1. Creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, inspirada plenariamente, inerrante,
infalible, autoritativa y suficiente para toda doctrina, fe y practica de vida. Negar estas doctrinas es salir del cristianismo verdadero y bíblico. 2. Creemos que existe un solo Dios, Único y verdadero en tres personas , Padre, Hijo y Espíritu Santo. Bendita y Santísima Trinidad. 3. Creemos que Dios es el Único Ser, auto existente, Todopoderoso, Omnisciente, Omnipresente, y es la única fuente de todo ser, de toda vida, de quien, por quien, y para quien son todas las cosas. 4. Creemos que Dios desde la eternidad, determino libre e inalterablemente todo lo que sucedió, sucede y sucederá en el tiempo y espacio creados como medio para la redención; y por ello el propósito de redimir precede al propósito de crear y permitir la caída dentro del único Decreto eterno. Sin embargo, al ser fuera del tiempo y el espacio, lo hizo de tal manera, que Dios ni es autor del pecado, ni fuerza violencia la voluntad de sus criaturas. 5. Creemos que, por el decreto eterno de Dios, antes de la creación del tiempo y las cosas, para la manifestación de su propia gloria, algunos hombres y ángeles son predestinados a vida eterna, y otros dejados a su naturaleza rebelde a muerte eterna. 6. Creemos que Dios es el Creador desde el principio, del mundo y todas las cosas que en él están, ya sean visibles o invisibles, en el lapso de seis días, y todas muy buenas. 7. Creemos que Dios, según su decreto, determino sostener, dirigir, disponer y gobernar a todas las criaturas, acciones y cosas, desde la más grande hasta la más pequeña, por su sabia y santa providencia, conforme a su omnisciencia infalible y su propia voluntad, que nunca cambia. 8. Creemos que cuando Adán y Evan cayeron, la humanidad cayo con ellos con justa razón y todos nacemos con el pecado original muertos en delitos y pecados, incapaces de salvarnos por obras, mantener una salvación por obras o evidenciar salvación con obras y reglas inventadas por los hombres, todos los seres humanos naturales están condenados ante Dios que es Justo, Santo, y Bueno. 9. Creemos que Dios hizo un primer pacto con el hombre y se le denomina el pacto de obras, en el que se prometía la vida a Adán, y en éste a su posteridad, bajo la condición de una obediencia personal perfecta, pero Adán al caer rompió este pacto y se condeno y con el a toda su descendencia. 10. Al caer Adán Dios ejecuta en el tiempo lo que había predeterminado antes de la creación del mundo, hacer un segundo pacto, llamado comúnmente el Pacto de gracia, según el cual Dios ofrece libremente a los pecadores vida y salvación por Cristo(la simiente de la mujer) , solo por medio de la fe en Él para que puedan ser salvos, y prometiendo dar su Espíritu Santo a todos aquellos que habiendo sido ordenados para vida se arrepientan, dándoles así voluntad y capacidad para arrepentirse y creer. 11. Este pacto era ministrado de un modo diferente en el tiempo de la ley y en el del Evangelio. Bajo la ley se ministraba por promesas, profecías, sacrificios, la circuncisión, el cordero pascual y otros tipos y ordenanzas entregados al pueblo judío; y todos señalaban al Cristo que había de venir, después de Cristo se ministro a través del Mesías que ya vino, murió y resucito por nosotros, Jesús mismo el Cristo de Dios, la promesa cumplida, el verdadero profeta, el verdadero sacerdote, el verdadero Rey, el verdadero Cordero. 12. Bajo el Evangelio, cuando Cristo, el verdadero Cordero, fue manifestado, las ordenanzas por las cuales se ministra este pacto son: la predicación de la Palabra, la administración de los sacramentos del Bautismo y de la Cena del Señor. 13. Creemos que El Hijo de Dios, la segunda persona de la Trinidad, siendo verdadero y eterno Dios, igual y de una sustancia con el Padre, habiendo llegado la plenitud del tiempo, tomo sobre si la naturaleza humana con todas sus propiedades esenciales y con sus debilidades comunes, más sin pecado. Fue concebido por el poder del Espíritu Santo en el vientre de la virgen María, de la sustancia de ella. Así que, dos naturalezas completas, perfectas y distintas, la divina y humana, se unieron inseparablemente en una persona, pero sin conversión composición o confusión alguna. Esta persona es verdadero Dios y verdadero hombre, un solo Cristo, el único mediador entre Dios y el hombre. Si se niega la doctrina de la concepción virginal y sobrenatural se abandona el cristianismo bíblico y verdadero. 14. Creemos que El Señor Jesús, con la mayor voluntad tomo para si este oficio, y para desempeñarlo, fue puesto bajo la ley, la que cumplió perfectamente; padeció los más crueles tormentos directamente en su alma y los más dolorosos sufrimientos en su cuerpo; fue crucificado y murió, fue sepultado y permaneció bajo el poder de la muerte, aun cuando no vio corrupción. Al tercer día se levantó de entre los muertos con el mismo cuerpo que tenía cuando sufrió, con el cual también ascendió al cielo y allí está sentado a la diestra del padre, intercediendo, y cuando sea el fin del mundo volverá para juzgar a los hombres y a los ángeles. 15. El Señor Jesucristo, por su perfecta obediencia y por el sacrificio de si mismo que ofreció una sola vez por el Espíritu eterno de Dios, ha satisfecho plenamente a la justicia de su Padre, en una sustitución penal, El por su pueblo y compro para aquellos que éste le había dado, desde antes de la fundación del mundo, no solo la reconciliación, y resurrección en la suya, sino también una herencia eterna en el reino de los cielos. Negar la sustitución penal es salir del cristianismo verdadero y bíblico. 16. Creemos que el Libre Albedrio del ser humano esta totalmente corrompido por la muerte espiritual de modo que sea izquierda o derecha solo tiene fruto de pecado continuo. Por eso el hombre natural no quiere ni puede venir a Cristo por si mismo para ser salvo, se necesita una obra intercesora sobrenatural de Dios que lo haga nacer de nuevo para que una vez nacido de nuevo el ser humano pueda querer a Dios. 17. Creemos que a todos aquellos a quienes Dios ha predestinado para vida, y a ellos solamente, le agrada en su tiempo señalado y aceptado, llamar eficazmente a través de la Iglesia (llamamiento externo) y el Espíritu Santo (llamamiento interno) solo a través de la predicación del Evangelio. 18. Creemos que aquellos que han nacido de nuevo, son nuevas criaturas y están en la mano de Dios, sellados con su Espíritu Santo, por la gracia de Dios y su providente mano que los hace llegar hasta el final, no pierden su salvación jamás. 19. Creemos que todo aquel que hizo una profesión de fe, este poco o mucho tiempo gozando del don celestial de la comunión del pueblo de Dios, y aun así abandona la fe, evidencia que jamás nació de nuevo, nunca fue salvo y no pierde la salvación, porque jamás la tuvo. Era un inconverso en medio de la Iglesia, parte de la cizaña en medio del trigo, un cabrito en medio de las ovejas, y Dios aun puede tener misericordia de él si se arrepiente. Esto se llama apostasía. 20. Creemos que Cristo es nuestra justificación, al tomar nuestro lugar en la cruz y cuando creímos nosotros su lugar en los lugares celestiales un intercambio glorioso. Ahora nuestra identidad no es lo que hacemos en medio de la batalla con el pecado si no lo que somos en Cristo. 21. Creemos que a los que Cristo justifica los sumerge en el Cuerpo de Cristo, su cuerpo espiritual, el cual el Padre ama como al mismo Cristo y por tanto así a los creyentes. 22. Creemos que la salvación viene por Gracia solo por medio de la fe y que todo es un regalo de Dios, evidenciado por un verdadero arrepentimiento para con Dios no para con los hombres o la conciencia nada mas. 23. Creemos que al estar en el cuerpo de Cristo por gracia recibimos el titulo especial de Hijos de Dios al ser adoptados por Dios y amados con el amor Trino por toda la eternidad en Cristo. 24. Creemos que al ser nacidos de nuevo, justificados y adoptados, por medio del Espíritu Santo que mora ahora en nosotros , el creyente mortifica su pecado diariamente, lucha con el, ama lo que Dios ama y odia lo que Dios odia. El creyente que tropieza no se puede agradar mas del pecado y se lamenta profundamente , pero también tiene gran esperanza en la fidelidad de Dios a su pacto y a su amor sin condiciones en Cristo. 25. Creemos que todo ser humano nacido de nuevo, adoptado, y en proceso de santificación progresiva, obra para bien según la voluntad de Dios. Las buenas obras son solamente las que Dios ha ordenado en su Santa Palabra y no las que, sin ninguna autoridad para ello, han imaginado los hombres sectarios o con cualquier pretexto de buena intención. Las buenas obras no son reglas, tradiciones y condiciones para ser salvo si no el fruto del Espíritu Santo empapando toda obra en la vida del creyente. 26. Creemos que aunque los verdaderos creyentes no están bajo la ley como un pacto de obras para ser justificados o condenados; sin embargo, es de gran como una regla de vida les informa de la voluntad de Dios y de sus deberes, les dirige y obliga a andar en conformidad con ella; les descubre también la pecaminosa contaminación de su naturaleza, y corazón de tal manera, que cuando ellos se examinan delante de ella, puedan llegar a una convicción más profunda de su pecado, a sentir humillación por él y un odio contra ése. También la ley moral es útil para los regenerados para restringir su corrupción, puesto que prohíbe el pecado; y empapar las leyes civiles de las naciones aun no nacidas de nuevo para restringir la maldad del ser humano, obedeciendo la ley de Dios empapando las leyes de las naciones con la verdadera ley. 27. Creemos que Solo Dios es el Señor de la conciencia, y la ha dejado libre de los mandamientos y doctrinas de los hombres, tradiciones, principios reguladores particulares, y costumbres, las cuales sean en alguna manera contrarias a su Palabra, o sean puestos como evidencia de verdadera fe, o regla para medir la fe de otros .Así que obligar a creer tales costumbres, tradiciones o doctrinas u obedecer tales mandamientos, contra la conciencia, es traicionar la verdadera libertad de esta; y el requerir una fe implícita y una obediencia ciega y absoluta a estos, es destruir la libertad de conciencia y también la razón. 28. Creemos en la obligatoriedad de la celebración conjunta de la Iglesia el día del Señor, el Domingo , y que al ser un tipo de las bodas del Cordero, todo creyente evidenciara su verdadera fe y su anhelo de estar con Cristo el día final estando presente sin excusas en la adoración congregacional. 29. Creemos que el principio regulador de adoración bíblico único es “en Espíritu y en verdad” no habiendo otro en toda la Escritura que mande que se haga lo que Dios no ha dispuesto, nadie puede imponer a la iglesia de Dios que se adore a Dios de otra forma aparte de la que El ha establecido. 30. Creemos que Dios, el Supremo Señor y Rey de todo el mundo, ha instituido a las autoridades civiles para estar sujetos a Él mientras nos sujetamos a la autoridad designada, gobernando al pueblo para la gloria de Dios y el bien público; y con este fin les ha armado con el poder de la espada, para la defensa y aliento de los que viven éticamente y castigo de los que rompen las leyes. Es el deber del pueblo orar por las autoridades y honrarlos, pagar su impuesto debido y velar por la paz de las ciudades y pueblos donde vivimos , por causa de la conciencia. La no profesión de fe o la diferencia de religión no invalida la autoridad legal y justa de una autoridad civil. Esta sujeción a los estados solo se da en el contexto de que el Estado también se sujete a Dios, en caso un Estado civil vaya en contra de la fe cristiana no es obligación del creyente sujetarse. 31. El matrimonio ha de ser entre un hombre y una mujer; no es lícito para ningún hombre tener más de una esposa, ni para ninguna mujer tener más de un marido, al mismo tiempo. El matrimonio fue instituido para la mutua ayuda de esposo y esposa; para multiplicar la raza humana por generación legítima y la iglesia con una simiente santa, y para prevenir la impureza. Es lícito para toda clase de personas casarse con quien sea capaz de dar su consentimiento con juicio; sin embargo, es deber de los cristianos casarse solamente en el Señor. Y por lo tanto los que profesan la verdadera religión reformada no deben casarse con los incrédulos, ni deben los que son piadosos unirse en yugo desigual, casándose con los que notoriamente son perversos en sus vidas o que sostienen herejías evidentes. 32. Sobre el divorcio. El adulterio, fornicación cometidos después del compromiso, siendo descubiertos antes del casamiento, dan ocasión justa a la parte inocente para anular aquel compromiso. En caso de adulterio o abandono de hogar definitivo, después del matrimonio, y tras intentos sinceros de traer al arrepentimiento a la parte culpable sin éxito, es lícito para la parte inocente promover su divorcio o aceptar este en caso la plantee la otra parte, y después de éste, puede casarse con otra persona como si la parte ofensora hubiera muerto. 33. El esposo y la esposa tienen el mismo valor delante de Dios, puesto que ambos fueron creados a la imagen de Dios. La relación matrimonial modela la forma como Dios se relaciona con su pueblo. Un esposo debe amar a su esposa como Cristo amó a la iglesia. Él tiene la responsabilidad dada por Dios de proveer, proteger y dirigir a su familia. Una esposa debe someterse con gracia al liderazgo como siervo de su esposo, así como la iglesia se sujeta voluntariamente a la dirección de Cristo. Ella, siendo creada a la imagen de Dios como lo es su marido, y por tanto igual a él, tiene la responsabilidad dada por Dios de respetar a su marido y servirle de ayuda en la administración del hogar y la educación de la próxima generación. 34. Creemos que la vida se da desde el momento de la concepción. Los niños, desde el momento de la concepción, son una bendición y herencia del Señor. Los padres deben demostrar a sus hijos el modelo de Dios para el matrimonio. Los padres deben enseñar a sus hijos los valores espirituales y morales, y dirigirlos, mediante el ejemplo de un estilo de vida consistente y una disciplina amorosa, para que hagan decisiones basadas en la verdad bíblica. Los hijos deben honrar y obedecer a sus padres. 35. Creemos que La iglesia universal, que es invisible, se compone del número de los elegidos que han sido, son o serán reunidos en uno, bajo Cristo la cabeza de ella; y es la esposa, el cuerpo, la plenitud de Aquel que llena todo en todo. No hay otra cabeza de la Iglesia sino el Señor Jesucristo; ni puede en ningún sentido ningún hombre ser cabeza de ella. 36. Creemos que la iglesia no es un local, somos nosotros. Todos los santos que están unidos a Jesucristo su cabeza, por su Espíritu y por la fe, tienen comunión con Él en sus gracias, sufrimientos, muerte, resurrección y gloria. Y estando unidos unos a otros en amor, tienen comunión en sus mutuos dones y gracias; y están obligados al cumplimiento de tales deberes, públicos y privados, que conducen a su mutuo bien, tanto en el hombre interior como en el exterior. 37. Los sacramentos son señales y sellos santos del pacto de gracia, instituidos directamente por Dios, para representar a Cristo y a sus beneficios y para confirmar nuestra participación en él, y también para establecer una distinción visible entre aquellos que pertenecen a la iglesia y el resto del mundo, y para obligarlos solamente al servicio de Dios en Cristo, conforme a Su Palabra. Hay en cada sacramento una relación espiritual o unión sacramental entre la señal y la cosa significada; de donde llega a suceder que los hombres y efectos del uno se atribuyen al otro. Sólo hay dos sacramentos instituidos por Cristo Nuestro Señor en el Evangelio; y son el Bautismo y la Cena del Señor; ninguno de los cuales debe ser administrado sino por un líder aprobado. Los sacramentos del Antiguo Testamento, en cuanto a las cosas espirituales significadas y manifestadas por ellos, eran en sustancia los mismos del Nuevo. 38. El Bautismo es un sacramento del Nuevo Testamento, instituido por Jesucristo, no para admitir solemnemente en la iglesia visible a la persona bautizada, sino también para que sea para ella una señal y un sello del pacto de gracia, de su injerto en Cristo, de su regeneración, de la remisión de sus pecados, y de su rendición a Dios por Jesucristo, para andar en novedad de vida. Este sacramento, por institución propia de Cristo debe continuarse en su Iglesia hasta el fin del mundo. 39. Creemos en la Santa Cena del Señor como sacramento. Nuestro Señor Jesús, la noche que fue entregado, instituyó el sacramento de su cuerpo y de su sangre, ordenanza llamada la Cena del Señor, para que se observará en su Iglesia hasta el fin del mundo, para un recuerdo perpetuo del sacrificio de sí mismo en su muerte, para sellar en los verdaderos creyentes los beneficios de ella, para su alimentación espiritual y crecimiento en ÉL, para un mayor compromiso en y hacia todas las obligaciones que le deben a Cristo; y para ser un lazo y una prenda de su comunión con ÉL y de su mutua comunión, como miembros de su cuerpo místico. Los elementos son pan y vino. 40. Creemos que la promesa del pacto con Dios no es solo para los creyentes si no para sus hijos. No sólo han de ser incluidos en el pacto con Dios los que de hecho profesan fe en Cristo y obediencia a Él sino también los niños hijos de uno o de ambos padres creyentes. y lo haremos a través de la dedicación pactal. 41. Creemos en la disciplina de la Iglesia. El Señor Jesús como Rey y Cabeza de su Iglesia, ha designado en ella un gobierno dirigido por líderes de la iglesia, autoridades diferentes de los magistrados civiles a quienes los miembros también deben sujetarse y honrarlos. A estos líderes han sido entregadas las llaves del reino de los cielos, en virtud de lo cual tienen poder respectivamente para retener y remitir pecados, para cerrar aquel reino a los que no se arrepienten tanto por la palabra como por la disciplina; y para abrirlo a los pecadores arrepentidos, por el ministerio del Evangelio, y por la absolución de la disciplina restauradora según lo requieran las circunstancias. Es decir los pastores ordenados ponen y quitan disciplinas por encomienda de Dios en su Palabra. La disciplina eclesiástica es necesaria para restaurar y hacer volver a los hermanos que han caído en pecado; para disuadir a otros de cometer ofensas semejantes; para purgar de la mala levadura que puede infectar toda la masa; para vindicar el honor de Cristo y la santa profesión del Evangelio; para prevenir la ira de Dios que justamente podría caer sobre la Iglesia si ella consintiera que su pacto y sus sellos fuesen profanados por ofensores notorios, obstinados y no disciplinados. 42. Los cuerpos de los hombres después de la muerte vuelven al polvo y ven la corrupción, pero sus almas (que ni mueren ni duermen), teniendo una subsistencia inmortal, vuelven inmediatamente a Dios que las dio. Las almas de los justos, siendo entonces hechas perfectas en santidad, son recibidas en el Cielo temporal donde contemplan la faz de Dios en luz y gloria, esperando la completa redención de sus cuerpos. Las almas de los malvados son arrojadas al hades, en donde permanecen atormentadas y envueltas en densas tinieblas, en espera del juicio del gran día. Fuera de estos dos lugares para las almas separadas de sus cuerpos, la Escritura no reconoce ningún otro. 43. Los que se encuentren vivos en el último día, no morirán, sino que serán transformados, y arrebatados y todos los muertos serán resucitados con sus mismos cuerpos, y no con otros, aunque con diferentes cualidades, los cuales serán unidos otra vez a sus almas para siempre. 44. Creemos que el Rapto de la Iglesia como lo enseña la Escritura y mas de dos milenios de Iglesia es al mismo momento de la segunda venida. 45. Creemos que la Iglesia no pasara la gran tribulación por el hecho sencillo que esta Gran Tribulación que profetizo el Señor, se cumplió en el año 70DC. y no esperamos más "gran tribulación”. A pesar que la iglesia siempre ha sido atribulada en este camino hacia la victoria final, esto nada tiene que ver con la Gran Tribulación que Dios trajo para los traidores. 46. Creemos que el milenio (reino milenial) empieza en la Cruz y es espiritual y sigue hasta nuestros días tal como la Biblia lo ha enseñado y ha creído dos milenios de iglesia. 47. Creemos que la Bestia de Apocalipsis conforme la Escritura y la historia de la Iglesia era el Emperador Romano (el Cesar) y su marca el 666 era un numero que apunta a este emperador que chantajeaba a los creyentes judíos bajo amenaza de que, si no rendían culto a Cesar como “dios”, los encerrarían, matarían o no podrían comprar o vender sus servicios y mercaderías. 48. Creemos que la segunda Bestia o mas conocido como el falso profeta era el sacerdocio traidor de Jerusalén, corrompido, que negó al Mesías, y por conveniencias prefirió apoyar a la Bestia (Roma) y permitir que los cristianos sean asesinados y encarcelados tal como hicieron con Jesús. 49. Creemos en un final juicio de Dios. Dios ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia por Jesucristo, a quien todo poder y juicio es dado por el Padre. En tal día no sólo los ángeles apóstatas serán juzgados, sino que también todas las personas que han vivido sobre la tierra, comparecerán delante del tribunal de Cristo para dar cuenta de sus pensamientos, palabras y acciones, y para recibir conforme a lo que hayan hecho en su cuerpo, sea bueno o malo. 50. Creemos en un cielo temporal donde todos los creyentes van al morir esperando el día de la resurrección. 51. Creemos que hay un Seol, donde las almas de los que no han creído esperan el día de la ejecución de su sentencia. 52. Creemos que habrá un Cielo y Tierra nuevos físicos, unidos y donde no habrá mas muerte ni enfermedad y donde el ser humano resucitado para vivir en la eternidad con Dios, junto a toda la creación coexistirán en armonía, amor y paz eternamente haciendo todo para la gloria del Dios Trino. 53. Creemos que los dones milagrosos del Espíritu Santo continúan. Mantenemos una postura cautelosa, entendiendo que todos los dones del Espíritu Santo mencionados en el Nuevo Testamento todavía son válidos para hoy, conforme al propósito de Dios para ellos, pero también entendemos que los dones deben ser los Bíblicos y no las tergiversaciones que se dan en muchos sectores que cree en la continuidad de los dones, los creyentes deben ser cautos y seguir las sabias direcciones de la Biblia, y evitar las falsificaciones religiosas y emotivas. El don de lenguas era un milagro de hablar idiomas humanos sin haberlos aprendido por motivos de evangelización. El don de profecía es una iluminación del Espíritu Santo o un mensaje de parte de Dios autoritativo solo para el que lo recibe y su contexto, no para la Iglesia ni el pulpito, además de que debe ser juzgado siempre con las Escrituras en su contexto. No existen profetas como en el Antiguo Testamento ya que era un oficio del Antiguo Pacto. Lo que existe es el elemento profético de la Iglesia(predicación) y el don como lo explicamos antes. 54. Creemos que los Apóstoles de Cristo eran un don fundacional. Por tanto, ya no existen más apóstoles de Cristo. Lo que existe es el carácter apostólico de la Iglesia, y eso es el carácter misionero, ministerio que se ejercerá hasta que venga Cristo.