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GUIA PARA LEER ° Leer A leer se aprende en etapas. Mi primera etapa fue con el libro Upa, bajo la mirada carifiosa de mi abuela. La segunda etapa fue con mi maestra Elsa, en el primer grado de la escuela José Pedro Varela, que ya no existe. La maestra Elsa me ensefié a contar con varillas de colores y a leer con carteles y dibujos que ella misma hacia. La tercera etapa fue todavia més emocionante. Una vez adquiri- da la habilidad de leer, miles de libros maravillosos se abrieron ante mis ojos. Libros inolvidables. Libros de aventuras, novelas de amor, libros de misterio y por supuesto también los libros que mis padres escondfan cuidadosamente detrds de los otros, en el segundo estan- te de la biblioteca, empezando de arriba. Especialmente ésos. La cuarta etapa también es emocionante, pero encierra mucho dolor. Eran los afios 70 en Montevideo. La Universidad de la Reptibli- ca habfa sido intervenida por el ejército. La Facultad de Humanida- des y Ciencias, donde yo estudiaba psicologia, estaba cerrada. A mi me faltaban dos materias para terminar mi carrera. Eran afios oscuros en mi pais. Afios que es muy duro recordar. Era facil guardar los libros, porque los libros parecfan peligrosos 0 intitiles, Pero muchos de nosotros, aun los que no fuimos héroes de Ia lu- cha por la libertad, no cerramos los libros. Seguimos tercamente es tudiando. imos —Ricardo, Se nie en so queria decir que lefa Yo formas un gripe de cana isa mos Fea Fe eae es ar QU say, Después, empeziim gue no entendiames. Ast Seguimos ear darn, 8 EUR no Teg Giando psicoanliss, ilosofia, psicologts ae de bucélica esta etapa, porque estudidbamos Io que queriamos y con sna de estos profesores fue Gregorio, y puedo decir que 61 may. 6 mi cuarta etapa de aprender a ler. Gregorio viajaba para dam, clase. Llegaba siempre haciendo chistes, pero a la hora de leer er, 1030. eyendo el Captlo vit el Libro de los Suefios, de Freud, ep, tendi lo que queria decir leer de una manera distinta. Yo habia le. do muchas veces este capitulo. Lo habia leido en la Universidad, y habia tenido muy buenos profesores. Pero cuando llegébamos al di. bujito este, de la primera t6pica, yo me volvia absolutamente tara, da. Es ese dibujto del sistema P. y las huellas mnémicas, y el Ine yeel Prec. y las flechitas. Yo no entendfa cémo la conciencia podig quedar en las dos puntas del aparato psiquico. Y ya me lo habjan explicado muchas veces, pero no lo entendfa. En realidad mis profesores encontraban alguna manera de just ficar el asunto, dindole vueltas, no yendo directamente al grano, Pero yo pensaba que tenia algiin agujero en el cerebro por el cual se. ‘me escapaban las ideas y por eso no entendia. Pregunté timidamente otra vez, cémo era eso de que la concien- cia estaba en las dos puntas de las rayitas. Entonces Gregorio, repa- tingdndose en la silla, me sonrié y me dijo: reud se “Es que aqui auivocé, corazén de arroz, efectivamente, la conciencia le queda: ba en las dos puntas, po oF eso después lo corrigié y lo hizo redon- do." ¥ Gregorio agarr6 una tiza y dibuj6 el circulo de la segunda 6pica. “Toma mate y avivate,” Qué tal? Habfa que admitir vocaban. Y con Freud era Mis amigos queridisi que los grandes maestros se equi- facilisimo, porque él s equivocaba y co- Marla Carmen Bello gumtar a Tos que sabfan mis que yo, pen mitir cuando algo no se entendta, py 0 finalmente también ad. orque : algo mas. © entonces podia pensar * Leer con Dalmiro « Después Ileg6 la maravillosa época del psi drama con otro grupo de entrafabes amigos: Pedro Rail Isabel, Chiche,Pelusa, Oma. Dalmio Baar 7 eae jaban a Montevideo para ensefiamos psicodrama. Ahi hubiers so fil no leer, poraue pareefa que todo poi aprendeseenelenn, cio dramético. “La vivencia’, eso era lo importante Pero Dalmiro ya habia escrito un libro, Los siguientes fos fue es- cribiendo casi en nuestra comp: nos lefa un capitulo, escribfa un auticulo para un congreso, que luego se ampliaba y se convertia en Ir bro. Fuimos leyendo sin darmos cuenta, Nos vefamos una vez al mes, o cada dos meses en jomaas pro- longadas. La primera vez que me animé a dirigir una dramatiza.

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