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La Entrevista, Los Sistemas de Clasificación y Los Instrumentos Diagnósticos Generales
La Entrevista, Los Sistemas de Clasificación y Los Instrumentos Diagnósticos Generales
sistemas de clasificación
y los instrumentos
diagnósticos generales
PID_00247476
Pedro Salmerón Sánchez Cristina Giménez García Antoni Baena García Rubén Nieto Luna
Doctor en Psicología por la Uni- Doctora en Psicología por la Uni- Doctor en Investigación Psicológi- Doctor en Psicología Clínica y de
versidad Jaume I y miembro del versidad Jaume I y especialista en ca por la Universidad Ramon Llull, la Salud por la Universidad de Bar-
equipo de investigación Psicolo- Psicología Clínica de la Salud, pro- y especialista en el tratamiento y celona. Profesor responsable a la
gía de la Salud: Prevención y Tra- fesora del Departamento de Psico- control del tabaquismo con más Universitat Oberta de Catalunya,
tamiento de la misma universidad. logía Básica, Clínica y Psicobiolo- de veinte años de experiencia. In- donde coordina asignaturas del
Actualmente, compagina su ac- gía, y miembro del equipo de in- vestigador y gestor de proyectos Área de Personalidad, Evaluación y
tividad docente universitaria con vestigación Psicología de la Salud: de la Unidad de Control del Taba- Tratamientos Psicológicos.
la práctica clínica en Lambda Va- Prevención y Tratamiento. co del Instituto Catalán de Onco-
lencia, en los ámbitos de la pro- logía, principalmente en proyectos Sus principales intereses en cuanto
moción de la salud sexual y la pre- de asesoramiento y formación de a la investigación son la psicología
vención primaria y secundaria de profesionales y de uso de las TIC de la salud, y más concretamente
la infección por VIH, hepatitis C y en el control y la mejora de la sa- el dolor crónico, y la aplicación de
otras ETS, y de la intervención psi- lud. las nuevas tecnologías en psicolo-
cológica con personas que viven gía clínica y de la salud.
con VIH.
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© FUOC • PID_00247476 La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...
Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 6
1. La entrevista........................................................................................ 7
1.1. Definición y objetivo .................................................................. 7
1.2. Tipos de entrevista ...................................................................... 8
1.3. Entrevista como proceso de comunicación ................................ 9
1.4. Aspectos que pueden dificultar el proceso comunicativo ........... 12
1.5. La formulación y el tipo de preguntas ....................................... 13
1.6. Estructura de la entrevista .......................................................... 15
1.6.1. Preparación e inicio de la entrevista ............................. 15
1.6.2. Cuerpo de la entrevista: bloques y aspectos que
explorar .......................................................................... 16
1.6.3. Cierre .............................................................................. 19
1.6.4. Inicio de las sesiones siguientes .................................... 20
1.7. Aspectos prácticos de la entrevista ............................................. 21
1.7.1. Aspectos organizativos ................................................... 21
1.7.2. Aspectos que dificultan el desarrollo de la entrevista .... 25
Bibliografía................................................................................................. 53
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Introducción
Objetivos
3. Potenciar una visión crítica de estos manuales que considere tanto sus
aportaciones a la práctica clínica como sus posibles carencias.
1. La entrevista
De entre las ventajas que nos facilita una entrevista podemos destacar las si-
guientes:
• Requiere una experiencia clínica elevada por parte del psicólogo, dado que
puede surgir información muy variada y no previsible. Si no se tiene expe-
riencia, será difícil dar una buena respuesta o conducirla adecuadamente.
Ejemplo
Pablo es un psicólogo novel. Hoy recibe a Laia, una chica que, según ha dicho cuando ha
llamado para pedir visita, tiene problemas con el orden y la manera de hacer las cosas.
No soporta que las cosas no estén perfectas y esto muchas veces la paraliza. Pablo, a partir
de esta información, se prepara un guion para una entrevista semiestructurada y se siente
capaz de tratar el problema de Laia. Ella, en mitad de la entrevista, añade que su problema
empezó a partir del abuso sexual que sufrió de pequeña en la escuela. Tenía un maestro
que al cabo de los años fue encarcelado por abusos repetidos. Les decía a las alumnas que
le tenían que hacer tocamientos porque no se habían portado bien o no habían hecho
el trabajo perfecto. Esto genera en Laia esta necesidad de perfección en todo lo que hace.
Cuando Pablo escucha esta información no sabe cómo obrar, se queda paralizado y, dado
que no estaba preparado y no tiene formación sobre este tipo de situaciones, sigue con
su guion de preguntas. Laia siente que Pablo no la ha entendido y no vuelve a la segunda
visita que habían fijado.
Hay que destacar que los diferentes tipos de entrevista no son incompatibles
durante la evaluación o el seguimiento de una persona. En determinados mo-
mentos incluso pueden ser complementarias, ya que al combinarlas se puede
conseguir una información más completa de la realidad y del contexto de la
persona.
Variables�que Fase inicial del proceso Fase inicial o intermedia Fase de diagnóstico o
hay�que�consi- terapéutico del proceso confirmación del proble-
derar ma
De entre las características que tiene la entrevista y que son compartidas con
la comunicación interpersonal destacan las siguientes:
• Dificultades del entorno: hay determinadas causas físicas que pueden ha-
cer complicado el desarrollo de la entrevista; por ejemplo, aspectos rela-
cionados con el medio ambiente, como los ruidos del aire acondicionado,
el tráfico de la calle, una temperatura inadecuada; con el espacio donde
tiene lugar la entrevista, sus dimensiones o su mobiliario, o con nuestra
actividad profesional, como por ejemplo interrupciones del teléfono, una
persona que abre la puerta, etc.
• Dificultades del emisor: son aspectos propios del emisor relacionados con
el código (coherencia del mensaje, redundancia, etc.) o bien relacionados
con sus habilidades personales, como por ejemplo filtros y actitudes nega-
tivas, falta de habilidades sociales, falta de autocontrol emocional, etc.
También puede que se produzca una situación difícil promovida por el entre-
vistado, que ya hemos comentado en el módulo “La evaluación en psicología
clínica y de la salud: aspectos prácticos” de esta asignatura: la creencia de que
el terapeuta no tiene los conocimientos adecuados sobre su problemática, o
el error del profesional de interpretar cómo es una persona según la ropa que
lleva, hecho que también puede ser causado por una interpretación equivo-
cada de la comunicación. Con todo esto, hacemos referencia al sesgo de co-
nocimientos. También encontramos el sesgo de transmisión, que se produce
cuando el mensaje que recibe el receptor es falso o engañoso, de modo que
cree que el emisor quiere manipularlo o distorsionar la realidad.
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A pesar de esto, hay que tener en cuenta que, debido al mal uso (o al abuso) de
las preguntas abiertas o cerradas, se pueden dar situaciones problemáticas. Si
nos centramos exclusivamente en el uso de preguntas abiertas, podemos dejar
de lado otra información que puede ser relevante para el proceso de evalua-
ción o para el diseño de la intervención que la persona no comenta espontá-
neamente. En cambio, si nos focalizamos en exceso en una serie de preguntas
cerradas, la persona lo puede interpretar como un interrogatorio y, en conse-
© FUOC • PID_00247476 14 La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...
Ejemplo
Ramón: Bien es verdad que estos últimos días me he sentido algo mejor. Excepto el
jueves, pero he salido de casa cada día y he comido mejor...
T: Muy bien. Ahora que lo mencionas, ¿cómo ha sido tu apetito este último mes?
R: La verdad es que casi nunca tengo hambre... Me cuesta mucho comer y, además, me
da mucha pereza cocinar.
T: ¿Quieres decir, Ramón, que además de la falta de hambre te cuesta ponerte a cocinar?
R: Podríamos decir que sí... Es como que me falta energía para cocinar.
T: ¿En qué otros momentos o en qué otras actividades notas esta falta de energía?
Además del tipo de pregunta que elegimos en cada momento, hay otros pa-
rámetros y consejos que debemos tener presentes a la hora de organizar las
preguntas que formularemos en la entrevista:
• Hay que agrupar las cuestiones relacionadas con un mismo bloque temá-
tico en un único momento temporal de la entrevista. No es conveniente
ir saltando de un tema a otro de manera constante, ya que podemos dar la
impresión de ser poco profesionales o de tener poca preparación del caso.
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Lo más habitual es que las personas lleguen a la consulta por dos vías dife-
rentes. Bien por iniciativa propia con una llamada telefónica, bien por deri-
vación de otro profesional. Antes de recibir a la persona debemos preparar el
espacio donde tendremos el primer contacto presencial. Como ya hemos vis-
to en el módulo “La evaluación en psicología clínica y de la salud: aspectos
prácticos”, aspectos como por ejemplo crear un espacio íntimo y seguro son
esenciales antes de empezar la evaluación. Por otro lado, hemos de preparar
mínimamente el tema y el contenido de la evaluación según la información
que tengamos de la persona y de su problemática. Debemos tener disponibles
© FUOC • PID_00247476 16 La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...
Una cuestión que puede ser relevante con algunas personas es el hecho de Ved también
tomar notas durante la entrevista. Si lo hacemos, es conveniente informar a
Ampliaremos la información
la persona de por qué estas son necesarias. sobre la toma de notas en el
subapartado “Aspectos organi-
zativos”.
1.6.2. Cuerpo de la entrevista: bloques y aspectos que explorar
Una vez identificado el problema principal y el resto de las cosas que le gene-
ran este malestar a la persona, pasaremos a hacer la entrevista correspondien-
te para poder completar la información sobre ella, para conocer su realidad
y su entorno de manera completa y para poder hacer un diagnóstico y una
evaluación adecuados.
• Historia�y�conceptualización�del�problema�principal:
– ¿Podría explicarme cómo fue la última vez que pasó por este problema?
¿Cómo se sintió? ¿Qué pensamientos tenía?
– ¿Cuánto dura, con qué frecuencia se produce?
– ¿Recuerda cuándo fue la primera vez que le pasó? ¿Cómo podría des-
cribirlo?
– Desde entonces, ¿cómo ha sido la evolución de los síntomas? ¿Se ha
agravado?
• Tratamientos�previos�y�actuales:
– ¿Ha buscado ayuda de algún profesional anteriormente? ¿De qué tipo?
¿Cuál es el motivo por el que no lo había hecho hasta ahora?
– ¿Qué tratamientos ha probado? ¿Qué valoración hace de los resultados
obtenidos? ¿Por qué cree que no le funcionó?
– ¿Cómo fue la aceptación de los tratamientos previos?
– Actualmente, ¿está visitando a otro profesional? ¿Terapias alternati-
vas?
• Motivación,�objetivos�y�expectativas�de�la�persona:
– ¿Qué le ha hecho venir a consulta en este momento?
– ¿De quién ha sido la iniciativa?
– ¿Qué espera conseguir con esta terapia?
• Recursos�y�limitaciones�para�hacer�frente�al�problema:
– ¿Qué aspectos positivos cree que tiene usted que lo puedan ayudar a
afrontar el problema?
– ¿Qué características positivas le dice su entorno que tiene?
– ¿Qué limitaciones cree que sufre? ¿Cuál de estas limitaciones hacen
que el problema continúe?
• Problemas�psicológicos�asociados�actuales�y�anteriores:
– ¿Ha tenido algún problema psicológico anterior?
– ¿Qué estado de ánimo tiene habitualmente? ¿Se muestra nervioso ante
determinadas situaciones? (Con este tipo de preguntas queremos ex-
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• Áreas�básicas�de�la�vida:
– Situación laboral: ¿trabaja? ¿Qué estudios tiene? ¿Cómo se siente en
el trabajo?
– Situación familiar: ¿tiene pareja? ¿Cómo es la relación con esta? ¿Y
con el resto de la familia? ¿Tiene hijos?
– Historia personal: ¿cómo fue su niñez y adolescencia? ¿Cómo era la
relación con sus hermanos?
– Consumo de sustancias: ¿consume alguna droga? ¿Fuma? ¿Qué canti-
dad de alcohol bebe a la semana?
– Actividad física: ¿practica algún tipo de actividad física? ¿Individual o
en grupo? ¿Con qué frecuencia?
– Vida sexual: ¿cómo de satisfecho se encuentra con su vida sexual?
– Tiempo libre: ¿qué hace en su tiempo de ocio? ¿Qué aficiones tiene?
¿Con quién realiza estas actividades?
– Relaciones sociales: ¿cómo es su relación con los amigos? ¿Cuándo se
ven? ¿Expresa los sentimientos y las emociones de manera libre?
1.6.3. Cierre
Para hacer una evaluación completa de la persona, hacen falta entre dos y
cuatro sesiones, según las características de la persona y su problema principal.
En el momento de acabar cada una de estas sesiones, debemos tener en cuenta
algunos aspectos:
mación que nos falte. Es muy importante compartir con la persona cuál
es esta información, dado que de este modo se sentirá más involucrada.
También hay que comentarle qué otras herramientas e instrumentos uti-
lizaremos para continuar con la evaluación de su problemática.
Además de los aspectos que hemos comentado, hay otros que no podemos
pasar por alto. Uno fundamental es qué hacer cuando una persona nos revela
un tema importante cuando estamos acabando la entrevista. En general, de-
bemos hacerle ver que entendemos la relevancia de cuanto nos está explican-
do y que, precisamente por ello, debemos dedicarle más tiempo, de modo que
le diremos que en la sesión siguiente este será el primer tema que trataremos.
Podemos hacer algunas excepciones a esta regla general. Por ejemplo, si la per-
sona deja entrever ideas suicidas, autoagresiones o agresiones a otros, debemos
tratar esta situación en ese mismo momento y tomar las medidas oportunas.
Antes de acabar este apartado, queremos hacer una breve reseña de las sesio-
nes posteriores a la primera entrevista. El primer aspecto que debemos con-
siderar en la segunda y en las subsiguientes sesiones es cómo las iniciamos.
Siempre tenemos que preguntar a la persona cómo han ido los días desde la
última visita y si nos quiere explicar algo que considere relevante de esos días.
A continuación, podemos hacer un breve resumen de la sesión anterior, de lo
que estuvimos hablando y de la información que recibimos. A partir de aquí,
ya podemos introducirnos en nuevos ámbitos o profundizar en aquellos que
consideremos oportunos.
Pero además de esto y de los aspectos generales que ya hemos comentado, he-
mos de considerar otros aspectos más específicos en cuanto a la organización
de la entrevista y que pasamos a explicar brevemente.
1)�Preparación�de�la�entrevista
Una vez que ya tenemos cita con la persona, antes de la visita debemos re-
pasar toda la información de la que disponemos y preparar mínimamente la
evaluación que inicialmente le haremos. Esto supone preparar todos los ma-
teriales que durante esta primera visita podremos necesitar: consentimiento
informado, documento de confidencialidad, cuestionarios, autorregistros y la
entrevista estructurada que le queremos administrar o el guion de la entrevista
no estructurada que tenemos previsto hacer para obtener toda la información.
2)�Duración�de�la�entrevista
Ejemplo
Si nos encontramos con una persona a la que le cuesta hablar, no podemos obligarla a
hacerlo, dado que se podría sentirse presionada y abandonar la terapia el primer día, por
lo que, en situaciones como esta, podemos hacer una entrevista más corta y en la sesión
siguiente continuar; así le daremos tiempo para que se sienta más confiada.
3)�Registro�de�la�información
En cuanto a las notas escritas, es la opción más clásica y continúa siendo una
de las más utilizadas. Debemos tener en consideración algunos aspectos para
obtener unas notas de utilidad. Como ya hemos mencionado, estas notas son
una parte importante de la historia clínica y nos servirán de guía si después
debemos preparar algún tipo de informe sobre la problemática de la persona.
Así:
• Debemos hacer una distinción entre los hechos objetivos que nos expli-
que y las interpretaciones o inferencias que la persona pueda hacer. Por
ejemplo, si la persona nos dice: “Después de discutir mi madre me miró
y salió de casa corriendo porque no está bien de la cabeza”, tenemos que
registrar la manera que tiene de explicarlo, pero también que ha habido
una discusión entre los dos y que no tenemos indicios de que la madre
presente ningún trastorno mental. Deberemos explorar más la discusión
y la reacción de la madre.
• Nunca debemos anotar los sentimientos, las opiniones y los valores que
nos surjan tanto de lo que la persona nos explica como de su imagen per-
sonal. Esto se relaciona con uno de los errores que como entrevistadores
podemos cometer, que es el hecho de hacernos una idea equivocada de la
persona según va vestida, y que comentaremos en el apartado siguiente.
Por otro lado, a pesar de la utilidad del registro y de las notas, podemos consi-
derar inoportuno anotar información en determinadas situaciones. A veces la
persona necesita saber que le damos toda nuestra atención y entonces quizá
tendremos que dejar el bolígrafo encima de la mesa y escuchar activamente
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Ejemplo
Si la persona explica algo que le resulta complicado de expresar (por vergüenza o por
miedo), es mejor que centramos toda nuestra atención en este momento; ya anotaremos
esta información al final de la entrevista.
Cabe añadir que hay factores que pueden nublar el desarrollo de la entrevista
y su proceso. Estos factores pueden estar causados tanto por el entrevistador
como por la persona entrevistada. Es lo que denominamos errores o sesgos,
que pueden aparecer de manera menos consciente y más frecuente en el caso
de la entrevista no estructurada como consecuencia de la falta de criterios ob-
jetivos en los que basarnos. La aparición de estos factores influirá de manera
negativa y disminuirá, en consecuencia, la validez de la entrevista.
1)�Errores�del�entrevistador
De manera general, podemos decir que el error principal que puede cometer
el entrevistador es basarse en juicios de valor o prejuicios. La falta de control
sobre nuestros prejuicios puede contribuir a producir inferencias erróneas que
harán que el diagnóstico sea equivocado. También nos puede llevar a ignorar
aspectos o informaciones que nos facilite la persona, una actitud que también
dificultará un diagnóstico y una intervención adecuados.
Efecto�halo Tendencia que tenemos a seleccionar y generalizar Si una persona de entrada nos parece atractiva, pue-
un rasgo positivo o negativo de una persona, de ma- de que percibamos que todo en ella será atractivo e
nera que una característica limitada del entrevistado interesante.
es aplicada al conjunto e ignoramos el resto de las
características de la persona.
Primera�impresión En este punto es cuando más claramente pueden Si la persona no sonríe en ningún momento, pode-
aparecer las inferencias que hemos comentado an- mos pensar que tiene dificultades para establecer re-
tes. Durante la primera entrevista con la persona po- laciones sociales con las otras personas porque tiene
demos hacer inferencias equivocadas, de manera un carácter difícil.
que orientamos erróneamente el proceso de evalua-
ción y vamos buscando la confirmación de la idea
que nos hemos hecho al respecto.
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Error�lógico Este sesgo puede parecer muy parecido a los ante- Si una persona nos dice que últimamente está ner-
riores, pero se diferencia en que en este el entrevista- viosa y que tiene taquicardias, podemos afirmar erró-
dor hace su inferencia a partir de su lógica personal neamente que sufre ataques de pánico y descartar
o profesional. explorar su historia personal de cardiopatías. De es-
te modo, podemos ignorar otros síntomas que nos
hablen de una problemática diferente a la de los ata-
ques de pánico.
Error�de�generosidad A veces el entrevistador puede quitarle importancia Si el padre de un niño nos explica que en la escuela
a determinadas conductas o sentimientos de la per- su hijo pequeño ha pegado a un compañero de cla-
sona, valorando su realidad de manera más positiva se, podemos pensar que “esto son cosas de niños” y
de lo que realmente es. El psicólogo puede magnifi- no explorar si ha pasado de manera aislada o es más
car la conducta adecuada de una persona y minimi- recurrente.
zar las conductas inadecuadas.
A estos errores que acabamos de comentar podemos añadir otros que el psi-
cólogo puede cometer a lo largo de la entrevista y que no se basan tanto en
inferencias sino en la errónea aplicación de aspectos teóricos: no utilizar de
manera correcta los reforzamientos, reforzando a la persona de manera insu-
ficiente o excesiva; dejar que la persona lleve la dirección y el ritmo de la en-
trevista, adoptando una actitud pasiva; interrumpir de manera continuada al
entrevistado, y preguntar más de una cosa al mismo tiempo o sobre aspectos o
temas diferentes. Finalmente, cabe decir que hay que evitar aquellos aspectos
o situaciones que provoquen angustia o malestar en la persona.
2)�La�perspectiva�de�la�persona:�sesgos�del�entrevistado
Por otro lado, en muchos casos el miedo a una situación nueva como acudir
a una consulta psicológica genera sentimientos de nerviosismo en la persona,
que pueden hacer que no se muestre como realmente es, o que nos dé mu-
cha información de golpe o, al contrario, que llegue a quedarse en silencio.
Pensamientos como “¿Qué debo explicarle al psicólogo?” o “No sé qué tendré
qué hacer” generan desconfianza e inseguridad, sentimientos que deberemos
modificar en el desarrollo de la primera entrevista presencial; utilizar un len-
guaje adaptado a la persona que nos toca atender será fundamental para que
comprenda todo lo que le queremos comunicar.
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Un campo que ha recibido mucha atención dada la relevancia que tiene den-
tro de la psicología clínica es la psicología de la salud. Las peculiaridades de
la psicología de la salud hacen conveniente señalar de una manera genérica
algunas de las características que debe tener una entrevista que se desarrolle
en este ámbito. Obviamente, los aspectos que hemos comentado en el aparta-
do anterior son totalmente aplicables en este punto. Así, los contenidos sobre
comunicación, escucha activa, rapport, confidencialidad y el resto son absolu-
tamente necesarios cuando hablamos de psicología de la salud.
Ejemplo
Si nos llega a la consulta una persona con problemas cardiovasculares, nuestra evaluación
estará enfocada a obtener información sobre alimentación, actividad física, patrones de
sueño o consumo de sustancias tóxicas. Y esto lo exploraremos para establecer cuáles son
sus hábitos e identificar los cambios que deberá hacer de cara a prevenir el agravamiento
de su salud. En cambio, estos mismos aspectos los podríamos explorar en una persona
con un trastorno psicótico con el objetivo de conocer la totalidad de su realidad, pero,
por ejemplo, sin profundizar en aspectos como la cantidad de horas específicas que la
persona dedica a comer o a hacer deporte. La información en este nivel de concreción
puede resultar útil en el caso de la persona con cardiopatías, ya que nos aportará una
visión real de su ritmo y rutina diaria que necesitaremos para establecer el proceso de
cambio de los patrones potenciadores de su enfermedad.
Desde la década de 1940, son dos las entidades que han propuesto los sistemas
de clasificación de los trastornos mentales más aceptados a escala internacio-
nal (Vázquez, 1990). Por un lado, la Asociación Americana de Psiquiatría (APA)
con el Manual�Diagnóstico�y�Estadístico�(DSM); por otro, la Organización
Mundial de la Salud (OMS) con su Clasificación�Internacional�de�Enferme-
dades�(CIE). Ambas clasificaciones han sido revisadas y actualizadas durante
las décadas posteriores con el objetivo de mejorar tanto el diagnóstico como la
propia clasificación, y por ello sus bases conceptuales han ido evolucionando
hasta llegar (en el momento de publicación de estos materiales) a la décima
versión del DSM y a la décima de la CIE (Gutiérrez Miras et al., 2015). En este
apartado comentaremos las principales características de estos sistemas y ha-
remos una revisión más detallada del DSM-5, que ha recibido críticas incluso
antes de publicarse.
Para conseguir estos objetivos comunes, los dos organismos han ido revisando
sus sistemas, adaptándolos a las nuevas realidades sociales y culturales y, en
consecuencia, reconsiderando el concepto de trastorno o de problema según
el momento.
Ejemplo
Ventajas Desventajas
Sistemas�categoriales - Facilitan la comunicación entre los profesionales de - Pueden contribuir a la consolidación de entender
la salud. los procesos psicopatológicos como entidades dis-
- Son sencillos de memorizar. cretas.
- Unifican los síntomas psicológicos. - Proponen unos criterios diagnósticos restrictivos
para incrementar la homogeneidad, añadiendo cate-
gorías mixtas que sirven de cajón de sastre pero que
dejan el número de categorías por debajo de la reali-
dad de las diferencias interindividuales.
Sistemas�dimensionales - Facilitan la identificación de los cambios o la evo- - No hay un acuerdo explícito sobre cuántas dimen-
lución de la persona durante la aplicación del trata- siones debería incluir cada problemática.
miento. - A veces las dimensiones se presentan de una ma-
- Permiten interpretar la normalidad y la patología nera vaga e imprecisa, que dificulta la comunicación
como extremos de un continuum. entre profesionales(Widakowich, 2012).
Sistemas�prototípicos - Posibilitan que la persona no presente todos los sín- - Son un sistema complejo, dado que se considera
tomas que definen los trastornos. que es necesario compartir un mínimo de caracterís-
- Aportan también un lenguaje común a los profesio- ticas con el modelo (prototipo) de cada trastorno, lo
nales. que dificulta poder hacer la gradación de la sintoma-
- Facilitan la formulación clínica de los casos en la tología y establecer el punto en el que se considera
práctica clínica. que cumple con la categoría.
Finalmente, cabe señalar que estas dos tipologías que hemos presentado hasta
ahora son complementarias. Así, por ejemplo, el DSM se ha caracterizado por
ser un sistema de clasificación categorial y multiaxial, como veremos conti-
nuación.
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DSM-IV-TR - Suma una nueva categoría que hace referencia a “Otros proble-
mas objeto de atención clínica”.
- Modifica los códigos para reflejar los que contiene la CIE-9 modifi-
cada.
Ejemplo
Referencia bibliográfica
Presentamos a continuación la clasificación que incluye el DSM-5 de los diferentes
trastornos: Para hacer una revisión más
exhaustiva de los cambios en
cuanto a la clasificación an-
• Trastornos del neurodesarrollo.
terior del DSM-IV-TR podéis
• Espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.
consultar:
• Trastornos bipolares y relacionados.
• Trastornos depresivos. E. Echeburúa, K. Salaberría,
• Trastornos obsesivo-compulsivos y relacionados. y M. Cruz-Sáez (2014). Apor-
• Trastornos relacionados con traumas y estresores. taciones y limitaciones del
DSM-5 desde la Psicología
• Trastornos disociativos.
Clínica. Terapia Psicológica,
• Trastornos de síntomas somáticos.
32(1), 65-74.
• Trastornos de la alimentación y de la conducta alimentaria.
• Trastornos de la eliminación.
• Trastornos del sueño.
• Disfunciones sexuales.
• Disforia de género.
• Trastornos disruptivos, del control de impulsos y conductuales.
• Trastornos adictivos y de consumo de sustancias.
• Trastornos neurocognitivos.
• Trastornos de la personalidad.
• Trastornos parafílicos.
• Otros trastornos.
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3)�Eje�III:�factores�ambientales�y�relativos�al�estilo�de�vida�que�hacen�re-
ferencia�a�la�enfermedad. Tiene en cuenta tanto circunstancias del pasado
como del momento actual. Es un eje de mucha importancia para la salud pú-
© FUOC • PID_00247476 36 La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...
blica que permite identificar circunstancias que son susceptibles de ser objeto
de programas de prevención primaria, secundaria o terciaria incluso a nivel
comunitario.
Ejemplo
Entre los principales ejemplos encontramos el duelo por la pérdida de un ser querido, que
se categoriza como un posible trastorno depresivo mayor y que implicaría una psicopa-
tologización del sufrimiento normal ante la muerte, o el trastorno neurocognitivo leve,
que no debe estar relacionado con un precursor de la demencia, ni serlo estrictamente,
sino que puede ser solo un síntoma de pérdida de memoria por la edad.
Pero podemos decir que una de las mayores polémicas que ha soportado la
preparación y la publicación del DSM-5 se relaciona con los trastornos de per-
sonalidad (Esbec y Echeburúa, 2015; López-Santín, Molins y Litvan, 2013). Es-
ta polémica se centra en el hecho de que se han mantenido prácticamente sin
cambios sustanciales estos trastornos. La tendencia a la estructura dimensional
de otros trastornos que hemos mencionado no se hace presente en los trastor-
nos de personalidad, que mantienen el sistema categorial de la anterior ver-
sión del DSM. La principal limitación que todavía se mantiene del DSM-IV-TR
es que el sistema categorial hace especialmente evidente la dificultad de diag-
nosticar más de un trastorno de personalidad (y la comorbilidad es frecuente).
Del mismo modo, cuando se detecta la presencia de más de un síntoma de
trastornos de personalidad diferentes se hace difícil establecer un diagnóstico
específico. Como propuesta de futuro, y con la intención de suplir algunas de
los críticas recibidas, la sección III del DSM-5 propone un modelo híbrido para
los trastornos de personalidad que debería ser investigado y adaptado para la
próxima versión del manual.
Las ventajas que hemos explicado de los sistemas de clasificación no nos pue-
den hacer pensar que solo estas guías nos bastarán para hacer la evaluación
y el diagnóstico de la persona. Estas herramientas deben tener el apoyo de
otros instrumentos, como la entrevista, los cuestionarios y otras pruebas, que
nos ayudarán a hacer el diagnóstico de la problemática de la persona en su
contexto.
© FUOC • PID_00247476 39 La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...
A pesar de las virtudes que no podemos negar a ninguna de estas herramien- Ved también
tas, no podemos olvidar que una evaluación completa y correcta debería in-
En el módulo “La evaluación
cluir otros instrumentos que harán que el proceso de evaluación sea más sen- en psicología clínica” veremos
cillo pero también más eficiente y preciso. Por este motivo, este apartado lo algunos instrumentos especí-
ficos relacionados con proble-
dedicamos a comentar de manera muy general otras herramientas de las que mas concretos.
Podemos destacar dos tipos de herramientas que nos pueden ser de utilidad
para complementar o confirmar la información obtenida con la entrevista ini-
cial con la persona, pero también para confirmar o descartar las hipótesis diag-
nósticas que nos formulamos a partir de la entrevista. Por un lado, encontra-
mos las entrevistas clínicas elaboradas a partir de los sistemas de clasificación
que hemos comentado en el apartado anterior. Por otro, disponemos de cues-
tionarios y autoinformes para recopilar información de la realidad de la per-
sona sobre aspectos concretos de su problemática.
Además de estos dos tipos de instrumentos que acabamos de comentar, te- Ved también
nemos otros que no se basan en sistemas de clasificación pero que también
Veremos ejemplos de instru-
son muy útiles a la hora de evaluar determinadas características de la persona. mentos de este tipo en los mó-
Entre estos, podemos destacar los cuestionarios que exploran sintomatología dulos “La evaluación en psico-
logía clínica” y “La evaluación
ansiosa, características de personalidad, calidad de vida general de la persona, en psicología de la salud”.
Estos cuestionarios nos pueden servir para hacer un screening rápido de la sin-
tomatología de la persona, a la vez que hacemos una exploración inicial y
complementaria de la información obtenida con la entrevista. También nos
pueden ayudar como esquema o guía para indagar ciertos aspectos de la pro-
blemática que presenta la persona. Para acabar, nos pueden ayudar a confir-
mar o refutar las primeras impresiones diagnósticas y las hipótesis surgidas en
la entrevista inicial.
Entre las carencias o dificultades que tienen tanto las entrevistas clínicas co-
mo los cuestionarios que hemos comentado, debemos resaltar la falta de fle-
xibilidad y la simplificación excesiva de la realidad de la persona, que pueden
provocar que no alcancemos o exploremos todos los aspectos y factores rela-
cionados con su problema principal.
Adrián llega a la consulta derivado por una colega que no lo puede atender
por cuestiones personales. Adrián tiene cuarenta y seis años. Nació en Tortosa
pero vive en Barcelona desde que se fue a estudiar allí cuando tenía diecinueve
años. Está de baja laboral desde hace un año, tras sufrir un accidente con la
bici. Adrián es una persona a quien siempre le ha gustado hacer deporte al aire
libre: correr y el ciclismo son dos de sus grandes pasiones.
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Una mañana fue a la montaña con la bici y cayó por un terraplén, donde
quedó atrapado más de una hora hasta que alguien pasó por aquel camino. A
pesar de que estaba consciente, llegó medio desorientado al hospital. Se hizo
daño en la pierna y en la espalda. Lo tuvieron que operar del pie y ahora ya
está bastante recuperado, anda sin muletas, pero la espalda le “duele mucho
todos los días”. Participa en un programa de rehabilitación y fisioterapia y
sigue un tratamiento farmacológico para la espalda, pero no siempre toma
los medicamentos porque dice que: “Total, la espalda me duele igual y con el
tratamiento no puedo tomarme ni una copa de vino”.
Siempre ha sido una persona con un carácter muy positivo, pero entre el acci-
dente y la muerte de su mujer (unos tres años antes), afirma: “Ya hace tiempo
que no puedo disfrutar de nada ni tengo ganas de nada y las pocas cosas que
querría hacer me cuesta la vida hacerlas por el daño que sufro en la espalda”.
Toda esta situación le pone nervioso: “A veces exploto por cualquier cosa y el
corazón me va a mil por hora”.
La primera consulta con Adrián deberá incluir también una entrevista para
explorar información sobre el motivo de la consulta y la historia del problema,
los antecedentes personales y familiares, los tratamientos previos y actuales,
etc. También será útil pedirle un registro en esta primera sesión para establecer
la línea de partida de aspectos como, por ejemplo, explorar la autoeficacia al
seguir el tratamiento o la adecuación a este.
• Adrián comenta que las pocas cosas que querría hacer no las puede hacer
debido al dolor de espaldas: calidad de vida de la persona.
• También explica que dado que le hace daño tanto si se toma como si no se
toma el tratamiento farmacológico, no siempre sigue las pautas: adecua-
ción al tratamiento.
Otro de los aspectos que es importante explorar en una persona con la pro-
blemática de Adrián es la calidad de vida relacionada con la salud, dado que
se queja de que se ve limitado en algunos aspectos por el dolor de espalda.
Podríamos administrar, por ejemplo, el SF-36, cuestionario de salud autoad-
ministrado compuesto de treinta y seis ítems que valoran aspectos positivos y
negativos de la salud. Cubre un total de ocho esferas de la salud, incluyendo
aspectos relacionados con la enfermedad y con el tratamiento:
• Rol físico: hasta qué punto los problemas de salud física interfieren en el
trabajo.
• Dolor: grado de dolor e interferencia en su funcionamiento diario.
• Salud general: la percepción que tiene la persona de su estado y las creen-
cias sobre su enfermedad o situación.
• Vitalidad: aspectos como el nivel de cansancio y la energía de la persona.
• Funcionamiento social: cómo afecta la enfermedad a la vida social y fami-
liar.
• Rol emocional: hasta qué punto los problemas emocionales interfieren en
las tareas que lleva a cabo.
• Salud mental: explora aspectos del estado de ánimo de la persona, como
por ejemplo inquietud, intranquilidad o desaliento.
zar una selección que cubra todas las áreas y todos los aspectos que queremos
evaluar, pero sin ser repetitivos (no tenemos que administrar, por ejemplo,
tres cuestionarios para evaluar la ansiedad). Por otro lado, es muy importante
explicar a la persona la importancia de la evaluación y por qué le hacemos
unas pruebas y le administramos determinados instrumentos. Finalmente, no
podemos olvidar la necesidad de dedicar una sesión a la devolución de los re-
sultados obtenidos durante el proceso de evaluación, y esto debemos hacerlo
en un lenguaje comprensible para la persona.
Además hay que tener en cuenta que el entrenamiento del psicólogo en la ad-
ministración de determinadas pruebas también es importante en el momento
de decidir qué instrumentos aplicar. Como hemos comentado antes, esto es
muy importante en pruebas como las entrevistas clínicas basadas en sistemas
de clasificación. Además, el entrenamiento previo también es necesario para
conocer el tiempo que supone la administración, por ejemplo, de un cuestio-
nario, una información que nos servirá para organizar las sesiones de evalua-
ción y su duración. Así, podremos avisar a la persona si pensamos que una
sesión será más larga de lo que es habitual, y no tendremos que acabar la se-
sión antes de finalizar la administración del instrumento, lo que en algunos
instrumentos afectaría de manera negativa a la fiabilidad de los resultados.
Esto sucede, por ejemplo, con algunos instrumentos de personalidad o prue-
bas de inteligencia que no se pueden dividir según nuestro interés, sino solo
basándose en lo que los autores nos recomiendan.
Finalmente, hay que tener en cuenta los tiempos de administración, una va-
riable muy importante a la hora de tomar la decisión de qué instrumento ad-
ministramos. También es muy importante saber cuál es el mejor momento
para administrarlo. Aspectos como iniciar y acabar la administración dentro
de la misma sesión o si tenemos que dejar en algún momento un descanso a
la persona nos facilitarán una distribución más eficaz de los instrumentos y
de las pruebas en el tiempo, de manera que podremos indicar a la persona el
número de sesiones previstas para el proceso de evaluación.
No comentaremos cada una de las fases, dado que este proceso ha sido traba-
jado en otras asignaturas del grado.
5) En cada nueva sesión, tenemos que hacer un breve resumen de lo que ha-
blamos en la sesión anterior y continuar con el tema que se trabajaba. Cuan-
do empieza la sesión también es importante dar a la persona un tiempo para
comentar cosas que considere importantes de los últimos días.
8) Los sistemas de clasificación (DSM y CIE) son muy útiles para hacer el diag-
nóstico de la problemática de la persona, pero siempre es conveniente acom-
pañar estos instrumentos con otras herramientas que complementan y nos
dan más información para confirmar el diagnóstico. Las entrevistas clínicas y
los cuestionarios basados en estos sistemas pueden ser especialmente útiles.
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