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La entrevista, los

sistemas de clasificación
y los instrumentos
diagnósticos generales
PID_00247476

Pedro Salmerón Sánchez


Cristina Giménez García
Antoni Baena García
Rubén Nieto Luna

Tiempo mínimo de dedicación recomendado: 4 horas


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Pedro Salmerón Sánchez Cristina Giménez García Antoni Baena García Rubén Nieto Luna

Doctor en Psicología por la Uni- Doctora en Psicología por la Uni- Doctor en Investigación Psicológi- Doctor en Psicología Clínica y de
versidad Jaume I y miembro del versidad Jaume I y especialista en ca por la Universidad Ramon Llull, la Salud por la Universidad de Bar-
equipo de investigación Psicolo- Psicología Clínica de la Salud, pro- y especialista en el tratamiento y celona. Profesor responsable a la
gía de la Salud: Prevención y Tra- fesora del Departamento de Psico- control del tabaquismo con más Universitat Oberta de Catalunya,
tamiento de la misma universidad. logía Básica, Clínica y Psicobiolo- de veinte años de experiencia. In- donde coordina asignaturas del
Actualmente, compagina su ac- gía, y miembro del equipo de in- vestigador y gestor de proyectos Área de Personalidad, Evaluación y
tividad docente universitaria con vestigación Psicología de la Salud: de la Unidad de Control del Taba- Tratamientos Psicológicos.
la práctica clínica en Lambda Va- Prevención y Tratamiento. co del Instituto Catalán de Onco-
lencia, en los ámbitos de la pro- logía, principalmente en proyectos Sus principales intereses en cuanto
moción de la salud sexual y la pre- de asesoramiento y formación de a la investigación son la psicología
vención primaria y secundaria de profesionales y de uso de las TIC de la salud, y más concretamente
la infección por VIH, hepatitis C y en el control y la mejora de la sa- el dolor crónico, y la aplicación de
otras ETS, y de la intervención psi- lud. las nuevas tecnologías en psicolo-
cológica con personas que viven gía clínica y de la salud.
con VIH.

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Índice

Introducción............................................................................................... 5

Objetivos....................................................................................................... 6

1. La entrevista........................................................................................ 7
1.1. Definición y objetivo .................................................................. 7
1.2. Tipos de entrevista ...................................................................... 8
1.3. Entrevista como proceso de comunicación ................................ 9
1.4. Aspectos que pueden dificultar el proceso comunicativo ........... 12
1.5. La formulación y el tipo de preguntas ....................................... 13
1.6. Estructura de la entrevista .......................................................... 15
1.6.1. Preparación e inicio de la entrevista ............................. 15
1.6.2. Cuerpo de la entrevista: bloques y aspectos que
explorar .......................................................................... 16
1.6.3. Cierre .............................................................................. 19
1.6.4. Inicio de las sesiones siguientes .................................... 20
1.7. Aspectos prácticos de la entrevista ............................................. 21
1.7.1. Aspectos organizativos ................................................... 21
1.7.2. Aspectos que dificultan el desarrollo de la entrevista .... 25

2. La entrevista en la práctica clínica de la psicología de la


salud....................................................................................................... 28

3. Los sistemas de clasificación........................................................... 30


3.1. Objetivos de los sistemas de clasificación .................................. 30
3.2. Tipología: categoriales frente a dimensionales ........................... 31
3.3. Manual Diagnóstico y Estadístico frente a Clasificación
Internacional de Enfermedades........................................................ 33
3.4. El DSM-5: aportaciones y críticas ............................................... 36

4. Otros instrumentos diagnósticos................................................... 39


4.1. Entrevistas clínicas y cuestionarios ............................................. 39
4.1.1. Adrián: caso clínico ....................................................... 41
4.2. Propiedades psicométricas .......................................................... 45
4.3. Criterios para seleccionar instrumentos de evaluación .............. 47
4.4. Comunicación de resultados ...................................................... 48

5. Las diez ideas fundamentales......................................................... 50

Bibliografía................................................................................................. 53
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Introducción

El segundo módulo de la asignatura Principios de evaluación en psicología clínica


y salud pretende aproximaros a las principales herramientas de las que dispone
el psicólogo clínico y de la salud para llegar con éxito al final del proceso de
evaluación de una persona.

En un primer bloque, comentaremos la importancia de la entrevista en el con-


texto de la evaluación, especialmente en un primer contacto con la persona
y como herramienta fundamental para conocer la problemática de la persona
y su contexto. Facilitaremos información sobre cómo se organiza e introduci-
remos algunos aspectos prácticos que harán de la entrevista un instrumento
eficaz en la obtención de información.

El segundo bloque de este módulo se centrará en conocer los dos principales


sistemas de clasificación de los trastornos mentales, ampliamente aceptados
a escala internacional. Después presentaremos los instrumentos desarrollados
(entrevista clínica y cuestionarios) a partir de estos sistemas de clasificación.
Y, a continuación, entraremos en más detalle y comentaremos un ejemplo de
aplicación de algunos de estos instrumentos en un caso clínico.

Finalmente, presentaremos algunos aspectos importantes que pueden influir


en el proceso de evaluación y estableceremos la necesidad de que el cierre de
este proceso incluya una devolución de los resultados en la persona.
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Objetivos

Este módulo se plantea los objetivos siguientes:

1. Dar al estudiante la información básica para el correcto desarrollo de una


entrevista con una persona.

2. Conocer los manuales diagnósticos más aceptados basados en sistemas de


clasificación internacionales.

3. Potenciar una visión crítica de estos manuales que considere tanto sus
aportaciones a la práctica clínica como sus posibles carencias.

4. Aproximarnos a los instrumentos de evaluación construidos y desarrolla-


dos a partir de los sistemas de clasificación.

5. Construir una visión de la evaluación clínica como un proceso en el que la


adaptación a las características propias de la persona y del terapeuta tienen
un rol esencial para el éxito del proceso.
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1. La entrevista

1.1. Definición y objetivo

La entrevista es el proceso de comunicación entre terapeuta y paciente. La im-


portancia de la entrevista clínica radica de manera fundamental en su capaci-
dad de recoger información sobre la realidad de la persona, su problemática,
su contexto y otros aspectos relacionados. Toda esta información será funda-
mental durante todo el proceso de evaluación, diagnóstico e intervención que
llevaremos a cabo con la persona.

La característica fundamental de toda entrevista es su carácter interac-


tivo (Casullo y Márquez, 2003).

El objetivo de la entrevista es conseguir información que no podemos obtener


con una simple observación del comportamiento de la persona (o que resul-
taría inviable o muy complicada de conseguir solo con esta observación), pero
también saber qué instrumentos de evaluación complementarios será conve-
niente administrar a partir de la información facilitada durante la entrevista.

A pesar de que en este módulo centraremos nuestra atención en la entrevista


de evaluación, como veremos más adelante, debemos estar seguros de que la
persona entiende el resultado de la evaluación. La interacción mediante la
entrevista nos permite asegurar que alcanzamos este objetivo.

De entre las ventajas que nos facilita una entrevista podemos destacar las si-
guientes:

• Se trata de un instrumento flexible (especialmente las entrevistas no es-


tructuradas, que nos permiten adaptar y orientar las preguntas y los aspec-
tos explorados según la información que vamos recibiendo).

• Podemos obtener información a partir de la comunicación no verbal de la


persona entrevistada, además de la información verbal.

La principal crítica que podríamos hacer a la entrevista es que obtenemos in-


formación subjetiva autoinformada por parte de la persona. Además, podemos
destacar los aspectos siguientes:

• Las entrevistas no estructuradas no siempre aportan datos fiables y váli-


dos. Además, no disponemos de herramientas objetivas de interpretación
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de los resultados. Con esta falta de objetividad en la obtención de la infor-


mación no es posible hacer un análisis estadístico pertinente para facilitar
procedimientos normalizados de interpretación de datos.

• Si el entrevistador no está entrenado y no hace un planteamiento correcto


de las preguntas, puede inducir a la persona a dar determinadas respuestas.

• Requiere una experiencia clínica elevada por parte del psicólogo, dado que
puede surgir información muy variada y no previsible. Si no se tiene expe-
riencia, será difícil dar una buena respuesta o conducirla adecuadamente.

Ejemplo

Pablo es un psicólogo novel. Hoy recibe a Laia, una chica que, según ha dicho cuando ha
llamado para pedir visita, tiene problemas con el orden y la manera de hacer las cosas.
No soporta que las cosas no estén perfectas y esto muchas veces la paraliza. Pablo, a partir
de esta información, se prepara un guion para una entrevista semiestructurada y se siente
capaz de tratar el problema de Laia. Ella, en mitad de la entrevista, añade que su problema
empezó a partir del abuso sexual que sufrió de pequeña en la escuela. Tenía un maestro
que al cabo de los años fue encarcelado por abusos repetidos. Les decía a las alumnas que
le tenían que hacer tocamientos porque no se habían portado bien o no habían hecho
el trabajo perfecto. Esto genera en Laia esta necesidad de perfección en todo lo que hace.
Cuando Pablo escucha esta información no sabe cómo obrar, se queda paralizado y, dado
que no estaba preparado y no tiene formación sobre este tipo de situaciones, sigue con
su guion de preguntas. Laia siente que Pablo no la ha entendido y no vuelve a la segunda
visita que habían fijado.

La experiencia es capital en la entrevista. Cuanto menos estructurada


sea, más habilidades se requerirán. Cuando la entrevista es muy estruc-
turada y se basa en un sistema concreto, habrá que tener formación y
experiencia en el sistema concreto en el que se base.

En cualquier caso, y a pesar de estas posibles limitaciones, la entrevista es con-


siderada como el instrumento por excelencia para hacer una exploración ini-
cial de la persona, de su problemática y de su contexto. Una buena entrevista
nos facilitará el establecimiento de una buena alianza terapéutica, nos permi-
tirá mostrar empatía y autenticidad y generar el ambiente de confianza nece-
sario para un efectivo desarrollo del acompañamiento terapéutico con la per-
sona.

1.2. Tipos de entrevista

Si pensamos en el grado de estructuración que podemos dar a la entrevista,


podemos establecer tres tipos:

• Entrevista�estructurada: las preguntas están establecidas previamente y


la conversación está totalmente dirigida por un guion. La mayoría de las
preguntas son cerradas, de modo que la interpretación de los resultados es
objetiva y se basa en unas características psicométricas. En contrapartida,
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el entrevistador no puede añadir nuevas preguntas. Es habitual que este


tipo se base en los modelos teóricos conductuales.

• Entrevista�semiestructurada: partimos de la información que queremos


conseguir y formulamos preguntas abiertas para obtener esta información.
Ahora sí que podemos añadir nuevas preguntas o pedir a la persona que
haga aclaraciones sobre lo que nos está explicando.

• Entrevista�no�estructurada: es el modelo más laxo de entrevista; se usa


de manera frecuente en los enfoques psicodinámicos. Es el formato menos
directivo, y tanto el psicólogo como el entrevistado tienen una libertad
total para cambiar de área de exploración según las necesidades y el desa-
rrollo de la conversación clínica. El profesional no tiene un guion o una
estructura previos. En consecuencia, la interpretación de los datos obteni-
dos no se puede basar en ningún sistema objetivo. De este modo, la flexi-
bilidad de las entrevistas no estructuradas es su principal limitación (ade-
más de la necesidad evidente de entrenamiento), pero también la ventaja
más destacada.

Hay que destacar que los diferentes tipos de entrevista no son incompatibles
durante la evaluación o el seguimiento de una persona. En determinados mo-
mentos incluso pueden ser complementarias, ya que al combinarlas se puede
conseguir una información más completa de la realidad y del contexto de la
persona.

No estructurada Semiestructurada Estructurada

Objetivo�de�la Exploración Exploración Diagnóstico


evaluación Diagnóstico

Variables�que Fase inicial del proceso Fase inicial o intermedia Fase de diagnóstico o
hay�que�consi- terapéutico del proceso confirmación del proble-
derar ma

Situaciones Primera entrevista Primera entrevista (espe- Comprobación de hipó-


Indagación del motivo cialmente si ya sabemos tesis
de la consulta el motivo de la consulta)
Exploración de nuevos Comprobación de hipó-
aspectos de la realidad tesis
de la persona

1.3. Entrevista como proceso de comunicación

La entrevista clínica forma parte de lo que denominamos comunicación in-


terpersonal, es decir, de un proceso en el que participan dos o más personas y
en el cual el emisor expresa algo por medio de signos verbales y/o no verbales.
Este mensaje pretende conectar de alguna manera con los pensamientos, las
emociones y/o los comportamientos de la otra persona (receptor).
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La peculiaridad de este tipo de comunicación interpersonal es que se caracte-


riza por la bidireccionalidad: ambas partes emiten y reciben de manera con-
tinuada mensajes, información que será interpretada de una manera u otra
según el contexto o sus características.

La principal diferencia entre la comunicación interpersonal y la entrevista clí-


nica es el objetivo. Podemos decir que la primera tiene un carácter más social,
mientras que la intencionalidad de la segunda es explorar e identificar los as-
pectos de la realidad de la persona que sean de interés para su problema. Es-
to significa que la entrevista pierde la reciprocidad social y que se permiten
“intrusiones” en la vida de la persona con preguntas que en otro contexto se
podrían considerar incómodas o de mal gusto. Así, la entrevista se caracteriza
por una relación asimétrica en la que la directriz es responsabilidad del psicó-
logo, mientras que en otros contextos la bidireccionalidad debe ser simétrica
entre los participantes.

De entre las características que tiene la entrevista y que son compartidas con
la comunicación interpersonal destacan las siguientes:

• La intencionalidad: la entrevista clínica tiene entre sus objetivos conocer


la realidad y el contexto que rodea la problemática de la persona y aportar
información al diagnóstico.

• La información: el proceso de comunicación de la entrevista pretende ave-


riguar información sobre la persona; los contenidos estarán centrados solo
en uno de los dos participantes.

• El estilo: la entrevista debe desarrollarse en un espacio tranquilo e íntimo


que propicie la confianza y la seguridad. La comunicación no verbal será
fundamental para complementar la información verbal. Mostrar un estilo
asertivo e inclusivo es muy importante (revisad el módulo “La evaluación
en psicología clínica y de la salud: aspectos prácticos”).

Como ya sabemos, los elementos de la comunicación y, en consecuencia, del


proceso de entrevista con una persona, son:

• Emisor: es la persona que inicia el proceso de comunicación; es quien co-


difica los signos para hacer comprensible su mensaje al receptor.

• Receptor: es la persona a quien va destinado el mensaje del emisor; hace el


proceso inverso al del emisor, es decir, descodifica el mensaje para poder
interpretar qué quiere decir.

• Mensaje: conjunto de ideas, emociones o sentimientos expresados por el


emisor que este quiere transmitir al receptor.
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• Código: se trata de los símbolos y signos específicos utilizados para trans-


mitir el mensaje. Las expresiones y el vocabulario empleados, por ejemplo,
deben ser compartidos por los participantes en la entrevista.

• Canal: es el medio por el cual se emiten los mensajes. La entrevista usa el


canal oral-auditivo y, a veces, el gráfico-visual, de manera complementaria.

• Contexto: hace referencia al tiempo y al espacio concreto donde tiene lu-


gar la entrevista y facilita la distribución de los roles durante la interacción.

• Ruido: perturbaciones que dificultan, o incluso hacen fracasar, la comuni-


cación; por ejemplo, el estado de ansiedad de la persona puede dificultar
el desarrollo de la entrevista.

• Filtros: esquemas mentales de los participantes construidos a partir de ex-


periencias personales, emociones, sentimientos, conocimientos, etc., que
influyen en los procesos de codificación y descodificación.

• Retroalimentación: es fundamental durante la entrevista el feedback que el


receptor puede dar sobre la compresión del mensaje, dado que esto fun-
damenta y facilita el desarrollo de la entrevista.

Durante la entrevista, terapeuta y paciente irán alternando los papeles


de receptor y emisor (a pesar de que la guía recaerá en el terapeuta). Por
este motivo, es fundamental que el paciente adopte un rol de receptor
activo que recibe, interpreta y asimila el mensaje.

A lo largo del proceso de comunicación que implica la entrevista, podemos


delimitar tres tipos de componentes que en su interrelación pueden comple-
mentarse o contradecirse en relación con el mensaje. Como profesionales, de-
bemos estar muy atentos a estas posibles contradicciones. Los componentes
son tres:

• Componente verbal: uso de la palabra para codificar la información.

• Componente no verbal: elementos que se transmiten a la vez que las pala-


bras; podemos destacar la expresión facial, la mirada, la sonrisa, la postura
corporal o los gestos.

• Componente paraverbal: aspectos de la palabra que pueden cambiar su


sentido; encontramos aquí el tono de voz, el timbre, el volumen, la fluidez
verbal, las pausas o la vocalización.
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1.4. Aspectos que pueden dificultar el proceso comunicativo

Durante la entrevista debemos tener presentes algunos aspectos que pueden


dificultar el proceso comunicativo. En este sentido, encontramos algunas ba-
rreras que pueden aparecer desde que el emisor codifica y expresa un conteni-
do hasta que el receptor lo descodifica, interpreta y asimila:

• Dificultades del entorno: hay determinadas causas físicas que pueden ha-
cer complicado el desarrollo de la entrevista; por ejemplo, aspectos rela-
cionados con el medio ambiente, como los ruidos del aire acondicionado,
el tráfico de la calle, una temperatura inadecuada; con el espacio donde
tiene lugar la entrevista, sus dimensiones o su mobiliario, o con nuestra
actividad profesional, como por ejemplo interrupciones del teléfono, una
persona que abre la puerta, etc.

• Dificultades del emisor: son aspectos propios del emisor relacionados con
el código (coherencia del mensaje, redundancia, etc.) o bien relacionados
con sus habilidades personales, como por ejemplo filtros y actitudes nega-
tivas, falta de habilidades sociales, falta de autocontrol emocional, etc.

• Dificultades del receptor: podemos encontrarnos con personas que no fa-


cilitan una retroalimentación o que no prestan atención a lo que pregun-
tamos, o que interpretan de manera equivocada lo que sienten, entre otras.

También puede que se produzca una situación difícil promovida por el entre-
vistado, que ya hemos comentado en el módulo “La evaluación en psicología
clínica y de la salud: aspectos prácticos” de esta asignatura: la creencia de que
el terapeuta no tiene los conocimientos adecuados sobre su problemática, o
el error del profesional de interpretar cómo es una persona según la ropa que
lleva, hecho que también puede ser causado por una interpretación equivo-
cada de la comunicación. Con todo esto, hacemos referencia al sesgo de co-
nocimientos. También encontramos el sesgo de transmisión, que se produce
cuando el mensaje que recibe el receptor es falso o engañoso, de modo que
cree que el emisor quiere manipularlo o distorsionar la realidad.
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En todo el proceso comunicativo que supone una entrevista clínica y


de la salud uno de los principios esenciales (y, por qué no, más compli-
cados) es la habilidad de escuchar. Esta habilidad supone un esfuerzo
para quien habla y para quien escucha. Se trata de un aspecto compli-
cado, dado que escuchar implica entender, comprender y/o dar sentido
a aquello que oímos. Recordemos que escuchar y oír son dos cosas muy
diferentes. En el módulo “La evaluación en psicología clínica y de la sa-
lud: aspectos prácticos” ya hemos comentado algunas estrategias y ha-
bilidades que son muy importantes durante la entrevista con una per-
sona, y que podemos sintetizar en lo que denominamos escucha�acti-
va. Dado que ya lo hemos visto, no profundizaremos más en este tema.

1.5. La formulación y el tipo de preguntas

La pregunta es el elemento clave de toda entrevista. Es la herramienta que nos


ayudará a conseguir la información que queremos obtener durante la explo-
ración de la realidad de la persona, pero también puede facilitar una reflexión
conjunta con la persona durante la fase de intervención terapéutica. Además,
las preguntas son fundamentales para confirmar si la persona entiende lo que
le explicamos, por ejemplo, en la devolución de los resultados de la evaluación.

Podemos establecer dos tipos de preguntas: abiertas y cerradas; ambas son


complementarias y tienen finalidades muy diferentes.

En general, consideramos útiles las preguntas�abiertas cuando queremos que


la persona nos explique de manera amplia un aspecto de su problemática.
También son necesarias cuando queremos facilitar que el entrevistado organi-
ce información e ideas o para abrir un nuevo tema de exploración. En cam-
bio, las preguntas�cerradas, aquellas que tendrán una respuesta dicotómica
o muy breve, nos ayudarán a contrastar, confirmar o concretar información o
hipótesis, así como a precisar información dada con las preguntas abiertas.

La combinación de preguntas de los dos tipos es eficaz a lo largo de toda la en-


trevista. Por ejemplo, para iniciar la conversación o cuando queremos comen-
zar un nuevo ámbito de exploración, son útiles las preguntas abiertas; pero
cuando la persona da mucha información y necesitamos concretar más, nos
pueden ayudar más las preguntas cerradas.

A pesar de esto, hay que tener en cuenta que, debido al mal uso (o al abuso) de
las preguntas abiertas o cerradas, se pueden dar situaciones problemáticas. Si
nos centramos exclusivamente en el uso de preguntas abiertas, podemos dejar
de lado otra información que puede ser relevante para el proceso de evalua-
ción o para el diseño de la intervención que la persona no comenta espontá-
neamente. En cambio, si nos focalizamos en exceso en una serie de preguntas
cerradas, la persona lo puede interpretar como un interrogatorio y, en conse-
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cuencia, romper el rapport y la confianza en el profesional. Abusar de pregun-


tas cerradas también puede hacer que nos dejemos aspectos que la persona
considera importantes y que no le demos la posibilidad de comentarlos espon-
táneamente. Para acabar, si no utilizamos este formato de pregunta en el mo-
mento y de la manera adecuados, podemos sugerir respuestas al entrevistado.

Hay que tener en cuenta en todo momento la combinación de pregun-


tas abiertas y cerradas de una manera equilibrada y adaptada a las ne-
cesidades de la persona. También hay que tener en consideración que
hay preguntas intermedias entre las preguntas totalmente abiertas y las
preguntas más cerradas.

Veamos a continuación un buen ejemplo de diálogo breve que combina pre-


guntas a lo largo del continuum abierto-cerrado.

Ejemplo

Ramón acude a la segunda visita de evaluación. Presenta un estado de ánimo deprimido.

Terapeuta: ¿Cómo ha ido la semana, Ramón?

Ramón: Bien es verdad que estos últimos días me he sentido algo mejor. Excepto el
jueves, pero he salido de casa cada día y he comido mejor...

T: Muy bien. Ahora que lo mencionas, ¿cómo ha sido tu apetito este último mes?

R: La verdad es que casi nunca tengo hambre... Me cuesta mucho comer y, además, me
da mucha pereza cocinar.

T: ¿Quieres decir, Ramón, que además de la falta de hambre te cuesta ponerte a cocinar?

R: Podríamos decir que sí... Es como que me falta energía para cocinar.

T: ¿En qué otros momentos o en qué otras actividades notas esta falta de energía?

R: En general, me falta energía... Siento que no tengo ganas de nada...

Además del tipo de pregunta que elegimos en cada momento, hay otros pa-
rámetros y consejos que debemos tener presentes a la hora de organizar las
preguntas que formularemos en la entrevista:

• Hay que agrupar las cuestiones relacionadas con un mismo bloque temá-
tico en un único momento temporal de la entrevista. No es conveniente
ir saltando de un tema a otro de manera constante, ya que podemos dar la
impresión de ser poco profesionales o de tener poca preparación del caso.
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• Si nos viene a la cabeza una pregunta, tenemos que controlar la impulsivi-


dad, anotarla y plantearla cuando estemos hablando de un tema que esté
relacionado o recuperarla en un momento que no rompa con el tema que
estamos tratando.

• Aunque utilicemos una entrevista no estructurada, es conveniente prepa-


rar un esquema inicial de los contenidos que queremos explorar según la
problemática o el motivo de consulta de la persona.

• Hay que utilizar un lenguaje comprensible y adaptado a las características


de la persona entrevistada.

• Debemos realizar las preguntas de una en una, de manera que la persona


tenga claro qué queremos saber y para facilitar la concreción en sus res-
puestas.

• No tenemos que agobiar ni presionar a la persona. Debemos darle bastante


tiempo para organizar sus ideas o emociones y animarla a hablar cuando
esté preparada. Hay que hacerle ver que entendemos que le pueda costar
hablar de determinadas cosas.

1.6. Estructura de la entrevista

Con este apartado queremos establecer unas bases de la estructura y de los


componentes que debe tener la entrevista inicial con una persona. Esta entre-
vista puede ir más allá de la primera sesión de evaluación.

Toda entrevista inicial tiene que adaptarse, por un lado, a la demanda de la


persona y, por otro, a las características de esta persona. A continuación in-
troduciremos los pasos que hay que seguir para llevar a cabo una entrevista
inicial.

1.6.1. Preparación e inicio de la entrevista

Lo más habitual es que las personas lleguen a la consulta por dos vías dife-
rentes. Bien por iniciativa propia con una llamada telefónica, bien por deri-
vación de otro profesional. Antes de recibir a la persona debemos preparar el
espacio donde tendremos el primer contacto presencial. Como ya hemos vis-
to en el módulo “La evaluación en psicología clínica y de la salud: aspectos
prácticos”, aspectos como por ejemplo crear un espacio íntimo y seguro son
esenciales antes de empezar la evaluación. Por otro lado, hemos de preparar
mínimamente el tema y el contenido de la evaluación según la información
que tengamos de la persona y de su problemática. Debemos tener disponibles
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en la sala donde haremos la entrevista todo el material necesario, tanto de


oficina como el más específico (por ejemplo, instrumentos de evaluación) que
creemos que necesitaremos según la demanda inicial de la persona.

Otro aspecto relevante es hacer una planificación de la entrevista según el


tiempo que pensamos que tendremos. Debemos evitar acabar la conversación
de manera apresurada y tendríamos que dejar un tiempo al final de la sesión
por si a última hora la persona menciona un tema importante que no ha dicho
previamente.

La preparación de la entrevista es siempre la misma, con independencia de la


vía de llegada de la persona, aunque podemos señalar alguna peculiaridad. Si
la persona llega por iniciativa propia, debemos tener en cuenta que muchas
veces la demanda inicial no se corresponde con la problemática real o más
importante que presenta la persona. Si nos llega derivado, tenemos que estu-
diar muy bien la información de la situación de la persona que se nos facili-
te, dándole la veracidad y credibilidad que consideremos según la fuente de
derivación.

Sea como fuere, la entrevista y el primer contacto presencial con la persona


han de empezar con una pregunta abierta, amplia y que dé pie a la persona
a hablar con tranquilidad. Algunos ejemplos pueden ser: “¿Qué te ha hecho
decidirte a contactar conmigo?”, “Cuéntame, ¿qué te ha llevado a telefonear-
me?”, “¿Qué puedo hacer por ti?” o “Por teléfono me comentaste que te sen-
tías muy nervioso últimamente, explícame algo más, por favor”. Antes de con-
tinuar con la conversación, es importante mostrar algún tipo de feedback a la
persona para tranquilizarla y para normalizar la situación que nos ha revelado.
A partir de esta primera cuestión nos adentraremos en los bloques temáticos
que presentamos a continuación.

Una cuestión que puede ser relevante con algunas personas es el hecho de Ved también
tomar notas durante la entrevista. Si lo hacemos, es conveniente informar a
Ampliaremos la información
la persona de por qué estas son necesarias. sobre la toma de notas en el
subapartado “Aspectos organi-
zativos”.
1.6.2. Cuerpo de la entrevista: bloques y aspectos que explorar

Los bloques que presentamos a continuación son un esquema de contenidos


que generalmente tienen que ser explorados en el caso de una persona cuando
llega a nuestra consulta por primera vez. Sin embargo, nunca debemos per-
der de vista que toda exploración ha de priorizar el motivo de la consulta y
el problema principal de la persona, así como adaptarse a sus características
y a las peculiaridades de su situación. De hecho, lo primero que debemos ex-
plorar es cuál es la razón principal por la que la persona ha pedido una cita
con nosotros. Después de presentarnos, asegurar la confidencialidad y otros
aspectos de un primer contacto presencial, le pediremos que nos explique con
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detalle qué es lo que le pasa, su problema principal. Es fundamental explicarle


la importancia de la evaluación y motivarla a hablar con confianza y a que
nos explique cuanto le preocupa.

Cuando la persona empiece a explicarnos su situación, tendremos que dejar


que hable sin interrupciones, mostrando calma y facilitando que hable con
nuestra comunicación no verbal; esto nos ayudará a expresar de manera no
verbal que nos parece muy importante todo lo que nos cuenta y hará que con-
tinúe explicándonos cosas. Si interrumpimos lo que dice o le damos informa-
ción sobre su problema sin tener todos los conocimientos de lo que le sucede,
podemos sesgar la realidad. Cuando la persona acabe con su explicación, an-
tes de pedir más información, haremos un breve resumen para confirmar que
hemos entendido correctamente sus preocupaciones y emociones.

Si la persona comenta más de un problema o situación difícil en un primer


momento, podemos pedirle que nos diga cuál de todos cree que sería primor-
dial: “De todas las cosas que me has explicado, ¿qué crees que te quitaría un
peso mayor si desapareciera?”. De este modo podremos identificar cuál es la
situación que le genera más malestar.

Una vez identificado el problema principal y el resto de las cosas que le gene-
ran este malestar a la persona, pasaremos a hacer la entrevista correspondien-
te para poder completar la información sobre ella, para conocer su realidad
y su entorno de manera completa y para poder hacer un diagnóstico y una
evaluación adecuados.

El cuerpo de la entrevista debe indagar en ciertos aspectos de la vida de la


persona. Si embargo, cabe señalar que todo lo que ya nos ha podido explicar
cuando hablaba del motivo de consulta no lo volveremos a preguntar, con la
excepción de si queremos que nos amplíe determinada información previa.
Estos aspectos son los siguientes:

• Historia y conceptualización del problema principal.


• Tratamientos previos y actuales.
• Motivación, objetivos y expectativas de la persona.
• Recursos y limitaciones para hacer frente al problema.
• Problemas psicológicos asociados actuales y anteriores.
• Áreas básicas de la vida.
• Otros.
© FUOC • PID_00247476 18  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

Hacer preguntas que tengamos programadas sobre cosas que la persona


ya ha explicado espontáneamente hará que la persona sienta que no la
entendemos o que no la escuchamos. Por eso es esencial estar atentos
e ir modificando nuestro esquema de preguntas en función de la infor-
mación que la persona nos vaya facilitando.

A continuación, presentamos algunos ejemplos de preguntas que se pueden


hacer en relación con cada uno de los aspectos del cuerpo de la entrevista que
hemos mencionado:

• Historia�y�conceptualización�del�problema�principal:
– ¿Podría explicarme cómo fue la última vez que pasó por este problema?
¿Cómo se sintió? ¿Qué pensamientos tenía?
– ¿Cuánto dura, con qué frecuencia se produce?
– ¿Recuerda cuándo fue la primera vez que le pasó? ¿Cómo podría des-
cribirlo?
– Desde entonces, ¿cómo ha sido la evolución de los síntomas? ¿Se ha
agravado?

• Tratamientos�previos�y�actuales:
– ¿Ha buscado ayuda de algún profesional anteriormente? ¿De qué tipo?
¿Cuál es el motivo por el que no lo había hecho hasta ahora?
– ¿Qué tratamientos ha probado? ¿Qué valoración hace de los resultados
obtenidos? ¿Por qué cree que no le funcionó?
– ¿Cómo fue la aceptación de los tratamientos previos?
– Actualmente, ¿está visitando a otro profesional? ¿Terapias alternati-
vas?

• Motivación,�objetivos�y�expectativas�de�la�persona:
– ¿Qué le ha hecho venir a consulta en este momento?
– ¿De quién ha sido la iniciativa?
– ¿Qué espera conseguir con esta terapia?

• Recursos�y�limitaciones�para�hacer�frente�al�problema:
– ¿Qué aspectos positivos cree que tiene usted que lo puedan ayudar a
afrontar el problema?
– ¿Qué características positivas le dice su entorno que tiene?
– ¿Qué limitaciones cree que sufre? ¿Cuál de estas limitaciones hacen
que el problema continúe?

• Problemas�psicológicos�asociados�actuales�y�anteriores:
– ¿Ha tenido algún problema psicológico anterior?
– ¿Qué estado de ánimo tiene habitualmente? ¿Se muestra nervioso ante
determinadas situaciones? (Con este tipo de preguntas queremos ex-
© FUOC • PID_00247476 19  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

plorar la sintomatología de las posibles comorbilidades con el proble-


ma principal de la persona).

• Áreas�básicas�de�la�vida:
– Situación laboral: ¿trabaja? ¿Qué estudios tiene? ¿Cómo se siente en
el trabajo?
– Situación familiar: ¿tiene pareja? ¿Cómo es la relación con esta? ¿Y
con el resto de la familia? ¿Tiene hijos?
– Historia personal: ¿cómo fue su niñez y adolescencia? ¿Cómo era la
relación con sus hermanos?
– Consumo de sustancias: ¿consume alguna droga? ¿Fuma? ¿Qué canti-
dad de alcohol bebe a la semana?
– Actividad física: ¿practica algún tipo de actividad física? ¿Individual o
en grupo? ¿Con qué frecuencia?
– Vida sexual: ¿cómo de satisfecho se encuentra con su vida sexual?
– Tiempo libre: ¿qué hace en su tiempo de ocio? ¿Qué aficiones tiene?
¿Con quién realiza estas actividades?
– Relaciones sociales: ¿cómo es su relación con los amigos? ¿Cuándo se
ven? ¿Expresa los sentimientos y las emociones de manera libre?

Como es lógico, según la problemática y las características de la persona, le da-


remos prioridad y profundizaremos más en unas áreas que en otras e, incluso,
obviaremos algunos aspectos que no aportan ninguna información a la reali-
dad de la persona en relación con el problema o los problemas que presenta.

1.6.3. Cierre

Para hacer una evaluación completa de la persona, hacen falta entre dos y
cuatro sesiones, según las características de la persona y su problema principal.
En el momento de acabar cada una de estas sesiones, debemos tener en cuenta
algunos aspectos:

• Avisar a la persona de que en breve acabará el tiempo de la entrevista/se-


sión.

• Hacer un resumen de la información aportada durante la entrevista. Con


esto confirmaremos que hemos comprendido correctamente lo que la per-
sona nos ha transmitido, pero también conseguimos que se sienta escu-
chada y atendida (como ya hemos comentado en el módulo “La evalua-
ción en psicología clínica y de la salud: aspectos prácticos”).

• Mostrar feedback a la persona sobre la utilidad y la importancia de los datos


que ha aportado durante la conversación.

• Si se trata de la primera entrevista, explicarle que todavía necesitamos in-


formación que explorar y algunas otras sesiones más para recabar la infor-
© FUOC • PID_00247476 20  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

mación que nos falte. Es muy importante compartir con la persona cuál
es esta información, dado que de este modo se sentirá más involucrada.
También hay que comentarle qué otras herramientas e instrumentos uti-
lizaremos para continuar con la evaluación de su problemática.

• Si hemos tomado notas, las revisaremos y completaremos justo cuando se


vaya la persona. Si no lo hemos hecho antes, anotaremos los aspectos que
consideremos más relevantes de cara a continuar con la evaluación.

Además de los aspectos que hemos comentado, hay otros que no podemos
pasar por alto. Uno fundamental es qué hacer cuando una persona nos revela
un tema importante cuando estamos acabando la entrevista. En general, de-
bemos hacerle ver que entendemos la relevancia de cuanto nos está explican-
do y que, precisamente por ello, debemos dedicarle más tiempo, de modo que
le diremos que en la sesión siguiente este será el primer tema que trataremos.
Podemos hacer algunas excepciones a esta regla general. Por ejemplo, si la per-
sona deja entrever ideas suicidas, autoagresiones o agresiones a otros, debemos
tratar esta situación en ese mismo momento y tomar las medidas oportunas.

1.6.4. Inicio de las sesiones siguientes

Antes de acabar este apartado, queremos hacer una breve reseña de las sesio-
nes posteriores a la primera entrevista. El primer aspecto que debemos con-
siderar en la segunda y en las subsiguientes sesiones es cómo las iniciamos.
Siempre tenemos que preguntar a la persona cómo han ido los días desde la
última visita y si nos quiere explicar algo que considere relevante de esos días.
A continuación, podemos hacer un breve resumen de la sesión anterior, de lo
que estuvimos hablando y de la información que recibimos. A partir de aquí,
ya podemos introducirnos en nuevos ámbitos o profundizar en aquellos que
consideremos oportunos.

En la segunda sesión y en el resto de las sesiones que seguirán podemos utilizar


más preguntas cerradas porque, como ya conocemos un poco la problemática
de la persona, lo que ahora queremos es concretar determinados aspectos. Aun
así, no podemos dejar de lado las preguntas abiertas, que nos darán informa-
ción más amplia de aquello que exploramos. También podemos utilizar algu-
na entrevista estructurada que nos dé información de nuestras hipótesis y nos
ayude con el diagnóstico, y también otros instrumentos, como por ejemplo
un cuestionario.

Al empezar cada nueva sesión, debemos situar el punto en el que nos


quedamos la sesión anterior y a partir de este continuar con los conte-
nidos de la sesión.
© FUOC • PID_00247476 21  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

1.7. Aspectos prácticos de la entrevista

1.7.1. Aspectos organizativos

En el módulo “La evaluación en psicología clínica y de la salud: aspectos prác-


ticos” ya hemos comentado los elementos y factores que debemos tener en
cuenta de cara al inicio del contacto presencial con una persona y qué infor-
mación es prioritaria en la primera visita. Aspectos como la confidencialidad
o el espacio físico donde tendrá lugar la entrevista inicial son fundamentales
para generar la confianza y seguridad que todo el mundo necesita para abrirse
con libertad durante las sesiones de evaluación e intervención psicológica.

Comentamos de paso que también existen plataformas que podemos utilizar


para hacer terapia en línea. En este caso, es fundamental asegurarnos de la
seguridad de la conexión (ha de poder garantizar la confidencialidad) y que
paciente y terapeuta se sitúan en un espacio privado y tranquilo que les dé
seguridad.

Pero además de esto y de los aspectos generales que ya hemos comentado, he-
mos de considerar otros aspectos más específicos en cuanto a la organización
de la entrevista y que pasamos a explicar brevemente.

1)�Preparación�de�la�entrevista

Hay dos aspectos previos importantes de cara al posterior funcionamiento efi-


caz del proceso de entrevista: por un lado, la preparación desde el punto de
vista teórico del problema principal de la persona y, por el otro, el análisis de su
historia clínica. En cuanto a la preparación, resulta evidente que si la persona
que nos llega presenta una problemática que como profesional no controla-
mos o para el que no tenemos la formación necesaria, tendremos que derivar-
lo a un profesional que pueda darle el acompañamiento adecuado para cubrir
sus necesidades. Esto a veces requiere una primera visita en la que valoramos
qué le pasa a la persona y si estamos preparados o no para acompañarlo. En
este caso, el reciclaje y la formación continua como profesionales son aspectos
básicos de cara al correcto desarrollo de nuestra profesión.

En cuanto al segundo aspecto señalado, el análisis de la historia clínica de la


persona, tenemos que empezar teniendo en cuenta que no siempre dispone-
mos de esta información. Por ejemplo, podemos encontrarnos con una perso-
na que es la primera vez que acude a un profesional de la psicología o con una
persona que nos ha derivado un colega pero de la cual no tenemos ninguna
otra información más que su demanda inicial. Sea como fuere, si disponemos
de la historia clínica o si solo tenemos información básica de lo que le suce-
© FUOC • PID_00247476 22  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

de, debemos consultar y repasar cuanto sabemos de manera que la persona se


sienta comprendida y acompañada desde el momento en el que entra a nues-
tra consulta.

Cuando se produzca la primera conversación con la persona, habitualmente


por teléfono, le pediremos datos básicos como el nombre, la edad o el motivo
de consulta (muy breve, en tres palabras) y, si procede, alguna información
adicional. Esta información nos será muy útil a la hora de valorar, en primer
lugar, si la derivamos o si le damos cita y, en segundo lugar, la urgencia que
puede tener la demanda de la persona. En este momento, si la situación de la
persona requiere prioridad pero no podemos darle cita inmediata, nos plan-
tearemos, otra vez, la posibilidad de derivarlo a otro profesional.

Una vez que ya tenemos cita con la persona, antes de la visita debemos re-
pasar toda la información de la que disponemos y preparar mínimamente la
evaluación que inicialmente le haremos. Esto supone preparar todos los ma-
teriales que durante esta primera visita podremos necesitar: consentimiento
informado, documento de confidencialidad, cuestionarios, autorregistros y la
entrevista estructurada que le queremos administrar o el guion de la entrevista
no estructurada que tenemos previsto hacer para obtener toda la información.

Durante la preparación de la entrevista, debemos considerar aspectos más fí-


sicos o de contexto, como por ejemplo evitar interrupciones mientras dura la
conversación con la persona; por lo tanto, evitar llamadas telefónicas, notifi-
caciones de WhatsApp o similares es básico. Cualquiera de estas interrupcio-
nes puede molestar a la persona y coartar su motivación. Si necesitamos aten-
der una llamada, se lo explicaremos. Incluso lo podemos anticipar: “Siempre
tengo el móvil desconectado, pero estoy esperando una llamada familiar muy
importante. Le pido disculpas anticipadas por si suena el teléfono durante la
entrevista”. Si se nos olvida apagar o silenciar el teléfono y suena, le podemos
pedir disculpas y decirle que lo desconectaremos en aquel mismo momen-
to para evitar nuevas interrupciones. A continuación, haremos un resumen
en una frase de lo que nos estaba explicando y lo animaremos a continuar:
“Disculpe, me estaba explicando que la semana pasada notó estas sensaciones
cuando estaba en el parque con su hija. Por favor, explíqueme qué hizo en
aquel momento”.

2)�Duración�de�la�entrevista

El tiempo que dedicaremos a la entrevista es muy importante, de modo que


saber organizar la duración nos ayudará a plantear todos los contenidos que
queremos indagar de manera coherente, ordenada y eficaz, sin que nos quede
ningún aspecto sin explorar.

Es muy importante hacer el guion de la entrevista que hemos comentado an-


tes; con este esquema nos aseguraremos de que tocamos todos los temas que
queremos abordar y evitaremos tener que acabar la entrevista repentinamen-
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te porque nos hemos quedado sin tiempo. Es fundamental dejar siempre un


margen en la sesión por si aparece a última hora algún tema que la persona se
ha guardado y que comenta justo antes de acabar.

En general, la duración de la entrevista oscila entre sesenta y noventa minutos.


En el caso de una primera entrevista se puede hacer una excepción y alargarla
más en función de la problemática que presente la persona y de la necesidad
de obtener más información que nos ayude a plantear un plan de evaluación
adecuado a su realidad. Pero el tiempo que dedicaremos a una entrevista tam-
bién dependerá de la facilidad de la persona para explicar su realidad.

Ejemplo

Si nos encontramos con una persona a la que le cuesta hablar, no podemos obligarla a
hacerlo, dado que se podría sentirse presionada y abandonar la terapia el primer día, por
lo que, en situaciones como esta, podemos hacer una entrevista más corta y en la sesión
siguiente continuar; así le daremos tiempo para que se sienta más confiada.

De entrada, en la primera entrevista debemos mostrarnos abiertos, dejar ha-


blar a la persona e ir anotando aquella información que de manera libre nos
explique y que después iremos retomando y ampliando si la consideramos im-
portante para conocer su contexto y problema. Poco a poco iremos redirigien-
do la conversación y la interacción hacia aquellos aspectos que consideramos
más importantes en relación con el problema que presenta la persona.

3)�Registro�de�la�información

Registrar la información que la persona nos facilita durante la entrevista es


muy útil de cara a establecer el plan de evaluación y terapéutico más adecuado
para la persona. Además, es una parte importante de su historia clínica, histo-
ria a la que esta tiene el derecho de acceder si nos lo pide.

Disponemos de diferentes opciones para hacer el registro durante la entrevis-


ta. Lo habitual son las notas escritas (en papel u ordenador), pero también
puede ser de utilidad la grabación en audio o en vídeo. En caso de optar por
el registro audiovisual, siempre hemos de valorar la utilidad. Además, siempre
deberemos explicar a la persona el porqué de la grabación, preparar un docu-
mento de consentimiento de la grabación que esta deberá firmar y asegurar la
confidencialidad del material grabado.

Si usamos el ordenador, nunca debemos colocarlo como barrera entre la per-


sona y nosotros; el ordenador ha de estar ubicado a un lado de la mesa para
que no dificulte el contacto visual. La ventaja del ordenador en relación con
las notas escritas es que ya dispondremos de la información introducida, lo
que nos facilitará mucho la posterior edición de la historia clínica. Sin embar-
go, la dificultad es que si no se tiene mucha experiencia escribiendo con el
© FUOC • PID_00247476 24  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

ordenador, si no sabemos trabajar sin la necesidad de mirar prácticamente a


la pantalla y focalizando toda la atención en la persona, puede parecer que
no la escuchamos.

En cuanto a las notas escritas, es la opción más clásica y continúa siendo una
de las más utilizadas. Debemos tener en consideración algunos aspectos para
obtener unas notas de utilidad. Como ya hemos mencionado, estas notas son
una parte importante de la historia clínica y nos servirán de guía si después
debemos preparar algún tipo de informe sobre la problemática de la persona.
Así:

• Debemos ser concretos con la información que anotamos. Por ejemplo,


si la persona nos dice que está nerviosa, es preferible anotar la sintoma-
tología, por ejemplo: “temblores, le cuesta hablar”, y no solo decir “está
nerviosa”. En todo momento debemos dejar claro qué es lo que la persona
quiere decir con sus expresiones.

• Debemos hacer una distinción entre los hechos objetivos que nos expli-
que y las interpretaciones o inferencias que la persona pueda hacer. Por
ejemplo, si la persona nos dice: “Después de discutir mi madre me miró
y salió de casa corriendo porque no está bien de la cabeza”, tenemos que
registrar la manera que tiene de explicarlo, pero también que ha habido
una discusión entre los dos y que no tenemos indicios de que la madre
presente ningún trastorno mental. Deberemos explorar más la discusión
y la reacción de la madre.

• Nunca debemos anotar los sentimientos, las opiniones y los valores que
nos surjan tanto de lo que la persona nos explica como de su imagen per-
sonal. Esto se relaciona con uno de los errores que como entrevistadores
podemos cometer, que es el hecho de hacernos una idea equivocada de la
persona según va vestida, y que comentaremos en el apartado siguiente.

Una vez acabada la entrevista, tenemos que dedicar un tiempo a ordenar y


organizar la información que hemos anotado durante la entrevista. Las notas
se han de tomar de una manera esquemática, de modo que después necesita-
remos un rato para acabar de darles forma. Esta tarea la tenemos que hacer
al finalizar la sesión. Por eso, cuando organizamos nuestra agenda del día de-
bemos reservar unos diez o quince minutos después de cada entrevista para
llevar a cabo esta tarea.

Por otro lado, a pesar de la utilidad del registro y de las notas, podemos consi-
derar inoportuno anotar información en determinadas situaciones. A veces la
persona necesita saber que le damos toda nuestra atención y entonces quizá
tendremos que dejar el bolígrafo encima de la mesa y escuchar activamente
© FUOC • PID_00247476 25  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

mirándola a los ojos. Con esta actitud la animaremos a continuar explicando


lo que le resulta difícil y le daremos confianza mostrándole que ahora escu-
charla es lo más importante.

Ejemplo

Si la persona explica algo que le resulta complicado de expresar (por vergüenza o por
miedo), es mejor que centramos toda nuestra atención en este momento; ya anotaremos
esta información al final de la entrevista.

1.7.2. Aspectos que dificultan el desarrollo de la entrevista

Cabe añadir que hay factores que pueden nublar el desarrollo de la entrevista
y su proceso. Estos factores pueden estar causados tanto por el entrevistador
como por la persona entrevistada. Es lo que denominamos errores o sesgos,
que pueden aparecer de manera menos consciente y más frecuente en el caso
de la entrevista no estructurada como consecuencia de la falta de criterios ob-
jetivos en los que basarnos. La aparición de estos factores influirá de manera
negativa y disminuirá, en consecuencia, la validez de la entrevista.

1)�Errores�del�entrevistador

De manera general, podemos decir que el error principal que puede cometer
el entrevistador es basarse en juicios de valor o prejuicios. La falta de control
sobre nuestros prejuicios puede contribuir a producir inferencias erróneas que
harán que el diagnóstico sea equivocado. También nos puede llevar a ignorar
aspectos o informaciones que nos facilite la persona, una actitud que también
dificultará un diagnóstico y una intervención adecuados.

De manera más concreta, podemos destacar los errores siguientes cometidos


de manera más o menos inconsciente por el profesional: efecto halo, primera
impresión, error lógico, atribución de la causa y error de generosidad. En la
tabla siguiente encontraréis una descripción más detallada:

Errores más frecuentemente cometidos por el entrevistador

Error Descripción Ejemplo

Efecto�halo Tendencia que tenemos a seleccionar y generalizar Si una persona de entrada nos parece atractiva, pue-
un rasgo positivo o negativo de una persona, de ma- de que percibamos que todo en ella será atractivo e
nera que una característica limitada del entrevistado interesante.
es aplicada al conjunto e ignoramos el resto de las
características de la persona.

Primera�impresión En este punto es cuando más claramente pueden Si la persona no sonríe en ningún momento, pode-
aparecer las inferencias que hemos comentado an- mos pensar que tiene dificultades para establecer re-
tes. Durante la primera entrevista con la persona po- laciones sociales con las otras personas porque tiene
demos hacer inferencias equivocadas, de manera un carácter difícil.
que orientamos erróneamente el proceso de evalua-
ción y vamos buscando la confirmación de la idea
que nos hemos hecho al respecto.
© FUOC • PID_00247476 26  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

Error Descripción Ejemplo

Error�lógico Este sesgo puede parecer muy parecido a los ante- Si una persona nos dice que últimamente está ner-
riores, pero se diferencia en que en este el entrevista- viosa y que tiene taquicardias, podemos afirmar erró-
dor hace su inferencia a partir de su lógica personal neamente que sufre ataques de pánico y descartar
o profesional. explorar su historia personal de cardiopatías. De es-
te modo, podemos ignorar otros síntomas que nos
hablen de una problemática diferente a la de los ata-
ques de pánico.

Atribución�de�la�causa Esta situación aparece cuando, como entrevistado-


res, justificamos una conducta de la persona según
nuestras impresiones personales sin confirmarlo.

Error�de�generosidad A veces el entrevistador puede quitarle importancia Si el padre de un niño nos explica que en la escuela
a determinadas conductas o sentimientos de la per- su hijo pequeño ha pegado a un compañero de cla-
sona, valorando su realidad de manera más positiva se, podemos pensar que “esto son cosas de niños” y
de lo que realmente es. El psicólogo puede magnifi- no explorar si ha pasado de manera aislada o es más
car la conducta adecuada de una persona y minimi- recurrente.
zar las conductas inadecuadas.

A estos errores que acabamos de comentar podemos añadir otros que el psi-
cólogo puede cometer a lo largo de la entrevista y que no se basan tanto en
inferencias sino en la errónea aplicación de aspectos teóricos: no utilizar de
manera correcta los reforzamientos, reforzando a la persona de manera insu-
ficiente o excesiva; dejar que la persona lleve la dirección y el ritmo de la en-
trevista, adoptando una actitud pasiva; interrumpir de manera continuada al
entrevistado, y preguntar más de una cosa al mismo tiempo o sobre aspectos o
temas diferentes. Finalmente, cabe decir que hay que evitar aquellos aspectos
o situaciones que provoquen angustia o malestar en la persona.

2)�La�perspectiva�de�la�persona:�sesgos�del�entrevistado

Además de intentar evitar los errores y sesgos que acabamos de comentar, el


entrevistador deberá estar siempre alerta ante las actitudes que puede tener la
persona entrevistada, dado que esta puede mostrar cosas que pueden no coin-
cidir totalmente con su realidad. En este sentido, hemos señalar dos rasgos
promovidos por el entrevistado que también pueden influir de manera nega-
tiva en la información que recogemos para hacer nuestra evaluación.

Por un lado, la persona nos puede facilitar información de su pasado de ma-


nera inexacta o falsa. Es lo que denominan informes retrospectivos inexactos
y que se pueden producir especialmente cuando la persona nos facilita infor-
mación sobre la evolución de su problema o sintomatología o cuando nos ha-
bla de su historia familiar o de conflictos sociales y familiares. Por otro lado, a
veces, sobre todo al principio del proceso de evaluación, la persona puede in-
tentar transmitir una imagen favorable de ella misma y de su entorno, con lo
cual nos mostraría una imagen distorsionada de su realidad. Esto se relaciona
con la primera impresión que podemos tener de la persona; debemos intentar
valorar la situación de la manera más objetiva posible en todo momento.
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Además de estos dos rasgos, debemos considerar otros aspectos propios de la


persona que pueden acabar influyendo en el desarrollo de la entrevista y, en
consecuencia, en la consecución de los objetivos del proceso de comunicación.
En este sentido, como profesionales, nunca tenemos que dar por hecho que
la persona nos facilitará toda la información ni que nos la dará de manera in-
mediata aunque inicialmente su motivación sea clara. En el apartado anterior
ya hemos hablado de manera indirecta de la deseabilidad social y de cómo el
entrevistado puede modificar su realidad para dar una imagen diferente. En el
otro extremo encontramos a la persona con una baja motivación para asistir
a nuestra consulta, bien porque no cree en la eficacia terapéutica, bien porque
ha venido obligada por otra persona, y que tendrá una actitud que no siempre
será de colaboración.

Por otro lado, en muchos casos el miedo a una situación nueva como acudir
a una consulta psicológica genera sentimientos de nerviosismo en la persona,
que pueden hacer que no se muestre como realmente es, o que nos dé mu-
cha información de golpe o, al contrario, que llegue a quedarse en silencio.
Pensamientos como “¿Qué debo explicarle al psicólogo?” o “No sé qué tendré
qué hacer” generan desconfianza e inseguridad, sentimientos que deberemos
modificar en el desarrollo de la primera entrevista presencial; utilizar un len-
guaje adaptado a la persona que nos toca atender será fundamental para que
comprenda todo lo que le queremos comunicar.
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2. La entrevista en la práctica clínica de la psicología


de la salud

Un campo que ha recibido mucha atención dada la relevancia que tiene den-
tro de la psicología clínica es la psicología de la salud. Las peculiaridades de
la psicología de la salud hacen conveniente señalar de una manera genérica
algunas de las características que debe tener una entrevista que se desarrolle
en este ámbito. Obviamente, los aspectos que hemos comentado en el aparta-
do anterior son totalmente aplicables en este punto. Así, los contenidos sobre
comunicación, escucha activa, rapport, confidencialidad y el resto son absolu-
tamente necesarios cuando hablamos de psicología de la salud.

Quizá la gran diferencia entre la entrevista en un contexto clínico y la entre-


vista en un entorno de salud radica en la información que pretendemos ex-
plorar y en cuáles son sus objetivos. Si en un contexto clínico buscamos co-
nocer la situación y las necesidades de la persona, así como la confirmación
de unos criterios establecidos por determinados sistemas de clasificación co-
mo veremos en el apartado siguiente, en el caso del entorno de salud la ex-
ploración está más focalizada hacia otras cuestiones, como la vivencia que la
persona hace de su enfermedad, es decir, el enfrentamiento y los recursos de
los que dispone, sus estilos y hábitos de vida, su percepción de la calidad de
vida relacionada con la salud, cómo su problema afecta a aspectos como por
ejemplo a su estado de ánimo, su relación con el sistema sanitario, entre otros.

Es verdad que también en una entrevista en un contexto clínico exploramos


aspectos sobre enfrentamiento, historia y estilos de vida (vida social, laboral
y familiar, por ejemplo). El matiz podemos ponerlo en la profundidad o en el
objetivo que acompañan a esta exploración.

Ejemplo

Si nos llega a la consulta una persona con problemas cardiovasculares, nuestra evaluación
estará enfocada a obtener información sobre alimentación, actividad física, patrones de
sueño o consumo de sustancias tóxicas. Y esto lo exploraremos para establecer cuáles son
sus hábitos e identificar los cambios que deberá hacer de cara a prevenir el agravamiento
de su salud. En cambio, estos mismos aspectos los podríamos explorar en una persona
con un trastorno psicótico con el objetivo de conocer la totalidad de su realidad, pero,
por ejemplo, sin profundizar en aspectos como la cantidad de horas específicas que la
persona dedica a comer o a hacer deporte. La información en este nivel de concreción
puede resultar útil en el caso de la persona con cardiopatías, ya que nos aportará una
visión real de su ritmo y rutina diaria que necesitaremos para establecer el proceso de
cambio de los patrones potenciadores de su enfermedad.

En todo este entramado de la práctica de la psicología clínica de la salud, las


actitudes y las creencias de la persona sobre su situación son especialmente
relevantes. Las expectativas de cambio son esenciales en el proceso terapéuti-
co, motivo por el cual debemos hacer una buena evaluación de estos aspectos.
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De manera complementaria, tenemos que explorar aspectos y factores que di-


ficultan el cambio de conducta que sería recomendable (Salmerón, Giménez
y Nieto, 2016).

En cuanto a las entrevistas específicas de la salud, encontramos modelos teóri-


cos que también deberemos explorar. Podríamos destacar el modelo de creen-
cias de salud (Rosenstock, Strecher y Becker, 1980), la teoría de la acción ra-
zonada (Ajzen, 1975) o el modelo transteórico del cambio (Prochaska, DiCle-
mente y Norcross, 1992). Explorar durante la entrevista los aspectos incluidos
en estos modelos que facilitan y dificultan el cambio de conducta nos dará
una información válida para identificar en qué momento del proceso de cam-
bio se encuentra la persona, y esto nos ayudará a establecer unos objetivos
terapéuticos adaptados a la realidad de la persona.
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3. Los sistemas de clasificación

Desde la década de 1940, son dos las entidades que han propuesto los sistemas
de clasificación de los trastornos mentales más aceptados a escala internacio-
nal (Vázquez, 1990). Por un lado, la Asociación Americana de Psiquiatría (APA)
con el Manual�Diagnóstico�y�Estadístico�(DSM); por otro, la Organización
Mundial de la Salud (OMS) con su Clasificación�Internacional�de�Enferme-
dades�(CIE). Ambas clasificaciones han sido revisadas y actualizadas durante
las décadas posteriores con el objetivo de mejorar tanto el diagnóstico como la
propia clasificación, y por ello sus bases conceptuales han ido evolucionando
hasta llegar (en el momento de publicación de estos materiales) a la décima
versión del DSM y a la décima de la CIE (Gutiérrez Miras et al., 2015). En este
apartado comentaremos las principales características de estos sistemas y ha-
remos una revisión más detallada del DSM-5, que ha recibido críticas incluso
antes de publicarse.

3.1. Objetivos de los sistemas de clasificación

Tradicionalmente se ha considerado que los sistemas de clasificación, especial-


mente el DSM de la APA, tienen tres objetivos fundamentales (Williams, 1996):

• Establecer una nomenclatura y una terminología comunes para los profe-


sionales de la psicología y de la psiquiatría y para otros profesionales de
la salud.

• Comprender la historia del trastorno o del problema y contribuir a esta-


blecer el tratamiento más adecuado.

• Ordenar y clasificar de manera unitaria los diferentes trastornos y facilitar


la investigación científica.

Para conseguir estos objetivos comunes, los dos organismos han ido revisando
sus sistemas, adaptándolos a las nuevas realidades sociales y culturales y, en
consecuencia, reconsiderando el concepto de trastorno o de problema según
el momento.

Ejemplo

Uno de los ejemplos más evidentes de estas “reconsideraciones” es la evolución que ha


tenido la homosexualidad a lo largo de las diferentes ediciones de ambos manuales. De
hecho, una de las grandes decepciones para determinados sectores sociosanitarios ha
sido que el DSM-5 mantenga dentro de su clasificación la transexualidad (ahora llamada
disforia de género), que continúe considerándola un trastorno mental.
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Sea como fuere, los sistemas de clasificación psiquiátricos buscan, fundamen-


talmente, dar nombre y ordenar las diferentes realidades y los diferentes pro-
blemas que nos encontramos en la práctica clínica habitual, agrupando a las
personas con unas características clínicas (síntomas) similares para aplicar un
tratamiento adaptado a esta sintomatología y prever su evolución. Como se-
ñala Sandín (2013), la existencia del sistema de clasificación es esencial no solo
por su importancia intrínseca, sino también porque hace posible un lenguaje
común para investigadores y terapeutas que facilita las acciones interdiscipli-
narias, homologa los tratamientos y, al mismo tiempo, favorece la validación
de los procesos terapéuticos.

3.2. Tipología: categoriales frente a dimensionales

Cuando explicamos los sistemas de clasificación según su tipología, hay un


consenso ampliamente extendido que los diferencia, según la continuidad de
sus categorías, en sistemas categoriales, sistemas dimensionales y sistemas pro-
totípicos o híbridos (Mellor y Aragona, 2009; Muñoz, 2003).

Los modelos� categoriales o cualitativos organizan las categorías, clases o


clústeres en función de la existencia de determinadas características comunes.
Estos sistemas proponen que una persona debe reunir un conjunto de carac-
terísticas para poder hacerle un diagnóstico. Desde el punto de vista teórico,
podríamos decir que se fundamentan en el planteamiento que hizo Kraepelin:
cada trastorno es diferente de otro porque sus bases biológicas y las manifes-
taciones son diferentes.

En cambio, los sistemas�dimensionales o cuantitativos se oponen a la visión


biomédica de los trastornos mentales planteada por los sistemas categoriales,
e introducen un sistema en el cual los síntomas que presenta la persona se
consideran según su intensidad y no su mera presencia o ausencia, situándolos
a lo largo de un continuo.

Finalmente, los sistemas�prototípicos son un híbrido de los dos anteriores;


primero hacen una valoración en función de unas determinadas categorías
y después hacen la cuantificación de la sintomatología relacionada con cada
una de estas categorías. La propuesta se basa en unas categorías mínimas que
deben manifestarse y que van acompañadas de otras que tienen un carácter
optativo, que pueden estar presentes o no.

Podéis ver las ventajas y desventajas de estos sistemas en la tabla siguiente:


© FUOC • PID_00247476 32  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

Ventajas y desventajas de los diferentes tipos de sistemas

Ventajas Desventajas

Sistemas�categoriales - Facilitan la comunicación entre los profesionales de - Pueden contribuir a la consolidación de entender
la salud. los procesos psicopatológicos como entidades dis-
- Son sencillos de memorizar. cretas.
- Unifican los síntomas psicológicos. - Proponen unos criterios diagnósticos restrictivos
para incrementar la homogeneidad, añadiendo cate-
gorías mixtas que sirven de cajón de sastre pero que
dejan el número de categorías por debajo de la reali-
dad de las diferencias interindividuales.

Sistemas�dimensionales - Facilitan la identificación de los cambios o la evo- - No hay un acuerdo explícito sobre cuántas dimen-
lución de la persona durante la aplicación del trata- siones debería incluir cada problemática.
miento. - A veces las dimensiones se presentan de una ma-
- Permiten interpretar la normalidad y la patología nera vaga e imprecisa, que dificulta la comunicación
como extremos de un continuum. entre profesionales(Widakowich, 2012).

Sistemas�prototípicos - Posibilitan que la persona no presente todos los sín- - Son un sistema complejo, dado que se considera
tomas que definen los trastornos. que es necesario compartir un mínimo de caracterís-
- Aportan también un lenguaje común a los profesio- ticas con el modelo (prototipo) de cada trastorno, lo
nales. que dificulta poder hacer la gradación de la sintoma-
- Facilitan la formulación clínica de los casos en la tología y establecer el punto en el que se considera
práctica clínica. que cumple con la categoría.

El enfoque categórico trata de establecer unas categorías concretas defi-


niendo principalmente la presencia, o no, de los síntomas. En cambio,
la propuesta dimensional busca las diferencias cuantitativas de la sinto-
matología según diferentes grados de intensidad.

Además de la diferenciación que acabamos de hacer, los sistemas de clasifica-


ción se pueden distinguir también según otros aspectos. Si nos fijamos en su
estructura, podemos diferenciar los sistemas horizontales de los sistemas je-
rárquicos. Los sistemas�jerárquicos son verticales, de modo que las categorías
superiores más abstractas incluyen otras de niveles inferiores y más concretas.
Por su parte, los sistemas�horizontales o multiaxiales organizan las categorías
de manera paralela, es decir, las diferentes categorías se presentan al mismo
nivel, de modo que en la persona podemos identificar problemáticas indepen-
dientes. El DSM es un ejemplo claro de este segundo caso.

Finalmente, cabe señalar que estas dos tipologías que hemos presentado hasta
ahora son complementarias. Así, por ejemplo, el DSM se ha caracterizado por
ser un sistema de clasificación categorial y multiaxial, como veremos conti-
nuación.
© FUOC • PID_00247476 33  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

3.3. Manual Diagnóstico y Estadístico frente a Clasificación


Internacional de Enfermedades

En el año 1844 apareció la primera clasificación de los trastornos mentales,


que incluía términos como idioticia y locura (APA, 2013). Un siglo más tarde, en
1952, se publicó el DSM-I, donde los problemas mentales aparecen en torno
al concepto de reacción de Meyer, que los entiende como las reacciones de las
personas a sus situaciones vitales.

En la tabla siguiente se presentan las diferentes versiones posteriores que ha


tenido el DSM:

Versión Principales cambios

DSM-II - Abandona el concepto de reacción pero mantiene una base psi-


coanalítica.
- Desaparecen los conceptos de psicosis y neurosis.
- Deja de hablar de enfermedad y aparece el término trastorno.

DSM-III�(1980) - Introduce la estructura multiaxial.

DSM-III-TR - Aparece la entrevista clínica estructurada SCID.

DSM-IV�(1994) - Muestra intención de coordinación con la CIE-9 (1993)


- Mantiene el sistema multiaxial y distribuye los trastornos en dieci-
séis categorías, añadiendo la posibilidad de codificar todos los tras-
tornos en el eje 1 si se da más de uno en la misma persona.

DSM-IV-TR - Suma una nueva categoría que hace referencia a “Otros proble-
mas objeto de atención clínica”.
- Modifica los códigos para reflejar los que contiene la CIE-9 modifi-
cada.

La versión DSM-IV-TR ha estado vigente hasta que en 2013 se publicó el


DSM-5, al cual dedicamos el apartado siguiente.

El DSM es un sistema categorial, como hemos dicho, a pesar de que algunas


de las novedades introducidas desde el DSM-IV-TR nos pueden hacer pensar
que se han adoptado algunas de las premisas de los sistemas dimensionales a
la hora de reconocer el carácter continuo de algunos de los trastornos (Sandín,
2013). Esta versión del manual organiza los trastornos en un nueva estructu-
ra, que incluye los parámetros dimensionales y, al mismo tiempo, marca el
paralelismo con la CIE-11 (pendiente todavía de publicación). De este modo,
en algunos cuadros clínicos que presenta se ha de analizar la gravedad de la
sintomatología (grados leve, moderado o severo).

Ejemplo

Esto lo encontramos, por ejemplo, en el diagnóstico del trastorno depresivo mayor o de


los trastornos adictivos relacionados con el consumo de sustancias.

El DSM-5 está organizado en tres secciones:

• Sección�1: pautas para hacer un uso clínico y forense del manual.


© FUOC • PID_00247476 34  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

• Sección�2: criterios y códigos diagnósticos para analizar los trastornos.


• Sección�3: medidas dimensionales para evaluar la sintomatología, los cri-
terios culturales del trastorno y para proponer una alternativa de concep-
tualización de los trastornos de personalidad.

Como ya hemos mencionado, el DSM mantiene la estructura categorial, pero


en la versión 5 del manual se ha mitigado el sistema multiaxial, dado que se
consideró que esta distinción resultaba artificial y en algunos casos forzada.
Ahora todas las categorías diagnósticas de los ejes I y II se incluyen en la sec-
ción 2. Ahora bien, cada categoría debe presentar las anotaciones correspon-
dientes a las condiciones médicas asociadas a los factores psicosociales y am-
bientales y a la discapacidad, es decir, a la afectación en el funcionamiento
social, laboral y en otras áreas significativas de la vida de la persona. Estas ano-
taciones se corresponden con los ejes III, IV y V, respectivamente, del DSM-
IV-TR.

En definitiva, el DSM-5 presenta un sistema multiaxial reducido a tres ejes:

• Eje� I: incluye trastornos mentales, de la personalidad, retraso mental y


enfermedades médicas.

• Eje�II: incluye alteración del funcionamiento evaluado con la escala WHO-


DAS 2.0. Se trata de un cuestionario elaborado por la OMS de treinta y seis
ítems (hay una versión de doce) para valorar las dificultades que puede
presentar la persona en función de sus problemas de salud.

• Eje�III: incluye otros problemas objeto de atención clínica.

Referencia bibliográfica
Presentamos a continuación la clasificación que incluye el DSM-5 de los diferentes
trastornos: Para hacer una revisión más
exhaustiva de los cambios en
cuanto a la clasificación an-
• Trastornos del neurodesarrollo.
terior del DSM-IV-TR podéis
• Espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.
consultar:
• Trastornos bipolares y relacionados.
• Trastornos depresivos. E. Echeburúa, K. Salaberría,
• Trastornos obsesivo-compulsivos y relacionados. y M. Cruz-Sáez (2014). Apor-
• Trastornos relacionados con traumas y estresores. taciones y limitaciones del
DSM-5 desde la Psicología
• Trastornos disociativos.
Clínica. Terapia Psicológica,
• Trastornos de síntomas somáticos.
32(1), 65-74.
• Trastornos de la alimentación y de la conducta alimentaria.
• Trastornos de la eliminación.
• Trastornos del sueño.
• Disfunciones sexuales.
• Disforia de género.
• Trastornos disruptivos, del control de impulsos y conductuales.
• Trastornos adictivos y de consumo de sustancias.
• Trastornos neurocognitivos.
• Trastornos de la personalidad.
• Trastornos parafílicos.
• Otros trastornos.
© FUOC • PID_00247476 35  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

El hecho de separar los trastornos de las anotaciones que hemos comentado


sobre la realidad psicosocial de la persona facilita la coherencia con las guías
de la OMS y la CIE-10, que consideran el estado funcional de la persona de
manera independiente al diagnóstico y a la situación psicológica.

Una de las diferencias fundamentales entre el DSM y la CIE es que el DSM se


focaliza solo en trastornos mentales, mientras que en la CIE las enfermedades
mentales constituyen únicamente un capítulo (la CIE trata todas las enferme-
dades consideradas por la OMS). De los veintiún capítulos que conforman la
CIE-10, es el capítulo V el que hace referencia a los trastornos mentales y del
comportamiento, capítulo que fue publicado en 1992 en su versión definitiva.
De manera similar a la tradición del DSM (excluyendo el DSM-5), la CIE-10
presenta un sistema multiaxial de tres ejes: diagnósticos clínicos, discapacidad
y factores ambientales. Veamos con algo más de detalle estos ejes:

1)�Eje�I:�diagnósticos�clínicos. Engloba toda patología psiquiátrica, médica


y de la personalidad. No hace distinción entre psiquiatría y el resto de la me-
dicina ni entre la asistencia psiquiátrica y el resto de la asistencia sanitaria. El
capítulo V, que como hemos dicho hace referencia a las patologías mentales
incluye los apartados siguientes, cada uno con sus subcategorías:

• Trastornos mentales orgánicos.


• Trastornos mentales y del comportamiento debidos al consumo de sustan-
cias psicotrópicas.
• Esquizofrenia, trastorno esquizotípico y trastorno de ideas delirantes.
• Trastornos del estado de ánimo.
• Trastornos neuróticos, trastornos secundarios a situaciones estresantes y
trastornos somatomorfos.
• Trastornos del comportamiento asociados a disfunciones fisiológicas y a
factores somáticos.
• Trastornos de la personalidad y del comportamiento del adulto.
• Retraso mental.
• Trastornos del desarrollo psicológico.
• Trastornos del comportamiento y de las emociones de inicio habitual en
la infancia y la adolescencia.
• Trastorno mental sin especificación.

2)�Eje�II:�discapacidad�social. Valora cuatro áreas de funcionamiento social


(personal, familiar, laboral, social). Existe una relación inversa entre el grado
de discapacidad y la calidad de vida.

3)�Eje�III:�factores�ambientales�y�relativos�al�estilo�de�vida�que�hacen�re-
ferencia�a�la�enfermedad. Tiene en cuenta tanto circunstancias del pasado
como del momento actual. Es un eje de mucha importancia para la salud pú-
© FUOC • PID_00247476 36  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

blica que permite identificar circunstancias que son susceptibles de ser objeto
de programas de prevención primaria, secundaria o terciaria incluso a nivel
comunitario.

Como sucedió con la entrevista SCID, la CIE-10 facilitó la elaboración de otros


instrumentos clínicos, como por ejemplo la entrevista clínica estructurada CI-
DI (entrevista diagnóstica internacional compuesta).

Para acabar este apartado, mostramos a continuación un esquema comparati-


vo entre el DSM-IV-TR, el DSM-5 y la CIE-10, que recoge los principales cam-
bios y diferencias:

DSM-IV-TR DSM-5 CIE-10 (Evalua-


ción no axial)

Eje�I - Trastornos clínicos - Trastornos somáticos Sin�ejes


- Trastornos psiquiátricos - El diagnóstico principal se cita
- Trastornos de la personali- en primer lugar y el resto por
dad (incluiría eje I, II y III del orden de necesidad de aten-
DSM-IV) ción y tratamiento.
- Trastornos psiquiátricos
Eje�II - Trastornos de la per- - Discapacidad (similar al eje - Trastornos de la personalidad
sonalidad V) - Retraso mental
- Retraso mental - Trastornos orgánicos
- Mecanismos de de- - Factores contextuales y psi-
fensa cosociales (códigos Z de la
- Rasgos desadaptati- CIE-10).
vos de personalidad - Sustituido por la WHODAS
2.0
Eje�III - Enfermedades médi- - Factores ambientales y del
cas estilo de vida (similar al eje
IV)

Eje�IV - Problemas psicoso- - Ninguno


ciales y ambientales

Eje�V - EEAG (0-100) - Ninguno

3.4. El DSM-5: aportaciones y críticas

Si revisamos brevemente la literatura, podemos pensar que la aparición del


DSM-5 ha sido la más marcada por la crítica y la desconfianza; un recelo que
en buena medida ha sido provocado por aspectos como el posible conflicto
de intereses que desde algunos foros se han señalado por parte de los profe-
sionales que han trabajado en la elaboración de la nueva versión del manual,
o por el secretismo por parte tanto del Comité Directivo como de los diferen-
tes grupos de trabajo (Sandín, 2014). Además de esto, el nuevo DSM ha ido
acompañado de sospechas sobre la conveniencia del cambio de paradigma que
proyecta, alejándose de los sistemas categoriales, intentando adoptar un sis-
tema dimensional que no acaba de serlo, y acercándose a un modelo mucho
más biologista que el de sus predecesores, aspectos que pueden fomentar la
medicalización de las personas.
© FUOC • PID_00247476 37  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

En cuanto a los cambios en los contenidos, los aspectos más controvertidos se


relacionan con nuevas categorías y con adaptaciones de propuestas de otras
categorías. Las críticas argumentan la falta de apoyo empírico para las pro-
puestas. Ante estas críticas, algunas de las nuevas categorías fueron retiradas y
no incluidas en la versión final del manual, a pesar de que otras se mantuvie-
ron y aparecen en el DSM-5, como, por ejemplo, el trastorno de desregulación
del ánimo perturbador o el trastorno por hartazgo. En este sentido, hay quien
ha afirmado que incluir estas nuevas patologías aumentará la medicalización
innecesaria.

Ejemplo

Entre los principales ejemplos encontramos el duelo por la pérdida de un ser querido, que
se categoriza como un posible trastorno depresivo mayor y que implicaría una psicopa-
tologización del sufrimiento normal ante la muerte, o el trastorno neurocognitivo leve,
que no debe estar relacionado con un precursor de la demencia, ni serlo estrictamente,
sino que puede ser solo un síntoma de pérdida de memoria por la edad.

Otra crítica al DSM-5 es que el sistema categorial que presenta se basa en el


modelo médico, y esto supone algunas limitaciones en la práctica clínica. Por
un lado, algunos síntomas, relacionados especialmente con ansiedad o depre-
sión, pueden estar presentes en diferentes categorías. Por otro, la escasez de
personas con un diagnóstico puro que no presenten ninguna comorbilidad o
los pacientes catalogados como “no especificados” pueden servir de muestra
de las limitaciones que estamos comentando (Echeburúa et al., 2014).

Pero podemos decir que una de las mayores polémicas que ha soportado la
preparación y la publicación del DSM-5 se relaciona con los trastornos de per-
sonalidad (Esbec y Echeburúa, 2015; López-Santín, Molins y Litvan, 2013). Es-
ta polémica se centra en el hecho de que se han mantenido prácticamente sin
cambios sustanciales estos trastornos. La tendencia a la estructura dimensional
de otros trastornos que hemos mencionado no se hace presente en los trastor-
nos de personalidad, que mantienen el sistema categorial de la anterior ver-
sión del DSM. La principal limitación que todavía se mantiene del DSM-IV-TR
es que el sistema categorial hace especialmente evidente la dificultad de diag-
nosticar más de un trastorno de personalidad (y la comorbilidad es frecuente).
Del mismo modo, cuando se detecta la presencia de más de un síntoma de
trastornos de personalidad diferentes se hace difícil establecer un diagnóstico
específico. Como propuesta de futuro, y con la intención de suplir algunas de
los críticas recibidas, la sección III del DSM-5 propone un modelo híbrido para
los trastornos de personalidad que debería ser investigado y adaptado para la
próxima versión del manual.

Finalmente, debemos mencionar también aquellas críticas que están enfoca-


das al hecho de que el nuevo sistema y la adopción de una vertiente más di-
mensional de algunos trastornos hará necesaria la adaptación o reelaboración
© FUOC • PID_00247476 38  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

de otros instrumentos diagnósticos, como las entrevistas estructuradas clíni-


cas, que se basan en el sistema tradicional de clasificación (Mellor y Aragona,
2009)

Por un lado, a pesar de las limitaciones y los críticos recibimientos por el


DSM-5, incluso antes de su publicación, podemos decir que la última versión
del manual mantiene las ventajas de sus antecesores, como por ejemplo la fa-
cilitación de un lenguaje común para los profesionales de la salud, que con-
tribuye a la investigación, dado que unifica criterios de investigación, porque
ha conseguido establecer de manera concisa y muy explícita los criterios, y
esto, además, de una manera mucho menos narrativa que la CIE-10. Por otro
lado, podemos intuir que el acoplamiento de la estructura diagnóstica entre
los dos grandes sistemas de clasificación de los trastornos mentales, el DSM-5 y
la CIE-10, hará más eficaz la realidad de evaluación, diagnóstico y tratamiento
de la práctica clínica habitual.

Las ventajas que hemos explicado de los sistemas de clasificación no nos pue-
den hacer pensar que solo estas guías nos bastarán para hacer la evaluación
y el diagnóstico de la persona. Estas herramientas deben tener el apoyo de
otros instrumentos, como la entrevista, los cuestionarios y otras pruebas, que
nos ayudarán a hacer el diagnóstico de la problemática de la persona en su
contexto.
© FUOC • PID_00247476 39  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

4. Otros instrumentos diagnósticos

4.1. Entrevistas clínicas y cuestionarios

Hasta ahora hemos hablado de dos instrumentos muy importantes, la entre-


vista y los sistemas de clasificación, que nos pueden aportar mucha informa-
ción útil de cara a la evaluación, el diagnóstico y el tratamiento de la persona
y de su problemática.

A pesar de las virtudes que no podemos negar a ninguna de estas herramien- Ved también
tas, no podemos olvidar que una evaluación completa y correcta debería in-
En el módulo “La evaluación
cluir otros instrumentos que harán que el proceso de evaluación sea más sen- en psicología clínica” veremos
cillo pero también más eficiente y preciso. Por este motivo, este apartado lo algunos instrumentos especí-
ficos relacionados con proble-
dedicamos a comentar de manera muy general otras herramientas de las que mas concretos.

disponemos en nuestra práctica clínica. El objetivo es hacer una presentación


global de estos instrumentos, de los cuales daremos una información básica y
algunos ejemplos comentados, con la intención de dar constancia de su exis-
tencia, utilidad e importancia.

Podemos destacar dos tipos de herramientas que nos pueden ser de utilidad
para complementar o confirmar la información obtenida con la entrevista ini-
cial con la persona, pero también para confirmar o descartar las hipótesis diag-
nósticas que nos formulamos a partir de la entrevista. Por un lado, encontra-
mos las entrevistas clínicas elaboradas a partir de los sistemas de clasificación
que hemos comentado en el apartado anterior. Por otro, disponemos de cues-
tionarios y autoinformes para recopilar información de la realidad de la per-
sona sobre aspectos concretos de su problemática.

Las entrevistas�clínicas son instrumentos totalmente estructurados, caracte-


rística que hace que tengan unas buenas propiedades psicométricas. El psicó-
logo va preguntando a la persona las diferentes cuestiones planteadas, que se
relacionan con los criterios diagnósticos que presenta el trastorno según el sis-
tema de clasificación en el que se basa (DSM o CIE). Debemos resaltar en este
punto la importancia de un entrenamiento previo en la administración de es-
tas entrevistas para conocer correctamente su funcionamiento. Las principa-
les ventajas que tienen son su fiabilidad y validez, como acabamos de comen-
tar, así como la facilidad de identificar la sintomatología de los trastornos con
los que hipotetizamos. Ahora bien, como cualquier entrevista estructurada, su
poca flexibilidad provoca que podamos obviar aspectos que no se tienen en
cuenta pero que son importantes en la realidad de la persona.
© FUOC • PID_00247476 40  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

A continuación presentamos las entrevistas clínicas basadas en sistemas de


clasificación más destacadas. Actualmente aún no disponemos de ninguna
entrevista clínica validada basada en el DSM-5.

Entrevista Sistema de Características


clasificación

CIDI CIE - Está estructurada en módulos y facilita preguntas pa-


ra evaluar el eje I.
- Presenta diferentes referentes temporales que per-
miten evaluar la presencia de trastornos en diferentes
momentos: toda la vida, últimos doce meses y últimos
treinta días.
- Hay que otorgar una de las categorías siguientes se-
gún las respuestas a cada trastorno: ausente, presente
en un nivel subclínico, presente pero debido al consu-
mo de sustancias, presente pero por una causa orgáni-
ca y claramente presente.
- Permite hacer diecisiete diagnósticos generales y seis
secundarios.
- Hay dos versiones, una en papel y otra informatiza-
da.

SCID�I DSM-IV-TR - Evalúa básicamente la presencia de los trastornos


más frecuentes del eje I del DSM-IV.
- Es válida para investigación y clínica.
- Hay versiones específicas para investigación: SCID I-P
(pacientes psiquiátricos), SCID I-OP (pacientes psiquiá-
tricos externos) y SCID I-NP (personas no identificadas
como pacientes psiquiátricos).

SCID�II DSM-IV-TR - Evalúa los trastornos de la personalidad del eje II.


- La persona debe contestar previamente un cuestio-
nario.
- El psicólogo pregunta en referencia a los síntomas
identificados en el cuestionario.

Diagnostic�Interview�for�Children�and�Adoles- DSM - Evalúa las categorías siguientes:


cents-DICA • Trastornos de conducta.
• Trastornos del estado de ánimo.
• Trastornos de ansiedad.
• Trastornos de la conducta alimentaria.
• Trastornos de la eliminación.
• Trastornos de tics.
• Otros trastornos.
• Psicosis y esquizofrenia.

- Versión española: Entrevista diagnóstica para ni-


ños y adolescentes (EDNA). Disponible en: http://
www.ued.uab.es/menudica.htm.
- Tres versiones según la edad: EDNA-C (de 6 a 12
años); EDNA-A (de 13 a 17 años); y EDNA-P (para los
padres de los menores de 6 a 17 años).

En cuanto a los cuestionarios, podemos encontrar diferentes instrumentos y


autoinformes basados también en los sistemas de clasificación. Se trata, fun-
damentalmente, de cuestionarios autoadministrados o heteroadministrados.
Uno de los más utilizados en la práctica clínica es el Patient Health Question-
naire (PHQ) (Pitzer, Kroenke y Williams, 1999), que resulta muy eficaz como
herramienta de screening (veremos con algo más de detalle esta herramienta
en el caso clínico que os presentamos).
© FUOC • PID_00247476 41  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

No presentamos todas las entrevistas ni todos los instrumentos que exis-


ten, dado que esto sería imposible en unos materiales como estos. Pero
os animamos a buscar información en relación con estos instrumentos.
La tarea del psicólogo clínico y de la salud implica siempre buscar y re-
visar nuevas herramientas en función de las necesidades que vaya de-
tectando en su día a día, y, evidentemente, también debe estar al día de
los avances de la disciplina.

Además de estos dos tipos de instrumentos que acabamos de comentar, te- Ved también
nemos otros que no se basan en sistemas de clasificación pero que también
Veremos ejemplos de instru-
son muy útiles a la hora de evaluar determinadas características de la persona. mentos de este tipo en los mó-
Entre estos, podemos destacar los cuestionarios que exploran sintomatología dulos “La evaluación en psico-
logía clínica” y “La evaluación
ansiosa, características de personalidad, calidad de vida general de la persona, en psicología de la salud”.

adherencia al tratamiento o funciones cognitivas.

Estos cuestionarios nos pueden servir para hacer un screening rápido de la sin-
tomatología de la persona, a la vez que hacemos una exploración inicial y
complementaria de la información obtenida con la entrevista. También nos
pueden ayudar como esquema o guía para indagar ciertos aspectos de la pro-
blemática que presenta la persona. Para acabar, nos pueden ayudar a confir-
mar o refutar las primeras impresiones diagnósticas y las hipótesis surgidas en
la entrevista inicial.

Entre las carencias o dificultades que tienen tanto las entrevistas clínicas co-
mo los cuestionarios que hemos comentado, debemos resaltar la falta de fle-
xibilidad y la simplificación excesiva de la realidad de la persona, que pueden
provocar que no alcancemos o exploremos todos los aspectos y factores rela-
cionados con su problema principal.

A continuación presentamos un breve caso donde mostramos la utilidad de


la administración de algunos de los instrumentos que hemos mencionado en
este apartado. Los ejemplos de entrevistas y otros instrumentos debemos en-
tenderlos como lo que son, ejemplos, no tenemos que creer, por lo tanto, que
son la única opción o la única manera de evaluar la realidad de esta persona.

4.1.1. Adrián: caso clínico

Adrián llega a la consulta derivado por una colega que no lo puede atender
por cuestiones personales. Adrián tiene cuarenta y seis años. Nació en Tortosa
pero vive en Barcelona desde que se fue a estudiar allí cuando tenía diecinueve
años. Está de baja laboral desde hace un año, tras sufrir un accidente con la
bici. Adrián es una persona a quien siempre le ha gustado hacer deporte al aire
libre: correr y el ciclismo son dos de sus grandes pasiones.
© FUOC • PID_00247476 42  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

Una mañana fue a la montaña con la bici y cayó por un terraplén, donde
quedó atrapado más de una hora hasta que alguien pasó por aquel camino. A
pesar de que estaba consciente, llegó medio desorientado al hospital. Se hizo
daño en la pierna y en la espalda. Lo tuvieron que operar del pie y ahora ya
está bastante recuperado, anda sin muletas, pero la espalda le “duele mucho
todos los días”. Participa en un programa de rehabilitación y fisioterapia y
sigue un tratamiento farmacológico para la espalda, pero no siempre toma
los medicamentos porque dice que: “Total, la espalda me duele igual y con el
tratamiento no puedo tomarme ni una copa de vino”.

Siempre ha sido una persona con un carácter muy positivo, pero entre el acci-
dente y la muerte de su mujer (unos tres años antes), afirma: “Ya hace tiempo
que no puedo disfrutar de nada ni tengo ganas de nada y las pocas cosas que
querría hacer me cuesta la vida hacerlas por el daño que sufro en la espalda”.
Toda esta situación le pone nervioso: “A veces exploto por cualquier cosa y el
corazón me va a mil por hora”.

La evaluación de la persona empieza con la primera toma de contacto. Ya he-


mos visto que son fundamentales aspectos como cuidar nuestra presentación,
asegurar la confidencialidad y prepararnos mínimamente la primera entrevis-
ta. Todo esto con el objetivo de que la persona se sienta acogida.

La primera consulta con Adrián deberá incluir también una entrevista para
explorar información sobre el motivo de la consulta y la historia del problema,
los antecedentes personales y familiares, los tratamientos previos y actuales,
etc. También será útil pedirle un registro en esta primera sesión para establecer
la línea de partida de aspectos como, por ejemplo, explorar la autoeficacia al
seguir el tratamiento o la adecuación a este.

Si nos centramos en la problemática personal de Adrián, encontraremos dos


aspectos que debemos explorar de manera más profunda: por un lado, el dolor
crónico, consecuencia del accidente con la bici y su vivencia, y, por otro, el
estado de ánimo decaído que manifiesta desde hace un tiempo. Como hemos
visto, la entrevista inicial nos da información de la realidad y del entorno de la
persona, pero deberemos administrar otros instrumentos para confirmar nues-
tras hipótesis. En este sentido, y sin entrar a hacer una explicación completa
de la situación del dolor de Adrián, una explicación relacionada con aspectos
que veremos con más detalle en el módulo “La evaluación en psicología de la
salud”, tendremos que evaluar aspectos como, por ejemplo, los siguientes:

• La persona se queja de que ya hace tiempo que no tiene ganas de hacer


nada y que no disfruta de las pocas actividades que hace; aparece como
posible detonante la muerte de su mujer hace tres años. Estado de ánimo:
trastorno depresivo mayor.

• A veces la situación lo supera, sufre taquicardias: trastornos de ansiedad.


© FUOC • PID_00247476 43  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

• Adrián comenta que las pocas cosas que querría hacer no las puede hacer
debido al dolor de espaldas: calidad de vida de la persona.

• También explica que dado que le hace daño tanto si se toma como si no se
toma el tratamiento farmacológico, no siempre sigue las pautas: adecua-
ción al tratamiento.

Como explicaremos en el módulo “La evaluación en psicología de la salud”,


con Adrián deberemos explorar determinadas variables psicológicas específi-
cas del dolor crónico, como el catastrofismo o las estrategias de afrontamiento
del dolor de las que dispone. En cuanto a la hipótesis sobre su estado de áni-
mo, podemos administrar una entrevista clínica estructurada que nos dé más
información para confirmar si realmente presenta un trastorno de depresión
mayor. En este momento nos podría ser útil la SCID-I-NP, basada en el DSM-IV,
específica para población no psiquiátrica y orientada a los criterios de los tras-
tornos del eje I de la versión de este manual diagnóstico que hemos mencio-
nado. El instrumento consta de un cuestionario, que debe responder la misma
persona, y de una entrevista estructurada, que ha de realizar el clínico. Si la
persona no presenta sintomatología de los bloques que vamos preguntando,
podemos saltar al bloque siguiente, de modo que no hay que hacerle todas
las preguntas si no presenta sintomatología asociada a determinadas proble-
máticas.

De manera complementaria, podríamos administrar también el cuestionario


Patient Health Questionnaire (PHQ) (Spitzer, Kroenke y Williams, 1999), que
incluye ítems sobre sintomatología depresiva y ansiosa. Se trata de un instru-
mento breve que también tiene versión española validada (Díez-Quevedo et
al., 2001). La sintomatología depresiva se recoge en cinco ítems y la persona
debe indicar la frecuencia con la que le han aparecido en las últimas dos se-
manas. En cuanto a los síntomas ansiosos, el cuestionario presenta veintidós
ítems de respuesta dicotómica (sí/no) y la persona ha de señalar si ha presen-
tado cada uno de los síntomas. Incluye preguntas relacionadas con ansiedad
general pero también con ataques de pánico. El cuestionario está diseñado de
modo que podemos saltar secciones si la persona no presenta la sintomatolo-
gía correspondiente.

Otro de los aspectos que es importante explorar en una persona con la pro-
blemática de Adrián es la calidad de vida relacionada con la salud, dado que
se queja de que se ve limitado en algunos aspectos por el dolor de espalda.
Podríamos administrar, por ejemplo, el SF-36, cuestionario de salud autoad-
ministrado compuesto de treinta y seis ítems que valoran aspectos positivos y
negativos de la salud. Cubre un total de ocho esferas de la salud, incluyendo
aspectos relacionados con la enfermedad y con el tratamiento:

• Funcionamiento físico: grado en el que la patología limita a la persona en


actividades como hacer deporte o andar.
© FUOC • PID_00247476 44  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

• Rol físico: hasta qué punto los problemas de salud física interfieren en el
trabajo.
• Dolor: grado de dolor e interferencia en su funcionamiento diario.
• Salud general: la percepción que tiene la persona de su estado y las creen-
cias sobre su enfermedad o situación.
• Vitalidad: aspectos como el nivel de cansancio y la energía de la persona.
• Funcionamiento social: cómo afecta la enfermedad a la vida social y fami-
liar.
• Rol emocional: hasta qué punto los problemas emocionales interfieren en
las tareas que lleva a cabo.
• Salud mental: explora aspectos del estado de ánimo de la persona, como
por ejemplo inquietud, intranquilidad o desaliento.

Disponemos de dos versiones de esta herramienta, según si queremos evaluar


la fase aguda (síntomas y sensaciones durante la última semana) o si nos in-
teresa más explorar las cuatro últimas semanas. El SF-36 es un cuestionario
genérico de calidad de vida válido para personas con cualquier enfermedad y
que presenta también una versión corta de doce ítems. Ante las peculiaridades
de muchas de las patologías, se han desarrollado instrumentos de calidad de
vida específicos para la realidad de personas con determinadas enfermedades.

Finalmente, también exploraremos la adherencia al tratamiento de Adrián y


profundizaremos en los motivos y las barreras que tiene para no cumplir con
las pautas médicas. Para conseguir esta información, tenemos los tradiciona-
les registros que cumplimenta la persona, así como varias herramientas elec-
trónicas y aplicaciones para los smartphones que pueden resultar muy útiles.
Pero para obtener una información inmediata y autoinformada de la persona
le podemos pedir que conteste un instrumento sencillo sobre el cumplimien-
to terapéutico, como por ejemplo el test de cumplimiento autocomunicado
(test de Haynes-Sackett) o el test de Morisky-Green. El primero consta de dos
partes. En la primera parte evitaremos preguntarle sobre la medicación; solo
le decimos: “La mayoría de los pacientes presentan dificultades en la toma
de la medicación”. En la segunda parte le preguntaremos: “¿Usted tiene difi-
cultades?”. Si nos contesta que no, para confirmar que realmente toma los
fármacos,le preguntaremos: “¿Cómo lo hace?”. Finalmente, le comentaremos
otra vez: “Muchas personas tienen problemas para seguir la medicación, ¿por
qué no me dice cómo le va a usted?”. En cuanto al test de Morisky-Green,
consta de cuatro preguntas sencillas de respuesta dicotómica (sí/no): ¿alguna
vez se olvida de tomar la medicación?; ¿toma la medicación a la hora indica-
da?; cuando se encuentra bien, ¿deja de tomar la medicación?, y si alguna vez
se encuentra mal, ¿deja de tomar la medicación?

La administración de los ejemplos de instrumentos que hemos comentado pa-


ra Adrián la podríamos hacer en unas tres o cuatro sesiones. Recordemos que
alargar más la evaluación puede desmotivar al paciente y hacer que abando-
ne el proceso terapéutico antes de empezar el tratamiento. También es funda-
mental considerar el número de instrumentos administrados. Debemos reali-
© FUOC • PID_00247476 45  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

zar una selección que cubra todas las áreas y todos los aspectos que queremos
evaluar, pero sin ser repetitivos (no tenemos que administrar, por ejemplo,
tres cuestionarios para evaluar la ansiedad). Por otro lado, es muy importante
explicar a la persona la importancia de la evaluación y por qué le hacemos
unas pruebas y le administramos determinados instrumentos. Finalmente, no
podemos olvidar la necesidad de dedicar una sesión a la devolución de los re-
sultados obtenidos durante el proceso de evaluación, y esto debemos hacerlo
en un lenguaje comprensible para la persona.

4.2. Propiedades psicométricas

Una característica fundamental cuando decidimos administrar un instrumen-


to o cuestionario a una persona es considerar las propiedades psicométricas.
Si nos ponemos puristas, cualquier instrumento de medida administrado a
cualquier persona tendría que ser fiable, válido, factible, fácil de interpretar y
sensible al cambio. Sin olvidar que debería estar traducido a nuestra cultura
y validado para esta. De entre estas características, tradicionalmente se han
destacado la fiabilidad y la validez, y por ello las comentamos con más detalle
a continuación.

La fiabilidad hace referencia a la estabilidad o precisión de la medida de los


instrumentos. Está relacionada con las puntuaciones obtenidas por las mismas
personas a las cuales aplicamos la misma prueba en momentos diferentes, o
con combinaciones diferentes de ítems equivalentes o con otras condiciones
de evaluación distintas. La fiabilidad nos da información sobre hasta qué pun-
to las diferencias individuales en los resultados de un instrumento son atribui-
bles a errores fortuitos, es decir, nos facilita información sobre la varianza de
error (fiabilidad + varianza de error = 1). Podemos establecer diferentes tipos
de fiabilidad:

• Fiabilidad test-retest: es la repetición del instrumento en dos momentos


diferentes. El coeficiente de correlación es la correlación de las puntuacio-
nes obtenidas por la misma persona en estos dos momentos.

• Fiabilidad de formas alternativas o paralelas: la misma persona es evaluada


con dos formas diferentes del mismo instrumento. Ahora la correlación
entre la puntuación de las dos formas es el coeficiente de correlación de la
prueba. Las dos formas del instrumento deben tener el mismo número de
ítems referidos al mismo contenido y con una dificultad similar.

• Consistencia interna: hace referencia a la homogeneidad de los ítems, es-


timando el coeficiente de fiabilidad a partir de las covarianzas entre todos
los ítems del test. Con la fiabilidad de las dos mitades se obtienen dos me-
didas de la prueba para cada persona al dividirla en dos mitades. Hay que
mencionar también la fiabilidad Kuder-Richardson y el coeficiente alfa,
que es un método que utiliza una sola administración de una única forma
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de la prueba. Se basa en la consistencia de las respuestas de todos los ítems


(consistencia interítems).

• Fiabilidad interobservadores o interjueces: este tipo de fiabilidad aparece


cuando en la administración de una prueba participa más de un profesio-
nal. Se calcula la correlación de las puntuaciones obtenidas por cada uno
de los administradores de la prueba. Es muy útil en pruebas de observa-
ción.

Según Streniner y Norman (2005), el instrumento que utilizamos debería tener


coeficientes de fiabilidad iguales o superiores a 0,7 si lo queremos utilizar para
hacer investigación clínica, e iguales o superiores a 0,9 si lo queremos utilizar
para la práctica clínica.

En cuanto a la validez, es una propiedad psicométrica que nos aporta infor-


mación de hasta qué punto un instrumento mide lo que se supone que debe
medir. Uno podría pensar que el nombre que ha recibido el instrumento se
puede considerar como representativo de lo que mide. Pero el nombre no re-
presenta siempre el contenido. Cuando valoréis un instrumento, considerad
que el nombre es una etiqueta sin más; el constructo de la prueba (lo que quie-
re evaluar) solo se puede analizar de manera empírica.

También es importante considerar que la validez de un instrumento es una


cuestión de grado, no de presencia o ausencia, no es de todo o nada. Podemos
establecer diferentes tipos de validez:

• Validez de contenido: grado en el que los ítems representan de manera


significativa el contenido del dominio o constructo que se quiere estudiar.
Se mide a partir de coeficientes de correlación entre cada ítem y la pun-
tuación total (Messick, 1989).

• Validez de criterio: establece la relación entre las puntuaciones de la prue-


ba y las medidas independientes de la misma característica que se tiene
que evaluar. El coeficiente de correlación entre el instrumento y el criterio
independiente debe ser superior o igual a 0,3-0,5. Sin embargo, la magni-
tud de la relación depende siempre de las hipótesis de estudio (Streniner
y Norman, 2005).

• Validez de constructo: grado en el que las puntuaciones del instrumento se


explican según los constructos de una teoría determinada. Dentro de esta
validez, podemos hablar de validez convergente (nos da información de la
correlación existente entre dos medidas diferentes de un mismo construc-
to, es decir, dos instrumentos) y de validez discriminante (estudia cómo
es la correlación de una medida con otra que evalúa, supuestamente, un
constructo distinto). El coeficiente de correlación para la validez conver-
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gente debería ser igual o superior a 0,3-0,5. En cuanto a la validez discri-


minante, ha de ser inferior a 0,3 (Streniner y Norman, 2005).

Además de estas dos grandes propiedades psicométricas que hemos comenta-


do, también deberíamos conocer algunas características más de la prueba o del
instrumento que queremos administrar a la persona.

• Factibilidad: da información sobre la sencillez del proceso de administra-


ción e interpretación de la prueba y de sus resultados.

• Interpretabilidad: grado de significado que tienen las puntuaciones de una


medida.

• Sensibilidad al cambio: hace referencia a si la prueba tiene la capacidad de


detectar cambios en la variable o el constructo estudiados, cambios que
sean clínicamente significativos en la persona. La medida del efecto debe-
ría ser igual o superior a 0,5 (Streniner y Norman, 2005).

4.3. Criterios para seleccionar instrumentos de evaluación

Uno de los aspectos que consideramos que es necesario destacar es el de los


criterios para seleccionar unos determinados instrumentos en el momento de
la contrastación de nuestras hipótesis. ¿Qué aspectos hemos de tener en con-
sideración antes de seleccionar y administrar un instrumento a una persona?
Como acabamos de ver en el apartado anterior, un factor esencial es el de las
propiedades psicométricas de la prueba. Siempre tenemos que estudiar, prin-
cipalmente, cuáles son la fiabilidad y la validez del instrumento, y si está va-
lidado para nuestra cultura e idioma. Debemos tener muy presente que un
instrumento construido, por ejemplo, en Estados Unidos no será válido por el
mero hecho de traducirlo del inglés, sino que hay que tener en cuenta si los
resultados pueden ser equivalentes a la muestra de población originaria.

Además de las características psicométricas, hemos de considerar otros aspec-


tos más subjetivos relacionados con el profesional y con el contexto donde
tendrá lugar la evaluación. Hay que plantearse primero cuál es el instrumento
que nos facilitará más información, concreta y objetiva, de la problemática
que presenta la persona. Debemos valorar si necesitamos más de un instru-
mento o si hay uno que nos da información suficiente para evaluar el pro-
blema. Pensemos siempre que una evaluación excesivamente extensa puede
cansar a la persona y hacer que abandone el proceso. Además, el cansancio
puede aparecer también en el profesional, y esto puede provocar que se nos
escapen aspectos importantes de la realidad de la persona o que dejemos de
evaluar otros.
© FUOC • PID_00247476 48  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

Además hay que tener en cuenta que el entrenamiento del psicólogo en la ad-
ministración de determinadas pruebas también es importante en el momento
de decidir qué instrumentos aplicar. Como hemos comentado antes, esto es
muy importante en pruebas como las entrevistas clínicas basadas en sistemas
de clasificación. Además, el entrenamiento previo también es necesario para
conocer el tiempo que supone la administración, por ejemplo, de un cuestio-
nario, una información que nos servirá para organizar las sesiones de evalua-
ción y su duración. Así, podremos avisar a la persona si pensamos que una
sesión será más larga de lo que es habitual, y no tendremos que acabar la se-
sión antes de finalizar la administración del instrumento, lo que en algunos
instrumentos afectaría de manera negativa a la fiabilidad de los resultados.
Esto sucede, por ejemplo, con algunos instrumentos de personalidad o prue-
bas de inteligencia que no se pueden dividir según nuestro interés, sino solo
basándose en lo que los autores nos recomiendan.

En relación con el entrenamiento, encontramos la experiencia previa del psi-


cólogo con otras personas y/o situaciones en la administración de los instru-
mento de evaluación. La experiencia anterior con personas con características
similares nos será útil para decidir si un instrumento puede ser adecuado o si
será mejor facilitar otro que se pueda adaptar mejor a la realidad de la persona.

Finalmente, hay que tener en cuenta los tiempos de administración, una va-
riable muy importante a la hora de tomar la decisión de qué instrumento ad-
ministramos. También es muy importante saber cuál es el mejor momento
para administrarlo. Aspectos como iniciar y acabar la administración dentro
de la misma sesión o si tenemos que dejar en algún momento un descanso a
la persona nos facilitarán una distribución más eficaz de los instrumentos y
de las pruebas en el tiempo, de manera que podremos indicar a la persona el
número de sesiones previstas para el proceso de evaluación.

4.4. Comunicación de resultados

La comunicación de los resultados a la persona es la culminación del proceso


de evaluación que empezó con el primer contacto con ella. A partir de ahora
iniciamos un nuevo proceso, que supondrá la puesta en marcha del programa
de tratamiento que consideramos más adecuado según la evaluación que he-
mos realizado.

Como hemos visto a lo largo de este módulo, la evaluación no es la mera ad-


ministración de tests, cuestionarios y otras pruebas. La evaluación es un pro-
ceso que supone, por un lado, la toma de decisiones, y, por otro, la formula-
ción y contrastación de hipótesis, con el objetivo de llegar a la solución de la
problemática de la persona. Si seguimos a Fernández-Ballesteros (2013), en el
proceso se pueden diferenciar cuatro etapas:
© FUOC • PID_00247476 49  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

No comentaremos cada una de las fases, dado que este proceso ha sido traba-
jado en otras asignaturas del grado.

Una vez que tenemos los resultados de la evaluación, debemos comunicarlos


a la persona y hacerle una propuesta, si es necesaria, del plan de tratamiento y
seguimiento. La comunicación de los resultados la podemos hacer de manera
oral y/o escrita. Es recomendable que la devolución de los resultados oralmen-
te se acompañe de un informe escrito aunque la persona no nos lo pida.

Para hacer la devolución oral de los resultados es recomendable reservar una


sesión, la última del proceso de evaluación, en la cual podamos dedicar el
tiempo necesario para que a la persona le quede claro qué le queremos trans-
mitir y tenga tiempo de hacer todas las preguntas que necesite. Por eso la en-
trevista de devolución requiere una planificación y estructura determinadas.
A continuación mostramos un posible ejemplo de la estructura y los aspectos
que tendría que incluir una entrevista de devolución de resultados:

• Recordar el motivo de consulta.

• Explicar las hipótesis y comentar el análisis funcional.

• Comentar los resultados de los instrumentos recordando la justificación


de su administración.

• Aclarar dudas que puedan surgir durante la entrevista.

Un factor fundamental en este momento de devolución de resultados es hacer


una explicación clara y comprensible para la persona. El uso de un lenguaje
adaptado a quien nos dirigimos es fundamental. Debemos pedir feedback en
todo momento y confirmar que la persona entiende todo aquello que le esta-
mos explicando. Por este motivo, debemos ajustar nuestras explicaciones y el
vocabulario a la capacidad de comprensión de quien recibe la información.
Obviamente, recuperamos aquí aspectos que hemos comentado al principio
del módulo cuando hemos hablado de los estilos de comunicación durante
la entrevista y de las habilidades de comunicación y de escucha que son esen-
ciales en el desarrollo eficaz de nuestra práctica clínica.
© FUOC • PID_00247476 50  La entrevista, los sistemas de clasificación y los instrumentos...

5. Las diez ideas fundamentales

1) La entrevista es un proceso de comunicación interactivo que puede facilitar


la alianza terapéutica, permite mostrar empatía y autenticidad y generar un
ambiente de confianza. En este proceso, la habilidad de escucha es un factor
determinante para un desarrollo correcto.

2) Según el objetivo y el momento del proceso terapéutico, optaremos por


una entrevista estructurada, semiestructurada o no estructurada, alternando
en este proceso las preguntas abiertas con las cerradas según la información
que queramos obtener.

3) Antes de la sesión debemos planificar el tiempo, preparar la entrevista, las


preguntas, los documentos necesarios de confidencialidad y consentimiento
informado y los instrumentos de evaluación que previsiblemente necesitare-
mos.

4) Una evaluación completa de la persona puede alcanzar entre dos y cuatro


sesiones según sus características personales y su problema principal. La dura-
ción de una primera entrevista oscila entre los sesenta y los noventa minutos.
Es recomendable empezar con preguntas abiertas.

5) En cada nueva sesión, tenemos que hacer un breve resumen de lo que ha-
blamos en la sesión anterior y continuar con el tema que se trabajaba. Cuan-
do empieza la sesión también es importante dar a la persona un tiempo para
comentar cosas que considere importantes de los últimos días.

6) Determinadas actitudes o pensamientos del psicólogo pueden dificultar el


desarrollo correcto de la evaluación. Tenemos que controlar factores como el
error lógico, el efecto halo o el error de primera impresión, entre otros.

7) La exploración que buscamos con la entrevista en psicología clínica de la


salud se focaliza en cuestiones relacionadas con la vivencia que la persona
hace de su enfermedad y no tanto en el diagnóstico de la problemática que
presenta.

8) Los sistemas de clasificación (DSM y CIE) son muy útiles para hacer el diag-
nóstico de la problemática de la persona, pero siempre es conveniente acom-
pañar estos instrumentos con otras herramientas que complementan y nos
dan más información para confirmar el diagnóstico. Las entrevistas clínicas y
los cuestionarios basados en estos sistemas pueden ser especialmente útiles.
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9) Una evaluación extensa puede cansar a la persona y hacer que abandone la


terapia. Debemos hacer una selección eficaz y eficiente de los instrumentos a
partir de criterios psicométricos, la información concreta que nos facilita cada
herramienta, el tiempo que necesita el instrumento para ser administrado, el
momento en el que nos encontramos del proceso y la experiencia propia con
el instrumento y con personas similares.

10) Al finalizar la evaluación siempre tenemos que dar un feedback a la perso-


na. La comunicación de los resultados de todas las pruebas administradas la
haremos con un lenguaje adaptado a cada uno, asegurándonos de que com-
prende cuanto le explicamos.
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