You are on page 1of 14
VAMOS A CONOCER, AMAR E IMITAR A JE: NOVENA DE NAVIDAD PARA LOS NINOS 2012 DIA: MARIA EN LA ANUNCIACION Catequesis I: Los preparativos. Cuento: “El don misterioso”. DIA: MARIA EN LA VISITACION A SU PRIMA ISABEL Catequesis 2: San Juan Bautista. ‘Cuento: “Leyenda de San Cristobal” DIA: EL MAGNIFICAT DE MARIA Catequesis 3: La Virgen Maria. ‘Cuento: “{Por qué estaban el asno y el buey en la gruta?” DIA: EL NACIMIENTO DE JESUS Catequesis 4: El Misterio de Navidad : pobreza e infancia. Cuento: “El Asombrado”; “El drbol de navidad y el pesebre” DIA: EL ANUNCIO DE LOS ANGELES 8 5: B} Misterio de \ avidad > admirable intereambio. 7 ‘Cuento: “La noche sania” (0 leyenda del pastor malo). DIA: LOS PASTORES Catequesis 9: La Sagrada Fami ‘Cuento: “Benjamin” DIA: LOS REYES MAGOS Catequesis 6: Los Misterios de la infancia de Jess (1): adoracién de los Magos. Cuento: “Abrir las puertas a Jestis” . DIA: LA PRESENTACION EN EL TEMPLO Catequesis 7: Los Misterios de la infancia de Jesis (2) Cuento: “;Dénde acabaron el oro, el incienso y la mira”. DIA: PERDIDA Y HALLAZGO DEL NINO JESUS EN EL TEMPLO. Catequesis 8:. Los Misterios de la vida oculta de Jest Cuento: “El viaje del cuarto rey”. Recomendacién: preparar los temas anticipadamente, reflexiondndolos y tratindolos de practicar, para explicarlos mejor. oo ?~ b dow mistirioso- Nee? Era al alba en Belén, Se habia marchaco el ultimo peregrino y la estre- Ue habia desaparecido. La Virgen Maria miraba con dulzura al Nifo jus se habia quedado dormido. Lentamente y chirriando se abrié la puerta del establo, Parecia em: 2ujada por una corriente de aire mas que por una mano, En el umbral aparecio una mujer anciana, cubierta de harapos. Maria se sobresalt6 somo si hubiése visto a un hada mala. Jesus continuaba dormido. El gurto y el buey arrancaban becados de heno y paja de un monton que tenian delante del hocico y no se dignaron ni a echar una mirada la tecién llegada Maria la seguia con la mirada. Cada paso de la desconocida parecia argo como siglos. La vieja continualza avanzando, hasta que estuve unto al pesebre. El Nito Jestis abrié los ojos de repente y Maria se naravilo viendo brillar en los ojos del nifio y de la mujer la misma luz 4e esperanza La vigja se inclind ante el nifo. Maria contuvo el aliento. La vieja 1urgo en sus vestidos harapientos, buscando algo. Parecia emplear si- 3los en encontrarlo, Maria continuaba mirandola con inquietud. Final- Rene, tras un tiempo larguisimo, la vieja extrajo de sus harapos un »bjeto, pero que quedé escondido en su mano, y lo entrege al nif, Despues de todos los dones de los pastores y de los Reyes, :qué ‘odia ser aquel don mistericso? Maria veia sdlo ‘a espalda de la vieja, curvada sobre la improvisa- Ha cuna de Jesis. Después la vieja se irguié, como si se hubiera librado de un peso {nfinito aw wraba hacia la terra ‘Sus hombros se enderezarcn, su cabeza se elev6. y casi tocaba el Jecho, su aspecto recuperé milagrosamente la juventud, sus cabellos be transformaron en suaves y relu Cuando se Hel pesebre, para desaparecer en la oscuridad de la que habia surci- fio. Maria pudo finalmente ver el don misterioso | En las pequefias manos de Jestis brillaba una manzana roja. Aque- pues Eva, la primera mujer, la madre de los vivientes, que h ia entregado al Mesias el fruto del primer pecado. | Porque ahora, con Jesiis, habia nacido una nueva creacion. ¥ toce podia comenzar de nuevo. f QUIEN ES EL Mis PODEROSO DEL MUNDO? @ Ceyeudda de i OT isa ‘stébal era un gigante con una fuerza espantosa y un aspecto terti- & El rey de su pais lo habia contratado como quardia de corps, po: te a nadie se le ocurria buscar camorra con aquel gigante que po- :.abalir una gruesa encina con un solo golpe de espada. Pero un dia Cristobal se cansé de proteger a su rey, que era muy barde, y decidié ir a buscar al rey més poderoso del mundo y po- tse a su servicio, Después de todo, se lo merecia, Nadie eran tan bil y valeroso como él ‘Tas haber peregrinado mucho tiempo, legé a la corte de un rey ® decia a todos que era invencible, Cuando este rey vio al gigantes- Cristobal, Jo tomé a su servicio de muy buena gana y le consintio ir en su castillo. Un dia un juglar cantaba a los pies del rey una cancién, en la que ‘epetia varias veces el nombre del diablo. El rey. que era cristiano, fala sefal de la cruz siempre que ola nombrar al diablo. Crist6bal se extranio mucho de ello y pregunté al rey ol significado aquella sefial al tey se nego a contestar, pero Cristébal dijo: «Si no me lo dices, voy». (el rey te dijo: «Cuando oigo et nombre del diablo, busco siempre eccion en esta senal, porque tengo mucho miedo de su maleficio queria caer en sus garras», Cristobal lo miré desilusionado y después declaré: «Si tienes tanto miedo del diablo, quiere decir que el diablo es mas poderoso que ti Por eso me voy de verdad, porque ya te habia dicho que quiero servir al rey mas poderoso de! mundo. Voy a buscar al diablo para ponerme a su servicio». Un horrible hombron Cristobal dejo la corte y se fue en busca del diablo, Llegé a un lugar spero y desierto, donde estaba acampada una mesnada de terribles soldados. Los centinelas le detuvieron y le llevaron ante su jefe. Este tenia una cara peluda y cruel, con los ojos que despedian llamas de maldad «Adénde vas?», gruié con una voz que ponia la piel de gallina, «Voy a buscar al diablo porque quiero ponerme a su servicion, res. pondio Cristébal, El horrible hombrén rio buslonamente; después dijo: «Yo soy el que tii buscas» Cristobal, contento por haber encontrado al soberano mas podero- 0 de la tierra, prometié servirle para siempre. Pero un dia, mientras Cristobal y el diablo caminaban juntos por un camino, se dieron de bruces con una cruz, E diablo se puso livide, comenzo a emir extra- 4hos gruftides y después se dio a la fuga Jevantando una gran polvare- da ¥, lo que es peor, obligo a Cristobal a seguirle por un sendero i Practicable e incémodo, sélo para no tener que pasar ante la cruz, Aquella noche, todavia soprendido, Crist6bal pregunto al diablo la raz6n de aquelle fuga impravisada que los habia obligado a abandonar luna camino cémodo para seguir un sendero horrible. E! diablo se ne- ‘g6 a responder, pero Cristébal dijo: «Sino me lo dices, me marcha». De mala gana, el diablo explics: «Un hombre lamado Jests fue un dia clavado en una cruz. Ast, todas las veces que veo !a sefial de la cruz me sienio obligado a hur espantadon 2 163 Y Cristébal le dijo: Por tanto, ese Jesis es mucho mas poderoso qque ti, si te produce tanto miedo una simple sefial que lo recuerda. Y ahora descubro que todavia no he encomrado al rey mas poderoso del mundo. Me habias mentido. Adiés, diablo, Voy a buscar a Jess» Una cabajia en la orilla del rio Pero Cristobal debié caminar mucho antes de encontrai puciese indicarle dénde hallar a Jess. Aegis Finalmente se encontré con un ermitafio que le conté la historia de isto, le hizo leer el Evangelio y le ensefié la verdad de la fe. __ Cristobal escuché todo con mucha atencién, pidié el bautismo y prometio servir a Jestis fielmente con todas su fuerzas, «1 Rey al que deseas servir debe ser honrado Rey al e ser honrado con frecuentes ayu- os», afladié el ermitafo. ” «Que me pida cualquier otro servicio, porque en éste no puedo servirle», dijo con franqueza Cristébal. «Oeberds tambien tezar largo tiempo», continud el ermitaio, «Tampoco e esto puedo servirie, dijo sinceramente Cristébal Y el ermitafio prosiguio: «Ves alla le jos ese rio en el que muchos Serecen cuando intetan atraversarlo?» a Si» «Entonces, puesto que eres tan alto y fuerte, vete a la orilla del rio y ‘da allos parajeros a cruzatlo Jasis lo consideraré un servicio val io ¥.como es Lueno y generoso, tal vez venga a decirtelon «Este si es un servicio que puedo presiarien, dijo esta vez Cristébal Se traslads a la orila del rio, que corria impetuoso ¥ violento, cor- anclo en dos la lanura, y se construyé una cabafia. Con 21 tronco de ‘8 4rbol joven se hizo un robusto baston, para caminar ‘nejct en al 4. comenzd a transportar de una orilla a otra a todos ios viajer fiaba la corriente del rio para levarlo a la otra parte. Cristébal cumplia su oficio con absoluta fidelidad, para servir al nuevo Rey, aunque toda- vvia no lo conocia Un nifio pesado como el plomo Asi pasaron algunos meses. Un dia, mientras descansaba en su caba- fia, Cristébal oy una voz de nifio que lo amaba, «Cristobal, sal fuera y levame a la otta parte del rion. Cristébal salio, pero no encontré a nadie, Movid los hombros y volvié a la cabafia. Pero, apenas dentro, oy6 de nuevo la misma vocecita que lo lamaba. De nuevo corrié fuera y no encontré a nadie. Reentré en la cabatia y por tercera vez lo llamé una voz de nif. Por tercera vez comrié fuera y esta vez encontro a un niflo en la oni la del rio. Con mucho garbo, el nifio pidié a Cristobal que le transpor- tara a la otra orilla. «Chiquitin, eres tan pequefio que ni siquiera te ha: bia visto. Tenia necesidad de estirar un poco las piernasy, dijo Cristobal bonachonamente. Con una mano sola se puso al nifio en los homibros y entré en el rio apoyandose en el aston Pero el agua comenzé a crecer y el nifio a pasar como plomo. Cris- tdbal estaba dotado de una fuerza excepcional, pero ahora, cuanto mas se introducia en el rio, la corriente resullaba mas amenazadora y ‘1 peso del nifio lo aplastaba, doblandosele las rodillas. Varias veces estuvo a punto de caer. ‘Aquella travosia le reculté internimable y lo costé tn estierzo tre. mendo, Renqueando llegé a la otra orilla, deposité al nifio en tierra y cayé de rodillas sobre la hierba, extenuado. «Nitto, —suspir6 el gi- gante—, me has puesto en gran peligro: tu peso es tan grande que me parecia llevar en mis hombros al mundo entero». El nifo lo miro sonriendo. «No te maravilles, Cristébal, respondi, Has llevado en tus hombtos no séio al mundo entero, sino tambien a Agquel que lo ha cteado.Yo soy jesiss. al Rey al que has prometido ser- wir, pata que sepas que es verdad digo. cuando hayas atra- UNA ELECCION DIFC. 3 anny or qué estibaw el asuo- yb buey, ew le grits? siaban de viaje hacia Belen. un angel reunio a ‘coger los mas agtos para ayudar a la Sagra- on aire astuto @ n0- iyo de Dios rebare resa Lievare a Ma ogo su magnifica ere estabie en na sogante 7 del color de! arco u la ¢abeza baja. en el campo de un agricultor, en las cercanias de la grtta, angel los Jamo: «:Vosotros no teneis nada que ofrecer?» «Nadan, respondio el asno. y agache tristemente las largas orejas. Nosotros no hemnos aprendido nada fuera de la humildad y ta paciencia, Todo lo defnas signsfica solo una afiadicura de palos» El buey, timidamente, sin alzar los ojos. dijo: «Pero podriamos de tarfo en tanto espantar las moscas con nuestros rabos» sotros sois los elegidosn El angel finalmente sonnio: «' 179 2 movia, ni nos miraba, pi se impacientaba mnsaba: de ser muy grande Dios, si mi padre, cuando se pone de rodillas, Dios debe ser también no, simi padre Je habla sin quitarse su ropa jo ‘as noches mi madre rezaba, pero no arrodi- taba demasiado cansada, ‘omaba asiento en medio de nosotros, teniendo razos a mi hermanito mas pequefio. hora de rezar, mi madre se ponia un delantal ue la cubria hasta los pies; y dejabe el cabello dbre sus hombros, fadre rezaba todas las oraciones sin perderse vor baja. Al mismo tiempo miraba, pero no nos decia nada, ni siquiet ‘0s mas pequefios la molestaban, 0 cuando fue- tormenta, 0 cuando el gato cometia alguna ansaba: ‘Debe ser muy sencillo Dios, si mi ma- te hablarle cubierta con ese delantal, y te fio en sus brazos' nbién pensaba: ‘Dios debe ser un personaje ontante, si mi madre, cuando le habla, ya no le 50 ni al gato, ni a la tormenta’. nanos de mi padre, y los labios de mi madre fiaron mucho mas que el mejor libro de cate- (P. Duval) 1 *Ustedes, al orar, no sean como ros nipocritas” (Mt 65: Pr 20.17: 2 Tim * 1). ‘ sous OD \ region de Provenza (Francia), entre las esta- hacimiento se nota un pastor un tanto aro; 5 manos vacias y el rostro leno de asombro. sto la gente lo llama: ‘El Asoibrado’ ai pan ci El drbol de Navidad y el pesebre Un drbol de Nividad, ubicado en el mejor sitio de la casa, decorado ‘con adornos y Juces inulticolores, estaba mirando orgullosamente tun pequefo yescbre no muy bien arreglado y puesio all en un sincén casi ab ndonado, y le dijo: "No tienes e:peranaa, ya pasaste de moda y estis destinado a desaparecer. Mo te pusiste al dia, quediste siempre el mismo: la tnisma gruta, los mismos pastores, las mismas ovejas, La misma Couella, el mismo san José, la misma Virgen artodillada, el buey, el Sino, pel mismo nifio.. Tienes que aceptar que ya extis fuera de moda..." ELhuumilde pescbre escuchs y dijo tristemente: "Tienes raz6n, yano hay religién! Nunca me modernicé, queds atrasico. sin embargo traté siempre ile transmitir bondad, paz, hermandad, humildad!” Frente asta | umilde respuesta, cl irbol de Navidad hizo un examen deconciencia; seavergonzé por haber sido tan peesumido, apags las laces multicoiores ysélodejé una proyectada sobre el pesebre, inico signo de esperanza > 2 Gram fem renemasty apllen ssado de nuevo el rio, planta tu bastoz-<érca de la cabafla y mafana or la mahana lo encontraras florecido y cargado de frutos» Dicho esto, el nite desaparecio. Cristébal obedecie. Vuelo a la cabafa, plants en tierra el baston y @ mafiana siguiente lo encontré leno de hojas y de frutos Si La Noche Santa ‘sdueia noche un pobre sais a petit suxiio amsndo de puera en puera: zs Socorreame, buenas amas! jn mi case {cBb4 de nacer un nite y es precio encender ‘"wepe pare calentar a mi espoasy al pequches {Didine “un poco de fuego pore snor 0 Ops! Fro come ere de noche tods ls gente es a turmiendo y nadie le contesieoa, De ‘eperte el hombre vos lo Entonces quise aproximarse més ai fuego pate exer algunas brasas. Pero los coroeree a TAF 8 yestaban tan juntos que no se poste ‘ar etre ellos. Fue preciso pisses oe svanuat, pero ninguno de ellos er dene ‘i se 28.510. Cuando el hombre lege ate oc la hoger. el pastor que dormitabs eneerite (n SH8 Files, se levante impetuosc yarn 92 i pena tn! bovh sa 00 si mamma. Pe> aut noche ott ona tut toe"peron re) umn coreies no ae suum. Pie neti y tet Orson oo wefpmeisteente paris en busca del hom- bre ye preg er i Era una cranura twin y malearada, Al ver ati 4 desconocigo aparé. una enorme. piety Hf 0. E! peigroso proyecti pane rect hacia | hombre pero cusndo iba # alcanrarle © desvid'y fue & esttellorse conte or ace Emonces “e1 hombre sproximéndoss a) pastor le dio: —Compadécete dé mi, amigo. y dame ile varme algunas orasas En miata teobe se acer un mio y es precio encende el toege are calentar« mi esposa y a! peauere, primer impulso del pastor Ive el de dove wn respuesta cruel, pero pense en los pores ‘que no habian ladrado ni mova, en toe ean (e108 aue no habian huide, en la piedra que no Hvar lo ue auiras responds seca Fro a lume se estab apagendo. Ni as lence ti maces’ granses Soe his un onc de bases Marat 3% hombre no tri rade pare evarise A wit ‘pastor repo i¥@ puedes evar ins brass que quieras Pero on a incor at alepaos ot not ty Dudira hacer tal cose, esate segues ge slnomere no podnova basa ono ne Pero e ouo se gacho. apart cenene oe ime nos euaros carbons encensene'y Ny uso en un toro desu hroiens tes ¥ os frasas no le quemaron los manoes ne Iman lot verios vse Dusievon» il oa I desconocido pans (Que nocne es sta en Ia que haste las Piedad? El hombre, deteniéndose en su camino. res ponaig eon vor suave Es ta Noche Ge Navidad. amigo mio, Je ss, el Sslvador, obabs de nacer ERA SOLO UN POBRE 6 NIBIO COJO. En el campamento de los pastores, en Belén, la noche de Navidad ha- bla quedado solo el pequefio Benjamin, Su perrito, Golias, se empe- jlaba en vano en consolatlo, apoyando la cabeza en las piernas graci- les del pequefio amo, gaftendo y moviendo la cola. ‘Todos los pastores del campamento se habian marchado. Una vi- sion luminosa los habia invitado a tendir homenaje al Rey de Reyes que habia nacido precisamente en aquella noche. Todos se habian ido deprisa, excitacos, levando dones, flautas y zampofias El pequefio cojo Benjamin se habla quedado junto al fuego, con un {gran deseo interior de lorar. Habria sido sélo un estorbo; no habia lo- grado seguir su ritino con su solo pie todo torcido y su muleta. Golias le dio un lametazo afectioso en wna mano En lo alto, en la cupula de tetciopelo negro de la noche, brillé una estrella luminosisima Atoda costa Benjamin tomo una decision, Sorbié las lagrimas, aferro su muleta, se Jevant6 con gran esfuerzo y despues, saltando y apoyandose, se enca- miné en la dlireccién seguida por la estrella. Fodia conseguirio. Em- pleatia todo el tiempo que fuera necesario, pero también él honraria al Rey de Reyes, nacido en aquella santa noche. Golfas movia la cola a jante de éi, ladrando a las cornejas y a i matorrales para animarse. 50 Pero Benjamin caminaba a duras penas de dia; asi que, ifigurarse por la noche! Su muleta se astllaba contra las piedras; mas de una vez el muchacho acabé con la cara contra el suelo por haber caldo en al- ‘gin hoyo, Pero cerraba los pufos y continuaba renqueando; queria llegar a toda costa. Y aquella estrella en el cielo parecia animarlo Se cruzé con pastores que regresaban ya; estaban alegres y contaban lo que habian visto, Alguno invité a Benjamin a desisti, diciendo: «Te lo contaré todo yo mismo». Pero Benjamin respondia: «No, quiero verlo yo». Y, aunque le dolian los brazos, aseguraba enérgicamente su mule- taenlatierra y proseguia, Casi se habia terminado la noche, cuando legé donde la estrella se habia detenido. Era sélo un pobre establo, como tantos otros, par delante de la entrada se movie una extrafa multitud. Habia camellos enjaezados y criados ricamente vestidos, lanzas y cimitarras que cen: telleaban al fulgor de las hoqueras. Golias ladré a los camellos, que ni se dignaton a dirigirle una mirada. Saltando, Benjamin s2 asomé a la puerta del establo, Vio a un hombre en un rincon y en la paja a una mujer de ojos minados por una ternura que inundaba el establo y en su seno a un ni- fio pacificamente dormido. Coftes preciosos ‘Tres personajes de porte austero y misterioso estaban postrados ant el nifio en una actitud lena de veneracion. En cierto momento, un despues del otro, los tres personajes oftecieron al nifio dones, cont dos en unos preciosos coftes. El primero oftecié incienso raris que 80 elevé en volutas clegantes. El niio se desperté ¥ come: toser. El segundo personaje, un mago imponente de piel de c ‘bano, abrio un coftecillo leno de coilares de oro. El :esplando ‘oro amedentro al nifio, que ascondid su pecqueho ros de 'a madre. El tercero puso a los pies del nto mirra enetrante perfume del precioso unguento hizo estornu taba consternado, Con un pobr ABRIR "LAS PUERTAS " ticipardela vida yy dela felicidad | que Dios nos quiere dar. Lainiciativapartede Dios poe su morada entre Ibs hombres. Hay que descubrir su presencia, 4 verle presente en nuestra histora y no quedamos pasivos: hay que hacerlo ‘que sea para vivirto sin 4 mediocridad La proximi- dad de la Navidad nos + inspira este reato: "face muchos afios | en un pequerio pueblo de | Palestina viviaunhombre Mamado Eliab que tent * na pensin donde reci- bia viajeros y caravanas. + Aquella noche helada de diciembre todos oscuar- tos estaban ocupades y 1 ainlaba owas pot esto dejé a su hija Ester como encargada de la | puera. No abras a nadie, | Te avin el padre, por- | ‘que no hay ni una habi- j | MD votes gstmes invtados a par taci6n disponible. Casi a a medianoche timbré 1a puerta, Ester se asomé y mind quienera: Soy Joséy ‘esta es mi esposa Maria; vvenimos fatigados de un Tango viaje y mi sefiora va asermadre. Lamuchacha record6 cuanto le habia dicho el padre, pero a las ssiplicas de los peregrinos no resists. ‘Acomodé os recién | llegados en el cuarto de sus padres. Yapensabaen inse adomir cuando alguien tocaba a la puerta. Delante tenga un hombre que dijo ser el rey Melchor. Eliab empe- 26aiemblary penséen dejar Su cuano al rey de manera ‘que José y Maria tuvieron due irse: pero la muchacha persd mejor dale su propio Euartucho. Acababa de A JESUS arreglar las cosas, cuando sonaron a la puerta. “jHay posada para el rey Gaspar” dijo el nuevo Uegado. A Eliab se le doblaron las rodi- Tas, , Otro rey en su posada? {Dénde podria alojario? fh, si! En la habitacién de su hija, De manera que otra ‘vez tuvieron que mudar José v7 | 4 Lee ———_ y Marfa, Ester pens6 man- arlos ala habitacion donde ‘su mamé lava y plancha. El ‘cuarto era tan cChiquito pero Ja muchacha lo daba de corazén. Por tercera vez alguien tocaba a la puerta. (Hay posada para el rey ‘Baltasar? Eliab casi_se des- maya, Tres reyes en su posa- da, ;Donde hospedar digna- ‘menteal que acaba de llegar? En el cuarto donde tu mami Tava y plancha, le grité a la hija, Ester Uena de tristeza volvié a hablar a los pere- sgrinos: Yo ibaa dormiren el establo para darle una —— posada, si quiere aceptareste Alojamiento, es mejor que dormir a a intemperic. E5e1 tinico que puedo dartes. Lieg6 la medianoche y Fase gba sho que bajo su fstaban tres reyes, cuando le parecio divisaruna fuerte luz vvenfa de afuera: parecfa Estemblo Saiyan pastors le dijeron: ho quisistedarposadaal Rey doles. Reyes. lela tera, Entonces records que su hija abla desalojado a aquellos peregrinos de Ia estimpe David que esperaban un hijo Y.,8e sintié morir. Se acerod imds para ver y ailf estaban Melchor, Gaspar y Baltasar, sus reales .¥ Ie Cerrarone paso, Seid cen. ta de su corazin de piedra y frio como el hielo. Triste y ‘olvidado, el hombre logré ‘verque Maria y foséle daban el nifo a su hija Ester para que lo tuviera en brazos. El nfo sonrid a Eliab y- dos 1dgrimas de arepentimiento le brotaron al viejo hombre: isis le amaba tambien a ayuda de una muleta. ;La muleta! Claro que si. Era la cosa mas precio. ssa que tenia. Se la offeceria al Santo Nifio. Se acercé timidamente. Se apoy6 en el pesebre y alargeé la muleta hacia el nifio. El nifio abrié los ojos y sonrid. Una sonrisa que inundé cle alegria a Benjamin, Después el nitio apreté su pequefio purio en torno a la muleta y se la levé hacia si Lo hizo con una fuerza sorprendente. Benjamin quedé asombrado y se tambale6: estaba a punto de caer. pero no cays. Una caricia Instintivamente bajo el pie. Su pie lisiado y enfermo que nunca habia caminado, Estaba curado, Hasta Gollas, que lo habia seido y lo mi Taba con sus ojazos fieles, ladré de felicidad. Benjamin comprendid que al nifo le habia complacido su regalo y que, a su manera, le habia devuelto una recompensa. Dio un salto para comprobar que estaba curado y después se pos tré de rodillas ante el nifio, le besé la mano regordeta y le 1026 la cara on los labios murmurando muy bajito: «Gracias!n La mama del niio acaricié con ternura la cabeza rizada de Benja- min, que volvi6 a la carrera hacia el campamento. En esta ocasién Go- lias no logré dejarlo atras bude acaborow cb or, C el cucteuso-y le wcrr’? ‘Aunque no lo dieran a entender, los mas excitados eran el burro y el buey. No lograban concliar el sueno. Aquella noche y aquel dia hablan sido maravilosamente caéticos: el nacimiento del nifo, los angeles los pastores, la estrella, y luego la llegada de los tres Reyes con sus mantos de tolas recamadas y sus abrigos de piel y sus exttahos cuadripedos con joroba Y, sobre todo, el relampagueo de los coffes que encerra- ban los regalos traidos por los es Reyes. Todos los habian admirado ahora estaban all, abandonados sobre la paja, mientras la mujer mecia ulcemente al nfo y el varon de manos grandes y fuertes atizaba el fuego y echaba un poco de heno a las dos bestias Entre las rendijas inconexas de la choza, otros dos oj o jos miraban fi- Jamente los regalos de los Reyes. Fran ojos llenos de ingenta astucia No habian perdido un solo detalle de la jornada y ahora observaban Gon interés ol primes bostezo de cansancio aparecico en la boce del varén. Eran los ojos de Dimas, el mas valiente de los rateros d gil y rapido como un huron, So Elnino fie el primero on dormimse, despues la madre se adorzmilo sobre el montén de paja que el varén habia preparado y ordenado. var6n esperd a que el fuego se apagase, después tambien él se tum- bo sobre la paja con un suspito de cansancio y se durmid. El burro y ‘el busy lo imitaron. Un silencio profundo invadio la choza. ‘Un paquete tintineante Dimas se desliz6 en la sombra y se acercé a la puerta. Estaba atranca- da con una viga robusta. No podia desquiciaria: despertara a todos, Examiné las paredes, recorriéndolas con la mano, Se movid una tabla. Dimas intuyd que podia ensanchar la ranura todo lo que fuese necesa- rio para permitirle penetrar dentro de la vieja cuadira. Con habilidad ‘consumada, el muchacho separ6 la tabla tratando de que no chirriara yy se metié por la ranura con los movimientos sinuosos de un gato Se movié ligero, tratando de habituar los ojos a la oscuridad. Los tres coftes estaban bajo la improvisada cuna del nif, luminados por cel timo resplandor de las brasas del fuego. El buey resoplé en el suefio y el asno escarbé en la paja. También ellos sofaban, Dimas contuvo el aliento, inmovil. En la estancia las res- piraciones se habian vuelto regulares. Elmuchacho se movie rapidamente. Cogié los tres cofres y los me- tio en la alforja de tela que portaba en bandolera. Dirigid una mireda al nifio y le parecié percibir una sonrisa en su carita, movi6 los hom bros y salid por la ranura que habia abierto, Cuando estuvo fuers de la cuadra, sonriendo colocé en su puesto la tabla que habia removide para entrar; después se alejé a toda velocidad. Daba grandes saltos de alegria, sosteniendo con sus dos manos el paquete tintineante del robo: Repasaba de memoria el contenido y pensaba excitado en la hermosa suma que cobraria. El mayor de los cofres contenia collares, brazaletes y monedas de oro, el segundo es- taba lleno de incienso purisimo; el tercero tenia una ampolla de pre- ciosisima mirra, Un golpe de fortuna increible. Solo debia ser pruden- tey esconcier todo muy bien. El mundo estaba lieno de ladrones. La sorpresa Entro en la casa por el tejaco, como hacia ordinariamente. No tenia padre ni madre y el viejo pariente que lo albergaba en su casa 20 se reecupaba de él En su pequefia habitacion, bajo el pavimento recubierto de paja, Di- ‘mas habia excavado un nicho en el que guardaba sus cosas preciosas \Tendré escondido durante tunos meses el oro, el incienso y la mi 1a, Después los venderé poco a poco, en Jerusalén o incluso en Da- ‘masco, donde no levantardn sospechas», pensaba. Encendio una lampara de aceite finamente grabada, que provenia del airio de la casa del centurién romano, que andaba buscandola, y examiné el botin, Abrié con cautela el primer cofte y no logré evitar tuna imprecacién airada: «Pero, iquué diablos ha sucedido?». Abrio con furia los otros dos estuches, miré, hurgé, y despues maldijo ota vez con mas rabia. Alguno le habla jugado una broma terrible. Tal vez aquel hombre era mas astuto de lo que parecia. En lugar del oro, el coffe contenia un gran martilio; en lugar del incienso, habia tres grue- 08 clavos; y la ampolleta, en lugar de la mitra refinada, contenia vina gre vulgar. ‘\Casualidades, casualidacies! {Qué hago con esta porqueria? Se la endiigaré a los soldados romanos a cambio de unas monedillas» ‘Tres cruces Pasaron los aos, Dimas se habla convertido en el mas rico e insolente ‘bandido del desierto. Sus hombres realizaban razias en las mas ricas ciudades de Oriente, y el ejército romano se habla visto obligado mu cchas veces a pactar con él. Pero un dia llego de Roma un gobernado: ambicioso de nombre Poncio Pilato que, para hacer carrera y congra- ciarse con los nolables de Jerusalén, decicio capturar a Dimas. Lo lo {gro con una emboscada, 7 Dimas fue condenado a la pena mas err: ble e infamante: la muerte mediante crucifixion. Eran tres los que subian hacia el Gélgota, el lugar de las ejecucio- nes, en fas afueras de jerusalén, donde habian sido preparadas tres ruces. Dimas conocia al veterano bandido ataco junto a él, pero no lograba explicarse 2l tercer condenado. Tenia el rostro noble y leno de bondad, aun bajo ias sefiaies de la tortura, Decian que era un pro- feta de Galiiea de nombre Jestis, que facia milagros, que habia sido condenado porque se habia proclamado Hijo de Dios + Mesias, Los ojos gélidos y feroces de Dimas se cruzaron con los del tercer condenado. Para el bandido todo cambié de manera incomprensible, su rabia feroz se desvanecié y se sintio extrafiamente en paz El verduge comenz6 su miserable tarea con el profeta galileo: em- puio un gran marti y tres gruesos clavos, mientras un soldado em- Papaba una esponja en vinagre. De repente Dimas comprendié, He aqu! los regalos de los Reyes que él habia robado hacia tantos afios en una cuadra de Belén, donde habfa una mujer y un varon y un nifio iAquel nifio era el Mesias! Por tanto, también 61 habia contribuido a ccrucificar al Hijo de Dios. Con las lagrimas en los ojos, Dimas oyé que Jestis decia: «Padre, perdénalos porque no saben lo que hacen». Con la acostumbrada insensibilidad, los soldados se pusieron a discutir para dividirse las ropas de los condenados. Cuando las tres ccruces fueron alzadas con su carga de dolor, la gente comenzd a be- farse de los condenados. Se enfurecian especialmente contra Jesiis. Los jefes del pueblo lo escarecian: «Ha salvado a otros; pues que ahora se salve a st mismo, si es verdacleramente el Mesias elegido por Dios». También los soldados lo escarnecian: se acercaban a jestis, le daban a beber vinagre y le decian: «Si eres realmente el ey de los ju dios, salvate a ti mismon El otro bandido crucificado se habla unido a los escamecedores & insultaba a Jesiis: «No eres el Mesias? Pues sdlvate a ti mismo y a no- sotros», Dimas lo reproché con aspereza: «Tl que estas sufriendo la misma condena, éno tienes ningiin temor de Dios? Para nosotros dos 8s justo pagar el castigo por lo que hemos hecho: en cambio él no ha hocho nada malo». Después afiadi: destis, acuérdate de mi cuando estés en tu reino» Los ojos dei Mesias torturado y moribundo miraron a Dimas con bondad infinita. Después el feroz bandido oyé las palabras mas bellas y amables de toda su vida desastrada: «Te aseguro que hoy estaras conmigo en el paraiso» UNA ENCANTADORA LEYENDA (QUE HA CONMOMIDO AL MUNDO En los dias en que César Augusto era emperador de Roma y Herodes reinaba en Jerusalén, viva en la ciudad de Ecbatana, en ios montes de Persia, un hombre llamacio Artaban, ‘ Era allo y moreno, de unos cuarenta aflos, Los ojos fulgurantes, la frente de sofador y la boca de soldaco lo revelaban como un hombre sensible pero de una voluntad férrea, uno de esos hombres siempre en busca de algo. Artaban pertenecia a la antigua casta sacerdotal de _ os Magos, llamadios adoradores del fuego, Un dia convood a todos sus amigos y les dirigio este discurso, mas 0 menos «lis tres comparieros entre los Magos —Gaspar, Melchor y Balla ‘sar— y yo mismo hemos estudiado las antiguas tablas de Caldea y hemos calculado el tiempo. Cae este afio Hemos estudiado el cielo y hemos visto una nueva estrella, que ha brillado una sola noche y despues ha desaparecido. Mis hermanos ve- Jan en el antiguo templo de las Siete Esietas, en Borsippa, en Babilo- nia, y yo vigilo aqui. i la estrella brilla de muevo, dentro de diez dias ppartiremos juntos hacia Jerusalén, para ver y adorar al Prometido, que hacer Rey de Israel. Creo que la seftal ventira. Me he preparado para 1 viaje, He vendico mi casa y mis bienes y he adquirido estas joyas un zativo, un rubi y una peria— para llevatlas como regalé al Rey. Os pido a vosotres que vengais conmigo en Peregrinacion, para que po- amos encontrar juntos al Principe» Diciendo esto, sacé de un pliegue recéndito de la cintura tres gran- des joyas, las mas bellas jams vistas en e] mundo. Una eta azul como un fragmento de cielo nocturno; otra, mas roja que un rayo de la pues. ta del so}; otra, blanca como la cima impoluta de un monte a mediodia, Pero un velo de duda y desconfianza abatié los rosttos de sus amigos, como la niebla que se levanta de los cenagales hasta ocultar los collados ‘Artaban, esto es s6lo un suefion, dijo uno.¥ todos se marcharon, Artaban se quedé solo y salié a la terraza de su casa. Entonces, alta eneel cielo, perfecta de candor radiente, vio titar la estrella del anuncio, «SAlvame!» Djemal, el mas veloz y resistente de los dromedarios de Artabbén, de- voraba la arena de los desiertos con sus largas patas. Artaban debla Calcular bien los tiempos para llegar a la cita con los ottos Magos. Pa- 80 a lo largo de las pendientes del monte Orontes, excavadas por el ‘curso tortuoso de cien torrentes, Recornié las llanuras de ios Nisenos, donde las famosas manadas de caballos movian la cabeza al acercar sse Djemal, y luego se alejaban al galope con estruendo de pezufas. Atraveso muchos lugares gélidos y desolados, renqueando penosa. mente entre las crestas de las’momtatias azotadas por él viento; se adentré en desflaceros oscuros, siguiendo el cauce rugidor del rio que los habia excavado Estaba a la vista de las murailas llenac de brechas de Babilonia, cuando, en un bosqueeillo de palmeras, vio a un hombre cue yacia bboea abajo en el camino. En la piel, seca y amuarila como peryaninno tenia los sintomas de la malaria, qug se recrudecia en otofio en los gates pantanosos, EI frio de la muerte ya se le habia agarrotado en garganta. Ariaban se detuvo, Tomé al viejo en sus brazos. Era lige: Ie recordaba a su padre. Lo llevo a una posada y pidio al posacero que se cuidara del viejo y que Io hoszedara el resic de sus dias, ago le dio el zafro amino. Espcle Aldia siguiente Artaisan reemprendic mal. cue velaba rozando sélo el terrane Mage? yp./’ habian partido sin esperar a su hermano persa. No querian perder la cita con el Gran Rey Artaban llegé a un valle desierto donde enormes rocas se alzaban entre las retamas de flores doradas. De repente oy6 gritos provenien- tes de la espesura de los arbustos. Se apeé de su cabalgadura y vio a un grupo de soldados que arrastraban a una mujer joven con los vesti- dos hechos jirones, Artabn eché mano ala espada, pero los soldacios eran demasiados y no podia enfrentarse a todos al mismo tiempo la chica noté el aureo circulo alado que tenia en el pecho. Se de- sembaraz6 de la vigilancia de sus verdugos y se arrojé a sus pies «Ten piedad, —le grité—., y salvame, por el amor de Dios. Mi padre ea un comerciante, pero ha muerto, y ahora me han apresado para venderme como esclava y pagar asi sus deudas. Salvamen, Artabén se estremecié, pero se levé su mano a la cintura y con el Tubi compré la libertad de la joven. La chica le bes las manos y huy6 hacia las montafias con la rapidez de un corzo. Las manos vacias Ente tanto Gaspar, Melchor y Baltasar habian llegado a la cueva don- de estaban José, Maria y el pequefio Jesis, Los tres santos Reyes se postraron ante el Nifio y presentaron sus dores, Gaspar habia llevado un magnifico céliz de oro, Melchor ofrecio un incensario del que se elevaban volutas de perfumado incienso. Balta- ‘sar present la preciosa mirra. EI Nifio miré los dones, muy serio. Artaban cortia y cortia. Llegé a Belén en un momento en que de Jas casas se alaaban llantos y llamas, y el aite temblaba como tiembla en el desierto, Los soldados de espadas ensagrentadas, siguiendo las 3 Otdenes de Herodes. mataban a todes los niios menores de dos afcs. Cerca de una casa en lamas un soldado balanceabsa a un nifio desnu- , {2 Suleténdolo por una pierna. Elnito lloraba y patalesba. pe El soldado decia: «Ahora lo suelto, y caerd en el fuego. . y se hata un buen asado». La madre daba gritos lacerantes. Con un suspiro, Ar- taban tomé la ultima joya que le habia quedado, la magnifica perla mAs grande que un huevo de paloma. y se la dio al soldado para que devolviese al hijo a su madre, Asi fue. Ella aferré al nifio, lo estreché en su pecho y huyo. Artaban tard6 mucho en encontrar la cueva donde se escondian el Nifio, Maria y José, José andaba en preparativos para huit y el Nifo es- taba en las rodillas de su madre. Ella lo mecia tiernamente cantando una dulce nana. Artaban cayé de hinojos y se postré rostro en tierra. No se atvevia a levantar su vista, porque no habla traido regalos para el Rey de Reyes «Seftor, mis manos estn vacias. Perdonamen, susurr6, AA final se atrevié a levantar os Ojos. :Tal vez el Nitto dormia? No, 2 fio no dormia. Dulcomente se volvié hacia Artabsin. Su rostro resplandecia, tendid las manitas hacia las manos vaclas del Rey y sonrid,

You might also like