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Conera la interpretacion conn ean ato de algo, econo ‘como un gona. sal minsulo, ince, ‘eonenio, ‘Wins DE Koons, eran ais Son ls penis superclass gu 90 juga pr spares mateo del mando ‘lovinbl rotons 1 La mas ancigua experiencia del arte tiene que haherlo percibide como encantamiento © magiay el ree era un instrumenco del ritual (las pincuras de las cuevas de Lascaus, Alamira, Niaux, La Pasiega, etcé= tera), La primera ears del arte, lade los filésofos gric~ £205; proponia que el arte era mimesis, imicacidn de la realidad, Yes en este punto donde se plantes la cuestién del var del arte, Pues la ceorfa mimética, por sus pro- pios términos, eta al arte justificarse a sf mismo. Platén, que propuso la teoria, lo hizo al parecer ‘con la finalidad de establecer que el valor del arte es ‘dudoso, Al considerar los objetos materiales ordinarios como objetos miméticos en sf mismos, imitaciones de formas o estruceuris rascendentes, aun la mejor pincura de una cama serfa s6lo una «imitaci6n de una imita- cia». Para Plaeén, el arte no tiene una utilidad deter minada (la pintuea de una cama no sirve para dormir cencima) ni es, en-un sentido estrito, verdadero. Y los aargumentos de Aristéreles en defensa del arte no ponen realmente en tela de juicio la nocidn platénica de que el arte es un elaborado trompe el, y, por tanto, una men- tina, Pero sf discute la idea platénica de que el arte es indtil. Mentira © no, el arte tiene para Aristoceles un ~ 26 ‘Gereo valor en cuanto constituye una forma de cerapia, Despucs de todo, replica Aristéceles el arte es iil, medi- cinalmence stil, en cuanto susciea y purga emociones peligross En PlatGn y en Arist6celes la teor(a mimética del arte va pareja con la presuncién de que el arte es siem- pre figurativo, Pero los defensores de la eeoria mimética no necesitan cerrar los ojos ante el arte decorativo y abs= tracto. La falacia de que el arte es necesariamente un stealismo puede ser modificada o descartada sin tras- ccender siquiera los problemas delimitados por la teorfa ‘mimética El hecho es que toda In conciencia y coda la refle- xidn occidentales sobre el arte han permanecido en los limites trazados por la ceoria griega del arte como mime- siso representacién. Es debido a esta teorfa que elarte en ‘cuanto a tal —por encima y mis alld de decetminadas obras de arte— llega a ser problemavico, a necesitar de- fensa. ¥ es la defensa del arte la que engencira la singular concepcién segtin la cual algo, que hemos aprendido a denominar «formas, esti separado de algo que hemos aprendido a denominar «contenido», y la bienintencio- nada tendencia que considera esencialel contenido y ac cesoria la forma, ‘Aun en tiempos modernos, cuando Ia mayor parte de los artistas y de los ctiticos han descartado la teoria del arte como representacin de una realidad exte- tory se han inclinado en favor de laceoria del arte como ‘expresidn subjetiva, pesiste el rasgo fundamental de la feoria mimética. Concibamos la obra de arte segimyuin ‘modelo pict6rico (el arte como pintuta de la reali segtin un modelo de afiemacién (el ace como afirmacién del artista), el contenido sigue estando en primer lugar. El contenido puede haber cambiado. Quizd sea ahora ‘menos figurativo, menos kicidamente relists. Pero atin se supone que una obra de arte es su contenido. O, como suele afitmarse hoy, que una obra de arte, por definicin, ¥ 21 dice algo(«X dice que...», «X intenta decir que...», «Lo aque X dijo..», eteétera, eteétera), 2 [Ningunode nosotros pode recuperae jams aque- lia inocencia anerior «toda tora, cuando el arce 0 5e vei obligadoajustiticarse, cuando nose preguntabaa la obra de arte qué deta, pues se sabfa (se eel saber) qué hata. Desde abora hasta el final de toda concienci, == ddremos que cargar con la taea de defender el arte. Slo porremos discutis sobre este wotz0 medio dedefensa, Es ‘mis: tenemos el deber de desechar cualquier medio de defensa y justficacién del arce que eesule peticulae- mente obtuso, o coscoso, 0 insensible a las necesidades y ala pefetica concemporinea, Fstees el caso, hoy, dela idea misma de conteni- do, Prescindiendo de lo que haya podide ser en el pasid, Ia dea de contenido es hoy sobre todo un obsticulo, un fastidio, un sutil,o no can sul, flistefsmo, ‘Aunque pueda parecer que os progresos acua- lesen diversasartesnosalejan de la idea de que laobra de axe es primordialmente su contenido, estaideacontinin disfrucando de una extraodinariasupremacta. Permfta- seme sugetie que eso ocurre porque la idea se perpertia ahora bajo el disfraz de una ciera manera de enfrenrarse alas obras de act, profundamence arraigada en la mayo- ‘a de ls personas que consideran seriamence cualquiera de la artes Ws que el abusat de la idea de contenido comport un proyecto, perenne, nunca consamado, de = terpritacin. Ya inversa, os precsamente el hébito de acerarsea la obrade arte com la intencin de itrpretarla To que sustenta Ia arbiraria suposicién de que existe realmente algo asimilable a la idea de contenido de una obrade aete/ 28 S ; ‘Naturulmente, no me refiero ala interpretacién nel sentido mis amplio, el sentido que Nierasche acep= 1 (adecuadamente) cuando dice: «No hay hechos, s6lo incespretaciones». Por incerpretacign entiendo aqut un acto consciente de Ia mente que ilustra un cierto cédigo, ‘unas ciertas «reglas» de interprecacin La interpretacin, aplicada al arte, supone el des- sajar de la totalidad de la obra un conjunto de elementos (LX, el ¥, ely asi sucesivamente) La labor de interpre racida lo es, vietualmente, de eraducciéin, Bl intérprete dice: « ijate, zno ves que X es en realidad, o significa en realidad, A? Que ¥ es en realidad B? (Que Z.es en teali- dad Cs (Qué situacién pudo dar lugar al cutioso proyec- to de cransformar un texto? La hiscoria nos facilica los ‘materiales para una respuesta. La interpretacién apaceci6: por vez primera en la culeura de la ancigiiedad clisica, ‘cuando el poder y la credibilidad del mito fueron deeti- bados por la concepcidn «realista» del mundo introduci- dda por la iluscraci6n cientifica. Una ver planceado el in- ferrogante que acuciarfa a la conciencia posmitica el de la siilitud de los simbolos religiosos—, los antiguos textos dejaron de ser aceptables en su forma primiciva, Entonces, se eché mano de la incerpretacién para recon- Ciliar los ancigues textos con las «modernas» exigencias. ‘Asi, Los estoicos, fin de armonizar su concepeidn de que los dioses debian ser morales, alegorizaron los. rudos aspectos de Zeus y su estrepitoso clan de Ia épica de Ho- ‘mero, Lo que Homero describié en realidad como adul- terio de Zeus con Lacona, explicaron, era la unién del poder con la sabidusfa. En esta misma t6nica, Filén de Alejandtia interprets las narraciones histéricas literales de la Biblia hebraica como pardbolas espitituales. La his- toria del éxado desde Egipto, los cuarenta afios de ertar 29 porel desierto,y a enteada en la tierra de promisién, decia Filén, eran en realidad una alegoria de la emancipacién, las ribulaciones y la liberacin final de alma individual Por tanto, la interpretacién presupone una diserepancia. ‘catte el significado evidente del cextoy las exigencias de (posteriores) lectores. Pretende resolver esa discrepancia, Por alguna razén, un cexto ha llegado a ser inaceptable; sin embargo, no puede ser desechado. La ineerpretacién ‘es entonces una esteategia radical para conservae un texto antigo, demasiado precioso para repudiarlo, mediante su refundicin. Bl incétprete, sin llegar suprimir orees- cribirel texto, lo altera, Pero no puede admitirque es es0 le que hace. Pretende no hacer otra cosa que cornarlo in- «eligible, descubriéndonos su verdadero significado. Por mas que alteren el texto, os intérpretes (orto ejemplo ‘notable son las inceepretaciones «espirituales» rabfnicas y ctiscianas del indiscutiblemente exético Cantar de les antares) siempre sostendeén estar revelando un sentido presente en él En nuestra 6poca, sin embargo, a interpretacisn «atin mas compleja, Pues el celo contemporsneo por el proyecto de incerpretacién no suele ser suscitade por la ppiedad hacia el cexto problemético (lo cual podria disi- ‘ular una agresiGn), sino por una agresividad abierta, tun desprecio declarado por las apariencias. El anciguo estilo de interpeetacién eta insistence, pero respecuoso; sobre el significado literal erigia otto significado. El moderno estilo de interpretacién excava y, en la medida fen que excava, desteuye; escarb hasta «mas allel texto» para descubrir un subrexto que resulte ser el verdadero. Las doctrinas modernas mis celebradas¢ influyentes, la cde Marx y la de Freud, son en realidad sistemas herme- néuticos perfeccionados, agresivas ¢ impfas teorfas de la interpretacin. Todos los fersémenos observables son ca- talogados, en frase de Freud, como contenido manifet. Este contenido manifiesco debe ser cuidadosamence ana- lizado y filerado para descubrir debajo de él el verdadero 30 ett Dar Ds lm vice Bele otertae vevctuioes yo gear fete ito loeaconeconencn dels ides incirdais (Como ls snore estoy lo dete de ha Bienvenu chan deur), ese cccetvcon prexetparn erp” I eee Bea ecoccanecanieioe soa I ifble olin Debora acetpereio, BB oespniiatn Conproner steeper nor pers aera expone al fndreno cov la nena Ae enconen su euialnt Ash epee nes Coc lmao sud a pens prevune un aloe abselurown geo de amentesituado sign dominio osrporal et capeidadeshiranas La intrperacgndebeser saver cris dente de urn conepctn irc deacons Siecia humana, En determine conestoscaleries, Ininerpretaion crn actolibereor Bean medio der: iss de tation de evade nde mucro En cers contexte clues ex reaccionrin,impersnent, cor barde, asfixiance. a 4 La aceual es una de esis épocas en que la acticud incerpretaciva es en gran parte reaccionacia, asfiiance, La fusion de interpretaciones del arce envenena hoy nuesteis sensibilidades, tanto como los gases de los anroméviles y de Ia industria pesada enrarecen la atmésfera urbana, Eo tuna culeura cuyo ya clsico dilema es Ia hipercrofia del intelecto a expensas dela energiay la capacidad sensorial, ln inrerpretacin es la venganza que se toma el intelecto sobre elarce. ‘Y atin mis. Es la venganza que se toma el inte ecto sobre el mundo. Incerpretar es empobrecer, zeducir el mundo, para inseaurar un mundo sombrio de signifi- 31 cados. Es converted mundo en ete mundo (ae mundo»! Como si hubiera otro). El mundo, nuesero mundo, est ya bastante re- ducido y empobrecido. Desechemos, pugs, todos sus du plicados, hasta tanto experimentemos con més inmedia- 5 En la mayoria de los ejemplos modemos, Ia in- texpretacin supone una hipécrica negacivaa dejar sola Ia obra de arte, El verdadero art cene el poder de ponernos rnecviosos. Al reduc la obra de arte a su contenido para Icgo interpreter aguels, domesticamos la obrade arte La interprecacin hace manejable y maleableal are Este filistessmo de la incerpretacién es mas fre- cuente en la literatura que en cualquier otro arte. Hace yr décadas que ls ecicos literarios creen que su labor onsiste en transformar los elementos del poema, el drama, la novela ola natracién en otra cosa. Habs oca- snes en que el escrito se sienta tan incémodo ance el y manifiesto poder de su arte que ya dentro de la misma 2 ‘obra instalasi —no sin una nota de modestia, un toque de ironia de buen tono— su clara y expliciea incerpret ‘i6a, Thomas Mann es un ejemplo de autor tan excesi mente cooperativo, En el caso de aucores mas reacios, le falca tiempo al eritico para llevar a cabo por sf mismo sea tarea. Taobra de Kafka, por ejemplo, ha estado sujetaa secuestros en serie por no menos de tres ejércitos de ineérpretes. Quienes leen a Kafka como alegorfa social ven en Lejemplos cinicos de las frustraciones y la insen- satez dela buroceacia moderna, y su expresin definiciva cen el estado totalitario, Quienes leen a Kafka como ale- zoria psicoanalitica ven en él desesperadas revelaciones ddl temor de Kafka a su padze, sus angustias de casera = 32 cidn, su sensacién de impotencia, su dependencia de les Suefies. Quienes leen a Kafka como alegoria religiosa texplican que K. ineenta, en El castle, ganarse el acceso al cielo; que José K., en EZ procso, es juzgado pot la ine ‘xorable y misteriosajusticia de Dios... Otea obra que hi ftraido a los ineérpretes como a sanguijuelas es la de Samuel Beckett. Los delicados dramas de la conciencia fencertada en sf misma de la obea de Beckett —reducidos, 4 los elementos esenciales, recortados, frecuentemente ‘presentadosen situacién de inmovilidad fisica— son let= ‘dos como una declaracién sobre Iaalienacién del hombre ‘moderno por el pensamiento 0 por Dios, o como uns ale-

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