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Maestría en Educación - UNQui

Nombre de la materia: EDUCACIÓN Y SOCIEDAD

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Clase Nº 7 - Estructura social y educación

Índice

Objetivo de la clase ....................................................................................... 2

1.1. Introducción ........................................................................................ 2

1.2. Campos, habitus y prácticas .................................................................. 4

1.3. Debates, tensiones y evidencias para pensar la complejidad de la sociedad


argentina reciente ......................................................................................... 6

Objetivo de la clase

- Introducir los aportes fundamentales de la teoría de Pierre Bourdieu sobre el espacio


social y los campos, sus principios de clasificación y jerarquización.

- Discutir acerca de los vínculos complejos que se establecen entre estructura social,
prácticas y educación.

- Problematizar la evolución de la estructura social en la Argentina reciente desde un


enfoque multidimensional.

1.1. Introducción

La clase de hoy da inicio a la unidad 3, cuyo objetivo central es analizar los


vínculos entre educación y sociedad a partir de la incorporación de conceptos e
instrumentos que ayuden a comprender de forma compleja no solo la posición de los
diversos grupos sociales y sus relaciones, sino también la tendencia a la reproducción
del orden social. Ello supone empezar a pensar a la educación no ya como un
fenómeno singular o como “efecto” de aquello que sucede en otras áreas de la vida
social, sino construir una mirada bidireccional que permita analizar las múltiples
relaciones entre el sistema escolar y esas otras esferas sociales, preguntándonos de
qué manera éstas influyen en las trayectorias educativas y, a la vez, cómo incide la
educación sobre procesos y fenómenos extraeducativos.

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Con ese interés retomamos la perspectiva de Bourdieu presentada en la clase 4
a través del texto de Patrice Bonnewitz (2003) para acercarnos a las ideas principales
del autor, desarrolladas en su libro clásico La distinción. Criterio y bases sociales del
gusto (1991), donde expone detalladamente su gran apuesta teórica de superación de
las dicotomías presentes en las concepciones de inspiración marxista y weberianas
sobre el funcionamiento del orden social. Tal como hemos señalado con anterioridad,
Bourdieu considera que la explicación sobre la dinámica y estructuración social no
puede reducirse a la lucha de clases en el campo económico, sino que es preciso
analizar la multideterminación de los procesos sociales tanto en lo material como en lo
cultural, ya que la cultura opera generando un sentido común a nivel social, esquemas
de pensamiento fundados en bases comunes de ideas y de acción que fortalecen la
adhesión a la dominación a la vez que la legitiman (es decir, la ocultan y no permiten
ver que detrás de lo que aparece como obvio, cotidiano, casi universal, operan
relaciones de fuerza).

Tal como desarrollamos en la clase 4, esta relación entre las bases materiales y
culturales de la dominación implica pensar lo social en su existencia objetiva o
estructural, independiente de la conciencia y voluntad de los agentes sociales; y
subjetiva, en los esquemas de percepción y acción de cada sujeto. Pero no como
realidades independientes, sino que la objetividad social es la base de generación de
las percepciones -por lo que las divisiones sociales son también divisiones mentales-
pero es la subjetividad de los agentes la que garantiza la perpetuación de la objetividad
a través del modo en que viven cotidianamente.

Es necesario entonces ver la articulación entre la objetividad (el campo) y la


subjetividad (el habitus). Es sobre esta cuestión que avanzaremos más detenidamente
en esta oportunidad, a fin de comprender la relación que el autor establece entre
estructura y prácticas, y el lugar que atribuye al sistema escolar en esta teoría.

El texto del sociólogo argentino Gabriel Kessler (2010), por su parte, recupera el
enfoque multidimensional para analizar la evolución de la estructura social en la
Argentina reciente. Da cuenta de algunas paradojas y tendencias contradictorias que
componen el cuadro completo de nuestra sociedad que desafían el potencial
explicativo de los conceptos de exclusión/inclusión -o aún el de desigualdad- para
pensar las relaciones entre estructura social y educación, en el marco de las políticas
de extensión de la obligatoriedad escolar en contextos de alta vulnerabilidad social y
de las tendencias más amplias de reproducción social que caracterizan a las sociedades
de la región.

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1.2. Campos, habitus y prácticas

A través del concepto de campo, Bourdieu da cuenta de espacios sociales,


estructurados históricamente, configurados por instituciones y reglas de juego que
delimitan una estructura de posiciones -siempre en lucha- definida en función de la
distribución desigual de ciertos bienes. Estos bienes, o capitales, son propios de cada
campo y lo definen. Su inequitativa distribución opera jerarquizando a los poseedores.
De allí que los sujetos compartan intereses comunes ligados al campo a la vez que
despliegan estrategias específicas según la posición que ocupan en él. Un ejemplo es la
vida académica. Los académicos comparten y defienden ciertas reglas comunes
vinculadas con la producción y distribución del conocimiento científico, mientras
disputan la posición que sus disciplinas y métodos ocupan en dicho campo. La clásica
“lucha” entre las “ciencias duras” y “ciencias blandas”, por nombrar un caso conocido
por todos/as, expresa las luchas por el valor de las distintas especies de capital que se
encuentran en juego en un determinado campo, ordenado según reglas que nadie
cuestiona.

Es la propia dinámica de cada uno de los campos la que va formando de algún


modo la propia subjetividad de los agentes que allí participan, en función de la
posición que los distintos grupos o clases ocupan en cada uno. O sea, el campo es una
relación objetiva pero a la vez una relación de sentidos.

Para comprender la subjetividad, avancemos en el concepto de habitus, central


a esta teoría. En su libro El sentido práctico, Bourdieu lo define como:

"Los condicionamientos asociados a una clase particular de


condiciones de existencia producen habitus, sistemas de
disposiciones duraderas y transponibles, estructuras estructuradas
predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes, es decir,
en tanto que principios generadores y organizadores de prácticas y
representaciones que pueden estar objetivamente adaptadas a su
fin sin suponer la búsqueda consciente de fines y el dominio expreso
de las operaciones necesarias para conseguirlos, objetivamente
'reguladas' y 'regulares' sin ser para nada el producto de la
obediencia a reglas, y siendo todo esto, objetivamente orquestadas
sin ser el producto de la acción organizadora de un jefe de
orquesta."
(BOURDIEU, 2010 [1980]: 86)

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El habitus como categoría interpretativa, entonces, da cuenta de la
interiorización de la objetividad social; es decir, en el marco de las condiciones
objetivas en las que se desarrollan los sujetos van incorporando esquemas de
percepción y de acción, que constituyen a su vez principios generadores de prácticas al
inscribir en el cuerpo el ordenamiento del tiempo y del espacio, de lo posible y lo
imposible. Así es como se articulan estructuras y prácticas sociales.

Al ser producto de las condiciones objetivas, es posible hablar de un habitus de


clase, en tanto los agentes ubicados en posiciones homogéneas se encuentran
sometidos a similares condiciones objetivas, cuya influencia generará disposiciones
análogas. Sin embargo, esto no implica prácticas idénticas, ya que estas últimas son
efecto tanto de las disposiciones como de la trayectoria de los sujetos, de los vínculos
sociales tejidos, los campos de actuación, las oportunidades extraordinarias.

Esto que constituye el habitus primario es la matriz cultural adquirida en la


primera infancia que será confrontado a lo largo de la vida, en el paso por las distintas
instituciones. Este habitus primario al incorporarse como esquema de percepción y
apreciación de prácticas adquiere un lugar central, ya que opera como esquema
interpretativo y selectivo de la nueva información, al rechazar o reinterpretar “lo
nuevo”. En palabras del propio Bourdieu:

"El peso particular de las experiencias primitivas resulta en efecto en


lo esencial del hecho que el habitus tiende a asegurar su propia
constancia y su propia defensa contra el cambio a través de la
selección que opera entre las informaciones nuevas, rechazando, en
caso de exposición fortuita o forzada, las informaciones capaces de
poner en cuestión la información acumulada y sobre todo
desfavoreciendo la exposición a tales informaciones. (..) Por la
'elección' sistemática que opera entre lugares, acontecimientos,
personas susceptibles de ser frecuentados, el habitus tiene a ponerse
al abrigo de las crisis y de las puestas en cuestión críticas
asegurándose un medio al que está tan preadaptado como es
posible.”
(BOURDIEU, 2010 [1980]: 98-99)

Es por ello que el habitus es caracterizado por su durabilidad, transferibilidad a


nuevas circunstancias y exhaustividad. Las prácticas sociales, entonces, no pueden ser
explicadas sólo desde el presente, el habitus como estructura estructurada y
estructurante moldea la actualidad desde el peso del pasado.

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No obstante, la reproducción de las estructuras sociales nunca es lineal o
mecánica. Las disposiciones adquiridas se actualizan poniéndose en juego en contextos
que van difiriendo y en los que la racionalidad histórica incorporada adquiere nuevos
sentidos. Pero los nuevos sentidos se producen en los límites de lo “razonable” para
los sujetos y que ha sido construido en las coordenadas objetivas de determinado
contexto social. El habitus como principio generador de prácticas explica las
regularidades de la acción sin la existencia de una sumisión consciente a reglas;
concibe su atravesamiento por una racionalidad sin cálculo que hay que develar y se
aparta de las explicaciones más mecanicistas de la sumisión ideológica a valores
impuestos desde fuera.

1.3. Debates, tensiones y evidencias para pensar la


complejidad de la sociedad argentina reciente

El artículo de Kessler (op. cit.) nos presenta los trazos centrales de los debates
contemporáneos en el campo académico internacional en torno a los alcances y límites
explicativos de los conceptos de exclusión y desigualdad social en el marco de las
nuevas dinámicas de diferenciación que emergen de la reestructuración del
capitalismo. Asumiendo la utilidad de tales conceptos para pensar la evolución de la
estructura social en nuestro país, el autor, no obstante, propone abandonar la mirada
dicotómica incluidos/excluidos presente en lo que identifica como la “vertiente
republicana francesa” y recuperar la “visión pluralista o multidimensional” utilizada
por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para comprender la problemática
de la exclusión en términos de “esferas” (“del” trabajo, “en” el trabajo y de ciertos
bienes y servicios válidos según los distintos países como raza, género, etc.). Este
análisis por esferas permite pensar la exclusión según diferentes dimensiones (salud,
educación, vivienda, transporte, seguridad, etc.), precisando las jerarquías entre unas y
otras, de modo de identificar cómo influye la exclusión de unas sobre la posibilidad de
ser excluido de otras.

Con respecto a la educación, por ejemplo, el autor se pregunta cómo pensar la


tensión entre el hecho de que en muchos países de la región se evidencie un aumento
de la cobertura educativa al tiempo que pervive y hasta se profundiza el problema de
las diferencias de calidad entre los distintos establecimientos, con incidencia desigual
según los grupos sociales y con efecto sobre las condiciones de vida futura.

Estas dinámicas no lineales progresivamente van configurando situaciones


intermedias entre integración plena y exclusión total, dibujando un mapa de las
desigualdades altamente complejo que lleva a preguntarse acerca de los límites a

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partir de los cuales en cada una de las esferas se pasa de la desigualdad a la exclusión.
Esta perspectiva, entonces, exige una definición acerca de los gradientes que definen
tanto los procesos de desigualdad como los de exclusión por los que transitan los
sujetos; los efectos de la desigualdad y/o la exclusión de algunas esferas o sistemas
respecto de otras; y atender las transformaciones de sistemas de desigualdad en
sistemas de exclusión y viceversa.

Finalmente, y de modo complementario, cabe recuperar algunos aportes que el


mismo autor realiza en su libro Controversias sobre la desigualdad (2014), en el que
analiza cuatro áreas clásicas del bienestar social (distribución del ingreso, salud,
educación y vivienda) durante el kirchnerismo, advirtiendo tendencias contradictorias
en los procesos para disminuir las brechas sociales que se hacen visibles tanto al
interior de una misma esfera (como en la educación precisamente donde se observa
una tendencia positiva en términos de inclusión de los sectores que antes no accedían
a la escuela, pero acompañada del incremento de las desigualdades internas en el
sistema escolar), como entre las distintas esferas, cuando aquello que genera mayor
igualdad en una podría ser una variable explicativa para comprender la perdurabilidad
o aun el crecimiento de la desigualdad en otra.

Lectura Obligatoria

 Bonnewitz, P. (2003) La sociología de Pierre Bourdieu. Nueva Visión,


Buenos Aires. (pp 45- 62)

 Kessler, G. (2010) “Exclusión social y desigualdad ¿nociones útiles para


pensar la estructura social argentina?”, en Lavboratorio. Revista de
Estudios sobre Cambio Estructural y Desigualdad Social, Nº 24,
Ediciones Suárez, Mar del Plata. En:
http://publicaciones.sociales.uba.ar/index.php/lavboratorio/article/vi
ew/105

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Lectura Ampliatoria

 Bourdieu, P. (1991) La distinción. Criterio y bases sociales del gusto.


Taurus, Madrid. (pp. 122-165)
 Bourdieu, P. (1999 [1979]) La reproducción. Elementos para una teoría
del sistema de enseñanza. Fontamara, México.
 Bourdieu, P. (2010 [1980]) El sentido práctico. Siglo XXI Editores,
Buenos Aires.
 Kessler, G. (2014) Controversias sobre la desigualdad. FCE, Buenos Aires.

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