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PATOGENIA COVID-19

Juan Barraza 4-792-2470, Nidia Baxter 4-823-1899, Dahra Díaz EC-5-13, Alexa Morales 4-796-2056,
Eduardo Quintero 9-752-605
Desempeño del sistema inmunológico
Una forma en que el covid-19 parece burlar al sistema inmunológico es inhibiendo la producción de interferón,
una proteína que producen las células de la inmunidad innata cuando nuestro organismo entra en contacto con
un virus, con la intención de impedir que se introduzca dentro de la célula.
Uno de los mecanismos principales del SDRA es la denominada tormenta de citoquinas, o también síndrome
de liberación de citoquinas, la respuesta inflamatoria sistémica no controlada que resulta de la liberación de
grandes cantidades de citoquinas pro-inflamatorias (interleuquina (IL)-1b, IL-6, IL-10, IL-12, interferón (IFN-
alpha, IFN-gamma, TNF-alpha, y/o TGF-beta, etc.) y quimioquinas (CCL2, CCL3, CCL5, CXCL8, y/o CXCL10,
etc.) por células inmunoefectoras, como por ejemplo macrófagos activados por la infección por SARS-CoV,
MERS y SARS-Cov2.La tormenta de citoquinas causará SDRA y fallo orgánico múltiple, y finalmente conducirá
a la muerte en casos graves de infección. Otro concepto importante es el de linfohistiocitosis hemofagocítica
secundaria (sHLH), también conocida como síndrome de activación macrofágica (Karakike, 2019), que consiste
en un síndrome hiper-inflamatorio, frecuentemente poco reconocido, que se caracteriza por una
hipercitoquinemia fulminante y mortal con insuficiencia multiorgánica. El sHLH se desencadena con frecuencia
por infecciones virales (Kan, 2019). Las características principales de Shlh incluyen fiebre, citopenias e
hiperferritinemia. En SDRA se puede llegar a ver hasta en el 50% de los pacientes. Un perfil de citoquinas que
se asemeja a sHLH se asocia con la gravedad de la enfermedad COVID-19. De hecho, en un estudio
retrospectivo de casos confirmados de COVID-19 en Wuhan, la ferritina y la IL-6 estaban muy elevadas en
pacientes que fallecieron, claramente sugiriendo que la mortalidad puede deberse a hiperinflamación viral. Otro
aspecto importante en el sHLH es que la función citolítica de linfocitos T CD8+ y células NK puede estar
disminuida (entre otras cosas debido a una disminución de perforina), lo cual da como resultado una interacción
prolongada de los linfocitos líticos y células presentadoras de antígeno diana, lo que puede resultar en tormenta
de citoquinas pro inflamatorias, probablemente responsable del fallo multiorgánico. Por tanto, en pacientes con
COVID-19 severo podría tener interés determinar si la capacidad citotóxica y la expresión de perforina de las
células NK y de los linfocitos CD8 están disminuidas.
Patogenia
Según (Peiris, 2020) “el síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) es una consecuencia de una lesión
alveolar que produce daño alveolar difuso. La lesión provoca la liberación de citocinas proinflamatorias como el
TNF, IL-1, IL-6 e IL-8. Estas citocinas reclutan neutrófilos a los pulmones, donde se activan y liberan mediadores
tóxicos (ERO y proteasas) que dañan el endotelio capilar y el epitelio alveolar”.
Consecuencias: como deterioro del intercambio de gases, disminución de la distensibilidad pulmonar y aumento
de la presión arterial pulmonar.
Los coronavirus humanos inducen poco o ningún daño a la mucosa respiratoria. La descarga de la mucosa es
causada por la liberación de mediadores de las células huésped afectadas. El SARS-CoV y el MERS-CoV tienen
predilección por infectar los neumocitos alveolares en el tracto respiratorio inferior y, en consecuencia, causan
una neumonía viral grave.
SARS-CoV-2, puede transmitirse a través de gotículas y mediante microaerosoles a partir de las secreciones
respiratorias de infectados, posteriormente la proteína “SPIKE” del SARS-CoV-2 se une directamente con el
receptor ACE-2 humano de la superficie de la célula huésped facilitando la entrada del virus y su posterior
replicación. El 83% de las células que expresan ACE2 son células epiteliales alveolares tipo II (AECII), lo que
facilita la replicación coronaviral en el pulmón.
Según (Peng Zhou, 2020) “demostró que la sobreexpresión de ACE2 de diferentes especies en células HeLa
con ACE2 humano, ACE2 de cerdo, ACE2 de civeta (pero no ACE2 de ratón) permitió la infección y replicación
de SARS-CoV-2, lo que demuestra directamente que SARS-CoV-2 usa ACE2 como un receptor de entrada
celular”.
Estudios han demostrado que tanto SARS-CoV como MERS-CoV son capaces de inhibir la respuesta inmune
del IFN tipo I, crucial para detener la replicación viral. Según (Eakachai Prompetchara, 2020) “Se especula que
en una infección por SARS-CoV o MERS-CoV, el retraso de la IFN tipo I compromete el control viral temprano,
provocando una afluencia de neutrófilos hiperinflamatorios y macrófagos-monocitos. El aumento de estas
células produce como consecuencia un deterioro en el huésped infectado que se manifiesta como
inmunopatologías pulmonares, incluyendo neumonía o síndrome de distrés respiratorio agudo. En la infección
por SARS-CoV-2, se espera un escenario similar con un grado de variación en la interferencia inmunológica.

Afección a otros sistemas


Este virus se puede meter en las células que tienen unos receptores con angiotensina convertidora 2 y los
destruye.Estos receptores están ubicados en el aparato digestivo, en el pulmón e hígado por eso genera
problemas en esos órganos.
La afección al sistema pulmonar se propaga generalmente cuando una persona infectada tose o estornuda, y
rocía a otras personas. Durante los primeros días de infección invade rápidamente las células pulmonares
humanas, que se dividen en dos clases: las que producen moco y las que tienen bastones peludos llamados
cilios. La presencia constante del virus en las cavidades pulmonares tiende a inflamar dicha área y esta
inflamación también vuelve más permeables las membranas entre los alvéolos y los vasos sanguíneos, lo que
puede llenar los pulmones de fluido y afectar a la capacidad de oxigenar la sangre. En casos graves,
básicamente se inundan los pulmones y las personas son incapaces de respirar.
El COVID-19 podría infectar directamente el hígado, replicando y matando las células, o esas células pueden
constituir daños colaterales ya que la respuesta inmune del cuerpo al virus desencadena una reacción
inflamatoria severa en el hígado. También puede afectar las funciones del hígado de manera gradual aunque
dicho órgano no presente lesiones previas, alterando los niveles de las enzimas alanina aminotransferasa y
aspartato aminotransferasa, encargadas de descomponer proteínas y convertir el alimento en energía.
Los daños renales pueden ser una característica relativamente poco común de la enfermedad, pero sus
consecuencias son fatales. A medida que los riñones van filtrando sangre continuamente, las células tubulares
pueden atrapar el virus y causar una lesión transitoria o más leve, aunque podría ser letal si el virus penetra en
las células y comienza a replicarse. En los pacientes con el virus, la lesión renal aguda podría deberse a un
conjunto de causas, entre las que figura presión arterial baja, sepsis, consumo de medicamentos o un trastorno
metabólico.
También se ha descrito que el virus puede acceder a las células que revisten los intestinos y el colon,lo que
podría provocar los daños o la filtración de fluidos que se convierte en diarrea.
Morfología
Orthocoronavirinae, comúnmente conocidos como coronavirus, es una subfamilia de virus ARN monocatenario
positivos perteneciente a la familia Coronaviridae. El tamaño de sus genomas varía entre los 26 a 32
kilonucleótidos, siendo así los más grandes dentro de los virus ARN. Se subdivide en los géneros
Alphacoronavirus, Betacoronavirus, Gammacoronavirus y Deltacoronavirus.
Los coronavirus son virus de ARN de hebra positiva con envoltura de tamaño mediano cuyo nombre deriva de
su aspecto característico similar a una corona de puntas que se ve alrededor de la superficie en micrografías
electrónicas. Miden entre 120 y 160 nm de diámetro; tienen los genomas de ARN virales más grandes
conocidos, con una longitud de 27 a 32 kb. La membrana derivada del huésped está tachonada con picos de
glucoproteína y rodea el genoma, que está encerrado en una nucleocápside que es helicoidal en su forma
relajada pero asume una forma más o menos esférica en la partícula del virus.
La secuenciación del genoma completo y el análisis filogénico indicaron que el coronavirus que causa COVID-
19 es un betacoronavirus en el mismo subgénero que el virus del síndrome respiratorio agudo severo (SARS),
pero en un clado diferente. La estructura de la región del gen de unión al receptor es muy similar a la del
coronavirus SARS, y se ha demostrado que el virus usa el mismo receptor, la enzima convertidora de
angiotensina 2 (ACE2), para la entrada celular.
Manifestaciones clínicas
Según (McIntosh, 2020) “En la mayoría de los casos se presenta neumonía, acompañada de tos seca, fiebre,
disnea e infiltrados bilaterales en las radiografías toráxicas. En sí no existen manifestaciones clínicas específicas
del COVID-19 que la diferencie de otras infecciones virales respiratorias”. Las manifestaciones más comunes
eran:
Fiebre ≥ 38°C
Fatiga
Tos seca
Disnea
Opresión torácica

BIBLIOGRAFÍA
Eakachai Prompetchara, C. K. (20 de February de 2020). Immune responses in COVID-19 and potential vaccines: Lessons
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