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Esbozo Histórico y Reflexión Sistemática
Esbozo Histórico y Reflexión Sistemática
Profesor: Alumna:
C.I: 29.697.503
Telf. 0412-022-69-07
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ESBOZO HISTÓRICO Y REFLEXIÓN SISTEMÁTICA
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corderos primales. De la misma forma el sumo sacerdote, una vez al año, ofrecía un sacrificio
de expiación por él y por todo el pueblo.
Un sacrificio de este tipo es el que celebró inicialmente Aarón, y que tras el mandato
perpetuo dictado por Yahveh, tenían que continuar celebrándolo los sumos sacerdotes el día
décimo del mes séptimo. Este tipo de sacrificios son interpretados en el Nuevo Testamento
como la imagen profética del sacrificio de Jesucristo.
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competían hablar en Espíritu, estimulaban a la comunidad a seguir la doctrina del Señor, a
través de la instrucción, siendo una de sus facultades dar gracias en la Eucaristía. Cabe
resaltar que los profetas que tenían la doble competencia: anunciar el evangelio y celebrar la
Eucaristía, sustituían a los obispos, ya que tenían el mismo llamado ministerial
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MISIÓN APOSTÓLICA Y SACRAMENTALIDAD SACERDOTAL EN EL
VATICANO II
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La Comprensión de los Sacramentos, después de Trento.
Sacramento es un signo sensible instituido para conferir cierta santificación, y para significar
la verdadera santidad del alma. También podemos afirmar que el sacramento es una
ceremonia sagrada y sensible que santifica de alguna manera a los hombres, y que por razón
de institución significa la verdadera santidad del alma". A principios del siglo XIX se inició
en Alemania una importante renovación teológica y eclesiológica encabezada por el profesor
de Tubinga Juan Sebastián Drey (1777-1853), la cual tuvo como principal expo-nente a Juan
Adam Mohler (+1838), y cuya influencia llegó hasta el Concilio Vaticano II.
Apóstol es una palabra griega y significa enviado. Y el primer enviado es Jesucristo ya que Él
mismo recibió la primera Misión, el primer mandato apostólico de parte de su Padre divino.
Él debía venir a este mundo, introducirse en nuestra historia, para proclamar la cercanía y la
llegada del Reino de Dios.Y después él envía, a los doce apóstoles. les dará el mandato
definitivo “por todo el mundo, anunciad el evangelio a toda la creación” Será el
cumplimiento de aquella palabra del Señor y esta es la meta de toda la iglesia. La Iglesia es
apostólica, es misionera, es enviada al mundo. Y no es por propia decisión, sino por voluntad
expresa de Cristo.
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sacramento que fue la cuna de nuestra vida cristiana, misión que después se nos entregó
personalmente en la Confirmación.
Ser apóstol es hacer crecer la Iglesia conquistando nuevos miembros, a su vez, conducir a sus
miembros actuales a mayor plenitud espiritual. Ser apóstol es serlo no sólo con la palabra,
sino con la vida, con el ejemplo. Todos tenemos anhelos y sentimos interés por el bien
espiritual de los demás, en especial de nuestros seres queridos, parientes, compañeros de
trabajo y de comunidad. Siguiendo a Cristo bajo la acción del Espíritu Santo, las misioneras y
misioneros se disponen a vivir y transmitir el Evangelio, con el sacrificio de su vida y de su
fama, fieles al mayor testimonio de amor.
La misión del sacerdote se dirige a que toda la humanidad se convierta en Eucaristía, acción
de gracias y alabanza, culto a Dios y caridad hacia el prójimo
El sacramento del Orden es conferido por la imposición de las manos seguida de una oración
consecratoria solemne que pide a Dios para el ordenando las gracias del Espíritu Santo
requeridas para su ministerio. La ordenación imprime un carácter sacramental indeleble.
La Iglesia confiere el sacramento del Orden únicamente a varones bautizados, cuyas aptitudes
para el ejercicio del ministerio han sido debidamente reconocidas. A la autoridad de la Iglesia
corresponde la responsabilidad y el derecho de llamar a uno a recibir la ordenación.
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En la Iglesia latina, el sacramento del Orden para el presbiterado sólo es conferido
ordinariamente a candidatos que están dispuestos a abrazar libremente el celibato y que
manifiestan públicamente su voluntad de guardarlo por amor del Reino de Dios y el servicio
de los hombres. Corresponde a los obispos conferir el sacramento del Orden en los tres
grados.
Este sacramento configura con Cristo mediante una gracia especial del Espíritu Santo a fin de
servir de instrumento de Cristo en favor de su Iglesia. Por la ordenación recibe la capacidad
de actuar como representante de Cristo, Cabeza de la Iglesia, en su triple función de
sacerdote, profeta y rey.
La Iglesia santa, por voluntad divina, está ordenada y se rige con admirable variedad. El
pueblo elegido de Dios es uno "Un Señor, una fe, un bautismo" (Ef. 4,5). Ante Cristo y ante
la Iglesia no existe desigualdad alguna en razón de estirpe o nacimiento, condición social o
sexo, porque "no hay judío ni griego, no hay siervo ni libre, no hay varón ni mujer. Pues
todos vosotros sois "uno" en Cristo Jesús" (Gal., 3,28; cf. Col., 3,11). Aunque no todos en la
Iglesia marchan por el mismo camino, sin embargo, todos están llamados a la santidad y han
alcanzado la misma fe por la justicia de Dios (cf. 2; Pe., 1,1). Y si es cierto que algunos, por
voluntad de Cristo, han sido constituidos para los demás como doctores, dispensadores de los
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misterios y pastores, sin embargo, se da una verdadera igualdad entre todos en lo referente a
la dignidad y a la acción común de todos los fieles para la edificación del Cuerpo de Cristo.
La diferencia que puso el Señor entre los sagrados ministros y el resto del Pueblo de Dios
lleva consigo la unión, puesto que los pastores y los demás fieles están vinculados entre sí por
necesidad recíproca; los pastores de la Iglesia, siguiendo el ejemplo del Señor, pónganse al
servicio los unos de los otros, y al de los demás fieles, y estos últimos, a su vez asocien su
trabajo con el de los pastores y doctores. De este modo, en la diversidad, todos darán
testimonio de la admirable unidad del Cuerpo de Cristo; pues la misma diversidad de gracias,
servicios y funciones congrega en la unidad a los hijos de Dios, porque "todas estas cosas son
obras del único e idéntico Espíritu" (1 Cor., 12,11).
Con el otorgamiento de este sacramento se reciben varios efectos de orden sobrenatural que
le ayudan al cumplimiento de su misión. Siendo estos, el carácter indeleble, diferente al del
Bautismo y el de la Confirmación, pues constituye al sujeto como sacerdote para siempre. Lo
lleva a su plenitud sacerdotal, perfecciona y capacita para ejercer con facilidad el poder
sacerdotal. Todo esto es posible porque el carácter configura a quien lo recibe con Cristo. Lo
que hace que el sacerdote se convierta en ministro autorizado de la palabra de Dios, y pueda
ejercer la misión de enseñar. Así mismo, se convierte en ministro de los sacramentos, en
especial de la Eucaristía, ejerciendo el poder de santificar. Además, se convierte en ministro
del pueblo, ejerciendo el poder de gobernar.
Otro efecto de este sacramento es la potestad espiritual. En virtud del sacramento, se entra a
formar parte de la jerarquía de la Iglesia, la cual podemos ver en dos planos. Una, la jerarquía
del Orden, formada por los obispos, sacerdotes y díaconos, que tiene como fin ofrecer el
Santo Sacrificio y la administración de los sacramentos. Otra es la jerarquía de jurisdicción,
formada por el Papa y los obispos unidos a él. En este caso, los sacerdotes y los diáconos
entran a formar parte de ella, mediante la colaboración que prestan al Obispo del lugar.
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CONCLUSIONES
Cristo eligió a doce apóstoles, entre sus numerosos discípulos, haciéndoles partícipes de su
misión y de su autoridad. Desde entonces hasta hoy es Cristo quien otorga a unos el ser
Apóstoles y a otros ser pastores. Por lo tanto, el ministro del Sacramento del Orden es el
Obispo, descendiente directo de los Apóstoles. Los obispos válidamente ordenados, es decir
que están en la línea de la sucesión apostólica, confieren válidamente los tres grados del
sacramento del orden. Así consta en los Concilios de Florencia y de Trento.
Sin embargo es bien sabido que todos estamos llamados a impartir la palabra de Dios, a
través de las buenas acciones, enseñanzas y su palabra, la misión corresponde a todo el
pueblo de Dios, cada cristiano, si quiere ser un miembro vivo de la Iglesia, tiene que ser un
apóstol, un misionero, quien nace en el Bautismo, misión que después se entrega
personalmente en la Confirmación.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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