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UNIVERSIDAD DEL VALLE – FACULTAD DE HUMANIDADES

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Farge, Arlette. La atracción del archivo.  Editorial Alfons el magnanim. Valencia.


1991. pg 07-95
Primeramente, se debe aclarar que publicar el material con la Editorial Alfons
el magnanim, fue un acierto, no sólo por la garantía de experiencia que ofrece,
hablando de más de setenta años, sino por su distinguido repertorio de más de 1300
libros y revistas de investigación y divulgación. Cabe destacar, además, que estos
siempre sobresalen por impulsar critica actual. Por lo mismo, la atracción del archivo
en manos de Arlette Farge, caía como anillo al dedo.
Podemos incluir que, Arlette Farge, no sólo es la autora intelectual detrás de la
atracción del archivo, asistió a escuelas en París, primero asistiendo a cursos de
derecho y luego pasando al estudio de la historia. Se mudó a la Universidad de
Cornell en los Estados Unidos, donde fue testigo de las luchas de los estudiantes
negros por los derechos y el nacimiento del feminismo estadounidense. Al regresar
a Francia, escribió una tesis doctoral sobre el robo de pensión alimenticia en el
París del siglo XVIII bajo la guía de Robert Mandrou. Más tarde se especializó en el
estudio de los entornos sociales más pobres en el París del siglo XVIII. Junto con
Michel Foucault, publicó Le Désordre des familles en 198 1, todo esto la ha llevado a
estudiar comportamientos intrínsecos de la sociedad a partir de archivos policiales

De allí que atracción del archivo nos acerque, no sólo a un recolecto de


historias o cuentos yuxtapuestos, sino que nos permita una visión epistemológica y
critica a través de posibles prácticas empíricas sobre el proceso investigativo en su
oficio, como se podría denotar va dirigido a historiadores e investigadores históricos,
aunque gracias a su rítmica narrativa pasa de ser un ensayo engorroso a
convertirse en una muestra literaria, cariñosa con el lector, en sus ocho capítulos.

En su primer apartado, millares de huellas, nos deja dilucidar la razón de la


existencia de los archivos como merito al miedo y control “el archivo el simplemente
uno de los medios de que se sirve la monarquía para administrarse civil y
penalmente, y que el tiempo ha conservado como una huella de su paso” (pg.8) en
1
https://introduccionalahistoriajvg.wordpress.com/2012/07/21/%E2%90%A5-arlette-farge-1941/
continuidad así misma nos remite a una diferenciación marcada entre el documento
y el archivo escrito al impreso, diferenciación que no se basa solo en su génesis
conceptual, sino que se remarca dentro de sus parámetros y/o metodologías, plante,
entonces, que una busca en su existencia el ser leído y el otro por el contrario, es un
no-dicho, lo que no hubiese sido contado, destacando que no obedecen a la misma
expresión intelectual. También nos remite al archivo judicial en Francia en el siglo
18, donde pareciese que el archivo logra ser una recolección de acontecimientos de
personas del común que, si bien por si solos no pueden aportar un resalto, en
manos de un historiador, podría ayudar a reconstruir historia.

En el segundo capítulo, sobre la puerta de entrada, la historia se centra en


dar a conocer, de una manera dinámica, las ocurrencias del archivador; su afán por
el lugar número 1 y la lucha que trastoca ese puesto “de hecho nadie puede
imaginarse que se trata de un combate implacable, y que un buen puesto en una
sala de archivo es uno de los vienes más preciados que pueden existir”(pag.21) , así
mismo nos sumerge en pasos para lograr cometer dicho objetivo ”no entretenerse
demasiado en el desayuno, comprar el diario sin dejarse atraer por los titulares, salir
del metro con ojos vigilantes para reconocer al intruso, avanzar sin apresurar el
paso hasta la puerta”(pg.21), además, nos muestra una descripción general del
lugar, buscando dar a conocer como moverse dentro

Por su parte en el tercer capítulo, Recorridos y presencias, se nos muestra


Paris desmenuzada desde un archivo policial, lo que permite analizarla a
profundidad, muestra la realidad de su aspecto a través de sus habitantes
“mendigos, desocupados, demandantes, ladrones o seductores agresivos, un día
surgen de la masa compacta atrapados por el poder” (pag.25), gracias a esto,
denomina el archivo judicial como el núcleo que visibiliza la cotidianidad, sin
embargo aclara “de entrada el archivo juega con la verdad, así como con lo real” es
decir,

Por otro lado, en el cuarto capítulo, ella acaba de llegar, se crítica la mala
organización del archivo, nos muestra cómo es el acceso al archivo, el uso de “pase
por un día”.

En el quinto capítulo, los gestos de la recolección, se dan a conocer los


archivos “insignificantes” los cuales sirven como objeto de estudio cultural “nada
apremia y poco importa hoy para qué servirá el archivo; lo urgente es recoger esa
palabra viva, sin fecha, suspendida entre muy serios asuntos policiales” (pag.45)

Dentro del sexto capítulo “palabras captadas” habla de cómo en el archivo es


un conjunto de fragmentos de palabras dichas, es decir, acontecimientos que no
son captados en su totalidad, debido a la complicación en su interpretación “ como,
cuando se pregunta, por ejemplo, a un buhonero sospechoso de robo en que año
nació y contesta: pero hará 17 días el año de San Carlos, sería una lastima anotar
tranquilamente en la ficha “17 años” pues faltaría todo cuanto sumerge esta
información” (pag.48) es decir, no se podría visualizar un entramado social e
individual en su estructura. Además, muestra que, a la hora de investigar, no es fácil
reconstruir los hechos a posteriori, pues al policía le interesa citar a los acusados,
no tanto si el caso se esclarece o no, en cambio, estas informaciones permiten al
historiador acumular hechos, debido a como se expresan los sujetos para narrar
dichos acontecimientos, mostrando parte de su moral, también se habla del archivo
como un lugar de reconstrucción simbólica,

En el séptimo capitulo “la sala de los inventarios es sepulcral” en este


microrrelato muestra y confirma dos puntos esenciales, por un lado, la necesidad de
los archivos como reconstrucción histórica, como ya se había hecho mención en
anteriores capítulos y destaca el desarrollo y facilidad que conlleva la practica
investigativa dentro del archivo.

Finalmente, en el octavo capitulo “Escribir” muestra que, si bien el archivo no


revive procesos sociales, culturales o personas, el que no exista un registro, es
matarlas dos veces a través del olvido. Así mismo finaliza mostrándonos, como la
he hecho a través del texto, lo que considera la atracción del archivo “La atracción
del archivo es claramente un vagabundeo a través de las palabras ajenas, la
búsqueda de lenguaje que salve sus pertenencias. Quizá incluso sea un
vagabundeo a través de las palabras de hoy, convicción poco razonable de que se
escribe la historia para no contarla, para articular un pasado muerto sobre un
lenguaje y producir el “intercambio entre vivos”. Para deslizarse en un discurso […]
sobre las palabras que traducen la implicación de cada uno en el debate social”.

En definitiva, de la obra se pueden abordar varios puntos importantes; en un


primer momento, se debe elogiar la manera característica en que fue escrita, no
sólo por el mensaje potente que se mostraba, entre los diferentes capítulos o por su
forma romántica de llevar al lector idea por idea y muestra por muestra, sino que,
dentro de su narrativa, al tratar temas complejos, el ritmo y su facilidad descriptiva
con los objetos o personajes, complementaban la ardua tarea de hacer énfasis en
las críticas; en una segunda instancia, logra mostrar al investigador los hechos y
casos que distraen del punto central del archivo, sin embargo también muestra la
necesidad de atender y comprender estos puntos para dar una profundización
importante a las palabras y lo que ellas representan: actos, pensamientos y
estructuras sociales. En un tercer punto; se ve la necesidad de la reivindicación de
los archivos judiciales, es decir, se halla una propuesta principal de estos para
escribir historias, siendo de modo agraciado, el mismo texto un ejemplo. Si bien
esta obra está llena de cosas positivas, que me generaron un gusto y ganas de
seguir leyendo, al final, no deja de ser una historia mono direccionada, es para un
publico en particular y si bien es cierto, que sus cualidades narrativas podrían atraer
a cualquiera, con el avanzar de los capítulos se verían ahogados de información no
recogida o comprendida en su totalidad.

Por ende, si se busca leer el libro por atracción literaria aconsejaría no


hacerlo, amenos claro está, de que se trate de un lector entusiasta en el ámbito
archivístico o histórico.

En conclusión, se halla la necesidad del archivo como un relator único de la


historia en la sociedad, claro está, si se ejecuta correctamente teniendo como visión la
transcripción de esta en sus palabras.

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