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LA CIENCIA Y LA VERDAD! El estatuto del sujeto en el psicoanilisis, zdiremos que lo hemos fundado el afio. pasado? Llegamos al final a establecer una es- tructura que da cuenta del estado de escisién, de Spaltung en que el psicoanalista Io detecta en su praxis. Esta escision la detecta de manera en cierto modo cotidiana. La admite en la base, puesto que ya el solo reconocimiento del inconsciente basta para motivarla, y puesto que también Io su. ‘merge, si puedo decirlo asi. con su constante manifestacién. Pero para que sepa lo que sucede con su praxis, o tan sélo para que la dirija conforme con lo que le es accesible, no basta ‘con que esta divisién sea para él un hecho empirico, ni siquiera que el hecho empirico se haya formado en paradoja. Se necesita Gerta reduccién, a veces de realizacién larga, pero siempre decisiva en el nacimiento de una ciencia; reduccién que consti- tuye propiamente su objeto. Es lo que la epistemologia se pro- pone definir en cada caso como en todos, sin haberse mostrado, ‘a nuestros ojos por lo menos, a la altura de su tarea. Pues no sé que haya dado cuenta plenamente por este medio de esa mutacién decisiva que por la via de la fisica funda La ‘ciencia en el sentido moderno, sentido que se pone como abso- luto, Esta posicién de Ia ciencia se justifica por un cambio de estilo radical en el tempo de su progreso, de la forma galopante de su inmixién en nuestro mundo, de las reacciones en cadena que caracterizan lo que podemos llamar las expansiones de su energética. Para todo eso nos parece ser radical una modificacién ‘en nuestra posicién de sujeto, en el doble sentido de que es alli inaugural y de que la ciencia la refuerza mas y més. Koyré es aqui nuestro gufa y 5 sabido que se le conoce toda. via mal. ‘Asi pues, no he dado ahora el paso que se refiere a la vocacién _}Versién estenogrifica de la leccién de apertura del seminario que diri gimos en el aiio 1965-66 en la Ecole Normale Supérieure sobre El objeto fel pricoandliss, a titulo de encargado de conferencias de la Ecole Pratique des Hautes Etudes (VIa. seccién). Su texto aparecié en el primer niimero de los Cahiers pour PAnalyse, publi- cailos por el Girculo de Epistemologia de Ia Ecole Normale Supéricure, 0 sea en enero de 1966. [834] Escaneado con CamScanner LA CIENCIA ¥ LA VERDAD 835 de ciencia del psicoanilisis. Pero pudo observarse que tomé como hilo conductor el afio pasado cierto momento del sujeto que considero como un correlato esencial de la ciencia: un mo- mento histéricamente definido del que tal vez nos queda por saber si es estrictamente repetible en la experiencia, aquel que Descartes inaugura y que se lama el cogito. Este correlato, como momento, es el desfiladero de un rechazo de todo saber, pero por ello pretende fundar para el sujeto cierta atadura en el ser, que para nosotros constituye el sujeto de la ciencia, en su definicién, término que debe tomarse en el sentido de puerta estrecha. Ese hilo no nos guid en vano, puesto que nos Hevé a formu- Jar al final del afio nuestra division experimentada del sujeto, como division entre el saber y la verdad, acompaiiindola de un modelo topolégico, la banda de Moebius que da a entender que no és de una distincién de origen de donde debe provenir la divisi6n en que esos dos términos vienen a converger. Quien confie en cuanto a Freud en la técnica de lectura que he tenido que imponer cuando se trataba simplemente de vol- ver a colocar cada uno de sus términos en su sincronia, sabra remontar desde la Ichspaltung sobre la cual la muerte abate su mano, hasta los articulos sobre el fetichismo (de 1927) y sobre la pérdida de la realidad (de 1924), para comprobar en ellos. que el retoque doctrinal llamado de la segunda tépica no intro. duce bajo los términos del Ich, del Uberich, incluso del Es ni guna certificacin de aparatos, sino una vuelta a la experiencia segiin una dialéctica que se define del mejor modo como lo que el estructuralismo ahora permite elaborar Iégicamente: a saber el sujeto, y el sujeto tomado en una divisién constituyente, Después de lo cual el principio de realidad pierde la discor- dancia que lo marcaria en Freud si debiese, por una yuxtaposi- cién de textos, dividirse entre una nocién de la realidad que incluye a la realidad psiquica y otra que hace de ella el correlato del sistema percepcién-conciencia, Debe ser lefdo tal como él se designa de hecho: a saber la Tinea de experiencia que el sujeto de la ciencia sanciona. _Y basta pensar en ello para que inmediatamente tomen su ‘campo esas reflexiones que suelen vedarse por demasiado evi- dentes, _ Por ejemplo: que es impensable que el psicoanilisis como rdctica, que el inconsciente, el de Freud, como descubrimiento, en tenido lugar antes del nacimiento, en el siglo que ha Escaneado con CamScanner 836 LA CIENCIA ¥ LA VERDAD sido Hamado el siglo del genio, el xvi, de la ciencia, tomando esto en el sentido absoluto indicado hace un momento, sentido que no borra sin duda lo que se ha instituido bajo este mismo nombre anteriormente, pero que més que encontrar alli su ar- caismo, tira del hilo hacia si de una manera que muestra mejor su diferencia respecto de cualquier otro. Una cosa es segura: si el sujeto esta efectivamente alli, en el nudo de Ia diferencia, toda referencia humanista se hace super- flua, puesto que es a ella a la que le cierra el camino. No apuntamos, al decir esto del psicoandlisis y del descubri- miento de Freud, a ese accidente de que sea porque sus pacien- tes vinieron a él en nombre de la ciencia y del prestigio que con- fiere a fines del siglo x1x a sus servidores, incluso de grado in. ferior, por lo que Freud logré fundar el psicoanilisis, descu- briendo el inconsciente. Decimos, contrariamente a lo que suele bordarse sobre una pretendida ruptura de Freud con el cientifismo de su tiempo, que es ese cientifismo mismo, si se tiene a bien designarlo en su fidelidad a los ideales de un Briicke, a su vez transmitidos del pacto al que un Helmholtz y un Du Bois-Reymond se habian consagrado de hacer entrar a la fisiologia y a las funciones del pensamiento consideradas como incluidas en ella en los térmi- nos matematicamente determinados de la termodindmica Ile- gada a su casi acabamiento en su tiempo, el que condujo a Freud, Como sus escritos nos lo demuestran, a abrir la via que leva para siempre su nombre, Decimos que esa via no se desprendié nunca de los ideales de ese cientifismo, ya que asi lo llaman, y que la marca de él que la sefiala no es contingente sino que sigue siéndole esencial, Que es por esa marca por la que conserva su crédito, a pesar de las desviaciones a las que se ha prestado, y esto en la medida ‘en que Freud se opuso a esas desviaciones, siempre con una se- guridad sin vacilaciones y un rigor inflexible. Prueba de ello su ruptura con su adepto més prestigioso, concretamente, apenas se deslizé hacia algo cuya funcién de observaciones como ésta: que la fun- n ella la revelacién se traduce como una como causa, a saber que deniega lo que Escaneado con CamScanner EA CIENCIA ¥ LA VERDAD 851 funda el sujeto para considerarse en ella como parte interesada, entonces hay pocas probabilidades de dar a lo que Ilaman his- toria de las religiones unos mites cualesquiera, es decir algin rigor. Digamos que el religioso le deja a Dios el cargo de Ia causa, pero que con ello corta su propio acceso a la verdad. Asi, se ve arrastrado a remitir a Dios la causa de su deseo, lo cual es pro- piamente el objeto del sacrificio. Su demanda est sometida al deseo supuesto de un Dios al que entonces hay que seducir. El juego del amor entra por ahi. El religioso instala aqui la verdad en un estatuto de culpabi- lidad. Resulta de ello una desconfianza para con el saber, tanto ms sensible en los Padres de la Iglesia cuanto més dominantes se muestran en materia de raz6n, La verdad es remitida alli a unos fines que llaman escatol6- gicos, es decir que no aparece sino como causa final; en el sen- tido de que es trasladada a un juicio de fin del mundo. De donde el relente oscurantista que invade todo uso cienti- fico de la finalidad. He sefialado de pasada cudnto tenemos que aprender sobre Ja estructura de la relacién del sujeto con la verdad como causa en Ia literatura de los Padres, incluso en las primeras decisiones conciliarias. El racionalismo que organiza el pensamiento teo. légico no es en modo alguno, como se lo imagina la chatura, asunto de fantasia. Si hay fantasia, es en el més riguroso sentido de institucion de una realidad que cubre la verdad. 'No nos parece en absoluto inaccesible a un tratamiento cien- tifico el que la verdad cristiana haya tenido que pasar por lo insostenible de la formulacién de un Dios Trino y Uno. El poder eclesial aprovecha aqui muy bien cierto descorazona- miento del pensamiento. ‘Antes de acentuar los callejones sin salida de semejante mis- terio, es la necesidad de su articulacién la que es saludable para el pensamiento y con la que debe medirse. Las cuestiones deben tomarse en el nivel en que el dogma se estrella contra las herejfas; Ia cuestién del Filioque me parece poder tratarse en términos topolégicos. La aprehensién estructural debe ser primera y es la tinica que ite una apreciacién exacta de la funcién de las imagenes. El De Trinitate tiene aqui todos los caracteres de una obra de teorfa y puede tomarse por nosotros como un modelo. i: Escaneado con CamScanner 852, LA CIENCIA Y LA VERDAD Si asi mo fuese, aconsejaria a mis alumnos ir a exponerse al encuentro con una tapiceria del siglo xvi que vera imponerse a su mirada a la entrada de la exposicién del Mobiliario Nacio- nal donde los espera, desplegada todavia para uno o dos meses. Las Tres Personas representadas en una identidad de forma absoluta conversando entre ellas con una desenvoltura perfecta en las riberas frescas de la Creacién, son simplemente angus- tiantes. Y lo que oculta una méquina tan bien hecha, cuando le suce- de que se enfrenta a la pareja de Addn y Eva en la flor de su pecado es por cierto de una naturaleza como para ser propuesto en ejercicio a una imaginacién de Ja relacién humana que no rebasa ordinariamente la dualidad. Pero que mis oyentes se armen antes con Agustin... Asi parezco no haber definido sino caracteristicas de religiones de la tradicién judia. Sin duda estan hechas para demostrar su interés, y no me consuelo de haber tenido que renunciar a enl: zar con él estudio de la Biblia la funcién del Nombre-del-Padre. Queda el hecho de que la clave es la de una definicién de la relacién del sujeto con la verdad. Creo poder decir que es en la medida en que Claude Lévi- Strauss concibe al budismo como una religién del sujeto gene- ralizado, es decir que implica una diafragmatizacién de la ver- d como causa, indefinidamente variable, en la que le hace a utopia el halago de verla concordar con el reino universal arxismo en la sociedad. es esto hacer demasiado poco caso de las exigencias la ciencia, y confiar demasiado en la emergencia una doctrina de la trascendencia de la materia. © no nos parece encontrar sus oportunidades n el llamado a los pobres de espiritu. la ciencia, no puedo decir hoy lo que me de sus relaciones con la verdad como que hablamos anunciado para 1963-64 haber cerrado su leccién de apertura @ de Sainte-Anne, donde nuestros Escaneado con CamScanner {LA GUENCIA Y LA VERDAD 853 causa, puesto que nuestro progreso este afio debe contribuir allo. Lo abordaré por ia observacién extrafia de que la fecundidad prodigiosa de nuestra ciencia debe interrogarse en su relacién con ese aspecto en el que se sostendrfa la ciencia: que de la ( verdad como causa no querrfasaber-nada. Se reconaceaqul Ia formula que doy de a Yeruerfung o pre- clusién, Ia cual vendrfa a unirse aqui en una serie cerrada a la Verdriingung, represidn, a la Verneinung, negacién [dénegation], cuya funcién en Ia magia y la religién reconocieron ustedes a d la pasada. Sin duda lo que hemos dicho de las relaciones de la Verwer- fung con la psicosis, especialmente como Verwerfung del Nom- bre-del-Padre, viene aqui aparentemente a oponerse a esa tenta- tiva de detectacién estructural. Sin embargo, si se percibe que una paranoia lograda apare- cerfa igualmente como la clausura de la ciencia, si fuese el psico- andlisis el que estuviese llamado a representar esa funcién; si por otra parte se reconoce que el psicoandlisis es esencialmente Jo que reintroduce en 1a consideracién cientifica el Nombre-del- Padre, vuelve a encontrarse aqui el mismo callején sin salida aparente, pero se tiene la impresin de que de este callején sin salida mismo se progresa, y que puede verse desanudarse en ) algin sitio el quiasmo que parece obstaculizarlo. Tal vez el punto actual en que se encuentra el drama del na. cimiento del psicoandlisis, y la astucia que en él se esconde de burlarse de Ja astucia consciente de los autores, deben tomarse aqui en consideracién, pues no fui yo quien introdujo la fér- mula de la paranoia lograda. Sin duda tendré que indicar que la incidencia de la verdad i como causa en la ciencia debe reconocerse bajo el aspecto de Ia causa formal. Pero sera para esclarecer con ello que el psicoandlisis en cambio acentia su aspecto de causa material. Asi debe calificarse su originalidad en la ciéncia. Esta causa material es propiamente la forma de incidencia del eee ie yo defino en ella. Por el psi lisis, el significante se define como actuando en primer lugar como separado de su significacién. Este es el trazo de cardcter literal que especifica el significante copula- Escaneado con CamScanner 854 LA CIENCIA Y LA VERDAD torio, el falo, cuando surgiendo fuera de los limites de la madu- racién bioldgica del sujeto, se imprime efectivamente, sin poder ser el signo para representar al sexo existente del compaficro, es decir su signo biolégico; recuérdense nuestras formulas que di- ferencian el significante y el signo. Es manifestar suficientemente, de pasada, que en el psicoan4- lisis la historia es una dimensién distinta de la.del desarrollo, y que es aberracién tratar de reducirla a ella. La historia no se prosigue sino a contratiempo del desarrollo. Punto del que la historia como ciencia puede tal vez sacar provecho, si quiere escapar a la amenaza siempre presente de una concepcién pro- videncial de su curso. En una palabra, volveremos a encontrar aqui al sujeto del significante tal como lo articulamos el afio pasado. Transpor- tado por el significante en su relacién con el otro significante, debe distinguirsele severamente tanto del individuo biolégico como de toda evolucién psicolégica subsumible como sujeto de la comprensién. Es, en términos minimos, la funcién que atribuyo al lenguaje en la teoria, Me parece compatible con un materialismo histé. rico que deja ahi un vacio, Tal vez la teoria del objeto a encon- trard también allf su lugar. Esa teorfa del objeto a es necesaria, ya lo veremos, para una integracién correcta de la funcién, para con el saber y el sujeto, de Ja verdad como causa. e Han podido reconocer ustedes de pasada en los cuatro modos de su refraccién que acaban de ser establecidos aqui, el mismo miimero y una analogia de reparo nominal, que pueden encon- trarse también en Ia fisica de Aristételes. N casualidad, puesto que esa fisica no deja de estar mar- su logicismo que conserva todavia el sabor y la sa- un gramatismo original. Tooaira tiv doiGudy xd dui xt neguetAngev™ “otras tantas (en su) mimero los porqués incluidos”, 7, 198a 15 y 16. Cita ininteligible sin la frase ante- os traductores vierten por una parifrasis; p. ej. Wicke- -edicién bilingle de la Loeb Classical Library, Lo P. 16f, He aquf la versién de Francisco de P. S: = que existen Ias causas y que su miimero es cl que ellas quedan incluidas en la respuesta a la pregun- Escaneado con CamScanner LA CIENCIA ¥ LA VERDAD 855, @Seguird siéndonos valido que la causa sea para nosotros exac- tamente otro tanto polimerizindose? Esta exploracin no tiene por tinica meta darles la ventaja de un dominio elegante de los cuadros que escapan en si mis- mos a nuestra jurisdiccién. Quiero decir magia, religién, in- cluso ciencia. Sino més bien recordarles que en cuanto sujetos de la cien. cia psicoanalitica, es a la solicitacién de cada uno de esos modos de la relacién con la verdad como causa a la que tienen ustedes que resistir. { Pero no en el sentido en que ustedes lo entienden a primera vista, La magia no es tentacién para nosotros sino a condicién de | que hagan ustedes la proyeccién de sus caracteres sobre el suje- to con el que tienen que vérselas —para psicologizarlo, es decir desconocerlo. El pretendido pensamiento magico, que es siempre el del otro, no es un estigma con el que puedan ustedes etiquetar al otro. Es tan vilido en el projimo como en ustedes mismos en los I{mi- tes mds comunes: pues esti en el principio del mas minimo efecto de dominio. Para decirlo todo, el recurso al pensamiento magico no expli- ca nada. Lo que se trata de explicar es su eficiencia. En cuanto a la religién, debe més bien servirnos como el mo- delo que no debemos seguir, en Ia institucién de una jerarquia social donde se conserva la tradicién de cierta relacién con la verdad como causa. La simulacién de la Iglesia catélica, que se reproduce cada vez que la relacién con la verdad como causa viene a lo social, es particularmente grotesca en cierta Internacional psicoanalitica por la condicién que impone a la comunicacién. eNecesitaré decir que en Ia ciencia, en oposicién a la magia ya la religién, el saber se comunica? Pero hay que insistir en que no es tinicamente porque tal es Ia costumbre, sino que la forma ldgica dada a ese saber incluye el modo de Ia comunicacién como suturando al sujeto que im- ica. Tal es el problema primero que plantea la comunicacién en a de ‘porgué algo es 0 existe’” (Obras completas de Arisiteles, Madrid, aes Jas cursivas remiten al tenor literal de la frase del 4s) Escaneado con CamScanner 856 LA CIENCIA ¥ LA VERDAD psicoandlisis. El primer obstéculo a su valor cientifico es que la rela cién con la verdad como causa, bajo sus aspectos materiales, ha queda- do desatendida en el cfrculo de su trabajo. @Concluiré volviendo al punto de donde partf hoy: divisi6n del su- jeto? Ese punto es un nudo. Recordemos dénde lo desanuda Freud: en esa falta de pene de la madre donde se revela la naturaleza del falo. El sujeto se divide aqui, nos dice Freud, para con la realidad, viendo a la vez abrirse en ella el abismo contra el cual se amurallar4 con una fobia, y por otra parte recubriéndolo con esa superficie donde erigiré el fetiche, es decir la existencia del pene como mantenida, aunque desplazada. Por un lado, extraigamos el (paso-de) [pas-de]® del (paso-del- pene) [pas-de-penis], que debe ponerse entre paréntesis, para transfe- rirlo al paso-del-saber [pas-de-savoir], que es el paso vacilante [pas-hésitation] de la neurosis. Por el otro, reconozcamos la eficacia del sujeto en ese gnomon que éste erige para que le sefiale a toda hora el punto de verdad. _ Revelando del falo mismo que no es nada més que ese punto de falta que indica en el sujeto. Ese indice es también el que nos sefiala el camino por el que quere- os andar este afio, es decir, allf donde ustedes mismos se arredran ectiva de ser en esa falta, como psicoanalistas, suscita- Escaneado con CamScanner

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