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Universidad Autónoma de Santo

Domingo
Post Grado
Doctorado en Humanidades en
Estudios Sociales y Culturales del
Caribe.

Asignatura:
Seminario IB Pensamiento Dominicano.

Profesor:
Dr. Odalis Pérez

Sustentante:

Ensayo del pensamiento dominicano y


su identidad. La forja de una conciencia
nacional
3-05-2022
Introducción
La identidad dominicana fue un tema recurrente durante la década de los ochenta del siglo 20.
Los debates sobre el tema se multiplicaron con el impacto de las migraciones y la apertura a
un nuevo modelo productivo que sustituiría la industria azucarera y la exportación de
productos tradicionales como café, cacao y tabaco por las manufacturas de zona franca, el
turismo y las remesas.

Durante la segunda década del siglo 21 el debate resurge en condiciones distintas y en medio
de otras problemáticas, aunque enmarcado por una narrativa emparentada con la de los
escritores de la generación de postguerra que se preguntaban por la “esencia” de lo
dominicano en el contexto de la mundialización cultural y la globalización económica.

Surgimiento de un grupo de pensadores que se desarrollaron en diferentes áreas del pensar


dominicano, el cual lo podemos visualizar como es, en la historia, literatura, filosofía,
economía, política, cultura, filosofía estética, el pensamiento dominicano se fue creando
mediante la necesidad de reconocernos como pueblo u nación con una cultura propia de uno.

La caída de la dictadura (Trujillo 1930-1961) hizo suponer la alteración de la narrativa sobre


la identidad dominicana que se sedimentó durante el dilatado régimen. ‘‘uno de los rasgos del
texto cultural dominicano es el marcado desprecio de las élites por la gran población
Empobrecida y negra, por la población haitiana y sus descendientes en el país. Resultante de
esa visión racista de raigambre colonial…” (Mieses, 2014).
Diseño del Ensayo.
El objetivo de este ensayo consiste en analizar el pensamiento dominicano y su identidad. La
forja de una conciencia nacional, mediante el análisis de diferentes fuentes.

Como fuente primaria se obtuvo de las cátedras impartida por el señor asesor de tesis y mono
grafico de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, como fuente secundaria se utilizó
los libros, la biblioteca digital del archivo de la nación, revista y publicaciones en internet, el
cual se puede observar en la bibliografía.

La metodología utilizada en este trabajo será el diseño instruccional el cual permite adquirir
la experiencia necesaria del aprendizaje

Argumento de base
El pensamiento dominicano constituye un espacio de reflexión que contribuye al desarrollo
de la comprensión no solo de la historia dominicana, sino que también favorece la
comprensión de las ideas que se desarrollaron en Santo Domingo vinculadas a disciplinas
científicas como la pedagogía, economía, política, antropología, sociología, filosofía,
geografía y ciencias jurídicas.

Sub temas abordados.

Identidad dominicana.
Antecedente del pensamiento dominicano.
¿Cómo se forjó la conciencia nacional dominicana?
Razonamiento sobre las perspectivas de pensamiento e interpretación de ideas y textos
dominicanos.
Conclusión.
Recomendaciones.
Bibliografías.
Identidad dominicana
La antropología, la sociología, la literatura y la historia posteriores a la decapitación del
tirano comenzaron a desfigurar los marcos mono culturales fijados en el imaginario social
durante un largo periodo de adoctrinamiento popular a tono con la visión de dominio
histórico de las élites. En estos discursos tomaron cuerpo aspectos de la cultura popular que
se abrieron y se presentaron como contra discursos. Así “Raza, nación e identidad” fueron los
términos en los cuáles se replanteó el asunto. Los trabajos de Hugo T. Dipp (1979), June
Rosenberg (1979), Franklin Franco (1979), Martha E. Davis (1983), Fennema y Loewenthal
(1987) son evidencias al respecto. En particular F. Franco en “Los negros, los mulatos y la
nación dominicana” y Hugo. T. Dipp “Raza en la historia de Santo Domingo” representan un
primer desmonte del discurso de la dictadura desde la historiografía.

En conexión con lo anterior, en los noventa y desde la academia se continuó la misma línea,
Zaiter (1998) asoció los marcos de identidad dominicana con el pensamiento social y con
dificultades prácticas vinculadas a la socialización: “… dificultades para reconocer los
elementos negroides han dado pie al prejuicio racial… la identidad social se construye a
través de la participación y la socialización… una sociedad como la nuestra de marcados
contrastes y diferencias sociales, la construcción de una mentalidad dominante se ha
impuesto en torno a lo dominicano y la dominicanidad” (pp. 554-555).

Andrés L. Mateo (1993) en “Mito y cultura en la Era de Trujillo” enfatiza la legitimidad


lograda por el discurso cultural de la dictadura haciendo uso de los mitos y los símbolos
culturales flotantes en el gran relato de lo dominicano construido por la intelectualidad. La
frontera fue utilizada como línea épica de afirmación (nacional) impulsada por la
intelectualidad nacionalista que accionaba desde movimientos culturales como Paladión y
Acción Cultural y con la dictadura se convirtió en política de Estado expresada en actos tan
horrorosos como la Masacre de 1937 (Mateo, 1993).
Antecedente del pensamiento dominicano.
El pensamiento dominicano tiene sus orígenes desde la colonización mediante el déficit
intelectual, económico, político y los continuos conflictos sociales que existían en el tiempo
de la colonización, en los tiempos que existía la colonia, varios españoles se establecieron en
la Republica dominicano entre ellos historiadores, poetas, pedagogo, escritores y arzobispo.
Mediante los múltiples maltratos que estos fueron sometidos, los indígenas despertaron el
interés y formaron un movimiento intelectual, todo esto hizo posible que en Latinoamérica se
desarrollaran grandes pensadores que se destacaron en los siglos XV y XVI, tales como,
Leonor de Ovando y Elvira Mendoza. Estos españoles fueron el motor de arranque que
despertó el interés por muchos dominicanos desarrollar el deseo de liberación y pertenencia
para defender su país.

¿Cómo se forjó la conciencia nacional dominicana?


Para responder esta pregunta debemos de entender el concepto de forjar.
La palabra forjar se deriva del verbo francés forger, el cual significa fabricar.
Entonces podemos decir que la palabra forjar es la acción, de crear, fabricar o formar algo,
entes caso estamos hablando de forjar la conciencia nacional dominicana.
Luego de ver parte del antecedente del pensamiento dominicano como este tuvo su origen
debemos de encontrar cuando este se creó como conciencia dominicana, es decir cómo se
concibe el dominicano.

El pensamiento dominicano se fue formando a partir de los ideales independentista de Juan


Pablo Duarte. Luego con la ocupación haitiana y el viaje de Duarte de estudio a Europa, en su
regreso vino con su pensamiento e ideas liberales que sembró en la mayoría de los
dominicanos los cuales expresaban diferentes manifestaciones, es decir, sembraron en los
dominicanos de la época el sentido de vivir en un país libre un pensamiento de liberación lo
que hizo posible que el pensamiento intelectual florezca, desarrollándose en los ámbito de
escritura, periodismo, poetas, maestros, historiadores, novelista y crítico.

Con la ocupación haitiana y la restauración se produjeron implicaciones del pensamiento en


los ámbito, social, político, cultural, literario, lirico, lo cual hizo posible que el pensamiento
dominicano desarrolle el sentimiento patriótico y nacional se concentro en la costumbre
dominicana, es decir a partir de estos acontecimiento se fue forjando la conciencia nacional
dominicana.
A mediado del siglo XIX, el proceso de formación de este pensamiento estuvo compuesto
por un proceso de formación de identidad nacional, la cual uno de su máximo representante
fue Juan Pablo Duarte, seguido por Félix María del Monte, Meriño, los hermanos Guridi,
José Gabriel García, Emiliano Tejera y Francisco Gregorio Billini, todos estos reanimaron
el pensamiento independentista; a raíz de la anexión a España periodo que se conoció como
España boba, surgiendo nuevos formas de pensar con los restauradores, los cuales se
dedicación a escribir sonetos y canciones en donde se permeaba el sentimiento patriótico, y
la identificación de una nación libre e independiente de opresores.

Los primeros esfuerzos vinieron de la mano de Antonio del Monte y Tejada, quien desde
Cuba en 1853 publicó su Historia de Santo Domingo; José Gabriel García, considerado el
padre de la historia dominicana, y su obra Compendio de la Historia de Santo Domingo,
editado en 1867; y el padre Fernando Arturo de Meriño, figura clave de la política vernácula
en la segunda mitad del siglo XIX, también en 1867 publicó Geografía Física, Política e
Histórica. Sentadas las bases historiográficas del origen y razón de ser dominicanos, fue
décadas después cuando se vislumbraron los primeros. (coordinación general de Matías
Bosch, 2016).

Las difícil situación política, histórica, y social caracterizaron la formación de la conciencia


nacional dominicana, un grupo de hombres dominicanos se movilizaron en un pensamiento
amargado por la redención del pueblo dominicano. Tal fue el caso de José Ramón López,
quien en 1896 planteó en su obra La alimentación y las razas lo que entendió como taras
insalvables del pueblo dominicano a la hora de encabezar su futuro histórico. En contraste, en
1915 con La Paz de la República Dominicana hizo una defensa inequívoca de la naturaleza
trabajadora y noble del pueblo dominicano. (coordinación general de Matías Bosch, 2016)
Pedro Francisco Bonó se inclinó por la parte social en donde sus pensamientos abordaba la
parte socio económica, como se los dominicanos poder desarrollarse socioeconómicamente, y
criticaba el capitalismo de la época. Todo esto sucedió a mitad del siglo XIX.

Como hemos ido aclarando a cerca del pensamiento dominicano podemos afirmar que se fue
construyendo debido a todas las intervenciones e invasiones que ha sido objeto nuestro país, esas
invasiones que de una manera u otra a impactado la parte intelectual, cultura, económica, social,
política, artística, y emocional del pueblo dominicano.
Con la guerra de la restauración en 1865, quien tuvo como figura principal al General Gregorio
Luperón, y un sinnúmero de restauradores que se destacaron a través de los sonetos a despertar la
conciencia nacional del pueblo dominicano, los cuales no le importaba el lugar donde se encontraban
para vociferar a viva voz, el descontentos quienes en sus versos mencionaban el rechazo a la anexión
y la opresión que estaban sujetos.

Tal es el caso del Maestro Mazzi que en una de sus estrofa podemos vislumbrar ese sentimiento
de estar dispuesto a dar la vida para volver a lograr lo que en el pasado muchos patriotas
dominicanos hicieron, independizarnos de la opresión haitiana, lo único que en este caso es
de los vil y tiranos españoles.

‘‘Vi a mi patria nacer, e independiente


Rompiendo el yugo de opresión tirana,
Lauros ceñirse, de su gloria ufana
Entre el aplauso de extranjera gente...
Hoy que lo manda así la suerte fiera
Juremos a esa patria darle gloria,
Darle la libertad con nuestra vida!’’ (Demorizi, 1963)

Pero no solo esta estrofa podemos encontrar esa identidad de querer seguir siendo libre e
independiente, en otro soneto podemos deleitarnos como ellos a través de los versos llagaban a toda la
población dominicana, hay muchos más artistas que dedicaron a concienciar a los dominicanos a
través de los versos, podemos ver Enrique Henríquez, quien escribió uno a Eugenio Perdomo las
siguientes letras.

AL HEROE-MARTIR que abatir pretendió la vives con vida de fecunda


EUGENIO PERDOMO alevosía! . .. gloria,
‘‘Levántate del sueño de Levanta ya la frente, en el cariño de la Patria
la nada, que la mengua inclinó del triste
héroe desventurado, coloniaje, y entre los laureles de la
ahora que la Patria ¡oh! espíritu valiente; Patria-historia!
restaurada, álzate sí; que aunque Levántate del lecho
sobre tu losa fría, morir quisiste, en que noche tan larga
alza el pendón cruzado has dormido;
¡oh! apóstol del Derecho, en tu gentil Quisqueya; del mártir generoso
mártir eternamente y no el cañón asola a quien mis labios con

bendeaido! la plácida pradera respeto nombra! .’’


(Demorizi, 1963)
Que ya la lumbre bella donde siempre moró la
del sol de libertad suave primavera!
arrebola Alzate, pues, ¡oh sombra!

Ya a los finales del siglo XIX con el desarrollo de los ferrocarriles y el incremento de la
industria azucarera, el auge de las migraciones el espíritu intelectual se reafirmo, ya para esta
fecha surge un nuevo representante con una nueva forma de pensar principalmente en el
ámbito educativo, Eugenio María de Hostos quien es de nacionalidad puertorriqueña, pero
adquirió y se consagro como dominicano. Sus pensamientos fueron nacionalistas y
democráticos.

Eugenio María de Hostos fue pedagogo, maestro y pionero de la escuela anti escolástica,
Creo la escuela normal con el objetivo de continuar cultivando el espíritu nacional a través de
la enseñanza, destacó la razón y la moral social, con ímpetu de enfrentar la dictadura de
Ulises Hereaux en la Republica Dominicana todos estos ha servido como antecedentes para
desarrollar el pensamiento nacional Dominicano.

Luego de Hostos continua su trabajo que fue una fiel y seguidora de sus ideales Salome
Ureña de Enrique, gran poetisa y educadora dominicana, se inclinó por la corriente
positivista, fundó el instituto de Señoritas, primera escuela dominicana que permitía la
formación de mujeres como maestra normal, este hecho resultó un salto en la historia porque
de desarrollo un movimiento feminista.

También se debe de nombrar la generación de los Félix María del Monte, Félix Mota, Doña
Encarnación Echavarría Villaseca quienes escribían con un sentimiento de angustia, y las
vicisitudes que estaban pasando durante este periodo y al no poder entender como unos
tiranos preferían la separación en vez de la liberación, es decir luego de la independencia
Pedro Santana junto a un grupo de traidores a de los pensamientos de Duarte tomaron la
decisión de anexar la parte de Santo Domingo a España, porque utilizo la palabra traidores
del pensamiento de Duarte, debido a que los ideales del patricio era y es ser libre de toda
potencia extranjera, no era solo la de los haitianos por sus arraigos culturales francesas, sus
ideas es ser libre de todo dominio y opresores que solo se benefician de nuestro país y
atropellan nuestra identidad nacional.

Aunque la región caribeña tiene contrastes en su identidad y diversidad cualitativa, el Caribe


enfrenta problemas y aristas que lo integran, expresando una tendencia a la democratización;
no obstante, hay retos por afrontar. Ante ello la intelectualidad dominicana, como portadora
del pensamiento sociopolítico, filosófico y cultural de su país, se muestra a ofrecer soluciones
y alternativas a estos problemas ya la formación de nuevos valores. El presente trabajo se
inscribe en los estudios del pensamiento caribeño y en particular del dominicano.

Partiendo del análisis de contenido y el método hermenéutico, el objetivo se encamina a


caracterizar el pensamiento socio político y cultural dominicano a través de la evolución de
su intelectualidad. A partir del análisis del pensamiento de algunas personalidades, su
participación social y los principales problemas en que han empeñado su actuación, se
determinan los rasgos esenciales del mismo.

El pensamiento dominicano, intelectualidad dominicana, Pedro Henríquez Ureña, Juan Bosch


Si bien la región Caribe presenta contrastes en su identidad y diversidad cualitativa, el Caribe
enfrenta problemas y aristas que conforman la región, expresando una tendencia hacia la
democratización, sin embargo existe son retos por delante. En respuesta la intelectualidad
dominicana como portadora del pensamiento socio político, filosófico y cultural de su país, se
muestra para ofrecer soluciones y alternativas a estos problemas y la formación de nuevos
valores. Esta obra se enmarca dentro de los estudios del pensamiento caribeño y
particularmente del dominicano.

Con base en el análisis de contenido y el método hermenéutico, el objetivo está dirigido a


caracterizar el pensamiento político y sociocultural dominicano a través de la evolución de su
intelectualidad. A partir del análisis del pensamiento de algunas personalidades así como de
su participación social y de los principales problemas que han comprometido su actuación se
determinan los rasgos esenciales de la misma. (Caballero-Batista, 2016)

Tanto Pedro Henríquez como Ureña, Juan Bosch, dedicaron su vida al


pensamiento técnico profundo, inspirado por la nación abarcando en su
entorno los rasgo mudo de la nación, en donde solo su propio
intelectualismo le permitan escribir y entender su propio escrito, a lo
largo de la historia y al paso de los hechos queda en la mente y en nuestro
corazones todas esas frases que antes parecían sin sentido.

Avanzando a nuestro proceso histórico encontramos que a llénales del siglo XIX se va a
sistematizar en nuestra realidad una corriente de pensamiento que se dedica a expresar lo
que considera características del comportamiento dominicano ya definir la sociedad
dominicana. Surge un conjunto de oraciones interpretaciones de 1o dominicano, en las que
se destaca su énfasis por lo negativo. Estas están producidas por los sectores dominantes en
la sociedad y al reproducirse dan argumentos que condicionan un sentimiento de
infravaloración, sentimiento que al ser asumido en la sociedad, considera el pueblo
dominicano en posiciones que revelan "inferioridad", con tendencias a una consideración
pesimista acerca de la sociedad y de sus perspectivas de superación como colectivo social.

Las valoraciones negativas del comportamiento social del dominicano/a y las tendencias
pesimistas que van a predominar en nuestro pensamiento social, las encamina, a principios de
este siglo, un conjunto de pensadores entre quienes se dan matizaciones y diferencias, con
términos de los señalamientos y las imágenes de lo dominicano que proyectan en nuestra
sociedad, pero manteniendo una cierta coincidencia en cuanto a destacar aspectos negativos.

El pensamiento de este conjunto de intelectuales encama una corriente marcadamente


pesimista, que mira con dolor a la sociedad dominicana y la asume a través de comparaciones
con la civilización europea. La difusión de este pensamiento y las imágenes que él proyecta,
impregnan la producción intelectual dominicana, que relaciona a cerca dc nuestra realidad
social, de un sentimiento de impotencia e incapacidad, sentimiento esto que se reproduce y
Donde manteniendo su vigencia hasta nuestros días.

A través de la asunción ideológica de estas posiciones y argumentos, y de las imágenes


sociales correspondientes, se contribuye a que amplios sectores de dominicanos y
dominicanas consideren que el pueblo dominicano es incapaz de transformarse y superar
las condiciones sociales que lo sitúan en el atraso y la impotencia.
Esta forma ideologizada de explicar ¿cómo somos? se mantiene vigente' ya que la misma es
difundida a través de las institución.

A finales de la década de los cuarenta, bajo la represión de la dictadura de Rafael L. Trujillo


Molina, se manifiesta con énfasis en el pensamiento social dominicano, el prejuicio anti-
haitiano, lo cual se sumó a la gama de posiciones que a través de la historiografía tradicional
mantenían argumentaciones e ideas que implican la justificación de una separación y
diferenciación tajante entre las raíces africanas y lo haitiano, por un lado y lo dominicano-
hispano.

Por otro, desde estas posiciones, en el pensamiento social dominicano, se asume el rechazo y
la negación de lo africano en nuestras expresiones culturales. Los pensadores más
representativos de esas posiciones son: Manuel Arturo Peña Batlle y Joaquín Balaguer,
quienes dedican análisis históricos a destacar nuestra hispanidad y a diferenciamos de lo
haitiano, asignando al pueblo haitiano una serie de valoraciones negativas.
Será a finales de la década de los 50 y a principios de los 60, cuando se plantean desde el
exilio dominicano, posiciones que van a dar expresión a un pensamiento social que, al
explicar el comportamiento del dominicano, asume referirse al proceso social del dominicano
y a cuestionar las condiciones históricas que han predominado en la sociedad dominicana.

Se avanza en la presencia de una corriente de pensamiento crítico.


En períodos anteriores se manifestaron planteamientos dirigidos a criticar las condiciones
sociales, las cuales se proyectaban desde posiciones en las que se asumir corrientes dcl
liberalismo en nuestro contexto. Sin embargo, estas concites de pensamiento eran impedidas
de plasmarse en una acción social que lograra transformar el orden existente. Esto así por el
predominio de modelos represivos y depósitos en la organización social dominicana.
Serán estudiosos de las ciencias sociales así como poetas letrados de períodos finales del
Trujillísmo y del post-Trujillismo, quienes introducirán nuevos enfoques en el pensamiento
social dominicano procurando superar los enfoques dominantes.
Razonamiento sobre las perspectivas de pensamiento e interpretación de ideas y textos
dominicanos.
Las tendencias pesimistas al plantear que, en la sociedad dominicana, las
posibilidades de superación están cerradas, destacan las limitaciones que se
manifiestan en los comportamientos sociales y en las instituciones
dominicanas. La asunción, ideologizada, de las posturas pesimistas, e
traducen en promover la infravaloración, el abandono del país, buscando la
integración en otras sociedades, y dando impulso a la emigración económica.
Esta posición en sus planteamientos más íntimo lleva a una interpretación
catastrófica de la realidad dominicana, sin cuestionar, ni criticar, las causas
sociales y económicas que han llevado a la sociedad dominicana la crisis
actual.

El autor se introduce en nuestra historia y realidad social expresándolas a través de sus versos
y dice, refiriéndose a nuestra historia: (Zaiter, 1998) "Por dentro de tu noche solitaria de un
llanto de cuatrocientos años. . . frente a la vieja herida violenta de tus labios por donde gota a
gota como un oscuro río desangra tus palabras lo mismo que dos tensos bejucos enroscados
bailemos un merengue: un furioso merengue que nunca más acabe." Más adelante alude a las
características que se nos asignan:
"¿Qué somos indolentes? ¿Qué no apreciamos nada?
¿Qué únicamente amamos la botella de ron,
la hamaca en que holgazanes quemamos el
andullo del ocio en cachimbos de barro mal cocidos
¿Qué nos dio la miseria para nuestro solaz?
Puede ser, no lo niego; pero ahora, entre
tanto bailamos un merengue hasta la madrugada....
¿Qué hay muchos que aseguran
que aquí entre nosotros,
la vida tiene el mismo tamaño de un cuchillo?
¿Qué nuestra gran tragedia como país empieza
desde cuando aprendimos a tocar el bongó?....
¿Qué fuimos y que somos los mismos marrulleros,
los mismos reticentes del pasado y de siempre?
¿Qué dentro de la escala de seres humanos
hay muchos que suponen que nosotros no
vamos más allá del alcance de un plato de sancocho?

Puede ser, no lo niego pero ahora, entre


tanto bailemos un merengue de espaldas
a la sombra de tus viejos dolores"
(Micses Burgos, F. 1986. Pag.l05- 106)
Más no todo es ideología del progreso. Hay un pensamiento disidente cuya concepción
social trasciende la visión del liberalismo económico que plantean los progresistas. Bonó
constituye la más alta de las voces intelectuales que se alza contra esta ideología del
Progreso, y lo hará sin ambages. 28 En general, es el viejo liberalismo nacional el primero en
darse cuenta de la postración que sufría la mayoría rural; pero ya se encuentra en una
situación de áutomarginamiento. No obstante, la postura de Bonó exhibe un pensamiento que
ha evolucionado desde el liberalismo de sus contemporáneos hasta el utopismo socialista,
específicamente el de las corrientes socialistas cristianas europeas; es el primero en plantear
como criterio la justicia social para formular un proyecto nacional desde las clases populares.
Mas esta postura además de excepcional constituía un caso aislado.

Meriño y Hostos forjaron el grupo de intelectuales liberales que presenciará el próximo siglo;
el primero formó un contingente importante en el Seminario y el Instituto Profesional,
instituciones dirigidas por él, pero sólo el segundo creará una escuela de pensamiento.
Incluso algunos de los que fueron alumnos del primero contribuyeron con el Maestro
puertorriqueño en la obra de regeneración social que propuso. 30 En realidad Hostos dio una
nueva vitalidad, con su racionalismo 81 pensamiento liberal, aunque contribuyó también a
cerrar algunas aperturas a lo popular que el viejo liberalismo conservaba por estar ligado a la
religión católica.

En suma, la presencia de Hostos convocaba a la élite intelectual; entusiasmada por su


racionalismo que desafiaba todo misticismo, religioso o no; se iniciaba una era de razón,
significaba una apertura ideológica fundamental. Constituyó escuela y se convirtió en
caudillo intelectual de sus contemporáneos; porque lo fue, se le llamó Maestro. Ante el
fracaso de las reformas liberales intentadas, la propuesta hostosiana constituía un jalón dentro
del proyecto liberal, que le daba un nuevo sentido y una mediación a, la labor intelectual en el
medio nacional: El objetivo era la civilización, la moralización racionalista de toda la
sociedad; la mediación era la educación, para forjar espíritus libres, basados en el
conocimiento científico pero además lo situaba en un contexto mundial.

El pensamiento pos trujillista constituyó un relevo al proyecto corporativista y mixtificador


de la dictadura. Lo hizo basándose en las concepciones populistas que propongan un nuevo
tipo de convergencia entre proyecto nacional y burgués y sectores populares.
Aunque también hubo propuestas políticas que enarbolaran los criterios sociales del
liberalismo de principios de siglo, ocultando su racismo y su elitismo; lo más importante y
novedoso se plasmó en un discurso que establezca equivalencias y diferenciaciones sociales
que pasaron a ser parte de la cultura política de las masas: el pueblo "hijo de machepa" frente
a él rico “tutumpote". La adscripción al populismo fue particularmente notoria en las masas
populares urbanas, que se movilizaron en torno a sus propuestas incluso radicalizadas en la
revolución de abril de 1965. Se pudo concitar así un nuevo ciclo de hegemonía liberal-
populista que declinó hacia 1983, resultado de la incapacidad de armonizar el discurso
populista con una práctica gubernativa que lo desdice.

Durante el proceso que se extiende de 1930 al 1961, Bosch es, quizás, si no la figura política
más relevante, una de las más atrayentes. Participó activamente en el derrocamiento del
régimen trujillista. Escribió y aplicó la Constitución más democrática y revolucionaria que
conoce la historia de la República Dominicana, la de 1963. Fue presidente de la República y
uno de los primeros que se opuso a la invasión Norteamericana del 1965. Nadie mejor que él
expresó con su acción y su vida el tumultuoso momento histórico que le tocó vivir.
Ramón Blanco. Visión de una cuarta república. Discurso leído en la Provincia de Monte Plata, el 24 de junio de
2001 en: Núñez, D. Pimentel, J. y Vargas, G. (Comps). Juan Bosch: Aproximaciones a una vida ejemplar. P.
257.

El pensamiento social y humanista de Juan Bosch ha quedado profundamente vinculado a la


comprensión de estos episodios, a la interpretación de estas realidades históricas. De ahí que
el humanismo de Bosch radica fundamentalmente en que para él, por encima de todos los
valores universales, se encuentra el mayor de ellos que es el hombre.

¿Quién dijo qué?... ¿Qué Juan Bosch ha muerto?... ¿Eso dicen?... ¡Falso de
toda falsedad! “Si en lo que vemos, si en lo que somos, si en lo que hemos
alcanzado, si en lo que nos falta, si en lo que soñamos, si en lo que podemos ser,
si en lo que luchamos, si en todo lo que es libertad de tránsito, de expresión del
pensamiento, de trabajo; si en todo lo que es derecho ciudadano, derechos
políticos, derechos humanos, derechos constitucionales; si en cada hecho de
libre protesta, si en cada demanda reivindicativa, si en cada conjunción de
voluntades soberana está él”.
Finalmente podemos decir que el pensamiento dominicano por si solo no es un sistema para
patentar, mejor dicho este se ha venido forjando mediante una sin número de batallas de
pensadores que fueron realizadas desde los ideales independentista de Juan Pablo Duarte
hasta la actualidad con innombrables jóvenes que se están dedicando al desarrollo de este.
La lucha durante la década de los 70 del siglo XIX entre diferentes corrientes filosóficas
como son: el ´positivismo, conservadorismo, pensamientos que lo podemos encontrar a nivel
político, económico, social, intelectual, cultural, literario inclusive hasta nivel educativo y en
el lenguaje coloquial de la población dominicana.
Conclusión
Era de esperar que los hombres prudentes, los amigos de la humanidad, observadores de los
fenómenos sociales, observasen el origen, marcha y estado progresivo de la agricultura de la
común de Santo Domingo y San Pedro de Macorís, pero a mi conocimiento no está más que
uno elevara la voz contra el torrente que envuelto en prismas engañosos llevaba toda su
población a la miseria. (…) La voz que digo y la mía fueron las únicas que clamaron en el
desierto. Hemos sido vencidos, el mal está a la puerta y nadie se mueve aún.

Las valoraciones negativas del comportamiento social del ciudadano/a y las tendencias que
van a predominar en nuestro pensamiento social, las encarnan, a principios de este siglo, un
conjunto de pensadores entre quienes se dan matizaciones y carencias, en términos de los
señalamientos y las imágenes de los dominicanos que proyectan en nuestra sociedad, pero
manteniendo una cierta coincidencia en cuanto a destacar aspectos negativos. Para exponer
un análisis de este pensamiento vamos a destacar algunas de las posiciones más relevantes
que han contribuido a formar una corriente en el pensamiento social dominicano, prestando
atención a los que han hecho referencias y presentan argumentos en torno al comportamiento
de los dominicanos.

Al analizar el pensamiento social dominicano que se plasma en este siglo, es imprescindible


tomar en consideración a Eugenio María de Hostos (1839-1903), quien va a ser forjador de
intelectuales liberales y “creará una escuela de pensamiento” (González, 1987: 11). Hostos
dinamiza una preocupación en torno a la nación dominicana y promueve una acción hacia el
logro de un proyecto antillanista, a través del cual sintoniza con la significación que tuvo la
gesta restauradora (1861-1863).
Recomendaciones
Al país, la contienda electoral de 1996 puso sobre el tapete la dificultad de definir
étnicamente a los dominicanos. En la campaña se habló de quién representaba más nuestra
nacionalidad. Se blandieron tesis y consignas sobre la nación, la cultura y la raza de nuestra
gente. En términos generales prevaleció la confusión. Ahora, transcurridos los comicios y
juramentado ya el nuevo Presidente, tal vez podamos retomar el asunto sin que seudo poetas
beneficiarios del orden imperante atribuyan a la inquietud motivaciones “político-partidistas”.
Sirvan, pues, estos apuntes como una propuesta encaminada el nativismo del discurso sobre
la dominicanidad.

Cooperar en la disminución de sus propias atribuciones garantizaría que quien lo sustituya el


próximo cuatrienio herede una menor posibilidad de poder absoluto y que dentro de varios
períodos presidenciales veamos el fin del sistema autocrático.

A las universidades, debiera de revisar los pensum en las universidades para iniciar a impartir
como asignatura de todas las carrera, el pensamiento dominicano se debe de incluir en todos
las casas estudios para que las nuevas generaciones conozcan como se forjo nuestra
conciencia nacional, debido a que solo se le enseña que somos dominicanos y respetemos
nuestros símbolos patrios, y la conciencia va mucho más allá que símbolos patrios.

A los politécnicos y liceo, debieran de considerar cómo salida optativa el pensamiento


dominicano y trabajarlo como proyecto en donde el estudiante investigue y profundicen en la
diferente perspectiva en que este se ha desarrollado y como ha sido la historia de su creación.

Pues nada ha imposibilitado tanto una conversación saludable sobre el tema como el hecho de
que heredamos categorías definidoras forjadas por gente que nunca se identifica
favorablemente en el establecimiento de una visión liberadora de la identidad cultural
dominicana.
Bibliografías
AAVV: Festival de las ideas. Retrospectiva y perspectiva del pensamiento político
dominicano, Ed. Corripio, Santo Domingo, 2009.

Caballero-Batista, Mabel, et al. "El pensamiento dominicano. Su dimensión auténtica y


emancipadora". Santiago, No. 140, mayo-agosto. 2016, págs. 250+. Gale OneFile: Informe
Académico, link.gale.com/apps/doc/A464898293/IFME?
u=anon~fc222541&sid=googleScholar&xid=d081744f . Consultado el 5 de mayo de 2022.
Raymundo González. "Bonó: un crítico del liberalismo
dominicano en el siglo XIX". Ciencia y Sociedad, 10(4): 472-489.

Odalís G. Pérez: Joaquín Balaguer. La filología, la historia, el pensamiento Ed. Corripio,


Santo Domingo, 2010.

Odalis G. Pérez: La ideología rota. El derrumbe del pensamiento “pseudonacionalista”


dominicano, Ed. Manatí- Centro de información afroamericano, Santo Domingo, 2002.

Santiago Basso y Marina Ciuff ; Antología del pensamiento crítico dominicano


contemporáneo / coordinación general de Matías Bosch; Quisqueya Lora - 1a ed. - Ciudad
Autónoma de Buenos Aires: CLACSO, 2016. Libro digital, PDF

http://agn.gob.do/index.php/servicios/item/355-biblioteca-digital

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