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cung €rnos acoitaaetrten Psikomotrizitateko kuadernoak Ramee 2 M?* Angeles Cre: Milena Monzittu EDITA: Luzaro, Escuela de Psicomotncidad de la UNED de Bergara Pe, San Martin de Agire, 4 20570 - Bergara (Gipuakoa) “Tino: 943759033 - Frc 943762721 E-mait mberriozabal@bergaraunedes | LUZARQ La Escuela es mimmbro de ASEFOP ‘Asocacién Europea de Escuelas de Formacién len a Prctic Paicomotriz a Issn 1576-6829 eis aA 55-58002000 CCONsHo EDITORIAL: ‘Anaro Beran Ararcbal [ab Laburu Pereca Maroa Beriomabl Ants Read Ferninces Muni Javier Ocao uz DELEGADA PARA AMERICA LATINA, Melis Vaca CCOLABORADORES: M® Angeles Cremades Carcoler Mien Monaats ‘Gara Dominio Maria Bariczabal Azueta Jose Angel RodigueeRbse ‘aro Bear Arancabal DiseRoY MAQUETACION. (Gra lero Rockiguez IZLRFEN LANG ‘Art Leta Brest FOTOMECANICA = HHPRENTAC 13, Arias |= pas Apdo: 21620870 - Brg PUSLICIAADY SUSCRIPCIONES Escuela de Pcomatridad UNED - erga PrS. Marin de Are 4.20870 - Bergara (Sipusks) Tino: 5768083 - Fase 963752721 Emait mberianabslGbergasuredes oor 4 IGONOLLLCACA puede ser utiizada con entera libertad. Sihaces uso de nuestros articulos, te agradecemos que cites las fuernes ay 30 no comparte necesariamente las opiniones expresacas en los artculos de estas paginas, que corresponden exclusivamente a sus autoras y autores. zabal Azueta Marixa Bert Pedadoga y terapeuta Psicomottiz La mirada periférica El gran reto: de lo individual a lo grupal y viceversa. Dificultades y posil Hace unos afios empecé a profundizar en la mi- rada periférica, a ralz de pensar en su pedagogia, ¢ intentar explicarla a unos cursilistas de prest Garatu, que se acercaban a la Prictica Psicomotriz Aucou- turier. Mi propio recorrido personal me ayudaba a em- patizar con estos inicios y difcultades a la hora de poder captar, comprender la intervencién basada en la mirada periférica, en la observacién, en la comuni- cacién no verbal, en la relacign corporal, a pesar de contar con el soporte de la sesidn grabada, y visio~ nado de la misma. Me planteé en cémo posibiltartes “unas gafas" que en su momento recuerdo a mi me costs po- inerme, y que en este proceso he graduado las rias también Marigje Uranga me dejé asombrada en muchas ocasiones, y sentia que se me escapaban los detalles significativos, miraba sin ver. Parecia no hacer nada y funcionaba, Una de las veces, fue espectacular para mi, A su sala acudi6é una psicomotricista tutora porque se encontraba en dificultad con el grupo. Y (I)Los fantasmas de accién y la Prctica Psicomotriz, Pég 203 er ilidades. empezé la sesién, al poco Mariale asumié el grupo y éste, con su presencia, disponibilidad y seguridad cambié. Cuando hay inseguridad el caos se instala, es visi- ble, y si se puede observar el paso del caos a la segu- ridad como ocurrié en esa ocasidn, entonces cobra todo su valor la idea de que no hay “psicomotricidad sin psicomovrcista’, y que ésta/éste es el referente de seguridad afectiva del grupo de nifias y nifios. Bernard Aucouturier, al referirse a las actitudes del Psicomotricista, en relacién a la Préctica Psico- motriz Educativa (PPA) y preventiva, nos dice sobre la mirada periférica: "La mirada periférica de! psico motricista es necesaria para la seguridad de los nifios y, para mantenerla, su participacién en las actividades del grupo ha de limitarse, aunque los propios nifios la demanden” (1) ‘Aucouturier no menciona esta mirada periférica como una dificultad, dentro de las posibles dificul- tades con las que se puede encontrar un psicomo- tricista: sobre todo considera que las dificultades aparecen en los rituales, en las provocaciones, en la excesiva pulsién de algunos nifios o nifias, en los pasos de una fase a otra, en la historia, ante las producciones agresivas de los nifios, ante los com- portamientos de dificultad por inhibicién..., 0 con el dispositive. Una de las dfcultades, que a veces se olvida y es el gran caballo de batalla, es ese transitar entre las respuestas individuales y grupales; y tanto en unas como en las otras nunca perder al grupo, pero sin olvidar responder a lo individual En los inicios se suelen llegar a confundir respues- tas de préctica educativa con respuestas de préctica de ayuda; se suele caer en la ilusién de creer que lo que nos limita a ayudar a un nifio con difcultades en la préctica educativa es no tener formacién en ayuda. Certo es que seré rmayor nuestra comprensién, y podremos responder mds acertadamente a su de- manda profunda, pero siempre dentro de los limites de estar dentro de un grupo, de seguir siendo el re- ferente para todo el grupo, y nunca perder al grupo, y en esta cuestién e! termémetro bisico puede se la mirada periférica, Por tanto no podremos responderle al nifio/a to- talmente, como si estuviérmos con élella en préctica de ayuda, en donde nuestra implicacién cambiarla claramente. Aunque por nuestra formacién conoz- camos lo qué demanda. Esta es una gran dificultad con la que se puede encontrar un psicomotricista: responder si indivi- duaimente pero sin perderse como referencia de seguridad para todo el grupo, y que sienta su dis- Ponibilidad. Y para ello sin duda, es de gran ayuda la mirada periférica: porque es clave como referencia (2) (©) La prictce pscomotie reeducacén y terapia (pg 89) para saber cémo nos situarnos entre lo individual y lo grupal constantemente, Pero la mirada periférica en siya es una tarea que resulta de gran difcultad y es necesario el andlisis descriptivo y de los detalles para poder sentinos en seguridad en este trdnsito; y segurizar al grupo, y a cada nifo y nifia, “Es necesario “el distanciamiento mediante la re- flexién". Cuando alguien est4 sumergido en la ac- cidn, la reflexién ya no es posible. Cuando alguien sabe permanecer apartado, resulta posible observar con una mirada periférica, Interrogarse, intentar cap- tar el sentido de lo que acontece. De esta forma, es posible ser sensibles a todas las particularidades."(2) Estas reflexiones sobre la mirada periferica surjen de los andisis realizados a partir de la observacién de una sesién educativa del profesor y miembro de la Escuela de psicomotricidad de la UNED de Bergara (LUZARO) Jabi Laburu Pereda con nifos y nifias de 3-4 afios. Psicomotricista con una gran trayectoria tanto en la prictica educativa como de ayuda, Estas ‘observaciones y reflexiones son la baso de este ar- ticulo, AN Visionar la sesién educativa de Jabi observo que sabe permacer apartado, Se sittia de pie, en la vertical, a su espalda la pared, casi apoyado, desde donde puede observar toda la sal. A lo largo de la sesién se desplazaré a los dife- rentes espacios, acercéndose a nifios concretos que le demandan, o para acompafiar necesidades que intuye, asegurando el lugar del salto con una colcho- neta, moviendo cojines, offeciendo una mano a una niffa, reconociendo en espejo con la palabra. por unos breves minutos, para volver de nuevo al lugar apartado junto a la pared, y retomar su lugar de re- ferencia, Los nifios saben que pueden encontrar allf en brave, tanto acercéndose © en la distancia con la mirada, con el gesto... Su presencia y disponibilidad para todos es clara y segurizante. A\ principio tendemos a centrarnos y “‘cerramos” en fas aciones de varios nifios 0 nifias, no viendo a los y las dems. "Lo que llama la atencién es que e! psicomotricista se retira cada vez mds de una ac: tividad para estar presente en varias al mismo tiem- po; podemos hablar de una mirada periférica que es muy dificl de adquirir en un contexto reeducativo. Se trata de un itinerario de distanciarniento que se despliega a varios niveles y que tenemos que anali- zar. Para favorecer la cormunicacidn entre los nifios y sean auténomes en sus actividades, el psicomo- tricista sabe permanecer apartado. Un principiante acepta muy dificil no ser en modo alguno necesario y se entrega a ilegitimas maniobras de seduccién” (3) Esto no significa, por el contrario, perder la aten- cidn, fa mirada del psicomotricista, en cuyo caso lle- garfa a ser un abandono. No hay que olvidar que sélo desde el deseo es auténomo un nifio y en re- lacién con el ovo, Si no hablar‘amos de soledad, tal y como nos refiere a menudo en sus seminatios la formadora de la ASEFOP Katty Homar Homar. Observo el gesto con la mano desde la lejania de |Jabi en reconocimiento a un nifio, y en respuesta a su mirada. Desde lejos (espacialmente) permanece cerca con él. “Es una respuesta clara y precisa, pero limitada. Vuelve a ampliar su mirada, no dejéndose perder y dejando al nifia pegado a su mirada, y de- pendierte. Y al mismo tiempo posibilitande la comu- ©) La prdctica psicomotrizr reeducacién y terapia (pig 88) (©) La prictica psicomotriz reeducacién y terapia (pg 89) (7) La préctica psicomotriz reeducaciin y terapia (pdg 91 y 92) nicacién con los otros que bien demanden directa- mente con la palabra 0 con el gesto. Construye una especie de espejo que repite imagenes de éxito, que valora y confiere seguridad. Existe en esta actitud de rol una disimetria del rol” (5) “El distanciamiento mediante la tecnicidad, Un gesto nitido a un nifio situado a diez metros de dis- tancia que permite relanzar una dindmica; una mo- ificacién del espacio por medio de unos cuantos cojines basta para crear un drea de seguridad; orde- nar objetos esparcidos conlleva orden y mesura y previene una subida de la agresividad que genera un espacio castico"(6). Sino fuera ast existen errores que Bernard enu- meray que encontramos en relacién a esa actitud de no directividad, de dejar hacer del psicomotricista: = “La manipulacién suti’: "...dejando que los nifios crean que esté partiendo de sus propuestas el psicomotricista hace ejecutar un proyecto’ (isa pattrea 2- Trampa de “dejar hacer” “no controlado”. Cuando el psicomotricista es"... un testigo pasivo sin interés por el nifio... las situaciones degeneran y engendran caos y angustia”. (7) En la sesién observo interés y atencién en Jabi Por sus respuestas concretas desde lejos (con la mi- rada, con el gesto), desde cerca (con la mirada, el gesto, la palabra, el tacto...) y la sensacién de una atencién continua. Se percibe seguridad y armonia, No estd pasivo en cuanto al interés de los deseos 0 necesidades de los nifios aunque esté lejos, sin hacer aparentemente, pero su presencia, su implicacién es clara, Y se hace evidente en las respuestas puntuales, en la seguridad que se percibe, en la comunicacién entre los nfios y con el psicomotricista 3-Otro error es la trampa de la ambiguedad del rol: Es mas sencillo jugar y divertirse con los nifios, ser su igual, sentirse ttl, querido, necesitado... Pue- de ser frustrante para el adulto, Pero se puede instalar el caos, la inseguridad profunda en algunos nifios, si el adulto se deja seducir por e! nifio 0 si éste (©) (10) La préctica pscomotriz:reeducacién y terapia (pég 93) se deja seducir por el hacer y el deseo del adult Todo ello confunde al nifio, dificulta su expresividad y la comunicacién auténtica Para ello, sin duda, es necesaria la actitud de es- cucha_y esto supone una formacién personal, pero también una toma de conciencia de analizar y des- cribir nuestros desplazamientos, los tiempos en los, lugares, ajustar las posturas, colocarse correctamen- te, nuestros cambios de postura, nuestros ritmos, nuestra intensidad en las respuestas, el tiempo en las respuestas, A |abi le gusta sefialar, y a mf me gusta recordar, que contrario a lo que se cree, la préctica educativa, el trabajo en grupo, a menudo, resulta de mucha mas dficultad que el trabajo individual Si quieres encontrar tu sitio, debes frenar e! mo- vimiento y no responder inmediatamente a las pe- ticiones. "...E1 gesto simboliza mucho mejor que la palabra"(8) El gasto nos permite responder en la lejanta a un niffo sin invadir con el lenguaje verbal a los demés. Es importante también cuando nuestras palabras son oidas por todos, y si es necesario que sea asf es por- que es algo dirigido a todos, como el aviso de pasar ala historia, © cuando nos dirigimos al grupo en el ritual. Pero, si no, no debe llenar el espacio nuestra voz. ¥ al igual que la lentitud, observo el silencio en Jabi, que no significa ausencia de respuesta. Observo gestos de respuesta, palabras dirigidas més de cerca un nifio concreto, o palabras al oido a un nifio con el que mantiene contacto corporal, la espalda del niifio apoyada en I mientrés le sujeta, le habla conte- riiendo y limitando y le dice al oido que no; al mismo tiempo estd vertical, de pies, y alejado contra la pa- red, donde los nifios saben que pueden encontrarie desde lejos (con la palabra, mirada...) 0 acercarse. Estd disponible... y répidamente, atin en contacto con ese nifio, levanta la mirada y puede estar con el grupo al mismo tiempo, y re- cogiendo la mirada, la accién de otros nifios o nifias, Todo ello permite al psicomotricista encontrar su si- tio, pero ello requiere formacién personal y andisis descriptivo, y sin duda tiempo. “Ser capaz de acoger todas las producciones del nifio, conferirles sentido y devolvérselas al nifio, lo cual produce un efecto de gran seguridad” (9). La mirada periférica posibilita presencia, disponi- bllidad, respuestas individuales y grupales, y por tan- to una gran seguridad para los niffios y las nifias; y sin duda también es una fuente de seguridad con el tiempo y la prdctica, no al principio, para el psicomo- tricista Y la mirada periférica posbilita limitarnos como adultos, der lugar al nifio, y escuchar e! deseo del nifio, porque que el nifio desee es nuestro objetivo principal y no que desee lo que nosotros deseamios como nos sefiala el formador de fa Asefop Jose An- ge! Rodriguez. Encontramos en los dos grandes libros de Ber- ard (el gris ye! rojo) los errores de la mirada pe- riférica, su valor cuando asf la nombra. Pero es en un artfculo de nuestro compafiero Alvaro Befiaran Aranzabal donde he encontrado la definicién: Alvaro nos sefiala “esa “mirada del otro” como “eje que permite al nifio convertirse en protagonista real de su proceso de autonomia y crecimiento. La mirada periférica del psicomotricista seria el sje que permite alnifio convertirse en protagorista real dentro de un grupo" (12) (12) Befiaran Aranzabal, Alvaro Marie Berriorabal ARIE] Podriamos aftadir como caracterssticas: “requiere una atencién continua, una mirada a todo el gupo continua; una dialéctica del cerca-lejos, tanto para las respuestas individuales como grupales y asi favorecer el intercambio de comunicacién y creacién entre los nilfios, y para que sea el nifio el protagonista de su accidn, de su deseo, el adulto limitard sus participa clones aunque lo demanden los nifios; presencia del adulto clara y de disporibildad para todo el grupo”, ‘A mime ayudé pasar de las generalidades a los hechos, como nos propone Agnes Szanto a través de la descripcién de los detalles. Al observar las actitudes a partir de la mirada pe- riférica de Jabi fue cuando le di mds cuerpo a la defi- nici6n y me ayudé para las "gafas" que repartf en los Prest Garatu que impart’ al profesorado interesado en acercarse a esta prictica, y a comprender esa "pa- sividad”, un “no hacer” que es una pasividad activa, tuna intervencign en s{ misma. Una intervencién clara, pero entendiendo bien que no son priicticas donde "se deje hacer” sin la intervencién del adulto. Donde se abandona al nifio, como nos recuerda Winnicott “el bebé no existe slo” Agnes Szanto cuando analiza la mirada del adulto sobre el nifio en accién en su juego auténomo, nos ilustra dos ejemplos de los hechos de dos situaciones denominadas de actividad auténoma, descritas en un caso como la no intervencién del adulto en el juego del niffo, lo cual comparten en fos dos. ejemplos. En ambos, los adultos comparten y comprenden el mismo principio sobre el juego del nifio, pero al escribir con detalle (descriptivamente), en un caso lo que observa es un abandono, y lo describe “como un desierto” (13) (13) Una mirada adulta sobre el nfo en Accién- Agnes Szanto Feder (pig. 169) Como dicen las Piklerianas en los detalles est el diablo. al igual que para la observacién del nifio referia- ‘mos unos parémnetros psicomnotores, también podia- mos tener algunos en relacién al psicomotricsta y la mirada periférica De esta forma, los cursilistas podian observar al psicomotricista y pasar de los principios generales a la concrecién de los mismos, Comprender la obser- vacién como la base de toda intervencién no directi- va por un lado e iniciarse en la relacién corporal con el otro y las respuestas de relacién no verbales. Visionar un video es una tarea que requiere de unos principios sobre lo que se va a observar, como siempre sefiala Myrtha Chokler. Ast mismo, como nos ilustra tan claramente en sus observaciones Ag- nes Zsanto, hay que pasar de las generalidades a los hechos concretos, a las descripciones, y escribirlos A continuacién voy a sefialar los Pardmetros que am{me han servido para el andlisis de la mirada pe- riférica del psicomotricista, y que son resultado del andlisis y reflexién del buen hacer de Jabi en las se- siones educativas visionadas: |.- Parametros para Disponibilidad y Pre- sencia clara del Psicomotricista: Dialéctica del cerca y lejos: -Su postura corporal, su ajuste postural: El lugar que ocupa preferente en la sala y al que retora -El tiempo en regresar a su lugar de disponibili- dad. El tiempo limitado en que da la espalda a parte del grupo -La mirada: Posibilidad de pasar del Zoom a la panorémica en ese rnismo momento 2.-Parametros para observar las interven- ciones individuales: COSSiSe5 No verbales y verbales: « Su postura corporalsu ajuste corporal: Vertical, ala altura de la nifia o el nfo. De Cerca: Respuesta concreta en fa propia ac- cfén que realiza el nifio (acompafiar en el salto, de- volverle un cojin lanzado..). Con la palabra, con el gesto, con la mirada, con el tacto (tocar la espalda, dar la mano...), con el cuerpo del psicomotricista (entre sus brazos apoyado a él...) ~ De Lejos: Gesto, mirada, palabra. ~ El tiempo que dedica El ritmo ~ La intensidad en las participaciones/respuestas ~ El lenguaje verbal..., el silencio. = Qué y cémo lo dice (lenguaje espejo, emocio- ral...) - Tono de! lenguaje verbal. Volumen, = Distancia fisica 3. Pardmetros para observar las inter- venciones grupales: Intervenciones Fijas: Los rituales y La historia A\lo largo de la sesién - Postura corporal. Disposicién espacial ~ Lenguaje verbal dirigido a todo e! grupo: Volumen, tono, amplitud. Propuestas ¢ indicaciones: Verbales. Normas No verbales: Espacializacién y disposicién de! ma- terial. (Qué? {Cudndo? y ~Cémo?, Presencia espacial del Psicomotricista. Los parémetros en cuanto a la distancia y obser- vacién del psicomotricista, de nuestra autoobserva- Ee Marixa Berriozabal Azueta) cidn incluso, pueden ayudamos a tomar conciencia en ese devenir del cerca y lejos de nuestras inter venciones individuales en un grupo, en ese andlisis de lo que supone limitar nuestra participacién pero sin caer en la pasividad. Responder a la individualidad pero sin perder la referencia del grupo y siendo clave el mantenimiento de la seguridad grupal Para todo ello partimos de nuestras herramientas espectficas de formacién: la F.Personal, la supervisién, escuchar-nas, el trabajo en equipo..., y de esta ma- nera la mirada periférica dard seguridad a los nifios, y también al psicomotrcista, que le permitird tener su lugar y dar lugar a nifio en un grupo, al grupo con sus individualidades. Bibliografia + Agnes Szanto Feder. Una mirada adulta Sobre el nifio en accién, Ediciones Cinco. + Aucouturier, B; Darraul,l; Empinet,JC. La Prictica Psicomotriz: Reeducacién y Terapia. Editorial Cientifico Médica. 1984 + Aucouturier,B. Los fantasmas de accién y la Practica Psicomotriz. Grao 2004 * Befiaran Aranzabal, Alvaro. “Practica Psicomotriz ecucativa: Aucouturier y Winnicott”. Cuadernos de Psicomotricidad. 2017.N° 54. Pag 7-34 + Berriozabal Azueta, Marixa, Notas de ejercicios de andlisis de la mirada periférica. Prest Garatu Bilbo/Gasteiz 2013/14. + Chokler, Myrtha. Haur Txikien mugimenduaren behaketaren jardunaldia, Hik Hasi, Donostia. 2010 + Homar Homar, Katty. Apuntes seminario los onganizadores del desarrollo. Bergara 2018 + Laburu Pereda, Jabi Sesiones grabadas de Practica de Psicomotriz educativa. Nifios 3/4 afios. 2008 + Rodriguez Rivas, Jose Angel. Conferencia Jornada Asefop 2018

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