El enfoque es la operación que consiste en determinar la distancia de la
cámara al motivo y mover el objetivo para obtener una imagen nítida del mismo. El autofoco es el dispositivo que permite hacer este enfoque automáticamente.
Existen dos sistemas de autoenfoque en las cámaras réflex: uno es a
través del visor y otro con la pantalla. Al primero se le denomina por detección de fase y consiste en tomar la información de la luz que pasa a través del objetivo, luego el sistema analiza esta luz que proviene de bordes diametralmente opuestos en el objetivo y va moviendo el sistema de enfoque hasta conseguir ponerlos en fase.
Dado que el sensor de autoenfoque no está colocado en el mismo
plano que el sensor, o sobre el sensor mismo, si el sistema no viene bien ajustado de fabrica podemos tener problemas de calibración, donde veamos que para algunas lentes enfoca bien pero para otras no.
Debido a que necesita información del objetivo para enfocar, con
algunos objetivos les resultará más difícil e incluso los puntos de enfoque perderán propiedades.
El sistema de enfoque por contraste resulta más certero y eficaz ya
que en este caso la imagen está en el sensor, donde luego se va a registrar, es un buen método para comparar y calibrar el sistema de enfoque por detección de fase.
Con la incorporación del video en las réflex se han innovado
sistemas de enfoque para realizar un enfoque continúo mientras grabamos video, montando sistemas de detección de fase en el sensor.
El verdadero reto que tiene los sistemas de enfoque es en la
fotografía de acción, el predecir o mantener enfocado un motivo cuando se desplaza alejándose o acercándose. En este caso hay que seleccionar un punto, expandido, o grupo en función de la precisión con que se necesite enfocar y los cambios que realice el motivo. Es conveniente personalizar el sistema de enfoque en función del tipo de fotografía con las opciones que nos propone la cámara.