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GESTIÒN DE NEGOCIOS

(CUASICONTRATO)
Es un acto jurídico unilateral en virtud del cual una persona se
encarga voluntariamente de la agencia o administración de los
negocios de otro sin mediar mandato de éste.
Artículos 1269, 1270, 1275, 1276, 2277, 1279, 1280 CCN

Cuasicontrato

Intromisiòn intencional

Interferencia deliberada
Gestión de negocios
Tradicionalmente desde Roma hacia acá, la gestión de
negocios y el pago de lo Indebido se ha considerado lo
principal del cuasicontrato, noción dominada por la legislación
hasta el siglo pasado. Alguna vez fue considerado el
cuasicontrato como una figura genérica que comprendía dos
casos específicos: la gestión de negocios y el pago de lo
indebido. Nuestro código civil siguiendo el proyecto franco-
italiano de las obligaciones trata separadamente como fuente
de las obligaciones independientes tanto la gestión de
negocios como el pago de lo indebido.
Concepto
Es el acto en virtud del cual una persona, denominada
gestor, interviene o se ocupa de los asuntos de otro
denominado dueño, sin obligación legal o convencional
de hacerlo.
Naturaleza Jurídica
La gestión de negocios engendra
obligaciones tanto a cargo del gestor
como del dueño del negocio gestionado.
Tales obligaciones, de origen legal, no
pueden ser modificadas ni sujetas a
modalidad por los que intervienen y, una
vez presente la figura jurídica, se
producen al margen de su voluntad.
No es una declaración de voluntad
porque no se dirige a las consecuencias
jurídicas de la gestión de negocios. Se
trata de una hecho jurídico, y no de un
acto jurídico.
Partes
Gesto
r
Dueñ
o
La gestión de negocios ajenos es el hecho de una
persona, el gestor de negocios que sin haber
encargado de ello, se ocupa de los asuntos de otra
persona, el gestionado o dueño del negocio.

Al respecto, la jurisprudencia  ha interpretado el


término gestión:
«En el amplio sentido de manejo, administración,
disposición o posesión, pues comprende los actos
jurídicos, los puramente económicos y aun los
simplemente materiales».
GESTIÓN DE NEGOCIOS. 1269
“El que sin mandato y sin estar obligado a ello
se encarga de un asunto de otro, debe obrar
conforme a los intereses del dueño del negocio”
Consiste en la intromisión intencional de una
persona que carece de mandato y de obligación
legal, en los asuntos de otra, con el propósito
altruista de evitarle daños o de producir los
beneficios. (Manuel Bejarano Sánchez)
Hay gestión de negocios patrimoniales ajenos
cuando alguien, extraño a ellos (gestor), asume-
sin haber recibido mandato, encargo ni
autorización- la iniciativa de su gestión, por
encontrarse el dueño de sus negocios ausente o
impedido de obrar por si mismo (Messineo,
Enneccerus.)
Características: La intromisión debe
ser intencional, el Debe ser
gestor sabe que esta
inmiscuyéndose en espontánea.
los asuntos de otro.

No debe ser
emprendida contra
Estar presidida por el
la expresa la expresa
propósito de obrar
o presunta voluntad
conforme a los
del dueño del
intereses del dueño
negocio. (Salvo
del negocio.
causas de utilidad
pública).
ARTÍCULO 13.- (Código de Procedimientos
Civiles para el Estado de Nayarit)

Por los que no estuvieren presentes en el


lugar del juicio ni tuvieren persona que
legalmente los represente, podrá comparecer
un gestor judicial sujetándose a las
disposiciones relativas del Código Civil,
otorgando previamente garantía a criterio
del Tribunal.
1. Debe obrar 2. Debe desempeñar su
conforme a los encargo con la
intereses del dueño del diligencia que emplee
negocio. en sus negocios propios. Obligaciones del gestor:
 

1. Articulos: 1269, 1270, 1275


3. Debe dar aviso al CCN
dueño y esperar su 4. Debe continuar su
decisión (a menos que gestión hasta concluir
haya peligro en la el asunto.
demora).

5. Debe rendir
cuentas. Artículos: 1269, 1270, 1275 CCN
Ratificación de la gestión por el
dueño
La ratificación de los actos de gestión, por el
dueño del negocio gestionado, produce los
efectos de un mandato, retroactivamente, por
disposición legal o expresa contenida en el
artículo 1279 del CCN.
“La ratificación pura y simple del dueño del
negocio produce todos los efectos de un
mandato. La ratificación tiene efectoretroactivo al
día en que la gestión principió.”
A falta de ratificación, el hecho se conserva
como una simple gestión de negocios, según lo
establece el artículo 1280 del citado CCN.
“Cuando el dueño del negocio no ratifique
la gestión, sólo responderá de los gastos
que originó ésta, hasta la concurrencia de
las ventajas que obtuvo del negocio.”
Características de la ratificación de la gestión.
ARTÍCULO 1921.- Solamente será gratuito el mandato cuando así se haya
convenido expresamente.
ARTÍCULO 1950.- Debe también el mandante indemnizar al mandatario de todos
los daños y perjuicios que le haya causado el cumplimiento del mandato, sin culpa
ni imprudencia del mismo mandatario.
ARTÍCULO 1951.- El mandatario podrá retener en prenda las cosas que son objeto
del mandato hasta que el mandante haga la indemnización y reembolso de que
tratan los dos artículos anteriores.
Obligaciones del dueño:
1. Cumplir con los compromisos que
el gestor haya hecho en su nombre.

2. Indemnizarle de todos los


compromisos personales que haya
contraído

3. Reembolsarle de todos los gastos


que haya hecho, siendo útiles y
necesarios.
Obligaciones del dueño:

Si el negocio fue útilmente gestionado, deberá pagar los gastos necesarios realizados por el
gestor, y los intereses legales, hasta la concurrencia de las ventajas.

Deberá cumplir las obligaciones contraídas por el gestor a nombre de él.

Si ratifica la gestión, se convierte en mandato con efecto retroactivo a la fecha de iniciación


de la gestión. Por tanto, deberá pagar todos los gastos, aunque no hubiere sido útil la
gestión, e indemnizarle los daños y perjuicios que le haya causado el cumplimiento del
mandato con derecho de retención y cobro de honorarios. A falta de ratificación el hecho se
conserva como una simple gestión de negocios.
La gestión surte efectos aun contra la voluntad del dueño:
Artículo 1282 CCN

1. Para cumplir un
2. Para proporcionar
deber impuesto por 3.Para el pago de
alimentos al acreedor
causa de interés gastos funerarios
que los necesita.
público.
Gestión ilícita. (hecho ilícito, obligación de pagar el daño y perjuicios (responsabilidad civil)

Hay casos de gestión


anormal, cuyas • 1. Obrar en interés propio.
consecuencias se explican • 2. Realizar operaciones
como futo de un hecho arriesgadas.
ilícito y no la gestión de • 3. Incurrir en culpa o negligencia.
negocios. • 4. Actuar en contra de la
No se realiza una gestión voluntad del dueño. (Salvo causa
de negocios sino un hecho de utilidad pública).
ilìcito
Consecuencias de la gestión de negocios

1) • a) No presencia del dueño

Negativos
• b) Imposibilidad del dueño de atender sus negocios.
• c) Falta de consentimiento del dueño
• d) Ausencia de oposición del dueño.
• e) Ausencia del ánimo de liberalidad del gestor

• a) Intención de gestionar
• a) Interés del dueño
2. Positivos •

c) Iniciativa espontanea del gestor
d) Continuación de un negocio en curso
• e) Iniciar una obra necesaria
Obligaciones civiles
Consecuencias de la gestión de negocios
1) Negativos
a) No presencia del dueño
La simple ausencia que impide al dueño ocuparse de alguno o de todos sus asuntos;
por ejemplo la persona que se ausenta de su casa pero se sabe o se presume donde
está. Debe tenerse en consideración la situación concreta, pues son las
circunstancias las que determinaran si se cumple o no este requisito.
b) Imposibilidad del dueño de atender sus negocios.
Si el dueño ha encargado a otra persona la gestión de sus negocios, un tercero no
puedo intervenir con el pretexto de la no presencia del dueño.
Obligaciones civiles

c) Falta de consentimiento del dueño


El dueño no debe haber consentido la gestión, así sea tácitamente, en cuyo caso habría
un mandato.
d) Ausencia de oposición del dueño.
Si éste ha manifestado a sus vecinos que durante su ausencia no se ocupen de sus
asuntos, o lo hace una vez iniciada la intervención del gestor, se viola el principio de no
inmiscuirse en los asuntos ajenos y que pretenda hacerlo es responsable de sus
actuaciones. Al cometer un hecho ilícito deberá pagar los daños causados al dueño, por
ejemplo en caso de incendio de una cosa perteneciente al dueño.
Obligaciones civiles
e) Ausencia del ánimo de liberalidad del gestor
Cuando se interviene en un asunto del dueño sin cumplir con ninguno de los
requisitos antes señalados, se presume que se trata de una libertad de liberalidad del
gestor y no de una gestión de negocios; por ejemplo, procedo a pintar la casa de mi
vecino, estando este presenta y sin su oposición; se puede presumir, inclusive por el
dueño que se trata de un favor gratuito de quien ejecuta la obra quizás en su propio
interés.
Obligaciones civiles
Positivos
a) Intención de gestionar
El gestor debe tener el propósito de gestionar intereses ajenos, por ello, cuando pro
erros se inmiscuye en negocios de un tercero, creyéndolos propios, no hay gestión
de negocios, podrá haber enriquecimiento sin causa.
a) Interés del dueño
El gestor debe acotar en interés del dueño, pues si procede en su propio interés no
está gestionando un negocio ajeno, falta el elemento de la alienidad. Sin embargo
puede tratarse de un interés común, por ejemplo, reparar una pared medianera, en
cuyo caso se aplicara las reglas que establece el articulo 1091 CCN.
Obligaciones civiles
c) Iniciativa espontanea del gestor
Tratándose de una persona que procede a efectuar una actividad propia de su
profesión, sin haber recibido instrucciones del interesado, la jurisprudencia ha
considerado que tiene derecho a sus honorarios profesionales, por ejemplo, el
médico que auxilia a una persona herida.
d) Continuación de un negocio en curso
pueden cargarse de la continuación de un asunto comenzado por el dueño, por
ejemplo, una construcción que se ha paralizado, en ausencia del dueño, por falta del
pago al contratista.
e) Iniciar una obra necesaria
Puede tratarse de un negocio nuevo, contratar las horas necesarias para evitar la
ruina de una edificación del dueño.
Obligaciones civiles
Elementos de la gestión de negocios
1. La existencia de un negocio jurídico ajeno
Se entiende uno o más negocios o relaciones jurídicas, susceptibles lícitamente de
ser realizadas por el gestor quien sabe que se está inmiscuyéndose en los asuntos
del otro. El que gestiona un asunto ajeno creyéndose propio, no realiza gestión de
negocios. La gestión puede consistir en el cumplimiento de un acto jurídico que
puede efectuarse de dos maneras: Cuando el gestor actúa en su propio nombre con
la intención de beneficiar al dueño y cuando el gestor actúa por cuenta del dueño
del negocio. Y en la realización de los actos materiales que pueden ser demostrados
por cualquier medio probatorio
Obligaciones civiles
Condiciones o requisitos en la persona del gestor (negotiorum gestor)
El gestor debe ser capaz ya que de conformidad con el Código Civil quien
es incapaz de aceptar un mandato es incapaz de obligase como gestor de
negocios.
La intervención debe ser intencional, el gestor debe saber que se está
inmiscuyendo en los asuntos del otro.
La intervención debe ser espontánea, no debe prevenir de un mandato
legal, ni de solicitud del dueño del negocio.
La gestión no debe ser emprendida contra la expresa voluntad del dueño
del negocio, en razón de que la invasión de un negocio ajeno es
excepcional y normal es que cada cual decida y ejecute lo que sea
conveniente en salvaguardia de sus intereses personales, salvo que se trate
de una gestión por utilidad pública o social.
Obligaciones civiles
Condiciones o requisitos en la persona del dueño del negocio (Negotiorum
Dóminus)
No debe haber otorgado su consentimiento, porque si lo ha dado, se está en
presencia de un contrato de mandato.
El dueño del negocio no debe hacerse opuesto al acto de gestión.
No es necesario que sea capaz, por cuanto no interviene en la gestión.
Efectos de
la gestiòn

Frente al dueño Frente a terceros


Efectos de la gestión
Para fijar los efectos de esta fuente de obligaciones se debe partir de la naturaleza bilateral, de la gestión
de negocios por lo tanto, se desprenden obligaciones tanto para el gestor, como para el dueño del
negocio. El dueño del negocio para ejercer o hacer cumplir sus obligaciones tiene la acción negotiorum
directa, contra el gestor, y al gestor, para hacer cumplir las obligaciones se le acuerda la acción
negotiorum gestorum contraria contra el dueño.
Obligaciones del gestor de negocios
a) Frente al dueño del negocio gestionado
- Debe obrar conforme a los intereses del dueño del negocio; conforme a la voluntad presunta del dueño.
- Debe desempeñar su cargo con la diligencia de un buen padre de familia.
- Debe dar aviso al dueño y esperar su decisión mediante avisos en la prensa o por cualquier otro medio
que permita comunicarse con él.
- Debe continua la gestión y llevarla a término hasta que el dueño se encuentre en estado de proveer por
sí mismo.
- Debe someterse a las consecuencias del mismo negocio, de acuerdo a lo establecido en el Código Civil
de Nayarit (artículo 1277), el gestor queda liberado de la obligación contraída en los siguientes supuestos:
Liberación del gestor.
(Artículo 1277 CCN)
(

i. Cuando el dueño
se encarga de su
negocio;
ii.
ii. Cuando el
dueño muere;

iii. Cuando el
heredero de dueño
toma la dirección
del negocio.
Obligaciones civiles
Debe rendir cuentas; dada la naturaleza especial de la gestión, el gestor está
obligado o rendir cuentas al dueño como cualquier administrador, y a restituir
todo lo recaudado por concepto de la gestión.
A la muerte del gestor, sus herederos no están obligados a continuar la gestión.
b) Obligaciones del Gestor frente a terceros
Si el gestor actuó en su propio nombre
Queda obligado respecto a los terceros en todo lo referente a las obligaciones
derivadas de su gestión, aun cuando la gestión no haya sido útil.
Si el gestor actúa en nombre del dueño
No está obligado contractualmente frente a los terceros; el único obligado será el
dueño, contra quien los terceros tienen la acción directa, siempre y cuando la
gestión no haya sido útil, el tercero puede repetir contra el gestor.
Obligaciones civiles
Obligaciones del dueño del negocio
a) Frente al gestor
El dueño deberá cumplir todas las obligaciones que haya contraído el gestor en
su nombre
Si el negocio fue útilmente gestionado deberá reembolsarse los gastos útiles y
necesarios realizados con motivo de la gestión, y los intereses legales desde el
día en que el gestor ha efectuado esos gastos de conformidad con el artículo
1277.
b) Frente a terceros
El dueño del negocio sólo responde a terceros por las obligaciones contraídas
por el gestor en su nombre, siempre y cuando el negocio haya sido bien
administrador, el dueño no responde si la gestión ha sido comenzada o ejecutada
a pesar de su prohibición expresa, a menos que esta prohibición sea ilícita.
Obligaciones civiles
Ratificación de la gestión de negocios
La ratificación o aprobación de actos de gestión, por el
dueño del negocio, produce los efectos de un mandato,
de acuerdo a lo establecido en el CCN, en este caso el
dueño deberá pagar todos los gastos, aunque no
hubiere sido útil la gestión e indemnizar los daños y
perjuicios. El gestor podrá ejercer el derecho de
retención y cobro de honorarios, esto como
consecuencia de la reconvención legal de la gestión de
negocio en un verdadero contrato de mandato.
A falta de ratificación por el dueño, sólo deberá
responder por los gastos que originó la gestión hasta la
concurrencia de las ventajas que obtuvo del negocio.
Obligaciones civiles
Según lo estudiado por Emilio Pittier, se entiende
por ratificación de la gestión de negocios la
aprobación del dueño a los actos de gestión.
Puede ser expresa cuando directamente así
exprese su voluntad el dueño o puede ser tacita
cuando se desprende de las actuaciones del dueño.
La ratificación produce los efectos del mandato en
todo lo relativo a la gestión, aun cuando esta haya
sido cumplida por una que creía gestionar su
propio negocio y transforma retroactivamente la
gestión de negocios en un mandato.

Artìculos 1950, 1951, 1921 CCN


Obligaciones civiles
CAPÍTULO IV
DE LA GESTION DE NEGOCIOS
ARTÍCULO 1269.- El que sin mandato y sin estar obligado a ello se encarga de un
asunto de otro, debe obrar conforme a los intereses del dueño del negocio.
ARTÍCULO 1270.- El gestor debe desempeñar su encargo con toda la diligencia
que emplea en sus negocios propios, e indemnizará los daños y perjuicios que por
su culpa o negligencia se irroguen al dueño de los bienes o negocios que gestione.
ARTÍCULO 1271.- Si la gestión tiene por objeto evitar un daño inminente al
dueño, el gestor no responde más que de su dolo o de su falta grave.
Obligaciones civiles
ARTÍCULO 1272.- Si la gestión se ejecuta contra la voluntad real o presunta del
dueño, el gestor debe reparar los daños y perjuicios que resulten a aquél, aunque no
haya incurrido en falta.
ARTÍCULO 1273.- El gestor responde aún del caso fortuito si ha hecho
operaciones arriesgadas, aunque el dueño del negocio tuviere costumbre de
hacerlas, o si hubiere obrado más en interés propio que en interés del dueño del
negocio.
ARTÍCULO 1274.- Si el gestor delegare en otra persona todos o algunos de los
deberes de su cargo, responderá de los actos del delegado, sin perjuicio de la
obligación directa de éste para con el propietario del negocio.
La responsabilidad de los gestores, cuando fueren dos o más, será solidaría.
Obligaciones civiles
ARTÍCULO 1275.- El gestor, tan pronto como sea posible, debe dar aviso de su
gestión al dueño y esperar su decisión, a menos que haya peligro en la demora.
Si no fuere posible dar ese aviso, el gestor debe continuar su gestión hasta que
concluya el asunto.
ARTÍCULO 1276.- El dueño de un asunto que hubiere sido útilmente gestionado,
debe cumplir las obligaciones que el gestor haya contraído a nombre de él y pagar
los gastos de acuerdo con lo prevenido en los artículos siguientes.
ARTÍCULO 1277.- Deben pagarse al gestor los gastos necesarios que hubiere
hecho en el ejercicio de su cargo y los intereses legales correspondientes, pero no
tiene derecho de cobrar retribución por el desempeño de la gestión.
Obligaciones civiles
ARTÍCULO 1278.- El gestor que se encargue de un asunto contra la expresa
voluntad del dueño, si éste se aprovecha del beneficio de la gestión, tiene
obligación de pagar a aquel el importe de los gastos, hasta donde alcancen los
beneficios, a no ser que la gestión hubiere tenido por objeto librar al dueño de un
deber impuesto en interés público, en cuyo caso debe pagar todos los gastos
necesarios hechos.
ARTÍCULO 1279.- La ratificación pura y simple del dueño del negocio produce
todos los efectos de un mandato. La ratificación tiene efecto retroactivo al día en
que la gestión principió.
ARTÍCULO 1280.- Cuando el dueño del negocio no ratifique la gestión, sólo
responderá de los gastos que originó ésta, hasta la concurrencia de las ventajas que
obtuvo del negocio.
Obligaciones civiles
ARTÍCULO 1281.- Cuando sin consentimiento del obligado a prestar alimentos los
diese un extraño, éste tendrá derecho a reclamar de aquel su importe, a no constar
que los dio con ánimo de hacer un acto de beneficencia.
ARTÍCULO 1282.- Los gastos funerarios proporcionados a la condición de la
persona y a los usos de la localidad deberán ser satisfechos al que los haga, aunque
el difunto no hubiese dejado bienes, por aquellos que hubieren tenido la obligación
de alimentarlo en vida.
HECHOS ILÌCITOS
Antecedentes históricos:
En el código de Hammurabi, el derecho hebreo y las
leyes de manu, cualquier hecho perjudicial
generaba, objetivamente, la responsabilidad de su
autor, a quien se le imponían las penas previstas en
dichos ordenamientos sin discriminar los factores
subjetivos que hubiesen intervenido en la
producción del año.

La aparición, en Roma, de la ley Aquilia, reemplazo


las penas- muchas veces crueles- impuestas en la
antigüedad, por la separación pecunaria del daño.
Merece destacarse que no bastaba y la Comisión del
hecho, sino que debían reunirse condiciones muy
concretas que, de no aparecer, excluían la
responsabilidad del autor del daño.
Estas eran:
1) un daño, es decir, la destrucción o detrimento material de la
cosa corporal, corpus laesum pero, aun corpore, por el cuerpo;
2) una injuria, o perjuicio causado se obraba con dolo, o
con culpa, aun la más leve: in lege Aquilia et levissima culpa
venit; y,
3) un acto cometido por un hombre: no se distinguía, en este
aspecto, si el daño se originaba por el acto en si, o por una
negligencia derivada de otro acto no susceptible de producir
perjuicio.

Se refleja por la verdadera preocupación que toda la materia de la


responsabilidad civil ha adquirido en el derecho contemporáneo. Se
han multiplicado los daños como consecuencia de la alta
potencialidad de perjuicios a que estamos expuestos en la sociedad
industrial de nuestros días; la proliferación del uso de maquinarias
con finalidad es cada día mas sofisticadas en la calle, en el trabajo,
y en el hogar nos convierte en víctimas latentes de daños que no
hubieran podido ser imaginados pocas décadas atrás.
.
Hechos ilícitos
En la vida social es inexcusable que la conducta de unos proyecte sus
efectos sobre los intereses de otros. Y frecuentemente con resultados
lesivos. Las acciones ajenas causan daños. Tales actos perjudiciales
turban severamente la armonía y la paz de la sociedad, pues nadie observa
con indiferencia la destrucción de sus bienes o la pérdida de sus
expectativas favorables por obra de una acción errónea o intencional de
otro.
La víctima de una acción dañosa desea y espera que le causante le
indemnice por sus pérdidas, pues es el responsable quien debe pagar
los daños y perjuicios. Entonces, ¿Cuándo se es responsable y cuándo
no? ¿En que casos es suficiente una conducta humana dañosa para
comprometer a su autor y en qué casos no? ¿bastará su participación –
cualquiera que ésta sea- en la producción de un daño, para obligarle al
resarcimiento?
Estas interrogantes son planteadas y resueltas por la teoría
de la responsabilidad civil, desarrollada en sus esquemas
y lineamientos esenciales desde el derecho romano.
Los antiguos ya consideraban al delito como fuente de
obligaciones: la acción humana ilícita y dañosa, prevista
por una ley especial y dotada de una acción, imponía a su
autor la obligación de reparar el daño; así el fortum, el
damnum, la rapiña, entre otros, eran fuentes de
responsabilidad civil.
Posteriormente, Justiniano registró en sus Instituciones,
otros hechos semejantes, igualmente antijurídicos y
dañosos que no estaban regulados específicamente por las
leyes ni poseían una acción particular, pero que eran
sancionados a través de una acción general y originaban
obligaciones “como nacidas de un delito”.
-Quasi ex delito o quasi ex maleficio- entre las que
figuraban, “la prevaricación del juez, arrojar o derramar
alguna cosa sobre la vía pública, el robo o daño cometido en
una nave o en una fonda, etcétera”.
Así surgió la noción de cuasidelito, que engloba los hechos
antijurídicos y dañosos no previstos expresamente en la
ley, ni provistos de una acción especial.
El término fue adoptado mas adelante por los códigos civiles
francés y español, aunque variando el criterio de la
distinción, que atiende al tono o matiz de la conducta del
agente, pues reservan la calificación del delito al acto
intencional, deliberado, y de cuasidelito al culposo o
imprudencial, lo que lleva a diferenciar la responsabilidad
delictual de la cuasidelictual.
La distinción tiende a desaparecer en el derecho moderno, donde se
suele designar tanto a las obligaciones delictuales como a las
cuasidelictuales, con la común denominación de obligaciones
procedentes de la culpa o negligencia o de obligaciones generadas por
los hechos ilícitos.
Elementos del hecho ilìcito
La doctrina ha sostenido que la configuración del hecho ilícito
requiere de tres elementos: una conducta antijurídica, culpable y
dañosa.
Así, se entiende por una conducta antijurídica, aquella que es Conducta
contraria a derecho, ya sea porque viole una disposición jurídica, o el antijuridica
deber jurídico de respetar el derecho ajeno.
Asimismo, obra con culpa o falta quien causa un daño a otro sin
derecho; dicha culpa o falta se traduce en no conducirse como es Culpable
debido, esto es, una conducta culposa es aquella proveniente de la
negligencia o falta de cuidado.
Finalmente, el daño es una pérdida o menoscabo que puede ser
material o extrapatrimonial; de ahí que desde un punto de vista
económico, el daño es la pérdida o menoscabo que una persona sufre Dañosa
en su patrimonio, y el perjuicio es la privación de la ganancia lícita a
la que tenía derecho.
Por su parte, el daño o perjuicio extrapatrimonial (también conocido
como daño moral) es la pérdida o menoscabo que sufre una persona
en su integridad física o psíquica, en sus sentimientos, afecciones,
honor o reputación. En conclusión, un hecho ilícito puede definirse
como la conducta culpable de una persona que lesiona injustamente
la esfera jurídica
El hecho ilícito implica que una persona actuando dolosa o
culpablemente causa un daño a otra, sin que medie entre ambos
una relación contractual previa, al menos con ocasión del daño que
se ha causado.
“ARTÍCULO 1203.- Es ilícito el hecho que es contrario a las
leyes de orden público o a las buenas costumbres.”
Se trata de un concepto conocido, cuyo alcance fue precisado en la
teoría del acto jurídico.
El hecho ilícito, caracterizado así como una acción antijurídica,
contraria a la ley o a la moral social, anula al contrato que lo tiene
por objeto o finalidad principal.
“ARTÍCULO 1283.- El que obrando ilícitamente o contra las buenas costumbres
cause daño a otro, está obligado a repararlo, a menos que demuestre que el daño se
produjo como consecuencia de culpa o negligencia inexcusable de la víctima.”
Así pues, la obligación de reparar daños, la llamada responsabilidad civil, surge a
cargo de quien incurre en una conducta antijurídica y dañosa.
Se tienen entonces, dos elementos conceptuales del hecho ilícito generador de
obligaciones:
-La antijuridicidad, y
-El daño.
Pero, ¿basta una conducta contraria al derecho y perjuicial, para crear obligaciones?
“ARTÍCULO 1287.- Cuando sin el empleo de mecanismos, instrumentos, etc.; a que
se refiere el artículo anterior, y sin culpa o negligencia de ninguna de las partes, se
producen daños, cada una de ellas los soportará sin derecho a indemnización.”
Aparece así un nuevo elemento del hecho ilícito: la culpa; porque para
responsabilizar a alguien necesitamos demostrar que estuvo a su alcance evitar el
daño y no lo hizo, que cometió una falta o culpa, o que produjo el daño en forma
intencional.
De todo ello, se concluye que los elementos característicos del hecho ilícito son:
-La antijurídicidad
-La culpa y,
-El daño
Concepto de hecho ilícito
En este orden de ideas, el hecho ilícito –fuente de obligaciones– es una conducta
antijurídica, culpable y dañosa, que impone a su autor la obligación de reparar los
daños, esto es, la responsabilidad civil. O dicho de otra manera:
Hecho ilícito es la violación culpable de un deber jurídico que causa un daño a otro
y que responsabiliza civilmente.
Hechos ilícitos (Responsabilidad civil objetiva)
*Conducta antijurídica
- Civil (viola un derechos subjetivo privado) - Reparación de daños y perjuicios
- (Responsabilidad civil)
- Penal (viola una ley penal) - Aplicación de un castigo

- Por violación de una norma de observancia gral. Responsabilidad civil


extracontractual.
- Por violación de normas de observancia particular Responsabilidad civil contractual
*Conducta culpable - Culpa grave
- Imprudencia o falta - Culpa leve (En abstracto o en concreto )
- Culpa levísima
- Dolo o intención malévola
- Daño económico
* Conducta dañosa - Daño moral
- Daño en su integridad personal - cierto
- Requisitos, debe ser - Consecuencia directa o inmed. del
hecho
Responsabilidad civil
La responsabilidad civil es, pues el nombre que toma la obligación generada por el
hecho ilícito (y también por el “riesgo creado”), lo cual se traduce en la necesidad
de reparar los daños y perjuicios causados por otros. Artìculos 1286, 1288 CCN
Importancia de los hechos ilícitos
Esta fuente de las obligaciones tiene una importancia considerable por la gran
frecuencia con que se presenta en la vida práctica.
La causa de las obligaciones “hechos ilícitos” pueden surgir a propósito de
cualquier hecho humano, siempre que se reúnan sus elementos característicos
(antijuridicidad, culpabilidad, daño) y, por consiguiente, puede surgir a propósito
de las demás fuentes de las obligaciones, pues es un hecho ilícito:
Importancia de los hechos
ilìcitos
En la gestión de
negocios se presenta en
El incumplimiento del los casos de una gestión
El desacato a lo
contrato (a la anormal contra la
estiupado en una La recepción de mala fe
responsabilidad civil voluntad del dueño o en
declaración unilateral de por el accipiens –quien
que por dicho aquellos donde el gestor
voluntad. (también, por recibe el pago- en el
incumplimiento se realiza su intervención
extensión, enriquecimiento
genera, se le ha llamado con el propósito de
responsabilidad ilegítimo.
responsabilidad beneficarse a sì mismo,
contractual)
contractual) en vez de obrar
conforme a los intereses
del dueño del negocio..
Tipos de antijurídicidad

a) Antijuricidad por c) Antijuricidad por


b) Antijuricidad por
violación de norma quebrantamiento de la
vía de acción o por
expresa o de principio norma civil o por
omisión.
jurídico implícito. ilícito penal;

d) Antijucidad por
transgresión de una
e) Antijuricidad
norma jurídica general
formal o material.
o de una disposición
particular, y
a) Antijuricidad por violación de norma expresa o de principio jurídico
implícito.
Al lado de las normas jurídicas que han alcanzado su expresión explícita en
una canon, legal o contractual, existen principios que no fueron consagrados
en una disposición especial, cuya existencia, no obstante es indudable porque
han inspirado las reglas legales; éstos son los principios generales del
derecho que, según Albaladejo: “son las ideas fundamentales que informa
nuestro derecho positivo contenido en leyes y costumbres y, en última
instancia, aquellas directrices que derivan de la justicia tal y como se
entiende por nuestro ordenamiento jurídico”.
Y de la misma manera que es antijurídico observar un comportamiento
opuesto al exigido por la norma expresamente consagrada, lo es el que
contradiga a la conducta solicitada por el orden jurídico en una regla que no
trascendió explícitamente a la ley.
b) Antijuricidad por vía de acción o por omisión
Es antijurídica la conducta contraria al mandato de la norma.
Si las normas de derecho mandan hacer alguna cosa, será
antijurídica por omisión la conducta pasiva que desacate la
orden legal; si la norma de derecho prohíbe realizar
determinado hecho, será antijurídica por vía de acción su
verificación o ejecución.
c) Antijuricidad por quebrantamiento de la norma civil o
por ilícito penal;
En la actualidad, el hecho antijurídico civil está claramente
diferenciado del penal; el derecho civil vigila el interés de
los particulares y los protege de la acción de los demás,
creando normas cuya inobservancia es un hecho ilícito
civil; el derecho penal clasifica y reprime ciertos hechos,
particularmente graves y disolventes de la convivencia
humana, mediante normas cuya transgresión es un
antijurídico penal que, conforme a los códigos penales
mexicanos, se conoce como delito.
Convivencia humana, mediante normas cuya transgresión es un antijurídico penal que,
conforme a los códigos penales mexicanos, se conoce como delito.
Ruggiero diferencia el ilícito civil del penal: “precisamente es que el primero es la
violación de un derecho subjetivo privado y el segundo es violación de la ley penal;
en que primero implica como consecuencia el resarcimiento del daño y el segundo
de un pena”.
Sus consecuencias, son, ciertamente, muy diversas.
La sanción o consecuencia del ilícito penal tiende al castigo del transgresor; la
reacción es punirlo; dicho correctivo esta en manos del Estado, pues la acción penal es
ejercitada por el Ministerio Público como representante de la sociedad.
En cambio, el antijurídico civil tiene como consecuencia sólo la reparación del daño,
el restablecimiento del equilibrio económico perturbado, y la sanción puede ser
intentada por la víctima.
d) Antijucidad por transgresión de una norma jurídica
general o de una disposición particular.
El hecho ilícito extracontractual y el proveniente de la
violación del contrato.
Una clasificación simplista de las normas por su ámbito
personal de aplicación –por el número de personas
sometidas a su imperio– permite dividirlas en normas
generales (de observancia general) y normas
individuales (de observancia particular). Las primeras
son las leyes; las segundas corresponden a las cláusulas
de un contrato o de una declaración unilateral de
voluntad; pues es innegable que la disposición particular
contenida en un contrato o en otro acto jurídico privado
participa del mismo carácter de norma jurídica que la
Ley.
En efecto, ambos tienen la misma fuerza, la misma obligatoriedad,
pues son de observancia necesaria y coercibles, salvo que la primera
impone el forzoso acatamiento de todos y la segunda sólo se aplica a
las partes o al autor del acto jurídico.
Si tanto las normas generales (leyes) como las individuales o
particulares (contratos, declaración unilateral, sentencia, etc), son
derecho, de aquí se deduce con rigor lógico que es igualmente
antijurídica la violación de una ley (hecho ilícito extracontractual)
que la violación de un contrato o cualquier otro acto de este tipo
(hecho ilícito contractual).
Responsabilidad extracontractual y contractual.
Se dice que hay responsabilidad extracontractual cuando el carácter
de la norma es transgredida (el tipo de antijuricidad dado) es una
norma de observancia general.
La responsabilidad contractual es aquella que resulta del
incumplimiento de una obligación nacida de un contrato.
Antijuricidad formal o material.
No solo es antijurídica la conducta que choca frontalmente con la norma de derecho,
sino también lo es el proceder que desvirtùe el fin de la norma, que frustra su
propósito contrariando la ratio juris de su creación. La agresión contra la norma no
es solo aquella que se manifiesta en directa contradicción de su enunciado, sino que
también lo es la conducta que riñe con los valores tutelados por ella.
Así, es contraria a derecho la conducta opuesta a la exigencia formal de la regla
jurídica (antijuricidad formal) y también lo es el comportamiento que, aunque
estuviere ajustado a dicha exigencia, contradice no obstante los principios e intereses
que la norma de derecho aspira a proteger (antijuricidad material), porque el ajuste
aparente de la conducta a la norma es insuficiente para validar jurídicamente en el
acto, si este niega y desnaturaliza el propósito de la creación de tal regla de derecho.
La culpa
Para que se produzca el hecho ilícito civil, es necesario que la conducta
sea errónea, prevenga de negligencia o falta de cuidado, es decir, que
se trata de un proceder en falta, de un proceder culpable, o de una
actitud malévola o intencional.
La culpa es un matíz o color particular de la conducta, es una
calificación del proceder humano que se caracteriza porque su
autor ha incurrido deliberada o fortuitamente en un error de
conducta, proveniente de su dolo, de su incuria o de su
imprudencia.
Incurre en culpa quien proyecta voluntariamente su acción hacía un fin
perjudicial y quien, debiendo preverlo, no lo ha hecho o,
columbrándolo, no toma las medidas racionales para evitarlo.
Es así como debe entenderse a la culpa y no como “una infracción a
una obligación preexistente”, concepto que confunde la culpabilidad
con la antijuricidad.
La culpa es un tono específico de la conducta humana y es diferente de la
antijuricidad, pues hay conductas culpables y no antijurídicas (aunque carezca de
sentido buscar matices a una conducta apegada a la ley o al derecho, la cual,
además, no ha causado daño, pues el interés de investigar su tónica se presenta si
de ella depende la generación de consecuencias de derecho; el concepto de culpa
siempre ha sido asociado con el daño y al de antijuricidad).
La culpa es un error tal de conducta que no se habría cometido por una persona
cuidadosa situada en las mismas circunstancias exteriores que el demandado.
Culpa y dolo
El error en la conducta puede ser intencional, haberse cometido de propósito, en
cuyo caso se habla de dolo. También puede ser no intencional y haberse ejecutado
sólo por imprudencia, negligencia, descuido o torpeza, y entonces se dice que ha
culpa en sentido estricto. Ambas culpas quedan involucradas dentro del concepto
general de culpa civil.
En el derecho penal, la nítida discriminación entre la actitud intencional o malévola
y el error imprudencial produce notables diferencias en los efectos del ilícito, pues
obviamente es necesario castigar de diferente manera al individuo antisocial y
maligno que al torpe o descuidado.
En derecho civil también se distingue el dolo de la culpa stricto sensu, para asignar
un diverso temperamento a uno y a otra; mientras la responsabilidad procede de
dolo no es renunciable, sino siempre sancionable, la que emerge de un hecho
simplemente culpable puede ser objeto de una renuncia de responsabilidad
mediante la estipulación de una cláusula contractual en tal sentido.
ARTÍCULO 1188.- Se entiende por dolo en los contratos cualquiera sugestión o
artificio que se emplee para inducir a error o mantener en él a alguno de los
contratantes; y por mala fe la disimulación del error de uno de los contratantes, una
vez conocido.
El concepto de culpa, como condicionante del nacimiento de la responsabilidad civil
y supuesto del hecho ilícito, es una inestimable conquista de la civilización.
“Una conquista de la ciencia jurídica, un progreso importante respecto de
las concepciones antiguas al puro derecho de venganza. En los albores de
la organización social humana, todo el que causaba un daño era reprimido
por la acción de venganza privada, sin que la víctima se detuviera a
considerar si su victimario había causado el hecho dañoso por su culpa o
si éste provenía de la acción de otras fuerzas: el hombre primitivo
castigaba con igual energía y determinación el hecho inculpable como el
culpable, el hecho proveniente de un imputable como el que procedía de
un inimputable loco o menor de edad.”
Por tanto, la consagración de culpabilidad como elemento del ilícito fue
una conquista moral que permitió sancionar sólo a quien pudo evitar la
producción del daño y no lo hizo, exentando de toda responsabilidad al
causante accidental, a quien no incurrió en fala alguna de conducta.
Se produjo así un cambio en la responsabilidad civil, que inicialmente sancionaba al
causante del daño por el solo hecho objetivo de haber participado en su producción
(responsabilidad objetiva), y mas adelante impuso la sanción sólo a quien pudo y
debió evitar el daño y al no hacerlo incurrió en una falta de conducta, al causante
culpable (responsabilidad fundada en un matiz de la conducta del sujeto, por lo
cual, se le llama subjetivo).
Evolución de la responsabilidad
Se produce así un cambio sucesivo en las bases sustentadoras e la responsabilidad
civil:
a) Partiendo de la idea de que el sujeto es responsable por el solo hecho de que su
conducta provocara el daño, por el hecho mismo de su producción, aunque no
obrara culpablemente (responsabilidad objetiva);
b) Se llega posteriormente a afirmar, que la responsabilidad no podrá surgir a menos
que el causante hubiere podido evitar el daño y no lo hubiere hecho, esto es , que su
conducta estuviera teñida por una falta o error de proceder: la culpa
(responsabilidad objetiva), y
c) Para concluir, se reafirma de nuevo que el causante del daño es responsable
aunque no hubiera incurrido en culpa, sino por el hecho mismo de haberlo
producido, si es que lo causó con cosas o sustancias peligrosas, de las cuales les
hizo uso (responsabilidad objetiva por riesgo creado).
Clasificación de la culpa
Si la culpa es, como se ha visto, un falta de conducta, un error de proceder o de
comportamiento, hay en ella diversos matices, que van desde la fala mas leve y
venial, hasta el error mas grave e imperdonable.
Los romanos conocieron diversos grados: culpa levísima, leve y grave.
Culpa levísíma
Se llamo así a la falta de conducta ordinaria que sólo evitan las personas mas diligentes y
cuidadosas; es un error muy común y, sin embargo, evitable.
Culpa leve
Es una falta de comportamiento que puede omitir quien procede con el cuidado y la
diligencia medias de una persona normal. Se dice que hay culpa leve in abstracto cuando
el punto de referencia o de comparación es la conducta ideal de un buen padre de familia y
se habla de culpa leve in concreto cuando el proceder erróneo del autor se coteja con el que
es habitual a la misma persona.
Culpa grave
Es un error de conducta imperdonable en el que incurren sólo las personas mas torpes: es
una falta grosera e inexcusable asimilable al dolo, al acto intencional. Es culpa grave el
comportamiento absurdo, insensato y temerario, que cualquier persona -hasta la mas lerda-
debiera advertir como segura fuente de resultados funestos.
El daño
No basta un conducta antijurídica y culpable para generar obligaciones; se necesita
además un daño. Mientras la acción contraria a derecho y errónea no produzca una
pérdida para otra persona, no surgirán las obligaciones. Es el daño el que establece
el vínculo de derecho entre el autor del hecho ilícito y la víctima del mismo; sin él
no hay víctima del ilícito civil; el daño crea al acreedor.
Concepto
El daño es una pérdida.
ARTÍCULO 1481.- Se entiende por daños la pérdida o menoscabo sufrido en el
patrimonio por la falta de cumplimiento de una obligación.
Es la que sufre una persona en su patrimonio por falta de cumplimiento de una
obligación.
Sin embargo, el daño no es sólo una pérdida pecuniaria, sino también todo
menoscabo sufrido por la persona en su salud, en su integridad física y la lesión
espiritual de sus sentimientos, creencias o afecciones.
La definición debería comprender los daños en la integridad personal y los daños
morales.
Por añadidura, el daño no sólo tiene, o puede tener por causa el incumplimiento de
una obligación, sino la inobservancia de cualquier deber jurídico e incluso, como se
ha mencionado, la utilización de un objeto peligroso.
Según Bejarano Sánchez, el daño es la pérdida o menoscabo sufrido por una
persona en su patrimonio, en su integridad física, o en sus sentimientos o
afecciones por un hecho ilícito culpable o por un riesgo creado.
Enneccerus señala:
Daño en toda desventaja que experimentamos en nuestros bienes jurídicos
(patrimonio, cuerpo, vida, honor, crédito, bienestar, capacidad de adquisición,
etcétera).
Distinción entre daño y perjuicio.
El daño, pérdida o menoscabo de bienes que posee la víctima se distingue del
perjuicio, que es la privación de bienes que habría de tener y que deja de percibir
por efecto del acto dañoso.
ARTÍCULO 1482.- Se reputa perjuicio la privación de cualquier ganancia licita que
debiera haberse obtenido con el cumplimiento de la obligación.
ARTÍCULO 1483.- Los daños y perjuicios deben ser consecuencia inmediata y
directa de la falta de cumplimiento de la obligación ya sea que se hayan causado o
que necesariamente deban causarse.
El daño moral
Nadie discute la existencia del daño económico y del daño
experimentado en la integridad física de las personas; nadie duda
de su posibilidad de resarcimiento, pero priva diferente situación
respecto del llamado daño moral, cuya posibilidad de
reparación rechazan algunos juristas.
La idea de daño moral, en este marco, alude a una lesión
simbólica que padece una persona al sentirse agraviada. Cabe
destacar que, a nivel jurídico, un daño puede ser imputado a otro
individuo por su negligencia o malicia; el responsable del daño,
por lo tanto, debe asumir la reparación de éste, indemnizando a
la víctima.
Mientras que el daño patrimonial afecta al patrimonio (una
casa, un automóvil, etc.), el daño moral implica una afectación
espiritual o un trastorno psicológico. En otras palabras, el
sujeto perjudicado experimenta un sufrimiento.
Debido a que el daño moral es abstracto, resulta complicada su determinación, al
igual que la cuantificación de la indemnización para repararlo. Por eso existen
diversas doctrinas que indican cómo se debe realizar el resarcimiento en cuestión.
Supongamos que un actor recorre varios programas televisivos afirmando que su ex
pareja es una mujer poco inteligente, a la cual no le gusta trabajar. Esas mismas
declaraciones las repite en emisiones radiales y en entrevistas que otorga a medios
gráficos. La mujer, ante esta situación, presenta una demanda contra el hombre por
daño moral, afirmando que las expresiones públicas afectan su bienestar y le
provocan dolor. Incluso sostiene que, en la calle, padece burlas y críticas de
personas que ni siquiera conoce por culpa de los dichos de su ex marido.
Resumiendo lo expuesto en los párrafos anteriores, podríamos decir que el daño
moral es la angustia, el padecimiento, la aflicción (tanto física como espiritual), la
humillación o el dolor que haya sufrido la víctima. Sin embargo, es importante
analizar todos estos estados del espíritu, que tienen lugar como resultado directo
del daño.
Si el concepto de daño moral se definiera simplemente como estos sentimientos
que se desprenden de un daño determinado, entonces podríamos decir que
cualquier individuo que los experimente podría exigir a la Justicia que lo
resarciera; sin embargo, esto no es posible a menos que dichos estados del espíritu
ocurran como resultado de la privación de un bien jurídico, y que la víctima tuviera
un interés reconocido sobre el mismo.
Por lo tanto, no debemos enfocarnos en los padecimientos o el dolor para definir el
daño moral, ya que la víctima será resarcida por ellos en tanto y en cuanto el
ordenamiento jurídico le reconozca que éstos se desprenden de la lesión a una
facultad de actuar que le haya frustrado o impedido satisfacer o gozar de ciertos
intereses de carácter no patrimonial. Estos intereses pueden ser patrimoniales o
extrapatrimoniales.
En este marco, es correcto decir que el daño moral es aquél que afecta los
sentimientos, las creencias, la salud psíquica o física, la estima social o la
dignidad de una persona, o sea aquellos derechos que la doctrina
mayoritaria incluye en el grupo de los extrapatrimoniales o de
personalidad. Los dos presupuestos relevantes en este contexto son los
siguientes: el bien jurídico afectado es extrapatrimonial; el interés
lesionado había sido reconocido jurídicamente antes del daño.
De acuerdo con la doctrina clásica italiana, podemos diferenciar entre dos
tipos de daño moral: el objetivo y el subjetivo. El primero es aquél que
sufre un individuo en su consideración social; el segundo, en cambio, es
el que se puede definir como un dolor físico, una serie de aflicciones o
angustias. Por ejemplo: objetivo sería el que provocan las calumnias que
pueden manchar el buen nombre de alguien; subjetivo, las ofensas o
heridas físicas.
ARTÍCULO 1289.- Por daño moral se entiende la afectación que una persona sufre
en sus sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida privada,
configuración y aspectos físicos, o bien en la consideración que de sí misma tienen
los demás. Se presumirá que hubo daño moral cuando se vulnere o menoscabe
ilegítimamente la libertad o la integridad física o psíquica de las personas.
Cuando un hecho u omisión ilícitos produzcan un daño moral, el responsable del
mismo tendrá la obligación de repararlo mediante una indemnización en dinero con
independencia de que haya causado daño material, tanto en responsabilidad
contractual como extracontractual. Igual obligación de reparar el daño moral tendrá
quién incurra en responsabilidad objetiva conforme al artículo 1286 así como el
estado y sus servidores públicos conforme a los artículos 1300 y 1301, todos ellos
del presente código.
La acción de reparación no es transmisible a terceros por acto entre vivos y solo
pasa a los familiares de la víctima cuando ésta haya intentado la acción en vida.
El monto de la indemnización lo determinará el Juez, tomando en cuenta los
derechos lesionados, el grado de responsabilidad, la situación económica del
responsable, y la de la víctima, así como las demás circunstancias del caso.
Cuando el daño moral haya afectado a la víctima en su decoro, honor, reputación o
consideración, el Juez ordenará a petición de ésta y con cargo al responsable, la
publicación de un extracto de la sentencia que refleje adecuadamente la naturaleza
y alcance de la misma, a través de los medios informativos que considere
convenientes.
En los casos que el daño derive de un acto que haya tenido difusión en los medios
informativos, el Juez ordenará que los mismos den publicidad al extracto de la
sentencia, con la misma relevancia que hubiere tenido la difusión original.
ARTÍCULO 1289 bis.- No estará obligado a la reparación del daño moral quien
ejerza sus derechos de opinión, crítica, expresión e información, en los términos y
con las limitaciones de los artículos 6o. y 7o. de la Constitución General de la
República
En todo caso, quien demande la reparación del daño moral por responsabilidad
contractual o extracontractual deberá acreditar plenamente la ilicitud de la conducta
del demandado y el daño que directamente le hubiere causado tal conducta.
El daño moral y el perjuicio moral (Sánchez Medal)
La figura del Daño Moral históricamente había sido muy poco explorada
en la práctica del derecho mexicano; sin embargo, al día de hoy esta
figura cada vez cobra mayor actualidad en los litigios de nuestro país;
En atención a lo anterior, se ha explorado y estudiado esta figura del daño
moral, también desde el aspecto del perjuicio moral en la regulación que
establece el Código Civil y sin perjuicio de otros ordenamientos que
pueden regir la materia, como lo son, entre otros, la Ley Federal del
Derecho de Autor, que sólo protege ciertos bienes jurídicos.
El Perjuicio Moral es la privación del incremento de la reputación, el
prestigio o consideración positiva que de una persona tienen los demás,
causado de manera directa por un hecho ilícito.
 
Para ilustrarnos lo que es el perjuicio moral, a continuación planteamos algunos
casos prácticos.
 Primer Caso.-Suponga el lector que acude a su despacho de abogados un
mercadólogo desconocido quien afirma ser autor de una estrategia original de
mercadotecnia que ha sido atribuida a otro mercadólogo con un amplio
reconocimiento a nivel nacional e internacional; y precisamente esta estrategia ha
contribuido a incrementar su prestigio y reconocimiento; mientras que nuestro
mercadólogo desconocido, quien cuenta con evidencia documental, fotográfica y
testimonial para acreditar que él es el creador de la estrategia de mérito, se duele de
que el prestigiado mercadólogo se atribuya su estrategia, y que toda la comunidad
de empresas y agencias de mercadotecnia no le reconocen como el creador de dicha
estrategia.
 
 
Segundo Caso.-Al despacho de abogados corporativos del lector, acude una
empresa multinacional que solicita el desarrollo de una estrategia jurídica que le
permita desarrollar su negocio en México.  En consecuencia, el abogado plantea
una novedosa estructura corporativa con elementos totalmente originales que
protegen al cliente de su competencia y le reducen, dentro del marco legal, el pago
de impuestos, elaborando las actas constitutivas y los contratos correspondientes.
Sin embargo, el cliente, seducido por otro despacho corporativo, abandona el
primer despacho llevándose con él toda la documentación.  El nuevo despacho
utiliza la misma estrategia y documentos de mérito proporcionados por el cliente y
esto lleva al nuevo despacho corporativo a un gran reconocimiento de la
comunidad de abogados corporativos y de gran parte de la sociedad como los
autores de la exitosa estrategia.
En los ejemplos propuestos, las personas que son víctimas de un hecho ilícito, no
sufren propiamente un menoscabo en su reputación, prestigio o consideración que
de sí tienen los demás.  Esto es, no se les desprestigia con adjetivos infamantes e
injuriosos; sin embargo, las victimas del hecho ilícito no obtienen el
reconocimiento social que en justicia les corresponde, porque la comunidad de la
que forman parte reconoce como creadores de estas estrategias a personas diversas;
a esta situación nosotros la denominamos perjuicio moral.
 El hecho de que nuestra legislación y la doctrina utilicen el término de daño moral,
podría dar lugar a que se considere como objeto de reparación solamente el
menoscabo al patrimonio moral, y no así a que éste no se vea incrementado al
desconocerse el mérito intelectual de un creador (perjuicio moral).  Apoyaría tal
consideración la definición legal de daño.
ARTÍCULO 1481.- Se entiende por daños la pérdida o menoscabo sufrido en el
patrimonio por la falta de cumplimiento de una obligación.
ARTÍCULO 1482.- Se reputa perjuicio la privación de cualquier ganancia licita que
debiera haberse obtenido con el cumplimiento de la obligación.
ARTÍCULO 1483.- Los daños y perjuicios deben ser consecuencia inmediata y
directa de la falta de cumplimiento de la obligación ya sea que se hayan causado o
que necesariamente deban causarse.
Como puede observarse, el precepto transcrito utiliza el vocablo “afectación” que
es, de acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia
Española, la acción de afectar, es decir, menoscabar, perjudicar o influir
desfavorablemente.  Dicho en otras palabras, el precepto citado contempla tanto el
menoscabo como el perjuicio.
Requisitos para la indemnización del daño en general
Solo el daño que es consecuencia inmediata y directa del hecho perjudicial, y
además es cierto, es resarcible. No todas las consecuencias perjudiciales que fueren
el producto remoto de un hecho ajeno van a ser reparadas por el causante.
Los hechos nocivos pueden encadenarse hasta el infinito. Uno puede ser la
consecuencia del precedente y así en forma sucesiva; y de no establecerse un límite
a la cadena de causas, resultaría que le iniciador de una lesión, causante a su vez de
pérdidas mas remotas, se vería en la necesidad de restaurar y también éstas. Sólo
las consecuencias inmediatas y directas del hecho dañoso son los daños reparables.
También se dice que el daño deber ser cierto, es decir, que se ha causado o que
necesariamente deberá producirse. No debe confundirse la certidumbre con la
existencia actual del daño, pues hay daños futuros que son ciertos cuando
forzosamente tendrán que realizarse.
El artículo 1483 del CCN resume ambos requisitos de la siguiente manera:
ARTÍCULO 1483.- Los daños y perjuicios deben ser consecuencia inmediata y
directa de la falta de cumplimiento de la obligación ya sea que se hayan causado o
que necesariamente deban causarse.
Nexo causal
No toda causa eficiente de un daño en su causa jurídica. La concepción de
la causa de las ciencias naturales no puede ser adoptada sin mas en el
mundo del derecho, porque llevaría a soluciones absurdas e injustas.
Así deberán ser reputados jurídicamente responsables de un daño sólo los
coautores, copartícipes o protagonistas, que en acción simultanea o
sucesiva desencadenaron el resultado nocivo mediante hechos que
normalmente los producen.
Su responsabilidad civil, el alcance de su participación en la
indemnización, la proporción en que deberán distribuirse el importe del
resarcimiento debido a la víctima (aunque frente a ella sean
solidariamente obligados), deberá decidirla el juez en vista del grado de
culpabilidad en que hubiere incurrido cada uno de ellos, a la luz de los
elmentos proporcionados por la ciencia jurídica: desde la clasificación
romana de la culpa por el matiz e intensidad que ostenta, hasta la consideración de
los valores en juego, las circunstancias del suceso y demás situaciones que operan
como faro orientador de un magistrado consciente y capaz.
Por contraste, si en el hecho concurre la culpa de la víctima con la falta del o los
causantes, éstos quedaran exonerados de responsabilidad si aquella culpa es grave
o imperdonable; aunque, si el error del victimario fuere igualmente inexcusable, lo
mismo que si existiera culpa leve de ambos, se impondría la aplicación de una
responsabilidad parcial al agente.
Indique de qué clase de responsabilidad se trata en los ejemplos siguientes:
(objetiva o subjetiva, contractual o extracontractual)
1. Un camión transportador de gasolina explota y causa daños a varias personas que
transitaban por el lugar y a dos automóviles.
2. El impresor de libros de la carrera de Derecho en la Universidad Vizcaya, retrasó
la entrega de los materiales del correspondiente a la materia de derecho civil,
durante tres semanas y causo daños a la escuela y a sus alumnos.
3. Un cable de alta tensión de la Comisión Federal de Electricidad se desprendió y
fulminó a un niño que transitaba por el lugar.
4. Osmar construyó un edificio muy pesado al lado de la casa de Margarita y le
produjo cuantiosos daños a ésta, no obstante que los cálculos estructurales y los
materiales usados en su edificio, así como el arquitecto constructor, fueron de los
más adecuado e idóneo.
5. 5. Alex permitió deliberadamente que Héctor sembrar 200 árboles de mango en un
terreno propiedad de aquel, al que Héctor por error consideró como de su propiedad
Responsabilidad civil
Concepto
Entendemos por responsabilidad civil la obligación que incumbe a una persona de
reparar el daño causado a otro, ya sea por sus propios actos como por los actos de
personas dependientes de él o por cosas bajo su responsabilidad. Este daño suele
repararse por medio de una indemnización económica.
ARTÍCULO 1283.- El que obrando ilícitamente o contra las buenas costumbres
cause daño a otro, está obligado a repararlo, a menos que demuestre que el daño se
produjo como consecuencia de culpa o negligencia inexcusable de la víctima.
Bejarano: Responsabilidad civil es la necesidad de reparar los daños y perjuicios
causados a otro, por un hecho ilícito o por la creación de un riesgo.
El carácter de la responsabilidad civil es intrínsecamente preventivo, de manera
que ante el conocimiento de que la realización de determinados actos o los
comportamientos negligentes tendrán consecuencias sobre el propio patrimonio, los
miembros de una sociedad se abstendrán de causar perjuicios a terceros.
Este concepto parte de una base ética fundamental para la vida en sociedad. Para
que el ser humano pueda vivir en armonía con otros, debe garantizarse que nadie
debe ser objeto de perjuicio de forma injusta y arbitraria, y en caso de que lo fuera,
dicha garantía debe resarcirlo por ello.
La indemnización
La responsabilidad civil, es pues el nombre que se da a la obligación de
indemnizar los daños y perjuicios causados por un hecho ilícito o por un
riesgo creado. Su contenido es la indemnización. Indemnizar es dejar sin
daño.
La indemnización debe corresponder al daño que se habrá de reparar. Si el
daño consiste en el demérito o pérdida definitiva de los bienes o en la
frustración de los derechos de la víctima por el incumplimiento total o parcial
de las obligaciones del deudor, la indemnización deberá ser un sucedáneo o
sustituto de aquellos que se han deteriorado o desaparecido. Compensa su
depreciación o ausencia, por lo cual se le da el nombre de indemnización
compensatoria.
Cuando, por otra parte, el daño proviene de un retardo o mora en el
cumplimiento de una obligación, se repara por esa mora y la indemnización
correspondiente recibe el nombre de moratoria.
La obligación moratoria se presenta con mayor frecuencia con motivo de la
responsabilidad contractual, como violación de un contrato en el que las partes
señalaron el momento del cumplimiento de las obligaciones.
ARTÍCULO 1477.- El que estuviera obligado a prestar un hecho y dejare de
prestarlo o no lo prestare conforme a lo convenido, será responsable de los daños y
perjuicios de los terminajos siguientes.
I. Si la obligación fuera a plazo, comenzará la responsabilidad desde el
vencimiento de éste.
II. Si la obligación no depende de plazo cierto, se observará lo dispuesto en la parte
final del artículo 1453.
El que contraviene una obligación de no hacer pagará daños y perjuicios por el solo
hecho de la contravención.
Iniciación de la mora
La mora o retraso en el cumplimiento de las obligaciones, es un hecho ilícito
que comprometa la responsabilidad del deudor. Su iniciación se produce:
1. En las obligaciones sujetas a plazo suspensivo, a partir del vencimiento
de éste.
2. En las obligaciones, que no tienen plazo suspensivo, hay que distinguir:
a) Si se trata de obligación de dar, la mora comienza 30 días después de
efectuada la interpelación al deudor, es decir, el requerimiento formal de
pago, hecho judicial o extrajudicialmente ante dos testigos o ante notario.
( artículos 138, 139 y 140 del CPCEN)
b) Si se trata de obligaciones de hacer, la mora comienza a partir del
momento en que el acreedor exija el cumplimiento, siempre que haya
transcurrido el término prudente para la realización del hecho .
Cuantía de la indemnización
El monto y alcance de la indemnización dependen de la especie de daño que
deba ser resarcido.
Daños económicos
Las pérdidas o menoscabos sufridos en el “patrimonio” son indemnizadas en
su integridad, reparándolas totalmente.
Daños en la integridad física
Paradójicamente, los daños que sufren las personas en su integridad corporal
no son objeto de una justa y proporcionada reparación. Los consistentes en la
pérdida de sus miembros, órganos, de alguno de los sentidos o de la vida
misma, son indemnizados mediante sumas de dinero, previa valoración cuya
base legal es una “tabla de incapacidades”, incorporada en una ley ajena al
Código Civil (Ley Federal del Trabajo), cuya finalidad fue la estimación de la
reparación por accidente de trabajo.
ARTÍCULO 1288.- La reparación del daño debe consistir a elección del ofendido,
en el restablecimiento de la situación anterior, cuando ello sea posible, o en el pago
de daños y perjuicios.
Cuando el daño se cause a las personas y produzca la muerte, incapacidad total
permanente, parcial permanente, total temporal, o parcial temporal, el grado de
reparación se determinará atendiendo a lo dispuesto por la Ley Federal del Trabajo.
Para calcular la indemnización que corresponda se tomará como base el triple del
salario mínimo diario más alto que esté en vigor en la región y se extenderá al
número de días que para cada una de las incapacidades mencionadas señala la Ley
Federal del Trabajo. En caso de muerte la indemnización corresponderá a los
familiares de la víctima.
Los créditos por indemnización cuando la víctima fuere un asalariado son
intransferibles y se cubrirán preferentemente en una sola exhibición, salvo
convenio entre las partes.
Las anteriores disposiciones se observarán en el caso del artículo 2018.
Los daños morales
La reparación del daño moral
Responsabilidad por hechos propios y obra de las cosas
Responsabilidad por hechos ajenos
Además del delito y del cuasidelito, emanación inmediata de la actividad de una
persona, la ley ha colocado como fuentes de las obligaciones los hechos ajenos, de
los animales y por causa de las cosas inanimadas; en estos casos la actividad de la
persona no se presenta como culpable, sino por la intermediación de otras personas,
de animales o de cosas de las que debe responder.
En efecto, el CCN prevé las categorías de personas, cuyas acciones son
susceptibles de comprometer nuestra responsabilidad, es decir, de crear
obligaciones a nuestro cargo.
Esto es, no solo es uno responsable del daño que se cause por actos propios, sino
también por el que causen las personas de quienes es uno responsable.
El padre, y la madre, después de la muerte del esposo, son responsables de los
daños causados por sus hijos menores que vivan con ellos. Los patrones y
comitentes lo son del daño causado por sus criados y apoderados en las funciones
en que están empleados. Los maestros y artesanos del causado por sus discípulos y
aprendices, durante el tiempo que estan bajo su vigilancia.
Responsabilidad de los padres
La Ley, rigurosamente delimita las condiciones bajo las cuales los padres pueden
ser obligados delictuosamente por sus hijos.
En primer lugar, únicamente se trata de responsabilidad civil y no de
responsabilidad penal. El delito penal de los hijos, implica para los padres, una
obligación económica de reparación del daño, pero no su responsabilidad penal, si
no han participado en ella, por lo menos como regla casi absoluta.
La responsabilidad incumbe al padre y sólo pasa a la madre, cuando está investida
del derecho de guarda.
Es necesario que se trate de hijos menores que estén o no emancipados.
Además, debe el menor habitar con los padres, para que éstos sean responsables de
los actos como de aquel.
Desaparece esta responsabilidad si se encuentra en un internado o fuera de su casa
como aprendiz
ARTÍCULO 1292.- Los que ejerzan la patria potestad tiene obligación de responder
de los daños y perjuicios causados por los actos de los menores que estén bajo su
poder y que habiten con ellos.
ARTÍCULO 1293.- Cesa la responsabilidad a que se refiere el artículo anterior
cuando los menores ejecuten los actos que dan origen a ella, encontrándose bajo la
vigilancia y autoridad de otras personas, como Directores de Colegios, de Talleres,
etc.; pues entonces esas personas asumirán la responsabilidad de que se trata.
ARTÍCULO 1294.- Lo dispuesto en los dos artículos anteriores es aplicable a los
tutores, respecto de los incapacitados que tienen bajo su cuidado.
ARTÍCULO 1295.- Ni los padres ni los tutores tiene obligación de responder de los
daños y perjuicios que causen los incapacitados sujetos a su cuidado y vigilancia si
probaren que les ha sido imposible evitarlos. Esta imposibilidad no resulta de la
mera circunstancia de haber sucedido el hecho fuera de su presencia, si aparece que
ellos no han ejercido suficiente vigilancia sobre los incapacitados.
Responsabilidad de los patrones y comitentes
La expresión “patrones y comitentes”, como la de empleado o preposé, se opone a
ellas, está tomada en un sentido amplio. Por patrones y comitentes se entienden a
las personas para quienes el autor de un daño se encuentra en un estado de
subordinación indiscutible, ejerciendo por su cuenta y bajo su dirección, una
función determinada; el tipo de preposé es el empleado, el obrero, el criado.
Resolver si se treta o no de un empleado (preposé) es una cuestión de hecho. Los
patrones y comitentes son, por tanto, responsables de los hechos de sus empleados,
pero a condición de que este hecho se haya producido en ejercicio de sus funciones.
También surge una dificultad de apreciación en cada caso.
Es natural, por otra parte, que la culpa cometida por el empleado lo hace
personalmente responsable; la responsabilidad del comitente se deriva de este.
ARTÍCULO 1297.- Los patrones y los dueños de establecimientos mercantiles
están obligados a responder de los daños y perjuicios causados por sus obreros o
dependientes en el ejercicio de sus funciones. Esta responsabilidad cesa si
demuestran que en la comisión del daño no se les puede imputar ninguna culpa o
negligencia.
Responsabilidad de los institutores y artesanos
Los términos: institutor y artesano, tienen un sentido genérico. Artesano significa
patrón en oposición a aprendiz. El CCN declara responsable al patrón de los actos
perjudiciales de que se ha hecho culpable el aprendiz.
En cuanto al término institutor, se refiere a profesores y directores de escuela, tanto
de enseñanza pública como de enseñanza privada.
No se presume que los profesores al servicio del estado sean responsables de los
daños causados por sus alumnos; el estado paga por ellos, pero la víctima puede
demostrar la culpa del profesor y demandarlo; asimismo, el estado eventualmente
puede ejercitar una acción en su contra.
ARTÍCULO 1296.- Los maestros artesanos son responsables de los daños y
perjuicios causados por sus operarios en la ejecución de los trabajos que se les
encomienden. En este caso se aplicará también lo dispuesto en el artículo anterior.
Responsabilidad por hechos de animales y por causas de cosas inanimadas
Todo propietario de un animal doméstico, perro, gato, caballo, burro, etc.,
responderá civilmente de los daños que éstos ocasionen a terceros, bien físicamente
o a las propiedades que colindaren.
La responsabilidad se atribuye al poseedor cuando el animal cause perjuicios,
cualquiera sean las circunstancias e incluso en supuestos en los que se escape o
extravíe. La sola excepción es la culpa del perjudicado o la fuerza mayor.
El propietario del animal como primer responsable por la norma legal. Responde de
los daños por razón de estar el animal bajo su guarda, se entiende bajo su «guarda
jurídica», aunque no tenga la «guarda material» o de hecho.
Como tal guardián, es responsable de todo daño, pues si ha perdido la guarda
material, ha conservado la guarda jurídica, que es la decisiva, gracias al poder de
dirección y de mando que ella implica. Además es responsable por los daños
ocasionados por el animal de que es dueño cuando se le ha extraviado o escapado.
Pero ademas de la figura jurídica del propietario, estaría también el poseedor, a
quien el propietario voluntariamente le ha confiado al animal, siempre que este
poseedor sea de buena fe, respondería, como responsabilidad extracontractual, de
los daños directos por el descuidos del animal o bien por no realizar la guarda
necesaria del mismo o cuidado respecto de terceros, salvo casos de fuerza mayor, o
bien que el animal hubiera sido incitado por el tercero. A a esta figura también se la
conocía como detentador.
ARTÍCULO 1302.- El dueño de un animal pagará el daño causado por éste, si no
probare alguna de esas circunstancias:
I. Que lo guardaba y vigilaba con el cuidado necesario;
II. Que el animal fue provocado;
III. Que hubo imprudencia por parte del ofendido;
IV. Que el hecho resulte de caso fortuito o de fuerza mayor.
ARTÍCULO 1303.- Si el animal que hubiere causado el daño fuere excitado por un
tercero, la responsabilidad es de éste y no del dueño del animal.
Responsabilidad civil por causa de las cosas inanimadas
Es una modalidad de responsabilidad extracontractual en la que el propietario de un
edificio debe responder de los daños ocasionados por la ruina del edificio o por la
falta de reparaciones en el mismo. También responderá de: las explosiones de
máquinas que no hayan sido cuidadas con diligencia, los humos excesivos, caídas
de árboles y otros.
Esta modalidad se caracteriza por referirse a los daños causados por ruina de un
edificio o por accidentes sobrevenidos en el mismo. Así, el propietario, o la persona
que ejerza facultades dominicales (usufructuario, copropietario, etc.), es
responsable si la ruina total o parcial del edificio causa daños, siempre que la ruina
sea efecto de omitir las reparaciones necesarias.
También responde el dueño o titular del edificio, entre otras, de: la explosión de
máquinas e inflamación de sustancias explosivas, si no hubiera actuado con la
natural diligencia para prevenir tales accidentes; los humos excesivos o nocivos; las
emanaciones de cloacas o de depósitos de materias infectantes que se hubieren
construido sin las precauciones adecuadas.
ARTÍCULO 1304.- El propietario de un edificio es responsable de los daños que
resulten por la ruina de todo o parte de él, si ésta sobreviene por falta de
reparaciones necesarias o por vicios de construcción.
ARTÍCULO 1305.- Igualmente responderán los propietarios de los daños causados:
I. Por la explosión de máquina o por la inflamación de substancias explosivas;
II. Por el humo o gases que sean nocivos a las personas o a las propiedades;
III. Por la caída de sus árboles, cuando no sea ocasionada por fuerza mayor
IV. Por las emanaciones de cloacas o depósitos de materias infectantes;
V. Por los depósitos de agua que humedezcan la pared del vecino o derramen sobre la propiedad de éste;
VI. Por el peso o movimiento de las máquinas, por las aglomeraciones de materias o animales nocivos a
la salud o por cualquiera causa que sin derecho origine algún daño.
ARTÍCULO 1306.- Los jefes de familia que habitan una casa o parte de ella son responsables de los
daños causados por las cosas que se arrojen o cayeren de la misma.
ARTÍCULO 1307.- La acción para exigir la reparación de los daños y perjuicios causados en los
términos del presente capítulo, prescribe en dos años, contados a partir del día en que fueron causados.
Abuso de los derechos
El uso abusivo de los derechos se caracteriza porque causamos un daño al hacer uso
de un derecho.
Nuestra conducta perjudicial tiene una juricidad aparente, porque aunque parezca
que el agente esta actualizando un derecho, el sentido con que lo hace o la
intención que lo anima, desvirtúan su derecho y lo niegan al punto que no se trata
entonces del ejercicio de un derecho, sino de una acción antijurídica.
ARTÍCULO 1285.- Cuando al ejercitar un derecho se cause daño a otro, hay
obligación de indemnizarlo si se demuestra que el derecho sólo se ejercitó a fin de
causar el daño, sin utilidad para el titular del derecho.
Excluyentes de responsabilidad civil
La obligación de indemnizar no surge a cargo del agente del hecho perjudicial en
los casos siguientes:
1. Cuando se ha convenido en que el causante del daño no indemnice en el
supuesto de que éste se produzca; esto constituye la cláusula de no
responsabilidad. (La empresa no se hace responsable…)
2. Cuando el daño se debe fundamentalmente a una culpa grave de la víctima. (El
peatón que en estado de ebriedad se introduce a una avenida…)
3. Cuando el hecho daño proviene de un acontecimiento ajeno a la voluntad de las
partes e irresistible: el caso fortuito o la fuerza mayor. (Me obligue a regalar a
Carlos mi vehículo, pero una tormenta lo destruyo…)

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