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Historia

No se sabe exactamente cuándo los humanos empezaron a crear bebidas


alcohólicas.
La primera evidencia conocida data del 7000 a.C. en China, donde los residuos de
las vasijas de arcilla han revelado que la gente estaba haciendo bebidas
alcohólicas de arroz fermentado, mijo, uvas y miel.
En unos pocos miles de años, las culturas de todo el mundo estaban fermentando
sus propias bebidas. Los antiguos mesopotámicos y egipcios hacían cerveza
durante todo el año de granos de cereal almacenados. Esta cerveza estaba
disponible para todas las clases sociales, e incluso los trabajadores la recibían en
sus raciones diarias. En contraste, en Grecia y Roma, donde las uvas crecían más
fácilmente, el vino estaba tan disponible como la cerveza en Egipto y Mesopotamia.
Debido a que las levaduras fermentaban los azúcares de cualquier planta, los
pueblos antiguos hicieron alcohol de cualquier planta o cultivo que creciera donde
vivían.
En América del Sur, la gente hizo chicha de granos, a veces añadiendo hierbas
alucinógenas.
En lo que hoy es México, el pulque, hecho de sabia de cactus era la bebida
favorita, mientras que los africanos del este, hicieron cerveza de banana y palma. Y
en el área que hoy es Japón, la gente hizo sake de arroz. Casi todas las regiones
del mundo tenían sus propias bebidas fermentadas.
El proceso de fermentación es producido por acción de las enzimas que ocasionan
cambios químicos en las sustancias orgánicas. Este proceso es el que se utiliza
principalmente para la elaboración de los distintos tipos de cerveza y para el proceso
de elaboración de los distintos vinos.

Farmacocinética
Es un depresor del SNC y la principal droga legal de abuso
El etanol se consume por vía oral. La absorción del etanol se produce muy
rápidamente, a nivel gástrico (20-30%) y en la porción más proximal del intestino
delgado (70-80%), completándose este proceso en unos 30-60 minutos, aunque
puede retrasarse hasta 2-3 horas con la ingesta alimentaria. Circula libremente en
el plasma y su volumen aparente de distribución es bajo (0,6 l/Kg). Actúa en los
receptores GABAa y en los canales de cloro asociados, de ahí la similitud de efecto
con las benzodiacepinas y los barbitúricos, generando una depresión dosis-
dependiente. La euforia que acompaña a la ebriedad, en una primera fase, es
consecuencia de la depresión de estructuras inhibitorias.
El primer paso en el metabolismo del etanol ocurre a nivel hepático por la vía de la
enzima alcohol-deshidrogenasa (ADH), que lo transforma en acetaldehído. Aunque
la mayoría del metabolismo (90%) tiene lugar en el hígado, la ADH también se
localiza en la mucosa gástrica. Este metabolismo es variable en función de la
inducción enzimática (no alcohólicos versus alcohólicos) y puede oscilar entre 7-10
gramos/hora, lo que significa en la práctica que la etanolemia desciende unos 150-
200 mg/l y hora en los no-inducidos y hasta 225-300 mg/l y hora en los inducidos.
También el sexo interviene en la velocidad de metabolización (está disminuida en
las mujeres), lo que unido a un menor volumen de distribución (0,6 l/kg frente a 7
l/kg en los hombres) explicaría la vulnerabilidad de éstas a las complicaciones de la
intoxicación etílica. Se ha postulado el papel tóxico para el hepatocito de elevadas
concentraciones de acetaldehído como mecanismo responsable de los cambios que
dan lugar a las lesiones de la cirrosis alcohólica.
En la oxidación del etanol también interviene un segundo sistema enzimático
dependiente del citocromo P-450 y denominado sistema oxidativo microsomal del
etanol (MEOS), que contribuye con el 5-10% a la oxidación del etanol en bebedores
moderados, pero su actividad aumenta significativamente, hasta un 25%, en
bebedores crónicos.
Finalmente, una pequeña parte del alcohol etílico (2-10%) es eliminado inalterado
por sudor, orina y pulmón, y de forma proporcional a su concentración plasmática,
lo que permite inferir ésta a partir de las concentraciones en aire espirado con
mucha precisión.

Dosis
Atracón de alcohol: Se define como beber lo suficiente como para elevar la
concentración de alcohol en la sangre al 0,08% o más.
Las mujeres suelen alcanzar este nivel después de beber cuatro tragos en dos
horas, y los hombres después de cinco tragos en dos horas.
Un trago se define como:
• 12 onzas (350 mL) de cerveza. Aproximadamente 5% de alcohol.
• 5 onzas (150 mL) de vino. Aproximadamente 12% de alcohol.
• 1.5 onzas (45 mL) de licor fuerte. Aproximadamente 40% de alcohol.

El nivel de alcohol en la sangre se utiliza para definir legalmente si usted está o no


embriagado.
• 0.05: Disminución de las inhibiciones.
• 0.10: Dificultades en la pronunciación.
• 0.20: Euforia y deterioro motriz.
• 0.30: Confusión.
• 0.40: Estupor.
• 0.50: Coma.
• 0.60: Paro respiratorio y muerte.

Las fases del alcoholismo


Desde la primera consumición, hasta llegar desarrollar problemas graves de
adicción o incluso neurológicos se han estimado 4 fases: pre alcohólica, alcoholismo
temprano, fase crucial y una última fase crónica.
1. Fase pre-alcohólica:
Se utiliza el alcohol para aliviar los estados emocionales displacenteros. La cantidad
que se consume va aumentando ligeramente. El organismo se acostumbra y se
desarrolla tolerancia. No hay problemas de funcionamiento, de momento.
2. Fase prodrómica:
Aparece de forma progresiva y lenta. Aumenta la necesidad de consumo y se altera
la conducta de consumo: Mayor graduación, pensar en beber, beber de un trago o
más rápido, beber a escondidas, etc.…
3. Fase crítica:
Incapaz de interrumpir el consumo una vez iniciado, pérdida de control, cambios de
humor. El funcionamiento psicológico, familiar, laboral se ve afectado. Aparece el
autoengaño. La persona centra su vida en el alcohol desatendiendo otras áreas.
Aparecen los primeros síntomas físicos del consumo.
4. Fase crónica:
Aparece el síndrome de abstinencia que le hace permanecer ebrio casi
ininterrumpidamente. Deterioro severo de la vida de la persona, decadencia social.
Presenta síntomas orgánicos. Pueden llegar a consumir sustitutos baratos del
alcohol. En esta fase puede haber (paradójicamente) una disminución de la
tolerancia al alcohol.
Toxicidad
El alcohol provoca efectos a corto plazo, efectos del alcohol agudos, que se manifiestan
como intoxicación etílica que puede llevar en casos extremas al coma y la muerte.
La primera fase es la intoxicación alcohólica aguda, también llamada borrachera, provoca
efectos agudos sobre el sistema nervioso central: euforia, excitación, desinhibición y
conductas impulsivas.
Cuando se continúa bebiendo, se produce una intoxicación más elevada: intoxicación,
alteración del equilibrio, alteración de la coordinación, y pérdida de calor.
En fases más avanzadas, se produce una alteración del nivel de conciencia: confusión,
sueño, aletargamiento, vómitos, anestésica y estupor.
La ingesta aguda de alcohol también puede provocar:

• Problemas gástricos como gastritis aguda


• Alteraciones del ritmo cardiaco (arritmias) especialmente si se mezcla con otras
sustancias (drogas).
• Graves problemas a nivel socio-familiar
• Favorece conductas de riesgo como accidentes de tráfico o prácticas sexuales de
riesgo (enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados).
A largo plazo y con una ingesta crónica de alcohol aparecen daños más irreversibles en el
organismo. Además, el riesgo de padecer estos daños es mayor cuanto más precoz es el
inicio de su consumo, que suele ser en la adolescencia

Impacto en la sociedad.
Consumir alcohol con medida puede tener buenos efectos para algunas
enfermedades específicas, en la mayoría de las sociedades occidentales tiene un
elevado impacto en la salud debido a sus consecuencias negativas y se considera
un problema de salud pública.
Estudios demuestran que consumir alcohol en exceso está relacionado a más de
sesenta enfermedades, incluyendo demencia, cáncer de mama, cáncer colorectal,
cirrosis, cáncer de esófago y síndrome de dependencia alcohólica entre otras,
además de sus consecuencias sobre los accidentes de trabajo, la violencia callejera.
La relación entre el consumo de alcohol y sus efectos sobre la salud depende
principalmente de tres factores: el patrón de consumo, el volumen medio de
consumo y su frecuencia.
Según los datos de la encuesta de salud mundial, el consumo de alcohol en la
población mayor de 15 años en los países de la UE se ha reducido de manera
considerable en los últimos 30 años.
En los últimos veinte años se han realizado importantes esfuerzos en el ámbito de
las ciencias de la salud para intentar evaluar el impacto del consumo abusivo de
alcohol. El enfoque adoptado por la mayoría de estos estudios se ha centrado en
una estimación de los costes sociales desde una perspectiva económica.

Alcoholismo en México

En México, el consumo de alcohol per cápita es de 4.4 litros por año. De acuerdo
con la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT):
• 71% de la población ha consumido alcohol alguna vez en su vida
• 33.6% reporta un consumo excesivo en el último año
• 53.1% indicó haberlo consumido por primera vez a los 17 años o menos
• 41.3% lo consumió entre los 18 y 25 años
• 5.6% lo consumió entre los 26 y 65 años de edad.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018-19, el consumo


en el último mes de bebidas alcohólicas entre los adolescentes de 10 a 19 años es
de 29.8%, en los hombres adolescentes de 22.5% y en las mujeres adolescentes
de 26.6%
Las personas inician con el consumo de alcohol por diversas causas:
• Curiosidad (29.4%)
• Seguida por la invitación de amigos (13.5%)
• Experimentación (12.4 %)
• Problemas familiares (10%)
• Influencia de amigos (9.4%)
• Aceptación del grupo (4.1 %)
• Invitación de familiares (2.9%)
• Depresión (2.4%)
Tratamiento
Estabilizar al paciente si hay una disminución del nivel de conciencia o vómitos.

• Realizar una evaluación de las vías respiratorias y considere colocar al paciente en


una posición lateral para disminuir el riesgo de aspiración en caso de vómitos.
• Evaluar la función respiratoria para determinar si es necesario ventilación mecánica.
• Administrar líquidos cristaloides intravenosos para pacientes con evidencia de
agotamiento por volumen, deshidratación o shock.
• Corregir electrolitos e hipoglucemia.
Considerar la sedación del paciente con medicamentos (como haloperidol) en
pacientes agitados o violentos (ser conscientes de que las drogas sedantes pueden
interactuar con el alcohol, lo que conduce a la depresión respiratoria y la
hipotensión).
En casos graves (concentración de alcohol en sangre > 1 g/L), considerar el lavado gástrico
y el carbón activado (el carbón sólo debe administrarse dentro de las 2 horas posteriores a
beber una cantidad excesiva de alcohol).
SEGUIMIENTO

• Garantizar que los pacientes estén lúcidos y tengan la capacidad de cuidarse antes
del alta del servicio de urgencias.

• Derivar a pacientes con sospecha de trastorno por consumo de alcohol a un centro


de tratamiento de alcohol.
• Los objetivos del tratamiento incluyen minimizar los síntomas, prevenir
complicaciones y facilitar la abstinencia continua del alcohol.
Las benzodiacepinas son tratamiento de primera línea en la mayoría de los pacientes con
síndrome de abstinencia de alcohol.
Naltrexona: Antagonista opioide de acción relativamente prolongada, bloquea los
receptores μ-opioides. Vía oral. Dosis de 50 mg.
Acamprosato: Acciones sobre receptores GABA, el glutamato, los serotoninérgicos,
noradrenérgicos y dopaminérgicos. Vía oral. Dosis una o dos tabletas de 333 mg.
Disulfiram: Actúa inhibiendo el aldehído deshidrogenasa. Vía oral. Dosis de 250 mg.
Alternativamente, para minimizar el efecto sedante.

Síndrome de abstinencia alcohólica


El síndrome de abstinencia alcohólica es un conjunto de síntomas que pueden tener las
personas cuando dejan de beber. A menudo sucede en personas que han tenido un
problema de abuso de alcohol durante semanas, meses o años. Las personas que solo
beben de vez en cuando rara vez sufren de abstinencia.
Los síntomas de abstinencia pueden ser: leves, moderados o severos.
LEVES

• Pérdida de apetito.
• Falta de sueño.
• Temblores leves.
• Sudación discreta.
• Náuseas ocasionales.
• Agitación.
• Inquietud.
• Depresión
• Fatiga
• Vómitos
MODERADOS

• Falta de apetito.
• Náuseas y vómitos ocasionales.
• Falta de sueño.
• Temblor moderado.
• Sudación moderada.
• Sentimientos de angustia.
• Agitación.
• Deseo intenso de ingerir alcohol.
• Fallas en la memoria.
• Antecedentes de lagunas mentales.
SEVEROS

• Negativa a ingerir alimentos.


• Náusea y vómito.
• Incapacidad para conciliar el sueño.
• Temblor de moderado a severo.
• Sudación de moderada a severa.
• Angustia y agitación severas.
• Deseo muy intenso de ingerir alcohol.
• Pérdida de la memoria para los hechos recientes.
• Convulsiones.
• Delirium tremens (confusión, pánico y alucinaciones)
• Alucinosis alcohólica.

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