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Figura Algunas de las infecciones de las semillas ocasionadas por hongos. A) Acercamiento de
una mazorca de maíz infectada por B) Plántulas de maíz dulce infectadas por
el hongo Fusarium portado en los granos del maíz. C) Infecciones de plántulas de maíz dulce al cabo de
5 días en un de laboratorio. De arriba hacia abajo. y
D) Granos de maíz sanos A) e infectados por Diplodia Physalospora C), D) y
E). En E) semillas de chícharo manchadas e infectadas por diferentes hongos. (Fotos A y D
por cortesía de la Illinois Agr. Expt. Sta.)
458 Enfermedades de las plantas causadas por hongos
almacenadas, así como a los alimentos preparados tales como el pan, cuando las condiciones de
humedad son favorables (figuras 11-80, 11-81 y 11-82), de los y
ocasionan la de hortalizas y frutos carnosos, mientras que muchos hongos,
como es el caso de y ocasionan la descomposición
de la madera y de los productos obtenidos a partir de ella. Los y hongos imper-
fectos que producen enfermedades de postcosecha son, con mucho, las causas más comunes e
importantes de las de postcosecha y serán discutidos con cierto detalle más
adelante.
Los hongos y las bacterias mencionados anteriormente como causantes de las enfermeda-
des de son a menudo organismos parásitos primarios, es decir, atacan a los tejidos
vivos y sanos, a los que degradan y hacen que se pudran. Sin embargo, es frecuente que junto
con dichos organismos vayan, en los tejidos, otros hongos y bacterias que actúan como pa-
rásitos secundarios, es decir, viven saprofitamente en los tejidos ya destruidos y macerados por
los parásitos primarios. Asimismo, no es raro que muchos de esos parásitos primarios ataquen
al mismo tejido simultáneamente o en secuencia. Así, es frecuente que algunos de los parásitos
primarios actúen también como parásitos secundarios.
Muchas de las enfermedades de postcosecha de frutos, hortalizas, granos y leguminosas
son el resultado de infecciones incipientes de las plantas o sus frutos por patógenos que se en-
cuentran ya en el campo en tanto las plantas y frutos estén todavía desarrollándose o después de
que los frutos o semillas han madurado en el campo, pero antes de que sean cosechados. Los
síntomas de dichas "infecciones de campo" pueden ser tan inconspicuos que pueden pasar
inadvertidos durante la cosecha. En las hortalizas y frutos carnosos las infecciones de campo
continúan desarrollándose después de la mientras que en los granos y las leguminosas
el desarrollo de dichas infecciones cesa poco después de ella. En hortalizas y frutos carnosos
almacenados, las nuevas infecciones pueden deberse a esos mismos patógenos o a otros, mien-
tras que en granos y leguminosas las infecciones durante su almacenamiento comúnmente
ocasionadas por patógenos de distintos a los que producen las infecciones del campo.
Como ocurre con todas las enfermedades de las plantas ocasionadas por hongos y bacterias,
enfermedades de postcosecha se ven favorecidas en grado considerable (además de que de-
penden de ellas) por la presencia de un alto nivel de humedad y de temperaturas altas. Las
hortalizas y los frutos carnosos contienen volúmenes abundantes de agua y, debido a que por lo
general se mantienen a humedades relativas altas para evitar su contracción, constituyen sustra-
tos excelentes para el ataque por microorganismos patógenos, siempre que estos últimos
puedan penetrar la cubierta protectora exterior del fruto o de la hortaliza. Las heridas, incisio-
nes y magulladuras, que son comunes en los tejidos carnosos, proporcionan los medios de
penetración más comunes y efectivos; pero también ocurre la penetración a través de aberturas
naturales, tales como las y la penetración directa a través de la cutícula y la epi-
dermis, especialmente en frutos y hortalizas que se encuentran en contacto con los infectados,
es bastante común. Una vez que una hortaliza o un fruto fresco ha sido infectado, el desarrollo
posterior de la infección y su avance hacia otras hortalizas o frutos adyacentes depende prin-
cipalmente de la temperatura a la que se encuentran almacenados. Por lo general, cuanto más
alta es la temperatura más rápido es el desarrollo y el avance de la enfermedad, mientras que a
temperaturas más bajas, los patógenos y las enfermedades que ocasionan se desarrollan más
lentamente o dejan de desarrollarse.
Por otra parte, los granos y leguminosas pueden ser (y ordinariamente son) mantenidos du-
rante largos períodos debido a que su contenido de humedad es bajo y puede ser reducido tan
bajo como del 12 a 14%. Cuando su contenido de humedad es bajo, casi ninguno de los hongos
que producen las infecciones de campo continúa desarrollándose y ocasionando nuevas in-
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fecciones inmediatamente, aun cuando los granos vuelvan a humedecerse. Sin embargo, hay
otros hongos que infectan a los granos y las leguminosas que tienen un contenido de humedad
cercano o ligeramente inferior a un 14 ó 15%, de ahí que la severidad y el avance de la in-
fección se incremente drásticamente con cualquier incremento, por pequeño que en el nivel
de humedad por arriba de ese rango. Las temperaturas altas favorecen la infección de los gra-
nos que contienen un alto nivel de de manera análoga a como ocurre en los frutos y
las hortalizas. Sin embargo, es frecuente que la infección dé como resultado, un aumento
drástico en la temperatura de los granos humedecidos infectados, debido al calor que se
duce por la respiración de los hongos y bacterias que se desarrollan activamente y que
producen la
color azul, verde o verde olivo y a menudo se encuentra rodeada por una banda estrecha
o amplia de micelio blanco, delante del cual hay una banda de tejido aguanoso. El desarrollo
superficial del hongo se produce sobre manchas de cualquier tamaño, siempre y cuando la
atmósfera sea húmeda y cauda. Cuando el aire es seco y frío, el moho superficial es raro, aunque
los frutos estén totalmente descompuestos. Bajo condiciones de almacenamiento, pequeños
jinetes de micelio productores de esporas aparecen sobre la superficie de las manchas. Los frutos
en proceso de descomposición huelen a humedad y, en condiciones secas, pueden contraerse y
transformarse en una momia mientras que en condiciones húmedas cuando los hongos y le-
vaduras secundarias entran también en ellos, se reduce a una masa blanda y húmeda.
Aun cuando la mayoría de los daños ocasionados por las de los mohos azules
y verdes aparecen en el almacenamiento y en el mercado, la ocurrencia de estos mohos es
mayor cuando los frutos son cosechados y manipulados durante tiempo húmedo que en tiempo
seco y frío; cuando los frutos tardan en almacenarse; cuando son enfriados lentamente durante
su almacenamiento; cuando son almacenados sólo hasta a fines de la estación o mantenidos a
temperaturas cálidas después de haberlos dejado de almacenar. Sin embargo, el factor más im-
portante que favorece estas pudriciones, especialmente a principios de la temporada de
almacenamiento, son los daños mecánicos que sufre la superficie de los frutos. Aunque ambos
grupos de mohos son favorecidos por temperaturas relativamente altas durante el al-
macenamiento, continúan mostrando una actividad aún a temperaturas cercanas al punto de
congelación. Algunas especies de producen etileno, el cual se difunde en los
recipientes o almacenes e incrementa la tasa respiratoria de los frutos, afecta su coloración y
se acelera su maduración y senescencia, reduciendo así también el tiempo del almacenamiento
de frutos sanos.
Además de las pérdidas ocasionadas por la de frutos y hortalizas por Penicillium,
este hongo produce también varias tales como la en los productos afec-
tados, la cual contamina los purés y otros productos elaborados a partir de frutos sanos y
parcialmente podridos. Las micotoxinas producen lesiones o la degeneración de órganos
internos tales como los intestinos, e hígado, pueden afectar al sistema nervioso y al-
gunas de ellas producen también tumores cancerosos.
o Este hongo ocasiona la "pudrición algodonosa" de los cítricos especialmente de
los limones, y la "pudrición blanda de las vainas del frijol (figura B), cru-
ciferas, cucurbitáceas, fresas, muchos otros frutos y prácticamente todas las hortalizas, excepto
las cebollas y papas. Cuando la atmósfera es húmeda aparece una pudrición blanda aguanosa
característica y los tejidos afectados se cubren rápidamente de una masa algodonosa y blanca de
micelio que representa la característica notable y distintiva de esta pudrición. El grado de hu-
medad varía con la suculencia de los tejidos y la humedad de la atmósfera. Cuando el aire es
húmedo, los órganos suculentos en proceso de descomposición gotean y al licuarse por completo
dejan salir varias gotas de jugo. Cuando el aire es seco, es frecuente que el agua se evapore tan
rápido como es liberada por la pudrición y que los se reduzcan a restos de una masa seca
y se marchita o semejante a un pergamino. La pudrición algodonosa es una enfermedad que
avanza por contacto con gran rapidez y que ataca tanto a los frutos verdes como a los maduros, y
a las hortalizas, formando así una masa compacta e intrincada que conforme se
de un fruto a otro los enreda en su micelio y crea los denominados "nidos". Más tarde la colonia
fungosa desarrolla esclerocios negros, de forma irregular y de 2 a 15 de largo. El hongo
muestra una mayor actividad y la severidad de la pudrición aumenta cuando la temperatura varía
de 21 a 25°C, pero una vez que se ha iniciado, la pudrición de los tejidos continúa a tem-
peraturas tan bajas como 0°C.
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do variable; también estos últimos liberan humedad al respirar, la cual hace que aumente la
humedad de los granos adyacentes. Aun cuando no todos los desechos de los granos
almacenados den como resultado un calentamiento drástico o incluso cualquier
deterioro en progreso despide calor, que en algunos materiales puede elevar la temperatura
hasta 70°C o más. Los hongos actúan a niveles inferiores de humedad donde no hay agua libre
disponible, mientras que las bacterias se desarrollan a niveles mas altos de humedad.
• y micotoxicosis
puede afectar también a los animales y al hombre, y la manipulación de ese heno por los
agricultores producen en ellos una dermatitis tóxica, conjuntivitis, etc.
o Otras toxinas de Aspergillus y Además de las las especies de
Aspergillus producen también otras toxinas en los granos y otros órganos que infectan. Las
especies de Penicillium producen también las mismas toxinas u otros compuestos similares en
los granos que infectan. Las más importantes de dichas toxinas son:
Las las cuales ocasionan la degeneración y necrosis del hígado y el riñon, así
como varios otros síntomas en los animales domésticos. Algunas de estas toxinas persisten en
la carne de los animales alimentados con forraje contaminado y pueden ser transmitidas a la
cadena alimenticia humana planteando posiblemente un problema de salud pública.
Las toxinas del arroz principalmente los compuestos
y la Estas toxinas son producidas por las especies de
que crecen en el arroz almacenado, maíz y en el pescado seco, y producen toxicosis
asociadas con varias enfermedades tales como el cardíaco, alteraciones nerviosas y
circulatorias, degeneración de los ríñones y del hígado, y muchas otras.
Las toxinas que ocasionan temblores notables del cuerpo y una descarga
excesiva de seguidas por ataques convulsivos que a menudo ocasionan la muerte. Son
producidas por especies tanto de Aspergillus como de Penicillium que infectan al-
macenados y los que se encuentran en refrigeración, así como a granos y productos obtenidos a
partir de cereales. Los carneros, caballos y vacas al parecer son los animales domésticos que
son afectados con mayor frecuencia por las toxinas
El ácido penicílico, el cual es carcinógeno. Es producido por las especies tanto de
Aspergillus como de Penicillium en los granos de cereales enmohecidos, forrajes mixtos y en
ocasiones en otros productos, como es el caso del tabaco notablemente enmohecido. No son
muy comunes en la naturaleza y su importancia es bastante desconocida.
La es también una sustancia carcinógena producida por Penicillium y Aspergillus.
Es tóxica para bacterias, algunos hongos, plantas superiores y animales. Se le encuentra con fre-
cuencia y en forma natural en alimentos tales como frutos o bien en jugos elaborados con frutos
parcialmente infectados por en el pan se ha enmohecido espontáneamente, en los
productos de panadería y la mayoría de los productos comerciales elaborados con manzana.
Así, la patulina puede constituir un grave peligro para la salud tanto del hombre como de los
animales.
su crecimiento de 5 a 8°C. Las temperaturas bajas retrasan también la respiración de los granos y
previenen el aumento de humedad en ellos. 3) La infestación de los productos almacenados por
insectos y disminuye considerablemente mediante el uso de fumigantes. Esto evita
que los hongos del ahnacén inicien y continúen en su desarrollo con rapidez. 4) El grano al-
macenado no debe estar inmaduro o ser demasiado viejo, debe estar limpio, tener un buen índice
de germinación y no haber sufrido daño así como estar libre de semillas rotas, etc.
Dicho grano resiste a la infección por los hongos del almacén, que de otra forma podrían invadir
al grano quebrado o debilitado.
Además de empezar con buenos cultivos sanos y libres de insectos o de llevar a cabo
fumigaciones para eliminar a estos últimos, la solución más simple y más común para mantener
al grano libre de hongos del almacén es mediante el uso de sistemas de ventilación, en los
cuales el aire se difunde a través del grano a una velocidad de flujo relativamente baja. El flujo
de aire elimina el calor y el exceso de humedad. Puede regularse de tal forma que sea posible
el contenido de humedad de la masa de grano al nivel deseado y disminuya la tem-
peratura de 8 a 10°C, intervalo de temperatura al cual los insectos y los ácaros permanecen
latentes y los hongos del almacén se mantienen casi en reposo.