You are on page 1of 14

LA ECONOMÍA DE

MERCADO Y LA
DOCTRINA DE LA
IGLESIA CATÓLICA
RAFAEL TERMES*

Contrariamente a lo sostenido por el profesor Rodríguez Braun, Rafael Ter-


mes mantiene en su texto que el magisterio de la Iglesia no se opone a la de-
fensa de los tres pilares fundamentales en los que se basa el capitalismo: la pro-
piedad privada, la utilización del mecanismo de los precios como elemento óp-
timo para obtener una eficiente asignación de recursos, y la libertad de las per-
sonas.
Palabras clave: Doctrina de la Iglesia, mercado, liberalismo económico.

l profesor Carlos Ro- blemente, me ha invitado a re-

E dríguez Braun ha ela-


borado un interesante
trabajo que, bajo el título Ten-
dactar.
Conozco al profesor Rodrí-
guez Braun desde hace tiempo
sión económica en la Centesimus y con frecuencia hemos dialo-
Annus, publica este número de gado sobre el tema que en esta
Empresa y Humanismo y en el ocasión aborda y, de hecho, así
que reiteradamente me cita. ha sucedido con ocasión del
artículo en cuestión, diversos
Por eso, no es extraño que el borradores del cual he tenido
director de la Revista haya te- el privilegio de conocer y co-
nido la idea de acompañar el mentar con el autor. De aquí
artículo de Carlos con algunos que me sienta cómodo al re-
comentarios míos que, ama- dactar estas líneas, que no des-

* Rafael Termes es Director del IESE de Madrid.


RAFAEL TERMES

 cubrirán nada nuevo a Carlos


pero que, tal vez, puedan servir
una interpretación forzada del
aforismo “in medio, virtus”,
para que los lectores de Em- podría decir que esta oposición
presa y Humanismo perciban desde ambos extremos del
una interpretación distinta de pensamiento económico me
la que él hace de la Centesimus garantiza la posesión de la ver-
Annus y puedan así sacar sus dad. Ya sé que no es así, pero,
propias conclusiones al respec- en cierto sentido, me refuerza
to. en mi postura.
Advierto, de entrada, que no Viniendo al tema, recordaré
me propongo contestar, una a que cuando, hace ya nueve
una, las críticas de mi amigo a años, en los cursos de verano
la Centesimus Annus. Mi inten- de la Universidad Compluten-
ción es, más bien, afirmar que, se, pronuncié una conferencia
por las razones que diré, estas con el título “La Doctrina so-
críticas no han logrado apar- cial y el espíritu del capitalis-
tarme del convencimiento, que mo: crónica de un malentendi-
profundamente abrigo, de la do”2, me apoyé en la Centesi-
compatibilidad entre la doctri- mus Annus de Juan Pablo II y
na de la Iglesia y el liberalismo en la doctrina de los Papas que
económico; máxime tratándo- le precedieron, para demostrar
se, como es mi caso, del libera- que nada hay en el Magisterio
lismo iusnaturalista1. de la Iglesia que se oponga a la
Mi convencimiento sobre la defensa de los tres pilares bási-
compatibilidad entre la Doc- cos en que se asienta el capita-
trina Social de la Iglesia y el lismo: la propiedad privada,
sistema de economía de libre incluso de los bienes de pro-
mercado que, sin duda con po- ducción; la utilización del me-
ca fortuna, llamamos capitalis- canismo de los precios como
mo, ha sido sometido a inten- instrumento óptimo para la
so ataque tanto desde el lado eficiente asignación de recur-
socialista como desde el lado sos; y la libertad de las perso-
liberal. Los unos me dicen que nas para que todas ellas, res-
no puedo ser católico puesto ponsables de su futuro, puedan
que soy liberal, los otros afir- decidir las actividades que de-
man que no puedo ser liberal seen emprender, asumiendo el
puesto que soy católico. Con riesgo del fracaso a cambio de

Revista Empresa y Humanismo, Vol. II, Nº 2/00, pp. 493-505


LA ECONOMÍA DE MERCADO Y LA DOCTRINA DE LA IGLESIA CATÓLICA

la expectativa de apropiarse el
beneficio si se produce.
Esta es una cuestión que la
Iglesia deja a la libre elección

Añadí entonces, y lo man- de sus fieles, ya que, como rei-
tengo, que en el modelo capi- teradamente ha afirmado el
talista, el Estado no debe in- Magisterio, no tiene compe-
terferir en la mecánica del tencia técnica para entrar en
mercado, ni intervenir, salvo ello. Entiendo que no estoy en
contra, ni en lo más mínimo,
para el ejercicio de un reduci-
de la doctrina social de la Igle-
do papel subsidiario, en aque-
sia, ya que ella me otorga plena
llas actividades de los ciudada-
libertad para defender y pro-
nos que el propio mercado en-
pagar, como lo hago, el libera-
cauza. Lo cual no quiere decir
lismo económico, al tiempo
que se niegue el papel del Es- que insisto en que este sistema
tado, sino más bien afirmar dará mejores resultados cuan-
que, al lado de sus primigenias do las personas que actúan en
funciones como guardián del el marco del mismo más se
orden y administrador de la comporten de acuerdo con los
justicia, compete al Estado, valores morales congruentes
como servidor que debe ser de con la dignidad de la naturale-
la sociedad, velar por la pureza za humana.
del funcionamiento del merca-
do, creando y manteniendo un Mi opinión en favor de la
marco legal para que la activi- solución liberal es compatible
dad económica encuentre sus con el respeto que me merecen
propios objetivos y solvente otros cristianos que piensan
que la fórmula intervencionis-
por ella misma los conflictos
ta es mejor, aunque este respe-
que puedan existir.
to no me impide decir que, a
Mi tesis fue, y sigue siendo, mi juicio, valdría la pena que
que, entendido el capitalismo consideraran que su opinión,
tal como, ni más ni menos, lo tal vez válida técnicamente en
he definido, este sistema pro- un modelo de economía cerra-
duce, tanto desde el punto de da, de suma cero, en el cual lo
vista material como desde el que uno tiene lo ha quitado a
punto de vista moral, mejores otro, puede dejar de serlo en
resultados que su contrario, el un sistema de economía abier-
sistema socialista o de econo- ta, de suma creciente, en el que
mía centralizada y planificada. la distribución del producto se

Revista Empresa y Humanismo, Vol. II, Nº 2/00, pp. 493-505


RAFAEL TERMES

 produce en forma aumentada


para todos.
rum novarum, el economista
Anatole Leroy-Beaulieu declaró
Sin embargo, al final de que esta Encíclica suponía “la
aquella conferencia del año vuelta al mundo de uno de los
1991, terminé reconociendo grandes actores de la historia, el
que mis reflexiones eran el re- papado”. En 1991, es éste el que,
sultado de la lectura de la Cen- situándolo en sus adecuadas pers-
tesimus Annus que yo había he- pectivas, hace volver al seno de
cho desde mi óptica liberal y un mundo importante siempre, el
que, desde luego, admitía que de la Iglesia católica, a la econo-
otros podrían extraer de la En- mía de libre mercado o, si se pre-
cíclica conclusiones distintas fiere, al capitalismo. Se ha dicho
de las que yo me había permi- que esta Encíclica (Centesimus
tido aportar. La verdad es que, Annus) “quizá sea el documento
al decir esto, estaba pensando más sutil y mejor escrito de Juan
en los que se llaman, a sí mis- Pablo II hasta hoy”4. Por supues-
mos, católicos para el socialis- to, pero también el más revolu-
mo, para los cuales todo cris- cionario, porque abre la puerta a
tiano, de acuerdo con el un capitalismo católico.
Magisterio -interpretado por
ellos- no tiene más remedio ***
que ser socialista. La sorpresa
para mí es que la lectura dis- Entrando ya en el trabajo
crepante ha venido de un libe- que debo comentar, quiero, en
ral tan eximio como Carlos primer lugar, señalar el respe-
Rodríguez Braun que, de esta to, rayando en simpatía, que
forma, se ha constituido en Carlos Rodríguez Braun sien-
una de las pocas excepciones te por Juan Pablo II, puesto de
dentro de los pensadores libe- manifiesto no sólo en el artí-
rales que, en su gran mayoría, culo que nos ocupa, sino en
recibieron con gran regocijo la muchas otras ocasiones. Tam-
Centesimus Annus. Juan Velar- bién merecen anotarse las fra-
de Fuertes, en el trabajo con ses de elogio que el autor dedi-
que participó en el ciclo sobre ca a la “ejemplar, extraordina-
la Encíclica, organizado por la ria y abnegada labor de la Igle-
Real Academia de Ciencias sia católica”. Lo cual quiere
Morales y Políticas3, termina decir que el profesor Rodrí-
diciendo: En 1981, ante la Re- guez Braun critica la doctrina

Revista Empresa y Humanismo, Vol. II, Nº 2/00, pp. 493-505


LA ECONOMÍA DE MERCADO Y LA DOCTRINA DE LA IGLESIA CATÓLICA

de la Iglesia por razones que


no tienen nada que ver con los
son atribuibles al sistema eco-
nómico, sino al sistema ético-

espurios motivos que inducen cultural- le lleva a proponer
a los mal llamados progresistas soluciones que, técnicamente
a pronunciarse, casi siempre hablando, no son correctas, lo
desde la ignorancia, en contra cual no tiene nada de extraño,
de la Iglesia católica. Su dis- puesto que, en repetidas oca-
crepancia es fruto de un traba- siones, el Magisterio ha afir-
jo serio, que merece todos mis mado que la Iglesia carece de
respetos, aunque el resultado competencia en el aspecto téc-
del mismo a mí me parezca nico.
erróneo.
El propio Juan Pablo II en
Desde este respeto, intenta- la Encíclica Sollicitudo rei so-
ré indagar las causas que expli- cialis, anterior a la Centesimus
can la crítica que Carlos Ro- Annus, afirma que la Iglesia no
dríguez Braun, desde su pen- propone sistemas o programas
samiento liberal, dedica a la económicos y políticos, ni mani-
Centesimus Annus. A mi juicio,
fiesta preferencias por unos o por
estas causas son por lo menos
otros, con tal de que la dignidad
tres. La primera es que Rodrí-
del hombre sea debidamente res-
guez Braun, en vez de enjui-
ciar la Encíclica por su tenor petada y promovida. Ya sé que
global, realiza un despiece de Rodríguez Braun dice que esto
la misma, poniendo de relieve es lo que afirma la Iglesia, pe-
las frases, incluidas en algunos ro, en realidad, sí propone un
párrafos, de las que parece que sistema, al oponerse -según él-
pueda deducirse una condena al libre mercado. No es así. Lo
moral del liberalismo o una que pasa es que -como sigue
defensa de la necesidad del in- diciendo Juan Pablo II- la
tervencionismo estatal. No Iglesia es experta en humanidad,
niego que sea así. Pero ello es y esto le mueve a extender nece-
debido a que el Papa no habla sariamente su misión religiosa a
como economista, sino como los diversos campos en que los
pastor de almas, y, a veces, esta hombres y mujeres desarrollan
preocupación por los fallos sus actividades (...). Por esto la
morales que se observan en las Iglesia tiene una palabra que de-
sociedades contemporáneas cir (...) y a este fin utiliza como
-que él mismo afirma que no instrumento su doctrina social.

Revista Empresa y Humanismo, Vol. II, Nº 2/00, pp. 493-505


RAFAEL TERMES

 La doctrina social de la Iglesia


-concluye el Pontífice- no es,
se opone a que los católicos se
adhieran al sistema capitalista
pues, una tercera vía entre el ca- de organización social, si esti-
pitalismo liberal y el colectivismo man que éste es, como yo
marxista, y ni siquiera una posi- pienso, el que mejor y más rá-
ble alternativa a otras soluciones pidamente logra el bienestar
menos contrapuestas radicalmen- de los pueblos. Basta, a mi en-
te, sino que tiene una categoría tender, que el Documento lo
propia. No es tampoco una ideo- diga, aunque en algunos párra-
logía, sino la cuidadosa formula- fos, por defectos de expresión,
ción del resultado de una atenta parezca contradecirlo. Que es-
reflexión sobre las complejas rea- ta postura es correcta, puede
lidades de la vida del hombre en ayudar a verlo el razonamiento
la sociedad y en el contexto inter- aportado, a contrario sensu, por
nacional, a la luz de la fe y de la Gabriel Zanotti, bien conoci-
tradición eclesial. Su objetivo do del profesor Rodríguez
principal es interpretar esas rea- Braun, cuando, para defender
lidades, examinando su confor- a Mises y Hayek, cuya “sola
midad o diferencia con lo que el mención causa hoy, en ambientes
Evangelio enseña acerca del eclesiales, más recelo que el anti-
hombre y su vocación terrena y, a cristo”, dice: “no les pidamos que
la vez, trascendente, para orien- compartan una cosmovisión cris-
tar en consecuencia la conducta tiana en la cual, y no por mala
cristiana. Por tanto, no pertenece voluntad, nunca estuvieron. Pi-
-la doctrina social- al ámbito de dámosle, sí, sus aportes técnicos al
la ideología, sino al de la teolo- análisis de la economía de mer-
gía, y especialmente de la teología cado, y descubriremos (...) que el
moral5. mercado es un proceso que, bajo
No parece, pues, adecuado determinadas condiciones insti-
esperar que todas y cada una tucionales -libre acceso; ausencia
de las frases de la Centesimus de privilegios y prebendas a los
Annus resistan el examen críti- emprendimientos privados- con-
co, desde el punto de vista del duce los recursos escasos hacia las
pensamiento económico libe- necesidades de la demanda, con-
ral, para que pueda afirmarse duciendo ello a la función social
que esta Encíclica, que sinteti- de la propiedad, la subsidiarie-
za y pone al día la centenaria dad del Estado y la primacía del
doctrina social de la Iglesia, no bien común6, bien común que,

Revista Empresa y Humanismo, Vol. II, Nº 2/00, pp. 493-505


LA ECONOMÍA DE MERCADO Y LA DOCTRINA DE LA IGLESIA CATÓLICA

añado yo, es precisamente el


objetivo que dicen buscar los
les”, es un error a él sólo impu-
table, pero no compromete la

citados ambientes eclesiásticos doctrina de la Iglesia. Cuando
hostiles. No pidamos tampoco monseñor Van Thuan, según
al Papa que no cometa ningún nos relata Rodríguez Braun,
error en economía; basta que afirma que el Papa no es libe-
nos diga que la economía de ral, dice, sin duda, una verdad,
mercado, ajena al error antro- desde el punto de vista políti-
pológico -desaparición del con- co-económico, porque el Papa,
cepto de persona como sujeto au- como Vicario de Cristo y Ca-
tónomo de decisión moral- que el beza de Su Iglesia, no es, no
Papa achaca al socialismo7, si puede ser, ni liberal ni socialis-
la empleamos bien, es una vía ta, ni socialdemócrata, ni par-
que conduce al verdadero pro- tidario de la tercera vía, ni de
greso económico y civil8. ninguna otra forma de organi-
zación político-social. Su pa-
pel, como sucesor de Pedro, es
*** “confirmar en la verdad”, seña-
Otra de las razones que, a lando a los fieles de la Iglesia y
mi juicio, explican la crítica a todos los hombres de buena
negativa, desde la óptica libe- voluntad, aquello que en estos
ral, que el profesor Rodríguez sistemas es o no conforme a la
Braun dedica a la doctrina de dignidad de la persona y que,
la Iglesia católica es que se en consecuencia, les acerca o
apoya en declaraciones de per- aleja de su último fin.
sonajes eclesiásticos que, por Lo que importa, al objeto
prestigiosos que sean, no re- que nos ocupa, es que del Ma-
presentan el magisterio Uni- gisterio del actual Papa, en
versal de la Iglesia que compe- concordancia con el de sus
te, en exclusiva, al Papa y al predecesores, se deduce clara-
Concilio Ecuménico convo- mente el derecho que asiste a
cado y presidido por Él. Que todos los católicos a optar por
el arzobispo François-Xavier el sistema capitalista, sin trai-
Nguyen van Thuan, admirable cionar por ello la doctrina de
víctima del comunismo vietna- la Iglesia. Lo que importa es la
mita, hable del doble peligro compatibilidad entre catolicis-
del comunismo y el capitalis- mo y capitalismo, que, sobre
mo, equiparando ambos “ma- todo, en la Centesimus Annus,

Revista Empresa y Humanismo, Vol. II, Nº 2/00, pp. 493-505


RAFAEL TERMES

 en mi opinión, está claramente


declarada, siempre que el capi-
la teoría económica en el ámbito
general10. Como se ve, esto sue-
talismo se entienda en la for- na en forma muy distinta de lo
ma que el Papa lo describe9 y que, citando a monseñor Van
que coincide con la definición Thuan, nos aporta Rodríguez
que di al principio y tal como, Braun.
a mi juicio, se practica al día de Para no hacerme prolijo, di-
hoy. ré simplemente que, en el ca-
Por otra parte, puestos a ci- pítulo de testimonios, difícil-
tar testimonios sobre el pensa- mente podemos obviar al de
miento económico de Juan Pa- todos conocido profesor Mi-
blo II, podemos buscar otros chael Novak quien, en sus muy
autores y, entre ellos, el padre numerosas publicaciones, desde
Robert Sirico, sacerdote cató- The Spirit of Democratic Capi-
lico norteamericano. En el III talism (1982)11 hasta The Cat-
Simposium Internacional sobre holic Ethic and the Spirit of Ca-
Economía y Religión, organiza- pitalism (1993)12, no ha cesado
do, en mayo de 1999 por la de demostrar la verdad de la
Facultad de Ciencias Econó- misma tesis que yo sostengo,
micas y Empresariales de la es decir, la compatibilidad y
Universidad de Navarra, y en hasta coincidencia entre capi-
el que tanto el profesor Rodrí- talismo y catolicismo. Coinci-
guez Braun como yo participa- dencia digo, porque de su con-
mos, el profesor Sirico desa- junción salen los mejores re-
rrolló una ponencia bajo el tí- sultados, tanto en términos
tulo: “La economía en el pen- económicos como en términos
samiento de Juan Pablo II”, morales. Novak es el autor de
que él mismo resumió dicien- lo que Rodríguez Braun, en el
do que había resaltado la im- artículo que estoy comentan-
portancia del librecambio, de la do, llama la “cuestión triparti-
libertad de asociación, de la em- ta”. Y esta “cuestión” me lleva a
presa, de la propiedad privada, la tercera explicación, y última
del sistema de precios y beneficios, que quiero comentar, de la crí-
de la caridad voluntaria y de la tica del profesor Rodríguez
provisión del bienestar; así como Braun a la Iglesia que, según
del papel limitado del Estado, él, continua viendo al liberalis-
tanto según el pensamiento del mo como hostil o en el mejor de
Papa como según la tradición de los casos ajeno a la moral, igual

Revista Empresa y Humanismo, Vol. II, Nº 2/00, pp. 493-505


LA ECONOMÍA DE MERCADO Y LA DOCTRINA DE LA IGLESIA CATÓLICA

que lo ha visto siempre el inter-


vencionismo de izquierdas y de-
del propósito de descubrir y
atender las necesidades de los

rechas. demás, lo cual, en ausencia de
*** violencia, fraude o dolo, y sin
merma de la búsqueda del le-
Y esta tercera explicación es gítimo interés propio, es una
que Carlos Rodríguez Braun, a manifestación del espíritu de
pesar de citar el sistema tripar- servicio inherente al capitalis-
tito, económico-político-cul- mo.
tural, no profundiza en el sen-
tido que atribuye Novak a lo Pero el capitalismo no se
que, desde 1982, llama “capita- desarrolla en el vacío; vive en
lismo democrático”. Las carac- el entorno constituido por un
terísticas de este modelo, que determinado sistema ético-
su autor califica de uno y trino, cultural y un concreto sistema
vienen dadas por la conjunción político-jurisdiccional que,
de un sistema económico de respectivamente, motiva y en-
libre mercado; un sistema polí- marca la actuación de los
tico respetuoso con los dere- agentes del sistema económi-
chos individuales a la vida, a la co. Por ello, distintas axiologías
libertad y a la búsqueda de la y distintas organizaciones po-
felicidad; y un sistema moral lítico-jurídicas producirán re-
cultural pluralista y, en el más sultados económicos y morales
correcto sentido de la palabra, distintos, por la mera opera-
liberal. La razón última de esta ción de las mismas leyes eco-
configuración radica en que el nómicas generales. Entendidas
capitalismo es un sistema eco- las cosas de esta forma, me pa-
nómico que tiene sus leyes rece que resulta sencillo con-
propias e invariantes, aunque cluir que, sin intentar interferir
esto no quiera decir que sea en el núcleo invariante de las
amoral, ya que el sistema, en sí leyes económicas, es decir, re-
mismo, no presupone ninguna nunciando a la intervención
necesaria vinculación con con- gubernamental de los merca-
cepciones filosóficas rechaza- dos, podemos y debemos in-
bles desde una antropología tentar mejorar, desde el punto
correcta. Es más, el mercado, de vista ético, los resultados
propio del sistema capitalista del proceso económico de
tiene su moral, como resultado asignación de recursos, perfec-

Revista Empresa y Humanismo, Vol. II, Nº 2/00, pp. 493-505


RAFAEL TERMES

 cionando el sistema de valores


y el sistema institucional.
por la del ser y valer, aclara que
estas críticas van dirigidas no
Y esto es precisamente lo tanto contra un sistema económi-
que quiere Juan Pablo II, y a lo co, cuanto contra un sistema éti-
que se dirigen sus advertencias co-cultural15.
para que el capitalismo merez- Por lo tanto, si queremos
ca la respuesta positiva que le que nuestro sistema capitalista
otorga en el tan citado punto sea el capitalismo bien enten-
42 de su Centesimus Annus. El dido al que se refiere el Papa,
Papa, hablando del capitalis- no es necesario precisamente
mo o, como él prefiere, de la cambiar el sistema económico
economía libre o de mercado, liberal que lo sustenta, sino,
no dice que sea necesario cam- visto el deterioro de los siste-
biar el sistema económico que mas cultural e institucional
constituye la primera “pata” del que lo enmarcan, intentar re-
sistema tripartito. El Papa, generarlos. En esta necesaria
simplemente apunta a la mejo- regeneración moral de nues-
ra de las otras dos “patas” del tras sociedades y sus institu-
modelo y, refiriéndose a una de ciones, el principal recurso del
ellas, el sistema institucional, hombre, dice Juan Pablo II, es el
propugna un sistema en el cual hombre mismo. El hombre, con
la libertad, en el ámbito econó- sus creencias y con su comporta-
mico esté encuadrada en un sóli- miento. Es su inteligencia la que
do contexto jurídico que la ponga descubre las potencialidades pro-
al servicio de la libertad humana ductivas de la tierra y las múlti-
integral13, afirmando que la ac- ples modalidades con que se pue-
tividad económica, en particular den satisfacer las necesidades hu-
la economía de mercado, no pue- manas. Es su trabajo disciplina-
de desenvolverse en medio de un do, en solidaria colaboración, el
vacío institucional, jurídico y po- que permite la creación de comu-
lítico14. Y, por lo que respecta a nidades de trabajo cada vez más
la tercera “pata”, el Papa, des- amplias y seguras para llevar a
pués de censurar numerosos cabo la transformación del am-
rasgos de comportamiento de- biente natural y la del mismo
gradado que se observan en las ambiente humano. En este proce-
sociedades occidentales, domi- so están comprometidas impor-
nadas por la cultura del poseer tantes virtudes, como son la dili-
y gozar, en vez de orientarse gencia, la laboriosidad, la pru-

Revista Empresa y Humanismo, Vol. II, Nº 2/00, pp. 493-505


LA ECONOMÍA DE MERCADO Y LA DOCTRINA DE LA IGLESIA CATÓLICA

dencia en asumir los riesgos ra-


zonables, la fiabilidad y la leal-
para promover la creatividad
humana mediante la coopera-

tad en las relaciones interperso- ción.
nales, la resolución del ánimo en
la ejecución de decisiones difíciles ***
y dolorosas, pero necesarias para
el trabajo común de la empresa y Siendo todo esto así, con-
para hacer frente a los eventuales cluiré diciendo que la relectura
reveses de la fortuna16. de la Centesimus Annus de la
mano crítica de Carlos Rodrí-
Siguiendo a Michael Novak, guez Braun, no me ha descu-
diré que creatividad y coopera- bierto en la Encíclica nada que
ción son los términos en que me suponga la tensión que él
cabría sintetizar las virtudes acusa y, mucho menos, que me
enumeradas por el Papa. Pero obligue a abdicar de mi libera-
creatividad y cooperación son, lismo. No creo que la doctrina
precisamente, las virtudes pro- social de la Iglesia, reactualiza-
pias del capitalismo. La pro- da por el Pontífice, sea hostil al
funda justificación moral del liberalismo económico. Respe-
sistema capitalista no radica tando su postura, mi más fer-
tan sólo en que -imperfecto viente deseo es que Carlos lle-
como es- sirva a la libertad gara a verlo también así. En
mejor que cualquier otro co- cuanto a mí, siguiendo el dic-
nocido; ni siquiera en que sea tado de nuestro común amigo
la manera práctica de realizar Lucas Beltrán, me mantendré
la opción por los pobres, ya liberal impenitente, luchando,
que eleva sus niveles de vida dentro de mis flaquezas, por
más que ningún otro sistema; comportarme como un buen
ni en que mejore el estado de católico. Precisamente esta
salud de los seres humanos y condición es la que me hace
mantenga el balance entre los pensar que el cristianismo tie-
hombres y su entorno mejor ne un papel decisivo en las
que en las socialistas o tradi- economías de mercado. Cier-
cionales sociedades del tercer tamente que el cristianismo no
mundo. Todo esto es cierto, es un simple código de con-
pero la verdadera fuerza moral ducta. El cristianismo es esen-
del capitalismo -que es descu- cialmente, y ante todo, la ad-
brimiento, innovación e inver- hesión personal a Jesucristo,
sión- radica en su capacidad confesado como Dios y Hom-

Revista Empresa y Humanismo, Vol. II, Nº 2/00, pp. 493-505


RAFAEL TERMES

 bre verdadero. Pero la fe entra-


ña un compromiso de com-
decisión toda disociación entre el
compromiso del corazón y las ac-
portamiento, de seguimiento ciones que lo expresan y demues-
por un camino basado en las tran17.
enseñanzas y las obras de Cris- Por lo tanto, si los cristianos
to. Los primeros cristianos,
que operan en el sistema capi-
provenientes tanto del pueblo
talista, cualquiera que sea el
judío como de la gentilidad,
lugar que en él ocupen, viven,
dice también Juan Pablo II en
en el ejercicio de su respectiva
su posterior Encíclica Veritatis
Splendor, se diferenciaban de los actividad, las virtudes cristia-
paganos no sólo por su fe y su li- nas; si los no cristianos viven
turgia, sino también por el testi- las virtudes morales de acuer-
monio de su conducta moral, ins- do con la ley natural, que a to-
pirada en la Ley Nueva. En dos obliga y a todos los que
efecto, la Iglesia es a la vez co- con sinceridad la buscan les es
munión de fe y de vida. Ninguna dado conocer, en forma que no
laceración debe atentar contra la podrá diferir de la auténtica
armonía entre la fe y la vida: la interpretación del Magisterio;
unidad de la Iglesia es herida no entonces el tripartito sistema
sólo por los cristianos que recha- que hemos estado contem-
zan o falsean la verdad de la fe, plando funcionará satisfacto-
sino también por aquellos que riamente y producirá los mejo-
desconocen las obligaciones mora- res resultados, tanto económi-
les a las que los llama el Evange- cos como morales, que cabe
lio. Los Apóstoles rechazaron con esperar en esta tierra.

Revista Empresa y Humanismo, Vol. II, Nº 2/00, pp. 493-505


LA ECONOMÍA DE MERCADO Y LA DOCTRINA DE LA IGLESIA CATÓLICA

1 En nota a pie de página, Rodríguez


NOTAS
versidad Francisco Marroquín, Gua-

Braun se refiere a la frase de Lucas temala.
Beltrán -”moriré católico penitente y
7 Juan Pablo II (1993), Centesimus
liberal impenitente”- que yo le recor-
Annus, nº 13.
daba para definir mi propia posición.
A pesar de la ingeniosa pirueta inter- 8 Ibidem, nº 42.
pretativa de Carlos, es evidente que
Lucas quería decir que, si bien, como 9 Cfr. Juan Pablo II (1993), Centesi-
católico, se arrepentía de sus pecados, mus Annus, nº 42.
no se arrepentía de ser liberal, preci- 10 Ravina, Luis (ed.) (2000), Economía
samente porque no lo consideraba y Religión, Eunsa, Pamplona, p. 246.
pecado.
11 Novak, Michael (1984), El espíritu
2 Los problemas sociales cien años des- del capitalismo democrático, Ediciones
pués de la Rerum Novarum, Cursos de Tres Tiempos, Buenos Aires.
verano de la Universidad Complu-
tense, 31 de julio de 1991. 12 Novak, Michael (1983), The Cat-
holic Ethic and the Spirit of Capitalism,
3 VV. AA. (1991), Acerca de Centesi- The Free Press, Nueva York.
mus Annus, Espasa-Calpe, Madrid.
13 Juan Pablo II (1993), Centesimus
4 La frase es de Richard N. Ostling Annus, nº 42.
en “Mopping up after Marx”, Time,
14 Ibidem, nº 48.
13 de mayo, 1991.
15 Ibidem, nº 39.
5 Juan Pablo II, Sollicitudo rei socialis,
nº 41. 16 Juan Pablo II (1993), Centesimus
Annus, nº 32.
6 Zanotti, Gabriel J. (1999), Doctri-
na Social de la Iglesia y Liberalismo: 17 Juan Pablo II (1993), Veritatis
¿Antagonismo o malentendido?, Uni- splendor, nº 26.

Revista Empresa y Humanismo, Vol. II, Nº 2/00, pp. 493-505

You might also like