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30 Asensio, M., Asenjo, E. Rodríguez-Moneo, M. 2012. MOTIVACIÓN Y APRENDIZAJE INFORMAL-2
30 Asensio, M., Asenjo, E. Rodríguez-Moneo, M. 2012. MOTIVACIÓN Y APRENDIZAJE INFORMAL-2
Objetivos y estructura.
Respecto a las variables que definen el tipo de actividades educativas que llevamos
a cabo podemos señalar que los objetivos formales suelen estar mucho más prefijados,
ya que se deben a los currículos escolares, mientras que los informales -o motivados-
son abiertos y extracurriculares, no tienen que responder ante ningún tipo de estándar ni
proceso de homogeneización. Por otro lado, y de forma coherente con el tipo de
objetivos que las sustentan, las actividades formales suelen tener una estructura cerrada
y lineal, mientras que las motivadas suelen tener estructuras abiertas, multidisciplinares
y no lineales, lo que implica que cuando se comienza una actividad se puede acabar de
varias maneras. Además, de la estructura de las situaciones formales se deriva una
lógica en la que el control del proceso reside en un libro o profesor (exógeno); mientras
que las situaciones informales, o de aprendizaje motivado, están ligadas a la lógica y a
la propia dinámica de la actividad o problema concreto (que procura ser socialmente
significativo) al que se están enfrentando los alumnos (endógeno). Esto hace sentir a
estos últimos que son ellos quienes deciden los pasos a seguir y, por tanto, se sienten
agentes de su aprendizaje. Esta sensación de control es lo que les lleva a elegir por sí
mismos los siguientes contenidos o actividades. En este caso, el control en la elección
suele ser más una percepción subjetiva que un hecho real, ya que en los programas
informales todo debe estar previsto y en escasísimas ocasiones se salen de lo que se
espera de ellos. Pero el hecho de que los alumnos tengan esa ilusión de control es
central para que se sientan agentes de su propio proceso de aprendizaje y, por tanto, de
mejorar su motivación y su envolvimiento emocional.
En el caso de los contextos no formales los objetivos suelen estar cerrados y
prefijados, sin embargo, pueden estar ligados a aspectos curriculares formales, como
pueden ser las “clases de apoyo” de diferentes asignaturas, o no, como son los
entrenamientos deportivos o clases de cocina. Sin embargo, la configuración de los
objetivos rara vez se lleva a cabo de manera multidisciplinar. En cuanto a la estructura
de las actividades que se proponen en este tipo de contextos, suele ser muy similar a la
que se impone en los contextos formales. Las actividades suelen ser homogéneas,
estáticas, lineales y el control de las mismas suele depender de un instructor. Por lo
tanto, aunque tienen un carácter voluntario y son libremente escogidas, una vez que
entran en la dinámica de la actividad suelen perder el control de la elección que se da en
el aprendizaje informal o motivado.
APREND. APREND. APREND. NO
FORMAL MOTIVADO FORMAL
• Más Cerrado • Abierto • Más Cerrado
• Curricular • Extracurricular • Curricular/Extracurri
Objetivos • Más Unidisciplinar • Multidisciplinar cu lar
• Más Teórico • Aplicado • Más Unidisciplinar
• Escasamente • Diversificada • No Escasamente
diversificada • Endógena diversificada
Estructura • Exógena • No lineal • Exógena
• Más Lineal • Más Lineal
• Conceptuales ++ • Conceptuales ++ • Conceptuales ++
• Actitudinales + • Actitudinales +++ • Actitudinales ++
Contenidos
• Procedimentales + • Procedimentales • Procedimentales ++
+++
• Más producto • Más proceso • Más producto
• Más cuantitativa • Más cualitativa • Más cuantitativa
Evaluación • Más sumativa
• Más sumativa • Más formativa
• Individual. • Individual, grupal y • Individual.
social
Figura 2.1. Planificación del proceso de enseñanza
Tipo de conocimiento
En lo que se refiere al tipo de conocimiento que se promueve, en las actividades de
carácter formal los conocimientos ya están elaborados, mientras que en las informales
se plantea una metodología de indagación e investigación que implica la búsqueda,
construcción y discusión de los mismos. Los programas informales o motivados se
basan en problemas sobre la realidad, lo que requiere necesariamente manejar un
conocimiento inacabado y parcial. El hecho de que en los programas formales los
conocimientos sean más teóricos y estén ya acabados suele conllevar un peso excesivo
de los contenidos conceptuales, entendidos además como productos finales con un
fuerte carácter de verdad. Mientras que, por el contrario, el carácter aplicado y
constructivo de los programas informales nos lleva a tener que primar los contenidos
procedimentales, así como su metodología correspondiente, y los contenidos
actitudinales. Por tanto, en estos últimos se pone mucho más énfasis en el proceso de
construcción e interpretación del conocimiento (Asensio, 1994; Asensio y Pol, 1999,
2001 y 2008). Este planteamiento crea por sí solo la necesidad de diversificar las
actividades de cada programa, de hacerlas cambiantes, que provoquen la curiosidad y el
interés de las personas implicadas. La enseñanza no formal contempla una gran cantidad
de contenidos, cuanto más se acerquen a los contenidos curriculares formales
predominarán los contenidos conceptuales y cuando se alejan de éstos se van
incorporando contenidos de carácter más procedimental y actitudinal.
Evaluación
Figura 2.2. Resumen de las principales indicaciones del modelo TARGET (tomado de Rodríguez-Moneo,
2009)
Como se describía más arriba, gran parte de estas indicaciones del TARGET son
características de la enseñanza que se propone en el aprendizaje informal, o motivado.
Podemos decir, por tanto, que desde la propuesta de enseñanza del aprendizaje informal
se está favoreciendo la motivación intrínseca por aprender y, en este sentido, se trata de
una propuesta que bien podría denominarse como aprendizaje motivado. Veamos, a
continuación, el tipo de aprendizaje que se promueve en los alumnos con este tipo de
propuestas de enseñanza.
4.2. El proceso de aprendizaje
Los elementos que tenemos en cuenta para gestionar el proceso de enseñanza (los
objetivos, la estructura, el tipo de conocimiento que se fomente y la evaluación que se
desarrolle) nos permiten incidir en diferentes variables intervinientes en el proceso de
aprendizaje (véase Figura 2.3.). Como ya se ha insistido anteriormente, los procesos de
aprendizaje no formales son prácticamente idénticos a los formales, por lo que se ha
omitido aquí su explicación.
APREND. APREND.
FORMAL MOTIVADO
Motivación Más Extrínseca Más Intrínseca
Se supone un Activación
Activación conocimiento previo premeditada del
conocimiento activo conocimt. previo
à GANCHO
Interactividad Baja Alta
Menor manejo de la Mayor manejo de la
Emoción carga emocional carga emocional
Toma No provocada y Buscada
conciencia escasa directamente
Escasos productos Diversificación
Comunicación comunicables productos
comunicables
Figura 2.3. El proceso de aprendizaje.
Motivación
Tal y como hemos venido explicando a lo largo del texto, la motivación por
aprender está especialmente presente en los programas educativos del aprendizaje
informal o motivado. La falta de motivación intrínseca por aprender que se produce en
la enseñanza tradicional ha sido, y es, uno de los problemas más denunciados, tanto por
alumnos, profesores, padres y teóricos educativos. Sin embargo, aunque determinadas
perspectivas achaquen esta situación como un problema inherente al aprendiz, los
estudios sobre la motivación han puesto de manifiesto la existencia de tendencias
motivaciones innatas implicadas en el aprendizaje, de forma que es un mal
planteamiento del sistema educativo lo que contribuye a inhibir esta tendencia
motivacional inicial (véase Rodríguez-Moneo y Rodríguez, 2000). Desde algunos
trabajos (p. ej., Pintrich, Marx y Boyle, 1993, Rodríguez-Moneo, 2009) se han
detectado algunos elementos presentes en la concepción teórico-educativa predominante
en los sistemas educativos formales que no favorecen la motivación por aprender en los
estudiantes, éstos son, entre otros, los siguientes:
- La escasa preocupación por iniciar el proceso de enseñanza-aprendizaje a partir
de los intereses y conocimientos previos de los alumnos, La reducida
preocupación por encontrar posibles vías de aplicación de los contenidos, con el
fin de que éstos tengan sentido y no se conviertan en contenidos
descontextualizados, fuera de la compleja realidad que les dota de significado, y
simplificándolos hasta que prácticamente quedan como conceptos aislados.
- La falta de control por parte de los alumnos sobre el proceso de aprendizaje en
estos contextos. No sólo por la imposición de los contenidos, sino también por la
falta de ajuste de la dificultad y novedad de los mismos al nivel de habilidad de
los estudiantes.
- La presencia de una evaluación habitualmente más basada en el resultado que en
el proceso, más en la norma que en el criterio y más pública que privada.
Todos estos elementos inciden negativamente en la motivación por el aprendizaje y
potencian la motivación por la ejecución (Dweck y Elliot, 1983). Sin embargo, como
hemos venido señalando, los programas de aprendizaje motivado sí potencian la
motivación por aprender. En primer lugar, porque son libremente elegidos. En segundo
lugar, porque existe una disposición a iniciar el proceso de enseñanza-aprendizaje a
partir de los intereses y conocimientos previos de los individuos. En tercer lugar, porque
los contenidos que se proponen tienen una funcionalidad y un sentido para el aprendiz,
dado que los programas de aprendizaje motivado tratan de contextualizar la nueva
información en la vida cotidiana o en situaciones profesionales o de investigación
socialmente significativas. En cuarto lugar, porque los contenidos se suelen ajustar al
nivel de habilidad del aprendiz y éste tiene la percepción de que es efectivo, controla y
posee capacidad de elección. Por último, la evaluación es formativa, por lo que no
presenta componentes que puedan ser interpretados como un castigo por parte de un
aprendiz.
Inicio del proceso: el interés y la activación del conocimiento previo.
que genera una reacción de aburrimiento. Así pues, para favorecer la motivación y la
carga emocional positiva en el aprendizaje hay que procurar el éxito en los alumnos y
ajustar la tareas y los contenidos objeto de aprendizaje a su nivel de habilidad (véase
Rodríguez-Moneo, 2009).
Interactividad
Uno de los problemas de la educación formal es que al tener una estructura cerrada,
lineal, con unos contenidos estandarizados favorece un comportamiento pasivo en los
aprendices. Habitualmente no se les pide su opinión, ni que investiguen, ni que innoven
porque lo que tienen que saber ya es dispensado por el profesor o por el libro de texto.
Sólo con que repitan lo que se les presenta es suficiente. Este proceso unidireccional
potencia, sin duda, el aprendizaje receptivo y repetitivo. También, incide muy
negativamente en la motivación por aprender, dado que no se aprende de un modo
significativo o comprensivo y no se percibe gran agencialidad, sino más bien pasividad,
en el proceso de aprendizaje que tiene lugar.
En los programas informales se trabaja mucho más con la metodología de la
experiencia y del descubrimiento. Al trabajar sobre problemas reales con respuestas
difusas, los aprendices no tienen suficiente con absorber la información y luego
“soltarla”, sino que deben crear algo nuevo con ella para lo que habrán tenido que
implicarse cognitiva y motivacionalmente. Se trata de un proceso de doble dirección en
el que el aprendiz recibe información y devuelve otra nueva. Por lo tanto, se trata de un
proceso: a) bidireccional, b) donde el intercambio de información es contingente (en
general, hablamos de programas educativos con una prolongación en el tiempo limitada)
y c) donde el participante percibe que tiene buena parte del control de la situación. Estas
tres características son las que Liu (2003) describió como definitorias del concepto de
interactividad. Aunque este autor, en principio, concibió su descripción de la
interactividad entre personas y páginas web, también puede extrapolarse a otro tipo de
situaciones como acabamos de ver. Por ejemplo, comparemos cómo se trataría el tema
de la Guerra Civil Española en un programa de educación formal y en otro de educación
motivada. El caso más típico en educación formal sería una clase magistral cuyos
contenidos serán evaluados varios meses después mediante un examen. Se trata de un
proceso unidireccional, ya que el profesor es el único emisor, el que decide qué
información se va a trabajar y quien define la forma en que se evaluará el contenido, por
lo que el estudiante tiene un escasísimo control en el proceso. Por último, el lapso de
tiempo existente entre la emisión de información y la respuesta del estudiante en el
examen puede llegar a ser bastante largo. Sin olvidar, además, que en ocasiones los
profesores solicitan a los alumnos respuestas que reflejen casi literalmente lo que
aparece en el libro de texto. Según la teoría de Liu (2003), la interactividad en este
proceso sería prácticamente nula.
Un programa educativo para el aprendizaje motivado sobre la guerra civil que
tuviera lugar en un museo no podría llevarse a cabo en más de un par de horas y podría
consistir en una visita guiada al museo, donde a la vez que se explican ciertos
contenidos, se planteasen problemas políticos, sociales y éticos a los participantes, sobre
los que se montaría un debate. Tras lo cual los participantes tendrían que buscar
material en internet y generar, por ejemplo, un collage por grupos sobre lo que ellos
decidan que está relacionado con la Guerra Civil Española. Finalmente deberían
presentar el trabajo al resto de los compañeros, bien mediante una pequeña
APRENDIZAJE MOTIVADO
Conceptual
Procedimental
Actitudinal
Activación conocimientos Gestión Rc.
Secuenciación
Estrategi Implementación
Resultado
SI
(meta) Integración
Aspectos
(objetivo)
Definición valorativos Evaluación
Cognitivo
Demanda Aspectos Control Metacognitivo
afectivos NO Motivacional
Abandon
Evaluació
(-) (+)
Abandon Toma de Comunicaci
conciencia
Figura 2.4. Modelo de Aprendizaje Motivado.
En este primer paso los programas educativos deben plantear un problema, o
situación, que atraiga la atención del participante y que le planteen un motivo que de
lugar a una meta dentro de dicho programa educativo. Para ello, como ya se ha
mencionado anteriormente, es necesario un “gancho” o “componente motivacional”
que suscite el interés y active los conocimientos previos del participante, poniéndolos en
relación con el problema, o meta educativa, teniendo en cuenta sus expectativas. Dicho
“gancho” debe ser de alto interés para los individuos (atributos valorativos altos) y debe
estar asociado a experiencias positivas (atributos afectivos altos)
Para satisfacer las necesidades que acabamos de mencionar el participante lleva a
cabo una interacción con el medio, por lo que el aprendizaje se produce de forma
contextualizada. Según esto, una vez que un programa educativo ha creado un motivo o
meta, teniendo en cuenta los conocimientos previos y expectativas de los participantes,
deben permitirles experimentar con ciertos elementos de la realidad
En este punto se produce una evaluación de la viabilidad de la meta u objeto de
interés. Si la evaluación es negativa puede que, o bien se busque una nueva forma de
satisfacer la necesidad, o bien que se evalúe como inalcanzable. En términos más
aplicados, podemos decir que el participante valorará si realmente el objetivo que se ha
planteado merece la pena, es lo suficientemente importante como para llevar a cabo la
actividad educativa que se le plantea. Si la valoración es negativa, es posible que
abandone la actividad, o que no haya una implicación cognitiva real que le permita
alcanzar las metas planteadas. Si dicha evaluación es positiva, se pondrán en marcha las
estrategias para conseguir la meta, así como ciertos mecanismos de control y
autorregulación. Nenniger (1999) identifica los siguientes tipos de estrategias de
aprendizaje y de mecanismos de control de la acción encaminada a conseguir una meta
u objetivo de interés (véase Figura 2.4.):
Estrategias de aprendizaje
a) Estrategias de gestión de recursos: “Organización del ambiente de estudio”
(Deese & Deese, 1979); “Apoyo de los otros” y “Obtención de información”
(Weinstein y Mayer, 1986).
b) Estrategias de secuenciación: “Gestión del tiempo” (Weinstein y Mayer,
1986), “Planificación” y “Recreación” (Straka, Nenniger, Spevacek y
Wosnitza, 1996).
c) Estrategias de implementación: “Ensayo”, “Elaboración” y “Organización”
(Weinstein y Mayer, 1986).
Mecanismos de Control de la acción
a) Control cognitivo: concentración, atención básica y
preparación/predisposición (Goschke y Kuhl, 1993).
b) Control metacognitivo: Regulación, monitorización, como aquellos elementos
del problema y navegación orientada a la meta (Brown, Ferrara y Campione,
1983).
c) Control de motivación: Basado en la teoría de la expectativa-valor como la
formulación inicial en la teoría del arousal temprana y teoría de logro
temprana (McClelland, 1955; Atkinson, 1964; Berlyne, 1960).
Las estrategias de aprendizaje y los mecanismos de control de la acción darán lugar
a ciertos resultados. Normalmente estos resultados suponen un producto tangible y
comunicable que supone un reflejo de los distintos tipos de conocimiento adquiridos
(conocimientos procedimentales, conceptuales y/o actitudinales), y que permite la toma
de conciencia de esta adquisición. Tras la obtención de los resultados se debe producir
una evaluación que compare si los resultados finales satisfacen las demandas iniciales,
sirviendo así de retroalimentación y que puede servir para determinar las necesidades de
aprendizaje futuro y que contribuye una vez más a la toma de conciencia. Nenniger
(1999) señala dos constructos que intervienen en esta fase, el “diagnostico” que define
como los resultados y experiencias de aprendizaje basados en la diferencia subjetiva
entre la meta anticipada y el resultado de aprendizaje logrado, y la “atribución”, que a
su vez está constituida por tres dimensiones: Locus de control, Estabilidad y
Controlabilidad (Weiner, 1986), que sitúan la interpretación individual del resultado
logrado dentro de un marco de atribuciones casual.
La evaluación, a su vez, puede dar lugar a distintos tipos de resultados. Boekaerts
(1999) ha definido un episodio de aprendizaje como un patrón de comportamiento
dirigido a una meta en un contexto específico, que se desarrolla en el tiempo hasta que
se producen algunas de las siguientes situaciones:
a) El objetivo se logra. En este caso la necesidad habría sido satisfecha, aunque es
posible que durante el proceso haya dado lugar a la aparición de una nueva
necesidad;
b) El objetivo se logra parcialmente y se asume dicha situación o bien se retoma el
proceso para conseguir el objetivo de forma completa;
c) Se evalúa como inalcanzable, deja de ser atractivo o relevante en el contexto
actual.
Como podemos observar en la Figura 2.4., en el proceso del aprendizaje motivado
es necesario que se produzca una retroalimentación contingente a la propia tarea a
activa para hallar la respuesta correcta. Esto último es uno de los factores determinantes
para que el recuerdo de la nueva información tenga más peso que la concepción errónea.
Otro aspecto que desde los contextos informales se ha fomentado y manipulado con
mayor éxito que en otros contextos son los programas cooperativos. Entre dichos
programas encontramos los desarrollados específicamente para familias, cuya
importancia en entornos de presentación del patrimonio ya fue ampliamente
documentada en la literatura a finales de la década de los ochenta (e.g., Cone y Kendall,
1978; Diamond, 1986; Dierking, 1987; McManus, 1987;). Estos estudios pusieron de
manifiesto la importancia de la investigación sobre los programas para familias, por un
lado, porque suponen un alto porcentaje de la audiencia de los museos y, por otro,
porque constituyen un grupo que incluye individuos con distintas edades, con
experiencia vitales ligadas a partir de un complejo sistema de experiencias, creencias y
valores, lo que complica el diseño de un programa que satisfaga las necesidades
educativas de todos sus miembros. Estos estudios describieron la naturaleza compleja
de las interacciones familiares, subrayando los caminos por los cuales los programas
para familias invitan a los miembros a interactuar y a aprender juntos (Ellenbogen,
Luke, y Dierking, 2007). Algunas investigaciones realizadas en centros de ciencia
(Crowley y Jacobs, 2002) muestran que los niños acompañados por adultos en entornos
de presentación del patrimonio se enfrentan durante más tiempo a situaciones
específicas relacionadas con sus contenidos, siendo las experiencias que conllevan más
significativas. También se ha encontrado que las explicaciones de los padres ayudan a
los niños a crear interpretaciones de lo que están viendo.
Un ejemplo de programa específico para familias es el que ofrece el Museo
Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el cual se encuentra estructurado en tres fases. En
la primera, padres e hijos realizan una visita a determinadas obras de una de las
exposiciones mediante una guía didáctica. En este material escrito se ofrecen algunas
claves de aproximación artística, así como orientaciones para los adultos sobre cómo
plantear la visita. En esta primera parte se pretende informar y motivar a los padres
hacia contenidos específicos del museo, así como aportarles herramientas básicas para
que introduzcan a sus hijos en dichos contenidos. La segunda fase del programa
consiste en una obra de teatro de marionetas en la que se proponen múltiples lecturas de
las obras que han sido visitadas en la fase anterior. Por último, existe la posibilidad de
que padres e hijos se sienten para hacer actividades relacionadas con los contenidos
expositivos (Domingo, 2006).
Los programas educativos informales, en la medida en que carecen de un currículo
formal al que ceñir sus contenidos, aprovechan aspectos emocionales y motivacionales
para “enganchar” e impactar a los visitantes y a su vez atraer a otros nuevos. En muchos
casos el mensaje transmitido busca contactar directamente con los sentimientos del
observador, transmitir actitudes hacia el contenido expuesto. Uno de los primero
montajes del Museo del Holocausto de Houston, es una simple pregunta ante un mapa
de Europa donde aparece un montón de puntos que representan los campos de
concentración, trabajo y exterminio que estuvieron activos durante el periodo nazi. La
pregunta es: ¿Sabía usted que fueron tantos? Estos museos no pretenden transmitir
solamente lugares y fechas, pretenden sensibilizar y emocionar a un público hacia una
realidad concreta. La fuerza de los objetos y escenografía no puede ser comparada con
la abstracción que supone un libro. Además, tienen la ventaja de contar con una realidad
material contextualizada frente a la lejanía y la virtualidad de un documento, una