selecci6n de
trajes, comportamientos y adornos. La
gente hace afirmaciones sobre su iden:
tidad y define su lugar en la sociedad.
El concepto de “construccién de la pro-
pia imagen” fue fundamental para la
creacién de una imagen monarquica.
Los retratos del gobernante solian ex.
hibirse en sus palacios y se enviaban a
cortes extranjeras como medio para
comunicar su posicién y su poder. En:
tonces, zc6mo hay que interpretar uno
de los mas famosos retratos de Veléz
‘quez, el denominado Felipe IV en pardo
¥ plata (Londres, National Gallery)? Si
es verdad que esta imagen se envid a
la corte de Carlos | de Inglaterra tan
pronto como se pinto, en torno a 1632,
fa reaccién inicial debié ser de perple:
jidad.
Por supuesto, se reconocerfa el rostro
de Felipe IV: era el monarca mas pode-
roso de Europa. Sin embargo, justa
mente en ese momento, Van Dyck acababa de en:
trar al servicio de Carlos | y estaba empezando a
crear imagenes que podrian servir para definir la
Corte de los Caballeros. Muy inspirado en las ide:
as neoplat6nicas que permeaban la corte de los
Estuardo, y que enfatizaban la gracia inefable del
espiritu, Van Dyck hizo su Retrato de Carles / co:
‘mo caballero de la Orden de la Jarretera (Dresde,
Gemaldegalerie) exactamente en el mismo afio de
1632.El retrato representa al rey imbuido de una es:
tudiada elegancia. El rey Carlos posa en diagonal
yy se gira de forma que la Estrella de la Jarretera
resplandezca sobre su hombro izquierdo. Una
mano descansa sobre una mesa. Con la otra sos.
tiene descuidadamente un par de guantes de cue-
ro. En suma, Van Dyck dota a Carlos | de un cier
to aire de despreocupada elegancia que revela @
tuna persona de espiritu superior, ala vez oue ha-
ce una obvia exhibicién del emblema de la princi.
pal orden de caballeria de Inglaterra.
Por contraste, el Felipe IV en pardo y plata de
Velazquez parece contenido e inexpresivo. El rey
se presenta frontalmente, sosteniendo una peti-
cién (con la firma del artista) en una mano y des.
cansando la otra en |a empufiadura de su espada.
Por supuesto, el traje es espléndido, con un bri:
llante despliegue de bordados de plata. La insig:
nia del Tois6n de Oro, la orden de la que Carlos |
sacé el modelo para la Orden de la Jarretera,
cuelga discretamente de una cadena de oro en
torno al cuetlo del rey.
Sin embargo, y dicho esto, :quién podia ima
ginar que Felipe IV era un monarca mucho més
oderoso que Carlos | o que sus territorios se ex
‘endian por todo el globo, mientras su equivalen:
te inglés luchaba para mantener su autoridad
apenas sobre las islas Briténicas e Irlanda?
La respuesta se encuentra en la formula de re-
trato empleada por Velazquez, que hered6 de los
retratos de Carlos | y Felipe II (Antonio Moro, Fe-
line I, Bilbao, Museo de Bellas Artes) y que se ha-
bia convertido en el modelo canénico para repre:
sentar al rey de Espafa. Los cortesanos que es:
taban familiarizados con esta tradicién, tanto en
Londres como en Madrid, habrfan entendido in-
mediatamente que Felipe 1V en pardo y plata evo-
aba toda la gloriosa historia de la dinastia de los
Austrias en Espafa. Van Dyck tuvo éxito al inven:
Para un pintor
de Corte,
la responsabilidad mas
importante era crear la
imagen del monarca y
su familia, lo que ahora
se suele denominar
“construccion de la
propia imagen”
Captura de Paris por
Enrique 1, por Pedro
Pablo Rubens, Berlin,
Gemaldegelerie,
aLa fragua de
‘uleano, por Anton
Van Dyck, Postdam,
Susting Proussicche
ScholSsser und
(Garten, derecha,
Matrimonio mistico
de santa Catalina,
por Ped Pablo
Rubens, Toledo, Ohio,
Museum of At,
abajo, cerecha,
La ejecucion del bordado de plata
le ofrece una oportunidad tnica
para desplegar su técnica
innovadora. Utilizando toques de
pigmento blanco, da vida al traje
del rey y crea un centelleo de luz
42
tar una iconogratia, Velazquez lo tuvo porque se
remitid a una iconografia venerable.
‘Sin embargo, el peso de la tradicién no sofocé
el genio de Veldzquez. La ejecucién del bordado
de plata le otrece una oportunidad dnica para
desplegar su técnica innovaciora. Utilizando innu:
merables toques de pigmento blanco, aplicados
en disefos irregulares, da vida al traje del rey y
crea la impresin.de un centelleo de luz sobre la
superficie. Junto a este tour de force técnico, la
imagen de Carlos | por Van Dyck resulta bastante
convencional.
Como demuestra este ejemplo, el enfoque
comparativo abre nuevos caminos a la compren:
sién de los logros especiales de estos grandes
maestros del arte cortesano.
Velazquez y Rubens. Rezresemos ahora a
Velézquez y Rubens. La visita de Rubens a la Cor-
te espafiola en 1628-29 fue uno de los aconteci-
mientos artisticos més significativos del reinado
de Felipe IV, que inspiré el primer viaje de Velaz-
quez @ Italia y también la profunda admiracion
del monarca por el arte de su stibdito flamenco.
Sin embargo, las consecuencias de esta visita son
en cierta medida inesperadas. Todavia pasarian
varios afios antes de que Felipe IV encergera un
ciclo importante de cuadros de Rubens; este grur
o es el de la cincuentena de pinturas para deco.
rar la Torre de la Parada, disefiadas por Rubens y
ejecutadas por el maestro y varios de sus disci
pulos. El conjunto se complet en 1638.
Los cuadros para la Torre son ilustraciones de
las Metamorfosis de Ovidio, una fuente literaria
que era popular entre los artistas del Renaci
miento y del Barroco. Sin embargo, la eleccién
del texto narrative merece una explicacién. Ru:
bens era el gran maestro del arte alegorico, que
‘con frecuencia ponia al servicio de la glorificacién
de la monarquia, Poco después de abandonar
Madrid, Rubens viajé a Londres en una misicn di
plomética a la corte de Carlos |. Ademés de cum:
plir con el recado politico, Rubens acept6 un en-
Cargo para decorar el techo de la Sala de los Ban
quetes del palacio de Whitehall, que se completo
‘en 1635. Como se ve en el modello para el com:
partimento central, la Apoteasis de Jacobo | (San
Petersburgo, Museo del Ermitage), Rubens des:
plegé todos los recursos de su arte para conver:
tir al padre de Carlos I en una criatura de apa-
riencia divina, dotado de las virtudes de un go
bernante sabio.
Felipe IV jamas encargé un ciclo semejante de
glorificacién. El rey espafiol desdefiaba los gran-
des dones retéricos de Rubens y en su lugar en-
cargé ilustraciones cel venerable, pero totalmen.te convencional, texto cldsico de Ovidio. Rubens
estuvo a la altura de la ocasién y disefé el gran
ciclo de cuadros que ahora se conservan en el
Museo del Prado. Como se puede ver en Mercurio
y Aigos (Madrid, Museo del Prado), Rubens, cons:
Ciente de las unidades clésicas de tiempo, lugar y
accion, refuerza el impacto de la historia esco:
giendo ilustrar su climax, la decapitacién de Ar
gos mientras duerme. El golpe fatal da alo, a la
ue Juno ha convertido en una vaca, la oportuni
dad de escapar.
Veinte afios mas tarde, Veldzquez recibio el
encargo de pintar un cuadro de la misma escena
para el Salon de Espejos del Alcézar de Madrid,
actualmente en el Museo del Prado. Velézquez es
taba familiarizado con la versién anterior de su
amigo y rival y procedid a reconstruirla evitando
deliberadamente el climax de la historia, Repre-
senta a Mercurio avanzando en silencio hacia Ar-
g0s a fin de sorprenderle con el golpe fatal. Reina
€l silencio; Mercurio avanza a cuatro patas para
no hacer fuido. Tras él acecha lo, que aguerda,
como hacemos nosotros, el desentace de la his
toria. La interpretacién oblicua y original que Ve-
lazquez hace de este texto se ve reforzada por su
técnica extraordinaria, que se basa en pinceladas
sueltas, que se deslizan por el lienzo en una for
ma que desmaterializa a las figuras. En su cuadro
de aspecto modesto, Velézquez subvierte de mo:
do brillante la narrativa de Ovidio y el clasicismo
del arte de Rubens
Como nos permite ver esta comparacin, Ve-
lézquez era un artista muy poco convencional.
Rubens y su pupilo Van Dyck se situaron en la
gran tradicién del arte del Renacimiento italiano,
al que insuflaron nueva vida y gloria. Velazquez,
aunque acept6 algunas de estas tradiciones, las
criticé despiadadamente y descubrié sus propias
soluciones. Esta es la gran paradoja ce la pintu
ra de Velazquez: como pintor de Felipe IV, here:
6 férmulas venera:
bles para la produc:
cién de un arte cor-
tesano que no po:
dia cambiar. ¥, sin
embargo, dentro de
los estrechos limi
tes de estas for:
mas, abrié un espa
cio para una crea
cidn artistica de la
mayor originalidad
@ innovacién.
La tentacién de
‘santo Toms de
‘Aquino, por Diego
Velézquez, Orihuel,
Museo Diecesano.
Datos sobre la exposicion _
Desde 17 de diciembre al 5 de marzo,
puede visitarse la exposici6n Velézquez, Ru-
bens, Van Dyek. Pintores cortesanos del si-
glo XVII, que se exhibe en el Museo del Pre:
o de Madrid. Horario: de martes a sabado:
de 9 a 19 horas, Domingos y festivos: de 9 a
14 horas, Lunes, 25 de diciembre y 1 de
enero: cerrado. Entrada: Puerta de Goya al
ta, Teléfono de informacién: 91 3302800.
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