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laraha Garlota EB. WHITE res de Garth Wiliams Se. inetalector ni Soe "Uestsinanty La telarafia de Carlota Coucesn Pera Rao Thulo crigina Chariot’ Wed ‘dal tonto, £8, Whit, 1962 (© delos tusrociones, Garth iors, 1952 (© 1980, copyrgnt renova de texto por EB White (© 1980, eapyight enovods de lax ustracnes por Garth Wiliams ‘© dela traducié,Guilermo Slana (© Esto Ponta Cena SA, 2017 ‘hv. Arde Oo 215, piso 8, Providence, Sostiago de Ce ‘ww panatlectoret www planetodlbros.t ‘Segunda edi en Claro 2018 SBN] 978.956-960-067.4 Impreso en china Printed n China La telaranha de Carlota Disef de cabs E.B, WHITE Ninguna parte de ests publeacin ince el cero dela porteda puede sr ‘epraucéa, smacenada 0 tronemitda en manera alguna iporningun medio sn perma rele por este del eto llustrasiones de Garth Williams Elbo origital protege et trabsje del esto, daeiador y del ccuipaesitorial, Comprar loriginal esrespetar exe trabajo. No fomentes el dete de apiratera. @Planetalector {iain vent L.antes del desayuno — (Adinde va pané con esa hacha? —pregunss Fern 4 sumaere mientras ponfon la meso para el desayino. Al establo —replcd la senera Arable. Anache hacleron unos ceditos. No veo por qué necesita el hacha —continud Fern, quest tenfa ocho aos Bueno —respondié su madre—. Uno de os echo ses requitico Estéimuy débly pequei yjomée lega- 1 aroda, Ast que tu padre ha decd acabar con é —¢Aeabar con él? ~chilé Fern— ¢Quieres decir que va‘a matarlo? {¥ silo porque es més pequefo que los demas? La sefiora Arable puso un cuenco de nata sobre la —iNo grites Fern! —di—. Tu padre hace bien. De ‘ualquier modo el cerdo moriré, proboblemente, Fern apart una sila de un empujén y corié afue- 1a. La hierba estaba himede y la tierra olla a primavera, Cuando alcangé a su padre las gapatilas de Fern esta- ban empopadas, —iPor Favor, no lo mates! —grité llorardo- injusto! El sefior Arable se detuo, es i —Fem —le dijo carifiosamente— tienes que apren- era dominarte —{A dominarme? —chills Fern-—. Es una cuestién de vida o muerte y time dices que me demine, Las légrimas corrfan por las mejlas delanna, trate de quitarlea su padre el hacha, —Fem —le explioé el sefior Arable— Yo sé més ‘que ti acerea de criar una eamada ¢e cerdas. Uno que nnagea débil es siempre causa de problemas. Ahora, vete corriendo! —Pero es injusto —grité Fern— No es culpa del cerdito hacer navide tan pequefo, :Mehabrias matado a ini'si yo hubiera side muy pequefia cuando nact? leefior Arable se somri, Pues clare que no —dijo mirando con earifio a iy lija~ Pero esto es diferente. Una cosa es una nite equa y otra muy diferente un cerdo debi ‘Ya no veo la diferencia —replicd Fern, agarrando {oslaviael hacha- Este es el caso mas terrible de injus~ vin que yo haye conocide. Une: curioga mirada esomé a le cara de John Arable. De acuerdo —dljo~. Vuélvete a casa i yo te lleva 16 ol lechén, Empegards por darle la mamadera, como si furan bebe. Ya verds entonces todo al trabajo que eso supone Cuendo media hora mds tarde regresé « su cosa, cl sefior Arable Levaba una caja de cartén tjo el brogo, Fern estaba arriba, cambiéndose de calgado. La mesa de Ja cocina estaba preparaéa para el desayuno y la habita cidn olia.a café, a tacino,a yeso himedo y al humo de ta smaidera que arda en el fogén. {Déjalo en au sill! —dijo ln sefiora Arable, Y el sefior Arable puso la cojo de cartén en el sitio reservado ‘aFern Luego 3¢ acercé a lavaplatos, se lavé las manos y ge las secé en lo toalla, Fern bajé lentamente las escaleras. Sus ojos esta- ‘bon enrojecidos de tanto llorar. Cuando se acereé a su sill, la coja de cartén se agité y se oyé el ruldo que ol lechén yaeia al frotarse contra les costados. Fern miré ‘a su padre. Luego levanté la tapa de la caja. All dentro, observéndola, estobe ol cordito reign nacido, ra blanco. La lus cle fa mahana traspasabes sus orjas, volvéndolas de uncolor rosa =Es tuyo —dljo el sefor Arable. Salvado de ta muerte prematura ¥ que el Sefor me perdone por came ter esta tonteria Fern no podia apartar los ojos del cerdit, =Oh —murmuré— mirerlo. Es verdaderamente perfecto. Cerrd culdadosamente ta caja, Primero beso 4 su padre y luego besé a su madre, Después vohié a levantar la tapa y sac6 ef cerats, apre:andolo contra su mejila, En aquel momento entréen la cocina su hertrano Avery. Avery tenia diag fos. bx armedo. En una trano levaba una escopeta de cre comprimigo y ent otrauna ‘daga de madera, ~{Qué es esc? —pregunto—, (Qué 29 lo que tene Fem? “Ha traido a desayunar un invitado —respondé ta sefiora Arable Avery, vate ls manos y lacaral —ivamos a verlo! —dijo Avery, dejardo su esco- peta g¥ td erees que este animal es un cerdo? Vaya ‘eerdo, na'es mayor que una rata blanca! —iAvery,lavate y toma desayuno! dip su madre—. Dentro demediahora estara aqutelautobasdet escuela —{Me vas « regalar un cerdo o mi también papa? pregurts Avery —No, yo sélo regalo eerdas a los que madrugan. replieéel seFor Arable— Fem se levanto con el da para tratar de ibrar de injusticias al mundo. ¥ como resultado, ahora tiene un cerdito, Desde luego es muy pequero, pero al finy cleabo se trate de un cerdo. Eso sclo demuestra lo que puede conseguir una persona cuando se levants temprane. jYa adesayunar! Pero Fern no podia comer hasta que su cerdite hubiese tomade leche. La sefiora Arable encontré une mamadera con su chupete de goma. Vertié leche tibio cena botella,ajusté el chupete a la boca de éstay se la entrego o Fern, Dale su desayuno! —dio. ‘Un minuto més tarde, Fern estaba sentada en e ‘suelo en un rincén de la cocina con su eriatura entre las rodilas, enseféndole a mamar del biterén. El cerd to, aunque menudo, tenia buen apetite y aprendié muy pronto, (yeron ta bocina del cutobsis que flegabs por la corretera {Corran! —ten dijo la sefiora Arable, quitdndole ol ‘eordito @ Fern y poniéndole en sus manos un queque, Avery 96 apoderé de su escopeta y de otro queque. Las nifios corrieron hasta la carretera y subieron al ‘outobis. Fern no se fij6 en los demas chicos que habia dontro. Se senté, miré por la ventanila y pensé que éste sun mundo maravilloso y que ella era muy afortunada 1 tener que oeuparse de un cerdito, Cuando el autobiis fleaé a la escuela, Fern ya le habia encontrado nombre. cligiende el que le parecié més bonito entro los que se le ocurrieron. —Se llama Wilbur —murmuré para si misma. ‘Atin sequia pensando en el cerdito cuando la profe- sora dij rn, cual es la capital de Pennsylvania? =IWlbur —replicé Fern, todavia en las rubes. Sus ccompatieros a2 echaron a reir y Fern se ruborig6. 1 Watbur Fein queria a Wibur més que a nada en el mundo. Le ustaba acariciarlo, aimentarlo y dormir. Cada mana- ta, en cuanto se levantaba, calentaba su leche, justaba chupete y sostenia la mamadera para que bebiera. Cada torde, cuando el autobuis se detenia frente asu casa, salta~ tba ala carretera y carria a la cocina para prepararte otro biborén. Volvia a dare leche a la hora de eenar. de nuevo antes de irse ala cama, La sefiora Arable se encargaba de drle una mamadera a mediodia, cuando Fern estaba en lo escueta, A Wilbur fe qustaba la leche y jamds se sentia tan bien como cuando Fern se fa ealentaba. Permanecta ‘algade sobre sus patas, mirdndola con ojos de adoracién. Durante los primeros dias de su vida, a Witbur se te permitié vivir en una caja, cerca del fogén de la cocina. Luego. cuando ta sefiora Arable se quejé, Fue trasladado ‘una eoja més grande, en la leiera. Cuando cumplis los semanas, lo llevaron afuera, Era et tiempo en que flore- cen los manganos y Loa dias sehacfan ya més templados, El sefior Arable dispugo especialmente para Wilbur un corralite bajo un meangano, con un cajén grande lleno de paja en el que abrié un agujero para que entrara y saliera cuando quisiera, {No tendrd frio por la noche? ~pregunté Fern, —No —dijo su padre—, Obsérvalo y fijate en lo que hace. ‘Con un biberén en la mano, Fern se senté bajo mangana dentro del ccrralito, Wilbur corrié hecia ella 4g Forn sostuvo la batalla mientras el cerdite chupaba Cuando acabé hasta ta ditima gota, grufié y, adormila~ do, se metié en el caj6n, Fern miré por et agujero, Wilbur hhurgoba en la paja con su hocico. En muy poco tiempo ‘abrioun tunel en ia paja. Se metié en el tinel y desapare- ié dela vista, completamente cubierto por la poja. Fern se sintié encantada Se tranquilgé al saber que su bebé dormir(a tapado y que estaria calentito. ‘Cada manana, después del desayuno, Wilbur acom- pantaba a Fern hasta la carretera y esperaba con ella a {que llegase ol autobis, Ella le decia adiés con la mano y 41 se quedaba mirarelo el autobis hasta que desapare- ofa en una curva, Mientras Fern se hallaba en la escue- la, Wilbur permanecia encerrado en su corralito, Pero en euanto Fern llegaba a casa por la tarde, lo sacoba y el cerdito le seguia por todas partes. Siiba ala casa, Wilbur iba también. Si subia a piso de arriba, Wilbur se quedaba esperando al pie de lc escalera hasta que bajaba. Si saca- baa pasear su mutieca en el cocheeito, Wilbur ibadetrés, AA veces Wilbur se cansaba y entonces Fern lo swetaba ¥y lo ponta en el cochecita junto ala mufeca, A Wilbur le qustaba esto. Y si estaba muy cansado, cerraba los ojos y se dormia bajo la manta de la mufieca, Se vela ‘muy tlerno con los ox cerrados porque tenia los pesta- Fas muy largas. La muleca cerraba también los ojos, y Fern enpujaba su cachecito muy éespacio y con mucho cuidace para no despertar 0 sue nine. Una noche de ealor, Fern y Avery se pusteron los trajes de bafo y fueron a nadar por el arroyo. Wilbur corrié tras Fern. Cuando ella se metié en el arroyo, Wilbur se metié también, Pero el agua le parecié demasiado fri. Asi es que mientras los nifios nadaban, jugaban y se echatan agua, Wilbur se entretuvo en el barra de fa orilla. Alli haefa calor, habla humedod y Ia tierra estaba deliciosamente pegajosa y fangose, ‘Cada dia era un dia eli y cada noche era una noche tranquil ‘Wibur era lo que los granjeros larnan un cerdo de primavera, que significa simplemente que nacié en esa poca del ao, Cuando cumplis cineo semanas, ol sehor Arable dijo que era suficientemente grande para venderlo 'y que hatria que hacerlo, Fern se eché a llorar. Pero su padre se mostré firme. El apetito de Wilbur habia aumen: tad; emgegaba a comer subras de la comida junto con la leche, Hl sefior Arable no estaba dispueste a alirnen- tarlo por mas tiempo. Habic vendido ya dleg herrnanos y hermanas de Wilbur. Tiene que irae, Fern — dijo. Ya te has entretenido coriando cleardito, pero Willur yanno os un bebé y hay que venderlo, Llama a los Zuckerman —sugirié la sefiora Arable a Fern-—. Tu tio Homer cria a veces cerdos. ¥ Wilbur va «viviralll,podrds bajar porla carretera y verlo cuando se te antoje {Cuanto dinero debo pear por el? ~pregunto Fern. =Buzno —dljo su padre es flaco, Dia tu tio Homer: que tienes un cerdo y que estas dispuesta a vendérselo por seis dilares, A ver qué te reaponde. Pronto se arraglé todo. Fern llamé por teléfono y ccontestd su tia Edith. Tia Euith le grité a tio Homer, y tio Homer vino del estab y hablé con Fern. Cuando supo él que el precio era sélo seis délares, respondié que compra- ria el cerdo, Al dia siguiente, sacaron a Wilbur de su casi- ta bajo el mangano, Fue a vvir en un montén de estiéreol en los bajos del establo de los Zuckerman, UL Escapada E eatablo era may grande. También era muy viejo. Oa 4 heno y a estéreol. Ola a sudor de cabalos fatigados y «al maraviloso aliento duigin de las pacientes vacas. Ea unolor que daba pag, como sinada malo puciera volver suceder en el mundo. Ofa a grano y al euero de los arne- ses yala grasa delos ees de los carros yao goma delas botas de cerame de las cuordas.Y siempre que le daban «un gato la eabege de pescado, todo el establo olia pescado. Pero sobre todo ola « hen, porque siempre habla mucho en et desvan de la parte superior del esta blo. ¥ siempre habia que bolar de al ene para as vaeas, para los eaballos y para as ovejos. El eatablo mantenia un colorcilo agradable en inven, cuando fos animales pasaban fa mayor parte del tiernpo bajo techo, y un Fresco agradable en verano cuando Is grandes puertos, abiertas de paren pa. deja~ ban entrr la brisa. En su planta principal, ol establo tenia psebres para los caballos de tro y argolas para etar las vacos Més abajo se oncorraban las ovejae y habia un chiquero para Wilbur y estaba leno de todas esas cosas {que hay en fos establos: escoleras de mano, piedras de fila, laves inglesas, cortacésped, potas para quiter la rieve, hachas de rano, céntaros de leche, baldes para elagua, sacos de grane ya vacios y ratoneras enmoheci dos, Era esa clase de establo que se traga todo como si todo le sirviora, Era eeai clase de establo en donde a los nifios les gusta jugar. ¥ todo aquelle era propiedad del tio de Fern, el sefiar Homer |. Zuckerman, Elnuevo hogar de Wilbur, en el piso inferior del esta bio, se hallaba directamente bajo el lugar que ecupaban Jas vacas. El sefior Zucksrman sabia que un buen montén de estiércol es un buen lugar para tener un cerdo peque- fo. Los cerdos necesitan calor y allé abajo, junto a la pared del Sur, la temperatura resultaba agradable y se estaba bien Fern acudia a verlo casi todos los dias. Encontré luna vieja banqueta de ordefiar que ya habian dejado por inservible y la colocs en el recil de las ovejas junto ft chiquero de Wilbur. Ali pasaba en silencio las largas tardes, pensanda, escuchando y observando a Wilbur Pronto la conocieron las ovejas y empegaron a contiar en ella, Lo misma les sucedié a las ocas que vivian con las ovejas. Todas los animales confiaban en ella porque: los trataba bien. El sefor Zuckerman no la dejaba sacar fuera a Wilbur ni tarrpoco permitia que entrara en ta poeilga. Pero dije a Fern que podia sentarse en la baque~ ta y observar a Wilbur tanto tiempo como quisiera, Se ‘sentia felis estando cerca del cerdo y a Willsur también le hacia felis ver que ella estaba alli, justo al otro lado dde au chiquero, Pero ya no volvieron a repetirse para él los buenos momentos: ya no habia paseos, ni viajes en eachecite, ni bafos. Una tarde de junio, euande Wilbur tenia ya cast dos ‘moses, sali. a su poquefia patia fuera dol aatablo. Fern na: habja tlegado para su visita habitual. Wilbur se quedé al sol, sintiéndose solo y aburrido. Aqui no hay nada que hacer —pensé. Caminé lentamente hasta Io artesa de la comida para ver si se habla dejado algo. La olié y hallé una eéscara de papa y se a comid, Le picaba el lomo, asi que ae apoys contra lac tablas, Cuando se cansé de aquello, entré en of establo, subié a lo alto del monton de estiércol y se senté allt. No tenia ganas de dormir ri de husmear, estaba cansado de estar quieto, cansado de estar tumnbado, Tengo menos de ios meses y ya estoy cansado de vivir —dljo—¥ salié de nueva al corral Cuando estay fuera —djo—no tengo otro lugar @ donde ir que no sea adentro. Y cuando estoy dentro no ‘tengo otro lugar donde ir que no sea saliendo at corral, —En eso te equivocas, amigo mio, amigo mio —dijo tuna vog, Wilbur miré a través della cerca y vio all aFuera, alacea —No tienes por qué quedarte en ese sucto y peque- fio, sucio y pequefio, sucio y pequefio corral —aFadié la ‘0¢a, que hablaba muy Jeprisa—, Una de las tablas esta suelta, Empdjala, Empuja—empuja—ernpuja y sal! —{Céme? —dijo Wilbur. Habla més despacio! —A-a-a, a riesgo de repetirme —declaré la ocas. Te sugiero que ealgas. Ee maravilloso estar aqui — Piste que una tabla estaba suelta? —Es0 es lo que dije,es0 es lo que dije —replicé laoce. Wilbur se aproxims ala cerca y vio que la oca tenia ragén. Una de las tables estaba suelta, Bajé la cabego, cerré los ojos y empujé. La tabla cedid. En cosa de un ‘minuto censiguié desligarse a través dela cerca y pisé az altas hierbas que crecian fuera del corral. La oca langé una risita, {Qué te parece ser libre? —pregunté. —Me gusta —dijo Wilbur—. Es decir, supongo que me qusta, En realidad, Wilbur tenia una extrafia sensa- cién al verse a otro lado de la cerca, sin nada entre él y el reato del mundo, —¢A dénde erees que seria mejor ir? —Adonde quieras, adonde quieras respondié la ca. jVete al huerto y cémete la hierba! jVete a la hhuerta y arranea rétsanos! {Excava todo! jArranca hier- bal ;Busea grant ;Busea avenal Corre por todas partes! iSatta y baila, brinca y corre! ;Cruga el huerto y paséate por el bosque! EI mundo es un lugar maraviloao cuando eres joven, Ya me doy cuenta —djo Wilbur. Salts en el aire, giré en redonclo, corrié unos pasos, se detuvo, miré en todas direcciones, aspiré los olores de la tarde, y luego ‘28 puso en camino a través del huerto. Se detuvo a la sombra de un mangano y pegando su robusto hoci- 9 al suelo, empegé @ husmear empujando, excavande {y arraneando, Se sentia muy fell, Removié una buena porcién e tierra antes de que alguien reparara en él. La sefiora Zuckerman fue la primera en verlo. Lo distinguié Hie «@ través de la ventana de la cocina e inmediatamente ompogé a gritar a los hembros —iHo-mer! —chilld— {Se ha escapado el cerdo! jLurvy! jSe ha escapade el cerdo! (Esta all, bajo aquel mangano! Ahora empiegan los lfos —pensé Wilbur—. Vaya problema La oca oyé los gritos y también ella empegé a chiar. [Corre-corre-corre cuesta abajo, al bosque, al bosque! —grité a Wilbur—. Nunca-nunca-nunca te atra: paran en el bosque, El cocker spaniel advirtié el escdndalo y también salié del establo para participar en Ia persecueién. ¥ lo oyé el sefior Zuckerman, que abandoné el taller donde reparaba tuna herramienta, Lurvy, eljornalero, percibié el griterio y salié dela esparraguera donde estaba arraneando malas hierbas, Todo el mundo fue tras Wilbur, y Wilbur no sabia qué hacer. El bosque farecia muy lejano y ademas, no hhabiendo estado nunca all, no estaba seguro de que le gustaria aquel lugar. =Cirrole el paso, Lurvy —dijo el sefior Zuckerman— iY lévalo hacia el establa! Con calma, no lo acoses. Iré a ‘buscar el eubo con restos de comida. La noticia de la escapada de Wilbur se extendié répidamente entre todas los animales del lugar. Siempre {que cualquiera de ellos se escapaba, et hecho constituia tn gran acontecimients para los demés. La cca grité ala vaca mas proxima que Wilbur se habia escapado, y pron- to lo supizron todas las vacas, Luego una de las vacas s¢ lo dijo a una oveja, y pronto lo supieron todas las ovejas. Los eorderos se enteraron por sus madres, Los caballos, ‘ante sus pesebres del establo, algaron las orejas cuando ‘oyeron las chilidos de la oca y pronto conacieran lo que estaba pasando —Wilbur esta fuera —aljeron. Cada animal se agits,olgé su cabega y se alegré al saber que uno de sus amigos estaba libre y no permane- cia dentro de una cerca 9 sujeto a una argolla, ‘Wilbur no sabia qué hacer ni hacia dénde correr. Tenia la impresién de que todos iban tras él. «Si esto es ser libre», pensé, «me parece que preferiria estar ence- rrado en mi chiquero-. El cocker spaniel se le acercaba por un lado: Lurvy, eljornalero, se acercaba por otro, La seftora Zuckerman estaba lista para cortarle et camino si pretendia ir a ta huerta. ¥ ahora el sefior Zuckerman venia hacia con un cubo. «Esto es realmente terrible», pensé Wilbur, «por qué no viene Fern, ¥ 2 eché a lorar. Pero la oca se impuso y empegé a darle 6rdenes, No te quedes ahi, Wilbur! Sortea, sortea! —grité la. oca— jBuriales, carre hacia mi, esquiva, esquiva, esqui- val Corre hacia of bosquel Srtea, eaquiva, correl EH cocker spaniel traté de atrapar una de las patas traseras de Wilbur. Pero Wilbur dio un salto y eché a ‘correr. Luryy se lang®, tratando de aleangarlo. La sefora Zuckerman chillé a Lurvy, La oca alenté a Wilbur, Wilbur se metié entre las piernas de Lurvy. Y Lurvy no acerté a retenerlo y agarré, por =I contrario, una pata del spaniel. Bien hecho, bien hecho! —grits a oca—. jOtra ve. otra veg! — Cuesta abajo! —vocearon las vacas. —iCorre hacia mi!—grité el ganso —|Cuesta arriba! —chillaron las ovejas, —Sortea! —ordené la oca, Salta, baila! —dijo el gallo, =|Cuidado con Lurvy! —e avisaron las vacas, Cuidado con Zuckerman! —le previno el ganso. = [0p con el perro! —gritaron tas ovejas. —Feedichame, esctichame! —chillé la oca. El pobre Wilbur estaba aturdido y asustade por faquel griterfo, No le gustaba ser el centro de aquel tumulto, Traté de seguir fos consejos que le daban sus amigos, Feta no podia correr cuesta abajo y cuesta arri- ba al mismo tiempo, ni podia sortear y esquivar al mismo tiempo que saltaba y bailaba. Lloraba tanto que apenas podia verlo que estaba sucediendo. Alfiny al eabo Wilbur era un ce-do muy pequefo, no mucho mayor en realidad ‘que un bebé. Deseaba que Fern hubiera estado alli para tomarlo en bragos y consolarle. Cuando alg6 los ojos y vio al sefior Zuckerman muy cerca de él, con el cubo lleno de desperdicios calientes de comida, se sintié aliviado, Lovants el hocico y lo olié, El aroma era delicioso, leche caliente, céscaras de papa, salvado, hojuelas de maig y el pan que Fabja sobrado del desayune de los Zuckerman, =iVen, cerdo! —clj el sefior Zuckerman, golpeando el cubo—. Ven, cerdo! Wilbur dio un paso hacia el cubo. {No-no-no! —dijo la oca—, Es el viejo truco del ‘cubo, Wilbur, jNo te dejes engafar! ;No te dejes engafar! std poniéndate un cebo para que vuelvas a la cautivi dad-vidad, Abusa de tu estémago. ‘A Wilbur no le importaba. La comida tenia un olor apetitoso, Dio otro paso hacia el cubo. —Te arrepentirés—arrepentirés—arrepentirés —le edvirtié a oca, ‘A Wilbur no le importaba, Sigulé caminando hacia el ‘cube de desperdicios —Perderds tu libertad —le grité fa oca—, Una hora de libertad bien vale un barrl de desperdicios, ‘A Wilbur no le immportaba. Cuando el sefior Zuckerman llegé a la pocilga, pasé por encima de la ceren, vertié los desperdicios en la trtesa, Luege quité Ia tabla suelta de la cerca para que quedara sitio suficiente-con abjeto de que pudiera entrar Wilbur, —jReconsidéralo, reconsidéralo! ~chillé la oca— Wilbur no le hige caso. Franques la cerca y se metié en su corral, Se dirigié ala artesa y tomé un trago largo de pasta de avena, absorbiendo hambriento la leche masticando el pan. Era magnifico eso de estar en casa de nuevo, Mientras Wilbur comia, Lurvy trajo un martillo y unos clavos y clavé ta tabla en su sitio. Luego. el sefior Zuckerman y él se apoyaron peregosamente en a.cerca y clsefior Zuckerman raseé el lomo de Wilbur con un palo. —Toda un cerdo dijo Lurvy, seré un buen cerdo. —remaché el sefior Zuckerman, Wilbur oyé las palabras halagadoras, Sintié la leche: caliente dentro de su estémago. Sintié el agradable frotamiento del palo por al lomo que le picaba, Se sintié tranquilo, Felis y softoliento, Esta habia sido una tarde fatigosa. Todavia eran cerca de las cuatro de la tarde, pero Wilkur ya estaba lista para iree ala. cama, —En realidad, soy demasiado pequefo para salir solo al mundo —pensé al echarse, E, dia siguiente armanecié tuvioso y sombrio. La luvia cela aobre el tgado del eatablo y continuamente gotea- bel oer: ene corral, formaba arroyuelos, ue sendero abajo, co-van donde ereclan cardosy cefgos. La luvia también goipecba contra a ventana de la cocina de la sefora Zuckerman, selta a borbotones deta boca de las canoletas y cafe sobre ls lomos de as ovejas que pasta- ban enel prado, hasta que, cansadas de soporta avi, carrinaban lentamente sendero arriba eiban al rd La tava eehd ebaje fos planes de Wilbur. El habia proyectado sali aquel dia del corral y excavar un nuevo agujero. Tambien tenia otros planes. Sus planes para hoy eran ago as: Descyuno a las seis y media. Leche, mendrugos, salvado, pedages de torta de harina que todavia conser- vaban gotas de mil de arce, laa sobras de un queque. caiscaras de pena, lo que habia quedado del pastel de pases y eopos de cereal El desayuno terminaria alas sete De siete a ocho Wilbur pensaba tener una charla con Temeleton a rata que vvia bojo su artesa, Hablar con Templeton no resultaba la cosa mas interesante del ‘mundo, pero eso era mejor que nada. De ocho a nueve, Wilbur planeaba tomar una siesta ‘fuera al sol De nueve a once pensabe excavar un agujero en el suolo o abrir una trinchera y posiblemente hallar enterra- do algo quelle resultara comestible. De once a dace peneaha permaneeer quieto y obser: ‘var las moseas en las tablas, las abejas sobre los tréboles 4 las golondrinas en el air. ‘Alas doce llegaba la hora de almorgar. Forraje, aqua caliente, céscaras de mangana, ralladura de ganchoria, pedagas de carne con salsa, malg molido y cortesa de ‘queso, La comida terminaria a la una, De una a dos Wilbur pensaba dormir De dos a tres proyectaba rascarse en donde le pica- +a, froténdose contra la cerca De tres a cuatro persaba quedarse perfectamente ‘quicto, reflexionar acerca de le que signfieaba estar vivo yaguardar a Fern, ‘Alas cuatro_llegaria a cena. Leche, forraj, tas sobras de comida de Lurvy, edsearas de cituela, un pedago de ‘aqui y un poce de allé, papas fritas, gotas de mermelada, lun poco mas de esto y de aquello, manganas cocidas y rmigas de un pastel Wilbur se fue a dormir pensando en esos planes. Se desperts a a2 sei, vo la llavia y le parecié que ne podria resistrl, —Tado estaba magnificamente planeado y ahora tiene que aver Durante un rato permanecié melancélico dentro dol establo Luego se acercé a la puerta y miré. Gotas de lluvia le golpearon en la cara, Su corral estaba frio y hameda. En su artesa habia un par de centimetros de ‘agua. No se vela por ningein sitio a Templeton, —{Estia por ah, Templeton? —grité Wilbur. Ne hubo respuesta, De repente, Wilbur se sintié solo y sin amigos. —Un dia como otro cualquiera —se quej6-—. Soy muy pequefio; en este establo no tengo verdaderos amigos: lloveré toda la mafiana y toda la tarde y Fern no vend ‘con un tierapo como este. jOh. verdaderamente.! Y por segunda veg en dos dias Wilbur se eché a lorar ‘A las seis y media Wilbur oy6 el sonido de un cubo, Lurvy estaba afuera, bajo Ia luvia, removiendo el desayuno, Vamos cerdo! —aljo Lurvy Wilbur se movi, Lurvy vertié los desperdicios, raspé el cubo y se algjé. Advirti6 que algo le pasaba al cerdo. Wilbur ne queria comida, queria carina. Queria un. ‘amigo, alguien que jugara con él, Hablé de esto a fa oca {que estaba tranguilamente sentada en un rincén det red ~

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