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BREVE HISTORIA ae... SEE, RSV eect ag rE ee Oberle mel gece la aac: al estratega que sento las bases del Estado moderne espanol, Desde el final POSER Ri Miecimo maleate eRe R eg scien guile ac le la remodelacion del gobierno, la Inquisicién y expulsion de los judios, la conquista de Granada y el descubrimiento de América real tr BREVE HISTORIA DE ISABEL LA CATOLICA Indice Prélogo. Cara a cara con la reins catdlica Introduccién. El mundo en el que nacid Isabel La Europa tardomedieval Ls peninsuls ibérica 1.Un nacimiento modesto en Castilla En un lugar de Castilla, nace una princesa Una infancia feliz'en Arévala ncesa determinante El problema sucesorio br de Alfon 1. La Fars: Isabel, la princesa indomable Isabel. la reina propietaria Guerra en Castilla 3, Los Reyes Catélicos Retrato de una reing El poder.de Jos simbolos Hacia la creacion del Estado moderno 4.Una monarquia, una sola fe La profunda reforma del clero castellano La dificil convivencia delos cristianos viejos, judios'y conversos La instauracién de la temida Inquisicién espafola La dramatica y polémica expulsidn de los judios 5, Le conquista de Granade. E] ditime capitula de la Reconquista El final de ta Recong ita ino nazarj en los albor 5 ida El epilogo de una larga conquista ¢La primera guerra moderna? La nueva Granada cristiana 6. El descubrimiento de América. Le expansion del mundo conocido El tortuoso caming antes de llegara América Cristébal Coldn, un sofiador que quisoconquistar el mundo Coldne Isabel, encuentros y desencuentros Descubriendo el océano. y un nuevo continente Le reparticién del mundo 7_Una reina renacentista Hombres pensadores y doctas suelloe La difusidn del saber imprenta y universidades La lengua de Nebrija, el idioma del Imperio Pintura, escultura y arquitectura-al servicio del poder Musica de fondo &. Fld dé una madre Isabel y Maria: reinas de Portugal Juan y Juana: doble enlace con Flandes Catalina, Ie reina desdichada de Inglaterra La muerte en el trorio de Castilla g. Descanso eterno Testamento y codicilo. El alma de uns reing Los ultimos dias de ig reina Entierro en Granada Espafia después de Isabel 1 ina = Ell Camino al infierno: la leyenda negra en torno.a Isabel Camino al cielo: el proceso de canonizacion A modo-de epflogo... Una reina para la historia Arbol genealégico Cronologia Anexo |. Ruta isabelina Bibliografia Coleccién Breve Historia... Préximamente... Préloge Cara a cara con la reina catélica Hace ya muchos afios, mi obsesién por la figura de |sabel de Castilla me lleva a visitar-algunos de los lugares més significativos de su historia. Lugares alejados de las grandes rutas turisticas, en los que no encontré suntuosos palacios ni memo- riales a la altura de lo que aquella reina significd para la historia de Espafia. En un paraje alejado de las concurridas autopistas, al final de une estrecha carretera, apa- recié un lugar tantas veces evocado: con aquel hermoso nombre: Madrigal de las Altas Torres. Desde el siglo xv habia sido sefiorio de reinas, la primera de ellas, Maria de Molina. Tras la primera decepcidn ante la relativa altura de las torres que daban su nombre, una conmovedora sensacién me envolvid al encontrar frente = un viejo lls. Dicha palacio, convertido en convento, una estatua solitaria de Isabel | de Cas escultura recuerda a todo aquel que llegue hasta fa hermosa villa castellana, que fue en el Palacio. de juan || de Madrigal de las Altas Torres, uno de los muchos de que disponfa la entonces. corte itinerante, donde nacié una princesa ala que no se le dio demasiada importancia pero que cambiaria inexorablemente el rumbo de la historia de la peninsula ibérica, de la vieja Europa y de un nuevo mundo. que ella ayudaria a descubrir. En otra ocasién, acudi con emocién a Granada, para contempiar’su ultima mo- rada. Alli-si que habia: una multitud de personas spifiadasen la Capille Real, pa: seando alrededor de las imponentes estatuas yacentes de los Reyes Catdlicos y sus herederos, Juana | de Castilla y Felipe el Hermoso. El contraste entre ambos lugares conforma la imagen real de lo que fue la vida de la reina Isabel. Naciéd sin hacer ruido, sin llamar la atencién ni tan siquiera de los cronistas. Murid convertida en una soberana poderosa y controvertida, que pre- pard-a Espaiia para incorporarse a fa Europa moderna y hacer de ella un imperio mundial. En amas ocasiones, me enfrenté cara‘a cara ala figura de Isabel. En Madrigal, ante una preciosa estatua solitaria; en Granada ante un mausoleo imponente de marmal contemplado por miles y miles de personas llegadas de todos los rincones def mundo. En ambos lugares, |a esencia de una figura historica apasionante y con- trovertida. Una reina que protagonizé uno de los momentos clave de nuestra his- tora. Ahora me dispongo a enfrentarme a-su vida, su tiempo, su personalidad, para intentar descubrir quién fue en realidad aquella mujer extraordinaria. Intreduccién El mundo en el que racic Isabel L& EUROPA TARDOMEDIEVAL Cuando Isabel | de Castilla subja ai trono el 13 de diciembre de 1474 en Segovia, era la Gnica mujer en toda Europa que ostentaba el titulo de reina titular. En los principales reinos europeos (que empezaban a configurar sus estructuras como Esiados modernos} eran hombres los que dirigian los destinos de sus pueblos_ Serfa precisamente con esos reinos con los que ja reina catdlica terminaria tejrendo una inteligente red de pactos matrimoniales.que extenderia su influencia por buena parte del viejo continente y sentarla las bases del futuro imperio espafiol. De todos los reinos con los que Isabel estableceria relaciones diplométicas, Francia se dibujaria en el horizonte europeo como el eterno enemigo. Conel pals vecino, Isabel y Fernando tuvieron constantes litigios territoriales, sobre todo en lo gue se refiere a la Corona de Aragon. Los antiguos lazos de intereses comerciales se iran rompiendo al hilo de los acontecimientas. Carios VIll era el rey de los fran- ceses cuando Isabel nacia en tierras castellanas en la primavera de 1451. Dos afios después, ajena a las turbulencias bélicas de Europa, Isabel era solo un bebé que atin no sabia lo que suponia librar una contiends armada. Pero aquel afio de 1453 supuso el fin de la larga guerra entre Francia e Inglaterra conocida como la guerra de los Cien Afios. Tras el espectacular, milagroso para muchos, revés que supuso la llegada de la doncella de Orleans, la santificada Juana dé Arco, alla por el afio 142g, se desencadeno el fin del conflicto. La batalla de Castillon, librada-el 17 de julio’ de 1453, ponia fin a décadas de luchas entre Francia € Inglaterra por el domi- nio de los territorios continentales franceses Derrotada en e! continente, Inglaterra continud con una lucha interna por el poder dindstico. La guerra de las dos Rosas.—nombre que procede de la heraldica: la rosa rosa de !a Casa de Lancaster contra la rosa blanca de Is Casa de York en- frenté durante mds de tres décadas a distintos reyes puestos y depuestos hasta que la dinastfa-de los Tudor, representada por Enrique Vil, conseguiria, al fin, pacificar el pais. Seria con este rey con quien |sabel y Fernando conciuirian el acuerdo matri- monial de su hija Catalina de Aragén con el principe Arturo Tudor, hijo mayor de Enrique VI, tan determinante para la historia de Inglaterra y del resto de la cris- tiandad occidental, sin olvidarnos del trégico destino de la infanta casteilana_ Y si complicado fue pacificar Francia e Inglaterra, la amalgama de ciudades- estado italianas, los territorios papales y el reino de Napoles serian el escenario no solamente de| renacimiento humanista y artistico, sino que protagonizarian con- flictos territoriales constantes. Asi, mientras Milan pretendia expandirse a costa de Florenciay Venecia, los Estados Pontificios litigaban con un reino de Napoles |i- gado por lazos dindsticos con la Corona de Aragon. Los afios del reinado isabelino serian en Italia los afios de esplendor de los Médici en Florencia y los Sforza en Mildn. Batalla de Crézy. Iluminacion pertenecienie a.un manuscrito del siglo xiv. Lbrada en el verano de 13.46, la batalla de Crézy dio la victoria-a las tropas inglesas. Fue una de las batallas mas importantes de la guerra delos Cien Afios. Fue la amenaza otomana la que consiguid cierta estabilidad en Italia. Ante la toma de Constantinopla por las huestes turcas en 1453, que pondrian fin al Imperio bizantino, Milén y Venecia firmarfan’en 1.454 el Tratado de Lodi que se extenderia a Florencia, los Estados Pontificios y Napoles en la conocida como Liga italiana que pretendia Lin pacto interno pare frenar las intenciones expansivas de la Sublime Puerta. Una amenaza que también sintié cercane el Imperio germanico. Seria su emperador Carlos V, nieto de los Reyes Catélicos, quien tomaria las nendas de la cruzada contra el turco muchos afios después. Antes habia sido necesaria una alianza entre su abuelo paterno, Maximiliano. |, y su abuela materna, Isabel, quie- nes pactarian una doble unién matrimonial que seria el germen de la dinastia de los Austria espafioles. El otro reino con el que Isabel y Fernando se enlazarlan dindsticamente con el matrimonio:de dos de sus hijas fue Portugal. El reino vecino fue el primero que desde siglos atrds ya habla afianzado sus limites fronterizos. Desde que la dinastia de Avis, de la mano del Maestre de Avis, un bastardo de fa dinastia borgofiona rei- nante, se-afianzara en el trono, alla por el afio 1385, y se proclamara rey como fuan |, esta casa real reinaria en Portugal durante dos siglos. Poco antes, la princesa Beatriz de Portugal, hija del rey Fernando |, el dltimo rey borgofidn, se habia ca- sado con Juan | de Castilla, quien se enfrentaria con el otro Juan | para intentar ha- cerse con la corona portuguesa. La batalla de Aljubarrota, ef 14 de agosto de 1385, borraria de un plumazo las intenciones castellanas de hacerse con el trono portu- -gués. La dinastie de Avis se presentaba entonces como Ja pacificadora de un Por- tugal preparado para iniciar, mucho antes de que Cristobal Coldn apareciera en es- cena, una considerable expansién en ultramar. Considerado-uno de los primeros reinos en configurarse como-estado mo- derno, el Portugal de Enrique el Navegante. tercer hijo de Juan |, inicié la Era de los descubrimientos, que culminaria con fa llegada de los europeos a América. El prin- cipe portugués se afané por encontrar, a mediados del siglo xv, un paso que permitiera alcanzar las Indias orientales. por mar, siguiendo la linea costera. afri- cana. lluminacién perteneciente al manuscrito Recueil des Croniques et Anchiennes istories de la Grant Bretaigne, & présent nomumé Engleterre, de jean de Wavrin que representa una escena de la batalla de Aljubarrota. En el mes de agosto de 1385, las coronas de Portugal y Castilla, auspiciadas por tropas extranjeras, se enfrentaronen el campo de batalla. dando fina las amenazas castellanas sobre el trono portugués. Tras el conflicto, Juan |, primero de la dinastia de la casa de Avis, se consolidaria como rey de Portugal. Uno de'los nietos de Juan |, que reinaria como Alfonso V, seria el gran enemigo de los Reyes Catdlicos durante la guerra civil que asolaria Castilla. Serfa con su so- brino, el rey Manuel |, llamado el Afortunado, con quien dos infantas castellanas se casarian y rozarian el suefio de uns peninsula ibérica totalmente unificada. Todos estos estados vivieron a finales de ls etapa medieval una serie de crisi: econdmicas y demograficas que se superaron de diferente manera en cada uno de ellos. A grandes rasgos, la Europa tardomedieval vivid un progresiva auge de las actividades comerciales en ciudades que empezaron a emerger con fuerza, sobre todo en [a Italia septentrional y la Europa noroccidenial. Las organizaciones gre- miales tuvieron que convivir con una economia -mercantil que preconizaba un muy incipiente capitalismo. Miembro de la familia real portuguesa, Enrique el Navegante, fue el principal artifice de la expansidn de Portugal por mar. Apasionado por el mundo de la navegacion, impulsé distintas expediciones que bordearon las costas africanas y arribaron a algunas de las las del Atldntico. Nadie en su tiempo lo conocié comoel Navegante, sino que serian unos historiadores decimondnicos.quienes |o bautizarian con dicho nombre. Las grandes rutas comerciales, como las italianas dirigidas por ciudades como Venecia o Milan, las flamencas o la Hansa teuténica, verian crecer otros polos de actividad econ mica mercantil como Inglaterra o algunos de los principales cen- tros peninsulares, como veremos en su momento. En estas rutas come! ales se asentaban las principales ferias de intercambio de productos rurales y urbanos y se realizaban importantes transacciones mercantiles lluminacién del libro Las muy ricas horas de! duque de Berry, considerada une de las obras medievaies mejor iluminadas. Este libro de horas fue encargado por Jean de Berry En él, centenares de iluminaciones decoran las oraciones y el calendario que conforman el manuscrito. Ademds de estar considerada como una obra de arte, las iluminaciones del libro del duque de Berry recrean la vida cotidiana en época medieval. Esta imagen, perteneciente al mes de jo, muestra la cosecha y el trabajo que realizaban los campesinos esquilando las ovejas. cipet, Fra Filipo: Virgen con nifio y dos dngeles (1445). Galeria de los Uffizi, Florencia. El siglo xv fue una.delas épocas més brillantes en la historia del arte europeo. E| quattrocento vio surgir un gran nimero de artistas, pintores, escultores, que crearon obras inmortales como esta Virgen de uno delos pintores italianos mas destacados de su tiempo. Mientras las ciudades vivian su lenta pero irreversible transformacién comer- cial, el campo, a mediados del siglo xv, despertaria de una larga crisis agraria propiciada por periodos de malas cosechas, que se habfan agravado debido a las letales epidemias que asolaron Europa y que provocaron hambre y carestia con el consiguiente descenso de la poblacidn y el avance de zonas baldias. Un perioda que provocd algunas revueltas agrarias y que,-sin embargo, no supondrian grandes modificaciones en las estructuras y sistemas de produccion. Los propietarios, nobleza y aristocracia. continuaron manteniendo el poder y litigando con las distintas monarquias europeas para reforzar, e incluso incre- mentar.su influencia politica y, por tanto, econdmica. Esta pugna destacaria en Francia e Inglaterra, sumidas ambas en guerras territoriales entre ellas y tarnbién internas propiciadas por las crisis dindsticas, como hemos visto mas arriba. Una lucha que también se vivird en Castilla y los demas reinos peninsulares En Et pa también se vivid un lento despertar en el ambito artistico y del pensamiento. £] Renacimiento supuso redescubrir fa Grecia clasica para inspirar obras de arte Inmortales. Pero fue también un tiempo en el que los textos de los grandes pensadores de la Antigiiedad llegaban a manos de muchas mas personas gracias a la invencién hacie 1440 de la imprenta de tipos moviles, a manos de un orfebre aleman llamado Johannes Gutenberg, en la misma época en fa que Isabel yenia al mundo en aquella remota villa castellana. LA PENINSULA IBERICA La imagen que se he dado de la Espafia que heredd |sabel ha estado a menudo marcada por la mayor o menor intencién de ensalzar su reinado. Quienes defen- dieron @ ultranza su papel como «reina-salvadoram de todos los reinos. penin- sulares, no sdlo de Castilla, abonaron el terreno pintando un cuadro decadente en todos sus aspectos: politicos, econdmicos y sociales. Pero ni la peninsula ibérica estaba sumida en una:situacion apocaliptica ni Isabel, junto con Fernando, revolu- cionaron la vida de sus habitantes. El reinado de los Reyes Catdlicos es un impor- tante momento de trdnsito entre la Espafia medieval y la Espafia moderna, pero no por-eso hay que presentarlas como adalides de la salvacién de un pueblo como.si de un tratado hagiografico de su vida se tratara. Empezando por la tan analizada, cuestionada, defendida o vilipendiada, segiin quien inidad de Espafia. La propaganda politica de la dictadura franquista de- formé el papel de los Reyes Catdlicos como garantes de la unidad de Espafia de la que el fascismo pretendia hacerse directa heredera. No solamente incorpord parte de la imagineria de Isabel y Fernando (el yugo y las flechas fue sin duda el ele- mento mas visual), sino que se afand en hablar de una Espafia .unida conformada durante su reinado. Podemos remontarnos, aunque séa someramente, a la época de la Roma impe- rial para referirnos al primer momento histérico en-el que la peninsula ibérica es~ tuvo unificada. Pero esa unidad fue politica, en la que una superadministracion of- cial respetaba las diferencias culturales y sociales de los distintos grupos indigenas que se encontré. Fue durante la cristianizacidn del Imperio romano que se empezé a.definir una unidad religiosa que ayudarla a configurar la unidad politica. Los visi- godos, cuando tomaron el relevo en el poder, tras la desaparicidn del Imperio ro- mano de Occidente, mantuvieron esta relativa unidad La invasion musulmana del 711 cambiaria el mapa: peninsular una vez mds: ED reine visigodo de Toledo terminé sucumbiendo a las huestes magrebies mientras un reducto cristiano se atrincheraba en las montafias del norte iniciando la larga Reconquista cristians que concluirian Isabel y Fernando en 1492. La Reconquista paso por distintas etapas de més o menos intensidad bélica, pero desde mediados del siglo x11 hasta le toma de Granada se vivid un tiempo relativamente estable en lo que 2 movimiento de fronteras y avances territonales de ambos bandos se re- flere. la Espafia cristiana, entendida como concepio territorial, estaba formada por los‘reinos de Portugal, Aragén, Navarra, Ledn y Castilla. Y cada uno de estos rei- nos, durante aquellos afios, evolucioné definiendo. su propia identidad politica. Dentro del conjunto continental, los reinos de la peninsula ibérica se conocian como ~Espafia», entendiendo este término solamente como una expresidn, como un recuerdo de la nacién hispdnica romana, como un territorio con raices reli- giosas, sociales € incluso politicas comunes. Asi, en muchos documentos medie- vales aparece el término Espafia de manera recurrente para referirse a la globalidad de los reinos peninsulares- En esta amalgama de reinos, Castilla empezd a destacar como uno de !os mas importantes y cuando Isabel sé casd con Fernando y fueron afadiendo fos dis- tintos reinos a sus téstas coranadas, el término-«Espafia» se adopté como con- cepto para referirse a la larga lista de dominios que ambos iban asimilando. Cuando Fernando jnicié su aventura castellana, el reino de Aragon, gobernado por su padre, Juan Il, se encontraba sumergido en una profunda crisis social. En Catalufia, |a lucha entre los propietarios y los artesanos, conocidos como la Biga y la Busca, respectivamente, se extendid también al campo con el problema de los campesinos de remensa, ahogados por las duras obligacianes monetarias si que- rian liberarse de los propietarios de las-tierras que trabajaban. La guerra civil que se declaré en tierras catalanas se trasladé también al dmbito dindstico en el que los defensores de Carlos de Viana, hijo de Juan || ysu primera esposa, Blanca de Nava- rra, se enfrentaron 4 los defensores de Fernando, hijo de la‘segunda esposa del rey, Juana Enriquez. Catalufia se posicioné del lado del primogénito, quien murié pre- maturamente, envenenado segiin sus defensores Una situacién muy complicada la que tenia que gestionar Juan Il y su ya heredero, Fernando, Unos conflictos que el rey aragonés tendria que lidiar mientras no dejaba de observar los: problemas que se vivian en Castilla Aquella Espafia que terminarian gobernando los Reyes Catdlicos era un con- junto de reinos basados en estructuras medievales, en los que la gran mayoria de la poblaci6n era campesina y soportaba sobre sus hombros el peso del trabajo, mientras que un escaso numero de nobles, laicos y eclesiasticos, aglutinaban entre sus manos riquezas y poder. En faciispide, el rey. © la reina. Mucho se ha hablado, sobre todo cuando se ha querido ensalzar de manera exagerada Ja figura y el gobierno de Isabel, acerca de fa complicada situacién econdmica en la que Castilla se encontraba cuande tomd el mando politico y sobre el excesive poder de la nobleza-y la aristocracia a la que los Reyes Catdlicos se someterian sin remisién. Es importante revisar la coyurtura de aquellos afios, nivel social, econdmico y politico para poder hacer una reflexidn mds sosegada acerca de la verdadera situacién con la que se encontraron. la Espafia en la que nacié y que tendria que gobernar Isabel y su esposo Fer- nando se encontraba en plena recuperacién econdmica tras los afios de crisis que dejaron el campo y las ciudades mermadas, una crisis que, como hemos visto mas arriba, afecté también al resto del viejo continente. La nobleza que empezaba a afianzarse en el poder como motor econémico en muchos casos, participd en el desarrollo y crecimiento de la economia ganadera: Controlada por el Concejo de la Mesta, la produccién lanera supuso un incremento de la produccién textil tanto en Castilla como en Aragon. Los intercambios comerciales internacionales con la lana como producto estrella se vieron beneficiados también por las alianzas comer- ciales que Castilla establecid con Francia, con la que se alid durante la larga guerra de los Cien Afios. Una alianza que se romperia muy pronto. Cabe destacar el importante auge que se vivid en muchas ciudades en las que se incrementaron las actividades comerciales y -artesanales, mientras que los intercambios comerciales con otros paises europeos fueron creciendo. Las ferias como la de Medina del Campo y los muchos mercades semanales se convirtieron no sdlo en centros de intercambio comercial, sino que también acentuaron las transacciones monetarias y la ejecucién de préstamos que dinamizaron la actividad mercantil. Pero la base de la produccién peninsular seguis siendo eminentemente agri- cola’ En el campo, las estructuras feudales de produccidn y vasallaje continuaban vigentes y alin tardarian muchos siglos en desaparecer. Esta situacidn llevaria a tensiones que derivarian en revueltas y levantamientos campesinos mas o:menos violentos. El campesinado vivid décadas de enfrentamiento a veces silenciosa, otras abierto, con !a nobleza terrateniente y propietaria de los medios de produc- cién y también con un patriciado urbano que controlaba, en muchos casos, los intercambios mercantiles y fa vida ciudadana. A finales del siglo xiv, en Castilla se empezaba a dibujar un panorama distinto dentro de la clase nobiliaria. A la conocida como +nobleza vieja», nacida de las prebendas oiorgadas duranie Ja Reconquista, se solaparia, e incluso llegaria a sustituirla; la «nobleza nueva», una nobleza que aglutinarla gran poder en sus’ manos en detrimento de las posesiones reales y concejiles, y que pondria en jaque, en multiples ocasiones, a unos monarcas débiles y apdticos, poco interesados en ejercer su poder. La nobleza castellana habia ido incrementando su poder también gracias a la concesidn por parte de la corona de la gestidn en el cobro de impuestos. Esta nueva nobleza empoderada empezd en aquellos afios un lento pero progresive y a menudo irreversible exodo a las ciudades, donde encontraron nuevas. oportu- nidades para enriquecerse. También se enfrentaron con los poderes urbanos, como el patriciado y los comerciantes. La nobleza, debido s su creciente poderio, entrara en conflicto a si mismo.con un campesinado cada vez mds oprimido. Es exagerado afirmar que la situacidn con la que se encontraron Isabel y Fer- nando al inicio de su reinado fuera de caos absoluto en la economia y en el control del poder Es cierto que la nobleza intentaba hacerse fuerte y dominar los desig- nios del reino, pero también es verdad que los reyes pactaron con esos sectores de la sociedad sin hacerlos desaparecer del dmbito del poder. Junto 4 ia antigua no- bleza, la novedad radica en la incorporacién en'la gestién politica de una pequefia nobleza formada en las universidades y preparada para dibujar unas estructuras modernas que adn tardarian en configurarse completamente_ No hay que olvidar que Isabel y Fernando pacificaron el reino y reforzaron las actividades econdmicas, pero:lo hicieron sobre la base de una economia que hacia tiempo que estaba crecierido, mientras que las condiciones sociales del campe- sinado no variaron demasiado. En definitiva, los reinos peninsulares gobernados progresivamente por Isabel y Fernando. (Castilla, Aragon, Navarra), hacia tiempo que vivian Una recuperacion econdmica importante y una reactivacién de jas actividades productivas y mercan- tiles. Lo que hicieron los muevos-monarcas fue mantener aquella situacién y mejo- rar las estructuras de gobierno. para que pudieran mantenerse y continuar cre- ciendo_ El reinado dé Isabel y Fernando no fue tan extraordinariamente milagroso segun algunos propagandistas de su tiempo. Fue un momento de cambio, €s cier- to, pero.un cambio asentado sobre unos movimientos que hecia tiempo se estaban desarrollando. Es importante visualizar su reinado como un tiempo «bisagra», un momento de transicién entre la Edad Media y fa Edad Moderna. Pero con muchos matices y sin olvidar que muchas estructures permanecieron intactas (el campe- sinado, por ejemplo) y otras fueron modificandose de manera progresive, no excepcionalmente revolucionaria. Esto no quita el mérito en la gestidn de su go- bierno, pero tampoco define su reinado come un tiempo excepcionalmente glo- rioso. Un nacimiento: modesto en Castilla EN UM LUGAR DE CASTILLA, NACE UNA PRINCESA La corte jtinerante del rey Juan || de Castilla se habia instalado en uno de los paia- cios que la monarquia cestellana poseia 4 lo largo y ancho de sus dominios. Madri- -gal de las Altas Torres. no era una posesién mas, tenia un significado especial, sobre todo para la reina y futura madre, Isabel de Portugal. En el verano de 1447, equel hermoso lugar habia sido escenario de su boda con el rey castellano, viudo desde hacia dos afios de su primera esposa, la reine Maria de Aragon. Madrigal habia sido también la primera villa que el rey le habia ofrecido como dote. Ahora iba a convertirse en el escenario de un nacimiento real que, sin embargo, no pa- recid despertar demasiado interés para los cronistas de su tiempo. Del primer matrimonio de Juan con Maria de Aragdn solamente habia nacido un infante, el fu- turo rey Enrique IV, quien, en visperas del nacimiento de isabel, tenia ya veintisdis afios y habia sido incapaz de concebir un hija con su esposa Blanca de Navarra Fue por eso por lo que juan Il, qué ya habla sobrepasado los cuarenta, se vio en la obligacién de buscar nueva esposa e€ intentar dar a la corona un nuevo heredero. Por lo queno es de -extrafiar que cuando el bebé que nacié en Madrigal resulté ser una nifia, pocos celebraron su llegada_ Estatua de Isabel ls Catdlica (1982), realizada por M. Lopez, que se encuentra delante de Ja entrada de lo que en la actualidad es el convento de Nuestra Sefiora de Gracia, lugar de su nacimienta en Madrigal de las Altas Torres, Avila. Este alumbramiento tuvo lugar el 22 de abril de 145) a las cuatro y media de la tarde. Fueron dos las Unicas fuentes que permitieron constatar la fecha y la hora del nacimiento real. La primera, una carta que Juan || envid desde Madrid, donde se encontraba en ese momento, 3 la ciudad de Segovia, fechada cuatro dias des- pués y en la que decia: Fago yos saber que, por la gracia de nuestro Sefior, este jweves préximo pasado la Reyna dofia Isabel, mi muy cara y muy amada muger, escaescié de una Infante». La segunda fuente la encontramos en las anotaciones del doctor Toledo, médico de la corte, quien ademas de certificar el nacimiento in- forms de las dificultades que fa reina habia tenido durante el parto. De los primeros momentos de !a vida de la infanta se tienen escasas informa- ciones_ Sdélo se sabe que fue alimentada por una nodriza, algo por otro lado habi- tual entre las damas de alta alcurnia. Aquella madre de leche pasé a la historia con nombre y apellides gracias @ que |sabel, siendo ya reina, se -acordd de ella y le asignd diez mil maravedis por haberla amamantado en su primers infancia. Se lla- maba Maria Lopez y era esposa de Juan de Molina. En aquelia villa que, segiin Ortega y Gasset llevaba el nombre. «mas armo- nioso™ del mundo, y donde un afio y medio después naceria su hermano Alfonso, la pequefia Isabel fue ajena a las turbulencias politicas que se vivian en la corte gobernada por un valido, Alvaro de Luna, que controlaba la voluntad del abuilico rey Juan ||_.4 ambos les quedaba muy poco tiempo de vida... El rey falleceria el 27 de julio de 1454, por lo que su hija, que no habia cumplido adn los tres afios, no retendria en su memoria recuerdo alguno de su padre. Lavida acomodada en !a corte finalizé cuando su hermanastro Enrique subio al trono como Enrique |V En aquel momento, le linea sucesoria de la dinastia Tras- tamara castellana, de la que descendian los tres hijos de Juan || de Castilla, pasaba del nuevo rey a'su-hermano Alfonso y detrés de él; a fsabel. A pesar de ser mayor que Alfonso, la princesa se veia desplazada segiin las leyes dindsticas castellanas, pero al menos estaba incluida en la linea sucesoria, segdin declaré su propio padre ensus Gltimas voluntades. Y asf permaneceria durante mas de uns década, tiempo enel cual el nuevo monarca no consiguid engendrar un heredero directo. Madrigal de las Altas Torres. Esta pequefa localidad castellana situada en la provincia de Avila fue el escenario del nacimiento de i infanta Isabel. En ef sigloxtv, el rey Fernando |W habla otorgado este municipio a su madre, Maria de Molina. Desde entonces, Madrigal se incluia en la lista de villas que se otorgaban come datacién matrimonial a las reinas castellanas. UNA INFANCIA FELIZ EN AREVALO La familia del rey difunto se trasladé entonces-a vivir al castillo de Arévalo, villa de realengo que la reina viuda hab/a recibido de su marido en el momento de su matrimonio. Y alli permaneceria desde 1454 hasta 1461. Juan || habia dejado a cada uno de sus hijos, asi como 2 su esposa, distintas propiedades regias y rentas para que pudieran vivir sh heredo €l sefio- adamente. En el caso desu hija Isabel, rio. de Cuellar y las rentas de Madrigal cuando su madre falleciera, ademas de una renta de un millén de maravedis. A pesar'de que el nuevo rey no contribuyd a que el testamento de su padre se cumpliera a rajatabla y fueran los nobles los que en varias ocasiones tuvieran que ayudarles econémicamente, tampoco es cierto que la pequefia corte situada en Arévalo viviera excesivas penurias. Simplemente, no pudieron mantener el mismo nivel de vida del que disfrutaban cuando vi yosu estat se vio también menguado al vers elegados del centro del poder De jo que s[ se vieron relegados fue de la atencién de los cronistas que dejaron de fijar su mirada en aquella villa castellana en la que nadie se imagind en aquel entonces que la pequefia princesa, muy lejos’en la linea sucesoria, terminara convirtiéndose en fa Reina Catélica. Por esta razon, la vida de Isabel hasta su gada.a la corte de Enrique IV, se emborrona en una neblina 3) Sabemos por el testamento de Juan II que Isabel recibié su primera educacién dela mano desu propia madre. El difunto rey delegd en su esposa la formacion no sdlo piadosa, sino también académica, de sus hijos. Aunque también es cierto asigné a distintos eclesiasticos la supervisién de dicha educacién. No parece ex- trafio que Juan’ Il fuera ya consciente de la demencia que empezaba a afianzarse en el alma de su esposa, quien terminaria sus dias. sufriendo una. profunda misan- tropia y desequilibrio mental. Gonzalo Chacdn, quien habfa side hombre de confianza del valido don Alvaro de Luna y comendador de Montiel, asumié !a responsabilidad de velar por los dos pequefios infantes dentro del castillo de Arévaio. Desde entonces, y hasta el final de'la vida de Isabel, permaneceria fiel a la reina. Juntoa esposa, Clara Alvarez de Alvarndez, camarera de la reina, velaria también por el cuidado de los infantes. Ambos fueron para Isabel una suerte de padres adoptivos, los que recuperaria una vez alcanzé el trono. Otro matrimonio, el formado por Gutierre Velazquez de Cuéilar, mayordomo mayor de la reina Isabel, y Catalina France, dama de compafila de la misma, formarian parte del pequefio universo de Arévalo. Gutierre tamb formarda parte de la vida de la princesa Isabel ya convertida en Reina Catélica, como miembro del Consejo Real. Don Gonzalo Chacdn (h.1555)- Cuadro anéni 0. de mediados del! siglo xvi. Coleccién Duques de Alba, Palacio de Monterrey (Salamanca). Gonzalo Chacon fue una figura clave‘en la vida de Isabel de Castilla. Se mantuvo fiel'a lainfanta apoyando su causa-antes de ser coronada y trabajando al servicio de |sabel una vez fue coronada reina. Los hombres de fe escogidos para supervisar Jos conocimientos de los peque- fios principes fueron el obispo de Cuenca, Lope de Barrientos, y el prior del monasterio de Santa M de Guadalupe, fray Gonzalo de Illesca de quien |sabel asumiria una profunda vinculacién con la orden de les jerénimos. También la orden franciscana form parte de la formacidn religiosa dela infanta. Los monjes del convento de San Francisco de Arévalo inculcaron a Is bel valores que no deja- ria alo largo de su-vida, entre los que destacan la pobreza y las virtudes que una mujer nunca debia de olvidar para ser una buena cristiana, una esposa abnegada y una madre entregada. Virtudes que tuvo que encajar-con su papel de reina gober- nadora_ Uno de.aquellos frailes franciscanos, Martin de Cordoba, regalaria a |sabel en su dieciséis cumpleafios une obra escrita especialmente para ella, El jardin de las nobles dovcellas. Este libro, escrito en fos primeros afios del conflicto sucesorio, ademas de defender abiertamente los derechos de Isabel al trono de Castilla, expli- caba-a la future reina la necesidad de encajar las virtudes femeninas y las razones de estado. No nos olvidemos que en aquel siglo xv, las mujeres, por mucho que fueran coronadas reinas, continuaban siendo inferiores a los hombres y, por tanto, dependiente: sumisas De la formacién religiosa se encargaron los religiosos, pero también su propia madre, tal y como habia pedido su difunto esposo en sus Gltimas voluntades. La reina viuda, que habia recibido de Roma e| derecho a celebrar la eucaristia en su propia casa gracias al beneficio de tener altar portatil, fue la primera en educar a su hija en la fe catélica que tanto influiria en sus futuras decisiones como reina. Junto @ la: reina y los frailes franciscanos y jerénimos, lsabel vivid. rodeada de otras personas que demostraron una excepcional y fervorosa inclinacidn religiosa. Beatriz de Si Dos de ellas destacan entre todas: La primera a, dama de !a corie de la reina viuda que habia llegado a Castilla acompafidndola cuando alli llegd para desposarse con el rey Juan ||. Esta, fue victima de un rocambolesco y revelador epi- dio que constaté la imparable demencia de la reina. Beatriz era una joven dama de veintidds afios, cuando se sumé a las damas de la corte lusitana que iban & pafiar ala entonces princesa |sabel. El cardcter dificil y rayando en la locura de la nueva reina castellana se hizo pronto patente en la corte. La reina se mostraba constantemente agobiada por los celos de sus damas de honor, celos qué $e con- virtieron en obsesidn. Una absesién que pronto recayd sobre Beatriz a quien la soberana vio como una ameriaza. Asi, en cierta ocasidn en que Isabel creyo ver un cruce de miradas entre el rey, su esposo, y Beatriz, su dama dé honor, en un arre- bato de demencia la empujo dentro de un t aul y la encerré con Have. Beatriz sutrié varios dias de angustia y desesperacién hasta que un tio suyo repard en su ausen- cia-en @ corte y dio la voz de alarma. Pasado el tiempo, Beatriz asegurd que en su injusta reclusién tuvo una dela Virgen Maria en le que la tranquilizé y le ase- guro. que saldria viva de aquel macabro encierro. Pasado el tiempo, la hija de la reina demente, convertida ya en la Reina Catélica, ayudaria a Beatriz a cumplir con misién de fundar en Toledo la orden de las religi sas Concepcionistas. La segunda, Teresa Enriquez de Alvarado, era esposa de uno de los caballeros corte, Gutiérre de Cardenas i era su fervor religioso que se la.conocla como «la loca del Sacramento», por su profunda devocidn a la Eucaristia. Mientras Beatriz de Silya terminaria retirdndose 2 su nueva fundacidn en Toledo, Teresa Enriquez, después de fundar !s Hermandad del Santisimo Sacramento de Torrijos_ volverfa junto a la reina s quien ayudaria en ef cuidado de heridos y enfermos du- rante la guerra de Granada CLAVE ¥ ROQUE Pelegrin (cuadro atribuide), La demencia ae Isabel de Portugal (h. 1858). Museo Nacional de Historia de México. En el lienzo, se recrea uno reina, A ella sea de los ataques de locuta de an sus hijos Alfonso e Isabel, mientras varios miembros de la corte conte: nla escena con preocupacién. En Arévalo también vivid un tiempo ls abwela materna de |sabel, dofia Isabel de Barcel quien habia acudida desde Portugal al entierro de su yerno, él rey Juan li, ito 2 SU y decidié quedarse con su desconsolada hija. La abuela |sabel estuvo j hija y sus nietos hasta su muerte, en-1465, cuando hacia tres afios que sus nietos habian sido recdamados en la corte de Enrique IV. ROORIGUEZ DE LOSADA, José Maria. El rey Juan Ii de Castilla (1852) Ayuntamiento de Leon. Retrato idealizado del padre de |sabel. Es muy probable que la reina no-conservara ningtin recuerdo personal desu padre, Pues juan || fallecio en 1454 cuando |sabel tenia poco mas de tres afios de edad. Mas alld de la formacidn religiosa de |a princesa, Isabel recibié también una esmerads educacién, aunque basica para los tiempos que vendrian después. A pesar de que no queda claro quién se responsabilizé cde ensefiarle los primeros rudimentos de la lengua hablada y escrita, podemos. pensar en su propia madre o en cualquiera de los miembros de aquella pequefia corte. Isabel, que heredé de su padre la pasion por la cultura, se aficiond a muy corta edad a la lectura, sobre todo alos libros de caballerla, y con el tiempo, conformaria una amolia biblioteca digna de cuaiquier monarca humanista. La princesa recibié formacidn literaria, artistica y filosdfica, y de la historia de sus antepasadas. Sin olvidarnos, claro-estd, de las ta- reas propias femeninas, tales camo el bordado o ja costura, que también apren- derfa de manos de las religiosas de la zona. Pero pasados los afios, Isabel fue consciente de no haber recibido una formacién suficiente para el papel que el des- tino le tenia deparado. Aunque, bien es verdad que en su infancia, pocos, por no decir nadie, podian imaginar que aquella nifia que crecia feliz en Arévalo, al margen de las convulsas trifulcas politicas, seria su reina y gobernadora. Pero en el castillo de Arévalo también quedaba tiempo para la diversién. No. nos olvidemos de que Isabel fue princesa pero también una nifia que entre clases y oraciones, entre bordado y costura, gustaba de pasar tiempo al aire libre con su fiel amiga Beatriz.de Bobadilla, hija del alcaide, con quien compartia juegos y paseos a caballo. isabel fue también amante de la danza y disfrutaba organizando momos, una suerte de representacién teatral bailada en las que ella también participaba como ung actriz mas. Otras damas, como Mencia de la Torre o Leonor de Lujan, compartieron aquellos afios con Isabel. Pero la relacidn que se forjd en Arévalo entre la princesa y Beatriz de Bobadilla seria la mas profunds y duradera. Isabel, ademas de ser una Trastémara, entroncéd también con la dinastia portu- -guesa de la casa de Avis. Su madre, Isabel de Portugal, era hija del infante Juan, hermano del rey portugués Eduardo |_ Nieta del rey Juan | de Portugal y de Felips de Lancaster, aquella princesa inglesa descendiente también de la dinastia Plenta- genet, que paso a la historia como una reina culta que inculcd a sus hijos el amor por la cultura y apoyd a uno de sus hijos, Enrique, llamado el Navegante, en su trascendental aventura por los mares del sur y qué contribuirfan a hacer de Por- tugal una importante potencia naval. Por las venas de Isabel corria sangre de muchas dinastias europeas, las ya cita- das Trastdmara, Lancaster, Plantagenet, Avis. Y ella se encargaria de que a su arbol genealdégico se unieran otras grandes casas reales, como veremos en su momento. Pero en aquellos primeros anos de 1460-aUn tenia un largo camino que recorrer para hacer de su estirpe la raiz de un imperio. Por aquel entonces, era una mucha- cha de apenas diez afios que seria llamada ala corte de su hermano. Habia nacido Juana y su hermanastro-Enrique requeria su presencia y la del pequefio Alfonso en la corte. Empezaba uno de los periodos mds turbulentos de su vida y de la historia 2 de Castilla. Una princesa determinante EL PROBLEMA SUCESORID En una fecha indeterminada, Enrique |V requirié que Isabel y Alfonso vivieran con él en ls corte. Esto fue antes del nacimiento, en 1462, de la infanta Juana, pues esta constatado que su tla Isabel ejercid de madrina en el bautizo. Isabel tenia apenas once afios y su hermano Alfonso era un nifio de nueve. Nos podemos imaginar a los pequefios tomandose muy mal la noticia. Llevaban toda su existencia junto asu madre en aquel pequefio universo que se habia creado-en Arévalo, por lo que es muy probable que los nifios lloraran su separacién de la reina viuda. Una sepa- racidn que la propia Isabel recordaria afios mds tarde con estas tristes palabras que se referianca su madre, la reina:« cual: nde Miniatura de un manusento del viajero aleman |Srg von Ehingen en la que se representa a Enrique IV de Castilla (hn. 1455}. Worttembergische Landesbibliothek, Stuttgart. En este manuscrito el noble y diplomdatico jorge von Ehingen incluyd varios retratos de distintos monarcas de su tiempo. Este en concreto de Enrique IV es-una de las pocas imagenes que de él se conservan. En el verano de 1461, cuando Juana anuncié su embarazo, Enrique no pudo menos que slegrarse y mostrar todo tipo de afectos y cuidados hacia su esposa. Atrés quedaban los largos siete afios de matrimonio estéril. Enrique se habia ca- sado con Juana en mayo de 1455 después de conseguir la anulacién de su primer matrimonio con Blanca de Navarra. O, al menos, eso es lo que creian. A muchos sorprendié que la princesa portuguesa, hermana de Alfonso V. aceptara casarse con un monarca al que muchos crefan impotente y su experiencia con Blanca asi parecia corroborarlo. Parece ser que a juana le peso mas le posibilidad de conver- tise en reina, aunque no hay que olvidar que |as capitulaciones matrimoniales la proteg/an en caso de que el rey se deshiciera de ella como ya habis ocurrido con la desdichads Blanca. Para que Alfonso V diera a su hermana como esposa al mo- narca castellano, este tuvo que facerse cargo de la dote y dar como fianza 2 Por- tugal nada menos que cien mil florines. Asi, si Juana volvia a su patria natal «virgen incerruptas como:suantecesora, no lo-haria, al menos, con las manos vacias. Cerrados los acuerdos matrimoniales, Enrique y Juana se casaron en Cordoba el 20 de mayo de 1455. La noche de bodas, ef rey, tras la triste experiencia en la pri- mera velada nupcial con su primera esposa, tomd una decisidn que, en el futuro, no ayudaria en absoluto a aflanzar su paternidad. Cuando Blanca de Navarra se acosté por primera vez con Enrique, tuvo lugar aquella humillante tradicién que obligaba @ la presencia de testigos que debian confirmar que la union carnal se habia efectuado y certificar que las s@banas se habian manchado de sangre demos- trando asi la virginidad de |a princesa. En aqueila ocasion, cuando dichos testigas retiraron fa sdbana del lecho nupcial y fue mostrada al pdblico presente, aparecid sin ningun tipo de nacula. Lo. que -queria:decir que el rey no habia podido con- sumar su matrimonio. Quince afios después, en esa primavera de 1455, la noche de bodas, de manera excepcional para la época, se celebré a puerta cerrada. Asf lo ordend el rey. Y provecd un rio de habladurias que desembocarian, poco tiempo después, en la campafia politica orquestada para deponerloa él y deslegitimar a su hija. Instalada.en Castilla, Juana resultd ser una reina muy diferente a lo que se espe- raba de ella. Joven, alegre, coqueta, con ganas de vivirla vida y disfrutar de bailes y fiestas, empez6 a no ser bien vista por fos. circulos catdlicos mas recalcitrantes ni por la nobleza que pronto sospecharia de su suibita maternidad. La princesa Juana nacia el 28 de febrero de 1452. Una nifia que se convertiria en uno de los enigmas més controvertidos de la historia de Castilla. Mucho sé ha escrito y opinado acerca de la verdadera paternidad de Juana a la que los adversarios politicos de Enrique IV no dudaron en apodar como la Beltra- neja por su supuesto parecido con Beltran de la Cueva, el hipotetico padre de la criatura. Al margen de que fuera o no este caballero de la corte el verdadero proge- nitor de Juana, lo cierto es que la propaganda en su contra fue tan efectiva que pasados los siglos, adn son pocos los. estudioses que habian de la princesa Juana sin arrancar de su lado la infamante coletilia. Adis de hoy es prdcticamente imposible saber cientificamente si Enrique IV fue el verdadero padre de la nifia. Los restos de Juana se perdieron para siempre en 1755 cuando un terremoto acsecido en Lisboa destruyé la ditima morada de la princesa. A falta de un andlisis de ADN de los restos de padre € hija, solamente se han realizado estudios anatémicos del cuerpo de Enrique IV, exhumadeo en varias ocasiones. El estudio mds conocido’y referenciado es el Ensayo bioldgice sobre Enri- que IV de Castilla y su tiempo, del doctor Gregorio Marafién, quien tuvo acceso a los-restes del monarca, descubiertos en 1946 en una cripta escondida detrds del retablo del Real Monasterio de Santas Maria de Guadalupe, donde fue enterrado. Tras un andlisis exhaustive de los restos del monarca, el doctor Marafidn concluyd que Enrique !V sufria una «displasia eunucoide con reaccién acromegalicas, pala- bras técnicas que venian a decir que un posible tumor hipofisario habria provo- cado en el rey infertilidad © incluso impotencia. Aun asi, tan ilustre doctor, no se atrévid’a concluir que Juana fuera hija de Enrique, pero tampoco de Beltran: «Cada dia me parece mas. claro que don Enrique IV fue menos impotente de lo que dicen a . La Beltraneja no fue hija del necio don Beltran, sino, quizd, del rey, que como todes los cojos, ne dejaba de andar, cuando podia, aunque tropezandox. En defi- nitiva, Enrique pudo haber tenido suerte-a la hora de concebir a Juana, o quiza fue el resultado de una de igs muchas inseminaciones artificiales que se le hicieron ala reina con meétodos muy rudimeniarios. O efectivamente Juana fue fruto de los amorios, consentidos por Enrique o no, desu madre:con algdn miembro de Ja corte... Al fin y al cabo, todo son conjeturas. Un territorio abonado para los maledi- centes, los que se pusieron en contra de Enrique y forjaron una red de propaganda politica contra él y su reinado. Conjeturas que adn hoy continuan en vigor. De vuelta al siglo xv, donde no existia ninguna posibilidad cientifica de cert ficar quién era el padre de la nina, fue el talento politico de unos u otros el que haria declinar la balanza. Pasados los afios, cuando el conflicto entre los parti- darios de |sabel y las-de Juana se convirtid en una guerra abierta, empezaron a cir- cular opiniones de lo més variopintas. Unos hablaban de la anuencia del rey ante la relacion de su esposa y su favorito Beltran de la Cueva; otros hicieron circular historias acerca de que tuvo ayuda médica para quedarse embarazada; muchos.cul- paron simplemente al caracter casquivano de la reina, quien habria engafiado a su esposo en multiples ocasiones. Todo, en definitiva, opiniones mas o menos infun- dadas y destinadas a hacer caer de su trono-al rey: Es importante apuntar que en recientes investigaciones se ha demostrado que en el momento en el que nacié la princesa Juana, al menos publicamente, no se documentan voces en defensa de su ilegitimidad. Tampoco se constataron quejas referentes al matrimonio real, como si aparecieron posteriormente. Una nueva vi- sidn de ls historia defiende que la propaganda politica en contra de Juana fue una maniobra estratégica de los adversarios de Enrique que se fue fraguando: Jenta- mente y que, de manera retroactiva, fue dibujando el panorama histdrico que se ha aceptado hasta el momento, que ya desde el primer dia de vida de Juana, incluso desde que se tuviera conocimiento de su existencia, se empezd a dudar publi- camente de su legitimidad. Si retomamos los hechos, hay que constatar que Enrique |V no ayudd dema- siado en‘is defensa de la paternidad de su hija cuando de manera metedrica en- cumbroé a Beltran de |a Cueva, no sdlo como su favorito, sino que le otorgd uno de los titulos mas importantes de Castilla, | maestrazgo de Santiago. Titulo que, por otro lado, y para mas jn, su padre, el difunto rey Juan Il, habla legado explici- tamente en su testamento a su medio hermano Alfonso: No contento con este nombramiento, Enrique aun lo agasajé con el condado de Ledesma. No es extrafio que con este encumbramiento provocara la indignacién de quien hasta el mo- mento habla sido el favorito del rey, el ambicioso Juan Pacheco, marques de Vi- Nena. Asi las cosas, el 7 de marzo de 1462, Juana era llevada a la pila bautismal en brazos de su tla, la princesa Isabel. Curiosa estampa que inmortalizé a dos muje- res que con los-afios se convertirian en enemigas y-rivales por el trono de Castilla. Protagonistas de la ceremonia fueron también Pacheco, padrino.de la nifia, y su tio, Alfonso Carrillo, arzobispo:de Toledo, quien oficié |a ceremonia. Curiosa también la participacién de quien limpiaria del pecado original ala nifia que también se con- vertiria en su enemigo. Poco tiempo después, el o de mayo de 1462, se procedia a otra ceremonia crucial en la vida de la pequefia, ser jurada en Cortes. Paralela a aquella ceremonia, tuvo lligar un episodio qué durante afios se ha dado por valido y que seguin recientes investigaciones esta en duda. Se trata de la supuesta firma ante notario de un documento rubricado por Pacheco en e! que aseguraba que el juramento de la infanta no era valido y ponia en peligro su legitimidad. Un texto que reputados historiadores aseguran, basdndose en andlisis exhaustivos, que fue escrito sfios después. Estas cuestiones plantean la posibilidad de que, al final, Pa- checo simplemente se moviera por sus propios intereses y no por el bien del reino. En [os meses posteriores, la nobleza desafecta al rey liderada por el arzobispo de Toledo. y tio del marqués de Villena, que veia como Enrique IV continuaba en manos dela voluntad del advenedizo Beltrdn de !a Cueva y de la todopoderosa casa de Mendoza, uno de los linajes que se mantuvo fiel a Enrique, decidid reu- nirse en Burgos y formar la conocida como Liga Nabiliaria. Por cierto que don Bel- trdn, después de aglutinar titulos de maners fulgurante, habia emparentado con los Mendoza gracias-a la boda concertada por el propio rey entre su favorito y Mencia de Mendoza. Con estos gestos a favor de don Beltran, podriamos decir que el rey puso.en bandeja a sus enemigos las sospechas de que su hija podia en verdad ser hija dé su protegido. Los nobles rebeldes redactaron el 28 de septiembre de 1464 el Manifiesto de quejas y agravios contra Enrique IV. En este texto se criticaba que el rey se rodeara de infieles, moros y judios y que otorgara cargos importantes en el gobierno a per- sonas de dudosa condicién- El nambramiento de Beltrén de la Cueva como maes- tre de Santiago y conde de Ledesma fue otro de los puntos importantes de un manifesto que declaraba publicamente que la nobleza firmante negaba la legiti- midad de Juana y exigia a Enrique que restituyese al principe Alfonso el maestrazgo de Santiago y lo restituyera en el primer puesto de la linea sucesoria, lugar que ahora ocupaba Juana, la supuesta hija legitima del rey Enrique. La Liga Nobiliaria consiguid que el rey se aviniera a negociar, lejos de tomar las armas, como la faccién favorable al monarca queria. Enrique retird-los derechos de Beltran al maestrazgo de Santiago y nombré a su hermanastro Alfonso sucesor, entregandoselo al marqués de Villena, pero con la condicién de que pasado el tiempo contrajera matrimonio con su sobrina Juana: juan Pacheco habia ganado aquella primera batalla sin empufiar ningun arma. Por el momento. Meses después, el 16 de enero de 1465, se redactaba la conocida como Sen- fencia Arbitral dé Medina de! Campo en la que se concretaban las condiciones de la nobleza. Entre ellas, estos reclamaban mds poder de actuacién en el ejercicio del poder y que los principes |sabel y Alfonso fueran liberados de la estricta custodia dé la reina Juana Cuando parecia que la nobleza habia ganado |a partida, pensando que habian soliviantado la voluntad real, se toparon con la impasibilidad de Enrique |V, quien no pretendia cumplir las condiciones plasmadas en el texto de Medina dei Campo, que no llego a rubricar Algo que los nobles, con Pacheco ala cabeza, no ibana consentir. Volvernos brevemente a la corte para intentar imaginarnos le vida de |sabel y su hermano. Imaginar porque no existen documentos que nos expliquen qué hacian los.infantes junto a la reina Juana y su hija. Entonces.!sabel era una joven de unos catorce afios que ya tenia capacidad para entender el revuelo que se vivia en Cas- tilla, mientras ella debfa adaptarse a un estilo de vida que no era ni mucho menos el que habia tenido en Arévalo. No olvidemos-que |sabel habia crecido-arropada por el carifo de su madre y los miembros de su pequefia corte, mientras recibia una férrea educacidn piadosa de manos de distintos religiosos. Isabel, una nifia de- vota, sobria en el vestir, a la que le gustaba divertirse pero con mesura, debia con- vivir con las damas de Juana, a las que la fiesta y el jolgorio gustaban en demasia. Todo esto mientras afioraba a su madre y observaba el descontrol que se cernia sobre Castilla. Y, como princesa:real, mientras los caballeros se enfrentaban, por ahora sdlo dialécticamente, se buscaba para Isabel un esposo que favoreciera los intereses de Enrique IV. A nadie en aquellos momentos en los. que la princesa era la terceraen la linea sucesoria, se-le habia ocurrido que soportaria algdn dia sabre su cabeza la corona real castellana, por lo que pasaba a ser una simple pieza de aje- drez del tablero politico europeo. Ya con siete afios, a isabel se la intenté casar con su primo aragonés Fernando, pacto fallido que se volvid a repetir'en 1461 y que de nuevo volvid.a quedar en papel mojado. Con ellos se cumpliria aquello de «a la ter- cera.» ¥ no por voluntad ajena. Carlos de Viana también se incluyd en la lista de pretendientes, pero su muerte en 1461 desmontd el compromise. En los dificiles momentos en los:que la noblezase rebelaba abiertamente contra:el rey, este y su esposa pretendieron concertar el matrimonio de Isabel con i hermano de Juana, ef rey Alfonso V de Portugal, una‘alianza que reforzaria los lazos entre Castilla y el reino vecino que aseguraba refuerzos militares justo cuando empezaban a sonar tambores de guerra. Sin embargo, de nuevo Isabel se salvé de un matrimonio. que interesaba a otros, pero no a ella. Adn tendria que enfrentarse a otros compro- misosamafiades por su hermano y su entorno hasta que Sorprendiera a todos, a sus leales incluidos, con su boda con Fernando. Pero antes de que Isabel se casara con el principe aragonés en 1469, tendrian que pasar cuatro afios de graves hechos y tristes acontecimientos no sélo en la vida de |a princesa, sino también en la corte de Castilla. EL BREVE REINADO DE ALFONSO XII. LA FARSA DE AVILA Asflas cosas, Castilla se preparaba para vivir uno de los acontecimientos mas ver- gonzosos de su historia. Ante negativa de Enrique IV a avenirse ala voluntad de la Liga Nobiliaria, estos, con Pacheco y Carrillo a la cabeza, decidieron deponer al rey y susiiivirlo por su hermano en una «ceremonia» de coronacion digamos que muy poco solemne. Ocurria en Avila, el 5 de junio de 1645. Pero antes los nobles rebeldes hab/an avisado a Enrique. Fue por medio de una proclama fechada er Plasencia el 10 de mayo dei mismo afio en la que ponian por escrito sus quejas por el incumpli- miento de todos los acuerdos pactados en la Sentencia de Medina de! Campo. Al documento escrito, le siguid el reclutamiento de hombres dispuestos a unirsea la lucha armada cont ‘a el rey, mientras dentro de las murallas de la hermosa ciudad castellana se preparaban para nombrar uno nuevo. Delante de la catedral abulense, aquella mafana de junio, los nobles montaron un entarimade en el que sentaron a un monigote de trapo con objetos que representaban sus poderes reales y lo sen- taron sobre una suerte de trono para'a continuacién zarandeario, desmontarlo y despojarlo de «corona» y «cetrom. Era, por supuesto, una recreacién de Enrique IV, al que gritaban insultos mientras lanzaban su cuerpo de tela al suelo. «A tierra, puto», fue una de las muchas lindezas que se le dijeron al triste monigote. Un in- sulto que, por cierto, aludia.a la supuesta homosexualidad de| monarca, otra de las acusaciones que se vertieron sobre Enrique, junto a las sospechas de impotencia Al tiempo que esto sucedia, se leyd también una proclama en la que condenaban ef nefasto reinado de Enrique IW @ ojos de la nobleza rebelde. Una vez depuesto el rey, habia que nombrar-a otro. Asi que los nobles acompafiaron al entarimado a un nifio de once afos, el principe Alfonso, al que mantenian bajo su custodia tras los alegatos de Burgos y Medina de! Campo. El primer documento que Pacheco y sus seguidores obligaron a firmar al nuevo rey fue una declaracién oficial sobre la ilegi- timidad de Juana en la que se atribufa su paternidad a Bettrén de la Cueva. Por des- gracia para el nifio-rey, Alfonso seria mas monigote en manos de la nobleza re- beide que el mufieco de Enrique que permanecia tirado en-el suelo. Catedral de Avila. La fachada de esta catedral castellana fue testigo mudo de la conocida como Farsa de Avila, en la que los nobles descontentos con |a figura del rey Enrique IV decidieron desposeerio de su poder real y transferirlo a su hermano pequefio Alfonso. En ja deposicion de Enrique IV, pergefiada por la nobleza rebelde y escenificada en Avila, el nombre de la princesa Juana no fue nombrado en ninglin momento. Al- fonso Xll se proclamaba rey porque era hijo de Juan || y de él recibia su legitimidad_ Con Ia conocida como Farsa de Avila, subié al trono Alfonso Xil, quien «rei- naria~ durante tres afios bajo la custedia de los nobles rebeldes coexistiendo en Castilla dos monarcas. Y empezo una guerra civil. Y no fue porque Enrique IV se levantara en armas furioso por haber sido depuesto en tan humillanie ceremonia. A! contrario, haciendo gala de su ya habitual repulsién por la violencia y su ten- dencia a la concordia, leg a ofrecer publicamente el perddn a los protagonistas de fa farsa. Mientras tanto, escribia al mismisimo papa, entonces Paulo Il, un

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