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El sentido religioso: su naturaleza

Capítulo Quinto
Premisa

✤ Desde la perspectiva metodológica del


curso, el punto de partida para captar
los aspectos de la experiencia
religiosa, está en la propia experiencia
personal, es decir, en el yo en acción.

✤ Los factores que entran en juego en


nuestra experiencia nos dicen que el
ser humano no es unívoco, sino que
tiene un aspecto material y otro
espiritual.

✤ En este capítulo se verá el factor


religioso como aspecto fundamental
del factor espiritual.
El nivel de
ciertas
preguntas
con sustrato religioso
El factor religioso en
preguntas decisivas

✤ El factor religioso se expresa en preguntas


fundamentales y decisivas que el hombre se
hace a sí mismo: ¿Cuál es el significado último
de la existencia? ¿Porqué existe el dolor y la
muerte? ¿Porqué vale la pena vivir?;

✤ como también en relación al mundo, a lo que


está fuera de él: ¿De qué y para qué está hecha la
realidad?

✤ El sentido religioso está situado en nuestro


yo, al nivel de estas preguntas decisivas. Es la
base y el sustrato de las mismas.

✤ Estas preguntas coinciden con el compromiso


con la vida del propio yo. Son preguntas que
tocan a la existencia en su conjunto.
En búsqueda de
significado
✤ Dichas preguntas buscan un
sentido, un significado, una
explicación, un fundamento, una
razón,

✤ que pueda responder de manera


satisfactoria y exhaustiva a las
exigencias de la existencia humana
y del mundo: dolor, muerte, vida,
destino, origen, causa, motivo, etc.

✤ Estas preguntas son de tipo


existencial, de ahí el nombre de
preguntas existenciales.
Intuición inteligente
y emoción dramática
✤ Son preguntas sobre el sentido del mundo
exterior y del propio yo: “¿Para qué tantas
luces?… ¿Qué significa esa soledad inmensa?
¿Y yo, qué soy?” (G. Leopardi, Los cantos).

✤ El sentido religioso es la cualidad del


hombre que se identifica con una intuición
inteligente y una emoción dramática.

✤ El hombre, al mirar su propia vida y la de sus


semejantes, exclama: “Somos como hojas…
lejos de su propia rama, pobre hoja delicada,
¿a dónde vas?” (G. Leopardi, Los cantos).

✤ En esas emociones inteligentes y dramáticas,


que son inevitables, no obstante se pretenda
silenciarlas, está ahí el sentido religioso.
En el fondo
de nuestro ser
Carácter inextirpable
de las preguntas

✤ Son preguntas inextirpables, que están


arraigadas en nuestro ser, en nuestra
naturaleza, como parte de su tejido; en ese
sentido son inmanentes. Ellas son también
irrenunciables, inevitables e ineludibles.

✤ La búsqueda de respuesta a preguntas


últimas, que brotan de lo profundo del ser, se
debe a la energía que gobierna toda la
movilidad humana, personal y comunitaria
(cf. Hech 17, 22-34).

✤ Es el vagabundear por el mundo “en busca


del dios” que “da a cada uno vida y aliento”.

✤ La fuente última es esa energía de la que


procede y depende todo el actuar humano.
La exigencia
de una respuesta total
La razón va
hasta el fondo
✤ Dichas preguntas denotan capital importancia
por el uso de adjetivos y adverbios:

✤ ¿Cuál es el sentido último de la vida? ¿En el


fondo, de qué está hecha la realidad? ¿Porqué
vale verdaderamente la pena existir?

✤ Preguntas que exigen una respuesta total,


que cubra enteramente el horizonte de la
razón, que agote todas las categorías de
posibilidad.

✤ La razón, en su coherencia, no se detiene


hasta llegar exhaustivamente al fondo de
todo: “… un ave marina vuela; nunca
descansa, porque todas las imágenes llevan
escrito: más allá” (E. Montale, Huesos de sepia).
Exigencia de
significado total
✤ El hombre siempre está inquieto porque no
responde todas las preguntas: si de mil
cuestiones respondiese novecientos noventa
y nueve, quedaría siempre insatisfecho.

✤ ¿De qué le sirve al hombre poseer todo el


mundo si pierde el significado de sí
mismo? O ¿qué dará el hombre a cambio de
sí mismo? (cf. Mt 16, 26).

✤ Es la exigencia clamorosa y sustancial de


aferrar el significado de todo.

✤ El sentido religioso considera al yo como el


lugar de la naturaleza donde se afirma el
significado o sentido último.
Preguntas
pertinentes
✤ Estas preguntas son pertinentes,
oportunas, válidas, justas, claves, ya
que, por medio de ellas, el hombre
busca respuestas satisfactorias a su
existencia, que le den el sentido
deseado.

✤ En ocasiones, la persona lanza estas


cuestiones cuando percibe que en
situaciones o realidades como la fama,
el éxito, la fortuna, el poder, el status,
etc., no encuentra el significado
verdadero de su vida. Podría "ganarse
el mundo entero” -como dice Jesús-
pero no encontrar su sentido último.
Desproporción
con la respuesta total
Insatisfacción
ante las cosas
✤ Conforme el hombre más se adentra en
responder a las preguntas decisivas,
más descubre su desproporción con la
respuesta total que pretende obtener. 

✤ La persona no queda satisfecha con


ninguna cosa terrena, pues todo denota
insuficiencia. Ella misma padece
necesidades, vacío e incluso tedio.

✤ El ánimo y el deseo en el hombre son


aún mayores que el universo; esto es
un signo evidente de la grandeza y de
la nobleza que subyace en la naturaleza
humana (G. Leopardi, Poesía y Prosa).
Contradicción
insoluble
✤ La imposibilidad de agotar dichas preguntas
de sentido resalta la contradicción entre el
ardor de la exigencia y la limitación de la
capacidad humana para buscar, como
también el desnivel y desigualdad entre el yo
y el valor-contenido de las cuestiones.

✤ Estamos ante una contradicción insoluble,


irremediable e inevitable en el hombre:
“Deseos infinitos y visiones soberbias… que
hace errar por un mar delicioso, arcano el
espíritu humano… Naturaleza humana,
¿cómo si tan frágil y vil en todo… tan alto
sientes?” (G. Leopardi, Los cantos).

✤ El hombre no puede negar dicha


contradicción, es una realidad que le
pertenece: es parte de su ser contingente.
Desproporción
estructural
en el hombre
Imposibilidad
estructural
✤ La imposibilidad de dar una respuesta
exhaustiva y definitiva a las exigencias
del propio yo es estructural, es decir,
inherente a la naturaleza humana.

✤ Aunque pase un millón de años, la


cuestión que plantean las exigencias
probablemente sea exasperada, pero no
respondida definitivamente.

✤ El hombre ha logrado volar los aires,


contar las estrellas, y tantas otras cosas
que antes no podía realizar, pero aún así
no ha logrado ser más feliz. Hay algo
que siempre va “más allá” de él y de sus
propias fuerzas.
La ciencia en función
de un absoluto
✤ En la investigación científica, cuanto más
se adentra en ella, se descubre que los
resultados obtenidos están en función de
un absoluto que es como una “barrera
elástica” que se deja alcanzar por los
medios de conocimiento (Francesco Severi,
Dalla scienza alla fede).

✤ El horizonte alcanzado remite a otro


horizonte, a una x, un quid, lejos del
alcance de los medios con los que se
investiga en el presente.

r …x …x …x
✤ La r es la energía de la razón y la libertad y
la x es la meta provisional que tiende a una
incógnita ulterior.
Desproporción entre
meta y preguntas
✤ Si uno está atento, con seriedad y empeño, a
dicha dinámica -en la investigación-, descubrirá,
indiscutiblemente, el carácter inconmensurable
y desproporcionado que hay entre la meta
lograda y la profundidad de las preguntas.

Esta experiencia motivó a Francesco Severi


a regresar a la fe católica. Él sostenía que el
Misterio es inalcanzable con medios
científicos y que la ciencia lo había llevado
hacia la luz de la fe (L’eterno nel tempo).

✤ “Quien no admita el carácter insondable del


misterio tampoco puede ser un científico” (A.
Einstein, Come io vedo il mondo). Lo que
caracteriza al científico es el compromiso
profundo y abierto con la investigación de
cualquier fenómeno o circunstancia.
Lo inconmensurable
invita a la apertura

✤ Si no se admite esa x inconmensurable, ni la


desproporción insuperable entre el horizonte
último y la medida de los pasos humanos, se
elimina la categoría de lo posible.

✤ Solamente un objeto inconmensurable invita


siempre a la apertura estructural humana.

✤ La vida es pasión por el objeto último que va


más allá del horizonte humano. Por eso, el
hombre es un investigador incansable.

✤ En la realidad se encuentran indudablemente


más factores y elementos que en nuestra
percepción y concepción de la misma: “Hay
más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio,
que en tu filosofía” (Shakespeare, Hamlet).
La filosofía y lo
posible
✤ La filosofía verdadera es aquella que
reconoce, con humildad, que es tan sólo
un intento abierto, de par en par, para el
conocimiento de la realidad.

✤ Dicho intento acepta adecuarse y ser


completado, corregido y dominado por
la categoría de la posibilidad.

✤ Cuando falta la categoría de lo posible,


se bloquea el paso a la investigación.

✤ Si no se admite humildemente que el


pensamiento humano es reformable,
modificable, perfectible, la filosofía se
convierte en ideología.
Imposición de
las ideologías
✤ La metamorfosis o mutación de la
filosofía en ideología se produce cuando
se considera “normal” que la idea
preconcebida que se tiene de la vida
deba imponerse.

✤ Es así como entra en la escena de la


historia la violencia del poder que se
traduce en dictaduras, autarquías,
totalitarismos, absolutismos, fascismos.

✤ Las dictaduras -expresión fáctica de las


ideologías- no permiten para nada que la
investigación sobre el hombre sea libre,
porque representa una amenaza para sí
mismas, como posible oposición.
Tristeza
en la persona
Deseo de un
bien ausente
✤ A la presunción del poder le sigue la tristeza
como deseo de un bien ausente.

✤ La no proporción entre el objeto buscado y la


capacidad humana de “captura” produce la
experiencia de poseer algo que es huidizo por
naturaleza.

✤ La tristeza surge de una fatiga sin descanso


que se convierte en “fastidio” e intranquilidad.

✤ La conciencia de la tristeza como realidad


propia del yo lleva a valorar la grandeza de la
vida y el sentimiento de su destino.

✤ Una eterna y santa tristeza que algunos no


cambian por cualquier satisfacción barata
(Dostoyevski, Los demonios).
La desesperación
a la puerta
✤ La tristeza proviene de la “diferencia
potencial" entre el destino y la carencia
histórica. Si se oculta esta diferencia, tendrá
como resultado la desesperación.

✤ La existencia humana se resume en que el


hombre se incline ante lo infinitamente
grande. Si estuviera privado de esta
grandeza, moriría preso de la desesperanza.

✤ Si las cosas fueran sólo aquello que podemos


percibir por los sentidos, seríamos unos
desesperados y desdichados.

✤ “… Se me oprime el corazón… en el mundo


todo pasa… se lleva el tiempo todo humano
accidente… ¿Dónde está el eco de los
antiguos pueblos?” (G. Leopardi, Los cantos).
La naturaleza
del yo
como promesa
La promesa en
el origen
✤ El hombre busca en los placeres un infinito.
Nadie renunciaría a la esperanza de conseguir
dicha infinitud. Se vive permanentemente en
esperanza.

✤ La alegría y saciedad no provienen del hombre


como origen último, sino que le han sido
dadas, ¿a quién agradecerle? ¿Alguien nos ha
prometido nunca nada? Entonces, ¿porqué lo
esperamos? (C. Pavese, El oficio de vivir).

✤ La promesa está en el origen; está en nuestra


misma hechura. Quien ha hecho el hombre lo
ha hecho “promesa”.

✤ El hombre espera estructuralmente; es un


mendigo por estructura; la vida es
estructuralmente promesa.
La muerte exacerba
la pregunta
✤ El hombre no decide, sino la vida misma
que sabe y cree venir de Dios.

✤ La muerte está en el origen de toda


filosofía y búsqueda.

✤ En vez de eliminar la pregunta humana


en su profundidad e intensidad, la
muerte, como contradicción potente y
descarada para ella, la exacerba.

✤ Si uno supiera que la muerte le está


llegando, ¿sentiría su autoconsciencia
agotadas sus preguntas? ¿O las sentiría
exacerbadas como cuando alguien corre
y se impacta contra un muro? (Giussani).
Sentido
religioso
como dimensión
El pasado es
insondable
✤ En la medida que más se excava en el
pasado, más insondables se descubren
los primeros pasos humanos, su historia
y civilización. Profundizar en el pasado
lleva a resultados inconmensurables.

✤ Lo insondable se divierte jugando con


nuestra pasión por indagar
ofreciéndonos puntos ilusorios de
llegada que nos abren nuevas vías del
pasado resaltando su profundidad que
se revela como indescifrable,
inabarcable, insuperable.

✤ El fondo del pasado es profundo (T.


Mann, Giuseppe e i suoi fratelli).
Sentido religioso como
interrogante último

✤ El sentido religioso es el interrogante


último con el que la razón es capaz
de expresar su naturaleza profunda.
Es una pregunta decisiva de sentido.

✤ Es el “locus” (lugar) de la conciencia


que tiene el hombre acerca de su
existencia.

✤ Una pregunta inevitable que está en


todo individuo y en su mirada hacia
todas las cosas. Una inquietud innata
-traducida en interrogante- sobre el
origen-destino de sí y del mundo.
Soledad y compañía
en la persona

✤ La pregunta última es constitutiva del


individuo y, en ese sentido, está solo. Él
mismo es esa interrogante y no otra cosa.

✤ "La religión es aquello que hace el


hombre en su soledad” (A. Whitehead,
Il devenire della religione).

✤ En dicha pregunta se expresa la sed de


destino que constituye el ser humano.

✤ Así como el hombre define su soledad


con dicha interrogante, así también
determina que existe una compañía que
lo constituye aunque sea para él
misteriosa, enigmática, incomprensible.
Compañía escondida
que abraza
✤ No es el querer personal el que engendra el
interrogante estructural, sino mas bien otro
el que lo infunde y lo da a la naturaleza
humana.

✤ Antes de la soledad está la compañía que


abraza dicha soledad.

✤ De tal modo que no es una soledad en sí,


sino un grito que recuerda la compañía
escondida.

✤ “Un desconocido es mi amigo… lejano,


lejano. Por él mi corazón está lleno de
nostalgia… ¿Quién eres tú que llenas mi
corazón de tu ausencia. que llenas toda la
tierra de tu ausencia?” (P. Lagerkvist).
Conclusión
sobre el sentido religioso
A la pregunta, una
respuesta insondable
✤ La hipótesis de Dios, es decir, la afirmación del
misterio que supera la capacidad humana de
reconocimiento, es lo que corresponde mucho
mejor a la estructura original del hombre.

✤ La naturaleza humana, por su búsqueda


indomable de respuesta y su pregunta
irresistible e inagotable, debe admitir la
existencia de una respuesta.

✤ Si el hombre acepta la pregunta es porque hay


una respuesta. Debe haber respuesta porque
hay pregunta.

✤ La respuesta es insondable. El misterio es


adecuado para la indigencia humana, para ese
“mendigo insaciable” que no se puede dar a sí
mismo, ni medir, ni poseer.
Sin Misterio, el
mundo es absurdo

✤ “El mundo sin Dios sería como una


fábula contada por un idiota en un
acceso de ira” (W. Shakespeare,
Macbeth).

✤ Sin el misterio todo sería como un


sueño extraño explicado por alguien
que no tiene capacidad intelectual
para expresarse que, a la vez, lo hace
con violencia y prepotencia.

✤ El mundo sin Dios sería como un


absurdo, una necedad, un disparate.
Mecanismo y
exigencia de la razón
✤ El sentido religioso es una exigencia de
totalidad constitutiva de nuestra razón.

✤ Es la capacidad humana de toma de


conciencia, de apertura a la realidad para
entrar en ella y abrazarla cada vez más.

✤ La persona se hace la pregunta porque es


la raíz de su conciencia de la realidad.

✤ No solamente se pregunta, sino también se


responde afirmando que hay algo
“último”, un quid por el que vale la pena
vivir.

✤ Es el mecanismo estructural de la razón,


su implicación inevitable.
Tercer elemento
escondido
✤ La razón, al estar en movimiento, afirma
que hay algo último en el que todo consiste,
un destino último, un sentido de todo.

✤ Por eso el hombre da respuestas a


preguntas constitutivas: consciente y
explícitamente, o práctica e
inconscientemente.

✤ La afirmación que existe la respuesta está


implicada en el hecho mismo de la
pregunta, que se representa así:

A A1

✤ Hay un movimiento, un cambio: hay un


tercer elemento no explícito en apariencia
en la fórmula, una X, aparte de A y A1.
El factor oculto
no contradice
✤ El tercer elemento -no manifiesto de
manera inmediata- es el que hace que A
pase a ser A1; negarlo es afirmar una
identidad entre ambas y, por tanto, se
estaría cayendo en la contradicción de la
evidencia de la experiencia.

✤ Las afirmaciones tales como “el hombre se


transforma” y “la vida pasa”, implican la
existencia de otra cosa, y si no se admitiese
esto, serían afirmaciones que se negarían
por sí mismas.

✤ Aceptar que existe ese factor oculto


determinado, esa otra cosa, lleva a no
identificar A con A1, de lo contrario se
eliminarían por sí mismas.

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