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JACQUES LACAN DE LOS NOMBRES DEL PADRE Cafe Paidés PARADOJAS DE LACAN Lo que les ensefia un anilisis no se obtiene por ningan otro camino, ni por la ensefianza, ni por ningtin otro ejerci- cio espiritual. Sino, gpara qué servixia? ¢Esto significa que hay que callar ese saber? Por muy particular que sea de cada uno, gno habria forma de ensefiarlo, de transmitir por lo menos sus principiosy algunas de sns consecuencias? Lacan se lo pre gunté y respondi6 de distintas mancras. En su Seminano, argu- menta a sus anchas. En sus Escritos, pretende demostrar, y atormeuta la letra a su antojo. Pero también estén sus confe- rencias, sus entrevistas, sus obras improvisadas, donde todo avanza mds rapido. Se trata de sorprender las opiniones para seducirlas mejor. Esto es lo que llarmamos sus Paradojas. 2Quién habla? Un maestro de sabiduria, pero de uua sa- biduria siu resignacién, una antisabiduria, sarcdstica, sardé- nica. Cada uno es libre de trazarse una conducta segtin su par recer, Esta serie, primero consagrada a inéditos, publicara a continuacién fragmentos escogidos de la obra. JACQUES LACAN DE Los NOMBRES DEL PADRE p PAIDOS Buenos Aires - Barcelona - México Titulo original: Des Noms-du-Pére © ditions de Seuil, 2005 eas Cet ouvrage, publié dans le cadre du Programme d’Aide 4 la Publication Victoria Ocampo, bénéficie du soutien du Ministére francais des Affaires Etrangeéres et du Service de Coopération et ‘d’Action Culturelle de 1! Ambassade de France en Argentine. Esta obra, editada en el marco del Programa de Ayuda ala Publicacion Victoria Ocampo, cuenta con el apoyo del Ministerio de Asuntos Extranjcros de Francia y del Servicio de Cooperacion y Accién Cultural de la Embajada de Francia en la Argentina. Lacan, Jacques De los Nombres del Padre - 1° ed. - Buenos Aires: Paidés, 2005 112 ps 18x11 cm. (Jacques Lacan en Campo Freudiano) ‘Traducido por: Nora Gonzélez ISBN 905-12-8651-X 1. Psicoanilisis L. Gonzalez, Nora, trad. II. Titulo CDD 150.195 Traduccién: Nora A. Gonzalez Revision: Gracicla Brodsky Cubierta de Gustavo Macri I edicién, 2005 Quedan riguroamente prohibidas, sin la antorizacion escrita de los dmalares del cxpyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduecién total par- Gal de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la repro- grafia y el tratamiento informitico, y la distribucion de ejemplares mediente alquiler o préstamos publicos, © 2005 de todas las ediciones en castellano Editorial Paidés SAICF Defensa 599, Buenos Aires E-mail: literaria@editorialpaidos.com.ar www.paidosargentina.com.ar Impreso en Ja Argentina - Printed in Ar ntina Queda hecho el depésito que previene Ta Ley 11.723 Impreso en MPS Santiago del Estero 338, Lantis, Provincia de Buenos Aires, en julio de 2005 ‘Tirada: 3.000 ejemplares ISBN 950-12-3651-% Lo SIMBOLICO, LO IMAGINARIO Y LO REAL ...... 11 INTRODUCCION A LOS NOMBRES DEL PADRE... 65 - 105 Indicaciones biolibliogréficas.... Este volumen reine, no sin razon, dos intervenciones de Lacan separadas por diex anios, 8 de julio de 1953 y 20 de noviembre de 1963, y que tratan temas aparentemente hete- rogéneos. «Lo simbélico, lo imaginario y lo real» precede inmedia- tamente la redaccion, durante el verano, del informe de Ro- ma sobre « JACQUES LACAN , considerar4n en este caso como sflabas.desti- nadas a comply De este modo debe entenderse lo simbéli- Bie eee coen juego en el intercambio analitico. Asi se trate de sintomas reales, actos fallidos, y todo lo que se inscriba en lo que encontramos y reencontramos incesantemente, y que Freud definié como su realidad esencial, se sigue tra- tando atara siempre de simbolo: ani- yse wr iempre de simb sor ganic zados cn cl lenguaje, lucgo, que funcionan a partir de la articulacién del significante y el significado, que es ele uivalente de Ja. estruc- pesto tura misma del lenguaje. eater La nocién de que el suefio es un jeroglifico ee no me pertenece a mi sino a Freud. También 4 el sintoma expresa algo estructurado y organi. Same ?, zado como un lenguaje, como manifiesta el JV un equiv: hecho de que (para partir del mas simple de ellos) el sintoma histérico siempre ofrece algo equivalente auna actividad sexual, pero nunca nee ente univoco. Al contrario, siempre es plurivoco, superpuesto, sobredeterminado, y, para decirlo todo, esta construido exacta- eee — mente como se construyen | lasi imagenes en los seer on SE od suenos, Hay alli una competencia, una super- posicién de simbolos, tan compleja como lo es 10 SIMBOLICO, LO IMAGINARIO Y LO REAL wna frase poética que vale a la vez por su tono, su estructura, sus retruécanos, sus ritmos, su sonoridad. Todo ocurre en varios planos y es del orden y el registro del lenguaje. : Quizas esto no nos parezca suficientemen- | se relevante si no intentamos ver qué es origi: | nalmente el lenguaje. Por supuesto, la cuestion del origen del | lenguaje es uno de los temas que mas pueden ) prestarse a delirios organizados, colectivos o individuales. No es lo que tenemos que hacer. H I lenguaje es esta aqui, es un | un emergente. Ahora que emergié, nunca mas sabremos cuando ni cémo comenzé, ni cémo eran las cosas antes que estuviera, Pero, a pesar de todo, ¢cémo expresar lo que quiz4 se presenté como una de las formas mas primitivas del lenguaje? Piensen en Ia - contrase! a, Elegi a propésito este ejemplo Wine cuando se habla del lenguaje, Ja ilu: \ siempre que su dignificacién ¢ es Ig t ' gue este designa, Pero no. Por supuesto que designa algo, que colma cierta funcién en este plano, pero la contrasefia tiene la propiedad de ser le ser elegida justamente te ente de una. manera.com, pletamente independiente de sy si; JACQUES LACAN 2Ysi esta es idiota? La Escuela responde —sin duda nunca hay que responder- que la signifi- cacién de tal palabra es designar a ese que Ja pronuncia como teniendo tal o cual propiedad que responde a la pregunta que motivé la pala- bra. Algunos dirian que el ejemplo esta mal elegido porque esta tomado del interior de una convencién, lo cual lo vuelve mas valioso. Por otro lado, es innegable que la contrasena tiene sus m4s preciosas virtudes, puesto que sir- ve simplemente para evitar ser muerto. De este modo podemos considerar que el lenguaje tiene una funcidn, Nacida entre esos animales feroces que debicron de ser los hom- bres primitivos (lo que a juzgar por los hom- bres modernos no es inverosimil}, la contrase- fla. no es eso gracias alo cual se reconocian los ombres del grupo, sino lo que permite cons- tituir_el grupo. Owo registro en el que se puede meditar sobre la funcién del lenguaje es el del lengua- je estipido del amor, que consiste, en el ulti- mo grado del espasmo del éxtasis, o por el contrario de la rutina, segtin los individuos, en calificar sibitamente al partenaire sexual con el nombre de una de las hortalizas mas 30 LO SIMBOLICO, LO IMAGINARIO Y LO REAL wulgares o de un animal de los mas repugnan- | sficularmente desprovisto de significacion. Y | quit es donde se ve mejor lo que distingue el tes. Ypor cierto, esto no esta lejos de entrar en gelacién con el problema del horror al anoni- eee mato. Por algo se vuelven a encontrar en la fo- sO soportes mas menos totémicos. Es que hay entre los dos j@igén punto en coman. El sujeto humano ce} (ii especialmente expuesto, como veremos }ypronto, al surgimiento de un vértigo, y, para ;@lejarlo, experimenta la necesidad de hacer. algo trascendente. Esto no es indiferente en e! | eigen de la fobia. En estos dos ejemplos el lenguaje esta par- } wmbolo del signo, a saber, la funcién interhu- ‘ | mana del simbolo, Hay alli algo que nace con @lenguaje y que hace que después que la \ Tura fue palabra verdaderamente “promime i dda, los dos partenaires ya no sean los de a ' Con los ejemplos mas simples les mostré para qué sirve la palabra. Harian mal en creer que no son ejemplos Patticularmente plenos. Tanto en la contrase- a como en la palabra que se llama de amor, se trata de algo que tiene mucho alcance. Di- 31 JACQUES LACAN gamos que la conversacién que promediando su carrera de estudiantes pudieron tener en una cena de jefes igualmente promedios -donde Ia significacion de cosas que se inter- cambian tiene un caracter equivalente al de las conversaciones de un encuentro en Ia calle © en el autobiis— no es mas que cierta manera dc hacerse reconocer, lo que justificaria a Ma: llarmé cuando dice que el lenguaje cra compa- rable a esa moneda desdibujada que nos pas Veamos a partir de aqui lo que se establece cuando e] neurético Nega a la experiencia analitica. Es que él también comienza a decir cosas. eerie narnia RSES OH BAM Dice cosas, y no hay que sorprenderse dema- siado si las cosas que dice, al principio, no son distintas de esas palabras de poco peso a las eo 8 que me acabo de referir. Sin embargo, hay al- go fundamentalmente diferente: él no viene al analista solo para decir tonterias .tnidalida- des, De aqui en mas queda implicado en Ia si- tmacién algo que no és poca cosa, puesto que, en suma, 41 viene més 9 menos. a buscar.au ropio sentido, Alli se plantea mist te PISBIOSCRULO, Alas algo sobre la persona.de aquel que lo escuchs. 32 LO SIMBOLICO, LO IMAGINARIO ¥ LO REAL | Por supuesto, él se acerca a esta experien- | «za, a este camino original, con, Dios mio, lo que tiene a su disposicién. Primero cree que | es necesario que él mismo haga de médico, que él informe al analista. Por supuesto, en | sa experiencia cotidiana, ustedes Jo ponen | m su lugar, diciendo que no se trata de eso si- | wo de hablar y, preferentemente, sin intentar ewdenar, organizar, es decir, sin_ponerse, se- : gan un narcisismo muy conocido, en el lugar | | de su interlocutor. —_. ae A fin de cuentas, la nocién que tenemos ae e * ; , el QEurotico es que en_sus sintomas mismos ¢ wace una palabra amordazada, donde puede decirse que se expresan algunas transgresio- wk amen ne ene eee a eesaaneaeertiicn * ue por si. mismas claman, ‘ Seabees Ae SMP tegen, ' al cielo el orden negative en el cual estdn ins- ee ee ee eee a estan ms. aipus. Por no realizar el orden del simbolo’ una manera viva, el Sujeto realiza im: genes d@esordenadas ue Jo sustity en. mes a cierto orden Esto es lo que primero se interpondra en wxda relacién simbélica verdadera. Cuando habla, el sujeto expresa en primer . isten- Imgar este registro que llamamos Jas resi: sten- as. lo que solo puede interpretarse como —_ waa realizacion hic et nu: rer ne_en Ja situacion y 33 JACQUES LACAN con el analista, de laimagen ol la experiencia precos. Sobre esto se edificé, en efecto, toda la teoria de la resistencia, pero so- magenes de lamente después del gran reconocimiento del valor simbélico del sintoma y de todo lo que puede ser analizado. Ahora bien, la experiencia encuentra justa- mente algo distinto de la realizacién del sim- bolo. Es la te tentacion del sujeto « de constituir hic et nuncen jae | experiencia analitica esta refe- rencia 2 imaginaria. Es lo que [lamamos las ten- Sa, | tativas del s sujeto de hacer entrar al analista en 2g RT TE TEE TORR CE TEE SAE ROE ATT Fl) su Juego. Es lo que vemos, por ejemplo, en el caso del Hombre de las Ratas, cuando nos da- Sea mare mos cuenta —rapido, pero no de inmediato, y Freud tampoco— de que al contar su historia obsesiva, la gran observacién concerniente al tormento de las ratas, el sujeto intenta realizar aqui y ahora, y con Freud, esa especie de rela- ci6én sadico-anal i imaginaria que es la sal de la historia, Freud percibe muy bien que se trata de algo que se traduce y se traiciona fisondémi- camente en Ia cara misma del sujeto, y que ca- lifica del horror de un goce ignorado, Resulta significativo en la historia del ana- lisis el momento en que fue posible evaluar, 34 ~ LO SIMBOLICO, LO IMAGINARIO Y LO REAL | plantear como tales, los elementos de la resis- tencia que sobreviene en la experiencia ana- litica. Puede fecharse el momento en que se ‘nasa IA UNTER supo hablar de ello de una manera coheren- wecon el articulo de Reich, uno de los prime- ros articulos sobre el tema aparecidos en el dxiernational Journal, cu: lye. Alrededor de esa época, en §8B¥ aparece |, das Es. Entonces empezamos a darnos cuenta, — dentro -siempre hay que mantenerlo— del re- | gtaro de la relacién simbdlica, de que el el suje w resis Tesiste que esta resistencia no ¢s una sim_ pie i inercia opuesta al movimiento terapéuti- | ©. como en fisica 1 podria decirse que la masa A decir verdad, estos términos son solo zproximados. 35 JACQUES LACAN También en ese momento nace la nocién de instinto agresivo, y es necesario agregar, y con raz6n, a la libido el término destrudo, por- que desde que su fin [...] las funciones esen- ciales de estas relaciones imaginarias tal como eT coer gee eee aparecen en forma de resistencia, se presenta . . est eM oto registro ligado nada mengs.q) "Noe entraré hoy en la teoria adel yo salvo pa- ra decirles que es necesario, en toda nocién analitica coherente y organizada del yo, distin- guir absolutamente la funcién imaginaria del yo como unidad del sujeto alienado a si mis- mo. El yo es eso en lo que el sujeto solo pu: le _Tegonocerse. primero alicnandose. Solo puc- de, pues, encontrarse suprimiendo el alter ego del yo. Aqui se desarrolla la dimensién, muy distinta de la agresién, que en adelante se lla mara la agresividad. Ahora es preciso que retomemos el proble- ma en estos dos registros: cuestién de la pala- bra y cuesti6n de lo imaginario. Como les mostré de manera resumida, 3 palabra desempena 1 mn. A partir del momento en que se reali- 26, la mediacién cambia a los dos partenaires 36 LO SIMBOLICO, LO IMAGINARIO Y LO REAL presentes. Esto no tiene nada que no nos sea dado hasta en el registro semantico de ciertos grupos humanos. Lean en este sentido el libro de Leenhardt, De Kame. No es un libro que merezca todas las reco- mendaciones, pero es bastante elocuente y particularmente manejable. Resulta excelente como introducci6én para quienes necesitan ser imuroducidos. Veran que se produce en los ca- nacos algo muy particular en el plano seman- fico, a saber, que el término «palabra» signifi- ca algo que va mucho mas lejos que lo que lla- sramos de este modo. Es asimismo una accién. Por otra parte, para nosotros también la pal | bra dada es igualmente una forma de acto. Pe- ' ro 70 es ademas a veces un objeto, es decir, algo ~ que se Meva, una gavilla. Es cualquier cosa, lo; mie sea, pero, a ti de alli, existe algo que, mies | “istiq. Conviene hacer también otra observacién. Esa palabra mediadora no es pura y simple- | mente mediadora en este plano elemental. | Enrre dos hombres, ella permite trascender la | pefacion agresiva fundamental en el espejismo ( aici semejante. E incluso debe ser otra cosa mayc distinta, porque si nos detenemos a pen- JACQUES LACAN - sar, se ve que no solo constituye esta, media- cién, sino t también, bién Ja realidad misma. exe Rees Esto es ‘es completamente evidente si conside- ran lo que se llama una estructura elemental, es decir, arcaica, del | parentesco. No siempre son elementales las estructuras del parentes- co. Las nuestras, por ejemplo, son especial- mente complejas, pero, a decir verdad, estas no existirian sin el sistema de palabras que las expresan. Y el hecho es que las prohibiciones que regulan entre nosotros el intercambio hu- mano de las alianzas, en el sentido propio de la palabra, se reducen a un namero excesiva- mente restringido. Por eso, tendemos a fundir términos | como padre, madre, | hij hijo, et eam cétera, con) relaciones reales. Esto es porque el sistema de relaciones de parentesco es extre- madamente reducido en sus limites y su cam- po. Pero se trata de simbolos. a Masserman escribié al respecto, en el Inter- national Journal of Psychoanalysis de 1944, un lindo articulo llamado «Language, behavior and dynamic psychiatry». Uno de los ejem- plos que da muestra bastante bien la debili- dad del punto de vista conductista. El cree re- solver el problema del simbolismo del lengua- 38 LO SYMBOLICO, LO IMAGINARIO Y LO REAL je con el ejemplo del condicionamiento. Se habria provocado de manera regular la reac- ci6n de contraccién de la pupila a la luz al mismo tiempo que se tocaba una campanilla. A continuacién se suprime la excitacién de la luz y la pupila se contrae cuando se agita la campanilla. Finalmente se obtendria la con- tracci6n de la pupila con la simple audicién de la palabra contract. gCreen que se resuelve asi la cuestién del lenguaje y la simbolizaci6én? Pero si, en lugar de contract, se hubiera dicho otra cosa, se habria obtenido exactamente el mismo resultado. No se trata del condiciona- miento de un fenémeno. Lo que esta en jue- zo coe de - las significaciones de la relaciones inter- humanas como tales. ~ El andlisis recorta con mucha precisién es- tas observaciones y nos muestra en detalle su al- cance y presencia. Este es, en efecto, el extremo de lo que acabo de decirles: toda relaci6n an: lizable, es decir, interpretable simbélicamente, Sopeereeaenrvemaae wT 5 se inscribe sicmpre cn una relacion de tres. ' Ya lo habiamos visto en la estructura misma de la palabra: lo que se realiza libidinalmente 39 JACQUES LACAN entre tal y tal sujeto demanda mediacion. De aqui el valor de ese hecho, afirmado por la doctrina y demostrado por la experiencia, de que finalmente nada se interpreta porque de esto se trata- mas que por “medio de la realiza- cién edipica. Esto significa que toda relacién de dos esta siempre mas o menos marcada por el estilo de lo imaginario. Para que una rela- cién adquiera su valor simb6lico, se necesita la mediacién de un tercer personaje que realice respecto del sujeto el elemento trascendente, gracias a lo cual su relacién con el objeto pue- de sostenerse a cierta distancia. Entre la relacion imaginaria y la relacion simbélica existe toda la distancia que existe en ( la culpabilidad. Por eso, como muestra la ex- 2 periencia, siempre se prefiere la culpabilidad } ala angustia. ~~ Sabemos por los progresos de la doctrina y la teorfa de Freud que la angustia siempre es- ta ligada a una pérdida, es decir, a una trans- formacién del yo, es decir, a una relacién de dos a punto de desvanecerse, y a la que debe csuceder otra cosa, que el sujeto no puede abordar sin cierto vértigo. Este es el registro y la naturaleza de la angustia. Desde que se in- 40 LO SIMBOLICO, LO IMAGINARIO ¥ LO REAL troduce el] tercero, que entra en la relacién narcisista, se abre la posibilidad de una me- diacién real, esencialmente por medio del personaje que, en relacién con el sujeto, re- presenta un personaje trascendente, en otras palabras, una imagen de dominio mediante la cual su deseo y su cumplimiento pueden rea- lizarse simbélicamente. En ese momento in- terviene otro registro que es el de la ley o ef de la culpabilidad, segtin el registro en que se lo viva. Les parecerd que resumo un poco. Creo, sin embargo, que no los despisto demasiado, puesto que son también cosas que he repetido varias veces en nuestras reuniones. Aun me gustaria subrayar un punto impor- tante relativo al registro de lo simbélico. Desde que se trata defo simbolica como eso_en la que et sujeto se compromete en una _ relacion propiamente humana, desde que se trata de un compromise del gujeto arent en el =eetic del yo lemaucg. is. muy” JACQUES LACAN importante considerar el elemento temporal, que plantea todo un registro de problemas que deben ser tratados paralelamente a la cuesti6n de la relacién de Jo simbélico y lo imaginario. La cuestién de la constitucion temporal. d ci es inseparable de la primera. Aunque no pueda esta tarde abordarla en toda su amplitud, por lo menos debo indicar que no cesamos de encontrarla en el andlisis, y de la manera mas concreta, Alli también, para comprenderla, conviene partir de una nocién estructural, y si puede decirse asi, existencial, de la significacién del simbolo. Uno de los puntos aparentemente mas esta- blecidos de la teoria analitica es el del automa- tismo, del pretendido automatismo de repeti- cién, cuyo primer ejemplo mostré tan bien Freud en Mas alld del principio de placer. Se ve c6- mo se produce el primer dominio: el nifio anu- la su juguete | por la desaparicién. Esta repeti- cién primitiva, ¢sta (Gcansion temporal, hace que se mantenga la identidad del objeto tanto en la presencia, £Q) mo..cnla ausencia, Aqui tenemgs el alcance exacto, la signifi- cacién delGmbolo dn la medida en que este 42 LO SIMBOLICO, LO IMAGINARIO Y LO REAL cl concept, ‘Ahora bien, ¢ encontramos- aqui ilustrado algo que parece tan oscuro cuando se lo lee en Hegel, a saber, que el concepto es el tiempo. Se necesitarfa una conferencia de una hora para demostrar que el concepto es el tiempo. Curiosamente, el sefior Hyppolite, en su traduccién de La fenomenologia del espiri- tu, se content6 con poner una nota diciendo que era uno de los puntos mas oscuros de la teoria de Hegel. Pero, gracias al ejemplo de = pueden palpar esa cosa simple que consiste en decir que el sim el simbolo del dine eae do de. ka) mismo y | que, por eso, sata estar pa: % nalts vemos: a a encontrar la relacion que hay entre el simbolo y el hecho de que tode lo que es hu- mano se conserva como tal. Cuanto mas hu- mano es, mas esta preservado del aspecto inestable y descompensador del proceso natu- ral. El hombre hace subsistir en cierta perma- nencia todo lo que ha durado come humano, y, ante todo, a si mismo. 43 JACQUES LACAN Busquemos un ejemplo. Si hubiera queri- do tomar la cuesti6n del simbolo por otra punta, en lugar de partir del término, la pala- bra o la gavilla, habria partido del timulo so- bre la tumba del jefe o sobre la tumba de cual- quiera. La especie humana se caracteriza justa- mente por rodear el cadaver con algo que constituya una sepultura, por mantener el he- cho de que algo ha durado. El tamulo o cual- quier otro signo de sepultura merece muy exactamente el nombre de «simbolo»; es algo humanizante. Llamo asimbolo» a todo aque- ilo cuya fenomenologia he intentado mostrar. Si les senalo esto, evidentemente es por al- go. En efecto, la teoria de Freud debié abrirse camino hasta la nocién que ella misma desta- cé de un instinto de muerte. Los que después acentuaron dnicamente el elemento de resis- tencia, es decir, el elemento de accién imagi- naria durante la experiencia analitica, anulan- do mas o menos la funcién simbdlica del len- guaje, son los mismos para los que el instinto de muerte cs una nocién sin razén de ser. Realizar,Jen el sentido literal de la palabra, devolver a ci rto real la imagen, habiendo in- cluido_ep ella, por supuesto, como una fun- 44 LO SIMBOLICO, LO IMAGINARIO Y LO REAL cién esencial un signo particular de este real, devolver a lo real la expresion analitica, siem- pre es correlativo —-entre quienes la desarro- Ilan en este registro porque no tienen mas que este registro— del aislamiento, hasta de la ex- clusién de lo que Freud ubicé bajo el rétulo del instinto de muerte y que llamo, aproxima- damente, automatismo de repeticién. Reich nos proporciona un ejemplo caracte- ristico de esto. Para él, todo lo que el paciente cuenta es flatus vocis, es la manera en que el instinto manifiesta su armadura. Punto que es significativo, muy importante, pero como un tiempo de la experiencia. En la medida en que se deja de lado toda la experiencia en tan- | to que simbdlica, se excluye el propio instinto de muerte. Por supuesto, este elemento de la muerte no solo se manifiesta en el plano del simbolo, también se manifiesta en el registro narcisista,__ Pero alli se trata de otra cosa. La muerte en eh registro narcisista esta mucho mas cerca de es- te elemento de nadificaci6n final que se liga a todo tipo de desplazamiento, y del que se pue- de pensar, como ya indiqué, que es el origen, la fuente de la posibilidad de transacci6n sim- 45 JACQUES LACAN bélica de lo real. Pero es también algo que tie- ne mucha menos relacién con el elemento du- raci6n, con la proyeccién temporal, con el fue turo como término esencial al comportamien- to simbélico como tal. Como se daran cuenta, me veo forzado a avanzar un poco rapido, Hay mucho para de- cir sobre todo esto. El andlisis de nociones tan diferentes como las que corresponden a los términos resistencia, resistencia de transferen- cia, transferencia como tal, la distincién entre lo que hay que lamar propiamente transfe- rencia y lo que hay que dejar a la resistencia, todo esto puede bastante facilmente inscribir- se en relacién con las nociones fundamentales de lo simbélico y lo imaginario. Para terminar, simplemente me gustaria ilustrar mis palabras. Siempre hay que dar una breve ilustraci6n de lo que se cuenta. Solo se trata de una aproximacién respecto de ele- mentos de formalizacién que he desarrollado mucho mas con los alumnos de! Seminario, por ejemplo, en El Hombre de las Ratas. Se puede lograr formalizar completamente con la ayuda de elementos como los que les indica- ré. Esto les mostrara lo que quiero decir. 46 LO SIMBGLICO, LO IMAGINARIO Y LO REAL He aqui cémo un anilisis podria, muy es- quematicamente, inscribirse desde su comien- zo hasta su final: 1S — rl —if —iR-iS — sS—- SI-SR-7R-+S, es decir, realizar el simbolo. 7S: es la posicion de partida. E] analista es un personaje simbélico, y en calidad de tal us- tedes vienen a buscarlo, en la medida en que él mismo es a la vez el simbolo de la omnipo- tencia, que él mismo ya es una autoridad, el amo. En esta perspectiva el sujeto lo busca y él se ubica en cierta postura que es aproximada- mente la que sigue: Es usted quien tiene mi ver- dad. Esta postura es completamente ilusoria, pero es la postura tipica. wf después tenemos la realizacién de la imagen, es decir, la instauracién mas o menos narcisista en Ja que el sujeto se entrega a cier- ta conducta que es justamente analizada como resistencia. ¢Debido a qué? A cierta relacién if, IMAGINACION IMAGEN 47 JACQUES LACAN iE es la captacién de la imagen que es esencialmente constitutiva de toda realiza- cidn imaginaria en la medida en que la consi- deramos como instintual, Esta realizacién de la imagen hace que el picén hembra quede cautivado por los mismos colores que el pi- c6én macho y que entren progresivamente en cierta danza que los conduce ya saben donde. éQué es lo que la constituye en la experiencia analitica? Por ahora lo Pongo en un circulo. Ver mas adelante. Después de esto tenemos iR, donde I se transforma en R. Esta es la fase de resisten- cia, de transferencia negativa, o incluso, en ultima instancia, de delirio, que hay en el anilisis. Algunos analistas tienden cada vez mas a realizarla. El andlisis es un deliria bien or- ganizado es una formula que escuché de boca de uno de mis maestros; €s parcial, pero no inexacta. éQué ocurre después? Si Ja salida es buena, 8i el sujeto no tiene todas las disposiciones pa- Ta Se psic6tico, en cuyo caso permanece en cl estadio iR, Pasa a iS, la imaginacién del simbo- lo. El imagina el simbolo. Tenemos en el ana- lisis miles de ejemplos de la imaginacion del 48 LO SIMBOLICO, LO IMAGINARIO Y LO REAL simbolo, por ejemplo, el suefio. El suefio es una imagen simbolizada. Aqui interviene s$, que permite la inver- sién; es la simbolizacién de lai imagen, en otras palabras, lo que Tlamamos ‘a inter erpretacion. Se la alcanza Gnicamente después del fran- queamiento de la fase imaginaria que engloba aproximadamente +f — if — iR — iS. Comienza entonces la dilucidacién del sintoma por_la in-. entonces la dulucie terpretacion, sS — SE ~ A continuaci6n tenemo§ S By que es, en su- ma, el extremo de toda salud. No es, como se cree, adaptarse a un real mas o menos bien de- finido o bien organizado, sino hacer acer recono- cer su propia re realidad, en otras palabras, su propio pio deseo. Como “subrayé un montén de veces, es hacerlo reconocer por sus semejan- tes, €s | decir : En¢ ese momento, volyemos a encontrar 7f, _simb« lo que nos permite Ilegar al final al 15, es de- cir, muy exactamente a aquello de lo que par- timos. No puede ser de otro modo, porque si el analista es humanamente valido, esto solo puede ser circular. Y un anilisis puede com-" | prender varias veces este ciclo. 49 —e JACQUES LACAN Se la parte propia del andlisis, es lo que se llama equivocadamente la comunicacién de los inconscientes. E]_analista debe ser capaz de comprender cl juego que juega su sujeto. Debe comprender que él mismo es el picén macho o hembra, segtin la danza que ejecuta su sujeto. E] sS es la simbolizacién del simbolo que debe hacer el analista. No encuentra dificul- tad en ello, ya que él mismo es un simbolo. Es preferible que lo haga acabadamente, con cul- tura e inteligencia. Por eso, es preferible, ne- cesario, que el analista tenga una formacién lo mas completa posible en el orden cultural. Cuanto mas sepan al respecto, mas valor ten- dra. Esto, s5,solo debe intervenir después del franqueamiento de cierta etapa. “El sujeto forma siempre, m4s 0 menos, cier- ta unidad, mas 0 menos sucesiva, cuyo elemen- to esencial se constituye en la transferencia, Y el analista simboliza el supery6 que es el sim- bolo de los simbolos. EK superyp es_simple- mente una palabra que no dice nada, Al ana- lista no le cuesta precisamente nada simboli- zarla, Esto es precisamente lo que hace. El sR es su trabajo, impropiamente designa- do con el término de la famosa neutralidad — os, \ 50 } 4 LO SIMBOLICO, LO IMAGINARIO Y LO REAL benévola de Ja que se habla a diestra y sinies- tra, y que simplemente quiere decir que, para ° un analista, todas las realidades son en suma_ equivalentes, | todas son realidades, Se part parte de la idea de que todo lo que es real es racional, y al revés. Y esto le debe conferir esa benevo- lencia contra la que se estrella la transferencia negativa, y que le permite conducir a buen puerto el andlisis. Todo se dijo un poco rapidamente. Hubie- ra podido hablarles de muchas otras cosas. Pe- ro no era mas que una introduccién, un prefa- cio a lo que intentaré tratar mas completa y concretamente en el informe que espero pre- sentarles préximamente en Roma sobre el te- ma del lenguaje en el psicoanilisis. DIscusION El profesor Lagache agradece al conferen- ciante y abre la discusion. La sefiora Marcus- Blajan indica no haber comprendido algunas palabras, por ejemplo, «trascendente». Lo que el orador dijo sobre la angustia y la culpabili- dad le hizo pensar en la agorafobia. 51 JACQUES LACAN J. L. —La angustia se liga a la relaci6n nar-_ cisista, que la sefora Blajan ilusta de manera muy bonita con la agorafobiz,porque no hay fenémeno mas narcisista que este. Cada vez que comenté un caso en mi seminario, siem- pre mostré los diferentes tiempos de reaccién del sujeto, Cada vez que se produce un fend- meno en dos tiempos, en la obsesidn por ejemplo, el primer dempo es °s Ja | angustia, yel segundo, la culpal lidad, q 1¢ da sosiego a la angustia en el registro de la culpabilidad. La palabra «trascendente» le result6 oscu- ra. No es sin embargo una palabra muy meta- fisica, ni tampoco metapsicoldgica. Trataré de ilustrarla. Qué significa en la ocasién precisa en que yo la utilicé? En la relacion con su semejante, en cién de dos, en la relacion narcisista, siempre hay para cl sujeto algo que se desvanece. EL ue es el otro, y el otro es él. Este suje- to definido ‘Teciprocamente es uno de los tiempos esenciales de Ia constitucién del suje- to humano. Es un tiempo donde él no puede subsistir, aunque su estructura esté siempre a punto de aparecer, y muy precisamente en al- gumas estructuras neuréticas. Alli donde la 52 LO SIMBOLICO, LO IMAGINARIO Y LO REAL imagen especular se aplica al maximo, el suje- to no es mas que el reflejo de si mismo. Por eso su necesidad de constituir un punto que constituye lo que es trascendente. Es justa- mente el otro como otro. Pueden darse miles de ejemplos. Retome- mos el de la fobia; el hecho de que a una an- gustia semejante corresponda, justamente, el hecho de subsistir en el partenaire humano al- go tan extrano, tan separado de la imagen hu- mana como lo es la imagen animal. Hay algo muy seguro entre todo lo que podamos pensar del origen histérico real del totemismo —que no es transparente pese a los trabajos que le fueron consagrados-, y es que esta en todo ca- so ligado a la interpretacién del canibalismo, es decir, que no se puede comer al otro. El mo- do de relacion humana mas primitivo es cier- tamente Ja absorci6n de la sustancia del seme- jante. Se ve claramente entonces que la fun- cién del totemismo es hacer un. sujeto trascen- dente al semejante. No creo que el doctor Ges- sain me contradiga, Volvemos a encontrar aqui uno de los pun- tos que més les interesan, la relacién entre ni- hos y adultos. Para el nifio, los adultos son tras- 53 JACQUES LACAN cendentes en la medida en que estan iniciados, : Lo mas curioso es que los nifios no son menos » trascendentes para los adultos. Por un sistema de reflexi6n caracteristico de toda relacién, el nifo se vuelve para los adultos el sujeto de to- dos los misterios. Este es el fundamento de esa confusién de lenguas entre nifios y adultos que debemos tener en cuenta cuando se trata de intervencién sobre los ninos. Habria otros ejemplos para dar, en particu- Jar sobre lo que constituye la relacién edipica de tipo sexual, que es algo del sujeto y que al mismo ticmpo lo sobrepasa. Hay alli constitu- cién de una forma a cierta distancia. Serge Leclaire —Usted nos hablé de lo sim- bdlico, de lo imaginario, pero estaba Io real, de lo que no habl6. j. L.—Sin embargo, un poco hablé. Lo real x, es la totalidad o el instante que se desvancce. “ En la experiencia analitica, para el sujeto_es_ _ siempre el chogue con alguna cosa, por ejem- plo, el silencio del analista. A través del didlogo analitico se produce al- go completamente sorprendente sobre lo que 54 LO SIMBOLICO, LO IMAGINARIO Y LO REAL no pude insistir. Es un hecho de la expericn- cia analitica que valdria, por si solo, mucho mas que una comunicacion. Tomo un ejemplo completamente concreto, el de los suefios, de los que no sé si ya dije que estan compuestos como un lenguaje. En el anilisis, sirven de lenguaje. Un sucho en el medio 0 al final del andlisis es una parte del didlogo con el analis- ta. Pues bien, zcémo es que estos suefios, y mu- chas otras cosas mas, la manera en que el suje- to constituye sus simbolos, llevan la marca ab- solutamente sorprendente de la realidad del analista, a saber, de la persona del analista tal come esta constituida en su ser? ¢Cémo es que a través de esta experiencia imaginaria y sim- bélica se desemboca en su tiltima fase en un conocimiento limitado, pero sorprendente, de la estructura del analista? Esto plantea por si solo un problema que no pude abordar esta tarde. Georges Mauco —Me pregunto si no hay que recordar los diferentes tipos de simbolos. J. L. —El simbolo es primero un emblema. 55 JACQUES LACAN Georges Mauco —E] simbolo es lo vivido. Por ejemplo, la casa, primero experimentada por un simbolo, es a continuacién elaborada co- lectivamente, disciplinada colectivamente. Re- cuerda siempre la palabra «casa». Jj L, —Déjeme decirle que no comparto en absoluto esa opinién. Jones elabora un breve catélogo de los simbolos que encontramos en las raices de la experiencia analitica, que constituyen los sintomas, la relacién edipica, etcétera, y demuestra que se trata siempre y esencialmente de temas afines a las relaciones de parentesco, a la autoridad del amo y a lo Telativo a la vida y la muerte. Todo aquello de lo que se trata alli son evidentemente simbo- los. Son precisamente elementos que no tie- nen absolutamente nada que ver con la reali- dad. Un ser completamente enjaulado en la realidad, como el animal, no tiene ninguna idea al respecto. Se trata justamente de puntos donde el simbolo constituye la realidad humana, donde él crea esta dimensién humana sobre la que Freud insiste a cada paso cuando dice que el neurético obsesivo siempre vive en el registro 56 LO SIMBOLICO, LO IMAGINARIO ¥ LO REAL de lo que implica el maximo de elementos de incertidumbre, la duracién de la vida, la pater- nidad, etcétera. Nada de esto tiene evidencia sensible en la realidad humana. Esta construi- do, y construido primitivamente, por ciertas relacioncs simbélicas que después pueden confirmarse en la realidad, El padre es efecti- vamente cl genitor. Pero antes que lo sepamos Creo entonces que el simbolo no es una ela- boracién de la sensacién, ni de la realidad. Lo que es propiamente simbélico —incluyendo los simbolos mas primitivos— introduce en la reali- dad humana otra cosa, diferente, que constitu- ye todos los objetos primitivos de verdad. Lo notable es que los simbolos, los simbo- los simbolizantes, son todos de este registro. La creaci6n de simbolos introduce una reali- dad nueva en la realidad animal. Georges Mauco — ... pero sublimada y ela- borada. Esto da la base del lenguaje ulterior. J. L. —En eso estoy totalmente de acuerdo. Por ejemplo, para designar las relaciones, los 57 JACQUES LACAN légicos mismos recurren naturalmente al tér- mino «parentesco». Es el primer modelo de una relacién transitiva. Octave Mannoni —E] pasaje de la angustia a la culpabilidad parece ligado a la situacién analitica. La angustia puede conducir a la ver- guenza y no a la culpa. Cuando la angustia no evoca la idea del que castiga, sino de un aban- dono, aparece la vergienza, La angustia pue- de asimismo no traducirse en culpabilidad, si- no en duda. Me parece que es porque el ana- lista est4 alli que la angustia se transforma en culpabilidad. Jj. L. —Completamente de acuerdo, Esa es una situacién privilegiada en la experiencia analitica que hace que el analista detente la palabra, que juzgue, porque el analista se orienta enteramente en un sentido simbdélico, porque cl analista lo sustituyd por eso que fal- ta, porque el padre no ha sido mas que un su-_ pery6, es decir, una ley sin palabra, en la me- dida en que esto es constitutivo de la neurosis, que la neurosis se define por la transferencia. Todas estas definiciones son equivalentes. 58 LO SIMBOLICO, LO IMAGINARIO Y LO REAL Hay, en efecto, infinitas apreciaciones de la reaccién de la angustia, y no se excluye que al- gunas de estas reacciones aparezcan en el an4- lisis. Cada una merece ser analizada como tal. El problema de la duda esta mucho mas cerea de la constitucién simbélica de la reali- dad, y es de alguna mancra previo. Si hay una posicién que se pueda calificar esencialmente, en el sentido en que lo entren- do, de subjetiva, es decir, que es ella la que constituye toda la situacién, es esta. Cuando y cémo se realiza? Esto merece wn desarrollo aparte. Wladimir Granoff plantea una pregunta sobre el fatichismo. Jj L. —n efecto, no retomé el fetichismo. E] fetiche es una transposicién de lo imagina- rio. Se vuelve un simbolo. Pregunta del doctor Pidoux. Jj L. —EI simbolo interviene en el menor acting-out. 59 JACQUES LACAN Didier Anzieu —A) elaborar la teoria clini ca, Freud tom6 modelos de las teorias de su época. Me gustaria saber si estos modelos per- tenecen al registro del simbole o al de lo ima- ginario, y qué origen darles. En cuanto al co- mienzo del esquema que usted propone hoy, ¢se trata de un cambio de modelo para pensar los datos clinicos adaptado a la evolucién cul- tural, o de algo distinto? J: L. —Se adapta mas a la naturaleza de las cosas, si consideramos que todo aquello de lo que se tata en el andlisis es del orden del len- guaje, es decir, a fin de cuentas, de una légica. Eso es lo que justifica esta formalizacién, que interviene como una hipotesis. En cuanto a lo que usted dice de Freud, no estoy de acuerdo con que, sobre el tema de la transferencia, él haya tomado modelos atomis- ticos, asociacionistas, hasta mecanicistas, del estilo de su época. Me sorprende la audacia con la que en el registro de Ja transferencia ad- mitié no repudiar el amor, pura y simplemen- te. Fl no considera en absoluto quc esto sea una imposibilidad, un atalladero, algo que sa- le de los limites, Vio muy bien que la transfe- ee 6 LO SIMBOLICO, LO IMAGINARIO Y LO REAL rencia_es la realizaci6n misma de la relaci6n humana en su forma mas elevada, la realiza- cién del simbolo, que esta al comienzo y tam- bién al final de todo esto. En el comienzo y el final siempre esta la transferencia. Al comienzo, en potencia, dado que el sujeto viene, la transferencia esta alli, lis- ta para constituirse. Est alli desde el comienzo. Que Freud haya introducido en ella el amor ¢s algo que debe mostrarnos hasta qué punto daba a las relaciones simbdlicas su al- cance en el plano humano, En efecto, si debe- mos otorgarle un sentido a esa cosa limite de la que apenas se puede hablar que es el amor, es este: la conjuncién total de la realidad y el simbolo, que hacen una misma y tinica cosa. Frangoise Dolto —Dices realidad y simbolo. éQué entiendes por realidad? Jj. L. —Un ejemplo. La encarnacién del amor es el don del hijo, que, para un ser hu- mano, tiene ese valor de algo mas real. Francoise Dolto —Cuando nace el nino, él es simbélico del don. Pero también puede haber 61

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