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EL YO-PIEL DIDIER ANZIEL EL YO-PIEL én espafiola: Soffa Vidarrazaga Zimmermann BIBLIO’ jena: Gérard David, Le supplied age Stsamnds (1498-1458) exist du ee ooo oe Puoeumuede CCeids por Bordas, sis ‘Titulo original: «Le moi-peaw» Cuartaedicién, enero de 2003, © Bordas Dunod 17 rue Rémy-Dumoncel, Parts (Francia) © E cast: Biblioteca Nueva E Almagro, 38 - 28010 Madrid (Espafa) HERG TOIT Depesito Legal: M-S0.153- Impreso en Rogar, 8. A. ;. Printed in Spain Impreso en Espa Seen maaan ee eee ee So He ren eco nm Fa PENH como ren oy Searsrnron Shas oye 2 PRELIMINARES EPISTEMOLOGICOS Algunos principios generales 1) Cerebro o piel; 2) Genesis estructura; 3) Desarvo. Mo légico o renovacién metaférica; 4) Malestar actus] en la eivilizacién; 5) Corteza 0 micleo; 6) Contenidy © continent, El universe téctil y cuténeo 1) Aproximacién lingitistica; 2) Aproximacin fisio. J6gica; 3) Aproximaci cidn epistemolégi evolucionista; 4) Aproxima- i 5) Aproximacién psico - psico- Tégica; 6) Aproximacién interaccionista; 7) Aproxie macién psicoanalitica, CUATRO SERIES DE DATOS Datos etolégicos Datos grupales ... Datos proyectivos . Datos dermatolégicos LA NOCION DE YO-PIEL Pecho-boca y pecho-piel , La idea de Yo-piel La fantasia de una piel comin y sus variantes narci. sisticas y masoquistas EL MITO GRIEGO DE MARSIAS Mareo sociocultural Primer parte del mito ‘Segunda parte: los nueve mitemas PSICOGENESIS DEL YO-PIEL ....., El doble feed-back en el sistema diddico madre-niiio . Divergencias entre los Psicoanalitico ........ Puntos de vista cognitive y Particularidades del Yo-piel considerado como in- Mead aioe ese 2 ejemplos clinicos ... ‘ - OO Gservcibn de Seana cnfite dels papeles sados : Qbservacbn de Leonor, tanita con cabeza de colador NDA PARTE: ESTRUCTURA, FUNCIONES, a SUPERACION DOS PRECURSORES DEL YO-PIEL: FREUD, FEDERN, Freud y la estructura topogrifica del Yo ............ El aparato del lenguaje .........0.00 sss sse El aparato psiquico a ete mo interfaz ..s.eeveeeeeceeeeees : Psccionamiento dl cuca iopoeln el ap rato psiquico pee ‘Federn: sentimientos del Yo, sentimientos de fluctescién de las fronteras del YO... 2.20.00 vee ‘ Observacién de Edgardo Represién de los estados del Yo FUNCIONES DEL YO-PIEL. siones de] Yo-piel ...........0006 a ‘my tenis 2) Contain 3) Paste cién; 4) Individuacién, 5) Intersensorialidad; 6) ¥ tén de la excitacién sexual; 7) Recarga libidinal i, 8) Inscripcién de los trazos; 9) Autodestruccién. ‘Un caso de masoquismo perverso: A Observacién del Senor M. La enyoltura hiimeda: cl pack, las gratas El pack nen pee nevenaienee, TRASTORNOS DE LAS DISTINCIONES SENSOMO- TRICES DE BASE ....... ee eee Sobre Ia confusi6n respiratoria entre plenitud y vacio . .- Observacin de Pandora .....-..0+-++ DIDIER anziEy R 5 15 16 120 120 122 122 124 INDICE 9. ALTERACIONES DE LA ESTRUCTURA DEL Yo. FUEL EN LAS PERSONALIDADES NARCISISTICAS Y EN LOS ESTADOS LIMITE... : pee 1S. Diferencias estructurales entre personalidad narcisis. tica y estado limite ial a ateaies 198 Lin ejemplo literario de personalidad narcsistica, La invencién de Morel, de Bioy Casares |. 138 La fantasia de una doble pared . se 142 Trastomos de la ereencia y estado limite | --/- 2-443 Observacidn de Sebastiana, 0 un caso de conus. nicacién oblicua nace 144 10. LA DOBLE PROHIBICION DEL TOCAR, CONDICION DE SUPERACION DEL YO-PIEL ........- 149 Una prohibicién del tocar implicita en Freud 150 La prohibicién cristica explicita see 154 Tres problematicas del tocar... a5 1ST La prohibicién y sus cuatro dualidades 157 1) Sexualidad y/o agresividad; 2) La prohibicidn exogena, lo prohibido endégeno; 3) Prohibicién de la fusién corporal, prohibicién del tocar ma. nual; 4) Bilateralidad, Observacién de Juanita 161 Del Yo-piel al Yo-pensante asa sgoveaton 062s El acerso a la intersensorialidad y ia constitucién del sentido comin «22... iia 166 TERCERA PARTE: PRINCIPALES CONFIGURACIONES LA ENVOLTURA SONORA ..,.. 11 Observacién de Marsias 172 Auddicién y fonacién en e! lactante 17 Lo sonoro segtin Freud . 180 La semiofonia : 181 El espejo sonora wail 182 Observacicn de Marsias, fin 185 12, LA ENVOLTURA TERMICA .02.0...20.00cccccse5 139 La enyoltura de calor 189 La envoltura fria 190 Observacién de Errénea, 0 la descalifcacion de fa sensacién térmica . 191 to Die 13, LA ENVOLTURA OLFATIVA . JLa secrecién de la agresividad por los poros de fa pie! Observacién de Getsemant : 14. LA CONFUSION DE LAS CUALIDADES OLFATIVAS. El amor de Ia amargura y la confusion de los tubes digesti- vo y respiratorio .. eee Observacién de Rodolfo 15. LA SEGUNDA PIEL MUSCULAR ., El descubrimiento de Esther Bick Observacién de Alicia Observacién de Mary Dos relatos de Sheckley « Observacién de Gerardo 16. LA ENVOLTURA DE SUFRIMIENTO ....... El psicoandlisis del dolor .. Los quemados graves Observaciin de Armando Observacidn de Pauliza eee ee Del cuerpo sufriente al cuerpo de suftimiento ... Observacién de Fanchon ...... ee 11, LA PELICULA DEL SUENO. El sucfio y su pelicula nae Retomo a la teoria freudiana del suefio .........2.. Observacién de Zenobia: de la envoltura de angustia a la piel de palabras por la pelicula de los sueRos ..... % La envoltura de excitacién, fondo histérico de toda neurosis al 18. COMPLEMENTOS . Configuraciones mixtas Observacién de Esteban Las envolturas psiquicas en el autismo De la piel al pensamiento Para terminar , : TABLA DE OBSERVACIONES BIBLIOGRAFIA ............ INDICE DE NOMBRES PROPIOS ....... ANZIEU 193 193 193, 205 205 205 21 241 212 212 214 2is 219 219 200 222 223 224 225 229 229 230 234 241 243 243 244 245 249 249 251 253 268 PROLOGO EL YO-PIEL En 1974, Didier Anziew Publicé en la Nouvelle Revue de Psychana- lyse un articulo titulado «Le Moi-peau», cuyo impacto en el mundo untversitario y clinica fue determinamte. Hoy el autor nos presenta la sintesis de sus investigaciones ¥ propone una teorta de las finciones del Yo-piel La piel es la envoltura dei cuerpo, de la misma forma que ta con- inca tiende a envolver al aparato psiquico, Desde este punto de ving las estructuras y la Junciin de la piel pueden Proporcionar a los psico- analistas ya los psicoterapeutas analogias fecundas que los. gulen en su reflexion y en su técnica, El Yo-piel aparece en Primer lugar como un concepto operatorio que precisa el apoyo del Yo en la piel ¢ implica una homologta entre la funciones del Yo y las de nuestra envoltura corporal (limitar. contener, roteger). Considerar que el Yo, como la Piel, se estructura en wn ine setfaz permite enriquecer las noctones de (rontera», de «limites yde «continenten en una perspectiva psicoanalitica. Por otra parte, la rigue- a conceptual del Yo-piel permite. ‘comprender mejor una realidad clini- ca compleja: mds alld de las relaciones entre las afecciones dermato! sicas y los desérdenes psiquicos, el autor muestra que la sobrecarga ola carencia de tal 0 cual funcién det Yo-piel explican fundamentalmente el masoquismo perverso, ef micleo histérico de la neurosis 0 la distincién entre neurosis narcisistica y estados-limite. A lo largo de este estudio sobre jas «envolturas psiquicas», Didier Anzieu —vicepresidente de la Association Psychanalytique de France y profesor honoraria de Psicologia Clinica de la Universidad de Paris X-Nanterre— desarrolia ideas. fuerza ne solamente dentro de ta co- Iriente actual de la psicologia, sino también en el campo de ta epic ‘mologia cientifica 15 16. TABLA DE OBSERVACIONES BIBLIOGRAFTA ........ INDICE DE NOMBRES PROPIOS 0s... LA ENVOLTURA OLFATIVA ..... [a secrecién de la agresivida por los poros de la pil. Observacién de Getsemant . E LA CONFUSION DE LAS CUALIDADES OLFATIVAS, El amor de la amargura y be confusién de los tubos digesti- voy respiratorio ...... “ Observaciin de Rodolfo |. LA SEGUNDA PIEL MUSCULAR El descubrimiento de Esther Bick . Observacién de Alicia Observacién de Mary Dos relatos de Sheckley ... Observacién de Gerardo LA ENVOLTURA DE SUFRIMIENTO EI psicoandlisis del dolor Los quemados graves ........ Observacién de Armando . Observacién de Pauilita Del cuerpo suftiente al cuerpo de sultimiento Observacién de Fanchon .... LA PELICULA DEL SUENO .. El suefo y su pelicula Retomo a la teoria freudiana del sueio . Observacidn de Zenobia: de la envoltura de angustia a la piel de palabras por la pelicula de los sueios ......2++++ La envoltura de excitacién, fondo histérico de toda neurosis saad v see COMPLEMENTOS. Configuraciones mixtas Observacion de Esteban Las envolturas psiquicas en el autismo De la piel all bevsralecin Para terminar DIDIER anzies 193 193 193 205 205 205 2i1 211 212 212 214 215 219 219 200 222 223 224 225 229 230 234 241 243 243 244 245 249 249 251 253 268 PROLOGO. EL YO-PIEL 1974, Didier Anziex publicé en la Nouvelle Revue de Psychana- lyse un articulo titulado «Le Moi-peaws, cuyo impacto en el mundo universitaria y clinico fue determinante. Hoy el autor nos presenta la siniesis de sus investigaciones y propone una teoria de las funciones del Yo-piel, La piel es la envoltura det cuerpo, de la misma forma que la con- Ciencia tiende a envolver al aparato psiquico. Desde este punto de vista, las estructuras y la funcién de la piel pueden proporcionar a los psico- analistas y a los psicoterapeuias analogias fecundas que los guien en su reflexion y en su técnica. El Yo-piel aparece en primer lugar como wn concepto operatorio que precisa el apoyo del Yo en la piel e implica una homologia entre las funciones del Yo y las de nuestta envoltura corporal (limitar, contener, proteger). Considerar que el Yo, como la piel, se estructura en wn in- terfaz permite enriquecer las nociones de «fronteray, de «limites y de continente» en una perspectiva psicoanalitica. Por oira parte, la rique- za conceptual del Yo-piel permite comprender mejor una realidad clini ca compleja: mds alld de tas relaciones entre las afecciones dermatold- gicas y los desérdenes psiquicos, ef autor muestra que la sobrecarga o la carencia de tal 0 cual funcién del Yo-piel explican fundamentalmente el masoquismno perverso, ef nticleo histérico de la neurosis o la distincién enire neurosis narcisistica y estados-limite, A to largo de este estudio sobre las «envolturas psiquicas», Didier Anzieu —vicepresidente de la Association Psychanalytique de France ¥ profesor honorario de Psicologia Clinica de fa Universidad de Paris X-Nanterre— desarrolla ideas-fuerza no solamente dentro de la co- rriente actual de la psicologia, sino también en el campo de ta episte- mologia cientifica PRELIMINARES EPISTEMOLOGICOS Algunos principios generales L. La dependencia del pensamiento y de la yoluntad con respecto al cortex y a la vida afectiva del tdlamo son conocidas y estén proba- das. La investizacién psicofarmacolégica contemporanea completa, ¢ incluso renueva, nuestros conceimientos sobre estos temas. Los Exitos obtenidos han Mevado consigo un estrechamiento del campo de obser- vacién y también del teérico: el psicofisiSlogo tiende a reducir el cuer- po vivo al sistema nervioso y el comportamiento a las actividades ce- rebrales que lo programarian por recopilacién, andlisis y sintesis de las informaciones. Este modelo, que se reveld fecundo para los bidlogos, se impone cada vez més en los organismos estatales de investigacién, a Ia psicologia, consagrada a convertirse en la pariente pobre de la neurofisiologia cerebral, y a menudo con autoritarismo lo imponen los «cientificosy que en su terreno defienden con inverso ardor Ia libertad de investigacién y, ante todo, de la investigacién fundamental. Ponien- do el acento en la piel, como dato originario de orden orgdnico ¢ ima- ginario a la vez y como sistema de proteccién de nuestra individuali dad al mismo tiempo que como primer instrumento y lugar de inter- cambio con los demés, pretendo hacer emerger otro modelo, con base biolégica asegurada, en el que la interaccién con el entorno encuentra sus cimientos, y que respeta la especificidad de los fenémenos psiqui cos en relacidn con las realidades orgénicas y con los hechos sociales —resumiendo, un modelo que me parece apto para enriquecer la psi- cologia y el psicoandlisis tanto en su teorfa como en su prictica 2. El funcionamiento psiquico consciente e inconsciente tiene sus, propias leyes. Una de elas consiste en que una parte de él pretend ta Independencia, aunque ya desde su origen es doblemente dependiente: del funcionamiento del organismo vivo que le sirve de soporte; de los estimulos, creencias, normas, catexias y representaciones que emanan de los grupos de los que forma parte (empezando por la familis y con- tinuando por el medio cultural). Una teoria del psiquismo tiene como finalidad la de mantener unidas estas dos tendencias, evitando conten tarse con una yustaposicién de determinismos simplistas. Postularé, pues, con René Kaés (1979, b; 1984), un doble apoyo del psiquismo: en el cuerpo biolégico y en el social por una parte; por otra, un apoyo mutuo: tanto Ja vida orginica como la social, al menos en él hombre, {tsa rote tiene nevesidad de un apoyo casi constante en el psiquismo individual (como lo demuestran la aproximacién psicosomatica de las enfe des fisicas y el estudio del fomento de los mitos o de la innovaci cial), al igual que éste necesita un apoyo recfproco en un cuerpo y en un grupo social vivos Sin embargo, a perspective psicoanalitica se distingne profunda- mente de las perspectivas psicofisiolégica y psicosociolégica en el he- cho de que toma en consideracién la exisiencia y la importancia per. maneates de la fantasia individual consciente, preconseiente ¢ incons: ciente y su papel de puente y de pantalla imtermediaria entre el pic quismo y el cuerpo, el mundo y los demas psiquismos. El Yo-piel es uma realidad de orden fantasmitico representada en las fantasias, los suefios, el lenguaje corriente, las actitudes corporales y los trastomos del pensamiento a la vez y, también, proporciona el espacio imagina. rio que constituye la fantasia, el suefto, la reflexién y cada organiza. cién psicopatolégica El pensamiento psicoanalitico se encuentra mareado por un con- jeto interno entre una orientacién empirista, pragmatisla y psicoge- niétiea (mas activa entre los anglosajones), segtin la cual Ia organi- zacién psiquica resulta de las experiencias infantiles inconscientes (fundamentalmente las de la relacién de objeto) y una orientacién es- tructuralista (dominante en Francia durante los iltimos decenios) que contradice que la estructura sea un producto de la experiencia, afir mando, por el contrario, que no existe experiencia que no esté orgeni- zada pot una estructura preexistente. Me niego a tomar parte en este conflicto, Estas son dos actitudes complementarias cuyo antagonismo debe ser preservado en tanto fecunde la investigacién psicoanalitica El Yo-niel es una estructura intermedia del aparato psiquico: interme- dia eronoldgicamente entre la madre y el bebé, intermedia estructural- mente cntre la inclusién mutua de Ios psiquismos en la organizacién fusional primitiva y la diferenefacién de las instancias psiquicas co- rrespondientes a la segunda tpica freudiana, Sin las experiencias ad: cuadas en el momento oportuno no se adquiere Ia estructura 0, mis frecuentemente, ésta se encuentra alterada, Pero las diversas configura- iones del Yo-piel (que describo en la terceza parte) son las variantes de una estructura topogrifica de base, cuyo caricter universal puede hracer pensar que esta inscrita, en el psiquismo naciente, en forma vi- sual (preprogramada) y cuya actualizacién se propone implicitamente 4 este psiquismo como un fin esperado (en este sentido me acerco a la teoria Hamada dc la epigénesis o de Ia espiral interactiva) Freud propuso un «modelo» (no formalizado) del aparato psiauico Como sistema de subsistemas regidos respectivamente por principios de funcionamiento distintos: principio de realidad, principio de pla- cer-displacer, coaccién de repeticién, principio de constancia y princi- PRE pio de Nirvana, El Yo-piel obliga a tomar suplementariamente en consideracién un principio de diferenciacién interna y un principio de continencia, ambos entrevisios ya por Freud (1899). Las patologias mis graves del Yo-piel (las envolturas autisticas, por ejemplo) me parecen incluso offecer la posibilidad de llevar al psicoandlisis el prin- Gipio de auto-organizacién de los sistemas abiertos a los «tuidos», popularizado por los teéricos de los sistemas (ct. H. Atlan, 1979). Sin embargo, este principio que favorece la evolucién de los'seres vivos ‘me parece que se invierte cuando se pasa de la biologia a la psicolo- gia, en la que aparece, sobre todo, como creador de organizaciones psicopatolézicas 3. Las ciencias progresan por un moyimiento de vaivén entie dos actitudes epistemoldgicas, que varian segin la personalidad de los sa- bios y segin las necesidades 0 los estancamientos de una ciencia en un momento dado de su historia, A veces, una ciencia dispone de tuna buena teoria cuyas confirmaciones, aplicaciones y desarrollos ocu- pan y estimulan la inteligencia, la paciencia y el ingenio de los traba Jadores de laboratorio, teorfa que sigue siendo atil mientras que su fe- cundidad no se desmienta y sus enunciados no sean refutados. Otras vyeees, una ciencia se renueva por iluminacién de un investigador (en ocasiones procedente de otra discipline) que pone en duda los enun- ciados que se consideran adquiridos y las nociones que pasan por evi- dentes; su intuicién surge mis de la imaginacién creadora que de razo- namientos 0 cilculos; esta movido por una especie de mito interior {que le despoja de sus escorias fantasmaticas (con riesgo de proyectarlas josas, en una reflexidn filosética, en actividades cone- xas de creavién literaria 0 artistica) de donde saca conceptos que se pueden enunciar en formulas simples, que se pueden verilicar con ciertas condiciones, transformar y transportar a algunos otros campos. Freud coneret6 esta segunda actitud en el estudio del funcionamiento psiquico individual (no por azar, de joven, me interesé por la evolu- cién de su imaginacién creadora durante cl autoandlisis —cf. D. An- ziew, 1975 a—a través de la cual descubrid cl psicoandlisis en su ju- ventud). En el marco, delinido por Freud, de esta nueva disciplina, Jas dos tendencias epistemolégicas han continuado oponiéndose. M. Klein, Winnicott, Bion y Kohut, por, cjemplo, inventaron conceptes nuevos (posicién esquizo-paranoide y depresiva, fendmenos transicio- rales, ataques contra los vinculos, transferencia en espejo y grandiosa), especificos de nuevos campos: el nifio, el psicdtico, los estados limite, las personalidades narcisitas, a los que extendieron a teoria y la pric- tica psicoanaliticas. No obstante, la mayoria de los psicoanalistas vinculan cada vez mis a la primera actitud: retorno @ Freud, comenta- rios incansables, casi talmtidicos, de sus textos; aplicaciones mecénicas DIDIER e sus puntos de vista, 0 sus modificaciones a fa luz no de un campo uevo de practica, sino de los «progresos» de la filosofia y de las cien- as del hombre y de la sociedad, especialmente las del lenguaje (de 1o ue Lacan ha sido en Francia un ejemplo tipico). Me parece que on 06 tiltimos decenios del siglo XX el psicoanilisis tiene mayor nece- dad de pensadores de imagenes que de eruditos, escolisticos, espiri- 1s abstractos y formalistas. Mi idea del Yo-piel es, intencionalmente, ntes que un concepto, una vasta metifora; mas exactamente, me pa- nee que surge de esta oscilacién ‘metéforo-metonimica juiciosamente escrita por Guy Rosolato (1978). Espero que esta idea sea susceptible e estimular la libertad de pensar de los psicoanalistas y de enriquecer | paleta de sus intervenciones con los pacientes en sus tratamientes, sla metafora puede desembocar en enuitciados operatorios dotados de na coherencia regional, verificables de hecho, refutables de derecho: orresponde a este libro convencer al lector. 4. Toda investigacin se insoribe en un contexto personal y se si- ia en un contexto social que ahora conviene precisar. Los idedlogos portaron a Francia y a Europa, a finales del siglo XVII, la idea del rogreso indefinido: del espiritu, la ciencia y la civilizacién, Durante aucho tiempo, ésta fue una idea maestra. Fue necesario abandonarla. i me sintiera obligado a resumir la situacién de los pafses occidenta- :s y quizé de toda Ia humanidad en este siglo XX que termina, pon ria el acento en Ia necesidad de poner limites: a la expansién demo- réfica, a In carrera de armamentos, a las explosiones nucleares, a la celeracion de la historia, al crecimiento econdmico, a un consumis- n9 insaciable, al progresivo distanciamiento entre paises ricos y tercer nundo, al gigantismo de los proyectos cientificos y de las empresas as, a la invasion de la esfera privada por los medios de co- in de masas, a la obligacién de batir sin cesar records al pre~ io del superentrenamiento y del doping, a la ambicién de ir siempre ads répido, mas lejos, siempre a lo més caro a costa de aglomeracio- es, de tensién nerviosa, de enfermedades cardiovasculares, del desa- rado de vivir. Poner limites a la violencia que se cjerce tanto sobre la aturaleza como sobre los seres humanos; a la contaminacién del aire, c la tierra, de las aguas, al despilfacro de la encraia, a la necesidad de ibricar todo aquello de lo que se es téenicamente capaz, aunque sean nonstruos meciinicos, arquitecténicos o bioldgicos: a la liberacién de is leyes morales, de las reglas sociales, a la afirmacién absoluta de los eseos individuales, a las amenazas de los avances tecnologicos contra 1 intogridad del cuerpo, a la libertad de las mentes, a la reproduccion atural de los humanos, a la supervivencia de la especie. Para limitarme a un campo que no solamente me afecta como sim- le ciudadano, sino también en el que yo realizo mi experiencia profe- PRULIMINARLS EFISTRMOLOGICOS a sional casi cotidiana, diré que el cambio de la naturaleza del sufti- miento de los pacientes que solicitan un psicoandlisis es significativo, desde que ejerzo esta terapeiitica hace ya treinta afios; también mis co~ egas me lo han confirmado. En tiempos de Freud y de las dos primeras generaciones de sus continuadores, los psicoanalistas se encontraban con neurosis caracteristicas, histéricas, obsesivas, fobicas o mixtas. Ac- tualmente, més de la mitad de la clientela psicoanalitica esta formada por lo que se llaman estados limite y/o personalidades narcisisticas (si se admite con Kehut la distincién de estas dos categorias). Btimolégi- ‘camente se trata de estadas en el limite de la neurosis y de la psicosis y que reiinen rasgos que proceden de estas dos categorias tradicionales, ‘De hecho, esos enfermos sufren de una falta de limites: incertidumbre so- bre Jas fronteras entre el Yo psiquico y el Yo corporal, entre el Yo realidad y el Yo ideal, entre lo que depende de si mismo y lo que de- pende de los demas; bruscas fluctuaciones de estas fronteras, acompa- fiadas por caidas en la depresion, indiferenciacién de las zonas erdge- sas, confusién de las experiencias agradables y dolorosas, indiferencia- cién pulsional que hace sentir el aumento de una pulsién como vio- Iencia y no como deseo (lo que F. Gantheret llama las Incertitudes @'Eros, 1984), vulnerabilidad a la herida narcisistica por causa de la debilidad 0 de las fallas del envoltorio psiquico, sensacién difusa de malestar, sentimiento de no vivir su vida, de ver funcionar su cuerpo y su pensamiento desde fuera, de ser el espectador de algo que es y no es su propia existencia, El tratamiento psicoanalitico de los estados limi- te y de las personalidades narcisisticas requiere las modificaciones ti nicas y la renovacién conceptual que permita una mejor comprensiGn clinica y la expresin de psicoandlisis transicional, tomada de R. Kags (1979 a), me parece convenirles (D. Anzieu, 1979), 3 No es sorprendente que una civilizacién que cultiva ambiciones desmesuradas, que privilegia la exigencia que el individuo quede bajo 1a responsabilidad global de la pareja, 1a familia, las instituciones s ciales, que incita pasivamente a la abolicién de todo sentimiento de Ii mites en los éxtasis artificiales que se buscan en Jas drogas quimicas y en otras, que expone al niflo, cada vez més frecuentemente inico, a la concentracién traumatizante, sobre él, del inconsciente de sus padres en el marco de un hogar cada vez més restringido en mimero de parti- cipantes y en estabilidad —no es sorprendente, pues, que tal cultura favorezca la inmadurez y que suscite una proliferacién de los trastor~ nos psiquicos limite, A lo que se aflade la impresién pesimista de que, al no poner ya limites en ninguna parte, los humanos se encaminan hacia catdstrofes que pensadores y artistas contemporiineos se empe- fian, en una especie de afin de fo peor, en representar como inevi- tables. Asi, es urgente, psicoldgica y socialmente, a mi parecer, reconstruir 20 ciertos limites, establecer de nuevo fronteras, reconocer los territorios habitables y vivibles —limites y fronteras, a la vez, que instituyan las diferencias y que permitan los intercambios entre las regiones (del psi- quismo, dei saber, de la sociedad y de la humanidad) asi delimitadas, Sin tener clara conciencia de la finalidad de conjunto, los sabios han empezado aqui y alld esta tarea situandola en el campo de su propia competencia. El matemdtico René Thom ha cstudiado las interfaces gue separan, de forma abstracta, tas resiones diferentes del espacio y no por azar ha llamado «teoria de las catAstrofes» a la descripeién y slasificacién de los cambios bruscos de forma de esas interfaces: le Jebo mucho. Mediante instramentos cada vez més perfeccionados, el sjo ¥ el ofdo del astrénomo intentan alcanzar los confines del univer= 30: éste tendria limites en el espacio, limites en continua expansién en os que 1a materia que compone los quasars, al aproximarse a la velo- idad de la luz, se convertiria en energia: limites en el tiempo, con el ig bang original cuyo eco persistiria en cl ruido de fondo del universo ’ cuya deflagracién habria producido la nebulosa primitiva. Los bidlo- 0s llevan su interés desde ef micleo de la cétula a la membrana, en Ia ue descubren como un cerebro activo que programa los intercambios le ioncs entre el protoplasma y el exterior, ya que los fallos del cédigo enético podrian explicar la predisposicién a enfermedades graves ida vez mas extendidas: Ia hipertensién arterial, la diabetes y quiz gunas formas de cincer. La nocién de Yo-piel que propongo en psi indlisis va en el mismo sentido, Cémo se forman las envolturas psi- uicas, cudles son sus estructuras, sus ajustes, sus patologias; cémo, or un desarrollo psicoanalitico «transicional», pueden ser reinstaura- as en ef individuo (incluso extendidas a los grupos y a las institucio- ; tales son las preguntas que me hago y a las que esta obra intenta esponder. 5._A partir del Renacimiento, el pensamiento occidental se obnu- i16 por un tema epistemoldgico: conocer es romper la corteza para cear al niicleo. Este tema se agota después de haber producido algu- 08 éxitos y también graves peligros: (Acaso Ia fisica del nticleo no ha onducido sabios y militares hasta la explosién atémica? Ya en el si- ‘0 XIX Ia neurofisiologia se detuvo sin que ello fuera detectado in- iediatamente. El cerebro es, en efecto, la parte superior del encéfalo, Su vez, cl cértex —palabra latina que quiere decir corteza y que 856 en 1907 al lenguaje de la anatomia— designa la capa externa de sustancia gris que cubre la sustancia blanca. Nos encontramos en resenncia de una paradoja: el centro estd situado en la periferia, El llo- do Nicolis Abraham (1978) bosquejo en un articulo, y después en n libro que lleva este titulo, la dialéctica que se establece entre «la rteza y el niicleo». Su argumentacién confirmé mi propia investiga PRELIMINARBS EPISTEMOLOGICOS cin y sostuvo mi hipétesis:Zy si el pensamiento fuera un asunto tanto de piel como de cerebro? LY si el Yo, definido entonces como Yo-pict, tuviera una estructura de envoltura? La embriologia puede ayudarnos a desprendemos de ciertos habitos de nuestro pensamiento Hamado ldgico. En el estado de la géstrula, el embrién, pot «invaginacién» de uno de sus polos, toma la forma de tun saco y presenta dos hojas, el ectodermo y el endodermo, Por otra parte, éste es un fenémeno biolégico casi universal: cualquier corteza vegetal, cualquier membrana animal, salvo excepciones, se compone de dos capas, una interna y otra extema. Volvamos al embrién: este ectodermo forma a su vez la piel (incluyendo los érganos de los senti- 0s) y el cerebro. El cerebro, superficie sensible protegida por la caja crancana, esti en contacto permanente con esta piel y sus érganos, piel sensible protegida por el espesamicnto y el endurecimiento de sus partes mds superticiales. El cerebro y la piel son seres de superfi- cie, ya que la superficie interna (en relacién con el cuerpo tomado en su conjunto) 0 eértex est en relacién con él mundo exterior por me- dio de una superficie externa o epidermis y cada una de esas dos cor- {ezas se compone por lo menos de dos capas, una protectora, que es la mas exterior, y Ia otra, debajo de la anterior o en sus orificios, suscep- tible de zecoger informacién y de filtrar Jos intercambios. El pensa- miento, siguiendo e modelo de la organizacién nerviosa, aparece ya no como una segregacién, yuxtaposicion y asociacién de nticleos, sino como un asunto de relaciones entre las superficies, con un juego de ajustes entre ellos —como habia visto muy bien N, Abraham que les hhace tomar, a una con respecto a otra, tan pronto una posicién de cor- teza como de niicleo, Invaginacién, dice el lenguajc de la andtomo-fisiologia. Esto nos re- ‘cuerda juiciosamente que la vagina no es un érgano de una contextura Particular sino un pliegue de la piel, como los labios, el ano, la nari y los parpados, sin capa endurecida © cémea protectora que juegue cl papel de para-excitacién, donde la mucosa esta en came viva y donde la sensibilidad y erogeneidad, a flor de piel, culminan por el frota- miento contra una superficie, también sensible, la del glande masculi- no en ereccidn. Es bien conocido que, salvo si uno se entretiene re- duciendo el amor al contacto de dos pieles, lo que no desemboca siempre en la plenitud del placer seguro, el amor presenta esta parado- Ja de proporcionar, a la vez con el mismo ser, el contacto psiquico mis profundo y el mejor contacto epidérmico. Asi, los tres basamen- tos del pensamiento humano, la piel, el cértex y él acoplamiento de los sexos, corresponden a tres configuraciones de la superficie: la en- voltura, la cobertura y la bolsa Toda célula estd rodeada por una membrana citoplésmica. La célu- Ja vegetal posee, ademds, una membrana celuldsica perforada de poros DIDIER ANZIEU para los intercambios; esta membrana cubre la precedente y asegura Cierta rigidez a la célula y, como consecuencia, a las plantas (por ejemplo, la nuez posee una corteza externa dura y una piel fina que rodea el fruto). La célula animal es blanda; se deforma ficilmente por contacto con un obstéculo; asegura a los animales la movilidad. A tra- vés de esta membrana citoplasmica es como se efectiian los intercam- bios fisico-quimicos necesarios para la vida, Las recientes investigaciones han evidenciado la estructura de esta ‘membrana en doble hoja (lo que se une a la intuicién de Freud (1925), en «El bloc maravilloson, sobre la doble pelicula del Yo, una como. para-excitacién, la otra como superficie de inscripcidn). En el micros- copio electrénico las dos hojas son distintas y, quizé, separadas por un vacio intermedio. Se han distinguido dos clases de champifiones, ‘unos con una piel dificil de desdoblar y los otros con una dable piel distinta, Otrd estructura observable es una superposicion de membra- nas «ajustadas» como piel de cebolla, tema que recoge Annie An- zieu (1974), 6. El psicoandlisis se presenta, generalmente, como una teoria de los contenidos psiquicos inconscientes y preconscientes. De ello se desprende una concepcién de la técnica psicoanalitica que apunta a convertir esos contenidos en preconscientes y conscientes respectiva- mente, Pero un contenido no podria existir sin relacién a un continen- te, La teoria psicoanalitica del psiquismo como continente, sin ser ine- xistente, sigue siendo més fragmentaria, aproximativa y dispersa. Si embargo, las formas contemporéneas de patologia, a las que la practi- a del psicoandlisis se enfrenta cada ver mds, procedcn en gran parte de un trastorno de la relacién continente-contenido, por lo que el des- arrollo de las reflexiones post-freudianas sobre Ia situacién psicoana- litica nos Uva a tener en cuenta, con mds interés, las relaciones entre el marco analitico y el proceso analitico, y a examinar eudndo y eémo las variables del marco son susceptibles de ser modificadas por el psi- coanalista; eudndo y cémo el paciente hace que estas variables susti- tuyan a le posibilidad de un proceso y se transformen en un no- Proceso (cf. J. Blexer, 1966). Las consccuencias técnicas de esta inver- sion epistemolégica son importantes: el psicoanalista tiene entonces no sélo que interpretar, en la transferencia, los fallos y las sobrecate~ xias defensivas del continente y «construin» las invasiones precoces, Jos traumatismos acumulativos, las idealizaciones protéticas responsa- bles de estos fallos y sobrecatexias, sino que tiene que oftecer a su paciente una disposiciéa interior y' una forma de comunicar que le aseguren la posibilidad de una funciéa continente, que le permitan una interiorizacién suficiente. Por mi parte, he centrado esta reforma teérica en tomo a la nocién de Yo-piel y al consiguiente reajuste 16 nico en relacién con la nocién ya citada de andlisis transicional. Asi, la teoria psicoanalitica requiere algunos complementos y am- pliaciones. He aqui cinco puntos, entre otros, que me parecen deseables — Completar 1a perspectiva t6pica sobre el aparato psiquico con una més estrictamente topografica, es decir, en relacién con la onganizacién espacial del Yo corporal y del Yo psiquico. — Completar el estudio de las fantasias relativas a los contenidos psiquicos con el de las fantasias que se refieren a los continentes psiquicos. — Completar la comprensién del estado oral como reposando so- bre la actividad de succidn con a toma en consideracién del contacto cuerpo a cuerpo entre el bebé y la madre o la persona ‘maternante, es decir, ampliar la relacién pecho-boca a la rela- cién pecho-piel — Completar la doble prohibicién edipica con una doble prohibi- cidn del tocar que es su precursora. — Completar el setting psicoanalitico tipo, no sélo con adaptacio- nes eventuales (cf. el psicoandlisis transicional), sino con la toma en consideracién de la disposicién de} cuerpo del paciente y su representacién del espacio analitico en el interior del positivo analitico. Un sexto punto es el tema de la pulsién. Sabemos que las concep- ciones de Freud sobre la pulsién han variado. Sucesivamente, opuso las pulsiones de autoconservacién a las pulsiones sexuales, después, la libido de objeto a la libido del Yo; finalmente, las pulsiones de vida a las pulsiones de muerte. Dudé sobre la forma de articular la pulsién con el principio de constancia y despues con el principio de inercia 0 de Nirvana. Si conserv6 siempre los cuatro parimetros de la pulsion (la fuente, Ia potencia, el fin y el objeto), siempre repitié también que la lista de las pulsiones no estaba cerrada y que se podrian descubrir nuevas pulsiones. Esto me autoriza a considerar una pulsién de apego Gegin Bowlby) o de agarramiento (Segin Hermann), no como algo probado, sino como una hipétesis de trabajo util. Si fuera absoluta- ‘mente necesario situarla en relacién con las hip6tesis freudianas, yo la situaria mds bien entre las pulsiones de autoconservacién. Igualmente, Freud ha descrito una pulsién de dominio, de estatus ambiguo ¢ in- termedio en relacién con las parejas de opucstos recordadas anterior- mente. En la medida en que se apoya en la musculatura y mds par- ticularmente en fa actividad de la mano, me parece que Ia pulsién de dominio debe completar a la pulsién de agarramiento que apunta a la constitucidn de una imagen de la piel como superficie continente y pasivamente sensible. Se comprende que estas dificultades teéricas (aunque no he evocado todas) conducen a los analistas a interrogarse, cada vez més, sobre la oportunidad de conservar o no el concepe de pulsién (I). El universo tactil y cutaneo Desde antes de su nacimiento las sensaciones cutdineas introducen a los nifios de 1a especie humana en un universo de gtan riqueza y complefidacl universo difuso atin, pero que despierta el sistema per cepeidn-conciencia que subtiende un sentimiento global y episbiico de existencia y que proporciona la posibilidad de un espacio psiquice originario. La piel permanece como un tema de inyestigacién, de oui, dados y de discursos casi inagotable. Empecemos por una sintesis de los conocimientos que le coneiemen, 1._ El lenguaje, corricnte 0 culto, es especialmente prolijo cuando se refiere a la piel. Examinemos primero el terreno léxico, Cualquier set vivo, érgano 0 célula tiene una piel o una corteza, tinica, envoltu- Ta, caparazén, membrana, meninge, armadura, pelicula, tabique, pleu- ra... La lista de los sinénimos de rrembrana es considerable: amnios, aponeurosis, blastodermo, corién, mesentéreo, corteza, redaio, dia, fragma, endocardio, endocarpio, epéndimo, red, asadura, himen, man- to, opéreulo, pericardio, pericondrio, periostio, peritonco... Un caso Significativo es el de Ia «dura-madren, envoltura inmediata de los cen- ¥Wos neryiosos; es la mis profunda de las meninges: contiene los vasos sanguineos de a médula y del encéfalo: etimoldgicamente el término designa la «madre-pieb»; el lenguaje transmite muy bien la nocién pre- conseiente de que la piel de la madre es la primera piel. En el gran di- sionario francés Roberi, los articulos peau, main, toucher, prendre se enenentran entre los de accpciones més numerosas (en orden cuanti tativo deereciente) con faire, téte y étre. El articulo toucher es el mis largo del Oxyord English Dictionary. Abordemos ahora el campo seméntico, Numerosas acepciones del lenguaje hablado hacen refercncia a la mayor parte de las funciones conjuntas de la piel y del Yo. He aqui una pequefa seleccién: = «Acaticiar una idea» (funeion del placer tictil) = «Sudar la gota gorda» (funcién de eliminacién) ; — «ratar a alguien con mano duray, «Sacarle a alguien la piel a ticas» (funcién defensivo-agresiva), "1 ~ «Meterse en el peliejo de alguien» (funcién de indentificaciéa). (9 Fs acts, editadas port «Association Pychanalyique de France, del ooo hip fa Pasion pour qua faire? (1988), fondamentalments el artealo creo de D. Wid cher «Quel usage faisons-nous du concept de puis LIMINARES EPISTEMOLOGICOS —_ 25 — «Se puede tocar con tos dedos», «Poner el dedo en la Ilaga» (fancién de prueba de Ia realidad), — «Entrar en contacto», «Me lo he olido» (funcién de comunica- cién), Dos palabras que tienen un sentido vago y multiple designan la re- sonancia subjetiva de las cosas en nosotros, y que originalmente se ze. fieren al contacto con la piel: sentir e impresidn, ‘Renuncio a proceder a un estudio de las represcntaciones de la piel en las artes plisticas o en las sociedades diferentes de la nuestra. La obra ricamente ilustrada de Thevoz (1984), le Corps peint, esboza esta investigacién, 2. Por su estructura y sus funciones, la piel es mds que un érga- no, es un conjunto de drganos diferentes. Su complejidad anatomica, fisiolégica y cultural anticipa, en el plano del organismo, la compleji, dad del Yo en el plano "0. De todos los érganos de los sentidos cs el mas vital: se puede vivir ciego, sordo, privado de gusto y de olf. to. Sin Ia integridad de la mayor parte de ia piel no se puede sobrevi. Vir. La piel tiene mas peso (el 20% del peso total del cuerpo en el re, ccién nacido; el 18% en el adulto) y ocupa mayor superficie (2.500 em? en el recién nacido, 18.000 en el adulto) que cualquier otro érgano de los sentidos. Aparece en el embrién con anterioridad a los otros siste- ‘mas sensoriales (hacia el final del segundo mes de la gestacién, prece. diendo a los otros dos sistemas proximales, el olfato y el gusto, al sistema vestibular y a los dos sistemas distales, auditivo y visual) en Virtud de la ley biol6gica sezin la cual cuanto més precoz es una fun- cin, mas posibilidades ticne de ser fundamental. La piel contiene fran cantidad de receptores (50 por cada 100 milimetros cuadrados). La piel, sistema de varios éreanos de los sentidos (tocar, presién, doler, calor... }, esté en estrechia conexién con los demas dganos exter. fos de los sentidos (oido, vista, offato y gusto) y con las sensibilidades kinestésica y de equilibrio, La sensibilidad compleja de la piel (téctl, \érmica y digica) permanece mucho tiempo difusa e indiferenciada en ¢l nifio pequeiio. Transforma al organismo en un sistema sensible, ca- az de experimentar otros tipos de sensaciones (funcién de iniciativa), de relacionarlas con sensaciones cuténeas (funcién asociativa), o de diferenciarlas y localizarlas como figuras que emergen sobre el fondo de una superficie corporal global (funcién de pantalla). A continua- ciéa, aparece una cuarta funcidn en la que la epidermis proporeiona el prototipo y la base de referencia, y que se extiende a la mayor parte de los érganos de los sentidos, de la postura y, en su momento, de la ‘motricidad: el intereambio de seftales con el entorno, en forma de do- ble feed-back que examinaré més adelante. 26 DIDIER ANZIBU La piel aprecia el tiempo (menos que el ofo) y el espacio (menos que el ojo), pero sélo ella combina las dimensiones espaciales y tem- porales. La piel evahia las distancias en su superficie com mas preci- sidn que.el ofdo sitia las distancias de sonidos lejanos. La piel reacciona a estimulos de naturaleza diferente: se ha podido codificar el alfabeto en forma de impulsos eléctricos sobre la piel y en- seftarselo a los ciegos. La piel esté casi siempre disponible a recibir so- fiales, a aprender cédigos sin que interfieran con los demas. La piel no puede rechazar una seflal yibrotéctil 0 electrotéctit: no puede ni cerrar los ojes o 1a boca ni taparse las orejas 0 la nariz. La piel no estd lena de una verborrea excesiva como lo estén la palabra y Ia es- critura, Pero la piel no es solamente Srgano(s) de los sentidos. Realiza pa- peles anexos de muchas otras funciones bioldgicas: respira y transpira, segrega y elimina, mantiene el tono, estimula la respiracién, ta circula- cin, Ia digestién, la excrecién y, por supuesto, actiia sobre la repro- duceién; participa en la funcién metabélica, Al lado de estos papeles sensoriales especificos y del de auxiliar en todos los terrenos respecto a los diversos aparatos orgénicos, la piel cumple una serie de papeles esenciales con relacién al cuerpo vivo considerado ahora en su conjunto, en st continuidad espacio-tem- poral, en su individualidad: sostenimiento del cuerpo en torno al es- ‘queleto y su yerticalidad, proteccién (por su capa eémea superficial, por su bamiz de queratina, por su almohadilla de grasa) contra las agresiones exteriores, captacién y transmisién de excitaciones o de in- formaciones tiles, 3. En numerosos mamiferos, fundamentalmente los insectivoros, y en las descripciones de los fisidlogas, se encuentra Ia existencia de dos érganos distintos y complementarios reunidos en ef mismo apa- rato. — La piel, que recubre 1a casi totalided del cuerpo y que asegura lo que desde Freud se puede lamar fa funcién de para-excita- in; tiene la misma funcién que el plumaje en los pajaros o las eseamas en los peces pero, ademds, posee cualidades téctiles, térmicas y olfativas que hacen de ella uno de los soportes ana~ témicos de la pulsién de agarramiento o de apego, tan impor- tante en los mamiferos, y que convierten asi los lugares en los ue sobrevive el sistema piloso en una de las zonas erdgenas fa- Voritas de la pulsion sexual en los humanos. Los foliculos pilosos o vello (es decir, un pelo largo o un me- chén de ex0s pelos implantado sobre un mamelén carnudo, por iemplo los «bjgotes del gato») en relacién directa con una ter- minacién nerviosa que les dota de una gran sensibilidad téctil. PRELIM Su distribucién sobre el cuerpo varia segiin las especies, los in- dividuos y los estados de desarrollo. En los primates, el vello esta en regresién; desaparece en el hombre, al menos en su esta: do adulto, pero se encuentra en el feto o en el recién nacido; cn estas especies, Ia epidermis es la que ascgura 1a doble funcién de para-excitacion y de sensibilidad tdctil, gracias a una anasto- ‘mosis con la capa endurecida o cémea, protectora de las termi- naciones nerviosas, «El estudio-de 1a estructura de la piel, fun- damentalmente en el orden de los primates, permite atribuir un valor filogenético cierto a algunos caracteres: implantacién de los pelos, espesor de la epidermis, estado de desarrollo de las arrugas epidérmicas y mayor 0 menor complejidad de Jos capi- ares subepidérmicos. (Vincent F., 1972) La piel de un ser humano presenta, para un observador exterior, caracteristicas fisicas variables segiin la edad, el sexo, la etnia, Ia histo- ria personal, etc., que, como las vestidos que la cubren, facilitan (0 complican) la identificacién de la persona: pigmentacién, pliegues, arrugas, surcos; distribucién de los poros; pelos, cabellos, ufias, cicatr ces, espinillas, «lunares»; sin hablar del granulado de la piel, de su olor (reforzado o modificado por los perfumes}, de su suavidad 0 de su rugosidad (acentuada por las cremas, los biilsamos, el género de vida). 4, El andlisis histolégico nos muestra una complejidad atin mayor, un enmaratiamiento considerable de los tejidos de estructuras diferentes, cuyo estrecho ajustamiento contribuye a asegurar el mante- nimiento global del cuerpo, el para-excitacion y la riqueza de Ia sensi dad. y a) La epidermis superficial, o capa cérnea, se compone de una fie ibn compacta (andloga a los morrillos de un muro) de cuatro capas de células en las que la queratina producida por algunas de ellas encapsula a las dems, reducidas a convertirse en cas- carones vacios mucho més sélidos. b) La epidermis subyacente, o cuerpo mucoso, es una estratifica- cién de seis a ocho capas de grandes células poliédricas, con ‘un protoplasma espeso, unidas entre si por los numerosos fila ‘mentos (estructura en malla de red), y la tiltima capa tiene una estructura en erapalizada. ©) La dermis superficial comprende abundantes papilas, ricamen- te vascularizadas, que absorben activamente ciertas sustancias que se encuentran en el higado, las suprarrenales... se articulan al cuerpo mucoso precedente por medio de una estructura en engranaje. El conjunto b y c (cuerpo mucoso y cuerpo capilar) asegura una funcidn regeneradora de las heridas y de lucha aa _ DIDIER Anz contra el envejecimiento (vaciindose de su protoplasma, emp Jan sin cesar hacia el exterior las capas subyacentes’ que se zastan). La dermis 0 corién es un tejido de sostén muy estructurado, Presenta una estructura como de fielir, resistente y eldstica ‘cement amorfo» hecho de haces entrecruzados de fibrillas, ©) La hipodermis es un aislante; tiene una estructura en esponja ‘que permite el paso de los vasos sanguineos y de los nervios hracia la dermis y que separa (sin linea de demarcacién neta) Jos tegumentos de los tejidos subyacentes. La piel cuenta, también, con diferentes glindulas (que seczetan res- pectivamente los olores, el sudor y el sebo lubrificador), nervios sensi- tives con terminaciones libres (dolor, contacto) 0 que desembocan en corpisculos especializados (calor, frio, presiOn...) mervios motores {que gobiernan la mimica) y nervios vasomotores (que gobiernan el funcionamiento glandular) 5, Si se consider ahora su psicofisiologia, no ya su unatomia, la piel proporciona numerosos ejemplos de funcionamiento paradéjico, hasta el punto de que se puede uno preguntar si la condicién paradgj ca psiquica no encuentra en la piel una parte de su soporte. La piel mantiene el equilibrio de nuestro medio interno contra las perturba- Giones exégenas, pero en su forma, textura, coloracién y cicatrices conserva las mareas de esas perturbaciones. A su vez, este estado in- temno que ella debe preservar, en gran parte lo muestra externamente; a Tos ojos de los demas es un reflejo de nuestra buena o mala salud organica y el espejo de nuestra alma. A su vez, también, esos mensajes no verbales emitidos esponténcamente por a piel son intencionada- mente desviados o invertides por los cosméticas, el bronceado, las pinturas, los baflos e incluso por la cirugia estélica. Pocos érzanos solicitan los cuidados o los intereses de un mimero tan grande de expe- cialistas: peluqueros, perfumistas, esteticistas, kinesiterapeutas, fisiote- apeutas, sin contar los publicistas, higienistas, quiromdaticos, curan- eros, dermat6logos, alergélogos, prostitutas, ascetas, ermitaios, poli- cias judiciales (para las huellas dactilares), poctas en busca de una piel de palabras para tejer sobre la pagina blanca o el novelista que descu- bre la psicologfa de sus personajes con la descripcion de sus earas y de sus cuerpos, y —si se afladen las pieles animales— los curtidores, pele~ ter0s y fabricantes de pergamino. tras paradojas. La piel es permeable ¢ impermeable. Es superfi- cial y profunda. Es verfdiea y engatiosa. Es regeneradora en vias de sdesecamiento permanente. Es elistica, pero un trozo de piel separada del conjunto se retrae considerablemente. Atrac las catexias pulsiona- les tanto narcisisticas como sexuales. Es la sede del bienestar y tam- bién de la seduccién, Nos proporciona tanto dolores como placeres Transmite al cerebro las informaciones que provienen del mundo ex- terior, ineluso de los mensajes «impalpables»; una de sus funciones es precisamente la de «palpar» sin que el Yo sea consciente. La piel es Solida y frigil. Esti al servicio del cerebro, pero se regenera mientras {ue las células nerviosas no pueden hacerlo. Materializa nuestra in- digencia por su desnudez, pero también muestra excitacién sexual. Traduce nuestra vulnerabilidad por su finura, nuestro desamparo ori- ginario mayor que el de cualquier otra especie, y, al mismo tiempo, puestra flexibilidad adaptativa y evolutiva, Separ y une las diferentes sensorialidades, En todas estas dimensiones, a las que acabo de pasar Tevisla de forma incompleta, la picl tiene un estatus de intermediaria, de separacién, de transicionalidad, 6. En su obra muy bien documentada La Peau et le soucher, ‘Montagu (1971) pone fundamentalmente en evidencia tres fenémenos gencrales: ‘La influencia precoz y prolongada de las estimulaciones téctiles en al fancionamiento y el desarrollo del organismo. De aqui surgen las ‘ctapas siguientes, en el curso de la evolucién de los mamiferos, del contacto téctil de las madres con sus pequeitos como estimulacién or ginica y como comunicacién social: lameteo con la lengua, peinado de la piel con los dientes, despioje con los dedos, tocamientos y cari- ccias humanos. Estas estimulaciones favorecen la iniciacién de activida- ides nuevas que son, en el momento del nacimiento, la respiracion, la escrecién, las defensas inmunitarias, la vigilancia y después la sociabi- lidad, la confianza y el sentimiento de seguridad, ‘Las efectos de intercambios tdctiles sobre el desarrollo sexual (bis- ‘queda de la pareja, disponibilidad para Ia excitacién, placeres prelimi nares, desencadenamiento del orgasmo o de la lactaneia). 'E] gran abanico de actitudes culturales hacia la epidermis y el taco. El bebe esquimal es Ievado desnudo contra el centro de la espalda de Ja madre, con el vientre contra su calor rodcado por el vestido de piel de ésta, sostenido por un chal anudado en tomo a los dos cuerpos. La madre y el nifio se hablan por la piel. Cuando tiene hambre, el bebé rasca la espalda de su madre y chupa su piel; ella lo pasa hacia delan- te y le da el pecho. La necesidad de moverse se satisface por la activi- dad de la madre. La eliminacién urinaria ¢ intestinal se realiza sin ‘abandonar la espalda de 1a madre; ella lo retira y lo limpia para evitar la incomodidad, mds la de él que la de ella. Va por delante de todas Tas necesidades del nifio que adivina de forma tictil. Es raro que el nifo Hore, Ella le lametea Ia cara y las manos para limpiarle porque es caro hacer fundir el agua hélada, De aqui la serenidad ulterior de jos esquimales frente a la adversidad; su capacidad de vivir con una DIDIER ANZIE confianza bisica fundamental, en un medio fisico host; su comporta coming altrusta; sus aptitudes espaciales y mecdnicas excepcionales. crn numerosos paises se establecen los tabuies del tacto para prote- gor de ln eacitacin sexual, para obligar a renunciar al contacto epi- Eermico global y tiemo, al mismo tiempo que se valoran la rudeza de areontactos manuales y musculares, los empujones, los casts fisi- tes plicados sobre 1a piel. Citas sociedades aun infligen sistemtica- soe ate pricticas dolororsas sobre Ia piel de los nifios (de las que Mon- pau da una lista impresionante), ya sea como rituales iniciticas, va para provocer tn aumento de la talla y/o el embellecimiento del cuer- po, lo que en todos los casos conlleva una elevacidn del estatus social 7. La piel ha intetesado relativamente poco a los psicoanalistas ‘Un articulo muy documentado de la americana Barrie B. Biven (1982), «The role of skin in normal and abnormal development, with ‘2 note on the poet Sylvia Plath», realiza una recensiéa wtil de las pu- blicaciones psiconaliticas sobre este tema. No aporta una verdadera idea directrz, pero enumera una gran cantidad de datos, de interpreta~ ciones o de puntualizaciones, de las que voy a resefiar las mas intere- santes en las paginas siguientes. — La piel ptoporciona un niicleo fantasmatico a los pacientes que han suftido privaciones precoces. Por ejemplo, pueden buscar el suicidio como testablecimiento de una envoltura comin con el objeto de amor. — Para el pequeiio, la boca sirve tanto para tocar los objetos como para absorber el alimento, contribuyendo asi al sentido de la identidad y a la distincién de lo animado y de lo inanimado, La incorporacién del objeto por la piel es, quiz4, anterior a sv ab- soreién por la boca. El deseo de ser incorporada de esta forma fs tan frecuente como el deseo de incorporarse por Ja piel. — EI Si-mismo no coincide necesariamente con el aparato psiqui- ‘co: en numerosos pacientes, partes de su cuerpo y/o de su psi- quismo son vividas como eatrafias. — La piel que el recién nacido aprende a conocer mejor es la de Jas manos y la de los pechos de Ja madre. — La proyeccién de la piel sobre el objeto es un proveso corriente en el nifio pequefio. Esta se reencuentra en Ja pintura cuando el lienzo (a menudo sobrecargado 0 sombreado) proporciona una piel simbélica (a menudo frdgil) que sirve al artista de ba- rrera contra la depresidn. La catexia pulsional autoerdtica de su propia piel aparece mis precozmente en los bebés separados de- Masiado pronto de su madre. —La Biblia sefiala las Tlagas supu- antes de Job, expresion de su depresién, y la supercheria de PRELIMINARES GPISTEMOLOGICOS 3 Rebeca que recubre con piel de cabrito las manos y la nuca de su hijo imberbe Jacob, para que se haga pasar por su hijo vellu- do Esati ante Isaac, su padre era ciego. — Hélene Keller y Laura Bridman, sordas y ciegas, aisladas del mundo, pudieron aprender a comunicarse por la piel. — El tema de la piel domina en la obra de la poetisa y novelista americana Sylvia Plath, que se suicidé en 1963 a la edad de 31 afios. He aqui el recuerdo infantil que evoca cundo su madre volvié de casa con un bebé: Detestaba a los bebés. Yo que durante dos aftos y medio habia sido el centro de un universo de ternura, senti cémo una bofetada y un frio polar inmovilizé mis huesos... atenazando mi reneor... ruin y lena de remordimientos, como un pequetio ‘osezno triste me fui arrastrando las piemnas tristemente, com- pletamente sola, hacia una direccién opuesta, tmcia la prision del olvido. Senti entonces, fria y sobriamente, como si estuviera lejos en una estrella, la separacién de todo... Senti el muro de mi piel. Soy yo. Esta piedra es una piedra: la fusién maravillo- sa que habia existido entre yo misma y las cosas del mundo ya no existia.» Y también: «La piel se pela ficilmente, como si se levantara un papel», — En cuanto @ las dolencias de la piel, el araiiazo es una de la for- mas areaicas de la vuelta de la agresividad contra el propio cuerpo (en lugar de volverse contra el Yo, lo que supone la ins- tauracién de un Superyd mas evolucionado). La vergtienza con- secutiva aparece cuando se siente que si uno empieza a arafiarse no se podrd detener, que a uno lo lleva una fuerza incontro- lable y escondida, que se esta abriendo una brecha en la super- ficie de la piel, A su vez, la vergiienza tiende a desaparever ‘cuando aparece de nuevo Ia excitacién erética que se encuentra ‘en arafiar, de acuerdo con una reaccién circular cada vez mis patologica, — Las mutilaciones de la piel —a yeces reales, mis a menudo imaginarias— son tentativas draméticas para mantener los limi- tes del cuerpo y del Yo, para restablecer el sentimiento de estar intacto y cohesivo. El artista vienés Rudolf Schwarzhogler que pereibia su propio cuerpo como . objeto de su arte, se amputé su propia piel, trozo a trozo, hasta morir. Se le fotografié du- rante esta operacién y las fotografias fueron objeto de una expo- sicién en Kassel, en Alemania, — Las fantasfas de mutilacién de la piel se expresan Tibremente en Ia pintura occidental a partir del siglo XV, bajo Ia justificacién DIDIER dete antimio, Un pro de sn Valverde se arranca la oe ase final del brazo, Olz0 de Toachim Remmelii (1619) Pt tn ot fl zo, Oe oti emnein 11) Hoon ae ay 17S) Gene el eure caballo colaay sobre la eara. El de Van Der Spieghel (1927), separa la pel de scoTfemures para bacerse unas polainas. El de Benetini esti Cegado Por os class de su propia piel. La mujer pintada tc ceaed esa) tates las tubes cetidas por colgjos €o pel ‘que proceden de su espakia. Sena: Termino mi resumen del articulo de B. B. Bi rs ul . Biven subra Fee ert ac irtets latest, Lon por aprendido y representado el vinculo especifico entre el maso a perverso y fa piel. ace 2. CUATRO SERIES DE DATOS En tiempos de Freud lo que se eprimia en los discursos individ: lesen lns representaciones colectivas era el sexo: én (Ve la razén tes gen externa (la otra fue su autoandlisis) que llev6 al invent del fsicoanalisis a poner el acento en 1a sexualidad. Durst’ casi todo el Pe cammarto del siglo XX, el gran ausent, el desconocidos et relegado terest Sncefianza, de la vida cotidiana, de la expansion del exrctirt, de eet fa psicologia de muchos terapeutas y a veces incluso oe la Fervcultur, Tue (y 10 sige siendo en gran medida) ef custre Che aeetreaién vital de 1a realidad humana, como dato globe presexual ¢ cmmnetible, como aquello en Yo que Tas funciones pslguicns emer ire aaevsoporte, No sin motivo, la nocién de imagen de! ver in- tran a opr el psicoanatisia vienés P. Schilder (1950), est nusente ye Vecabulario del psicoandlisis de Laplanehe y Pontalis (1968), muy cy ovgeumentado pot otra parte, y Ia civilizcién occidental Contre Porinea esté marcada por la masaere de los equilbrcs naturales, el bordinea ot entorno y la ignorancia de las leyes de la vida, Tmt serio de ia casvalidad que el teatro de vanguardia de los aiios se oo ata haya querido ser un teatro de gesto y no de texto, Git el éxito de Toe métodos de grupo en los Estados Unidos en esos mistiee afios, ¥ (Oe ropa después, ya no s€ deba a Jos intercambios verbales inspira gn Europa goniea psicoanalitica de las asociaciones libres, 0 © los dos on fe Corporates y en las comunicaciones preverbales aus #7 contactos Gos, Durante este periodo iqué progresos en su ascot {aur=M [origen del funcionaraiento psiquico cumple el stber psicoans: litico? Ta pregunta psicoanalitica sobre los efectos psiguicns de las caren~ 1asereeigs ef el plantcamiento de los investigadores ave, SO de tas iconnalizados 0 al mismo tiempo de seri, eran, SUE siendo 0 Ser Pectin en psiquiatra de nidos © pediatas: Bowlby, Fat de “G40, Winnicott, 2 partir de 1945, y Spitz, 2 partir de 1946, limitan- ping & las fechas de aus primeras publicaciones sobre ese Tee Gin dome Aloe trabajos anteriores de los dos primeros analistas nifios haar eas Melanie Klein y Ana Freud) A partis de se mor manta: pareve que la forma en que un nifo se desarrolla depende, en ment re del conjunto de cuidados que recibe durante su nan § buena parte, oelge in relacion de nutriciOn; que la libido no recor 2O at critas por Freud cuando el psiquismo del bebé ha sux frido violencia; y que una dislocacién mayor de las primeras relacio- nes madre-nifio provoca, en este tiltimo, graves alteraciones de su cquilibrio econdmico y de su organizacién tépica. La metapsicologia freudiana no es suficiente para curar a los nifios carenciales, Spitz, en los Estados Unidos, describe con el término poco acertado «le hospita- lismo las regresiones graves y répidamente irreversibles que sobrevie- nen a Jos nifios a los que una hospitalizacién precoz separa de sus ma- dies, y que son objeto de cuidados rutinarios, incluso escrupulosos por parte del personal, pero sin calor afectivo, sin el libre juego de las comunicaciones olfativas, auditivas, téctles, habitualmente ejercidas a titulo de las manifestaciones de lo que Winnicott ha llamado «solici- ‘ud primaria» materna La comprobacidn de los hechos en un terreno determinado sélo puede llevar a un progreso cientifico si se dispone de una parrilla de observaciones que permita el descubrimiento de los aspectos esenciales (a menudo desconocidos) de esos hechos y s6lo si las conjeturas que se sacan de este terreno, por una parte, se completan con ciertos conoci- mientos adquiridos ya en otro lugar y, por otra, si st encuentran apli caciones 0 transposiciones fecundas en nuevos campos. Cuatro series de datos han alimentado, orientado y cuestionado la investigacién psi- coanalitica sobre la génesis y las alteraciones precoces del aparato psi- quico. Datos etolégicos Hacia 1950 se publicaron en inglés las obras cumbre de Jos etélo- gos Lorenz (1949) y Tinbergen (1951). Bowlby (1961), psicoanalista inglés, conocié entonces el fendmeno de la huella: en la mayor parte de tos pajaros y entre algunos mamiferos, los pequefios estin genética- mente predispuestos a mantener la proximidad con un individuo en articular, diferenciado ya a las pocas horas o dias de su nacimiento Y que es preferido entre todos. Generalmente es la madre, pero la ex- Perimentacin muestra que puede ser una madre de cualquier otra ¢3- ecie: una pelota de espuma, una caja de carton o e! mismo Lorenz, Para el psicoanalista, el interés del experimento esta en que el peque- fio no sélo permanece al lado de su madre o la sigue en sus desplaza- ‘mientos, sino que la busca cuando ella no esti y que entonces la lama con el mayor desconsuclo, Este desconsuelo de la cria (de pajaro o de ‘mamifero) es andlogo a la angustia de separacién de a madre en la ria humana, y desaparece a partir del restablecimiento del contacto con Ja madre. Bowlby se sorprende por el caricter primario de esta manifestacién y por el hecho de que no se relaciona con la problemé- tica oral entendida en su sentido estricto (alimentacién, lactancia, pér- CUATRO DE DATOS lida y después alucinacin del pecho) al que los psicoanalistas se so. Tian Timitar a partir de Freud en cuanto a los nifios pequellitos. Pienss que Spitz, Melanie Klein y Ana Freud, al quedar prisioneros del apa. rato tedrico freudiano, no pudieron o no supicron asumir esta conse. cuencia y,"refiriéndose a los trabajos de Ia escuela hingara sobre el instinto filial y la pulsién de agarramiento (I. Hermann, 1930, reto- mado en Francia por Nicolas Abraham, 1978) y sobre el amor prima, rio (A. y M. Balint, 1965), como propone su teoria sobre una pulsidn de apego. Evoco en sintesis la idea de Hermann. Las ctias de los ma. miferos se agarran a los pelos de su madre para encontrar una doble seguridad fisica y psiquica, La desaparicién casi completa de picles so- bre la superficie del cuerpo humano facilita los intercambios tdctiles primarios significativos entre la madre y el bebé y prepara el acceso de os humanos al lenguaje y a los otros cédigos semicticos, pero hace mis aleatoria Ia satisfaccién de Ja pulsién de agarramiento en el nifio pequefio. Enganchandose al pecho, a las manos, al cuerpo entero y a los vestidos de su madre desencadenaria, como respuesta, conductas hasta entonces atribuidas a un ut6pico instinto maternal, La catastrofe que atormentarfa el psiquismo naciente del bebs humano seria fa del desenganchamiento: su aparicién —precisa més tarde Bion, al que cito— Te sumerge en «un terror incalificable» A partir de estos ‘iltimos decenios la clinica psicoanalitica se en cuentra enfrentada a la necesidad de introducir nuevas categorias no- solégicas, siendo Ia de los casos limites la més prudente y la mas corriente. Se puede considerar que se trata de pacientes mas desengan- chados especificamente, de pacientes que han experimentado alternat cias contradictorias —precoces y repetidas—, enganchamientos exce: vos y desenganchamientos bruscos e imprevisibles que han sido vio- Jentos para su Yo corporal y/o su Yo psiquico. De ahi se desprenden ciertas caracteristicas de su funcionamiento psiquico; no estin seguros de lo que sienten; estén mucho mis preocupados por lo que suponen ue son los deseos y los afectos de los demas; viven en el aqui y ahora y se comunican en forma de narracién; no tienen una disposicién de espiritu que permita, segin'la expresién de Bion (1962), aprender por la experiencia de la vivencia personal, representarse esta experiencia, sacar una perspectiva nueva cuya idea permance inquietante para ellos; les cuesta desengancharse intelectualmente de esta vivencia bo- rrosa, mixta de ellos mismos y del otro, abandonar el contacto tictil, eestructurar sus relaciones con el mundo en tomo a la vista, acceder 2 una «vision» conceptual de las cosas y de la realidad psiquica y les cuesta también el razonamiento abstracto; permanecen pegados a los demés en su vida social, pegados a las sensaciones y a las emociones cen su vida mental; temen la penetracién, ya sea la de la vista o la del coito genital, DIDIER anziEL Volvamos a Bowlby. En su articulo de 1988, The na independiente de la pulsién oral, que seria una pulién pring see: Sexual, Distingue cinco variables fundamentales en le relacign ey” nifio: la succién, el abrazo, el grito, Ia sonrisa y la companin ne, estimula los trabajos de los etélogos que por su parte se emeans hacia una hipstesis andloga y que acababan de consesuir la cclse elegante demostracion experimental de Har 8 publicada igualmente en’ 1968 en un areulo ttulade ees oe the love. Comparando las reacciones de bebés-monos ante mare ficiales constituidas por un soporte revestida de trapos staves cane taban o no (es decir, que presentaban o no un biberdn) y anie meee, autificiles igualmente lactantes 0 10, pero hechas solamente de nace metilicos, comprucba que si se elimina la variable lactancia la rete Pelaje es siempre preferida a la madre-alambre como objsta de nn ¥ que si se toma en consideracién la varible lactancia, ésta no inet. cevuna diferencia esadisticamentesignifcativa. ns partir de aqui, las experiencias de Harlow y su equi afios 1960 intentan'calibrar el peso respectiva de lor tna os apego del niffo pequesito a su madre. El bienestar proporeionads pe el contacto con la suavidad de una piel o de un pelaje resulta set of mas importante. El bienestar no se encontré mas que de forma se- cundaria en los otros tres factores: la lactancia, l ealor Bsico expe mentado por el contacto y el acunamiento del bebé por los merc Imientos de su madre cuando lo lleva o lo tiene agarrado a ella. Si al bienestar del contacto se mantiene, los nifios-monos prefieren una ma. (fe artificial que Jes lacta a la que no les lacta, y esto durante cien ha revelado, en algunos casos, mas fuerte que la del contacto: un bebe percep, bussto en contacto con una madre artificial de trapo suave Teme de ety no Ia abrazé més que una vez y huyé hacia el otro ex. pre ane Jala durante todo el mes que dur ia experiencia; otro de tapenade de alanabre ealentada eléctricamente a una madre Ene abe cmperatura ambiente (cf. también Kaufiman 1.C., 1961). probaron tonreacion clita de los nios humanos normales se com- Bowlby (361 ch®, tempo fendmenes andlogos, por lo. que susceptible de erent una reelaboracién de ia teoria psicoanalitica contol, nesta ay Una explicacién. Adopts como modelo la teoria del us en a necro meranica y desarrollada en la electrdnica y des tensida, y de ee uolowia, La conducta ya no se define en términos de procesos que ceduscion de Ias tensiones, sino de fines esperados, de e805 proces, Conducen a esos fines y de sefiales que activan o inhiben Procesos. La vinculacién aparece, en esta perspectiva, como una SBRIES DE DATOS forma de homeostasis. La finalidad del nifio es mantener a la madre una distancia que la deje accesible. Los procesos son los que conser- yan © aumentan la proximidad (desplazarse hacia, llorar, estrechar) 0 Jos que animan a la madre a hacerlo (sonreir u otro tipe de amabilida- des). La funeién es una funcién de proteccién del pequeio fundamen- talmente frente a los depredadores. Una prueba es que el comporta- miento de apego se observa no solamente en la relacién con la madre, sino también con el meno mache que defiende al grupo contra los de- predadores y protege a lo monos pequefios contra los grandes. El ape- 0 de la madre al nifio se modifica a medida que éste crece, pero la reaccién de desconsuelo cuando lo ha perdido no varia. El niflo sopor- ta ausencias cada vez mis largas de la madre, pero sigue trastornndo- se de la misma forma si no viene en el momento en que la espera, E] adolescente conserva esta reaccién interiorizéndola, porque tiende a escondérsela a los dems, incluso a si mismo. Bowlby ha dedicado tres volimenes al desarrollo de su tesis con el titulo general de Attachement and Loss. Acabo de dar un resumen su- mario del primero, Attachement (1969), El seaundo, La Separacién (1973), explica la sobredependencia, la ansiedad y la fobia. Bl tercero, La perte, tristesse et dépression (1975), esta consagrado a los procesos inconscientes y a los mecanismos de defensa que los mantienen in- conscientes. Winnicott (1951) no ha comparado a los pequefios de los humanos con los de los animales, ni ha intentado teorizar de forma tan sistema- tica, pero los fendmenos transicionales que ha descrito y el espacio tansicional que la madre establece para el nifio, entre ella y el mun- do, podrian ser entendidos muy bien como efectos del apego, La ob- servacién de Helene, proporcionada por Monique Douricz-Pinol (1974), es ilustrativa: Héléne guitia los ojos y frunce la nariz con gesto satisfecho cuando al dormirse explora con el dedo sus pestaftas y lue- g0 extiende esta reaccién a la exploracién de las pestaiias de su madre, de su mufieca, a frotarse la nariz contra la oreja del oso de peluche y, por fin, al contacto o a La evocacién verbal de su madre, de vuelta tras haberse ausentado, o a aproximarse a otros nifios, a un gato, a zapatos forrados de piel o a un pijama mullido, Bl autor fo describe con exac- titud como un fenémeno transicional. Por mi parte, aflado que el de- nomiaador comin a todos estos comportamientos de Héléne es Ia biis- queda del contacto con partes del cuerpo u objetos caracterizados por Ta presencia de pelos especialmente suaves al tacto 0 compuestos por luna materia que proporciona una sensacién téctil andloga. Este con- tacto Ja sumerge en un encantamiento cuya naturaleza crogena parece diffcil afirmarse: cl placer que se encuentra en la satisfaccién de la pulsién de apego parece de una clase distinta de Ia del placer que se encuentra en Ia satisfaccidn de Ia pulsién sexual oral y manitiesta- mente ayuda a Héléne primero a dormirse confiadamente, después a tener confianza en el regreso de su madre y, finalmente, a'proceder a Ia clasificacién de los seres y objetos en los que puede tener confianza, ‘Winnicott prefirié trabajar en una perspectiva etiolégica y articu lar, cont mis precisién que sus predecesores, la gravedad del trastorno ‘mental con la precocidad de la carencia materna. Citemos el resumen ‘que da en «L’enfant en bonne santé et enfant en période de crise. Quelques propos sur les soins requis» (1962 b, pp. 22-23); si la caren. cia sobreviene antes de que el bebé se haya convertido en una perso- na, provoca la esquizofrenia infantil, los trastornos mentales no orgi nicos y la predisposicién a trastornos clinicos mentales posteriores; si la carcncia engendra un traumatismo en un ser lo bastante evoluciona- do como para considerarse susceptible de resultar traumatizado, pro- duce Ia predisposicién a trastornos alectivos y a tendencias antisocia- les; si sobreviene cuando el nifio quicre conquistar su independencia, provoca la dependencia patolégica, la oposicin patologica y las cris de eélera Winnicott (1962 a) ha precisado, igualmente, la diversidad de las necesidades del lactante que, por otra parte, subsiste en todo ser humuno, Junto a las necesidades corporales, el nifio pequeio presenta necesidades psiquicas que son satisfechas por una madre «suliciente- ‘mente buena; la insuficiencia dc las respuestas del entomo a esas ne- scesidades psiquicas acarrea trastornos en la diferenciacién del Yo y det ‘n0-Yo; el exceso de respuesta prepara un hiperdesarrollo intelectual y fantasmatico defensivo, Junto con la necesidad de comunicar, el nifio Pequefio siente la necesidad de no comunicar y de vivir episédicamen- te el bionestar de la no integracidn del psiquismo y del organismo. Después de este reparo historico intentemos reflexionar. Empece- ‘mos por hacer un inventario de los hechos establecidos. En lo teferen- tea la ctologia, pueden resumirse asi: 1. La biisqueda del contacto corporal entre Ia madre y el nifio equefio es un factor esencial del desarrollo afectivo, cognitivo ¥ social de este tiltimo, 2. Es un factor independiente de! don de la alimentacién: un ‘mono joven al que se da libre acceso a un biberén dispuesto Sobre ¢l soporte metilico no se acerca a él y parece asustado; si en el soporte se ponen trapos o pieles (no obligatoriamente icles de mono), se acurruca y su comportamiento muestra cal- ma y seguridad. 3. La privacion de la madre o de su sustituto contleva perturba- ciones que pueden llegar a ser irreversibles. Asi, el joven chim- ancé privado del contacto fisico con sus compaiieros.no llega después a emparejarse. Los monos de cualquier clase no adop- tan actitudes adecuadas en presencia de los estimulos sociales ‘que sus congéneres emiten, lo que desencadena cn ellos toda clase de brutalidades y, en él, accesos de violencia, Los trastornos del comportamiento s¢ pueden prevenir en gran parte si el bebé mono privado de su madre estd en contacto con sus congéneres también privados de sus madres: el grupo de compaiieros ¢s un sustituto materno. Las investigaciones et. nolégicas sobre las civilizaciones negro-africanas ya habian lle. gado al mismo resultado: el grupo de edad reemplaza y susti. tuye a la madre. En el mono, el desarrollo del individuo resulta ser el més favorecido en el caso de los pequefios que su cesivamente se benefician del contacto matemo y grupal Avla edad conveniente, el bebé-mono —tanto en su medio am- biente como en el laboratorio— se separa de su madre y explo- ra el mundo que Je rodea, Comportamiento en el que esti apoyado y guiado por su madre. Al menor peligro real o ima- sinario se precipita en sus brazos 0 se cuelga de sus pelos. El placer del contacto con el cuerpo matemo y el del agarramien- to esté, pues, a Ja vez, en la base del apego y de la separacién Si los estimulos externos son poco hostiles, el bebé se familiari- zard con ellos y cada vez tiene menos necesidad del consuelo de su madre. Si son terrorificos (en el experimento de Harlow se trata de un perro mecdnico o de un oso igualmente mecéni- co que toca un tambor), el bebé-mono continiia buscando el consuelo de su madre, incluso si ha legado a tocar y explorar esos monstruos, Una vez establecida la confianza del nifio en el mundo circundante, la separacién definitiva de 1a madre tiene lugar bien sea por parte de la madre o por: parte del nifio. En los monos, ol acceso a Ia vida sexual se realiza en tres eta- ppas.,La primera es una experiencia de apego satisfactoria —de cardcter no sexual— durante Ia infancia con la madre, Después viene la posibilidad de practicar, en el grupo de compafieros, manipulaciones del cuerpo del compaiiero con un carcter cada vez mds sexual (descubrimiento de la sexualidad infantil) Ese apego y después esos juegos preparan y, en ciertas especies, condicionan el acceso a ia sexuslidad adulia. En los monos y en muchos mamiferos y pdjaros, la madre no es jamds el obje- to de manifestaciones sexuales por parte de sus hijos, Los eté- logos explican este tabii del incesto por el hecho de que Ia ma- dre es y permanece como el animal dominante para el joven macho. El macaco que se convierte en jefe de un grupo en el que sigue estando su madre tiene derecho a poseer a todas las hembras; también prefiere generalmente abandonar el grupo DIDIER anziee antes que copular con ella, La entrada en la sexualidad adulta estd marcada por el fin de la educacién, muy permisiva, que le da el grupo en materia de juegos sexuales infantiles, y por la introduccién de las restricciones brutales por parte de los que dominan que se reservan, repartiéndoselas, la posesidn de las hembras del grupo (1). Datos grupales La observacién dc grupos humanos ocasionales para la formacién 9 Ja psicoterapia ha proporcionado una segunda serie de hechos desde que esta obseryacién se llevé al grupo amplio de treinta y sesenta per- sonas (ya no solamente al grupo restringido), desde que se consideré la forma cn la que el grupo habita su lugar y cual es el espacio imagina io que los miembros del grupo proyectan sobre ese lugar. Ya en el grupo pequeiio se observa la tendencia de los participantes a lenar el vyacio (Ge agrupan en una parte de la habitacidn si es grande o dispo- nen Jas mesas en el medio si han adoptado una disposicién circular) y a tapar los huécos (no les gusta tener sillas vacias entre ellos, amonto- fan [as sillas sobrantes en un rincén del local, la silla vacia de una persona ausente se soporta mal, se cierran puertas y ventanas, aunque ello haga que la atmésfera sea fisicamente irrespirable). En el grupo amplio, en el que el anonimato se acentiia, en el que las angustias de fraccionamiento se reavivan, en el que la amenaza de pérdida de iden- tidad yoica es fuerte, el individuo se siente perdido y tiene tendencia a reservarse replegindose sobre:si mismo y guardando silencio. Los tres principales mecanismos de defensa de la posicién esquizo-paranoide coinciden. La escisién del objeto: 1 objeto malo se proyecta sobre el ztupo amplio en su conjunto, sobre los monitores o sobre un partici- ante tratado como victima expiatorie; el objeto bueno se proyecta so- bbre los grupos pequefios en los que favorece Ja instauracién de Ia ilu- sién grupal. La proyeccién de la agresividad: percibo a los dems como devoradores cuando hablan sin que yo pueda identificar al que habla, 0 cuando me miran sin que yo les vea mirarme. La biisqueda del vinculo: si se deja a los"participantes libres para sentarse, sin di Posicién previa de las sillas, la mayoria tiende a agtutinarse. Mis tarde (1) as dos primeras reflexions sobre este tema publicadas por autores de lengua francesa se deben a F. Duyekaerts, «Objet Carachement: médiateur entre Fenfant et le rilleu», en Miliw et Développement (1972), ¥ a R. Zaz, a’ Attachemsent. Une nouvelle doris sur fe orgines de 'alfecivité» (1972), Dos volimenes colectivosrecngen conte bbucionesfrancesas y extranjeras sobre dversos problemas en relacidn eos el apego: Mo des animaux ds comportement humain, Coloquio del CN. dtigido por R. Chauvin (1970); Attachemen, volumen dirisido por R. Zazr0 (1974), TRO SERIES DE DATOS y defensivamente, adoptan una disposicién en uno o en varios circulos ovales concéntricos: huevo cerrado, seguridad reconstruida de una en. voltura narcisistica colcctiva. Turquet (1974) ha apuntado que la posi. bilidad, para un participante, de emerger como sujeto fuera de Ia si, tuacién del individuo anénimo y aislado pasa por el establecimiento de un contacto (visual, gestual 0 verbal) con sus vecinos 0 eon los dos vecinos més inmediatos. Asi se constituye lo que Turquet llama «la frontera relacional de mi mismo con la piel de mi vecino». «En el gru- po amplio, la ruptura de la frontera de “la piel de mi vecino” es una amenaza siempre presente, no s6lo por la accién de las fuerzas cents fugas ya mencionadas que causan la retirada del mi-mismo lievindolo 4 estar, en sus relaciones, cada ver mis aislado, idiosinerisico y alie. nado. La continuidad con la piel de su vecino tambien esté en peligro porque el grupo amplio promueve numerosos problemas: idénde?, dqué?, ide qué forma? son los vecinos del mi mismo, sobre todo cuan do sus sitios personales cambian en el espacio, como sucede constante- niente, estando el otro préximo, después lejos, tan pronto adelante, tan pronto detrés, antes a la izquierda, ahora a la derecha y asi sucesi- vamente, Estos repetidos cambios de sitio hacen que se planteen las preguatas: Por qué este cambio?, icon qué base?, cen qué direccién se hha marchado mi vecino?, chacia qué?, idénde ir?, etc, Una de las ractaristicas del grupo amplio es la ausencia de estabilidad; una expe- iencia kaleidoscopica la sustituye. El resultado para el mi-mismo es la experiencia de una piel relajada, unida al tiltimo vecino que ha ha- blado pero que esti lejos. Tal extensién puede alcanzar el umbral del estallido de la piel; para evitarlo, el mi-mismo no se hace ya solidario y abandona, se convierte en un “singleton” y asi en un desertom». Aunque Turquet no haga referencia a ella, su descripcidn apoya la teoria de Bowlby demostrando cémo opera Ia pulsién de apezo en Jos humanos: por la bisqueda de un contacto (en el doble sentido corporal y social del término) que asegure una doble proteccién contra Jos peligros exteriores y contra el estado psiquico interno de desampa- Fo, y que hace posible los intercambios de signos en una comunica- cién reciproca en la que cada compatiero se siente reconocido por ¢l otro. El desarrollo, en los grupos, de téenicas de contactos corporales, de expresién corporal y de masajes mutuos va en la misma linea ‘Como en las variables anexas de Harlow para los monos, la investiga- cign del calor y del movimiento que mece desempefia igualmente un Papel. Los cursillistas se quejan del «ftion —fisico y moral— que reina en el grupo amplio. En el psicodrama o en los gjercicios corporates aparece siempre un mimo colectivo de varios participantes apretados {unos contra otros, balanceando su cuerpo juntos. Su fusién termina a veces con un simulacro de una explosién volednica, figuracién de la descarga comin de la tensién ténica acumulada en cada uno, a ima- DIDIER anztt gen y semejanza del bebé acaticiado ritmicamente, que tanto le gusta- ba mencionar a Wallon, que descarga el exceso de tono en risas, cada vez més agudas, que pueden, cuando sobrepasan cierto umbral, con- vertirse en sollozos. Turquet indica que la principal consecuencia del establecimiento, por el yo ps{guico en vias de reconstitucién, de una piel-frontera con su vecino ¢3 la posibilidad de vivir por delegacién: el sujeto que vuel- ve a emerger como tal «desea que otto miembro del grupo hable por él para escuchar algo que Ie parezca semejante a lo que piensa o siente y observar o saber, sustituyendo a si mismo por el otro, qué destino puede tener en el grupo lo que el otro ha dicho por mi», La misma evolucién se realiza con respecto a la mirada. Un participante cuenta que estaba sentado frente a un «dulce rostro» y que eso le hizo confiar en si. Dulzura de un rostro, dulzura de 1a mirada, dulzura también de la voz: «La calidad de la voz de los monitores tiene mis efecto que el contenido de Jo que intentan decir, ya que cl acento dulce, calmado, tranquilizador es introyectado en tanté que las palabras se dejan de lado». Aqui se reconoce la cualidad tipica que persigue la pulsién de apego: Ia dulzura, la blandura, las pieles, lo velludo, cualidad de ori- gen ictil y metaféricamente extendida después a los demiis érganos de Tos semis. Recordemos que en la teoria de Winnicott (1962 a, pp. 12-13) la Integracién del Yo en el tiempo y el espacio depende de la forma que tiene la madre de «sostener» (holding) al lactante, que la personaliza- cién del Yo depende de la forma de «cuidarle» (handling) y que la ins- tauracién, por el Yo, de la relacién de objeto depende de la presenta- ign de los objetos por la madre (pecho, biberén, leche... ), gracias a los cuales el lactante va a poder encontrar la satisfaccién a sus necesi- dades. El segundo proceso es el que aqui nos interesa: «El Yo se basa en un Yo corporal, pero solamente cuando todo se reliza adecuada- mente la persona del lactante empieza a incorporarse al cuerpo y a las funciones corporales, constituyendo la piel Ia membrana-frontera», Y Winnicott aporta una prueba en contra: la despersonalizacién ilustra cuténeo, las antiguas frustraciones con la exhibicién de sus suffimientos y sus céleras reanudadas: la irritaciOn de la piel se con- funde, por la indiferenciacién somatopsiquica a la que los pacientes permanecen fijados, con la irritacién mental, la crotizacion de la parte herida del cuerpo que aparece después para hacer tolerables el dolor y el odio y para intentar convertit el displacer en placer. El eritema lla- ‘mado piidico, no es angustioso tnicamente porque la piel del enfermo Juegue el papel de «espejo del alma», en detrimento del de frontera, permitiendo al interlocutor leer directamente los deseos ,sexuales. y agresivos de los que el enfermo se avergilenza, sino tambien porque la piel se manifiesta entonces a los demés como una envoltura frigil que invita a las penetraciones fisicas y a las intrusiones psiquicas. El eczema generalizado podtia traducir una regresién al estado in- fantil de completa dependencia, una conversién somética de la angus- tia de desfondamiento psiguico, la Hamada muda y desesperada a un Yo auxiliar que proporciona un apoyo total. El eczema de nifios de menos de dos afios afirmaria la fata de un contacto fisico tiemno y en- volvente de la madre. Spitz (1965) duda en su interpretacién: «Nos hemos preguntado si los trastornos cuténeos eran una tentativa de adaptacién 0, por el contrario, una reaccién de defensa. La reaccién del nifio en forma de eczema puede ser tanto una peticién dirigida a la madre para incitarla a tocarle mas a menudo como un modo de ais- lamiento narcisistico en el sentido en que, mediante el eczema, el nifio se proporciona a si mismo en el campo somético los estimulos ‘que la madre le niega. No podemos saberlon. Yo mismo permanezco DIDIER en esta duda desde mis primeras précticas de joven psicdlogo, hacia Wr hos eincuenta, en el servicio de dermatologia del profesor Gra- toe by en el Hospital Saint Louis de Paris. cMabria afveciones de la jel tipicas en pacientes que se bubieran beneficiado —y a la vex hu- pie’ an sulfide precozmente en su infancia— de una sobreestimulacién Me la piel por los cuidados maternos, en oposicidn a otras afecciones Ge repetirian Jos resultados o las huellas de una antigua carencia de atactos con el cuerpo y Ia piel de la madre? En los dos casos, sin Ctabargo, la problematic inconsciente girarfa en tomo a esta prohil ‘fbn primaria del tocar, a la que me referiré mas adelante: Ja carencia Gea caricia y del abrazo maternos seria vivida inconscientemente, por GI psiquismo naciente, como la aplicacién excesiva, prematura y vio- fenta de la prohibicion de pegarse al cuerpo del otro; la sobreestimula~ ion en materia de contactos maternos seria desagradable fisicamente fon la medida en que desbordara el para-excitacion todavia poco segu- fo del nifio, y peligrosa, inconscientemente, en la medida que transere~ diera y pusiera fuera de juego la probibicién del tocar cuya necesidad Siente el aparato psiquico para construir una envoltura psiquica que Ie pertenezca como propia. La hipétesis més simple y Ia més segura, a la luz de las observacio- nes clinieas reunidas, es de momento la siguiente: «La profundidad de Ia alteracién de la piel es proporcional a la profundidad de Ja herida psiquica» (2), Prefiero, por mi parte, reformular esta hipétesis introduciendo mi nocién del Yo-piel que voy a presentar ahora: la gravedad de la alte- racion de la piel (que sc mide por la resistencia creciente del enfermo 4 Los tratamientos quimioterapicos y/o psicoterdpicos) esta en relacién ‘con la importancia cuantitativa y cualitativa de las fallas del Yo-piel. (@) Ch tos aticlon de Denite Pomey-Rey, asstente de psigulacla en el servis de erttologia del Hospital Saint Louis, on, Cutis, especialmente «Pour mourirsuérien, 1979, en donde expoae tn caso tigico l de a snionta P 3. LA NOCION DEL YO-PIEL Las cuatro series de datos —etoldgicos, grupales, proyectivos y der- matolégicos— a las que acabo de pasar revista me han Ilevado a la hi- pétesis de un Yo-piel, publicada ya en 1974 en la Nouvelle Revue de Psychanalyse, Antes de retomar y completar dicha hipétesis, me pare- cce deseable replantear la nocién del estadio oral Pecho-boca y pecho-piel Freud no limitaba la fase que calificaba de oral a la experiencia de Ja zona buco-faringea y al placet de la succién. Siempre subrayd la importancia del placer consecutivo a esta teplecién. Si la boca propor- mna la primera experiencia, viva y breve, de un contacto diferencia: dor, de un lugar de paso ¢ incorporacién, la replecién aporta al lac tante la experiencia més difusa, més duradera de una masa central, de ‘algo pleno, de un centro de gravedad. No ¢s sorprendente que fa psi copatologia contempordnea conceda cada vez mas importancia al sen~ timiento de un vacio interior en ciertos enfermos, ni que un método de relajacién como el de Schulz sugiera que se sienta, en primer Lugar ¥y simultdneamente en todo el cuerpo, el calor (= el paso de la leche) y Ja pesadez (=1a replecién). ¥ ‘Con ocasién de la Tactancia y de los cuidados, el bebé realiza una tercera experiencia concomitante a las dos precedentes: se le tiene en brazos, estrechado por el cuerpo de la madre cuyo calor, olor y movi- mientos siente; se siente levado, manipulado, frotado, lavado, acar ciado, y todo ello acompafiado generalmente de un baiio de palabras y de canturreos, Encontramos aqui las caracteristicas de ta pulsion de apego descritas por Bowlby y Harlow y las que, para Spitz y Balint, evocan la idea de cavidad primitiva. Estas actividades conducen pro- gresivamente al nifio a diferenciar una superficie que se compone de tuna cara interna y otra externa, es decir, una interfaz que permite la distincién del afuera y del adentro, y volumen que le aportan la expe- rienoia de un continente, TE pecho es el vocablo corrientemente utilizado por los psicoana- listas para designar Ia realidad completa vivida entonces por el nifio, donde se mezclan cuatro caracteristicas que, a semejanza del nifto, el psiconalista se siente a veces tentado a confundir: pecho nutricio, por EA NOCION DEL YO-PIEL una parte, que lena; por otta, piel caliente y dulce al contacto, recep- taculo activo y estimulante. El pecho materno global y sinerético es el primer objeto mental. Por ello, el doble mérito de Melanie Klein es el de haber demostrado que éste es apto para las primeras sustituciones ‘metonimicas: pecho-boca, pecho-cavidad, pecho-heces, pecho-orina, pecho-pene, pecho-bebés rivales que despierta las catexias antagonis- tas de las dos, pulsiones fundamentales. El disfrute que aporta a las pulsiones de vida —distrute por participar en su creatividad— provoca gratitud. Contrariamente, la envidia destrvctiva enfoca este pecho en su creatividad misma, cuando frustra al bebé dando el disfrute a otro que n0 es él mismo. Pero, al poner el acento exclusivamente en la fan- tasia, Melanie Klein descuida las cualidades propias de la expericncia corporal (como reaccién a esta negligencia, Winnicott (1962 a) privile- 256 el holding y el handling de la madre real) y, al insistir en las rela- ciones.entre ciertas partes del cuerpo y sus productos (leche, esperma, excrementos) en una dindmica creadora-destructora, descuida Io que une a estas partes entre sien un todo unificador, la piel. La superficie del cuerpo esté ausente en la teoria de Melanie Klein, ausencia tanto mas sorprendente cuanto que uno de fos elementos esenciales de esta teoria, ta oposicién entre la introyeceiéa (Sobre el modelo de lactan- cia) y Ia proyeccién (Sobre 1 modelo de la excrecién) presupone la cconstitucién de un limite que diferencia el adentro del afuera. A partir de aqui s¢ comprenden mejor algunas reservas que suscita la técnica Kleiniana: el bombardco interpretativo corre el riesgo de privar al Yo no solamente de sus defensas, sino también de su envoltura protectora. Si bien es verdad que al hablar de «mundo exteriom y de «objetos in- temos», Melanie Klein presupone la nocién de espacio interno (cf D, Howzel, 1985 a). Algunos de sus discipulos, sensibles a esta omisién, han claborado para paliarla nuevos conceptos (entre los cuales el Yo-piel encuentra naturalmente su lugar): introyeccién, por el pequetio, de la relacién madre-nifio en cuanto relacidn continente-contenido, y constitucién consecutiva de un «espacio emocionab> y de «un espacio del pensa- miento» (el primer pensamiento, el de Ja auseiicia del pecho, hace to- lerable la frustracién que esta ausencia proporciona), desembocando en un aparato para pensa: los pensamientos (Bion, 1962); representa- ciones respectivas de ua Yo pulpo blando y fofo y de un Yo-crusticeo ¥igido en las dos formas, primaria anormal y secundaria con capara- 26n, del autismo infantil (Frances Tustin, 1972); segunda piel muscu- lar como coraza defensiva-ofensiva en los esquizofrénicos (Esther Bick, 1968); constitueién de tres fronteras psiquicas con el espacio interno de los objetos externos, con el espacio interno de los objetos internos, con el mundo exterior, pero que dejan subsistir un «agujero negro» (or analogia con la astrofisica) que engulle cualquier elemento psi- ECC ETE uico que se le aproxima (delirio, torbellino autistico) (Meltzer, 1975). Sin mds demora, debo citar aqui igualmente a cuatro psicoanalistas franceses (de origen hiingato los dos primeros, italiano y egipcio los Jihtimos) cuyas intuiciones clinicas y elaboraciones tedricas, convergen. tes con las mias, me han ilustrado, estimulado y confortado, Cualquier conilicto psiquico inconsciente se despliega no solamente con relacién un eje edipico, sino también y al mismo tiempo con relacién a un ie natcisistico (B, Grunberger, 1971). Cada subsistema de aparato psi. quico y el sistema psiquico en su conjunto obedecen a una interac. cién dialéctica entre corteza y nticleo (N. Abraham, 1978). Existe un fancionamiento originario, de naturaleza pictogramética, del aparato Psiquico més arcaico que los funcionamientos primario y secundario ©. Castoriadis-Aulagnier, 1975). Un espacio imaginario se desarrolla a Partir de la relacién de inclusién mutua de los cuerpos de la madre y del niffo, por un doble proceso de proyeccién sensorial y fantasmatica (Sami-Ali, 1974), Toda figura supone un fondo sobre el cual aparece como figur esta verdad elemental es facilmente desconocida porque la atencién resulta normalmente atraida por la figura que emerge y no por el fon. do sobre el que ella destaca. La experiencia que tiene el bebé de los otificios que permiten el paso en el sentido de la incorporacién 9 en el de la expulsion es seguramente importante, pero solamente existe orificio perceptible por la relacién con una sensacién, aunque sea vaga, de superficie y de volumen. El infans adquiere la percepeica de la piel como superficie por las experiencias de contacto de su cuerpo con el cuerpo de la madre y dentro del cuadro de una relacién aseau. radora de apego con clla, Se llega asi no solamente a la nocién de un limite entre el exterior y el interior, sinb también a la confianza nece- saria para el control progresivo de los otificos, porque no se puede sentir confianza en cuanto a su funcionamiento si no se posee, por otra parte, un sentimiento basico que garantice Ia integridad de su en- voltura corporal. La clinica confirma en esto lo que Bion (1962) ha teorizado con su nocidn de «continente» psiquico (container): los peli gros de despersonalizacién estén ligados a la imagen de una envoltura perforable y a la angustia —primatia segiin Bion— de un derrame de Ja sustancia vital por los agujeros, angustia no de fraccionamiento sino de vaciamiento, bastante bien metaforizada por algunos pacientes que se describen como un huevo con la cdscara agujereada vacidndose de su clara e incluso de su yema. La piel es, por otra parte, la sede de Jas sensaciones propioceptivas, cuya importancia en el desarrollo del ca- ricter y del pensamiento ha subrayado Henri Wallon: es uno de los Sreanos reguladores del tono. El pensar en términos econémicos (acu~ mulacién, desplazamiento y descarga de la tensién) presupone un Yo- piel

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