Los humedales son el primero de los dos grupos en los que se
clasifican los ecosistemas mixtos. Concretamente, los humedales conforman la transición entre los ecosistemas de aguas continentales y los ecosistemas terrestres, y se producen en aquellos lugares donde el suelo se encuentra saturado de agua como mínimo una vez al año. Cuando esto ocurre, el suelo queda falto de oxígeno. Así, en estos humedales las comunidades no son ni absolutamente terrestres ni puramente acuáticas. Los humedales se pueden clasificar bajo diferentes criterios como pueden ser su morfología o su estructura. Como decíamos, existen muchos ambientes bajo la catalogación de humedal, quedando incluidas las ciénagas, marismas, pantanos, o turberas, así como los manglares (aunque sean zonas de costa marítima, puesto que el régimen de las mareas produce estas condiciones de inundación periódicamente). Los humedales son de vital importancia para la supervivencia del ser humano según el convenio RAMSAR (Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas), pues es uno de los ambientes más productivos del planeta. Los humedales se consideran cunas de biodiversidad y fuentes de agua de las que dependen numerosas especies vegetales y animales.