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351-152063826
Algunas objeciones:
•Hay que notar que el texto dice que la obligación vincula personas a personas determinadas, pero en realidad ello no
siempre es así, pues el acreedor o el deudor pueden estar indeterminados en el momento de constituirse la obligación, por
OM
ej. la promesa de recompensa. Por consiguiente, el deudor y el acreedor tienen que ser personas determinadas o
determinables.
•En una obligación puede haber más de un deudor o más de un acreedor. Por lo dicho, la obligación vincula a uno o más
sujetos determinados o determinables con uno o más sujetos determinados o determinables.
•Allí donde dice “patrimonialmente valorable”, menciona una nota que no es esencial para que exista obligación.
En la gran mayoría de las obligaciones el objeto es patrimonialmente valorable, es decir, tiene un equivalente en dinero,
aunque el interés del acreedor no se económico. Pero también existen obligaciones jurídicas cuyo objeto no puede
apreciarse de ninguna manera en dinero, por ejemplo, la obligación del locatario que contrae de no ejecutar ninguna
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música en la casa que alquila.
Critica: Esta definición dice que es requisito esencial para que haya una obligación jurídica que el acreedor de ella tenga la
facultad de conseguir el cumplimiento de modo coactivo. De esta manera queda excluido del concepto de obligación
jurídica la obligación natural (ej. la obligación respecto de la cual ha transcurrido el lapso de prescripción o la deuda
surgida de un juego de puro azar)
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En realidad los redactores del nuevo código formularon esta definición de la obligación precisamente con el propósito de
excluir la obligación natural del ámbito jurídico.
Lo dicen en el texto titulado “Fundamentos” que acompañó el Anteproyecto del Código: la definición propuesta tiene
implicancia normativa en cuanto conduce a descartar el carácter obligacional de las denominadas obligaciones naturales,
categoría cuya supresión se propone, por considerar que no son verdaderas obligaciones, por defecto de exigibilidad”
La posibilidad de obtener forzadamente el cumplimiento de los deberes jurídicos es una característica del
ordenamiento jurídico en su conjunto; pero es un error afirmar que es elemento esencial de todo deber jurídico.
El art. 725 dice que la patrimonialidad del objeto es requisito esencial de la obligación:
Requisitos. La prestación que constituye el objeto de la obligación debe ser susceptible de valoración económica y debe
corresponder a un interés patrimonial o extrapatrimonial.
Lo que es esencial de una cosa se contiene en la definición de ella; por lo tanto en dicho artículo se completa la definición
del art. 724.
Es toda conexión entre dos entes, que se Las relaciones que conectan a dos o aquella especie de relación
vinculan el uno con el otro. Dicha más personas se denominan relaciones intersubjetiva en virtud de la cual,
conexión puede darse entre dos intersubjetivas. Éstas pueden ser de determinados supuestos de hecho son
sujetos, o entre un sujeto y una cosa o, distinta naturaleza. Existen relaciones considerados por el legislador aptos
inclusive, entre dos cosas. intersubjetivas que no trascienden al para satisfacer ciertos intereses
plano jurídico, al no ser consideradas dignos de tutela, reconociéndose, en
por el ordenamiento como propias de consecuencia, una tutela estable y
tutela: por ejemplo, relaciones de organizada, que se plasma en los
amistad, de afecto, de compañerismo, o correlativos derechos y deberes'
OM
puramente sociales.
Teniendo en cuenta su contenido económico, las relaciones jurídicas son patrimoniales (o económicas) y extrapatrimoniales:
Relación jurídica patrimonial “aquella que versa sobre Relaciones jurídicas extrapatrimoniales, en cambio,
bienes o intereses que posean una naturaleza eco- recaen sobre bienes o intereses no económicos. Su concepto
nómica”13 y que, por ende, es susceptible de valoración es encontrado por contraposición ejemplo: derecho de la
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pecuniaria. Ejemplo: las relaciones jurídicas obligatorias,
persona, derecho de familia).
las relaciones jurídicas reales y los derechos intelectuales
En rigor, cada una de estas clases de derechos puede tener un objeto no patrimonial, aunque a menudo se enseñe lo
contrario. Por ej. puede haber un derecho de dominio respecto de una cosa que carezca de valor económica, por ej, un
LA
TEMPORALIDAD DE LA OBLIGACION.
FI
Las obligaciones son temporarias. La obligación constituye una limitación de la libertad del hombre. Se admite que la
persona limite su libertad en interés de otro, pero durante un tiempo limitado. Como aplicación particular de esto, la ley
dispone que en los contratos de agencia y en los contratos de concesión que sean por tiempo indeterminado, cualquiera
de las partes tiene la facultad de rescindir el contrato.
No obstante existen también ciertas obligaciones de no hacer que el deudor debe cumplir durante toda su vida.
Ej. la obligación de guardar secreto profesional. Estos casos son muy excepcionales, la regla general es que las
obligaciones tienen una duración limitada
LA FUENTE DE LA OBLIGACION.
Toda obligación nace de una “fuente” o causa eficiente:
Art. 726. Causa. No hay obligación sin causa, es decir, sin que derive de algún hecho idóneo para producirla, de
conformidad con el ordenamiento jurídico.
La fuente o causa puede ser un contrato (contrato de compraventa), un hecho dañoso que genera la obligación de
indemnizar (la obligación de resarcir los perjuicios causados con un automotor en un accidente de tránsito), la ley civil, la
declaración unilateral de voluntad del deudor, el pago de lo que no se debía (que genera la obligación de devolver lo
cobrado) y el enriquecimiento sin causa
El derecho de crédito comprende muchas facultades. Algunas están mencionadas en el at. 730:
La obligación da derecho al acreedor a:
1. Emplear los medios legales para que el deudor le procure aquello a que se ha obligado
2. Hacérselo procurar por otro a costa del deudor
3. Obtener del deudor las indemnizaciones correspondientes
El acreedor tiene la facultad de exigir primeramente que el deudor dé o haga precisamente aquello a lo que se obligó a dar
o hacer. Si el deudor no cumple de modo espontaneo, el acreedor tiene la facultad de demandar el cumplimiento forzoso
de la obligación. Si el deudor no cumple lo ordenado en a sentencia, el acreedor puede hacer ejecutar dicha sentencia, de
modo que si la obligación es de dar una cosa, el oficial de justicia pone al acreedor en posesión de la cosa que se le debe,
con auxilio de la fuerza pública si ello es necesario. Si la obligación es de dar dinero y el demandado no paga, los bienes de
este que se hubieran embargado se rematan y con el producido de ellos se paga al acreedor.
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El acreedor tiene la facultad de obtener de un tercero aquello que debía dar o hacer el deudor, a costa de éste.
Claro está que el precio pagado por el acreedor al tercero tiene que ser razonable; el acreedor debe obrar de manera
prudente. En caso de controversia sobre este punto, el juez deberá resolver si el importe pagado por el acreedor al tercero
es excesivo.
Las indemnizaciones a que tiene derecho el acreedor corresponden al incumplimiento total o parcial o defectuoso de la
obligación. Tambien puede reclamar indemnización por tiempo o mora, cuando ello le ha causado perjuicio.
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Se juzga que hay incumplimiento del deudor no sólo cuando la inejecución de la obligación resulta directamente
de su conducta, sino también cuando proviene de hechos y omisiones de terceros a quienes el deudor ha delegado el
cumplimiento de la obligación o de personas de las cuales se sirve para cumplir la obligación.
El acreedor también tiene facultades para la protección de su derecho: hacer ejecutar medida precautorias, cobrar la pena
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en caso de incumplimiento si se ha puesto una clausula penal, solicitar la imposición de astreintes (que son sanciones
dinerarias que pueden aplicarse a quien de modo recalcitrante omite cumplir un deber jurídico impuesto por
resolución del juez)
Asimismo el acreedor tiene las facultades de ceder el crédito a un tercero y de renunciar al crédito.
Además del deber de cumplir el objeto propio de la obligación, hay ciertas conductas que debe observar el deudor. Por
ejemplo, en el caso de la obligación de entregar una cosa, ella importa los previos deberes de conservarla y de no
alterarla. Estos son deberes accesorios a la obligación de dar la cosa. En el caso de entregar un inmueble, existe el deber
accesorio del vendedor de entregar al escribano que ha de realizar dicha escritura el título de propiedad.
Importantes deberes accesorio es de quienes proveen cosas a consumidores o usuarios son los deberes de información
acerca de cómo debe usarse la cosa, cómo debe ella conservarse, cuales son los riesgos de su empleo, etc.
Todos estos deberes accesorios o secundarios existen aunque en el contrato no se los haya mencionado. Se fundan en el
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Otro derecho del deudor es que su ropa, los muebles que posea que sean de uso indispensable para él y para su familia, los
instrumentos que necesita para ejercer su profesión, arte u oficio y una parte importante de su salario que fija la ley no le
sean embargados por el acreedor para el cobro de la obligación.
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Los derechos reales a diferencia de los derechos de crédito, son un conjunto cerrado; en nuestro país sólo pueden
constituirse los tipos de derechos reales que establece la ley: el dominio, condominio, el cementerio privado, la propiedad
horizontal, el uso, la habitación, la servidumbre, la hipoteca, la prenda, etc.
El derecho de crédito no lo hace al acreedor dueño de la cosa que le debe el deudor, sino que lo faculta a exigirle al deudor
que le entregue la cosa.
Casi todas as diferencias que generalmente se mencionan tienen importantes excepciones, por lo cual no son diferencias
absolutas
Diferencia
en el objeto
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Se suele decir que los derechos reales se ejercen
directamente sobre una cosa y que en cabio, los
derechos creditorios tienen por objeto una
actividad del deudor (entregar una cosa,
Critica: no existe derecho entre hombre y cosa, sino
que todo derecho siempre es una relación entre
personas. Existe, claro, una relación directa del
propietario y la cosa que le pertenece pero esta
DD
realizar un hecho, abstenerse a un hecho). Esta relación no es el derecho de propiedad. Siempre en
idea la expresó Vélez en su código en una nota: el derecho hay alteridad: siempre los derechos se
un derecho real es el que crea entre la persona y ejercen con respecto a una o más personas. Por ello,
la cosa una relación directa e inmediata, de tal es un error afirmar que el derecho real es una
manera que no se encuentran en ella sino solo relación entre el titular del derecho y la cosa. En el
dos elementos: la persona y la cosa. Y que en caso del derecho de propiedad y de otros derechos
cambio en derecho persona solo existe una reales, son derechos que se tienen con respecto a
LA
relación entre una persona y otra persona, y en Todas las personas que tienen el deber de
él hay tres elementos: el deudor, el acreedor la abstenerse a turbar el uso y goce exclusivo de la
cosa. cosa, el poder disponer de ella, etc. Por ello se dicen
En el mismo sentido, el C.C.yC expresa: el que son derecho era omnes: los obligados con
derecho real es el poder jurídico de estructura respecto al titular de un derecho real son todos
legal que se ejerce directamente sobre su menos el. En conclusión, ya sean derechos
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Mediatez de Se sostiene que en el derecho real el titular Critica: esta distinción es real, pero tiene varias
unos e satisface directamente su interés con respecto a excepciones. Hay derechos creditorios en que el
inmediatez la cosa, obtiene utilidad directamente de ella acreedor goza inmediatamente de la cosa, como es el
de otros (ej. el dueño de la casa disfruta directamente, caso del derecho a uso de a cosa que tiene el
poseyéndola); en cambio en el derecho comodatario y el locatario en todo el tiempo que
creditorio su titular, para satisfacer su interés dura el contrato. A su vez, la hipoteca, la prenda son
requiere una conducta previa del deudor (que derechos reales y en ellos su titular no satisface
le entregue la cosa). Al respecto se dice que en el inmediatamente su interés
derecho real hay inmediatez con la cosa, y en
el derecho de crédito hay mediatez con la cosa
Numerus Otro distingo que se señala es que los derechos Critica: la diferencia es correcta aunque no
clausus reales solo pueden ser creados por la ley, atañe a la esencia de los derechos
además su regulación proviene de la ley- En
cambio en las obligaciones, predomina la
regulación de los particulares en lo que
concierne a su contenido.
En nula la configuración de un derecho real no
previsto en la ley o la modificación de su
estructura. En las obligaciones las partes son
libres de determinar el contenido del contrato,
dentro de los límites impuestos por la ley, el
orden público, la mora y las buenas costumbres.
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Entonces, el
numero de clases de derechos reales es limitado
, a diferencia de los derechos de Crédito que son
de origen convecional y su número es ilimitado
Ius Se dice que los derechos reales “siguen a la cosa” Critica: el locatario de un inmueble, que no tiene un
persequendi por lo cual pueden ser perseguidos por su titular derecho real sino un derecho creditorio al uso de la
contra quienquiera que posea la cosa. Dispone el cosa, sin embargo cuenta con ius persequendi con
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C.C.yC: el derecho real atribuye a su titular la
facultad de perseguir la cosa en poder de quien
se encuentra.El titular de un derecho real puede
perseguir la cosa, para recuperarla, de manos de
respecto a ella
DD
quien la tenga. En contraste, en los derechos
creditorios, el titular no puede perseguir la cosa,
sino que debe dirigirse al deudor y si éste ya ha
enajenado la cosa a un tercero que la recibió de
buena fe, el acreedor solo puede dirigirse al
patrimonio del deudor, para obtener una
indemnización. Sólo puede perseguir la cosa
LA
Diferencia Se dice que los derechos reales son perpetuos y Critica: En verdad la perpetuidad no es carácter de
en la que en cambio, los derechos creditorios son los derechos reales, sino que se da sólo en el derecho
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duración temporarios ya que después de un cierto tiempo de dominio y en ciertas servidumbres. El usufructo,
se extinguen; precisamente los derechos de el derecho real de uso y habitación, la prenda, la
crédito existen para morir en algún momento, al hipoteca son derechos reales siempre temporarios.
cumplirse la obligación
En la época primitiva, y según la ley de las XII tablas, la obligación importaba un vínculo personal de tal intensidad que el
cuerpo de deudor era considerado como “prenda del acreedor”: el deudor respondía con su cuerpo en caso de no cumplir
con lo prometido. De conformidad con las XII tablas, después de transcurrido cierto tiempo sin que el obligado cancelase al
deuda, el acreedor podía ir al juez para que éste lo autorizara a tomar prisionero al deudor, llevárselo a su casa y
mantenerlo sujeto con cadenas; la ley establecía el peso de las cadenas y la alimentación que debía darle el acreedor. Si
transcurrieren 60 días de prisión y no hubiere pagado su deuda, el acreedor estaba autorizado para darle muerte o
venderlo como esclavo. Asimismo existía el NEXUM, institución que consistía en que el deudor daba en prenda su propia
persona al tiempo de contraer la obligación, de modo que si después no cumplía, podría ser tomado como esclavo por el
acreedor, sin necesidad de proceso judicial, hasta que la deuda fuese pagada.
Luego se fue suavizando la situación del deudor sensiblemente: la LEY POETELIA PAPIRIA estableció que podía
tomarse cautivo al deudor, pero sin ponerle cadenas, prohibió el venderlo como esclavo y el quitarle la vida y también
ordenó que ante todo se ejecutasen sus bienes, de modo que si tenía patrimonio, ya no corría riesgo de perder su libertad;
además le daba la facultad al deudor de obtener la liberación mediante la prestación de servicios.
Mas tarde con la LEY VALLIA ya el deudor quedo completamente libre de la manus del acreedor, pues este solamente
podía dirigirse a su patrimonio, en la mayoría de los casos.
La regulación de las obligaciones, que fue principalmente obra de los antiguos juriconsultos romanos y de los pretores en
la época clásica, se destaca por la claridad de conceptos con que se expresa y la notable precisión técnica de las formulas
usadas.
Una de las características del antiguo derecho romano con respecto a las obligaciones nacidas de convenciones, fue el
formalismo: de mero acuerdo de voluntades no nacían obligaciones validas en el derecho civil, sino que se requería la
realización de ciertas formas, como eran la pronunciación de determinadas frases sacramentales por ambas partes para
que se constituyera determinada clase de obligación, o la inscripción de la obligación en ciertos libros de contabilidad
domésticos del acreedor. De todos modos, poco a poco el pretor fue concediendo acciones que el estricto derecho
quiritario no reconocía, cuando faltaban dichas formalidades. Así, el severo formalismo del periodo inicial se atenuó en
la época clásica mediante las acciones que los pretores fueron brindando al acreedor.
El referido formalismo regía no solo para la constitución de las obligaciones sino también para extinguirlas.
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Habían varias fuentes de obligaciones: en lo que respecta a las obligaciones de resarcir daños eran un número limitado de
supuestos puntuales, pero poco a poco los pretores fueron añadiendo otros casos. Otras fuentes eran el pago indebido, la
tutela, la obligación del tutor de rendir cuentas, etc.
Un defecto que se ha señalado de este antiguo derecho es que no se admitió la cesión del derecho de crédito, hasta la
época de Justiniano. Esto, al parecer, fue consecuencia de que la obligación se concebía como una ligadura muy personal
tanto respecto del deudor como respecto del acreedor.
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Hay importantes principios jurídicos que integran la regulación del derecho de las obligaciones y de los contratos
actualmente vigentes en el derecho contemporáneo de todos los pueblos que tuvieron su origen en el Derecho
Canónico y que fueron trasladados desde allí al Derecho Civil.
El derecho canónico es el sistema de reglas jurídicas por las cuales se ha regido y se rige la Iglesia Católica como sociedad
DD
visible, en sus relaciones internas y externas.
Originalmente limitado a la regulación de la sociedad eclesiástica y a las cosas religiosas, con el tiempo el Derecho
Canónico se extendió al ámbito de la vida civil para regir relaciones jurídicas que tenían relevancia religiosa, como la
celebración del matrimonio.
En el siglo XII el derecho romano y el derecho canónico, juntamente con algunas reglas del antiguo derecho germánico,
vinieron a confluir en un ius commune. Las leyes canónicas se aplicaron a materias civiles y los tribunales eclesiásticos
tuvieron jurisdicción al respecto a partir del siglo XII, debido al prestigio y apogeo del poder eclesiástico en la época.
LA
Uno de los recursos para aplicar las normas canónicas a las materias civiles fue la practica del JURAMENTO en los
negocios contractuales. El acreedor, al hacer la convención, procuraba el juramento del deudor, y de tal modo lograba que
el asunto, en la eventualidad de una controversia, ingresara en la competencia de los tribunales eclesiásticos, los que
cuales entraban en conocimiento del litigio sobre la base de que la observancia del juramento era un deber religioso.
Pero desde el siglo XV el derecho canónico se retiró para quedar luego circunscripto al ámbito propio de la sociedad
eclesiástica, con la excepción del matrimonio.
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a) La eliminación del formalismo o ritualismo en la validez de los contratos: en el derecho de los antiguos romanos toda
convención generaba acción judicial para exigir el pago de la obligación, sino solo aquellas que eran celebradas con
determinados requisitos formales. En cambio, de acuerdo con el Derecho Canonico el simple acuerdo de voluntades
generaba el deber de cumplir lo prometido. Si el acreedor no podría triunfar en los tribunales civiles por imperio de la
regla “el mero paco no hace acción” podía ocurrir con mejor suerte a los tribunales eclesiásticos, que asumían
competencia cuando la promesa contractual se había acompañado de un juramento. Más tarde ya no se hico diferencia
entre la promesa vertida mediante juramento y la simple promesa, pues ambas importaban un deber de justicia. Con el
tiempo, el Derecho Civil fue asumiendo cada vez más ampliamente, el principio “el solo consentimiento obliga”, la regla del
Derecho canónico “del solo pacto nace acción”
b) La represión de la “lesión” en los contratos en general: en el derecho romano de la época clásica no existían reglas que
exigieran proporción entre las contraprestaciones para que el contrato de intercambio fuese valido. Sólo en la época de
Justiniano se otorgó acción al vendedor de un inmueble para rescindir la venta cuando e precio fuese inferior a la mitad
del justo valor de la cosa. Sólo favorecía al vendedor y no al acreedor. El derecho Canónico receptó la norma que reprime
la lesión en la compraventa, no estableció una norma amplia para proteger a todo contratante perjudicada, pero sin
embargo ella fue enseñada en la doctrina de los canonistas y teólogos que prepararon la amplia recepción del principio en
la legislación civil de los siglos posteriores.
c) La resolución del contrato por desequilibrio causado por hecho imprevisible: este recurso jurídico por el cual pueden
remediarse no sólo los desequilibrios sobrevinientes derivados de las inflaciones (cuando son inesperadas en su
magnitud) sino también la onerosidad excesiva que resulte de cualquier otro hecho imprevisible en el momento de
contratar, tuvo su origen en el Derecho Canónico. El Derecho Canónico sentó el principio: “loscontratos de tracto sucesivo,
o que dependen de circunstancias futuras, debe entenderse que obligan sólo mientras las cosas sigan estando como están”
d) La teoría de la causa de las obligaciones: la doctrina de la causa de las obligaciones, en el sentido de causa final, tuvo su
origen en la obra de los canonistas. Usaron este concepto y lo distinguieron respecto de la causa generadora. Toda
obligación tiene una causa final. No puede concebirse que alguien se obligue sin un fin. Para que exista obligación se
requiere una causa final legitima, una razón para que una persona este obligada a dar o hacer algo. En las obligaciones
reciprocas, la obligación de una de las partes tiene su causa en aquello que debe dar hacer la otra parte en
contraprestación.
De este principio los canonistas determinaron dos grandes consecuencias prácticas en el régimen de los contratos:
OM
1. La excepción de contrato no cumplido por la otra parte: esta regla de justicia natural, por la cual no se admite que
quien este en mora con su obligación pretenda al mismo tiempo exigir a la otra parte el cumplimiento. En el
C.C.yC se dispone esta consecuencia de la mora en las obligaciones reciprocas.
2. La facultad implícita de resolver el contrato: esta facultad de desligarse del contrato cuando la otra parte no ha
cumplido.
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Conclusión: el derecho Canónico dependió del derecho romano para su formación pero modificó a esté y lo perfeccionó,
elevándolo a un grado mayor de justicia. El derecho romano aportó al derecho de las obligaciones la precisión técnica y el
derecho canónico aumento y afinó la idea de moralidad en las obligaciones.
1. La importante obra de codificación que sistematizaron todas las partes del Derecho Civil. El primer Código
Civil del siglo XIX fue el francés de 1804 (Código de Napoleón) Durante dicha centuria se redactaron y aprobaron
códigos civiles en casi todos los países europeos y americanos.
2. La doctrina individualista y liberal que inspiró parte de la legislación y modificó e contenido que tradicionalmente
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La revolución francesa, en 1789 generó el apogeo del individualismo en el pensamiento jurídico, y el ascenso de la
burguesía al poder político. La concepción jurídica del individualismo (doctrina que afirma la supremacía de los derechos
del individuo frente a los derechos de la sociedad y el Estado) fue dominante en el siglo XIX y se vio reflejada en un
sinnúmero de leyes e instituciones jurídicas tanto de Europa como de América a lo largo de dicha centuria. En el campo
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de los derechos reales se entendió a la propiedad privada como un derecho absoluto en el ámbito de los derechos
creditorios este individualismo implicaba la más plena libertad para que los contratantes fijaran el valor de las respectivas
contraprestaciones y todo el contenido del contrato, y la absoluta fuerza obligatoria de lo que se hubiese estipulado. Ni
las lees, ni los jueces deberían limitar aquello que había sido contratado, salvo que afectara el “orden público”. Vélez
Sarsfield no se apartó de estas ideas dominantes en su tiempo y llevo estas ideas al Código Civil argentino, que fue en
varios aspectos más individualista que su modelo francés. Vélez instituyo el derecho de propiedad de modo aún más
absoluto, decía quees inherente a la propiedad el derecho de poseer la cosa, de disponer o de servirse de ella, de usarla y
gozarla según la voluntad del propietario. Él puede desnaturalizarla, degradarla, o destruirla.
La idea de libertad individual fue la gran divisa de la Revolución Francesa. En la política económica, la doctrina que fue
promovida fue el liberalismo económico: la concepción política según la cual la vida económica debe dejarse a las libres
decisiones de los individuos, al libre juego de las fuerzas del mercado, y la autoridad pública no debe intervenir de
ninguna manera para influir sobre el contenido de las convenciones de los individuos. Lo que en realidad sucedió es que,
la autoridad pública abandono así su esencial deber de instituir justicia. Se dejó plena libertad a los individuos para
determinar el contenido de los contratos y entonces los más fuertes pronto abusaron de los más débiles. Vélez, en su
Código, rechazo la norma tradicional que permitía a los jueces rever los contratos a pedido de parte, cuando había lesión
en ellos. Para el codificador el consentimiento libre, prestado sin error, dolo, ni violencia debía hacer irrevocables los
contratos, con el fundamento de que “dejaríamos de ser responsables de nuestras acciones si la ley nos permitiera
enmendar todos nuestros errores o todas nuestras imprudencias”
Así, Velez dejó de lado el principio de equivalencia, conforme al cual lo justo en los contratos de intercambio es que las
contraprestaciones sean equivalentes entre sí y no tuvo en cuenta la verdadera realidad de las relaciones humanas: que
muchas veces una persona firma un contrato en estado de urgente necesidad o por inexperiencia y son explotadas por el
otro contratante.
Vélez Sarsfield también rechazó la doctrina del “abuso de derecho”, o sea que no receptó en el Código regla para impedir
que se usen normas de la ley contra los fines para los cuales se establecieron. Pensaba que los limites que el legislador no
hubiese previsto no debía decidirlos el juez, porque con ello habría inseguridad jurídica y se destruiría la libertad.
Las ideas liberales e individualistas se llevaron a las leyes y a la práctica social, y se multiplicaron las expoliaciones del
pobre y del débil. Situaciones muy inhumanas se vivieron sobre todo en el capo de contrato de trabajo, a partir de una
salvaje explotación del hombre por el hombre.
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En la Argentina la expoliación de los trabajadores no había llegado a los extremos que se vivieron en los países más
industrializados, pero igualmente fue necesaria una legislación específica y protectora, que se fue sancionando desde las
primeras décadas del siglo. Ejemplo: la ley sobre trabajo de menores, la ley sobre jornada de trabajo, la ley sobre
maternidad de las trabajadoras.
La CN de 1949 desaprobó toda forma de explotación del hombre por el hombre e incluyó entre los derechos
constitucionales los derechos del trabajador y, en general, los derechos sociales. Con respecto a capital de dispuso
“debe estar al servicio de la economía nacional y tener como principal objeto el bienestar social” El principio de justicia
social fue la divisa de esta etapa. La CN también recepto el principio de represión del abuso de los derechos.
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La gran reforma de 1968 del Código Civil argentino, removió de él las normas injustas, incorporó el principio
general de la buena fe en la celebración, interpretación, y ejecución de os contratos, la represión de la lesión en los actos
jurídicos, la facultad de los jueces de morigerar las penas convencionales y la doctrina del abuso de derechos.
Ha sido una característica de la legislación en el siglo XX en el mundo en general el INTERVENCIONISMO DE ESTADO en
DD
los contratos celebrados entre particulares, para modificas sus efectos, o sea para modificar las obligaciones particulares,
conforme al denominado orden publico económico, que comprende el “orden púbico de protección” en favor de los más
pobres y débiles y el “orden público de dirección de la economía” o sea la razón del bien común político.
La mencionada reforma del C.Civil 1968, no introdujo normas acerca de las cláusulas abusivas. La LDC aprobada
en nuestro país en 1993 estableció la invalidez de las cláusulas abusivas en los contratos entre usuarios o
consumidores y proveedores, aunque no estén insertas en contratos de adhesión. El C.C.yC que comenzó a regir en 2015
contiene una sección sobre las clausulas abusivas en los contratos por adhesión en general.
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Un principio general del derecho vale como derecho vigente aunque no este mencionado en ningún texto legal.
1. El principio del ejercicio regular de los derechos o principio de la represión del abuso de derecho: rige en todo el campo
jurídico. Conforme a este principio no se admite la pretensión de una persona que está de acuerdo con los términos de la
ley, pero que se ejerce con un fin ajeno a los fines que tuvo en cuenta el legislador, de modo que se cause un perjuicio
irrazonable a otro. La ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos. Se considera tal el que contraria los fines del
ordenamiento jurídico o el que excede los límites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas costumbres.
2. El principio de la buena fe: manda a obrar de buena fe en el ejercicio de todos los derechos. Se lo menciona muchas
veces en el C.C.yC. El sentido que debe dársele a este principio es la buena fe- honestidad, buena fe- probidad. El
principio de la buena fe manda a obrar honestamente. En
Obligaciones, obra de buena fe el deudor que hace lo que es justo respecto del acreedor. Y obra de buena fe el acreedor que
se comporta de modo justo respecto del deudor. El principio de la buena fe prescribe que cada uno debe cumplir todo lo
que debe cumplir una persona honesta en la relación jurídica de la cual se trate, y no debe exigir del otro más de lo que
exigiría una persona honesta. En el nuevo Código es una regla expresa que dispone su vigencia para los contratos en
general, para las obligaciones en general, y para el ejercicio de los derechos en general.
3. El principio de enriquecimiento si causa: según el cual no es licito que uno se enriquezca por un hecho que al mismo
tiempo importe una perdida para otro, sin que haya una causa legitima que lo justifique. Es naturalmente equitativo que
nadie se enriquezca con perjuicio de otro. Cuando en la interpretación e integración del derecho hay que optar entre dos
soluciones posibles; y una de ellas implica un enriquecimiento sin causa, ésta debe desecharse. Además el
enriquecimiento si causa es una de las fuentes de las obligaciones: cuando uno se ha enriquecido, otro se ha empobrecido,
y hay correlación entre ambos hechos sin causa que lo justifique, el primero debe compensar al segundo.
4. El principio de la transmisibilidad de los derechos: todo derecho puede ser cedido, excepto que lo contrario resulte
de la ley, de la convención que lo origina o de la naturaleza del hecho. Todos los derechos son transmisibles excepto
estipulación valida de las partes o que ello resulte de una prohibición legal o que importe trasgresión a la buena fe, a la
moral o a las buenas costumbres.
5.Principio de intransmisibilidad de las deudas sin asentimiento del acreedor: en el caso del deudor, el principio es la
intransmisibilidad, excepto que haya asentimiento del acreedor. Cuando el acreedor cese su derecho a otro, ello no
perjudica al deudor; en cambio si el deudor se quita de sí la obligación y la cede
a un tercero, ello puede perjudicar al acreedor, porque el nuevo deudor puede ser deshonesto o insolvente, o menos
solvente que el anterior. Para que el deudor se libere de su obligación mediante a cesión de ella a otro, el acreedor tiene
que prestar conformidad con respecto a la liberación del deudor.
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6.Principio de renunciabilidad de los derechos: la regla general es que las normas de la ley en materia de contratos y de
obligaciones son supletorias, esto es, que rigen para el caso de que las partes hayan estipulado una norma contraria. Hay
también preceptos de la ley que prevalecen sobre lo que las partes hayan acordado; se denominan normas imperativas.
Por lo tanto, la regla general es que la renuncia que una persona hace de los derechos que le reconoce la ley es válida.
Las excepciones, los derechos irrenunciables:los derechos de los consumidores y usuarios respecto de los proveedores
7.El principio de que todo el patrimonio del deudor es garantía del acreedor: Los bienes presentes y futuros de deudor
constituyen la garantía común de sus acreedores. El acreedor puede exigir la venta judicial de los bienes del deudor, pero
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sólo en la medida necesaria para satisfacer su crédito.
8.El principio de identidad de pago: conforme al cual el acreedor no está obligado a recibir en pago una cosa distinta de la
que el deudor debe, aunque lo que el deudor pretenda dar sea de mayor valor
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9.Principio de la integridad del pago: prescribe que el acreedor no está obligado a recibir un pago parcial.
Si el deudor pretende pagar una parte de a obligación, el acreedor puede aceptarlo, si quiere, pero también tiene la
facultad de rechazar el pago parcial de modo que el deudor quede moroso por la totalidad de la obligación. Una excepción
que establece la ley es que si la obligación es en parte liquida y en parte ilíquida, el deudor puede pagar la parte liquida.
10.El principio de la igualdad de los acreedores para el cobro de sus créditos: los acreedores de deudor quebrado deben
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ser tratados con igualdad. Existen sin embargo “créditos privilegiados cuyos titulares
tienen derecho de cobrar antes que los acreedores comunes; y entre los acreedores con privilegio también hay
orden de prioridad. Esta es una excepción.
11.El principio de protección de la confianza: en el caso de las obligaciones sirve para fundar la validez del pago efectuado
por el deudor al acreedor aparente, quien no es el verdadero acreedor.
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12.El principio de la fuerza obligatoria de los contratos: las partes son libres para celebrar un contrato y determinar su
contenido, dentro de los límites impuestos por la ley, el orden público, la moral y las buenas costumbres. Lo que las partes
estipulan puede modificar los preceptos de la ley, salvo que la ley lo prohíba o que se trate de normas legales de orden
público o normas imperativas. Por lo tanto la regla general es que las normas de la ley tienen valor supletorio, y la
13.El principio del efecto relativo de los contratos: conforme a este principio, las cosas estipuladas entre unos no crean
obligaciones ni quitan derechos a otro que no haya participado de dicha convención. El contrato solo tiene efecto entre las
partes contratantes, no lo tiene con respecto a terceros, excepto en los casos previstos por la ley
14.Principio de equivalencia en los contratos de intercambio: conforme a este principio, en los contratos en que hay
contraprestaciones de ambas partes, lo que una da a la otra debe ser equivalente en valor económico a lo que recibe ésta,
salvo que hayan tenido intención de que resulte un beneficio económica para una de ellas. Una aplicación de este principio
es la anulación del acto juridico por lesión o ajuste del importe de la obligación por lesión.
15.El principio del bien común político o principio de subordinación del interés individual al bien común:
Es un principio de todo el derecho. Una aplicación de este principio se puede dar en situaciones de emergencia económica
o financiera del estado, en ciertas ocasiones el legislador dispone una moratoria
a) Método externo
El CCyC está dividido en seis libros. Se destaca el Libro I, "Parte General", en donde con excelente sistemática se regulan los
tres elementos esenciales de las relaciones jurídicas: los sujetos, el objeto y la causa fuente, además de la transmisión de
los derechos.
En el libro II se regulan las relaciones de familia.
En el libro III ("Derechos personales") hay cinco Títulos. El primero se refiere a nuestra materia, casi en su totalidad
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("Obligaciones en general" -arts. 724 a 956 inclusive-), y mantiene la acertada sistemática del Cód. Civil, en orden a
distinguir a la obligación de sus fuentes, que están reguladas en los cuatro Títulos subsiguientes (contratos en general,
contratos de consumo, contratos en particular y otras fuentes de las obligaciones).
En el Libro IV se regulan los Derechos Reales, y en el V la sucesión por causa de muerte.
Finalmente, el libro VI tiene un contenido heterogéneo: manteniéndose el método de VÉLEZ (aunque con alguna variante
interna en materia de usucapión), se dispone aquí sobre la prescripción, los privilegios y el derecho de retención. Se
incorpora en el Título I la regulación general de la caducidad (antes no existía); y finalmente, el extenso y final Título IV
está destinado a las disposiciones de Derecho Internacional privado, que estaban diseminadas, de manera irregular y
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caótica, en cada parte del Cód. Civil.
DERECHO DE CONSUMO Concepto Conjunto de normas y principios que regulan las relaciones jurídicas de consumo
entre consumidores y proveedores de bienes y servicios.
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Caracteres
a) Interdisciplinario: además de sus principios y normas propias se nutre de otras ramas del derecho,público o
privado, sustancial o procesal.
b) Autonomía: proclamar su autonomía no significa aislarlo de otros campos del derecho.
c) Protege intereses de consumo: individuales, supraindividuales, colectivos, difusos.
Ley 22262: defensa de la competencia: asegura el funcionamiento de mercado sanciona conductas anticompetitivas.
Ley 22802: lealtad comercial, protege al consumidor a través de tres aspectos fundamentales Identificación de
mercaderías denominar el origen del producto normas de publicidad.
Ley 20680: de abastecimiento, regula la prestación de bienes y servicios destinados a satisfacer las necesidades de la
población y etapas de la actividad aduanera.
Ley 18248: código alimentario nacional, protege las condiciones higiénico- sanitarias y bromatológicas y de identificación
comercial de alimentos.
Ley 16463: de medicamentos, etc.
El consumidor
Dentro del régimen vigente (ley 24.240, t. o. por ley 26.994) y normativa concordante (art. 1092, Cód.Civ.Com.), es consi-
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derado consumidor tanto el consumidor directo como las personas que, sin ser parte de una relación de consumo, son
legalmente equiparadas a él.
El consumidor directo de bienes o servicios: Como hemos señalado anteriormente, se considera consumidor “a
la persona física o jurídica que adquiere o utiliza, en forma gratuita u onerosa, bienes o servicios como
destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social” (art. I o, ley 24.240, t. o. ley 26.994, y art.
1092, Cód.Civ.Com.).
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El consumidor equiparado “como consecuencia o en ocasión de una relación de consumo”:
La ley 24.240 (t. o. ley 26.994) y el artículo 1092 del código civil y comercial, siguiendo el criterio que había consagrado la
ley 26.361, regulan la figura de lo que llamaremos “consumidor equiparado”.
La tutela normativa que prevé el ordenamiento jurídico se extiende subjetivamente a favor de ciertas personas que, sin ser
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técnicamente consumidores, son equiparadas a éstos.
Es consumidor equiparado quien “sin ser parte de una relación de consumo, como consecuencia o en ocasión de ella,
adquiere o utiliza bienes o servicios en forma gratuita u onerosa, como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo
familiar” (art. Io, ley 24.240, t. o. ley 26.994, y art. 1092, segundo párrafo, Cód.Civ.Com.).
La frase “en ocasión de una relación de consumo” debe ser entendida como una razonable relación entre el contrato de con-
sumo y la adquisición o utilización de bienes o servicios como destinatario final, todo ello integrado con la relación de cau-
salidad entre ambos puntos de referencia, A esta interpretación es factible llegar por vía analógica a la alcanzada en materia
LA
El proveedor
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La ley lo define como “la persona física o jurídica de naturaleza pública o privada, que desarrolla de manera profesional,
aun ocasionalmente, actividades de producción, montaje, creación, construcción, transformación, importación, concesión
de marca, distribución y comercialización de bienes y servicios, destinados a consumidores o usuarios” (art. 2 o, ley
24.240).
Involucra a todos los que intervienen profesionalmente, inclusive en forma ocasional, en la producción, montaje, creación,
En último término la ley, al emplear la locución “comercialicen”, ha querido ser lo suficientemente abarcativa de todos
aquellos sujetos que de una u otra manera intervienen en la cadena negocial, sea que lo hagan por cuenta propia o por
cuenta ajena, como es el caso del consignatario o del contrato estima- torio.
Sujetos excluidos
La ley de defensa del consumidor contiene dos exclusiones en su artículo 2 o.
La primera, como ya vimos, está dada por quienes adquieren para su consumo personal o de su grupo un determinado
producto o servicio y luego lo vuelcan al mercado. Dichos individuos no son considerados consumidores y están al margen
del sistema especial previsto por la ley 24.240.
La segunda está referida a los servicios que requieran para su ejercicio título universitario y matrícula otorgada por
colegios profesionales reconocidos oficialmente o autoridad facultada para ella, salvo en los aspectos atinentes a la
publicidad que se haga de su ofrecimiento173. Es una exclusión injustificable, que sienta un ámbito de privilegio para una
tipología de proveedores profesionales, y que trasunta, en esencia, un privilegio que de manera inadmisible prevalece
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sobre el status de protección que es propio de la disciplina que nos ocupa.
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la adquisición o utilización de bienes o servicios por quien no es parte de una relación de consumo (pero) como
consecuencia o en ocasión de ella adquiere o utiliza bienes o servicios como destinatario final, en beneficio propio o de su
grupo familiar o social, y a quien de cualquier manera esté expuesto a una relación de consumo (art. Io, ley 24.240, ley
26.994, y art. 1092, Cód.Civ.Com.).
DD
Es indiferente que el contenido de la contratación venga predispuesto por el profesional, o sea el resultado de una
negociación en la que haya participado el consumidor en la redacción o influido en ella. También es irrelevante que se
trate de un contrato de derecho privado o público o de un contrato cuyo contenido deba ser controlado o aprobado
previamente por una autoridad de control o no (arg. art. 1122, inc. a, Cód.Civ.Com.).
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las Exigencias
sociales
contrapeso Principio de Se asienta en Se le asigna derecho de aquel empresario o
armonía interpretación normas de la un valor los profesional que La actividad
entre diversas de la ley a favor const. Nac. fundamental consumidor pone su económica y
cosa del (Art.42) que a la es a la marca, Nombre el mercado
ecuanimidad, consumidor, garantiza a prevención información o denominación deben
Mensura y consagrado en Consumidores de Daño en veraz y genera estar
sensatez en
actos y juicios
Tiene en
cuenta una
del
.C
el Art. 42 const.
Nac. Y en la ley
Consumidor.
y usuarios su
salud y
seguridad a
través de
las
relaciones
de consumo.
objetiva
sobre m
servicios y
bienes
una
apariencia
en el Mercado,
despierta
Orientados a
satisfacer las
exigencias
sociales
DD
realidad (24240) medidas que se confianza y no a
caracterizada preventivas, ofrecen en en el La inversa.
por un lado resarcitorias y el mercado consumidor
por expertos sancionatorias y este
Profesionales de conductas principio de la
y por el otro lesivas para confianza
por inexpertos sus intereses compromete
LA
consumidores, a aquel
sin ( empresario o
conocimientos Profesional) y
Técnicos y sin Genera
la información consecuencia
necesaria Jurídicas
FI
cuando
no es
respetado.
BIBLIOGRAFIA UTILIZADA:
Tale Camilo “curso de obligaciones” 2T 3era. Edición Trejo-Sanabria
Tratado de obligaciones: tomo I / Ramón Daniel Pizarro; Carlos Gustavo Vallespinos. -1 - ed. revisada - Santa Fe :
Rubinzal-Culzoni, 2017
Ossola, Federico Alejandro Obligaciones/ ; dirigido por Julio César Rivera; Graciela Medina - 1 a ed. - Ciudad
Autónoma de Buenos Aires: Abeledo Perrot, 2016.
Código Civil y Comercial de la Nación. Dir: Graciela Medina, Julio C. Rivera. Cord: Mariano Esper