“The Night Moth With a Crooked Feeler”

By: Clara Dillingham Pierson

The beautiful, brilliant Butterflies of the Meadow had many cousins living in the forest,
most of whom were Night Moths. They also were very beautiful creatures, but they
dressed in duller colors and did not have slender waists. Some of the Butterflies, you
know, wear whole gowns of black and yellow, others have stripes of black and white,
while some have clear yellow with only a bit of black trimming the edges of the wings.

The Moths usually wear brown and have it brightened with touches of buff or dull blue. If
they do wear bright colors, it is only on the back pair of wings, and when the Moth
alights, he slides his front pair of wings over these and covers all the brightness. They
do not rest with their wings folded over their heads like the Butterflies but leave them
flat. All the day long, when the sun is shining, the Moths have to rest on trees and dead
leaves. If they were dressed in yellow or red, any passing bird would see them, and
there is no telling what might happen. As it is, their brown wings are so nearly the color
of dead leaves or bark that you might often look right at them without seeing them.

Yet even among Moths there are some more brightly colored than others, and when you
find part of the family quietly dressed you can know it is because they have to lay the
eggs. Moths are safer in dull colors, and the egg-layers should always be the safest of
all. If anything happened to them, you know, there would be no Caterpillar babies.

One day a fine-looking Cecropia Moth came out of her chrysalis and clung to the
nearest twig while her wings grew and dried and flattened. At first they had looked like
tiny brown leaves all drenched with rain and wrinkled by somebody's stepping on them.
The fur on her fat body was matted and wet, and even her feelers were damp and stuck
to her head. Her six beautiful legs were weak and trembling, and she moved her body
restlessly while she tried again and again to raise her crumpled wings.
 “La Polilla Nocturna con la Antena Chueca”

Por: Clara Dillingham Pierson

Las hermosas y brillantes Mariposas del Prado tenían muchas primas viviendo en el
bosque, muchas de ellas eran Polillas Nocturnas. Ellas también eran hermosas
criaturas, pero vestían colores más opacos y su cintura no era delgada. Algunas de las
Mariposas, ya sabes, visten trajes de color negro y amarillo, otras tienen rayas blanco y
negro mientras que otras lucen amarillo transparentoso con un poco de negro en los
bordes de las alas.

Las polillas usualmente visten de marrón y lo aclaran con toques de ocre y azul opaco.
Si se ponen colores brillantes, es solo en las alas traseras, y cuando la polilla se posa,
desliza su par de alas delanteras sobre estas y cubre todo el brillo. Las Polillas no
duermen con sus alas dobladas sobre su cabeza como las Mariposas, sino que las
dejan planas. Durante todo el día, mientras en sol brilla, las Polillas tienen que dormir
en los árboles y en hojas secas.

Si se vistieran de amarillo o rojo, cualquier pájaro las vería y quien sabe lo que pasaría.
Como están, el color de sus alas marrones es tan parecido al de las hojas secas y la
corteza de los árboles que podrías estarlas viendo directamente sin darte cuenta.

Sin embargo, incluso entre las Polillas, algunas son más coloridas que otras y si
encuentras al resto de la familia vestida discretamente puedes saber que es porque
deben poner sus huevos. Las Polillas están más seguras en colores opacos, y las
ponedoras de huevos siempre deben estar más seguras que el resto. Si algo les
llegase a pasar a ellas, ya sabes, no habría orugas bebes.

Un día, una Polilla de cecropia bien parecida, salió de su crisálida y se sujetó de una
ramita mientras sus alas crecían, se secaban y aplanaban. Al comienzo, parecían
pequeñas hojitas chocolates empapadas por la lluvia y arrugadas como si alguien las
hubiese pisado. El pelaje de su cuerpo rechoncho estaba enredado y mojado e incluso
sus antenas estaban húmedas y pegadas a su cabeza. Sus seis hermosas patas eran
débiles y temblaban y movía su cuerpo inquietamente mientras trataba de levantar sus
alas una y otra vez.