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Biblioteca de Ciencias Sociales Directores: Mario R. dos Santos y Cristina Micieli Programa de Publicaciones Asistente: Ariel Scher 1S.8.N, 9509231164 Dixeho Grifico: Bear Bureeoviesy Viviana Barletta Imorondn: arte Grifcas Santo Dominga Somto Domingo 2799, Buenos Aives Cueva hecho ol deodsto que marcela ley 11.723, Univers! des Naciones Unidas (UNU) E. Jelin, T. Dos Santos, C.Filgueira, R, Laserna, L. Verdesoto, E. Ballén, FR ojas, L. Gomez, G. Campero, D. Rivarola, F, Calderon Gutiérrez, Los movimientos sociales ante la crisis i) Universidad de las Naciones Unidos claeso Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales lisuNam Instituto de igaciones Sociales Universidad Nacional Autonoma de México stottera. Segin este autor, estas limitaciones reducen la influencia de ste movimiento, aunque —coneluye, a1 alta nivel de integracién, organizacion y continuidad le permite mantener una fuerte influencia ccapacidad movilizadara, 326 $$$ Los movimientos sociales frente a la crisis* Fernando Calderén Gutiérrez * |. La sociedad no es una estructura Los andlisis predominantes de tas Ciencias Sociales en América La. tina en cualquiera de sus corrientes interpretativas han dejado de lade de alguna manera la comprensién de los movimientos sociales y de otras formas de la accién colectiva, Las Hamadas teor fas desarrolstas elaboradus sobre todo en le déca- dda de los ‘50 y 2 principios de los "60 hicieron hincapié en los procesos de modernizacisn, industrializacidn y aculturaciin. Su interés fundamen tl giraba en torno de la evolucién de la sociedad tradicional a la sociedad) ‘moderna, expresada a través de un continuo societal, alll Ia nocisn de Secrotario Executive del Consojo Latinoamerleena de Clencias Sociales (cvacso} 327 ie cambio connotaba una secularizacién creciente, con contlictos ¥ asin cronias de las esteucturas sociales y politicas. Asi el desarrollo era con, cebido como el licido desting de la accion racional victoriosa, Mientras se formaban estas construcciones teéricas, introduciendo la problemitica de la modernizaciGn y la industrializacién en América La tina, sucedian movimientos nacionales que, si bien promovian cierto desarrollo econémico ¥ cierta modetnizacion social, por otra parte pro- vvocaban nuevos conflictos finalmente, una nueva dependencia de los paises eapitalstas centeaes, siendo adernds portadores de formas “ira cionales", confusas y difusas, de accién social: los populismos.? La dicada de los'60 se caracterizd en gran medida por la critica al desarrollismo, tanto en el plano de sus resultados fécticos, como en el de sus andlisis teéricos, emergiendo desde distintas versiones la lamada “es ‘euela de la dependencia’”. Nociones como desarrollo del subdesarrollo (Franck), situacién dependiente (Cardoso-Faletto), dependencia y margi: halidad (Quijano-Weffort), condicion dependiente (dos Santos), subim- perialiso y formas de acumulacién de capital subordinadas (Ruy M. Marini), constiuyeron analisis criticos a las teorias anteriores desde las ‘estructias latinoamericanas Mis all de la erities hist6rica y de lo relativa inadecuacién nacio nal de estos andliss, aqu interes resatar que en estas “escuelas” los mo- vimientos sociales Tueron poco estudiados, concebidos como reflejos woluntaristas 0 como acciones determinadas por el orden econémica 6 extatal, 0 por Ia aceién partidaria. De alguna manera el Estado era vi sualizado eomo el productor de sociedad, y las éites o burquesias depen Gientes, como las fuerzas neler a sustentadoras del orden social depen dierte; a estas versiones, fe eorresponderia ciencla necraaria, ~ Tal vez @5 posible distinguir dos supuestos implicitos en estas rworias Por una parte, conciben a los movimientos sociales como précticas subordinadas a los partidos, al menos en dos sentidos. Para unos la ac: cidn colectiva se subordinarfa a la accién consciente del partido-vanguar: dia; para otras, esta accién coleetiva se caracterizaré por combinarse ¥y Yuxtaponerse con el partido (partido-movimiento), donde el lider, et ‘gran conductor nacional, interpretarfa y sintetizaria los intereses de los movimientos sociales. Asi, para unos y otros, los partidos serian en de finitiva 10s que podrisn interpretar Ia estructura, producir sociedad y, fon dofinitiva, hacer Ia historia. Ciertamenta, aqul na pertendamas nagar la importancia histérica de los partidos de vanquardia (Ieninistas) ni de los partidosmovimiento (populismos) en América Latina sus efectos sociolégicns han sido y son muy importantes en la region, sino que de 328 \ seamos resaltar que esta vision partidaria altamenteelitista impidié visu lizar globalmente las caracteristicas particulares de los movimientos so, ciales, sus intereses, sus oposiciones, ss identidades, sus sueiso y deseos, sus mismterios y su propia production societal.” Por otra parte, varias de estas concepciones dependentistas conte. | { (2) nian cierto reduecionismo estructural de las relaciones de clase, que lo: | 77 inhibfa de analizar las précticas sociales. | Explicita 0 implicitamente se syponia que los sujetos sociales slo son sujetos de clase mientras que, paraddjicamente, varias estudios con. cretos probaron que en América Latina no existen clases puras, plens: mente constituidas, que los sujetos sociales estan adscriptos 8 maltipies posiciones que corresponden a diferentes capas sociales que so jerarqui | zany ordenan sayin los conflictos y las luchas sociales, culturales y ‘éenicas vividas. Tal ver ejemplos mas claros son los de las oligarquias ¥ | del campesinado.* Otro aspecto importante es que, aunque todo actor * ‘esti formando parte de relaciones de clase, también existen otras formas de relacion: étnicas, juveniles, religiosas, regionales, de género, etcétera, {que son esenciales para entender Ia accién y la conciencia de los grupos sociales, Ineluso en textos camo los de Cardoso y Falatto, pologia sobre las situaciones dependientes no aleanze a incluir un andliss dialéctico entre movimientos sociales, Estado, grupos dominantes e impe- rialismo; allf, on realidad, se analizan bloques de clases slianzas donde el Estado y el modelo de desarrollo econémico son el resultado de dichas ‘alianzas; el mismo Estado es visualizado como puente 0 pacto de domina Cidn entre las clases dominantes nacionales y e! capitalsmo internacional: para los autores, los mavimientos sociales en realidad cumplen un papel complementario a allanzas parsestatales 0 estatales En fin, a podrin desarell muchos agumentos on este vento, pero aqui se desea revelar sdlo una hipotesis: para el conjunto de los pen samniertos salads y otros no aalzados, lo mvirietas wie fe ton perbidos y arliados de nner scundaria, Los ands dela "es || {ructure” a1 Yaionaliad eubrian el escnario soil del realidad I | (2 ot nesaban a Pr tinaamericana, Quizé los andlisis no podian compren hacerlo) el conjunto complejo, vicoso, ambiquo y creativo de las relacio: nes sociales y sus mutuas interacciones y con ellas, las capacidades de ac: ‘cidn de ta sociedad sobre sf misma, Tal vez los movimientos sociales de | ‘manera latente o impifcita o subconscientemente eran percibidos como | "1g irracional”, lo n0 explicable, @Dependencia tedriea de un modo de pensar racional y eurocéo ‘rico? éPositivismo mecénico producide por la creciente industrializa cién? Realismo mégico sto visible para Garcia Marquez? Diversidad « interpenetracién de actores sociales y politicos con estructuras de clase no consolidadas? | Pero las relaciones sociales no son sindrime de mavimientos socia les, ni todo lo que se mueve en Ia sociedad ei un movimiento social: si bien éstos son los productos y el reflejo de la misma, se producen cuando los distintos setores, cualesquiara sean, getiian y se orientan para recrear 5, y transformar las relaciones en cuestion. > [En este sentido, quizés una earacterstca propia de América Lai na @s que no existen movimientos sociales puroso claramente definidos dada la multidimensionalidad no sélo de las elaciones sociales, sina tan bign de los mismos sentidas de la accién colectiva: por ejemplo, un mo vimiento de orientacién clasts probablemente este acompatado. por “rotidos étios y de género, que fo diferencia y asimilan a ottos mors mientos de orientacisn culturalista con contents clasistas.Asisloe mo Virmientos sociales se ven nutridos por miltplesenerg{as que incluyen en su constitucién desde formas organicas de accién social por el contra del sistema politico y cultural, haste modos de tanstormacisn ¥ partiipe. ‘Si6n cotidiana de autoproduccién societal, come la forma real de hasere sujetos, donde la tégica polivalente de los contlictos vividos permiten vt sualizar la totalidad nacional o regional en la cual estos movimentos so desenvuelven ~> [De alguna manera se trataria de entroncar los diferentes conflictos Buntales de determinados movimientas on la sociedad. analizads, y muy especificamente con las relaciones sociles que estén en juego ly ue de suyo ademis implica explicar la formacion de las préctices de los ‘movimiento, sus efectos institucionales, su ceacidn de formas socieles y valores culturales y emo se constituyen en ellos nuevas ientidades y nuevas orientaciones societal) Una pregunta que vale la pena formularse en cada situacion, es ‘acerca de cémo se construyen estas formas identifietorias, tanto en td, ‘minos de recreacion de experiencias del pasedo presente en la memoria colectva del sujeto ~donde por lo general se redetinen de acuerdo a tipo de enfrentamianto vivido y a los mitos construidos—, como en términos de las formas psicoligicas de autoafirmacion colectiva. Los momentos e crisis panuam tener la virtud de mostrar con mds elated esos fers menos, pero de manera paradbjca. “La crisis libera al mismo temps las fuorzas de la muerte y las fuerzas de la regeneracion: de alll su ambi 332 edad radical”, “Puede tener un resultado reuresivo ¥ progresivo'” Ee, te sentido, corwine anaizc toda scion colectiva también en terminos culturaes y psico-sociales, ya que estas acciones no siempre spn explicitas y a veces silo pueden leerse “entre lines”. Sin ember 80, ermemos que el sentido de toda accién debe buscarse en dos planes en el de la accion propiamente tal y en el del sentido de la misma." 7 [Lo importante entonces es poder entender el (0 los) sentidos de tos movimientos, pero teniendo presente que éste puede ir mutando en el tiempo, mareando los diferentes momentos que recorre el movimien to. Asi, es importante tratar de no quedarse con una Gnica imagen 6 una explicacién racionalmente cristalizada de exe sentido, sino més bien interpretarlo acompariado de los cambios acurridos, wn tuncién de sa propia historia, de sus huellas, que van definiendo y redefiniendo al me. vient} > [La dindmics de tos movimientos sociales puede tener como referen as Tundamentales cuatro tipos diferentes de campos de desarrollo ©) En primertuger, todo movimiento social posee una estructura Barticipativa, como consecuencis de su propio objeto y experiencia de “oruanizacisn y luch3 }Las format, los nivetes y los tipos de pur licipacion en un movimiento, definen en gran medida las fortalezas de las metas de éste. Un aspecto central que conlleva este campo es el cardeter ptamidel © restringido de la participacidn,y sus formas democréticas 0 expensives ‘Aqui ta prablemética de la “pequefia politica” 0 de la cotidianeidad vi al del movimiento cobra especial importancia, [En segunda luger, todo movimiento social tiene su propia tempor lidaden gran medida detinida por as accidn frente al sistema de relacto es histOricas.]Por lo tanto, aunque todo movimiento posee ) prop continuidad hibtdriea y su cotidiana vivencia existencial, los momento: de criss y conti cualidad. Oe asta mane- Fa, Ta combinacién det “teria” diacrénico y dnerénico del movimiento son fundamentales para su eompresién. ‘Aqui, la visualizacion de la actual erisislatinoamericana y nacional cobra una importancia vital en fa medida en que, en sus mahiples expre siones y sentidos, esd presente en las.wivencias ¥ acciones de los mov Imientos sociales; sobre todo si asumimos que estos son portadores en alguna medida ~aunqve preliminarmente~ de un nuevo orden socal, ce. "mandantes de un “nuevo modelo" de desarrollo econdmico y de une cer 1a visidn politica del conjunto de la sociedad. Claro esté que esto no nie. 4a que el cambio dependa relativamente de las relaciones econmicas, {que organizan endogenamente a a sociedad. ) [En tercer lugar, los movimienius suciales se desarrolian en forma miuilateral_y heterogénea en el espacio, en funcién del desarrollo Jes gual de fa canciencia, la organizacion y la econamta de una localidad © regién determinadas, Por ejemplo, un movimiento social de liberacion na 4) 333 sional puede ince Hegar a tener carscerstias y snifindosdintintos one Paes etectos yegrifices Las movimintos sociales, aunque Shoe nentan planter, po nen ines telolSscos predeteranados, fos redefinen en el propio conflicto."* Un Skime slemarto global que debe tomers en cuenta para ol es: aac las practess colectvas esl rath alorglector cas pec fit de enon movimiertos sobre la elacines wocislesy obre la sole dad, pero no solamente como el producto de la accién del sujeto, sino tmuy erpeiaimente como producto de un camp de cantcto donde lr ‘Radics ws lursdon an la scldn se media al mismo por la rterac fan reeproca ycormpartiga pare obtener on fin, para ogrr une etd] fea relaabn ela que puede introduirademis modi ficedones expect any geerles en la sociedad, tanto en terminos de trensormacionesen far relecones de poder ~plénsese en a evolucion mexicano bolvona por elemplo coho de efectos especiics sobre determinados denet Bcisea Spérsse en Io retormaagrari de es miss revolucones, Pe to tambien los movinientos sociales puadenIntodci sabre la babe de {us clos satnar que to rect, euuray ection Ge wn eve ‘eden que meditien fa vido eos hombres habits, comumbres, valores, ster Por nado ene los mgvimientos sociales punden ser consideradot cormo motores dela bisoria bbernante, el IADSL, escuela sindical ligada a una central norteamericana ¥ la Juventud Obrers Catdlica (JOC) que se han opuesto al sindicalismo. Clasista con una prédica ideolgica explicitamente anticornunista Por su parte, es de natar la ausencia de lineas progresistas en el mo. vimiento obrero, ya que el Partido Comunista centra sus tareas en el sec tor campesino y es destruido sistematieamente por la represign. No obstante, es posible detectar dentro del marco de escasisima ‘movilidad politica y sindical,tlujos y reflujos en la mavilizacién sindical —una etapa de flujo, iniciada 2 comienzos de la décads patada y ‘que culmina en setiembre de 1982 con la victoriosa huelga de Coca Cola- esta etapa de flujo corresponde a un periodo de crecimiento ecbnémica acelerado del Paraguay, a causa de la represa de Itaipi y la demande in ternacional de granos, acompafiades por la reduccidn del desempleo, el desarrollo capitalista de ls agricultura y una mayor urbanizacién, A esta etapa corresponden los intentos mas importantes de creacién de un mo. vimiento sindical auténomo y se producen protestas espontéiieas; una etapa de reflujo (1982-84), caracterizada por recesién, in movilismo politien y retroceso on ot movimiento sindical. El autor men. Gionado atribuye Ia desmovilizacidn al grave desempleo y a la represion patronal y policial que “no permiten la sindicalizacién’”** 348 Dentro del bloque politico dominante no se dan contlictos de sig- nificacién. “La crisis paraguaya es una recesién econémica, no una crisis pola El movimiento laboral estélatente en los sindicatos independientes de la CPT y en las bases de muchos gremios. Las orientaciones predomi- nantes del movimiento laboral son: la clasista y la nacionalista, El nacio falismo es manipulado ideolégicamente por el partido gabernante. Apa- ‘entemente, las consignas més movilizadoras deben combinar orientacio- ines clasistas y orientaciones nacionalistas, como en el caso de la huelga de Coca Cola contra una empresa multinacional, En resumen, el aparente éxito en la consecueién de un bloque do- ‘minante sin fisuras y la generacién de diferentes tipos de hegemon‘a ideo- legica por parte de! partido dictatorial gobernante, inmovilizan y desmo- vilizan al actor obrero en Paraguay mediante diversas férmulas: represion, hegemonia ideoldgica, penetracién cultural, desocupacién y recesién, No obstante, hay elementos potenciales a los que la clase obrera ain no ha reaurrida, como alianzas con otros sectores sociales: las campesinos y la izquierda. En el caso paraguay, es potencialmente posible una relacién Inds estrecha con los partidos politicos, a fin de generar alianzas capaces {de ofrecer alternativas al régimen en una posible coyuntura futura de "su ‘cesidn’, coyuntura que tal vez presentard una fisura al bloque dominan- te. Estas alianzas podrian orientarse hacia lo clasista y hacia lo nacional, teniendo en cuenta la tradicién ideolégica de ta cultura politica para. uaya, En el Perd, a pesar del acclerado proceso de desindustralizacién y.de deterioro de los salarios, summado a la desocupacién, el movimiento ‘obrero no ha logrado organizarse en esta etapa para luchar por sus reivin- iaciones. Esto resulta aun mis sorprendente cuando se considera que. fen la década pasada, en el tremo final del gobierno militar, el nivel de accién fue tal que los paros nacionales obligaron 2 buscar una salida por Is via electoral. En la década pasada y durante el gobierno militar de Ve- lasco, el movimiento obrero logré grandes niveles de organizaciones y mo. vilizacién con la participacién de los partidos de izquierda, El gobierno de Velasco ofreci6 estabilidad labora, participacién en la gestin, propie- ddad y utilidades en las empresas estatales, pero todo ella no impidié que se agudizaran las movilizaciones. El movimiento sindical logré, ademés, un importante nivel de accidn conjunta, y en 1977 y 1978 se hicieron dos paros nacionales que congregaron masivamente a los trabajadores, aun @ los no organizados. Después de convocar a las movilizaciones populares que dieron fin 41 gobierno militar, las orgsnizaciones sindicales sufrieron duros golpes: tras el para nacional de 1977 fueron despadicios unos 5 mil dirigentes, las emuneraciones siquieron cayendo y se observo una tendencia a la infle xibilidad frente 3 las demandas obreras de! nuevo gobierno. Esto debilité 349 mucho @ las organizactones sindicsles entre 1977 y 1979. Se introdujo el Thao y pedro la conianza los traaledores en ss poses de socién organizada.” El gobierno de Belainde aplic’ politicas altamente recesivas como paite de los requlsitos del programa del Banco Central de Reserva para fedicir la inflacién, en coordinacién con el FMI. Para ello, el gobierno fplice aumentos por debajo de lo ofrecide yor las empresas en su trato directo con el sindicalisma. Esta politica estatal hizo muy dificiles las presiones de los obreros al empresariado.* En la coyuntura democritica, el desatio para los sindicatos era ya 10 la protesta antigubernamental, sino Ia ampliacién de una legaidad Conquistada por el mismo movimiento sindial en su lucha contra la di tadura, Se observa una atomizacin del sindicalismo, en la forma de divi sién entre los sindicatos fuertes y los pequefios, en funcién de su eapaci dad desigual para presionar y obtener reivindicaciones. Por su parte, que- ddan fuera de toda capacided de presidn y organizacién los desocupados 0 aquellos trabajadores temporarios que no estan sindicalizados y que son Ia gran mayorfa de los trabajadores despedidos.”* Lor partidos politicos han fomentado una cancepcién de Ia pol. tica como protesta, plasmada en los paros nacionales en los que el movi- rmiento obrero no consique nada. El papel de los partidos, que intenten capitalizar politicamente al sindiealisma y a sus acciones rodicalizadas, eontibuye aun més a la falta de integracién de los sindicatos. La esis no ha servido para aleanzar una mayor integracién, sino para deamoralizar al obrero y diluir la identiticaciSn de clase, propician Go la busqueda de salides individuals. Esto se refuerza por la informa lizacién dela clase obrera y el cuentapropismo. Se evdencia en ta indife- rencia por el sindicato, la baje asistencia a las esambleas, la falta de pago o las quotes sindicales, ef desinterés por ocupar cargos sindicaes, etal La huelga, principal arma de lucha sindical, no tiene ninguna eti cacia ante una amenaza de cierre o de baja productive. E! némero de hhuelgas he descendido sensiblemente en los dltimos dos afas.. 'No obstante, y en contraposicién con este panorama sindical depri- ‘mide, hubo acciones esponténeas aunque esporédicas de las bases, como tomas de fabricas ante intentos de reduccién del personal. Pero la accién sindical “dentro de ta fabrica” tiene limites muy estrechos. Hay luchas aisladas pero no existe converyencia en las orientaciones ni en los tiem os; es notable la falta de unidad del movimiento obrero En resumen, el movimiento obrero peruano, que conocis en Ia eta ps polities anterior momentos de gran movilizacion y notable unidad de ‘ccién, hasta el punto de ser el principal actor social que desencadené, mediante su accién combativa y contestataria, la ruptura del régimen mi 350 al litar, en esta etapa democrética esté desmovilizado y su tendencia actual muestra una clara atomizacién y dispersi6r El conjunto de la historia del movimiento obrero peruano nos ha- ce pensar que més bien esté stravesindo por una “impasse” histérico que tenderd a disolverse para dejar resurgir las tradicionales tendencies del movimiento sindical, pero seguramente reformuladas, rescatando la expe- riencia del régimen de Velasco, y tal vez pergeriando estrategias paliticas dde mayor extensi6n a nivel nacional que las planteades hasta ahora, ya que es evidente que los niveles de movilizacién aleanzados no tardaron tn diluirse en sistemas de gobierno no propicios a ellos, a pesar de tratar 2 de une “democracia”, Esto deberd dejar como sald de experiencia histérico que no hey simplismos adecuados en politica: no todo régimen democritico es ne ‘cesariamente més propicio al movimiento ebrero y los logros obtenidos a través de la lucha no tardan en perderse cuando se deja de luchar para sostenerlos y ampliarlos mds allé de la mera "protesta antigubernamen tal” ensiyada hasta ahora, En Venezuela, la carencia de una adecuada representacién auté: noma de los intereses del sector obrero #2 evidencia por la existencia de la Confederacién de Trabajadores de Venezuela (CTV), cetera sindical ‘que es un instrumento palftico-organizativo bajo el control de la Accién Democrética y que a pesar de Ia existencia de otras tres centrales sindica les y de algunos sindicatos independientes, es cuantitativamente la pri: cipal organizacién obrera del pals. ‘Se trata de una estructura buroerética y se la considera como “pie- 2a institucional esencial del sistema poltico conocido como la Venezue- la democrética’”? En efecto, luego de la derrota de la dictadura perez: jimenista y cuando 1a izquierda prioriza la lucha armada (1858), la diri- gencia sindical de la Accién Democritica, con el respaldo del gobiemo, derrota a la izquierda (PC de Venewuela y MIR) dejando el campo libre para una completa hgemonia de la Accién Democritice sobre el movi- Imiento sindical organizado, Los conflictos obreros més importantes que se desarrollaron en el periodo de la Venezuela democratica se produjeron principalmente ‘coma parte de un enfrentamiento 2 la burocracia sindical ceterista (hue: 92 de obreros de Sidor, 1971, y paros de obreros textiles, més de 25.000, ‘rabajadores de todo el pals, en 1980). La crisis actual es la més protunda que experiments el pals desde ¢l inicio de la explotacién petrolera y data de los primeros afos de la dé cada del ochenta, La crisis se caracteriza por el aumento del desempleo y el suber: pleo, el crecimiento del sector informal urbano y la agudizacién de la po breza critica. s atribuye a las concepciones econdmicas neoliberales 351 rn et ECE EE SNORE monetaristas y al reinado de los organismos financieros internacionales, que llevan a renegociaciones leaninas de la deuda piiblica externa, y a exic gencias y presiones de las instituciones financieras internacionales con ‘especto @ las politicas salariales y econdmicas. El gobierno consiguié una especie de equilibria entre represién y hhegemonia, sumado 2 pricticas cliemtelistas y al fomento de la corrupy sién sindical-madiante ta cual ha logrado la desmovilizacién y el quietis ‘mo de los intereses de clase de los trabajadores, En resumen, desde 1958 Venezuela vive una especie de exitoso acto social en el que se ha logrado un equilibrio del bloque de poder gobernante. En este contexto, y alimentada por el auge petrolero, la co ‘rupcidn y las précticas hegemdnicas exitosas, la clase obrera no ha lo. grado darse formas de organizacién y lucha alternativas al organismo que les fuera impuesto desde el gobierno como presunta central representat. v2: la CTV. En el contexto de la crisis en que se encuentra el pais a rat de su dependencia de arganismos internacionales, se intenta afinar sun mis los argumentos de “solidaridad nacionat dirigidos a la clase trabaja dora con el objeto de “superar la crisis”, obviamente a tin de deshacer los efectos movilizadores y revulsivos del deterioro de las condiciones de vida de la poblacién venezolana en la coyuntura de ersis, No obstante, con la ‘ueva tase econdmica parecen comenzar a expresarse alteraciones en el régimen politico dominante y una pérdida de leqitimidad debido a la im: potencia del Estado para continuar otorgando concesiones que manten {gan controlada a la organizacién sindical. Esta coyuntura puede presentar Un frente vulnerable del sistema, para ta accién futura del movin obrero, La accién obrera en Colombia puede analizarse en el contexto de lun largo proseio politica de democracia restringida, y un madelo ecard ‘ico industrial y agroexportador que excluye fuertemente la ampli cién de espacios de participacion social y cancertacién politica, procesos ambos que en alguna medida entran en isis caus de la disminucidn de la actividad productiva agropecuaria, la relativa desindustrializacién y la a rrr da, Tienden a agruparse en Federaciones de Favelas par Estados, y mu chas veoss estén sujetos a las pricticas clientelistas de los partidos ce to no {Brizolismo, Chaguismo). Por su parte, la Iglesia emitié varias rales de favelas” en la década del 70, a través de las comunidades Ye be s2, Estas evolucionaron hacia opciones partidarias como el Partida de los Trabajedores (PTI, También los partidos de izquierda actuartes en ei PMDB ejercieron cierto control de las Asociaciones, La inmediater de las demandas y urgencias de la poblacién favelada hace que pueden caer bajo proteccionismos paternalistes partidarios. Asimismo, la heterage neidad de la poblacion favelada dificuta la ereacidn de formas orgéni- ‘cas de resistencia que vayan mds alld de lo reivindicativa. En Montevideo, los movimientos de pobladores de Uruguay se inseriben en la crisis econémica que genera desocupacién, ealda ye) <9 lario, eteétera, de los sitimos doce afios de proceso dictatorial. En este contexto de pauperizacién de los sectores populares, temas coma ta ea. ud, la alimentacién y la vivienda se vieron extremadamente audizados fn sus carencias. Ante esta situacién, diversas iniciativas populares inter. tron paliativos, déndose diversas formas de organizacion ¥ coopera Los Servicios de Salud Populares Privados (SPP) que se dieron for. mas de agrupacion entre los aflos 1982 y 1983, y que generaron «in on ‘cuentro en 1984, en su discurso explfcito van mucho mas alld de modigos ppaliativas. Lograron generar una conciencia politica en el sentido de que el Estado no se hacia caryo —ni habla perspectivas de que lo hiciera ‘de la situacién de 1a poblacion. Se expresaba claramente !2 voluntad de un “cambio hacia un modelo de sociedad donde se haga etectiva el derecho «1a salud como derecho humane fundamental.” "= Por su parte, los Clubes de Compra, las ollas populares, etestera, 42 dieron formas de coordinacién interbarrial creando Mes3s Coordina ddoras que intentaron afianzar el espacio sacial conquistado por separa por los Clubes y las ollas, EI Movimiento Pro-Vida Decorosa (MOVIDE}, a través de ta Co rmision pro-viviendas decorosas, reuniendo comisiones de canteyrites 0 barrios humildes, reclamaron lo que prometia la Constituci6n uniguays de 1967 (que el Estado eolabore para que cada integrante dela sociedad tenga una vivienda decorosa). Seyun su declaracién: “no 5 ide algo Aparentemente mediante estas instancias de autoorganizacién po ular, se ha pasado de enfoques reivindicativos o reformistas 2 otros ms amplios, En sus declaraciones acerca de los politicos sstienen gue “los politicos nos utilizaron y nos engafiaron siempre". Una vez mds, a pars de la experiencia de autoorganizacién y lucha, el actor popular descubre su soledad y la necesidad de autosuticiencia, al menos en una primera ins tancia de lucha. Dos rasgos son comunes a estas formas de movilizacién 357 — Ja exigencia de accién efieaz por parte del Estado y el deseo de preservar {a Independencia del movimiento frente a posibles cooptaciones, Sin exe .cién con el movimiento sindical y estudiantil. ~En el caso de Chile, ™ pobladores, y de una afirmacién de su identidad social, 9s procesos sociales anteriormente citados generaron en el mun: (como aquéllas que invalucraron una erie de comportamientos anémicos). Este tipo de situaciones implies tuna serie de demandas reivindicativas, sabre todo de tierra urbens y to ims de terreno, asf comm Ue mejoramiento de las condiciones de ox tencia, ‘ue tat limitaciones orginias de a accién obrera fortalecen, en el compe ¥ an el espacio de la residencia, las acciones colectivas urbanes. Es dec {rios, las calles y las esquinas cuestionan la legaidad vigente, Y vieees, 53, Jos pobladores necesitan de la centialidad y de la tradieibn steers ‘indicat pera leva: adelante sus movilizaciones ® [2 Peruana Teresa Tover”” diferencia las actitudes de los pobla- ‘ores en etapas de crisis econdmica y politica (arios 1976-1075) cm mec 358 los pabladores se movilizan en la esfera de la produccién por pedlidos de mejoras salariales, y etapas en que la crisis es solamente economics Y generadora de fuerte recesi6n, pero no politica, como la etapa "80.84, on la que, debido a la recesién, los actores populares intentan estrategis de supervivencia, defensa de! empleo, eteétera, y donde lo particular » sectorial avanzan sobre lo colectvo. Recientemente, los pobladores se movilizan por motivos muy diferentes: et Programa del Vaso de Leche, et plan de Emergencia del ‘Agua, el apoyo para comedores populares, la visits del Papa en 1983, et eétera. Las reivindicaciones se encuadran en tres aspectos: 2) nivel de Vida, b) ordenamiento capitalists de Ia ciudad, c} democracia y culture (voto, participacidn, organizacion, etcétera).”® Las formas de movilizacién también cambiaron: de marchas y pro: testas callejeras se asd a Cabildos Abiertos y Asambleas populares, Se trata de un nuevo horizonte donde ef movimiento de pobladores tiene que Hegar a sintetizar distintos componentes ecandmicos, estructuraies, sociales y culturales de la identidad de “vecino”, a fin de lograr presen cia ¥ legitimidad en el panorama politico, En Ia eoyuntura actus, des puts de Intensos anos de crisis politica, parece diluirse la capacidad de Brotagonismo popular, y es justamente ahora cuando el movimiento po. ular debe formular alternativas frente a la crisis, en relacidn con otras fuerzas que aparecen: APRA, lzquierda Unida, Sendero Luminoso, et En Quito, ® en los diltimos quince afios, hubo importantes cam: bios en la organizacién de los moradores de barrios populares, Se exnre san en el explosivo incrementa organizativo (multiplicacién) de tode si Po de asociaciones creadas por los vecinos (eomités pro:mejoras, grupos juveniles, asociaciones femeninas, comunidades cristianas, federaciones {de barrios populares, cooperativas de viviendas, etestera) Hay tres aspectos en los que se expresan tendencias renovaloras.en los barrios y en tadas estas organizaciones 1) onganicidad de las asociaciones, 2) ampliacidn y diversificacién de las eivindieaciones, 3) tendencia a 1a unidad mediante sgrupaciones de tipo barrial popular. Estas transformaciones se enmarcan en el proceso de moderniza cidn capitalista experimentado por la sociedad ecuatoriana, que se tra ddujo en la urbanizacién de Is economia y de la poblacion. Las nuevas tendencias surgidas en los barrios populares son fruto, fon buena porte, de la crisis de la econuinta nacional, euyos primeros efec: tos surgieron hacia fines de la década de 1970. Son una manera de en frentar la crisis, para lo cual el émbito de la organizacién se extiende de la calle al hogar y del barrio a la ciudod Otro elemente importante en estas tendencias renovadaras es Ia de- mocracia entendida como posibilidad erganizativa: 1) en cuanto al reco hocimiento de Ia legitimidad social de la poblacién, y 2) en cuanto a la posibilidad de independencia frente al Estado y a los partidos politicos de las clases dominantes, *™ La arganizacion vecinal suele generar una suerte de dependencia frente al Estado, frente a las instituciones de gobierno y frente a los in termediarios visibles, los partidos, etcétera, sobre la base de relaciones “eliontelares”. Pero ltimamente se agudizé la contradiccién entre estas, tendencias tradicionales, clientelistas, de la organizacién barrial, y las ten- dencias reqovadoras. En Bolivia, a organizacidn territorial tiene hondos antecedents en las culturas andinas, No son novedosas en la sociedad boliviana las for mas de lucha urbanas y regionales, Pero, en los dltimos aos, formas lorganizativas como los Comités Clvicos lograron construir y controlar espacias politieas e ideolégicas con gran poder de convocstoria y de le itimacisn, En muchas casos, el llamado regionalismo respandié a objetivos particularistas y a prdctieas de sectores dominantes, No obstante, grupos integrantes del campo popular sentaron su presencia en las luchas regio: rales y en los Comités, con relativo éxito. © Por su parte, las Juntas Vecinales, antiguas formas organizativas, protagonizsron en’ las ultimas décadas acciones colectivas frente al pro- ‘eso de urbanizacién boliviano, aglutinando a habitantes de barrios o de 2onas urbanas eon el objeto de luchar por su habitat Durante los afios del autoritarismo ganaron campos de accién y de representatividad y partiparon en la demanda de demacratizacion $0 de lucha contra la dictadura y el centralismo estatal. Su relativo aista mienta de otras formas de organizacién social, bajo la forma de prejuir cios desde Ia izquierda o desde las organizaciones sindicales, los han en- frentado a veces a situaciones en las que se los polarizaba desde afvers con tras formas de movilizacién popular Ello no quita el gran potencial transformador de las organizacio- nes territariales que s2 proponen, en definitiva, la reforma del Estado, la construccién de una nueva institucionalidad ¥y el reconocimiento de ‘una sociedad en toda su heterogeneidad, contribuyenda asi a crear una posiblidad para solucionar la crisis de representatividad del Estado bo: liviano, * = anaes No obstante, cabe destacar que no hay coneiencia acerca de las posibles orientaciones y cierta dependencia del Estado que, tomado vo: mo adversario en las fuchas, no llega a constituirse en un verdadero anta: gonista, subyaciendo una concepcién del Estado como “protector”. Se trata mas bien de luchas dirigidas hacia el Estado que contra el Estado." De la eronolagia de eventos registrados desde 1982 se desprende 360 la vigorosa capacidad y wocacién de lucha de estas asaciaciones territo: Fiales, tal vez con ritmos y frecuencia mas sostenidos que en la mayorta de las sociedades de América del Sur. ™ En Colombia, los paros civicos son formas de protesta cfvica originados en reivindicacianes comunes a diversos wectores sociales, por lo tanto, son policiasistas. Generalmente se relacionan con el consumo ‘masivo © con ét désarrollo regional. Implican la paralizacién total o par cial de 19s actividades econdmicas y sociales de una localidad 0 regién, como forma de presién sobre las autoridades que pueden dar satisfac cidn a las demandas. A partir de 1957 la modalidad del Paro Civico comienea a cons: tituir una forma frecuente de la lucha reivindicativa, Encre agosto de 1982 y agosto de 1984 (los dos primeros afios de gobierno de Betancur) s2 realizaron 58 paros civicos. *” Mas que movimientos sociales, los autores colombianos sefalan ‘que se trata de “huchas sociales” centradas en problemas relativos al equi ppamiento urbano: ampllaciSh de servicios de acueducto, energfa eléctri 2, aleantarillado, vias, transporte, edueaeidn y salud, reduceién del alza desmedida de las tarifas de los servicios, distribucién més equitativa del ppresupuesto nacional o resional Estas relvindicaciones quedan enmarcadas dentro de una probe: métiea sectorial que no toca los fundamentas do la sociedad vigente. Sin ‘embargo, de una manera indirecta pesan sobre el papel del Estado de velando la contradiceién por la cual el Estado trata de asequrar, por una parte, la rentabilidad del capital, y, por otra, un equipamiento urbana ro rentable, pero necesario para a legitimacién social del Estado mismo, ‘Ademis, cuando estas reivindicaciones locales pasan a ser formu: ladas por movimientos civieas coordinados, se generan reivindicaciones ‘més radicales que ya apuntan a la racionalidad econdmica del sistema vigente: estatizacién det transporte publica, municipalizacién de Ia tie Tra urbana y ereacién de bancas de tierras en las principales ciudades ddl pais, con la participacién de organizaciones autogestionarias de vi vienda popular, leqalizacién de asentamientos populares, nacionalizacio nes de fabricas, nacionalizacién del sector financiero, etcétera.** Otras son de importancia para el diseflo de una sociedad aiternativa: contrat popular de determinados servicios, fiscalizacién del Estado y control He sus mecanismos de administracion, Hay dos tendencias en los tipas de actores involucrados: en las grandes ciudades, donde las relaciones de clase prevalecen sobre los vin cailos familiares, vecinales 0 semifeudales, la poblacién participante tien de a pertenecer a las franjas mds oprimidas de la sociedad, Cuando se trata de movimientos més estables y bien organizados, ‘no tan esponténeas, Ia convocatoria incluye 2 otras capas sociales Pero, en general, este tipo de movimientos se caracteriza por 3 poli 361 — (i er SS Be SLES es abe in mate Sins Soo i sedi tit ee gan eee fa cpg a aan nt ae as En Ecuador, como sefiala Pachano, ” los procesos de reestructu- 362 de una sociedad desproductiva que vive de la renta petrolera, modelo actualmente en crisis, surgen fendmenos como et desempleo, la delin- cuencia, el desabastecimiento, et alto costo de vida, etottera, y junto a estos fendmenos negativos surgen también nuevas formas de lo politico {que defienden los espacias vitales amenazados por el espacio ecandmi- co. El movimiento vecinal orientado a la obtencién de reivindicaciones, como los servicios piiblicos, {a tierra, el aqua, etoétera, se ha combinado ¥y potenciado en su relacién con el movimiento ecologista en la lucha con tra el urbanismo salvaje por mejores niveles de calidad de vida, por una ciudad diferente. Mas alla de les rvivindicaciones puntuales, estos movimientos lemprendieran una accién con sentida més global, como la impugnacién “desde ta ecolagia— al paradigma del progreso indefinido, el cuestiona rmiento a la centralizacién estatal, las demandas de democratizacién de la sociedad civil y del Estado, La'descentralizaci6n es fuertemente apo. yada también por el movimiento regionalista. No obstante, la reforma del Estado se plantea de arribs abajo y se genera contradiccién entre la deseada y propuesta reforma polttica de democratizacién estatal; por tra lada, se reactiva un aparate industrial gor y para un Estado centra lista. * Una amplisima gama de propuestas que van desde la autoproduc- cién y el cooperativismo de la salud, el consumo, la autoconstruccién, ‘a agricultura organica, etogtera, y tendencias como el cooperstivismo, fel movimiento vecinal y el movimients ecolagista se combinan y apoyan mutuamente, enriqueciéndose. abe destacar que estas iniciativas empiezan donde los problemas de empleo, salario, alimentacidn, salud o servicios pilicas no son tan raves, tal vez porque en situaciones criticas, planteos como el ecalogis ta no son todavia muy potables. No obstante, en la “ciudad de los eam: pesinos” las propuestar de autonomia no parecen demasiado extrafias, ‘cuando el movimiento campesino tiende a sustraerse lo mis posible de la economia de mercado. En este contexto, los partidos pareoen estar en crisis y permane- cer ajenos a tadas estas cuestiones. Por su lado, el movimiento teme per derse dentro de una estructura partidaria. El autor del trabsjo sobre los movimientos de cuadro de vida en Venezuela sugiere que estos movi mientos, que coinciden en numerosos temas, tienden a ta unidad, y que la ecologia esté llamada a establecer la sintesis En Asuncidn, los dos estudios de casos acerca del movimiento de pobladores en Paraguay pertenecen sintométicamente al periodo de fauge de la sconomia paragusya, 1972 1081, década on la que variados fac tores de tipo econdmica (Itaipl, ingresos de importantes masas de ca pital extraniero, colocacién favorable en el mercado internacional de su produccién agricola, etcétera} produjacon un giro en las candiciones 368 wunomicas y sociales que generaron un desarrollo y una urbanizacién, mayor 7 radicalmente diferente del que tuvo lugar en el pertodo de lento crecimiento precedeate.?” Uno de los casos, la ocupecién del barrio de Nuestra Sefiora de la Asuncién, se extendié como conflicto desde 1975 hasta 1983, perfodo excepcionalmente prolongado, y fue coronado por el éxito de los actores Populares al lograrse la legalizacién de la propiedad de los terrenos ocu: pados, donde actualmente viven alrededor de 1500 familias. El caso Hidrosil, mas breve en el tiempo (marzo a julio de 1979}, puede caracterizarse como una lucha social alrededor de la protesta por los desmedidos costos de la obra de aleantarillado Mevada a cabo por la empresa ganadora de Ia licitacién, En este Gitimo casa fracasaron las ten tativas por via leyal de los actores populares, pera finalmente se retiré | obra de manos de 1a empresa, aunque la suspension de las obras, en de finitiva, perjudied a la poblacin involuerads. ‘Ambos conflictos coinciden en una serie de factores que es vilido enumerar: 1) la heterogeneidad de los actores populares involuerados, 2) el liderazgo de los “ex-combatientes de la guerra del Chaco”, 3) la par ticipacién favorable y decisiva de la Iglesia Catdliea como mediadora, 4) |e recurrencia en alatin momento al rreursn juridica lagal, 5) la olodad de fos pobladores en esta instancia de lucha y su falta de relaciones con otras fuerzas sociales y 6) el aparente “apoliticismo” de las demands, expresado en el discursa de los pobladores. 19° En una sociedad desmovilizada a la fuerza como la parequaya estas luchas adquieren una relevancia especial, ya que sientan preendentes de experiencia de lucha, organizacién, solidaridad, triunfo y fracaso, que a pesar de un contexto represivo y desmovilizador como el actual, se han inscrito en la memoria colectiva. De los rasgos comunes de estas luchas Podemos deducir que para los actores populares en Paraguay en esta ets a de aislamiento de otras fuerzas sociales, resulta indispensable la recu Fencia a instancias legitimadoras como la Iglesia Catblicay las asociacio- nes de ex-combatientes, que no pueden ser tachadas facilmente de ‘ub: versivas del orden existente. A la vez, quedé clara la voluntad de los see tores populares de mantenerse al margen e independientes de las institu: iones politieas oficialstas (como el partido en el poder) y la inoperan cia de las instituciones judiciales como mediadoras del contlicto Para el actor popular resulté evidente la corrupcisn, la arbitrarie dad y los intentos de capitalizacién de todos los estratos e instancias rela ionatios con el orden politica imperante, asf coma las tadicionales rela iones de patronazgo de los caucillos (el abogado defensor del caso Hi Grosil utilizd el prestigio ganado para liderar una nueva corriente en et Partido Catorada). Por al comrario, resalté ta imprurtericia de la conse ‘cuencia en fa unidad y la lucha en el campo popular. En sintesis, es facil constatar la proliteracién de cientos de con: 364 Hlictos urbanos que recorren América del Sur, conflictos que desde luego tienen diferente intensidad sequin las situaciones nacionales, pero que ex- ppresan en lo fundamental nuevas formas de accién y organizacién social turbanas. Correlativamente a estas multiples y espasmédicas protestas callejeras, en el interior de las organizaciones y de los movimientos socia- les, no sin conflicto, se producan cambios cotidianos en tomno de la so- cin cormunitaria de sus problemas especiticas, recreando experiencias del pasado —muchas de ellas campesinas. Asi, protesta hacia afuera y solidaridad hacia adentro se constitu- yen en espacios de resistencia fragmentados pero comunes en las ciuda des sudamericanas, Resistencias que, ademis, en dmbitos restringidas, permiten el encuentro y Ia comunicacién de diversos y heterogéneos grupos hurmanos afectados por la criss. Tierra, mercado, etenicidad y Estado ¥* Los campos de contflicto del campesinado son relativamente hetero- gineos y estén directamente relacionados con la profundidad y extension de la Reforma Agraria aplicada en cada uno de los pafees estudiados, Ciertamente influyen también otros factores, como los anteceden: tes historicos de organizacién y lucha, el eardcter del sistema politico y los procesos de diferenciacién campesina, el nivel de desarrollo det mer cado y el grado de penetracién det capital en las agriculturas sudamer: En este marco, silo ol Estado y sus polfticas agrarias constituyen los parimetros comunes de la accidn campesina, el resto de las acciones ‘es multiple y dispersa; ast, pues, varias précticas se centran sobre el pro bblema de la tierra o la explotacién mercantit a 1a que estén sometidos ler mos campeon cin emburge «pesr de los dlrs cimpos yseions, parson ser comunes iss orlenriones mie mance cnsretes de demand de enaniacion autonome y demecretizacion recona. Un acho qe reson ta aon ey [a reairgence de movimintoycarmedncs con Conteidos eso sutures que euesionan no il racones de Srplcacton a lt uals extn sometios sin también Tos promos de deyracén caltual y ucrminasn ei, De sigue anor, fee {ile pomar que te tpos de iemacionesy combinesones ein pre Sante, real 6 pancementa on i sccn campesne une rentain ax ebincacion y ommnizcion casts ctr de Iberacionyausonoe(a pectoral yuna dime de atom acuta, ™ “SL movimiento compoane halve tens i etneén erodes en 1a Gontecerecion Snciol Unica Ge TrebeadaresGumpenes en 60 Ta (GSUTCB) Ea fe el rsutado do nfo prose de ches 365 ak rr Ke owes, de supa de enodes atsconas ¥ de ant Gin de formas organizatives autonome, ue eo o cabo, desi fies Se Is ead de os 60 sabre todo un grupo de aymaras Covominads lat fate xa lag Mca spi, como milla Rha, “la incorpar: cin y superacin del horizonte histérico de 1952”.'% Las acciones lle- vedas a cabo ests 20a inclu tn opoictones contr los comerlan tc intrmediros yo! Estado, abe togo corte une etucturs sl Cal campesna prastatal,subina alos rgtmenes milters, Es al come, con el corrr del tiempo, le Confederacon log ray en 58 sectones orintaiones de democretzacion, de berscon asco Y de stostirmacin étioocultural, aciones qe ademés ncayen Zama de cmc ya cna om es yoo ur er} pallies,» qua clind on a tarpareion els Contedesoy ala Central Obrera Boliviana (CO8). = nary ei trom pnd omens i al de craciabolvana sin tener en cues prtipctn campsiney Is metas de poder politico a as aue spunabe, nes menor Gate ae a mismo proce democrica ride he Wer afos detrolay goes hues oponciones confor enve el Emado y el mowmieney ret came el mint msn Es nis le en ie sae, canjurtarente con otra furs populares, ta un Serer poder nacional. 1% - " ce Dos fst permiticn entender la eseveracién anterior. Primero, a hs sis ection ys orca pottice 9s Pecetas tomer aon en cn apenas rose See thei sce sho una sera de conflctr gon @ Esaio Fac sowie stern oun lina as daar mpanei ates decianes en tomo de demandas prtkipetvs ent ns valence one (de es acto scotia oie ata, erence culminaron en agosto de 1089 conta propoveisn del cogotane CSUTCE y UDP. Estee revindcatnes fueron rocureaee meniale das 0 na procesades por el Estado, que au vez vvio une agude es Se gti Ea pirate crc oo Sia aioe de wont cocain sal ome a nie Es nfs a, aed sli loa del proyecto inc svn, compari 2 erro ura sre afi Y oposcions na Cnt br oo por erie ssa" Sia" Imovimant de campasinos de base) y ota “euturalia’ tos kot ristas. Tamhién se desarrollars una earie de demandas fraccionades pio eae Por todo el pets, que junto con otros ahi icon “snl por Raat y son cn 366 La crisis politica de la sociedad boliviana parecorla responder a la debilidad y limitacién de fas actuales formas de representacién estatal, partidaria y sindical; cada una de elles posee rasjos monddions y exclu Yentes, donde la articulacién intrasocietal no serd viable sino se promuc- ‘Ye un cambio cualitativo en Ia interaccién en y entre los actores del mis- ‘mo movimiento campesino.. ven la actualidad, la egricultura colombiana vive una dura crisis fen razén del receso de la actividad industrial y una disminucién de los precios internacionales de los productos agrfoolas de exportacién, lte- Jando ineluso 2 tener que importar alimentos y materias primas para el iereada interno, Por otra parte, el grueso de la produccién alimentaria colombians se mantione gracias & la pequefa y mediana producci6n agrfoola, Este ut timo sector es el més empobrecido y afectado por la crisis de la sociedad apenas controla el 12 % de la tierra disponible y concentra un 83 % de las exportaciones."” Esta situacién provocd una serie de movilizaciones por tomas de tierra a lo largo y ancho de toda Colombia para intiuenciar al Estado ha- ia una modificacién del sistema de tenencia y de la Reforma Agraria. ‘Sin embargo, estas acciones y demandas campesinas se eneuentran ispersas y atomizadas y no alcanzan a expresar un movimiento campe: sino nacional y unificado, fenémeno probeblemente condicionado por el frocasa de la Asociacién Nacional de Usuarios Campesinos (ANUNC) en la década pasada y la politica clientelista y coactiva del Estado."? Tres son los procesos de organizacién campesina que parecen des tacarse: por una parte, la del campesinado pobre (asalariados; pequefios y medianos propietarios) que a través de une serie de acciones exponté reas, dispersas y aisladas llevaron a cabo tomas de tierras en terrenos bal s de propietarios ausentistas, cvestionando e! orden legislative ‘como afirma lsauro Suérez, en estos grupos “se ‘campesina autonama 8 y en Ta vigente, Probablemente, fetoman los més claros gérmenes de rearganizacin frente al Estado y los partidos tradicionales”.'"" Por otra parte, el proletariado rural, en razén de la disminucion de Jos salarios, la calidad de vida y el desempleo, intenta fuertemente el ac ‘Guo @ la tierra; sin embargo, estas demandas no coineiden con su capa: Gided organizativa, fendmeno probablemente relacionado con el fraceso de las experiencias de la década pasada y también con el status social dis: perso del sector, ya que un grupo puede ser asalariado, otro a medias, con Joerte relacion con la produccion parcelaria, y un tercero, temporalmente ligado a las empresas agricotas.""? Finalmente. el movimiento campesino indigen arrastra consisien- te y coherentemente una serie de luchas por la recuperacién de sus tlerras {que fueron punitivamente apropiadas por terratenientes. El Consejo Re- sional Indigena del Cauca (CRIC), iniciado en 1971, es la orgenizacién de 367

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