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Etapa 2. Discusión
Durante esta etapa el coach deberá exponer sus observaciones al asesorado.
Para mantener la objetividad, el coach deberá referirse a los comportamientos de
la persona en el trabajo, en lugar de enfocarse en su carácter, personalidad,
motivos o características personales.
Aquí el coach puede apoyarse en preguntas para dirigir y enfocar al asesorado a
las conclusiones que desea alcanzar. Estas preguntas generarán un puente de
comunicación entre ambos, facilitando la identificación de fortalezas y áreas de
mejora. Es muy importante que en todo momento el coach mantenga una
actitud de escucha activa. Algunas recomendaciones para escuchar activamente
son:
Definición del estado actual: es necesario tener claridad del nivel actual
de desempeño de la persona, tanto en sus resultados como en su nivel de
dominio de competencias. Con base en este análisis se definirán las
principales áreas de mejora de la persona.
Definición de metas específicas: es la definición del estado futuro
deseado y acordado por ambas partes. Este nivel de desempeño debe
estar especificado en indicadores concretos de desempeño (resultados de
la operación y nivel de dominio de competencias de la gente).
Líneas de tiempo y fechas acordadas: se refiere a las fechas en que se
reunirían nuevamente el asesor y el asesorado para dar seguimiento al
proceso (reuniones de retroalimentación, evaluaciones semanales,
mensuales, trimestrales, etc.).
Acciones concretas: se refiere a las acciones definidas por ambas partes
para mejorar el nivel de desempeño de la persona. Éstas pueden incluir
lecturas, cursos, nuevas funciones, participación en grupos o asociaciones
(dentro y/o fuera de la organización), entre otras.
El rol del asesor: clarificar cuáles serían las responsabilidades del coach en
el proceso de desarrollo de su asesorado.
Etapa 4. Seguimiento
Después de que se ha definido el estado futuro que se desea alcanzar, el plan de
acción y los mecanismos de evaluación, el siguiente paso consiste en la
implantación y evaluación del plan y sus mecanismos de seguimiento. Es en esta
etapa donde el coach toma un rol mucho más activo asesorando, evaluando y
retroalimentando al asesorado. Ésta es la etapa más crítica del proceso, ya que
sin un seguimiento adecuado por parte del coach, se podría perder el esfuerzo
realizado en las etapas anteriores. Dicho de otra forma, un buen plan de acción
sin una adecuada implantación y un seguimiento estricto se puede quedar en
“buenos deseos”.
En este punto, las habilidades del coach para brindar retroalimentación efectiva
se ponen de manifiesto. Frecuentemente, los gerentes y líderes confunden la
diferencia entre brindar retroalimentación positiva y halagar, como en dar
retroalimentación negativa y criticar. Generalmente, los halagos y la crítica se
enfocan únicamente en un resultado final sin considerar el proceso para
alcanzarlo, y son subjetivos. Por el contrario, la retroalimentación positiva o
negativa busca ser objetiva identificando las causas que dieron origen al
resultado final. Algunas recomendaciones para realizar una retroalimentación
efectiva son:
Beer, M. (2003). Coaching and Mentoring, Harvard Business Essentials. Boston, EUA: Harvard Business
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School Publishing.
Adaptado de: Waldroop, J. y Butler, T. (1996). The Executive as Coach (pp.111 – 117). Boston, EUA:
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