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El pensamiento heterosexual y otros ensayos Monique Wittig ‘Traduccién de Javier Séez y Paco Vidarte LA CATEGORIA DE SEXO* 1976/1982, O. expresa uma idea vvil. Viril 0 al menos masculina, Por fn wma mager que ‘admit! 3Que admite qué? Algo que las majeres hasta ahora siewpre se han sagado a admitir(y abora més que munca). Algo ue les bombres de todas las épo cas siempre kes han reprochada: que ella sempre obedecen a su naturateza ala tla ‘mara de sangre: gue toda em ells es sexo, incluso su esprit Jean Paulhan, Sobre da felicidad en la eslaitud. Prélogo a Historia de O., de Pauline de Réage Una revvelia singular cabrié de sangre, en ef aio 1838, ta apace isla de Barbados. Alededor de descentos negra, de ambos sexs, recienlementelberados par Jas Ordenanszas de Margo, legaron wna matana para pedir a su antigua ama, um tal Glenelg, que volbiera a tomarles como exclaves (x). Supango (.) que hs eseavos de Glenelg estaban enamarados de su am, que no podian seporta estar sin —gPor qué deberia casarme? Me gata ta ria tal y com es. gPara qué neces: aria wna mager? (-) BY qué hay de buena en na mar? —La mujeres una trabajadora. Es la sirvente del hombre. —gPoro para qué necestaria una trabajadora? —Por gpl quieres que te gun is casts del fe Buena, i es ai, entonces cate conga. Ivin Turgueniev, Memorias de un cazador 1 Testo publicado por primera vex en Fiminit Fes 2, 0? 2 (verano 1982) (21) El pensamiento heterosexual La continua presencia de los sexos y la de los esclavos y tos amos provienen de la misma creencia. Como no existen escla- 0s sin amos, no existen mujeres sin hombres. La ideologia de Ja diferencia sexual opera en nuestra cultura como una censura, ea la medida en que oculta la oposicién que existe en el plano social entre los hombres y las mujeres poniendo a la naturaleza como su causa. Masculino/femenino, macho/hembra son cate- gorlas que sirven para disimular el hecho de que las diferencias sociales implican siempre un orden econdmico, politico e ideo- logico. Todo sistema de dominacién crea divisiones en el plano material y en el econdmico. Por otra parte, las divisiones se hacen abstractas y son conceptualizadas por los amos y mis tarde por los esclavos cuando éstos se rebelan y comienzan a luchar. Los amos explican y justifican las divisiones que han creado como el resultado de diferencias naturales. Los esclavos, cuando se rebe- Jan y comienzan a luchas, interpretan como oposiciones socia- les esas presuntas diferencias naturales. Porque no hay ningiin sexo. Solo hay un sexo que es opri- mido y otro que oprime. Es la opresion la que crea el sexo, y no al revés, Lo contrario vendria a decir que es el sexo lo que cxea la opresién, 0 decir que la causa (el origen) de lz opre- sién debe encontrarse en el sexo mismo, en una division natural de los sexos que preexistiria a (o que existiria fuera de) la sociedad. ‘La primacia de la diferencia es tan constitutiva de nuestro pensamiento que le impide realizar ese giro sobre si mismo que seria necesario para su puesta en cuestion, para captar precisa mente el fundamento constitutive. Captar tna diferencia en tér- minos dialécticos consiste en poner de manifiesto los términos, contradictorios que deben resolverse. Comprender la realidad social en términos dialécticos materialistas consiste en captar las oposiciones enue clases trmino a témino y reunirlas ea un mismo vinculo (un confflicto en el orden social) que es también una resolucién (una abolicién en el orden social) de las contra dicciones aparentes, (22) La categoria de sexo La lucha de clases es precisamente lo que permite resolver la contradiccién entre dos clases opuestas, pues ella las desmante- la en el momento mismo en que las constituye y las muestra como clases, La lucha de clases entre hombres y mujeres —que deberia ser emprendida por todas las mujeres— es lo que resuelve las contzadicciones entre los sexos, los destituye cuan- do los hace comprensibles. Hay que destacer gue las contradic- ciones participan siempre de un orden material. Lo que me inte- resa sehalar aqui es que antes del conélicto (la revuelta, la lucha) no existen categorias de oposicién sino solamente categorias de diferencia. Y es slo cuando la lucha estalla cuando se manifies- ta la violenta realidad de las oposiciones y el earicter politico de las diferencias, Pues mientras las oposiciones (las diferencias) sigan parcciendo datos, algo que esta ya ahi, «naturales», prece- diendo a cualquier pensamiento —sin conflicto ni lucha— no habra dialéctica, ni cambio, ni movimiento. El pensamiento dominante se niega a analizarse a si mismo para comprender aquello que lo pone en cnestién. Mientras no haya una lucha de las mujeres, no habri conflic- to entre los hombres y las mujeres. El destino de las mujeres es aportar tres cuartas partes del trabajo en la sociedad (tanto en Ia esfera de Jo piiblico como de lo privado), trabajo al que hay que afadir el trabajo corporal de la reproduecién segiin la tasa preestablecida de la demogratia. Ser asesinada y mutilada, ser torturada y maltratada fisica y mentalmente; ser violada, ser gol- peada y ser forznda a casarse, éste es el destino de las mujeres. Y por supuesto no se puede cambiar el destino, Las mujeres no saben que estan totalmente dominadas por los hombres, y cuan- do lo admiten, «casi no pueden creerlo». Por lo general, como Ultimo recurso ante Ia realidad desnuda y cruda, rechazan «cree» que los hombres las dominan conscientemente (porque la opresidn es atin mas terrible para las oprimidas que para los opresores). Por su parte, los hombres saben perfectamente que dominan a las mujeres («Somos los amos de las mujeres», dijo (23] El pensamiento heterosexual André Breton’) y han sido educados para hacerlo, No necesitan decirlo constantemente, pues fara vez se habla de dominacién sobre aquelio que ya se pose. Cuil es entonces este pensamiento que se niega a analizarse a si mismo, que nunca pone ei cuestidn aquello que lo consti- tuye en primera instancia? Este pensamiento es el pensamiento dominante, Este pensamiento alirma que existe un «ya abiv de los sexos, algo que precede a cualquier pensamiento, a cualquier sociedad. Fste pensamiento es el pensamiento de los que gobiernan @ las mujeres. «Los pensamientos de la clase dominante son también en todas las épocas los pensamientos dominantes, es decir, la clase que es la fuerza material dominanie de la sociedad es también la fuerza dominante inveke tual. La clase que dispone de los medios de produccién material dispone, 4 su vez, de los medios de la producciéa intelectual, y en ambos casos, los pensamientos de aquellos a quienes se ha desposeido de los medios de produccién imelectual son sometidos igualmente a esta clise dominante, Los peasamientos dominantes no son otra cosa que la expresién ideal de las relaciones materiales dominantes, son estas relaciones materiales dominantes capturadas bajo la forma de ideas, por tanto, son la expresién de has relaciones que hacen de uns clase la clase dominante; dicho de orto ‘modo, son las ideas de su dominaciér» (Karl Marx y Friedrich Engels, La ideologia alemand). Este pensamiento que se basa en el predominio de la diferen- cia es el pensamiento de la dominacisn. La dominacién suministra a las mujeres un conjunto de hechos, de datos, de apriori: que, por muy discutibles que sean, forman una enorme consteuccidn politica, una prieta red que lo cubre todo, nuestros pensamientos, nuestros ges- 2. BRETON, A. Priner Majed! Sareatowo, 1927. [24] La categoria de sexo tos, nuestros actos, nuestro trabajo, nuestras sensaciones, auestras relaciones. Por todas partes la dominacién nos ensefia: + que antes de cualquier pensamiento, de cualquier sociedad, hay «sexos» (dos categorias innatas de individuos) con una dife- rencia constitutiva, una diferencia que tiene consecuencias onto- logicas (el enfoque metafisico}; + que antes de cualquier pensamiento, de cualquier orden social, hay «sexos» que son «naturalmenten, abiolégicamente>, chormonalmentey 0 «genéticamente» diferentes y que esta dife- rencia tiene consecuencias socioldgicas (el enfoque cientifico); + que antes de cualquier pensamiento, de cualquier orden social, hay una adivisiGn natural del trabajo en la familiar, «una division del teabajo [que] en su origen no es ofra cxsa que la divi- sin del trabajo en el acto sexuab: (el enfoque marxista) Sea cual sea e} enfoque, permanece siempre esa idea funda- mental, Los sexos, a pesar de su diferencia «constitutivan, deben inevitablemente desarzollar relzciones de categoria a categoria, Dado que pertenccen a un orden natural, esas relaciones no pue- den ser consideradas como relaciones sociales, Esta concepcién que impregna todos los discussos, incluidos los del sentido comiin (a costilla de Adan o Adan es, Eva es la costila de Adan), es el pensamiento de la dominacién. El conjunto de sus discursos es reforzado constantemente en todos los niveles de Ia realidad social y oculta la realidad politica de la subyugacién de un sexo por el otto, el caracter obligatorio de la categoria en si (que cons tituye la primera definicién del ser social por su estado civil). Ello se plantea asi, aunque la categoria de sexo no tiene existencia 2 priori, antes de que exista una sociedad. En cuanto categoria de dominacién, no puede ser el producto de la dominaci6n natural, es el producto de la dominacién social de las mujeres ejercida por los hombres, ya que no existe otra dominaci6n que la social. [25] El pensamiento hererosexval La categoria de sexo es una categoria politica que funda la sociedad en cuanto heterosexual. En este sentido, no se trata de una cuestion de ser, sino de relaciones (ya que las atnujeres» y Jos «hombres» son el resultado de relaciones) aunque los dos aspects son confundidos siempre cuando se discuten. La cate goria de sexo es la categoria que establece como anaturaby la relacién que esta en la base de la sociedad (heterosexual), y a través de ella la mitad de la poblacion —las mujeres — es chece- rosexualizada» (la fabricacién de las mujeres es similar a la fabricacion de los eunucos, y a la crianza de esclavos y de ani- males) y sometida a una economia heterosexual. La categoria de sexo es el producto de la sociedad heterosexual que impone a las mujeres la obligacion absoluta de reproducie «la especie», es decir, reproducis In sociedad heterosexual. La obligacién de reproduccion de «la especie» que se impone a las mujeres es el sistema de explotacién sobre el que se funda econdmicamente la heterosexualidad. La reproduecién consiste esencialmente en este trabajo, esta produccion realizada por las mujeres, que per mite 2 los hombres apropiarse de todo el trabajo de las mujeres. Hay que incluir aqui la apropiacién del trabajo que esté asociado «por naturaleza» a la xeproduccién: criar a los hijos, las tareas domésticas. Esta apropiacién del trabajo de las mujeres se efec- tia exactamente de la misma manera que la apropiacién del wa bajo de la clase obrera por la clase dominante. No se puede decir que una de estas dos producciones (la reproduccion) es daaturab y que la otra es social, Este argumento no es mas que la justificacién tedrica e ideologica de la opresi6n, un argumen- to para hacer creer a las mujeres que antes de que hubiera socie- dad y en todas las sociedades estén sometidas a esta obligacién de la reproduccidn, Sin embargo, de la misraa manera que no sabemos nada del trabajo y de la produccién social si nos situa- mos fuera de un contexto de explozaciéa, no sabemos nada de la reproduccién de la sociedad si no consideramos su contexto de explotacién, [26] La categoria de sexo La categoria de sexo es el producto de la sociedad heterosexual, en la cual los hombres se apropian de la reproduccién y la pro- duccién de las mujeres, asi como de sus personas fisicas por medio de un contrato que se Hama contrato de matrimonio. Comparemos este contrato con el contrato que vineula a un tra- bajador con su empresario. El contrato que une a una mujer con un hombre es, en principio, un contrato de por vida, que sélo la ley puede romper (el divorcio). Asigna a la mujer ciertas obliga- ines, incluyendo un trabajo no zemunerado, Su trabajo (la casa, ctiar a los niftos), asi como sus obligaciones (cesién de su reproduccién puesta a nombre del marido, coito forzado, coha- bitacion dia y noche, asignacion de una residencia, como se sobreentiende en la nocién juridica de «abandono del domicilio conyugabs) significan que la mujer, en cuanto persona fisica, per- tenece a su marido. El hecho de que una mujer depende direc- tamente de su marido esta implicito en Ia regla —generalmente respetada por Ia policia— de no intervenir cuando un marido pega a su mujer. La policia interviene ante una denuncia por agresiones cuando un ciudadano golpea a otro ciudadano. Pero una mujer que ha firmado un contrato de matrimonio deja en ese momento de ser un ciudadano ordinario (protegido por la ley). La policia expresa abiertamente su negativa a intervenir en Jos asuntos domésticos (en oposicién a los asuntos civiles), aqui a autoridad del Estado no tiene por qué intervenir directamen- te, ya que esta autoridad ha sido sustituida por la del marido. Basta con ira una casa de mujeres malteatadas para ver hasta qué punto esta autoridad puede ejercerse. La categoria de sexo es el producto de la sociedad heterosexual que hace de la mitad de la poblacién seres sexuales donde el sexo es una categoria de la cual las mujeres no pueden salir. Estén donde estén, hagan lo que hagan (incluyendo cuando tea- bajan en el sector pablico) ellas son vistas como (y convertidas en) sexualmente disponibles para los hombres y ellas, senos, nal- 28, vestidos, deben ser visibles. Ellas deben llevar puesta su [27] El pensamiento heterosexual estrella amarilla, su eterna sonrisa dia y noche. Se puede decir que todas las mujeres, casadas 0 no, deben efectuar un servicio sexual forz0so, un servicio sexual que puede compararse al ser~ vicio militar y que puede durar, segtin el caso, un dia, un afio, veinticinco afios © més. Algunas lesbianas y algunas religiosas escapan de él, pero son pocas, aunque vayan en aumento. Las mujeres son muy visibles como seres sexuales, pero como seres, sociales son totalmente invisibles, y aun asi deben hacerse lo mis pequeitas posible y deben siempre disculparse. Basta con leer las entrevistas @ mujeres excepcionales en las revistas para ver que siempre se disculpan. E incluso en la actualidad, los periddicos informan de que «dos estudiantes y una mujer», «dos abogados y una mujer, «tzes viajetos y una mujer» han hecho esto 0 aquello. La categoria de sexo es Ia categoria que une a las mujeres porgue ellas no pueden ser concebidas por fuera de esa categoria. Sdlo ellas son sexo, ef sexo, y se las ha convertido en. sexo en su espiritu, su cuerpo, sus actos, sus gestos; incluso los, asesinatos de que son objeto y los golpes que reciben son sexua- les, Sin duda la categoria de sexo apresa firmemente a las mujeres. Y es que la categoria de sexo es una categoria totalitaria que para probar su existencia tiene sus inguisidores, su justicia, sus tibunales, su conjunto de leyes, sus terzores, sus torturas, sus mutilaciones, sus ejecuciones, su policia. Forma el espisitu y el cuerpo, porque controls toda la produccién mental. Posee nues- twos espiritus de tal manera que no podemos pensar fuera de ella, Por esta raz6n debemos destruirla y comenzar a pensar mas all de ella si queremos empezar a pensar realmente, del mismo modo que debemos destruir los sexos como realidades sociols- picas si queremos empezar a existit. La categoria de sexo es una categoria que determina la esclavitud de las mujeres, y acta de forma muy precisa por medio de una operacidn de reduccion, como en el caso de los esclavos negros, tomando una parte por el todo, una parte (el color, el sexo) por la cual tiene que pasar todo un grupo humano como a través de un filtro. Hay que {28} La categoria de sexo sefialar que, en lo teferente al estado civil, tanto el color como el sexo deben ser «declarados». Sin embargo, gracias a la aboli- cidn de Ia esclavitud, la adeclaracién» del «olor» se considera ahora una discriminacién. Pero esto no ocurte en el caso de la «declaracidny del wsexon, algo que ni siquiera las mujeres han pensado en abolit. Yo me digo: ca qué esperamos?* 3. Bil placer en at sexo no es a ema de este acticuo, como eampoco la felicidad en a ‘ect, (29) NO SE NACE MUJER® 1981 Cuando se analiza la opresién de las mujeses con un enfoque materialista y feminista’, se destruye la idea de que las mujeres son un grupo natural, es decis, «an grupo racial de un tipo espe- cial: un grupo concebido como natural, un grupo de hombres considerado como materialmente especificos en sus cuerpos»’, Lo que el anilisis consigue al nivel de las ideas, la prictica lo hace efectivo en el nivel de los hechos: por su sola existencia una sociedad lesbiana destruye el hecho artificial (Social) que constituye a las mujeres como un «grupo natural». Una socie~ dad lesbians revela pragmiaticamente que esa separacién de los hombres de que las mujeres han sido objeto, es politica y mues- tea que hemos sido ideoldgicamente reconstruidas como un grupo natural». En el caso de las mujeres, la ideologia llega lejos, ya que nuestros cuerpos, asi como nuestzas mentes, son el producto de esta manipulacién, En nuestras mentes y en nues- Teme publica por pemera vex en Femi Lae 1, n° 2 feniene 198). 2 DELPHI, C2 «Pour un femiisme matric, Et, 6, 1975 Arco eecogito Laan rep ome, Pati, Spee, 198 5. GUILEAUMIN, Cte et manure: Systéme des marques, dées de groupe naturel et apport sccavsn, Pri 1, 1977. Ane recogdo en Som Rar tied ooo TR Caeetemmen, 192 oes meetin 4. Diao el tenn eociedade en un sentido antrpotayico ampli, pcs hablo en Propiedad no se tat ce wosedadee, dado qu es corededes esas no exsten de {ort completmente avénomms, al margen de los steras sociales heterosexuals {31] BJ pensamiento heterosexual tos cuerpos se nos hace corresponder, rasgo a rasgo, con la idea de naturaleza que ha sido establecida para nosotzas. Somos manipuladas hasta tal punto que nuestro cuerpo deformado es Jo que ellos llaman «natural, lo que supuestamente existia antes de la opresién; tan manipuladas que finalmente la opresién parece ser una consecuencia de esta «naturaleza» que esta den- to de nosotras mismas (una naturaleza que es solamente una ‘ile. Lo que un andlisis materialista hace por medio del razona- miento, una sociedad lesbiana lo realiza de hecho: no slo no existe el grupo natural «mujeres» (nosotras las lesbianas somos la prueba de ello), sino que, como individuos, también cuestio- namos «la-mujer», algo que, para nosotras —-como para Simone de Beauvoir— es s6lo un mito. Ella afirmé: «no se nace mujer, se llega a setlo, No hay ningiin destino biol6gico, psicolégico 0 ‘econdmico que determine el papel que las mujeres represencan en la sociedad: es la civilizacién como un todo la que produce esa criatura intermedia entre macho y eunuco, que se califica como femeninas*, Sin embargo, la mayoria de las feministas y de ls lesbianas/feministas en Norteamérica y en otros lugares atin consideran que la base de la opresién de las mujeres es bioligica ¢ bistérica, Algunas de ellas pretenden encontrar sus raices ea Simone de Beauvoir’, La creencia en un derecho materno y en una «prehistoria» en la gue las mujeres habrian creado la civi zacién (a causa de una predisposicién biolégica), mientras que el hombre brutal y tosco se limitaria a ir de caza (a causa de una predisposicién bioldgica), es simétrica a la interpretaci6n biolo- gizante de Ia historia que ha sido hecha, hasta hoy, por la clase de los hombres. Es el mismo método que consiste en buscar en los hombres y en las mujeres una raz6n biolégica para explicar 5 DE BEAUVOIR, S: /zgoudo sa México, Abanza/Siplo XXI, 1989, p. 240. 6 Resstockings: Fema Revolation, New York, Rardom House, 1978, p18, £32] No se nace mujer su divisién, excluyendo los hechos sociales. Para mi, esto. no podré constituir nunca un punto de partida para un anilisis lesbiano de la opresién de las mujeres, porque se presupone gue la base o el origen de la sociedad humana est fundamen- tado necesariamente en la heterosexualidad, El matriarcado no es menos heterosexual que el patriarcado: sdlo cambia el sexo del opresor. Ademas, esta concepcidn no s6lo sigue asumien- do las categorias del sexo (mujer y hombre), sino que mantie~ ne la idea de que Ie capacidad de dar a luz (0 sea, la biologia) es lo nico que define a una mujer. Y, aunque en una sociedad lesbiana tos hechos y las formas de vida contradigan esta teo~ sia, hay lesbianas que afirman que «las mujeres y los hombres pertenecen a razas o especies (las dos palabras se utilizan de forma intercambiable) distintas: los hombres son bioldgica- mente inferiores a las mujeres; Ja violencia de los hombres es un fenémeno biol6gico inevitable”. Al hacer esto, al admitir que hay una divisién «natural» entre mujeres y hombres, naturaliza- mos la historia, asumimos que chombres» y «mujeres» siempre han existido y siempre existirin, No sélo naturalizamos la histo- ria sino que también, en consecuencia, naturalizamos los fend- menos sociales que manifiestan nuestra opresin, haciendo imposible cualquier cambio, Por ejemplo, no se considera el embarazo como una produecién forzada, sino como un proce- s0 «natural, «biolégico», olvidando que en nuestras sociedades la natalidad es planificada (demografia), olvidando que nosotras mismas somos programadas para producir nifios, aunque es la nica actividad social, «con la excepcién de la guerra», que implica tanto peligro de muerte, Mientras seamos «incapaces de abandonar, por voluntad 0 esponténeamente, la obligacion DWORKIN, A: eBiclogieal Superior, The World’ Most Dangerous and Deadly ean, Hers 646 8, ATKINSON, T-G: Amogon Oihray, New York, Lanks Books, 197, p15, (33) El pensamiento heterosexual secular de proceear que las mujeres asumen como ¢/acto creador “femenino»’, el control sobre esa produccidn de nifios significara mucho més que el simple control de los medios materiales de dicha produccién. Para lograr este control las mujeres tendrdn que abstraerse de la definicién «la-mujer» que les es impuesta. Un anilisis feminista materialista muestza que lo que noso- tras consideramos causa y origen de la opresi6n, es solamente la canarcas"* que el opresor impone sobre los oprimidos: cl «mito Ge la mujer", con sus manifestaciones y efectos materiales en las conciencias y en los cuerpos apropiados de las mujeres. La marca no preexiste a la opresidn: Colette Guillaumin ha demos- trado que, antes de la realidad socio-econémica de la esclavitud negra, el concepto de Ia raza no existia, o por lo menos, no tenia su significado moderno, pues designaba el linaje de las familias. Sin embargo, hoy, nociones como raza y sexo son entendidas como un «dato inmediaton, «sensible», un conjunto de waracte- risticas fisicas», que pertenecen a un orden natural. Pero, lo que creemos que es una percepcidn directa y fisica, no es més que ‘una construccién sofisticada y mitica, una «formacién imagina- ria» que reinterpreta rasgos fisicos (en s{ mismos tan neutrales como cualquier otro, pero marcados por el sistema social) por medio de la red de relaciones con que se los percibe. (Eillas son vistas como negras, por eso som negras; ellas son vistas como mage res, por eso son mujeres. No obstante, antes de que sean sistar de esa manera, ellas tuvieron que ser /rchas de esa manera.) Tener ‘una conciencia lesbiana supone no olvidar nunca hasta qué punto ser dla-mujem era para nosotras algo «contra natura», algo limita 9. DWORKIN, A Tider, YO. GUILLAUMIN, C: Ibidem, 11. DE BEAUVOIR, 5. Tbicer, 12, GUILLAUMIN, C: Ibidem, 134] No se nace mujer dor, tovalmente opresivo y destructivo en los viejos tiempos ante riores al movimiento de liberacién de las mujeres. Era una cons- triccidn politica y aquellas que resistian eran acusadas de no ser «verdaderas» mujetes, Pero entonces estibamos orgullosas de ello, porque en la acusacién habia ya como una sombra de wiunfo: el reconocimiento, por ef opresor, de que «amujen: no es un concep- to tan simple, porque para ser una, era necesario set una «werdade~ rp. Al mismo tiempo, éamos acusadas de querer ser hombres. Hoy, esta doble acusacién ha sido retomada con entusiasmo en el contexto del movimiento de liberacién de las mujeres, por algunas feministas y también, por desgracia, por algunas lesbianas cuyo objetivo politico parece ser volverse cada vez. mas «femeninas». Pero negarse a ser una mujer, sin embargo, no significa tener que ser un hombre. Ademés, si tomamos como ejemplo la perfecta «butch» —el ejemplo clisico que provoca mas horror, a quien Proust llamé mujet/hombre~, cen qué difiete su enajenacion de Ja de alguien que quiere volverse mujer? Tal para cual. Por lo menos, pata tna mujer, querer ser un hombre significa que ha esca- pado a'su programacidn inicial. Pero, aunque lo deseara con todas sus fuerzas, no podsia llegar a ser un hombre, porque es0 le exigi- ria no s6lo tener una apariencia externa de hombre, sino tambien tener una conciencia de hombre, 0 sea, la conciencia de alguien que dispone, por derecho, de dos —si no mas— esclavos wnatura- Jes» durante su vida, Esto es imposible, y una caracteristica de a opresidn de las lesbianas consiste, precisamente, en que coloca~ mos a las mujeres fuera de nuestro alcance, ya que las mujeres per- tenecen 2 los hombres. Asi, una lesbiana dele ser cualquier otra ‘cosa, una no-mujer, un no-hombre, un producto de la sociedad y rno de la wnaturaleza», porque no hay «naturaleza» en la sociedad. 13, Kasbiana hipermascuinn, (N. de los T) 135] El pensamiento heterosexual Rechazar convertirse en heterosexual (0 mantenerse como {al) ha significado siempre, conscientemente o no, negarse a con- vertirse en una mujer, o en un hombre, Para una lesbiana esto va mis lejos que el mero rechazo del papel de «mujer». Es el recha- 20 del poder econémico, ideolégico y politico de un hombre. Esto, nosotras las lesbianas, y también muchas que no lo eran, ya lo sabiamos antes del inicio de los movimientos feministas y lésbicos, Sin embargo, como sefiala Andrea Dworkin, muchas lesbianas recientemente «intentaron cada vez mis transformar la propia ideologia que nos esclavizé en una celebracion dinamica, religiosa, psicoldgicamente coercitiva del porencial biolégico femenino»*, De este modo, algunas tendencias de los movi mientos feminista y lésbico conducen de nuevo al mito de la mujer que habia sido creado especialmente para nosotcas por los hombres, y con él volvemos a caer otra vez en un grupo natural. Nos levantamos para luchar por una sociedad sin sexos"; ahora nos encontramos presas en la trampa familiar de que «ser mujer es maravilloso». Simone de Beauvoir subrayé pre- cisamente la falsa conciencia que consiste en seleccionar de entre las caracteristicas del mito (que las mujeres son diferentes de los, hombres) aquellas que parecen agradables, y utilizarlas para defi- nir a las mujeres. Usilizar eso de que «es maravilloso ser mujer, supone asumir, para definir a las mujeres, los mejores rasgos (cmejores respecto a quién?) que la opresién nos ha asignado, y supone no cuestionar radicalmente las categorias chombre> y «amujer», que son categorias politicas (y no datos naturales). Esto nos emplaza a luchar dentzo de la clase «mujeres», no como hacen las otras clases, por la desaparicién de nuestra clase, sino por la defensa de la «mujer» y su fortalecimiento. Ello nos con- Ta, WORKIN, A tbidem 15. ATKINSON, TG: dem, p.6

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