You are on page 1of 25
BATLLE, LOS ESTANCIEROS Y EL IMPERIO BRITANICO TOMO II UN DIALOGO DIFICIL 1903 - 1910 JOSE P. BARRAN BENJAMIN NAHUM EDICIONES DE LA BANDA ORIENTAL Capitulo | El Reformismo y sus aliados 1 — Caracterizacién El elenco politico que goberné al pais entre 1903 y 1915, dominado por la personalidad de José Batlle y Ordéfiez, cuestiond el orden eco- nomico y social del Uruguay del novecientos. Ese orden se basaba en el respeto a la propiedad privada, que englobaba al latifundio en Ja cam- pafla; la creencia en que el “progreso” del pais radicaba en el “creci- miento hacia afuera” mediante la explotacién de sus ventajas natura- les, lo que conducfa a la valoracién de la ganaderfa como destino mani- fiesto y al respeto del cardcter sactosanto de las inversiones brithnicas; Y, por fin, la creencia en que la marcha de la sociedad seria armoniosa si el Estado no intetviniera para proteger a los “débiles” frente a los “fuertes”, ya que la “debilidad” de ciertos grupos sociales slo era una condicién transitoria de sus integrantes, Cada uno de estos supuestos fue putsto en duda por la dirigencia politica mencionada, El movimiento obrero organizado por anarquistas y socialistas en Montevideo lanzo, por cierto, un grito de guerra total contra el orden vigente. Las voces de protesta del elenco politico eran menos airadas que las obreras, pero las “clases conservadoras” sabian que tenfan otra fuerza ya que partian del gobierno, es decir, de la forma més visible del poder en ese Uruguay todavia decimondnico. Fue ese elenco politico del novecientos el protagonista de lo que de ahora en adelante denominaremos "“reformismo”, es decir, la ten- dencia a promover el cambio mds o menos radical de los modelos eco- némicos, sociales y mentales daminantes sin tecurrir a la violencia Preferimos usar el término “reformismo” en lugar del habitual “bate llismo” por varias razones. En primer lugar, en todo el periodo a estudio (1903-1916) y mis todavia en el que se analiza en este tomo (1903-1910), el baclliamo no ww eta atin un partido politico organizado, con autoridades, lema Y programa; fampoco, a no ser en los afios finales (1914-16), un movimiento de masas. Los contemporineos a veces Hamaron “batllistas” a los seguidores del Presidente Batlle y Ordofiez en su primer periodo y a los que desea- ban su retorno en 1911, pero en el mismo y estrecho sentido. persona- lista que asumia el término cuando cada Presidente durante su periodo aglutinaba adhesiones y fidelidades, que se debian tanto a sus dotes de caudillo popular como al prestigio y Ia fuerza que cmanaban del puesto scupado. Ast hubo un “herretismo” bajo Julio Herrera y Obes y hasta un “cuestismo” bajo ta figura bien poco carismitica, por cierto, de Juan Lindolfo. Cuestas., Fue en. este limitadisimo sentido que Ilegé a auto- calificarse en 1910 como “batllista in’ partibus”, José Irureta Goyena, l Hider de: los, grandes estancieros, No podemos, en consecuencia, -acep- tar una denominacién que en este petiodo se presta a peligrosas con- fusiones y sobre todo a evocar equivocadamente un futuro (1914-16 a 1929) en que efectivamente el término "batllista” designaba no sdlo la fidelidad a un lider, sino también a un programa radical de cambios instrumentado por un partido bien diferenciado dentro del Coloradismo. En segundo lugar, los que vivieron y escribieron en 1905 6 1910, utilizaron. por Jo general cl término “rcformista” para designar a la co- Ftiente que luego se denominara, “batllista”. En Jos documentos analiza- dos, mensajes presidenciales, ministeriales, discursos parlamentarios y edi- toriales periodisticos, los seguidores de Batlle se Iamaron a si-mismos “teformistas” 0 “reformadores”, pretendiendo expresar con, ello la esen- cia misma de su nueva fe: el uso del aparato estatal para la promocién de una economia que nos tornara “independientes”, de una sociedad que fuera “justa”, de una culeura cientifica que nos liberara de “la esclavitud de Ja ignorancia’, todo ello dentro del respeto por el “estado de dere- cho” y sus reglas de juego, lo que impedia el recurso a la violencia re- volucionaria y a la vez identificaba al reformismo con Ia defensa de los derechos individuales, herencia que la mayoria de sus dirigentes no podia olvidar por haberse formado al calor de la lucha contra el santismo, En tercer lugar, el uso del término “reformismo” nos permite ubicar al batllismo como una mis de las muchas corrientes politicas europeas y americanas que busearon en Is primeras décadas del siglo XX eliminar Jas aristas mas crudas del “capitalismo salvaje" y resucitar el viejo anhelo de 1789 por una sociedad ideal, sin recurrir, empero, a los mismos mé- todos. » En Gran’ Bretafia, el Partido Liberal rejuvenecido en sus postulados 14 econémico-sociales por Lloyd George (1906-1914); en Francia, ln “Ro pliblica Radical” y su anticlecicalismo apasionado (1899-1910); en los Estados Unidos, el “progtesismo” de Teodoro Roosevelt (1901-1909) y la “misién moral” de Woodrow Wilson (1913-1921), en su lucha por disciplinar a los “grandes negocios”, crearon una atmostera mundial de tenovacién y cambio dentro de Ja cual se inscribfan tanto el radicalisine argentino de Hipdlito Irigoyen como el batllismo, nuestro “reformismo"; todos, sin embargo, con sus peculiaridades y hasta hondas divergenciuy, 2— La naturaleza politica del reformismo Podri parecer extrafio que ¢l reformismo cuestionara al orden es tablecido acsde el poder. En Ia tercera parte del Tomo I de esta obra hemos pretendido explicar Ja originalidad del sistema politico uruguayo que facilité la aparente anomalia. El elenco dirigente politico pudo desli- garse de la presion de las clases altas del pais por su control casi mono- polico del aparato gubernamental, lo que le permitié gozar de autonomia financiera y una seguridad en ¢l usufructo de su posicién privilegiada que ni siquicra los ricos terratenientes, vapuleados por las guetras civiles de! siglo XIX, habian logrado obtener. En tealidad, no era la primeta vez que el elenco politico discutia Jos supuestos del modelo. Como hemos estudiado en otro lugar @), la genetacion de politicos “civilistas” que sucedié al santismo en noviembre de 1886 y alcanz6 su predominio bajo la presidencia de Julio Herrera y Obes (1890-94), fue la que preparé el terreno a los reformistas del novecientos. No es casual, por cierto, que el lider de Ja reform, Batlle y Ordéfier, iniciara su carrera consustanciado con esa gencraciéa y sus problemas. De ellos, los més acuciantes eran: recuperar el gobierno de manos de la poderosa alianza clases conservadoras-militares, en auge bajo Lorenzo Latorre, y salvar a a nacién de la més peligrosa de sus. crisis econémicas, la de 1890. El gobierno de Lorenzo Latorre (1876-80) hizo sentir al clenco Politico ya casi profesionalizado el peligro del desplazatniento. La ideo- fogia liberal radical que habian ostentado esos politicos bajo el “princi- pismo” les habia hecho olvidar que las clases altas del Uruguay apetectan mas el orden que el respeto a la Constitucién. Latorre les demostré que el mantenimiento del orden era el sue Puesto para cualquier tipo de entendimiento o compromiso con las eles altas. Esa leccién no Ia olvidarian. Recuperado el conttol del gobierne en 1886, el equipo dirigente politico colorado se identified con la de 4 1 — El nicleo No intentaremos aqui la descripcién completa de la ideologia re- sino una caracterizacién global que enfatice los aspectos que n a entender Ja naturaleza del enfrentamiento que el reformismo con las clases conservadoras. 0 Ardao ha comprobado que una concepcién ética de la so- el derecho fue Ia base filosdfica del reformismo, al menos si eferimos a su personalidad descollante, Batlle y Orddfiez ®!). Una , en efecto, de sello tolstoiano, no catélico, en la que el hombre centro de una obsesién a veces hedonista, sin que nada, y menos titucién, lo trascendiera; imbuida de “cierta piedad difusa, casi a” hacia el ser débil, fuera de la natutalera que fuera (humana 1), hallérase dénde se hallare (en el Uruguay o en resto del vertebrada por una “concepcién romdntico-andrquica-naturalista, alo Ibsen, del individuo y las constrncciones sociales”, al decir s Real de Aziia %*), ideologia, entonces, finisecular, alimentada en el pensamiento edista, la creencia en el progreso indefinido a través de la cien- difusién de la educacién, y el rechazo del “prejuicio” religioso factor explicativo del mundo y el hombre. El reformismo se pens mismo y se vio como un hijo de la “Gran Revolucién”, y es éste, cierto, uno de los tantos puntos de contacto que tiene con el con- neo Partido Radical-Socialista francés. Dira “El Dia” en 1905, de un sugestivo editorial en que compara “las huelgas obreras” on el movimiento de 1789: "La revolucién francesa, esa grande y deslumbrante explosién que mdia no sdlo a la reivindicacién politica sino a ka reivindicacidn sootal | género bumano, se excedié en ciertos momentos hasta et deiborle, — iia Lane Por qué? Porque fue un estallido de fuerzas populares {...} largos si- glos oprimidas {...} porque operé por medio de la reaccién violenta {...} lo que bubo de operarse por medio de la evolucién lenta y tran- quila; porque encontré vallas y obstinaciones en la realeza y. el clera, en lugar de hallar concesiones generosas y espontdneos desprendimien- ee a Pero no busquemos tanto filiaciones o influencias, que de seguro existieton dado el cuidado con que nuestra elite politica seguia todo Jo ocurrido en la “tinica” reptiblica europea, Mas importante es adyertir que el reformismo fue sobre todo una postura vital, un sentirse los aban- derados de cierta concepcidn racional y ética del mundo y no meramente Jos sostenedores de un programa politico. Ese tono de “cruzada” que a veces alcanzé la prédica reformista —intolerante y moralista— se alimen- taba Beer bamcase en esta convicciéa, conviccién que Je otorgé al moyi- miento fuerza singular, la que poseen los “iniciados” en un misterio que deben contar al mundo para cambiarlo. El micleo del mensaje no ofrece dudas: la organizacién social, eco- némica y politica debe garantizar a cada individuo las mismas oportuni- dades de clevarse en Ja escala social, dependiendo luego todo del “mérito” personal; concebido como suma de virtudes intelectuales, ya que el talento eta Jo tinico que debfa diferenciar a los hombres entre si. Fl segundo postulado incorpora Ia novedad: la “Gran Revolucién” ha dejado resabios que se oponen a la igualdad: el desnivel econdmico entre los ciudadanos y el mantenimiento de la educacién como privilegio de minorias. El Estado serd la herramienta niveladora que testablecer4 Ja igualdad natural. Concebido como el representante de toda Ja sociedad, inclinaré Ja balanza del lado del débil cuando la estructura econdémica, social o cultural haya colocado el fiel del lado de los fuertes, los privi- legiados, los menos. El Estado deberé ser (y podra ser) el corrector de la injusticia, no tiene por qué seguir necesariamente representando a los grupos dominantes. Para ello abandonara su viejo papel de “juez y gen- darme” e intervendri directamente en la economia y Ja sociedad, Esta concepcién duri origen a la ampliacién de los fines del Estado, criterio comun er Ja Europa “progresista” de la época, segtin el cual los servicios piblicos no podfan quedar en manos de la empresa privada. Dird José Serrato en el Senado de 1909: "Las funciones econémicas y sociales de los Estados modernos se ham desarrollado ampliamente, en forma casi inesperada en los siltimos tiempos, y esto, a medida que las funciones politicas y religiosas dismi- nuian como consecuencia de la ignaldad y de la libertad de conciencia 40 nilos los ciudadanos {...} Bastaria hacer una rdpida referencia {...} lunnas de las leyes que se han dictado en Inglaterra y en los demds tivilizados del mundo, para demosirar que esa funcién econdmica se ejerce hoy casi sin limitacién alguna. Citaré {...} lat instruc whligatoria, lus leyes que obligan a la vacuna, las leyes obreras de flucion general del trabajo {...} del trabajo de la mujer y de los del salario minimo, las leyes de primas a la produccién y a la icidn; las primas a la navegacion; la instruccién superior y la pro- » (oa) 2 — Reforma, no revolucion "Hi Estado reformista no pretendia destruir el sistema sino sus ¢x- ste postulado aplicado a Ja concreta realidad uruguaya, tenia, 0, sus bemoles, ya que los excesos parecian constituir parte del De cualquier manera, el reformismo quiso poner distancia entre las ideologias revolucionarias del novecientos, Mucho fue dicho con le separarse de ellas. Esto se debié a dos factores cuyos respectivos Ws es dificil medir con exactitud: la propia conviccién de ser “obre- is” y no “socialistas”, y la necesidad de tranquilizar a las clases con- tesis del materialismo histérico fueron condenadas expresamente Dia” en 1906, tanto si provenfan del confuso cerebro del estan- os Reyles como del mas peligroso de Marx: se quiere proclamar al factor econdmico como la tinica fuerza imprimir direccién progresista a la sociedad, con prescindencia de todos los otros factores, del factor moral, del factor politico, lor filosdfico y hasta del factor religioso, que en realidad repre. n los principios superiores que orientan la marcha de la personali- Ja dignifican {...} Los intereses econdmicos son a nuestro en- ider elementos de primera fuerza en el vitalismo complicado de la id, pero na son los tinicos; mds atin, muy a menudo de elementos inantes se twansforman en elementos determinados y entonces su se subordina a los intereses morales 0 a factores politicos {...} re nosotros mismos tenemos el ejemplo reciente: la buena politica elertas circunsancias puede por si sola transformar la faz completa wna poeess: no debe por lo tanto preconizarse ol desdén de la poll 2? (55), La frase final debid, por cierto, ser hondamente sentida por este neo de hombres que habia convertido a Ia politica en wn furan de al ———— Lr naturaleza muy peculiar en el pais, muy dificil de entender como un me- 10 epifendmeno cuando se Ja vivia como lo determinante. La lucha de clases era un hecho que podia ser eliminado sin modi- ficar €l supuesto de la propiedad privada de los medios de produccién. Las reformas econémicas y sociales aplicadas por el Estado seformista conducirian, segin los jévenes batllistas de 1905, a un “...estado social qe no es un sueto, (en que} todos coadyuvardn al mismo fin, y unidos el capital y el trabajo se afanarén porque la produccién se eleve; pues cuanto mds se obtenga, mds interés tendré el capital, mds alto sera el salario. La sociedad serd una verdadera colmena donde los zdnganos no tendrin cabida, pues el rico, si quiere conservar sm capital, tendré que trabajar y preocuparse del bienestar general, no como actualmente, que las grandes fortunas de los que nada producen, pero consumen, creccn cuanto mds catdstrofes afligen a la humanidad’. Las clases conservadoras no tenfan por qué alarmarse demasiado, un mensaje se escribié especialmente para ellas: “No reciban, pues, con re- eelo estas ideas los hombres de dinero. Nosotros no vamos contra ellos. A natie queremo: arrebutarle el frnto de su trabajo...' (3). Para “El Dia”, los estancieros incluso debian esperar yentajas eco- nomicas del fraccionamiento de sus tierras mediante Ia expropiacién y ta colonizacién. Los términos en que se entablara el dificil didlogo con Jas clases propietatias tendrian que elegirse con cuidado; no era “una lu- cha” contra el latifundio lo que preconizaba el reformismo (y parectan creer ciertos extremistas dentro del movimiento), sino una tarea de on- yencimiento, Claro que si ella fracasaba, el Estado actuaria “pero sin me- woscabo de intereses legitimos". Editorializé en 1909 en términos que valen la larga transcripcién por su singular mezcla de clogios y amena- 44S, razones para tranqnilizar y otras Para inquietar: "La lucha contra los grandes latifundios, 0 por lo menos contra a forma primitiva y tinica de explotacién, hay que entablarla en un dia mds 0 menos distante ) cuanto mas antes mejor {...} La palabra lucha tal vex no sea la mds apropiada ya que nosotros no aspiramos ni propi- ciamos nada que importe la ruina de nadie, ni siquiera el menoscabo de intereses leghtimas, Lo que nosotros no queremos es que los grandes pro- pietarios entendiendo muy mal sus Propios interoses sigan perjudicando Sravemente los intereses nacionales (...} La diversidad del medio nos importaria poco com tal que los vieramos francamente orientados hacia el fin que perseguimos. Por eso hemos aplaudido cuantos fraccionamien- tos de campo se han llevado a la prdctica {...} Por eso alentamos a quit quiera que estando en bosesion de crecidos bienes tiende a acrecentarlos 42 noo por la menos evolucionando francamente hacia los circulos riores de la ganaderia misma. Pero como wna u otra clase de inicia. Wi se produce con wna desesperante lentitud {...} pedimos el concurso # (os Poderes Piblicos para que con leyes inteligentes y un poco coer- Hus se estimule la modorra de los inertes {... }y se les obligue a corse mds, pero a condiciin de que hagan circular un poco de | tiqueza entre los que tienen el perfecto derecho de ver utilizadas y eradas sus energias” °?, En todas las dlases sociales habia hombres de buena y mala volun: individuo no tenia determinada su conciencia por su posiciéa jul sino que su conciencia seguia el camino del bien colectivo cuan- em despertada. Este razonamiento evitaba que se tuviera que securrir ¢ a la coercién para modificar el orden establecido: bastaba a ve- lifundir, con argumentos sazonables, la necesidad del cambio y hasta neficiarios del modelo terminarian aceptando las reformas. Dijo "El ett 1908 sobre el problema rural: i "Una buena propaganda, una propaganda franca y persistente sobre leesidad de dividir la tierra y la necesidad de hacer en parte agri- mt, podria producir efectos saludables, sobre todo en estos momentos el mal se palpa y muchos grandes propietarios comienzan a sen- | necesidad de realizar algin esfuerzo en bien de los intereses gene- n or lo general no se cafa en ingenuidades. A continuacién invas. dificiades de ".. conseguir que los grandes bacenda- en iniciativas en este sentido, ya que la industria ganadera les dando resultados sobresalientes, y desde que el interés ba sido y d por mucho tiempo, tal vez por siempre, el propulsor principalisimo W actividades humanas {...} si eso llegara a ponerse en evidencia, del caso pedirle algtin sacrificio a aquella industria demasiado flo- ile, wm sacrificio pequeno, pero que la empujase a un cambio fed resultar esto incémodo para algtin ganadero, pero no seria por 0 el primer caso en que seria necesario incomodar ligeramente aun para alcanzar beneficios superiores de interés general. De abi que la iniciativa privada se hiciera esperar demasiado —como es de te- que se haga esperar— nosotros no vacilaremos en prestigiar y g08 loyes de fomento agricola, leyes de las Namadas pobladoras,.. (8), em a Hasta dénde debian ir los cambios y con qué métodos serian im: a. José Serrato en abril de 1905 marcé objetivos; concluir con 43 “el feudalismo, dueno y monopolizador de la tierta’, y “la nueva pluto- eracte 0 sea el capital”, pero la".. .reforma {...} no podria llegar a con- mover la base em que se asienta la sociedad politica y econdmica, Ten- drd necesariamente que reconocerse como asiento sélido y formal de esa reforma, el de la propiedad privada, pero con las limitaciones y cargas que impongan el interés general del Estado”, (°°), El reformismo se vid a si mismo como un “socialismo de estado”. tan respetuoso de la propiedad privada como consciente de las limita- ciones de ese derecho, tan dispuesto al cambio como a promoverlo sdlo por medio de “la evolucién” pacifica. Fundamenté José Serrato el pro- yecto de estatizacién de los scguros en 1911 en estos términos: “Sb por socialismo se entiende el mejoramiento de las clases obre- 1a; 9 irabajadoras, tendiendo a elevar su cultura, sus medios de existen- cia y su dignidad humana, si se entiende también eb procurar a la so- ciedad una distribucion mds racional de la riqueza, si por socialismo se entiende defender y buscar de mejorar ese valor econdmico que se Wanta hombre, y sin el cual no hay progresos ni adelantos, en ese caso este pro- yecto es netamente socialista; pero si por socialista, 0 por aspiracién so- cidlista inmediata se entiende la desaparicién de la propiedad individual, 4¥ por soctalismo se entiende la apropiacién de todos los medios de pro- duccién, yo digo entonces que este proyecto no ha sido inspirado en las ideas de esa escuela”, \), Octavio Moraté, otro financista de nota en el movimiento, expresd €n 1912: "Por socialismo de Estado debe entenderse la politica econémi- ca y financiera desarrollada con el fin de introducir ideas de reforma social en la orgamizacion del Estado, sin conmover y sin modificar fun- damentalmente las instituciones legales y politicas. En vex de ir a la con- quista de lis reivindicaciones sociales por medio de la revoluctén, que pugna por arrasar los fundamentos de la sociedad actual, el “socialivmo de Estado” tiende a dar satisfaccién a aquellas reivindicaciones por me- dia de la evoluciin {...} mientras que el socialismo como doctrina eco= nomica, significa la apropiacién social de todos los medios de produc- cidn, migninas e instrumentos, etc.”, (8). @Seria, entonces, lo que los economistas hoy en dia llaman un ca- pitalismo dirigido © capitalismo de Estado?. No os apresuremos a cla- sificar lo que es mas complejo de lo que parece. Tengamos, eso si, en cuenta, que estas definiciones fueron hechas ante el temor manifestado por las clases conservadoras y los inversores extranjeros. Serrato lo dijo con cietta ironia ese afio al referirse otra yez al proyecto que estatizaba los seguros: - 44 "Decir que este proyecto es un proyecto netamente socialista es co- mneiarles [a las clases conservadoras} el principio de la revolucién , con todas sus oscuras, confusas y compleja: conclusiones que los mre de Gobierno tampoco pueden aceptar”. ), Ein efecto, oi el proyecto, ni el gobierno, ni en particular su Mi- yo de Hacienda, querian tener nada que ver con el socialismo, Pero § conservadoras igual lo intuian. La vertiende jacobina y liber- fli del reformismo, que existia, como a continuacién observaremos, las 3 — La vertiente jacobino-libertaria ‘a vertiente jacobino-libertaria fue el elemento més original de Ja y la actitud reformista, la que diferencié realmente al movimien- uruguayo de cualquier otro similar en América Latina. Este aspecto tetormismo derivaba de un Mevar a los exttemos, un desarrollar 16- ente, ciertos principios contenidos en Ja formulacién inicial del ipo doctrinario. Lo “impropio” de este rasgo reformista a los ojos de § conservadoras y aun de muchas capas medias “prudentes’, lo tornaba “inquietante”, era el tufillo anarquista que despedia. propaganda anticlerical de “El Dia” en estos afios no se diferen- yormente de la habitual en los periddicos libertarios mas violen- tiono exaltado, la burla de los dogmas y las mas altas personalida- le 1a Iglesia —como el Papa—, y la deouncia de las “irregularida- en Ja vida privada de los sacerdotes, eran exactamente iguales a las panfletos anarquistas. ae mbién “El Dia” acogia escritos y conferencias de socialistas y as con tal frecuencia que terminaban confundiéndose con Ja pro- especifica del reformismo. La “abolicién de la propiedad priva- ende [la] eliminacién completa del derecho de herencia; la su- Win del Estado; la disolucion del Ejército” y, como sostenia el caté- ) “El Bien” en noviembre de 1910, “todos los demds descabellados In- ei comunes del anarquismo”, eran alimento comin del lector de “El "en el novecientos. El jacobinismo libertario de “El Dia” convertia al reformismo en “etimulo de barbaridades”, en el sentir de la opinién medida y cir- in a de los hombres del “justo medio”. Asf pensarin, en mezcla » revelaba afinidades, los coloradas tradicionalistas, los colorados avan- los pero prudentes —Pedro Manini Rios—, los blancos de origen pa- 0 —Luis Alberto de Herrera—, y los intelectuales que rendian cule B a Ia belleza de la forma y se sentian heridos por el tono “populache- 45 to” y la “excitacién de las mas desenfrenadas pasiones demogégicas”, al decir del articulista de "El Bien” en 1910, y al sentir de José Enrique Rodd, por ejemplo. (%*). La influencia del anarquismo en Batlle y del batllismo en el anar- quismo uruguayo fueron notorias para los contemporineos, un tanto de- sasosegados por el especticulo de estas simpatias del gobierno hacia los que predicaban Ja destruccién del Estado como institucién. El historiador Carlos M. Rama ha comprobado que: “...centenares de militanies, in- duso de primera linea del sindicalismo, el socialisma y especialmente c! anarquismo, se incorporaron a los partidarios de Batlle {...} De todos los sectores sociales de principios de siglo ninguno dio tantos elementos al Batllismo como el anarquismo. Si se toma la némina de los intelec- tuales libertarios de los primeros anos del siglo, se aprecia que 10 aftos mas tarde casi todos han pasado a@ la actuacién politica activa, incluso como dirigentes batllistas...” (*) El reformismo radical, de su lado, acogié, m4s como postura vital que como programa, planteos que provenian del anarquismo italo-espafiol, en particular el identificar a los grandes enemigos del “progteso social” y el avance de “la cultura” con Ia Iglesia y el Ejérciro. Ta afirmacién de la libertad individual como valor supremo, que nace con el Iuminismo, es proclamada por Ja Revolucién Francesa, limi- tada a Ja burguesfa por el liberalismo, y extendida a todos los hombres por el anarquismo, fue recogida por el reformismo. Este, al acentuar a ve- cés st Oposicién al principio de autoridad cuyos méximos exponentes veia en el Estado y Ja Iglesia Catélica, recordaba a los defensores extremos del individualismo, Jos anatquistas rusos, italianos y espaiioles. Tas posiciones anarquistas hallaron en Batlle un terreno abonado por su lucha juyenil contra el santismo y su desconfianza al ejército por la actitud hostil de la mayorfa de la oficialidad a su gestién de gobierno. En la masa reformista, esa identificacién del enemigo con el cura, el militar, el capivalista y el latifundista, olfa de lejos a una creencia generalizada en el novecientos entre los sectores populares montevideanos, creencia alen- tada por los inmigrantes “rebeldes", la permanente propaganda anarquista y la experiencia vivida cuando las buelgas eran reprimidas. Por todo ello, "El Dia” dejaba estampar articulos explosivos, como uno de 1911 en que se denunciaban como aberraciones lo que todo mi- litar consideraba virtudes. ("), Ia Iglesia y los “curitas" recibian un tratamiento més hostil si cabe. Ya en 1895, cuando el gobierno de Idiarte Borda buscaba obtener Ja creacién del Arzobispado, Batlle se refirié al tema en términos un tan- 46 nites: "Sobre este recargo del presupuesto probablemente no ha wl seftor Idiarte Borda, El no sabe lo que es ocharle cuentas a un pals como el nuestro un arzobispo y dos obispos. Hay que pagare vada uno de estos sefiores sueldos enormes, que darles buena cuss os, ayudantes de todo género, nuevas curias. Después hay que Wirles que por abi fabriquen nuevos seminarios y que nos llenen de curitas. Por iltimo babré que consentirle al setior arzobispo i tube qué derroches...” (87), indo en 1914,'“La Liga de Damas Catdlicas” lanzé la iniciativa itonizar el Sagrado Corazén de Jestis” en todos los hogares, "como de extender el reinado de Jesucristo en el Uruguay”, “El Dia’ | "la ciencia conoce el bacilo religioso y conoce también el medio d: Witt a la humanidad una perfecta inmunidad. El embrutecimiento me- ¢l fanatismo religioso y la supersticion clerical estd neutralizado luz de las escuelas laicas. Pronto liquidaremos el ditimo vinculo ql Bitado y Ia Iglesia para asegurar de este modo la grandena de dy la familia, comprometida por la accién funesta de los que, thera catdlico, abominan de las dignidades familiares sdlo se im de la sociedad para oprimirla y explotarla, Nuestro pueblo acerca de la farsa clerical, se ha redimido del yugo de los vie- ue, (8). ia 1915 comenzaron a aparecer en “El Dia” fotos del carnaval Nes disfrazados de frailes, al lado de risuefias sefioritas, con ird- debajo. (®). jacobinismo libertario condujo también al reformismo a Ia apo- los agitadores” en medio del estupor del resto de la prensa y ra decidido, “jes demasiade!”, lanzado por Jas clases conservado- Principio, la defensa de los anarquistas extranjeros que formaban ides de Resistencia obreras —porque de ellos se trataba—, se 6 con la de"...Jos preceptos constitucionales que tutelan todas ones, todas las propagandas, mientras ellas no ataquen alin ) fundamental de orden publico o no atenten claramente contra de terceros. Y la libertad igual para todos es un bien que ha demasiado caro para que, donde se tiene la suerte de poseerlo id mayor plenitud, se pugne por cercenarlo”.(*) en “El Dia”, la defensa de lo “extranjero” iba mis alld, Fo su siempre hubo un tono internacionalista, una’ exclusién consclen> toda manifestacién de nacionalismo estrecho, irracional, Ello lo em- it otra vez con las posturas vitales anarquistas que ponian énfasis a7 een te en el individuo y la humanidad y negaban cardcter sagrado a la “patria”. Ademés los agitadores fueron clogiados por representar las ideas nuevas, ",..ideas que por mds perturbadoras que parezcan en un mo- mento dado, pueden fructificar en un porvenir mds 0 menos lejano, em- pujadas y propagadas por los agitadores”. La visiéa de la historia como un perpetuo cambio hacia el mayor conecimiento y la felicidad humana era intelectualmente revolucionaria; justificaba, en nombre del progreso y la libertad, a todas las “agitaciones”. Tas ideas que en un principio parecian extremas y “raras”, al generali- zarse y construirse con ellas un nuevo orden, se volvian caducas hasta que inevitablemente otro principio minaba lo que a su vez se habia con- vertido en un obstéculo al progreso. En junio de 1905 “El Dia” fue preciso: "...por regla general, todas lus ideas nuevas, las grandes ideas nue- vas de todos los tiempos, han sido lanzadas a la vida y han sido propa- gadas por los agitadores. Fl gran Sécrates parecib, sin duda, para los grie- 805, un terrible agitador, desde que lo obligaron a beber la ctcuta. El mis- mo Jess, que después fue un Dios, y que todavia sigue siéndolo para una buena parte de la gente, no fue en su tiempo mds que un atrevido agitador! Los que en la Edad Media reaccionaron contra los avances deb catolicismo dando origen a la Reforma, fueron agitadores. Y agitadores son 9 serin en todas partes los que se levantan contra el criterio domi- nante pata sefialar rumbos nuevos. Por eso son agitadores los patriotas de Rusia que se sacrifican Iuchando contra el absolutismo del Czar! ;Por 50 son agitadores en los pueblos mondrquicos, los simples republicanos militantes! Por eso, en las mismas repiblicas, son todavia agitadores aque- llos vadicales que entreveen campos mds amplios y mds fecundos para la actividad humana de los que ofrece la misma Repiiblica’. La referencia a la revolucién rusa de 1905 no podia ser mas des- Bracinda ante la ya alerta mirada conservadora. La peligrosidad de estos Pprincipios para cualquier orden social que se deseara inalterable queda demostrada en este otto enunciado: "Dejemos, pues, a los agitadores que se agiten y agiten mientras su actividad no talga del campo del derecho! Dejomos que sus ideas, pot atrevidas que nos parezcan, circulen y se propaguen y se discutan, que de la discusiin de las ideas siempre ha brotado la luz que ba alumbrado el porvenir de todos los pueblos! No nos alarmen las exageraciones de doctrina, porque dentro de las mayores exageraciones suelen encontrarse principios de verdad que pueden ser fuentes de grandes bienes! No se olvide que las grandes conquistas hoy alcanzadas han sido consagradas como grandes absurdos en los largos siglos pasados!”(), 48 Ei ‘cformismo contuvo, en potencia, una rebeldia contra el modelo @nte que iba més alla del enjuiciamiento a su estructura econémica y Tal. Las ideas “recibidas” por la sociedad tradicional y sus clases altas On puestas en tela de juicio y a menudo sustituidas por otras —no “recibidas", tal vez— pero en medios diametralmente opuestos, eta el tinico tribunal ante el cual se inclinaban los reformis- | tidicales. Ello los condujo a menudo al extremismo ideolégico, a un fewlismo” capaz de asustar a las clases conservadoras tanto como los iW concretos proyectos de estatizacién. Domingo Arena, al defender en de 1906 la abolicién de la pena de muerte, sostuyo que siendo Ja ‘humana el supremo valor, era inconcebible no aplicar el principio ‘tempos de guerra y seguir fusilando a los espias. El didlogo que trans- ihiremos es un buen ejemplo de la tensién entre el “idealismo” refor- y el “realismo” de que hacian gala los defensores del sistema: . Arena...5i dejamos establecido que la pena dé muerte pueda fe en tiempo de guerra, es sencillamente dar carta blanca a los de division, a los jefes de ejército para que puedan hacer verda- uitrocidades; y eso no podemos tolerarlo los abolicionistas... » Lacoste. Ponga el caso de un ejército que no fusile a los espias. r. Arena. ¢Y por qué ha de fusilar a los espias? i. Lacoste. Ponga ef ejemplo de un solo ejércite que no fusile a Arena. Serd porque esos ejércitos no estdn bastante adelantados; senor diputado no podré negar que es una gran crueldad fusilar , desde que la mayor parte de las veces un espia es un patrio; del pais enemigo y en vez de fusilarlo, habria que rodearlo de ores consideraciones posibles, . Rodriguez (Don G. L.). ;Darle una condecoracién!” CP). * # @ yveta jacobina, este “verbalismo” revolucionario, sincero, empe- veces plasm6 en ataques concretos al orden establecido por tuna cosa fue “El Dia” y otra —mis “mesurada” y “prudente”— 'y su gabinete. Peto ocutria también que a veces el Batlle presi- sulia a escribir en “El Dia”, con un seud6nimo, lo que no se atte. ‘stampar cn sus Mensajes al Parlamento. El tono jacobino era el del reformismo. Ese ropaje cumplié dos funciones; por un lado, jacobina y libertaria actué como el gran aglutinador entre el politico reformista y parte importante de la masa popular mone a9 tevideana; por el otro, los “excesos” doctrinarios asustaron a las clas s conservadoras) tanto o més que los circunspectos actos de gobierno. Es probable que|ésta haya sido, por qué no?, una ideologia “pe- quefio burguesa”, pero los ricos sintieron en algdn momento el presen- timiento del diablo, de la “tempestad populachera”, al decir del érgano petiodistico catélico en noviembre de 1910. 50 T jo EY trescien de la ideologia conservadora 1 — La formacién del mito ruralista Asi como hemos sefialado el origen de muchas ideas del reformismo en la década del Civilismo del 80, asi también debemos consignar que el nticleo de Ja ideologia conservadora se halla en esos mismos afios 4 fue elaborado por Ja clase alta rural, sector social que el Civilismo cri- ticd y obligé a defenderse. Partiendo del hecho real —y eso era lo que daba fuerza a su pré- dica— de que la ganaderia era la base de Ja riqueza nacional, engloba- ron en su defensa a su propio grupo y a la propiedad privada de la tierra, que este sector monopolizaba en el campo. El Civilismo, y el reformismo de este perfodo, creyeron en las equivalencias ganaderia—despoblacion=barbarie y agricultura=densida- des altas=civilizacién. Ello fue aprovechado por los estancietos para sostener que la condena de Ja actividad econdémica basica de la nacién —ta ganaderia— invalidaba, por utépicas y absurdas, todas las dems criticas al orden vigente. Asi como el Civilismo y el reformismo deriva- ban del “mal” de la ganaderia extensiva el ataque al latifundio, los estan- cietos derivaron de Ja ganaderfa, identificada con el “bien”, la justifica- cidn de la forma que asumfa en el pais la propiedad privada. Estas confusiones conceptuales tuvieron importantes consecuencias. Defendiendo a Ja actividad que habia probado una y mil veces su viabilidad econdmica en el Uruguay, los estancieros se identificaron con Ja ganaderia y buscaron defenderse a si mismos. Civilistas y reformistas, al identificarse con Ja agricultura, vincularon Ja suerte de sus movimien- tos a la defensa de una actividad econédmica que en el Uruguay tenfa mala fama por sus resultados azarosos. El brillo y los triunfos de la ga- naderfa recayeron sobre los hacendados; la opacidad y las frustraciones que conllevaba la agricultura, sobre civilistas y reformistas. 1 Los estancieros también lograron identificarse con el “ser nacio- nal” y la tradicién histérica del pafs, intimamente ligados a la actividad 220 Bunadert, y obligaron a sus adversarios —civilistas y xeformistas— a parecer como sostenedores de lo "forineo” y lo “extranjerizante”, Ja agricultura. Desde esta dptica, los ateques a lt clase alta rural se converti. tian a la vez en absurdos econdmicos y crimenes de lesa patria pues de @sa clase dependia la viabilidad y la continuidad de la nacién. En el periodo que ahora analizamos, la clase alta rural amplié y defini ain mas su ideologfa, como se puede comprobar en las miulti- ples publicaciones de Carlos Reyles y José Irureta Goyena, los hombres de mayor estatura intelectual del sector y responsables de su mejor Glaborada doctrina. Carlos Reyles leg incluso a la formulacién de un verdadero “mito ruralista”, con “héroes” y “villanos” contrapuestos para mejor resaltar las virtudes de los primeros, ¢Quiénes eran los “héroes”: "los wabajadores rurales”, aclarando que é1 los identifica con los es- tancieros: “Ha legado el momento de que su vor se escuche 4 de que deje de ser una clase explotada para ser una clase directora. Ninguna otra del pais tiene tantos derechos para imponer su ideal, porque nin- guna se ha mostrado tan generosa y tan esforzada, ni tan valiente para combuatir las fuerzas destructoras de la naturaleza y de los hombres. Su _existencia ha sido un heroico cuerpo « ewerpo contra la fatalidad..." Los “villanos” eran “Jas clases productoras de la Capital, de las villas 9 de ios pueblos {que}, apocadas y cnvilecidar por la supersticién politica vivian de especulaciones modestas, 0 de sérdidas economias, 0 de torpes sera: . .”0988), Esta divisién de la sociedad en clases era totalmente opuesta a la que manejaban el reformismo y las filosofias extremas. Los “explotados” fio eran los obreros, eran los estancieros y sus peonadas; los explotadores ‘Mo eran los “patrones”, eran grupos "parasitarios” de las ciudades, yen “un primer plano, “politicos” y “especuladores”, : He aqui la creacién del mito conservador que debia servir para ‘Contraponerlo a su terrible contrario, el que atemorizaba a las clases altas “del novecientos, el formulado por el. socialismo y el anarquismo, con- ctetado por la Comuna de Paris en 1871 y recién revivido en 1905 por 4a revolucién “social” acaccida en la Rusia zarista. Habia que transformarse de acusado en acusador y dar vuelta los ‘@rgumentos del contrario: el mundo no se dividia en “fuertes” y "dé Biles", “burguesia” y “proletariado”, sino en “clases productoras” y "pari- ‘sitarias’. Las primeras estaban integradas por todos los que maa obreros, peones, estancieros, industriales; las segundas, sobre todo por los “politicos” y los “especuladores”. El nuevo mito, de hacer carne en li so- ‘ciedad, permitiria a Jos estancieros —que lo formulabao— hermanarse 221 = ton los demas “trabajadores”, liderarlos, y mostrar como enemigo comin de todos al reformismo, micleo de los “politicos parasitarios”. No habia por qué tener “mala conciencia” y sentarse uno mismo en ¢l banquillo de los acusados: las “clases productoras” poseian el rol esen- cial en la nacién, eran su fundamento, y Ja riqueza de que gozaban un premio a sus esfuerzos asi como el comin denominador de todas las ambiciones legitimas. Se debia proclamar con orgullo el pertenecer a las “clases conservadoras” de la sociedad, como Jo hacfa “El Siglo” en 1909 defendiendo el punto de vist de los estancieros en favor de la co- lonizicién espontinea: "sOne hay en esto una tendencia conservadora? Es verdad, pero a nosotros no nos humilla ni nos asusta el calificativo de comservadores....” °°) Esta manera explicita de autocalificarse de “conservadores” y “he- toicos”, ¢s la manifestacién mas clara de su confianza en si mismos, del conyencimiento de que debfan ser intocables en su posicién social por- que se identificaban con Ia actividad econémica que daba vida al pais: la ganaderia. Cuando comenzé el desafio reformista en la prensa y los circulos de gobierno, los estancieros fueron registrando. las criticas y armando las defensas del sector, Desde su punto de vista el lenguaje del adversario era violento y hacia presumir que se quisieran Jlevar a Ja practica pro- yectos peligrosos. "El Siglo” fue pautando esa inquictud. Observemos. Dijo en abril de 1909 que habia “espiritus samplissas {...} que abordaban la gran cuestién econémica de la distribucién de la tierra y de la evolucion industrial sentando estas dos verdades que résultan para ellos otros tantos dogmas: el fraccionamiento de la propiedad en un progreso; la sustituctén de la industria ganadera por la agricultura, otro _ progreso. De aqui la santidad de un verdadero malén contra la gran propiedad y contra la ganaderia”. Fstaba por desatarse una “guerra san- ta contra los latifundios’ ®), En julio, se refirié a “la cruzada contra los latifundios, que algunos pretenden realizar en forma capaz de encender entre nosotros la guerra de clases! 59), En setiembre anoté: “he grave cuestidn de los latijundios {...} se agita {...} con acritud lamentable, que bien podria {...) encender en el pais la guerra de clases. Esa denuncia permanente de la existencia de grandes extensiones de tierra que acaparan los capitalistas, mientras el pobre y honesto trabajador rural tiene que abandonar el hogar y perder sus medios de vida para buscar en tierra extratia el asilo y el pan que lt propia le niega, parece un eco de aquel grito de “Guerra a los ricos” 222 que no se ha oido una sola vex en la vida de la humanidad sin desen- tadonar furiosas tempestades, Ese cuadro {...} envenena el espiritu de las tlases pobres, sehalandoles como un fin loable de sus esfueraos el avalto de las vastas posesiones de los ricos. Surge la idea de obtener por medios | Wiolentos lo que serd el resultado del proceso evolutivo de la sociedad ') se piensa en medidas econémicas que disimulan verdaderas confircu- taciones” ), Ta clase alta rural y su portavoz periodistico reaccionaron con te- mor, Comenzaron a tomar distancias y a medir a sus adversarios, éHarian ‘Jo que decian, © eran s6lo palabras? i En Ja duda, la mejor posicién era la de empezar a organizarse para ‘frenarlos. Esa organizacion debfa hacerse en dos frentes: Ia elaboracién de tina coherente ideologia ‘rural, y la bisqueda de instituciones repre- ‘fentativas, ambas adaptadas a las nuevas circunstancias, y peligros. 2 — Los niicleos de la ideologia a) La “economia natural”. En otro lugar hemos analizado este pensamiento bajo la forma que le dio la Asociacién Rural en sus primeros afios de actividad, 1871-1885.(*) estructura Iégica fue simple: la campafia era la tinica fuente pro- jora del pafs; dentro de la campafia la base de la riqueza era la ga- haderia; por lo tanto, quienes Ja protagonizaban —los estancieros— cons- an el sector social relevante. El Estado debia respaldar a los ganaderos apoyandolos en todo lo qe pidieran (comunicaciones, crédito, educacién técnica) y no interfi- riende en cl desarrollo de la economia, identificado con el progreso de | ganaderia. El liberalismo de fa clase alta rural se basaba en la con- in de que existia un orden o armonia “natural” que nadie, y me- el Estado, debia perturbar. Defender ese “orden”, hacer depender el mbio de la “evolucién”, significaba condenar roda alteracién del statu por absurda y utdpica. Se trataba de sacralizar lo existente para vol- intocable (la ganaderia como destino nacional, la propiedad priva- y prescrvar asi la existencia de un grupo dominante, Tas afirmaciones ideolégicas de 1a clase alta rural eran axiométicas, " pretendian reflejar evidencias, y mezclaban deliberadamente lo “objeti- yo" —derivado siempre, empero, de cierta forma de mirar ly realidad— ton Io subjetivo, lo derivado del deseo de imponer sus intereses: el pals (*) “Historia Rural det Uruguay Moderno", tomo 1, pp. 369 y Wn 223 eri ganadero por causas naturales (suelo, clima) y no podria ser agri- cola por lo mismo; Ja invervencién del Estado en la economia era ne- fasta ya que sdlo la “evolucién natural” podfa curar los males que ella causaba; el latifundio desapareceria por las leyes de Ia herencia y los cambios econdémicos, y en realidad ya estaba desapareciendo; zacaso las grandes propiedades del novecientos no eran mas pequefias que las del period. colonial? Los ejemplos mds clatos de esta ideologia convertida en cientifica teoria econémica aparecen en los escritos de José Irureta Goyena. A titulo per- sonal 0 como Presidente de la Asociacién Rural, encabezo Ja resistencia de su sector al proyecto agricola de 1909 del Presidente Williman, En lo mucho que escribié entonces se encuentra fundamentada y explicitada esta doctrina del “orden natural” y sus derivados: defensa del derecho de propiedad, pertenencia exclusiva al hacendado de su mayor valor y renta, justificacién del latifundio, librecambismo, responsabilidad de los factores politicos, y no de los econdémicos, en la despoblacién nacio- nal, etc. Veamos su concepto sobre el “orden natural”; “Librada la refor- ma {de la economia} 4 si misma. { .-} la evolucion se va efectuando con lentitud pero sin tropiezos. Todos obedecen a la ley del contagio imi tativo, y cada cual a su turno segtin su capacidad y en la medida de esa misma capacidad...” Bp otta oportunidad, se expresé aan més cla- ramente: "Se ha hecho también eran caudal en los iltimos tiempos de la civcumstancia en rigor excepcionalisima, en virtud de la cual algun campo de labranza, a raiz de cambio de dominio, ha vuelto a destinarse @ la ganaderia, aparejando el desalojo de los agricultores ocupantes; tras- tornos de esta indole {...} se reparan en el orden econémico por eb libre juego de los intereses privados: el lucro cura como la lanza de Aquiles las heridas que el mismo lucro origina, cuando la industria no es absolutamente anacrénica, en cuyo caso mucho mas racional que obli- gar a todos los terratenientey a hacer agricultura, restringiendo a la vez el derecho de propiedad la libertad de trabajo, seria que el Estado organizara refugios agricolas en campos fiscales apropiados. Dése pues tiempo al tiempo, y el pais serd agricola cuando mds convenga a los intereses generales que lo sea. Que el gobierno prosiga entre tanto, com hasta shora, construyendo puentes y carreteras, subvencionando lineas ferroviariat, fomentando la cultura agronémica, y si la paz publica se afirma y la poblacién de la campatia anmenta, la agricultura se abrird paso por si misma...” °°), La intervencién del Estado perjudicarfa por igual a “la Nacién” y “al hacendado”: “La agriculiura, impuesta de sopetén, por la fuerza de 224 a ‘ley, y no por la evolucién natural hacia ella que traerd, sin duda al- iw, ef aumento de le poblacion y Ia subdivision de la propiedad aca- pordidas sensibles al hacendano, sin ventajas para la Nacién” 83), Lichar por conservar Jo existente no era oponerse al “progreso”; el contrario, cra desearlo, pero bien fundado y con perspectivas de é Los cambios debian surgir de la iniciativa individual, la unica que Myibin” donde y cémo actnar, la tnica que podia conciliar la libertad qida uno con fa felicidad de todos: sélo “el lucro cura como la lanza Aquiles, las heridas que el mismo lucro origina". Atacar la libre em- ut, imponer cambios “por la fuerza de la ley” cra negar uno de los jos individuales basicos —la eleccién de actividad econémica por | chidadano—, y a la vez condenar a ta Nacion a Ja ruina material. La idea reformista de que el Estado debia corregir las demasias del s individual € incluso sustituirlo era, asi, peligrosa —por anular thos ciudadanos— y absurda, por Mevar al pais al desastre econdmico. Iai propiedad privada, bave de (a felicidad publica, Una de las premisas del “orden natural” era el respero a la propie- id privada, derecho el més importante para los ganadetos porque cons- fila la base de su existencia como sector social. Fseribia Trureta Goyena en 1910: "Si hay algo que la evolucién de propiedad raiz pone bien de manifiesto, es la estrecha conextén que te entre la prosperidad general y las garantias de que el Estalo rodea wicicio de ese derecho”, La identificacién de Ja prosperidad general las yarantias a la propiedad fue un rasgo tipico de este pensamicn- “Jos liberales europeos, pero. de principios del siglo XIX, también bian sostenido que Ja riqueza social estaba hecha de la suma de las individuales y que el progreso de un hombre significaba el de Afadié: “Si 2 situlo de que la proviciad de la tierra constituye un opolic, y de que sus poscedores se enriquecen automaticamente, por el desenvolvimiento econémico de la sociedad, se intenta reglamen- " monopolio 0 limitar sus beneficios, los capitales irdn a colocarse ip ierves argentinas o brasileras. donde se hallan a cubierto de las agre- mes comunistas” °°), En otro lugar, una nota de la Asociacién Rural a la Cimam de putados rechazando el proyecto agricola de Williman, Irureva Goye> sostuvo que utilizar el impuesto para fomentar la agriculture eta res- tringir el derecho de propiedad: “...si e/ Estado puede compeler a los propietarios a destinar una parte de sus tierras a la agricultura elevando 225 la contribucion al doble en los casos de remision, puede también obli- garlos a destinar el todo subiendo en las micmas circunstancias el im- puesto al triple o al cuddruple. Esta Comision considera un peligro se- mejanie facultad que es inconciliable ademas, con el régimen de la pro- piedad quiritaria que consdgra la Constitucion. Toda la vida econémica del pais estd en manos del Gobierno, si el Gobierno puede legalmente por medio del impuesto, cerrar el paso a una industria, moderar su fuer- 2a expansiva, cambiar su direccién.. .” 69), A los estancieros les iba la vida en la defensa del derecho absoluto de propiedad; por ello no admitieron el menor esbozo de cuestionamicn- to. Ademés, ¢por qué discutirlo en un pais dénde, al decir de Irureta Goyena, "Ja tierra estd al alcance de todos los hombres enérgicas + labo- riosos que unen la sobriedad a la previsién’? ©), En esttecha relacién con la defensa de la propiedad de la tierra es- taba el concepto de que su mayor valor y su reata pertenccfan entera- Mente al propietario y no a la sociedad. Ello era una respuesta a las feorias georgistas reformistas que sostenian que la valorizacion de la tie- tra se debia al trabajo de la sociedad pero era aprovechada sélo por su Propietario. El reformismo abria asi la puerta para impuestos “confis- catorios” de los beneficios producidos por Ja propiedad. En otra parte de su serie de articulos en "El Siglo”, Irureta Goyena hizo expresa referencia a este tema: “lambitn se ha ensayado funda- mentar la reforma {...} en el famoso "unearned increment”, es decir, en la ganancia inmerecida que obtienen los terratenientes sin esfuerzo alguno por el sélo hecho del progreso general. Una de las cauvas que manticnen estacionado al pats, segrin el director de “EL Tiempo”, es la suba del valor de los campos motivada por el trabajo "de los que no poseen tierras”, gue constituyen la casi totalidad de la poblacién y que han hecho posible los ferrocarriles, los telégrafos, los caminos, la jus- Vicit, etc...” Esto era absurdo ¢ irreal ya que: “Los ferrocarriles no conducen a obras personas que a los poseedores de esa tierra, que son en general, ganaderos, 0 personas que de ellos dependen industrialmente; no tras. portan otros productos que lana, cueros y ganados procedentes de las estancias; los caminos se van construyendo a cargo exclusivo de la Con- tribucién Inmobiliaria; los telégrafos, fuera de la correspondencia oficic no vibrin sino para trasmitir desbachos que costea la industria pana- dera: la propiedad ratz, sin contar el impnesto de horencias ni el de trasmision inmobiliaria, soporta un gravamen anual del 10 al 12% det importe de la renta, {...} y em estas circunstancias, con toda gravedad se afirma que el progreso se verifica con absoluta independencia del 226 * Wurso de los terratenientes {...} Si es evidente, sein lo gle so acum ‘ile expresar, que los terratenientes han contribuido efictentemente al Hanvollo del bienestar general, no lo es menos que el aumento de valor le los campos que representan su cuora de participacién on el ineremen- Pile ta riqueza piblica {...} esta lejos de constituir un provecho in- WuO Al César lo que es del César” 8? Entonces, segiin Trureta Goyena, el reformismo que criticuba el apo fimiento de Ja suba del valor de la tierra por los estancieros, estaba entando el derecho de propiedad, minando las bases de Ia sociedad, imilando su conducta a la de las “agresiones comunistas”, Un also problema: latifundio y despoblacion, Si el latifundio se habia conyertido en el centro del atque de Joy yenes teformistas y “El Dia”, habia que hacer su defensa porque en Ii estaba inyolucrada Ja defensa de toda la propiedad. Turew diffeil, cierto, ya que la Asociacién Rural y la Federacién Rural de 1908 ibian dado cabida en mas de una oportunidad a juicios Ne RIIYOS, €O- 10 los de Modesto Cluzeau Mortet, que sefialaban el peso muerte te ntado por “esas inmensas extensiones improductivas". Pero habla la €poca de la autocritica y las concesiones, porque habla sobtes do el tiempo de los enemigos peligrosos, a los que no se dar El reformismo obligé a la clase alta rural a realizar una defense thida de todo el conjunto del orden establecido, incluso de aquello | Wa progresista de los estancieros habia antes enjuiciado: Ii con tt ti de muchos grandes propictarios. a? _Irurett Goyena salvé nuevamente Ja coherencia ideolégion de los eros: el Jatifundio era un fruto combinado de la economia y ft edad, y ambas estaban ya minéndolo: la "evoluciém natural!” wermi: con él. Esctibié en 1909: "En sociedades como la nuesta (..) e el desarrollo vegetativa de la poblacién es grande, mienteay do- en ellas una institucion del caracter de la Lest que dispe : minuto, periddica y automaticamente, lo que se ha acw aiios os ssf y de previsin, los latifundios no pueden ins y cnidado alguna, Existen, pero se desvanecen poco a poco bajo la de la berencia” 8). En 1910 precisé: “Si ef latifundismo fuera por otra parte wn mal, 0. es confesar que ese mal no sélo tiende a desaparecer, sino a formarse por el solo transcurso del tiempo,..""). Bs decir, que se feconocia que el latifundio existia, se lo daba por moribundo: 227 desapareceria solo, apenas se dejara actuar libremente a In economia y la sociedad. Si el Estado no interviniera, la evolucién haria desaparecer una realidad que, si “fuera” mala, tendria igual corta vida: "En ef Uru- guay hace muchos ahos que la misma evolucién ha comenzado, siendo ‘6lo enestion de tiempo la desaparicion completa de los actuales latifun- dios que tanto irritan a los que deisconocen las leyes del orden econé- mico” "979, Una de las afirmaciones mas persistentes de los reformistas. fue que la ganaderia extensiva y el latifundio eran Jos responsables de la des- poblacién, Esta implicaba un problema econémico y un peligro politico. Desde el angulo econdmico Ja falta de brazos trababa ef desarrollo del pais y su deseable diversificacién productiva en la agricultura y en Ja industria. Desde el anguio politico, Ja despoblacién hacia correr un se- rio tiesgo a la nacionalidad, aguzando los apetitos de expansidn territo- rial munca sofocados de argentinos y brasilefos. Contra ese ataque di- recto, los estancieros también erigieron defensas. La emigracién era un hecho, pero sus causas no eran econémicas sino’ politicas, Jos responsa- bles no eran los grandes propietarios sino los partidos tadicionales y sus guerras civiles Decia Ia Federaci6n Rural en febrero de 1910, en nota al Poder Ejecutivo sobre un proyecto de colonizacidn coercitiva: "Las alarmas que con intermitencias mds 0 menos prolongadas agitan el espiritu nacional, sustracn el capital, que son los brazos, de las corrientes bienhechoras del Progreso y ualejan de estas playas {...} a esas clases que han de quite « nuestras fértiles campinas el aspecto agreste que el P.E. ha cretdo, con la mejor de las inienciones, modificar por una ley. Solidifiguemos la pa {...} y babremos alcanzedy el mayor bien nacional...? °™, Meses después, era Irureta Goycna quien afirmaba que Ja gence abandonaba el pais “por cantar absolutamente independientes de la ma- mera como se usufructia la tierra en el Uruguay...", cubriendo asi de inmediato el flanco por donde venia el ataque contra Jos hacendados. “Todo el mundo conoce {,..} el éxodo de orientales {...) hacia la otra orilla {...) y todo el mundo sabe también que muchos de los que se van {estén} fatigados por la persistencia de una agitacién que amenaza no concluis jamds y que abligaria a comenzar de nuevo el camino recorri- do {...} es esa misma falta de seguridad en el futuro, que poco a poco, por aluviones sucesivos, ha sedimentado 100.000 compatriotas en la Re- piiblica Argentina, la causa que desvia sistemdvicamente hacia ese pats la corriente emigratoria de la Europa...”. Y terminé conjugando Ja causa politica con su argumento favorito de Ia “evolucién natural": "Los progresos que realiza ol Uruguay en el 228 politico, unido a la evolucién econémica incontestuble que se ope- Wi su sono, refrenardn en el futuro el ausentimo nacional...” \°™), Ta culpa de la emigracién a tenian los polfticos por promoyer Ia tinquilidad én el pais, y ademis, nada se podia hacer hasta que "wa ete” a economia no evolucionara lo suficiente como para fadi- We este suelo a la poblacién y atraer nuevos contingentes de traba- es, Los tinicos no implicados en el problema eran Jos propietarios ly tierra, | Respecto al comercio exterior, los estancieros tuvieron por estos } una posicién definida: abrazaron el librecambismo. Varias son las foties que lo explican. En primer término, como a todo sector consu- or de articulos manufacturados, a los hacendados les interesaba que % fueran baratos. Bajaban sus costos de produccién y se alejaba la bilidad de tener que otorgar mayores salarios a sus dependientes pa- jilitarlos en su compra, Esta ha sido una posiciéa comin a todos | s agrarios. Con tal de que el precio de los instramentos de tra- y [a maquinaria agricola fuera bajo, no importaba que vinieran del njero o fueran producidos por la industria nacional. Pero como ésta, débil, no podia consolidarse sin barreras aduanetas y su produc- “efit més cara por poco eficiente, era mirada con hostilidad. En segundo término, se hizo claro para ellos que en la misma me- d en que fuera surgiendo una industria nacional —al calor del Es- su situacién de exclusivos beneficiarios de los favores oficiales in perdiendo. Cualquier modificacién importante de la estructura po- ‘tear riyales peligrosos, en lo econdmico y en Jo politico, Esta con- se torma trasparente en la nota que la Asociacién Rural dirigié bder Ejecutivo en 1905 oponiéndose a la financiacién de la construc- de caminos con gravamenes a la exportacién de productos ganade- “Hasta ahora, las franquicias y lax exenciones se han acordado a industrias manufactireras que en general estdn ya suficientemente das por los altos derechos de importacién consignados en nues- | turijas aduaneras. Sin embargo, esas industrias poco provecho apor: la masa de la poblacién, por cuanto la protecciin que se los con- es doblemente onerosa: pues mientras por un lado esas indusiriae en a disminuir las entradas fiscales, por otro lado hacen posar el consumidor y en nuestro mismo mercado, el privilegio o la fran- a, que les permite alejar toda concurrencia del exterior, Lar indus que dusante mucho tiempo todavia est4n lamadas a alimentar los 229 manantiales de la riqueza publica, son las rurales, es decir la agriculen- ta (.+.} 9 la ganaderia, que es la fuente principal de nuestra exporte- iin, Son estas dos ramas {...} las que deben merecer todas las aten- ciones y todos los auxilios, porque su decaimiento seria la ruina ge- neral? ), Aqui no hay sélo un Iamado de atencién contra Ia posible des- preocupaciéa del Estado por la ganaderia en beneficio de Ja industria, sino también la conciencia de que ésta tiltima esti siendo protegida con Fecursos que sé extraen del consumo y de Ja produccién rural, sefialin- dose Io que hoy Mamarfamos una traslacién de ingresos de un sector en beneficio de otro. En cetcer lugar, impulsé a los estancieros en favor del librecambio el convencimiento de que la proteccién aduanera para la industria po- dia provocar represalias em los paises consumidores de nuestra produc- cion ganadera, y por lo tanto, perjudicarlos directamente. Si la ganade- ria era la base de la economia, la salida libre de sus productos debfa ser la norma para el pais ¢Qué beneficios obtendria éste si por sostener una industria enclenque sacrificaba Ia riqueza “madre” de la nacién? Fue lo que sostuvo la Asociacion de Ganaderos en 1905 al dirigirle una nota al Ministro de Hacienda, José Serrato, reclamando que el Brasil climinara los derechos de importacién al tasajo uruguayo: “...El me- dio es el tratado de comercio, y dentro del tratado, aquél cuyas clausulas consagren el intercambio libre de barreras aduaneras para los productos de ambos paises {...} el Brasil {...} declararia libre de derechos los productos ganaderos, y el Uruguay en cambio, acordatia andlogas fran- quicias al tabaco por ejemplo, y al azicar” 4), La misma postura asumié “El Siglo” comentando Jo que deberia ser Ja politica aduanera nacional: "...si queremos que el Brasil no nos aplique taritas probibitivas abramos nuestras aduands a su café, su tabaco, su yerba mate, sms frutos, y si es posible a sus dlcoholes y sus aztica- res... HAST), El librecambismo era otro corolario de Ja creencia en la “economia natural”: que cada regién del mundo produjera aquello para lo que Ja naturaleza y habilidad de sus habitantes Ja predisponian; de ello deriva- fia una “divisién internacional del trabajo” basada en las ventajas geo- grificas y demogrificas comparativas de un pais sobre otro. El Uruguay da- ba carne, cueros y lana a bajo costo; Gran Bretafia, Alemania y Estados Unidos, maquinarias y cnergia; tinicamente el artificioso intervencionis- mo estatal destruiria este equilibrio para unos y otros. “La independen- ycia_econémica” propugnada por el reformismo era irreal, demagdgica y podia costar cara a las verdaderas fuerzas productivas del pa(s. 230 3 — La defensa de los pilares basicos del orden establecido a) Ell elogio de la ganaderia. "Ante el mencionado proyecto de fomento agricola de 1909 los ha dos se sintieron atacados por un doble motivo; se les obligaha a cer agricultura, y se protegia a ésta —desde esferas oficiales mien- se enjuiciaba la actividad ganadera. Reaccionaron queriendo demosttar la debilidad inerinyeca del pals Ja agricultura al sefialar las carencias climat agrondmicas, de. grificas y financieras para practicarla; y luego, por oposiclén, tesalta- el “destino” ganadero del pais y Ja mayor rentabilidad del yacuno, condo identificar el sistema de explotacién que practicaban con I pie sia en general, a la. que era cortiente presentar como M4 ot nal, Si el reformismo identificé ganaderia con accaso, 1a habilidad los estancicros los hizo identificar s@ forma de explotacién y de pro- dad con la ganaderia. " Para los hacendados no era politicamente acertado presentinie como igos de los agricultores. Por ello atacaron a la agricultura mosenine y los obsticulos (reales) que el pais tenia para su difusibn, Se embit: on cn una detallada exposicién de esas falles desde codos lox Angulos, IE Se encuentra en decenas de articulos periodisticos y nota & ION POs ures Pablicos. ; as carencias agronémicas habian sido admitidas por wn reformigen rado, Juan Pedro Castro, en 1910: “....nwestras Herray 0M n fe mity superiores a la mayoria de las argentinas, con SN : de aguadas permanentes, pantanosas en la estacion de las " defense contra las pamperadas {...}, Pero lo que constitiye ” jovidad para ls industria postoril, determina nuneitra inf d Mla agricultera, Las pampas o Hanuras argentinas, con la grueta capa mimus que depositaron en elas. en forma de limo, ie i manente o periddicamente las cubrian en épocas prebistoricas | vién {...} son mas apropiadas para la labranza que nuestro suelo a iiado —especialmente en el centro y norte de la Repiblica, . "0. Ese mismo aio la Federacién Rural afirmé en una nota a la Camara “Representantes: “Nuestros campos son casi todos excelentes pata la mnaderia, pero inadecuados para la labranza’ 1), Lo mismo pensaba —en coincidencia presagiadora de un futuro abra- ‘con los estancieros— uno de los lideres visibles del Partido Ni “rural” destacado por estos afios | mismo: Luis Alberto de Herrera: 231 "Ni nuestra tierra, ni nuestro régimen de lluvias, ni nuestra topo- grufia se prestan al incremento en escala de la agriculiura. {...} Nuestra ugricultura en grande, sélo podria contar con e! agua que cae del cielo, poco segura, y 4 menudo, demasiado demorada, Su ausencia, apenas se acentila, pone en irremediable peligro a las cosechas En tan precarias condiciones, la empresa no entusiasma’ "®) También faltaba mano de obra para la tarea agricola como soste- nia un colaborador de “EI Siglo” en 1909: “...En la actualidad no hay Jo; jornaleros necesarios para poder hacer la esquila "al mismo tiempo” ni-en la octava parte de los establecimientos que tienen ovejas, {...} No habiendo bastantes braceros para la esquila ccémo podriamos obte- nerlos para las operaciones agricolas que requieren un trabajo asiduo durante las tres cuartas partes del ato y verificarse al mismo tiempo en todos los establecimientos? El pats no tiene poblacién rural suficiente para producir de la noche a la mafana el crecido nimero de trabajadores necesdrios pata roturar 700.000 héi.. ni es cretble que se piense obligar al hacendado a importarlos del exiranjero” *™), E] mismo argumento daba Ja Federaci6n Rural en su nota a la Camara para rechazar el pro- yecto de Williman: “De manera que para cultivar 500.000 hdr. que seria mas o menos el! 5 % de lo que falta cultivar, se necesitaria um ca- pial de 2.520.000 pesos y traer 25 0 30 mil inmigrantes, porque sin despoblar lo que estd ya poblado con la agricultura, y sin traer al pais esos biazos, no sabemor de qué otra manera podria cultivarse a plazo fijo esas 500.000 his. virgenes en un pats gunadero en que escasean los hombres para esquilar las ovejas” (°°), Santiago Maciel, Inspector de Colonizacién, menciond Iuego el ar- jento supremo: “Los estancieros dicen que la agricultura es la indus- tia de los pobres miran con listima al vecino que dedica sus esfuer- 20s {...} a esa clase de faena {...} La agricultura estuvo entrega- da {...} durante mas de medio siglo, a las manos del natiwo y ya sa- hemos que el gaucho no vewlté, en la practica, nn agente apreciable en el cultivo de la tierra..." C8 Irureta Goyena resumié todas estas ideas en una polémica que sos- tuvo en 1909 con el ingeniero agrénomo Teodoro Alvarez: “Hacer agri- cultura sin poblactén es casi tan imposible como que un pueblo de gran densidad viva préspera y civilizadamente, en la actualidad, con los re- cursos econémicos que le suministra la ganaderia... (Alvarez) descono- ce la importancia que la investigacién zootécnica debe revestiy en tn pais que es y seré ganadero por muchisimtos anos, no obstante todas las buecas declamaciones de los metafisicos de la agranomia y de los meta- fisicos de la economia politica..." En otro escrito de 1910 afir- 232 md: "Si le ganaderia impera sobre la agrecultura, no obttante ser la dll. ma wna industria protegida y la otra no, {...} os porque, boy por hay, putstas las condiciones ordinarias del pais, y la fulte de online ditho~ dmnica que caracteriza a sus habitantes, es mds conveniente, om WHE ral, engordar novillos a campo que por medio de forrujes wi dedicar las tiercas al pastoreo que a la agricultura {,..) Sabon, por reewoncid, si el végimen agropecuario cs mds romnnerulea up ob ak ema pastoril, o si el régimen agricola aventaja econdmicamonie jt Uh ee agropecuario, es una cuestion de orden practice (...) ¥ qWe guay {...} no te resuelve con afirmaciones apriorhtied, pi lemicas que sean. Hay qne demostrar previamente que en tat nes avinales le conviene més al ganadero engordar sux wovillay Jorraies artificiales que con pasturas naturales, 0 que tiene para dh aids sembrar trigo 0 matz que engordar o criay wnimales! | Coincidié con su presidente toda la Asociacién Rural en protest ara én diciembre de 1909 a las Cémaras contra el proyecto Will |. .el hecho indiscutible es que la ganaderia sin protceldn oy na, librada a st misimia, ha dejado pingiies utilidades a wi es sin exceptuar a los ganaderos mds rutinarios @ ras que la agricultura, ejercida en general, por hombres a econdnmica {...} com el amparo del Estado, ha de ellos una causa de ruina. {...} Si la ganaderia le | la agriciltura, la razén estriba en que, dadas las 00 grificas del Uraguay, la modalidsd de sn cultura ecomd sus vias de comunicacion y el grado de desarrollo de desarrollo de ly agricultura {...} tiene un fundamento wl. {...} Los propieterios se resisten de und sus tierras para agricultura porque los que las fin, no ofrecen garantias de preparacion ni de solvencht, hil en le labor, razén por la cual corren aquellos @l i que dir a sus fundos el destino primitivo después que ln lo hays reducido considerablemente su rendimiento come ‘oreo. El convencimiento de los terratenientes es a este me Hondo y decisive, y se halla tan bien cimentado por olnd m expericncis, que conspirando aparentemente contra sus interesen, pero | fondo velando con todo acierto por ellos, rehisan contrutas de anven- ento pura la agricultura’, °°) $ a economfa, Ia demografia sy Ia geografia combinadas volvian "wh- 233

You might also like