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Departamento de Lenguaje

Segundo Ciclo
Profesora de Educación Diferencial: Bárbara Valdés

El príncipe y el mendigo
Mark Twain
Hace algún tiempo, había un niño llamado Tom Canty que vivía en una casa modesta con su
familia. Era un joven extremadamente indefenso, amable y buena persona. Tom era pobre hasta el
punto de que no había tenido la opción de tener un juguete solitario en su vida, pero en realidad
descubrió cómo alegrarse.

El Príncipe de Gales, cuyo nombre era Eduardo Tudor, era otro niño de la misma edad, pero
diferente a Tom, estaba rodeado por todas las extravagancias, juguetes y consideraciones
concebibles. No obstante, el soberano estaba totalmente desdichado.

Un día Tom, a pesar de lo genial que estaba, decidió ir a ver el cambio de portero en el
incomparable Palacio de Buckingham. Adoraba ver a estos combatientes imperiales con sus
adorables insignias rojas y su caravana militar.

En cualquier caso, mientras Tom miraba con sorpresa, uno de los vigilantes de la entrada lo echó y
le dijo: “¡Qué modales, señor mendiguito!”. El niño iba a irse, cuando de la nada alguien se acercó
hasta la verja y con la cara roja de indignación, gritó: “¿Cómo te atreves a tratar así a un pobre
niño? ¡Abre las puertas y déjalo entrar!”

El vigilante estaba rojo de indignación, pero necesitaba obedecer, ya que la persona que había
dicho eso era con toda honestidad el Príncipe de Gales y futuro Rey de toda Inglaterra, el joven
Eduardo. Ambos niños pasaron la tarde jugando y divirtiéndose con todos los lujos y juguetes que
tenía el príncipe Eduardo hasta que se hace tarde y Tom anuncia que debe volver a su hogar.

A través del tiempo de juego, se dan cuenta de que ambos quieren ser el otro y deciden cambiarse
de ropa y cambiar de rol.

Para Eduardo, el día con Tom había sido uno de los mejores días, pues casi siempre se sentía muy
solo. Fue en ese momento en el que a Eduardo se le ocurrió una idea: cambiar de vida con Tom
por unos días. Pues, este tomó la oportunidad ya que ambos tenían apariencias físicas similares.

Para Tom esta propuesta fue sorprendente, pues no entendía como alguien que tuviese tantos
lujos quisiera intercambiar vida con alguien que no tenía nada. A pesar de eso, acepta la propuesta
e intercambiaron sus trajes y el príncipe empieza a hacer su camino a su nueva casa temporal.

Tom seguía sin poder creer que ahora vivía en un palacio y con los lujos del príncipe. Por eso,
aprovechó el momento para comer todo tipo de comidas, jugar con todos los juguetes que
quisiera, leer y ayudar a los que lo necesitaban. Por otro lado, Eduardo hacía trabajos manuales y
se acostumbraba a vivir una vida llena de carencias.

El gobernante estaba tan asombrado como feliz de ver a su hijo con tanta energía. Por su parte,
Eduardo también se sintió mejor al tener la opción de hacer un trabajo difícil y asimilar lo que la
vida se parecía de los individuos sin pretensiones a quienes luego sería estándar.
Todo iba bien, hasta que uno de los condes que no apreciaba mucho a la familia real descubre el
intercambio que ambos niños habían hecho. Este aprovechó la situación difícil de salud que se
encontraba pasando el rey y se ideó un plan para conseguir el poder. Pues tomó como
oportunidad que Tom no era el verdadero príncipe.

Este agarró a Tom y lo encerró en una de las torres del palacio dentro de una celda muy oscura,
amenazando con matarlo si Eduardo no regresaba. Sin embargo, el conde no contaba con que uno
de los más fieles guardias conocía toda la situación y logra decirle a Eduardo lo que estaba
sucediendo. Para Eduardo, luego fue muy difícil poder explicarle a la familia de Tom quien era él
realmente.

Por otro lado, Tom logra ser astuto y escapar de la celda en la que lo habían encerrado. Este lo
hace lo suficientemente pronto como para retrasar la coronación del conde hasta que Eduardo
llega. Este, queriendo evitar la situación, convence a sus padres que él es el verdadero príncipe y
que junto al pueblo debían destituir al conde.

Eduardo logra su objetivo y fue coronado con el título de rey de Inglaterra. Asimismo, el ahora rey
Eduardo, nombra a Tom Canty como caballero como forma de agradecimiento por su amistad y
fidelidad. De esta manera, esta nueva unión logró a hacer a Inglaterra una nación más feliz.

Personajes

Tom Canty: Personaje principal. Mendigo que se convierte en príncipe por un tiempo. Soñador,
bondadoso, clemente, sincero y de buen corazón.

Eduardo Tudor: Personaje principal. Príncipe que intercambia sus ropas con el mendigo y causa
grandes confusiones. Bondadoso, de carácter explosivo, orgulloso y digno, valiente, compasivo, de
buen corazón, justo, sincero e inocente.

Miles Hendon: Personaje secundario. Protector del rey cuando sufre sus desventuras. Noble, de
buen corazón, inteligente, valiente, sincero y compasivo.

John Canty: Personaje secundario. Padre de Tom. Borracho, sucio, ladrón, mendigo, malvado,
cruel y despiadado.

Hugo: Personaje secundario. Amigo de Juan Canty, de la misma calaña. Por su culpa, Eduardo VI
estuvo en peligro varias veces.

Duque Somerset: Personaje secundario. Tío del príncipe Eduardo. Creía que su sobrino había
perdido la razón y lo ayuda y es paciente.

Sir Hugo: Personaje secundario. Hermano de Miles Hendon. Ambicioso, avaro, usurpador,
malvado e impositivo. Niega a su hermano para quedarse con la fortuna.

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