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Carituo 5 Aristételes: el ideal de realizacién humana LA VIDA Y LA OBRA DE ARISTOTELES Aristoteles (384-322 a.C,) pertenece a la generacién siguiente a Platén, y al igual que éste permanecié también en Atenas durante una buena parte de su vida; asi pues, el breve esquema histérico expuesto en el capitulo anterior es también aplicable en este contexto. Aristdte- les ingresé en la Academia de Platén a los diecisiete afios, y la influen- cia de su maestro es perfectamente detectable. Aunque profundamen- te impresionado por las ideas de su mentor, Aristdteles se mostré ca- paz de criticarlo en una serie de temas importantes (icosa que es ideal en las relaciones filosdficas entre maestro y discipulo)). En el afio 347, Aristételes abandoné Atenas por razones politicas, y durante unos cuantos afios fue tutor del famoso caudillo griego Alejandro Magno, el conquistador del mundo (jaunque mostré pocos signos de haber aprendido algo de su mentor académico!). Aristételes provenia de una familia de médicos y realizé extensas investigaciones sobre la estructura de animales y plantas. Esta experiencia en el trabajo cientifico empirico exhibe una acusada influencia en sus escritos, que, pese a su cardcter abstracto, indican un espiritu bastante mas mundano en comparacién con el ansia de trascendencia que reflejan los de Pla- ton. Aristételes volvié a Atenas en el afio 335, donde fundé el Liceo, para continuar en éste la tradicidn de la investigacién intelectual siste- matica inaugurada por la Academia de Platén. En el ultimo afio de su vida, la tensién politica lo obligé una vez mas a abandonar Atenas. 121 El corpus de los textos aristotélicos llegado hasta nosotros abarca un campo de materias extraordinariamente extenso: légica, metafi- sica, epistemologia, fisica, astronomia, meteorologfa, biologfa, psi- cologia, ética, politica, derecho, «poética» (teoria de las artes)..., siendo Aristételes pionero en muchas de ellas. En aquellos dias no existia una clara distincién entre ciencia y filosofia, razon por la cual Aristételes se sintié sumamente interesado en establecer una separacién evidente entre la ciencia y la filosofia, como también en formular los conceptos y principios fundamentales de cada una de estas reas. Cultivé lo que ahora conocemos como las ciencias de la astronomia, de la fisica, de la biologfa, y de la psicologia, formu- lando los principios fundamentales de cada una de ellas y estable- ciendo unos fundamentos que habrian de perdurar intactos hasta el siglo xvi. Al parecer, una buena cantidad de escritos suyos no sobrevivie- ton: ilos talentos y la energia de Aristételes debieron ser realmente prodigiosos! Los textos conservados tienden a ser concisos y alusivos a notas abreviadas de lecturas eruditas en lugar de obras acabadas y literalmente elegantes como los didlogos de Platén. El estilo de Aris- tdteles es abstracto, técnico y sistematico: se lo podria describir como un fildsofo de filésofos. Sin embargo, la Etica a Nicémaco, la obra principal en la que Aris- toteles se extiende sobre la vida humana, sus ideales y sus vicisitudes, es relativamente accesible. Mis referencias remiten a este texto (utili- zando la numeracién estandar precedida por las siglas «EN», a menos que se indique otra cosa). Esta obra no es de facil lectura (ninguna fi- losofia sustancial lo es), pero, al igual que la Repablica de Platén, se ocupa de cuestiones tan profundas e importantes como puedan ser las relativas al modo de vivir, no es decididamente extensa, y est razona- blemente bien organizada; en algunos pasajes se eleva hasta una espe- cie de elocuencia. El De Arima, una obra mas breve y técnica, es también importante para captar la concepci6n aristotélica de la natu- raleza humana. ‘TRASFONDO METAFISICO: FORMAS COMO PROPIEDADES, Y LOS CUATRO TIPOS DE CUESTIONES Aristételes habla a veces de los dioses, pero con ello zo se refiere al concepto biblico de un Ser personal que abriga un plan para la historia humana y se revela a Si Mismo a su pueblo en particular. 122 Aunque pudo haber mostrado alguna vez un cierto respeto por el politeismo popular de Grecia (Zeus, Hera, Atenea ef al,), en la Metafi- sica, XIL8, 1074bl y ss., afirma Aristételes que todas estas cosas son mitos antropomérficos dirigidos al pueblo ordinario. Pero si mantuvo Aristételes el concepto de un dios tinico y supremo, pues en el li- bro VII de la Fisica, sostiene que ha de existir un tnico motor inmd- vil, una causa eterna de todos los procesos de cambio en el universo (Santo Tomas de Aquino plasmé esta afirmacién en una de las «Cinco Vias» para probar la existencia del Dios cristiano). Por otra parte, Aris- tételes mantuvo que «la funcién de lo que es divino consiste en pen- sar y utilizar su propio intelecto» (Paries de los animales, TV.10, 686229), aunque el tipo de pensamiento atribuido al dios aristotélico es la con- templaci6n intelectual, no ninguna especie de cuidado o preocupacién por los asuntos humanos. El motor inmévil es mas un concepto de teoria cientifica que de culto u obediencia religiosa. Aristételes acusé la influencia de la Teoria de las Formas de Platén aunque la criticé severamente. En el capitulo 4 hemos visto el modo en que Platén propuso que lo que hace que las cosas particulares cuenten como Formas (Fs) es su «participacién en» [a forma F, enten- dida ésta como una entidad abstracta que existe separadamente de todas las instancias de ella. Aristdteles se opone a esta separacién de las Formas y rechaza la imagen metafisica platénica de otro mundo que contiene las Formas eternas y que esta més alla del mundo cam- biante de las cosas materiales. Su propio enfoque (cominmente eti- quetado como «realismo aristotélico») es que existe realmente algo que es comtin a todas las cosas que admiten una aplicacién correcta del concepto general F, a saber: la propiedad (0 Forma aristotélica) F —pero esta propiedad comtin existe en las cosas que la tienen, no sepa- radamente en algin otro mundo. Esto hace inapropiada la imagen platénica de los prisioneros encerrados en la caverna, pues, segtin el concepto aristotélico de la situacién humana, lo que nosotros necesi- tamos no es encontrar un camino para salir de la caverna y entrar en un mundo diferente, sino discernir de manera mas clara lo que ya te- nemos ante nuestros ojos. Hablar de Formas como propiedades de las cosas mas que como entidades separadas nos lleva al parecer al sdlido sentido comuin, mas éste se torna problematico tan pronto se lo analiza filoséficamente. Y Aristételes lo ve perfectamente. ¢En qué sentido es la misma propie- dad (p. ¢j., lo felino, 0 la condicién de ser gato) un cardcter que se encuentra en todos los gatos? Si utilizamos un nombre como «propie- dad» (0 «Forma»), una palabra con un singular y un plural, nos obliga- 123 mos al parecer a pensar en la propiedad como un misterioso tipo de cosa que puede estar absolutamente presente al mismo tiempo en mu- chas cosas diferentes. Aristételes se percata de que tenemos que distin: guir entre categorias diferentes —Jas cosas o sustancias que son funda- mentalmente diferentes de las propiedades o cualidades—, y que por tanto tenemos que expresar diferentes clases de atributos para cada una de ellas. ¢Encontramos la misma estructura de uno-a-muchos en el uso de todos los términos generales, 0 es el detalle diferente en otros casos? Anistételes observa que a menudo utilizamos palabras que no tienen siempre el mismo significado. Uno de sus ejemplos habituales es el ad- jetivo «saludable»: hablamos de gente saludable, de alimento, de ejerci- cio, de clima, de complexidn, de tener un respeto saludable por algo, de costumbres saludables, etc. y es evidente que no queremos decir que todas estas cosas son saludables en su sentido primario (aplicable a la gente) de poseer unos cuerpos que prometen una larga vida. Aristételes aplicé esta leccién a los términos de valor, especial- mente al que expresa el valor mas general: el término «bien». Era plenamente consciente de que los distintos temas requieren méto- dos de estudio y grados de precision diversos, de suerte que la ética difiere de la matematica en el tipo de resultados que son posibles (EN 1094b12-29). Igualmente puso en duda que todas las cosas bue- nas lo fueran en un sentido unitario, lo cual comportaba una Forma platénica separada de Dios. En EN 1.6 (1096a12-1097a14), ofrece Aris- toteles una pequefia baterfa de argumentos técnicos contra la postura platénica (introducida por una declaracién que decia: grata es la amistad con Platén, ipero atin més grata es la verdad!). Uno de sus puntos basicos es que reconocemos que diversas cosas son buenas de por si, es decir, son dignas de ser perseguidas por su propio valor, no por el valor de ninguna otra cosa (p. éj., el placer, e! honor, fa sa- biduria), pero cuando preguntamos por la razén de que esas diferen- tes cosas sean todas buenas, no parece que podamos ofrecer una res- puesta general, pues seguramente la sabiduria es buena de un modo absolutamente diferente de lo que hace que el honor (0 el placer) sca bueno. (Esta respuesta descartaria al parecer hasta la misma Forma aristotélica de la bondad, iuna propiedad que todas las cosas buenas poseen!), Otra leccién metodoldgica y metafisica que Aristdteles nos ofrece es tradicionalmente conocida como «a doctrina de las cuatro causas». En la Fisica, 11.3, 194b16, distingue cuatro preguntas que podemos formular con respecto a cualquier cosa, con sus correspon- dientes respuestas 0 explicaciones: 124 . (De qué esta hecha? Su materia («la causa material»). . éQué es? Su forma; el tipo de cosa que es («la causa formal»). . ¢Qué fue lo que la trajo a la existencia? Su causa en el sentido moderno («la causa eficiente»). wre Aristételes asume al parecer que estas cuatro cuestiones tienen siempre una respuesta. En lo que atafie a la cuarta, esta presuncion lo obliga a una concepcién «teleoldgica» del universo entero, segtin la cual toda cosa tiene un propésito o intencién definidos, una meta que alcanzar o a la que servir. Los artefactos humanos, como camas, cuchillos, y teléfonos tienen objetivos para los cuales fueron construidos; y los érganos de los animales y plantas —raices, cora- zones y ojos— tienen funciones definidas, como Aristételes sabia perfectamente por sus estudios biolégicos. En cuanto al conjunto de los animales y las plantas, aunque es habitual contemplarlos como seres que existen «para» algun fin u objetivo, sdlo tenemos una idea de lo que cuenta como verdadero paradigma de cada especie. (De manera mas controvertida, Aristdteles trata de mantener algo seme- jante para la especie humana). Mas nosotros no pensamos que los objetos naturales inanimados —rocas, montafias, rios, glaciares, nubes, planetas, estrellas y galaxias— tienen objetivos que cumplir (a menos que creamos que Dios cred a cada uno de ellos con un propésito particular). Al parecer, Aristételes extendid excesivamen- te el alcance de la teleologia, pero, en todo caso, su distincién entre los cuatro tipos de cuestiones ha significado una valiosa clarifica- cién de nuestro pensamiento. En casos como éste, Aristételes no deja de insistir en no dejarse engafiar por la primera idea que nos venga a la mente 0 por la pri- mera teoria que llegue a nuestros oidos (que es el modo mis estuipi- do de filosofar), sino de pensar con mas cuidado, de examinar una apropiada variedad de casos, de molestarse en reconocer la comple- jidad del mundo, de nuestros modos de pensar y de hablar respecto a ellos, de mantener la mente alerta y libre de prejuicios en nuestra consideracién de las teorfas generales. Aristételes merece ser honra- do como padre fundador de la clase de filosofia «analitica» ejempli- ficada en el pensamiento de Ludwig Wittgenstein a mediados del siglo xx. 125 TrEORIA DE LA NATURALEZA HUMANA: EL ALMA COMO CONJUNTO DE FACULTADES INCLUYENDO LA RACIONALIDAD Como hemos visto, Platén mantenia la posicién dualista de que el alma humana es una sustancia inmaterial capaz de existir separada del cuerpo después de la muerte. Aristoteles destruye radicalmente esta posicion de la manera sutil que inmediatamente vamos a explicar, Sobre este tépico es el bidlogo Aristételes el autor de una contri- bucién vital para la filosofia. Segiin él, los seres humanos en tanto que especie animal tinica, aunque de una clase muy especial, son los tini- cos que estan capacitados para el pensamiento racional. Y considera a los animales (entre los cuales se cuentan no sélo los mamiferos, sino también los reptiles, las aves, los insectos, los crustaceos, etc.) como una de las dos clases importantes de seres vivos, siendo la otra la cons- tituida por las plantas. Toda Ja vida estd as{ organizada en forma de una enorme jerarquia de drdenes, géneros y especies, en donde cada divisin conserva sus propios rasgos distintivos. La linea principal de desarrollo en esta estructura arbérea fue reconocida hace mucho tiem- po mediante la observacién empirica realizada inicialmente por bidlo- gos tales como el propio Aristételes, y continuada més tarde por Lin- neo en el siglo xvi antes de que Darwin entrara en escena con la teoria de la evolucién para explicar de qué manera se relaciona la jerarquia con una linea histérica de descendencia (véase el cap. 10). Aristételes desarrolla su enfoque en su breve tratado conocido tradicionalmente por su nombre latino, De Anima («Sobre el Alma»), que es también el primer libro de psicologia. La traduccion del térmi- no griego psyche por la palabra «alma» plantea una serie de problemas. Uno de ellos es que Ia palabra «alma» tiene unas fuertes connotacio- nes religiosas de piedad y de inmortalidad que derivan del cristianis- mo y de Plat6n, Pero Aristételes vivid cuatro siglos antes de que sur giera el cristianismo, y éste ofrece ademas una concepcién completa- mente distinta de la psyche de Platén. Podemos sustituir «alma» por «mente», pero eso no hace més que sustituir un nombre de cuatro le- tras por otro de cinco. La diferencia crucial encerrada en la concep- cién de Aristételes se encuentra en que el alma o la mente no se consideran en absoluto como cosas 0 sustancias (y ni siquiera como una sustancia material). Hablando estrictamente, la idea de Arist6te- les hubiera quedado mejor expresada si no sc hubiera utilizado ningtin nombre para traducir psyche, sino decir simplemente que las cosas vi- 126 vas son «animadas»; 0 sea, que tienen unos modos distintivos de exis- tencia y de funcionamiento. Técnicamente, Aristételes aplica su distincién general de materia y forma a este caso, afirmando que cl alma es la «forma» de un ser vivo. Pero no se refiere aqui a la Forma platénica, ni tiene tampoco el significado mas ordinario de figura; lo que més bien se estd pregun- tando es por una clase fundamental de cosa (la segunda «causa formal» en la lista de las cuatro cuestiones»). (Qué es entonces lo que consti- tuye al ser vivo? Esta pregunta no se propone conocer la entidad que le diera el ser a ese algo (lo cual seria propio de la tercera causa, 0 «causa eficiente»), sino mas bien lo que significa el hecho de estar vivo y los criterios que ha de satisfacer una entidad para ser considerada como algo vivo. Si tecordamos que las plantas y los animales son seres vivos, podremos decir que los criterios son el metabolismo y la repro- duccién. El primero es lo que Aristételes Ilamé «la facultad de auto- nutricién, crecimiento y muerte», o «facultad nutritiva» (De Anima, 412a13, 414432), mencionando también la reproduccién (415a). (Qué es lo que distingue entonces a las plantas de los animales? (O por de- cirlo de una manera un tanto peligrosa, {qué es lo distintivo del tipo de alma animal? Los animales poseen las facultades de la percepcién sensorial, del deseo (412a33) y del auto-movimiento. Es decir, que los animales, a diferencia de las plantas, perciben mediante sus drganos sensoriales la direccién hacia la que han de moverse para satisfacer sus deseos. éQué hacen entonces los seres humanos 0 qué facultades poseen para realizar cosas que les estan vedadas a los animales? La respuesta de Aristdteles es: la facultad de «pensamiento y el intelecto» (414b19), mas tal vez no sea suficientemente claro a qué se refiere con esto: quiza a un tipo de pensamiento del que carecen los animales, a ideas expresables en el lenguaje cuando afirmamos que tal y tal es el caso y para las cuales se pueden aducir razones en pro o en contra. El alma, o mente humana, deberia entenderse por tanto no como una cosa, sino como un distintivo racimo de facultades, incluyendo el razonamiento, que son fundamentales pata el modo de vida y del funcionamiento humano. El propio Aristételes escribe (De Anima, 408b15): «tal vez fuera mejor no decir que el alma se apiada, aprende, o piensa, sino que el hombre hace todas estas cosas con su alma», mas podemos sugerir que sigue siendo mejor decir que el homebre se apiada, aprende, y piensa (utilizando sus facultades o capacidades mentales). Asi pues, el alma de todo ser viviente X no es una sustancia, una entidad, o una cosa afiadida (0 separable); es mas bien el modo en que 127 X vive, opera y funciona —y este «modo» puede ser analizable a su vez como un conjunto de facultades o modos de funcionar que nor malmente actian conjuntamente. (Pero en casos especiales algunas de ellas pueden estar ausentes: p. ej., cuando alguien pierde la memoria, o enel caso de un bebé que atin no ha aprendido a hablar). Segiin esta concepcidn, no tiene sentido alguno hablar de un alma o mente que existen sin un cuerpo, porque si no hay cuerpo (o, al menos, un cuer Po z#70), es imposible que el cuerpo funcione, puesto que no funcio- na en absoluto. Aristételes llega a esta conclusién en 414a19: el alma no puede existir sin un cuerpo (contra lo que dice Platén), no porque ella misma sea ya un tipo de cuerpo (contrariamente a los materialis- tas griegos que habian sugerido que el alma era una especie de emana- cién de gas compuesta de particulas muy finas 0 Atomos), sino porque el alma no es una cosa de un cierto tipo, sino mds bien una propiedad muy compleja de los cuerpos vivos. Aristdteles establece una significativa, aunque sorprendente, cuali- ficacion de esta rigurosa e incisiva conclusion al sugerir que hay algo especificamente diferente en el cuerpo humano: nuestra facultad pu- ramente teorética, lo cual lo induce a sugerir que hay algo especial- mente diferente en nuestro intelecto: la capacidad para el pensamien- to puramente tedrico (lo que él lama «contemplacién», aunque lo que tiene en mente son la matematica y la fisica, mas que una contem- placién o meditacién estéticas). Y al parecer dice que esta facultad, 0 esta especie de alma, puede existir separadamente del cuerpo, «cémo puede lo duradero perdurar sobre lo perecedero» (De Anima, 413b26). Pero lo que Aristételes pudo querer decir fue tal vez que era en los dioses, pero no en nosotros, donde podia darse una actividad intelec- tual sin el concurso de un cuerpo. Da la sensacién al parecer que Aristételes no pudo desprenderse por completo de su herencia platénica, pero nos resulta duro com- prender cémo pudo volverse atras de manera consistente sobre la 1é- gica de su propio argumento general. {Cémo podemos concebir que el pensamiento matematico se continite desatrollando sin que haya un matemitico alojado en un cuerpo vivo? En nuestros dias se podria acudir a la pericia de un computador para desarrollar la matematica, pero incluso aunque se admitiera que lo que éste hacia podia ser con- siderado como «pensamiento», seguirfa en pie el hecho de que para que esto ocurriera habria que contar con una compleja organiza- cién de cables y electrodos conectados entre si mediante una enorme ted de pulsadores eléctricos —un objeto material, pero no un cuerpo vivo. La nocién de un cuerpo totalmente desencamado sigue siendo 128 te conceptualmente problematica. Como vamos a ver en el Interludio Histérico, algunos de los sucesores de Aristételes islimicos y cristia- nos se sintieron muy satisfechos de explotar esta parcela de la investi- gacion en su filosofia de la mente. aad : En el capitulo 4 hemos examinado la teoria tripartita de Platon relativa al alma. Aristételes debié estar informado de esta teoria, pero volvié a conceptualizarla. En la medida en que habla de «par- tes» o «elementos» del alma, Aristdteles no se puede estar refiriendo literalmente a partes 0 trozos espaciales, porque el alma no es para él un cuerpo, sino un conjunto de capacidades del cuerpo viviente. La parte de un alma aristotélica tendria obviamente que entenderse como una capacidad distinta de las restantes del conjunto. Cabria esperar, por tanto, que Aristdteles siguiese la senda de Platén distin: guiendo las capacidades para el razonamiento, para la emocién y para el deseo corporal, pero él no se ajusta exactamente a esta divi- sién tripartita, sino que usualmente contrasta dos elementos, uno que posee la raz6n (el elemento que se encarga del pensar) y el otro que posee a la razon sdlo en el sentido mds débil de que puede obedecer a la razdn, aunque también desobedecerla (EN 10985). En otra parte habla de aspectos racionales y no racionales del alma (EN 1192a28 yss.). Al parecer, la distincion mas importante para Aristoteles es la que existe entre la Razén de Platén por una parte y el Espiritu y el Ape- tito por la otra: siendo la emocién y el deseo potencialmente obe- dientes a la raz6n, en el sentido de que el modo en que uno siente y lo que uno desea pueden verse afectados por el propio juicio de uno sobre lo que es mejor, iaunque es notorio que esto no sucede siempre! * ; ; 7 Mas adelante encuentra ocasién Aristételes para introducir una distincién dentro de la parte racional entre nuestra capacidad para el razonamiento sobre proposiciones necesarias (en matemitica y, en su opinidn, en la ciencia natural) y nuestra capacidad para deliberar acer- ca de lo que hay que hacer (EN 1139a5). Tal es la distincién entre la razon tedrica y la razon practica, que seria recogida por Kant (véase : roe aspecto crucial de la teoria de Aristételes sobre la naturaleza humana, al igual que la de Platon, es que irremisiblemente nosotros somos seres sociales. En la traduccién tradicional, «el hombre es un animal politico» (EN 1097b11), y en la Politica, 1.2, 1252424, la pala- bra politikon ha sido también traducida por «civico» 0 «social». En otro lugar dice Aristdteles que «animales sociales son aquellos que tienen alguna actividad comtin a todos ellos (lo cual no es cierto de todos los 129 animales gregarios), como es el caso de los hombres, las abejas, las avispas, 0 las hormigas» (Historia de los animales, 1.1, 488a8). Es ésta una curiosa anticipacién del enfoque sociobioldgico de E. O. Wilson, que serd examinado en el capitulo 10. Mas Aristdteles reconocia que lo distintivo de Ja vida social humana es nuestra conciencia de la jus- ticia y la injusticia (Politica, 1.1, 1253a15). Segun él, Ja naturaleza hu- mana sélo alcanza su desarrollo completo cuando el hombre vive como miembro de una sociedad organizada, cuyo paradigma es la Polis, la ciudad-estado griega con una poblacién que oscila en torno a los 100.000 habitantes. Mas

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