You are on page 1of 10

TEMA 29. La expansión de los reinos cristianos en la península ibérica.

ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
1. LA RECONQUISTA COMO CONCEPTO
2. PRIMEROS NÚCLEOS DE RESISTENCIA AL VALIATO
3. LOS SIGLOS IX-X
3.1. El reino de Asturias
3.2. La franja pirenaica
3.3. Castilla
3.4. Economía y sociedad
4. SIGLOS XI-XII
4.1. Siglo XI
4.2. Siglo XII
5. SIGLO XIII
6. ECONOMÍA Y SOCIEDAD

INTRODUCCIÓN
Dada la enorme complejidad del árbol genealógico y la inestabilidad del mapa político, hemos
dividido el proceso de colonización cristiana en siglos. Resumiremos en esta exposición los
principales factores que dieron forma a los reinos cristianos de la alta Edad Media y que culminarán
en la constitución de los reinos bajomedievales que en el futuro, con la atenuación de la amenaza
islámica, constituirán la Corona hispánica. La complejidad de esta exposición radica en que no
puede hablarse de entidades administrativas o estatales con límites bien definidos, y en que la
documentación aparte de escasa es poco fiable. Con lo cual, hablar de la alta Edad Media en el norte
peninsular es hablar de una mera aproximación a la realidad.

1. LA RECONQUISTA COMO CONCEPTO


Aunque el término persiste de manera coloquial, lo cierto es que está cargado de importantes
connotaciones ideológicas. Inicialmente llamada RESTAURACIÓN, es el trabajo del
noventayochista MENÉNDEZ-PIDAL el primero que entronca los diversos reinos cristianos
medievales con la desaparecida monarquía visigoda. Esta hipótesis fue la hegemónica durante
mucho tiempo, y de alguna manera trataba de hacer aún más profundas las raíces católicas y
europeas de la España de su tiempo.
Pero en los años 60, VIGIL Y BARBERO formularon una hipótesis más ajustada a la realidad: la
aristocracia visigoda gobernaba sobre una masa social heterogénea donde ellos eran una minoría, y
a menudo sobre población mal romanizada. La temprana oposición al islam no fue tanto cultural y
religiosa como política y pragmática. Sería posteriormente, a partir del siglo XI, cuando la empresa
de la Reconquista tomaría matices civilizatorios y universalistas. Esta hipótesis, al principio
marginal, es la que cuenta con más aceptación a día de hoy.
Aunque actualmente toma fuerza una corriente REVISIONISTA que, subrayando los grandes
esfuerzos de los cronistas tempranos por vincular los reinos a los antiguos reyes visigodos, validan
en parte la tesis noventayochista. Ciertamente los esfuerzos por construir un concepto común de
cristiandad frente al islam fueron muy precoces, pero es difícil entroncar científicamente los sucesos
que van desde la Batalla de Covadonga a la capitulación de Granada.
GARCÍA DE CORTÁZAR propone la siguiente definición de Reconquista: proceso progresivo de
colonización imbuido de estímulos culturales, religiosos y económicos, y además lo circunscribe
únicamente de los siglos XI al XIII. La Reconquista fue, efectivamente, algo real y es legítimo que
se llame como tal en virtud del ethos de la época. Pero por eso mismo ha de ser entendido en su
contexto artificial e ideológico.
2. PRIMEROS NÚCLEOS DE RESISTENCIA AL VALIATO
Sobre esta parte de la historia los documentos primarios escasean, con lo que abundan las
especulaciones. Como sabemos, para el 715 toda la Península fue conquistada y denominada Al-
Andalus. La resistencia militar fue escasa y en no pocas ocasiones el invasor recibió colaboración
por parte de una descontenta población hispanogoda por la creciente presión fiscal. Una parte de la
nobleza se convirtió al islam (linaje Casius pasa a Banu Qasy, por ejemplo) y otra huyó a
NARBONA, dejando sus tierras a disposición del invasor.
Pero parece que otro contingente capitaneado por Pelayo se refugia en las montañas de Asturias.
Los factores que permitieron el establecimiento de núcleos de resistencia cristianos en el norte
fueron la derrota del Valiato a manos de los merovingios en Poitiers y Tours, y un ciclo de malas
cosechas en la cornisa cantábrica que obligó a los musulmanes a replegarse hacia el Sur del Duero.
Esto, sumado a la revuelta de Pelayo, culminada en los sucesos de COVADONGA, de
interpretación discutida, propicia el nacimiento del núcleo de resistencia asturiano. Por otro lado, la
fuerte resistencia puesta por los francos en AQUITANIA Y SEPTIMANIA propiciaría el dique de
contención que haría nacer al núcleo aragonés y pamplonense. Al parecer los musulmanes no vieron
a estos núcleos, de momento, como una amenaza a tener en cuenta.

3. SIGLOS IX-X

3.1. El reino de Asturias


A las puertas del siglo IX el Reino de Asturias despunta bajo los
reinados de ALFONSO II EL CASTO gracias al impulso dado al
cristianismo. Alfonso II gobernaba sobre los decadentes restos de la
aristocracia visigoda, y encontró en la religión el elemento aglutinante
para ser apoyado en su proyecto político. Aunque tímidamente, el
reino se expande por las actuales Galicia y Cantabria, y hacia el sur
propiciando el nacimiento del REINO DE LEÓN. Según las Crónicas,
el obispo TEODOMIRO descubre en la ciudad de los campos de
estrellas la tumba del Apóstol Santiago, concediendo al rey Alfonso II
el título de “primer peregrino”.
Entrado ya el siglo IX, Alfonso II lleva a cabo un importante
programa de reformas políticas. Restaura el CÓDIGO DE
RECESVINTO (Liber Iodicorum) y convierte Santiago en un foco de
influencias europeizantes; lo que sumado a la homogeneidad
arquitectónica y eclesiástica revestirá su tierra de un aura civilizatoria.
Alfonso II el Casto
En el siglo siguiente (X) podemos
destacar el reinado de FRUELA II EL LEPROSO, que unifica
los reinos de Asturias y León, previamente repartidos en
herencia, y traslada la capital de Oviedo a LEÓN. En plena
crisis del emirato, se ampara en el derecho godorromano,
concibiendo el APRISIO como un método de poblamiendo
legítimo para ocupar las tierras abandonadas por los
musulmanes. En esta época, además, se reciben importantes
contingentes de población mozárabe, agobiados por la subida
de impuestos (chizya) del emirato.
Fruela II el Leproso
3.2. La franja pirenaica
Una pequeña franja al sur de los Pirineos fue ganada por Carlomagno en liza con el Emirato de
Córdoba a finales del siglo VIII, pero el fracaso de la política hispánica del mismo le hace
retroceder hacia el norte. A comienzos del siglo IX, esta franja se convierte en más de una quincena
de condados de endeble administración militar, a cuyo gobierno ascienden paulatinamente las
dinastías locales.
La independencia del REINO DE PAMPLONA
se data en el 824 de la mano de ÍÑIGO
ARISTA, apoyado por los BANU QASI de la
marca superior andalusí (con los que estaba
emparentado) y por el obispado local. La
dinastía Arista sería sustituida por la DINASTÍA
JIMENA, inaugurada en Pamplona por
SANCHO GARCÉS I en el 905.
Los siguientes en independizarse serían los
condes catalanes bajo la batuta de WILFREDO Sancho Garcés I
I EL VELLOSO, en la segunda mitad del siglo X. Este rompe la dinámica
de vasallaje con el poder franco y se ve con fuerzas para instaurar su propia
dinastía condal, la cual durará hasta el siglo XV, ya con
Íñigo Arista la corona de Aragón bien consolidada. Los condados de
la actual Cataluña jugaron un papel ambiguo, haciendo como intermediarios
entre el comercio del Califato con los francos. Parece que no puede hablarse de
plena independencia hasta que a finales del siglo X Almanzor saquea la ciudad
de Barcelona.
Es en estas áreas cuando se produce el primer intento de trascender la dinámica
provincial, aunque existe polémica histórica al respecto. De la mano de
SANCHO III EL MAYOR, rey de Pamplona de la dinastía Jimena, a finales del
siglo X se unifica brevemente el área de Aragón,
Castilla y Navarra. Aunque después de su muerte
se reparten estas áreas entre sus hijos, existen
evidencias de la autodenominación de Imperator Wilfredo I el Velloso
Totius Hispaniae durante su reinado. Aunque en realidad considerarlo
“el primer rey de España” carecería de fundamento, ya que en la
práctica solo significó la imposición de una dinastía que brevemente
controló parte del territorio ganado a los musulmanes.
Sancho III el Mayor
3.3. Castilla
En un principio, nace sencillamente como un área condal
fronteriza subordinada formalmente al el reino de León. Se
trataba de una zona conflictiva tanto por las continuas razzias
de los musulmanes como por la ingobernable población
indígena mal romanizada. La organización consistía en
aldeas que funcionaban por derecho consuetudinario con el
pastoreo como actividad económica principal, por lo que
muchos sitúan el germen de los privilegios forales en estas
zonas.
Muy pronto los condes castellanos comenzarán a recelar de
la aristocracia leonesa, ya que las características de los
condados de Castilla exigían un gobierno propio basado en
caudillos militares que dieran órdenes con rapidez. Y así era,
de facto, por lo que no tardaron en ganar autonomía. En la
primera mitad del siglo X se habla de un fundador semi-
legendario de la primera dinastía castellana: FERNÁN
GONZÁLEZ DE LARA. Aunque no puede hablarse
propiamente de “independencia”, lo cierto es que la dinastía
DE LARA se hace fuerte progresivamente y forja la Fernán González
especifidad castellana.
3.4. Economía y sociedad
Aún no puede hablarse de una plena sociedad feudal ya que no existe tal
base económica. Lo que sí existe es un cúmulo de relaciones señoriales
embrionarias, casi meramente ideológicas, por lo que algunos autores
MOXÓ han propuesto hablar de un feudalismo propiamente ibérico más
amplio. En cualquier caso, la base de la economía es una actividad agraria
atomizada y atrasada que en pocas ocasiones rebasa la línea de
subsistencia, lo cual contrasta con la intensiva agricultura del califato
vecino.
El resultado es un comercio residual y casi anecdótico, si exceptuamos
ciertos núcleos de Barcelona o Navarra. Esto lo evidencia el hecho de que
la acuñación de moneda es insignificante en relación al uso extendido de
monedas carolingias y musulmanas. En la mayoría de zonas, el comercio se
reduce al intercambio elemental entre aldeas sustentado por el trueque.
A pesar de tratarse de una agricultura atrasada en términos comparativos, lo
cierto es que en términos absolutos trajo un modesto empuje demográfico
gracias a la consolidación de nuevas técnicas como el molino de agua o los
herrajes. Sin embargo, la base seguía siendo la roturación de tierras en
torno a los desiertos del valle del DUERO, LA RIOJA y CATALUÑA LA
VIEJA, por lo que la productividad
seguía siendo muy limitada. En este
punto, los colonos comenzaron a dar
forma a los primeros
PATRIMONIOS SEÑORIALES,
Escudo de Aragón
fruto de las concesiones regias a
familias y a cargos eclesiásticos, germen del posterior
feudalismo propiamente dicho. Pero aún no puede hablarse
en términos estrictos de una sociedad feudal, ya que no existe
dualidad entre campesinos y guerreros.
La sociedad cristiana peninsular de los siglos VIII-X es
eminentemente rural. Dada la indiscutible hegemonía
musulmana, las ciudades se construyen alejadas de las Estandarte Jimena
principales vías romanas: Astorga, Pamplona, Barcelona… etc. Estas ciudades funcionaban más
como sedes administrativas y eclesiásticas que como burgos medievales, ya que la mayoría de la
población estaba en el campo. Sin embargo, la actividad cultural en estas ciudades administrativas
fue muy importante: se produjo cierta recuperación de la cultura clásica y una puesta en valor de
obras propias como los comentarios del Beato de Liébana, además de
recuperar el derecho godorromano. Por no hablar,
por supuesto, del influjo de influencias europeizantes
que acogería el camino de Santiago y la unidad del
arte prerrománico, con manifestaciones tan excelsas
de orfebrería y objetos suntuarios.

4. SIGLOS XI-XII

4.1. Siglo XI
Este siglo está marcado por el cese formal del
califato de Córdoba y la fragmentación en más de 26
reinos de taifas. Los cristianos, lejos de concebir aún
la unión para sofocar al islam, se convierten en

Alfonso VI el Bravo
Fernando I el Magno (Jimena)
(Jimena)
beneficiarios de la política de parias: gravámenes económicos de diversa índole hacia los reyezuelos
musulmanes, con tal de asegurar la paz o la protección.
En la fachada occidental asistimos a una hegemonía de la dinastía JIMENA. El actual conde de
Castilla, FERNANDO I EL MAGNO, consigue anexionarse por su cuenta el reino de Navarra. Más
tarde, al seguir formalmente siendo vasallo de León, mediante una mezcla de diplomacia, prebendas
y armas (BATALLA DE TAMARÓN, 1037) consigue unificar en el mismo ente territorial a
CASTILLA, NAVARRA Y LEÓN. Esta unión sería breve, pero fundamental para consolidar la
influencia de los jimenos. De esta misma dinastía, ALFONSO VI EL BRAVO es de los primeros en
dar un aviso serio al islam ocupando la taifa de Toledo en 1085.
En la fachada oriental, por la misma época, una rama de los Jimena que nace con
uno de los descendientes de Sancho III el Mayor (RAMIRO I) se hace fuerte: la
CASA DE ARAGÓN. Esta casa se ocupa de hegemonizar el área aragonesa, a la
vez que entabla contacto con las principales dinastías francas y con el papado,
aprovechando la cercanía geográfica.

4.2. Siglo XII


Ramiro I
Dos hechos fundamentales van a marcar este siglo: la emergencia del poder
(fundador de
almorávide y almohade, que hará retroceder al ámbito
casa de Aragón)
cristiano, y la intervención cada vez más frecuente de
potencias extranjeras, que irá forjando poco a poco el espíritu de cruzada.
En la fachada occidental, asistimos a la entrada de la CASA BORGOÑA en
Castilla, al casarse URRACA (hija de Alfonso VI el Bravo) con un noble
francés. El hijo de este enlace, ALFONSO VII, sube al trono con los
estandartes jimenos y borgoñeses. Tomará el sobrenombre de EMPERADOR
(algo similar a la maniobra de Sancho III, con pocas trascendencia) y al
fracasar su proyecto unificador con la fachada oriental, pone su mirada en el
sur. Su objetivo ahora es establecer alianzas con las taifas contrarias al poder
almorávide, cuando no alentar rebeliones entre la población mozárabe para
facilitar su penetración en estos lugares.
Sin embargo, en virtud de su testamento, en el 1150
divide el reino entre sus hijos, propiciando la
SEPARACIÓN ENTRE CASTILLA Y LEÓN. La Alfonso VII el
historia de estos reinos a lo largo del resto del siglo va a Emperador
consistir en serias disputas territoriales alternadas
con la expansión hacia el sur.
También por esta época se produce la separación del
CONDADO DE PORTUGAL (1140) por parte de
ALFONSO ENRIQUES, antes subordinado a
Castilla y León. Siete años más tarde, ocupa Lisboa
con la ayuda de una flota anglo-flamenca.
En Aragón, ya separado de Navarra y bajo el mando
Alfonso Enríquez de de ALFONSO I EL BATALLADOR, se inicia una
Portugal expansión hacia el Sur desde La Jaca, consiguiendo
ocupar la taifa de Zaragoza, importante enclave musulmán.. Es entonces
cuando la sobrina de Alfonso I, PETRONILA, aún una niña, es casada con
el conde RAMÓN BERENGUER IV DE BARCELONA. Esto significó una
unión entre la Casa de Aragón y los condes de Barcelona, que perfilaron los
primeros rasgos confederados de la futura Corona de Aragón. Todo apunta a
que este movimiento se hizo para compensar la fuerza de Castilla. Este
movimiento fue fundamental para dar un impulso a la posterior expansión Alfonso I el Batallador
(Aragón)
marítima del reino de Aragón, además de para situarlo en la órbita política francesa, dándole sus
rasgos específicos respecto a Castilla.

A pesar de la evidente desunión y las constantes guerras entre cristianos


peninsulares, el panorama era completamente distinto. El poder islámico
peninsular se había disgregado: si bien el imperio de Marrakesh era un
adversario militar temible, estaba igualmente descompuesto por luchas
internas. Los almohades no fueron sino una reacción rigorista a los
ceneghíes andalusíes, por lo que su mera presencia en la península fue una
constante pugna a tres bandas. Por otro lado, todos los reinos peninsulares
disfrutaban de vínculos sólidos con la cristiandad occidental: León y Castilla
acogían a los peregrinos francos de la ruta Xacobea, Navarra se unía
estrechamente con los occitanos, y aragoneses y barceloneses disfrutaban de
unas relaciones privilegiadas con el Papado. Lo que la desunión impedía, la
cristiandad lo facilitaba.
Así fue que por el siglo XII aparecen las primeras crónicas que hacen alarde
de un espíritu de cruzada y de una vocación civilizatoria, llenas de laudas al
obispado y a los caballeros del estandarte de Cristo. Las CRÓNICAS DE
Petronila y Ramón
ALBELDA, por ejemplo, tratan de establecer una línea entre Chindasvinto,
Berenguer IV
Alfonso el Casto y los soberanos de la época, como si todo se hubiera
tratado de una gran empresa imperial. Estas mismas crónicas, tomadas por válidas durante mucho
tiempo, han sido calificadas por estudiosos como SÁNCHEZ ALBORNOZ de legendarias.

5. SIGLO XIII

A las puertas del siglo XIII, el reino de Castilla sufre una


proverbial derrota en ALARCOS (1195) de mano de los
almohades, lo cual hará que los segundos tomen posiciones
en Castilla y que el reino se desestabilizase gravemente
durante una década. En esta coyuntura, ALFONSO VIII EL
NOBLE aprovecha para alertar al Papado ante el aparente
avance almohade. Para ello fue indispensable la
intervención del OBISPO JIMÉNEZ DE RADA,
abanderado de la necesidad de frenar el avance musulmán
estableciendo una Cruzada. Con una serie de hábiles Jiménez de Rada
maniobras, consigue convencer a INOCENCIO II para que
movilice a órdenes militares y potencias extranjeras.
Se consigue establecer una coalición entre CASTILLA, ARAGÓN Y NAVARRA.
Gracias al llamamiento a la Cruzada, acuden como apoyo
voluntarios portugueses y leoneses, además de caballeros
de las órdenes del TEMPLE, CALATRAVA,
SANTIAGO Y HOSPITAL DE SAN JUAN.
Aprovechando la campaña del almohade AL-NASIR
(“Miramamolín”) contra los últimos focos almorávides,
Alfonso VIII el lo sorprenden cerca de La Carolina y aplastan a sus
Noble tropas en las NAVAS DE TOLOSA DE 1212. Esta
derrota marcaría el declive en adelante del poder
almohade.
A partir de este punto, la Reconquista avanza gracias a las órdenes
militares amparadas en las indulgencias papales y en los repartos de tierra
prometidos. Así, se efectúa la conquista de Jaén y Córdoba por
FERNANDO III EL SANTO, que vuelve a unir Castilla y León. Su
Fernando III el Santo
descendiente ALFONSO X EL SABIO acaba con los focos benimerinos en CÁDIZ. En el lado
aragonés, JAIME I EL CONQUISTADOR se expande hacia las Baleares y el Levante.

6. ECONOMÍA Y SOCIEDAD

De los siglos XI al XIII dos van a ser los condicionantes que


darán forma a una nueva sociedad: primero, el empuje
demográfico propiciado por las mejoras agrícolas, subsidiarias
del ámbito musulmán. Y después, las dinámicas de repoblación
de tierras conquistadas basadas en fueros, cartas pueblas o
concesiones a familias y órdenes militares. En torno al siglo
XII, la agricultura rebasa la línea de subsistencia y ello permite
la sustentación de la pirámide feudal. Por razones tanto
geográficas como económicas, van a formarse dos ámbitos
sociales bien diferenciados: Castilla y Aragón, al margen de
divisiones políticas.
Castilla va a mantener un orden dependiente de las actividades
agropastoriles, lo que se expresará en sus ciudades. Con el
desarrollo de este sector, la producción de materia prima lanar Jaime I el Conquistador
jugará un papel fundamental en su economía, exportándola a través de los puertos de Cantabria y
Sevilla e intercambiándola por tejidos manufacturados. La industria es casi siempre subsidiaria de
esta actividad, y la oligarquía castellana va a estar relacionada con la misma. El comercio va a sufrir
un empuje, como muestran las sucesivas e importantes ferias ganaderas, pero no lo suficiente como
para competir en esta materia con Aragón. Muestra de ello es su adopción de monedas árabes como
el MARAVEDÍ.
Aragón, sin embargo, va a invertir los excedentes de la acumulación feudal en la hegemonía
comercial, siendo Barcelona el lugar por el que pasaban los tributos y las mercancías. La industria
textil, naval y metalúrgica se hace fuerte, y Aragón pone su mirada en el Mediterráneo. La
concentración monetaria de las ciudades propicia la concentración de obreros y artesanos, que pasan
de la organización en gremios a las cofradías. Algunas ciudades viven una auténtica revolución
urbana, y las monedas europeas proliferan por el reino.
Esto perfila dos maneras de gobernar bien distintas. Puede decirse que el gobierno castellano es una
monarquía feudalizante que concibe el reino como un conjunto de señoríos que a su vez el rey
señorea. Esto significa que en el PALATIUM entrarán como cargos los principales señores feudales
y los oligarcas ganaderos, apoyándose además en el organismo consultivo de las Cortes, por lo que
la monarquía se aseguraba de alinear sus intereses con la oligarquía. El palatium entonces
funcionaba como un verdadero organismo centralizador.
Aragón asume un modelo plenamente feudal, la MONARQUÍA PACTISTA. Concibe el reino como
una confederación de tres estados (Aragón, condado de Cataluña y Valencia), en los que el rey
asume laborales militares y territoriales. La monarquía otorga privilegios y respeta las instituciones
y el derecho local, a cambio de un juramento de vasallaje. Este modelo es más proclive a la libre
actividad comercial, pero también a las presiones de la oligarquía en materia de gobierno.

ANEXO: ESQUEMA

1. SIGLOS IX-X
Asturias-León: Alfonso II el Casto, Fruela II el Leproso.
Marcas hispánicas: Wilfredo I el Velloso.
Pamplona/ Navarra: Sancho III el Mayor.
Castilla: Fernán González. Casa de Lara.
2. SIGLOS X-XII
Castilla-Navarra: Fernando I el Magno (conde de Castilla, anexiona Navarra). Alfonso VI el
Bravo (ocupa Toledo). Alfonso Enríquez (Alfonso I de Portugal). Alfonso VII el Emperador (a su
muerte divide Castilla y León).
Aragón: Ramiro I (funda casa Aragón). Alfonso I el Batallador (ocupa Zaragoza). Petronila
(sobrina del Batallador) y Ramón Berenguer IV de Barcelona.

3. SIGLO XIII
Castilla: Alfonso VIII el Noble → Fernando III el Santo (Córdoba y Jaén). Alfonso X el Sabio.
Aragón: Jaime I el Conquistador.

Por orden de aparición: Alfonso II el casto, Fruela II el leproso, Sancho III el mayor, Wilfredo I el
velloso, Fernán González. Fernando I el Magno, Alfonso VI el bravo, Alfonso Enríquez. Ramiro I,
Alfonso I el batallador, Petronila, Ramón Berenguer IV. Alfonso VIII el noble, Fernando III el
santo, Alfonso X el sabio, Jaime I el conquistador.
16 personajes y 6 se llaman Alfonso.
Alfonsos: A II casto, A VI bravo, A Enríquez, A I batallador (Aragón), A VIII noble, A X sabio.

750
910
1000

You might also like