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CapiTuLo IV UNA REVISION DEL PROBLEMA DEL SOBREENDEUDAMIENTO EN CLAVE CONCURSAL 1. IntRopUCCION Como expresaba Ramsay a mediados de la década de los ochenta, toda forma de recuperacion de la deuda constituye una parte integral del sistema financiero y de consumo, de forma tal que, si el crédito constituye la base del modelo, los ‘ 1125 a. mecanismos de cobro son su espina dorsal.-~ Sin embargo, la forma en que se construye la regulacion relativa al cobro de las deudas impagas, sea 0 no judicial, dependera de la vision que se tenga sobre la funcion que tiene el crédito y la forma en la que la sociedad asume su dinamica. Como hemos sefialado, en tiempos en que el crédito al consumo era apreciado con desdeén, y el planteamiento moral suponia a un deudor malicioso o al menos groseramente descuidado en sus finanzas, la logica era contar con sistemas bastante duros en lo que refiere al poder de agresion de los acreedores para hacer efectiva la promesa de la responsabilidad patrimonial universal. En cambio, los planteamientos que conlleven una comprension de la mecanica del crédito en el marco de una sociedad de consumo alentaran una formulacion diversa, mas tuitiva del deudor. Evidencia de lo anterior se encuentra en la reformulacion de los sistemas concursales y, de forma muy paradigmatica, en la disminucion de su finalidad sancionatoria y en la atenuacion del principio de a anal ini 1126 responsabilidad patrimonial universal. Hay varios elementos caracteristicos de este enfoque, pero, por el momento, nos interesa destacar aquellos que instaron por la eliminacion de la prision por deudas, los que han favorecido técnicas de recuperacion del deudor y los que han promovido la vision de la segunda oportunidad a través del descargue de las obligaciones al término de los procedimientos concursales (discharge). Asi, ante la imposibilidad de seguir iguales esquemas que los ofrecidos por la empresa, la tendencia fue reemplazar la "muerte del deudor", propio de las logicas sancionatorias del concurso, 27, . por la "muerte de la deuda". Aqui, la clave parece ser que el sistema concursal se convierte en una politica de proteccion social, justificada por el adelgazamiento del Estado de bienestar. = en que todo el modelo gira en torno a la posibilidad de que el deudor obtenga el alivio que implica la remision de la deuda en los casos en los que el ordenamiento juridico lo considere meritorio de un nuevo comienzo (fresh start), impidiendo que la persona "permanezca atada permanentemente a una carga de deudas que le impide lograr una estabilidad y desarrollo personal y familiar". Supone replantear el sistema concursal de manera de dar debido reconocimiento a parametros que se articulan en torno a la dignidad del sujeto. Advirtiendo que el sobreendeudamiento y la insolvencia conllevan los peligros de la exclusion social, se otorga una "fuerte tutela consumidor insolvente" y se rechaza la solucion tradicional de nuestra codificacion, estructurada en torno a la fuerza del principio de responsabilidad patrimonial. "= La revision del tratamiento del deudor en la orbita concursal permite resignificar la importancia del crédito al consumo desde una perspectiva de politica publica, especialmente cuando éste se observa como una puerta de salida ante la eventualidad del sobreendeudamiento o de la insolvencia. La finalidad protectora a la que antes aludiamos se enuncia al tiempo en que los ordenamientos asumen el desafio de extender la cobertura a quienes no encuentran la causa de su cesacion de pagos en el ambito comercial ni en el marco del fracaso de sus negocios, sino de quienes han terminado por sobrellevar una carga financiera que escapa de lo que permiten sus ingresos. Y, para los modelos que ya habian previsto esta extension, la revision de sus normativas persigue reorientar las soluciones a unas remozadas herramientas concursales que se ajusten a la naturaleza del deudor y a los contornos de su situacion econdémica. Ello implica afiadir también un nuevo elemento en la justificacion de la regla concursal, que no solo se articulara en torno a la satisfaccion de los intereses de los acreedores afectados por la incapacidad de pago del deudor, sino también en los de este ultimo, que ve en el concurso una formula de ajuste aa oni, z aa. 1134 patrimonial y una recuperacion de su capacidad crediticia“” En este punto, las ventajas esperables no solo aluden a la posicion del sujeto, sino que se irradiarian también a los flujos y estabilidad macroeconomica, impidiendo la reduccion de la productividad de quienes, al contrario, se verian por siempre encadenados por los créditos pasados, creando incentivos para el otorgamiento de préstamos responsables ante la traslacion del riesgo de la pérdida del crédito a los 1135 acreedores. Ignorar la realidad del sobreendeudamiento del consumidor supone desconocer como funciona en la actualidad la mecanica del crédito al consumo y su relevancia para el mercado financiero. Implica, asimismo, relegar las respuestas en el plano de las ejecuciones singulares (sea mediante las cobranzas extrajudiciales 0 los juicios ejecutivos), distorsionando las logicas de la insolvencia que pretenden un mejor . 1136 . iacian pri reparto de los riesgos,_—_ 0 en el plano alternativo de la renegociacion privada de las deudas, que, bajo la idea de la "repactacion", se siguen planteando en el plano bilateral y, carentes de todo apoyo institucional, presentan dudas en cuanto a su justicia y eficiencia. Por su parte, integrar estas soluciones por la mera reconduccion a las reglas generales del sistema concursal, usualmente estructuradas sobre la base del paradigma de los concursos de entidades comerciales, tampoco parece ajustado si se observa que éstos articulan su finalidad en torno a la recuperacion de las empresas viables y la pronta liquidacion de las inviables, con especial referencia al valor de la empresa en marcha (going concern). Como parece evidente, ninguno de estos puntos de atencion se presenta en el caso del concurso de las personas naturales, puesto que su patrimonio suele tener un escaso valor al ser considerado en su conjunto (unidad economica) y porque la desaparicion del deudor, que constituye un escenario posible en el ambito de las personas juridicas, es impropia al tratar de una persona de carne y hueso. Por su parte, este tipo de soluciones unitarias también son ineficientes si se considera que la estructura de la respuesta concursal para las empresas deudoras parte de la base de la complejidad patrimonial y de los acuerdos a los que pueden llegar los acreedores en busqueda de la mejor satisfaccion del crédito, generando multiples costos que, en ciertos casos, pueden provocar barreras de entrada al procedimiento (por ejemplo, gastos de abogados, asesores, certificaciones periciales, etc.), 0, en otros, asumir el caracter de "gastos del concurso", los que suelen tener la calidad de crédito preferente (articulo 2472, N°4 CC). El problema se produce cuando, pese a estas reformulaciones, se olvida que la regla concursal debe tener el caracter de solucion de ultima ratio, habida cuenta de los costos directos e indirectos que ellas acarrean para el deudor y sus acreedores y porque ellas también revierten las logicas generales del Derecho privado de la manera mas radical posible, llegando incluso a la extincion de los saldos insolutos de las obligaciones (discharge). “si bien esta respuesta concursal es admisible, el problema se presenta en Chile porque un ordenamiento que ofrece mecanismos preventivos mas livianos y menos articulados debera enfrentar la dura realidad de que una parte relevante de la poblacion ya habra logrado el acceso a un crédito que no podra pagar, como se deduce de los indices de morosidad existentes en el pais. i, las medidas curativas incumpliran sus propositos, generando con ello una potencial inestabilidad del sistema financiero, dado que el consumidor redimido volvera a las arenas del mercado, en las que se siguen replicando los vicios que incitan al consumo, invitan al endeudamiento y sostienen limitadas barreras para evitar la reincidencia. Lo anterior se suma a lo que hemos indicado respecto a la satisfaccion de las necesidades personales, en la medida en que la nueva oportunidad concedida al deudor al término de los procedimientos concursales supone que este encontrara los medios para darles adecuada cobertura puesto que, de la leccion aprendida, habra rebajado su presupuesto a la verdadera fuerza de su patrimonio, de manera coherente con sus ingresos reales. Pero ello otra vez olvida que, si ellos no alcanzan para la satisfaccion de las necesidades basicas, y el crédito se encuentra disponible, la persona se vera a lo menos tentada (si no arrastrada) a volver sobre los pasos que Ia llevaron al primer concurso. Por su parte, las legislaciones concursales parecen sostenerse sobre los pilares de la normalidad y resisten muy mal los embates de las crisis generales. Ante estos fenomenos se suceden regulaciones de urgencia que otorgan alivios desde la perspectiva de las moratorias y del otorgamiento de ayudas publicas, y, desde la perspectiva concursal, tendera a contener sus soluciones ante la advertencia de que el sistema judicial y administrativo no dara abasto.= Lo anterior se suma a que, en @pocas de crisis, las respuestas que se fundan en la realizacion de los bienes no siempre se presentaran de manera atractiva, habida cuenta de la depresion de los mercados. De tal suerte, la recuperacion sera ostensiblemente menor, pero, mas complejo atin, acarreara sendos problemas sociales y de inestabilidad politica, dado que los flujos pasaran de quienes se encuentran en situacion de catastrofe patrimonial hacia quienes pueden sortearlas con mayor holgura. Una cuestion que, si bien tiene sentido en los escenarios comerciales para una mejor explotacion de las riquezas productivas, omite que en estos casos estamos refiriendonos a bienes que integran el patrimonio familiar (por ejemplo, vivienda y vehiculos), alcanzando, incluso, a parte de los ingresos futuros de sus miembros. Asimismo, si el ordenamiento concursal no ofrece matices respecto a los requisitos para la obtencion de la tutela, cifrados en el comportamiento honesto del deudor antes y durante el concurso, se presenta el peligro del abuso. Ello no implica solo que los niveles de responsabilidad del consumidor podrian descender a niveles minimos, de nuevo desbalanceando la logica de una corresponsabilidad como la que planteamos, sino que hara que el concurso se trate de una estrategia recurrente y planificada, quizas no para escapar de los problemas del sobreendeudamiento, sino para liberarse de los compromisos financieros asumidos. En el ordenamiento concursal chileno, como veremos mas adelante, la pobreza de los deslindes de la tutela concursal en la Ley N° 20.720 llevaron a un velado (0, a veces, expreso) repudio de la jurisprudencia ala solucion liberadora que el modelo liquidatorio ofrece, y, con ello, a la busqueda de diversas mecanicas para aplacarlo. = Pero en ello, han terminado pagando justos por pecadores, porque el disefio normativo no ofrece distinciones entre el deudor honesto del que no lo es, ni en lo que se refiere a la apertura del proceso, ni para los efectos de ponderar las consecuencias de su término. Y, con ello, probablemente volvera la logica que trasunta al Codigo Civil, olvidando que, como hemos sefialado, dicho modelo no esta pensado para abordar las problematicas del crédito al consumo, ni reflexionando sobre la necesidad de, a lo menos, matizar las apreciaciones de la responsabilidad por medio de ciertos principios de la legislacion de proteccion de los derechos de los consumidores. Redimensionado el problema de la insolvencia desde la Optica del deudor no inte, los ordenamientos comparados nos ofrecen varias alternativas, siempre ntes del sustrato del ordenamiento juridico y de la importancia que se asigna alas funciones que deben cumplir el mercado y el Estado en la resolucion del asunto. Ellas pueden resumirse en dos almas del Derecho de la insolvencia del consumidor, que, con el correr de los arios, muestran signos de acercamiento. Una responde al ofrecimiento de un modelo liquidatorio directo, en el que la persona abandona sus bienes embargables a fin de obtener la extincion de los saldos; y otro que supone la elaboracion de un plan de pagos con la posibilidad de obtener tal extincion luego de haber efectuado un sacrificio (ajustando su presupuesto) por un periodo de tres a 1140 cinco afios. En el primer caso, se deduce que la mera alusion al consumer bankruptcy parece utilizar como modelo de base el referido a las instituciones concursales que usualmente han estado disponibles para las empresas, de manera que los pilares de la solucion se configuran conforme a iguales esquemas, pero ajustados a la realidad de la persona de carne y hueso. En este escenario, por tanto, la logica se plantea a partir de una finalidad distributiva, en que la herramienta concursal se utiliza para fines de coordinacion, de limitacion de los problemas de asimetria informativa y de rebaja de los costos de transaccién. Sin embargo, a ello se afiade ahora la regla del descargue de la deuda, cumpliendo similar funcion que la limitacion de responsabilidad en el plano societario, que inclina la balanza a favor de los acuerdos que pretenden la reprogramacion de la deuda, de manera que la regla termina por generar un nuevo elemento de distribucion del riesgo que se inserta (y afecta) las posiciones negociadoras de las partes. Lo anterior, tanto en un plano ex ante, en lo que se refiere al otorgamiento mismo del crédito, en que el proveedor financiero debera considerar el escenario de su pérdida en el supuesto de la liquidacion 11at _ vacig 4 concursal, como ex post, en que la opcién de la renegociacion parece mas tentadora que la escasa posibilidad de pago que ofrece la liquidacion concursal ante ee aig, 1142 un patrimonio alicaido. En este modelo, nos indica Cerin, el esquema base se encuentra en facilitar la entrada y salida del concurso, de manera de poder recuperar la capacidad crediticia y de consumo del sujeto lo antes posible, incorporando la variable del discharge como un mero instrumento (como otros tantos) de distribucion de riesgos. Esquema que, desde luego, amerito una dura discusion en Estados Unidos de América en el marco de la Bankruptcy Abuse Prevention and Consumer Protection Act de 2005, en la medida que este nuevo conjunto de reglas busco limitar el acceso y la extension del discharge, ofreciendo una relectura sobre la base de su desautomatizacion y un acercamiento a las claves mas europeas, en que el modelo se matiza sobre la base ori inci ; 143 . . del mérito para obtener la extincion del saldo insoluto. Dicho discurso se centro en la idea de que el discharge no podia hacer desaparecer la responsabilidad individual, de manera que solo aquellos que no fuesen capaces de pagar sus deudas, sin culpas, deberian obtener la chance del descargue, de manera de configurar el concurso como 7 , a | 1144 una herramienta focalizada en la poblacion vulnerable e inocente. El segundo modelo se construye sobre los ideales de la mitigacion o ajuste de la deuda de consumo (consumer debt mitigation 0 consumer debt adjustment plans) en que el punto focal se encuentra en revisar su carga e incidencia en las finanzas personales y acomodarlas a su realidad y capacidades de pago, en una dinamica en la que el discharge se instaura como un régimen excepcional y escasamente automatico. En esta modalidad, la cuestion se reconduce a minimizar el impacto de la regla del descargue en la légica contractual, poniendo el foco en un plano de solidarismo en el que el empefio debe estar dado por la conservacion del vinculo is atori ie a 1145, obligatorio. La tension se produce por la veneracion al pacta sunt servanda yal sustrato moral de la conservacion de la promesa de pago, al menos por quienes pueden mantener algun nivel de responsabilidad ("can pay, should pay’). = Conforme a ello, el Fondo Monetario Internacional ha promovido para Europa un modelo de plan de pagos entre tres y cinco afios, con una exoneracion del saldo al final de dicho periodo, en la busqueda de una participacion del deudor en su propia rehabilitacion financiera.“” Lo cierto parece ser, como seriala Rawsay, que no existe en el contexto comparado una solucion alentada por las instancias internacionales por sobre otras. Las reticencias continentales al discharge automatico reposan en valores idiosincraticos dificilmente superables si no es para situaciones excepcionales, una posicion que - “dance A 1148 también se evidencio en la reforma norteamericana de 2005. A su vez, la menor experiencia a nivel mundial en lo que respecta a procedimientos diseriados para la persona deudora implica una menor informacion sobre los efectos que una u otra solucion tienen a nivel sistémico, a diferencia de lo que ocurre en lo que respecta a la insolvencia empresarial, donde los modelos del Chapter 11 (Estados Unidos) y de los schemes of arrangement (Reino Unido) parecen servir de claro parangon para verificar la eficiencia de las soluciones legislativas. Dicho lo anterior, veremos que el sistema chileno se destaca por ofrecer dos caminos de solucion, mayormente dejadas al arbitrio del propio deudor (liquidacion voluntaria y renegociacion), dado que la liquidacion forzosa apenas existira. En ambos casos, el resultado final puede ser la extincion del saldo insoluto de las obligaciones, lo que recalibra las posiciones negociadoras de las partes en el plano de la renegociacion de la deuda. De tal suerte, el sistema parece poner al deudor en una disyuntiva: conservar sus bienes embargables, comprometiendo sus ingresos futuros al pago de la deuda conforme a los términos alcanzados en un acuerdo de renegociacion; o entregar todos los bienes embargables a sus acreedores, mediados © no por un liquidador, pero sin comprometer los ingresos futuros en virtud de la extincion del saldo insoluto de las obligaciones. La eleccion entre una u otra alternativa se ha centrado en la composicion de los activos embargables de la persona deudora, de tal suerte que un patrimonio de menor magnitud (por ejemplo, en los casos en que se carece de una vivienda propia) parece alentar el pronto inicio del 1149 procedimiento de liquidacion. Resueltos estos aspectos preliminares, el objetivo de este Capitulo se encuentra en desvelar los principios que parecen orientar la legislacion concursal chilena vigente, en contraste con algunos modelos comparados, de forma tal de advertir sus ventajas y deficiencias. Para ello, pondremos particular atencion en tres elementos clave para el diserio legislativo, como son: el presupuesto subjetivo, el presupuesto objetivo y la posible obtencion de la nueva oportunidad mediante la logica del discharge. Il, EL PRESUPUESTO SUBJETIVO DE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES APLICABLES A LA PERSONA DEUDORA 1. Del "consumidor sobreendeudado" a los contornos juridicos de la "persona deudora" Sin perjuicio de la forma en que este punto se presenta en la legislacion chilena, se observa que el sistema nacional no ha ofrecido un adecuado ajuste del ordenamiento para asumir la nueva realidad que implica facilitar el acceso al concurso a la persona natural cuyas obligaciones no se derivan de contratos de intercambio comercial. Lo anterior es advertible cuando vemos que la regulacion aplicable escasamente trata de ciertas realidades en las que puede encontrarse la persona y que incidiran en la forma en la que se aprecia el activo y pasivo que ingresan al concurso. Ejemplo paradigmatico de ello se encuentra en el silencio relativo a las obligaciones que tienen su origen en las relaciones de familia, como los alimentos y las compensaciones economicas, pareciendo asul que su caracter patrimonial las reconduce a la solucion concursal, sin advertir los efectos que ello tendria en la estabilidad de otros integrantes de la familia que el sistema ha intentado proteger de manera bastante mas intensa que respecto a otras obligaciones. Omite también que estas obligaciones pretenden la subsistencia y el bienestar de estos sujetos y que muchas veces obedecen a principios nucleares del ordenamiento, tales como la proteccion del interés superior del menor o del conyuge mas débil, y que, en consecuencia, requieren a lo menos su consideracion por la legislacion concursal. Desde la perspectiva del activo, ignora que la persona puede estar integrada a ciertos nucleos familiares en que resulta muy complejo advertir las titularidades, salvo respecto a los bienes sujetos a alguna suerte de registro, sin establecer con claridad los mecanismos por medio de los cuales dichas circunstancias pueden ser controvertidas. Otro tanto ocurre con la inobservancia del régimen patrimonial que puede existir al interior del matrimonio, con las dificultades adicionales que se presentan en los casos de la sociedad conyugal, ignorando incluso la existencia de los acuerdos de union civil, a los que ni siquiera hace referencia para fijar los contornos de las personas relacionadas (articulo 2°, N° 26). Todas estas desatenciones parecen provenir del hecho de que, en el nuevo modelo fijado por la Ley N° 20.720, la respuesta se ha presentado mediante lo que denominaremos como "lectura interna" de los procedimientos concursales. Con ello aludimos a la fundamentacion de la reforma en los déficits que presentaba el disefio de la normativa anterior para albergar la realidad de la insolvencia del deudor menor, usualmente, una persona natural con un escaso patrimonio, midiendo el desajuste solo en términos de eficiencia procedimental. De tal suerte, hoy por hoy, uniformar la respuesta desde la gran empresa al pequefio consumidor parece ildgico, a diferencia de lo que ocurria en las legislaciones derogadas, puesto que esta claro que los esfuerzos de coordinacion entre el deudor y sus acreedores enfrentan desafios mucho menores cuando se esta ante un patrimonio menos complejo, tanto en lo que se refiere a sus activos como pasivos. De tal suerte, es evidente que la division entre los conceptos de "persona deudora" y “empresa deudora" en el diserio de la Ley N° 20.720 es un punto crucial para la construccién del nuevo sistema concursal. Se ha terminado por desechar el sistema unitario que se habia propuesto en nuestro ordenamiento juridico a partir de la Ley N° 4.558, de 1929, que integraba a todo tipo de deudor a los mismos mecanismos concursales, solo ofreciendo diferencias no estructurales sobre la base de la distincion ; santa 1150 a ia de si se trataba o no de un comerciante. Dicha formulacion se mantuvo con la Ley N° 18.175, de 1982, pero no distinguiendo solo en razon del comercio, sino sobre la base de la calificacion de la actividad ejercida por el deudor como comercial, industrial, minera o agricola. En esta orbita, las diferencias no incidian en procedimientos diversos (manteniéndose la matriz de las quiebras y convenios), sino modificaciones en aspectos tales como las causales de quiebra aplicables, las acciones revocatorias concursales, la fijacion de la fecha de cesacion de pagos y la 1152 calificacion penal de la quiebra. En cambio, la diferenciacion de los sujetos pasivos de los procedimientos concursales previstos en la Ley N° 20.720 tiene por primera finalidad distinguir los procedimientos aplicables a cada cual para dar solucion a sus respectivas situaciones a 1153 F , 5 i de crisis patrimonial, aunque se mantiene la idea de recoger formulas diversas para las revocatorias concursales (Capitulo VI) y la comision de los delitos concursales (Parrafo 7, Titulo IX del Libro Segundo del Codigo Penal). La logica subyacente se encuentra plasmada en criterios de eficiencia, dado que ya no resulta razonable para el legislador (como en las épocas pasadas apuntadas), que el disefio de la negociacion que debe existir entre el deudor y sus acreedores, o entre estos ultimos, se presente de igual modo en el caso de patrimonios mas complejos (tanto en ‘su faz activa como pasiva), que frente a otros mucho mas simples. Conforme a ello, la Ley N° 20.720 parece poner especial énfasis en estos procedimientos simplificados, no por el hecho de que en las legislaciones pasadas fueran juridicamente improcedentes, sino economicamente absurdas. = Con este objetivo en vista, el legislador diseria instrumentos menos complejos, tanto en un contexto administrativo (el procedimiento concursal de renegociacion) como judicial (el procedimiento concursal de liquidacion de bienes), suponiendo una mayor facilidad en la identificacion de la solucion que aparezca como mas favorable para los intereses de 1156 los particulares involucrados. La desconexi6n entre la legislacion concursal y las realidades por las que transita esta persona natural hacen que esta "lectura interna" desatienda las razones que llevaron a la situacion de crisis, y, con ello, que el texto también aparezca alejado de las dinamicas del crédito al consumo. Del mismo modo en que la legislacion concursal omite cualquier referencia a la Ley N° 19.496, tampoco construye sus presupuestos subjetivos (ni objetivos) en torno a la idea del consumidor que provienen de dichas reglas. Los principios de proteccion del consumidor, fundados en los criterios de las asimetrias informativas y los desbalances de los poderes de negociacion, ni siquiera son referidos al articular las respuestas que reposan sobre los acuerdos que pueden ser alcanzados por las partes, como en el procedimiento concursal de renegociacion. Asi, si gran parte del disefio tutelar desplegado en la legislacion de consumo se concede desde la revision de las clausulas abusivas y la dotacion de informacion, especialmente a nivel precontractual, ninguno de estos puntos es observado al ponderar la validez de fondo o procedimental de los acuerdos alcanzados. La respuesta concursal queda desplazada del fendmeno del sobreendeudamiento derivado del crédito al consumo, aun cuando pretende cubrirlo, como se aprecia en la shi , cacian 15Z : . Orbita del procedimiento concursal de renegociacion, y se colige de la finalidad recuperativa del discharge, aunque mediante una errénea reconducci6n a la idea de la "rehabilitacion’ ae Las razones de la crisis patrimonial no son consideradas por el legislador, ni para la apertura ni para las consecuencias del cierre de los procedimientos, ni para reafirmar cuales son los créditos que forman parte del concurso. De nuevo, ajeno a cualquier logica tutelar, no hay oportunidades procesales para verificar si en su contratacion se cumplieron con los deberes y cargas que involucra la contratacion de esta clase de créditos ni si el comportamiento del acreedor ha incidido de alguna manera en la situacion actual del deudor. En consecuencia, el punto focal de la Ley N° 20.720 no es el consumidor, sino solo la "persona deudora". Un concepto unico y exclusivo de la regla concursal, sin proyecciones externas evidentes y cuyos deslindes solo se reconducen a aquellos parametros que el legislador ha considerado como aptos para identificar un patrimonio menor, que amerita herramientas mas livianas y menos sofisticadas de solucion. Y de ahi que una primera lectura de la ley nos lleve a considerar que esta tiende a construir sus respuestas con una mirada puesta en los procedimientos concursales aplicables a la "empresa deudora" que, desde sus vertientes historicas, siguen reposando en las dinamicas comerciales, despojandolos de aquellos elementos que no parecen atingentes a la realidad de la "persona deudora". Lo anterior queda claro desde la forma en la que el procedimiento concursal de liquidacion de bienes del Capitulo V se 1159 construye mayoritariamente sobre la base de referencias al Capitulo IV, aligerando el modelo asambleario y estableciendo la realizacion sumaria (y, por tanto, disgregada) como método primario de realizacion de los bienes. 2. El concepto de "persona deudora": sentido y valoracion critica Comprendidas las bases del nuevo disefio subjetivo de la regulacion, la problematica se ha presentado en la forma por medio de la cual el legislador chileno ha planteado los deslindes entre uno y otro perfil. > Al efecto, a partir de la lectura de los articulos 2°, N° 13 y 2°, N° 25 de la Ley N° 20.720, una primera diferencia se da porque la persona deudora solo incluye personas naturales, en los términos del articulo 55 del Codigo Civil. Las personas juridicas de Derecho privado, cualquiera sea su forma de constitucion, y sea que tengan o no fines de lucro, calificaran irremediablemente como empresa deudora. Si nos situamos en la esfera de las personas naturales, resultara que la regla general es que estas sean consideradas como personas deudoras para los fines de la Ley N° 20.720. Lo anterior resulta del hecho de que el articulo 2°, N° 25 las define de manera residual, de tal suerte que su eventual calificacion como empresa deudora resultara excepcional si es que calza con la tipologia especifica prevista en el articulo 2°, N° 13 de la misma ley. En consecuencia, la interpretacion de esta ultima disposicion debera efectuarse de manera restringida, sin permitir una aplicacion analogica. Luego, cabra considerar que el articulo 2°, N° 13 dispone de dos parametros excepcionales para la calificacion de la persona natural como empresa deudora, siempre teniendo a la vista la normativa tributaria dispuesta en el Decreto Ley N° 824, del Ministerio de Hacienda, de 1974, que aprobo la Ley de Impuesto a la Renta (en adelante, "LIR"). Para calificar excepcionalmente a la persona natural como empresa deudora sera necesario revisar la forma de tributacion de aquélla, la que, a juicio del legislador, pareceria dar cuenta de su complejidad patrimonial, la que seria mayor en los supuestos que se indican a continuacion, ameritando el sometimiento a los procedimientos de reorganizacion y liquidacion previstos también para las personas juridicas. El primer caso se refiere a los contribuyentes de primera categoria, para lo cual debera atenderse a los supuestos previstos en los articulos 20 y siguientes de la LIR, que identificaran el tipo de renta que generara el tributo: (i) rentas de bienes raices; (ji) rentas de capitales mobiliarios consistentes en intereses, pensiones o cualesquiera otros productos derivados del dominio, posesion o tenencia a titulo precario de cualquiera clase de capitales mobiliarios, sea cual fuere su denominacion, y que no estén exceptuados; (iii) rentas de la industria, del comercio, de la mineria y de la explotacion de riquezas del mar y demas actividades extractivas; (iv) rentas obtenidas por corredores, sean titulados 0 no, comisionistas con oficina establecida, martilleros, agentes de aduanas, embarcadores y otros que intervengan en el comercio maritimo, portuario y aduanero; (v) todas las rentas, cualquiera que fuera su origen, naturaleza o denominacion, cuya imposicion no esté establecida de manera expresa en otra categoria ni se encuentren exentas A estos efectos, resultara indistinto el tipo de contribuyente, especialmente si se atiende a la figura de los pequerios contribuyentes reconocidos a partir del articulo 22 de la LIR, pues todos ellos seran entonces calificados como empresas deudoras para los fines de la Ley N° 20.720. Por su parte, el segundo supuesto se refiere a aquellos contribuyentes del articulo 42, N° 2 de la LIR, que grava con el impuesto de segunda categoria los ingresos provenientes del ejercicio de las profesiones liberales o de cualquier otra profesion u ocupacion lucrativa no comprendida en la primera categoria ni en el articulo 42, N° 1 de la LIR, transformandose, en consecuencia, en el criterio general de tributacion de las rentas del pais. Conforme a lo anterior, si bien para efectos de la Ley N° 20.720, la regla general sera que las personas naturales califiquen como personas deudoras, dada la remision a las reglas de la LIR haran que, en la practica, el circulo se restrinja considerablemente. De esta forma, los Unicos modos de calificar como persona deudora estaran dados por una tributacion Unica de acuerdo al articulo 42, N° 1 de la LIR, esto es, que sus rentas se refieran solo a sueldos, sobresueldos, salarios, premios, dietas, gratificaciones, participaciones y cualquiera otras asimilaciones y asignaciones que aumenten la remuneracion pagada por servicios personales, montepios y pensiones, 0 porque la persona no genera ningun tipo de renta que resulte gravada por los impuestos de primera 0 segunda categoria. De dicho ambito de aplicacion resultara que la identificacion de la persona deudora se ha establecido a partir de ciertos criterios objetivos y normativos, y que por medio de ellos el legislador ha intentado la singularizacion de un tipo de deudor que, en atencion a su naturaleza juridica y a la fuente de sus rentas, puede ser calificado como un deudor menor. Menor, eso si, en el sentido de una baja complejidad de sus activos y pasivos que parece hacer inadecuada la respuesta concursal concedida para las empresas deudoras, cuyo punto focal suele estar en el respeto del valor de las unidades productivas, de las que careceria la persona deudora. El problema se presenta porque para la identificacion de tal perfil, al menos en lo que se refiere a la persona natural, se emplea una "“extrapolacion al orden concursal de crit concebidos exclusivamente para la determinacion y pago de la obligacion impositiva, amén de la evidente desvinculacion de ratio legis que presenta con los principios y “oti 1165 objetivos de la norma concursal". La normativa, sin embargo, puede dar lugar a dudas adicionales sobre dos aspectos: primero, la concurrencia de diversas formas de tributacion por parte de la misma persona natural; y, segundo, el momento al que debera atenderse para la calificacion de la persona natural como empresa 0 como persona deudora. Respecto al primer punto, nos parece que la definicion prevista en el articulo 2°, N° 13 no da lugar a dudas de que si la persona natural es considerada por la LIR como contribuyente de primera categoria o del articulo 42, N° 2 de dicha norma, con independencia de cualquier otra calificacion, sera considerada como empresa deudora. De este modo, el articulo 2°, N° 13 no gira en torno a una calificacion unica como contribuyente de estas clases de tributos, sino que el solo hecho de constituirse en tal lo aleja de la calificacion residual como persona deudora, y lo situa en los procedimientos concursales aplicables a la empresa deudora, como son la reorganizacion y la liquidacion concursal. Respecto al segundo aspecto, los articulos 2°, N°s. 13 y 25 no parece otorgar suficientes luces respecto al momento temporal en que la persona deudora debe ser calificada como contribuyente de uno u otro tributo para la distincion del sujeto pasivo. En una primera lectura, podria dar la impresion de que dicha calificacion debera darse al momento de iniciarse el procedimiento, debiendo el tribunal competente o la ‘Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento, segun corresponda, precisar si estamos 0 no frente a una empresa o persona deudora. Abonaria esta posicion lo dispuesto en el articulo 262, N° 3 en el sentido que permite que la Superintendencia declare inadmisible la solicitud de renegociacion presentada por la persona natural por el incumplimiento de los requisitos previstos en el articulo 261, que se encabeza disponiendo que la solicitud debe ser presentada por una persona deudora; reforzandose asimismo por el articulo 269 que ordena a la Superintendencia a declarar el término anticipado del procedimiento concursal de renegociacion si la persona deudora deja de cumplir alguno de los requisitos serialados en el articulo 260, referido tanto al ambito subjetivo como objetivo del procedimiento. Sin embargo, para efectos de solucionar el punto debe tenerse a la vista también lo dispuesto en el articulo 261, letra e), que ordena que la persona natural presente, junto a la solicitud de inicio del procedimiento, "una declaracion jurada en que conste que es Persona Deudora o que, habiendo iniciado actividades comerciales, no haya prestado servicios por dichas actividades durante los veinticuatro meses anteriores a la presentacion de la referida solicitua" = A partir de dicha norma se fijaria con mayor pri ion el ambito subjetivo de los procedimientos concursales de renegociacion por cuanto requiere una declaracion de la persona natural en tal sentido. Sobre la base de dicho literal, en consecuencia, podra tratarse de una persona deudora en una doble circunstancia: en primer término, ajustandose a la definicion del articulo 2°, N° 25, que, como hemos indicado, debe leerse en conjunto con el articulo 2°, N° 13, de tal manera que resultara indudable que estamos frente a una persona deudora cuando la persona natural nunca ha sido contribuyente de primera 0 segunda categoria en razon del articulo 42, N° 2 de la LIR. De este modo, estaremos frente a una persona deudora si se trata de una persona natural cuyas rentas han provenido unicamente de su trabajo dependiente, en los términos del articulo 42, N° 1 de la LIR, 0 si se trata de personas que jamas han sido calificadas como contribuyentes de la LIR en razon de no haber generado rentas tributables para estos efectos. En segundo lugar, también estaremos frente a una persona deudora cuando, habiendo iniciado actividades comerciales, no haya prestado servicios por dichas actividades durante los veinticuatro meses anteriores a la presentacion de dicha solicitud. A juicio de la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento, regulado ampliamente en su Oficio Circular N° 5, de 19 de mayo de 2020 (en adelante, "OC 5") esta segunda parte de la norma nos reconduce al ambito temporal para la calificacion del sujeto pasivo, aunque de manera bastante imprecisa. Asi, no pareceria tener sentido dicha declaracion si no fuera a efectos de determinar la aplicacion del procedimiento concursal de renegociacion, especialmente si se considera que la Superintendencia podria negar el curso del procedimiento por la improcedencia de la solicitud de inicio, basado en el incumplimiento de tal condicion, que el articulo 262, N° 3 califica como requisito. En este caso, en definitiva, bien podra ser que la persona deudora haya calificado en algun momento como empresa deudora, en razon de haber iniciado actividades comerciales, pero tal circunstancia no deviene en indeleble, perpetuando tal calificacion excepcional hasta el ultimo de sus dias. Al contrario, la norma prevé un espacio temporal de veinticuatro meses contados hacia atras desde la fecha de la solicitud de inicio del procedimiento a efectos de permitir su aplicacion. Ill. EL PRESUPUESTO OBJETIVO DE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES APLICABLES A LA PERSONA DEUDORA Ruz LArtica reporta que "con una ldgica francamente inexplicable el legislador, en sede de liquidacion concursal de bienes de la persona deudora, a diferencia de lo que ocurrid en sede de renegociacion de deudas, no considerd necesario establecer barreras minimas de entrada al concurso, mas alla de las propias que lleva implicita la definicion de persona deudora" 1168 Aqui, embargo, la alusion no se concentra en la falta de reglas que admitan la verificacion del presupuesto objetivo propiamente tal, indiciario de una situacion de insolvencia, sino al establecimiento de barreras que impidan que cualquier persona acceda a un procedimiento que puede estar destinado a la extincion de los saldos insolutos, sea en sede de liquidacion (articulo 255) o de renegociacion (articulo 268, si termina por medio de la celebracion de un acuerdo de ejecucion). Dichas barreras, como revisaremos mas adelante, pretenden evitar que el riesgo de la insolvencia sea traspasado in totum a los acreedores por efecto del discharge, en aquellos casos en los que ello no parece juridica ni econdmicamente prudente, reconduciendo el discurso a exigencias de comportamientos de buena fe api, . , 1169 que impidan un acceso abusivo por parte de quien no merece el beneficio. Volviendo a la configuracion del presupuesto objetivo, conviene preguntarse sobre si @ste se encuentra delimitado en los dos tipos de procedimiento admitidos para la persona deudora. La respuesta tiende a la negativa. Pero, antes de ello, debera tenerse presente que esta dualidad parece aludir a que el deudor debera efectuar una ponderacion del ajuste practico de cada uno de ellos a su realidad patrimonial. Dicho en otros términos, en todos aquellos casos en los que el deudor posee un numero menor de bienes inembargables, parece que el sistema le empuja a la liquidacion concursal, desestimando cualquier racionalidad en el inicio de una instancia que pretenda la renegociacion de la deuda, lo que, en nuestro ordenamiento, se colige también de la libertad de eleccion por parte del deudor y la inexistencia de un deber de renegociar como fase previa a la liquidacion. Aqui la cuestion supone verificar las consecuencias del redisefio de los procedimientos, pasando por una fase previa de negociacion administrativa, lo que también conllevaria verificar las consecuencias del aumento de carga a la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento y su utilidad en los casos en los que la insolvencia se presente de manera definitiva, como en los casos en los que no es previsible un aumento del patrimonio para respaldar eventuales renegociaciones (por ejemplo, debido a la pérdida de las capacidades de generacion de ingresos a causa de una enfermedad). 1. El presupuesto objetivo en el procedimiento concursal de liquidacion de bienes En este punto, debera efectuarse una nueva division, puesto que la forma de ingreso al procedimiento (dejando de lado la que se produce de manera refleja ante el término infructuoso del procedimiento concursal de renegociacion) se desdobla en la liquidacion voluntaria y la forzosa. La primera es la que, en todo caso, ha provocado mayores problemas desde el punto de vista judicial y una mayor atencion por parte de nuestra doctrina, habida cuenta de que la experiencia practica ha evidenciado que es esta la mas recurrente y la que pone en peligro la coherencia del sistema al ser utilizada para la obtencion de un descargue de la deuda en cualquier situacion y sin aparentes limitaciones. 1.1. La liquidacién voluntaria de bienes En este caso, el acceso al procedimiento concursal de liquidacion de bienes pareceria fundarse en la configuracion del presupuesto subjetivo y en el hecho de haber acompafiado el listado antecedentes requeridos en el articulo 273, de manera que el examen de admisibilidad por parte de los tribunales se veria restringido a meros aspectos formales. Ello supondria que "es un concurso con una vocacion bastante universal, abierto, en general, a todas las personas fisicas o naturales no comerciantes o no profesionales independientes (contribuyentes de primera o segunda categoria del art. 42 N° 2 de la Ley de la Renta. No existe, en concreto, ninguna otra exigencia adicional" No obstante, habida cuenta de varias seriales de abuso por parte de ciertos deudores que ingresan a la via liquidatoria, los tribunales han tendido a la interpretacion y aplicacion de las reglas pertinentes de manera bastante mas estricta que la que parecen aludir los escasos materiales U73g. i normativos con los que cuenta para estos efectos. Sin embargo, dichas interpretaciones han sido puestas en entredicho por los tribunales superiores de Justicia, lo que da cuenta de una clara tension sobre este particular. En efecto, son varias las sentencias que aluden a la ausencia de juicios pendientes (asi, en plural), como requisito ineludible, planteado con claridad en el articulo 273, N° 3 (0, en el caso de empresas, articulo 115, N° 3). De tal suerte, muy paradigmaticamente se ha indicado que “asi, aun cuando el solicitante adjunta a su presentacion informe de deudas emitido por la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras, certificado de Boletin Concursal [deberia decir Boletin Comercial], cartola de producto y liquidacion de crédito, no existen antecedentes suficientes que permitan concluir el estado de insolvencia que se alega, 0 que permitan diferenciar el estado que denuncia, de un incumplimiento de obligaciones singulares adquiridas con entidades bancarias 0 comerciales. A mayor abundamiento, uno de los indicios que la ley establece y que resulta ser demostrativo del estado de insolvencia que se dice padecer, es la existencia de juicios pendientes con efectos patrimoniales, lo que no se observa en la especie, pues revisadas las dos causas indicadas por el solicitante en el portal electronico del Poder Judicial, consta que sdlo una de ellas le fue notificada, en consecuencia, no se cumpliria con la pluralidad de juicios que exige la norma del articulo 273 N° 3 de la Ley N° 20.720". Esta solucion nos parece inadmisible por cuanto, por una parte, nos retrotrae a tiempos en los que la insolvencia (0 cesacion de pagos) era conceptualizada a partir del incumplimiento, generando dudas en torno a la distincion causal entre el concurso y los procedimientos ejecutivos (aunque este aspecto tenga mayor relevancia en la construccion del presupuesto objetivo en el ambito de la liquidacion forzosa) y provocando la pérdida del elemento de prevision que también justifica la respuesta legislativa. Asi, del mismo modo como el articulo undécimo de la Ley N° 20.416 admite que la asesoria economica de insolvencia se inicie en casos de insolvencia potencial, no hay razones para limitar esta posibilidad en el ambito de la Ley N° 20.720, sobre todo si ella también se construye desde la idea de la tutela a los acreedores. De tal suerte, si fuese necesario esperar que el deudor incumpliese sus obligaciones y, ademas, fuese notificado en una pluralidad de demandas ejecutivas, el problema se situara en que, en el tiempo intermedio, incluso sin evidenciarse comportamientos que puedan reprocharse desde las opticas de los delitos concursales o de la revocacion concursal, el escaso patrimonio del deudor podra verse progresivamente deteriorado hasta el punto de llevarlo al fenodmeno de la “"cascara vacia". Conforme a ello, nos parece mas ajustada a derecho la postura que han tenido algunos tribunales superiores. Por ejemplo, cuando la Corte Suprema ha fallado lo siguiente: "[...] se ha dicho que: «El conocimiento acerca del mal estado de los negocios propios descansa, por cierto, en el mismo sujeto que opera en el mercado. De hecho, nadie conoce mejor la realidad financiera personal que la propia Empresa Deudora». (Nelson Contador Rosales y Cristian Palacios Vergara, en su obra citada. Pag. 143). Por lo que el tribunal debe proceder a decretarla, si se cumple en la especie con las exigencias que estatuye la ley en orden a acompafiar los antecedentes que se indican en el articulo 115 de la Ley N° 20.720. [...] Que, por ultimo, el sustrato ideolégico y factico de las acciones concursales y en particular, de la liquidacion voluntaria, esto es, la situacion de insolvencia 0 cesacion de pagos, no resulta amenazado o soslayado por el hecho de no existir juicios pendientes, desde que tal presupuesto puede comprobarse por el cumplimiento de los demas requisitos exigidos por la ley, como ocurrié en la especie con los antecedentes que la empresa deudora adjunto a su peticion, con los que a prima facie justifica asi su reconocimiento de insolvencia y situacion de incumplimientos, lo que aminora o excluye la posibilidad 1176 de fraude o abuso mediante la institucion utilizada". Los tribunales también han aludido a este punto habida cuenta de la necesidad de ‘sustentar la solicitud de inicio del procedimiento en la existencia de bienes suficientes para dar cobertura, al menos, a los gastos del procedimiento, Lo anterior, fundado en la idea de que el procedimiento de liquidacion solo cobra sentido en caso de que el deudor cuente con algun activo relevante que permita, al menos, un pago parcial por 1178 , , iclacis parte de los acreedores. Esta idea tampoco parece ajustarse a la legislacion nacional, en la medida en que ella se pone indirectamente en el caso de insuficiencia de activos para el desarrollo del concurso, al menos en lo que respecta al honorario Sai - 4173 < ; : de los liquidadores (articulo 40). Pero, mas grave aun, no atiende a las razones por las cuales una persona cuyo patrimonio esté gravado con deudas excesivas no pueda presentar activos (suficientes) para activar la respuesta concursal. Sobre este punto, revirtiendo en cierto sentido su apreciacion original sobre la construccion del presupuesto objetivo, la Corte Suprema ha resuelto "[qjue la liquidacion voluntaria, es el procedimiento judicial que tiene por fin una liquidacion rapida y eficiente de los bienes del deudor, para con ello propender al pago de los acreedores. El mensaje presidencial de la Ley N° 20.720, que creo la nueva legislacion concursal mediante la Ley de reorganizacion y liquidacion de empresas y personas; indico que para efectos de nuestra legislacion actual, un escenario que genera la aplicacion de la normativa que se pretende modificar es aquel en que una persona natural o juridica se encuentra en la incapacidad financiera de responder al pago de todas sus obligaciones para con sus acreedores y donde, adicionalmente, ‘sus bienes considerados en conjunto tampoco alcanzan para saldar tales débitos con el producto de su realizacion. Agrego que, el procedimiento de organizacion concursal obedece al tratamiento legal del procedimiento destinado a la realizacion de los bienes del deudor, sea a consecuencia de su propia solicitud, de una demanda judicial iniciada por su acreedor 0 acreedores 0 como resultado de un escenario de ioacia ey 1180 reorganizacion no exitoso". A nuestro juicio, esta respuesta se basa otra vez en la sospecha de abuso del sistema, 0, al menos, en una valoracion negativa a la forma en la que el deudor llevo ‘sus finanzas y que derivaron en su crisis patrimonial. El problema que se produce es que esta solucion parece fundarse en una suerte de sesgo retrospectivo (hindsight bias) por parte de los tribunales, en los que, puestos en igual posicion que el deudor al momento de tomar las decisiones de crédito y consumo, asumen que la decision del consumidor medio debio haber sido diferente y mas cuidadosa. Pero, como hemos manifestado en este libro, nos parece que esta conclusion presenta varias deficiencias en la medida en que ignora los problemas aludidos por la economia conductual, como asimismo los casos en los que las razones del sobreendeudamiento se asocian a la necesidad de dar cobertura a necesidades primarias. Especialmente en el ambito de la renegociacion, el Boletin Concursal informa de un sinnumero de casos en los que la persona deudora da cuenta de los motivos del endeudamiento excesivo referidos a la cobertura de enfermedades, propias o de parientes cercanos. Lo anterior no quita, sin embargo, que sostengamos que no deban promoverse medidas por medio de las cuales se evite el abuso de los procedimientos por parte de quienes no tienen un comportamiento honesto y leal, pero no nos parece que éste se pueda desprender de la mera lectura de los antecedentes presentados por el deudor solicitante. Tampoco implica que no deba existir un tratamiento especial al "concurso sin bienes", que atienda a esta particular (aunque bastante usual) realidad, simplificando la forma para la obtencion del descargue de la deuda, reiteramos, en la medida en que estemos frente a un deudor meritorio de dicho beneficio. Pero sostener que un procedimiento concursal no requiere del Soporte de un presupuesto objetivo parece atentar contra todas las logicas del sistema, Sy, aun cuando la Ley N° 20.720 ha tenido escasa preocupacion por su referencia y aa 1184 - 5 configuracion, resulta necesaria su reconstruccion desde la idea de una - ao i 185, i insolvencia irremontable. El problema, en definitiva, no se encuentra en este 1186 aspecto sustantivo, sino que se traslada a sede probatoria, y es ahi donde los articulos 273 y 274 pecan por su silencio, complejizando la idea de que "si el concurso es voluntario, por ende, sera el propio deudor quien deba demostrar su situacion de insolvencia, entendida como la imposibilidad de cumplir sus obligaciones dinerarias, - 1187, semi | i de forma regular o por medios normales".~— En otros términos, si la insolvencia constituye un presupuesto ineludible del concurso, debera advertirse también que deberiamos encontrar alguna forma en la que pueda llevarse a cabo su comprobacion, a pesar de que la "ley concursal chilena no exige —o al menos no explicitamente— que concurra algun hecho externo o revelador de la situacion de insolvencia, que justifique la apertura del procedimient uae De ahi que pueda sostenerse que esta carga pesara sobre el propio deudor, que no solo debera acompaniar los antecedentes a los que alude el articulo 273, sino que debera agregar, tanto en su solicitud como en los documentos que la acomparien, todos los elementos de juicio que permitan al tribunal llegar a la conviccion de que el patrimonio del deudor es impotente para cumplir regularmente sus obligaciones. Ahora bien, el problema del silencio legislativo se concentrara entonces en delimitar los medios de prueba admisibles para esta constatacion y la oportunidad que el deudor o los acreedores tendrian para controvertir la decision del tribunal. “ea Sobre lo primero, la referencia que nuestros tribunales de justicia han dado a la 1190 eficacia confesoria de la mera solicitud parece inapropiada, puesto que, si bien ella pudo haber tenido sentido en épocas en las que el concurso se nutria de formulas sancionatorias. En el pasado, la apertura voluntaria del procedimiento podia entenderse como un sacrificio impuesto al deudor por su mejor conocimiento de su propia situacion patrimonial, aunque de ello se entendiese expuesto a su tratamiento infamante como fallido (y las consecuencias economicas y sociales derivadas de lo anterior). Ahora, en que el procedimiento concursal de liquidacion de bienes se disefia como un medio para que el deudor pueda obtener la pronta rehabilitacion financiera, no parece posible sostener que el presupuesto objetivo pueda deducirse de la sola solicitud, porque ello importaria interpretar que, en la practica, no existe presupuesto material. No obstante, no estando delimitados los medios de prueba a los que se puede acudir para estos efectos (de modo paralelo al que podria construirse en torno al articulo 122, alusivo a la liquidacion forzosa), pareciese que la unica alternativa esta configurada con referencia a la prueba documental y, por extension, las presunciones judiciales que la utilicen a modo de indicios. Respecto a lo segundo, aunque con excepciones, la tendencia jurisprudencial ha sido negar la posibilidad de revision de la sentencia que no admite la apertura del concurso por medio del recurso de apelacion, efectuando una aplicacion rigurosa del articulo 4°, en la medida que no se trata ésta de una resolucion que la ley aluda dentro del catalogo de aquellas apelables. > En esta fase de admisibilidad de la solicitud, la revision judicial funcionaria como procedimiento de unica instancia. Tratandose la insolvencia de una situacion de hecho y dado que esta clase de resoluciones tiende a abordar el problema desde la perspectiva de la ausencia de prueba, no vemos inconveniente en que el deudor pueda presentar una nueva solicitud de liquidacion voluntaria en los casos en que una solicitud anterior hubiese sido rechazada, en la medida que se haya producido una variacion en las circunstancias facticas 0 que se hayan recabado antecedentes suficientes que permitan la apreciacion completa de la situacion patrimonial del deudor. 1.2. La liquidaci6n forzosa de bienes Otro aspecto por considerar se refiere a la comprobacion del presupuesto objetivo del concurso en el caso de la liquidacion forzosa. Sobre este punto, el articulo 282 dispone como unica causal, admisible para cualquier acreedor, la existencia en contra de la persona deudora de "dos o mas titulos ejecutivos vencidos, provenientes de obligaciones diversas, encontrandose iniciadas a lo menos dos ejecuciones, y que no se hubiesen presentado dentro de los cuatro dias siguientes al respectivo requerimiento, bienes suficientes para responder a la prestacién que adeude y sus 1194 5 ia costas". Cabe observar que se trata ésta de una de las causales que también son admisibles para la demanda de liquidacion forzosa respecto a la empresa deudora (articulo 117, N° 2), aunque en tal caso se une a otras dos (cese en el pago de la obligacion que consta en titulo ejecutivo con el acreedor solicitante y la fuga del deudor), que no se ven replicadas para la persona deudora. Las razones parecen situarse en que el legislador espera que se trate ésta de una respuesta concursal muy excepcional, esto es, limitar la posibilidad de liquidacion por parte de los acreedores a escenarios muy residuales, dando mayor relevancia a la formula de la renegociacion que, incluso, es aludida al inicio del articulo 282 antes citado. Dicha pretension, sin embargo, queda incumplida porque el deudor tiene libertad de optar por la renegociacion o por la liquidacion voluntaria, lo que, al menos en términos estadisticos, ha llevado a hacer prevalecer este segundo escenario. ide que la causal antes transcrita no constituye el supuesto material de la in concursal, sino que se configura como un hecho revelador, esto es, como un alivio para que los acreedores puedan instar por la apertura del concurso ante las dificultades que entrafiaria la prueba completa de la insolvencia. Ello implica entender dicha causal como una presuncién simplemente legal, de manera que, comprobado que sea el hecho externo, en principio debe darse por acreditada la circunstancia subyacente desconocida. Ello supondria, sin embargo, que el ordenamiento toleraria que el deudor compruebe en la audiencia inicial la falsedad de dicha presuncion, acreditando que, aun cuando se haya comprobado la efectividad de la causal, ello no alude a un estado patrimonial critico que le impide dar regular cumplimiento a sus obligaciones, sino una circunstancia diversa. El problema de dicha construccion, sin embargo, se produce porque las excepciones con las que cuenta el deudor para oponerse a la demanda de liquidacion forzosa han quedado restringidas en la Ley N° 20.720 a las causales previstas en el articulo 464 CPC (articulo 284), cuya logica se situa en el incumplimiento de obligaciones particulares y no en supuestos colectivos. Para solucionar el punto, manteniendo la logica de los hechos reveladores antes resefiada, la doctrina ha dado dos soluciones que llegan a igual puerto, esto es, que el deudor puede comprobar la inexistencia de la insolvencia para desactivar la accion de liquidacion. Por una parte, Puca Via. sostiene que frente a "esta atrocidad de la Ley N° 20.720 [...] nosotros vemos una salida a estos graves errores de la ley dandole una lectura amplia al N° 7 del art. 464 del Codigo de Procedimiento civil, en el sentido de que el titulo ejecutivo que sirva de base a la solicitud de liquidacion forzosa debe tener fuerza ejecutiva no para una ejecucion individual, porque esta no es una ejecucion individual, sino para una ejecucion colectiva cuyo fundamento es la i 5 - 1196, insolvencia 0 cesacion de pagos". Por la otra, CasaLiero Germain alude a que la regla del articulo 121 (aplicable en virtud del articulo 284) dispone que, en su escrito de oposicion, el deudor no sdlo debe sefialar las "excepciones opuestas", sino también las "defensas invocadas", lo que ofreceria una mayor plasticidad a la desacreditacion del presupuesto material. “sin perjuicio de tales loables esfuerzos de interpretacion tendientes a dar mayor logica a nuestro sistema concursal, nos parece que el punto quedaria mejor resuelto mediante una reforma legal que no solo aborde el punto, sino que también diserie mejores instancias probatorias. En efecto, aunque los problemas se replican también en el caso de la liquidacion forzosa de la empresa deudora, en lo que respecta a la persona deudora se debera tener en cuenta que, precisamente en razon de su perfil, es mas que probable que no tenga a su disposicion los instrumentos necesarios para desacreditar el trasfondo patrimonial que supone la causal del articulo 282. Aunque, solo a modo de conclusion, apreciamos que se trata este de un asunto mas tecnico que real, porque parecen ser pocos los casos en los que los acreedores tendrian suficientes incentivos para iniciar esta clase de procedimientos, y, los que efectivamente los tengan, parecen desactivarse con las barreras de entrada fijadas por la ley (por ejemplo, el vale vista 0 boleta bancaria de 200 unidades de fomento exigida por el articulo 283, N° 1). Asimismo, porque es muy posible que, habida cuenta de la redaccion de la causal del articulo 282, sea cierto que el deudor se encuentra en estado de insolvencia, lo que no solo se evidenciaria en la pluralidad de juicios, sino en el hecho de no haber presentado bienes suficientes una vez efectuado el requerimiento para paralizar tales ejecuciones. Puca ViaL afirma que "ella es a tal punto demostrativa de una crisis hacendaria profunda, que constituye una presuncion i : - 1198 completa de la existencia de la cesacion de pagos". 2. El presupuesto objetivo en el procedimiento concursal de renegociacién La admisibilidad del procedimiento concursal de renegociacion esta dada por la identificacion de variadas circunstancias que acrediten, por una parte, su adecuacion al fendmeno de incapacidad de pago que se intenta resolver, y, por la otra, que parecen dar cuenta de una cierta preeminencia de la respuesta judicial frente a éste. Dicho presupuesto se encuentra asimismo reconocido en el articulo 260, especificamente en su segundo inciso. Obsérvese que el ordenamiento nacional ha optado por alejarse de construcciones que estima mas bien propias de las raices del Derecho mercantil, como la "cesacion de pagos", como también a la utilizacion de conceptos técnicos que podrian haber motivado la necesidad de acreditacion mediante un sistema probatorio mas complejo, como la crisis patrimonial, el A r 1199 sobreendeudamiento 0 la insolvencia. Como indicaramos en el Capitulo |, resulta evidente que el concepto de sobreendeudamiento desborda sus alcances concursales, pero que, en esta orbita, debe ser de algun modo delimitado para efectos funcionales a las herramientas concedidas para su alivio. Al efecto, a fin de objetivar el presupuesto material, dicha circunstancia se resuelve por la evidencia de existir una pluralidad de obligaciones vencidas por un considerable periodo de tiempo y por montos relevantes. Aunque volveremos al punto de los requisitos especificos algo mas adelante, dicha opcion legislativa se sustenta en la ausencia de un juicio de valor de la situacion patrimonial de la persona deudora por parte de la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento, quien, carente de verdaderas facultades jurisdiccionales, resolvera el punto ante la sola evidencia del cumplimiento de dichas circunstancias objetivas. Lo mismo que, como observamos, parece justificar la forma en la que se ha definido el presupuesto subjetivo en la Ley N° 20.720, con las dificultades que la referencia a un modelo orientado en la forma de tributacion de la persona implica. En otros términos, no correspondera ni a la Superintendencia ni a los acreedores de la persona deudora objetar el inicio del procedimiento por la ausencia de una verdadera situacion de incapacidad de pago o de sobreendeudamiento, la que parece presentarse como una suerte de presuncion de derecho por parte de nuestro ordenamiento juridico a través del cumplimiento de los requisitos objetivos planteados en la norma. Dicho de otro modo, a la persona deudora le basta satisfacer tales requisitos y, luego, comprobarlos por medio de las declaraciones juradas previstas en el articulo 261, —en particular, los previstos en sus letras a) y f)—, sin necesidad de dar cuenta ni acreditar una situacion de crisis patrimonial ni las circunstancias que han ocasionado el incumplimiento de sus obligaciones dinerarias, ni admitiendo una revision de estos por la Superintendencia, ni de oficio ni a peticion de parte. De la redaccion del inciso segundo del articulo 260, sin embargo, no todos los requisitos se refieren a la situacion patrimonial por la que atraviesa la persona deudora. De hecho, la parte final de la norma, referida al hecho de que ésta no puede haber sido notificada de una demanda que solicite un procedimiento concursal de liquidacion o de cualquier otro juicio ejecutivo iniciado en su contra, que no sea de origen laboral, solo es indicativo de que el procedimiento concursal de renegociacion no puede ser utilizado como un medio de paralizacion de dichos mecanismos de ejecucion, sean universales o singulares. Se da preferencia a la solucion judicial que ha sido promovida por los acreedores, de tal manera que la respuesta administrativa se presenta de manera residual, aunque no siempre excepcional. Los requisitos que si nos situan en la descripcion de la situacion patrimonial del deudor, al contrario, son aquellos que disponen que el deudor debe tener dos 0 mas obligaciones vencidas por mas de noventa dias corridos, actualmente exigibles, provenientes de obligaciones diversas, cuyo monto total sea superior a 80 unidades de fomento. Corresponde ahora desglosar tales elementos. 2.1. Pluralidad de obligaciones El procedimiento podra ser iniciado en la medida en que la persona deudora acredite la existencia de dos o mas obligaciones vencidas. No dispone el legislador el tipo de obligaciones a las que se refiere, siendo, en consecuencia, indistinta su fuente Y, aunque el inciso segundo del articulo 260 no indica si la obligacion puede corresponder indistintamente a la tipologia de las obligaciones de dar, hacer o no hacer, queda la impresion que debemos estar frente a obligaciones de caracter fara 1201 ; , dinerario. Lo anterior no se desprende de la norma, pero puede concluirse de este modo si se atiende a que el articulo 261, letra a), para efectos de determinar su existencia, se requiere una declaracion jurada presentada por el deudor, exigiendo la indicacion del monto adeudado a cada uno 0 su saldo, segun corresponda, lo que nos situa en el campo de las obligaciones dinerarias. Igual ocurre en razon de lo dispuesto en el articulo 263, N° 2, que dispone que la resolucion de admisibilidad dictada por la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento debe contener el listado inicial de los acreedores informados por la persona deudora, con indicacion de los montos adeudados por concepto de capital e interés, términos que irrevocablemente nos conducen a la tipologia de tal clase de obligaciones. No basta para el inicio del procedimiento la existencia de una Unica obligacion, puesto que en este caso este tipo de solucion concursal parece inutil. La logica de la renegociacion de deudas se traduce en la creacion de un unico foro de discusion entre el deudor y los acreedores, alli donde la posibilidad de una renegociacion bilateral no parezca ser una via util para resolver el problema patrimonial al que se enfrenta la persona deudora. De este modo, si se tratase de una sola obligacion, las partes bien podrian iniciar negociaciones particulares para lograr la prorroga, novacion o remision de la deuda, sin necesidad de un andamiaje que la recubra de eventuales obstaculizaciones y pretenda romper los efectos relativos del acuerdo alcanzado. No obstante, cabe sefialar que el articulo 260, inciso segundo, no exige una pluralidad de acreedores, sino solo una pluralidad de obligaciones. El articulo 2° del OC 5 de la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento indica que "[s]e entendera que existen dos o mas obligaciones cuando el solicitante invoque en su solicitud de inicio de! procedimiento, dos o mas obligaciones diversas, es decir, provenientes de titulos u operaciones comerciales o financieras distintas, aunque éstas hayan sido contraidas con el mismo acreedor’. Como se advierte, la norma agrega que deben provenir de obligaciones diversas, lo que, en términos conceptuales, constituye una impropiedad. No es que las obligaciones provengan de obligaciones diversas (se podra advertir el contrasentido de la frase), sino que tengan una causa o fuente distinta. No se quiere, por ejemplo, que pueda iniciarse el procedimiento por el solo incumplimiento de dos cuotas devengadas en razon de un mismo préstamo, ni del titulo de crédito que lo documenta. Se utiliza una idea que ya se habia planteado en los articulos 117, N° 2, y 282, al tiempo de requerir una pluralidad de obligaciones para el inicio de una liquidacion forzosa, sea de una empresa deudora o de una persona deudora, respectivamente. Tal similitud nos permite llegar a similares conclusiones a las que ha arribado nuestra doctrina al comentar los referidos preceptos. Asi, por ejemplo, ‘Sandoval Lopez comenta que, "[l]a circunstancia de que los titulos ejecutivos vencidos provengan de obligaciones diversas revela el estado patrimonial critico del deudor que 1203 no puede hacer frente a ellas". Volviendo al punto, bien podria ocurrir que la persona deudora tuviese varias obligaciones vencidas, de diferente origen, pero en las que todas ellas se acredite la existencia de un solo acreedor. Si bien la redaccion del presupuesto objetivo en nada obsta a esta posibilidad, si podra producirse una dificultad en el marco de las audiencias que tengan lugar durante la marcha del procedimiento. Ello, en rela con las mayorias establecidas para la aprobacion de un acuerdo de renegociacion (articulo 266, inciso tercero) y de un acuerdo de ejecucion (articulo 267, inciso tercero), que no solo requieren de un porcentaje mayoritario del pasivo, sino también un numero plural de acreedores. A nuestro juicio, este supuesto puede ser resuelto con la misma vara con la que, en el ji de quiebras se establecia la posibilidad de existencia de un Unico acreedor, aunque se establecieran mayorias que requerian pluralidad de sujetos. Por ejemplo, Puca ViaL, variando su opinion en la ultima edicion de su libro sobre el juicio de quiebras, advertia que la norma del articulo 40 del Libro IV del Codigo de Comercio solo podria ser leida como una regla de caracter procesal, “esto es, como una presuncién de que el deudor tiene otro o varios acreedores", invirtiendo el onus probandi sobre la pluralidad de deudores. Ello implicaria que, acreditada que sea la existencia de un unico acreedor, no podria llevarse adelante el procedimiento. En este sentido, el articulo 2° del OC 5 sefiala que, en caso de que solo se invocaren dos 0 mas obligaciones contraidas con el mismo acreedor, en la medida en que se hubieren cumplido los demas requisitos legales, se declarara la admisibilidad de la solicitud de inicio. Sin embargo, si del resultado de la audiencia de determinacion del pasivo del procedimiento concursal correspondiente, se constatase que la nomina de créditos reconocidos queda conformada por un solo acreedor, aunque este represente varias obligaciones, la Superintendencia dejara sin efecto la resolucion de admisibilidad y sus efectos, toda vez que para arribar a un acuerdo de renegociacion o de ejecucién se requiere de una pluralidad de acreedores, requisito que no se verificaria ante la existencia de un solo acreedor. 2.2. Obligaciones vencidas y actualmente exigibles El presupuesto objetivo dispuesto en el inciso segundo del articulo 260 no se satisface con la existencia de una pluralidad de obligaciones, sino que requiere también que aquéllas que sean indicadas por la persona deudora para dar inicio al procedimiento se encuentren vencidas y sean actualmente exigibles. Sobre el particular, debe tenerse presente que no todas las obligaciones que podran ser afectadas por las decisiones alcanzadas en el procedimiento concursal de renegociacion deben encontrarse en dicha situacion, sino solo aquéllas que deben ser presentadas por la persona deudora en su solicitud de inicio y revisadas luego por la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento a efectos de admitir la solicitud y citar a la audiencia de determinacion del pasivo. Al efecto, tratandose de un procedimiento con pretension de universalidad, de manera de poder resolver la mermada situacion patrimonial del deudor, no bastara con renegociar las obligaciones que se encuentren vencidas y sean actualmente exigibles, sino que sera necesario considerar la integridad del pasivo a efectos de discutir sobre su posible novacion, remision o prorroga. En este sentido debe leerse el articulo 261, letra a), que dispone que la persona deudora debera acompafar una declaracion jurada con una lista de sus obligaciones, vencidas 0 no, sean o no actualmente exigibles, listado a partir del cual la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento preparara la correspondiente resolucion de admisibilidad (articulo 263, N° 2). En el catastro de obligaciones que se debe incluir en la declaracion jurada (articulo 261, letra a]), debera evidenciarse el cumplimiento del referido requisito, de manera que la Superintendencia, al tiempo de revisar su admisibilidad, debe encontrar evidencias de que al menos dos de las obligaciones indicadas en dicha declaracion satisfacen tal condicion. El hecho de que se trate de obligaciones vencidas, en especial si se estima que se trata de obligaciones dinerarias, implica su incumplimiento. Una primera pregunta sera si es necesario 0 no que el deudor se haya constituido en mora o si basta el simple retardo. A nuestro juicio, la alternativa correcta es la segunda opcion. Si bien sera habitual la coincidencia temporal con la mora (porque resultara usual que las obligaciones de caracter dinerario hayan establecido un plazo especifico para su pago (articulo 1551, N° 1 CC)), no podriamos situarnos en la regla general de la mora prevista en el articulo 1551, N° 3 CC. Lo anterior puesto que ello implici la notificacion de la correspondiente demanda judicial, que el propio articulo 261, inciso segundo establece a modo de requisito negativo. En suma, si se requiriese de la mora constituida judicialmente, nunca podria declararse la admisibilidad del procedimiento. Luego, podria parecer redundante que el articulo 261, inciso segundo disponga, al mismo tiempo, que las obligaciones invocadas se encuentren vencidas y sean actualmente exigibles. Lo anterior porque, por regla general, ambos supuestos coincidiran, en especial en el caso de obligaciones sujetas a plazo. El solo vencimiento del plazo provocara la exigibilidad de la obligacion, de manera que resultara que el doble requisito se vera satisfecho por la sola llegada de la época fijada para el cumplimiento de la obligacion. Sin embargo, la validez de la redaccion de la norma ofrece ciertas excepciones, como se da en aquellos casos en los que las obligaciones se encuentran vencidas, pero no son actualmente exigibles, como ocurre, por ejemplo, en el caso de las obligaciones naturales. Lo anterior implicara que la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento no podra entender acreditados los requisitos previstos en el articulo 261 si advierte que alguna de las dos obligaciones invocadas para satisfacer el presupuesto objetivo se encuentra bajo alguno de los supuestos de las obligaciones naturales (articulo 1470 CC). Por ultimo, la norma exige un plazo a contar del vencimiento de la obligacion, dado por el término de 90 dias corridos. > Se trata éste de un punto que estuvo abierto a debate durante la discusion parlamentari: t208 Por una parte, el sefior Claudio Ortiz, Gerente General del Comité de Retail Financiero, expreso que el referido plazo (también previsto en el mensaje) provocaria que "los emisores no bancarios tendran que adelantar sus procesos de cobranza judicial para evitar que las personas participen del proceso multilateral de renegociacion", implicando un mayor costo tanto para acreedores como para los deudores, motivando, en definitiva, que el ‘Senado aumentara el referido periodo a 120 dias corridos. Al efecto, y como expres el Senador Andrés Zaldivar, dicho aumento debia estar en linea con la discusion de la Ley N° 20.715, que, en ese momento, contemplaba un plazo de 90 dias para poder acelerar las obligaciones, de manera que la coincidencia temporal de ambos términos hubiese provocado la falta de instancias para que los acreedores iniciaren acciones de cobro judicial.“ Pese a la modificacion del Senado, el guarismo volvio a ser de 90 por medio de la aprobacion de la Comision de Constitucion, Legislacion y Justicia de la Camara de Diputados, a propuesta de los Diputados Burgos, Diaz, Letelier, Monckeberg y Squella, a efectos de retomar la idea original del proyecto en lo que 1209 respecta al plazo.~ Para la comprension del punto, debe estimarse que la existencia del plazo tiene por objeto dar prioridad a las soluciones judiciales sobre este tipo de respuesta administrativa, lo que transforma esta ultima en una situacion residual En estos términos, el requisito negativo establecido por el articulo 261, inciso segundo, dado por la ausencia de notificacion de demandas de ejecucion singular o universal, dan cuenta que el procedimiento concursal de renegociacion resulta incompatible con una situacion en la que ya se ha puesto en marcha una actividad jurisdiccional de cobro. Ello se presenta de manera diversa, por ejemplo, en los procedimientos concursales de reorganizacion de la empresa deudora, en que el articulo 57, N° 1, letra a) advierte la posibilidad de que, al tiempo de la dictacion de la resolucion de reorganizacion, existieren procedimientos en curso, los que se veran suspendidos con motivo de la a o - 1211 as denominada proteccion financiera concursal. Pero ello no ocurrira en el caso del procedimiento concursal de renegociacion, en que el efecto de la resolucion de admisibilidad previsto en el articulo 264, N° 1 solo esta dado por impedir el inicio de oan 1212 cecuch : ejecuciones, pero no suspender ejecuciones en marcha, puesto que ello seria imposible sin que hubiese mediado una insatisfaccion de los requisitos previstos en el articulo 261, inciso segundo. Dando preferencia a las soluciones jurisdiccionales, sin embargo, parecia necesario conceder una ventana, por menor que fuera, a efectos de permitir a los acreedores el inicio de sus acciones judiciales. Lo anterior, no necesariamente para impedir el inicio de un procedimiento concursal de renegociacion (aunque ello, conforme al tenor de la norma, parece admisible), sino para no menoscabar los derechos de cobro incorporados en toda forma de crédito. Luego, el plazo de 90 dias corridos establecido en la norma debe ser conciliado con la reforma a la Ley N° 18.010, sobre operaciones de crédito de dinero, concretada por parte de la Ley N° 20.715. Poco tiempo antes del término de la discusion parlamentaria de la Ley N° 20.720, ya se habia incluido en nuestro ordenamiento juridico un nuevo articulo 30 de la citada Ley N° 18.010, de modo que, tratandose de operaciones cuyo capital sea igual o inferior a 200 unidades de fomento (0 de operaciones que cuenten con garantia general hipotecaria de vivienda cuyo capital sea igual o inferior a 2000 unidades de fomento), la obligacion solo podra exigirse anticipadamente una vez transcurridos sesenta dias corridos desde que el deudor incurra en mora o simple retardo en el pago.~ Lo anterior implica que, a efectos de iniciar la ejecucion de la totalidad de la obligacion, y no solo de las cuotas impagas, sera necesaria la espera de dicho plazo, dejando una ventana de 30 dias corridos para que el acreedor logre impedir el inicio de un procedimiento concursal de renegociacion, en la medida que logre la notificacion de la demanda al deudor. 2.3. Monto total superior a 80 unidades de fomento El establecimiento de un limite monetario a las obligaciones sefialadas para satisfacer los requisitos de admisibilidad del procedimiento parece estar dado por conceder una cierta magnitud al fendmeno del sobreendeudamiento. Al parecer, el legislador no desea la puesta en marcha de esta clase de soluciones concursales sobre la base de una situacion que advierte como menor, sin ameritar una respuesta de esta clase por parte del ordenamiento juridico. No se quiere, en suma, que se recargue el sistema administrativo (por lo demas, gratuito para la persona deudora), si estamos frente a una situacion puntual que no parece ofrecer una disrupcion relevante aiacia am oniay 1214 en su situacion patrimonial. Respecto al monto, el limite de las 80 Unidades de Fomento proviene de una modificacion que consta, sin mayores explicaciones, en el Informe de la Comision de Hacienda del Senado. En su origen, el mensaje con que se indico la tramitacion legislativa establecia un limite menor, de 50 Unidades de Fomento, y el aumento parece haber ido en la linea de restringir la operatividad del procedimiento concursal in. Lo anterior se advierte porque, conjuntamente a este incremento del limite minimo para el cumplimiento del requisito, se aumento a su vez el periodo por el cual debian estar vencidas las obligaciones que sustentan el presupuesto objetivo de 90 a 120 dias corridos. Una duda que puede ofrecer la diccion de la norma se refiere a si dicho limite debe aplicarse a toda la obligacion, o solo a aquella parte que se encuentra vencida. Si imaginamos una deuda monetaria cuyo pago ha sido pactado en cuotas, podria resultar que la persona deudora solo ha incumplido el pago de una o mas de ellas, satisfaciendo el requisito indicado en el literal anterior, en la medida que se encuentre vencida por un periodo de al menos 90 dias corridos, pero podra ocurrir que solo dicha cuota sea actualmente exigible. Ello ocurrira, por ejemplo, cuando no se haya pactado una caducidad convencional del plazo por el incumplimiento en el pago de alguna cuota, o cuando, a pesar de haber sido pactada, se ha establecido en términos facultativos por parte del acreedor, sin que éste haya dado lugar a la aceleracion integra de la obligacion. Si se observa el requisito negativo consistente en la ausencia de una demanda judicial, podra ser éste el supuesto mas habitual, puesto que la manifestacion de voluntad dada por el acreedor para el cobro integro de la deuda producira, a partir de su notificacion, la imposibilidad de dar inicio al procedimiento concursal de renegociacion. A su vez, si pensamos en una manifestacion de caducidad del plazo por medio de una gestion extrajudicial de cobro, habra que conciliar la norma con aquella dispuesta en el articulo 37 de la Ley N° 19.496, especialmente a partir de la reforma introducida en razon de la Ley N° 20.715. Al efecto, conforme a la nueva redaccion de la norma, los porcentajes maximos que pueden ser cobrados en razon de esta clase de gastos deben ser aplicados sobre el "monto de la deuda vencida a la fecha de atraso cuyo cobro se procede", lo que implica identificar "un unico médulo de calculo, con independencia de si se trata de la totalidad de la deuda vencida, haciendo referencia unicamente a aquel monto que es objeto de la cobranza judician 2S Conciliada la norma con la regla que dispone que los porcentajes maximos que dispone el citado articulo 37 solo podran aplicarse transcurridos los primeros veinte dias de atraso, con la regla dispuesta en el articulo 37, inciso tercero de la Ley N° 19.496, que ordena la realizacion de al menos una gestion util de cobro, sin cargo para el deudor, dentro de : ae cits een 1217 A los quince dias siguientes a cada vencimiento impago, y la regla antes referida en el articulo 30 de la Ley N° 18.010, que solo permite la caducidad convencional del plazo de ciertas operaciones de crédito de dinero una vez transcurridos 60 dias desde la mora o simple retardo, resultara que la posibilidad que la deuda se encuentre exigible en su totalidad en razon de una cobranza extrajudicial, requiere del transcurso de este ultimo plazo. De tal suerte, con anterioridad a los 60 dias corridos antes indicados, las gestiones de cobranza (la primera, en caracter de gratuita, y, las demas, conforme a los montos maximos dispuestos en el articulo 37 de la Ley N° 19.496), solo podran referirse a las cuotas impagas. Una interpretacion en este sentido, sin embargo, deja poco espacio de aplicacion al procedimiento concursal de renegociacion. Si lo que se requiere, por ejemplo, es que el monto total de las obligaciones actualmente exigibles sea superior a 80 unidades de fomento, se anticipa que se tratara de un caso en que la persona deudora habria dejado de cumplir con sus obligaciones fijadas en cuotas por un periodo bastante mayor a 90 dias corridos. Asi, la admisibilidad del procedimiento solo pareceria aplicable en atencion a una extensa inactividad por parte del acreedor, que no ha querido dar inicio a gestiones de cobro judicial, satisfaciéndose, acaso, con las gestiones extrajudiciales, aun en el caso de que la falta de pago se prolongue por largo tiempo y que se vaya acumulando un monto que resulte importante. No obstante, interpretacion alternativa seria que, al observar el limite numérico, se tenga a la vista la totalidad de las obligaciones invocadas. Como hemos indicado, la redaccion de la norma parece atender a la fuente de la obligacion, de manera que se podria entender que éste es el punto por considerar para la satisfaccion del requisito. Ello parece coherente con la idea de dar algun espacio de aplicacion real al procedimiento y no dejarlo en el marco de una situacion que, en los hechos, resultaria en una respuesta muy excepcional. En este sentido pareceria pronunciarse la Superintendencia en el articulo 3° del OC 5 de la Superintendencia, al serialar que "se entiende que el monto total de las obligaciones vencidas e invocadas en la solicitud de inicio, debe ser superior a 80 unidades de fomento, las que se calcularan a la fecha en la que se da cumplimiento al vencimiento requerido en el articulo 260 de la Ley". 2.4. Requisitos negativos Nos referimos a dos requisitos negativos que impediran la admisibilidad del procedimiento concursal de renegociacion, aun cuando se hayan satisfecho los elementos subjetivos y objetivos antes analizados, y, que como hemos serialado, en nada se refieren a la situacion patrimonial del deudor. En primer lugar, nos referimos al requisito previsto en el segundo inciso del articulo 261, referido a la ausencia de notificaciones de demandas que soliciten el inicio de un procedimiento concursal de r otro juicio ejecutivo iniciado en su contra que no sea de origen laboral. Y, luego, al impedimento para iniciar un nuevo procedimiento concursal de renegociacion sino hasta transcurridos cinco afios contados desde la fecha de publicacion de la resolucion de admisibilidad, en los términos del articulo 270, inciso tercero. 2.4.1. La preeminencia de la soluci6n judicial Respecto al primer requisito negativo, algo hemos adelantado con relacion a la preeminencia de la solucion ju | que se plantea en la norma, de tal suerte que el procedimiento concursal de renegociacion se consagra como una solucion anticipatoria. Asi se comprenden las razones por las cuales el inicio del procedimiento s0lo puede ser solicitado por la persona deudora, y no por sus acreedores, como a su vez los motivos por los cuales en el marco de una audiencia de inicio en un procedimiento concursal de liquidacion de bienes no existe la alternativa de evitar la dictacion de la resolucion de liquidacion permitiendo al deudor instar por una solucion negocial (articulo 284). Ello, a diferencia del procedimiento concursal de liquidacion de ibles por parte del la empresa deudora, en que, como una de las acciones admi deudor en la audiencia inicial, se encuentra en la solicitud de i procedimiento concursal de reorganizacion (articulo 120, letra c]). io de un A continuacion, examinaremos someramente estos elementos, aludiendo a la notificacion a la persona deudora y al objeto de la demanda, dado por la solicitud de inicio de un procedimiento concursal de liquidacion o de un juicio ejecutivo que no tenga un origen laboral. Respecto al primer elemento, la normativa procesal, tanto en el contexto del juicio ejecutivo como del procedimiento concursal de liquidacion, dispone que la notificacion de la correspondiente demanda debera efectuarse por medio de una notificacion personal del deudor o conforme al articulo 44 del Codigo de Procedimiento Civil (articulos 443, N° 1° CPC y 284 de la Ley N° 20.720), aun cuando, a efectos de la liquidacion concursal, aquél no se encontrare en el lugar del juicio (articulo 284). La acreditacion de la ausencia de notificacion se realizara, en primer término, por la declaracion jurada presentada por la persona deudora en los términos del articulo 261, letra 728 Sin perjuicio de lo anterior, la Superintendencia ha hecho valer sus facultades generales en torno a esta clase de procedimientos, teniendo a la vista antecedentes procesales que no han sido aportados por el deudor. En este caso, ha dejado sin efectos la resolucion de admisibilidad ante la observacion de alguno de los acreedores ante la acreditacion de notificaciones de demandas ejecutivas, y no ha entendido aplicable el efecto previsto en el articulo 269, N° 2, dado por la declaracion de término anticipado del procedimiento concursal de renegociacion y la eventual remision de los antecedentes al tribunal competente para dar inicio a una liquidacion concursal refleja. Lo anterior, puesto que la norma se refiere a los casos en los que la persona deudora deje de cumplir con alguno de los requisitos del articulo 260, pero no cuando éstos nunca se encontraban satisfechos. *2"8Dicho criterio quedo consolidado con el articulo 4° del OC 5 de la Superintendencia, indicando que, en caso de que se hiciere presente, durante la tramitacion del procedimiento, la existencia de notificaciones judiciales en contra de la persona deudora efectuadas con anterioridad a la fecha de publicacion de la resolucion de admisibilidad, la Superintendencia dejara sin efecto la resolucion de admisibilidad y sus efectos mediante resolucion publicada en el Boletin Concursal, de acuerdo a lo establecido en el articulo 53 de la Ley N° 19.880. Para estos efectos, se podra hacer presente mediante copia simple del estampado receptorial, cuando dicha notificacion y el estado procesal del referido procedimiento puedan constatarse en la pagina web del Poder Judicial o mediante copia del estampado debidamente autorizado por el ministro de fe. Ademas, si de la revision de los antecedentes proporcionados por la base de datos del Poder Judicial, la Superintendencia detectase la existencia de procedimientos cuyo término o estado procesal no se encuentra acreditado, se podra ordenar la rectificacion de los antecedentes acompafados, con la finalidad de que se compruebe por el solicitante el verdadero estado procesal de la o de las causas cuyo estado se desconoce, de conformidad a lo dispuesto en el articulo 262, N° 2. Otro problema puede suscitarse por el hecho de que se haya practicado la notificacion correspondiente, dando inicio al procedimiento ejecutivo, pero éste se

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