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Buenas tardes distinguido público de nuestros cursos de geopolítica del Centro de

Estudios Manuel Belgrano. Nos honra con su visita el historiador, investigador y profesor
Alejandro Olmos Gaona, para ilustrarnos sobre el tema de la deuda externa argentina, sus
responsabilidades e incumplimiento jurídico-institucional. El profesor Olmos Gaona es
asesor del Senado de la Nación, profesor de la Cátedra de Deuda Externa de la Facultad de
Derecho de la Universidad de Buenos Aires, miembro de la Comisión de Deuda Externa del
Consejo Europeo de Investigaciones Sociales de América Latina. Fue auditor de la deuda
del Ecuador y de los tratados bilaterales de ese país, fue asesor del presidente del Ecuador
Rafael Correa, ha escrito libros sobre la deuda externa, La Compañía de Jesús, y Simón
Bolívar, además de numerosos artículos en revistas del país y del extranjero. Sin más
dilaciones le cedemos la palabra al profesor.

Alejandro Olmos Gaona:

Buenas noches, quiero agradecerles que me hayan invitado. Una de las cosas que
se me ocurren hablar primero es algo que tiene que ver con un libro que leí hace muchos
años, editado en el 92, en el 2005 y totalmente agotado; ahora me acaban de avisar que se
acaba de reeditar, que escribió un gran jurista argentino muerto muy joven, el Dr. Carlos
Nino, y que se llama Un país al margen de la ley. En ese libro Nino plantea cómo en la
Argentina desde décadas se violó sistemáticamente el orden jurídico, no solo a nivel
gubernamental sino respecto a los ciudadanos comunes, a organizaciones, a todo tipo de
entidades que siempre buscan el lado izquierdo y no cumplir con las obligaciones que les
correspondían. La deuda no ha escapado a ese fenómeno, ¿por qué digo que no ha
escapado? Primero porque los que manejan el sistema financiero, que es el real poder
en el mundo, no los gobernantes accidentales que están hoy y mañana ya no están, es el
que se ha encargado de decir vamos a convertir a un grupo de países en tributarios
para que a través del trabajo y del excedente de su riqueza nos beneficien a nosotros.

El problema de la deuda

Si bien Argentina nació endeudada, después de la batalla de Ayacucho en 1824


vinieron los primeros préstamos a la Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia, Ecuador, etc. la
deuda tuvo enorme cantidad de alternativas, en algunos casos fue utilizada para generar
emprendimientos importantes en el país, y en otros casos para pagar deudas anteriores que
no habían sido utilizadas. Quizás es por eso que en 1893 según las grandes crisis de la
deuda, el ministro argentino de Hacienda, el Dr. Juan José Romero en el pedido de una
moratoria de la deuda argentina a la banca inglesa, le dio instrucciones al embajador
argentino en Londres para que pidiera una moratoria, pero que no se le ocurriera pedir
nuevos préstamos para pagar los viejos, y le dice textualmente, “eso es ir derecho a la
bancarrota”. Eso es lo que ha hecho la Argentina invariablemente siempre. Mucho más
desde 1976 hasta ahora.
Por otro lado el tema de la deuda parece que está cautivo de los economistas,
es decir toda otra percepción sobre la deuda que no sea desde el punto de vista económico,
y para los economistas la deuda si se puede pagar se paga, y si no se puede pagar se
refinancia o se reestructura. Que los contratos puedan ser ilegales, que no respeten el
orden jurídico, que se haya alterado el orden público, que el país haya firmado contratos en
estado de absoluta indefensión no les interesa para nada. Esto yo lo he discutido y lo he
dicho en la propia Facultad de Ciencias Económicas que es inconcebible que el problema
de la deuda, que es absolutamente gravitante en el futuro de la Argentina, sea únicamente
analizado desde el punto de vista de la economía. ¿Por qué digo esto? Porque, yo que hace
años que vengo investigando los aspectos jurídicos del endeudamiento me llamó la
atención que en ningún libro de historia económica se traten. Todo es una cuestión de
números, de relaciones deuda-PBI, deuda-exportaciones, es decir capacidad de pago
o de no pago; en algunos casos qué se hizo con la deuda. Pero después hay ausencia total
de consideraciones sobre el orden legal del país que indudablemente es fundamental para
un Estado que se precie de tal.
Yo siempre recuerdo una frase de Thomas Hobbes: “un Estado sin soberanía es
como una palabra sin sustancia destinada a desaparecer”. La Argentina perdió su soberanía
hace mucho tiempo, su soberanía real porque siempre ha estado atado a los manejos del
poder financiero del exterior. Esto quizás comenzó así ya tomando los volúmenes
anormales en 1976 cuando se produce el Golpe Militar y la dictadura decide que tiene
que cambiar la estructura jurídica del país, porque según el señor Martínez de Hoz la
Argentina era un país no competitivo, la industria era obsoleta y había que
modernizarla. Lo primero que hace la dictadura es modificar el Código de Procedimientos,
el Código Procesal Civil y Comercial, por el cual decide prorrogar la jurisdicción a favor de
jueces extranjeros. A partir de ahí la Argentina podía ser sometida a cualquier jurisdicción.
Claro, esto tenía un antecedente que ninguno de los funcionarios de ese momento me lo
quiso explicar, por la primera autorización de prórroga de jurisdicción fue una ley del
Congreso peronista en 1973 que promulgó Perón el 07 de noviembre de ese año, Ley
20.548 art. 7°, donde se autoriza la prórroga de jurisdicción en favor de tribunales
extranjeros. En muchas operaciones que se hicieron, especialmente el Plan Brady, el
presidente Menem utilizó la ley de Perón y no la ley de la dictadura porque la ley de la
dictadura podía ser susceptible de una impugnación, y no la ley anterior porque había sido
votada por el Congreso.
Esto no era nuevo desde el punto de vista del derecho internacional porque hacía
muchas décadas anteriores se había discutido esto si los Estados eran soberanos
totalmente o no, a punto tal que la Cámara de Casación Francesa en 1946 había rechazado
esto diciendo que el tema de la inmunidad total era un privilegio de los monarcas, que el
Estado cuando actúa en funciones comerciales ya no puede ser sometido a otras
jurisdicciones, y a partir de ahí empezaron a movilizarse una serie de ideas naturalmente
fogoneadas por los que prestaban la plata y es así que hay una famosa opinión de Tate, el
procurador general de los Estados Unidos, que informó al gobierno norteamericano que
había que hacer una distinción de iure imperii, actos por el cual el Estado actúa en su
carácter de Estado soberano, y otros los actos de iure gestionis, cuando el Estado emite
bonos o ejerce actividades comerciales. En ese caso el Estado no es soberano y puede ser
sometido a cualquier jurisdicción. Esto empezó a andar y simultáneamente tuvo una
estructuración concreta durante la década del 70 cuando empezaron los préstamos de los
bancos norteamericanos a los países latinoamericanos, asiáticos, etc. Fue así que
contrariando su jurisprudencia, los Estados Unidos dictaron la Sovereign Foreign Unity
Immunity Act, que es la ley de inmunidades soberanas, donde establecieron claramente que
un Estado que renuncia a su jurisdicción puede ser sometido en los tribunales de los
Estados Unidos en actos que consideren iure gestionis. Eso lo hizo Gran Bretaña en 1978
y a partir de ahí varios países y la Argentina en 1994.

La dictadura
Ahora, la dictadura no sólo modificó el Código Procesal, dictó una ley de
inversiones extranjeras para favorecer la inversiones extranjeras, dictó una ley de
entidades financieras para favorecer al sistema financiero que determinó la creación de
cajas de crédito, de bancos, que produjeron una enorme crisis muchos años después,
reformó la Carta Orgánica del Banco Central y de alguna manera planteó las bases de
todo lo que sería el sistema jurídico posterior porque ningún gobierno en la democracia,
caída la dictadura en 1983, modificó ninguna de estas normas, al contrario, en la década del
90 se amplió la ley de inversiones, se amplió la ley de entidades financieras para peor,
favoreciendo aún más al inversor extranjero. Eso determinó una enorme cantidad de
condicionamientos primeramente porque todos los contratos de deuda estuvieron
sometidos a la jurisdicción de Estados Unidos, de Gran Bretaña, en algunos casos de
Alemania y de Japón. Es decir que en cualquier tribunal de esas jurisdicciones la Argentina
podía ser enjuiciada.

Estatización de la deuda privada

A esto se suma que en ese deleznable período que va desde 1976 a 1983 se
decidió que una enorme cantidad de delincuentes, llamados empresarios, estatizaran
su deuda y se la transfirieran a toda la comunidad.
Si bien en los libros de historia económica se habla de la deuda como una maniobra,
como una decisión desafortunada del gobierno, como algo cuestionable. Si estamos dentro
de la teoría es materia opinable porque por supuesto un gobierno puede estatizar la deuda
de una empresa, si la empresa se empresa en problemas, si puede despedir gente y crear
un grave problema social. Pero ocurre que a través de la investigación que ordenó el primer
ministro de Economía de Alfonsín, Bernardo Grinspun, en el Banco Central se determinó
que la mayor parte de la deuda investigada era absolutamente ficticia, no eran deudas
reales de las empresas sino deudas que habían constituido para enriquecerse ilícitamente.
Claro, esa investigación que comenzó a hacerse precariamente, fue en enero del 84,
fue interrumpida en junio del 85, le costó el ministerio al Dr. Grinspun y quedó
definitivamente sepultado al punto tal que es difícil que hoy se encuentre algún documento
referido a esa auditoría. Yo tuve la suerte de poder reconstruirla porque en estas
conferencias que a veces doy conocí a varios de los auditores que tenían duplicados
oficiales de la auditoría que fueron a declarar a la justicia federal, que contaron el proceso y
que mostraron los testimonios de cómo habían operado fraudulentamente empresas como
Techint, las empresas del grupo del actual Presidente de la Nación, Papel Prensa, Papelera
Río Paraná, Ford Motors, Renault, bueno todas las que conocemos, esas grandes
empresas argentinas y extranjeras que participaron de esas maniobras. A punto tal era la
impunidad con la que se manejaban que uno de los auditores, no sé si fue en Cargill o
alguna de estas empresas, vio que al principio había un montón de reticencias pero
después no, después les entregaban los papeles. Uno de los gerentes de la empresa le dijo,
“doctor, investigue nomás, sabemos que en la Argentina nunca pasa nada”. Es verdad que
en la Argentina nunca pasa nada, porque hubo investigaciones durante décadas que
terminaron en la nada: la investigación del comercio de carnes que inició el Dr. De La Torre,
la investigación sobre la prórroga de los contratos de la CADE que se investigaron en el 43
y fue archivada en el 46 y no se supo nunca más hasta que en el 73 la Editorial Universitaria
de Buenos Aires hizo un resumen de esa investigación; y la propia investigación que inició
mi padre en la Justicia Federal en 1982 donde más allá de un mal fallo, dictado por el juez
Jorge Ballesteros, lleno de precariedades, con falencias notables desde el punto de vista
jurídico decidió que sí, que la deuda era en fraude en algún aspecto, que había
irregularidades, que no se había cumplido con la ley, pero decidió sobreseer definitivamente
en la causa porque habían pasado 18 años y la acción penal había prescripto; más allá de
lo que había mostrado esa investigación, a pesar de sus falencias. Lo que la investigación
demostró es, porque hubo informes importantes y porque hubo seis auditores, tres del
Cuerpo de Peritos Contadores de la Justicia Nacional y tres eminentes profesores de
Finanzas Públicas de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos
Aires que se asombraron de lo que habían visto al extremo que el secretario del tribunal me
comentó que uno de ellos, creo que el Dr. ¿00:15:44? había dicho: “una cosa es ser liberal y
otra cosa es ser un estafador”. Entonces acá lo que estamos viendo son fraudes
inconcebibles.
Claro, yo no voy a contar la historia de la deuda porque es muy largo, es muy
simple, la dictadura militar asumió el poder con una deuda de 8.000 millones y dejó
44.500 millones cuando se fue. Un ejemplo paradigmático de todo ese sistema fue que
YPF, que en 1976 tenía una deuda de 363 millones fue endeudada a 6.000 millones de
dólares, lo que determinó que el presidente Menem en 1992 decidiera que era una
empresa llena de falencias, con mucha gente, con una deuda descomunal y había que
privatizarla.

El Plan Brady

Después de la gestión de Alfonsín, donde la deuda no aumentó enormemente sino


que, como no se pagaba, se congelaban los intereses, hubo algunas relaciones con el
Club de París, y cuando viene Menem en el 92 y se hace el Plan Brady ahí hay un
perfeccionamiento del sistema jurídico, porque Menem, como les decía, mejora en contra
de la Argentina, la Ley de Entidades Financieras, la Ley de Inversiones Extranjeras, y
se hace dictar una ley que es la Ley de Administración Financiera en los Organismos
de Control, la Ley 24.156. Esa ley es la que le permitió al presidente Macri firmar con
un contrato con el Fondo Monetario Internacional sin pasar por el Congreso de la
Nación. Por eso yo cuando hablaba de esta estructura jurídica es porque además yo creo
que cuando se hace el Plan Brady, plan que fue aplicado en la Argentina, en el Ecuador, en
Brasil, en todos nuestros países latinoamericanos, un plan supuestamente para reducir la
deuda porque el que ingresaba al Plan Brady la deuda la reducía en un 25 por ciento.
Lo que ocurre es que esto era una falacia porque un título de deuda de 100 dólares,
que valía 17 en el mercado internacional, a partir del Plan Brady valía 75 dólares. Por
otro lado, la Argentina, para ingresar al Plan Brady tuvo que comprar garantías colaterales
del Tesoro de Estados Unidos que le costaron 3.700 millones de dólares que tuvo que
pagarle al Fondo Monetario, al Banco Interamericano de Desarrollo, al Banco Mundial y al
Eximbank de Japón. Además, porque en el Plan Brady cuando uno analiza desde el punto
de vista jurídico, nadie, excepto yo en algunos trabajos, en un libro que va a salir dentro de
poco, he hecho una disección del plan, porque además lo hice también en Ecuador, lo
comparé al Brady ecuatoriano y al de Argentina y eran idénticos, porque cuando JP Morgan
preparó la estructura del plan lo aplicó en todos los lugares de la misma manera, no solo en
la Argentina. La curiosidad de este plan, lo notable de este plan, es cómo un país, no solo
prorrogaba su soberanía, renunciaba a cualquier derecho de defensa que tuviera ante
cualquier conflicto.
Yo a veces cuando en la Facultad de Derecho comento estas cosas los chicos me
miran como diciendo Olmos está medio loco, porque en un contrato que un país diga que
acepta que para cualquier litigio su domicilio lo constituye en el Banco Nación en Estados
Unidos y en Londres, pero además constituye domicilios alternativos en instituciones
financieras controladas por los acreedores, que además acepta ser notificado por correo,
pero además acepta también que si no recibe ninguna notificación va a quedar notificado de
pleno derecho, cosa que no resiste el menor análisis jurídico. Donde además el Estado
acepta pagar los honorarios de los abogados, de los operadores, de los comisionistas, de
todos, donde además dice en caso de que los operadores, los que manejan la estructura del
plan, actúen con negligencia, mala fe o mala conducta, el país renuncia irrevocablemente a
hacer cualquier cuestionamiento en ese sentido; y sería muy largas todas las cláusulas. Hay
una cláusula que cerró el broche en todo este plan notable que dice que si ese contrato
fuera nulo, ilegal o no ejecutable, la República Argentina renuncia irrevocablemente a pedir
la nulidad, la no ejecutabilidad del contrato. Es decir, atados de pies y manos. Pero como
los acreedores, contrariamente a lo que muchos ingenuos suponen en la Argentina, son
personas avezadas, que saben, que saben manejar la estructura jurídica, decidieron que las
opiniones jurídicas obligatorias que tenía que tener ese contrato, como tienen muchos
contratos que celebra Argentina, no solo de deuda sino como el que se firmó con Chevron y
Dow en Vaca Muerta tiene que tener la opinión legal del asesor letrado del Banco Central y
del Procurador del Tesoro de la Nación, que es el abogado del Estado Nacional. Yo siempre
recuerdo que leyendo el dictamen de los abogados norteamericanos de la Argentina, el
estudio Cleary, Gottlieb, Steen & Hamilton, me llamó la atención que los términos del
dictamen los había leído en otra parte, cosa que era absolutamente imposible porque yo
recién lo estaba viendo. Entonces agarré los dictámenes de los abogados ingleses en la
Argentina, los abogados que tiene Gran Bretaña, los abogados que tiene la Argentina en
Japón, en Alemania, y los puse y eran todos exactamente iguales. Ahora, cómo era posible
que los abogados norteamericanos usaran el mismo lenguaje que los japoneses, los
alemanes y los franceses. Muy simple, porque la minuta de cómo debían dictaminar esos
abogados había sido redactada por los abogados de los acreedores.
Un célebre estudio de Nueva York que es Milbank, Tweed, Hadley & McCloy, cuya
importancia es notable, primero porque operan en las principales casas financieras del
mundo, segundo, porque uno de los fundadores del estudio, el Dr. John McCloy fue
presidente del Banco Mundial y asesor de ocho presidentes norteamericanos y porque uno
de los principales abogados de ese estudio, precisamente en 1992 el Dr. William Webster
había sido director del FBI desde 1973 al 86 y director de la Agencia Central de
Inteligencia de Estados Unidos del 83 hasta el 92, ellos conocían absolutamente todo.
Los acreedores no sólo se limitaron a redactar esto sino que además redactaron la la
opinión del asesor letrado del Banco Central de la Argentina y del Procurador del
Tesoro. Se supone que el Procurador del Tesoro tiene que analizar el contrato, ver si
responde a los intereses de la Nación, pero no, se lo mandaron a un connotado
constitucionalista, Alberto García Lema, que era Procurador del Tesoro de la Nación en
1992 y él firmó lo que le habían impuesto los acreedores sin cambiarle una coma. En la
parte final del dictamen del Dr. García Lema dice que en razón de que él no conoce la
legislación de los Estados Unidos se confía en lo manifestado por los abogados
norteamericanos. Uno podría preguntarse, en una reestructuración de deuda de 32.000
millones de dólares, en 1992, este prestigioso jurista se podría haber tomado el trabajo de
un mes y medio, la legislación norteamericana no es codificada, entonces podía ver los
precedentes, los dictámenes de la Corte, pero no, era más cómodo, a ver, traigan esto. Que
ahora precisamente he pedido a la Justicia Federal que diga si efectivamente lo firmó el 07
o el 04 de abril en Nueva York en 1993, como dice el dictamen, y no lo firmó en Buenos
Aires sin haber estado en Estados Unidos en ese momento. Es un dictamen que es el claro
ejemplo de falsedad ideológica además de incumplimiento de los deberes de funcionario
público. Pero bueno, así se manejan los acreedores. El problema no es de ellos, es
nuestro que aceptamos eso, que un presidente de la Nación a través de un decreto
autoriza la firma de una operación de estas características.

La burla

Yo me acuerdo que cuando estaba en El Ecuador le presenté el análisis del Brady al


presidente Correa, claro no podía creerlo. Con esta mentalidad colonial que hay en algunos
países donde siempre hay que pensar no en función de un interés nacional sino en función
de lo que nos dicen los otros que tenemos que pensar, me acuerdo que el Secretario
General Jurídico de la Presidencia me dice, bueno Alejandro, ¿pero usted pretende que el
Procurador sepa la legislación de Estados Unidos?, como si fuera algo absurdo,
pretencioso. Una de las cosas curiosas que siempre la cuento porque muestra el grado de
desprecio que tiene el sistema hacia nuestros países, no ya someternos hacia una
estructura legal, no ya cobrarnos intereses usurarios, es decir hacer lo que quieren con
nuestras economías sino burlarnos directamente diciéndole vamos a burlar toda esta
gente total ellos firman lo que nosotros les decimos. ¿Por qué digo esto? Porque en el
contrato de prenda colateral, que es el contrato que garantizaba la operatoria Brady,
era un contrato en donde los agentes de los acreedores eran JP Morgan y el Citibank y
todas las cláusulas eran a favor del acreedor excepto una, que en el derecho romano
germánico es lo que se llama el rebus sic stantibus, sobre la teoría de la imprevisión, y en
el derecho anglosajón se llama hardship que es el derecho por el cual si cambian las
circunstancias exteriores las partes involucradas en algún tipo de contrato pueden solicitar
el reajuste, la obligación o la rescisión del contrato. Entonces, ¿por qué digo que es una
burla? Porque en ese contrato de prenda colateral el derecho del país a utilizar esa
franquicia, la frase decía textualmente así: “podrá hacer uso de esto 21 años menos un
día después de la muerte del último de los descendientes vivos del embajador de los
Estados Unidos de la Corte de St. James Joseph F. Kennedy”. Que cuando yo se lo
comenté al presidente Correa, me decía mire Alejandro, usted, su inglés está deficiente,
vamos a tener que ponerle un profesor porque ha traducido mal, a lo que le dije, presidente,
esta es la traducción oficial hecha por el Ministerio de Finanzas. Algo tan absurdo, tan
burlesco que me acuerdo que yo dije, en este mundo de locos, quizás el sistema financiero
pone estas cosas. Claro, Correa que vivió cuatro años en Estados Unidos me dice bueno,
esto quiere decir que después que muere el último descendiente de la familia Kennedy, que
es una familia gigantesca, va a haber que esperar 21 años menos un día; era totalmente
disparatado. Entonces me acuerdo que le escribí a tres amigos míos, el Dr. Antonio
Colomer Viadel, que era Director del Departamento de Derecho Constitucional de la
Universidad Politécnica de Valencia, el Dr. Sandro Schipani, profesor de la Universidad de
Roma, que me pidieron, habrán pensado está loco, se equivocó, que le mandara la foto de
donde estaba escrita esa cláusula, por supuesto no lo podían creer.

Lo jurídico
Después del Plan Brady viene toda la locura en la época menemista y una deuda
que era de 62.000 millones en el 92, llegamos a 145.000 en el 99, después vino el default
del 2001, la mala reestructuración de Kirchner en el 2005 y el 2010. Y por supuesto
llegamos al actual gobierno de Macri, que me imagino que Giuliano los habrá instruido
debidamente. Cuando yo me refiero a este tema jurídico es porque la ignorancia es de tal
magnitud que hace poco tiempo un ex diputado amigo mío, Claudio Lozano, inició una
denuncia judicial por el tema del Fondo Monetario. Juan Grabois, que es abogado, junto con
otra persona denunciaron a Christine Lagarde y al ministro Dujovne por el tema del contrato
con el Fondo, y varios diputados ladraron en la Cámara de Diputados el horror, cómo no
pasó por el Congreso. Además de eso algunos abogados interpusieron recursos de amparo
para conocer cuáles eran los trámites administrativos establecidos por la Ley 19.494 que
tiene que ver con la Ley de Procedimiento Administrativo, para ver cómo había sido el
procedimiento antes de firmar el acuerdo con el fondo. Yo creo que antes de iniciar una
acción legal uno tiene que saber lo que hace, tiene que conocer la jurisprudencia, tiene que
conocer la legislación. Esta gente se ve que no tenía la menor idea porque, primero, porque
no existen trámites administrativos para ningún acuerdo a celebrar con el Fondo. Eso
existía en la imaginación de esta gente. La Argentina firmó 28 acuerdos y todos, el
procedimiento fue exactamente igual. Es una simple carta de intención que se manda al
fondo con un análisis de lo que va a hacer el país y ahí el Fondo decide si te da la plata o no
te la da. Que por otro lado no es un crédito, es una compra de moneda. Es decir, el
sistema financiero ha articulado las cosas tan perfectamente para evitar estas cuestiones
legales que pudieran afectarlo. Entonces no es que el Fondo le da a la Argentina 57.000
dólares, que es el monto total, no. El Fondo le da a la Argentina derechos especiales de giro
que es una canasta de cuatro monedas, pero no es que le da la plata, la Argentina compra,
se obliga a comprar esa moneda y a pagarla en moneda nacional y en moneda extranjera.
Además de eso hay otro tema, que la ley dictada por Menem en 1992, la 24.156, establece
en su artículo 60, que todas las operaciones de endeudamiento deben pasar por el
Congreso de la Nación y estar fijadas en la Ley de Presupuesto del año en el que se
va a pedir el crédito, excepto los préstamos que se celebre el Estado Nacional con
organismos multilaterales de los que forme parte, ergo el Fondo Monetario, el Banco
Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo. Además de eso como la carta de intención
está firmada por el Ministro de Hacienda y por el Presidente del Banco Central, esa ley
exime de su aplicación al Banco Central de la República Argentina. Por si esto fuera poco,
el Banco Central de la República Argentina en su artículo 1° establece en su Carta
Orgánica que no existe ninguna norma que pueda afectar las disposiciones del
banco. Es decir, el banco, como no depende del Poder Ejecutivo, es un organismo
autárquico, más allá de que el presidente le dé una orden, pero que no queda escrita, y a
esto se suma, que la Ley Complementaria Permanente de Presupuesto, que fue
modificada varias veces, especialmente en la década del 90, establece que el Ministro de
Finanzas, el Ministro de Economía, ahora Ministro de Hacienda, tiene facultades para
hacer ese tipo de acuerdos.

Fondo Monetario Internacional

Ahora bien, el caso el Fondo es un caso muy notable que tiene que ver con esta
estructura del mundo financiero porque, yo cuando leía las denuncias de Grabois contra
Lagarde y Dujovne decía realmente cómo es posible que este tipo se haya recibido de
abogado. Porque el Fondo Monetario tiene más inmunidades que un Estado soberano.
Si la Argentina tiene un problema con un país limítrofe, Bolivia, Uruguay, Paraguay, o con
algún otro país, para dirimir sus diferencias puede ir a la Corte Internacional de Justicia de
la Haya. En el caso de que haya un problema con el Fondo, la Argentina no puede ir a
ningún lado porque el Fondo tiene inmunidades totales ante cualquier legislación de
cualquier país y por supuesto puede ser sometido a juicio en la Corte de Justicia de La
Haya. Pero no sólo tiene inmunidades totales, yo diría impunidades, sino que además tiene
inmunidades en cuanto toda la documentación que firma, son absolutamente inviolables los
archivos del Fondo. Por si esto fuera poco tienen esa inmunidad, es extensiva a todos
los funcionarios y operadores del Fondo, y por supuesto a la junta de gobernadores.
Da la casualidad que el ministro Dujovne era gobernador del Fondo Monetario en
representación de la Argentina, de Chile y de Bolivia, por lo cual tenía plena inmunidad.
Claro, el otro día en la Facultad de Derecho algunos me decían, bueno no, pero como era
Ministro de Hacienda. Sí, era Ministro de Hacienda pero esto lo firmó, además como
gobernador del Fondo tiene inmunidad, ¿y dónde lo van a enjuiciar?, ¿acá en la Argentina?
¿Cómo lo van a enjuiciar? Porque por otro lado, desde el punto de vista de la ortodoxia
financiera es un contrato que no puede ser materia de ninguna impugnación porque está de
acuerdo con la Ley de Administración Financiera, con la Carta Orgánica del Banco Central,
con la Ley Complementaria Permanente de Presupuesto, y además con la estructura con la
que se maneja el Fondo.
Pero algunos me han dicho, bueno, pero qué pasa, el Fondo Monetario en su
artículo 6°, no puede prestar dinero a países que fugan capitales. La Argentina recibió hasta
ahora 45.000 millones del fondo y se fueron más de 35.000, entonces uno podría inferir
que, no como dice toda la militancia, la oposición al gobierno, la plata del Fondo se fugó.
¿Cómo vas a saber si se fugó justamente la plata del Fondo? Si el Banco Central tiene una
enorme cantidad de activos por otro lado, que por supuesto se han desbarrancado, en este
momento el activo del Fondo son 48.500 millones de dólares. El Banco Central, como dijo el
otro día Lacunza pagó deudas anteriores, pero decir eso y no decirlo es lo mismo, como
decir la plata se fugó. ¿Cómo pueden determinar que lo que vino del Fondo es lo que se
fugó? Imposible, porque toda la estructura el sistema financiero la ha diseñado para que
esto funcione así, para que estemos en un total estado de indefensión y no nos quede otra
alternativa que refinanciar, reestructurar, renegociar y todos los re que se les ocurran. El
pobre Alberto Fernández asume la Presidencia de la Nación, no le va a quedar otra que
decir bueno, en vez de pagar dentro de tres años, diez años, que no se acuerden
facilidades extendidas. El tema es que los acuerdos con el Fondo son acuerdos que no
tienen que ver con un encarecimiento de la deuda, porque el Fondo cobra muy poco de
interés, porque por el otro lado la estructura determina que la Argentina es miembro del
fondo, no es un usurero particular. El problema del Fondo son los condicionamientos
que impone el Fondo, es decir el Fondo presta plata pero hay que hacer esto, esto, ¿y en
qué se traduce eso? En restricciones a la legislación laboral, en suprimir gastos del Estado
que son importantes, es decir empezar a monitorear la política de un país.
Por otro lado, el Fondo tiene como principal contribuyente al gobierno de los Estados
Unidos, que además es el único que tiene poder de veto por la cantidad de acciones que
tiene el Fondo. Por supuesto, y esto hay que tenerlo bien en cuenta, a veces no han
coincidido el Fondo con los Estados Unidos. Es decir no es que, como dicen algunos, el
Fondo es un instrumento de Estados Unidos, no. A veces puede ser y a veces no, porque
muchas veces el gobierno ha dicho hagan tal cosa y el Fondo dijo no. Eso depende de
quién lo maneje porque el Director General del Fondo siempre es de un país europeo
entonces a veces hay algunos cortocircuitos. Lo curioso es que este préstamo del Fondo a
mi juicio, esto por supuesto es muy subjetivo, fue un préstamo político, no económico,
porque de alguna manera la influencia de Estados Unidos quiso sostener al gobierno
de Macri por un interés claramente geopolítico y por eso quisieron darle semejante suma de
dinero. Ahora por qué digo esto, porque la situación económica de la Argentina cuando se
dio este préstamo, mucho antes, ya era muy mala, no mala porque lo dijera el Fondo, mala
porque lo sabía el gobierno. Mala porque el gobierno además sabía a través de lo que
estaba haciendo iba a pasar esto. Yo cuando veo “pasaron cosas”, esas cosas que dice
Macri.

Emisión de deuda a 100 años (2017-2117)

Acá casualmente les voy a leer, ¿usted se acuerdan cuando se emitió el bono a cien
años? Claro, un país que no sabe lo que va a pasar la semana que viene se le ocurre emitir
un bono a cien años. En el bono a cien años había una particularidad realmente muy
notable, que la tengo acá, en ese bono que fue comprado antes de ser emitido, porque el
ministro Caputo ya lo había colocado con anterioridad, y además había colocado en
empresas offshore de la cual era el que la manejaba, aunque lo negó en el Congreso
de la Nación, pero los documentos Securities and Exchange Commission de los
Estados Unidos demostraron que sí, que él era el que manejaba ese fondo llamado
Noctua. En ese fondo, el anexo de ese bono, había una advertencia a los acreedores de lo
que era la situación Argentina en ese momento.
Cuando uno lee cualquier bono emitido por el Estado ve que el Estado habla de su
situación económica, de las perspectivas que tiene maravillosas, del desarrollo, de la
industria, porque lógicamente si quiero que esos bonos los compren en otros países
necesito mostrar que la situación es... En la advertencia que que figura en el bono decía
esto, esto es de junio de 2017, “existe incertidumbre y riesgo sobre el futuro económico
debido a la inflación y a la volatilidad del sistema cambiario. Puede haber menos
crecimiento económico y reducción de las reservas del Banco Central, puede haber
reducción de la inversión extranjera lo que privaría a la Argentina del capital necesario para
el crecimiento económico. Puede haber hostilidades nacionales e incertidumbre política
respecto a las elecciones de 2017. Puede haber inestabilidad política, social y económica
en el futuro. El gobierno no puede garantizar los impactos causados por las medidas
implementadas en el país. El aumento del gasto público del gobierno puede tener efecto
adverso, significativo y consecuencias negativas por largo tiempo en las perspectivas
económicas de la Argentina. El gobierno desconoce cuáles serán los resultados de las
medidas implementadas en el sector energético y sus repercusiones. El riesgo de no hacer
frente adecuadamente a los riesgos reales del deterioro institucional puede afectar
adversamente a la economía y a la situación financiera de la Argentina. Las fluctuaciones
del peso pueden afectar adversamente la economía argentina y la capacidad de cumplir con
las obligaciones del país. No se puede garantizar que la Argentina pueda obtener
financiamiento, lo que puede determinar que no se pueda pagar la deuda pública y los
bonos. No se puede garantizar que la calificación crediticia de la Argentina mejorará. La
capacidad de la Argentina para obtener financiación puede verse afectada por los litigios de
los holdouts”. Esto es de junio de 2017 cuando todavía no había crisis cambiaria ni el dólar
se había disparado, pero ya el gobierno sabía que esto era lo que iba a pasar porque las
medidas económicas implementadas, y esto además de saberlo el gobierno lo sabía el
Fondo, porque el informe del artículo 4° del mes del año 2017 el Fondo plantea todas las
modificaciones que había que hacer para que esto cambiara.
Responsabilidad jurídico-político institucional

Ahora bien, cuando uno habla de la deuda de Macri equivocadamente, porque sí, la
deuda la emitió Mauricio Macri, pero la deuda es responsabilidad de toda la dirigencia
política con representación parlamentaria, porque Macri no ha emitido ni un solo bono que
no haya sido autorizado por ambas Cámaras del Congreso de la Nación. Por lo cual, son
co-responsables de eso, pero además de ser co-responsables dicen bueno, y el préstamo
con el Fondo no pasó por el Congreso. Claro, no pasó por el Congreso porque las Cámaras
no quisieron que pasara por el Congreso.

Nuevos préstamos del FMI

¿Por qué digo esto? Porque la Ley 24.156 de Administración Financiera es una ley
del año 92. Cuando en 1994 se dictó la Constitución se estableció que la legislación
delegada caducaba a los cinco años, es decir que esa norma hubiera caducado en el año
1999, pero empezó a ser prorrogada, prorrogada y prorrogada y en el 2014 ambas Cámaras
del Congreso, controladas por el kirchnerismo, la declararon válida cuando se aprobó el
Digesto Jurídico Argentino, que es la compilación de todas las leyes del Estado desde las
leyes que tienen efectividad. Ese Congreso kirchnerista, no sólo aprobó esa ley sino aprobó
una enorme cantidad de leyes de la dictadura militar. Entre ellas, una ley que autoriza al
Presidente de la República a vender bienes privados del Estado. Pero claro, cuando van los
programas de televisión ahí dicen cualquier cosa, pero cuando llega el momento de votar
quién se entera cómo votó tal diputado o tal otro. Por eso, ellos son responsables de que
esa ley permaneciera y en consecuencia que un préstamo de magnitud enorme como el del
Fondo, el Fondo jamás prestó una suma a ningún país soberano como la que le prestó a la
Argentina en 2018, no pasara por el Congreso. Por eso ellos son responsables, además son
responsables de que toda la estructura jurídica no haya cambiado.
En mi carácter de asesor de la Cámara de Diputados del 2009 al 2013 y del Senado
de 2014 hasta ahora redacté proyectos de ley para cambiar esa legislación, para anular una
serie de leyes que lamentablemente afectaban a la Argentina como la Ley de Entidades
Financieras, la Ley de Inversiones Extranjeras, jamás fueron tratados ni siquiera en
comisión a pesar de tener la firma de varios legisladores. Claro, además de cambiar la
legislación hay que cambiar la consciencia, porque si no tenemos consciencia de que no
podemos seguir sometidos a lo que nos marcan en otros países, y si bien la prórroga de
jurisdicción es algo prácticamente aceptado en el mundo entero, todos los países prorrogan
y hay una serie de normas que quedaron consolidadas cuando las Naciones Unidas en
enero de 2005 aprobó la Convención sobre Inmunidades Soberanas de los Estados y
sus Miembros estableciendo que cualquier país que renuncia a su jurisdicción puede
ser sometido en cualquier otro país. Pero si bien yo que he estudiado minuciosamente el
tema, estimo que sería hoy prácticamente imposible cambiar eso, he hecho un distingo muy
claro: una cosa es que un Estado emita un bono que se puede cambiar en el mercado
internacional y hablábamos hoy del Brady. El Brady fue cambiar la deuda que tenía un
conjunto de bancos por una enorme cantidad de bonos que fueron repartidos en todas
partes en donde uno en este momento no podía saber a dónde fueron a parar los bonistas
italianos, los norteamericanos. Ahora bien, si bien es difícil porque todos los países del
mundo han aceptado la prórroga, todos, lo que hay que hacer es la distinción que no es lo
mismo cuando un gobierno emite un bono a cuando hace una reestructuración de su deuda
pública. Cuando hace una reestructuración de su deuda pública está ejerciendo su
soberanía, está delimitando derechos y en consecuencia ahí, a mi juicio, no corresponde
ningún tipo de prórroga, ninguna renuncia a la inmunidad que tiene el Estado. Lo que pasa
es que esto se ha hecho habitual, y además de la habitualidad, desde el punto de vista de la
política se manejan estas cosas con mucha mala fe y se manejan con mucha mala fe de
acuerdo a la idea política que cada persona tenga. Por qué digo esto, porque hace dos
años el Dr. Eduardo Barcesat, el Dr. Arístides Corti y el Dr. Jorge Cholvis iniciaron una
denuncia contra Macri por traición a la patria y otros delitos, por haber supuestamente
hipotecado los recursos naturales. Cuando yo le escribí a estos tres letrados, uno de ellos
lamentablemente fallecido, muy amigo mío, el Dr. Corti, que era profesor titular de Derecho
Tributario; Barcesat no me contestó y sigue despilfarrando en los medios semejante mentira
de que Macri había hipotecado los recursos naturales. ¿Por qué lo hizo?, porque en los
decretos de emisión de deuda del presidente Macri se establece que el Estado renuncia a
su inmunidad soberana con excepción de una serie de cosas que se preservan. O sea el
Estado no renuncia a la inmunidad respecto a los bienes de representaciones diplomáticas,
las reservas de libre disponibilidad, es decir los bienes militares, y hace mención a dos
artículos del Código Civil, pero no dice una palabra del 267 que es el artículo donde hace
referencia a los recursos naturales de la Nación. Entonces dicen, como él no citó eso,
quiere decir que los dejó como garantía. Que una persona que ignora el derecho lo
sostenga es una cosa, pero un constitucionalista de años como Barcesat, o como el Dr.
Corti… Macri no puede hipotecar lo que no es de él porque los recursos naturales no son
del Estado Nacional, son de las provincias que a través del artículo 124 de la Constitución
Nacional tiene el dominio originario, y a través de la Ley Corta dictada durante la gestión
kirchner tiene la administración total de esos recursos. En consecuencia, no podía
hipotecarlos. Y cuando hablo de la mala fe, es porque da la casualidad que Néstor Kirchner
en el Decreto 319 de marzo del 2004 y del Decreto 1735 de diciembre de 2004, hizo
exactamente lo mismo que Macri y Cristina en el Decreto 563 cuando reestructuró la deuda
en el 2010 también dijo lo mismo. Estaba bien que lo dijera porque no podían exceptuar un
bien que no pertenece al Estado Nacional. Pero claro, se difunden estas cosas y la gente
las compra, las compran los antimacristas y como digo siempre, hay tantas cosas para
cuestionar a este gobierno que no tiene sentido empezar a decir este tipo de cosas falaces
que no resisten el menor análisis.
Para redondear, toda esta estructura a la Argentina la pone en un gran estado de
indefensión porque el estar condicionado al fondo determina que la Argentina tiene que
cumplir determinadas pautas y yo creo que cuando el Dr. Fernández renegocie la deuda va
a tener que aceptar algunas cosas, porque la única manera de no tener eso es pagarle al
Fondo y eventualmente irse del Fondo. Onganía cuando la Argentina le debía al Fondo
Monetario Internacional alrededor de 160 millones de dólares durante su gestión como
presidente. En ese momento estaba el proyecto del Chocón Cerros Colorados y el Fondo
Monetario le dijo no, entonces Onganía dijo bueno, como el Chocón Cerros Colorados era
fundamental hacerlo, pagamos al Fondo y chau Fondo. Eso hizo y se pudo hacer el
Chocón. Entonces si no tenemos esa posición de firmeza, de creer que nuestra soberanía
tiene que ser manejada de otra manera y seguimos con todas estas leyes, renunciando a
todo, sometiéndonos a todo, no va a haber ninguna posibilidad. Por otro lado a mí siempre
me ha llamado la atención en todo este proceso del endeudamiento que nunca se llame a
los deudores privados cuya la deuda la Argentina pagó por décadas para que devuelvan la
plata, porque si yo firmo un contrato de alquiler con alguien y alguien es avalista mío, y yo
no pago y paga el que garantizó mi contrato, después el que garantizó mi contrato si yo
llego a tener plata me puede ejecutar sin ningún problema. Pero acá parece que no se
puede pedirle a Mauricio Macri ni a su familia que devuelva la plata y a los Rocca de
Techint, ni a todos los que endeudaron a la Argentina porque claro, esa deuda privada en
el año 1985 era exactamente la mitad de la deuda total del país: 23.000 millones de
dólares. 23.000 millones del 85 no son los 23.000 millones de ahora, son tres o cuatro
veces más. Entonces si esto no se enfoca con un criterio sistémico de enfrentar los
acreedores de una manera, plantear una serie de normas legales distintas y no va a haber
posibilidades de que la decadencia argentina se detenga en algún momento.

La doctrina de la “deuda odiosa”

Otra de las cosas que quizás a esta altura del partido pueda resultar delirante, es
que hay una doctrina jurídica de los Estados Unidos, la doctrina de la deuda odiosa, que fue
de alguna manera estructurada durante largos años por una serie de juristas, un ruso
Alexander Sack, un italiano que fue Presidente del Consejo de Ministros, Francesco Nitti, y
un gran jurista francés Gastón Jeze que estuvo en la Argentina a principios del siglo XX. Un
jurista norteamericano muy importante, en su libro Deudas de Estado hizo una especie de
articulación total de esa doctrina. Esa doctrina en esencia qué significa: que una deuda
contraída por un país y no utilizada en beneficio del pueblo es una deuda odiosa y puede
ser impugnada. Ahora no es simplemente una teoría, porque claro, una teoría puede ser
contrapuesta con otra o puede ser desconocida. Esta teoría, o esta doctrina, fue aplicada
por Estados Unidos en 1898 cuando se firmó el Tratado de París que dio lugar a la
independencia de Cuba y cuando a través de la enmienda platt Estados Unidos se convirtió
en una especie de jefe supremo del Estado Cubano. Cuando el gobierno de España le
reclamó a Cuba el pago de la deuda externa cubana, el gobierno de Estados Unidos dijo no,
porque fue una deuda contraída por una administración colonial para sojuzgar a un pueblo y
no para beneficiarlo, y esa deuda no se va a pagar. A esto se suma que muchísimos años
después en un conflicto entre el gobierno de Costa Rica y el Royal Bank de Canadá se
designó como árbitro al Dr. William Taft que había sido Presidente de los Estados Unidos,
era Presidente de la Corte Suprema donde él como árbitro dijo esta deuda no se debe
pagar porque fue una deuda contraída por un dictador, Federico Tinoco, para perpetuarse
en el poder y no utilizada en beneficio del pueblo costarricense. Las autoridades
norteamericanas dijeron que la deuda de Irak no se iba a pagar porque era una deuda
contraída por un dictador para perpetuarse en el poder.
El tema es que el origen de la deuda argentina es el de la dictadura militar que
hizo lo que quiso con las finanzas de los argentinos, nos endeudó sideralmente, violó
todas las normas posibles y esa deuda es el origen de todo lo que país. No porque lo
diga yo sino porque en el Juzgado Federal N°02 hay una habitación llena de informes,
testimonios, pericias, declaraciones que muestran que una deuda es continuidad de
la otra. Naturalmente que después del fallo Ballestero, cuando yo continué con todo el
proceso, el juez agréguese, agréguese, téngase presente, el único que colabora conmigo
de alguna manera es el fiscal federal Federico Delgado, que es el titular de la Fiscalía
Federal N°06, que también ha hecho presentaciones pero claro, como decía el otro día, es
inútil. Desde el punto de vista jurídico los jueces no se animan por el poder que está atrás
de toda esta estructura, porque los gobiernos no hacen absolutamente nada para modificar
la legislación y que por otro lado las grandes empresas están ahí alertas y expectantes de
que esto debe seguir así indefinidamente total, ¿quién carga sobre las espaldas de esa
deuda?, el pueblo argentino que en este momento tiene una deuda de casi 350.000
millones de dólares. El año que viene hay que pagar más de 20, en el 2021 otro tanto, y así
seguimos.
Cuando me dicen que no se puede, digo siempre lo mismo, el gobierno del Ecuador
en el año 2007 creó una Comisión de Auditoría de la Deuda, que yo integré, y cuando se
terminó la auditoría Correa dijo vamos a pagar lo que debamos pagar y no los fraudes.
Claro, la mayor parte de la deuda era un fraude descomunal. Tuvo la mala suerte de que
ningún país lo acompañó en esta campaña. Yo lo acompañé al presidente Correa a verlo a
Hugo Chávez a Venezuela, estuvimos con Evo Morales, con el presidente del Consejo de
Ministros de Cuba, con Manuel Zelaya, presidente de Honduras. Hubo visitas de ministros a
la Argentina y a Brasil y excepto solidaridad moral nada más que eso. Por eso que yo me
río cuando hablan de la solidaridad latinoamericana porque recuerdo las palabras de un
gran ministro de la Reina de Inglaterra que dijo: “los países no tienen solidaridades sino
tienen intereses”.
Esto quedó demostrado cabalmente cuando Ecuador, que es un país muy chico, es
diez veces más chico que la Argentina, le vende el 66 por ciento de su producción a los
Estados Unidos tuvo que negociar, y si bien pagó el 30 por ciento de lo que debía podía
haber hecho un cuestionamiento internacional apoyado por otros países sobre la base de
las pruebas que habíamos descubierto: presiones, amenazas, contratos absurdos, pero no
pudo hacer más de lo que hizo porque nadie quiso acompañarlo. Yo siempre digo lo mismo
porque en estos mitos, Venezuela, Cuba, es decir las realidades a veces son distintas y las
realidades son que ese país que pudo haber encabezado, o podían haberlo apoyado otros
países para hacer algo relevante, nadie quiso hacerlo. Y tanto no quisieron hacerlo que en
un documento que yo redacté y que terminé escribiendo en el Salón Ayacucho en el Palacio
Miraflores, ya reunidos todos los presidentes del ALBA, ahí se decía que en caso de que el
Ecuador sufriera algún tipo de represalia los países iban a apoyarlo, letra cuarta.
Esto es un resumen de montones de cosas que podría contarles, pero creo que es
suficiente para darse cuenta que la Argentina ante esta estructura, si no la cambia, no tiene
ninguna posibilidad.
Muchas gracias.

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