Estos temas recalcan la importancia que tiene un diagnóstico tanto para la
dirección que tome el tratamiento o cuestiones legales de por medio, como para la subjetivación del paciente en su propia identidad. Una indagación gradual, sensible y delicada nos encamina en la construcción de un diagnóstico certero y útil; este abordaje es imprescindible en pacientes que han vivido experiencias de abuso, pero es básico tenerlo en consideración para el resto de los casos. Pudiera parecer reiterativo, pero omitir esto resulta perjudicial para el paciente.
En la base del tratamiento está un primer contacto que se enfoca en la
formación de una alianza de trabajo y en el aligeramiento de la angustia. Darle pauta al paciente para que exprese cómo se siente con el proceso y con el terapeuta, ayuda a crear un ambiente seguro y de confianza. Además, propiciar que el paciente hable de aquello que le brinda satisfacción le ayuda a motivar el trabajo terapéutico.