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Traduccién de PETER J. BOWLER Rogerro EVER Historia Fontana de las ciencias ambientales g & FONDO DE CULTURA ECONOMICA, MEXICO 38 EL DARWINISMO TRIUNFANTE La campaiia contra Wilson adopt aire de cruzada cuando los ci cos sociales y la “izquierda” politica se unieron en contra de esta incursién del darwinismo social, La sociobiologia humana, al nos reduce al nivel de autématas impulsades por nuestros gen sta mei firmaron, es. El vie. 10 espantajo del hereditarismo rigido la creencia de que el indie ho puede nunca trascender los caracteres a él impuestos por su here? genética— habia resucitado fusion mae ‘ado con el darwinismo. Las fuer conservadoras recibitian entusiasmadas este nucvo thedio de dene ue una sociedad competitive era natural y sor enve wees logos deberfan conctetarse als Bislosia : . la biolosta y deja sociedad lo au eorndcran le Tebided iano. Los socisbiclogos bien podrian averiguse los pee reniales de sus rivales, quienes estin dedicadoe tarbeen a ta an de Ia administracicn de la sociedad, pero que tratan de darle fore comportamiento del individuo controlandorcl aprendiog)e eee hay profundss divisiones morales ¥ politcas entre aiatos pene pero sl menos aly del ealor de los dchates seadcimcos he nde ee Bor intereses profesionales. La interrogante de que es lo ue ase el comportamtento humano, sila naturalera 6 Inerianeas te ssn poradsials rvalidad entre geupew cferentes de ccnifices ests ne te los cuales ofrece su propia técnica para el control de la soe Intereses politicos adecusdos. ‘ Bed ston le dems 1OSttae a itable. Los big la administraci6n de ly del comportamiento his XI. ECOLOGIA Y ECOLOGISMO os DEBATES ideolsgicos encendidos por la sociobiologia muesiran que dlevolucionismo sigue siendo astro de controversia. En afios recientes, sin embargo, fue tomado como asunto de interés piiblico por el temor ada vez mayor del estado del medio. Para la gente ordinaria, la obvia y greciente amenaza planteada por la actividad humana para el bienestar Gel mundo en que vivimos ha venido a simbolizar las tensiones sociales | creadas por la expansion de la ciencia y la tecnologia. Todo individuo. | Gel mundo desarrallado se enfrenta al problema de la contaminacién pricticamente todos los dias. En tanto, la dificil situaeion en que se ha: Tan los gorilas de montana de Dian Fossey ilustra la destraccion de los habitat naturales par todo el mundo y nos advierte que se esta provocan: do la extincién de muchas especies, Como la ciencia de la ecologia trata directamente de la interaccién entre las especies y su medio, ha sido lan- | ada al centro del escenario del debate pablico. ta rejacion entre [a cologiay la teora de la evolucién es compleia 0 casi no hay duca de que con la aparicién del darwinismo moderne eres parte del marco dentro del cial se realizard el debate sobre ol medio. En los primeras décadas del siglo xx habia muchos biélogos que no creian que la adaptaci6n fuera factor importante de la evolucién. Tal postura ya no es admisible hoy: In supasicion de que cada especie ha sido mokeada por fas presiones del medio es un factor clave del darwi- nismo moderne. El ascenso de la ecologia al ugar prominente que hoy ocupa se debié obviamente a los valores cambiantes en la sociedad en su conjunto, pero fue posible también por los cambios ocurridos dentro de la biologia que enfocaron su cuidado en la relacién de la poblacién con su medio. Aceptamos que las especies pueden exlinguirse por la destruc: cidn de su habitat, pues nos damos cuenta del cardeter {otimo y frdgi de} nexo entre el oryanismo y su medio, En el nivel tedrico, esta toma de fencia es, al menos en parte, producto del darwinismo. En este ca: pitulo exploraremos los demas factores que han influido tambien en el auge de la ciencia de la ecologia. Camano DE VALORES El temor a la degradacion ambiental empez6 a mediados del siglo xix (véase el capitulo viu), pero no se convirtié en preocupacién preponde Tante para la mayoria de la gente hasta las tltimas décadas del siglo xx. Una ciencia dela ecologia, discintiva, emergiG en los afios noventa del si elo pasado y sobrevivio en pequena escala hasta que fue impulsada a 309) 370 ECOLOGIA Y ECOLOGISMO una posicion destacada por las preocupaciones que emperaron a des arrollarse en los afios sesenta del presente siglo. Muchas personas ven hoy la ecologfa como una ciencia cuya materia debe conducir necesaria. mente a sus profesionales al bando de los ecologistas. La palabra misma ‘ecolégico” ha venido a denotar preocupacion por el medio. En ciencia, sin embargo, “ecologia” es meramente la disciplina que estudia las inter, acciones de los organismos con su medio. La historia muestra que tales estudios pueden emprenderse dentro de toda una variedad de sistemas de valores. Muchos de los primeros ecologistas pensaron que sus estu. dios alentarian un modo de explotacién més cientilico. Desde luego no concordaban con las demandas de quienes querfan que se rechazaran los valores de la sociedad industrial moderna, Sélo en décadas mas re- cientes se ha creado, con el crecimiento del ecologismo, una situacién en que un némero importante de ecélogos estan dispuestos a emplear su ciencia en apoyo del combate a la explotacion En su forma primera, la ecologfa estuvo influida por el vinculo tradi- cional entre la Ciencia ¥ la suposicién de que la naturaleza era un sis tema pasivo creado para que la humanidad lo aprovechara en benelicio propio. El estudio de las relaciones era tan solo una manera mas de per feccionar nuestra capacidad de dominar el mundo material. Aungue el crecimiento del ecologismo ha servido ahora de contrapeso a esa tradi- cién, ha habido fuerzas poderosas que tienden a conservar la antigua ac- titud explotadora. En muchas areas de la biologfa, el siglo xx ha visto el triunfo de los valores materialistas y el de los modelos basados en la competencia y la explotacién (véase el capitulo x). Si los evolucionistas vieron las especies como poblaciones de individuos en competencia, lu chando por sobrevivir y reproducirse, era improbable que estuvieran a favor de una interpretacién holista de las relaciones ecoldgicas. Los ecé- logos se sintieron atraidos también hacia los modelos ecanémicos que describfan la naturaleza como un sistema de distribucion de recursos, Esto a su vez inspiré la desconfianza en la filosoffa romantica del “regre so a la naturaleza” hacia la que se inclinaban muchos ecologistas. Si la ecologia cientifica va a cambiar en respuesta a las preocupaciones mo- dernas, debe volverle la espalda a algunas de las presiones conceptuales mas importantes que han influido en su crecimiento en el pasado. Sometimiento del mundo natural A medida que se fue conquistando el mundo silvestre, el mundo natural se hizo necesario decidir de qué modo la humanidad gobernaria al mun do que controlaba. Las postrimerias del siglo XIx vieran crecer la tensi6n entre los que deseaban la explotacién desenfrenada de la naturale7a, los gue deseaban la explotacion controlada para proteger los recursos full ros, y una minorta vocinglera de quienes querian proteger el mundo sil vesite a toda costa. Theodore Roosevelt fue el abogado supremo de la ECOLOGIA ¥ ECOLOGISMO m causa de la explotacién cientifica a principios del siglo xx, pero las de- mandas del sector privado fueron imposibles de resistir. En las tltimas décadas el dafio al medio se volvi6 tan evidente, que se pudo expandir el control administrative del Estado. Para sus cnificos, sin embargo, Ia no- gion de explotacion controlada era précticamente una contradiccién de términos. De los aos cincuenta en adelante la demanda de que debia protegerse a la naiuraleza pasé de ser una poscién minoritaria a ser el factor principal del debate. Los cientificos han estado activos en ambos Jados, y con frecuencia sus investigaciones han tendido a respaldar las conclusiones por las cuales estan luchando. De nueva cuenta el estudio “Qbjetivo” de la naturaleza se vuelve una ilusién. Cuando es tanto lo que esta en juego, la gente ve lo que quiere ver, especialmente en una situa Sion compleja donde no hay pruebas inequivocas que puedan aplicarse En tiempos de Theodore Roosevelt, el director de la Oficina de Estu digs Biolégicos fue C. Hart Merriam, cuyo trabajo cientifico se centraba en las zonas de vida de América del Norte. Pero Merriam estaba conven cdo de que la humanidad tenfa el derecho y el deber de alterar la distr bucion natural de cualquier especie para conseguir sus propios proposi tos, Abogaba por que se matara a las aves y los mamileros que destrufan los sembradas, y recomendaba el envenenamiento como la mejor mane rade destruir “plagas’ como el perro de las praderas. En 1906, la Oficina Se habfa convertido en un generoso centro nacional de distribucién de fondos destinados a erradicar muchas plagas, ncluso dentro de los par- ques nacionales. En 1915 se inicié una campafia en contra del lobo, en In que participaron exterminadores profesionales con la misin de acele- rar el proceso. Muchos agricultores apoyaron tales mediclas, temerosos del efecto de los lobos, especialmente sobre las avejas. Cuando los opasi tores a las politicas de exterminacién empezaron a argumentar que los coyotes, por ejemplo, ejercian un efecto benélico al matar ratas y rato nes, la oficina en cuestion se lanz6 a demostrar que era falsa la afiema Gién. El argumento era inconcluso, y daba un ejemplo clasico de la dif cultad que experimentan los cientificos que pretenden encontrar pruebas inequivocas de cémo funciona en realidad el equilibrio natural. La politica de administracion cientifica se aplicé tambicn a las pes querias. En respuesta a la amenaza cada mas visible de la pesca abusiva, los bidlogos marinos inventaron el concepto de “maxima produccion sostenible” y los gobiernos trataron de imponer limites adecuados a los pescadores comerciales. Sin embargo, la aplicacion de estos limites con frecuencia tuvo implicaciones politicas y sociales. En California, das re glas se formularon para que se aplicaran mas estriclamente a las técni- fas de pesca uilizadas por los inmigrantes chinos. Posteriormente, la produccién sostenible de sardina del Pacifico se puso en un nivel mas alto para favorecer a los pescadores, pero con una serie de malas tempo- radas reproductivas a fines de la quinta década del siglo se hundio esta industria, Sin interterencia humana, la poblacién podia sobrevivir a las, fluctuaciones naturales de su medio; pero no podia sobrevivir si era x2 FCOLOGIA Y ECOLOGISMO pesca aos ies dsterminados por su apalad repredut elo Para los agriculeres en terra, el “Dust Bowl” (wegisn de sequla ein tensas telvaneras) del medio ocste estadounidense en los ates tray pares oxponcr ie debiliad dela ahrmacion de gue posta prosest ne Ie explotacion desenfrenada sin tomar ninguna medida de control Pere inclie aqui fue posible argumentaren contra dela afirmacién de rely haluralces proparcionaba dl Unica medio estable) que ninguna iniec rencia con ella significarfa ¢l desastre. Los ecélogos europeos conocjan perlicannentsdl Mecho da gosesieg moc qioeemans tare Fer ox reid produces eaubleg do ln wiadiieracien mnase io ante milenion A. Tansley, de la Gran Bretaha, dio razones os outta de la idea de que la ecologia debfa conducirnos necesariamente a poner te ltl Ge ote ol yolor de a exploiscice, Sabato do qusen Barossa bia pocos medios “naturales” puros, era partidario de la administracién Hamifice, en contea de loc favorecndore emocionslee &e le paltica ce qeopele naraalons Es obvio que el hombre civilizado moderno altera en enorme escala los sistemas naturales” o "comunidades bisticas”, Pero sera diffe, por no deci imposible, trazar una frontera natural entre las actividades de las tribus hu nina que presumiblemente encajaban en las “comunidades bidticas” y For maban parte de ellas y las actividades humanas destructivas del mundo mo- deme. {Bs el hombre parte de la “naturaleza™ 9 no? [.-] Considerado factor bidtico excepelonalmene poderoso que altera de modo creciente ct equilibria de los ecosistemas prexistentes y finslmeme los destruye, formando otros de Indole muy diferente al misero tiempo, Ia actividad humana cncuentsa Su It ar propio en la ecologta Otros opositores del ecologismo extremo desarrollaron el mismo tema de buscar paralelismos entre las perturbaciones de origen humano y las naturales. Hacia los aftos cincuenta algunos estadounidenses ju7gaban que las tolvaneras eran rasgo natural de las grandes Hlanuras, no por fuerza producto de la interferencia humana, Quiza los pastizales eran estables tan sélo porque los indios nativos aconsejaban las quemazones periédicas. En el articulo citado, Tansey daba razones en contra de la escuela de ecologia fundada por Frederic Clements. A pesar de sus origends en el estudio de las praderas que estaban siendo modificadas drasticameme por la agricultura y la ganaderfa, Ia teoria de Clements insistia en que la vegetacion de climax ‘natural” de na regién era superior a cualquier otra. En los anos treinta esta manera de ver las cosas se estaba ligando explicitamente a Ia filosofia holista respaldada por muchos de los con- | Bjomplos de ArthorF. MacEwoy, he Fisherman's Problem: Eeolny and he Law i the cat Pcs, 08 Canby Una Pros, Cambria, 386 Tare: Tansley “the Use and abuse of Vepeaional Concepts wel terms’, Beal mint 16,1935, pp 28 Te vcase pe 3DS Pe and Ts | ECOLOGIA ¥ ECOLOGISMO a3 tarios al evolucionismo darwiniano, incluido e) estadista sudafricano far Chuistiaan Smuts (véase mas adelante), Tansley temia que siguiendo saecamine la ecologta se aliaria con una visi6n de la naturaleza que se SSigba identificando cada vez mas con los eriticos que rechazaban Ia di estan tomada por la ciencia moderna. Suponer que hay una cualidad finitual en clertos estados naturales que los hace preferibles a cual Guler cosa que la humanidad pudiera producir es sumirse en el misticis- a iaungue tales ideas holistas se convertirian en e} surtidor favorito Ja movimiento ecologista, muchos ecélogos cientificos siguicran prefi- {endo el modelo de la administracién controlada. Bl interés en las rela- Bones naturales puede basarse en el deseo de controlar Ia naturaleza Con la tnisma facilidad que fundamentarse en una visién romantica del Shiverso como sistema armonioso que debe dejarse intacto, ‘En este caso, Jas diferencias sobre la cuestin emocional de si la inter~ ferencia humana era una violacién a la naturaleza tenfan relacién direc- econ la Filosofia fundamental de Ja teoria ecoldgica. La mista interac- ign entre earia y practica puede verse en la ecologia animal, en donde Gasunto de qué es lo que determina la densidad de la poblacién se con: Ving en el sspecto crucial de la evaluaciOn de las téenicas de control de plazas. Los controles biologicos que se valen de depredadores introduci- Jos artificialmente para reducir las plagas de insectos se empezaron a fnsayar con buenos resultados desde fines del siglo xix, y continuaron Slendo populares hasta que la llegada del insecticida DDT incliné la ba- jana en favor del control quimico. En lds afios cincuenta ya eran visibles Ibe efectos secundarios perjudiciales del DDT, y un grupo de cientfficos agricolas de California recurié a los modelos teéricos del “equilibrio de jenaturaleza para argumentar que se debfan reintroducir los procedi- mmientos biologicos. Pueron rechazados por Donald Chant, del Departa- mento de Agricultura de Canad, quien insistié en que las teorias del Tquilibro de la poblacién natural eran improcedentes en el medio artifi GM creado por la agricultara, En un monocultivo (rea gue contiene solo {ina especie vegetal, la sembrada) era inevitable el crecimiento explosive de las poblaciones de las plagas de insectos y tenfa que controlarse por medio de productos quimicos.* Los ecologistas de hoy a menudo expresan su preferencia por el con- trol bislégico de las plagas, considerandolo mas “natural”, y esto encaja con lavafirmacion de que explota las relaciones ecolégicas normales. Chant parece haber ido mas alla de la posicion de Tansley al argumentar igue algunos niveles de interferencia humana hacen inaplicables los mo- delos naturales. Como no podemos abandonar las imodernas té&nicas Sericolas sin causar hambrunas, la Gnica solucién es la de adoptar mé- todos alin mas intrusivos para defender los sembrados. Pero el debate se » Véase Paolo Palladino, “Ecological Theory and Pest-Control Practice: A Study of the Inetlstional and Concepeial Dimensions of a Sclentifie Debate’, Socal Sti of Selene, ‘ém.20, 1990, pp. 255-281] ams coLocia ¥ EcoLacisMo oyect6 mas allé de la interrogante de si se podta restauraro no el “equi. Fibro de la naturaleza’ mediante una mayor nterferencia humans: Ques acus6 a sus opositores de distorsionar la teorfa que pretendian estar sf Cando urgidos por las demandas de resultados practicos. El Depa mento de Agricultura de Canada gozaba de considerable independeneis respecto de la interferencia gubernamental y sus cientificos pedian ela ficarse a sf mismos de més objetivos. Esto a su vez les acarred el cont, ataque de que no eran mas que investigadores de escritorio. Los histor dores ven cada ver con mayor claridad que las diferenéias institucionales son uno de los factores que conforman las perspectivas tedricas, aunere en este caso los dos bandos puedan haber estado utilizando la retores de la rivalidad institucional como arma en lo que en realidad era una din ferencia fundamental de opinion sobre asuntos basicos. Como quien gue haya sido, la oposicién al uso de pesticidas quimicos estaba salier dose del campo del debate cientifico para convertirse en tema central de Ja demanda creciente de menos interferencia en el medio. Bl ascenso del ecologismo El siglo xx ha visto un aumento inmenso del conocimiento que la pobla: ign en general siene del dano que estan haciendo al medio las activids jes humanas, asf como una exigencia militante cada Vez mayor de que algo debe hacerse para detener la destrucciOn. El ecologismo és sin em bargo, un movimiento complejo que ha disfruiado del apoyo de toda una variedad de intelectuales cuyas posiciones sobre otros problemas estan lejos de ser uniformes. En su forma ms limitada, el ecologismo deman. 6 la proteccién de sreas seleccionadas de medio natural, silvestre. espe cialmente las de belleza destacada, todo esto reconociendo Ja necesidad de desarrollo en otras partes. Los partidarios mas activos del movimiento verde, en contraste, se han opuesto al entramado total de la sociedad in dustrial modema. Les gustaria que el mundo volviera a un estado mas natural mediante la reduccion a gran escala del nivel de industrializa cién. Tal extremismo ha garantizado que una preocupacién por la natu raleza haya sido vinculada con programas que son igualmente radicales con respecto a otros temas, La forma moderada de ecologismo podria ser adoptada incluso por quienes estén comprometidos con la idea de que la naturaleza debe ser administrada conforme a lineamientos racionales. Los grandes parques nacionales de los Estados Unidos se establecieron a fines del siglo xD con la mira de servir de instalaciones recreativas para una poblacion ur bana en aumento, En Europa la preservacién en gran escala del mundo natural era menos practicable, pero un movimiento creciente por el es: tablecimiento de reservas naturales habia surgico en los primeros anos del siglo xx. En la Gran Bretafia, en los afios cuarenta existfan reservas, suficientes como para que el gobierno nombrara un Comité de investi ECOLOGIA Y ECOLOGISMO a7 gacidn de Reservas Naturales para que coordinara los futuros proyectos fe urbanizacion y explotacion. Inmediatamente después de la segunda Guerra Mundial el gobierno formé un Comité Especial para la Conser- vaci6n de la Vida Silvestre a fin de que identificara sitios que ameritaran conservados, Este comité fue presidido por Julian Huxley, y cuando ste pas6 a la Unesco en 1946 fue sustituido por A. G. Tansley. En su li- bro Our Heritage of Wild Nature, publicado en 1945, Tansley argumenta. ba en favor de la necesidad de tener reservas en mayor cantidad y mejor administradas, y en 1949 el gobierno cre6 la oficina Conservacion de la Naturaleza, presidida por Tansley, para establecer y mantener las reser- vas lo mismo que para fomentar la investigacién ecolégica en los habitat naturales. La ecologfa cientifica dejé asf sentir su peso en programas ba- fados en la proteccion de reas limitadas, que podrian utilizarse como punto de partida para el estudio de los cambios que estaban ocurriendo en la porcion restante del medio. Fl programa de reservas naturales ilustré lo limitadas que podrian ser Jas ganancias obtenidas trabajando dentro del sistema existente. Pero los verdaderos entusiastas del retorno a la naturaleza deseaban destruir el sistema existente y fomentar un nuevo orden social. En el curso del siglo xd unos cuantos escritores empezaron a asegurar que los paisajes intac- tos tenfan significado emocional para la humanidad. Habia un orden natural ahi afuera, en el mundo; un orden que s6lo la interferencia hu- mana podia perturbar. Las consecuencias de la explotacién desenfrena- da eran desastrosas tanto en términos materiales como espirituales, pues Is humanidad terminaria por enajenarse de un mundo que habfa sido envenenada por las consecuencias de nuestra propia actividad. Esta ra- dical opcién empezaba a llamar ampliamente la atencién. Mucha gente se mostr6 suspicaz hacia la explotaci6n irrestricta e hizo campafia para que se impusiera un limite al desarrollo industrial, Unos cuantos extre- mistas argumentaron que el fundamento integro de la civilizacién mo- dema habia sido corrompido por la ética materialista de dominio sobre Ia naturaleza, A medida que mas genie se incorporaba, el ecologismo fue a¢optando el caracter de movimiento politico, lo cual preparé el camino para e] nacimiento de los partidos verdes que hoy estan en su apogeo en muchos paises. Pero la politica del ecologismo se mantuvo fuera de la tradicional division izquierda/derecha en cuanto al asunto del control por parte del Estado, ya que desde la perspectiva verde la explotacién en sfesmala, no importa quién la realice, si el Estado. la empresa privada, Un historiador sugiere que el ecolagismo de linea dura prosper prin- cipalmente en los pafses con una clase media influida por valores pro- lestantes, especialmente en la Gran Bretaha, Alemania y los Estados Uni- dos. Siendo ésto precisamente el sistema social que normalmente ha estado asociado con el individualismo y la explotacién, debemos ver al Anna Beomoell, conn. 1989, @. pS 1 the Twentieth Century, Yale University Press, New Haven, trae Saiterade des sors nile Hav ume e8 la clase de antimaterialismo que ve en el todo algo mas que la sure sus partes, La naturaleza no es una maquina cuyos componentes se pu dan estudiar 0 modificar uno por uno: es un sistema amplio, regide pe eyes que relacionan unas con atras todas sus partes. La especie humece cs parte de este sistema, y puiede florecer solo s respeta lay leyes aoe biernan el todo. Esto no significa explotar el conocimiento de las rely ones ecologies para incrementar nuestro control dela natraleza sig nifica retirarse de toda la filosofia de dominio que ha sostenido el ace de la ciencia y la industria modemnas. “ Tag in Alemania, esta actitud fue fomentada por los seguidores de Emst Haeckel, cuyo evolucionismo se baso en una filosofa Casi mistica cia cual el universo fisico tenia incorporada una dimensién espiritual, En la fisiolosta hubo tambien una rama vitalista, promovids por Hare Driesch (1867-1941), alumno de Haeckel, quien insistfa en que a los se res vivos los movia una fuerza no [isica, es decir, una entelequia. Si bien Driesch fue un cientifico activo en los primeros afios del siglo xx, su po sicion vitalista pronto quedé marginada al deslizarse los bidlowos hacia una posicién materialista. Pero fuera de la ciencia estas ideas forma: ron una corriente intelectual que alimento tanto la oposicién al materia. lismo de Darwin como la tendencia creciente a argumentar que la natu raleza estaba siendo agredida por la actividad humana. Aunque producto, de ta naturaleza, la especie humana habia ganado un poder antinatu. ral que amenazaba con alterar el equilibrio del todo. Y la naturaleza no perdonaria, castigaria la transgresiOn, a menos que la cultura humana volviera a un modo no explotador que respetara las necesidades del con- junto. Dentro de esta tradicién, el filésofo mfstico Rudolf Steiner (1861-1935) promovié la agricultura orgénica o “biodinémica’. Sus ideas fueron adoptadas por algunos miembros del partido nazi. De nuevo nos encon- tramos con el presunto vineulo de la “religion de la naturaleza” haecke liana con las politicas derechistas. El ecologismo encaj6 en la ideologia 1nazi porque estimulaba la sospecha sobre los valores urbanos y vefa en el campesinado renovado el fuindamento de su orden social. Establecic- Fon reservas naturales, en tierras limpiadas de judfos y polacos enviados @ campos de exterminio. A los ecologistas moderos quiza les disguste ue se les recuerde el vinculo que en otro tiempo existis entre su movi- iento y una ideologia derechista que merecidamente se convirtié en blanco del odio durante la posguerta. Este episodio no implica que el ccologismo esté inherentemente contaminado de racismo 0 de cualquier otra flosofia detestable. Por el contrario, nécesitamos reconocer [a in menisa flexibilidad que puede permitir que los que tienen al medio como preocupacién cardinal establezcan vineulos con toda una variedad de otras posiciones, segun la dimension politicocultural en que operen. Se puede ilustrar este punto con los sucesos ocurridos en un pafs que FLACSO - Biblioteca ECOLOGIA ¥ ECOLOGISMO a7 clige el curso opuesto de desenvolvimiento politico, Rusia. En la época felos zares se dieron pasos hacia el conservacionismo, y después de la fevolucién bolchevique de 1917, Lenin presto oidos a los partidarios de tales politicas. E] mineralogista Viadimir Ivanovich Vernadsky acu’ el termino “biosfera” como parte de su programa de una vision holista de Ja naturaleza, Durante los afios veinte la conservacién goz6 del apoyo gu pernamental, para beneficio de las técnicas de administracion cientifica y con apelaciones al valor de la naturaleza intocada. Con el encumbra- Jniento de Stalin el acento se desplazé hacia las demandas de la indus: Gializacion masiva y la colectivizacion de la agricultura. El respeto por Janaturaleza salvaje se desvaneci6 ante las demandas de utilizar la cien: dia para transformar el mundo en funcién de las necesidades humanas. Uno de los beneficiarios de la nueva atmésfera de explotacién fue T. D. Lysenko, quien destruyé la genética sovietica en nombre de un progra. mma lamarekiano destinado a mejorar la agricultura (véase el capftulo x). Sélo con la muerte de Stalin volvié a cobrar vida el ecologismo, y aun en- tonces las exigencias de la industrializacién siguieron limitando su efi- tacia, Parece claro que tanto los gobiernos de extrema derecha como los Ge extrema izquierda pueden apoyar el ceologismo, y dejarlo colgado de la brocha cuando asi les conviene. El caso Lysenko revela también que el darwinismo no tiene el monopolio dentro de la visién explotadora del pa- pel de la ciencia en la sociedad. En los Estados Unidos, las demandas de establecimiento de parques nacionales adecuados para la recreacién prosperaron desde fines del si- glo xtX. ¢Fero qué pasaba con las tierras que no estaban protegidas de la inerferencia humana? La filosofia de la administracion controlada esta- ba siendo rechazada cada vez mds por un punto de vista holista y ant tervencionista después de la tragedia del Dust-Bow de los afios treinta. En 1936, el Comité de las Grandes Llanuras present a Franklin D. Roose- velt el informe sobre The Future of the Great Plains, en donde argumen- taba que las tolvaneras eran un desastre causado par los humanos y re- hazaba la filosoffa de que la humanidad podfa conquistar a la naturaleza. La politica de exterminie de los coyotes y otras “plagas” era rechazada por algunos bisiogos que empezaron a ver que estas especies desempe- fiaban un papel en cualquier ecologia equilibrada ‘A mediados de siglo hubo detecciones entre las filas de los propios ciontificos. La mas notable fue Ja de Aldo Leopold (1886-1948), respon~ sable original de la administracion de la caza en Winsconsin, y quien en 1935 contribuyé a fundar la Wilderness Society y busc6 su propio lugar en el mundo silvestre donde puidiera estudiar la naturaleza no contari- nada por la actividad humana, Su libro Sand County Almanac, publicado Péstumamente en 1949, se ha convertido en un documento fundamental del moderno ecologismo estadounidense. El mensaje de la ecologia cien- tifica era que Ia naturaleza es un complejo sistema de relaciones, pero Leopold consideraba que el Conservacionismo requeria de que el conoci- miento cientifico fuera suplido por un juicio ético basado en el recono- a8 ECOLOGIA ¥ ECOLOGISMO cimiento del derecho a existir de todos los componentes de la caden, ecologica’ " racsfo concept Sela tems us evel ome de pataen Abeer So rise Behe oertuta cokidrsnon ne oe em a Beands tern des cone uns eoneiiedalacaal psteneea arene Serer a utlieata con amor rapes Ro hey ningurw ata one dee TeeTMna tl thcgue an ad neeee ecannds mae aoe oe ‘us ara es una comunidad es et concept bisco de a ecoogia, yer uray uc pee amar gees un eran de a Pe Ro rindclna cOeche cular ee hecho conouige Seale hace mucha ge Tmamenteokidede con Resuenea En su ensayo "The Land Bthic", Leopold expresé con todo detalle la necesidad de que la especie humana tratara a la naturaleza como algo a lo cual pertenecemos, no como una mercancfa que hay que explotar Leopold no fue darwinista, pero reconocié que la lucha era parte ine ludible de la actividad de la naturaleza. El mensaje mas importante que hhabia que extraer de la ecologia era la complejidad del sistema, no una leccién de cémo comportarse. De hecho, sin embargo, las teorfas de la manera como opera la naturaleza rara vez pueden separarse tajante- mente de nuestras juicios de valor de cémo debemos conducimos para con el sistema. Ciertamente la teorfa ecoldgica ha hecho uso de ideas holistas sobre la coherencia de la comunidad natural, y tales ideas hicie ron mas facil ver la naturaleza como algo que debe sei respetado, En los afios de la posguerra el grupo de Warder Allee, con sede en Chicago (vea. se més adelante), mantuvo la perspectiva holista dentro de la ecologia cientffica. Pero después del retiro de Allee en 1950, empez6 a imperar en la ecologta la idea de que los sistemas naturales deben ser tratados como modos diferentes de explotar la energia suministrada por el Sel, y que Jas relaciones naturales estin determinadas casi exclusivamente por la competencia. Los afios sesenta fueron los de una década de protesta generalizada contra los valores establecidos. Los jévenes de todas partes intulan que tuna sociedad militarista y explotadora parecta estar lievando a Iq espe cie humana hacia la desiruccién, y salieron a las calles a protestar. Se difundié la oposicion a la ciencia como rama del complejo militar-indus tial, y estas circunstancias fueron propicias para que floreciera la pers ectiva holista, caracteristica del ecologismo. El libro Silent Spring de Rachel Carson, publicado en 1962, se convirtis en un bestseller en don- de destacaban los inocultables dans causados al medio por los pestic $ Alde Leopold, A Sand Coveney Abmanac: with other Essays on Conservation from Row River, Oxford University Press, Neve Yotk, 1966, prdlogo, p. x: En esta edicion, “The Land Ethie" aparece en las pp. 217-241 ECOLOGIA Y ECOLOGISMO a9 g2s. Si los ecdlogos cientificos estaban intereséndose cada vez mis en fos modelos econémicos, los ecologistas de la sociedad en su conjunto estaban dandole la espalda a la economia y exigiendo que la natural fuera tratada con respeto. Finalmente la preocupacion se difundié en fado suficiente como para atraer la atencion de los pensadores menos fadicales. La NU patrociné una conferencia sobre los problemas arm. hentales en 1972, afio en que el Club de Roma congreg6 a un grupo de figuras influyentes inquietas por la creciente amenaza que para el orden mundial representaba la sobreexplotacion. En los afios ochenta el par do verde se habia convertido en una de las Fuerzas principales de la poli tica alemana y estaba empezando a atraer apoyo de todas partes. En el frente cientifico, el Programa Bioldgico Internacional (1964-1974) reco: pild mucha informacién valiosa sobre el estado del medio viviente Necesariamente las ciencias fueron alcanzadas por esta explosion de interés, y ahora hay mucho més espacio para que los bidlogos desarro. len una preocupacién activa por el medio. La televisi6n lleva al hogar el estudio de la historia natural, a menudo con un mensaje ecologista in: tluido, Las personalidades que exponen el mensaje —Carl Sagan, David Attenborough, ete — se han vuelto familiares para todos, ‘Sin embargo, la filosofia holista que inspira a muchos opositores del materialismo ha progresado con gran lentitud en el terreno de la cien: Gia, James Lovelock despert6 gran interés entre la gente con su hipdtesis, de “Gaia”, en la cual supone que la Tierra en su totalidad es un sistema que, contra todas las amenazas —incluido el desafio demasiado agresivo dela especie humana, se regula a si mismo para preservar un medio conveniente para la vida.* Toda la biosfera participa en una compleja red de interacciones que ha resistido los cambios fisicos, incluso el au- mento del treinta y tres por ciento de radiacién solar desde que aparecié la vida, Sin embargo, aun cuando son impecables las credenciales de Lo- clock como cientifico (elabord técnicas de percepeién remota usadas por la Nasa), la mayorfa de los cientificos recibié su tesis con marcado escepticismo. Cualquiera que sea el interés de la gente en una opcién al materialism, muchos cientificos siguen apegados al paradigma meca- nicista que les sirvi tan bien en la época de la expansiOn. La afirmacién de que en efecto la Tierra toda est viva o consciente, sigue sonando de- masiado a misticismo como para que la mayoria de los cientificos la tome en serio. Lavisién de Lovelock va también contra la fragmentacién prof caracteristica de la ciencia moderna. Como muchos ecologistas, en que la Tierra y su biosfera sélo se pueden entender como una red de procesos interaciivos. El clentifico que estudie en aislamiento uno de es- tos procesos inevitablemente dejara de apreciar la imagen global. Gaia representa la clase de hipétesis que s6lo sera tomada en serio por cienti- ‘ Véase James Lovelock, Gaie: A New Look at Life on Earth, nueva edicién, Oxford Unie versity Press, Oxford, 1987 380 ECOLOGIA Y ECOLOGISMO ficos que hayan trascendido la tendencia moderna a descomponet todo en unidades discretas. Queda por ver si la amenaza de catastrole am biental global puede reintroducir el enfoque sintético con bases filosoh. cas por el que se inclinaron Humboldt y su generacién, Toda relaciGn de los avances modernos dentro de las ciencias ambien. tales debe terminar con una nota de paradoja ¢ incertidumbre. No hay necesidad de reiterar aqui la prediccion de catastrofeyglobal hecha por Lovelock y multitud de ecologistas. Todos sabemos que nuestro planeta est4 amenazado por ingentes problemas de contaminacién y agotamien. to de recursos naturales. Los verdes insisten en que para enfrentarnos a estos problemas debemos dar marcha atrés al impulso hacia la indus trializacion acelerada. Para hacer esto, argumentan, debemos rechazar integramente el ethos materialista que satura a la cultura occidental y volver a una visién del mundo que trate a la Tierra como un sistema vive del cual dependemos. Sin embargo, durante las mismas décadas en que este cambio de actitud ha empezado a ganar terreno entre la poblacion en general, la ciencia de la ecologia se ha comprometido més firmemen te que nunca con modelos materialistas basados en el concepto de ex. plotacion y el individualismo darwiniano. ¢Significa esto que la ciencia ya ha vendido su alma a los explotadores? ¢Deben los verdes hacer una ‘exhortaci6n para que se rechace la ciencia junto con todas las demis manifestaciones de la afeja actitud de indiferencia hacia la naturaleza © puede la propia ciencia cambiar de curso y empezar a avanzar en la di reccion bosquejada por Lovelock? Para responder estas preguntas debe. mos examinar cuidadosamente el desarrollo de las ciencias ambientales a mediados del siglo xx. LAECOLOGIA LLEGA A LA MAYORIA DE EDAD Ala vuelta del siglo la ecologia surgié como disciplina coherente. La eco- logia vegetal fue la primera en llorecer, pero hacia los aos treinta la ecologia animal se convertfa en el campo mas activo. Ninguna de ellas, sin embargo, atrajo la atencién de la poblacién general hasta mediados de siglo. Para entonces, la conciencia publica creciente acerca de la ame naza al medio hizo que se concentrara Ja atencion en esas ramas de la biologta que mas probabilidad tenfan de dar informacion sobre ky que estaba ocurriendo y de orientar sobre lo que debfa hacerse. En el raundo de hoy, de contaminacién y agotamiento ambiental, la ecologia ha in gresado al Ambito de la gran ciencia, con todas las oportunidades conco mitantes y las presiones exteriores. La ecologia creé su propio nicho a principios del siglo ax (véase el ca pitulo vin). En 1913 se fund6 la Sociedad Ecolégica Briténica, y dos afios mis tarde, la Sociedad Ecol6gica de los Estaclos Unidos (cuya re vista Ecology se establecié en 1920). Pero crecié con lentitud durante los afios de entreguerras. En 1923 A. G. Tansley culpo a la primera Guerra ECOLOGIAY ECOLOGISMO 3st Mundial de haber extinguido lo que parecia ser un comienzo promisorio para la nueva disciplina. Habian muerto muchos jovenes entusiastas, 9 todavia no se restablecian los vinculos internacionales.” La ecologta bri- ténica sigui6 en los mérgenes de la ciencia hasta que los cataclismos so- tisles asociados con la segtinda Guerra Mundial le permitieron ganar apoyo en las comunidades cientifica y académica En los Estados Unidos ios primeros avances habfan sido mas firmes, pero el nomero de miembros de la Sociedad Ecolégica de los Estados Unidos permanecié estaneado durante los aftos de entreguerra. En 1936 elpresidente de la sociedad, Walter Taylor, admitié que a duras penas la ecologia era el campo mas atractivo para que un bidlogo joven y ambi- cioso se especializara en él La expansion de la ecologia hasta convertir- seen una de las reas mas activas de la biologia es un fenémeno que per- tenece a la segunda mitad del siglo xx. El numero de ecélogos se triplicé entre 1945 y 1960, y se volvi6 a duplicar durante la siguiente década, ‘Que en los afios treinta la ecologfa vegetal deja de ser el campo més importante cediendole su lugar a la ecologia animal nos alerta sobre el hecho de que le “ecologia” no ¢s una disciplina unificada. Es una colec- cion de distintos programas de investigacién que presentan una fachada publica de unidad basada en st. interés comtin en las interacciones de fos organismes con sus medios. La ecologia vegetal y la ecologfa animal formaron dos disciplinas parcialmente distintas, mientras que la ecolo- gia marina luc estudiada independientemente por los oceanégrafos, In- Cluso denitro de campos como la ecologia vegetal, han surgido diferentes escuelas de pensamiento, cada una de ellas con sis propios fundamentos conceptuales, y con su propia residencia institucional. En las primeras décadas la filosofia declaradamente holista de F. E. Clements desempe- 6 un papel determinante. La idea de que las relaciones ecoldgicas entre las especies que ocupan un territorio en particular forman un sistema coherente que puede estudiarse como unidad ha conservado su popula- ridad, pero pronto hubo dudas sobre la sabidurta de describir tal unidad como un superorganismo. Tansley acufé el témino “ecosistema” en 1935, pero se convintié en erftico pertinaz de la {ilosofia de Clements. Divisiones similares se ven en la ecologia animal. Los fundadores de esta disciplina fueron investigadores de campo interesados en densida- des de poblacién, Pronto fueron desafiados por los recién llegados, que claboraron modelos mateméticos en un eshierzo por entender las fluc- tuaciones naturales, si bien algunos trabajadores de campo (comg en la teoria de la evolucién) se quejaron de la incomprensibilidad de las mate- inaticas. Los vineulos serios entre la ecologia de poblaciones y la teoria de la evolucién no se desarrollaron hasta despues de surgida la sintesis darwiniana de los anos cuarenta. En la posguerra se desarrollé la escue- la rival conocida como “ecologfa de sistemas” A.G. Tansley, Practical Plant Ecology, Allen and Unwin, Londres, 1923, prefacio. | Walter P Taylor. "What is Ecology. and What Good is 10", Ezology, Him. 17, 1936, pp. 33846 ae ECOLOGIA Y ECOLOGISMO Los historiadores han emperado a preguntarse cules son los factor observables, intelectuales y sociales, que mantienen los programas secs Tados. No hay uniformidad global de las comunidades vegetalse Ee embargo, el bidlogo a menudo tomard su temitorio gatal econo hago sobre el cual se basan los conceptos tebricos, Las vastas pradeses ee Gques de los Estados uniios crean una impresién por completo difecees de las pequefas variaciones locales Upicas de Europa. Pero hay one factores que surgen del medio social y que tambien pubden medcic we perecpclnes deios cence. as diferencias nalonalese insite hales inluyen lo que ve el biclogo como rasgos mas importantes Ao mundo que trata de deseribir, lo cual afecta tamto su perspectiva teeny como la clase de observaciones que le parecen pertinentes. En algunos casos —como con la teorta de la evolucion y la etologta-~ los modeler oe ia naturaleza pueden tener relacion directa con problemas polttices soctales, Los clentificos pueden inclinarse por un particular modo de ve ia naturaleza porque pereiben paralelismos con su imagen favorita de como funciona la sociedad humana, propios medios sociales. La escuela de Clements, de la evologta de les pastizales, fue producto de la Investigacion agricola yel sistema ecucaty To del medio oeste estadounidense, Las escuelas rivales nacieron nla atmésfera académica de universidades dedicadas ala investigacion pura, como las de Chicago u Oxford. Los oceandgrafos fueron capaces de ale gatse fondos de distintas procedencias. Pero aparte de estos factores pro. fesionales, las escuelas de pensamiento rivales con frecuencia se divide ron con respecto alas Consecuencias politicas de sus teortas, Los eedlopoe ho se pusieron a discutir si se iba a Gescribir la naturaleza como unr. trasmitir mensajes sobre el significado de la relacion de la humanidad con el resto del mundo. Estos debates ideolbgicos se centraron en la sig hificacion relativa de la cooperacién y la competencia en la naturaleza'y tn la sociedad. Quiz8 esto se antoje muy remoto de las preocupaciones de los ecologistas que ven en la funcion social de la ecologta el funda mento de un nuevo respelo por la naturaleza, Pero nuestra preocupa ign actual por la comtarminacion y otros problemas amblentales es uh fenémeno muy reciente. Hasta hace poco, la mayoria de los ecélogos vefa la cleneia como base de la mejor administracion de la natuyaleza El movimiento verde tan sélo ha agregado una nueva dimensi6n social a las ya desarrolladas en décadas anteriores La Ecologia vegetat Los factores descritos pueden verse en funcionamiento en las diferentes escuelas de ecologia vegetal que se establecieron en los primeros afios del siglo xx (véase el capitulo vit). Estas escuelas nacieron de la fisiolo- ECOLOGIA ¥ ECOLOGISMO 383 gia 0 de la geografia vegetales, y los diferentes antecedentes institucio- ales se reflejaron en blosofias de la naturaleza divergentes. Algunos tcologos adopiaron una posicién materialista segiin la cual las comuni- Gades naturales dependian de la lucha por el espacio entre especies riva fes capaces de vivir en el mismo habitat, mientras que otros adoptaron tun punto de vista holista con arreglo al cual la comunidad vegetal se tra tarla como un superorganismo dotado de vida independiente. En los Estados Unidos, una de las escuelas mas activas fue la de la eco- logia de pastizales de Frederic Clements. Fundada dentro de un marco jnstitucional y dedicada a la investigacién préctica de la agricultura de jas grandes llanuras, la concepeién de Clements represents, sin embar go.una aplicacién directa de las ideas holistas, casi vitalistas, a la ecolo- gia. La vegetacién natural de una regién, su “climax”, tenfa la categorfa de organismo vivo maduro. Las variaciones de este estado en la misma region se explicarian como etapas inmadiuras del desarrollo hacia el cli max, mantenidas por factores locales que perturbaban la sucesién natu- ral. La interferencia humana era una de tales influencias perturbadoras. De ahi que la llanura cultivada tuviera que verse como un estado artifi- cial que volveria a su condicién de pastizal tan pronto como se dejara de cultivar. Consecuencia importante de la posicién de Clements fue su participa cién en lo que se conocié como “taxonomia experimental”. La ciencia tadicional de clasificacién de las plantas se habia originado en la obra de Linneo identificaba las relaciones entre las especies puramente en funcién de las semejanzas estructurales (véanse los eapftulos v y vit). Ta- chandolo de anticuado, Clements descarté este enfoque de la boténica, pues alentaba las quisquillosidades sobre diferencias estructurales infi- mas. Insistié en que una determinacién verdadera de lo que constituia tuna especie buena tendria que tomar en cuenta la capacidad de una sola especie para adaptarse a una multitud de medios. Realiz6 experimentos de trasplante diseiados para demostrar que la misma especie adoptaba formas diferentes cuando crecia en condiciones diferentes, haciendo ast que se desvanecieran lo que los taxénomos o-todoxos crefan distincio- nes rigidas. Estos experimentos estaban vinculados explicitamente con luna interpretacion lamarckiana que estaba a tone del todo con la filoso- fia holista de Clements. E] botanico sueco Gate Turesson realiz6 experimentos similares culti- vando variedades de regiones diferentes en el mismo jardin y demostré que mantenian sus diferencias. Argumenté que una especie tenfa un inmenso potencial de variacién genética en medios diferentes y acu el término “coenoespecies” “cenoespecies”* para denotar este potencial teorico, Algunos genetistas adoptaron sus ideas (desbaratando eficaz- mente ia interpretacién lamarckiana de Clements) y se monté una cam + Mas concretamente, el té:znino, que al pasar del latin al espa se com especies, se refiere a grapos de especies relacionadss por 8 posiilidad de que al cruzarse lutas con otras produzean hibrides erties [N del T) 384 ECOLOGIA Y ECOLDGISMO pafa a gran escala para persuadir a los taxénomos de que debian ado, tar el metodo experimental para determinar qué significaba para ellos) término especie. Los taxdnomos tradicionales no se impresionaron,y iy disputa resultante se prolongé durante décadas. La incitacién a intros. cir el experimento era parte de un esfuerzo deliberade por sacar ala bre logia de la vieja tradicion de la historia natural, pero muchos de los fer mados en dicha iradicion erefan que todavia estaba gindiendo frutce Fue dificid resolver qué asunios separaban a un enfogue de otto, pace cada uno de ellos definia en sus propios términos la clase de pruebas que para él cran significativas. Aun cuando concordaran en lo que en real Gad era observado, discrepaban en cuanto a cuales eran las observacie res decisivas en las cuales debfa basarse el sistema de ansisis En ecologfa, la escuela de investigacién de Clements continue fore ciendo hasta los afos treinta, Muchos de sus alumnos, incluso John Phi. lips, adoptaron la interpretacion organicista del climax, En articulos publicades en 1934 y 1935, Phillips declaré su fidelidad a la idea del cl max como superonganismo y la enlaz6 con Is filosofia holista expuesta por escritores camo J. C, Smuts. Los holistas se oponian vehementemen te a la teorfa darwiniana de la selecci6n, y se inclinaban por el lamar ckismo. Clements fue eapaz de ejereer una influencia considerable sobre Jas politicas relativas al uso de la tierra durante el episodio del Dust-Bowl de los afios treinta, y se le pidio que trabajara con el Servicio contra la Erosién del Suelo y otras dependencias guberamentales, Exhorto a que fas zonas mas secas de las planicies fueran devueltas a su condicion de pastizales a fin de reducir al minimo el daft causado por la agiicultura La ecologia se present6 a si misma como ciencia que ayudarfa a la hut manidad a hacer mejor uso de la tierra, senalando los modos de explota- cién que mejor armonizaban con lo que era natural de una regién dada Sélo los gobiemnos que se despojaran de su propia avidez en beneficio de 1a sociedad en general podrian llevar a la prictica el consejo. La imagen de un superorganismo vegetal tuvo asi un paralelismo directo con el mo- delo de los reformadores, de una sociedad como un todo unifieado con el gobierno como su cerebro. Ala larga, sin embargo, el efecto del Dust-Bowl fue el de sembrar du das en cuanto a la filosofia de Clements, Los agricultores estaban enoja dos de que se les culpara del desastze y se refugiaron en disputas dest nadas a derruir la pretension de que habia un climax “natural” para la region, presuntamente destruido por ellos, En cl extremo opuiesta del es- pectro de la politica ambiental, cl hecho mismo de que al suelo aprove chable se lo hubiera llevado el viento se toms como prueba de que la na turaleza ne podfa recuperarse de la interfereneia humana. La transicion a lo que se conoci6 como “administracion regional” fue asociada al re- chazo de la Filosofia organicista La diversidad de opinién se reflej6 dentro de la propia ecologia. El programa de investigacién de Clements nunca dominé la totalidad de la ecologta de Jos Estados Unidos, La mayoria de los ecélogos compartié ECOLOGIA ¥ ECOLOGISMO 385 su opinidn de que la vegetacién que ocupabe una region constitula un sistema 0 formacién que podie ser tratada como un todo unificado, pero muchos disentian de fa afirmacién de que representaba a un organismo terdadero. Desde principios de siglo, H. C. Cowles habfa estudiado la su- tesi6n de la vegetacién en las zonas aledafas al lago Michigan, y argu: mentado que un accidente geografico como el lago permitta la violacion permanente del climax natural de la regién, Pese a que se admitfa que {en ausencia de factores perturbadores) habia un climax natural para cada regién, Cowles enfocd su atencién en las condiciones fisicas que Geterminaban en dénde podfa hallar sostén una especie dada, Si estas condiciones estaban sujetas a variacién local, entonces también lo esta ba Ia vegetacién natural. ‘Otros ecélogos se opusieron todavia mas activamente al concepto de superorganismo de Clements, La opcién extrema era la ecologia indivie dualista de Henry Allan Gleason (1882-1973). En 1917 Gleason impugné Jos argumentos de Clements al sostener gue el concepto integro de siste- ma unificado de vegetacién carecia de significado. Cada planta vivia en donde podia, dadas las condiciones fisieas locales y la vegetacién exis- lente, y cualquier similitud entre las vegetaciones de zonas diferentes obedecfan al mero hecho de que las misinas condiciones permitian que medraran las mismas clases de plantas. Lejos de que hubiera climax uniformes y vastos que dominaran regiones enteras, los cambios locales del medio producfan una variacién continua de la composicién precisa de la vegetacién. Los cambios podian ser impredecibles, como cuando especies nuevas eran transportadas accidentalmente a una regién donde podian obtener sostén. ‘Aunque s6lo unos cuantos ecdlogos adoptaron tan extrema posicion en esa Epoca, las ideas de Gleason fueron adoptadas por uno de los criti- cos més persistentes de las aplicaciones sociales de la Filosofia de Cle- ments, el historiador de la agricultura James C. Malin, quien defendié a Jos agricultores en contra del intento del gobierno por imponer una so- lucién monolitiea al problema de las grandes llanuras. Clements comen- 26 a retirarse de fa versién mas visiblemente holista del concepto de su- perorganismo a fines de los aos treinta. La analogfa entve el individuo yla asociacién vegetal fue expresada menos explicitamente en un artfcu lo de 1936, y omitida del todo en el libro Bio-Ecology, escrito en 1939 por Clements y Victor E, Shelford. Cuando en los aftos cincuenta la sin: tesis darwiniana empez6 a dominar la biologfa, al fin se le dio el lugar que merecia al enfoque individwalista. En la Gran Bretana, A. G, Tansley importé muchas de las técmicas de Clements para vigilar la vegetacién pero se opuso enérgicamente al con- cepto de superorganismo. En 1935 atacé el uso acritico que Phillips ha- cia de la idea? YA. G. Tansey, “The Use and Abuse of Vegetational Concepts and Terms". nota 2, p, 285, 386 ECOLOGIA Y ECOL MO 1.05 articulos de Phillips evocan en uno irresistiblemente la exposicicn de un creda: de tn sistema cerrado de dogmas religiosos 0 filosoficos. Clements ape rece como el profeta mayor y Phillips como el apéstol principal, corel forse apostolico verdadero en medida abundante, Desde la perspectiva europea parecta ridiculo hablar de climax natu. rales que eran inherentemente superiores a cualquier otra forma de ve getacién en la region. Muchos de los medios europeos mas estables ern sostenidos por la constante actividad humana, Tansléy introdujo el ter mino “ecosistema” para denotar una interpretacién de las relaciones ecolgicas basadas en una vision mas materialista de cémo interactus ban las partes del sistema Los botdnicos de la Europa continental construyeron un muy diferen. te enfoque de la ecologia. Desde la vuelta del siglo, la escuela de Zurich Montpellier habia fomentado el andlisis de muestras de vegetacion de localidades diferentes, apoyado en la identificacién taxonémica precisa de todas las especies presentes en cada muestra. Esta técnica fle exten dida por el botanico suizo Josias Braun-Blanquet (1884-1980), quien le 86 a Ser director de la Estacion Internacional de Geobotsnica Medite rrinea y Alpina, que en 1930 acababa de establecerse en Montpellier. La escuela de pensamiento resultante, a menudo llamada sigmatismo (por el acrénimo en franeés de fa estacién), ha florecido desde entonces. Se alent6 a los seguidores de Braun-Blanquet para que recogieran quadrats representatives de cada localidad, y a que identificaran todas las espe cies con la mayor exactitud posible. La ecologfa dependfa de la taxenomtia, y trabajaba mediante la creacién de tablas de asociacién entre las espe. Gies. Se les pusieron nombres a las asociaciones caracterfsticas de plan tas y se clasificaron casi como las propias especies. El concepto de aso: ciacién como superorganismo sencillamente carecfa de significado dentro de esta vision de los objetivos del ecdlogo. El sigmatismo fue un intento por preservar y extender una antigua tradici6n de la boténica, basada en la clasificacion, contra las incursio. nes de la nuieva botdnica en donde dominaba la fisiologia (el modelo uti izadlo por muchos de los ecdlogos rivales). Donde Clements descarté la taxonomia ortedoxa considerdndola inatil, Braun-Blanquet la elevé a instrumento capital de la ecologfa y se mostré despectivo hacia los bots nicos que no sabfan clasificar las plantas que colectaban. El abismo pro- fesional existente entre los sigmatistas y la escuela de Clements se-sostu- vo por Jos diferentes papeles que desempenaban en Ia sociedad. Por su posicién, Clements tenta que promover la ecologia como disciplina prac: tia eapaz de resolver los problemas creados po la gricultra, mientras gue la estacién de Montpellier compartia la autonomia de que gozaba la mayorfa de las instituciones académicas francesas. Los sigmatistas no tuvieron que dedicarse a investigaciones de valor practico y pudieron pre- sentar su enfoque como ciencia "pura”, libre de la distorsion de presiones externas. En realidad no hubo rivatidad entre los sigmatistas y los €c6- ECOLOGIA Y ECOLOGISMO 387 logos estadounidenses: sencillamente vivieron en diferentes mundas y se desentendieron unos de otros completamente. El cardcter prestintamen te internacional de la ciencia moderna no se veria ciertamente en el cam pode la ecologia vegetal Ecologia animal Si bien hubo alginos esfuerzos tempranos por aplicar los modelos de la fisiologfa vegetal a las comunidades animales, el desarrollo ceal de la ecologia animal no se inicio hasta los afios veinte. En fa Universidad de Ghicage, Victor E- Shelford (1877-1968) empez6 a aplicar los canceptos decomunidad y sueesién a los anirales, basando sus ideas en las prelu dliadas por Clements y Cowies, En su libro Animal Communities i Tem. porate America (1913) adopté la analogia de la comunidad como superor- Fanismo que tendia a desarrollarse para alcanzar el estado maduro tipieo dela region. Clements y Shelford, en sv Bio-Ecolozy, de 1939, simboliza. ron a tnidad entre suis disciplinas, si bien Clements siguio insistiendo en gue la comunidad animal estaba determinada por la vesetacion de la cual dependia. Por su naturaleza misma, sin embargo, del estudio de la eco- logia animal brotaron preguntas ajenas ala botinica, Shelford se intere sé por la secuencia de las relaciones depredador-presa que constitufan In cadena alimenticia y en las causas de las fluctuaciones de las pobla El estudio cle estos asuntos dentro de un contento organicista conti nu en los afios treinta y cuarenta en Chicago bajo la direccion de War der Clyde Allee (1885-1955), quien se especiali2d en las fuerzas que de- terminan los agrupamienios © agregador sociales que exhiben muchas especies. Su libro Arsimal Axgregations, publicade en 1981, promovi6 ls Seleccion de grupo como explicacion del modo como los animales lega Tona cooperar unos con olres. La escuela de Chicago, presidida por Allee Sirvig de foco para Una vision de la ccologta y de la sociedad humana basada en la premisa de que la cooperacign era una funcion natural del comportamiento animal. El libro Principles of Animal Ecology. publica doen 1949, escrito conjuntamente por Allee y sus discipulos Allred Emer- Son, Orlando Park, Thomas Park y Karl Schmidt, sinteti26 la filosotia del grupe e hizo uso explicito de la ecologia onmo fuente de un sistema holista de valores (ce llego a conceer como "Great ares’ book"* por las iniciales de los nombres de fos autores) Para la escuela de Chicago, la interdependencia ecoldgica simbolizaba la tendencia general de la haturaleza a evolucionar en direcciondde una mayor integracion, tendencia que fue continuada por el desarvollo de lina mayor cooperacion en la sociedad humana. Sigutendo la filosofia 4el bidlogo William Morton Wheeler (1865 1937), se proclamé que la le palabra sngleso que significa prech.imente “grandes money" 0 “mones antrapoises Wit] 388 ECOLOGIA ¥ ECOLOGISMO comunidad de Jas horminas o las termitas, fuertemente entretefida, era el producto ideal de esta tendencia hacia la mayor integracion. Pero Allee criticé a Wheeler y a otros que vieron en las relaciones sexuales Ia fuente de toda la actividad social. Para él, la tendencia a congregarse ya estaba presente en los protozoarios, organismos unicelulares, y se he bia intensificado uniformemente conforme los animales se volvian mas complejos. Allee impugno también los estudios del comportamjento animal que ponfan de relieve la existencia de un “orden de picoteo” o jerarquia de dominio dentro del grupo. Insistié en que tales érdenes de picoteo no eran de ningtin modo universales, y que era un modelo muy peligrose para basar en él los asuntos humanos. Las jerarquias de dominio se vie Fon frecuentemente como productos de la seleccisn natural, pues el in dividuo que ocupaba la ciispide de) orden de picoteo tena més probabi- lidades de reproducirse. El interés de Allee en la seleccion de geupo y la ‘cooperacién social representé un rechazo directo al modelo del indivi- dualismo competitivo que destacaban muchos biélogos. El grupo de Chi ‘cago trabajé intensamente para fomentar la cooperacién como modelo de las relaciones internacionales y la reforma social. Sin embargo, des pues de la jubilacién de Allee en 1950, el grupo parecié perder cohesién. La segunda Guerra Mundial inevitablemente habia tenido de incerti dumbre mensaje tan optimista, mientras que el espectro del totalitaris- mo revel6 que el concepto de integracisn humana en una sociedad bien ordenada podia ser Hevado demasiado lejos. En tanto, el bidlogo briténico Charles Elton (n. 1900) habia realizado vances importantes hacia el establecimiento de la ecologia animal como disciplina independiente. Formado por Julian Huxley, Elton estavo tra- bajando de 1925 a 1931 con los registros de la Compania de la Bahia de Hudson para descubrir las fluctuaciones de la poblacion de animales de pelaje espeso en el Artico canadiense durante tiempos prolongades. En 1931 se traslad6 a Oxford, a la recién fundada Bureau of Animal Po: pulation (Oficina de la Poblacién Animal), que desempenaria un papel vital en el desarrollo de la ecologia animal alentando las visitas de cienti- Ficos extranjeros. La Animal Ecolvgy de Elton, publicada en 1927, s€ cons- tituyé en libro de texto del campo, al detinir los problemas centrales y las tecnicas de esta disciplina. Este libro populariz6 el concepto de “ni- cho” (introducido originaimente por Joseph Grinnell en 1913) para de- notar la funcién de las especies en la ecologia local! Es (..J conveniente tener algan término para describir la posicion de un ani ral en su comunidad, con objeto de inslicar que lo que esta haciendo no es eramente lo que paréee. Tal término es el de “nicho” Sobre los animales ac ta toda una suerte de factores —-quimicos, fisicos y bidticos— y el “nicho” de tun animal alude a st lugar en el medio bidtico, sus relaciones com el alimtentoy los enemigos "= Charles Eton, Animal Ecology, Oxford University Press, Oxford, 1927, pp- 63-64, ECOLOGIA ¥ ECOLOGISMO 389 El nicho, en la formulacidn de Elton, equivalia al trabajo o profesin de cada uno de los seres humanos que constiluyen una sociedad Estudiando el Artico, Elton se dio cuenta de que aqui las relaciones ecoldgicas eran mas simples y, por tanto, mds faciles de identificar. Le interesaban particularmente las fluctuaciones de las poblaciones anima- les, que en el medio értico eran con frecuencia espectaculares. En su ol- timo libro Voles, Mice and Lemmings (1942), represemé graticamente tan explosivas fluctuaciones y traté de explicarlas en funcién de las fut das que gobiernan la reproduccién, Encarado a esta nueva clase de da- tos, Fechaz6 el concepto de comunidad como superorganismo perfecta- mente equilibrado y en lugar de eso se concentré en factores como la competencia por el alimento:"? El “equilibrio de la naturaleza” no existe, y quiza no ha existide nunca. Las poblaciones de animales salvajes estin vartando constantemiente en mayor 0 menor gradd, y por lo comun las variaciones son irregulares en cuanto a su periodo y son siempre irregulares en cuanto a su amplitud. Cada variacién de as poblaciones de una especie causa repatcusiones directas e indirectas en las, joblaciones de las dems, y como muchas de estas altimas estin variando ndepetidientemente, es notable la confusidn resultante, E] modelo empleado fue esencialmente de indole econémica: los ani males eran consumidores dependientes de su abasto de alimento y, por tanto, de cualquier cosa qui®afectara a ese abasto Como alumno de Huxley, Elton se mantuve interesado en la evolu- clon. Le dedicé a ésta un capitulo en su Animal Ecology y luego escribio ‘odo un libro sobre el tema. Los ecélogos vegetales hablaban vagamente de desarrollo ¥ progreso; en lo que no pensaban era en como se habian llegado a consolidar las comunidades estables. El interés de Elton en el amano de la poblacién y en los factores que Ia limitan lo llevé a un mo- delo darwiniano, lo cual se estaba convirtiendo en to aceptable en otras esferas de la biologia. Pero su interés especial le permitié sugerit moditi- caciones al mecanismo darwiniano, con su implacable presion hacia la adaptacion. Muchos naturalistas siguieron en la creencia de que cuando menos algtinos de las caracteres que identifican a las especies son no adaptatives. Elton arguments que tales caracteres podrian establecerse en la poblacién durante su época de crecimiento acelerado; entonces, debido a la abundancia de alimento, se relajarian las coerciones de la lucha por la existencia, Elton atacé la cuestién del tamafio de la poblacién desde el angtilo de un naturalista de campo, con poco interés en teorfas matemsticas. Pero otros empezaban a darse cuenta de la posibilidad de que la ecologfa se uniera a otras ramas de la biologia en la creacion de modelos matemat cos que predecirian la forma en que variarian las poblaciones en ciertas cireuinstancias. En Australia, el entomélogo Alexander John Nicholson ‘ttton, Animal Ecology and Evolution, Oxford University Press, Oxford 1930, p17 390 ECOLOGIA Y ECOLOGISMO (1895-1969), formado en Inglaterra, exploré las diferentes clases de fac. tores que podrian atcctar el tamano de la poblacién. Hizo hincapie er jy distincién entre factores dependientes de la densidad y factores nag pendientes de la densidad. Un factor independiente de la densidad, come, Ia temperatura o la humedad, ejerce su efecto en los organismos sin im portar que la poblacin sea grande o pequefia, Un factor dependiente de Ja densidad varia con el tamafo dela poblacién y actiia, por consiguien, te, como regulador: si la poblacién crece demasiado, la hard decrecer hasta que welva a su nivel normal La competencia es un factor dependiente de la densidad, pues aumen. ta con el hacinamiento, y Nicholson argument6 que tales factores eran con mucho los mais importantes para regular el tamano de la poblacion, A diferencia de Elton, pensaba que si habia un equilibrio de la naturale za, si bien implicaba fluctuaciones en torno de un valor medio. Compa. 16 los controies dependientes de la densidad con la accién del encargado de una maquina de vapor, quien regula el flujo de vapor para anular las variaciones de velocidad accidentales. El efecto de los parasitos también depende de la densidad, y Nicholson trabajé conjuntamente con un fii co colega suyo para producir célculos que mostraban que en tal relacién las poblaciones del parasito y el anfitrion debian fluctuar a lo loco. EI guimico-fisico estadounidense Alfred J. Lotka (1880-1949) llego a interesarse en la teoria matematica del tamafio de la poblacion y publics un libro sobre el asunto en 1925. Aunquegpromovidas por Raymond Pearl, genetista de poblaciones, las férmulas de Lotka tuvieron poco efec to en'la ecologia hasta que se asociaron con el trabajo del eminente fisico matematico italiano Vito Volterra (1860-1940), Habiendo llegado a inte- resarse en el problema de las existencias de peces, Volterra elaboré una formula para calcular la relacion entre las poblaciones de un depreda- dor y su presa, para el cual utilizé como modelo la teoria matematica que gobierna el comportamiento de las moléculas de un gas (el contacto entre el depredador individual y la presa se hizo equivalente a las coli siones entre las moléculas de gas). Los resultados impresionaron lo suli ciente a Volterra como para que redactara una serie de escritos sobre este tema a fines de los alios veinte. En los ahos treinta el bidlogo ruso G. F. Gause (1910-1986) realizé experimentos con protozoarios para so- meter a prueba las “leyes" de la poblacion sugeridas por las matemati- cas, Las "ecuaciones de Lotka-Volterra”, y los trabajos de Gause para comprobarlas, desempenarian un papel viial en el desarrollo de Itecolo- gia de la posguerra (véase mas adelante). ‘Como en el caso de la genética de poblaciones, muchos trabajadores, de campo, entre ellos Elton, se mostraron suspicaces hacia las formulas matematicas. Uno de los primeros partidarias de ellas, el entomélogo William R. Thompson, nacido en Canads (1887-1972), se opuso al nuevo enfoque en los afios treinta, argumentando que las relaciones naturales eran en esencia impredecibles y por tanto no susceptibles de tratamicn- to matematico. Thompson deseaba recalcar que los efectos de los facto ECOLOGIA Y ECOLOGISMO 394 res externas hacen imposible que el bidlogo trate a la poblacién como un sistema sujeto a leyes predecibles, Pensaba que los factores indepe dientes de la densidad, como los cambios del medio fisico, eran los de mas importancia en el control de las poblaciones, lo cual volvia a negar Ia validez del modelo en que la poblacion es un sistema que se regula a si mismo. Los estudios de campo habian mostrado lo que pasaba con el pinton (un insecto notoriamente dahino) un invierno caluroso produc ia un crecimiento explosivo de la pablacién al ato siguiente, sin embar 0, los depredadores naturales del pintén no seguirian tal tendencia. La tcoria de Nicholson de que la interaccién del depredador y la presa ten. derfa a restaurar el equilibrio fue hecha a un lado, considerandola pro- ducto de las matematicas abstractas, ajenas a la vida real En estos debates hubo una serie de agendas ocultas basadas en las consecuencias sociales y précticas de las varias teorfas. Pero estan de por medio muchas presiones diferentes, y para el historiador es imposi- ble identificar as relaciones simples, de uno a tno, entre las teortas 9 los factores extemos. La eleccién que un cientifico hace de un modelo teort co puede estar influida por puntos de vista politicos y por intereses que sargen de las aplicaciones practicas de la teorfa, pero estas dos presiones pueden no actuar en la misma direccién, Se pueden subrayar diferentes sspectos de la misma teoria para extraer de la misma consecuencias por completo diferentes. Cada uno de los cientificos puede tener antecedem tes idiosincrasicos que influyen en su pensamiento de modos desusados. Los esfuerzos dle los historiadores por descubrir la red de interaccio- nes de las teorias cient{ficas con el medio social estén, pues, rodeados de problemas. Parece bastante facil demostrar que hay vinculos entre el modo como piensa un cientifico en particular y sus antecedentes socia. 1c 9 bnsstuctnales, Pero, como en el caso de la cori dels evolu, es dificil encontrar generalizaciones comprobables que nos permitan predecir” el modo como reaccionaré un individuo ante cferta idea nuie- va, Por esta raz6n, los intentos por demostrar que el conocimiento cien- lfico esta determinado por valores sociales, han sido muy criticados, a menudo por cientificos que desean ise al extremo opuesto, argumen- tando que el conocimiento cientifico es absolutamente objetivo. “Deter- minismo” no es la palabra acertada en este contexto: el pensamiento ciemtifico esta influido ciertamente por factores extemnos, pero no esté determinado por los antecedentes sociales y culturales de los cientificos porgue hay demasiadas fuentes de influencia, con frecuencia contradi torias entre sf, como para que podamos predecir cual de ellas sera dec siva en una situacién en particular. __ Las teorfas de Clements y Allee muestran una influencia ideologica fandamental: un sistema de valores holista en el cual la cooperacion es Jmportante propende a generar una teoria donde se ve a la poblacion como un superorganismo producide por una tendencia general de la na- turaleza hacia la integracion. Y a la inversa, los modelos teéricos que Presentan a la poblacién como una Coleccion de individuos que prestan 392 ECOLOGIA Y ECOLOGISMO apoyo a un sistema de valores individualista y competitivo. Pero hay no tables excepciones a esta regla. Thompson, por ejemplo, vio a las poble iones como colecciones de individuos, pero esto No obedecié cients mente a que apoyara el individualismo competitivo. De hecho ers ta devoto catdlico que estudiaba la filosotta aristotélica, Su oposicién a lz biologia matematica de Nicholson se bas6 en la distincién hecha por Aristoteles entre los modos de razonamiento propios de las matematiees ylos de las ciencias naturales Hubo también coacciones més directas. Thomson y Nicholson fueron eniomologos moderados dependientes de fondos dedicados al control de plagas. Thompson temfa que la ecologia matematica debilitara el apoys para el cuidadoso trabajo de campo en el cual se basaban sus conclusio. nes. Fl debate tedrico terming asi mezclandose con la controversia so bre los métodos mas practicables del control de plagas, Las opiniones sobre el mejor procedimiento de control estuvicron influidas por las pre ferencias por la regulacion dependiente de la densidad de la poblacicn 0 por la regulacién independiente de la densidad. El control Biologico de tas plagas mediante la introduccién deliberada de parasitos fue favorec! do por los ecdlogos que preferfan modelos dependientes de la densidad porque los pardsitos son mas eficaces cuando sus anfitriones viven en poblaciones densas. La eficacia de los insecticidas quimicos no aumenta con el tamario de la poblacién, y es probable que este procedimiento de control sea favorecido por los ecélogos comprometides con el modelo de la poblacién como coleccidn de individuos. Toda una gama de factores cientificos, institucionales e ideoldgicos, estaba interactuando para conf gurar las opiniones de los ecdlogos que se enfrentaban a estos asuntos téenicos tan complejos. Ecologia marina Se estaban haciendo también importantes avances en el estudio de las relaciones ecoldgicas en los océanos. A prineipios de siglo, unos cient cos alemanes habian estudiado el papel del plancton para determinar las poblaciones de los organismos marinos mas grandes, pero en la pos- gucrra su trabajo pricticamente habia sido olvidado. En la Gran Bre tana fue revivida la misma rea de estudio durante los afios veinte y com dujo a avances notables en nuestra comprension de los factores que controlan la productividad del mar. Debido a que el apoyo del gobierno para el estudio de la ciencia de las pesquerfas ofrecié a los oceandgrafos tun medio profesional independiente, este trabajo se desarroll6 a parte de las ecologias vegetal y animal, y explot6 diferentes modelos tedricos. El Laboratorio de Biologia Marina de Plymouth haba soportado tiem- pos diliciles en las primeras décadas del siglo, pero con el renovado apo yo del gobierno para la investigacion de las pesquerias se abricron nue vas oportunidades en los afios veinte. Se mejoraron lox laboratorios y hubo barcos para estudios oceanograticos. Dirigido por E. J. Allen (1866: ECOLOGIA ¥ ECOLOGISMO 393 1942) —alumno del biometrista W. F. R, Weldon—, un grupo de oceané: grafos empez6 a perfeccionar técnicas para el estudio de los factores que Eontrolan las poblaciones de los organismos marinos, entre éstos los pe- Ges. Los alemanes habian mastrado que el plancton era fundamental, ya que estas plantas y animales diminutos constitufan la base de la cadena Glimenticia, En efecto, la produccion de peces en el mar podrfa compa- rarse con la agriculture, donde la productividad de la tierra determina la poblacion de ganado, eic., que puede sostenerse. Allen adopt6 una file- Sofia holista, pero no vitalista, que subrayaba la interdependencia de to- dos los habitantes del mar. Su grupo aplicé los métodes de la quimica y Ia fisica para estudiar los factores que controlan las diminutas plantas que constituyen el recurso alimenticio elemental. Se utilizaron fotéme: tros que mostraban cémo las variaciones de la intensidad de la huz solar afectaban el crecimiento de esta clase de plantas. Se estudié también la Girculacion de los nutrimentos quimicos, y en un articulo de 1935, ya clisico, H. W. Harvey y sus colaboradores delinearon la forma en que to- dos estos factores interaciuaban para configurar las fluctuaciones esta- cionales del plancton Si bien el grupo de Plymouth continus su teriores, la iniciativa tedrica la tomaron los cuarenta. Los modelos matemsticos serian incorporados ahora a la eco- Jogia marina, como habla sucedido con la ecologia animal terrestre (véa- se mas adelante). El impulso que habia conducido a este acontecimiento surgi6 de los nuevos instrumentos conceptuales que fieron presentados como la base de una gran revolucion del pensamiento ecolégico. LA ECOLOGIA MODERNA Las coerciones externas sobre los ecélogos probablemente no disminu- yeran al intensificarse la preocupacién por el medio en la posguerra. El campo estaba floreciendo al responder los gobiernos a la presion publi cade buscar orientacin cientifica sobre la manera de manejar la avalan- cha de problemas ambientales. Se extendi6 el uso de técnicas matemati- cas para darle a la ecologia una imagen mds "cientilica”, al paso que el establecimiento de la teorfa sintética de la evolucién ofrecio posibilida- des de una cooperacién fructifera enire ambos campos. Si la ecologia era el estudio de las interacciones de los organismos con sus medios en el mundo moderno, Ja evolucién serfa el estudio de la manera como se habfan desarrollado tales interécciones y conformado a los propios or- ganismos. La expansién, sin embargo, no necesariamente gener6 uni- dad, pues la comunidad de los ecblogos, siempre creciente, se dividié en esctielas de investigacion y orientaciones tedricas antagonicas. Estas divisiones siguen reflejando coerciones sociales e institucionales diferentes, Pero las coerciones se combinan para dar una situacién que es mucho mas compleja de lo que perciben los legos. Serfa facil caer en 394 ECOLOGIA Y ECOLOGISMO Ia trampa de pensar que las Unicas presiones externas serias que seidan sobre los ecSlogos provienen de las demandasen eompetencla de ie tores dela industria y de los ecologistas. Los industvalesdesean ais pruebas de que sus actividades no son tan dapinas come dicen sug a Eos, mientras que éstos ven en la ceologte el fundamento de un acters Inds Comedi para con el meio, Muchos neatitos ven la ceclowie cas sunto dedicado ala promocion de una perspective holla sue deny alentar el regreso aun estilo de vida mas naturel Peromuchos eedloers obtienen sus fondos de la industria o del gobicmo,y tenden asi ie Tecer los modelos que apoyan la explotacion controlada Ta tension entre los cabideros de la industria y de 10s ecologisias es tan slo una de las coacciones a que estan sometidos los ecdlogee tenes Ficos. El vinculo con una revivide teorfa darwinlana de is evehicioe ke asegurado que la ecologla haya side arrastrada alos debates, ue an prosiguen, sobre el materiaismo y ta busqueda de una base “natura del comportamiente humano, Muchos ecdlogos aceptan modelos tao. cos que se oponen expliciamente-a la perspectiva Holista de low ecole tistasradicales: La ecologia Ue poblaciones lavorece el enfoguc indie: talista del darwinismo, mientras que la ecologla ee sistemas busca tmodelos de relaciones naturales basadas en los vedes economicas aoe tnisten en la sociedad humane. El desarrollo dela ecologta chentifes eo puede equipararse con el auge del ecclogismo, ni tampoee han dems Rutdo las tensiones entre estes dos areas en el mundo modem Poblaciones y sistemas Siguiendo sus pruebas experimentales de las ecuaciones de Lotka-Volte- 1a, en 1939 G, F. Gause empe76 a formular un concepto diferente de ni- cho, lamando la atencién hacia el hecho de que en un mundo dominado por la competencia interespecifica las especies mejor adaptadas expul- sarfan a los rivales del nicho elegido. La alirmacién de que dos especies diferentes no podrfan ocupar el mismo nicho atrajo la atencién tanto de los ecélogos como de los evolucionistas. En 1960 Garrett Hardin intro- dyjo el térmnino de “principio de exclusion competitiva” para denotar lo ‘que se convirti6 en tema central del pensamiento ecoldgico de la pos- gverra, Uno de los primeros bidlogos que hizo uso de la nueva idea fue el or- nitélogo britanico David Lack (1910-1973). En 1938 Lack visité las islas Galépagos gracias a fondos de investigacién aportados por Julian Huxley. Los bidlogos han hablado de los pinzones de las islas desde que Darwin se valié de ellos para fundamentar su idea de la especiacién producida por aislamiento geografico. Las diferentes especies habfan evolucionado en islas diferentes, pero haba habido cierta cantidad de migracion sub- siguiente. En algunas islas se podfan observar varias especies casi id ticas (pero reproductivamente distintas) alimentindose juntas. Los opo- ECOLOGIA ¥ ECOLOGISNO 395 sitores del darwinismo citaron este hecho para desacreditar la teoria de Ia seleccion, y se pudo tomar como violacién directa del principio de la exclusion competitiva, Lack mostré que las especies muy similares en realidad tenfan diferencias significativas en sus habitos de alimentacion. Podian comer todas juntas, pero estaban expiotando diferentes ftentes de alimentos existenies en el mismo medio, El estudio clasico de Lack, Darwin's Finches, publicado en 1947, ayud6 a comprobar la veracidad de la tcorfa sintética de la evolucién y del principio de exclusién compe: titiva, También enfocé la atencién de los historiadores en el encuentro de Darwin con los pinzones, lo cual cre6 asf le leyenda de su conversion alevolucionismo en las Galapagos. Al mismo tiempo el ecélogo G. Evelyn Hutchinson (n. 1903), quien se habia formado en Inglaterra y trasladado a los Estados Unidos en 1928, empez6 a buscar una nueva manera de demostrar la utilidad de los mo: delos matematicos en ecologfa. En 1946 Hutchinson elaboré un escrito en donde promovié la idea de que las relaciones ecoldgicas deben verse como sistemas gobernados por interacciones causales. Si bien partio de la vieja tradicion de considerar a las comunidades como superorganis: mos, Hutchinson transforms este enfoque reemplazando la metafora or- ginica por otra econémica, La transferencia de sustancias y energfa por el sistema esta regida por circuitos de realimentacién que crean estabili dad a pesar de las fluctuaciones ambientales, Hutchinson prosiguié el enloque “biogeoquimico” preludiado por el ruso V. Vernadsky, inventor del término "biosfera” a principios de siglo. Se podian elaborar presu- puestos de la circulacién de sustancias por las redes ecolégicas de los océanos y la superficie de la Tierra, que mostraran cémo los cambios de has existencias de nutrimentos afectan a las poblaciones de organismos .que las explotan. Estos sistemas de circulaci6n estaban a su ver regidos por circuitos de realimentaci6n que tendian a restaurar el equilibrio; Cualquier sistema que no fuera estabilizado asi tarde temprano seria sometido a tensiones més alla de los limites soportables y se desinte- sraria E} concepto de circuito de realimentacién como medio de que un sis tema fisico se mantenga por s{ solo en equilibrio gané gran popularidad en la posguerra. 1 vitalismo se volvio superfiuo porque se podian cons- truir maquinas que mostraban un comportamiento premeditado. Nor- bert Weiner fundé la ciencia de la cibernética para explotar la idea en la construccién de maquinas autorreguladoras. Hutchison vio que los mis- mos principios operaban a escala global, los cuales mantienen los sis- temas que permiten que numerosos seres vivos obtengan sus materias Primas. Vio también la posibilidad de que el mismo concepto pudiera extenderse a las ciencias sociales, y participé en las conferencias que So- bre este tema organiz6 la Fundacién Macy entre 1946 y 1953. Donde Cle- ments habfa justificado una vez el control guternamental del medio, re- surriendo a la imagen de la sociedad como superorganismo, la nueva teoria de sistemas ofrecié Ia perspectiva del control social estableciendo 3% ECOLOGIA Y ECOLOGISMO circuitos de realimentacién estables de las interacciones humanas, En tuna atmésfera de optimismo de posguerra, la ciencia parecia tener al poder de crear un mundo nuevo y més seguro Los hermanos Eugene P. y Howard T. Odum (n. 1913 y 1924)) des. arrollaron subsiguientemente estas ideas, convirtiéndolas en la base de Jo que hoy se denomina a veces “ecologia de sistemas”. H.T. Odum ob tuvo su doctorado en 1950 por un estudio que mostraba que el equili brio quimico de los mares habia permanecido constaiite por millones de aiios. El desarrollaria una técnica para representar los sistemas ecoléyi, cos en funcién de flujos de energia, que convertiria todos los demas te cursos naturales en equivalentes de ésta, el recurso elemental. Otro de los alumnos de Hutchinson, Raymond Lindemann, en su artfeulo de 1942, ya clsico, analizé el flujo de energfa dentro de un medio especttico, e} ago de Cedar Bog, en Minnesota, Mostré cémo la transterencia de ene1- fa solar de una parte a otra de la evologia del lago iba acompafiada siem. pre de cierta pérdida, Pero en la época en que fue publicado el articulo, Lindemann habia muerto (murié a los veintisiete afios). Los Odum se bbasaron en sus ideas. Estos elaboraron modelos del flujo de energia den. tro de toda una variedad de sistemas ecoldgicos, dibujando mapas mo. delados conforme a las representaciones de los cientificos sociales del Flujo de los recursos dentro de la economia. La investigacion del flujo de energia y recursos en los sistemas ecols gicos constituyé una de las partes principales del Programa Biologico Internacional de fines de los aftos sesenta. Los Odum instaron a que se estudiaran los sistemas particularmente estables que podrian ayudar a Ja humanidad a entender como administrar las tensiones impuestas por nnuestras actividades. Uno de los principales estudios de la selva tropical de Puerto Rico fue financiado por la Fundacién Rockefeller, y por la Co: mision de Energia Atémica de los Estados Unidos, interesada en la sus- ceptibilidad de los sistemas naturales a catastrofes de grandes proporcio- nes, Los Odum hicieron también un estudio del ecosisterna del arrecife dle coral del atolon de Eniwetok, el lugar donde los Estados Unidos rea. lizaron sus pruebas de la bomba de hidrégeno. En su libro Environment, Power and Society, publicado en 1971, H. T. Odum expuso el sueho de Jos tecnécratas, de una sociedad construida confarme a un plan elabora- do con todos sus detalles, y argument6 que la ciencia ofrecia las respues- tas al problema futuro de como vivir con menguados suminisyos de energia. En lo tocante a la ecologia de sistemas, la economia humana fue tan solo un aspecto de la red global de utilizacion de recursos que la ciencia esperaba entender y controlar. En su articulo de 1946, Hutchinson adopt6 también la posibilidad de construir modelos matematicos de la regulacién de poblaciones para ar~ gumentar que ésta era igualmente un fenémeno gobernado por circuitos de realimentaci6n, El ya se sentfa insatisfecho con la falta de un analisis, riguroso en los estudios de Elton de las poblaciones animales, y a st re vision del libro Voles, Mice and Lemmings, de Elton, le puso el titulo de ECOLOGIA Y ECOLOGISMO 397 ‘Nati Sunt Mures, et Facta est Confusio” [Nacen los ratones y el resulta- does la confusion].!? Hutchinson apremié para que se creara una ecolo- gia nueva, basada en la interaccién fructifera de las matematicas con el Experimento, Donde los erfticos deseaban rechazar los trabajos de Gau se porque no concordaban con los hechos, Hutchinson deseaba hacer manipulaciones matematicas con la esperanza de lograr una mejor con- cordancia, y asi también aprender algo en el proceso. También inter- preté el concepto de nicho en términos mateméticos, con la esperanza de ihuminar su propio trabajo con el plancton de} ago. El hecho de que diferentes especies de plancton coexistieran en el medio uniforme de un lage lo explicé extendiendo los argumentos de Gause sobre la competen- cia entre las especies para incluir otros factores. Fue posible mostrar {que los cambios del medio fisico eran el punto de partida para la serie ftegra de las maltiples interacciones de las diferentes especies. En tna trascendente alocucién, pronunciada en la conferencia de Cold Spring Harbor sobre ecologia animal, realizada en 1957, Hutchinson bosquej6 un programa para integrar la ecologia y Ja teoria de la evolucién por m dio de técnicas nuevas, tema expresado en el titulo de une de sus ulti mos libros, The Ecological Theatre and the Evolutionary Play (1963). Robert Macarthur (1930-1972), alumno de Hutchinson, expandid este enfoque para crear la nueva y poderosa ciencia de la ecologia de conwi- nidades. En su estudio de las currucas, que realiz6 en 1958 en los bos- ques de Nueva Inglaterra, MacArthur confirms el principio de exclusién Competitiva al mostrar que especies similares en realidad tenfan patro- nes de alimentacion diferentes. Siguié elaborando modelos matemati- cos para predecir las poblaciones de diversas especies que habitaban vna zona dada, depurando ideas tradicionales, como la de la “pirémide de las poblaciones", que relaciona el tamafio de la poblaci6n del depre- dador con el de la presa. Hutchinson y MacArthur se preguntaron si el tamafo de la poblacién estaba regido por las condiciones fisicas 0 por la, competencia de otras especies que trataban de explotar los mismos re- cursos. Qué tan estrechamente se podian juntar las especies en la eco- logfa y auun ast seguir teniendo su propio nicho? cEvolucionaban los pro- pios nichos con las especies que los ocupaban? Estas y otras preguntas Se cobijaron bajo las alas de una nueva ecologia matematica que Mac Arthur presenté como el motor del desarrollo de la ciencia en los anos sesenta, Su teorfa se basaba en el supuesto de gue las relaciones entre las especies que ocupaban Ia misma area estin determinadas por la competencia Una aplicacién especifica del nuevo enfoque fue el estudio de la bio- geografia islefa. Aqui MacArthur se asocié con E. 0. Wilson para for- mular una teoria basada en un conjunto de preguntas diferentes de las tradicionales en ese campo. Como en el caso de los pinzones de las Gal ""G., Evelyn Hutchinson, “Nati Sunt Mure, t Facta est Confusi", Quartniy Review of Biology, nim. 17, 1982, pp. 35457 398 ECOLOGIA ¥ ECOLOGISMO pagos, la mayoria de los estudios se han aglomerado en toro a los pro. esos evolutivos que crearon las especies particulares que habitan los grupos de islas. Pero a MacArthur y a Wilson no les interesaba la historia de un grupo en particular: lo que querian era saber qué factores region a as poblaciones de las especies que habitaban cualquier isla oceaniea Resulto que la diversidad de especies era proporcional al rea de la isla, y que el numero preciso de las especies de una isla representaba un equilibrio entre la inmigracion y la extinei6n (siempre una amenaza para las poblaciones pequefias recién establecidas). Los dos bidlogos conside. raron tambien la cuestiOn de qué estrategia reproductiva daba a tna es. pecie recién llegada la mayor probabilidad de establecerse. De aqu! sur Bi6 el interés, mas general, de Wilson en las estrategias reproductivas y su ulterior creacién de la ciencia de la sociobiologia (ya descrita). La prelerencia de Hutchinson por los modelos matematicos fue apli cada a Ja ecologfa marina por su «iscfpulo Gordon A. Riley (1911-1985) Desde mediadas de los afios treinta en adelante, Riley trato de implantar el rigor matematico en cl estudio de las formas en que la luz y las existen. cias de nutrimentos regian las poblaciones de las especies de plancton, tal y como lo habian sugerido los oceandgrafos alemanes y britanicos, Durante los afios cuarenta aplicé las técnicas de la ecologta de poblacio: nes a este problema, cuantificando las interacciones de las diferentes es pecies que constituyen la cadena alimenticia. Crefa que estas ecuaciones le permitirian al oceanografo predecir las fluctuaciones de las poblacio nes, dado el conocimiento de los cambios de los factores fisicos que con: trolaban el sistema. Debido a la gigantesca inversion del gobierno en la oceanografia durante y después de la segunda Guerra Mundial (véase el capftulo 1x), la ecologia marina recibié los instrumentos que le permiti- vian ingresar en el nuevo mundo de las matematicas y la cuantificacién El trabajo de Riley, sin embargo, fue practicamente desconocido en otras zeas de la ecologia, Jo que perpetué el aislamiento profesional que du- ante tanto tiempo habia sido una barrera entre la oceanografia y otras disciplinas, Los aiios sesenta fueron tiempos de grandes emociones en el desarro- lo de Ia ecologia. Se estaba derramando dinero en este campo y el ni mero de cientilicos que se especializaban en él aumentaba ostensible mente. Gracias a las nuevas técnicas, como las ideadas por MacArthur se abrié la posibilidad de que todo el campo experimentara una revolu cién y se asentara sobre cimientos més cientificos. Podrfa establecerse una Ciencia unificada de ecologia de comunidades y teoria evolutiva cuando ambos campos empezaran a explotar los inodelos matematicos basados en el supuesto de que las relaciones estaban regidas por la com petencia individual, Pero de hecho la expansion generé la fragmenta cién y el debate antes que la unidad de objetivo. La ecologia se dividié en numerosas escuclas de investigacién con diferentes perspectivas te6- ricas, cada una de las cuales era critica violenta de sus oponentes. Los haturalistas de campo seguian mostrandose suspicaces hacia las mate- ECOLOGIA Y ECOLOGISMO 39 miticas, mientras que los propios matematicds discrepaban entre ellos acerca de los mejores modelos que podian utilizarse. El propio MacAr- thur se quejé de las consecuencias de estas divisiones:!? Por desgracia los miembros inseguros de las varias escuelas realizan esfuerzos propagandisticos en contra de las otras, y no serfa la primera vez en la historia Que uno de estos esfucrzos lograra sacar de la jugada temporalmente a una de fstas escuelas [...] En interés de la libertad y la diversidad, aun estos atagues destructivos deben ser tolerados, pero esta bien reconocer que nos sobre el atacante que sobre el atacado. Sin embarge, es una Iistima que varios tecélogos prometedares hayan estado desperdicisndo sus vidas en sinsentidos filesoficos acerca de que hay un solu camino —su propio camino, desde lue go para hacer De hecho, fueron las propias proposiciones de largos aleances, de Mac Arthur, las que constituyeron la fuente de gran parte del debate. Si bien pronto desaparecio de la escena al morir de céncer en 1972, la contro- Yersia sobre si se sceuirian explotando, y como, sus sugerencias conti nv, y la ecologia esta muy lejos todavia de ser hoy una ciencia unificada ‘Aparte de las divisiones dentro de la ecologia de poblaciones, queda un abismo fundamental entre esta area y la ecologia de sistemas. Los es- tudios de poblaciones se han ligado con la teorfa de Ia evolucién para ex: plotar Ja idea de que la competencia determina tanto la estructura de tina ecologia regional como la evolucin de las propias especies. Se in- siste mucho en el individualismo y en la falta de direccion ‘intencional de la naturaleza —la postura clasica del darwinismo verdadero—. La ecologfa de sistemas, en contraste, subraya el papel de los circuitos de realimentacion y la capacidad de los sistemas naturales de regularse a si mismos de un modo aparentemente intencionado. La tension entre es- tos dos enfoques se manifiesta con mayor claridad cuando son levados alextremo, reviviendo asi el antiguo conflicto entre las filosofias de la naturaleza teleoldgica (intencionada) y la de "ensayo y error”, Se ve esta tensién en los calificativos desdefiosos que se acumularon. sobre la hipdtesis “Gaia” de James Lovelock, quien trata a la totalidad de la Tierra como un sistema que se autorregula y que esta proyectado para mantener las condiciones propicias para la vida. Cierto que Lovelock ha- ba de cibernética y de las propiedades de los circuitos de realimentacion de los sistemas mecanicos, pero sus criticos sienten que llev6 demasiado lejos la analogfa, al grado de que volvié a introducir la vieia filosofia organicista que la ciencia moderna apenas acababa de eliminar hyego de sighos de ilusiones. Si la Tierra entera se comporta como un sistema que se protege a si mismo contra las perturbaciones, ca fin de cuentas no he- ‘mos recreado la imagen de la madre tierra o de la diosa tierra? Lovelock eligié el nombre de “Gaia” —diosa de la Tierra en griego— seguramente » Robert MacArthur, "Cotsisence of Species", en J. Behnke (comp), Chellenging Bio lopial Problems, Onford Univesity Press, Nueva York, 1972, p. 259 400 ECOLOGIA ¥ ECOLOGISMO para simbolizar este regreso a la antigua concepeion de que la natural Za, o cuando menos Ja Tierra, es una entidad viva y con volumiaa yea Tock dice que no entiende por qué este enfoque ha side rechazadon,®, todo el establishment clentifico Tenfa la débil esperanza de que Gaia fuera denunciada desde el palpito, En lugar de eso me pidieron que pronunciara un sermén sobre Gata en is cate dral de San Juan el Divino en Nueva York. En cambio Gaia fue condenads ‘como si fuera una idea telealogica, por mis colegas, y las Fevistas Narure y Sa ‘ence no publicarian articules sobre el tema. Na se dieron razones satistacto as para el rechazo; fue coma si el establishment, como el establishment teolo tico:de la epoca de Galileo, no tolerara nociones radicales o excéntricas La pretensién de que la ciencia ya no permite nada que huela a inten cidn en su pensamiento es también caballito de batalla de los escritores que atacan el dogmatismo del darwinismo modem. Claro esta que Love lock no es lamarckista pero sus esfuerzos por reintroducir el concepto de actividad deliberada en Ia naturaleza va directamente en contra de una de las tendencias mas poderosas de la biologia moderna Darwinistas como Richard Dawkins hicieron el esfuerzo mas resuelio. por demostrar que una Tierra que se regulara a sf misma no podria ser producida por procesos naturales. Lovelock afirma que no contrarié tal objecidn, pero el lenguaje empleado por sus detractores hace claro lo mucho que rebasé los limites de lo que se considera aceptable. En una revision titulada “Is Nature Really Motherly?", W. Ford Doolittle habla despectivamente de Gaia, tachdndola de "seleccién de grupo escrita pomposamente” y relacioné directamente la teoria con Ja anticuada actitud de hacerse ilusiones:!5 Lo bueno del caurivador libtita de Jim Lovelock es que la Jectura trasmite una sensacion calida y reeantortante de la naturaleza y el lugar del hombre dentro della. Lo malo vs que esta sensacién se basa en una idea de a seleceidin nat ral [-]que es indudablemente falsa E] darwinismo moderno (y la moderna écologia de poblaciones) ha creado un modelo de la naturaleza basado en la lucha individual que produce cambios sélo por ensayo y error. Para sus seguidores, este en‘o: que ofrece la nica manera de liberar a la ciencia (y en tiltima instancia a toda nuestra forma de pensar) de conceptos anticuados, basados en la esperanza de que somos la meta predeterminada de una naturaleza esen- cialmente finalista. Sélo encarando esa dura realidad podemos esperar Negar a un acuerdo con los problemas redes a que nos enfrentamos. Para sus opositores, sin embargo, la forma de pensar darwiniana es mera: + Lovelock, Gaia , nota 6, prefacio. Sobre la cibernética, wate did, cap. 4 's W" Ford Doolitde, "ls Nature Really Motherly”, CoEvolution Quarterly, nim. 29, 1981p. 58, ECOLOGIA Y PCOLOGISMO aor mente el producto final de un materialismo cientifico creado para servir tla ideologia de Ja economia de mercado. Ecologia y crisis ambiental Desde la perspectiva ecologista, la de Lovelock esta lejos de ser una vi- sion reconfortante de la posicién de la humanidad sobre la Tierra. Su propésito principal es el de prevenimnos sobre el grado en que la activi- dad humana esta amenazando con destruir la estabilidad de un sistema que se ha regulado a si mismo durante millones de anos. Lovelock, con su hipétesis, advierte que ciertos actos de destrucc:6n, especialmente la quema de las selvas tropicales, pueden tener consecuencias que rebasen cualesquiera de nuestras predicciones. Se une asf a las filas de los profe tas de la fatalidad, que predicen una catéstrofe ambiental por el agota- miento de los recursos naturales necesarios para sostener la industria y por la contaminacién del aire y el agua que hacen posible In vida. Para nosotros poca diferencia habré si resulta que los sucesos que nos aniqui- Ten no son mas que los esfuerzos tardios de Gaia por conservar la Tierra para otras formas de vida, Para el de fuera, parece en realidad extrafio que, en el momento en que se intensifica el liamamiento para que la humanidad respete el medio global o se enfrente a la extincién, la ciencia de la ecologia se ha alejado firmemente del modelo organico de la naturaleza que con mas probal lidad parece alentar la clase correcta de comportamiento. Los ecologi tas radicales estimulan activamente la idea de que la Tierra debe ser tr tada como un sistema femenino, orgénico, que alimenta a toda la vida, incluida la nuestra. Conforme crece la preocupacién por el medio entre la poblacién en general, es probable que este punto de vista expanda su influencia, Sin embargo, paraddjicamente, la ciencia se ha compromet do cada vez mas firmemente con un modelo de la naturaleza basado en la lucha individual, Blosofia de que el diablo se lleva al que se queda re zagado, que poco apoyo offece para relaciones interespecies armoniosas y apoya abiertamente la competencia como mecanismo de progreso den trode las especies. fsa, al menos, es la opinion de sus crfticos, Hubo una época en Ios anios sesenta y Setenta en que muchos cienttfi cos crefan genuinamente que con la “mejora” de la educacién se elimi- narfan Jas viejas maneras de pensar para dejar al materialismo tecnocra tico a cargo de nuestra sociedad, La revuelta creacionista en contra del darwinismo fue el primer signo de que, aun en el pais técnicamente mas, avanzado del mundo, los valores tradicionales estaban ofreciendo resis- tencia. El auge del ecologismo ha establecido una linea muy diferente de oposicién filoséfica al materialismo, la cual —a diferencia del creacionis tilo~ puede atraerse el apoyo de quienquiera que vea los efectos nocivos Ge la Sobreexplotacion del mundo. Mientras contemplamos la destruc- cin de las selvas tropicales y la capa de ozono, la extincién de especies 402 ECOLOGIA ¥ ECOLOGISMO las perturbaciones climéticas que parecen anunciar el comienzo del ca Jentamiento global y Ja sobrepoblacion hoy considerada normal de sues tras cludades, tal vez nos estemos moviendo hacia un choque entre iy Ciencia y los valores generales de la sociedad que hardin que, por comp. Tacion, los debates sobre el darwinismo parezcan insipidos. ¢Adoptees la gente coman y silvestre los valores de los verdes y se volverd en contra de los cientificos profesionales, culpandolos de haber provisto tanto ie fos instrumentos como de la autoridad moral al complejo militar-indus trial, que esta destruyendo la Tierra? No es asunto del historiador pred Git, pero a pesar de todo la historia puede proporcionar las idess que hos aparten del simplismo al plantear los problemas. ‘Un punto que parece evidenciarse en nuestra exploracién de Jas cien. cias ambientales es que ya no podemos ver la ciencia como una fuente de informacion libre de juicios de valor que puede emplearse de cual. Quiera que sea la forma que la sociedad prefiera. El uso de ideas cientifi Gas para sostener valores sociales ha sido tan obvio en este area que los Gientilicos és perceptivos han renunciado a la pretension de tener un metodo para recoger conocimiento puso y objetivo. Las teorfas cienth cas son modelos de Ia realidad construidos por seres humanos, y esos, modclos reflejan inevitablemente, al tiempo que respaldan, los valores Tos intereses de quienes los crean. Esos intereses pueden variar, desde la proteccién del fnanciamicnto de la investigacién hasta los principios Inorales y sociales mats generales, pero su papel parece insuslayable. El debate entre los modelos organicistas y mecanicistas de la biosfera es, tan sdlo el ejemplo mas general de las diferencias conceptuales que re sultan de incorporar principios diferentes en nuestros modelos de la na turaleza Una de las consecuencias de este fenémeno es que debemos reconocer ia existencia de valores subytacentes en fodus las teoras cientificas, no solo en las que no nos gustan. Para el opositor del materialismo es muy factl censurar acremente a los datwinistas por su culto a fa fuerza bruta, pero con demasiada lacilidad olvidan que las teorias antidarwinianas Son en sf proyecciones de ciros sistemas de valores. Cuando el partido Verde se queja de que los cientificos empleados por Ja industria estén distorsionando sus hallazgos para encubrir la extensidn de la contami- nacién, seria torpe admitir que sus propios cientificos han construido también un modelo que iluminar la interpretacion ecologista de la si- tuacion. Las disputas sobre los "hechos” relativos a la contaminacién no hacen mas que confirmar que no se tienen hechos verdaderamente obje- tivos. Las mediciones se hacen en el contexto de un enfoque tedrico del asunto; cambiese la teorfa y se cambiar al mismo tiempo lo que cuenta como un hecho relevante. Si aceptamos que toda la ciencia se bass en teorias que pueden relacionarse con valores humanos, entonces ya ne podemos emplear la ciencia para decidir acerca de qué valores desea mos aceptar. Nadic puede demostrar que un sistema de valores ¢s co- rrecto invocando los hechos de la naturaleza, pues los hechos son filtra ECOLOGIAY ECOLOGISMO 403 dos siemptc a través de los sistemas de valores de las teorfas subyacen tes, Sea usted partidario del sistema de libre empresa, 0 alguien que vea I industria como una maldicion que hay que erradicar, tendra usted que hacerlo ast porque ésa ¢s la manera come percibe la situacién en que five, no porque piense usted que la ciencia offece apoyo inequivoco a su. PeBxiste, pues, un sentido real en que la ciencia esté libre de valores. No el antiguo sentido, segan cl cual se suponia que ofreefa conocimiento objetivo del mundo real, sino un sentido mas elaborado en que debemos Sceplar que todas las clases de valores diferentes pueden utilizarse como ibase de teorfas cientificas. El conflicio entre teorfas puede resolverse a veces cuando una de ellas se muestra superior a otra en la generacién de ideas fructiferas para el estudio experimental. Pero en demasiados casos hemos visto que el conflicio no pudo ser resuelto por los descubrimien- tos mismos: las teorfas optativas siguieron siendo rivales porque ambas Jedaban algan sentido al abigarrado conjunto de informacion que la na- turaleza le presenta a nuestros sentidos. Las teor‘as se bundieron en el alvido porque los cientificos dejaron de interesarse en ellas, a menudo por razones ajenas a la propia clencia. En muchos easos una linea de pensamiento rechazada en cierto momento resurgié. posteriormente ajo un aspecto nuevo porque su esquema conceptual se pudo reformt- lar de modo que satisficiera nuevas necesidades (la hipétesis Gaia de Lovelock eaerfa denttn de esta catezorta) Esta manera de ver la ciencia nos pide que seamos muy suspicaces en cuanto a las pretensiones de que la propia ciencia es necesariamente un componente de los problemas que infestan el mundo moderno, Seria fa cillconstruir una interpretacion de Ja historia donde la clencia fuera pr sentada simple y Ilanamente como la sirvienta del comercialismo ram. pante. Desde la llamada de Francis Bacon a que “interroguemos a la haturaleza” hasta el surgimiento del darwinismo moderno, la ciencia ha avanzado unitormemente hacia un modelo materialista de la naturaleza ybacia el apoyo dela lucha como el Gnico medio de cambiar el mundo. Al mismo tiempo ha destruido nuestra capacidad de ver panoramica- mente el mundo y stts pobladores pues alienta la estrecha especializa- cién que concentra la atencion solamente en fenémenes separados en categorfas perlectamente delimitadas Serfa tonto pretender que esta linea de desarrollo no representa una de las tendencias principales de la ciencia moderna. Pero también bi mos visto en nuestra exploracion lo suficiente como pata darnos cuenta de que la ciencia no es un sistema monolftico de teorfas interconéctadas que apoyan todas ellas el mismo conjunto de valores. La ciencia ha avanzado al explotar diferentes modelos de la naturaleza en diferentes Gircunstancias, y son muchos y variados los eslabones que se han forma- do entre esas tcorias y Jos valores de la época, Pretender que la ciencia solo puede ftincionar explorando los valores materialistas es pasar por alto les rauchos episedios en que los modelos holista y organismico han ot ECOLOGIA Y ECOLOGISMO desempefiado un papel activo en la investigacién cientifica. El predomi nio de las ideas materialistas en las teorias modernas no le pone una ca misa de fuerza al pensamiento cientifico. Por el contrario, hay muchos Cientificos dispucstos a ensayar puntos de vista optativos. SI Nature Science no publicaron en los afios setenta los articulos de Lovelock. Ia diltima edicin de su libro aparece reimpresa con una radiante portada en las paginas de las revistas New Scientist y Scientific American ‘Al mismo tiempo, las preocupaciones ecologistas sitbrayan de nuevo la necesidad de la clase de estudios sintéticos representados por la hipo tesis de Gaia. Lovelock demuestra la compleja red de interacciones que ligan todos los aspectos de la estructura fisica de la Tierra con los seres vivos que la pueblan. La clase de especializacién estrecha favorecida por Ia ciencia de principios del siglo xx tal vez haya rendido ganancias en reas especificas, pero ya no es adecuada para estudiar la amiplia gama de interacciones que deben tomarse en cuenta para enfrentar la crisis ambiental planetaria. Humboldt y una generacion anterior de cientif on ambien buscaron afanosamente tomar en cuenta estas inter Ciones porque tuvicron un compromise Filosstico con una vision holista dela naturaleza. Si el materiallsmo ha alentado Ia fragmentacién, pue Gen estar contados sus dias en un mundo que tiene razones muy prict ‘cas para revivir el enfoque de Humbolet. ‘Atin cuanda las teorfas: materialistas predominen en cierta érea de la ciencia, debemos precavernos contra la suposicion de que inevitable mente deben tender @ fomentar una visién inhumana © explotadora de ig naturaleza y Ia sociedad. Es indudable que el darwinismo, tanto su forma original como sus formas modernas, ha sido empleado para apo: yar el sistema de libre empresa y el valor de la competencia. Pero la ima- gen de la naturaleza como maquina aue se regula a sf misma fue ofrec. da también como una version del materialisme ligado a la idea de que la ciencia podia reorganizar de arriba abajo la sociedad. Un darwinista esta también en una posicién sélida para recalcar la fragilidad del me- dio y la facilidad con que las especies pueden ser empujadas a '3 extin: cion, exactamente la posicién que seria favorecida por un ecologista Desde la perspectiva darwiniana, el que la naturaleza esté basada en un modo de evolucién por ensayo y errer, no planeado, es precisamente Ia raz6n de que sea tan precioso cada uno de los productos resultantes. La impredecibilidad de un modo verdaderamente hist6rico de interpreta Gidn necesita no conducir a la suposicién de que todos los resultados ca: recen de valor. En lugar de eso, nos lleva a valorar todos los resultados porque sabemios que no tenemos derecho a suponer que somos “supe: Fiores” a cualquiera de los demas Debemos cuidarnos en extremo de las afirmaciones de que otras teo- ras, holistas u organicistas, reforzarfan necesariamente mas valores hu- manos y mayor respeto pot el medio. Cuando tales teorfas han ganado tun papel predominante en la ciencia no se han utilizado siempre para apayar las aplicaciones morales 0 sociales que suis partidarios modermos 7 ECOLOGIA ¥ ECOLOGISMO 0s suponen inevitables, Clements se valié del modelo organicista de la co: aunidad vegetal para fundamentar su llatnamiento a que los gobiernos aplicaran el conocimiento ecolégico para regular la explotacién de la raturaleza por parte de la humanidad, no para apoyar el rechazo de los ecologistas radicales al dominio humano. Las teorias de la evolucién an- tidarwinianas se vincularon al racismo y a otras politicas sociales basa das en el determinismo biolégico, exactamente la clase de contenidos inritantes que los antideterministas imaginan frecuentemente que son la marca de fabrica del propio darwinismo. Los creacionistas exaltan las virtudes de la libre empresa con mas entusiasmo que cualquier darwi- nista social, y algunos de ellos rechazan el ecologismo porque piensan {que Dios crearé nuevos recursos en el momento en que los necesitemos. a posibilidad de un vinculo entre el nazismo y ciertos aspectos del eco Jogismo radical sugiere que aun los verdes necesitan precaverse de las tendencias antidemocraticas que pueden asociarse facilmente con cual quier movimiento que pretenda saber qué es lo correcto para la sociedad. Esperemos que podamios sortear Ja crisis ambiental que viene sin sa- crificar los valores humanos que la mayoria de nosotros desea preser~ var. Pero, sea como sea, no caigamos en la trampa de pensar que la cien- cia sdlo puede utilizarse para secundar un tinico conjunto de valores. Si vamos a sobrevivir sin permitir que muera de hambre un inmenso nii- mero de personas, habré que recurrir a la ciencia, no rechazarla, Para todo el ingreso de factores subjetivos deseritos en pérrafos anteriores, la ciencia sigue siendo la tinica manera de demostrar que ciertas ideas no parecen tetier su consecuencia esperada cuando se usan como modelos de la naturaleza. Aunque parece imposible que los cientificos iden prue- bas decisivas que distingan entre esquemas conceptuales diferentes en lo fundamental (cuando menos en lo tocante a fenémenos muy comple- 08), sigue siendo posible dentro de un solo esquema eliminar las aplica- ciones potenciales que no parecen cuadrar con la forma en que opera la naturaleza. Esta es Ja base de la capacidad creciente de la ciencia para ayudarnos a controlar la naturaleza, y para demostrar las consecuencias de la explotacion En un mundo donde todos acepten que la explotacién excesiva es un error, debe ser posible que la ciencia nos ayude a evitar los errores del pasado. Los testimonios de la historia sugieren que los cientificos son sapaces de generar programas de investigacién fructiferos basadas en ‘una amplia variedad de esquemas conceptuales diferentes. También son notablemente adeptos a percibir.la posibilidad de nuevos fondos para investigaciones ofrecidos por intereses diferentes. A mediados de nues- tuo siglo hubo fuertes presiones que alentaron el desarrollo de teorias basaclas en e} modelo de la explotacién econémica. Pero muchos bidlo~ g08 tabajan ahora para grupos ecolagistas y crearan modelos te6ricos que iluminen los problemas de la contaminaci6n. Estos modelos pueden estar mas proximos a una verdad absoluta sobre Ja naturaleza, que los propuestos por los cientificos rivales que trabajan para la industria 406 ECOLOGIA Y ECOLOGISMO Pero el hecho de que ambos estén presentes en el debate permitiné que los efectos de la actividad humana sean vigilados mas criticamente, ue gin bando seré capaz de pregonar impunemente que su propia interpre tacién es la nica concebible. Si los ecologistas tienen la razon (como I mayorfa de nosotros sospecha), Jas presiones profesionales y las empty, cas se combinaran para forzar a los cientificos a tomar la direccion de las teorias que incorporen una actitud mas responsable hacia la natura leza. La adaptabilidad misma de la ciencia a la influencia social, en vez de sus imaginaria objetividad, permitira que sea usada constructivamen teenun mundo que ha visto la luz de los verdes. ENSAYO BIBLIOGRAFICO. La isrorta de la ciencia es una disciplina activa con muchas revistas es- pecializadas, Entre éstas figuran Annals of Science, la British Journal for the History of Science (publicada por la Sociedad Britanica pro Historia de la Ciencia) e Isis (la revista de la Sociedad de Historia de la Ciencia, con sede en los Estados Unidos). De particular interés para los historia dores de las ciencias ambientales son The Journal of the History of Biolo- gy, The Archives of Natural History (publicada por la Sociedad pro Hist. ria dela Historia Natural), Earth Sciences History y History and Philosop! of the Life Sciences. La Critical Bibliography publicada anualmente por Isis asienta virtualmente cada articulo y cada libro publicado en el eam- po. Véanse tambien la Isis Cumulative Bibliography, 1913-1965 (Mansell, Londres, 1971-1976, 3 vols.) y la Isis Cumulative Bibliography, 1966-1975 (Mansell, Londres, 1980-1985, 2 vols.) Las Sources for the History of Science, 1660-1914 de David Knight (The Sources of History, Londres, 1975) describe las fuentes de informacién empleadas por los historiadores de la ciencia. Una exploracién més re- ciente de asuntos y ediciones es R. C. Olby y otros (comps.), Companion to the History of Moder Science (Routledge, Londres, 1990). Se puede encontras intormacién bibliografica sobre muchos cientificos en C. C. Gillispie (comp.), Dictionary of Scientific Biography (Charles Scribner's Sons, Nueva York, 1979-1980, 16 vols.). E. Marcorini (comp.). The His- tory of Science: A Narrative Chronology (Facts on File, Nueva York, 1988, 2 vols.) ofrece muchos detalles sobre hechos y tiene secciones acerea de fireas de las ciencias ambientales que no son tratadas en las historias standar de la ciencia La siguiente relacion de la literatura de los especialistas empieza con exploraciones generales de las diversas ciencias ambientales. Luego se enumerarén obras més detalladas en secciones vinculadas con cada ca- pitulo del texto; en donde sea necesario, se repetiran las referencias en secciones posteriores en forma abreviada (s6lo autor y titulo corto). Las referencias a las fuentes se concentraran en reimpresiones modernas de textos clésicos, que deberan estar en existencia en las buenas bibliotecas. Entre las historias de la geogratia figuran J... L. Baker, A History of Geographical Discovery and Exploration (Harrap, Londres, 1931) y Pres- ton E. James, All Possible Worlds: A History of Geographical Ideas (Bobbs-Merrill, Indianapolis, 1972). Véase también G. R, Crone (comp.), The Explorers: An Anthology of Discovery (Harrap, Londres, 1931). Sobre confeccisn de mapas, véanse Leo Bagrow, History of Cartography, revi sada por R. A. Skelton (Watts, Londres, 1964) y Norman J. W. Thrower Maps and Man: An Examination of Cartography in Relation to Culture

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