Professional Documents
Culture Documents
Debemos tener presente que cuando se estudian los elementos que componen el
Estado, la distancia que media entre estos ingredientes y los que figuran en una
asociació n inferior es muy grande y el sentido que los informa, es también bastante
diferente. Por ello es que debemos tener presente que la teoría de los elementos del
estado ha de considerarse ante todo como el estudio jurídico-político de los mismos,
en la medida de que son componentes de una estructura que es capitalmente política
que es el Estado. Esto nos lleva a la idea de que los elementos contienen sobre todo
una significativa carga política que se traduce habitualmente en su inclusió n dentro de
la Constitució n del Estado, que normativiza en el sentido que le es propio los
elementos que componen al Estado.
Ademá s de los tres elementos tradicionales hay quienes agregan como elemento el fin
del Estado, su justificación, e inclusive, algunos autores como Biscaretti di Ruffia,
agrega al gobierno como elemento del Estado, en cuanto conjunto de instituciones y
ó rganos que lo dirigen, tesis con la cual se pueden suscitar discrepancias, como las
señ aladas por Lucas Verdú y Lucas Murillo, quienes entienden que el gobierno sería
má s bien una concreció n orgá nico-institucional del poder político que se ejerce sobre
los individuos dentro de unos confines.
1
que ello equivale a reducir la idea de Estado exclusivamente a una realidad
corpórea, o estructura físico tangible. Kelsen por ejemplo al identificar el Estado y
Orden jurídico rechaza una concepció n del estado de tipo corpó rea-físico-tangible.
Smend por su parte sostiene que el Estado es antes una realidad espiritual, diná mica
que se integra, incesantemente, mediante procesos personales, funcionales y reales.
Má s allá de las crítica y elementos adicionales que se pueden plantear, hay que señ alar
que esta distinció n de elementos tiene un propó sito didá ctico, en el que la comunió n
de los distintos elementos no es una mera suma aritmética de componentes, sino que
constituye una unidad de acuerdo a la cual entre dirigente y dirigidos surge una
conexió n e interacció n mutua. Dicha conexió n se realiza mediante el derecho, tanto
normativa como institucionalmente, pues el Estado es, como ya hemos reiterado, un
ordenamiento jurídico comprende normas e instituciones.
Otra observació n previa al desarrollo de cada uno de los 3 elementos que componen el
Estado, y asimismo, también, de la separació n del Estado en 3 poderes, refiere a que
precisamente estos grupos de triadas manifiestan las fuentes de la imaginació n
jurídico-política burguesa-liberal, en el sentido de que son la secularizació n de
dogmas religiosos convertidos en teología política: el dogma de la santísima trinidad,
tres personas distintas y un solo dios verdadero se transforma en tres elementos
distintos y un Estado auténtico, o tres poderes distintos, y un solo Estado verdadero.
Dicho lo anterior y como ú ltima observació n, debemos enfatizar que sería un error
confundir al Estado con uno solo de los elementos o subrayar la primacía absoluta de
los mismos, todos ellos son interdependientes y conforman una unidad.
2
Un Estado supone un grupo de hombres y mujeres, pueblo o nació n, que hacen
historia, que luchan por sobrevivir, por mejorar sus condiciones de existencia y que
cooperan en la realizació n de los valores humanos. Entendemos por este elemento a
la multitud de personas que componen un Estado. En el á mbito estatal entonces, el
elemento personal, humano, es el pueblo, quién se manifiesta jurídica y políticamente
como el titular del poder constituyente en los países democrá ticos.
Sabemos que este punto es específicamente sensible y discutible en Chile: ninguna de sus
constituciones históricas ha sido un proceso desarrollado auténticamente de
conformidad a esta idea base del pueblo como titular del poder constituyente: tanto en
1925 como en 1980, el pueblo ha quedado marginado de la construcción de su
Constitución y solo ha sido convocado para refrendar por plebiscito el hecho consumado
constitucional. Incluso en el actual proceso constituyente en curso, es posible apreciar la
relativización que se hace de este principio del pueblo como titular del poder
constituyente, toda vez que su participación en los diálogos ciudadanos es no vinculante
de cara a una nueva Constitución.
El pueblo no es un ente yuxtapuesto, inorgá nico, sino que es una comunidad: el pueblo
en cuanto realidad y concepto jurídico político se compone de individuos, familias,
partidos, sindicatos, asociaciones, etc. Distribuidos territorialmente que han
alcanzado cierto grado de solidaridad mediante una continua interacció n de intereses
y propó sitos a través de la historia.
3
no es el caso de Chile, en el que se nos reputa forzosamente ser nacionales chilenos,
sin má s distinciones).
Luego nos queda por determinar si ademá s del vínculo político, o también sin él,
existen otros vínculos naturales de comunidad: de allí es que desembocamos en la
idea de nació n. Esta idea es relativamente moderna, tiene sus antecedentes en el
Renacimiento y llega a su plenitud con la revolució n francesa y las demá s revoluciones
del siglo XIX y XX. En los albores de la edad moderna las naciones son meros
fenó menos culturales cuyo sentido integrador político deviene exclusivamente de la
persona del rey, que era el promotor del vínculo unitivo entre los pertenecientes a
todo el grupo estatal, como se manifiesta en que muchas fiestas nacionales que aú n
hoy existen fueron originalmente fiestas de la familia real. Posteriormente, será Fichte
en Alemania quien hacia 1807 y 1808, por medio de sus famosos catorce discursos a la
nació n alemana, afirmara que todo pueblo tiene una lengua comú n que constituye una
nacionalidad fuerte y robusta.
4
histórico, se realiza políticamente en el presente y se pretende continuar en el
futuro. Son grupos de población unidos por un lazo de parentesco espiritual que
desenvuelve el pensamiento de la unidad del grupo mismo. A menudo se crea la
identidad nacional a partir de rasgos de unidad que se encuentran en aspectos
culturales comunes como lengua, costumbres, etnia, etc.
5
en una sola familia a toda la humanidad, en la medida de que se alcance la plena
homogeneidad social.
Relación Nación-Estado:
Del otro lado de la vereda, se puede enfatizar que toda nació n representa un conjunto
de vínculos naturales, un complejo de identidades y elementos comunes, que
persiguen cuando no son Estado, convertirse en tal o bien, adquirir un vínculo jurídico
como forma má s só lida y perfecta de comunidad. En ese sentido se puede plantear que
la nació n es el fundamento natural de la idea de Estado.
Con todo, la nació n ni se identifica automá ticamente con el Estado ni debe pretender
identificarse con este, no solo por que la nació n es una entidad colectiva mucho má s
compleja, sino porque histó rica y psicoló gicamente trasciende a la forma política con
la que puede expresarse.
6
encuentren en Chile en servicio de su Gobierno, y de los hijos de extranjeros
transeú ntes, todos los que, sin embargo, podrá n optar por la nacionalidad chilena”
(Art. 10 Nº1). Residualmente en Chile, opera como fuente de la nacionalidad el
principio del IUS SANGUINIS, segú n la cual el vínculo que ata a una nacionalidad está
má s bien dado por el lazo sanguíneo respecto de los progenitores, que el caso de
quienes son chilenos por la vía del numeral 2 del Art. 10: “los hijos de padre o madre
chilenos, nacidos en territorio extranjero”.
En definitiva, podemos decir que dentro de un Estado, hay un grupo humano que
primero refiere a sus habitantes, que segú n nuestra legislació n pueden ser nacionales
y extranjeros. Luego distinguimos a quienes son “nacionales” y finalmente, má s
selecto aú n, quienes son “ciudadanos”, como aquel grupo de nacionales con mayoría
de edad que cuenta con derechos políticos de participació n.
B) Territorio:
Como características del territorio que se predican desde la teoría política tradicional
podemos señ alar las siguientes:
7
1. Unidad jurídica: se encuentra vinculado y sometido directamente a un
ordenamiento fundamental.
2. Indivisibilidad: el territorio es unitario y sobre el se ejerce la soberanía
3. Exclusividad: el Estado ejerce sobre él un poder en forma exclusiva y
excluyente de cualquier otro Estado.
4. Inviolabilidad: ningú n otro Estado puede ejercer poder sobre el territorio de
otro Estado.
8
las infracciones de sus leyes y reglamentos aduaneros, fiscales,
de inmigració n o sanitarios. Esta zona comprende hasta 24 millas
contadas desde la línea de baja marea o línea de base (a las
primeras 12 millas que componen el mar territorial se
sobreponen otras 12 millas marinas que en estricto rigor
constituyen la zona contigua)
3. Zona econó mica exclusiva: Es el espacio situado má s allá del mar
territorial y adyacente a este, y donde el estado ribereñ o tiene
derechos de soberanía para los fines de exploració n y
explotació n, conservació n y administració n de recursos
naturales, tanto vivos como no vivos. Comprende 200 millas
marinas desde la línea de base o línea de baja marea.
4. Alta mar: Es una zona comú n a todos los hombres y mujeres, con
lo cual no forma parte del espacio marítimo de ningú n Estado y
por tanto, no está sujeto a ninguna soberanía ni jurisdicció n de
Estado alguno.
⮚ Espacio Aéreo: Todo Estado tiene sobre la parte del espacio aéreo que se
extiende sobre sus dominios terrestres pleno derecho de soberanía, que se
extiende también al espacio aéreo que está por sobre el mar territorial. La
soberanía respecto a este espacio es por tanto absoluta y no admite la idea de
“paso inocente”.
Para efectos de la circulació n por el espacio aéreo interestatal, sobre la base de
tratados bilaterales que regulan el transporte aéreo se han ido reconociendo
las llamadas “libertades del aire” que refieren fundamentalmente a:
1. Libertad de sobrevolar el territorio de otro Estado sin hacer escalas
2. Libertad de hacer escalas para fines no comerciales como el caso de
efectuar reparaciones, etc.
3. Libertad de llevar pasajeros, carga, correo desde el propio país de la
aeronave a otro país
4. Libertad de llevar pasajeros, carga y correo al país de la aeronave
respectiva desde otro país
9
5. Libertad de llevar pasajeros, carga y correo entre dos países que no son
los de la aeronave respectiva.
C) Poder político:
10
admite a ningún otro, ni por encima de él ni en concurrencia con él. Por
tanto, el Estado es soberano siempre que en la esfera en que su autoridad
es llamada a ejercerse, posee una potestad que no depende de ningún oro
poder.
2. El poder del estado es temporal: poder temporal equivale a poder político,
poder del Estado, poder civil, en oposició n a poder espiritual que equivale a
poder religioso. Es un poder secular por tanto.
3. Monopolio legítimo de la fuerza física: Max Weber ha ejemplificado al Estado
como aquella comunidad humana que dentro de un determinado territorio
reclama para sí, “el monopolio legítimo de la violencia”, en tanto que a las
demá s asociaciones e individuos só lo se les concede el derecho a la violencia
física en la medida en que el Estado lo permite, siendo el Estado la ú nica fuente
del derecho a la violencia.
4. Poder institucionalizado: El estado es el titular del poder y los gobernantes no
ejercen má s que por delegació n las facultades que implica. De esta manera el
poder se divide entre un titular que es el Estado y agentes de ejercicio que son
los gobernantes. El poder, por esta vía, se reintroduce en la concepció n jurídica
del Estado, siendo má s que instrumento de fuerza, la forma má s acabada a la
vez que humana del poder político, que no solo es dominació n material, sino
que fundamentalmente es un poder que tiende ha hacer prevalecer un orden
social que al cabo de todo es su fin y justificació n. El orden político se
institucionaliza en derecho y el derecho es la institucionalizació n del orden.
La institucionalización del poder es la operación jurídica por la cual el
poder político es transferido de la persona de los gobernantes a una
entidad abstracta que es el Estado. El efecto jurídico de esta operación es
la creación del Estado como soporte del poder, independientemente de
los gobernantes. Esta institucionalización hace del poder un elemento
jurídico del orden constitucional, pues es poder organizado mediante
normas jurídicas, que regulan la sucesión y la participación del poder y
delimitan su esfera y su orden.
11
12