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ee Murer Re) PNAC ye) \imny) am cay) Ea lar He / ne ] i / WA CR epee | b ! Ls = J j ; | é a | / é } cic: Primera Febrero 2016 1st 94. 16467.204 AIC: AGRAMNLHRCCE ©2016 io y Diva) Mio y Diva edoress ‘Tieulo original: Vinvention sociale de lie au Moyen Age raduce ibn: Angela Seiker y iva Tencon fen edicign Jun Gallego y Paola Mice ‘Armado y composicién: Eduardo Rosende Disefo: Gerardo Mino Prohbids su reproduccién total o parcial incuyendofotocopia, sinlaatnorzaciin expresa de los edtores. CCuakgier forma de reproduce, distribueién,comunicacin plea otransformacién de esta cbra solo puede ser reads on a autorizacin de sus tiles salvo excopcén previ por la ley. Dijase a CEDRO (Centro Espafol de Derechos Reprogrificos. wwcedro.or) si necesita fotocopar © cescanear agin fragmento de exe obra. @piNlo DAVIES Pagina webs werwminoydavil.com Mall produceién prod Mall administracln:inlo@rinoydavia com Disco iy Divi “ow 00 (54 11) 311565 (EiGrAAG Boe es LAINVENCION SOCIAL DE LA IGLESIA EN LA EDAD MEDIA Dominique logna-Prat A¥iNo ,DAVi CAPITULO I El espacio sacramental de la Iglesia* — julian! Y esa voz sonora tenia la entonacién de una campana de iglesia. (G. Flaubert, La leyenda de San Juliin el Hospitalario) a cuestién del espacio sacramental ha ocupado mucho a los historiadores de la Edad Media durante una buena veintena [de afios'. En el siguiente estudio, me gustaria, dentro de la di- ndmica de mis trabajos anteriores sobre la historia monumental de la Iglesia entre los afios 800 y 1200, volver al problema (;simple imagen © realidad tangible?) de la iglesia de piedra como fibrica sacramental de la Iglesia-comunidad, sobre la confusién iglesia/Iglesia, continente/ contenido, emblemitica del lento proceso de “petrificacién”, de “mo- numentalizacién” de la institucién eclesidstica en el Occidente latino entre los comienzos del siglo IX y finales del siglo XIII". Después de breves pero necesarias resefias, en materia de teologia sacramental, me centraré en los problemas topol6gicos planteados por dos sacramentos: la penitencia y el matrimonio. 1. Lugar de culto y teologia sacramental Dos representaciones de la iglesia/Iglesia van a permitirnos entrar en el meollo del tema. Una y otra representan la Ecclesia bajo la forma de —— Version preliminar publicada bajo el titulo de “Léglise comme espace sacramentel”, en J. Elfassi, C. Lanéry, A.-M. Turcan-Verkerk, eds, Amicorum sooives Mélanges offerts & Francois Dolbea pour sn 65 anniversaire, Fence, 2013, p. 379-401, 1 Para una estimulante introduccién al tema: A. Rauwel “Les espaces de la liturgie au Moyen Age lacie”, en Le Mayen Age ou d'tilleurs, Bulletin da Contre d Eudes Médituales Asaere,Hlor-série, n° 2 (2008): hecpilfcem.revuesorg/4390, 2D, logna-Prat, La Maison Diew. Une histoire monumentale de VEglise au Moyen Ag (%800-u 1200), Patis, 2006. ee! dos en el marco monumental de la iglesia, del Triptico de los Siete Sacramentos, que se Jos siete sacraments it Se eats en el primer 50> Fusco de Amberes, que fue ejecurado entre los agg 1440/1444 por Roger Van der Weyden, a peticion de Jean Chevrot, obispo de Tournal, para 1 Hipélito de Poligny (Jura). 2 capilla de Tournai en la colegiata de San | Fg 1 Roger van der Weyden, Tiptic de lst scramentas,Amberes, Museo de Belt ‘Ares, 1440/1444 Hleuadro monumental, bajo la forma de tres portales géticos muni- dos mochetas con ls armas del obispo de Tournai y de Jean Chevrot s© inspira en la catedral de Santa Giidula en Bruselas®. Desde la parte bait inquierda hastal parce baja derecha, el espectador penetra en la fbrica sscramental de a Iglesia, desde el bautismo hasta el sacramento de ls fermos. ¥ pe’ ¢nfermos (extremauncién), pasando por la confirmacién, la penitenc — 3 Tis Ba thld ig In Origin nd Chace Camis 8) Fig a Roger van der Wey Seasou, 1988p nage ee et Woden Problemes dela vie et de , Triptico de los sete sacramento, dctale de panel inquierdo. cy : ‘ “4 aetruLo I: El espacio Se . Diters ROP ine ROE imonio, La Eucaristia est4 ubicada en : aor ee de la profundidad de la nave con neo plena de elocuencia entre la crucfixi6n, en primer plano, el surf del altar aes, xrifciotomado en el momento Coes delaostesin de las especes qu es importante ve ara “creer” en el misterio de la transubstanciacién‘. Un discipulo de Win der Weyden, Vncke Vander Seock (. 1420-1495) eel autor de otra puesta en escena monumental de los sacramentos. Fig 2~Vranke Vander Stock, —__ 4 R Recht, Lect sic. re de cathe (Ole-XVe stele), Pais, 1999, Tiptce de le Redencion, Madrid, Musco det Prada . 1450. 1 8 D loows-Puar/ La RVENCIN Soci. Dea aLsoA ret ur Seveaqui l panel central del Triptco de la Redencién que se conserva en el Museo del Prado (Madrid). El portal central de una iglesia sirve de marco a una crucifixién que se abre sobre la nave del edificio. El arco del portal alberga las escenas de la Pasién acompasadas por todo tn juego de doseles. A ambos lados del pértico, un nuevo conjunto de doseles superpuestos cierra el cuadro de la representacién y le da Profundidad, Seis escenas livingicas estén inscriptas en esta suerte de columnas; a la izquierda, de arriba hacia abajo: el bautismo, la confir. macién, la penitencia; a la derecha, siempre de artiba hacia abajo: el matrimonio, el orden, la extremauncién. La Eucaristia est4, como en 42 primera representacién, ubicada en posicién central, en una puesta en escena del misterio articulando, igualmente, la crucifixién yelsa- ctificio del altar, El interés de estas dos representaciones tardias, y hablando fran- Gamente, realmente excepcionales, es faciltar el acceso sintético a lo que ha sido el dominio principal de la teologia sacramental occidental durante muchos siglos, por lo menos, a Partir dela época carolingia: la neccsidad del continent (laiglesia-monumente) pata la realizacién, el |a penitencia y el matrimonio’, Comencemos con la “sacramentalizacién” del lugar de culto en si. {historia de la consagracién (atin llamada “dedicacién’) del edificio eclsifstico y desu entorno es larg y bastante ‘compleja. En los primeros felos del cristianismo, no existe ninguna Consagracién especifica del lugar de asamblea de los fcles reunidos ara conmemorar el sacrificio isto; es la primera celebraci6n de la Eucaries cl edificio, ast como la instalacién en el los de Gervasio y Protasio en Milin, almas de los martites mencionados e Siglo VI, en Roma, un primer ritual ee 5 altar de restos santos como que Ambrosio identifica con las n el Apocalipsis (6, 14-15). En el articula depésito de las reliquias En lo que sigue, condenso el material “Léglise, ‘mais conden Presentado en D. logna-Prat, “L'églse, maison fe ancien beimen 4 exception dans le paysage cial” ew Dae dic, Ser moe dele consécaton delighted Pree 207, 347363 asu gare eine ele das [Onde ede Toh Castro 1 El espacio ‘Satumental de be 1.2, de los santos en lar con el exorcism para puifa l eifco de toda presencia diabélica. Por su parte, la liturgia galo-franca conocia, én principio, dos rtuales separados ~por un lado, la consagracin del altar y dea iglesia por el otro, el depésito de las reliquias-, cuya unién, alrededor de los afios 600, esté en el origen del ritual de consagracién que, desde entonces, no deja de enriquecerse con nuevos elementos, en especial con la bendicién de objetos litdrgicos (vajilla, ornamentos, vestimentas) y la iluminacién del edificio. En los siglos VIII-IX tiene lugar un cambio mayor. En el contexto de la unificacién livirgica deseada por los soberanos carolingios, los ritos romanos y galicanos se acercan y se combinan para desembocar en un ritual tinico, el ordo ad benedicandam Ecclesiam de los afios 840 que se integra a mediados del siglo X al Pontifical romano-germinico (ordo 40), que pasa a Roma ence siglo XI, y luego experimenta algunos agregados en el siglo XIII. Al término de esta lenta maduracién, el ritual de la dedicacién, origi- nalmente limitado al sacrificio eucaristico, se convirtié en uno de los momentos mas fastuosos de la liturgia latina, Desde los afios 840, el ritual de consagracién del lugar de culto es con el Quid significent duadecim candelae, objeto de un primet fomentario que permite establecer un vinculo entre liturgia y ecesio- logia. Fue entonces que “ecclesia” se impone como terminus technicus Para designar el edificio eclesidstico, La elecci6n de este término estd carga de consecuencias correctamente sugetidas por el autor anbnimo del comentario, que explica que la Ecclesia (iglesia-comunidad) y la «ecclesia (iglesia-monumento) mantienen una relacién de tipo meto- nimico segiin la cual el continente significa lo contenido y viceversa. Esta confusién es muy significativa en cuanto a la visibilidad de una institucién, la Iglesia, que se impone desde entonces en el Paisaje social de forma monumental, Es en esta dindmica que el tipo iconogréfico de la Ecclesia, hasta entonces referida a una alegoria femenina, viene a ‘dentificarse, a lo largo del siglo XI, con un edificio propio para estruc- ‘urat al pueblo cristiano en dos grupos bien distintos (clétigos ylaicos), 2» DlOGNa-PRaE / La Rye. Fig. 3~ Mater Ecclesia: ms Vaticano, Barberini lat 592, Exulet Montecassino, 1087 @). Después del siglo IX, la época dela reforma de a Iglesia en los siglos X1y XIL, representa el segundo tiempo importante en la deinicioe ke una doctrina del lugar de culto. Los elérigos pregorianos tienen come Proyecto de conjunto construir una sociedad cristiana. Para ser de la Iglesia, es necesario estar en la iglesia: es atravesando la puerta del edi- Ficio de piedra que se puede acceder al templo espiritual. Pero estar en ppeanes también, que se puede estar fuera. Estin los cristianos, piedras los comentarios del canon de la misa, especialmente de la formula Us nobis corpus sanguis fiat dilectissimi tui Domini nostri Jesu Christi”, Refitiéndose al adagio agustiniano segtin el cual “no hay ningin lugar de verdadero sactficio fuera de le Iglesia cardia”, los exégetas pro- Porcionan una definicién resttictiva de “nosotros” (nobis), incluida la exclusién de los demés, los herejes, los judios y los paganos (en su mayoria musulmanes). En respuesta, los movimientos heterodoxos “desde los afios 1020 hasta los cdtaros que aparecen en la segunda mi- tad del siglo XII- se oponen a cualquier mediacién eclesial, se niegan 4 confundir continente (iglesia) y contenido (Iglesia) y sostienen que Dios es imposible de localiza en un edifcio hecho de piedras y paredes, Essobre la base de estos debates que se elaboran las primeras Sumas escolisticas, las que no se ocupan, simplemente, de escribir el conjunte de la sociedad como una catedral, sino también y sobre todo de colo. car el conjunto de la Creacién en un marco organizado, La reflexion doctrinal, llevada a cabo en los aftos 1050-1150 sobre la cuestién del lugar de culto, se organiza en torno a tres ejes de reflexin principales, El primero remite al debate provocado por Berengario de Tours, en la segunda mitad del siglo XI, sobre la Eucaristia. Desde los comienzos de la controversia sobre este tema, que se remonta ala confrontacién entre Pascasio Radberto y Ratramno de Cotbie en el siglo IX, esquemitica- ‘mente, se pueden distinguir dos posiciones: por un lado, los defensores del “realismo” eucaristico,segiin el cual las especies consagradas (el pan y el vino) realmente se transforman en el cuerpo y la sangre de Cristo, Por otro lado, los “simbolistas” (entre los cuales estén Ratramno y Berengario) argumentan que el cambio postulado es slo un simbolo, no teniendo la Eucaristia, como objetivo sino conmemorar el sacrificio de Cristo en el fundamento de la Iglesia, sin que una reiteracién real sea necesaria. La victoria de los realistas, indirectamente, influye sobre Ja cuestién del lugar de culco. La transformacién real de las especies tiene como consecuencia no sdlo magnificar el tiempo (la misa), sino también el Lugar del sacrificio (la iglesia), considerados como un “plus que depende, exclusivamente, de lo divino, El realismo eucaristico también impone el marco de una puesta en escena en la que el misterio iene lugar y en la que se muestra. er rides 7 estas discusiones, se reflexiona sobre la nocién de causa sacramental. Pedro Lombardo afitma en sus Sentencias, que los sacramentos realizan aquello de lo que son la figura: “causan la gracia significindola’. En su De sacramentis, Hugo de San Victor adelanta la nocién de causalidad “dispositiva’ (luego, Tomas de Aquino habla de 4a causalidad “instrumental”) segdin la cual el sacramento establece las condiciones que disponen aceptar la gracia, ala manera de un vaso 0 n D. Yocta:Peat/ LA NVENCION SOCTAL DE LA IGLEIA EN LA EDAD MEDIA cualquier otro continente nece sario para la realizacién del contenido; siguiendo esta légica la iglesia-monumento es considerada como un Bran vaso que “dispone” la efectuacién de los sacramentos, Por dltimo, la reflexion en lo referente ala eave sacramental estd Scompafiada por una clasficacién de los sacramentos. Se distinguen siete sacramentos ‘mayores (sacramenta): bautismo, confirmacién, Euca- tistia, penitencia, extremauncién, orden, ‘matrimonio, Pero la definicién de ese “Septenario” sacramental no estuvo exente de dificultades. Por ‘jemplo, se ha planteado desde hace tiempo si la dedicacién 0 con- sagracin de la iglesia debia estar comprendida encre log sacramentos trans Después de muchas vacilaciones, se excluyé la dedieacon de la lista, o, mas bien, » se la integré indirectamente al precio de un des, doblamiento signficativo del primero de ellos el bautismo, concebido a aver como el bautismo del edifcio emblemitice de comunidad y el baurismo de los files, En un sermén de dediencton amado a hacer Sohal Yees de Charttes explic, de eta manera, quela consagracién de I iglesia representa la primera etapa de un proceso; ee conveniente au el edificio sea bautizado para que los fees puedan seo vn ver, Y Que los otros sacramentos se realicen dentro del espacio funcional rentos. Sin él, no hay espacio sacra- ‘no hay comunidad cristiana. Al término de sta evolucién livdrgica y teolégica, a finales de los afios 1300 mis o menos, ci ta ritual fuera del lugar de efeccuacién que ¢s la iglesia al punto asf como no dudan en hacerlo Roger Van der ‘Weyelen enol Triptico de los sete sacramentosy Veancke Vee tes Stocke én el Trptic de la Redencién- de colocat en Ia iglesia un sacramento fits hunea habia enido lugar all la uncién de los enfermos (ecre. ‘mauncién) que se lleva a cabo en los hogates de los feles. Después de esta répida vista de conjunto (los siete sacramentos Constitutivos de la Iglesia-comunidad simbélicamente inscriptos en la iplesia-edifico), habria que considerar la rlacion que cada uno de los siete sacramentos tiene con el lugar de cult, Sefalé antes el el central —— 6 Wes de Charts, Sermo IV deszcromentis deccatons, PL 62, ca, 527-534, ‘Carfrao I: El espacio sacramental de la Iglesia 23 a er de la eucaristia, en la cual la “realidad” establece, verdaderamente, el lugar, a partir de los afios 1050. En cuanto al bautismo y a su desdo- blamiento (bautismo del edificio y bautismo de la gente), he insistido en su rol “dispositive”, en los fundamentos, de alguna manera, del ciclo sacramental. Quisiera referirme ahora a otros dos sacramentos sin importancia real o, al menos, de una importancia menor, en la defini- ign doctrinal del lugar de culto, pero que no contribuyen poco a su puesta en escena en el espacio piiblico: la penitencia y el matrimonio. 1 Topografia de la penitencia ux. Los lugares de la penitencia publica: catedral y monasterio En el siglo V, la penitencia publica es un acto solemne realizado en el corazén de la ciudad: en la iglesia catedral’, Este acto, generalmente levado a cabo al comienzo de la Cuaresma, marca la entrada en un ordo cuyos miembros se diferencian de los otros fieles por un estado de vida especifica que los excluye del matrimonio y de todo cargo publico o militar. Usan vestimentas que los diferencian, tienen lugar en un sector reservado de la iglesia y estén excluidos de la asamblea en el momento de la comunién, la prohibicién se hace a los penitentes de participar en el sacramento del altar, evitindoles, segtin la formula de Agustin, comer y beber “su propia condenacién”®, En el libro II de sus Didlogos, Gregorio Magno pone en escena a dos monjas, atin en vida, invitadas por Benito de Nursia a corregir su vocabulario bajo pena de ser privadas de la comunién’. De hecho, una vez muertas y enterradas cen la iglesia, ellas son, divinamente, obligadas a salir de sus tumbas Y a abandonar el lugar de la asamblea en la proclamacién del diécono: “Si alguien no comulga, que se retire”. En el momento en que Gregorio se propone contar los hechos de Benito, ya esté claro para los fieles que no hay nada como entrar al 7 Paraun desirollo mis amplio: D. logna-Prat “Topography of Penance in the Latin West (€ 800-1200)", en A. Fiey dit, A New History of Penance, Leyden, 2008, p. 149-172. Agustin, Serma 352, PL 39, coh, 1550-1558 (col. 1552). 9 Gregorio Magno, Dialogue Il, 23, ed. y rad. A. de Vogué, P. Antin, Pats, 1979. P- 204-211 (p. 208-209), a ” DD. loons-Prat / LAINVENCION SOCIAL DE LA IGLESIA EN LA EDAD MEDIA monasterio"* para expiar sus pecados. Es as{ como la penitencia publi «a se desliza, poco a poco, de “la publicidad de la ciudad a la soledad del monasterio” y que la distincién entre “penitente”, “convertido” y “religioso” se vuelve cada vez més confusa'', En la topografia de la pe- nitencia, hay un primer momento crucial importante que es el pasaje de la segregacién en el seno de la asamblea (al estar el lugar de culto fragmentado en comulgantes y no comulgantes) hasta el rechazo hacia los margenes del renunciamiento al siglo establecido por los monjes, penitentes de profesién. En los monasterios reales carolingios, de esta manera, se llega por una penitencia “publica” a lavarse de un crimen “pliblico”, es decir, de cualquier escandalo y cualquier cuestionamiento grave al orden constitutivo de la sociedad cristiana. La aparicién en los siglos X y XI de monasterios patrimoniales bajo la proteccién de Roma permite, entonces, el advenimiento de los asilos penitenciales, donde el pecador viene a expiar sus faltas en un movimiento que se asemeja més a la conversién personal que a la penitencia publica. Los modelos de estos asilos son muy conocidos. Se trata de grandes monasterios de vocacién universal que, como los de Cluny y San Victor de Marsella, s¢ afirman como clones de la Iglesia romana, adonde es bueno, como. lo sostienen las bulas y las cartas papales, llegar a refugiarse bajo la proteccién de San Pedro, abogado eficaz en el cielo”, 10 B.Brown, The Rise of Western Christendom. Triumph and Diversity AD 200-100, Oxford, 1996, p-157, 11 M.de Jong, “What was public about public penance? Punitencia publica and justice in the Caroligian world”, en La gusta ello Medioeve (coli IX-XD), Spoleto, 1997, IL, p. 863-902 (p. 871). 12. Avticulo de ejemplo, he aqui los sminos con los cuales papa Juan XIX, en ba segunda blade exencién expedida al monasterio, n 1024, define a Cluny como una casa de reconcilacién” (demas peta), Papturkunden 896-1046, ed. H. Zimmermann, 3 vol, Wien, 1984 198 58g 1053158: “Ohsinat in teem ce epllenr ee wolens big, Prebeasur innocents cars mutvefaerias mec eatar ‘fins indelgenia pica Ee alipeharanu blige onion HOGNA-Pray / N MARYENCISN SOCAL DELAALESA ENTAEDAD MEDIA SP a ~~ sk ig.7— Charts, vital del coro, Leyenda. de san lid el pita: junto mann (unién ‘demani) y comida de boda, Una inmersién ripida en el mundo de los ideales laicos plasmados en laliteraturacortés de la época permite comprender or qué los clérigos de Chartres, patrocinados por donantes laicos, debieron, hacer lugar a las costumbres profanas. La obra de Chrétien de Troyes (c. 1135-c. 1185) oftece un panorama completo de los debates aristocriticos on torno al amor y al matrimonio en circulos de la corte, poco antes de la sreaciin de los vitrales de Chartres, En el mundo ideal de la caballe. ria artitica las aventuras de amor son un resorte esencial de la incriga novelesca, que compara tipos claramente diferenciados: Pereeval, ot ingenuo, que no ha conocido el amor y aspira a una caballera, celestial; Gawain, el caballero cortés, mundano ' frivolo; Lancelot, dedicado a su Pasion por la reina Ginebra. Segin el modelo cortés, el amor no puede Mlorecer sino en los margenes, fuera del matrimonio, en adultetio. —___ 46D. Quérul, dit, Amour echevalei dens romans de Chritien de Troyes, Patis, 1995; D. Quérudl “Amour et chevaleti dansles romans anhurent™ on Ee gende dri Ar- chur, documentos que acompaian la exposicén La gende du roi Arthur, Bibliothéque Nationalede Fran ct, 21 de octubre de 2009-24 de enero de 2010: hp: expositions. Doffclarthur/arred06_1 hem, Cartrao I, Elespacio scramental de a Iglesia B Razonablemente distante de este modelo, Chrétien de Troyes trata sobre el espacio para el amor en el seno del matrimonio, lugar esencial para la reproduccién de las familias aristocrdticas. La inttiga de Erec y Enide, por lo tanto, esd centrada en la pareja casada y en las pruebas aque debieron superar. Erec, hijo del rey Lac de las Galias, se enamora de Enide, la hija de un simple vasallo, con la que quiere casarse. Los preliminares de la unin y las nupcias estén minuciosamente relatados: acuerdos de los padres de Enide, entrega de la dote, animacién y es- plendor dela festa en la corte del rey Arturo, que da su aprobacién al ‘matrimonio y que hace “de la boda un asunto personal”. La ceremonia, realizada en Pentecostés -una fecha plena del simbolismo cristiano dela venida del Espititu-, otorga un lugar infimo, y a decir verdad patético, al rito religioso; tres versos son suficientes para mencionar el hecho de que “Varcevesques de Quantorbire, (qui a la cort venus estoit, /la benci, si com il doit” “El arzobispo de Canterbury, que a la corte habia llega- do, los bendijo, como es debido”), mientras que el poema se extiende largamente sobre la fiesta que continda en presencia de toda la corte reunida”. La tensién que luego surge en la pareja nace de los efectos perversos del amor, de su desmesura y de la “recreantise” que recluye al caballero en el mundo cerrado de su casa, lejos de las exigencias de la caballerfa. Es asi que el vitral de Chartres coloca inmediatamente después de la escena del banquete emblematico de la boda la escena de la parida de Julién, junto a otros hombres armados, hacia la guerra caballeresca por excelencia, la cruzada, 113. La iglesia y el espacio piiblico boda an Yeti dela iad Media tardia abundan en relatos de eclbracn sae suerte ena descipcin de esceas de banquetesY a clevada es la escala social; el fasto es la mejor Pere aierds milla que participan en fa alianza. Incl insis- ae concluir, es importante por el contrario volver gat da igesiaen la topografia del Matrimonio, aun cuando —__ 47 Ye t980-982 2028-291 apc mariage » adap m 0 Moyen Age ide ay eee modero de Ch de la Ronciée 1) p42, “ Diloc Pea / Unvenady: SOCIALDELAICLESIA EN LA EDAD MEDIA las representaciones analizadas anteriormente (ya sea de los vitrales de Chartres 0 de la junctio manuum integrada en las representaciones de conjunto de los siete sacramentos en los tripticos de Van der Weyden y de Van der Stockt) se esfuercen en dar la ilusidn de lo contrario. En el estudio de las bodas en Toscana en la tardia Edad Media Christiane Klapisch-Zuber da de ese hecho una ilustracién paradéjica**. Después de haber mostrado la resistencia durable que los toscanos tenfan a re- curtir al sacerdote y ala iglesia, la historiadora de La maison et le nom hace hincapié en la frecuencia y la importancia del marco monumental eclesial en las representaciones de los pintores toscanos, Giotto y Fra Angelico por ejemplo, del Matrimonio de la Virgen. Fg. 8- Giotto, Deposri de lt Virgen, Capilla de la Arena de Padua; 1303-1306, — 48°C Kapisch-Zuber, Le main tle nom (ct. 44), p. 166-180. (Ctra IE espacio sacramental del Iglesia 45 Fig. 9—Fra Angelico, Deposorio de la Virgen, Museo Nacional San Marco, Florencia; 1430. Pero es que la iglesia (0 el Templo, las dos referencias monumentales que tienden a confundirse) es para las grandes familias de comeicant que todavia prefieren su casa para sellar solemnemente sus alianzas, el lugar de ostentacién por excelencia en tales circunstancias. Por més que la ceremonia tenga lugar en el domicilio (en los dos domicilios) es indispensable pasar delante de la iglesia, porque la iglesia es el centro del espacio piiblico, concebido como un espacio de representacién de Jos acontecimientos més destacados de la vida comunal. 1, El espacio del cuerpo sacramental de Ia Iglesia No es seguro que el uso del término “espacio”, que atin no he dis- cutido en este estudio, no plantee un problema en la medida en que .Foos-PRar / LADYYENCYN SOCIAL DELA IGLESIA EN LA EDAD MEDIA el equivalence latino a la nocién moderna de espacio, spatium, rara vec 6s utilizado antes del siglo XIII y, aun asi, lo es en el sentido muy limitado de una superficie pintada o figurada™. Si yo he aceptado este equivoco (una distorsién de usos de las categorias analiticas que es el pan cotidiano del historiador) es por no haber encontrado otra manera de calificar el marco de la unificacién sacramental realizada en y por Iaiglesia/Iglesia. Los tipticos de Van der Weyden y de Van det Stockt que nos han servido como punto de partida ofrecen ejemplos (raros, recordémoslo) tardios ¢ ideales de una iglesia de piedra “lena” de los sacramentos constitutivos de la comunidad cristiana, La voluntad de petrificar y de monumentalizar ese todo comunitario es evidente, puesto que es alli que se incorpora un sacramento que, evidentemente, no tiene su lugar en Ja Iglesia: el sacramento de los enfermos (extremauncién). Esta “plenitud” de los afios 1440/1480 contrasta, a nuestros ojos de historiadores, con el vacfo que Ilegaria, un poco més tarde, con los templos protestantes. Fig. 10~ Predela dl wriprico del altar mayor del remplo de Wirtenberg: 1539. Tal representacién, que ya habia alcanzado una madurez declinante nla segunda mitad del siglo XV, se fue construyendo lentamente a lo largo del periodo de nuestro interés, entre 800 y 1300, durante el ‘ual, progresivamente, se fue realizando la unidad funcional del lugar de culto, calificada a partir de entonces como universal (0 casi) de la Berea eee © \.With, Limagea tepoque romane, Pats, 1999, p. 183-186. etr801 espacio sacramental de lesa "7 “iglesia” por juego metonimico con la designacién de la comunidad (iglesia). De hecho, se pasa a grandes rasgos, entre el 800 y el 1100, de la pluralidad monumental y de la diversidad funcional del cristianisma antiguo (batisterio, martyrium, lugar de la Eucaristia) al espacio unifica- do dela iglesia en cuyo seno las diversas funciones sacramentales estan reunidas, aun cuando ese espacio esté fragmentado por la divisién de las funciones (clérigos/laicos) y de los sexos (hombres/mujeres). En esta nueva topografia consagrada por la institucién eclesial, la iglesia funciona como un polo que a la vez irradia y atrae (no consi- dero aqui la influencia radioconcéntrica de la iglesia que organiza el territorio circundante, se trate del cementerio o de la parroquia). Esta “atraccién” eclesial nos detuvo en el estudio dela espacializacién de los siete sacramentos. De hecho, la iglesia es el centro al cual se va para ser bautizado, confesarse, comulgar con mayor o menor frecuencia, ser in- humado (no dentro, por lo menos en teorfa, pero cerca) y también pagar el diezmo. Tal enumeracién no explica, lo hace mal, la jerarquizacién de los sacramentos y su materializacién en el interior del polo eclesial De la misma manera que se debe pasar por el bautismo (el “bautismo” del edificio con la consagracién, o el bautismo de las personas) para acceder a los otros sacramentos, 0 que se deben purificar las falas para recibir digna y eficazmente la Eucaristia, asimismo, la fragmentacion de ese espacio unificado, que es la iglesia, supone atravesar un umbral, pasar de un afuera a un adentro: el afuera de los que no pertenecen al cuerpo de la Iglesia o de los que estén temporalmente excluidos. Estos movimientos de entrada estén fuertemente simbolizados en el caso del bautismo (las fuentes ubicadas a la entrada), de la penitencia publica (que va de adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro) y del matrimonio (con movimiento de domicilio a domicilio pasando por porche de la iglesia y, sobre todo, por el altar). Esta ultima referencia es fundamental, ya que todo el espacio sacramental esta polarizado por el altar, hacia el cual o desde el cual toda la légica liturgica converge o emerge. Hay, por lo tanto, una légica evidente, siguiendo a Van der ‘Weyden, que lleva al espectador de su triptico de una a otra de las naves laterales pasando por el centro eucaristico, a menos que la mirada n° vaya directamente de la crucifixién ubicada en el umbral de la iglesia hasta el coro y el sacrificio del altar [véase Fig. 1]. 48 D. loGwa-PRat / LA INVENCION SOCIAL DE LA IGLESIA EN LA EDAD MEDIA CAPITULO II Iglesia y jerarquia* damento, principio, mando)- aparece en forma relativamente tardia en la historia. El griego antiguo lo ignora y el Nuevo Testamento no lo utiliza. Su empleo esté directamente relacionado con la obra de un neoplaténico cristiano, que probablemente escribié en Siria entre los aftos 480-500, conocido por el nombre de Pseudo- Dionisio Areopagita. Concepto clave para reflexionar sobre la sociedad del Antiguo Ré- gimen, “jerarquia” es de uso poco frecuente en el campo de las ciencias sociales. Heinz Rausch publicé, en 1982, el primer articulo cientifico sobre el tema en el gran diccionario aleman de conceptos histéricos fundamentales'; pero, segtin su propia confesién, tuvo que explorar el campo sin poder basarse en una biisqueda importante en la materia. De hecho, la mayorfa de los diccionarios y las enciclopedias de uso cortiente en ciencias sociales, sociologfa ¢ historia no lo abordan di- rectamente. En el Dictionnaire de Sociologie de Boudon y Boutricaud, hay que ir a la entrada “élite” para encontrar algunas exposiciones con E: término “jerarquia” ~del griego hieros (sagrado) y archos (Fun- Versiones preliminares en R. Azria, D, Hervieu-Léger, dirs., Dictionnaire des faits religieux, Paris, 2010, sw, “Hirarchie”, p. 482-487, y, bajo el titulo “Penser I'Eplise, Penser la société aprés le Pseudo-Denys I’Aréopagite”, en E Bougard, D. Iogna-Prat, R. Le Jan, dirs., Hitrarchie et stratification sociale dans |’ Occident médiéval (400-1100), Turnhout, 2008, p. 55-82. Abreviaturas utilizadas: Dionisio. Areopagita = Dénys l’Aréopagite et sa posterité en Orient een Occident, ed, Y. de Andia, Paris, 1997; Hankey = W.J. Hankey, “Dionisius dixit, ‘ex divinitats est ultima per media reducere. Aquinas, hieroctacy and the Augustinisme Politique", Medioevo 18 (1992), p. 119-150; Pscudo-Denys Aréopagite, PG 3 (crad. M. de Gandilla, Paris, 1942): HC = hiérarchie céleste; HE = Higrarchi ecclésiastique, TM « Théologie mystique. H. Rausch, Die gerchichtliche Grundbegrife, Ill, p. 103-129 (p. 129). 1 49 ee Y referencia. ala "jerarqui. Del mismo modo, los diccionarios de histor, rei en genera oftecen una entrada para ‘orden’, pero olviday tratar la “jerarquia”, Este es el caso del Dictionnaire encyclopédique dy Mayen Agey el Dictionary of the Middle Ags. Por su parte, el Levin des Miele remite a Kirche” y “Kirchenorganisation”, mientas que el Dictionnaire du Moyen Age tiene una entrada para “jerarquia’, pero tratada desde el punto de vista estricto de la filosofia politica. A estas au. sencias debemos afadir la cantidad de oportunidades desaprovechadas para abordar el tema en grandes obras de medievalistas que se ocupan de las representaciones de la sociedad: Les trois ordres ou limmaginaie du fodalisme de Georges Duby (Paris, 1978), los Lebensordnungen de Heinrich Fichtenau (Stuttgart, 1984), 0 incluso el ensayo dedicado a los “orders of society” de Giles Constable en sus Three Studies in ‘Medieval Religious and Social Thought (Cambridge, 1995). Se podtian ‘multiplicar los ejemplos para llegar a la misma conclusi6n: a pesar de Ja abundancia de los usos comunes del término, las ciencias sociales se han ocupado con reticencia de la jerarquia. En estas condiciones, imposible abordar al hombre de la jerarquia, el Pseudo-Dionisio Arcopagita, y el impacto del corpus dionisiaco en las concepciones eclesioldgicas en Occidente desde Principios del siglo IX sin algunas consideraciones preliminares sobre la jerarquia como problema en campo de las ciencias sociales. 1. La jerarquia como Problema en el campo de las ciencias sociales Antes de pasar los empleos (0 a la ausencia de empleo) de nocién de jerarquia en el campo de las ciencias sociales, sin duda. lo ‘mis simple es partir de los usos comunes, los grandes diccionarios de i francaise, tales como los menciona iomas: Littré, Robert, Trésor de la langue Oxford English Dictionary. Por ejemplo, este iiltimo offece las siguientes cuatro defiiciones: / cada tne de las tres divisiones d€ lor gees 2 autoridad ola autorided superior en meneia sagradas3! Suetpo de sacerdotes cero, organizado en Srdenesy grados sucesivos 41 cuerpo de personas 6 i cosas dispues clases: ne dejo daa ispuestas en grados, érdenes 0 Datos Yoow-Paat/ LADvtNaby soc DE LAIGLESIA EN LA EDAD MED 1. ¢Elites y clases versus jerarquia? Las tres primeras definiciones llevan la marca del pasado cristiano de Occidente. Hasta hace poco todo espiritu cultivado asociaba, ine- vitablemente, el término jerarquia a los angeles y a sus cores, como Chateaubriand en El genio del cristianismo (Il, 4, 8), alos diferentes grados del estado eclesidstico, como sostenia Lamenais, en 1831, en Lavenir. “Es un punto de doctrina que la jerarqufa, remontandose desde los érdenes inferiores, pasando por los obispos hasta el Sumo Pontifice, es una institucién divina y por lo tanto inmutable”. Por otra parte, aiin hey este ‘punto de doctrina” tiene vigencia ya que el Cédigo de Derecho Canénico (Can. 207) siempre trata a la Iglesia como una “estructura jerarquica”. Asi pues, podria esperarse que la historia de la Iglesia, por lo menos desde que se constituyé como una préctica sabia en el curso del siglo XIX, se hubiera interesado en esta cuestidn. Este 10 ¢8 el caso; Alexandre Faivre noté la ausencia, desde el siglo XVII, de algin abajo significaivo sobre los érdenes menores y el problema de la carrera eclesistica, como si después de haber sufrido la ira de 4os polemistas reformados sobre el aparato eclesiéstico medieval yla inanidad de los mediadores en la telacién de los fieles con lo divino, los cuadtos dela Iglesia Catdlica se hubieran sentido avergonzados por tsta historia de grados y de distinciones jerdrquicas sobre la base de lee disctiminaciones clérigos/laicos?, En el primer sentido del término jerarquia se refiere slo a la esfera eclesil. Peo todo el problema radica en que, en los tiempos antiguos, 'o“eclesa!” se confunde a menudo con lo “social”. De ahi e uso gene- ralizado del trmino bajo la forma de “jerarquia social”. Desde 1840, el Dictionnaire de UAcadémie efala que jerarquia “se dice, por extensién, hablando de todo tipo de autoridades, de rangos subordinados los unos alos otros. Lajerarquia politica. La jerarquta de los poderes, La jerarquia aed El grado mas alto dela jerarqufa social”. Es en este sentido que Wan fn Bound y Pécuchet, presenta el “sistema” de reforma soviel desusdoshétoes: “Reemplaza cl ape Por un niimero de matricul; ietrquizar alos francesesy, Para mantener su grado, de vez en cuando a 2A Rist, Nainance dane hs es P3235 A MMe ane irre Les prem dpe du curs cli Pa, 1978, CG MLO I ay jeri 1

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